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La conquista Artificial

Cuando pienso en Inteligencia Artificial, recuerdo las clásicas películas de tecnología y


futurismo donde las máquinas y los robots conquistan el mundo y superan a los humanos.
Pero ese mundo que parecía lejano y de ficción parece estar más cerca de lo que imaginamos.
Incluso la famosa IA está más presente que nunca. Todos usamos las clásicas herramientas de
"Chat GPT" o servidores similares que tienen detrás una inteligencia artificial con el fin de
resolver tareas y demostrar su efectividad.

Cuando hablamos de inteligencia, solemos asociarla a la característica humana que nos


permite aprender y razonar sobre las situaciones que se nos presentan en el mundo. Por otro
lado, lo artificial hace referencia a algo sintético, objetos creados a voluntad del hombre que
no tienen su origen en la naturaleza. De esta forma, podríamos decir que el hombre es
"antinatural" por su tendencia a crear objetos mediante el uso de su imaginación que lo alejan
cada vez más de la naturaleza para su control y perpetuación.

Así como en la antigüedad los griegos construyeron Antikythera como herramienta


tecnológica de su tiempo para la comprensión y estudio del cosmos, en el 2023 la Inteligencia
Artificial es el sinónimo de la máquina griega que los científicos crearon para la comprensión
de fenómenos que escapan a nuestro alcance. Pensar sobre el tema de la tecnología y las
máquinas no es sencillo. Ni siquiera podemos imaginarnos salir al mundo sin la ayuda de lo
artificial (máquinas, automóviles, smartphones, tabletas). Cualquier tarea y curiosidad
humana necesita de la ayuda tecnológica para su comprensión. Por esta razón, la constante
innovación científica supone un complejo reto de adaptación para todos. La tecnología, los
asistentes virtuales y la IA demuestran la hiper-productividad y eficiencia en tareas asignadas,
cometen una cantidad mínima de errores, no son perezosas como los humanos y brindan la
satisfacción inmediata que promueve su constante actualización para la resolución de tareas
más sofisticadas que permiten el almacenamiento de datos y la aparente comprensión, como
la de un humano, con capacidad resolutiva.

Todo esto me lleva a la siguiente cuestión: ¿Es importante para la Psicología pensar en la
Inteligencia Artificial? ¿De qué forma la tecnología y la IA ayudan a resolver o ponen en
conflicto a la Psicología para la comprensión de la mente humana? Durante mucho tiempo
tenía la vaga noción de que hablar de Inteligencia Artificial y Psicología eran dos polos
opuestos; era como combinar el agua con el aceite. Tenía la impresión de que era indiferente
para la Psicología el desarrollo de la Inteligencia Artificial, ya que nuestra tarea versa sobre la
comprensión del mundo psíquico y el funcionamiento mental. Sin embargo, la Inteligencia
Artificial sirve como modelo de explicación y aproximación a los problemas que han
interrogado a la humanidad en el pasado y se resuelven de forma exitosa.

En el ámbito de la Psicología, podríamos equiparar el desarrollo de la IA con la teoría del


pensamiento y la forma en que los "inputs" y "outputs" se generan en la mente humana. Tal
vez las máquinas y los humanos tienen una similitud en los componentes cognitivos de su
desarrollo. Por esa razón, en este ensayo intentaré abordar la relación de la Inteligencia
Artificial con la Teoría de Piaget sobre la construcción del conocimiento y la evolución por
diferentes fases en el humano que serían "similares" en el desarrollo de la Inteligencia
Artificial para su evolución y funcionamiento.

Convergencia en la Inteligencia Artificial y el pensamiento humano


Encontrar la exactitud entre todos los aspectos de la Teoría Piagetiana y el desarrollo de la
Inteligencia Artificial es complicado debido a la falta de experiencia subjetiva como la de los
humanos. Sin embargo, las similitudes entre la forma de procesar la información y el
desarrollo del pensamiento humano muestran las convergencias entre ambos. Incluso es
probable que, con las actualizaciones de la IA, esta se vuelva equiparable a la "evolución"
humana y le permita experimentar de alguna manera los eventos mediante la subjetividad.

Es importante recordar que Piaget genera su teoría del pensamiento en respuesta a su


proyecto epistemológico sobre la construcción del conocimiento y da una propuesta central
sobre la manera en que nuestro conocimiento se genera a partir de nuestra interacción con el
mundo. Esto podría mantener estrecha relación con el desarrollo de la Inteligencia Artificial,
ya que la conquista de la IA, al igual que la del niño, es insertarse en el mundo y compartir
experiencias con los demás. Cabe mencionar que la IA superó este primer punto si nos
basamos en el hecho de comunicarse con los humanos y responder a problemáticas brindando
una solución efectiva.

Este proceso de situarse en el mundo es el resultado del cambio y progreso de las diferentes
etapas, desde una etapa sensoriomotriz hasta la etapa del pensamiento abstracto. Por un lado,
pienso que la etapa sensoriomotriz sería equiparable al sistema en proceso de construcción,
tal como el niño en la infancia. La IA pasa por un proceso de construcción e integración de
todos sus sistemas, seguida por la etapa preoperacional, equiparable a la categorización y
momentos de organización. Siguiendo la evolución de las etapas, podríamos situarnos en la
última etapa del pensamiento de Piaget, caracterizada por la desmaterialización del
pensamiento, dando paso a la abstracción y complejización. En el caso de la Inteligencia
Artificial, se observa su capacidad abstracta y resolutiva en cuestión de segundos. Para
ejemplificar esto, podríamos observar cómo una IA responde ante determinadas tareas,
incluso siendo capaz de comprender las figuras retóricas de la literatura, implicando una
capacidad simbólica y abstractiva para no ver el lenguaje como algo “concreto”.

Cuando la IA demuestra superar la etapa de operaciones concretas, da un paso más para


situarse en el mismo camino que un adulto que ha desarrollado de forma correcta todas sus
capacidades cognitivas. Sin embargo, es importante mencionar cómo, en las primeras etapas,
el autor francés describe al niño como un realista debido a la dificultad que existe en
diferenciar los aspectos internos y externos, el símbolo del significado y el pensamiento de
las cosas materiales (Piaget, 1984). De la misma manera en que el niño interactúa en su
mundo y da paso a la aceptación de información que no estaba presente anteriormente por sus
padres u otras figuras que ayudan a estructurar, la IA pasó por un proceso similar en un
primer momento con la información que tenía, pero los creadores de estas inteligencias serían
comparables a un "padre", ayudando en el almacenamiento y procesamiento de información
más compleja.

En relación con la evolución de este "realismo", en el capítulo III del texto "La representación
del mundo en el niño" (1984), Piaget menciona lo siguiente: "En el caso del pensamiento,
esta confusión de lo interno y lo externo da lugar, en los estados primitivos, a creencias
paradójicas" (p. 110). En este caso, la evolución de la Inteligencia Artificial es similar a la de
un niño que evoluciona desde estados primitivos y creencias paradójicas hacia avances que le
permiten diferenciar entre los "inputs" y los "outputs", las entradas y las salidas. De esta
forma, es importante mencionar el papel que el psicólogo Jerome Bruner otorga a la
computación en su texto "Actos del significado" (1995) sobre la Revolución Cognitiva,
donde explica la "tecnicalización" del estudio de la cognición y cómo las máquinas son un
modelo de exactitud para explicar los procesos humanos: "El factor clave de este cambio fue
la adopción de la computación como metáfora dominante y de la computabilidad como
criterio imprescindible de un buen modelo teórico" (p. 21).
Como mencioné al inicio, estos inputs y outputs pueden ser comparados con el desarrollo de
la mente humana. De esta forma, la metáfora de la computadora da pie a generar modelos
explicativos con mayor complejidad sobre el desarrollo humano. Mediante el uso de la
ciencia, se abren nuevos paradigmas de estudio que permiten comprender la evolución
humana y la construcción de inteligencias sintéticas (tal como mencioné al inicio). A través
de modelos de entradas y salidas, la similitud entre humanos y robots permite continuar
desarrollando el pensamiento de las inteligencias para que, en el futuro, tengan mayores
habilidades y similitudes con nosotros, avanzando hacia una mayor comprensión. Aunque
esta frase mantiene una buena explicación de lo interno y lo externo, puede resultar
complicado encontrar una exactitud total entre el desarrollo de la teoría Piagetiana y el reflejo
firme del desarrollo del pensamiento humano.

Asimilación y Acomodación
Después de lo expuesto anteriormente, un punto esencial a mencionar sobre la teoría de
Piaget que tendría relación con la IA son los conceptos de asimilación y acomodación. Si
entendemos la asimilación como la acción en la que se incorpora información brindada, es
decir, se “capta” y comienza un proceso de “comprensión” para “acomodar” esa información
hacia retos de mayor complejidad. Tal como sabemos, el proceso de asimilación y
acomodación es extenso y lleva por lo menos 10 años del desarrollo infantil para disuadir el
profundo realismo. Estos procesos conllevan a la “disonancia” cognitiva porque implican un
reacomodo de la información previamente acomodada para aceptar nueva información de
mayor complejidad. Un ejemplo de la asimilación y acomodación podría ser vista en las
bases de datos o construcción de software que popularmente conocemos como las
“actualizaciones” de software que permiten añadir nuevas temáticas o corregir errores.
Finalmente, estas actualizaciones son el fiel reflejo de una actualización humana.

Desde este enfoque Piagetiano, se le presenta un reto al “nivel” de desarrollo de la


Inteligencia Artificial que debe resolver y que posteriormente tendría un avance en su
evolución por la ampliación de su conocimiento; en otras palabras, sería como subir
escalones de desarrollo. Similar al desarrollo infantil, la inteligencia transcurrió de un
pensamiento más simple a uno más evolucionado. El concepto de teoría genética entra como
elemento central al usarlo como un proceso evolutivo.
Finalmente, un amplio tema de discusión sobre el desarrollo de la Inteligencia Artificial es el
uso del lenguaje como herramienta y como un reflejo de los procesos de pensamiento. De
acuerdo con algunos teóricos, el lenguaje era una característica esencial del ser humano, una
función cognitiva que diferenciaba al hombre del animal y permitía expresar los
pensamientos. A través del lenguaje nos comunicamos y tenemos la capacidad de estructurar
y expresar de manera coherente nuestras ideas. Sin embargo, los estudios sobre el desarrollo
de la Inteligencia Artificial revelan un error en esta consideración humana cuando las
máquinas comienzan a comunicarse con nosotros mediante nuestros signos. Las herramientas
universales y traductoras de idiomas son un ejemplo de cómo los algoritmos y las técnicas de
"decodificación" permiten comprender nuestras ideas sin importar el idioma que estemos
utilizando. De esta manera, la IA encarna la Torre de Babel, con la capacidad de entender
todo en un instante, pero sin comprender verdaderamente el significado detrás de las
palabras.
Agregar lo de cultura
Después de abordar los puntos centrales que mencioné y responder a la pregunta planteada al
inicio, a la psicología le concierne reflexionar sobre el uso de la inteligencia artificial, ya que
desarrolla modelos explicativos para el avance de la ciencia de una manera mucho más eficaz
que las antiguas teorías del pensamiento. Sin embargo, no puedo evitar concluir este ensayo
considerando nuestra propia característica humana. Si la IA demuestra ser más eficaz en áreas
que el ser humano, solo nos queda apelar a nuestras imperfecciones, nuestra tendencia
mágica y de participación, en palabras de Piaget (página 144). Nuestros aspectos infantiles
constituyen parte de nuestra personalidad. Tal vez la IA no experimenta estos sentimientos,
pero solo el futuro puede desarrollarlos y complejizar la discusión sobre lo artificial y lo
humano.

Referencias Bibliográficas
PIAGET, J. (1984) Capítulo III, “Los sueños”. Capítulo IV, “El realismo y los orígenes de la
participación”, “La representación del mundo en el niño”, ed. Javier Morata (Mejía
Lequerica, Madrid) P.85-149.

BRUNER, J. (19

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