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Unidad 1. ¿Cómo identificar el hostigamiento y el acoso sexual?

Objetivo

Detectar las conductas de hostigamiento o acoso sexual a partir de la


comprensión de las definiciones normativas, la perspectiva de género y las
causas que originan su ocurrencia.

Introducción

Identificar el hostigamiento sexual (hs) o el acoso sexual (as) es una de


las primeras acciones que deben realizar las personas que brindan atención a
las víctimas. Para ello, es indispensable conocer cómo se definen y
caracterizan esas conductas en dos fuentes de obligada referencia: la
primera es el marco jurídico-normativo; y la segunda, lo que la perspectiva
de género como herramienta de análisis, nos aporta. Ambas fuentes son
básicas para saber “encuadrar los hechos a lo establecido en la ley”,
confirmar si corresponden a hostigamiento o acoso sexual y brindar una
adecuada atención a las víctimas.

Por ello, en esta Unidad trabajaremos tres temas:

• La definición del hostigamiento y el acoso sexual, destacando las


principales características atribuidas desde la normativa y la perspectiva
de género.
• Las conductas que constituyen hs y as, así como las causas y
consecuencias que tienen en las personas y en los entornos laborales.
• Por qué ocurren el hostigamiento y el acoso sexual.

Tema 1. Definiciones de hostigamiento y acoso sexual

En México contamos con leyes y disposiciones normativas que definen el


hostigamiento (hs) y acoso sexual (as), destacando los daños que infringen en
la integridad, en la salud y en los derechos de las personas que lo viven; y en
tanto son delitos que entrañan violencia, también establecen el tipo de
sanciones que ameritan.

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A continuación, revisaremos definiciones y elementos comunes en nuestro
cuerpo normativo, en especial lo señalado en la Ley General de Acceso de las
Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV, 2007).

El hostigamiento sexual y el acoso sexual son expresiones de violencia, se


manifiestan en conductas de naturaleza sexual no recíproca y connotación
lasciva, que atentan contra la integridad física, psicológica, económica y contra
los derechos humanos, en especial de las mujeres. En ambos casos hay un
ejercicio abusivo de poder que lleva a un estado de indefensión y de riesgo a la
víctima.

Tres aspectos nos interesan resaltar de las definiciones normativas en común


delhs como el as:

• Son expresiones de la violencia sexual;


• Son conductas lascivas, es decir de carácter sexual; y
• Son producto del abuso del poder

Y en general, se destaca que el hostigamiento y el acoso sexual son:

• Formas de violencia sexual que se pueden expresar a través de


comportamientos verbales, físicos o su combinación.
• Implican abuso de poder, generan indefensión en las víctimas y se
constituyen sobre el aprovechamiento del ejercicio de autoridad o la
intimidación a las personas, exista o no relación laboral jerárquica.
• Actos de índole sexual y connotación lasciva, indeseadas, no
recíprocas, inapropiadas y ofensivas que llevan a un estado
de intimidación, indefensión y conllevan una naturaleza traumática
para las víctimas, las cuales, como ha enfatizado la SCJN, pueden o no
incluir contacto físico.

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De acuerdo con la LGAMVLV, la diferencia entre hs y as es:
Hostigamiento Sexual Acoso Sexual
Se ejerce de parte de una persona con Ocurre entre personas con posiciones
una posición jerárquica para jerárquicas homólogas o de parte de
obtener alguna satisfacción a través alguien que ocupa una posición menor a
de ofrecimientos o amenazas la de la persona acosada. Puede ocurrir
relacionadas con la situación laboral en escuelas, en los hogares, en el
de la persona subalterna. transporte público o en el trabajo.

Otros elementos de las definiciones normativas

Las definiciones de hostigamiento y acoso sexual no son exclusivas de la Ley General de


Acceso de las Mujeres a una Vida libre de Violencia. También existen en otros
ordenamientos como la Ley Federal del Trabajo y el Código Penal Federal, ya que el
movimiento amplio de mujeres ha posicionado el tema en las agendas de los distintos
órdenes y ámbitos de gobierno. También nuestra Suprema Corte de Justicia de
la Nación se ha pronunciado al respecto, recuerda descargar esta resolución
en el apartado de “Recursos” en el sitio del Curso.

¿Qué consecuencias tienen el hs y as?

Como parte de la identificación del hostigamiento y acoso sexual que


realizan de primera instancia quienes atienden a las víctimas, es
fundamental reconocer los efectos y daños que estas conductas tienen
sobre quienes lo padecen.

Los efectos dañinos de estas conductas son a todas luces tangibles, ya que
ambos comportamientos afectan la salud física, emocional y la estabilidad
laboral de las víctimas, ubicándolas en posiciones vulnerables y de
discriminación, afectando sus derechos laborales ante de la falta de
respuestas institucionales oportunas y favoreciendo el estigma que sufren las
víctimas al ser consideradas como quejosas o conflictivas en los entornos
laborales.

Quienes experimentan este tipo de violencia se enfrentan a situaciones de


mucho estrés, ansiedad, depresión, miedo, nerviosismo, baja autoestima,
trastornos de sueño, dolores de cabeza, problemas estomacales, dificultad
para concentrarse y bajo desempeño, entre otros.

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Debe tenerse en consideración que la ocurrencia de estas conductas en los
ambientes laborales no solo afecta a las víctimas. Las consecuencias
trascienden e impactan en la cultura de las instituciones y sociedades, en
donde se anida la tolerancia, se omite la toma de acciones oportunas, se
propicia la impunidad, la prevalencia de la discriminación y de ambientes
contaminados por la hostilidad y la violencia.

Veamos a continuación una sistematización de las consecuencias en distintos


niveles:

Para las víctimas: • Sufrimiento psicológico: como humillación,


disminución de la motivación, pérdida de
autoestima.
• Cambio de comportamiento, como aislamiento,
deterioro de las relaciones sociales.
• Enfermedades físicas y emocionales producidas
por el estrés, llegando incluso al suicidio.
• Riesgo de pérdida de trabajo.
Para las y los • Disminución de la productividad de la empresa
empleadores: debido a:
- peligro del trabajo en equipo,
- desmotivación,
- absentismo.
• Alta rotación de recursos humanos.
• Gastos de procedimientos administrativos e
indemnizaciones.
• Dificultad para llenar las vacantes en aquellos
lugares de trabajo señalados por problemas de
acoso sexual.
• Deterioro de las relaciones laborales.
Para la sociedad: • Costes a largo plazo para la reintegración de las
víctimas.
• Incremento de la violencia de género, violencia
laboral, discriminación en el empleo, segregación
ocupacional.
• Gastos en procesos legales y penales.
• Dificultad para el acceso de las mujeres a trabajos
de alto nivel y buenos salarios, tradicionalmente
dominados por los hombres.
Fuente: OIT. Género, salud y seguridad en el trabajo Hoja informativa

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Tema 2. ¿Qué conductas constituyen hs y as?

Una forma práctica de detectar el hostigamiento sexual y el acoso sexual,


es identificar las conductas a través de las cuáles se manifiesta. En el
Código de Ética de la Administración Pública Federal, artículo 5, fracción
IV se enlista las 17 conductas que pueden considerarse como tales.

A continuación, revisa las 17 conductas que constituyen hostigamiento o acoso


sexual:

1. Señas sexuales: Realizar señales sexualmente sugerentes con las manos


o a través de los movimientos del cuerpo.
2. Tocamientos: Tener contacto físico sugestivo o de naturaleza sexual,
como tocamientos, abrazos, besos, manoseo o jalones.
3. Favores sexuales: Hacer regalos, dar preferencias indebidas o
notoriamente diferentes, o manifestar abiertamente o de manera indirecta
el interés sexual por una persona.
4. Agresiones: Llevar a cabo conductas dominantes, agresivas, intimidatorias
u hostiles hacia una persona para que se someta a sus deseos o intereses
sexuales, o al de alguna otra u otras personas.
5. Espiar: Espiar a una persona mientras ésta se cambia de ropa o está en el
sanitario.
6. Chantajes: Condicionar la obtención de un empleo, sus condiciones o su
permanencia en éste, a cambio de aceptar conductas de naturaleza
sexual.
7. Represalias: Obligar a la realización de actividades que no competen a sus
labores u otras medidas disciplinarias, en represalia por rechazar
proposiciones de carácter sexual.
8. Condicionar: Condicionar la prestación de un trámite o servicio público o
evaluación escolar a cambio de que la persona usuaria, estudiante o
solicitante acceda a sostener conductas sexuales de cualquier naturaleza.
9. Piropos: Expresar comentarios, burlas, piropos o bromas, con connotación
sexual, hacia otra persona referentes a la apariencia o a la anatomía,
sean presenciales o a través de algún medio de comunicación.
10. Bromas: Realizar comentarios, burlas o bromas sugerentes respecto a su
vida sexual o de otra persona, sean presenciales o a través de algún
medio de comunicación.
11. Insinuaciones: Expresar insinuaciones, invitaciones, favores o propuestas
a citas o encuentros de carácter sexual.

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12. Denigrar: Emitir expresiones o utilizar lenguaje que denigre a las
personas o pretenda colocarlas como objeto sexual.
13. Preguntas sexuales: Preguntar a una persona sobre historias, fantasías
o preferencias sexuales o sobre su vida sexual.
14. Exhibir: Exhibir o enviar a través de algún medio de comunicación
carteles, calendarios, mensajes, fotos, afiches, ilustraciones u objetos con
imágenes o estructuras de naturaleza sexual, no deseadas ni solicitadas
por la persona receptora.
15. Difamar: Difundir rumores o cualquier tipo de información sobre la vida
sexual de una persona.
16. Humillar: Expresar insultos o humillaciones de naturaleza sexual.
17. Exhibicionismo: Mostrar deliberadamente partes íntimas del cuerpo a
una o varias personas.

Las 17 conductas que hemos revisado ejemplifican qué debemos


entender y señalar como hostigamiento y acoso sexual, no obstante, las
víctimas de estos comportamientos e incluso las personas que participan
en instancias encargadas de atender casos, enfrentan dificultades para
reconocerlas, ya que son vistas como normales o naturales. En el
siguiente tema profundizaremos sobre este punto.

De acuerdo al numeral 29 del Protocolo, el Comité de Ética podrá remitir la


denuncia inmediatamente al OIC o a la Autoridad investigadora si se trata de
alguna o algunas de las siguientes 9 conductas:

1. Tener contacto físico sugestivo o de naturaleza sexual.


2. Hacer regalos, dar preferencias indebidas o manifestar abiertamente el
interés sexual.
3. Recibir tratos dominantes para someterte a deseos sexuales.
4. Condicionar prestaciones o servicios públicos a cambio de sostener
conductas sexuales.
5. Condicionar la obtención, la permanencia o las condiciones en el trabajo
a cambio de sostener conductas sexuales.
6. Recibir represalias por rechazar proposiciones sexuales.

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7. Ser espiada/o cuando estás en el sanitario.
8. Expresar insultos o humillaciones de naturaleza sexual.
9. Mostrar deliberadamente partes íntimas del cuerpo a una o varias
personas.

Ciertamente espiar, humillar, condicionar, pedir favores sexuales, realizar


represalias, agresiones, tocamientos, chantajes y exhibicionismo, entrañan
un comportamiento indigno en el ambiente laboral del servicio público y son
subrayadas con respecto a las demás por la necesidad de alertar y
sensibilizar sobre la importancia de una cultura de cero tolerancia
institucional y pronta denuncia ante las mismas.

Las 17 conductas que hemos revisado ejemplifican qué debemos


entender y señalar como hostigamiento y acoso sexual, no obstante las
víctimas de estos comportamientos e incluso las personas que participan
en instancias encargadas de atender casos, enfrentan dificultades para
reconocerlas, ya que son vistas como normales o naturales. En el
siguiente tema profundizaremos sobre este punto.

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Tema 3. ¿Por qué ocurren el hs y as?

En este tema enfatizaremos las principales causas que originan y provocan la


persistencia del hostigamiento y acoso sexual, ubicando así las respuestas al
porqué es tan difícil que estas conductas sean detectadas y reconocidas
como indebidas y ser sancionadas.

Para tal fin será necesario recurrir a la perspectiva de género (PEG), por ser
un enfoque teórico y político que abona a comprender como se construyen
las relaciones entre mujeres y hombres; así como los mensajes y
asignaciones mediante los cuales diferentes sociedades definen lo "femenino"
y lo "masculino".

Es importante que tengas presente que la PEG aporta elementos importantes


para comprender las causas que propician el hostigamiento y acoso sexual
como expresiones de abuso de poder entre los sexos.

De acuerdo con la perspectiva de género, el hostigamiento y el acoso sexual,


son resultado de la desigualdad de poder y la división sexual del trabajo, que
mantiene a los hombres en una posición privilegiada y a las mujeres en
desventaja y vulnerabilidad. Aunado a ello, la educación y las creencias han
configurado una estructura de privilegios masculinos que los hace figurar de
manera natural en la vida pública y además les concede control sobre el
cuerpo, la vida y la sexualidad de las mujeres. Esta es la principal causa de
múltiples formas de violencia sexual, siendo el hostigamiento y acoso una de
las más frecuentes en los espacios laborales.

En este orden de ideas, las ventajas masculinas van de la mano con el


"poder" ya que otorgan privilegios para decidir; controlar; acumular y
disponer de más recursos; situaciones que en la vida cotidiana se traducen
en desigualdades en ingresos, salarios, tipos de trabajos, ejercicios de
derechos, representación política, entre otras.

Estos privilegios también se expresan en los ambientes laborales generando


desigualdades y condiciones propicias para que se produzcan el
hostigamiento y el acoso sexual, en tanto que:

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• Al hombre le ha sido asignado un rol dominante hacia los cuerpos, la
sexualidad y la vida de las mujeres, alentando comportamientos de
hostigamiento y acoso sexual como piropos, actos de asedio sexual,
chistes, burlas o insinuaciones, sin consentimiento o reciprocidad como
forma de demostrar el modelo de masculinidad dominante.
• En contraste las mujeres son colocadas en desventaja para ejercer sus
derechos y decidir con libertad de manera que les cuesta trabajo poner
un alto a este tipo de conductas y cuando lo hacen, no se les toma en
cuenta porque se cree que es su forma de "hacerse la difícil y darse su
lugar" pues las mujeres que aceptan abiertamente su deseo sexual son
consideradas no valiosas.

A continuación, te presentamos tres causas que consideramos, propician


la ocurrencia del hostigamiento y el acoso sexual en la Administración
Pública Federal.

Ambientes laborales masculinizados

La división sexual del trabajo ha sido una estructura primaria de la organización


social, que colocó desde siempre a los hombres, en el mundo del trabajo a
cambio de un pago, salario o ingreso.

Entre el siglo XVIII y principios del XX, primero en Europa y posteriormente en


nuestras latitudes, las mujeres empezaron a participar en dicho mundo, como
maestras, enfermeras, costureras, artesanas, secretarias, oferentes de servicios
personales o de cuidado, actividades todas “afines” a los roles asignados a su
sexo. Como resultado de la necesidad y de sus luchas sociales, éstas han
incrementado su incursión en el mercado laboral, ocupando profesiones y
posiciones predominantemente desempeñadas por los hombres.

Otro dato ilustrativo de las posiciones diferenciadas de la participación laboral


de las mujeres es su alcance porcentual en puestos de dirección en la APF, el
cual es significativamente menor respecto al de los hombres, como se muestra
en la siguiente tabla:

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Gráfico 1. Distribución porcentual por sexo de funcionarios públicos en puestos de altadirección en 20
instituciones seleccionadas de la Administración Pública Federal. 2017

La mayor participación de los hombres en general y en cargos de decisión y


poder, conlleva un predominio de sus visiones, estilos, autoridad, reglas
explícitas o implícitas, formas de relacionarse y en general un ambiente
laboral masculinizado o en donde los significados de la interacción grupal
están influidos por el machismo y sus formas de pensar y actuar como
hombres, en especial con relación a su sexualidad y a los cuerpos y la
sexualidad de las mujeres.

Es decir, que en dichos ambientes los acercamientos corporales, toqueteos,


albures, acosamientos, risas, expresiones de sus deseos sobre el cuerpo de otras
u otros, son comunes y se concibe como formas inherentes de la masculinidad
generando climas de impunidad al acoso y el hostigamiento. Si a esto se le
suma la ventaja de los hombres en las posiciones de poder, podemos concluir
que la estructura laboral de la mayoría de los espacios propicia el abuso
disfrazado de caballerosidad, coqueteos, chistes, bromas y restringe la sanción,
pues al decir de teóricas como Celia Amorós, se extiende y normaliza la
complicidad masculina (que llegan asumir mujeres y hombres) en torno a un
valor altamente compartido: Los hombres tienen derechos sobre las
mujeres.

El ambiente laboral masculinizado tiende a normalizar y por lo tanto a volver


invisibles las conductas de hostigamiento o acoso sexual. Cambiar estas
percepciones sobre sí mismos y la formas en las que los hombres (aunque no
son los únicos) se relacionan con las mujeres, es el gran desafío de la prevención
para propiciar en todo espacio y ambiente, el respeto a las mujeres y a toda
persona, a sus derechos, libertad psicosexual y vidas.

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Los estereotipos de género

Los estereotipos de género también promueven que el hostigamiento y el


acoso sexual ocurra.

De acuerdo con Laura Clérico (2018)1, los estereotipos trabajan


constantemente en la mente y hay que cuestionarlos cada vez que
aparecen.

¿Qué son los estereotipos de género?

los atributos de mujeres y hombres, los rasgos de

físicas y de apariencia, ocupaciones y orientación sexual


que incentivan comportamientos.

Por lo que, si los estereotipos son negativos, los comportamientos podrán


generar consecuencias indeseables en quiénes se les aplican. De ahí la
importancia de erradicarlos y tener consciencia de ellos.

Se considera que los estereotipos relacionados con la sexualidad son


promotores del acoso y el hostigamiento ya que atribuye a mujeres y hombres
comportamientos de continua y desmedida actividad sexual, para ellos, que
justifican el asedio y el apetito irrefrenable con el que se los concibe.

En contraposición, se espera que las mujeres sean sexis, serviciales, coquetas,


femeninas o seductoras al vestir, siempre y cuando no se excedan o
“provoquen” el impulso o deseo sexual (incontenible) de los hombres, porque
deberán aceptar las consecuencias sin quejarse.

Clérico. Hacia un análisis integral de estereotipos: desafiando la garantía estándar de imparcialidad en Revista
1 Laura

Derecho del Estado, número 41, 2018. Disponible en:


https://www.redalyc.org/jatsRepo/3376/337657562003/html/index.html

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El refrán: “el hombre llega hasta donde la mujer lo permite” es una de las
creencias que reflejan este doble juego de los estereotipos mediante el cual los
hombres tienen "luz verde" para satisfacer sus deseos sexuales, mientras se
pone a las mujeres en el contradictorio papel de seducirlos haciendo caso
omiso de sus extralimitaciones sin permitir que éstas sean excesivas, pues de
inmediato serán tachadas y su sexualidad será duramente cuestionada. Esta
dinámica de coqueteo encubre una forma de operar que sujeta a mujeres y
hombres en un juego de complicidades y resistencias que se entreteje y
naturaliza para minimizar y generar permisibilidad.

Por lo tanto, el arraigo de estas creencias en las mentalidades y formas de


organización del trabajo contribuye a la naturalización de conductas y climas
organizacionales que toleran las conductas abusivas.

Los estereotipos imperan con respeto a las víctimas o personas victimarias


de hostigamiento o acoso. Las siguientes creencias y prejuicios tienden a
culpabilizar a las mujeres y a minimizar el comportamiento de los hombres,
señalados por los datos estadísticos como principales perpetradores (En
2019, en la APF, el 77% de las denuncias fueron presentadas por mujeres y
el 74% de las personas denunciadas fueron hombres).

En el caso de las víctimas:

• “Seguramente lo provoco”
• “Se insinuó, por su comportamiento o vestimenta”
• “Las mujeres dicen que no les gusta, pero en el fondo lo disfrutan”
• “La víctima debería sentirse halagada, en el fondo desea que esto pase”
• “La mayoría de las mujeres denuncian falsamente”
• “Cuando dicen NO en realidad quieren decir que Sí”

En el caso de los victimarios:

• “Pero si es un señor muy respetable que además está casado”


• “Es un caballero, un hombre casado y decente”
• “Es una persona finísima que no se puede andar fijando en cualquiera”
• “Siendo toda una autoridad en la institución es incapaz de hacer algo así”
• “Tal vez quieren atacar al jefe porque es muy exigente”

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• “Él no puede acosarla porque tiene su mismo nivel incluso es el chofer,
cómo creen”

Tolerancia e impunidad

Las causas señaladas anteriormente se entrecruzan con otra que implica


omisión e incluso, deliberado rechazo a la denuncia, y por tanto, a la adecuada
investigación y sanción de aquellos climas y conductas de acoso y
hostigamiento sexual en las organizaciones laborales.

La omisión frente a los casos de hs o as, definitivamente generan un clima de


impunidad que desalienta la denuncia y la solidaridad con las víctimas debido
a que prevalece el miedo y la desconfianza al actuar en las instituciones.

Grupos focales realizados por INMUJERES 2 , señalan que la cultura del


autoritarismo propia de nuestro país y específicamente de la Administración
Pública Federal, opera como un caldo de cultivo para la impunidad, ya que el
“respeto” a las jerarquías inhibe la investigación y sanción hacia los jefes o
quienes ostentan el poder y la autoridad. Esta inhibición no es resultado de
actos que buscan anticiparse al castigo, sino también son el producto de
miedos fundados a las consecuencias que se han registrado cuando una
autoridad se cuestiona, sobre todo si se trata de una autoridad masculina
jerarquizada. En este nivel, las complicidades masculinas se consolidan y los
mecanismos para estigmatizar a las víctimas se activan con fuerza inusitada
haciendo uso de los estereotipos antes señalados.

En suma, la falta de confianza o el miedo ante las autoridades, la vulnerabilidad


mientras se realizan los procesos de investigación, la falta de respuestas
adecuadas ante las quejas, el excesivo tiempo que toma la justicia, el miedo a
los despidos, el señalamiento público como personas conflictivas entre los
ambientes laborales, así como los procedimientos engorrosos y largos
justifican la débil cultura de la denuncia tanto como la ausencia de
sanciones que retribuyan la dignidad y el sentido de justicia de las víctimas,
y por tanto fomentan ambientes de tolerancia e impunidad ante el hs y as.

2 Grupos realizados en el 2019, para pilotear los cursos del Instituto Nacional de las Mujeres.

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La naturalización de la violencia

Los ambientes masculinizados, los estereotipos de género y la falta de


mecanismos para la denuncia sumados a la impunidad; propician que la
violencia sexual (y otras expresiones de violencia), se naturalicen, lo que
significa que ocurre por largo tiempo a la vista de todas las personas, sin que
nos demos cuenta y en la mayoría de las ocasiones tampoco identificamos
sus modos de operar. De ahí, la gran dificultad para detectarla.

Como se está revisando en este tema, desde la perspectiva de género, el


abuso de poder que origina el acoso y el hostigamiento sexual proviene de
las desigualdades y de las concepciones estereotipadas sobre el papel de las
mujeres y de los hombres en la sociedad. Dichas concepciones se reflejan en
los ambientes laborales a través de la segregación ocupacional, el clima
organizacional y el irrespeto a las normas que los y las servidoras públicas
debemos acatar y cumplir. Normas que disponen y promueven la no
discriminación como valores fundamentales de la práctica cotidiana del
servicio público. No obstante, la experiencia nos indica que estas causas no
siempre son fáciles de advertir ya que la cultura NATURALIZA su expresión.

La naturalización de la violencia es un concepto que se utiliza para hacer


referencia a ese proceso de invisibilización de la construcción del género el
cual explica, como hemos visto, que el lugar de las mujeres y de los hombres
en la sociedad no es resultado de la diferencia sexual sino de la
representación que se hace de ella. Por ello, como bien lo ha señalado
Bourdieu, la dominación masculina aparece en el imaginario social como
"algo dado o normal” que corresponde a la idea de superioridad masculina
prevaleciente en el pensamiento occidental. De esta suerte, aparece como
"natural" o "normal" que los hombres agredan o golpeen a las mujeres o que
abusen de su cuerpo y su sexualidad. ¿Por qué no, si hasta el contrato
conyugal lo ha permitido? ¿Por qué no, si ha sucedido por largo tiempo y lo
han hecho los hombres de generación en generación? ¿Por qué no, si ellas lo
provocan?

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Así podríamos continuar preguntándonos una serie de situaciones del sentido
común que nos reflejan el peso de la naturalización de la violencia, el cual
debemos reconocer en nuestras propias ideas y creencias para cuestionarlo y
evitar que sea un filtro que medie la detección del acoso y el hostigamiento
sexual que debe realizarse durante la atención de primer contacto.

Por lo anterior, te invitamos a revisar a continuación, las siguientes ideas


que, hemos identificado, naturalizan el acoso y el hostigamiento sexual,
dificultando su detección:

• Aunque son conductas que se pueden manifestar de manera física,


verbal y no verbal o de forma combinada, suelen realizarse de forma
sutil, oculta o con intención de secrecía (como lo ha señalado la SCJN).
• Además, se considera que es parte de la naturaleza y de la identidad
masculina, que los hombres expresen piropos y aborden con
intenciones sexuales a las mujeres.
• Lo anterior, se complementa con la creencia que considera que las
mujeres dan pie, al coquetear o no poner límites claros a las
proposiciones masculinas.
• Asimismo, se suele asumir que las mujeres malinterpretan expresiones
“bien intencionadas” descalificando su sentir o incomodidad.
• En ocasiones, cuando el acto proviene de una persona con posición de
jerarquía, se lee como un acto de “distinción” que lejos de tomarse
como hostigamiento se espera sea visto como “favoritismo”.
• Se asume tácitamente una complicidad entre hombres y aceptación
grupal o social ante la persona con poder y juzgamiento hacia la
víctima, si esta expresa molestia, desacuerdo o indignación.
• Existe una creencia popular que dice: cuando las mujeres dicen NO en
realidad quieren decir SÍ, porque es parte de su ser femenino recibir
halagos o ser seducidas.
• Las víctimas no siempre cuentan con elementos tangibles para
demostrar su ocurrencia y dar credibilidad a la denuncia.

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Estas y otras causas definitivamente naturalizan la violencia sexual
dificultando la capacidad de detectar conductas de hostigamiento o acoso
sexual. Tener consciencia de ellas es importante para advertir tanto los
propios prejuicios como las formas en que el abuso de poder se despliega
para asediar a las víctimas e inhibir su defensa.

Como hemos analizado, las violencias contra las mujeres se naturalizan y


normalizan, a través de expresiones y conductas cotidianas que se aceptan
como "formas de ser de los hombres" y de relacionarse con las mujeres y se
asumen inevitables y "normales". Como recordarás, las conductas de
hostigamiento y acoso sexual son resultado de creencias, costumbres y
estereotipos de género que constituyen violencias las cuales pueden llegar a
escalar a hechos graves como el feminicidio.

Sobre el Consentimiento

Antes de concluir esta unidad, cuyo propósito ha sido reforzar la


comprensión de las definiciones normativas y de aquellas que, desde la
perspectiva de género, se han producido sobre el hostigamiento y el
acoso sexual, conviene reflexionar sobre el Consentimiento. Concepto de
gran relevancia jurídica y que el Protocolo establece como un elemento
para valorar la ocurrencia o no, de estas conductas.

Al respecto, recuerda revisar los aportes teóricos de Yolinliztli Pérez Hernández


que puedes descargar en la sección de “Recursos” del curso.

Unidad 1 18
Conclusión de Unidad

Como hemos visto en esta Unidad, existen diferentes factores como las
desigualdades de poder, los estereotipos de género y la tolerancia
institucional, entre otros que favorecen y propician una débil cultura de
denuncia, de prevención, atención y sanción de estas conductas indeseables
y dañinas para víctimas y los ambientes laborales.

Aunado a la gran dificultad para detectar e identificar el hostigamiento o


acoso sexual, todo ello favorece prácticas propias de una cultura machista
que normaliza las violencias contra las mujeres, es decir, que éstas en
cualquiera de sus formas, se piensan y viven como algo común o incluso
parte de la identidad y de las relaciones entre hombres y mujeres.

Ahora ya tienes muchos más elementos para poder comprender porqué


ocurren este tipo de conductas y sobre todo para contribuir a desnaturalizar
la violencia contra las mujeres.

Unidad 1 19
¿Qué aprendimos en esta Unidad?

En esta primera Unidad aprendimos, que:

• El hostigamiento sexual y acoso sexual son:


▪ Conductas indebidas que suelen ocurrir en secrecía, reforzando
condiciones de vulnerabilidad de las víctimas, ocasionando daños
en víctimas y en ambientes laborales.
▪ Actos discriminatorios y violatorios de los derechos humanos,
debido a que vulneran la libertad psicosexual, la integridad corporal
y el derecho a una vida libre de violencia.
▪ Formas de violencia sexual que se ejerce principalmente contra las
mujeres.
• El reconocimiento de estas conductas está claramente identificado en
la normativa institucional.
• La perspectiva de género nos permite observar y comprender el juego
de los mandatos de género, los cuales normalizan la violencia
provocando ambientes cómplices a la actuación de quienes acosan u
hostigan sexualmente.
• Las principales causas de hs y as son: los ambientes laborales
masculinizados, los estereotipos de género y la tolerancia e impunidad.
• Es de suma importancia identificar los factores que dificultan la
detección de hs y as y por lo tanto favorecen su persistencia.
• Las consecuencias que el hs y as dejan en la víctima, son graves,
porque afectan varias dimensiones a nivel personal, laboral y social.
• Los efectos nocivos del hs y as se reflejan también en el clima laboral y
en la sociedad en general.
• Es muy importante saber identificar el “no consentimiento” y no se
debe presumir que lo hubo ante la falta de una oposición inmediata,
contundente o ante la pasividad de las víctimas, toda vez que ello
puede obedecer al temor de sufrir represalias o a la incapacidad para
defenderse.
• Es imprescindible darle valor al sentir y la palabra de las víctimas.

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