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DÍA 2
(La logopeda está sentada en la mesa. Lee los documentos de la carpeta. Entra la
paciente 1).
PACIENTE 1.Buenos días.
MUJER:¿Qué tal?
PACIENTE 1: (Enérgica e impetuosa. Habla rápido y su tono es elevado) Pues bien.
Hoy he venido en bici y la verdad es que el paseo hasta aquí es muy agradable pero
hay otras zonas de la ciudad que tienes que ir sorteando obstáculos. Los peatones se
meten por el carril bici. ¡Y hasta las motos!.
MUJER: (Con sosiego) Sí, yo también suelo moverme en bici por la ciudad. Es un lujo
no tener que utilizar el coche.(Entran el paciente 2 y la paciente 3 conversando entre
ellos).
PACIENTE 2: Buenos días (Con actitud enérgica)
PACIENTE 3: Buenos días (Con gesto apocado)
MUJER Y PACIENTE 1: Buenos días.
MUJER: (Dirigiéndose a la paciente 3) ¿Mejor hoy con el coche?
PACIENTE 3: Pues regular. Me pongo muy nerviosa.
MUJER: Bueno, pero ya sabes que le dije al conserje que te permitiera meter el coche
en el parking.
PACIENTE 3: Sí, ya. Lo que pasa es que he tenido que esperar porque llamaba y nadie
me abría. Ya estaba pensando en ir a buscar aparcamiento cuando se ha abierto la
puerta.
MUJER: (Seria) Es normal. En este centro hay mucho trabajo y el conserje a veces
tiene otras cosas que hacer. Hay que tener un poco más de paciencia, Mª Carmen.
También deberías salir con tiempo suficiente porque siempre pueden surgir imprevistos,
y lo que sí pido es puntualidad. Todos tenéis que empezar los ejercicios al mismo
tiempo para no romper la dinámica.
(La paciente 1 la escucha con inquietud)
PACIENTE 1: ¿A lo mejor le podeis dejar una llave?
MUJER:(Incómoda) Hombre, yo no soy quién para tomar esa decisión, pero lo puedo
preguntar.
(El paciente 2 asiste a la conversación como mero espectador, no hay nada en él que
muestre interés o empatía hacia la situación)
PACIENTE 1: Pues estaría bien, así ella viene más tranquila. Yo trabajé durante dos
años a cien kilómetros de mi casa y sé lo que es. Hacía rueda con unos compañeros y
teníamos que salir con una hora y media de antelación.Uno llegaba tarde casi siempre
y durante todo el trayecto había una compañera que no paraba de hablar con lo que yo
necesito el silencio ( El resto de personajes se miran sorprendidos).
MUJER: (La interrumpe) Yo no tengo autoridad para darle una llave. Esto es un centro
público y solo la tenemos los empleados. Nunca se le ha dado a un paciente pero lo
preguntaré. (Se levanta) Venga empezamos.
PACIENTE 3: Entiendo (Dubitativa). ¿Cuándo vamos a acabar?
MUJER: Yo no te puedo decir una fecha. La rehabilitación no funciona así. Todo
dependerá de cómo vayas evolucionando y para ello tienes que esforzarte y tener
interés. Se trata de evitar una intervención y deberías tener en cuenta tu salud.
PACIENTE 3: Pues ya veré como me las apaño.
PACIENTE 2: Claro. A mi también me viene fatal venir pero es lo que toca. Plantéatelo
como un mal necesario. Imagínate, tengo tres hijos pequeños y mi mujer trabaja por las
tardes. Para colmo acabo de mudarme y en los pocos ratos libres que tengo me dedico
a trasladar cosas a la casa nueva.
PACIENTE 1: Puff, te compadezco. Yo cambié de casa hace poco y espero que sea mi
última mudanza. Es que estaba harta de la casera y al fin me decidí a comprar pero los
de la inmobiliaria eran unos impresentables y estuvieron enseñando el piso cuando ya
les había dicho que yo lo compraba porque vieron la posibilidad de venderlo más caro
entonces contacté con el propietario y al final conseguí que me la vendieran así que
pasaron algunos meses y me vi en pleno julio con toda la mudanza y claro pasamos un
calor terrible. (La paciente habla alto, con decisión y muy rápido. Casi sin respirar. El
resto la escucha con cierta indiferencia y la mujer la interrumpe aprovechando que
hace una pequeña pausa)
MUJER (La mira con recelo): Bueno, vamos a empezar que ya se ha hecho tarde. (Se
repiten ejercicios similares a los del día anterior).
DÍA 3
DÍA 4
(La sala está vacía. Entra Mª Carmen y se sienta frente al ordenador que hay sobre la
mesa de Ana. A los pocos minutos aparece la paciente 1)
PACIENTE 1: Hola, guapa.
Mª CARMEN: Ay, Esther. Buenos días.
ESTHER: (Con afecto) !Cuántos días sin verte!
Mª CARMEN: Sí. Esta semana Ana me ha permitido quedarme en casa. Dos días. La
semana pasada solo uno. (Bajando la voz y mirando de soslayo) ¿Ha comentado algo
sobre mi?
ESTHER: (Quitándole importancia) Nada fuera de lo normal...Oye, tiene que ser raro
eso de estar delante de la pantalla haciendo los ejercicios,¿no?
Mª CARMEN: Sí, pero yo con tal de no venir...Y te lo tengo que agradecer a ti...(Llega
el paciente 2 y Mª Carmen sale a lavarse las manos)
PACIENTE 2: He escuchado que te daba las gracias, ¿verdad?
ESTHER: Sí, es que no te conté que el día en el que, como de costumbre, me metí
donde no me llamaban con lo de las videollamadas, me llamó Mª Carmen
preguntándome cómo se hacían y tuve que explicarle todos los pasos.
PACIENTE 2: Joder, pues si que está esta mujer preparada para la vida moderna. (Se
ríen sin maldad. Entra Ana)
ANA: Buenas tardes. (Entra detrás y apresuradamente Mº Carmen)
Mª CARMEN: Buenas tardes, Ana.
ANA: Hola, Mª Carmen. Me alegra que hoy hayas podido venir porque vamos a trabajar
una nueva dinámica. Es muy importante porque vais a poner en práctica todo lo
aprendido a lo largo de estas semanas.
Mª CARMEN: Muy bien.
ANA: ¿Cómo notas la voz, Juanjo?
JUANJO: Yo mucho mejor. Esta semana he podido dar clase sin dificultad.Y cuando
noto las cuerdas cansadas, hago el ejercicio del tubo.
Mª CARMEN: Yo también noto mejoría (Afirmando con la cabeza). Ahora me fijo en la
respiración... y parece que no tengo la voz tan castigada.
ANA: Genial. Los nódulos pueden llegar a desaparecer... Los ejercicios son como un
masaje. A ver si así podéis evitar la operación…(Con optimismo) Seguro que sí.
ESTHER: Hay quien dice que los problemas de la voz están vinculados a los estados
emocionales... Con otra clase de problemas.
JUANJO: Sí, lo he oído. Psicosomáticos. Pero es una tontería. No sé vosotros pero yo
no tengo ningún malestar emocional.
Mª CARMEN: Yo tampoco. Tendré otros, pero de aquí... ando muy bien. (Señalando la
cabeza). Eso son tonterías. (Sonríe mientras Ana solo escucha y observa la
conversación)
ESTHER: Pues yo no lo tengo tan claro.Conozco algunas personas que han padecido
distintos dolores y los médicos nunca descubrieron la causa. Tengo una amiga a la que
le nacía un dolor en la espalda y le recorría...
ANA-. (La corta amablemente) Claro. Bueno, vais a empezar por los estiramientos y
ahora os explico. (Cada uno comienza con su dinámica habitual durante unos minutos).
MUCHACHA-. Vale. Venga, pues vamos a seguir. Para este último ejercicio os vais a
levantar. ¡No siempre hablamos sentados!
(Todos se ponen de pie).
ANA: Vale, está bien. Vamos a pasar al ejercicio nuevo.(Reparte un folio a cada uno).
Vamos a leer los versos que os he dado sin perder de vista la respiración. La mano
tiene que estar sobre el vientre para que no se os olvide respirar correctamente y hacer
las pausas pertinentes. Empezamos en modo enunciativo afirmativo.
ANA-. Empiezo yo y sigue Juanjo (Señala con el dedo el orden a seguir). Y ese perro
atado a su condena, al que le falta un ojo.
JUANJO: La soledad se parece tanto a la paz.
MUCHACHA-. Bien.
Mª CARMEN-. Como aquella muñeca de cartón que se deshizo en la bañera.
ANA-. Has tomado aire después de “muñeca”. Debes intentar llegar hasta después del
“cartón”. Inténtalo otra vez.
MªCARMEN-. Ya, si eso intento... ¿Lo repito?
ANA: Sí, y se lo digo a ella pero vale para todos. Se trata de coger aire adecuadamente
e ir soltando al mismo tiempo que vais leyendo el verso. No hay que llegar ahogado al
final. Podéis hacer una pausa para volver a tomar aire.
(A continuación los pacientes repiten sus frases, intentando cumplir con las
instrucciones dadas. Algunos no lo consiguen).
JUANJO: La soledad se parece tanto a la paz.
Mª CARMEN-. Como aquella muñeca de cartón que se deshizo en la bañera.
ESTHER-.Vuestra madre quiere que vayáis para daros un beso.
ANA-. Vale. Ahora, lo vamos a hacer igual pero en modalidad exclamativa.
Empieza tú, Juanjo.
JUANJO-. ¡La soledad se parece tanto a la paz!
(Esther comienza a reír de forma espontánea pero intenta contener la risa).
ANA-. Venga (molesta por la risa). ¡Y ese perro atado a su condena, al que le falta un
ojo!
Mª CARMEN-. ¡Como aquella muñeca de cartón que se deshizo en la bañera!.
ESTHER-. ¡Vuestra madre quiere que vayáis para daros un beso!
(Se ríe). Perdona, pero es que me da mucha risa.
ANA-. No pasa nada (molesta)....Estoy sorprendida. Habéis mejorado mucho. Juanjo,
qué diferencia entre las primeras sesiones y lo que he visto hoy. Te felicito…(Juanjo le
sonríe) Venga, ahora vamos a hacer lo mismo pero en modo interrogativo. Así:¿Y ese
perro atado a su condena, al que le falta un ojo?
JUANJO: ¿La soledad se parece tanto a la paz?
Mª CARMEN-. ¿Como aquella muñeca de cartón que se deshizo en la bañera?.
ESTHER-. ¿Vuestra madre quiere que vayáis para daros un beso?
ANA-. Muy bien. Ahora va a ser un poco más difícil porque vais a leer ese verso y el
siguiente. Así que tenéis que controlar muy bien la respiración para poder llegar al final
sin que os falte el aire. Empezamos con la modalidad exclamativa.
JUANJO-. ¡La soledad se parece tanto a la paz.Y consuela tan poco hacer feliz a los
demás! (Lo dice gritando. Los demás se miran, divertidos)
MUCHACHA-. A ver, Juanjo. En modo exclamativo no significa que tengas que gritar.
Repítelo. (Lo hace)
ANA-. Bien.
M CARMEN-. ¡Como aquella muñeca de cartón que se deshizo en la bañera, así el
padre desmembrado la persigue hasta y desde los confines de la muerte!
ESTHER-. ¡Vuestra madre quiere que vayáis para daros un beso y ocho pares de ojos
anegados de espanto!
ANA-. Esther, has tomado aire después de “madre”. Debes intentar llegar hasta
después de “beso”. Inténtalo otra vez. (Lo repite)
ANA: Observad- ¡Y ese perro atado a su condena, al que le falta un ojo. Así la música
en silencio, tan bella como triste! (Todas la miran atentamente)
ANA: Venga, que ya estamos terminando. Vamos a hacerlo en modo interrogativo
ahora. Empieza Juanjo.
JUANJO-. ¿La soledad se parece tanto a la paz.Y consuela tan poco hacer felices a los
demás?
ANA-. Venga, muy bien. Os lo muestro yo para que veais los golpes de voz: (Despacio)
¿Y ese perro atado a su condena, al que le falta un ojo. Así la música en silencio, tan
bella como triste?
(A partir de este momento la muchacha solo asiente y aprueba con el gesto o la
mirada. La escena tiene que adquirir tintes de ritual).
M CARMEN-.¿Cómo aquella muñeca de cartón que se deshizo en la bañera, así el
padre desmembrado la persigue hasta y desde los confines de la muerte?
ESTHER-.¿Vuestra madre quiere que vayáis para daros un beso y ocho pares de ojos
anegados de espanto?
ANA-. Venga, muy bien. Repetimos en monocorde y terminamos.
(Comienza a escucharse el sonido de un cajón flamenco, lento pero contundente. El
ritmo se irá acelerando según avanza la acción hasta el final de la pieza).
Mº CARMEN-. Como aquella muñeca de cartón que se deshizo en la bañera, así el
padre desmembrado la persigue hasta y desde los confines de la muerte.
ANA- Más lento. Mirad: Y ese perro atado a su condena, al que le falta un ojo. Así la
música en silencio, tan bella como triste.
JUANJO-. La soledad se parece tanto a la paz. Y consuela tan poco hacer feliz a los
demás
ESTHER-.Vuestra madre quiere que vayáis para daros un beso, y ocho pares de ojos
anegados de espanto .
(Los personajes repiten los versos tres veces. Cada vez se van aproximando más y se
miran a los ojos. Sus caras deben mostrar asombro y dolor mientras repiten las
palabras como si no pudieran detenerse. El ritmo del cajón cada vez es más elevado y
empieza a dominar el espacio acústico. Las palabras de los personajes empiezan a no
ser audibles pero por sus gestos sabemos que siguen repitiéndolas. Al final, varios de
ellos muestran su agonía colocándose las manos en la garganta. De súbito, el cajón se
detiene tras un sonido seco más grave que los anteriores. Algunos pacientes caen al
suelo con las manos en la garganta, y quizá otros en el vientre. Otros lloran).
Oscuro