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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


MINISTERIO DEL PODER POPULAR
PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA- SEDE BOLÍVAR
MAESTRÍA: CIENCIAS PARA EL DESARROLLO ESTRATÉGICO
U.C. TEORÍAS Y ENFOQUES DE DESARROLLO

ENSAYO FINAL
LOS MODELOS DE DESARROLLO EN AMÉRICA LATINA Y EL MODELO
SOCIALISTA EN VENEZUELA: FUNDAMENTOS, APORTES Y DESAFÍOS EN LA
BÚSQUEDA DE UN FUTURO SOSTENIBLE.

PROFESOR: PARTICIPANTES:
MsC. JOSÉ GUERRA ARÉVALO, AINOSKY C.I 13.798.699
GARCÍA, ZULEISKA C.I 13.799.388
RODRÍGUEZ, JOMAR C.I 11.994.484

CIUDAD BOLÍVAR, FEBRERO 2024


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Los paradigmas del desarrollo representan una forma de teorización enfocada en la


modalidad que adquiere el desarrollo de un país cuando transita por determinados senderos,
trazados de acuerdo con ciertas reglas dadas y en el marco de las instituciones establecidas.
De ahí el interés por cambiar o reemplazar los paradigmas del desarrollo, o al menos
transformarlos mediante un proceso de renovación gradual (Altimir, O., Iglesias, J. y
Machinea, J. 2008).

América Latina ha sido escenario de diversas teorías y modelos de desarrollo a lo largo de


la historia, cada uno con sus propias características, aportes y críticas, y Venezuela no ha sido
la excepción. Estos modelos buscaban impulsar el progreso económico y social de la región,
enfrentando los desafíos específicos que cada país experimentaba. Sin embargo, el camino
hacia el desarrollo ha estado lleno de altibajos, desafíos y resultados heterogéneos.

En este ensayo, se realizará un análisis de los modelos de desarrollo predominantes tanto


en América Latina en general como en el caso específico de Venezuela. En primer lugar, se
abordará el Modelo Primario Exportador (MPE): influenciado por la teoría económica
clásica, Modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones (MISI): formalizado y
explicado por la teoría estructuralista de la CEPAL, Modelo Neoliberal (MN): influenciado
directamente por las teorías económicas neoclásicas y “Enfoque” Postneoliberal (EPN): sin
una influencia teórica distintiva ni consistente, aunque cabe destacar la influencia parcial del
Neoestructuralismo planteado por la CEPAL.

En el caso específico de Venezuela, se analizará algunos aspectos del modelo socialista


desde el año 1999 hasta la actualidad, resaltando los aspectos innovadores de este modelo de
desarrollo, cabe destacar que el mismo surge como respuesta a la situación político- social-
económico que se vivía entonces en Venezuela y que sofocaban al pueblo, planteado por el
presidente Chávez.

En virtud de lo expuesto en los párrafos anteriores, se genera la siguiente pregunta ¿Cuáles


son los modelos de desarrollo más predominantes en América Latina y cuáles han sido los
aportes, incidencias, desafíos e innovaciones en la búsqueda del fortalecimiento de la región
bajo un concepto de desarrollo más inclusive, equitativo y sostenible en América Latina?
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Según Cálix, J., 2016, cuatro modelos han predominado en América Latina desde la
segunda mitad del siglo XIX (el Modelo Primario Exportador, el Modelo de Industrialización
por Sustitución de Importaciones, el Modelo Neoliberal y el Enfoque Postneoliberal). Los
cuatro comparten en mayor o menor medida ciertos rasgos descritos a continuación: a)
conciben la modernización como un proceso evolutivo y lineal basado en el crecimiento, b)
subordinan y niegan el valor intrínseco de la naturaleza en las relaciones del ser humano con
el entorno y, c) excluyen saberes que se apartan de la racionalidad occidental dominante.

El enfoque de modelo de desarrollo Primario Exportador, bajo la influencia de la teoría


económica clásica, ha sido aplicado en varios países de Latinoamérica a lo largo del tiempo.
Este enfoque se basa en aprovechar los recursos naturales y la producción agrícola para la
exportación, con el objetivo de generar ingresos y promover el crecimiento económico. Es un
modelo que impulsó la inserción internacional de países considerados no desarrollados
mediante la exportación de materias primas, con énfasis en los productos agrícolas y
minerales. (Cálix, 2016).

En Latinoamérica el auge y consolidación de este estilo de desarrollo se ubica


aproximadamente entre 1870 y 1910, sin perjuicio de resaltar que representa una tendencia
que se inició con el propio proceso de colonización europea. En términos de aportes, este
enfoque ha permitido a los países latinoamericanos obtener ingresos significativos a través de
la exportación de sus recursos naturales, como petróleo, minerales, productos agrícolas, entre
otros. Además, ha incentivado la inversión extranjera en estos sectores, lo que ha contribuido
al desarrollo de infraestructuras y tecnología en la región. Acá podríamos ejemplificar con el
caso de Venezuela, que se convirtió en el primer exportador mundial de petróleo en 1928
según (Coronil, 1997).

Sin embargo, este modelo también ha enfrentado desafíos y obstáculos en su


implementación. Uno de los principales desafíos es la dependencia excesiva de un sector o
producto, lo que deja a los países vulnerables a las fluctuaciones de los precios
internacionales. También se ha observado una falta de diversificación económica, lo que
limita las oportunidades de desarrollo en otros sectores.
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Además, el modelo de desarrollo primario exportador ha sido criticado por su impacto en


el medio ambiente y los recursos naturales de la región. La explotación indiscriminada de los
recursos puede tener consecuencias negativas a largo plazo, como la degradación ambiental y
la pérdida de biodiversidad.

Uno de los aportes importantes de este enfoque en Latinoamérica ha sido el impulso


inicial de la economía a través de la explotación y exportación de recursos naturales
abundantes en la región. Esto ha permitido a los países obtener ingresos significativos y ha
fomentado la inversión extranjera en sectores clave, como la minería y la agricultura.

Entre los países en Latinoamérica que han logrado superar los desafíos del modelo de
desarrollo primario exportador y han diversificado con éxito su economía, se señalan: Chile,
reconocido como uno de los países de Latinoamérica que ha fomentado la innovación y la
inversión en investigación y desarrollo, exportaciones del cobre lo que ha ayudado a
diversificar su economía y reducir su dependencia de un solo sector. Costa Rica: ha logrado
diversificar su economía en sectores como el turismo, la tecnología, los servicios y la
protección del medio ambiente. México, ha buscado diversificar su economía mediante la
promoción de sectores como la industria automotriz, la electrónica, la manufactura avanzada
y los servicios de tecnología de la información. Colombia, ha llevado a cabo importantes
esfuerzos para diversificar su economía. Se ha centrado en sectores como la industria
manufacturera, la agricultura no tradicional, el turismo y los servicios de tecnología de la
información.

No obstante, este crecimiento no favorecía la mejora generalizada del bienestar de la


población; por el contario, reprodujo y consolidó el carácter dependiente de las sociedades
latinoamericanas. Este modelo carecía de un motor interno, ya que el dinamismo económico
dependía de la demanda de los centros capitalistas.

Asimismo, los incrementos en la productividad del sector exportador no se trasladaban al


conjunto de la economía. La mayor parte del excedente generado se transfería al exterior,
mientras que de la porción restante que quedaba en la región buena parte se destinaba al
consumo suntuario –importado- de las oligarquías. En suma, los altos niveles de
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concentración del ingreso prevalecientes desde la Colonia se acentuaron durante la fase del
MPE (Guillén, 2007).

En segundo lugar, se aborda el modelo de la Industrialización por Sustitución de


Importaciones (ISI), que se extendió en América Latina durante gran parte del siglo XX.
Este modelo, se define como un conjunto de políticas orientadas a estimular la
industrialización interna por la vía de desalentar las importaciones. (Cálix, 2016).

Este modelo fue uno de los más influyentes en América Latina fue la industrialización
sustitutiva de importaciones, que tuvo su auge en la década de 1930 hasta los años 70. Este
modelo, que tuvo su auge en la posguerra, se basaba en la promoción de la industrialización
de la región a través de la sustitución de productos importados por productos nacionales. El
objetivo era reducir la dependencia de la región de los países desarrollados y fomentar el
crecimiento económico a través del fortalecimiento de la industria local. Si bien el modelo
ISI logró impulsar el crecimiento económico en América Latina durante un período, también
generó una serie de contradicciones, como la falta de competitividad de la industria local y la
dependencia de tecnología extranjera.

Los mayores niveles de industrialización relativa fueron alcanzados en ese momento por
Brasil, México y Argentina, y en un segundo bloque se podrían ubicar países como Chile,
Colombia, Perú y Uruguay, que intentaron dar pasos estratégicos en esa dirección, aunque
con menor alcance que el primer grupo de países.

Otro de los modelos implementado en varios países de América Latina a lo largo de las
últimas décadas es el modelo Neoliberal (1989-1998). Sus fundamentos se basan en la
promoción de la liberalización económica, la reducción del rol del Estado en la economía, la
apertura comercial, la privatización de empresas estatales y la promoción de políticas
favorables a los mercados y la inversión extranjera, el ajuste fiscal y la reducción del gasto
público, con un impacto negativo en el crecimiento, el empleo, la pobreza y la desigualdad.
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Si bien este enfoque logró ciertos avances en términos de estabilidad macroeconómica y


atracción de inversiones extranjeras, también generó un aumento en la desigualdad social y la
vulnerabilidad frente a crisis económicas externas.

Algunos de los países que aplicaron este modelo en América Latina incluyen México,
Chile, Perú, Colombia, Argentina y Brasil. Cada país implementó el modelo en diferentes
momentos y con diferentes niveles de intensidad y éxito.

Los aportes del modelo neoliberal incluyen la liberalización económica, que permitió la
entrada de inversiones extranjeras y el acceso a mercados internacionales. También se
argumenta que este modelo facilitó el crecimiento económico, la modernización de la
infraestructura y la reducción de la inflación en algunos países.

En respuesta a los problemas generados por el neoliberalismo, surgieron en la región


modelos como el neoestructuralismo, que propugnaba por la combinación de políticas de
mercado con intervenciones estatales dirigidas a promover la diversificación productiva y la
inclusión social. Este modelo ha logrado ciertos avances en términos de reducción de la
pobreza y la desigualdad, pero aún enfrenta desafíos en términos de sostenibilidad y
resistencia a presiones externas.

El Modelo Postneoliberal en América Latina se basa en una serie de reformas y políticas


económicas que buscan superar las desigualdades sociales y económicas, así como promover
el desarrollo sostenible y equitativo en la región. Este modelo se ha implementado en varios
países de América Latina en respuesta a los efectos negativos del neoliberalismo, como la
concentración de la riqueza, la exclusión social y la precarización de las condiciones
laborales.

Los países que han implementado este modelo en América Latina son Bolivia, Ecuador y
Venezuela, donde se han llevado a cabo políticas de redistribución de la riqueza,
nacionalización de recursos naturales, fortalecimiento del sector público y promoción de
programas sociales para combatir la pobreza y la exclusión social. Sin embargo, también ha
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habido críticas a este modelo, como la falta de eficiencia en la gestión estatal, la corrupción y
la falta de garantías para la inversión extranjera.

Algunas características del modelo Postneoliberal en América Latina incluyen mayor


intervención del Estado en la economía para garantizar la redistribución de la riqueza y el
bienestar social, promoción de políticas de inclusión social, como programas de asistencia
social y educativa para mejorar las condiciones de vida de los sectores más vulnerables,
impulso a políticas de desarrollo sostenible que promuevan la protección del medio ambiente
y la diversificación de la economía, participación ciudadana y la democracia participativa
para garantizar la inclusión de diferentes actores en la toma de decisiones políticas.

Con respecto a la aplicación de las diferentes teorías y enfoques de desarrollo


implementados en Venezuela han sido motivo de intensas controversias a lo largo de los años.
La Cuarta República representó un período en el que se aplicaron teorías y enfoques de
desarrollo basados en la economía de mercado y la apertura al comercio internacional.
Durante este período, se impulsaron políticas de privatización de empresas estatales,
liberalización de la economía y apertura a la inversión extranjera. Si bien estas medidas
lograron impulsar el crecimiento económico y modernizar algunos sectores productivos,
también generaron desigualdades sociales, concentración de la riqueza en unos pocos sectores
de la población y principalmente la perdida de gran parte de nuestra independencia, sobre
todo en lo económico y productivo.

En Venezuela, el modelo de renta petrolera se fundamentó en la explotación de los recursos


naturales del país, en particular el petróleo, como principal fuente de ingresos para el Estado.
Este modelo se basa en la idea de que el Estado debe controlar la extracción y
comercialización del petróleo para garantizar beneficios económicos y sociales para la
población. Este modelo se sustenta en la nacionalización de la industria petrolera en 1976,
cuando se creó la empresa estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) con el objetivo de
maximizar los beneficios económicos para el país. (Terán, 2014).

Los aportes de este modelo son principalmente el financiamiento de programas sociales,


infraestructura y servicios públicos, así como la generación de empleo e inversión en el país.
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Sin embargo, (Terán, 2014), sostiene que este modelo también ha traído desafíos, como la
dependencia excesiva del petróleo como única fuente de ingresos, la corrupción y la mala
gestión de los recursos petroleros.

A partir del año 1999, en el contexto de la propuesta de un nuevo modelo socialista en


Venezuela, el modelo rentista petrolero se consideró insostenible y se argumentó que era
necesario reducir la dependencia del petróleo, promover la diversificación de la economía y
establecer nuevas bases sociales. Con la llegada del Presidente Hugo Chávez se impulsó el
modelo de desarrollo propuesto por la Revolución Bolivariana del Socialismo del siglo XXI.
Este modelo buscó una ruptura histórica con los rasgos capitalistas prevalecientes en la
estructura socioeconómica del país, a través de la implementación de objetivos estratégicos y
la activación de un proceso de implantación de un modelo de desarrollo socialista que busca
la democratización, la soberanía y la recuperación del control político por parte del Estado, en
contraposición al modelo neoliberal.

El enfoque socialista ha sido una de las principales corrientes ideológicas que ha orientado
el desarrollo económico y social de Venezuela durante las últimas décadas, liderada por el
fallecido presidente venezolano Hugo Chávez y continuada por el actual presidente de la
República Nicolás Maduro.

El Socialismo del Siglo XXI en Venezuela tiene sus raíces en la teoría marxista, que
plantea la lucha de clases como motor del cambio social y la redistribución de la riqueza
como medio para alcanzar la igualdad. Sin embargo, a diferencia del socialismo tradicional,
este modelo busca combinar los principios socialistas con elementos de la democracia
participativa y la economía mixta.

Este modelo se basa en la idea de que el Estado debe asumir un papel activo en la
economía y en la redistribución de la riqueza, con el fin de combatir la pobreza, reducir las
desigualdades y promover la justicia social. En este sentido, el modelo de desarrollo
socialista que tiene como objetivo impulsar una economía autosustentable basada en la
soberanía y la justicia social, a través de políticas públicas enfocadas en la distribución
equitativa de la riqueza y en la protección de los sectores más vulnerables de la sociedad,
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Chávez buscaba construir un nuevo modelo económico que rompiera con la dependencia del
petróleo y que permitiera al país alcanzar la autodeterminación y la independencia
económica.

El modelo de desarrollo propuesto por la Revolución Bolivariana del Socialismo del Siglo
XXI presenta varias novedades. Chávez articula el “Socialismo del siglo XXI” con lo que
denomina una combinación de nacionalismo, antiimperialismo y socialismo, y se basa en los
fundamentos ideológicos plasmados en el "Árbol de las Tres Raíces" (Petit, J (2020)., o el
triángulo conformado por tres de los que considera los más grandes pensadores y
revolucionarios de América Latina y Venezuela: Simón Rodríguez o Samuel Robinson,
Simón Bolívar y Ezequiel Zamora, con quienes recupera las ideas de supranacionalismo,
unidad latinoamericana, dignidad y soberanía para el pueblo.

Chávez así los expresa cuando señala en “Ocho años después ratifico el juramento, ahora
sobre nuestra maravillosa Constitución Bolivariana, y ahora, lanzándolo hacia el futuro:
Construir la vía venezolana al socialismo; construir el socialismo venezolano. En ello se nos
irá la vida, toda la vida, pero no me cabe la menor duda de que ese es el único camino a la
redención de nuestro pueblo, a la salvación de nuestra Patria y a la construcción de nuestro
mundo donde se haga realidad el sueño de tantos y de tantas, y aquellos de Bolívar en
Angostura: La mayor suma de felicidad posible” …

… “Cuál es la razón por la que estamos aquí y ahora anunciando y promoviendo cambios
profundos al comenzar la última década de este siglo “perdido”? (...) Sin embargo, todas las
que aquí pudieran señalarse serían tributarias de una misma corriente, cuyo cauce viene de
muy lejos y cuyo lecho aparece y desaparece de manera intermitente en los recovecos y
vueltas, casi siempre oscuros, de la historia patria. Existe entonces, compatriotas, una sola y
poderosa razón: es el proyecto de Simón Rodríguez, El Maestro; Simón Bolívar, El Líder; y
Ezequiel Zamora, El General del Pueblo Soberano; referencia verdaderamente válida y
pertinente con el carácter socio-histórico del ser venezolano, que clama nuevamente por el
espacio para sembrarse en el alma nacional y conducir su marcha hacia la vigésimo primera
centuria. El clamor se hace indetenible por los caminos de Venezuela. Se acerca, se hace
torrente y se confunde en el estremecimiento del pueblo venezolano. Este proyecto ha
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renacido de entre los escombros y se levanta ahora, a finales del siglo XX.” (Chávez, H.
2005).

De Simón Rodríguez o llamado Samuel Robinson, Hugo Chávez rescata lo que


denominaba el Modelo Robinsoniano que significa la necesidad de no copiar modelos de
otras sociedades, mientras que de Simón Bolívar dirá que es el Modelo Bolivariano, trae el
espíritu del libertador de América del sur, liberador del despotismo y constructor de una
sociedad justa y nueva. A su vez, Chávez rescata la figura de Ezequiel Zamora, protagonista
de la Revolución venezolana de 1858 y el Estado Federalista.

Del mismo modo, Hugo Chávez, no solo recupera para el Socialismo del siglo XXI como
saberes el árbol de las tres raíces, sino también incorpora entre sus fuentes elementos inéditos
para la tradición del pensamiento de izquierda-marxista del siglo XX, como es la gesta
heroica de los pueblos originarios frente a la resistencia de los españoles y el pensamiento de
Martí y Mariátegui, junto al legado de las enseñanzas de las revoluciones socialistas del siglo
XX:
Sólo por el socialismo lograremos los cambios verdaderos, y la revolución
que hay en América Latina tiene de todo, y tiene una profunda carga
socialista. Es un socialismo indo-americano, como decía Mariátegui, el gran
pensador peruano; es un socialismo nuestro americano, es un socialismo
martiano; es un socialismo bolivariano; es un socialismo nuevo. No es calco
ni copia de nada. No hay catálogos para hacer el socialismo, hay que
inventarlo; es creación heroica, dice el mismo Mariátegui. (Chávez, H. 2014)

No podemos desconocer ese aporte y la experiencia de la Revolución soviética, de la


Revolución China, de la Revolución Cubana, mucho más cerca de nosotros en espacio y en
tiempo, en carácter y en raíz. Por eso hay que estudiar mucho. Hay que leer mucho, discutir y
leer las tesis socialistas, y sobre ese cúmulo de conocimientos inventar el socialismo con
características venezolanas, en este tiempo y en este lugar. (Sacado de El libro azul, Hugo
Chávez, Caracas, Ediciones MinCi, 2013ª).

Algunos de los principales aportes del modelo de desarrollo socialista del siglo XXI
propuesto en Venezuela son:
1. La creación de una nueva Constitución en 1999, que establecía un Estado socialista,
participativo y descentralizado. Esta nueva carta magna otorgaba mayores derechos
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sociales y políticos a la población, así como la posibilidad de revocar el mandato


presidencial a través de un referéndum.

De igual manera, se creó el Plan de la Patria, basado en la ideología de Hugo Chávez


y en el socialismo del siglo XXI, presentaba una serie de programas de gobierno y
leyes venezolanas con una periodicidad de 6 años, vigentes desde su publicación en la
Gaceta Oficial de Venezuela.

2. Autonomía nacional: Se busca fortalecer la independencia y soberanía del país,


promoviendo la toma de decisiones propias, la defensa de los intereses nacionales, a
través de la reducción de la dependencia de potencias extranjeras.

3. Participación popular: El modelo de desarrollo socialista impulsado por Chávez


también tuvo un enfoque en la participación popular y la democracia participativa. A
través de la creación de los Consejos Comunales y las Asambleas de Ciudadanos, se
buscaba fortalecer la organización social y promover la toma de decisiones desde las
bases. Estas instancias permitieron a la población tener un mayor control sobre las
políticas públicas y contribuir activamente en la construcción de un Estado más justo
y equitativo.

4. Economía autosostenible: Se busca desarrollar una economía que sea capaz de


satisfacer las necesidades básicas de la población de manera sostenible, reduciendo la
dependencia de la exportación de materias primas y promoviendo la diversificación
económica.

5. Ética de servicio al pueblo: Se enfatiza la importancia de servir al pueblo y trabajar


en beneficio de la mayoría, promoviendo la justicia social y la igualdad de
oportunidades.

6. Distribución justa de los ingresos petroleros: Se busca garantizar una distribución


equitativa de los ingresos generados por la industria petrolera, para reducir la
desigualdad y mejorar las condiciones de vida de la población. Con los programas
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sociales como la Misión Barrio Adentro, la Misión Robinson y la Misión Vivienda,


millones de venezolanos pudieron acceder a servicios básicos como la salud, la
educación y la vivienda. Sin embargo, también se han señalado problemas de
corrupción, clientelismo y falta de eficiencia en la gestión de estos programas.

7. Lucha contra la corrupción y la pobreza: Se promueve la lucha contra la


corrupción y la pobreza, buscando garantizar una distribución más equitativa de los
recursos y mejorar las condiciones de vida de los sectores más vulnerables de la
sociedad.

Además, Chávez promovió la nacionalización de empresas estratégicas como la industria


petrolera, el hierro y el cemento, con el objetivo de recuperar la soberanía económica del país
y controlar los recursos naturales en beneficio de la población. Estas medidas generaron
controversia a nivel internacional, pero fueron ampliamente respaldadas por la población
venezolana que veía en ellas una oportunidad de alcanzar la justicia social y la igualdad.
Hugo Chávez impulsó el ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra
América) como un mecanismo de interacción de amplio alcance que enfrenta la pretensión
hegemónica del ALCA, centrándose en lo social, la cooperación y la solidaridad.

Por un lado, es innegable que el gobierno de Chávez logró avances significativos en


términos de inclusión social, educación y salud, que beneficiaron a amplios sectores de la
población. Asimismo, la retórica antiimperialista y la defensa de la soberanía nacional han
despertado la solidaridad de movimientos progresistas en todo el mundo y han contribuido a
fortalecer la identidad nacional venezolana.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados, el estado actual del modelo de desarrollo
socialista de Venezuela ha sido criticado por expertos en diversos campos. Uno de los
principales problemas que enfrenta el país es la crisis económica y la hiperinflación, que ha
provocado una disminución del poder adquisitivo de la población, escasez de alimentos y
medicinas, inseguridad ciudadana, la corrupción y la falta de transparencia en la gestión de
recursos públicos han creado un ambiente de incertidumbre y descontento en la sociedad
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venezolana erosionando la legitimidad del gobierno de Nicolás Maduro, quien asumió la


presidencia tras la muerte de Chávez en 2013.

A pesar de los fallos y deficiencias del modelo de desarrollo impulsado por el gobierno
bolivariano, es importante reconocer que las raíces de la crisis actual se encuentran en
problemas estructurales de larga data como la dependencia del petróleo, la corrupción y la
desigualdad social, aunado al bloqueo económico impuesto por Estados Unidos y otros países
ha empeorado aún más la situación económica en Venezuela. Las sanciones económicas han
contribuido significativamente a la crisis económica en Venezuela, provocando una
contracción del PIB, un aumento de la inflación y una disminución de la calidad de vida de la
población.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Altimir, O., Iglesias, E., Machinea, J. (2008). Hacia la revisión de los paradigmas del
desarrollo en América Latina. Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL)

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social – ecológica.

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36.860 de fecha 30 de diciembre de 1.999
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Chávez, H. (2014) “Intervención del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela en


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1999. Caracas, Venezuela.

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dilemas del petro-Estado en la Revolución Bolivariana. CELARG. Colección Nuestra
América. Caracas-Venezuela.

Vidal, P., Ansaldo, M., y Cea, J. Hugo Chávez y los principios del Socialismo del Siglo XXI:
una indagación discursiva (2005-2013).

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