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UNIVERSIDAD NACIONAL DE PIURA

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

ESCUELA PROFESIONAL DE MEDICINA HUMANA

CURSO

Psicología Médica

DOCENTE ENCARGADO

Psiq. Diego Neyra Ontaneda

INTEGRANTES

Saldaña Gómez Jazmín Elizabeth

Sanchez Bautista Keyla

AqaaSantos Vallejos Mayerli Ailin

Sanchez Zapata Luis Guillermo

Sosa chero Anthony Jesús

Sullon Girón Jean Carlos

Timaná Cruz Jesús José

Tineo Peralta Jefferson

Torres Ramos Gustavo Jhanpiere

Tume Ancajima Xiomara

Whang Castillo Valeria Belen

Yamunaque Chero Lenin Jesús

Piura - Perú- 2024


La violencia intrafamiliar como problema de salud

La violencia intrafamiliar se ha convertido en una de las más alarmantes y complejas crisis


de salud pública a nivel global. Trascendiendo barreras culturales, económicas y sociales,
este fenómeno no solo se manifiesta a través de daños físicos, sino que erosiona la salud
mental, el bienestar emocional y la estabilidad social de las víctimas. (1) Al considerar la
violencia doméstica desde una perspectiva como problemática de salud pública, es
imperativo reconocer su variada naturaleza y el profundo impacto que ejerce sobre los
individuos, las familias y las comunidades. Este ensayo busca explorar la violencia
intrafamiliar no solo como un asunto de índole privada o legal, sino como un desafío crítico
de salud pública que requiere una respuesta colectiva y estrategias integradoras para su
prevención y manejo.

La violencia intrafamiliar no discrimina por edad, género, estrato social o nacionalidad,


afectando a millones de personas en todas partes del mundo. Su naturaleza encubierta y la
estigmatización de las víctimas dificultan su detección y la búsqueda de ayuda. Además, el
ciclo de violencia, en el que los episodios abusivos se alternan con períodos de calma y
promesas de cambio, a menudo confunde y atrapa a las víctimas en relaciones destructivas.

Este fenómeno no solo tiene consecuencias inmediatas sobre la salud física y mental de las
personas afectadas, sino que también tiene un impacto de largo alcance en el desarrollo y
bienestar de los niños expuestos a estos entornos, perpetuando así el ciclo de violencia a
través de generaciones. (1)

En abril de 2023, la tasa de violencia familiar a nivel mundial seguía siendo un grave
problema de salud pública, aunque las estadísticas específicas pueden variar debido a la
heterogeneidad en la recopilación y reporte de datos entre distintos países y regiones. La
violencia familiar, que abarca el abuso físico, sexual, psicológico y económico dentro de las
relaciones íntimas y familiares, afecta a millones de personas en todo el mundo, siendo las
mujeres y los niños las víctimas más comunes. (1-2)

Según informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de las Naciones Unidas,


aproximadamente 1 de cada 3 mujeres (alrededor del 30%) en el mundo ha sufrido violencia
física y/o sexual por parte de una pareja íntima en algún momento de su vida, es por ello
que la respuesta institucional frente a este problema ha sido, en muchas regiones,
insuficiente o inadecuada, reflejando la necesidad urgente de desarrollar estrategias más
efectivas para su prevención y tratamiento (2).

Se plantea que una estrategia integral y multidisciplinaria, que combine la educación y


sensibilización pública con el fortalecimiento de los marcos legales y el apoyo psicosocial a
las víctimas, puede contribuir significativamente a la reducción de la incidencia de la
violencia intrafamiliar y a la mitigación de sus efectos perjudiciales sobre la salud pública.
Esta hipótesis se fundamenta en la idea de que el cambio social y cultural, junto con el
acceso a servicios de apoyo adecuados, pueden alterar las normas y dinámicas que
perpetúan la violencia intrafamiliar. Además, se considera esencial involucrar a todos los
sectores de la sociedad (incluidos el sistema educativo, los medios de comunicación, las
instituciones de salud y el sistema judicial) para generar un cambio profundo y duradero que
aborde tanto las causas inmediatas como las subyacentes de este complejo problema.

Incidencia
La incidencia de violencia intrafamiliar varía significativamente en todo el mundo debido a
factores culturales, sociales, económicos y legales. Es difícil proporcionar una cifra exacta
global, ya que muchas formas de violencia intrafamiliar pueden no ser reportadas o
documentadas adecuadamente. Sin embargo, la violencia intrafamiliar es un problema
grave y extendido en muchas sociedades.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que aproximadamente una de


cada tres mujeres en todo el mundo ha experimentado violencia física o sexual por parte de
una pareja íntima en algún momento de su vida. Esta es solo una forma de violencia
intrafamiliar, y hay muchas otras manifestaciones, como la violencia psicológica, emocional
y económica, que también tienen un impacto significativo en la vida de las personas.

Según las agencias de las Naciones Unidas, 736 millones de mujeres han sufrido violencia
a manos de una pareja o por otras personas y una de cada cuatro jóvenes de entre 15 y 24
años que ha tenido alguna relación íntima lo habrá padecido al llegar a los 25. Lo más
alarmante es que el fenómeno no ha retrocedido en los últimos diez años y, peor aún, que
se ha exacerbado durante los confinamientos ordenados por la pandemia de COVID-19.

Las mujeres de los países de renta baja y baja media padecen la violencia de género de
manera desproporcionada.
La OMS estima que el 37% de las mujeres de los países más pobres han sido objeto de
violencia física o sexual por parte de una pareja en algún momento de su vida, y en algunos
de estos países la incidencia alcanza a una de cada dos mujeres.

De acuerdo con el estudio, Oceanía, Asia meridional y África subsahariana son las regiones
con mayor prevalencia de este lastre entre las mujeres de 15 a 49 años, con índices entre
33% y 51%. Europa, Asia central y el sureste asiático registran las tasas más bajas, con
indicadores que van de 16% a 21%. América Latina y el Caribe registra un 25%. El grupo
etario con mayores tasas de violencia reciente comprende a las jóvenes entre 15 y 24 años.

Causas y factores

La violencia intrafamiliar es una problemática que afecta a millones de personas en todo el


mundo, constituyéndose no solo como una violación de los derechos humanos, sino
también como un grave problema de salud pública. Esta forma de violencia, que ocurre
dentro del ámbito familiar, puede manifestarse de diversas maneras, como abuso físico,
psicológico, sexual o económico, y sus consecuencias pueden ser devastadoras para las
víctimas, tanto a corto como a largo plazo.

Causas de la Violencia Intrafamiliar

● Modelos Culturales y Sociales: En muchas culturas, se han establecido roles y


normas de género que perpetúan la desigualdad y la dominación, lo que puede
llevar a situaciones de violencia dentro del hogar. La creencia errónea de que el
hombre tiene derecho a controlar y dominar a su pareja o hijos es una causa
fundamental de la violencia intrafamiliar.

● Factores Individuales: Algunas personas tienen una mayor predisposición a ejercer


violencia debido a problemas psicológicos, como trastornos de personalidad,
adicciones o historiales de abuso en su propia infancia. Estos factores individuales
pueden contribuir al ciclo de la violencia, donde las víctimas pueden convertirse en
agresores.

● Estrés y Presiones Económicas: Las dificultades económicas y el estrés pueden


aumentar las tensiones dentro del hogar y ser desencadenantes de episodios de
violencia. La falta de recursos y oportunidades puede generar frustración y conflictos
que se manifiestan a través de la agresión.
● Falta de Educación y Conciencia: La falta de educación sobre la resolución pacífica
de conflictos y el respeto hacia los demás puede contribuir a la normalización de la
violencia como método de solución de problemas dentro de la familia.

Factores de Impacto en la Salud

● La violencia física puede provocar lesiones graves, discapacidades permanentes e


incluso la muerte. Las víctimas pueden sufrir fracturas, contusiones, heridas y otras
lesiones que requieren atención médica y pueden dejar secuelas físicas a largo
plazo.

● La violencia psicológica y emocional puede tener efectos devastadores en la salud


mental de las víctimas, incluyendo depresión, ansiedad, trastorno de estrés
postraumático y otros problemas psicológicos. Estos problemas pueden persistir
durante años o incluso toda la vida si no se reciben tratamientos adecuados.

● Los niños que crecen en un ambiente de violencia intrafamiliar pueden sufrir graves
trastornos en su desarrollo emocional, cognitivo y social. Pueden presentar
problemas de conducta, dificultades en el aprendizaje, baja autoestima y un mayor
riesgo de involucrarse en comportamientos violentos en el futuro.

● Ciclo de la Violencia: Las personas que son víctimas de violencia intrafamiliar tienen
un mayor riesgo de perpetuar este ciclo de violencia en generaciones futuras, ya sea
como agresores o como víctimas, lo que perpetúa el problema y sus consecuencias
en la salud pública.

Cultura de la violencia

La cultura abarca todas las vivencias, valores, creencias, actitudes, comportamientos y


prejuicios que conforman el conjunto de una persona. Esta influencia cultural proviene tanto
de factores externos como de experiencias personales y la herencia familiar, los cuales
moldean y definen la predisposición hacia una cultura de la violencia en los individuos.
Pérdida de valores
La mayoría de las personas, especialmente las personas mayores, han señalado
que una causa importante de la violencia doméstica es la ausencia o la crisis de
valores. Han mencionado que en comparación con su época hay un declive en el
respeto hacia los padres y mayores, así como la honestidad, el orden y la disciplina.
Creen que estos factores generan tensiones, disputas y violencia dentro de los
hogares.

Machismo
Castañeda describe el machismo como creencias, actitudes y comportamientos que
están estrechamente ligados a la idea de la superioridad de los hombres en áreas
consideradas importantes para su masculinidad. (5)
El tema del machismo está profundamente arraigado en la sociedad peruana,
todavía considerada machista, existen creencias de que el hombre es el pilar del
hogar, al que se debe todo respeto y admiración, y cuyas conductas violentas se
aceptan con una justificación típica en nuestro país como ‘pegar o matar’. Los
hombres también desean libertad para una vida con compromisos emocionales
mínimos, buscando parejas casuales fuera del matrimonio, lo que provoca celos y
conflictos que pueden conducir a situaciones violentas. De manera similar, la figura
femenina es vista como la mujer genuina, una madre dedicada a sus hijos, que cuida
del hogar, atiende a su marido y que son incapaces de tomar decisiones, salir solas,
iniciar negocios, trabajar o manejar asuntos importantes dentro del hogar. (7)

Violencia “buena” y “mala”

Existe una contradicción en la forma en que la gente ve la violencia doméstica,


particularmente en el caso de las personas mayores. Clasifican la violencia en dos
tipos: ‘violencia buena’, que educa, corrige y moldea a los individuos, y ‘violencia
mala’, que daña a las personas, afirman haber sido criados por sus padres con
mano firme, y eso los convirtió en mejores personas y buenos ciudadanos. También
se consideran ‘buenos padres’ que quieren lo mejor para sus hijos, intentando
replicar este estilo de crianza. Por otro lado, consideran que existe ‘violencia mala’,
abusiva, fuera de control y maltrato, y tratan de no seguir este patrón en la crianza
de sus hijos. Sin embargo, la línea que separa estos dos tipos de violencia, la
‘buena’ y la ‘mala’, depende del criterio y la intensidad de las acciones en
determinados momentos. En definitiva, podemos señalar que la cultura de la
violencia, ya sea física o psicológica, está profundamente arraigada en las personas
mayores como forma de actuar en la crianza de sus hijos. (6)

Diferencias generacionales

Los niños, niñas y adolescentes tienen una comprensión amplia de sus derechos,
pues expresan explícitamente su derecho a la vida, la educación, la salud, la
recreación, la identidad y la nutrición. Conocen sus derechos en escuelas o colegios,
reconociendo que tienen derecho a beneficios brindados por la sociedad y el Estado.
Además, son conscientes de que pueden denunciar cualquier vulneración de sus
derechos. Sin embargo, la situación es diferente para las mujeres mayores, que no
conocen sus derechos. Muchos de ellas admiten que no han contemplado sus
derechos ni saben cómo hacerlos valer. Sin embargo, están familiarizadas con
organizaciones que pueden ayudarlas con problemas de violencia doméstica, como
la Demuna y el Centro de Emergencia para Mujeres. (8)

En las familias donde se practica la violencia existen formas jerárquicas de


organización con funciones rígidamente definidas que colocan a las mujeres en una
posición subordinada. La violencia que ocurre en la familia y en la sociedad es parte
del mismo sistema. Por lo tanto, cuando las dinámicas de poder establecidas en la
familia incluyen el uso de la violencia, los individuos están condicionados a aceptar
la violencia como un método legítimo para imponer la autoridad en la familia y otras
esferas sociales. De manera similar, la legitimación de patrones violentos en la
sociedad sustenta la presencia de este tipo de interacción en la familia. En estos
casos, los niños también se encuentran en una situación vulnerable porque tienen
menos recursos para defenderse que los que tendría un adulto.

Contextos socioculturales

La violencia intrafamiliar puede manifestarse de diversas formas, como abuso físico,


emocional, sexual, económico o psicológico. En el contexto sociocultural, la violencia
intrafamiliar puede estar influenciada por una serie de factores como:

● Roles de género
Los estereotipos y roles expuestos para cada sexo influyen de manera directa
durante el crecimiento tanto de la mujer como del hombre, dependiendo del
ambiente en el que se desarrolla, los valores que le han sido inculcados desde la
infancia definirán su personalidad y actitud en su vida adulta.(10)

Los roles de género tradicionales pueden contribuir a la perpetuación de la violencia


intrafamiliar debido a la imposición de pensamientos que hemos observado desde
pequeños y lo siguen replicando siendo el hombre quien ejerce un poder dominante
sobre la familia y es ahí donde la familia está a la merced de él, bajo su mandato y
donde él puede abusar de ese poder que la sociedad le concedió.

● Estrés socioeconómico
Las tensiones económicas y sociales, como el desempleo, la pobreza y la falta de
recursos, pueden aumentar la probabilidad de violencia intrafamiliar. El estrés
financiero y las dificultades para satisfacer las necesidades básicas pueden generar
conflictos en el hogar que pueden desembocar en violencia.

● Exposición a la violencia
La violencia se genera de manera desagregada, a partir de los contextos en
donde un adolescente se puede encontrar expuesto a situaciones de violencia, tales
como en la comunidad, en el hogar, en la televisión y/o en la escuela.(11)

Para las personas que han sido testigos de violencia o han sido las víctimas de la
violencia, sobre todo en la infancia, los hace más propensos a seguir con estos
patrones de conductas en sus relaciones familiares, volviéndose un ciclo, a menos
que alguien corte esa conducta y ya no la transmita. También hay que tener en
cuenta que no solo la violencia se puede observar directamente en nuestro entorno
como familia o escuela, sino en los diferentes medios de comunicación, que por
descuido dejamos que los niños observen televisión, redes sociales sin ningun
control y no le prestamos atención al contenido que ven los niños en donde puede
haber diferentes formas de violencia expuesta en esos medios.

● Falta de recursos y apoyo: La falta de acceso a recursos y servicios de apoyo, como


refugios para víctimas de violencia doméstica, asesoramiento y ayuda legal, puede
dificultar que las víctimas de violencia intrafamiliar busquen ayuda y escapen de
situaciones abusivas.
Prevención

● Potenciar el desarrollo de habilidades sociales desde la niñez.


● Fomentar el desarrollo de relaciones sanas, estimulantes, saludables entre padres e
hijos.
● Propiciar estilos de comunicación y estilos educativos en los hijos, capaces de
generar mayor independencia, respeto, comprensión mutua y relaciones sociales
saludables.
● Proporcionar el establecimiento de límites y roles en la familia desde edades
tempranas del desarrollo, provistas de un manejo asertivo por todos sus miembros.
● Propiciar relaciones afectivas donde lo primordial sea la expresión de afecto paternal
y/o familiar, la educación en valores, entre otras.
● Fortalecer las uniones entre la familia y la escuela, consideradas las principales
fuentes de desarrollo de la personalidad del niño.(1)

Conclusión

En conclusión, la violencia intrafamiliar se reconoce no solo como un severo problema


social, sino también como una preocupante crisis de salud pública a nivel global. Las
implicaciones de este tipo de violencia son profundas, afectando no solo a las víctimas
directas, sino también a la estructura y bienestar de la sociedad en su conjunto. El
tratamiento de las lesiones físicas y el manejo de las complicaciones de salud mental
relacionadas con la violencia intrafamiliar representan una carga significativa para los
sistemas de salud. Esto no solo incluye el costo directo de la atención médica, sino también
los recursos necesarios para el apoyo psicológico y social a las víctimas.

Esta problemática está influenciada por múltiples factores de riesgo, que incluyen
desigualdades económicas, educativas, y de género, abuso de sustancias, antecedentes
familiares de violencia, y normas sociales y culturales que perpetúan la discriminación y la
violencia. Además, abordar la violencia intrafamiliar requiere intervenciones
multidisciplinarias que incluyen la prevención primaria (educación y cambio de normas
sociales), la protección y apoyo a las víctimas, y la persecución y rehabilitación de los
agresores, ya que la violencia intrafamiliar representa un desafío multifacético para la salud
pública que requiere un enfoque coordinado entre los sistemas de salud, justicia, educación
y apoyo social. La inversión en prevención, la protección efectiva de las víctimas, y la
promoción de una cultura de respeto y no violencia son esenciales para mitigar este grave
problema de salud. Las políticas y programas eficaces deben estar informados por
evidencia y adaptados culturalmente para ser efectivos en contextos locales específicos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Mayor WS, Salazar PCA. La violencia intrafamiliar. Un problema de salud


actual. Gaceta Médica Espirituana. 2019 [citado el 6 de abril de
2024];21(1):96-105 . Disponible en:
https://www.medigraphic.com/pdfs/espirituana/gme-2019/gme191j.pdf
2. Rodríguez Torres BI. La violencia intrafamiliar, un problema socioeducativo .
rcp [Internet]. 4 de septiembre de 2023 [citado 7 de abril de
2024];16(3):15-24. Disponible en:
https://www.cienciaspedagogicas.rimed.cu/index.php/ICCP/article/view/440
3. Muñiz Ferrer MC, Jiménez García Y, Ferrer Marrero D, González Pérez J. La
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4. UNICEF. Naciones unidas. 2021 [citado 7 de abril de 2024]. Una de cada tres
mujeres en el mundo sufre violencia física o sexual desde que es muy joven|
Noticias ONU. Disponible en: https://news.un.org/es/story/2021/03/1489292
5. Garín M, Huenchuleo J, Leal N, Muñoz AM, Rehbein L. Actitudes implícitas
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8. López-Hernández E, Rubio-Amores D. Reflexiones sobre la violencia
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9. Illescas Zhicay MM, Tapia Segarra JI, Flores Lazo ET. Factores
socioculturales que influyen en mujeres víctimas de violencia intrafamiliar. Kill
Soc Rev Investig Científica [Internet]. 2018 [citado 7 de abril de
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https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6584526
10. Illescas Zhicay MM, Tapia Segarra JI, Flores Lazo ET. Factores
socioculturales que influyen en mujeres víctimas de violencia intrafamiliar.
Killkana Social. 2018 Oct 4;2(3):187–96.
11. Orue I, Calvete E. Elaboración y validación de un cuestionario para medir la
exposición a la violencia en infancia y adolescencia [Internet]. Vol. 10,
International Journal of Psychology and Psychological Therapy.

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