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¡Se perdió mi celular!

Érase una vez, en un pequeño y pintoresco pueblo, vivía un travieso y aventurero celular llamado
Sammy. Sammy no era un teléfono cualquiera; tenía la capacidad de pensar y sentir como un
pequeño ser humano.
Un día soleado, mientras el dueño de Sammy, un joven llamado Max que era repartidor, estaba
entregando varios paquetes, cuando entonces ocurrió una tragedia. Al tratar de apurarse para
entregar un paquete Sammy accidentalmente se salió del bolsillo de Max y cayó al suelo sin que
nadie se diera cuenta. Mientras Sammy estaba allí, sintió una extraña mezcla de miedo y emoción.
Pues nunca antes había estado tan lejos de Max.

Decidido a encontrar el camino de regreso, Sammy emprendió su propio viaje, sin darse cuenta de
las increíbles aventuras que le esperaban. El primer destino de Sammy fue el mercado de la plaza
del pueblo. Sammy sabía que Max visitaba este lugar con frecuencia, por lo que creía que existía la
posibilidad de que Max estuviera allí. Mientras Sammy navegaba por el mercado, se encontró con
un gato callejero llamado Whiskers, Bigotes. Quien al enterarse del accidente de Sammy decidió
ayudar al pequeño teléfono en su búsqueda.
Juntos, Sammy y bigotes exploraron cada rincón del mercado y preguntando a la gente si habían
visto a un joven repartidor. Como el mercado era bastante grande les costó demasiado trabajo
recorrerlo en su mayoría, pasando por donde Sammy recordaba pasar con frecuencia con su dueño
en el bolsillo; aunque al recorrer el mercado con Bigotes pudo apreciar y divertirse sobre algunos
aspectos que no lograba apreciar por completo por estar con su dueño. Sintió en ese momento varias
emociones por ser un poco libre.

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Durante el recorrido se encontraron con un anciano vendedor de frutas que, al preguntarle sobre
Max, quien comento que Max iría en pocos minutos pues debía de hacerle un encargo. Al escuchar
esto Bigotes y Sammy se emocionaron pues Sammy volvería con su dueño.
El vendedor de frutas, encantado de conocer finalmente al dueño de Sammy le devolvió el teléfono.
Sammy se sintió aliviado de reunirse con su dueño Max. Sin embargo, se quedó pensando en lo que
vivió junto al gato provocando un poco de nostalgia e inconformidad. Sammy siguió con Max
haciendo encargos, pero aun extrañaba ser libre. Para su suerte Sammy salió del bolsillo de Max,
solo para ser recogido por una traviesa gaviota que pasaba por allí, quien se lo llevo en su pico.
Sin Max para guiarlo, Sammy tuvo que adaptarse a la vida sobre las alas de la gaviota. A la gaviota,
llamada Zorzal, le encantaba volar alto a través del pueblo y el océano, disfrutando cada momento
de libertad. Durante las semanas siguientes, Sammy y Zorzal formaron un vínculo único. Volaron a
través de nubes esponjosas y presenciaron juntos impresionantes puestas de sol. Pero en el fondo,
Sammy deseaba volver a estar con Max. Echaba de menos el reconfortante calor del bolsillo de
Max y el contacto familiar de sus manos.
Una tarde nefasta, mientras sobrevolaba el puerto de la ciudad, Sammy vio una figura familiar
pescando en un pequeño bote. ¡Era Max! Lleno de emoción, Sammy forcejeo fuerte, gritando y
llamando la atención de Max. Max levantó la vista, asombrado al ver a Sammy, ¡su teléfono
perdido! Mientras Sammy descendía del cielo, Zazal se despidió del pequeño teléfono sabiendo que
había cumplido su amado sueño junto con Sammy. Sammy le agradeció a Zazal por los buenos
momentos que paso junto con él. Asegurándole que en su memoria siempre quedaran los recuerdos
con Zazal. Y así Sammy creo un increíble vinculo que se hizo fuerte y creando una historia que se
compartiría en la ciudad en los años venideros.

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