Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Max era
un gato astuto y curioso que vagaba por las calles del pueblo, buscando aventuras y
disfrutando de la libertad que solo la vida en las calles podía ofrecer.
A pesar de su vida errante, Max siempre había sentido un profundo deseo de pertenecer a
algún lugar y de encontrar un hogar donde pudiera ser amado y cuidado. Pero cada vez que
intentaba acercarse a los humanos del pueblo en busca de afecto, lo ahuyentaban con
gritos y escobazos.
Un día, mientras exploraba los callejones del pueblo, Max se encontró con una casa
abandonada al final de la calle. Intrigado, se aventuró dentro y descubrió un rincón
acogedor detrás de una vieja cómoda, donde se acurrucó y se quedó dormido, soñando con
un hogar propio y una familia que lo quisiera.
La niña, llamada Luna, había venido a explorar la casa abandonada junto con su madre,
quien era una artista local. Al ver a Max, Luna sintió un vínculo instantáneo con el gato
callejero y suplicó a su madre que lo dejara quedarse.
Después de mucha persuasión por parte de Luna, su madre finalmente aceptó llevar a Max
a casa con ellos. Y así, Max encontró el hogar que tanto anhelaba en los brazos amorosos
de Luna y su familia.
Y mientras el sol se ponía sobre el horizonte y la brisa del mar susurraba entre los árboles,
Max sabía que había encontrado su lugar en el mundo, un hogar donde era amado y
cuidado, donde siempre sería parte de la familia. Y en el corazón de Luna, Max había
encontrado algo aún más precioso: el amor incondicional de una niña y su gato callejero
convertido en amigo fiel.