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VI.

LA FE DE IDENTIFICACIÓN NOTARIAL: SU EVOLUCIÓN TEMPORAL Y NORMATIVA

2. EL NOTARIADO LATINO
El primer código del notariado tuvo lugar el 25 del Ventoso del año XI (16 de
marzo de 1803), ante el hecho de que la sociedad requería seguridad jurídica para
lo que necesitaba autenticación (nécessité de l'authentification) 527 y consejo (devoir de
consei/), siendo el fundamento de esta necesidad particularmente interesante: "Su
interés [de la sociedad] exige además que hombres más experimentados expliquen
a sus conciudadanos garantizándolos contra esos errores funestos que dejando de
lado las fortunas particulares, atacan de una forma más o menos sensible el orden
y la felicidad pública528 y la misma Ley del Ventoso incluye una síntesis feliz de la
función notarial: "el notario, verdadero magistrado de familia, está investido del
inmenso derecho de imprimir autenticidad al acuerdo que recibe, de elevar este
acuerdo a la altura de cosa juzgada y frecuentemente, a la altura de ley", conside-
rándolo "oficial público" y no "funcionario público", exigiendo, para ejercer la
función, una edad mínima de 25 años (la esperanza de vida al nacer de la época era
de 5 5 años), solvencia moral (moralite') y alto nivel intelectual. El actual Reglamento
Nacional del Notariado francés (decreto ministerial del 24 de diciembre de 1979),
en su artículo 5, enuncia que "el notario debe a su clientela su conciencia y su total
consideración; la equidad, la probidad y la información más completa. El interés
del cliente prima siempre sobre el suyo. Debe buscar los medios más apropiados
para lograr el resultado legal deseado". Esta es la primera descripción legal de lo
que hoy conocemos como el notariado de tipo latino.

El notario latino no ejerce una función pública en sentido propio, sino más
bien una función privada de interés público, en el ámbito de intereses de los parti-
culares, actuando como profesional del derecho. Es un profesional del derecho que
ejerce, en forma privada, una función pública. Otorga una presunción de verdad
a todos los actos y hechos en los que interviene. Es imposible separar al notariado
latino de la evolución del derecho romano germánico, recogido en los códigos mo-
dernos -principalmente por el Código Civil francés de 1804- y que ha llegado
a la legislación americana a través de la española. Esta herencia se cristaliza el 2 de
octubre de 1948 en el que se constituye en Buenos Aires la Asociación Interna-
cional del Notariado Latino, del cual el Perú es país fundador, y que agrupa a los
organismos nacionales de los notariados de 70 países de cuatro continentes, hasta
la reciente inclusión, en octubre del 2003, de la República Popular de China, que
se convertiría en el 71 miembro formal de la UINL.

527 "Il faut a la société des certificateurs de contraes, des officiers qui en attestent la vérité, en
consacrent la date, en un mot des officiers qui leur impriment ce caractere d'authenticité sans
lequel la loi ne peut les reconna1tre, ni assurer les droits qui en dérivent".
528 MoREAU, A., Le Notaire dans la société franfaise d'hier a demain, París: Economica, 1999, p. 131.

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En aquel Congreso Internacional de Buenos Aires se declararon los principios


esenciales en la estructura del Notariado, los cuales son, entre otros, el manteni-
miento de la configuración tradicional del notario como consejero, perito y asesor en
derecho; receptor e intérprete de la voluntad de las partes; redactor de los actos y
contratos que debe autorizar, y fedatario de los hechos y declaraciones pasadas en
su presencia así como la exigencia para el ejercicio de la función notarial de estudios
jurídicos previos; selección de orden técnico y moral para el ingreso a la función
notarial a través del sistema de concursos y oposiciones; garantía de inamovilidad
para el titular del registro o notaría y autonomía institucional del notariado.

El notario, de conformidad a la definición oficial de la Unión Internacional


del Notariado Latino, es un profesional de derecho dotado de una función pública por
delegación del Estado. En cuanto a la función del notario, se le otorgan las siguien-
tes características: es una profesión liberal, que requiere una formación jurídica
especial, y, principalmente, una característica personal en particular: moralidad.
Esta profesión implica una investidura, la que se debe ejercer con responsabilidad.
El notario es depositario de la fe pública, ejerce el control de legalidad, responsable
de la autoría del documento, que debe de redactarse y cumplirse con escrupulosa
imparcialidad, teniendo asimismo ante las partes el deber de asesoramiento y consejo.

3. LA COMPARECENCIA NOTARIAL
La comparecencia, en términos notariales, es al mismo tiempo dos cosas. En
primer lugar, es un hecho: la presenciafisica del compareciente ante el notario, lo
cual el notario percibe por sus sentidos, por lo cual se trata de un hecho material
por su propia naturaleza, in rerum natura. Este hecho, el de apersonarse, es corrobo-
rado por evidencia directa del Notario, existiendo, por lo tanto, una inmediación
entre compareciente y el notario que ha tenido lugar porque el compareciente la
ha rogado, la ha solicitado. Esa rogación se materializa, por ejemplo, en la común
frase introductoria de las minutas:

Señor Notario, sírvase usted extender en su registro de escrituras públicas, una de


compraventa que suscriben ....

Siendo la comparecencia un hecho, no tiene naturaleza notarial sin su segunda


arista: la comparecencia como narración documental notarial en el instrumento,
que se encuentra-tomando como ejemplo las escrituras públicas- normalmente
en la parte introductoria. El notario certifica la presencia de la persona, da fe de
conocerla o de haberla identificado, y también da fe de la vinculación manifestada
por el compareciente, es decir, da fe de que la persona manifiesta comparecer por
su propio derecho o que lo hace en representación de un tercero, y además toma

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constancia de sus generales de ley, las mismas que no le constan al notario y que
son expresamente declaradas por el mismo compareciente: nacionalidad, estado
civil, ocupación o profesión, domicilio.

El principio de inmediación
El Principio de Inmediación está determmado por la presencia fís ica directa e inmediata
de las personas y las cosas ante el nowlo a fin de procurar la comunicación directa y
cierta que genera la autenticidad. La inmediación er, lo notarial es "completa y E;!sencial",
manifestándose, respecto de las personas. en la comparecencia: y respecto de las cosas,
en la exl1iblción , siendo la actividad notarial fáctica, de visu et audiw siu sensibus.

Los albores de la fe de conocimiento y la fe pública


La primera fe de certificación de los comparecien tes es la fe de conocimiento,
cuyo origen está, nuevamente. en la escuela de Bdlonta el notario sí debería tener
la obl1gao1ón de conocer a las partes La fe pública, en cambio, es L1na verdad
oftoial, pues a esa creencia no se llega mediante un proceso espontáneo de
razonamiento y evaluación de evidencia o razonamien to.

Relevancia y efectos de la fe de conocimiento notarial


El otorgar una escritura pública tiene por objeto el crear, modificar o extinguir
derechos y titularidades. se hace 111dispensable establecer la exacta correlación
entre quien es el titular del de[ec110 u obligación y quien se ha compareo1do ante
el Notario para suscribir el documento.

Naturaleza de la fe de conocimiento
El concepto de fe de conocimiento: el notario debe dar fe en el instrumento que
ha configurado y autorizado, de que conoce a los otorgantes.

lia
notario debe estar personalmente seguro de la identidad

Legislación
ru ersonal de las pa rtes, y en caso contrario, debe asegurar
identidad con dos testigos fehacientes por él conoc.idos.

La actual Ley Española


comparada
La ley española dispone que los notarios darán fe en las
escrituras públicas. y en aquellas actas que por su índole
esp clal lo requieran, de que conocen a las partes, o de ha-
berse asegurado de su Identidad por los medios supletorios
establecidos en las leyes y los reglamento.

Alcance de la fe de conocimiento
Le fe de conocimiento no se limita sólo a la identidad de la persona por su nombre
y del apellido, sino que es inescindible de la personalidad del compareciente, por
lo tanto, al íntegro de la existencia física de la persona.

íl
fe de identificación notarial
stablecer un diagrama de flujo para el procedimiento a seguir para comprobar la identidad
el compareciente en el momento de su acto físico de presencia ante el notario. principal-
mente para los in strumentos protocolares.

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Para decirlo en palabras de Núñez Lagos, el instrumento solidifica la movilidad


del hecho constitutivo en hecho auténtico 529 • Un hecho de la naturaleza, per se efímero,
se convierte en un hecho documentado. Si bien las partes están vinculadas por el
contrato que suscriben o por el negocio jurídico, el hecho de que comparezcan ante
notario implica que los comparecientes, más que someterse entre sí, se someten,
ambos, a la fe pública.

3.1. El principio de inmediación


El principio de inmediación está determinado por la presencia física directa e
inmediata de las personas y las cosas ante el notario a fin de procurar la comuni-
cación directa y cierta que genera la autenticidad. La inmediación en lo notarial es
"completa y esencial", manifestándose, respecto de las personas, en la comparecencia;
y respecto de las cosas, en la exhibición 530 , siendo la actividad notarial fáctica, de
visu et auditu siu sensibus53 1 • Toda esta percepción sensorial de declaraciones, com-
parecencia y comportamientos se sintetiza en la universalmente conocida fórmula
notarial latina "Ante mí".

Se entiende, para cumplir el principio de inmediación, que al notario le consta


indubitablemente que la persona ha comparecido en el acto, y que la firma e impre-
sión dactilar impresos en el documento efectivamente corresponden a la persona.
En el caso de la legislación peruana, literalmente no exige que el notario esté físi-
camente presente en el momento de la suscripción de los documentos. Solo exige
la indubitabilidad de su suscripción para el Notario, con la evidente salvedad que
la eventual participación de un asistente no enerva la responsabilidad del Notario.

3.2. La fe de conocimiento
3.2.1. Los albores de la fe de conocimiento y la fe pública
Las primeras evidencias escritas de lo que actualmente denominamos como fe
de conocimiento provienen de los glosadores de la escuela de Bolonia, aunque es
m enester recordar que la labor de los glosadores se limitó a seleccionar, interpretar,
aggiornary codificar los textos antiguos romanos, por lo que en realidad no crearon
nada nuevo, sino que recuperaron y salvaron para la posteridad las antiguas fórmulas
de comparecencia.

529 NúÑEZ LAGOS, Rafael, Los esquemas conceptuales del instrumento público, Madrid: Muybe-
Estrella, 1953, p. 59.
530 CuBIDES ROMERO, Manuel , D erecho notarial colombiano, Bogotá: Universidad Externado de
Colombia, 1994, p. 125.
531 NÚÑEZ LAGOS, Rafael, Los esquemas conceptuales del instrumento p úblico, ob. cit.

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Sin embargo, se hizo necesario el asegurar la garantía del negocio jurídico,


siendo necesario comprobar de alguna manera la identidad del compareciente
en una época en la que los documentos de identidad aún no existían. Esto sería
incompleto mientras quienes tuvieran que ejercer esta tarea de comprobación de
identidad (los "ornes a quienes facen las cartas" como los llamaron las Partidas) no
estuvieran r<;-vestidos de la función pública por parte del Estado, y para llegar a
ese punto debían tener ciertas características personales: ser muy acuciosos, a fin
de asegurarse quién son y de qué lugar, de manera que non pueda y ser fecho ningun
engaño [Partida 3ª, Ley 5ª, tit 8] el pro que nasce dellos es muy grande cuando facen
su oficio fiel e lealmente: ca se desembargan e acaban las cosas que son menester en el
reyno por ellos, e finca remembranza de las cosas pasadas en sus registros, en las notas
que guardan e en las cartas que facen [Ley 1ª, tit 19].
Es, entonces, que la primera fe de certificación de los comparecientes es la Fe
de Conocimiento, cuyo origen está, nuevamente, en la escuela de Bolonia, en una
discusión entre Juan Andrés y Baldo 532 en la que Juan Andrés estaba en contra del
conocimiento de las partes por el notario y el segundo estaba a favor de este requi-
sito. Al final, se impuso la posición de Baldo por la que el notario sí debería tener
la obligación de conocer a las partes, y así fue como se reprodujo en el Fuero Real
de Castilla, en la Pragmática de Alcalá, las VII Partidas y la Novísima Recopilación
de las Leyes de España.
El prólogo de la Summa Artis Notaria! de Ranieri enuncia que el notario debe
conocer la condición mental de los contratantes y su capacidadfísica. Según Ferrero y
Aliaga, citados por Giménez-Arnau 533 , antes de la promulgación de la Ley Notarial
se interpretaba que la fe de conocimiento no era esencial a la escritura pública; e
inclusive hasta el siglo XVIII, en España, antes que las leyes notariales lo aclarasen
definitivamente, algunos notarios daban fe de conocer a los otorgantes y otros no.
Fue necesario que se promulgara la ley del notariado española de 1862 para que se
unificara la interpretación y esta ya no dejara lugar a dudas: se convertirá en necesaria
la fe de conocimiento fundada en la finalidad del instrumento público y en su eficacia534 •
Esta primera ley notarial española dejó en claro que, en caso de no constar la fe
de conocimiento, se ha de considerar que el íntegro del contenido de la escritura se
convierte en estéril, pues todo efecto jurídico dependerá de si existe una prueba de
que las personas que han sido designadas en la comparecencia eran efectivamente los

532 ABELLA, Adriana, Derecho notarial. Derecho documental. Responsabilidad notarial, Buenos aires:
Zavalía, 2005 , p. 341.
533 G1MÉNEZ ARNAU, Enrique, Introducción al derecho notarial, Madrid: Revista de Derecho Privado,
1944.
534 Loe. cit. p. 619.

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comparecientes. En palabras de Fernández Casado, citado por Giménez Arnau 53 5:


la fe de conocimiento es la rueda catalina de la autenticidad. No es posible, por lo
tanto, eludir a la fe de conocimiento.

Los estudiosos atribuyen a la Presentí Legi de las Novelas de Justiniano 536 el ser
el primer antecedente de la fe de conocimiento: el tabelión tenía el deber de recibir
personalmente del compareciente la orden de autorizar el documento y autorizarlo,
y el deber de cuidar de su contenido; lo que implica en suma la responsabilidad
de la garantía del documento, y de evitar que posteriormente se generasen dudas
acerca de la efectiva comparecencia del requirente o del contenido del documento.

Cuando se redescubrió el Digesto en la Escuela de Bolonia, y mientras los glo-


sadores se encontraban interpretando estas normas y estableciendo las características
deseables del trabajo notarial para el futuro, se generó una controversia entre los
juristas Baldo y Juan Andrés. Baldo consideraba que al notario debería imponérsele
la responsabilidad de la dación de fe, lo que ayudaría a desaparecer toda duda sobre
el linaje y demás atributos de los otorgantes. Juan Andrés, en cambio, consideraba
que la declaración de las parces era suficiente y que el notario autorizante debía
simplemente reseñar lo declarado sin realmente certificarlo. Para Juan Andrés, por
tanto, el documento era válido solo por el hecho de su simple otorgamiento ante
notario. Para Baldo, el valor del instrumento notarial estaba basado en la fe pública
que el notario impregnaba en el instrumento al hacerse responsable de la certificación
de los hechos y de la comparecencia de los requirentes.

Para el bien del futuro notario latino, aún en ciernes, en esta controversia
triunfó la tesis de Baldo.

En la España anterior a las Siete Partidas, la prueba testimonial de identidad


de las partes se corroboraba con fórmulas de notoriedad en latín, siguiendo las
costumbres heredadas de los romanos, que se insertaban en el instrumento: Notum
Sit Tam Presentibus Quam Futuris, Noverint Universi . .. Manifestum Sit Onmibus537•

Estas fórmulas de notoriedad eran tan trascendentales que su sola presencia


en el instrumento notarial implicaba que este ya estaba revestido de fe pública con
efectos erga omnes. Posteriormente estas fórmulas empezaron a utilizarse en castellano
«Sépase (nótese el imperativo: bajo la autoridad de fe pública, el notario proclama
que su certificación tiene efectos erga omnes) quantos esta carta vieren ... ».

535 Loe. cit.


536 NERI, A., Tratado teórico y práctico de derecho notarial, T.I {Pane general!, Buenos Aires, Despalma,
1980, p. 410.
537 FERNÁND EZ CASADO, Miguel, Tratado de notaría, T. I, Madrid: Imprenta de Viuda de M .
Minuesa de los Ríos, 1895.

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Ya el Fuero Real, en su ley 7, tit 8, libro 2, expresa que:

«Ningún escribano non faga carta entre ningunos ornes, a menos de los conocer
e de saber sus nombres si fueren de la tierra; e si non fueren de la tierra, sean
los testigos de la tierra e ornes conoscidos».

Se imponía el conocimiento personal, y la exigencia de la comparecencia de


testigos del lugar, quienes además debían de ser conocidos a su vez, por el escribano.

En las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio, la norma es más objetiva:

En toda carta que sea fecha por mano de escribano público deben ser puestos
los nombres de aquellos que la mandan facer ... E debe ser muy acuciosos el
escribano de trabajarse de conocer los homes a quien face las cartas, quien son
e de que de logar, de manera que non pueda hi seer fecho ningun engaño.

Esto es un avance respecto al anterior precepto al ser más realista: el notario


debía indagar la identidad de los hombres que mandasen fazer la carta, ¿Acaso para
evitar que uno de los otorgantes engañase a otro? Según la misma ley, el legislador
español más temía una conjura de ambos comparecientes «tomando los nombres
ajenos» para afectar los derechos de un tercero.
Si bien no hay expresamente una obligación del notario de certificar en la
escritura que conocía a las partes, entonces se consideraba que se debía dar por
sobreentendido que por el solo hecho de haber extendido el instrumento, el notario
ha cumplido con sus deberes de haber hecho todos sus esfuerzos de realizar todos
los esfuerzos necesarios para «conocer» a los otorgantes.

Por otro lado, la Novísima Recopilación, se refiere a la formalidad a seguir en


el caso de que el notario no conozca a los comparecientes:

Mandamos que si por ventura el escribano no conosciere a algunas de las partes


que quisieren otorgar el tal contrato o escritura, que no lo haga, ni resciba;
salvo si las dichas partes, que así no conosciere, presentaren dos testigos que
digan que los conoscen; y que hagan mención dello en fin de la tal escritura,
nombrando los dos testigos, y asentando sus nombres y donde son vecinos; y
si el escribano conosciere al otorgante, de fe en la subscripción que le conoce
(resaltados nuestros).

En este caso, el notario ya está obligado a dar fe en el instrumento notarial


manifestando conocer al compareciente. Por conocer entendemos un conocimiento
personal, anterior y de primera mano, de quien ante él se ha presentado: el saber

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quién es esa persona. En segundo lugar, en caso de no conocerlo, tenía dos opciones:
negarse a confeccionar el instrumento; o extenderlo pero expresamente indicar la
circunstancia de no conocer al compareciente, lo que a su vez lo obligará a exigir la
presencia de dos testigos de conocimiento que declaren bajo juramento que conocen
al requü:ente y que manifiestan que el requirente es quien dice ser. El notario deberá
identificar a los testigos por nombre y dejar asentado su domicilio.

Los notarios españoles de la época no estuvieron seguros de que el aplicar la


segunda opción los eximiese de responsabilidad, en caso de no conocer tampoco a los
testigos, a pesar de que la norma no exigía que el notario conociese personalmente
a estos últimos. Así que si el requirente no era capaz de presentar testigos conocidos
por el notario, este muy comúnmente se negaba a extender el instrumento.

Por esa razón en una de las Leyes de Toro (1599) 538 que modificaron la Re-
copilación, dispuso que:

Si alguno instare o requiriese que algún notario que testifique o reciba algún
acto, si dicha persona no fuese conocida del notario, no puede este testificar ni
recibir el tal acto, a menos que personas dignas de fe y conocidas del notario, le
aseguren que la dicha persona es tal cual ella se nombra; y en el contrato debe
expresarse cuáles son las personas que conocen al requirente, y no expresán-
dose esto, el requirente sea habido del notario y venga a su cargo; y los actos
recibidos sin observar la solemnidad prescrita en esta ley, sean de ningún efecto
(resaltado nuestro).

Esta nueva ley específica aún más las formalidades y aumenta significativa-
mente las responsabilidades del notario. La Novísima Recopilación no exigía que
los testigos fuesen conocidos del notario; las Leyes de Toro ahora lo hacen. Pero
más importante aún, que el hecho de que el notario no certificara que conocía al
requirente; o que en su defecto no certificase que conocía a los testigos, los iden-
tificase por nombre y además no expresase en el instrumento de que estos testigos
eran dignos de fe, la fe pública erga omnes impregnada en el documento desapa-
recía, cuya fatal consecuencia era nada menos que el documento firmado perdía su
condición de instrumento notarial.

La inobservancia de estas formas, por lo tanto, implicaba una enorme responsa-


bilidad para el notario. Para el siglo XVIII la Real Orden de 1736 llegó a exigir que:

El escribano que no conociese a alguna de las partes que quisiere otorgar algún
testamento o escritura, que no lo haga ni reciba, salvo si las dichas partes que

538 Capítulo 43, Constitución 26, libro 4°, titulo 3, volumen 1, incorporado luego a la Recopilación.

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así no conociere presenten dos testigos que digan que las conocen ... y si el
escribano conociere al otorgante, dé fe, en la suscripción que le conoce.

En la que nuevamente se acepta la posibilidad (ya real debido al crecimiento


poblacional que ya se vivía en la época) de que los testigos que el requirente ha
llevado para confirmar la identidad no sean tampoco conocidos del notario, en
cuyo caso este tendrá la opción de certificar su comparecencia a fin de confirmar
la identidad del requirente.
La primera ley del notariado fue la ley francesa del 25 de Ventoso del año IX
(16 de marzo de 1803) promulgada por Napoleón, un año antes del Código Civil,
constituyó la génesis de la legislación occidental moderna; donde se preceptuaba que
el nombre, estado y residencia de las partes debían ser conocidos por los notarios.
Por su lado, más de un siglo después, la primera ley belga del notariado, de 1922,
estatuyó en un sentido muy parecido, indicando que los nombres, estado y domicilio
de las partes'' deben ser, o ya cqnocidos por el 11otario (certificateur), o haberles sido
acreditados en el acto por "dos personas de su conocimiento.
La legislación francesa ha ido evolucionando en el mismo sentido que la es-
pafiola, pues la labor de atestiguar lo ir\strumencos notariales debía ser llevada a
cabo por indivMuos de notoria probidad fprud homie] quienes iban a actuar como
testigos de conocimiento, quienes debían er certificadores [certificateurs] de la
identidad personal de los contratantes. Dado que en la época muy poca gente sabía
leer, muchos de estos funcionarios certificadores eran de la jerarquía eclesiástica,
hasta la reforma de San Luis en París y ampliada al resto del país por Felipe IV el
Hermoso, en la que floreció y se profesionalizó el servicio notarial, reforma que
cuatro siglos después se vería cristalizada en la Ley del 25 de Ventoso del año XI
de la Revolución, cuyo artículo 11 enunciaba:

el nombre, el estado y la residencia de las partes deben ser conocidos por los
notarios, o serles atestiguado en el acto por dos ciudadanos conocidos por ellos,
que tengan las mismas condiciones que para ser testigo instrumental.

Quien tiene fe, tiene una certeza, una convicción sobre un hecho determinado.
Esta fe puede entenderse desde el plano individual, es decir, la convicción de una
persona a la que llega al final de un proceso intelectual basado en los hechos que
conocemos y que relacionamos con nuestra razón y llegamos a una convicción; o
desde el punto de vista colectivo, es decir la certidumbre de todos o la mayoría de
las personas de un determinado grupo social, en la que nada obsta a que se llegue
a una convicción o creencia común por una suma de procesos intelectuales; por lo
que este sentimiento, esta creencia colectiva puede ser considerado un antecedente
de lo que conocemos como fe pública.

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La fe pública, en cambio, es una verdad oficial, pues a esa creencia no se llega


mediante un proceso espontáneo de razonamiento y evaluación de evidencia o ra-
zonamiento, y cuyo convencimiento procede de este proceso intelectual individual,
el que paradójicamente no depende exclusivamente de la voluntad.

La verdad oficial tampoco procede de un convencimiento colectivo, sino de


1

un imperativo legal, el cual es una coacción que nos obliga por tener por ciertos
determinados hechos o acontecimientos. No se puede decidir de manera autónoma
si creemos o no creemos en esta verdad. Tornando el concepto de Gonzalo de las
C asas, fe pública es la presunción /,egal de veracidad respecto a ciertos funcionarios a
quienes la ley reconoce como p robos y verdaderos, facultándoles para darla a los hechos
y concepciones que pasan entre los ciudadanos539 ; en suma, es una presunción legal de
veracidad. Y, por lo tanto, no se trata de un acto de adhesión libre e individual,
sino obligatorio.

Esta fe pública es, en suma, la fe del Estado. Nace del Estado a partir de su ius
imperium siendo un imperativo jurídico, que implica forzosamente tener por cierto
lo que se contenga en el instrumento notarial; cieoe un efecto erga omncs que hace
oponible al instrumento notarial frente a cualquier otra persona y que al mismo
tiempo considera por cierto su contenido, incluyendo todos lo actos y h echos refe-
ridos y certificados en el instrumento notarial: la efectiva comparecencia de quienes
aparecen en él, el contenido del acuerdo de voluntades y que realmente han ocurrido
los hechos referidos. Quien acceda al documento notarial no ha presenciado los
hechos con sus sentidos pero el Estado dispone que todos deben de creerlo, a pesar
de no haberlo captado o percibido per onalmente. Al menos, según lo establece la
legislación peruana, hasta que no se compruebe su nulidad o falsedad.

De hecho no es posible que el Notariado pueda prevalecer si esta fe pública no


está apuntalada con el prestigio de quienes ejercen la función notarial.
1

3.2.2. Relevancia y efectos de la fe de conocimiento notarial


Dada cuenta que el otorgar una escritura pública tiene por objeto el crear,
modificar o extinguir derechos y titularidades, se hace indispensable establecer la
exacta correlación entre quien es el titular del derecho u obligación y quien se ha
comparecido ante el notario para suscribir el documento.

No es el simple hecho de la comparecencia que supondrá que efectivamente


se trata del titular del derecho. La conexión entre la persona del titular del derecho

539 GrMÉN EZARNAU, Enrique, Introducción al derecho notarial, Madrid: Revista de Derecho Privado,
1944, p. 37.

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y el compareciente que se ha apersonado a suscribir el documento se dará por un


juicio del notario.

Este juicio notarial se hará a través de la evaluación de la evidencia que tenga el


notario a fin de establecer más allá de toda duda razonable que se trata de la misma
persona: en_los albores de la función notarial latina era simplemente una cuestión
de notoriedad, debía constarle al notario la ostentación de manera pública y notoria
de un nombre y un estado civil. De no constarle directamente, debía apoyarse en
la declaración de dos testigos a los que normalmente debía conocer.

Pero este juicio, al mismo tiempo, no puede ser de carácter absoluto. Como
se verá más adelante, si ha de utilizarse literalmente el término "conocer" a una
persona, el notario debería presenciar el hecho del parto y constatar la identidad del
nacido de una manera permanente y continua hasta el momento en que comparece
para el instrumento notarial. Aunque esto pueda parecer excesivo, se puede decir
que ni siquiera a los mismos padres les consta la identidad de su propio hijo, pues
desgraciadamente existen, aún en la época actual y a pesar de todas las seguridades
y protocolos aplicables, casos de cambios de niños al nacer 540 •

Dado que las evidencias de verificación de identidad están todas cubiertas bajo
el velo de la falibilidad, esta fe de conocimiento no puede ser juris et de iure, pues
siempre existe la posibilidad del error por parte del notario, sea por negligencia o
por el acto doloso de un suplantador que lo ha inducido al error, la calificación
de fe de conocimiento del notario debe implicar necesariamente una presunción
juris tantum.
Como se acaba de ver, desde la antigüedad existía la necesidad por parte de las
autoridades de evitar graves riesgos a la seguridad jurídica que podría implicar la
posibilidad de la suplantación de una persona por otra. Por ello, de alguna manera,
cada sociedad empezó a establecer reglas para cubrir esta necesidad de las personas
de identificarse, acreditarse y justificarse a sí mismas.

Las reglas de seguridad, ya se ha visto, se iniciaron con simples formas ver-


bales, posteriormente, algo en lo que se especializarían los codificadores romanos,
con rituales solemnes ante testigos o ante funcionarios especiales; lo que a su vez
posteriormente devino en ceremonias públicas en las que simbólicamente el pueblo
intervenía; hasta que llegó finalmente el documento escrito.

540 El caso más reciente es el cambio de bebés en un hospital de Arequipa, descubierto por accidente
gracias a una prueba de ADN practicada a uno de ellos ante una duda de paternidad, la que
resultó negativa tanto para la madre como el presunto padre. La investigación posterior permitió
la ubicación del otro bebé cambiado y la entrega de los bebés a sus verdaderas madres cuando ya
contaban con cinco meses de edad, estando en curso sendos juicios de indemnización ("La historia
de los bebés cambiados ... " (12 de mayo 2019).

•••
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Ya he referido que desde el inicio, cada legislación y cada sociedad consideró


que los notarios, escribanos, tabeliones, se cerciorasen de la individuación de los
otorgantes. Neri 54 1 inclusive se anima a afirmar que no hay ninguna legislación en
el mundo que no la haya impuesto, pues de nada serviría que el notario recogiese
acuciosamente la manifestación de los comparecientes, los plasmara fielmente en
el documento y cumpliera todas las formalidades legales correspondientes al acto y
al mismo tiempo no certificase que los comparecientes son quienes dicen ser542 • Si
fuese así, existiría una relación jurídica pero no se puede garantizar que esta rela-
ción jurídica ha sido establecida entre quienes legítimamente podían establecerla.
Para Mengual y Mengual543 , el fundamento de la fe de conocimiento no es el evitar
la suplantación de la personalidad humana [... ], sino en la necesidad de que en todo
negocio jurídico las relaciones determinantes de derechos y obligaciones sean peifecta-
mente vdlídas y de completa eficacia legal. Para Giménez Arnau 544 , aunque la ley no
lo indica expresamente, el instrumento notarial es per se una prueba de identidad
de los comparecientes, e inclusive respecto de su capacidad, dado que parte del
otorgamiento es verificar la capacidad de la persona, pues de no ser así carecerían
de significación las normas que rigen la identificación del compareciente.

Por ello, el instrumento tiene que asegurar la certeza de las personas que en él
se designa, por lo que la identidad de los otorgantes debe consignarse en él, bajo
responsabilidad; si no fuese así, el instrumento carecería de toda eficacia jurídica.
Sería la negación de la más elemental teoría jurídica notarial que en un instrumento
público notarial se indique ante mí se presentó una persona que manifestó llamarse
Vicente López. Necesariamente la identidad del compareciente debe ser certificada
por el notario, pues de otro modo no se trasuntaría ninguna garantía para los terceros
y el instrumento carecería de sentido. La identidad nunca debe dejarse al acuerdo
o a la aceptación recíproca de los contratantes.

Entonces, este deber del notario, que incumbe a la identidad personal, tiene dos
aristas. Una de orden, es decir que para que un instrumento notarial sea considerado
como revestido de fe pública, necesariamente el notario debe garantizar la identidad

541 NERI, A., Tratado teórico y prdctico de derecho notarial. Parte general, t. 1, Buenos Aires: Despalma,
1980, p. 416.
542 Así la mayor parte de la doctrina coincide: Fernández C asado "el relato de los otorgantes, aunque
se revista de solemnidad en el instrumento público, de nada sirve si el notario autorizante no
expresa que la persona que establece la relación jurídica es la misma a quien verdaderamente le
pertenecen el nombre y apellido con que se presenta a contratar"; Sancho Tel10: "El conocer a los
otorgantes y el dar fe el notario de ello importa la garantía de la verdad de la escritura; da nada
serviría que constasen las cláusulas y circunstancias del acto o convenio con escrupulosa exactitud
si no constara que quienes otorgan son realmente las personas que se dicen".
543 MENGUAL y MENGUAL, J. M., Elementos de derecho notarial, Barcelona: Bosch, 1933, p. 167.
544 G1MÉNEZ ARNA U, Enrique, Introducción al derecho notarial, Madrid: Revista de D erecho Privado,
1944, p. 237.

•••
480
VI. LA FE DE IDENTIFICACIÓN NOTARIAL: SU EVOLUCIÓN TEMPORAL Y NORMATIVA

de quienes han intervenido en él, pues dado que el testimonio notarial implica fe
pública, no es necesario que los terceros requieran presumir ni suponer nada; y una
de derecho positivo, según la cual la legislación define la fe de conocimiento como
la afirmación hecha por el notario de que el sujeto compareciente es el mismo que
ha sido señalado a través de su identidad personal, y no otro.

3.2.3. Naturaleza de la fe de conocimiento


De esta manera se fue formando el concepto de fe de conocimiento: el notario
debe dar fe en el instrumento que ha configurado y autorizado, de que conoce a los
otorgantes. ¿Qué significa en este caso conocer?

El concepto actual se relaciona con un conocimiento del compareciente a


través de la experiencia personal por parte del Notario. No es un conocimiento a
través de dichos de terceros o a través de experiencias ajenas. Es, en cambio, un
conocimiento anterior y personal del notario de quien comparece ante él. Si alguien
en algún momento nos presentase a determinada persona y nos indicase el nombre
y nos hiciese una breve descripción de su vida, este solo hecho no puede llevarnos
a pensar que ya conocemos a esa persona, pues los datos nos son alcanzados por
terceros y no por una experiencia personal. Distinto es el caso de los amigos de la
escuela, de la universidad o del vecindario, con los que no solo conocemos a ellos y
en algún momento nos han constado su nombre, su familia y el lugar donde vive.

Si bien una serie de normas posteriormente tomarían al pie de la letra la palabra


"conocimiento", en un inicio se entendió además como un estado de convicción,
más allá de toda duda razonable, al que llega el notario respecto a la identidad de
quien ha comparecido ante él, luego de examinar el conjunto de atributos estáticos
y dinámicos de la persona de los que me referí en el capítulo I, es decir, entre otros
y como desarrollaremos en el capítulo dedicado a la identidad, las características
físicas de la persona, su comportamiento durante la comparecencia y las circuns-
tancias, como la comparecencia de testigos o el conocimiento personal previo del
compareciente por parte del notario.

La naturaleza de la fe de conocimiento ha sido objeto de discusiones en la


doctrina. Si, como pretende Monasterio, citado por Sanahuja y Soler545 , el notario
certifica lo que percibe por sus sentidos -en este caso principalmente por el oído y
la vista-, entonces la fe de conocimiento excedería este postulado, pues para llegar
al convencimiento de la identidad de una persona no es suficiente lo percibido por
los sentidos, sino que es necesario un proceso intelectual que le permita procesar

545 NERI, A., Tratado teórico y prdctico de derecho notarial, Parte general, t. r, Buenos Aires: Despalma,
1980, p. 418.

•••
481
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Juan Carlos PERALTA CASTELLANO

esta información recibida y decidir, luego de este proceso, si el compareciente que


tiene ante él es quien dice ser.
Sin embargo, no se concibe un instrumento dotado de fe pública, y por lo tanto,
completo y perfecto, por usar la palabra romana con.fectum sin la fe de conocimiento,
pues sin ella no sería posible eliminar la incertidumbre de la efectiva comparecencia
de las partes con una fe notarial débil o incompleta. Por ello, tuvo que ser impuesta
por el Estado; de no haber sido así, el notariado latino no hubiera podido prevalecer
en el tiempo y la escrituración notarial no se hubi era desarrollado. Era necesa.rio
que el Estado dotara de fe pública esta certificación de comparecencia para que la
escritura pública -y los instrumentos notariales en general- fuera revestida de la
eficacia jurídica y valor legal incuestionable de la que ahora goza y gracias a la cual
es pilar de la seguridad jurídica.
Es importante indicar que este concepto de conocimiento, como ha dicho
Núñez Lagos546 no es in rerum natura, sino un juicio del notario. ¿Se puede decir
que, si tengo un amigo que he conocido desde el kindergarten, lo 'conozco' siendo
puristas en el concepto de conocimiento?No puede afirmats tal cosa, pues para que
fuese una afirmación de orden absoluto, para que el notario tuvi era fa evidencia de
visu et auditu suis sensibus, de que el compareciente era la p ersonalidad flsica y j w-ídica
que se afirmaba, haría falta que el notario presenciase el hecho del parto y La identidad
permanente del nacido desde eLtt.lumbrmniento hasta la comparecencitl.
Entonces esta calificación notarial de verificación del compareciente se acerca
a la naturaleza del acta de no toriedad: una persona se presenta ante el notario y
demuestra su nombre y su esratus civil, y luego de un previo interrogatorio, la
persona comprueba su identidad más allá de toda duda razonable para el notario.
En las normas medievales como las Siete Partidas, bastaba con que el notario se
persuadiese del nombre y apellido de quienes formalizaban el acto. Posteriormente
tendríamos la llamada identidad física, lo que distingue a un hombre de otro, a una
entidad de otra, y no me refiero solo a la identificación por nombre, la que, como
analizaré en el capítulo especialmente dedicado a este tema, puede cambiar o tener
diferentes nombres según los diversos sistemas legales con los que tengan relación.
Posteriormente se harán importantes también el estado civil y los demás datos
de la persona. Si bien la verificación del norario no se lirnira solo a la identidad
de la persona sino también a su capacidad jurídica, la verificación de la titu laridad
de derechos, la voluntad y el libre consentimiento, esta segunda arista no es parte
de la presente obra. Según Monasterio y Galí, citado por Neri 547 , el notario puede
conocer a la persona en tres aspectos: fúico (aspectos estáticos y dinámicos), civil

546 NúÑEZ LAGOS, Rafael, Estudios sobre el valor jurídico del documento notarial, Madrid: Academia
Matritense del Notariado, 1945.
547 NERI, A., Tratado teórico y prdctico de derecho notarial. Parte general, t. 1, Buenos Aires, Despalma,
1980, p. 424.

•••
482
'
l

VI. LA FE DE IDENTIFICACIÓN NOTARIAL: SU EVOLUCIÓN TEMPORAL Y NORMATIVA

(estado civil, profesión u ocupación, domicilio, fecha y lugar de nacimiento y de-


más datos de la persona relativos a su situación civil) y jurídico (cuál es el papel que
juega el compareciente en la relación jurídica o en el negocio jurídico que se está
plasmando en el documento notarial).

3.2.4, Legisláción comparada


3.2.4.1. Italia
Además de los ejemplos anteriormente detallados de la legislación francesa, por
su parte la primera ley italiana del notariado del 16 de febrero de 1913 -también
basada en el ordenamiento francés- agrega en su artículo 49 el concepto de que el
notario debe estar personalmente seguro de la identidadpersonal de las partes, y en caso
contrario, debe asegurar la identidad con dos testigos fehacientes por él conocidos. En
esta etapa de la legislación, hay entonces la necesidad de que o el notario conozca
a los comparecientes, o que conozca a los testigos de conocimiento que ante él
comparezcan. En esta misma norma italiana, en el artículo 51 inciso 4, se exige que
el acto debe contener la declaración de certeza de la identidad personal de las partes
hecha directamente por el notario o por virtud de la identificación de los fideifacientes.
Por lo tanto, no se presupone, como lo pretendía alguna corriente doctrinaria,
que el solo hecho de que el compareciente apareciese en un instrumento notarial
implicaba per se que el notario estaba dando fe de identidad; sino que la sola ex-
presión de comparecencia de las partes no bastaba, y que necesariamente el notario
debía expresar su fe de conocimiento por escrito en el mismo instrumento notarial,
de manera expresa y oficial. 'f

3.2.4.2. La actual Ley española


La ley española del 28 de mayo de 1862 y su reglamento, del 2 de junio de
1944, aún vigentes aunque con varias modificaciones a través de los años, disponen
que los notarios darán fe en las escritttrtt.s públicas, y en aquellas cictas que por su índole
especial lo reqideran, de que conocen a las partes, o de haberse asegurado de su identidad
1
por los medios supletorios establecidos en las leyes y los reglamentos.
Es decir, que la primera opción es el conocimiento personal del notario, y
1
como excepción se aplican los medios supletorios de identificación: en primer
lugar, la afirmación de dos testigos con capacidad civil que conozcan al otorgante
y que al mismo tiempo sean conocidas del notario, por lo que serán los testigos los
responsables de la identificación.

La segunda opción es que una de las partes contratantes (a la que el notario


ha identificado positivamente) identifique a la otra.

••• 1
483
Juan Carlos PERALTA CASTELLANO

La tercera opción es interesante y se trata de tal vez la primera referencia a los


documentos de identidad:

La referencia a carnets o documentos de identidad con retrato y firma expedidos


por autoridades públicas, cuyo objeto sea identificar a las personas. El notario, en
ese caso, responderá de la concordancia de los datos personales, fotografía y firma
estampados en el documento de identidad exhibido, con las del compareciente.

El análisis de este último artículo corresponde al capítulo correspondiente a los


documentos de identidad; sin embargo, es importante indicar que por primera vez
en la normativa occidental se ensaya una definición de documento de identidad: es
a) un documento que tiene por objeto identificar a las personas, que debe incluir:
b) un retrato o fotografía del titular; c) la firma del titular del documento; d) los
datos personales del titular.

La responsabilidad del notario en esta certificación documentaría está des-


crita en este artículo: el notario tendrá la responsabilidad de concordar los datos
personales, y la fotografía con la verificación del aspecto físico del compareciente
y el corejo de la firma obrante en el. documento de identidad exhibido con la que
estampe el compareciente en el instrumento notarial.

La cuarta opción es cotejar la firma que estampe el compareciente con la firma


existente en un instrumento público anterior en la que hubiera fe de conocimiento
notarial del compareciente. Por ejemplo, el compareciente puede adjuntar el testi-
monio de un instrumento notarial anterior en el que consta su firma a fin de que
el notario constate que la firma que el compareciente estampe frente a él es igual a
la del instrumento de referencia.

Por último, se establece la responsabilidad del notario que de fe de conocimiento


en caso sea inducido a error por la actuación maliciosa de los comparecientes o de
terceros: si no hay actuación dolosa del notario, no incurrirá en responsabilidad
criminal; sin embargo, se le abrirá proceso administrativo sancionador (llamado en
la ley española expediente de corrección domiciliaria) debiendo indemnizar los daños
y perjuicios que se hayan producido por error a terceros interesados.

3.2.5. Alcance de la fe de conocimiento


Un primer tema a dilucidar es si la fe de conocimiento solo incluye el nom-
bre y el apellido del otorgante. Sin embargo, la fe que da el notario no se limita al
nombre de la persona; por más que no haya una obligación específica para certificar
temas como el domicilio, el estado civil, la ocupación, existe un consenso en que

•••
484
VI. LA FE DE IDENTIFICACIÓN NOTARIAL: SU EVOLUCIÓN TEMPORAL Y NORMATIVA

la certificación del notario en la fe de conocimiento no se limita solo al nombre de


la persona, o al número de su documento de identidad.

El notario da fe respecto a una persona. La fe de conocimiento no se limita solo


a la identidad de la persona por su nombre y del apellido, sino que es inescindible
de la personalidad del compareciente, por lo tant , al í □tegro de la existencia física
de la persona. Particularmente en el testamemo - una de la escri curas públicas
más formales de la legislación peruana- es costumbre notarial eJ incluir no so.lo
el nombre de la persona, sino también se le pide manifestar su lugar y fecha de
nacimiento, y los nombres de sus padres. Evidentemente esto último tiene que
ver con los órdenes sucesorios, sin embargo, los demás datos ayudan a establecer
la identidad del testador, no solo para el convencimiento del notario, sino para
quienes en el futuro tengan que interpretar el testamento.

3.3. La fe de identificación notarial


Desde los albores de la función notarial, en épocas previas a los documentos
de identidad, de poblaciones reducidas y de poblaciones contractuales aún más
reducidas, era común que el notario conociese a los comparecientes o al menos a
sus familias, por los cuales podía obtener referencias fidedignas de identidad de los
comparecientes. En un primer momento, el notario requería simplemente dar fe
de conocer a quien ba comparecido ante él, y en caso de no conocerlo, existía la
posibilidad de que el compareciente llevase a un testigo de conocimiento; lo cual
era, para entonces, una garancía de identidad. Aunque pueda parecer extraño a ojos
actuales, no se tiene mayor noticia de que la suplantación haya sido un problema
importante en estas épocas que podrían llamarse "pre-documentadas".

Sin embargo, con el crecimiento exponencial de la población, el aumento de


la criminalidad y el advenimiento de nuevas modalidades delincuenciales a nivel
mundial: el narcotráfico, el terrorismo, el tráfico de predios o personas y el lavado
de activos, hicieron necesario establecer más seguridades en la identificación del
compareciente: a la comparación de las características físicas de la persona (rostro,
características físicas como color de piel, de ojos, forma de nariz y boca, entre otros)
o la de la firma impresa en el documento, se sumaron a través de los últimos años
la creación d e los documentos de idencidad, su gene1;alización entre la población y
la mejora de sus medidas de seguridad; el apoyo para 1a identificación en bases de
datos de identidad seguras y centralizadas y accesibles en tiempo real; el apoyo en
sistemas de identificación biométrica, sea a través del reconocimiento facial o de
las impresiones dactilares. Toda esta evolución ya ha sido reseñada en los capítulos
previos.

•••
485
Juan Carlos PERALTA CASTELLANO

De esta manera, se puede establecer un diagrama de flujo para el procedimiento


a seguir para comprobar la identidad del compareciente en el momento de su acto
físico de presencia ante el notario, principalmente para los instrumentos protocolares:

El notario tiene frente a sí al compareciente, que manifiesta ser una persona


determinada. Declara sus generales de ley (nombre, número de documento de
identidad, nacionalidad, ocupación o profesión, domicilio) y exhibe para vista del
notario su documento de identidad.

En un primer momento, el notario debe tomar las precauciones necesarias


para corroborar la autenticidad del documento que tiene en sus manos. Para ello
deberá estar informado de las medidas de seguridad de los documentos de identidad
(reacción a la luz ultravioleta, imágenes fantasmas, hilos de seguridad visibles a con-
traluz, códigos de barras legibles por escáner) y en su caso, de tratarse de documentos
extranjeros enterarse -dentro de lo posible- de las medidas de seguridad de esos
documentos a través de las páginas web de sus gobiernos.

Asimismo, respectivamente podrá revisar, en el caso de los documentos nacio-


nales, la hoja de datos del Reniec donde constan los datos personales, la imagen del
rostro, de la firma y las impresiones dactilares y compararlos con los que aparecen
en el documento que tiene ante sí. En el caso particular de los ciudadanos extran-
jeros, ha de consultarse la base de datos de la Superintendencia de Migraciones
que incluye tanto los carnés de extranjería (que corresponden a los residentes en el
Perú o a quienes se encuentren en determinadas categorías migratorias) y demás
documentos expedidos en el Perú para identificar a los ciudadanos extranjeros
(entre otros, como se ha visto en capítulos anteriores, los carnés de solicitantes de
refugio o los carnés de permisos temporales de permanencia), como los pasaportes
y documentos de identidad nacionales de los ciudadanos extranjeros que han in-
gresado regularmente al Perú.

Una vez que el notario haya descartado la posibilidad de que el documento de


identidad exhibido por el compareciente sea falso, él puede utilizarlo para identificar
al compareciente. En primer lugar, procederá a comparar las características físicas
del compareciente con la fotografía que aparece en el DNI. Sin duda puede ocurrir
que se trate de un suplantador parecido al verdadero titular, pues en los casos de
suplantación los delincuentes buscan a alguien que tenga rasgos físicos parecidos a
la víctima -inclusive se ha dado casos de hermanos e inclusive hermanos gemelos
suplantadores- pero el protocolo de seguridad no concluye aquí.

El notario asimismo debe comparar la firma estampada por el comparecien-


te en el documento con la que obra tanto en el documento como en la ficha de
datos del Reniec. El notario no es grafólogo, sin embargo, la práctica alcanzada
en su labor le permite hasta cierto punto -que obviamente no pueden acercarse

•••
486
VI. LA FE DE IDENTIFICACIÓN NDTARI"' SU EVOLUCIÓN TEMPORAL YNORMATIVA 1

a las posibilidades de un experto- encontrar y distinguir los rasgos principales y


distintivos de la firma. Existe evidentemente la posibilidad de que el suplantador
pueda lograr una firma muy parecida a la del verdadero titular, de hecho, en este
tipo de delitos los delincuentes suelen practicar mucho con la finalidad de poder
sorprender a un no-experto. Sin embargo, de un atento examen de la firma puede
reducirse la posibilidad de una suplantación.

Superadas estas vallas de seguridad, corresponde verificar la impresión dactilar


estampada por el compareciente en el instrumento y compararla con la que obra
tanto en el DNI como en la base de datos del Reniec. Nuevamente, el notario no
es un perito dactiloscópico y, por lo tanto, no es experto en la comparación de im-
presiones dactilares, aunque (salvo en determinadas huellas que pueden carecer de
rasgos evidentes como el no tener crestas dactilares) puede comparar con la ayuda de
lentes de aumento algunas características particulares, aunque jamás al nivel de un
experto. Es de señalar que el artículo 59 inciso j) de la Ley del Notariado peruana
exige que en los instrumentos protocolares los comparecientes, además de firmar,
deben estampar la impresión dactilar en el instrumento, utilizándose mayormente
el índice derecho, aunque el mismo sistema del Reniec indica cuál es la huella de
mejor calidad de la persona.

Finalmente, el notario deberá hacer pasar a la persona, en el caso sea nacional


peruana (pues el servicio aún no está disponible para ciudadanos extranjeros), por
el control de identificación biométrica de impresiones dactilares del sistema AFIS
del Reniec, el mismo que cuenta con un alto grado de fiabilidad. Ya se encuentra,
además y como un segundo control optativo, en etapa de prueba -llamada etapa
beta- la aplicación de reconocimiento facial del Reniec mediante el cual se puede
tomar una foto de frente al compareciente a fin de que el sistema compare el rostro
con el que se encuentra en las bases de datos, a fin de que dé una identificación
positiva. Ya, sin embargo, se ha advertido en el capítulo anterior548 sobre la falibi-
lidad del sistema, por lo que el simple hecho de la comparación del sistema AFIS
por sí sola no es suficiente, debiéndose agregar esta a todos los pasos previos de
control enumeradas.

También puede ocurrir que la persona, a causa de su avanzada edad, no tenga


huellas distinguibles y, por lo tanto, no capturables o no comparables, sea por la vista
o a través del sistema. En este caso, se le puede pedir al compareciente que se apersone
ante el Reniec a fin de actualizar la captura de sus huellas en el sistema a fin de permitir
una mejor captura. A veces esto tiene efectos y a veces no, debido al deterioro de las
impresiones dactilares del titular, sea por su avanzada edad o por otras razones, como
una enfermedad dermatológica o la manipulación de sustancias químicas.

548 Cfr., supra, capítulo 1v, 7.

•••
487
Juan Carlos PERALTA CASTELLANO

Si a pesar de la actualización no es posible la comparación mediante el sistema


biométrico, el notario podrá solicitar la presencia de un testigo de conocimiento
que aunado a los otros elementos de convicción pueda convencer al notario de la
efectiva identidad del compareciente.

Superadas todas estas etapas, se puede considerar que el notario ha superado


toda duda razonable de la identidad del compareciente y, por lo tanto, puede dar
fe de identidad.

3.3.1. Diferencia con la fe de conocimiento


En el caso de la fe de identificación, no hay un conocimiento anterior ni
personal del compareciente por parte del Notario. Por lo tanto, al no constarle su
identidad, deberá establecerla mediante elementos auxiliares: la presentación de
documentos de identidad, documentos adicionales de respaldo, verificación de
imágenes y datos online del sistema de identificación, comparación biométrica de
impresiones dactilares y su comparación con las características físicas de quien ha
comparecido. El notario no conoce a la persona, entendiendo que no la ha visto
nunca antes y no tiene de ella experiencia personal ni anterior alguna; sin embargo,
ha llegado a la conclusión, más allá de toda duda razonable, que el compareciente
es quien dice ser. Por ende, lo ha identificado.

Esta es la frase clave, que proviene del Common Law: beyond reasonable doubt,
'más allá de toda duda razonable'. El notario deberá eliminar, mediante el uso de los
medios que estime convenientes, toda duda razonable de la identidad del compare-
ciente; en palabras de Bellver Cano, citado por Neri 549 : Expresión del íntimo conven-
cimiento del notario de que los comparecientes son, a su juicio, los individuos en quienes
concurren las circunstancias que reseña, sin que exista en su ánimo sospecha en contrario.
Justamente por el hecho de que este convencimiento al que llega el notario de la
identidad del compareciente a partir de los elementos de apoyo, necesariamente su natu-
raleza es el de la presunción juris tantum, solo destructible por una prueba en contrario.

Si bien, como he indicado, el notario no asume responsabilidad de la veracidad


de los demás elementos de la personalidad del compareciente, sí se puede considerar
que en la obligación notarial de establecer la identidad se trasunta la investigación
inmediata y directa de los elementos y atributos inherentes a la personalidad, a
efectos de eliminar la duda razonable respecto a la identidad de quien tiene al frente.

549 NERI, A., Tratado teórico y práctico de derecho notarial, Parte general, c. I, Buenos Aires, Despalma,
1980, p. 463.

•••
488
VI. LA FE DE IDENTIFICACIÓN NOTARIAL: SU EVOLUCIÓN TEMPORAL Y NORMATIVA

El notario, no solo en el Perú sino en la generalidad de la doctrina del nota-


riado latino, tiene la obligación de certificar expresamente de haber identificado
a los comparecientes. En las páginas siguientes expondré más detenidamente los
alcances de la identificación notarial en nuestro país, pero debemos ahora pregun-
tarnos qué ocurriría si el notario omitiera hacer esta certificación de conocimiento
o de identidad. ¿Deberíamos entender que esta identificación está implícita por
el solo hecho de la comparecencia de las partes en la escritura pública? ¿O que el
instrumento adolece de un defecto que podría implicar su nulidad?

Nuestra opinión es que la fe de identidad (o de conocimiento en su caso) es


el corazón del instrumento notarial y propiamente el de la escritura pública, por lo
que necesariamente debe de estar expresamente plasmada en él; y, por lo tanto, su
no inclusión expresa no puede llevarnos a considerarla implícita. Por lo expuesto,
la omisión implicaría que el notario no ha dado fe de conocimiento o de identidad de
los comparecientes lo que tendría como consecuencia -además de una la responsa-
bilidad funcional del notario- que el instrumento notarial adolece de un defecto
que puede acarrear hasta su anulabilidad judicialmente declarada.

El notario, por lo tanto, no se limita solo a certificar el nombre de la persona,


sino también a certificar la personalidad humana. Cuando se habla de identidad, se
asevera, se certifica que la persona actuante es realmente el sujeto cuya personalidad
se ha invocado.

La identificación del requirente es el núcleo del instrumento público y de su


eficacia. Si no se acredita la identidad del compareciente, el instrumento se vuelve
estéri/5 50 todos sus efectos dependen de que quienes han sido designados en la com-
parecencia son las que habían de concurrir al otorgamiento.

4. EVOLUCIÓN DE LA FE DE CONOCIMIENTO V LA FE DE IDENTIFICACIÓN EN EL


PERÚ

4.1. Ley 1510


La primera ley del notariado, la Ley 151 O, fue promulgada por el presidente
Augusto B. Leguía el 15 de diciembre de 1911. El primer censo de población había
sido realizado en 1836 durante el gobierno de Andrés de Santa Cruz, arrojando
1'873,736 habitantes a nivel nacional. El cuarto censo, efectuado en 1876 durante
la presidencia de Manuel Prado -y el último existente a la fecha de promulgación
de la primera ley del notariado- empadronó 2'699,105 habitantes (Instituto

550 G1MÉNEZ ARNAU, Enrique, Introducción al derecho notarial, Madrid: Revista de Derecho Privado,
1944, p. 42.

•••
489
VI. LA FE DE IDENTIFICACIÓN NOTARIAL: SU EVOLUCIÓN TEMPORAL Y NORMATIVA

como una acción de control para que el notario revise el protocolo de seguridad de
la identificación; sin embargo, el resultado final fue el de una norma excesivamente
controlista que desconoce la naturaleza de la fe notarial en el sistema notarial latino.

Esta lamentable posición una vez más somete la fe de identificación notarial


al sistema de verificación biométrica, poniéndola en un pedestal de infalibilidad,
pedestal que los mismos científicos y desarrolladores afirman que solo puede ser
creado a partir de la ignorancia561 •

4.9. La Ley 30313 y su reglamento


La Ley 30313, publicada el 26 marzo 2015, sobre oposición al procedimiento
de inscripción registra! en trámite y sobre cancelación de asientos registrales en caso
de suplantación de identidad o falsificación de documentación modificaría -una
vez más- el artículo 55 del Decreto Legislativo del Notariado. En efecto, su
Segunda Disposición Complementaria Final derogaría en la práctica la Directiva
anteriormente mencionada, cuyo texto es el siguiente:

Artículo 55.- Identidad del otorgante:


El notario dará fe de conocer a los otorgantes y/o intervinientes o de haberlos
identificado.
Es obligación del notario verificar la identi iacl. de los otorgantes o intervinientes,
a través del acceso a la base de datos del Regi .ero Na ional de Identificación
y Escado Civil -RENIE.C, en aquellos lugares donde se cuen te co n acteso a
Internet y ea posible pant la ind icada encidad brindar c1 servicio de consultas
en línea , a. í como a la ba e de claro el.e la Superintendencia Nacio nal di.:: Mi-
graciones, respecto de la información sobre lo. exrr:rnjeros residentes o no en el
país, pudiend acceder al registrn de carnés de extran¡erla, pasaporres y control
migratorio de l.ngreso de cxmrnjerc>s, para la vi.::rificación de la identidad de I s
incerviniences mediante la. ve.rif:icación de las i1mlg nes, datos y/o lu idcnti~ca-
ción por comparación biométrica de las huellas dactilares. uando el notario
lo juzgue conveniente exigirá otros documentos y/o la inre.rvcnción de testigos
que garanticen una adecuada identificación.
Para e tos efccros, el ejerci io persona l de la función 110 excluye la colaboració11
de dependiemes del despacho notarial, sin que ello impliqu la delegació n de
la fu n ión para real izar los acros tornplememarios o conexús que coadyuven al
desarrollo de su labor, bajo la responsabilidad exclusiva del notario.
El notario que cumpliendo los proced imientos esrablecidos en el presente
artículo diere fe de identidad de alguno de los otorga ntes, inducido a error

561 Cfr., supra, capítulo rv, 7.5 .

•••
513
Juan Carlos PERALTA CASTELLANO

por la actuación maliciosa de los mismos o de otras personas, no incurre en


responsabilidad.
Asimismo, el notario público deberá dejar expresa constancia en la escritura
pública de haber efectuado las mínimas a ciones de co rmol y debída diligencia
en materia de prevención del lavado de activos especialmente vincufado a la
minería ilegal u otras formas de crimen organizado, respecto a todas las partes
intervinientes en la transacción, específicamente con relación al origen de los
fondos, bienes u otros activos involucrados en dicha transacción, así como con
los medios de pago utilizados.

En el primer párrafo se establece una diferencia: compareciente e interviniente.


No considero que corresponda una diferencia conceptual, pues toda persona que
se presente -ergo, comparezca ante un notario- no importando el papel que vaya
a cumplir en el instrumento (sea contratante, otorgante de un negocio jurídico,
representante, testigo a ruego, testigo de identificación o quien interviene espe-
cialmente para manifestar aceptación) es necesariamente y en todos los casos un
compareciente; y se define como interviniente a quien -obviamente- interviene
en un instrumento sin tener necesariamente relación directa con el o los actos
involucrados en el instrumento. Por ejemplo, no es raro que en las escrituras pú-
blicas de compraventa de un inmueble que es bien propio de uno de los cónyuges,
intervenga el otro cónyuge para manifestar su conformidad. Pero en un sentido
más lato, cualquier compareciente puede ser un interviniente. Entonces, no tiene
sentido diferenciar ambos conceptos, pues en un sentido estricto uno está incluido
en el otro (todo interviniente es un compareciente, pero no todo compareciente
es un interviniente) y en un sentido más lato, ambos conceptos son sinónimos. Se
trata, evidentemente, de una mala técnica legislativa.

Este artículo expandiría los protocolos de control por primera vez a los ciu-
dadanos extranjeros. A la ya dispuesta verificación biométrica y a la base de datos
del Reniec para los ciudadanos nacionales se agrega la obligación de revisar la in-
formación sobre los extranjeros residentes o no en el país de la base de datos de la
Superintendencia Nacional de Migraciones a fin de corroborar su identidad, para lo
que se dispuso el acceso de los notarios a los siguientes bases de datos migratorias:

En primer lugar, al registro de carnés de extranjería, que es el documento na-


cional de identidad para residentes (y por excepción a determinados no-residentes)
como se ha analizado con profundidad en el capítulo correspondiente562 • Dado que
en los carnés de extranjería -sobre todo los expedidos hace algunos años- el di-
seño y el tamaño del documento no permiten apreciar con claridad ni la impresión
dactilar, la firma del compareciente, la verificación onlíne permitiría su correcta

562 Cfr., supra, capítulo v, 5.2.1.

•••
514
---
VI. LA FE DE IDENTIFICACIÓN NOTARIAL: SU EVOLUCIÓN TEMPORAL V NORMATIVA

revisión ya que se accedería a las imágenes originales que en teoría podrían ampliarse
para una mejor comprobación, con lo que se podrá verificar no solo las imágenes y
datos sino el tipo de documento que tenían registrados los ciudadanos extranjeros.
En segundo lugar, la base de datos de los otros documentos emitidos por el
Estado peruano, como el PTP (permiso temporal de permanencia) o los carnés
diplomáticos.

En tercer lugar, al registro de pasaportes, que es la base de datos migratoria


que incluye a ciudadanos extranjeros no-residentes que han ingresado al país en
calidad de turistas o con visado de negocios -entre otras calidades migratorias- lo 1
que también se ha analizado en profundidad563 • Mediante la consulta a esta base de
datos podría corroborarse los datos personales del compareciente, su nacionalidad
y su número de pasaporte. Dado que esa base de datos procede de la transcripción
automática de los datos de un documento extranjero en el momento del ingreso de
la persona al país a través de un puesto migratorio, no constan ni su foto ni firma ni
huella dactilar, pero eso puede ser corroborado con los que obran con el pasaporte 1

exhibido por el compareciente extranjero.

En cuarto lugar, y como una absoluta novedad, se dispone el acceso de los


notarios a la base de datos de control o movimiento migratorio de extranjeros, es decir, !
a todas las salidas e ingresos de los ciudadanos extranjeros del territorio nacional.
De esta manera se podía corroborar en tiempo real a través del sistema de control
migratorio, si el extranjero que comparece ante el notario realmente se encuentra,
de conformidad con estos registros, en el país. Para su consulta hay que incluir el
número de pasaporte y la nacionalidad, no siendo posible las consultas por nombre,
por razones de seguridad y para evitar el uso abusivo del sistema.

Esto último es porque se había detectado un forado de seguridad que había


sido aprovechado por la delincuencia: dadas las múltiples herramientas para evitar
la suplantación de ciudadanos nacionales, el nuevo objetivo de los suplantadores
fueron los bienes de los ciudadanos extranjeros, y particularmente de aquellos que se
encontraban ausentes del país, por lo que hubo casos de falsificación de pasaportes
extranjeros, siendo de destacar el caso de suplantación de un ciudadano coreano
con un pasaporte de la República de Corea falsificado -aparentemente- no en el
Perú, sino en la misma Corea; no teniendo los notarios en estos casos prácticamente
ninguna herramienta de corroboración para evitar las suplantaciones.
Con este acceso a las bases de datos tanto documentadas como migratorias
de los ciudadanos extranjeros, ya se va a poder corroborar tanto la exactitud de los
datos personales del compareciente como el hecho de que, consultado en tiempo

563 Cfr., supra, capítulo v, 5.2.2.

•••
515
Juan Carlos PERALTA CASTELLANO

real su movimiento migratorio, que el compareciente efectivamente se encuentra en


el Perú. Esto último también es una importante herramienta de comprobación en
caso de que el compareciente sea un ciudadano peruano domiciliado en el extranjero.

La obligación establecida en el primer párrafo, la de la comparación de imágenes


o la identificación biométrica, se establece siempre y cuando exista acceso a Interner
desde la locálidad donde se encuentre el oficio notarial. El "y/o" daba a entender
que era a elección del notario cuáles elementos iba a utilizar a fin de eliminar la
duda razonable respecto a la identidad del compareciente: decidía si iba a la com-
paración de imágenes del Reniec o la identificación biométrica, o ambos elementos.
o si además de estos solicitaba documentos adicionales (pasaportes, carnés, actas de
nacimiento, por ejemplo) y/o la intervención de testigos de conocimiento.

En este artículo se hace referencia por primera vez a los "colaboradores o de-
pendientes" del despacho notarial, que muchas veces asisten al notario en la toma de
firmas o huellas. Resulta obvio que su actuación es solo para actos complementarios
o conexos, y siendo indelegable la función notarial, su intervención no enerva para
nada la responsabilidad exclusiva del notario.

Esta ley, cuyo texto fue preparado en el Ministerio de Justicia, fue expedida sin
ningún tipo de coordinación con el Notariado peruano, lo cual no era novedad pues
formaba parte del lamentable modus operandi de entonces, lo que sí era novedad
es que también se expidió sin realizar ningún tipo de coordinación con la Superin-
tendencia Nacional de Migraciones, conforme lo denunció el superintendente de
entonces 564 , institución que recibió con sorpresa que de la noche a la mañana tenía
la obligación de crear, contrarreloj, una base de datos de ciudadanos extranjeros con
foto, datos completos e impresión dactilar para acceso de todas las notarías del país.

La deficiente coordinación entre las diferentes entidades del Estado quedó en


evidencia por el hecho de que la Superintendencia de Migraciones no fue consultada
ni informada previamente de esta nueva exigencia: se enteró recién en el momenco
de la publicación de la norma. Su base de datos era únicamente de consulta interna
y con un formato que no permitía su consulta en línea fuera de la intranet. La insó-
tución debía entonces, en un plazo muy corto, adecuarse a un formato de consulta
externa, debiendo incluir las imágenes del ciudadano extranjero (fotografía, firma
e impresión dactilar), datos (nombre, fecha y lugar de nacimiento, nacionalidad.
número de pasaporte o documento de identidad nacional) y situación migratoria
(calidad migratoria y su situación de legalidad o no en el territorio nacional, par
ejemplo, si ha excedido su tiempo de permanencia o si tiene el pago de sus tasas al

564 PoTOZÉN, B., "Cambios en la Ley de Migraciones", en Jornada para analizar modificaciones tic.
Dec. Leg. 1049. Conferencia. Colegio de notarios de Lima, 17 de octubre del 2015.

•••
516
VI. LAFE DE IDENTIFICACIÓN NOTARIAL: SU EVOLUCIÓNTEMPORAL YNORMATIVA

día). La i.dentificación por comparación biom étrica de las huellas dactilares no está
aún disponible pa ra ciudadanos extranjeros.

M ientras la actual Superintendencia Nacional de Migraciones fue una insti-


tució n p reponderantemente policial -entonces llamada D irección Nacional de
Migraciones y Naturalización, adscrita al M inisterio del Interio r- las capturas de
imágenes del rostro de los ciudadanos exrranjeros y de impresiones dactilares no
podía ser considerada p rofesional ni segura. En los carnés de extranjería era casi
imposible distinguir en la inmensa mayoría de los casos el deralle de las im p resiones
dactilares, por su pequeño ramano, su poca resolución y claridad y porque no esrán
impresas en fondo blanco, sino con el fondo tramado del mismo carné. Todo eso
hacía imposible su comparación.

C uando Migraciones pasó a ser un o rganismo civil, mejoró progresivamente


sus servicios y actuaLnente las fotografías y las impresiones dactilares son capturadas
con mayor detalle y en fondo blanco.

C uando fin almente el sistema informático de la Superintendencia Nacional


de Migraciones fue presentado el 21 de abril del 2016 (Superintendencia Nacional
de Migraciones, 2016), los notarios confirmamos que la imposibilidad de ver las
impresiones dactilarc~ no se debía a u na mala impresión en el carné de extranjería,
sino que era la m isma imagen o riginal - que ya podíamos ver en coda su amplitud
en la base de datos- la que era indistinguible. Las imágenes actualmente, para los
carnés recientemente expedidos, son cornadas con una mayor claridad, y además
ya M.igraciones ha empezado a verificar biomérricameme en los puestos d e conrrol
migracorio la identidad de los peruanos que entran y salen del país, así como a tomar
las impresio nes dactilares de los extranjeros g ue hacen lo propio y las imágenes se
unen a los datos de sus pasaportes. La utilidad de esa base de dacos, con el paso de
los años, se tornará cada vez más importante.
Un pu nto_relevantees el "y/o" del segundo páHafo, con el que se da a encender
que, para elim inar la duda razonable de la identificación de la persona, era a elección
del notario si utilizaba la comparación de imágenes del Reniec o la identificación
biométrica (siem pre y cuando exista acceso a In ternet desde la l ocalidad d oodese
encuenrre el oficio notarial) o ambas cosas, o si agregaba a estas comparaciones la
revisión de docu men tos adicionales (pasaportes, carnés, actas de nacimiento, por
ejemplo) y/o la in tervenció n de testigos de conocim.ien ro.

Uno de los pu ntos más valiosos de esta ley es que deja oficialmente establecido
g ue la inconsútucional Directiva 00 1-2013-CN no tiene más efecto-en realidad
jamás lo ruvo-al confi rmar que, si el notario cumple "Los procedimientos establecidos
en elpresente artículo" y diere fe de identidad de alguno de los ororganres "inducido
a error por la actuación maliciosa de los mismos o de otras personas", no i ncurre en

•••
5 17
Juan Carlos PERALTA CASTELLANO

responsabilidad. De esta manera, nuevamente se garantiza que, con una actuación


notarial diligente, utilizando los elementos de convicción a su alcance, no podrá
presumirse dolo y, por lo tanto, no corresponde atribuirle responsabilidad alguna.

Durante un corto tiempo pareció que de alguna manera se estaba retornando


a los notarios una plena fe de identificación sin someterla a elementos técnicos
falibles. Este espejismo duraría seis meses.

4.10.EI Decreto Legislativo 1232


El 26 de setiembre del 2015 se publicaría el Decreto Legislativo 1232, que
abrogaría la modificación efectuada por la Ley 30313 y en el que, rectificando nue-
vamente el artículo 55, se regresa a un funesto dirigismo 565 normativo, creándose
cuatro reglas de identificación encorsetadas:

Artículo 55.- Identidad del otorgante: el notario dará fe de conocer a los


otorgantes y/o intervinientes o de haberlos identificado, conforme a lo
siguiente:
a) Cuando en el distrito donde se ubica el oficio notarial tenga acceso a internet,
el notario exigirá el documento nacional de identidad y deberá verificar la iden-
tidad de los otorgantes o intervinientes utilizando la comparación biométrica
de las huellas dactilares, a través del servicio que brinda el registro Nacional de
identidad y Estado Civil - Reniec.
b) Cuando no se pueda dar cumplimiento a lo señalado en el literal a) del pre-
sente artículo respecto a la comparación biométrica de las huellas dactilares por
causa no imputable al notario, este exigirá el documento nacional de identidad
y la consulta en línea para la verificación de las imágenes y datos del registro
Nacional de identidad y Estado Civil - Reniec con la colaboración del Colegio
de notarios respectivo, si fuera necesaria. El notario podrá recurrir adicional-
mente a otros documentos y/o la intervención de testigos que garanticen una
adecuada identificación.
c) Tratándose de extranjeros residentes o no en el país, el notario exigirá el
documento oficial de identidad y, además, accederá a la información de la base
de datos del registro de carnés de extranjería, pasaportes y control migratorio
de ingreso de extranjeros; en tanto sea implementado por la Superintendencia
Nacional de Migraciones, conforme a la décima disposición complementaria,
transitoria y final de la presente ley. Asimismo, de juzgarlo conveniente podrá
requerir otros documentos y/o la intervención de testigos que garanticen una
adecuada identificación.

565 Según la Real Academia Española: "dirigismo es la tendencia del Gobierno o de cualquier
autoridad a intervenir de manera abusiva en determinada actividad".

•••
518
VI. LA FE DE IDENTIFICACIÓN NOTARIAL: SU EVOLUCIÓN TEMPORAL Y NORMATIVA

d) Excepcionalmente y por razón justificada, el notario podrá dar fe de conoci-


miento o de identidad sin necesidad de seguir los procedimientos señalados en
los literales a) y b) del presente artículo. En este caso, el notario incurre en las
responsabilidades de ley cuando exista suplantación de la identidad.
El notario que cumpliendo los procedimientos establecidos en los literales a),
b) y c) del presente artículo diere fe de identidad de alguno de los otorgantes,
inducido a error por la actuación maliciosa de los mismos o de otras personas,
no incurre en responsabilidad, sin perjuicio de que se declare judicialmente la
nulidad del instrumento. En el instrumento público protocolar suscrito por el
otorgante y/o interviniente, el notario deberá dejar expresa constancia de las
verificaciones a las que se refiere el presente artículo o la justificación de no
haber seguido el procedimiento.

4.10.1. Identificación biométrica


Esta norma distingue cuatro situaciones. La primera es el caso de los ciudada-
nos nacionales -los únicos que se encuentran en la base de datos del Reniec- que
comparecen exhibiendo su documento nacional de identidad y son positivamente
identificados por el notario por el sistema de comparación biométrica de huellas
dactilares. Para la ley, esta identificación positiva del sistema biométrico es prueba
suficiente de una correcta identificación del Notario, pero esto es un concepto
errado: no puede ser suficiente por sí solo, pues forman también parte de la fe de
identificación del notario la comparación de la firma y de las facciones del rostro
del compareciente con las que obran en su documento de identidad. La fe de
identidad notarial no puede en modo alguno igualarse a un control biométrico
automatizado.

Esta primera regla se aplica en caso de que en el distrito donde se ubica el oficio
notarial tenga acceso a internet. En este caso, el notario deberá, en primer lugar,
exigir el documento nacional de identidad, para, acto seguido, verificar la identidad
de los comparecientes mediante la comparación biométrica de sus huellas dactila-
res. Me remito al capítulo V respecto a los posibles resultados de la comparación
biométrica y sus respectivos efectos y consecuencias.

4.10.2. Identificación sin consulta biométrica informatizada


La segunda opción es el caso de que el sistema de identificación biométrica
no pueda identificar positivamente al compareciente nacional, siempre y cuando
esta situación sea por causa no imputable al notario. Esto puede ocurrir por una
falla en el mismo sistema, como la interrupción del servicio por parte del Reniec
o por una interrupción en el servicio eléctrico; o porque las impresiones dactilares

•••
519
Juan Carlos PERALTA CASTELLANO

tomadas en la base de datos del Reniec no son lo suficientemente claras como


para compararlas con las muestras tomadas al compareciente (desprolijidad que
puede ocurrir en los DNI emitidos en los consulados), o que las huellas del mismo
compareciente estén deterioradas por razón de edad, por afecciones a la piel o por
1

manipular elementos químicos.

En este caso de imposibilidad no imputable al notario, este, además de exigir


el documento nacional de identidad, deberá además tener a la vista la consulta en
línea de las imágenes y datos del Reniec, puede ocurrir que la interrupción de los
servicios online del Reniec le impida al notario inclusive obtener esta consulta de
los datos; en cuyo caso se le puede pedir al mismo usuario que proceda a solicitar
un certificado impreso en las oficinas del Reniec.

No habiendo posibilidad de identificación biométrica, el notario deberá rea-


lizar la corroboración de identidad mediante la comparación de las características
físicas, la impresión dactilar y la firma del compareciente puesta en el documento
de identidad con las que el compareciente estampe en el documento.

Es común que el problema, empero, no esté en las huellas del compareciente,


sino en la mala calidad de la imagen que obra en la base de datos. En tal caso, pue-
de pedirse previamente al compareciente que se apersone a una oficina del Reniec
para actualizar sus impresiones dactilares mediante la toma de una nueva muestra
decadactilar, luego de lo cual puede retornar al oficio notarial para una segunda
comparecencia. Al mejorar la imagen dactilar de la base de datos, la comparación
del sistema AFIS tiene más probabilidades de ser exitosa.

Sin embargo, el notario puede concluir que el deterioro de las huellas


dactilares del compareciente sea de tal magnitud que su actualización en la base
de datos no tenga razón de ser: hay algunos casos en los que se aprecia más una
mancha en vez de una huella impresa. En este caso deberá tomar la decisión de
proceder inmediatamente a la identificación del compareciente sin tomar en cuenta
este paso, pudiendo recurrir adicionalmente, como ya se ha referido, a otros medios
de identificación.

A fin de eliminar toda duda razonable respecto a la identidad del compareciente,


el Notario, ya que no ha podido identificarlo biométricamente, podrá utilizar dos
medios adicionales. En primer lugar, la norma sugiere al notario solicitar otros docu-
mentos ¿Qué otro documento se podría solicitar además del documento nacional de
identidad? Esto podría justificarse si el documento nacional de identidad no tuviese
medidas de seguridad suficientes, y tuviésemos que apoyarnos en los carnés de la
seguridad social o los pasaportes como en las épocas de la antigua libreta electoral
mecánica. Probablemente se refieran a documentos que corroboren alguna de la
información proporcionada por el compareciente: un acta de matrimonio o de

•••
520

-
VI. LA FE DE IDENTIFICACIÓN NOTARIAL: SU EVOLUCIÓN TEMPORAL YNORMATIVA

nacimiento; un pasaporte o documento extranjero en caso de que el compareciente


manifieste tener otra nacionalidad y solicite, por ejemplo, ser identificado también
por un segundo nombre. En último de los casos para ciudadanos peruanos podría
también solicitarse en circunstancias excepcionales, un pasaporte peruano o licencia
de conducir puede pedirse también, como excepción y como documento adicional
de identificación.

En segundo lugar, otro medio de seguridad adicional sugerido por la norma


es la intervención de testigos de conocimiento; es decir, personas a las que el notario
identifique plenamente y que expresamente manifiesten conocer al otorgante, co-
rroborando su identidad, suscribiendo también el instrumento notarial y asumiendo
la responsabilidad por lo declarado.

Es importante aclarar que, a pesar de no poderse utilizar la consulta biométri-


ca automatizada, este modo de identificación es también biométrico, dado que se
efectúa una comparación de las impresiones dactilares obrantes en la base de datos,
la firma y las características físicas de la persona.

4.10.3. Identificación de ciudadanos extranjeros


La tercera situación es la comparecencia de ciudadanos extranjeros, sean resi-
dentes o no en el país. En este caso el notario, además de exigir la exhibición de su
documento oficial de identidad (sea pasaporte, documento de identidad extranjero,
carné diplomático o el documento que le corresponda según se expone de manera
exhaustiva) 566 , accederá a la información de la base de datos del registro de carnés
de extranjería, pasaportes y control migratorio de ingreso de extranjeros "en tanto
sea implementado por la Superintendencia Nacional de Migraciones". En caso de
tener aún duda razonable de la identidad del compareciente extranjero, el notario
podrá requerir otros documentos y/o la intervención de testigos que garanticen
una adecuada identificación. Por ejemplo, en los pasaportes no obra la impresión
dactilar del compareciente, por lo cual se suele solicitar a los comparecientes ex-
tranjeros latinoamericanos (por tomar algunos ejemplos, colombianos, chilenos,
argentinos, venezolanos, bolivianos) su documento nacional de identidad, donde
sí obra la imagen de la huella dactilar del titular.

La décima disposición complementaria, transitoria y final le otorgó a la Super-


intendencia Nacional de Migraciones un plazo de ciento ochenta días calendario
desde la vigencia del decreto legislativo para poner a disposición de los notarios
el acceso a la información de la base de datos del registro de carnés de extranjería,
pasaportes y control migratorio de ingreso de extranjeros. Como se ha visto en el

566 Cfr., supra, capítulo v, 5.1. y ss.

•••
521
¡ J,a, Ca<los PERALTA CASTELLANO

subcapítulo anterior, a pesar de que aquella adecuación implicaba más que una
complicación, la entidad logró cumplir con el plazo dispuesto.

La base de datos de los ciudadanos extranjeros, en cambio, se encuentra a cargo


de la Superintendencia Nacional de Migraciones, anteriormente Dirección Nacional
de Migraciones, que según el Decreto Legislativo 1130, que la crea, es "un organismo
técnico especializado adscrito al Ministerio del Interior, con personería jurídica de
derecho público interno, con autonomía administrativa, funcional y económica".

En el caso de extranjeros residentes o no en el país, el notario exigirá el docu-


mento oficial de identidad. Para saber cuáles son los documentos a exigir, dependerá
de la calidad migratoria del ciudadano extranjero. La naturaleza de las diferentes
calidades migratorias de los ciudadanos extranjeros ya han sido expuestas 567 , y en el
caso del Perú, están determinadas en el Decreto Legislativo 1350, por lo que aquí
solo será menester enumerarlas.
a) En el caso de los extranjeros con calidad migratoria de residente, es decir, a
quienes se les autoriza el ingreso (múltiples entradas) y la residencia en el
territorio de la República. En los casos anteriormente mencionados se les
deberá exigir el carné de extranjería emitido por la Superintendencia Na-
cional de Migraciones, en el caso de profesionales designados, estudian-
tes, religiosos, trabajadores extranjeros, inversionistas, investigadores,
familiares de residentes, rentistas e inclusive a quienes se les haya dado
esta calidad por razones humanitarias o que se encuentren en situación
suspendida por estar siendo procesados o haber sido condenados penal-
mente; o el carné de identidad emitido por el Ministerio de Relaciones
Exteriores, en el caso de cooperantes, intercambio, residentes por razones
humanitarias, consular, diplomáticos, oficiales o familiares de oficiales,
personas que se encuentren en trámite de solicitud de asilo.
b) En el caso de los extranjeros con calidad migratoria temporal, la que per-
mite ingreso y permanencia de un extranjero en el territorio de la Repú-
blica sin ánimo de residencia; entre los cuales se encuentra las calidades
de turista, periodista acreditado, tripulantes y personas en trámite de so-
licitud de refugio o asilo, y personas que obtengan permiso temporal de
residencia. Según cada caso particular, el notario podrá exigir el pasaporte
extranjero, o -si corresponde según las normas o los instrumentos inter-
nacionales de los que el Perú es parte, como el Acuerdo sobre Documentos
de Viaje de los Estados Partes del Mercosur y Estados Asociados y la Decisión
503 del Consejo Andino sobre Reconocimiento de Documentos Nacionales de
Identificación, ambas suscritas por el Perú-la cédula de identidad extran-

567 Cfr., supra, capítulo v, 5.2.2.

•••
522
VI. LA FE DE IDENTIFICACIÓN NOTARIAL: SU EVOLUCIÓN TEMPORAL Y NORMATIVA

jera. Según la calidad migratoria, otros documentos son el documento de


permiso temporal de permanencia (para padres y/o madres extranjeros de
hijos peruanos menores de edad o mayores de edad con discapacidad, o
para ciudadanos venezolanos por razones humanitarias), el carné de solici-
tante de refogio, ambos emitido por el Ministerio de Relaciones Exterio-
res; y el recientemente creado carné migratorio temporal (no confundirlo
con el carné de extranjería) emitido por la Superintendencia Nacional de
Migraciones, para extranjeros sin ánimo de residencia permanente pero
que van a realizar actividades en principio no permitidas por sus calidades
migratorias previas.

Asimismo, se mantiene la potestad del notario de -en caso juzgarlo conve-


niente al no haber podido despejar la duda razonable respecto a la identidad del
compareciente- requerir otros documentos y/o la intervención de testigos a fin
de garantizar una adecuada identificación.

Es de señalar que, en la base de datos de Migraciones, en la actualidad solo es


posible consultar la foto, firma e impresión dactilar de la persona en la base de datos
de los carnés de extranjería; no así en la base de datos de los demás documentos,
como en los permisos temporales de permanencia o carnés de solicitante de refugio,
o en los documentos que corresponden al Ministerio de Relaciones Exteriores en
cuyo caso solo aparecen los datos del titular del documento, sin imagen alguna.

4.10.4. El extranjero en situación migratoria irregular


Así como existe la absurda prohibición por parte de la normativa peruana de
que el notario pueda certificar la firma de ciudadanos peruanos que se encuentren
omisos al sufragio, absurdo que llega a su cenit con el irracional artículo 390 literal
c) de la Ley Orgánica de Elecciones 26859 en el que tipifica nada menos que como
delito electoral el que los notarios -entre otros funcionarios y profesionales- no
exijan la presentación del documento nacional de identidad con la constancia de
la última votación o de la dispensa de sufragio, existe también la duda de si puede
certificarse la firma de un extranjero que ha excedido su tiempo de permanencia en
el país y que, por lo tanto, tiene una situación migratoria irregular. Por ejemplo,
un turista que se encuentre con el tiempo de permanencia excedido, o un residente
con carné de extranjería que se encuentre omiso a su obligación del pago de su tasa
de extranjería anual.

Considero que, en el caso de que precisamente se trate de la certificación de


su firma en los documentos que le permitirían regularizar su situación migratoria
(declaraciones juradas dirigidas a la Superintendencia de Migraciones, solicitudes,
compromisos, formularios y demás) nada obsta para certificar la firma del com-

•••
523
Juan Carlos PERALTA CASTELLANO

pareciente a pesar de su situación migratoria irregular, pues de otro modo se vería


en un círculo vicioso, en un nudo gordiano imposible de desatar: por un lado, no
puede suscribir los documentos por no tener su situación migratoria regular, y, por
el otro, no puede regularizar su situación migratoria al no poder contar con los
documentos exigidos por la autoridad.

En el resto de documentos, considero que el extranjero en situación migratoria


irregular debe previamente regularizada (por ejemplo, pagar las multas, prorrogar
su permanencia o, por último tramitar ante migraciones su fecha de salida del país
en caso de exceso de permanencia), a fin de podérsele legalizar su firma.

4.10.5. Fe de conocimiento como excepción


Es el escenario por excepción: cuando el notario decida dar fe de conocimiento
o de identidad sin considerar necesario el seguir los procedimientos anteriormente
descritos, es decir, no usar ni el sistema biométrico ni la verificación de imágenes
y datos en el sistema del Reniec. Pero esto solo se podrá hacer, dispone la ley,
"excepcionalmente y por razón justificada". Razones justificadas pueden ser que el
notario efectivamente conozca a la persona y le conste indubitablemente su identi-
dad, o que de alguna manera se convenza de la identidad sin estos elementos y más
allá de toda duda razonable; o, por último, exponer la imposibilidad o dificultad
que se ha encontrado para seguir el procedimiento. En esta situación, en caso de
configurarse una suplantación de identidad, es evidente que el notario incurrirá en
todas las responsabilidades de ley.

Las circunstancias excepcionales podrían ser el hecho de que el notario efec-


tivamente conozca a la persona, entendiendo "conocer" al hecho de que le conste
personalmente la identidad del compareciente, sea por amistad, relación familiar
(con excepción, por supuesto, de los impedimentos por parentesco), algún tipo de
cercanía por haber sido vecinos o compañeros en la escuela, universidad, club o por
el haber coincidido en algún otro ambiente social; y decida, por este convencimiento
personal, dar fe de conocimiento.

Por otro lado, puede ocurrir también que se dificulte el cumplir con el Íntegro
del protocolo, ya sea por lejanía del lugar -como en un descampado o en una
población de la selva donde no hay servicio celular ni señal de internet- sea por
inconvenientes temporales, como el no acceso temporal a internet, la interrupción
del servicio de internet por parte del operador, la interrupción del servicio por
parte del Reniec o el encontrarse en un lugar donde no existe acceso a internet.
En todos estos casos, no es posible cumplir con la identificación biométrica, pero
por los elementos adicionales a los que ha tenido acceso, como el documento na-
cional de identidad, y la verificación directa de la firma, la impresión dactilar y las

•••
524
VI. LA FE DE IDENTIFICACIÓN NOTARIAL: SU EVOLUCIÓN TEMPORAL Y NORMATIVA

características físicas de la persona, el notario puede considerar que ha eliminado


la duda razonable respecto a la identidad de quien comparece ante él. En este caso,
el notario ejercerá la fe de identidad.

Sin embargo, el costo de ejercer la fe de conocimiento o de identidad en estas


circunstancias excepcionales podrá implicar que el notario incurrirá en todas las
responsabilidades si es que se da el caso de suplantación de la identidad.

En cambio, si el notario cumple los procedimientos mencionados en los dos


primeros casos y da fe de identidad de alguno de los otorgantes, inducido a error
por la actuación maliciosa de los mismos o de otras personas, no incurre en res-
ponsabilidad.

Algunas voces defienden esta sobrerregulación aduciendo que la finalidad del


establecimiento de estos pasos obligatorios de identificación es la protección de la
fe pública. Como intención puede parecer aceptable, pero el encorsetamiento de
la fe pública en una serie de fórmulas matemáticas estableciendo un diagrama de
flujo que tanto el Notario, en primer lugar, como el órgano jurisdiccional, en el
caso de judicialización de casos de suplantación, deben obligatoriamente seguir,
parece irreal y pretencioso.

El Notario, como guardián de la fe pública, y no solo como tercero imparcial


calificado, sino también como profesional del derecho investido de la facultad
fideifaciente, debe necesariamente tener la libertad de decidir y utilizar las diversas
herramientas de identificación, e inclusive decidir utilizar todas ellas, a fin de eli-
minar la duda razonable respecto a la identidad de la persona; y que en el caso de
suplantaciones, la diligencia o negligencia del notario deberá ser juzgada a mérito
de cada caso particular.

Es a pesar de todo importante que la actual -para el momento en el que se


redacta esta obra-versión del artículo 5 5 mantenga a la fe de conocimiento, así sea
para indicar que el caso de utilizarla el notario no podrá escudarse en la exoneración
de responsabilidad. La permanencia de la fe de conocimiento en el sistema legal es
indispensable, ya que el Notario, como tal y por su propia naturaleza, debe tener
siempre expedita -asumiendo, como es lógico, enteramente la responsabilidad- la
posibilidad de aplicarla, pues es el núcleo duro de la función notarial: la potestad
de identificar a quienes comparecen ante él.

En todo caso es importante que finalmente se dosifique la nefasta presunción


de infalibilidad de la biometría, pues luego de las recientes modificaciones vuelve
a ser considerada como una -si bien la principal- de varias herramientas de
identificación.

•••
525
Juan Carlos PERALTA CASTELLANO

Como un medio de control, en el instrumento público protocolar el notario


deberá dejar expresa constancia de las verificaciones que realizó o la justificación de
no haber seguido el procedimiento, siendo ejemplos de certificación los siguientes:

En el caso de que todos los comparecientes sean ciudadanos peruanos:

Constancia de cumplimiento del artículo 5 5 del Decreto Legislativo 1049 mo-


dificado por el Decreto Legislativo 1232: se deja constancia que se ha tenido a
la vista el Documento Nacional de Identidad de los otorgantes, así como se ha
cumplido con efectuar la comparación biométrica de las huellas dactilares y la
consulta en línea de las imágenes y datos de los otorgantes a través del servicio
que brinda el Registro Nacional de Identidad y Estado Civil - Reniec.

En el caso de comparecientes peruanos y extranjeros residentes con carné de


extranjería:

Constancia de cumplimiento del artículo 55 del Decreto Legislativo 1049


modificado por el Decreto Legislativo 1232: se deja constancia que respecto
de los otorgantes: se ha tenido a la vista el Documento Nacional de Identidad
de la otorgante XXX. así como se ha cumplido con efectuar la comparación
biométrica de las huellas dactilares y la consulta en línea de las imágenes y datos
del mencionado otorgante a través del servicio que brinda el Registro Nacio-
nal de Identidad y Estado Civil - Reniec; y con respecto del otorgante YYY
se deja constancia que se ha tenido a la vista su carné de extranjería, así como
se ha cumplido con efectuar la verificación de dicho documento mediante la
consulta en línea de la base de datos del registro de carnés de extranjería de la
Superintendencia Nacional de Migraciones.

En el caso de comparecientes peruanos y extranjeros no residentes con pasa-


porte:

Constancia de cumplimiento del artículo 55 del Decreto Legislativo 1049,


modificado por el Decreto Legislativo 1232: Se deja constancia que se ha tenido
a la vista el Documento Nacional de Identidad del otorgante XXX.X, así como
se ha cumplido con efectuar la comparación biométrica de las huellas dactilares
y la consulta en línea de las imágenes y datos de dichas otorgantes a través del
servicio que brinda el Registro Nacional de Identidad y Estado Civil - Reniec;
y con respecto a la otorgante YYY se deja constancia que se ha tenido a la vista
su pasaporte de la Confederación Helvética y se ha cumplido con efectuar la
verificación del movimiento migratorio mediante el servicio de consulta en línea
que brinda la Superintendencia Nacional de Migraciones.

•••
526
VI. LA FE DE IDENTIFICACIÓN NOTARIAL: SU EVOLUCIÓN TEMPORAL V NORMATIVA

Esta serie de elementos obligatorios, como salta a la vista, implica una exage-
rada e injustificada sobrerregulación por parte del legislador, que si bien ha sido
defendida aduciendo como pretexto que si hay toda esta serie de pasos obligatorios
de identificación es por la protección de la fe pública. Puede parecer aceptable como
intención -sin olvidar que según la sabiduría popular esta es la materia prima de
los caminos al infierno- pero el encorsetar a la fe pública en una serie de fórmulas
matemáticas dentro de un diagrama de flujo que tanto el Notario, en primer lugar,
como el órgano jurisdiccional, -de judicializarse algún caso de suplantación-
deben obligatoriamente obedecer, parece ilusorio y presuntuoso.

Es correcto que con la serie de herramientas de identificación con las que el


notario cuenta, la exoneración de responsabilidad ya tiene una aplicación mucho más
limitada que en épocas anteriores, cuando se tenía un documento de identidad de
cartulina y sin herramientas de identificación. El dejar de lado sin motivo atendible
las herramientas electrónicas adicionales de identificación evidentemente implicaría
una responsabilidad para el Notario. Sin embargo, de utilizarse estas herramientas y
a pesar de ello infortunadamente ocurriese una suplantación, considero que debería
desaparecer del inconsciente colectivo de las autoridades, la presunción de que una
fallida identificación biométrica implica necesariamente una actuación dolosa por
parte del Notario.

4.11. El Decreto Legislativo 1350 y su reglamento


El decreto legislativo de Migraciones, publicado el 7 de enero del 2017, también
ha tenido incidencia en la comparecencia notarial. Pone, como es lógico, mayor
incidencia en el tema de la identificación de ciudadanos extranjeros, para lo que
modifica los artículos 16 y 54 de la Ley del Notariado.

Artículo 16.- Obligaciones del Notario


El notario está obligado a:
[... ]
d) Requerir a los intervinientes la presentación del documento nacional de
identidad -D. N. 1.-y los documentos de identidad o de viaje determi-
nados para la identificación de extranjeros en el territorio nacional, además
de la respectiva calidad migratoria vigente conforme a la normativa sobre la
materia, así como los documentos exigibles para la extensión o autorización
de instrumentos públicos notariales protocolares y extraprotocolares.

"Artículo 54.- Contenido de la introducción.- La introducción expresará:


d) El documento nacional de identidad - DNI, los documentos de identidad
o de viaje determinados para la identificación de extranjeros en el territorio

•••
527
Juan Carlos PERALTA CASTELLANO

nacional conforme a la normarividad sobre la materia, y la verificación d~ la


respectiva categoría y calidad migratoria vigentes que lo autorice a contratar.

Agrega, pues, la obligación del notario de no solo comprobar la identidad del


compareciente y de verificar la base de datos migratoria, sino además la de comprobar
la calidad migratoria del compareciente extranjero, a fin de poder acreditar si esta le
permite o no al requirente suscribir el acto para el que comparece. Asimismo, tam-
bién el notario deberá decidir cuál es el documento de identidad que corresponde
a cada calidad migratoria en particular.

Para cualquier extranjero no residente corresponderá exigir pasaporte con el


sello de ingreso al país; en el caso particular de nacionales de un país sudamericano
signatario del acuerdo Mercosur, podrá exigirle o pasaporte o su documento de
identidad nacional, siempre que de la tarjeta andina de migración se trasunte que
la persona ha ingresado al país con ese documento. Ahora que la tarjeta andina de
migración es electrónica y no física, el documento de ingreso deberá ser comprobado
mediante la consulta en línea de la base de datos migratoria.

En caso de que el compareciente extranjero tenga algún documento de iden-


tidad emitido por autoridades peruanas, como el carné de solicitante de refugio,
carné de identidad emitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores, el carné
temporal migratorio, salvoconducto, o documento de viaje, será ese el documento
de identidad que el notario le deberá exigir para su identificación. Es deseable, para
estos efectos, el verificar todas las páginas del pasaporte del compareciente extranje-
ro; pues en el caso de que alguna autoridad peruana (sea Migraciones o Relaciones
Exteriores) haya emitido algún documento de identidad a un ciudadano extranjero,
sella la constancia de su emisión en el pasaporte. De aparecer algún sello de esos en
el pasaporte, este automáticamente deja de ser el documento de identidad válido
del compareciente extranjero en el Perú, debiendo el notario exigir el documento
de identidad emitido por la autoridad peruana.

Existen calidades migratorias que no permiten contratar al compareciente.


Si es residente, o solicitante de refugio, o si tiene permiso temporal de residencia,
necesariamente puede firmar cualquier tipo de actos y contratos; sin embargo,
dentro de las categorías temporales hay varias que limitan la posibilidad de firmar
contratos, como las artísticas, deportivas, conferencistas, investigadores, turistas,
periodistas o tripulantes. De pertenecer a alguna de estas calidades migratorias, los
comparecientes requerirán además un permiso especial para firmar contratos, que
se tramita ante la misma Superintendencia Nacional de Migraciones.

•••
528
VI. LA FE DE IDENTIFICACIÓN NOTARIAL: SU EVOLUCIÓN TEMPORAL Y NORMATIVA

4.12. ¿La No-comparecencia?: Decreto Legislativo 1332


El 6 de enero del 2017 se publicó el Decreto Legislativo 1332 y el 19 de abril
del mismo año se reglamentó por el Decreto Supremo 006-2017-Produce, por las
que se facilita la constitución de empresas a través de los llamados centros de desa-
rrollo empresarial o CDE, que son instituciones públicas o privadas autorizadas por
el Ministerio de,la Producción e interconectadas a la Superintendencia Nacional
de Registros Públicos - Sunarp, Registro Nacional de Identificación y Estado Civil
- Reniec, Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria
- Sunat y a las notarías, y que cuentan con conexión a internet lector para la iden-
tificación biométrica, a través del sistema AFIS de Reniec, tarjeta con lectora de
certificados digitales, token criptográfico para generación de certificados digitales y
canal digital para la conexión con los notarios y la entidad de certificación (EC), para
facilitar orientación y apoyo para la formalización de una persona jurídica para la
actividad empresarial, pudiéndose otorgar esta autorización también a los notarios.

Gracias a esta interconexión, el CDE obtiene la reserva de preferencia registra!


y la inscripción de la constitución de empresa, bajo cualquier forma de organización
o gestión empresarial.
Esta norma crea un extraño concepto llamado escritura pública unilateral,
que es un instrumento matriz extendido y autorizado por el notario que contiene
únicamente la constitución de empresa en un formato estandarizado y mediante
el ingreso de la información por campos informatizados y verificados en las bases
de datos del Reniec, la Sunat y los Registros Públicos a través de los CDE, que
no requiere minuta. Pero tiene las particularidades que se incorpora al protocolo
notarial, y, principalmente, que en él no consta la suscripción de los otorgantes.

Los otorgantes no firman ante el notario, sino en el local del CD E-salvo que
el CDE sea el mismo notario- cuyos funcionarios identifican a los intervinientes
mediante el Sistema para la Identificación Biométrica y además proceden a grabar o
filmar el momento de su firma al momento de generar el formato de estatuto de la
constitución de empresa, para lo que usan la firma electrónica para los intervinientes
en el formato de estatuto de la constitución de empresa.

Una vez suscrito el formato de estatuto generado a través del módulo del
CDE, se envía en línea al notario, quien imprimirá físicamente la escritura pública
unilateral, la misma que no se protocolizará en el Registro de Escrituras Públicas,
sino en el recientemente creado Registro de Escrituras Públicas Unilaterales para la
constitución de empresas, a través de los centros de desarrollo empresarial autorizados
por el Ministerio de la Producción y envía el parte al Registro de Personas Jurídicas
con su firma digital a través del Sistema de Intermediación Digital SID-Sunarp,
que generará automáticamente el cargo de recepción.

•••
529
Juan Carlos PERALTA CASTELLANO

Es un caso particular en el que, bajo el pretexto de reducir barreras buro-


cráticas, se ha eliminado la naturaleza de la escritura pública, pues no existe una
comparecencia directa ante el notario, sino ante un funcionario del CDE, y todo
se juega ante una certificación biométrica. Conociendo la peligrosa limitación que
esto significa, la norma dispone como un deber de la CDE el "grabar y filmar" a
los comparecientes. Considero que el hecho de que el gobierno confíe plenamente
en un sistema informático automatizado como único elemento de verificación de
identidad y comparecencia (no importando que la esté tomando una persona o
asistente dado que no está investido de la fe pública) disponiendo que el notario
deba extender un instrumento protocolar notarial físico sin firma de las partes (pues
las firmas han sido puestas en el formulario estandarizado en un local externo a la
notaría) y deba apoyarse en los certificados de identificación biométrica. Esto puede
ser un primer momento que posteriormente podría implicar un debilitamiento de
la fe pública notarial, al quitar por primera vez la certificación de la comparecencia
de las manos del notario.

Una vez más, el fantasma de la presunción de infalibilidad de la biometría ha


reaparecido, y una vez más tomando como pretexto la eliminación de supuestas
barreras burocráticas, nada menos que en el año 2017.

5. ¿LOS MEDIOS DE IDENTIFICACIÓN SON SUSCEPTIBLES DE


REGLAMENTACIÓN?
No solo en Iberoamérica sino en general en la legislación occidental es mayori-
taria la doctrina de la libertad de apreciación, donde se considera que los medios que
el notario utilizará para llevar a su ánimo el convencimiento que ha de exteriorizar
en la escritura pública la fe de conocimiento no deberían ser susceptibles de regla-
mentación, por cuanto dependen de los medios que el notario considere oportuno
"reunir o requerir para llegar a la íntima convicción" de lo que debe afirmar, en
este caso, la identidad de los comparecientes. No debe haber una reglamentación
que los prefije.

Es cierto que en caso de que el notario no conozca a los comparecientes la norma


pueda disponer que se deba recurrir a los llamados medios supletorios de identifica-
ción, pero debería dársele al notario una libertad de elección de cuáles utilizar, sea
de algunos de ellos o inclusive de todos, eligiendo el o los que, a juicio del notario,
revelen más allá de toda duda razonable la identidad "cierta" del compareciente.

Pero, al ser augusta la función notarial -en palabras de Neri- se requiere,


por lo tanto, de una exquisita diligencia por parte del notario de emplearse a fondo
en la acreditación de los atributos de la personalidad de los comparecientes a fin de
determinar que sean efectivamente quienes dicen ser.

•••
530
VI. LA FE DE IDENTIFICACIÓN NOTARIAL: SU EVOLUCIÓN TEMPORAL YNORMATIVA

Estos medios adicionales fueron añadidos por las legislaciones ante el peligro
que implicaba para la fe pública el que acudieran al oficio notarial cada vez más y
más personas desconocidas para el notario, solicitando sus servicios. Estos medios se
agregan al conocimiento del notario o el que puedan dar los testigos y constituyen
una garantía para la fe pública y permiten al notario actuar con mayor confianza.
Por lo tanto,-si la ley dispone medios adicionales o supletorios para la verifi-
cación de identidad, esto no se puede considerar una limitación a la libertad del
notario; sin embargo, es importante señalar que siempre debe haber espacio para su
libre actuación, no encorsetando su función sino dando alternativas para el mejor
cumplimiento de la función de dar fe.

6. CONCLUSIONES
La comparecencia notarial es, por un lado, un hecho material constituido por la
presencia física del compareciente ante el notario bajo el principio de inmediación, es
decir corroborada por este a través de evidencia directa, percibida por sus sentidos,
y efectuada a causa de la rogación de aquél; y por otro, una narración documental
del notario en el instrumento, convirtiendo este hecho en un hecho documenta-
do, certificando el notario la presencia del compareciente, dando fe de conocerla
o de haberla identificado, y de si comparece por su propio derecho o si lo hace en
representación de un tercero. Particularmente en la legislación peruana el principio
de inmediación se cumple con la indubitabilidad de su suscripción para el Notario.

La fe pública es la fe del Estado, que nace de este a partir de su ius imperium y


que implica como imperativo jurídico el tener por cierto lo que se contenga en el
instrumento notarial con un efecto erga omnes que hace oponible al instrumento
notarial frente a cualquier otra persona y que al mismo tiempo considera por cierto
su contenido.

La fe de conocimiento nació como una cuestión de notoriedad, ya que, en épocas


de escasa población, limitado mercado económico y antes de los documentos de
identidad, debía constarle al notario la ostentación de manera pública y notoria
de un nombre y un estado civil por parte del compareciente, caso contrario debía
apoyarse en la declaración de dos testigos por él conocidos. Se relaciona con un
conocimiento anterior del notario de quien comparece ante él a través de su expe-
riencia personal y no por dichos de terceros o experiencias ajenas, no limitándose
a la identidad de la persona solo por su nombre y del apellido, sino al íntegro de
la personalidad del compareciente. Dado que las evidencias de identidad eran fali-
bles y ante la posibilidad de error del Notario, esta fe implica necesariamente una
presunción juris tantum.

•••
531
Juan Carlos PERALTA CASTELLANO

Con el crecimiento de las sociedades y la creciente necesidad de probanza del d


acto jurídico celebrado, se empezó a establecer reglas para la identificación de las f
personas, iniciándose con simples formas verbales, evolucionando luego a rituales
solemnes ante testigos o ante funcionarios especiales y deviniendo en ceremonias
públicas en las que simbólicamente el pueblo intervenía.

Hasta que finalmente se creó el documento escrito y con el crecimiento ex-


ponencial de la población, al hacerse más difícil el conocimiento personal se hizo
necesario establecer más seguridades en la identificación del compareciente: se
sumaron sucesivamente los documentos de identidad, las bases de datos de identi-
dad seguras, centralizadas y accesibles y los sistemas de identificación biométrica.

Por lo tanto, en la fe de identificación no hay un conocimiento anterior ni


personal del compareciente por parte del Notario, dado que la situación habitual
es no haberlo visto nunca antes y no tener de él experiencia personal ni anterior
alguna. No constándole su identidad al Notario, este deberá establecerla mediante
elementos auxiliares -como la presentación de documentos de identidad y do-
cumentos adicionales de respaldo, la verificación en línea de imágenes y datos y la
comparación biométrica- para identificar al compareciente, es decir, llegar a la
conclusión, más allá de toda duda razonable, que el compareciente es quien dice ser.

La fe, tanto la de identidad como la de conocimiento, es el corazón mismo del


instrumento notarial y el de la escritura pública, teniendo el notario la obligación
de certificar expresamente el haber identificado a los comparecientes. Para ello, el
notario debe tomar las precauciones necesarias para corroborar la autenticidad del
documento de identidad que tiene en sus manos, debiendo estar informado de sus
medidas de seguridad, revisando de considerarlo conveniente los datos personales
del compareciente en las bases de datos disponibles, aunque aún estos datos ofi-
ciales pueden estar expuestos a falsificación o manipulación, pudiéndose expedir
documentos auténticos con identificaciones falsas, como se ha visto en los casos
Bonavia / Stavric y Barrios/ Espinoza568 •

Una vez establecida la autenticidad del documento, el notario lo utiliza para


identificar al compareciente, comparando sus características físicas, su firma y su
impresión dactilar estampadas con las imágenes que aparecen tanto en el documento
como en la ficha de datos del Reniec. Sin ser grafólogo o perito dactiloscópico, la
práctica le permite al notario hasta cierto punto distinguir los rasgos principales y
distintivos de la firma o de la huella. Finalmente, el notario deberá hacer pasar a la
persona, en el caso sea nacional peruana, por el control de identificación biométrica
de impresiones dactilares del sistemaAFIS, el mismo que cuenta con un alto grado

568 Cfr., supra, capítulo v, 3.2.2.

•••
532
VI. LA FE DE IDENTIFICACIÓN NOTARIAL: SU EVOLUCIÓN TEMPORAL YNORMATIVA
---
de fiabilidad; y en el corto plazo podrá utilizar además el sistema de identificación
facial, actualmente en periodo de prueba.
En cuanto a la legislación peruana, el artículo 5 5 del Decreto Ley 26002 enun-
ciaba que el notario dará fe de conocer a los comparecientes o de haberlos identificado,
diferenciando los dos aspectos de fe pública notarial relacionados a la comparecencia:
Lafe de conocimiento, en la que el notario tiene previo conocimiento personal de los
comparecientes y lafe de identificación, por la que el notario ha establecido su iden-
tidad a través de elementos secundarios, y en caso de no enervar su duda razonable,
podrá exigir al compareciente La intervención de testigos que garanticen su identidad.

En cuanto a la exoneración de responsabilidad, contenida en la frase EL notario


que diereJe de identidad de alguno de los compa-rccientes, inducido a error p or la act.'1~a-
ción maliciosa de Los mismos o de otras personas, no incurrirá en responsabilidad, sus
aristas de excepción han ido siendo cinceladas por la jurisprudencia. Para cuando
se promulgó en 2008 la nueva ley del no tariado, el D ecreto Legislativo 1049, ya se
había creado el Registro Nacional de Identifi cación y Estado Civil- Renie en 1993,
el Registro Único de Identificación de la Perso nas Namrale en 1995 y la antigua
libreta electoral había cedido lugar al moderno documento nacional de identidad
o DNI. A partir de su vigencia se convirtió en obligatorio, para corroborar la iden-
tidad del compareciente, que el notario acceda a la Base de Datos del Reniec a fin
de verificar las imágenes (fotografía, firma, imagen de las impresiones dactilares)
y datos (fecha y lugar de nacimiento, domicilio, estatura, nombre de los padres)
de éste, además de utilizar el sistema AFIS para la comparación biométrica de sus
huellas dactilares. Si bien se mantiene nominalmente lafe de conocimiento, la única
variable para decidir el uso o no del sistema biométrico es la accesibilidad o no del
acceso a Internet, por lo que ni aún en los casos en que el notario decidiera ejercer
la fe de conocimiento en vez de la fe de identificación podía dejar de efectuarla.
Por primera vez la ley enumera los elementos que el notario debe tomar en cuenta
para establecer la identidad: la verificación de las imáge nes (comparación de la
fotografía), la verificación de los datos personales (estado civil res tricciones, direc-
ción, fecha de nacimiento) y la verificación de la identidad biométrica . Su fru scrado
reglamento, declarado inconstitucional, había especificado que estas obligaciones
solo eran exigibles en el caso de la fe de identidad, habiendo libertad por parte del
notario de dar fe de conocimiento .

Sin embargo, el Decreto Supremo O17-2012-JUS, intentando modificar una


norma con rango de ley, dispuso la obligatoriedad del uso del sistema de verifica-
ción biométrica de huellas dactilares en las notarías del país para todo instrumento
público notarial, sea protocolar o excraprotocola.r. No se establece ningún protocolo
de seguridad en caso de que el sistema biométrico no pudiese establecer la identidad
del compareciente, lo que implicó dos facoherencias: la práctica desaparición de

•••
533
Juan Carlos PERALTA CASTELLANO

la fe de conocimiento al someter 1a fe notarial al resultado de una máquina auto-


matizada, y 1a falta de equilibrio al aumentar formalidades y, por lo tanto, creando
sobrecostos y obstáculos innecesariamente. Ante esta situación sin salida, el notario
de motu proprio hizo uso de lafe de iclemincación que este efímero decreto supremo
intentó negarle, realizado anotaciones en Jas certificaciones de firma indicando que,
a pesar de que. el si cerna de identificación biométrica no había podido identificar
positivamente al compareciente, se había hecho uso de la identificación presencial
mediante la comparación de huella, füm ·t y rasgos del rostro a partir de la ficha Re-
niec del compareciente y de la comparación con el DNI original por él presentado.

E l Decreto Supremo 006-201 -JUS derogó el anterior y si bien mantuvo la


obligat0riedad del uso del sisrema biomérrico, lo limitó a los actos de disposición
o de gravamen de bienes y a lo poderes que dieran facultades para ejercer aquellos
acr.os, dejando al criterio dd notado su posible utilización en cualquj_er otro tipo
de instrumento y por primera vez establece un protoco.lo a seguir en caso de que el
sistema blométrico no logre identificar al compareciente: la identiftctlciónpositiva,
con la cual la identificación se considera realizada; la indeterminación, cuando el
sistema-1uego de efectuada la comparación no ha podido determinar la idenridad;
el resultado negativo cuando el sistema ha establecido que las huellas ornada no
corresponden a las del ciudadano inscrito en la base de datos; o la imposibilidad de
la toma de la muestra a causa de la mala calidad de las huellas, por lo que no puede
ser enviada al sistema y por ende la comparación no puede realizarse.
En el caso de que no se arroje un resultado positivo en el sistema biométri-
co, pero que el notario tenga cierta evidencia de la identidad obtenida por otl'Os
medios (como la presentación del documento naci.onal de ide.nridad original y la
comparación manual de las características físicas, de la fu-ma y de los elementos
visibles de la huella dactilar del compareciente), el notario tenía la opción de en-
viar al comparecient al Reniec a fin de que esta institución proceda a identificarlo
mediante la capcw·a de los diez dedos de la mano y comparadas manualmente
por peritos expertos 1 y el resultado es enviado al notario por correo electrói:üco
encriptado, confirmando o no !.a identidad. Este documento, que se acostumbraba
archivar en el minutario, ce1úa una doble funciónt certificaba que el Reni.ec había
identificado al compareciente, y que se había actualizado sus huellas dactilares en la
bas de daros de esta insci ución. Este . ervicio seda posreriormente eliminado por
el Renicc, decidiendo ya no asumir la responsabilidad de certificar la identificación
del compareciente en sus o6cinas, limi tándose solo a la actua]jzación de huellas.
En el último caso, la imposibilidad de la captura de las huellas dactilares, al
no poder realizarse la comparación, lo comparecientes no iban a tener ningún
elemento de prueba que llevar al Reniec, optando los notarios por certificar que
"una persona que manifestó ser X y que exhibió a mi vista el documento nacional

•••
534
VI. LA FE DE IDENTIFICACIÓN NOTARIAL: SU EVOLUCIÓN TEMPORAL Y NORMATIVA

de identidad # Y'' se presentó al oficio notarial, no pudiéndose capturar la huella


para comparación, con lo que ya podían acercarse al Reniec para la identificación.

Estas normas encorsetadas no tenían mayor sentido, dado que si el notario


concluye tener total convencimiento respecto a la identidad del compareciente,
habiendo enervado su duda razonable, no debería haber obstáculo alguno para
que proceda a certificar su identidad a pesar del resultado incierto en el sistema de
identificación biométrica, existiendo nada menos que una falta sancionable con
destitución ejercer la fe de identificación sin este protocolo obligatorio dispuesto
por esta norma de menor jerarquía
Otra norma encorsetada fue la Directiva 001-2013-JUS/CN, publicada me-
diante Resolución Ministerial 044-2013-JUS, en la que en caso de una compara-
ción biométrica negativa se dispone todo un protocolo que elimina la autonomía
del notario en el ejercicio de la fe de identificación a expensas de una serie de
pasos obligatorios que el notario está obligado a seguir: solo en el caso de que la
identificación por el sistema biométrico sea inviable por causas no atribuibles al
notario se podrá prescindir del sistema, debiéndose utilizar mecanismos alternati-
vos de identificación, como la ficha de datos del Reniec y el uso de testigos, pero
pretendiendo que aun tomando todas las precauciones y siguiendo literalmente
el protocolo dispuesto por esta directiva, habría a pesar de todo responsabilidad
notarial sin que pueda ser aplicable la exoneración de responsabilidad del artículo
55 del decreto legislativo del Notariado.

Por otro lado, se dispone por primera vez que en caso el notario no haya uti-
lizado el sistema de verificación biométrica deberá dejar expresa constancia en el
instrumento notarial el motivo por el cual no se utilizó y de los medios alternativos
a los que recurrió para garantizar la identidad de las personas. Probablemente la
intención fue para el control para que el notario revise el protocolo de seguridad de
la identificación; sin embargo, el resultado final fue el de una norma excesivamente
controlista que desconoce la naturaleza de la fe notarial en el sistema notarial latino.
Al restringir, modificar e interpretar indebidamente una norma con rango de ley, el
artículo 11 de esta directiva, mientras estuvo vigente, debía tenerse por no puesto.

La Ley 30313 por primera vez, dispuso el acceso de los notarios a la base de
datos de carnés de extranjería y por ende a las imágenes originales y ampliables
de la impresión dactilar y firma del compareciente; a la base de datos de los otros
documentos emitidos por el Estado peruano, como el PTP (permiso temporal de
permanencia) o los carnés diplomáticos; a la base de datos de pasaportes de ciu-
dadanos extranjeros no-residentes (como turistas o con visado de negocios) que
por el momento no tienen foto ni firma ni huella dactilar del compareciente pero
pueden corroborarse algunos de sus datos personales; y a la base de datos de control
o movimiento migratorio de extranjeros, que permite corroborar en tiempo real todas

•••
535
Juan Carlos PERALTA CASTELLANO

las salidas e ingresos de los ciudadanos extranjeros del territorio nacional, con lo
que se confirma si se encuentra realmente en el país.
Esta ley finalmente deroga la infausta directiva anterior confirmando que si el
notario cumple los procedimientos establecidos y a pesar de ello diere fe de identidad
inducido a error por la actuación maliciosa de los mismos o de otras personas, no incurre
en responsabilidad, por lo que, con una actuación notarial diligente, utilizando los
elementos de convicción a su alcance, no podrá presumirse dolo y, por lo tanto,
no corresponde atribuirle responsabilidad alguna.

El Decreto Legislativo 1232 del 2015 distingue cuatro situaciones: la primera,


la de los ciudadanos nacionales y la obligatoriedad de su identificación biométrica; la
segunda, la imposibilidad del uso del sistema biométrico por causa no imputable al
Notario, en cuyo caso se podrá optar por la exhibición del documento nacional de
identidad y la consulta en línea de las imágenes y datos o solicitar otros documen-
tos -como un acta de matrimonio o de nacimiento, un pasaporte o documento
extranjero en caso de que el compareciente manifieste tener otra nacionalidad y
solicite, por ejemplo, ser identificado también por un segundo nombre- o la
intervención de testigos de conocimiento.

Si bien para la ley una identificación positiva del sistema biométrico es prueba
suficiente de una correcta identificación del Notario, considero que la fe de identi-
ficación notarial es más que eso, pues implica por su propia naturaleza una verifica-
ción de identidad integral del compareciente hecha por el notario, del cual forman
parte la comparación de la firma, las características físicas y las huellas dactilares de
aquél. La fe de identidad notarial no puede en modo alguno igualarse a un control
biométrico automatizado, pues perfectamente el notario puede negarse a dar fe
de identificación a pesar de un resultado biométrico positivo si de la verificación
integral no ha enervado su duda razonable de identidad.

La tercera situación mantiene el acceso a la información de la base de datos


del registro de carnés de extranjería, pasaportes y control migratorio de ingreso de
extranjeros en caso de comparecencia de ciudadanos extranjeros; y la última, el que
el notario decida, excepcionalmente y por razón justificada, dar fe de conocimiento
o de identidad sin considerar necesario el seguir los procedimientos anteriormente
descritos -por ejemplo, en el caso en el que efectivamente conozca a la persona-
en cuyo caso el notario incurrirá en todas las responsabilidades si es que se da el
caso de suplantación de la identidad. Como un medio de control, en el instrumento
público protocolar el notario deberá dejar expresa constancia de las verificaciones
que realizó o la justificación de no haber seguido el procedimiento.

El Notario, como guardián de la fe pública, no solo como tercero imparcial


calificado, sino también como profesional del derecho investido de la facultad

•••
536
VI. LA FE DE IDENTIFICACIÓN NOTARIAL: SU EVOLUCIÓN TEMPORAL YNORMATIVA

fideifaciente, debe necesariamente tener la libertad de decidir y utilizar las diversas


herramientas de identificación, e inclusive decidir utilizar todas ellas, a fin de eli-
minar la duda razonable respecto a la identidad de la persona; y que en el caso de
suplantaciones, la diligencia o negligencia del notario deberá ser juzgada a mérito
de cada caso particular. Por ello, es importante que se mantenga la fe de conoci-
miento, asumiéndose enteramente la responsabilidad en caso de aplicarla, al ser el
núcleo duro de la función notarial: la potestad de identificar a quienes comparecen
ante él, dosificándose al mismo tiempo la nefasta presunción de infalibilidad de la
biometría, pues luego de las recientes modificaciones vuelve a ser considerada como
una -si bien la principal- de varias herramientas de identificación.

El Decreto Legislativo 1350 y su reglamento agregan la obligación del notario


de comprobar además la calidad migratoria del compareciente extranjero, a fin de
poder acreditar si esta le permite o no al requirente suscribir el acto para el que
comparece. Asimismo, también el notario deberá decidir cuál es el documento de
identidad que corresponde a cada calidad migratoria en particular.

Para cualquier extranjero no residente corresponderá exigir pasaporte con el


sello de ingreso al país; o su documento de identidad nacional en el caso particular
de nacionales de países que hayan realizado convenios bilaterales o multilaterales,
siempre que de la tarjeta andina de migración se trasunte que la persona ha ingresado
al país con ese documento. En caso de que el compareciente extranjero tenga algún
documento de identidad emitido por autoridades peruanas -carné de solicitante
de refugio, carné diplomático, el carné temporal migratorio, salvoconducto, o
documento de viaje- será ese el documento de identidad que el notario le deberá
exigir para su identificación. Es importante la verificación de todas las páginas del
pasaporte del compareciente extranjero a fin de encontrar algún sello de constancia
de la emisión de alguno de estos documentos, lo que automáticamente implica
que el pasaporte deja de ser el documento de identidad válido del compareciente
extranjero en el Perú.

Queda claro que los medios de identificación no deben ser susceptibles de re-
glamentación, debiendo respetarse la libertad de apreciación, por la que es el notario
quien ha de decidir los medios a reunir o requerir para llegar a la íntima convicción
de la identidad de los comparecientes. Es cierto que en caso de que el notario no
conozca a los comparecientes la norma pueda disponer que se deba recurrir a los
llamados medios supletorios de identificación, pero debería dársele al notario una
libertad de elección de cuáles utilizar para enervar la duda razonable de la identi-
dad del compareciente, pudiendo la ley en cambio exigirle una exquisita diligencia
en la acreditación de los atributos de la personalidad de los comparecientes a fin
de determinar que sean efectivamente quienes dicen ser. Si la ley dispone medios
adicionales o supletorios para la verificación de identidad, esto en principio no se

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Juan Carlos PERALTA CASTELLANO

puede considerar una limitación a la libertad del notario; sin embargo, es importante
señalar que siempre debe haber espacio para su libre actuación, no encorsetando
su función, sino en cambio dando alternativas para un mejor cumplimiento de la
función fideifaciente.

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