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VESTIGIOS
DE LA
ATLÁNTIDA
POR
RAFAEL REQUENA
TIPOGRAFIA AMERICANA
CARACAS
1932
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INTRODUCCION
menología que se observa en cuerpos, si mucho ma- De estas épocas prehistóricas, lo que la investiga-
yores, sujetos a las mismas leyes de armonía univer- ción es impotente para reconstruir por falta absolu-
sal y de formación singularizada en cada uno por el ta de datos, acaso se acerque la crítica a explicarlo
simple juego de sus propios elementos en lucha, pu- merced a antiguas tradiciones mantenidas, no obstante
diera decirse, para su constitución definitiva. creerse hijas de la fantasía; pero a las cuales se vuelve
la mirada en interrogación angustiosa, sin que falten
Lo que llamamos cataclismos, sucesos necesa-
opiniones que las sustenten como versión de hechos
rios de los elementos en la formación terrestre realmente su cedidos.
han debido tenerse como de excepción, sobrenaturales,
para el hombre, desde su aparecimiento en el escena- Antes de tocar este punto que constituye el fun-
rio de la vida, cuando en realidad no pueden conside- damento de mis estudios, para relacionar el material
rarse sino como movimientos naturales de acomodo objetivo, que poseo, con la hipótesis de su procedencia
del planeta en la dirección de mayores posibilidades más verosímil de distintas épocas prehistóricas, creo
para su consolidación. conducente a facilitar el desarrollo de mi tema partir
de la base misma de la formación de la tierra.
Catástrofes de esta especie han debido multipli-
carse en los primitivos tiempos y ser verdaderamente ¿Qué f'ué la Tierra en su comienzo? Numerosas
generales en nuestro mundo antes de la aparición del teorías, infinidad de hipótesis, audaces aseveraciones
hombre en la época cuaternaria, en la cual ya la com- se han formulado para explicar el origen y la prístina
edad de nuestro planeta.
binación de los estratos del terreno al dar punto fir-
me a su planta, y a los productos de la naturaleza pa- Fué la Tierra en su gestación, si se me permite
ra su sustento, ofrecían a la humanidad campos pa- el término, una enorme nebulosa en todo semejante
ra su fijación. Después de la aparición del hom- a las que hoy vemos en formación en la Vía Láctea.
bre, las catástrofes fueron parciales y de ellas
quizá dependan migraciones de razas y pueblos a tie- Millones de años se mantuvo en este estado el ger-
rras de mejor abrigo; y este debe ser el punto de par- men de nuestro actual planeta. Poco a poco comenzó
tida de hipótesis de algún fundamento para expli- a desarrollarse en su inmensa masa un lentísimo mo-
car semejanzas entre habitantes de los distintos y más vimiento rotatorio. Pasaron a ños, billones de años, la
alejados lugares del planeta. velocidad fué aumentando, la sustancia de la nebulo-
sa se fué solidificando, es decir, las partículas gaseo-
6 RAFAEL HEQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁ:--lTIDA 7
sas, O ya en estado líquido, de que estaba formada, ha- cion de continuidad creó el cuerpo sólido que des-
cÍanse más densas, siguiendo un proceso muy lento, de un principio iba a guardar la forma de un verda-
proceso que estaba íntimamente ligado al movirnien- dero globo terráqueo. Acentuábase la solidificación y
to rotatorio de la masa. Más y más velocidad fué co- poco a poco la corteza, elástica al principio, someti-
brando la nebulosa, la cual, debido a este movimiento da a alternativos movimientos de dilatación y depre-
de inmutable dirección, fué tomando formé} es- sión, se fué endureciendo, arrugando y concentrando.
férica. La fuerza centrífuga de que necesariamen- aumentando su base o punto de sustentación.
te estaba dotada, obraba en el sentido de que sus Mientras tanto la sustancia ya semi-sólida, some-
materias constitutivas fueran lanzadas hacia la pe- tida a tantos cambios de posición, agitada constante-
riferia tal como en los procesos de polarización. mente por múltiples energías, sufría incesantemen-
A este tiempo ya la sustancia ponderable tenía te en toda su enorme área una activa evaporación.
una consistencia y una densidad, si nos valemos Estas exhalaciones de vapor acuoso fueron acumu-
de una comparación vulgar, parecidas a las de le) leche. lándose al exterior y concentrándose en lo que Ilama-
Esta materia que todavía por largos períodos perrna- mos atmósfera, que envolvía la nebulosa, hasta que,
necia semi-líquida, y a la que simultáneamente aquella vueltas a condensarse por efecto de las bajas tempera-
misma fuerza centrífuga proyectaba sus elementos turas atmosféricas, cediendo a su excesiva gravedad,
moleculares hacia la periferia, fué formando una es- cayeron en forma de lluvia torrencial sobre ciertas
pecie de costra, la corteza, que sobrcnadó en 18 mate- partes. Billones de toneladas de líquido bajaron du-
ria líquida todavía, a semejanza de la naí a. Indudable- rante largo tiempo. El peso del agua, unido a la violen-
mente esta corteza fué aumentando de espesor con el cia de la caída, hizo que las tierras donde caían, que
tiempo, formando diferentes capas estratif'icadas, y no tenían todavía suficiente base de sustentación, se
llegando a constituir como las paredes de un recipien-
te cuyo contenido pcrmanecia líquido y en contacto ra formar una corteza terrestre apta para la habitación de séres vi-
con dichas paredes. Por débil que fuese semejante cor- vientes.
teza, (*) al cubrir los contornos de la esfera sin solu- A esta opinión de un geólogo se puede agregar la siguiente de un
físico: "Ahora que la evidencia física permite contar la edad de la tie-
rra por millares de millones de años .... la mayor estimación geológica
sobre la edad de la tierra requiere multiplicarse diez o veinte veces pa-
(*) Lord Raylcigh, en un estudio sobre la cdud de la tierra. dice ra que corresponda a la estimación hecha por la Física; aumento que
que según las investigaciones por los métodos radio-activos, éstos indi- se acuerda perfectamente con la evidencia de la Geología misma." (Pro-
can un moder ado múltiplo de 1.000.000.000 de años como duración pa- fesor Gregory.-Smithsonían Institution. A. R. 1921).
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rompieran en los puntos de menor resistencia, como pujaron hacia arriba diferentes partes de la corteza,
se rompe la capa de hielo formada sobre la superficie surgiendo entonces las montañas y las cordilleras, De
de ciertos lagos al recibir la acometida de un alud, y fijo que a estos formidables levantamientos debieron
que el agua, precipitándose por aquel enorme agujero, seguir depresiones y desniveles, y merced a ellos se
rebosara el recipiente común, ensanchando por ac- formaron los valles y hondonadas. Terremotos es-
ción expansiva la solución de continuidad determi- pantosos, grandes cataclismos, todas las fuerzas y po-
nada por la acometida diluvial, congregando la mate- tencias de la Naturaleza en acción, tal el cuadro que
ria disgregada hacia los lados y formando los conti- presentó la formación de nuestro planeta.
nentes.
Al principio de la super-posición de las tierras,
La teoria de la separación de los continentes por cuya edad no podemos apreciar, pero cuyos últi-
escisión de ellos y que lentamente se han ido sepa- mos cambios probablemente se efectuaron en la épo-
rando a la deriva, no puede probarse, por más que mu- ca cuaternaria, cuando se cree se hundiera la Lemu-
chos geólogos han querido dar una explicación de ello. ria, indudablemente las sustancias de flora y fauna,
Se supone que esa deriva se ef'ectua en dos millas (peces, etc,,) que quedaron aprisionadas, formaron
cada millón de años! .... una masa compacta, que, al correr del tiempo se trans-
A consecuencia del contragolpe, la Tierra se rom- formó en los productos conocidos con el nombre de hi-
pió en los antípodas y así tuvimos los cataclismos de drocarburos, como el petróleo, alquitrán, ictiol, car-
las primeras éras: primaria, secundaria y terciaria. bón, etc., y que liquidificadas, como en el caso del pe-
Empero, todavía la Tierra carecía de base firme y se- tróleo, formaron enormes yacimientos de este ele-
guía flotando, y poco a poco se f'ué hundiendo en los mento. Una vez agotados los llamados pozos de pe-
rebordes, hasta que, a causa de los diluvios torrencia- tróleo, forzosamente quedará en la tierra una cavidad
les que continuaban cayendo y cuyas aguas conver- que dará origen tal vez a hundimientos que traerán
gían a los mares, creció el volumen de éstos que, impo- indudablemente conmociones sísmicas, las cuales da-
niendo su expansión, horadaban la costra terrestre. rán lugar a hondonadas y éstas servirán de lecho a las
aguas pluviales, creando lagunas o lagos de mayor o
Se sepultaron inmensos continentes que, impeli- menor extensión, (* *)
dos por su propio peso, fueron a unirse a la base, y
aumentando ésta, hasta encontrar sus antípodas, em- (* *) El espesor de la corteza terrestre en los momentos en que se
efectuaron los cataclismos y en que la tierra hundida vino a adaptarse a
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10 RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLA:':\TIDA 11
gó el mundo entero, fuera que ese Diluvio acaeció an- nado por un desplazamiento del eje del globo terrestre (reminiscencia
de los antiguos mitos astrulcs) acepta que el Diluvio mosaico no puede
tes o después del que cayó en otra parte; pero segura-
probarse de modo alguno en forma positiva por la Geología. Todo esto
mente, lo que ha pasado es que, teniendo en cuenta el puede relaoionarse en su carácter científico con lo que el mismo autor
reducido número de sobrevivientes, lo lejano de la épo- nos dice, poniendo aparte ideas Se puede ad-
y tradiciones religiosas:
mitir para la aparición del hombre sobre la tierra uri número cualquie-
ra de milenios ; la fe no está interesada en la cuestión, V sólo a la
la que quedó, podríamos comprobar-lo por las perforaciones hechas en ciencia toca informarnos sobre ella.
los campos petrolíferos de Venezuela, donde se ha llegado hasta la pro-
fundidad de 2.270 metros.
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12 R A F A E L TI E Q u E N A VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 13
tituían la nebulosa al principio; (*) luego, por el mo- las paredes que la encerraban hasta que éstas fueron
vimiento rotatorio, como explico antes, se produjo rotas por el peso de las aguas.
la fuerza centrífuga que fué aportando hacia la pc--
Las inmensas fuentes de agua dulce de escasa
riferia las partes sólidas que entraban en su compo-
composición química y que constituyen los grandes
sición química hasta formar la corteza, que vino a ser
ríos, tal el Amazonas, La Plata, Orinoco, Missisippi,
como un envase, de modo que el agua quedó comple-
Nilo, etc., pudieran considerarse como provenientes
tamente envuelta por la capa sólida, permaneciendo
del agua que quedó en el centro de la Tierra y que
en el interior y disminuyendo su volumen, a medida
continuase filtrándose al depósito primitivo ya de los
que la fuerza centrífuga iba separando las substan-
mares o por absorción de las aguas pluviales que caen
cias que le daban densidad y engrosando cada vez más
en la superficie.
(*) Recientes estudios presentan razones de peso para contrariar
la concepción de Laplace sobre la génesis de nuestro sistema planeta-
Así, pues, esta teoría de la geogénesis por el agua
rio por ruptura de la masa solar, a consecuencia de la rotación. Una y no por el fuego, u otras que se han sustentado, me
nueva hipótesis ha uparecido, la de marea, que, en su simplicidad, es la
siguiente: Hubo un tiempo en que el Sol fué sometido a influen ci as de parece la más lógica y razonable. (*)
atracción de una estrella pasajera, a consecuencia de lo cual la sustan-
cia gaseosa de su composición al pasar del punto critico de distancia de
su centro (la mitad del radio de la masa) se proyectó fuera de él en (*) Pláceme con mucha frccnen cia d cdi carrne silenciosamente al
chorros gaseosos, los cuales .coridcnsándose a su salida, y rompiéndose cstud¡o de 'la Naturaleza, porque en ella siempre encuentro una fuente
sucesi vam ente, formaron los cuerpos separados del actual sistema pla- fecunda de enseñanzus y aprovecho muchas de interés en la dirección
netario. de mis actos y mis propósitos de la vida diaria. Como creo que nada
De la investigación matemática en que se basa esta hipótesis, apa- existe en la Naturaleza que no tenga un objeto preconcebido, muchas
rece que los fragmentos resultantes serían comparables en su masa con veces encuentro en asuntos triviales la clave de algunos problemas.
el sol origi nal si la materia de éste hubiera sido aproximadamente de Así, por ejemplo, sobre este tópico de la gestación o formación de la
densidad uniforme; pero serían muy pequeños en comparación, si el t ier-ru, encuentro en el fruto del coco una similitud sorprcndente con
sol hubiera si do gaseoso con alta cond.ensac ión central. La pequeñez de la teoría que sustento sobre la formación de la tierra por la hi d rogé-
las masas de los planetas en comparación con la del sol, debe por ello nesis. En efecto, siempre me ha parecido misteriosa tanto la planta
tomarse como indicación de que éste era gaseoso y tenía tal condensa- como la f'ruta del cocotero. Ahora al buscar un símil como el conoci-
ción cuando nacieron los planetas. Los chorros de materia arrojados se- do de la naranja para explicar la forma de la tierra, he encontrado
rían gaseosos también, pero se enfriarían rápidamente en el proceso de en el coco lino para expldcnr la gecgéu csis. El coco en embrión es sim-
expulsión, llegando pronto a liquidificarse o aun solidificarse. plemente un conglomerado de sustancias, y a medida que va creciendo
Los planetas han debido describir sus órbitas bajo la acción COI11- va formándose pi-imcrument e el núcleo acuoso, después la sustancia
binada de gravitación del Sol y de la estrella pasajera, causa del ea- comestible y luego la concha o corteza de una dureza bastante percep-
taclisrno pero como esta estrella se alejaba, quedaron girando como tible, la cual en cada momento del crecimiento sigue aún más dura y
hasta ahora, alrededor del Sol. En sus primeros movimientos, pudieron resistente. Esto representaría la corteza de la tierra, la pulpa del co-
ellos mismos romperse por influencia de marca de una o de ambas ma- co semejaría el proceso cómo el agua Iué depositando en la peri ler i.i
sas presentes, y tal proceso puede explicar el origen de los satélites de las sustancias que formarían la tierra, al principio semi-líquida, des-
los planetas. pués semi-sóli da y por último perfectamente sólida hasta l.cgar a la con-
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Podríamos explicamos cómo se formaron los fue- 'lógicas secundarias, su acción no puede apartarse de
gos que se encuentran en el interior de la tierra y los este principio, que bien puede considerarse como re-
fenómenos volcánicos,-que no son otra cosa que las volucionario al observar los trastornos que ha produ-
combustiones formadas por la super-posición de las cido por su fuerza expansiva en profundos senos de
tierras,-por los cataclismos que aprisionaron las la tierra. Fuego y calor son causa y efecto, muy dife-
substancias que dieron 1ugar al desarrollo de calores, renciables en su acción colaboradora de la vida; y no
como en muchos procesos químicos; y trayendo la en balde hasta la mitología misma, en sus concepcio-
combustión y, por consiguiente, el fuego, que, buscan- nes cosmogónicas, simboliza en deidades infernales
do abrirse paso, encuentra lugares de menor resisten- el poder destructor del primero; y en el Sol, perenne
cia en ciertos terrenos y sale a la superficie en forma foco de radiación transformable en calor, la fuerza
de llama, lava, ceniza y todo lo que constituye las erup- que obra en toda génesis terrestre para la preparación
ciones volcánicas. y el desarrollo de los séres, en todos los reinos natu-
rales.
Pensar, pues, en la teoría de la constitución ígnea
de la tierra no es lógico y sí que fuera el agua la gene- La vida comenzó en las aguas del mar. El líqui-
radora de la vida de nuestro planeta. do elemento por su composición química era un me-
El fuego es destructor. Dondequiera que se ma- dio eficaz para el desarrollo de la existencia. Comen-
nifiesta es ése su carácter principal. En la forma de zó por el protoplasma que daría vida a la célula, des-
pués por procesos fisiológicos y biológicos se iría
calor, que es una derivación, presta ayuda efectiva al
adelantando en la evolución hasta formar un sér vivo,
agua en su misión creadora y desarrolladora de la
perfectamente capaz de vivir y reproducirse.
vida animal. Si el fuego, o los fenómenos que engen-
dra, han tomado parte activa en las formaciones geo-
Expuestas estas consideraciones generales, hijas
de mi deseo de contribuir a la investigación de los orí-
sistencia que ella tiene en el coco seco. El agua queda envuelta y con- genes del material proto y prehistórico que poseo
tenida en el recipientc que se ha formado de pulpa y concha. Las Ii-
bras representarían la atmósfera. El vicnto al agitar constantemente en variadas manifestaciones objetivas, grande será
sus palmas, tal vez imprima al árbol el movimiento que necesita para mi satisfacción si logro despertar la atención del
la formación del fruto; por sus hojas quizás recibe de la atmósfera los
elementos de su constitución; y a través de su tallo, sube el agua gene- mundo científico para su detenido estudio; y ma-
radora que las raices extraen de la tierra. El coco es un verdadero
fruto atlante.
yor, aún, si de él resultaren los elementos de convic-
]() RAFAEL HEQUEXA
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ción que no se han adquirido
tos, para fijar un punto de partida
todavía por falta de da-
en la explicación
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del problema, tan debatido, de formación de las razas,
sus migraciones y cruzamientos.
existencia de una industria primi íiva anterior a la que co- DESARROLLO DEL EOCE:'\O AL :\I10CEi'lO
munmen.to se acepta como paleolitica. Esta industria se
manifiesta en el Mioceno superior y continúa en el Ter-
ciario, incluyendo el bajo Cuatcrnario.
tintos de la industria permanecen
Los caracteres
poco cambiados
dis-
en el pe-
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ríodo entero, estando basada la subdivisión del periodo, de
épocas, en la estratigrafía (estados geológicos) y no en carac-
teres industriales. Siendo muy simple la exigencia de utensi- , J'~~~/,~::';1"
lios, como muy copioso el material de éstos en cascajos na-
turales y fragmentos de pedernal, la potencia de in vcnl iva de
1
la población durmió durante las edades. :\Iazas (martillos) y
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cuchillos fueron los instrumentos originales. Ambas cosas, en- !
contradas hechas, recibieron desarrollo. Un guijarro natural
afilado servía para lo uno; un nódulo o f'rugmcn to, para lo
otro. Cuando la pieza afilada se amcl laha por el uso, ya se
arrojaba, o ya se retocaba para nuevo uso. Si el instrumen-
to no se adaptaba bien a la mano, las partes o filos que la mo-
lestaban se removían o se reducían por dcscant illamiení o.
El número de instrumentos crcc in lc n lamcn lc, de acuerdo con
el lento desarrollo de las necesidades. Cuando disminuyó el
abastecimiento de la multiplicada y natural materia prima de
los instrumentos, apareció su suplemento por la m a nuf'act u- Las Iraclurus de la corteza terrestre se han :llllJllificado y unido,
ra de artificios Iaminosos. Aprendida In lección de asociar formando los mares.
las formas definidas de los instrumentos con definidos usos,
surgieron tipos especiales, no tu hl cm en te el instrumento amig- y se alimentaba del producto de la caza, que practicaba a puro
daloi dc y el puñal. Luego llegó la transición de la edad eolítica esfuerzo muscular, valiéndose de piedras ~. de palos, hasta
a la paleolítica, estado perfectamente investigado por Ru- que ideó la trampa. Cazaba con predilección el reno, por-
tot" (Véase: Les industries primitiut:s, Défe ns« des éolit es, Les qu-e le proporcionaba Ull gran alimento y materiales dis-
actions naiurell es po ssibl e« soul in a pl cs el produire des elieis tintos para varios liSOS. "Cada vez que estos trogloditas
semblable s á la rel ouclie inle nt ionell e ; !f A la [in de la qneslioti abandonaban una cueva dcl ct-m in aria, los residuos d-e cocina
des éolith es. Rlllo/. 1902 y 1n07.) y de su economía quedaban en desorden en el sitio que habían
ocupado, hasta que enterrados por los «scomhros de la cueva
En la época Cuaternaria si aparece' iridu dahlcmcnte el o por capas estalagmíticas, se convertían en archivos sellados
hombre paleolítico "haciendo una vida más o IllCI:OS nómadc, por la Naturaleza, que así reservaba maravi llns para las gene-
desconociendo los metales y el arte de pulimentar las piedras, y raciones venideras". Luego vino la evolución de la especie
no disponiendo de animales domésticos ni de cerámica". Este humana: del hombre de las cavernas, primitivo y aislado, se
ejemplar primitivo de la especie humana prefería las cuevas formaron las razas que aparecen después sobre la superficie
para habitación, especialmente en las proximidades de los ríos, del globo.
240 RAFAEL HEQUENA
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 25
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CAPITULO II
ATLANTIDA
vinieron del mar Atlántico e invadieron casi al mismo tiempo to y del otro lado habían ocupado parte de Europa al OCCI-
Europa y Asia, porque en aquel entonces nuestro mar era fá- dente del Mar Tirreno.
cil de atravesar. En su desembocadura hacia el lugar que lla- "Sus fuerzas todas reunidas invadieron vuestro país y el
máis las Columnas de Hércules, estaba una isla más grande nuestro también, oh Solón, y en una palabra, todo lo que está
que la Libia y Asia reunidas. Por esta isla se podía ir fácilmen- del lado acá de Las Columnas de Hércules.
te a otras islas cercanas y por medio de estas islas a las tierras "Entonces Atenas se mostró por el valor de sus habitan-
que estaban frente y vecinas al mar. Lo que está del lado acá tes superior a las otras ciudades y los otros pueblos. Su valor
del estrecho de que hablamos parece un gran puerto cuya en- y su habilidad en la guerra brillaron con vivo resplandor. Ya
trada sería estrecha; pero es un verdadero mar y la tierra que unida a los otros griegos, ya sola y aislada por la cobardía
la rodea es un verdadero continente. de los pueblos vecinos por lo cual tuvo que atenerse a sus pro-
pias fuerzas, fué reducida a la última extremidad, pero pron-
to se levantó, venció a sus enemigos y devolvió a sus aliados
el bien precioso de la libertad.
"Poco tiempo después de un terrible terremoto unido a
un diluvio producido por una lluvia torr-encial y continua du-
rante un día y una noche, entreabrióse la tierra que se tragó
a todos vuestros guerreros; y la Atlántida desapareció bajo
el mar. Es por eso por lo que desde entonces este ms r se ha
vuelto impracticable para los navegantes a causa de los res-
tos de la isla sumergida. Tal es, Sócrates, el resumen de lo que
mi bisabuelo decia haber aprendido de Solón."
Sócrates le respondió: "Importa mucho ver lo que tú aca-
bas de decir, no como una fábula inventada por nosotros, sino
como verdadera historia".
Ante el número de los testimonios de Platón, que predo-
minan acerca de la noticia de una isla enigmática llamada
Atlántida, es apenas creíble que la información de los anti-
guos respecto de la situación geográfica sea considerada ab-
solutamente como una fábula. En dos de sus diálogos, en el
Primitiva concepción de la Atlántida. La Isla de Poseidon Timeo y en Critias, Platón nos inspira confianza acerca de su
relato sobre la Atlántida.
"En la isla Atlántida reinaban reyes de un poder formi- De imaginarse es lo que confiaron los sacerdotes egip-
dable que se extendía sobre la isla entera, sobre otras islas cios de Sais al filósofo griego, seis siglos antes de nuestra éra.
y sobre la mayor parte del continente. Dominaban, además, Solón no sólo supo del brillo cultural heleno ocho o nueve
sobre las tierras que están hoy en poder nuestro, puesto que mil años antes semej ante al antiquísimo egipcio, sino también
de un lado habían conquistado esta tercera parte del mundo, del de un Imperio o Reino de una Isla capaz de someter toda
llamada la Libia, y llevaban sus límites hasta cerca de Egip- Europa y Asia desde el Océano Atlántico.
3-! HAFAEL HEQUEKA
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 35
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De este mismo autor tomamos las siguientes citas: Bory de Saint- Vincent levantó una carta ideal de la Atlán-
tida, en la cual figuraban todas esas islas actualmente disemi-
(1) Seguramente se refiere a una de las primeras invasiones de nadas en el Atlántico como formando parte del mismo grupo
los al lantes al Continente Oriental. de rnontafias. Humboldt, en su Voyage aux réqions équinoxia-
40 HAFAEL HEQUEl\A VESTIGIOS DE LA ATL~NTIDA 41
les du nouveau continenl considera esta suposición como muy las Antillas y, en fin, de América, que los fenicios habían des-
verosímil. cubierto.
Berthelot tHistoire des Canaries) afirma de modo positivo Hornius en su libro sobre los orígenes de las naciones de
que las fuerzas volcánicas han separado todas esas islas; y América, aseguró que la Atlántida formaba parte de la Amé-
I
Bourguignat tExploration scienlijique c/u Nord de l'A{rique) rica; y también Jonás Bircherodius en su tratado sobre El
ha demostrado que en otros tiempos, no sólo no existía el es- Mundo llamado sin razón Nuevo.
trecho de Gibraltar y España estaba unida al Continente afri- Bailly d'Engel, en sus libros aparecidos en 1777 bajo el tí-
cano como Sicilia a Túnez, sino que las Canarias, las Azores y tulo ¡,Cuándo y cómo la América [ué poblada de hombres y
las islas Madera también formaban parte de ese continente.
(*) Pedro Vermigli. eruddto teólogo italiano riel siglo XVI. llama-
do también Pedro "Már-tir", fué el primero que denominó Antillas a las
islas descubiertas por Colón.
±-1- RAFAEL REQUENA
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA "*5
I
ma, iría más tarde a extender hasta los confines de la tierra
las influencias de su cultura. '~~Ooo~
Al depurar la tradición, poniendo «le lado los aspectos mí-
flliw ~ ~0~
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ticos que la embellecen, de su fondo aparece la realidad de la ]
existencia de un poder insular que por invasiones dejó hue- o.
llas de sus pasos en distintas comarcas del mundo. Muy pro- = =
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bable es que corr-ieran muchos siglos para que la Atlántida ---J -=> - OO . ¡:;:
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adquiriera semej ante desarrollo por la formación de un carác- O)
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ter propio, y a favor quizá de influencias en sus relaciones '<3
con pueblos vecinos de Europa y Af'rica, hasta llegar a ser "-
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el país irradiador de civilización y de cultura de que habla ;::l
la tradición. </J
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Diferentes fueron la suerte y el desarrollo de los primiti- ;::l
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vos habitantes del Continente hundido que se refugiaron en ~
~
la costa americana. Errantes en desconocidas tierras, separa- ;..
C<l
o.
dos del contacto con la isla afortunada, por siglos hubieron de
permanecer en el aislamiento y el atraso. Vivieron en conti- '"o
nuada edad de piedra, situación en que se mantuvieron algu- "1:1
o
nos de ellos, quizá por su alejamiento de los puntos de Amé- ~
rica a los que se dirigieron las corrientes invasoras de la
Atlántida.
-
rráneo.
C. Malte-Brun, «lesdc 1819, anotaba la tradición según la ~
-
cual pudieron tener efecto migraciones del Aztlan (o Atlán- ~:\
, ~
tida) en América.
Los azlecas llamaban al agua Ati y era una de sus di vi-
<$1
nidades. Refiere el cronista español García ("Origen de los
Indios") que la región por don de aguardaron los aztecas a
su gran legislador Quetzalcoatl la situaban al Este, región
donde indicó Platón que estuvo la sumergida AtIántida. Al
ver la abundancia de nombres rematados por atl y con las con-
sonantes t, 1, mudas o líquidas, supone aquel autor que los
primitivos fundadores de Méjico llegaron por las costas .del
Oriente, y que la abundancia de da sílaba ail indica el origen
común con los pobladores de la Atlántida ,de Platón.
Unger (Die oersunlcene lnsel Atlanlisv y Heer (Flora ler- .'
--,..
tiaria Heluetise¡ guiados por las analogías de las floras, afir- ~~
man la existencia de nn ConLinente terciario sumergido ac- ~
tualmente 'en el Atlún tieo, única explicación imaginablc para
el por qué de la analogia entre la flora miocena de Europa,
;"
,,~
la actnal de América oriental y la terciaria de Grocnlandia,
del Mackcnzic, de Islandia y de Spitzberg.
"La zoología, la botánica y la paleontología confirman,
I
t'f
pues, y de una manera decisiva, la existencia de antiguas tie- ~
rras actualmente sumergidas en el Atlántico, que en épocas
pasadas facilitaban las comunicaciones entre ambos conti-
nentes.
"Un cambio tan profundo el que debe de haber cxi-
C0l110
jido la sumersión de la Atlánti da no es, por otra parte, impo-
Collares de conchas marinas encontradas en las urnas funerarias
de los "Ccrr itos" del Tacarigua.
48 RAFAEL REQUE:\'"A
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 4()
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Collar de conchas marinas dc In gruta de Cro- cO
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'1agnon, semejante a los hallados en los "Cerr i- ::;
tos" del Lago de Tacar-igua. Tomado del libro .J::
Men o] ilie Old Slone age, de Fnirf'ieid Osbor n. cO
~
o
sible, geológicamente hablando. Por el contrario, La geología ::l
o
nos demuestra que tales cambios en la posición respectiva de o
las tierras y las aguas se verifican actualmente a nuestra vista, CJl
o
CJl
aunque de una manera lenta y gradual. cO
>
"Las islas de Margarita, Tortuga, Coche, Sola, Testigos y
demás de la costa de Venezuela, presen tan el aspecto de una
tierra sumergida, y son además de la misma constitución geo-
lógica que la costa, lo que prueba que en un tiempo estuvie-
ron unidas al continente." (Ameghino).
4
50 RAFAEL l\EQUE~A
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA
51
'"t:;:
::
p::;
con que lo designe') Colón al cxll'llder, desde él, su vista al ma-
cizo continental con que su hn z a ria de modcrno atlante CO!1l-
plctó la ro do n dcz del Xlu n do. (.)
3;>
otra fuerza cenlrífuga cualquiera «lostroz asc las rocas de las ;:¿j
sierras que le servían de muro, buscando una extensión más <.l
'1:l
amplia donde espaciarse; y que luego, en un descenso pro-
porcional, fuese quedando en los grandes canales que forman '"~
.::;
hoy el Amazonas, el Plata y el Orinoco, con sus respectivos a
-ee
afluentes, cuyas cuencas ha debido venir profundizal:do pau- ~
u
latinamente la erosión de las aguas, particularmente las de
los tres ríos madres. El hundimiento de la Atlánti da contri- en
o
(,)
de que el Asia, y por el otro, las faldas orientales de las cum- '-P,
<n
bres andinas, que quizá formaban el extremo oriental del Il.l
';
Continente asiático. Verificada la sumersión, las aguas se a
....•
e
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golfos se Ul11rIal1, y hoy casi se está viendo que no muy tarde llegará a
cumplirse la prof'eu ia de aquel sabio naturalista, si no por el cerro de
Xapi rc o :\fapil'e que sirve de dique al de Paria. nuiz á por el Caño de
Gua ruúno que está inmediato al pueblo de El Pilar, un iéndose con
la laguna de Campoma, la cual se cc m u ni cu por una de sus partes COIl
el Golfo de Cariaco. Dela laguna de Cu m po ma ::11 Caño de Guaruú no y
Otl'OS cañ itos inmediatos sólo hay unos cerros pequeños de por medio,
como el Mu nrlo Xucvo, que hace ti e m uo se viene derrumbando, y
donde existe un pequeño volcán en n cti vidarl, en que hay partes donrle
no es posible pisar por ser tan calientes las aguas que queman .. Tam-
bién puede efectuarse la unión por la laguna de Putucual, tomando
por cauce los sitios de Botuco, Tierra Hueca, Casa nav, pertene-
cientes a Car iaco. Carúpauo quedaría aislado con partes de los Dis-
tritos Benitez y R ivero.
56 RAFAEL HEQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA ñ7
.."
'
."
lO
58 RAFAEL REQUENA
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 50
(2) Existe en Norucgu lira especie de conejos tan pt-ol if'cros, que
llegan a reproducirse en cantidades inrncnsas, y. en ciertas épocas,
descienden de las montañas en grupos enormes buscando las playas
para arrojarse al mar e internarsc en sus aguas hasta perecer ahogados.
El hecho se presta a distintas interpretaciones, siendo la más aceptable
la de un fenómeno
pensantes
atávico, quc pucd e efectuarse
que en los irracionales. Porque,
lo mismo en los seres
a s i C0l110 el hombrc que
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.. ~
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edad, un deseo vehemente de volver a ella, puede suceder que los co-
nejos noruegos, originarios de alguna raza dcsanarccida en el océano,
sientan la atracción de éste y se internen en él hasta desaparecer en
sus ondas, víctimas de una ley atávica que tal vez' puedan explicar los
naturalistas al favor de las nuevas orientaciones científicas.
60 RAFAEL BEQUE!'>A VESTIGIOS DE I"A ATLÁNTIDA 61
>,.,
contrados fósiles en Europa, son comunes al Japón, se incli- o
"-
na a la teoría presentada primeramente por el Doctor Asa '-
C";l
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Gray, de que la emigración de las especies, a la cual se debe ~<·;·:¿f!f~~;.:¡;¡7.. :~"'.~
:11 """ /u:.~_,,,.,,. '.. ,~,.o",,' "",' l. Q)
mas y países." o
'O
'C
•.....
y muy recientemente (1924) nos dice el Abate Moreux
en ¿L'Atlantide-a-l-elle existé ?: "Durante toda la época prima-
ria y la secundaria Europa estaba unida a la América del
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l~~~.ti,t~.1
<"'¡' _,;r.,¡;, ,*14" ~_ '" ," ,_ _ __ ,.\."--*_, _ : _'7'j ::-'" ~ •.. ' d' ~ I
Norte 'por un vasto Continente; lo mismo que Africa y la Amé-
rica del Sur. Entre estas masas surgidas corría ya la famosa
depresión mediterránea. interrumpida en diversas partes por
grandes manchas de tierra firme o de lagunas que los movi-
64 n .\ F .\ E L n r: Q u E X A VESTIGIOS DE LA ATLANTIDA <i5
un solo bloque bajo las aguas: de Xortc a Sur una larga arru-
ga en la parte media formó dos \"a!les profundos cuyos flan-
cos, más o menos cscarpudos, debieron si nuestras teorías
son exactas- presentar regiones s isrnicas bien marcadas des-
de la épocu de su form ac ion. CO!110 sism ic i d a d y volcanicidad
van siempre a la par, las vcrt icntcs muv inc li na das son regio-
nes privilegiadas para los temblores de ie rra, al paso que allí
í
presión mediterránea "donde el volca n ismo se ha instalado dria permitirse; sí, la Atlúnt ida existió allí donde la situó Pla-
desde las primcras edades de la tierra", En esta región y sus tón, en la región en que se chocan las dos grandes quebradu-
proximidades es en donde precisamente se sitúa la Atlúntida. ras al lánti da y mediterránea, una de las partes más insíables
de nuestro planeta. Y un día tenebroso en que. la tierra fué
Del mismo autor tomamos lo siguient~~: "Hace algunos sacudida por grandes temblores, aquella co mnrca inhospitala-
años (1011), un naturalista Frunces, :\L Louis Gcrmu iu, estudió ria se hundió súbitamente, y el océano en un raz-de-niarée f'or-
la fauna y la flora de las Azores, de :\Iadera, de las Canarias y rnidahle se arroj ó sobre su víctima scp ultá n dola para siempre
del Cabo Verde, y sus conclusiones son en extremo interesan-
bajo sus implacables olas,"
teso El conjunto de las ohscrvacioncs prueba, en efecto, que en
plena era tcrciar¡a estos cuatr-o archipit"lagos formaban una Finalmente, siquiera sea para amenizar la aridez inhe-
tierra unida al Xorto a la Península Ibérica, al Sur a la .Jlauri- rente a este género de trabajos, es de oportunidad evocar aquí
tania, mientras que al Oeste esta prolongaeión continental al- el alto numen «le Jacinto Vcrdagucr, en el canto primero de
canzaba a las Bcrm udn-, y a las Antillas." su inmortal poema "La Atlúntida":
RAFAEL REQUEKA VESTIG10S DI; Ll\ ATLÁ~TIDA 67
66
CAPITULO III
Sobre ella el Dios potente, su izquierda descargando, (') El presente capítulo es en esencia un extracto de la biblio-
el mar de una gorjada cadáver la arrolló; grafía que he tenido que consular para esta obra, y muy especialmente,
y de su férrea mano, solo el Teyd c restando, del libro "Historia d e los Atlantes", del notable etnólogo e historia-
cual dedo :-"Ac¡ui, nos dice, la Atlúntida vivió." (*) dor inglés W. Scott Elliot. yo tiene por único objeto dar a conocer los
primeros pobladores del Continente Atlántico.
I
Il.
70 RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLANTIDA 71
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una Trinidad en la Unidad, en la cual personificaban los po- ..c<
deres cósmicos del Universo, como Creador, Conservador y ¿g
Destructor. Esta idea fué aún más materializada y degenera- 's.•..
da por los semitas, quienes llegaron a convertirla en una Trini- ~
CIl
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...,
72 RAFAEl" HEQUEXA VESTIGIOS DE LA ATLAxTIDA 73
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previamente con un líquido especial. El texto copiado en la Vl
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segunda plancha podía reproducirse en otras hojas, y asi,
2
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uniendo éstas, formaban un libro. -es
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(* *) El estudio y comparación de las lenguas asiúti cas y las ame-
ricanas han dudo luz para establecer dif'er-cn c ias que a leja n de la idea
>
de que las últimas procedan de las pr imcras. Si presentan algunas
analogías que obraron en el ánimo del geógrafo Maltc-Brun para trazar
líneas de emigraciones de los pueblos asiáticos al Continente amcrica-
11l0, estas analogías se refieren a 'un contado número de palabras. La
idea se destruye principalmente al tener en visla las respectivas carac-
terísticas de las lenguas. Las antiguas umc r ica n as, con pocas excepcio-
nes, son polisilúbicas o aglutinantes. esto es, difieren esencialmente del
grupo de las lon guas monosi lábi cas del Asia oriental y de las lenguas
de f'lcxi ón de los pueblos nrianos. El or-igen, nucs, rll> las lenguas ame-
ricanas es armónico con el de las razas que las hablaban y ambos de
época tan remota que los hacen extraños a las relaciones asiáticas. Por
el contrar-io, inscripciones amcr-icnn as en las que se ha creído reconocer
algunos caracteres nú m id as ~. las analogías entre idiomas americanos y
el vasco y el berberisco, hablados por nue blos uue In tradición com-
prende en la zona de las relaciones en la Atl án tirla, tienden a confir-
mar la existencia de ésta y su parentesco lingual. "
-"
78 RAFAEL REQUENA
VESTIGIOS DE LA ATJ"ÁNTIDA 79
(*) Según me han relatado pe rso n a l rue nl c los señores Ph el ps, hn-
blando de sus viajes por el Afríea, algunas tribus acostumbran hacer
un~ mezcla de la sangre y la leche como alimento preferido; lo cual
quizá es una derivación tradicional de una costumbre atlante conser-
vada aún en pueblos salvajes.
!:lO RAFAEL HEQUENA
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 81
Las armas de guerra y de caza fueron distintas en las di-
versas épocas. Hachas, macanas, lanzas, espaldas, arcos y fle-
chas, eran las más usadas. El empleo de cxplosivos se adoptó
desde los tiempos primitivos, y fué llevado a una gran perfec-
ción posteriormente, usándose un mecanismo de palancas pa-
ra su lanzamiento. Algunos estallaban a cierto intervalo de
tiempos; otros, al producirse un choque; y dcspcdiau un gas
tan venenoso, que compañías de hombres enteras eran des-
truídas en las batallas con una sola explosión. Nihil nooum
sub sale.
De esta maravillosa raza atlante se derivaron los abo-
rígenes venezolanos, como los de toda la América. Ellos
fueron nuestros an tcpasa dos, nuestros abuelos, de quie-
nes heredamos el vigor y la energía tanto tiempo dormidos
bajo el peso de tantas glorias y también de tantos dolores y
angustias. De vez en cuando aparecen destellos que vienen
de esos remotos atavismos y que nos dan derecho a creer en la
virtualidad de la raza; que 110 se ha extinguido todavía el
espíritu que la animó, tantos siglos há; rcsurgirá como nue-
vo fénix de sus cenizas y entonces nuevauicntc será señora '"oir:
Col
del mundo. :;..
i
82 IIAFAEL P.EQUENA
<$>00000~~00i>0i>%~~~~~~0~~~~
América un servicio í nap rcoinb!e, puesto que sl ene se llamó el funda- '"
dor de la civilización brahmana : Melle I'ué el ilustre legislador egip- :r.
c:l
cio: slene-acli el legislador de lu Lberiu caucásicu : y que sl eue o Xlanu ;-
significan todavía en idioma oskcru, que es el idioma de la raza roja, ;-,
ley, gobierno, constitución, igual para todos los hombres de la tierra. <Jl
o
Vl
Acerca de Ia palabra manú dice Xlorcau de Jon nes en sus Estudios ~
Prehistóricos: "Uno de los titulos más usados en las i nscr ip e io ncs fa- :>
raónicas es elman , rnen, significando el que estoblece, el regente, y es la
misma sílaba que sirve para denominar los patriarcas antiguos, Melles
en Egipto, Manoii en la Irid iu, Mcunnus entre los frigios y germanos,
.l/anll en China, Minas entre los gr iegos ; por todas partes la misma
calificación men OUS, el re qe nle, el jefe guardián, el que conduce,'
"M
ai ao ¡l1aya significa en cskcra tneset pirámide
a, t run c ado, y co-
mo son estas maravillosas construcciones las que cubren todo el gran-
dioso territorio desde Tola o TI/la hasta Chichcn-Itz ápor el Xorte, así
C0l110 toda la superficie de Guatemala, Honduras, Salvador y Xi ca ra-
gua por el Sur ¿qué nombre mejor podía darse a la nación que las
construyó ?"
Respecto del nomdirn de :\Iaya en lugares de Venezuela nos dice
Don Arístídes Rojas (Vocabulario indígena): ,l/aya-Sitio cerca de
Maiquetia. El puerto y río de Maya se encuentran a sotavento de Ma i-
quetia, en los límites de las costas de La Guai rn con la de Puedo Ca-
bello, El Valle de Maya se llamó en remotas épocas el úrea de tierra
de veinte leguas, Iatitud de Norte a Sur y cuarenta de longitud desde
Borburata, con la costa de Puerto Cabello, hasta Naiguatá. Los Mayas,
tal fué el nombre que tuvo esta nación en la costa de Caracas.
j
•
88 RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 89
C)
ser que el primitivo atlante imprimió con más fuerza su espíri- ::l
O'
tu guerrero, de manifestación constante en tribus invasoras
'"o
de carácter nómade, o en tribus sedentarias de constitución in- >
.~
dependiente, en que las nociones de libertad y patria eran o
E
tan de: instinto conservadas que atestiguan la heroica resis- c:
tencia que opusieron a la conquista española. o
<.l
VJ
o
La toponimia primitiva, aunque escasamente trasmitida VJ
d
y casi siempre corrompi,da, autoriza también mi presunción. ~
Si exarn inamos mapas antiquísimos, veremos nombrcs de pue-
blos, tribus y lugares que escapan a toda explicación. En uno
del siglo XVI, y en siguientes del siglo XVIII, y hasta hoy,
se repite el nombre de Turiamo (corrupción probablemente
de Turiano) para designar un ancón o ensenada del }[ar Ca-
ribe en la actualidad perteneciente al Estado Carabobo y
92 RAFAEL REQUEKA
(*) Pocos meses hace, llegó a Mar aca y el Cacique goagi ro José de
la Rosa Fernández (alias "El Torito") a prescntm- sus respetos y fe-
licitaciones al General Góniez por su elección de Presidente de la He-
pública; y en una visita que hizo a mi Museo tuve ocasión de ratifica¡'
este concepto. Efectivamente, o i de sus propios labios la no esperada
declaración de su descendencia turíana. Tal aserción, hecha del modo
más natural, a una de mis preguntas repentinas, es prueba clara de
una creencia trasmitida por la tradición y de arraigo en los ahorige-
ncs, de que era exponente en aquel momento la lacónica afirmación
del cacique goagiro.
94 RAFAEL REQUENA V E S T 1 G lOS DEL A A T L Á N T 1 D A ~5
..•.
RAFAEL REQUEi\'"A
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 97
96
7
08 HAFAEL HEQUE;";A YESTTGIOS DE LA ATLÁNTIDA D9
1
de ningún lado, al cubrirse de agua fué sumergida; sólo las
montañas, a causa de su altura, quedaron al abrigo de esta
inundación .... "
En el manuscrito Troano, conservado en el British Mu-
seum, se lee, según la traducción de Le Plongeon, un relato
análogo: "En el año 6 del Kau, el 11 muluc, en el mes de zac
se produjeron terribles temblores de tierra que continuaron
sin interrupción hasta el 13 chuen. La Comarca de "las Co-
linas de Arena", el país de Jla fué sacrificado. Después de ha-
ber sido sacudido por dos veces, desapareció súbitamente en
la noche : conmovido continuamente el suelo por fuerzas vol-
cánicas que lo hacían levantarse y descender cn diversos si-
tios, cedió al fin; las comarcas se separaron en Ionces las unas
de las otras y luego se dispersaron. ~o pudiendo resistir a
o
tan terribles convulsiones, se hundieron arrastrando co nsig» "C
'(3
a 64 millones de habitantes." o
Q
°
?\' es necesario torturar el pensamiento, Ilevándolo a las
oscuras tradiciones del diluvio en el viejo mundo, para expli-
car las que de la misma catástrofe se conti en cn en los jeroglífi-
cos americanos. La exégesis no se violenta para conciliar en
este último caso la efectividad del hecho con su cronología.
lo que aún no se ha conseguido hacer cuando se trata del di-
l04 RAFAEL IlEQUEXA
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA ]05
e
A la parte occidental de Venezuela, hasta Trujillo, pare- '"
ce llegó siglos antes de la conquista cspañoln la influencia de C/)'
'"
'V;
Esas tribus, guerreras unas y pacificas otras, procedentes
de diversas regiones, o nativas de Aragua, escogieron las proxi-
>-'"
midades del Lago llamado de Tacarigua, por las grandes ven-
tajas que les ofrecía para la vida: fértiles vegas en sus márg,e-
nes,como si estuvieran dispuestas por la Xaturalcza para to-
das las siembras y las abundantes cosechas; campo fecundo
para la caza y la pesca, en que se ejercitaban principalmente
los aborígenes, y acortamiento de las distancias con las facili-
dades de la vía lacustre. _ ..,.
en ellos. (2) Ql
"O
:Il
La primera región explorada por mí en compai'íía de mi ~
...5
hijo Antonio, se encuentra al Sureste de "Punta de Palmita", o-
a 500 metros aproximadamente de la margen del Lago. Allí
a
...•
e,
comenzamos a encontrar los "cementerios de indios" o "ce-
rritos" ya aludidos; y en ellos principiamos los trabajos, ha-
ciendo abrir y explorar las fosas, con el resultado que voy a
exponer prolij amente, a fin de que el lector pueda darse per-
t
l\farius del Castillo, puecle afirmarse que el Lago ha descen d idn doce
pulgadas en el tiempo tra nscurr ido del 30 de septi cmbre de 1 fJ30 al 1Q
de junio cle 1931. El Dr. Alfrcdo Jahn h a hecho también in-
teresantes estudios sobre ese descenso, que debe haber comenzado cen-
tenares de años atrás, pues para 1555, época de la fundación de Va-
lencia, las aguas del Lago debían estar muy inmediatas a aquella ciu-
dad Cllal1'do se le dió truubién su norn hrr-, y no el de Mar acay, que es
la ciudad que estrictamente queda hoya sus orillas.
8
11+ n A F A E L n E Q u E N A v E S T 1 (; [ O S DEL A A T L Á N T 1 [1 A 115
r
Estatuita con brazos despt-oporc.onad os y con la parte genilal muy
marcada. Obsérvese cómo están representados las cejas y los ojos.
}J() n ,\ F ,\ E L H E Q u E N .-\ \'ESl'lnJOS DE LA ATLÁKTIDA 1í7
Los obj ctos cncon Ira dos son, principalmente, los si-
guientes:
IDoLOS y FIGl'RILLAs.-Son de varios tamaños y de «listin-
tas formas, aunque todos parecen tender a una idea, a una re-
presentación, al concepto de la hembra humana, símbolo de
fecundidad. El desarrollo exagerado de las nalgas y de las
partes gcnitalcs no da otra explicación. Respecto a las í'accio-
nes, se nota una marcada inquietud hacia la perfección de la
cara que tienen hoy las razas selectas. Los ojos son grandes,
horizontalmente largos, circundados «Ic multitud de agujeros,
desproporcionados para simular cejas y pestañas. Los párpa-
dos, de un desarrollo inmenso, abotagan los ojos haciéudolos
parecer cerrados. La nariz un poco achata da y ancha, pero
de regulares líneas; y la boca pequeña, fina y «le forma corr ec-
ta; mentón y pómulos salien tes, sobre todo estos últimos. El
contorno de la cabeza es casi generalmente una especie de
cuadrilátero alargado horizontalmente y paralelo a los hom-
bros. Sería interesante saber a qué obedecía esta forma y con
qué objeto se hacía uso de ella. Respecto al cuello puede de-
cirse que casi no existe bajo de la enorme cabeza. Los bra-
zos dan la impresión, en la mayoría de los casos, «le estar in-
vcrsarncnte relacionados con los miembros inferiores que son
de un desarrollo desproporcionado. El tórax es irregular. Las
caderas grandes, fuertes, parecen albergar órganos de una fe-
cundidad inmensa. Un hecho que llama la atención profun-
damente es el formidable desarrollo de la región glútea, así
como también la forma y posición del sexo. Como se ha di-
cho anteriormente, los ídolos femeninos son más numerosos
que los masculinos.
Fairfield Osborn, en su ohra Xlen of l h c Old St one Age. al
referirse a las estatuitas femeninas de arcilla cocida que se
encuentran a lo largo del valle del Nilo, da la siguiente noticia
que se relaciona con lo que acabo de decir: "Estas figu-
11-'
.•. .:
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Urna funeraria de "Los Ccrritos" O
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senos «le mujer de acabada semejanza con alglll~as vasijas ex- <l)
'O
traídas por el Profesor YIarius del Castillo en la República de m
Q)
•....
de nuestro actual pueblo venezolano. La isla de ~Iarga['ita, por ~
ejemplo. H
C)
•....
El Dr. G. l\Iarcano ("Etnografía precolombiana de Vene- el
C)
zuela-Valles de Aragua y de Caracas") es de la misma opi- o
nión: "Todo parece indicar que la mujer permanecía en la 'oc;¡
;;.
casa, mientras el marido iba a la caza y en busca de alimcn-
el
tos. Probablemcn te cuidaba a los ni ños fabricando utcnsilios ;:::l
el
de barro, cocinando y tejiendo redes".... y más adelante o
u
añade:
'"~
"El arte del alfarero había alcanzado entre los Indios de H
e;
u
Aragua un desarrollo rcla ti varncn te considerable. La di- tr:
o
versi.dad de formas de los envases, la variedad y gusto de la 'O
'3
mas servía para lonlos los usos, de hacha, sierra, cincel y pun- N
C1l
.;..~
C"l
,...
c:::
necesidades. La primitiva forma almcndr ada y ovaloi dc se em- :l
plcaba para el uso a lo largo del filo, ya para fuertes cortes o '"
Ol
;;.,
C"l
para aserrar; las de disco pudieron usarse como hachas o ;..
~
se originó en un centro particular y trabajó lentamente alar- "'Ci:l"'c.n
:::lB
gando su onda sobre el mundo entero." (Fairfield Osborn). 01) .•••
"C t: ~
Entre los collares de esta misma sección del Museo hay al- o:s <l.l c:::
'-'U<l.l
ea... :::3
gunos cuyas piezas son peq ucños trocitos de marfil tallados en t-< - ct
cr. '"
-0,.,-
forma de peces. Llama la atención en éstos la diversidad de (\)-~
"d"o
tamaño-desde uno hasta seis centímetros-y el exacto parecí- ","O '"
o w ~
do que tienen entre sí. De los collares de piedra puede decirse c:=()-=!
(1) ••.••• f"""¡
.~"
c.;--
.5~t;:;:Q.)
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O "§~~ e
ción del Museo, en particular por los muchos ejemplares de ~ .•..•.
_ 0·0
"cráneos aplastados". En el "Diario" de las excavaciones que <
W
V)_
:.;,:.:.
c:í o.; u
. .....;
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.-
()
;:::::~c..:l
en seguida publico, se menciona su encuentro en varias ~ <l.l~. "d
r/) .;- - o
tumbas, y su repetición indica una forma común, caracteriza- W ~0~ O-
c.;
da en sus partes más visibles por una exagerada dolicocef'a- .~ C)
:::l"O~r:::::
bJ.¡z:O
lia y frente nula, ya que en toda la extensión anterior del crá- ~Sc:
neo, con abarque desde las órbitas, se hace típica una depre-
sión cóncava, que, aparte otras razones, excluye la idea de
un artificio, de una compresión, pues que de ser así el aplas- ~.2~ ~
~::::~:J
tamiento resultante presentaría en lo general una forma ~ t"n-- "8 ~
• ~ t... >:l)
plana. El ap lastam icnto en general es el mismo, pero parti- ~Sf~~
cularizado a veces por protubcrnncias que estahicccn solu- o";: ~~.~
'V ~< .~
ción de continuidad de la superficie. En estos casos la corn- c:::
C,) '" ~
N "
- c:,) d
=:.::"=- ~ ~ ~
presión al ser artificial exigiría planchas llenas de concavi- :; B]5'~ oo
,... ~<::l:-.o
dades como para producir las partes convexas, () sean las
protuberancias. ~~~:~~o
~·c ~ e ~
Hescrvarnos para más atlci antc otras consideraciones ; c~~ e
acerca del aplastamiento, en 13s ocasiones que han de preS211- > ".- ~·o
::: ~ ~.~ °u
tarso para emitir nuestra opinión al tratarse de las deforma- ~,
~~~
c:í 0
= C,) C)
e,
ciones.
YESTIGIOS DE LA ATLANTIDA 1135
1 :l-! n A F .\ E L n 1-: IJ ti E K A
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Signo de lej anía en el tiempo puede ser esta falta de con- <:.)
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catenación en los usos y costumbres de los pobladores, que no "0,3
se ha observado en otras partes. En compnr acióu puedo C'\S:-;:::::
••••• <:.)
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tificado como suyas. Por esta circunstancia y, sobre todo, Lomo o <Il'"
""'
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es natural suponer, por falta de base antropológica, algunos au- •...• '""'
tores han concluido que allí 110 hubo raza separada de JlolUzd- '""'
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builders, ni razón hay para considerar que qui 2n-:~S construye- E
ran tales terraplenes fuesen otros que in dios auict-icanos. La "O '"
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protegido por autores eminentes citados en capítulos anterio- "O
O)
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res, y ateniéndome al propio criterio, he llega-do a términos ~"o
°5 r(1
que considero inmediatos a la verdad histórica y capaces de 0'0
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conducir a los hombres de ciencia a la posesión de la C\l
C\l
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verdad definitiva. ü
"O,Q
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En ese continente, la tierra, aunque de un gran espesor, o ~C\l
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no tenía base firme: era como una inmensa isla flotante sobre <:)
<Il
la extensa superficie de las aguas. Lentamente, en un proceso ...
<!)
o.
de milenios, debido a la acción de las aguas, como he di-
cho antes, fué agrietándose en toda su extensión hasla que,
por efecto del último tremendo cataclismo, del cual no es posi-
ble formarse idea, se dividió en fragmentos, quedando una
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sobre la gran masa de tierra que, por virtud del mismo cata- o: ,..
",,-
~~'" :;
En apoyo de esta teoría que coloca a Venezuela forman- V'J
o
t...
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pureza, los primitivos aborígenes representados por las tribus :;
'-o:
Motilones, Goajiros y Parau janos, que son los sobrevivientes (3
de los pueblos lacustrcs descubiertos por Ojcda" en 1-199; y U
descendientes de los Aruucos, "indios que encontraron los pri-
meros descubridores al pisar tierra americana."
Existen en la costa de la República, jurisdicción del Es-
tado Aragua, sitios conocidos con nombres como "Costa de
,.
1-J-I· H ..\ F .\ E L 1; l': Q u E '" A VESTIGIOS DE LA ATJ~ANTIDA 145
<'$
mide siete metros de largo por dos de ancho; tiene la forma
o
de una flecha que marca hacia el Sur, como si estuviera pre-
-
"O
<'$
cisando una dirección determinada ; está colocada al pie de ¡::
Q.l
roglíficos que acaso con tengan algo del secreto que guardan <:Il
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los siglos, quizá señales o derroteros marcados allí por los <'$
::l
primeros emigrados allantes para indicar a sus contcrrán eos, eo
que vinieran después, el camino que ellos llevaban. Es indu- :»
VJ
dable que por allí penetraron algunos de los emigrantes y se .8
detuvieron en ese sitio, al pie de la montaña. El cansancio de '0-
la marcha y la belleza del paraje, tal vez les determinó a VJ'
Q.l
6
davía los horrores de la catástrofe que presenciaron, y solici-
taban tierras internas, las que ellos consideraban más firmes. ¡¡Ir ~ ...•~" UUI -::l
•...
VJ
¡::
......
Ahora bien, ¡.qué dicen esos jeroglíficos? ¡.Llegará algún
día en que puedan descifrarse para que revelen lo pasado?
¿Fundaron los emigrantes a orillas del lago alguna gran ciu-
~. ':~
dad que desapareció con las edades, bajo el polvo que va cu-
briendo sistemáticamente las superficies hasta formar capas
de humus donde las semillas, trasportadas por el viento o las
aves, germinan convirtiéndose en arbustos, de arbustos en ár-
boles, de árboles en bosques, y de bosques en selvas milena-
r ias, que hacen perder las huellas de toido lo que existió?
10
HG RAFAEL HEQUEKA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 1±7
¡::: '"
La raza aborigen, conocida en la prehistoria bajo la deno- '" 1;)
o
minación Maya, floreció en los territorios del Suresle de Mé- "'.~
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jico, desde Yucatán hasta Gualemala y Honduras, 1,450 años .~
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H8 RAFAEL BEQUEXA VESTIGIOS DE LA ATLÁKTIDA 14$J
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Es «le acogerse con reservas la idea expresada por el citado "O
Vi
etnólogo mejicano, acerca de la forma achata da de esos crá- .8
<J1
neos, atribuyéndola al hecho de ajustar un tablero a la cabeza ;..
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del infante para darle la forma preferida por sus antepasados. 0"0
Q)
"O .~
Sometida esa idea a un sencillo razonamiento científico, se ~~
encuentra que esa deformación no puede ser artificial, por
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<J1 <.)
cuanto cualquier presión violenta sobre los huesos craneanos '-
o
Q)
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en tierna edad, y más si se sostiene de modo continuado, pro- ~ '- <J1
•...
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duce indefectiblemente la muerte. Por tanto, sustento la -; ;:-~
Ol c:
opinión de que los cráneos ap lastados, que contiene mi E .~
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El Dr. E. R. Hcath, al referirse a la existencia de pueblos () Q)
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desconocidos y hoy extintos, dice: "Las formas cxtrafias de las ~%
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cabezas y perfiles «l'e las figuras humanas en los monolitos <J1
ir:
cos, empleados por las madres para dar una conformación c:
.....•
peculiar a la cabeza de sus hijos durante la infancia, como
a menudo lo hacen otras tribus y pueblos. Pero el mismo au-
.L. ••••••• L~'»iru' mrzenr '
tor nos dice que el hallazgo en una momia de un [eio de siete
II ocho meses, que tiene la misma conjormacioti del cráneo,
ha puesto dudas e ti cuanto a la cerl e za de este. hecho."
Puedo hoy ofrecer al a n ál isis de la ciencia y a cuantos
se interesen en estas cuestiones, además de cráneos cabezas
..•••..
VESTIGIOS DE LA ATLÁ?\'TIDA ] ;;1
RAFAEL llEQUE?\' ..••
150
0"0
jeroglíficos, y la adquisición de los obj etos, confiados por los "O CIl
c-: Q)
primitivos aborígenes a la madre tierra, acaso con la inten- N
;.:::o
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ción de que algún día desgarrasen el denso velo que oscure- (/J
o ~
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que se hallan en mi Museo, queda racionalmente esta- "o
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blecido que entre los Mayas y los Aruacos, inmediatos ascen- "
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dientes [d'enuestros indios, existió la afinidad que supone una ~
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común descendencia de la raza pobladora de Atlánti.da, la c:Z
cual fué tan numerosa que necesitó ocupar las varias y exten- r/}"' .-:..
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~~ .~
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sas regiones ya citadas. () r...
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(/J •••••
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Ya para terminar el presente estudio, producto menos de ~
u
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erudición bibliográfica que de propias observaciones, ha ..c::
¡;,¡
caído en mis manos la brillante producción científica r...
¡;,¡
que, con el nombre de La Antigüedad del hombre en el o.
Plata, dió a la estampa en edición oficial el Gobierno de la "2
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r...
Provincia de Buenos Aires en Ul1;"); eruditísima obra del ma- Q)
'1:!
logrado argentino y gloria americana Don Florcntino Ame- Q)
o.
ghino. El hecho de tratar yo en algunas partes el tema Q)
'1:!
étnico de este Continente, cuyo enigma intentó descifrar, con en
o
empeño tan ilustrado como independiente, este autor, natu- -;:¡
Q)
•
estaban en un completo error.
- .•
,r-. ~'"'l".
"¿Por qué no puede suceder lo mismo en América? Y des- I •...
•..
.. "-
de que se ha demostrado ser errónca la antigua tradición he-
o
...,
hr aica que atribuía al hombre unos seis mil años de antigüe- ·8
dad a 10 más ;.por qué se ha de creer o conservar la otra tra- (. , ...
C'<l
~~ ~~ el)
dición hermana de la anterior, que supone la cuna del género ;.,
humano en el Continente oriental, si aún no tenemos pruebas ....-.\18 •• ~
o
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científicas que lo demuestren, ni podemos apoyamos en prue- C'<l
Q) v¡
recido al mismo tiempo, o tal vez aun antes, en el nuevo que 'O
,
o
...
en el antiguo Continente? Si todo eso es posible (.l)()r qué he- C'<l
..c:::'C
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donte, el elefante, el caballo, el maqucrodo, el oso, el tigre, el
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perro y otros muchos mamíferos de la fauna diluviana y ter- .•..C'<l
ciaria de la vieja Europa ¿no tienen sus representantes fósiles §
¡:l;
pertenecientes a la misma época en el mundo de Colón? v¡'
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"Es-to prueba que estando el Nuevo }[undo en esa épo- ~
ca poblado por un gran número de animales que al mismo ",'
o
tiempo tenían sus representantes en el antiguo Continente, de- C:l
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bía indudablemente hallarse en condiciones necesarias para N
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región encontrados por el mismo explorador (Sr. Moreno) o ::;
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pero de una época más moderna. Hé ahí, pues, ese tipo impro- es CJ
r.¡. ~
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piarnente Ilamado (limará, a más de (j00 leguas al Sur de la ~ o;::
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patria de los Aímar aes. Su área idc dispersión hacia el Norte "'C ~w
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debe haber sido también considerable, pues se han encontra- -c CJ
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do cráneos deformados del mismo tipo en diferentes puntos c::;'" •......•
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de la costa del septentrión peruano. Niuguna de las tribus de CJ -
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indios acluales .dc la América del Sur practica este modo de Q.) c:'
deformación, ni conocemos datos que puedan hacemos supo- rJ:
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ner que la hayan practicado algunas de las naciones contem- o'~
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poráncasde la conquista. Los cráneos deformados conocidos o CJ
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con el nombre de nimaraes no pertenecen a los pueblos de ese c;l el:
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nombre que habitan los alrededores del Tit icaca. Son los restos r.F:i
CJ
rr.
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que el antiguo mundo ha rccl hid o en diferentes épocas cm igr'a ci o ncs
amcr-ica.n as, lo que co m pl ica sl ngulnrm cnt c el estudio de las razas hu- '"
'Y
mun as de ambos Continentes, puesto que yn no se porl rá tratar de ha- Vl
cer un estudio serio de las rnzus primitivas sin tener en cuenta las c:l
numerosas crn igr-a ci oues que pueden haber tenido lugar en todas di- <5
recciones.
11
16:2 RAFAEL HEQUE?{A
la frente, "pues creían que esta forma era una marca especial
de belleza". Se ha admitido que los cráneos aplastados allí en-
contrados demoslraban gran antigüedad, como sus similares
de otras partes. Aquí la costumbre nimará se ve viajando
a millares de leguas también para aparecer en un archipiélago
asiático. Al contrario, en estos casos filipinos cabe (\'2 rigor
también la aplicación del signo antropológico, ya que según
muy autorizadas opiniones asientan, la población del archi-
piélago es una de las más interesantes en las combinaciones de
la ctnologia, desde que por sus venas corre en parte más gran-
de o más pequeña sangre de lodos los tipos de la humanidad, a
saber: negrito, papúa, negro africano, mongol y malayo, indio
americano, ha mita, semita y ario, si no es también un primi-
tivo ingrediente blanco: el alofilio. (Prof. Blumcntritt, Ber-
lino 1890)
o
En un estudio sobre el pueblo f il ipino, el profesor Virchow "C
'(3
(Sitzunqsbericlit e del' Koniqlicli Preussisch en Academie der o
<.J
1'"issenschaj'ten Zll Berlin, Berlin 1897) trata de cráneos aplas- o
tados muy antiguos encon trados en varias isl as del Archipiél a- '-'-
C'l
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go de este nombre; y de uno de ellos, cuya figura presenta, di-
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ce que era "de aplastamiento y presión posterior de la frente "C
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por su aparecimiento en lodas partes; ,en vez de que por la Q)Q)
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tenacidad del hecho, se encuentra base para suponerlo como '1:1~
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signo antropológico de observación y manifestación antiquí- ~El
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sima, que la arqueología descubre en distintos suelos de la Q):...
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]G8 RAFAEL IlEQUENA
\ VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 1{j9
Perfil del cráneo del Pit tie c ant hrtnn=, rcstuuruc.ón de .l. H.
Mc-Gregor - 1914
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Cráneo del hombre del Tacariguu, en cont ra do en "Los Cerr itos"
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Tres cuartos de perfil -<: ;S~
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que incluye "los caracteres más resaltantes en materia de los -<: o
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medios empleados para producirlas y de los paises o agrupa- ....<
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C':I
ciones donde se han observado," -<: C,)
¡.,. x
El modus operandi que indican tales medios es a la sim- ~
ple vista inaplicable en pueblos primitivos, faltos como debe
suponerse de medios adecuados para efectuar deformaciones
tan complicadas, no sólo en su manejo, sino en las tendencias .5'"
que las suposiciones indican ya "para desarrollar ciertas ap- E
o
titudesespeciales por la depresión de las regiones del cráneo ir:
que localizan las aptitudes opuestas, de modo que se favorez-
can las primeras en detrimen to de las segundas" ya "para fi-
nes estéticos, etc, etc."
En este pun to cabe una observación del Profesor Broca:
"Si los informes recogidos por ~I. Gosse padre son exactos, los
mismos salvajes habrían reconocido que las deformaciones
artificiales ejercen alguna influencia sobre la inteligencia,
182 R A F A E L n E Q u E N A VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 183
------------ -------_._-
I -~
'-"j'
Cráneo de niño, Excavaciones de "Los Cerritos". Las demás partes Excavaciones de "Los Cerritos". El mismo cráneo de la página
estaban deshechas anterior, visto de frente
cen largo tiempo bajo tierra, y que al ser exhumados pueden
que el aplastamiento de la región anterior del cráneo desarro- tenerse como ejemplares de la deformación artificial. La ob-
lla el valor o más bien la brutalidad de los guerreros, y que servación científica ha aplicado a estos casos distintos nombres
la compresión de la región occipital desarrolla al contrario en una clasificación de tres especies: deformación póstuma, es-
la prudencia. Parecería que, en algunas islas del mar del Sur, to es, producida por la presión del terreno durante largos' años:
las familias aristocráticas empleasen estas dos deformaciones deformación plástica, como resultado de compresión de abajo
inversas para formar desde la cuna hombres para la guerra hacia arriba de las partes medianas de la base del cráneo, en
o para el consejo. No sé lo que pueda creerse de esto; pero si individuos cuyo tejido óseo atrofiado o reblandecido no of're-
el hecho fuese cierto, no sería de ningún modo contrarío a ce ya una resistencia suficiente a la presión que la cabeza
nuestros conocimientos fisiológicos." En efecto-puede agre- ejerce por su peso sobre la columna vertebral; y en fin, de
garse-esto indicaría un gran avance intelectual, un número formación patológica, como consecuencia ya de una lesión
de observaciones de la experiencia y una técnica definida que congénita del encéfalo (hidrocefalia, microcefalia, idiotez)
sería muy aventurado suponer en pueblos verdaderamente ya de enfermedades constitucionales hereditarias adquiridas
salvajes. (raquitismo, sífilis) ya en fin de tumores intracraneanos (hon-
gos de la dura mater) o de lesiones accidentales.
Existen, además, varias causas que determinan deforma-
ciones por agentes extraños a la mano del hombre, que qui- Esta clasificación de las deformaciones es de tenerse en
zá aparezcan más pronunciadas cuando los cráneos permane- cuenta en cada caso de cráneos exhurnados, pues siempre apa-
1840 RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA ] 85
~.•;.--
"o "
Cr n eo de los "Ccrritos"
á del Lago de Tncarigua (perfil)
Excavaeioncs de "Los Cerriles". Otro crá- Excavacio nes de "Los Cerr tos". Parte supe-
neo, visto de frente.
í
rior de un cráneo
810n de efecto dinámico. Si ésta se hubiera aplicado con Ia ser así debemos inf.erir la falta de dinamismo que produjera
enorme fuerza que es de suponerse en el ejemplar del Dr. la enorme depresión, y que su aplastamiento era natural.
Marcano, no dejaría de observarlo él mismo en el resultado
muy a la vista de un gran avance de la mandíbula superior, El apriorismo respecto del artificio se ve claramente en
dejando muy atrás la inferior, y la falta de coadaptación de las siguientes palabras del autor: "Las deformaciones se prac-
los dientes incisivos, según lo indica Broca. Ko apareciendo ticaban necesariamente con el fin de distinguirse, pero care-
esta observación, debido quizá a la falta de la mandíbula in- cemos de datos sobre esta costumbre."
ferior que no aparece en el ejemplar presentado, es de supo- No hay pruebas convincentes de las deformaciones artifi-
nerss que dicho cráneo relacionase bien sus mandíbulas; y al ciales; como tampoco las hay para negar que puedan haber
190 RAFAEL HEQUENA \'ESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 1\11
Excavaciones de "Los Ccrr ios". Otro cráneo vista de perfil Excavaciones de "Los Cerritos". Perfil de otro cráneo
existido en forma moderada en algunas partes, teniendo en De acuerdo con recientes inquisiciones, Norte América
cuenta noticias tradicionales y anomalías craneanas de los poseyó en los tiempos glaciales a lo menos nueve especies de
pueblos a que se refieran tales noticias; mas en estos mismos equídeos salvajes perfectamente distintas: de considerable
casos, toca a la anatomía comparada, con la ayuda de otras tamaño eran el Equus complicaius y el Equus occidentalis;
ciencias, presentar sus conclusiones. mediano el Equus [raiernis ; en extremo pequeño el Equus tau
de Méjico. (*)
No terminaré estas consideraciones sobre los cráneos
aplastados sin que me refiera al hecho curioso de que hasta "Cuando los verdaderos caballos hicieron su primera
en los animales primitivos de procedencia americana la de- aparición en América, el clima y las conexiones entre el antiguo
presión frontal tuvo su manifestación. Citaré el ejemplo del y el nuevo mundo eran muy diferentes de lo que hoy son", nos
caballo.
(*) En terrenos pampeanos de la Rcpúbli ca Argentina se han en-
La proto-historia de este cuadrúpedo, mejor conocida que centrado, al igual que en la América del Norte, restos de verdaderos
la del hombre, nos da en primer término «latos para apoyar caballos que se conocen como de tres especies, que son: el Equus CUI'-
videns (Owen ) el Equus arqeniinus (Burm eister ) y el Equus rectidens
primitivas conexiones y relaciones entre el viejo y el nuevo (H. Gervais y Ameghino). El género Hi p pi diutn (Owen ) cercano al
Inundo. Se admite generalmente que los equídeos fueron del caballo, también está representado por tres especies: el Hi p pi diurn neo-
aaeum, el Hiupidium princi pale y el Hi p pi diurti arcidens. El [ume ntí-
nuevo al antiguo Continente, y que sus inmigraciones pasaron deo más grande que se ha exhumado de aquellos terrenos es el llamado
por puentes terrestres vecinos al Estrecho de Behring. Macrauchenia pclachonica (R. Owen), de talla doble de la del caballo.
]!)2 flAl'AEL flEQUENA VESTIGIOS DE LA ATL'\NTIDA 193
------------------
]% RAFAEL HEQUENA
'r >!"',--P
guran en esos pueblos, se cree han debido pertenecer a razas resto de una raza primitiva." Los esquimales, en el extremo
posteriores por suplantación. Los cráneos de una y otra espe- septentrional americano; los patagones, en el extremo aus-
tral; los botocudos, en las selvas brasileñas, se encuentran en
cie encontrados en las excavaciones de los "Cerritos del Lago .•.. estas condiciones y su tipo dolicocéfalo realza hasta la eviden-
de Tacarigua", a veces confundidos, responden a la misma
idea de suplantación de una raza primitiva por otra que logró cia su antigüedad. La extrema situación geográfica de la
inantenerse hasta los tiempos históricos. parte de Venezuela que compr-ende los "Cerritos del Tacari-
gua", la topografía del habitat lacustre de los naturales y el
Topinard en su tratado de Antropología asienta: "Toda
aislamiento en que por tales circunstancias hubieron de vivir
población relegada en la extremidad de un Continente, lo mis-
por larguísimo tiempo, presentan las mismas condiciones y los
mo que en las montañas, tiene más probahil ida.des de ser el
204 RAFAEL REQUENA
"
"-i'i!f,> ,
--" - . ._0 I
cubrió cerca de Trinil, en la Isla de Java, algunos huesos de minados los restos en Alemania e Inglaterra, los estudiosos en
enigmática apariencia y con características interrncdias en- Berlín dieron las razones prominentes por qué el antropoide
tre los de un hombre y los de un mono antropoide. "Allí en un no podía ser un hombre; en Londres demostraron por qué no
depósito sin duda de la Terciaria época estaba un cráneo com- podía ser un mono. Así nada se dejó a los transformistas sino
pleto, un fémur y dos molares ... el cráneo, cuya capacidad la conclusión de que la criatura, que no era ni hombre ni mono,
es demasiado pequeña para el hombre, pero demasiado gran- debía ser ambas cosas al mismo tiempo y que constituía el es-
de para un mono, revela un antropoide superior. Los restos tado de transición del mono al hombre, el missing link, el eS-
estaban en estado de fosilización correspondiente a su anti- labón perdido de la cadena que liga al humano con la clase
güedad permitiendo su manejo sin riesgo de fractura. Exa- animal" (Broca). El Pitecanihro pus ha recibido también el
nombre de "raza de Trinil".
212 HAFAEL REQUENA V E S T 1 G lOS DEL A A T L Á N T 1 D A 213
'<,
pre-neanderthaloide. En estudios de reconstrucción se aplican tico. Por el sitio de su aparición se le llama de la raza de Pilt-
semejanzas craneanas para deducir que la raza de Heidelberg down. Descubriólo C. Dawson quien hizo publicaciones a
era más primitiva que la del Neanderthal, de forma ancestral este respecto en 1913, y le atribuye aparecimiento en la pri-
más poderosa en su parecimiento simio. mera mitad del Plioceno.
Eoanthropus. Entre los tipos humanos se cuenta este En la descripción del cráneo (reconstruido) del hombre
ejemplar como el más antiguo en que la forma de cabeza y de Piltdown, llamado hasta ahora en Europa el "hombre de los
tamaño del cerebro se conozcan. El encuentro de sus restos se albores de la humanidad," el tipo más antiguo en que sea co-
hizo en Pi ltdo wn, Sussex, al Este de Gray's Thurrock, estación nocida la forma de la cabeza y tamaño del cerebro, se obser-
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA
217
216 IIAFAEL REQUENA
S
variación de los monos antropoides" (Osborn).
.8
Entre los diversos ejemplares, tomando un cráneo nean- 2¡::
derthaliano de La Chapelle se observa: platiccf'alia o aplasta- C<S
.3
miento del casquete (sincipucio); frente regresiva; gran pro- 'C\S
""'
minencia del lomo de las cejas parecida a la de los monos an- P.
de 1.296 cc. hasta 1.723. Importa aquí el dato de que el tama- énC)
ovo
ño del cerebro en las razas existentes del Horno sapiens "va- ••••
.~ e
C\S
ria de 950 cc. a 2.020 cc.", según R. Martín tLehrbucli del' '""'
Cl)C)
C\S
u¡::
Anlhropologie in sist ematischeti Dorsltellunqv 1914. El tipo C/)~
0<)
....:¡
nearderthalense desapareció al cerrarse la escena de la cul- • vo
• Cl)
tura Mousteriana, que fué el último período industrial de los Cl)"O
"OCl)
tiempos del Paleolítico inferior. o;
~A
-C<S vo
El hombre de Cro-Maquon, o raza de Cro Magnon.-En la u .
'""' C<S
~;;:;; .
a ;;-;;;
~~;_.~ Pi.thecanthrofUS
;;~';'I~''''''~
Neanderthal
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Modern
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Fémures de antiguas razas comparados con el moderno
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"O
alta clasíficación .de capacidad e inteligencia entre los tipos
existentes. '"O:.>
t:::
Los esqueletos del tipo Cro-Magnon fueron estudiados por
Broca, quien aduce pruebas de la existencia contemporánea
Ilf .Pj~."Ttt Amfll I .~
U
del hombre y el mammuth. En la descripción del tipo, el au-
I
tor observa su alta estatura, 1,80 m.; cara muy ancha en rela-
ción de la altura de ésta; órbitas muy largas y estrechas; crá-
neo grande y marcadarncnte dolicocéfalo, con una no común
gran capacidad cerebral; haciendo notar que la capacidad ce-
rebral de la mujer Cro-lVIagnon supera la del término medio de
la de los hombres de hoy; frente ancha en correspondencia,
vertical y convexa en su línea media. En conjunto, un tipo
racial muy alto de esqueleto perteneciente a la especie Horno
sapiens, Verneau, por su parte, en la descripción del Cro-
Magnon asienta enfáticamente la forma desarmónica de la
cabeza, pues la dolicocefalia está combinada con una cara muy
ancha para la altura del cráneo, y éste es en efecto el único y
más distinto rasgo de la raza de Cro-Magnon.
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para el viejo Cro-Magnon una capacidad 1.590 cc. Vcrneau UO ~<.>
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estimó la de cinco cráneos de Cro-lVIagnon, tipo Grimaldi, con O(/)
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el término medio de 1.800 cc.; el más bajo 1.715 cc., y el más ~ o:::W - rl Q)
alto 1.880 cc. Según Keith, era ésta una de las razas más finas w§ •.. •..
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cráneo muy largo y estrecho con un índice cefálico de 65,770; ••••• (Oj w R •.• R S S E E El 6",~
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la cara ni estrecha ni prognada : la quijada inferior pequeña,
con un bien desarrollado mentón. Klaast encontró algunas ca-
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racterísticas parecidas a las de la raza de Cro-Maguon, inclu- ~ M ~~ l!";):.c l"- 00 o.; Có"O
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yendo el tipo Chancelade, que es el último de esta especie.
15
No, 2 No. 4 No. 5 No, 6 No. 7 No. 8 No. 9 No· 10
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superior .. " .......... 72 65 68 70 65 Gl G5 59 >O
23. Curva transversal .. .. .. .. 340 340 330 310 301 3,20 300 230 t:l
t"'
23. bis. Curva llamada horizontal 550 400 - 410 420 405 415 405 ;..
24. Capacidad craneana ...... 1,308 1,140 1,115 1,335 1,225 1,252 1,225 1,075 c. c. :>
..,
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B. MANDIBULA 1:>-
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25.
26.
Anchura
Anchura
bicondilia
bigoniaca
..
..
..
..
..
..
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98
130
112
126
111
127
109
100
105
122
98
117
94
116
103
I~
27. Longitud de la rama aseen-
dente ....... , ...... '.' 11,) - - 67 70 60 60 57 I l-:'
~
-1
No,2 No. 4 No. 5 No, 6 No. 7 No. 8 No. 9 No· 10
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3l. Espesor máximo del cuerpo !:7:l
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INDICES
I;
Facial .................... 5,9G 40,2 49,65 53.,79' 51,82 47,82 57,77 51,82
Máxilo alvcolar ............ 12, 13,0, 13,6 12,962 12,204 12,7 12,,35 12,291
Colección: Requena.
CRANEO N~ 2
PERFIL DE LA DEPRESION FRONTAL
ESCALA NATURAL
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Flecha máxima 5 mm
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Distancias de las suiure s "4 mm. •••
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23Q RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 231
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Lago d-eTacarigua. No lo he estudiado aún, y solo sus parti-
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el único puesto de que puedo disponer en estas páginas cuya
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lugares¡ como se ve, muy diferente de los ejemplares ara-
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E '" 10 -uc~ güeños de que se trata en este libro. Acaso tenga rela-
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e::J gJif) ción con las razas que poblaron la cordillera andina
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r{).-
-L----"WWIl muy fáciles de extenderse a las llanuras próximas. Estas
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»ú)(/)OX parecen haber sido el asiento de poblaciones progresa das, a
juzgar por ciertas obras, indudablemente procedentes de la
mano del hombre, como son vestigios de iurnuli, o elevacio-
x
nes de tierra, hoy ya muy deprimidas de donde se extraen
232 n .\ l' A E L n E Q U E K A
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CAPITULO VI
EL LAGO DE TACARTGCA
Sírviéndome, pues, del topónimo indígena general que ,...,-1;,\--'------<:--. - """"~' ~--------------
comprendía
bosquejo.
el, lago y su valle, daré de ambos un ligero t,~/,- , ';-'-:'-." """¡ ~.s'~ ¿, ~~~~ e
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formado por montañas de diferentes alturas. A causa de esta " Q3~""":.o~"'O~rJJo.~ Q)·o
configuración del terreno, 22 riachuelos que se desprenden de ¡ ~ü5C)ctl~t:~of:
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en apariencia, por tres partes, formando un sistema que da I
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las cuales son meros peñascos, El área de los terrenos que des-
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que unidas a las 22 de la superficie del lago dan a toda la hoya ~'" ~ 0'"9 ",c:e ~ t;:$"c .~ c::
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108, sobre las cuales caen anualmente 72 pulgadas de agua. ,-. '" o OJ'1:l c,0).c: '" ~ '1:lu
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agua que pierde el lago por esta causa es menor que la que k "" 2 O) p,"'¡,.a •.• '"
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entra por sus 22 afluentes. Dépons dice al mismo respecto:
236 RAFAEL lIEQUEXA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIOA 2:J7
E
ción forestal atrajo copiosas lluvias que acrecieron el nivel 02'-
de éste, rebosando sus aguas por sobre la meseta existente en- c:
o
tre el caño de Bucarito y el río Paito, que parece ser una con- '-
C)
tinuación de dicho caño o sea el desagüe del lago. Esta me- :QC)
seta es de muy poca elevación y tendrá como 9 kilómetros de '-:::
c:
anchura. (1) -o
o
U
M. Boussingault en sus "Viajes científicos a los Andes
Ecuatoriales" dice en relación con esto: "22 años después (de •..
Oó
~
o.
MI'. Humboldt) me tocó visitar los Valles de Aragua y fij al' mi C)
::l
residencia en la villa de Maracay, y ya para entonces los ha- o-
cr.
bitantes advertían que no solamente las aguas de la laguna ~~
habían cesado de bajar, sino que comenzaban a subir de un ~
modo manifiesto. Terrenos ocupados antes por plantaciones '"es
de algodón habían sido sumergidos, y las islas llamadas "Nue- >,
<,
vas aparecidas", que habían salido de las aguas en 1795, des-
aparecieron -de nuevo, convirtiéndose en escollos peligrosos i' "O
c:
.~
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en esquifes desde el lago por el mencionado caño fueron cons- t;;:;' " ~ j! 11 Q)
j ~, .~ ~ ;.~ en
s,
tantemente por agua hasta el río Paito, de alli al Pao, luego al 'bo
Portuguesa, al Apure, al Orinoco y al mar. ~ ...
Q)
\- El
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En Humboldt y Bompland "Voyage aux Regiones Equi-
noxiales du No uveau Continent") leemos: "Un río bastante
~
o
" ] en
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considerable, el Pao, que nace a la entrada de los llanos, al
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caño Camburí, en el camino de la ciudad de Nueva Valencia O'
hasta que a fines del siglo XVII, el dueño de una plantación w :::: ¡::
............
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vecina excavó un nuevo cauce en una de las riberas, lo que
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hizo cambiar la dirección de la corriente, y después «le em- <:j-
11 - Q)
plear una parte de las aguas en el riego de sus campos, hizo ",1 Q) o
1 ::x:: "C:j~
correr a la ventura hacia el Sur el resto siguiendo el declive en :::
" -( o ~
de los Llanos. En esta nueva dirección meridional reunida u
~
;;:: o-
a otros tres ríos, el Tinaco, el Guanarito y el Chirgua, la en-
trada al Portuguesa conducía al Apure. Es un fenómeno bas- ..sen
tante notable y digno de verse, que por la disposición parti- o
"C:j
cular del terreno y por la «lcpresión de la arista o línea divi- ~
u
soria de las aguas (diuorlia aquarums hacia el Sur Oeste se '-
c::
:::
aguas de este caño y las del lago de Valencia revierten al mis- 08'"
mo río Pao; de manera que este río en vez de darle agua al '"
t:
Lago tiende más bien a sustracrle, Vemos algo serncj ante en 2:
la América Septen trional, en el lugar en que los geógrafos se '"'
'"
A
complacen en figurar en sus mapas una cadena imaginaria o Ó
AS
de montañas, entre los grandes lagos del Canadá yel país de 8 o~
o,..
<1>-
Q
•••.• os
los Miarnis. En la época de las grandes aguas, los af'Iuent es de ...-
o os
los lagos comunican con los del Mississippi y se puede ir en '"'
Q
canoa desde las fuentes .d'el río Santa María hasta Wabash, lo oQ)
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mismo que desde Chicago al Ill inois ("Drake Picture of Cin- ~ '0
'O
cinnati, 1815") Estos hechos análogos son muy dignos de la
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v.l 0"
atención de los hidrógr af'os."
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'" ::l
'O O'
"No se podrá negar-dice Humboldt-la posibilidad de
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cavar un canal de derivación hacia el río Pao, que condujera .~ ~
sus aguas del Lago a los Llanos, La arista divisoria, es decir, ,:1)'"' ..11)
<S ....
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la línea que divide las aguas entre los Valles de Aragua y los o
Llanos, se deprime de tal manera hacia el Oeste de Güigüe, OS"t¡;
-¡:.¡
<1>
que hay zanjones que llevan las aguas del Caño de Camburí, 'O
del río de Valencia y del Guataparo, en tiempo «le grandes .•..<1>
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Lucina jamaice nsis (comestible 'en las Antillas). E
Oliva jaspidea. '"
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Oliva (indetcrminable) , 'C
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Attipullaria glauca. .3
'Ampullaria urceus.
1/ .~
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2H RAFAEL REQUENA
l VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 2-lfl
TEHHESTRES
Bulimus pardalis.
Bulittius disiortus.
Sirophia uva. (No existe en ningún punto del Continente.
Debe haber sido nevada de alguna de las Antillas.)
El hecho más sorprendente que resulta de esta enumera-
ción-como lo observó el autor-s-es que las conchas marinas
son más numerosas que las fluviales y terrestres unidas. Tal
hecho viene en apoyo de mi hipótesis de un mar interior pri-
mitivo considerablemente reducido hasta formar el actual La-
go de Tacarigua.
Las causas que han contribuido al retiro de las aguas han
tenido en cambio efectos beneficiosos por la adquisición de
nuevos terrenos para la agricultura. Las tierras que van que-
dando en seco aparecen cubiertas de limo fértil y de despojos
orgánicos, en su mayor parte pequeños caracoles blancos; y
los labradores a medi da que el lago se retira adelantan sus Piedra llamada de los pilones en Mariara
siembras hacia el nuevo borde. Así se han obtenido los ex-
tensos campos de San Joaquín, Guacara, Los Gu ayos, Valen-
cia, Güigüe, Magdalena, Santa Cruz, Cagua, San Mateo, Tur-
mero y Maracay, que producen tabaco, caña dulce, café, añil,
cacao, algodón, maíz, plátano y toda especie de verduras y fru-
tas. Asimismo el trabajo se ha aplicado allí donde se ofrecen
las ventajas de los potrcros naturales, a la industria de la cría,
con resultados que bien organizadas empresas exhiben en nu-
merosos rebaños de ganado vacuno y atajos de bestias caba-
llares.
HISTÓRJr.O: Existe un acta (fue se refiere a la toma de po-
sesión de la Laguna de Tac"~r;¿ua por 105 conquistadores es-
pañoles. Este hecho sucedió <:,1día 24 de ,liciembre de 1547 y
lo autoriza el muy noble S,cilr¡r Juan de Viilcgas, Teniente de
Gobernador y de Capitán Gen "al en la Provincia de Venezue-
la por el muy magnífico señor él Licenciado Juan Pérez de
Tolosa, Gobernador y Capitán de ella. Consta en dicha acta
que como estaba comprendida la provincia que llaman de Ta- Excavaciones en "Los Cerritos"
.- --_ ..~
2!6 RAFAEL HEQUENA ,!0<tx!.-,"t-"t-"·,~'t>0i>~,<t-· •• ·>~U· ••• ·~0~· •• ~t>~~>*'<· •• '•• *".'~..•.• :-(~><.)
---~~- --~--
---
Envases de barro cocido en donde había huesos humanos y "Los Cerritos", uno de sus aspectos
objetos varios: 1
Excavaciones en "Los Cerritos"
en campamento
Excavaciones en "LQs Ccrrito s"
.-
YESTIGIOS DE LA A'l'LAN'l'IDA
~-..
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2~j'} RAFAEL REQUEN"A
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Excavaciones en "Los Cerritos"
"Los Ccrri tos"
"En toda la zona de los valles existen inscripciones jcrogli- "Del mismo modo es imposible decir rigurosamenLe si han
ficas grabadas sobre piedras de grandes dimensiones, conoci- sido trazados por las Lribus que los Españoles sojuzgaron o
das en todo tiempo por los habitantes con el nombre de pie- }Jor pueblos más antiguos. Humboldt se inclina a esta última
dras de los indios, piedras pin ta das. opinión. Como la cronología antropológica de Venezuela no
ha hecho progreso algunos después de los trabajos del célebre
"La significación de estos símbolos es completamente des- viajero alemán, no hay otra manera de tratar la cuestión sino
conocida. Apenas podremos decir con el Padre Dorncnech, comparando estos símbolos con los de los otros pueblos ame-
que "son los primeros pasos que da un pueblo para consig- ricanos. Por desgracia, este estudio de la pictografía está aún
nar los primeros anales de una historia que comienza." (7)
en el nuevo mundo en el período puramente descriptivo.
Estos caracteres, absolutamente ideográficos, no debian eje-
cutarse con un objeto único, porque sus estilos son muy varia- "Si es cierto que, entre los jeroglíficos de la zona septen-
trional hay unos que han sido trazados en épocas muy remo-
tas, no vemos en que se fundan los que pretenden que las tri-
(7) Voyage dans les grands déserts du n ouveau monde. Paris, 1862. bus de que hablamos habían perdido la noción de la escritura
256 UAFAEL UEQUEXA
VESTIGIOS DE LA ATLÁJ\TIDA 257
------
Piedra de la Zona de San Esteban. Hacienda del Gener-al V. Pércz Escrituras y dibujos rupestres (Zona de San Esteban)
Soto en Puerto Cabello
turaleza para exhibir con más esplendor tesoros arqueológi- de la cual Iorrnaba -partc
cos que, como mis hallazgos en las exploraciones de los "Ce-
rritos", por largo tiempo se escondieron bajo las aguas; todo
2G8 RAFAEL REQUEKA
~'<e-~ • ~
- ---- -
·"t~~~,~~~~,<t0;. •••• ~-, •••••• , ••••• ·~0'·'~',,,~
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En anteriores excavaciones se habían encontrado en una ~
~
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urna cinco esqueletos humanos; pero esto hace excepción,
...
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pues el tamaño de las urnas sólo puede dar cabida, geueral- o:s
53
exprofeso se diese muerte a los demás miembros de ella para </)
o
u
enterrarlos juntos, como refieren antiguas Icyendas que se
practicaba en algunos países de Asia. Han sido examinados
eon suma atención todos los cráneos encontrados en este "Ce-
rrito", y no hay uno solo que presente vestigios de muerte
violenta.
Entre los muchos cráneos exhurna dos en el cerrito de
"Los Tamarindos" se encontraron algunos «le recia dentadura
""'.
276 RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁKTIDA 2í7
,,~ "t;$
El nombre de "Los Tamarindos", dado a este sitio, tiene '"
,...:¡ 6
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-:
su origen ,en los árboles seculares del "Tamar-Indica", que en
gran número se hallan ,en el lugar que nos ocupa.
~
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•....
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gundo del inmortal Magallanes, ,en los comienzos del siglo XV. o '"
•.... •....
cano por los R. R. Padres J esuítas, quienes le atribuían pro- '"
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piedades medicinales para la cura de las fiebres y tabardillos. o~
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A las 2 y 30 p. m. del mismo día descubr-imos en el corte Q)
"el '"
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que excavábamos dos tumbas que tenían bastantes piezas de
alfarería, pero desgraciadamente una sola estaba en buen es-
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tado. Era una pequeña eantarilla adornada con estiliz acio- U
OCTCBRE DE 1930
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En el primer corte abierto en el lado occidental, en con- '-'
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tramos a la profundidad de 2 metros, un esqueleto humano en ~ ::
posición decúbito dorsal, cuyos huesos estaban cubiertos por
una capa .de "marga" y ya habían entrado en el período de
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fosilización calcárea. Este es el cráneo más antiguo que he- <.-
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mos encontrado. ~'O
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roní",
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Como es sabido, el hombre cuaternario de América vivió 00.
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primeramente sobre las construcciones "palaf'iticas" en las ~r, ~
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márgenes de los ríos, lagos y pantanos, donde tenían una pes- o
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Innúmeras debían ser las viviendas lacustres que estaban Observando las urnas funerarias, se tiene la plena con-
sobre las orillas del lago "Tacarigua", pues todavía se hallan vicción de que en el lago han vivido múltiples naciones de
vestigios de sólidas estacas enclavadas dentro del agua, en la distinta" procedencias, pues en una misma raza es muy difí-
cual vive una ictiofauna rica y variada, tanto de peces como cil la transformación de las costumbres, demostrada plena-
de crustáceos y reptiles. En todas las tumbas, sin excepción, mente en sus tumbas. Lo mismo sucede en la arquitectura,
encontramos restos de alimentos concretados a la fauna del que sólo muy paulatinamente se llega a transformar, y cuya
28-t RAFAEL REQUEl':"A
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 285
Día 3. A pesar de lo mucho que se trabajó esle día, fué Además de los vestigios de esas prof anaciones, existen
muy poco lo que se pudo extraer del "Cerrito". hnellas también de otras muchas practicadas por personas
inexpertas, quecreyen.do encontrar objetos de gran valor, des-
Día. 4. Al poco rato de empezar los trabajos y en el ter-
trozaron grandes cantidades de objetos de inestimable valor
cer corte que abrímos se pudo comprobar que en este "Cerri-
científico.
to" se han efectuado una serie de excavacioncs, a no dudar
practicadas há mucho tiempo por los "buscadores de tesoros", De todos modos, en este día conseguímos extraer tres ído-
probablemente españoles, que con el fin práctico, sólo se preo- los, a cual más in teresarrte. Uno de ellos es ~a cabeza y parte
cuparon de la extracción de objetos de metales preciosos. En- del trOGCOde un perfecto Buda chino. El otro tiene mucha se-
contramos en las "Leyes de Indias", una ordenanza que mejanza con los ídolos egipcios; yel restante, que es de dimi-
reglamenta las excavaciones de los cementerios indios en nuto tamaño, tiene las características de los de "manufactu-
América, industria que fué muy lucrativa, pues aunque los ra mejicana". Aumentamos nuestra cosecha con algunas
conquistadores hicieron tabla rasa con los templos paganos cuentas de collares, puntas de flechas, y pequeñas piezas de
que encontraron en América, daban mucho aprecio a los va- alfarería en muy mal estado, así como un mortero de piedra
sos -de oro y plata de éstos, y los transformaron sin oscrúpulos toscamente Iabrado.
en opulentas ornamentaciones que admiramos en las catedra- Día 6. Seguidamente descubrímos una serie de, 6 tumbas.
les de 'la viej a y leyendaria España. De una de ellas se pudieron extraer dos collares, uno de mar-
\
."
286 HAFAEL HEQUEKA
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 287
-~
288 HAFAEL REQUENA
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA :l89-
deformatoria; y luego, en suc-esivas cxcavaciones, hemos en- Siguiendo en la tarea de relatar nuestras labores diarias,
contrado los restos de muchas otras criaturas, que ya presen- debemos mencionar el hallazgo de otra serie de 15 tumbas.
taban la misma particularidad, lo que me ha confirmado el que nos hizo olvidar, siquiera momentáneamente, la tempe-
que nos encontrábamos ante un signo de raza y no ante una de- ,J ratura verdaderamente tórrida que sufríamos, al extremo de
formación originada artificialmente por una ancestral cos- que uno de los peones sufrió un ataque de insolación.
tumbre.
En el corte abierto, se sucedían en línea los sarcófagos, sin
Además, en la estructura de la caja crancana de "los solución de continuidad. El emplazamiento de estos sepulcros
aplastados" se observa gran espesor de las paredes, lo que los está orientado por la línea solar, o sea de Este a Oeste, y esta
distingue de los cráneos d-e las diferentes razas que hemos es- observación ha dado la práctica suficiente para demarcar con
tudiado, y esta regularidad la hemos hallado en ciento y pico relativa facilidad el local donde están las tumbas, pues una
de cabezas que hemos seccionado. vez «Iescuhicrta la primera, es bastante fácil hallar las siguien-
tes, bastando seguir la línea indicada.
Confirma lo apuntado, acerca de que se trataba de una
raza distinta, el hecho de que su misma alfarería, su cerámica, Aparentemente son muy sencillas estas excavaciones; sin
es completamente .diferente de las demás halladas, elabora- embargo, requieren mucha práctica, y ésta solo se adquiere
das por otras razas que han vivido en estas mismas regiones con el tiempo. En ocasiones se pierden muchos días de traba-
y habitado estos mismos "Cerr itos". Los restos pertenecientes jo en remover grandes cantidades de tierra en terrenos durí-
a la raza que nos ocupa, los encontramos en la prime- simos, formados por delgadas capas sedimentarias y apisona-
ra 'capa del terraplén, a una profundidad media de dos metros. das por tantos siglos. Podemos certificar la rudeza y dificul-
La forma completamente distinta de los útiles domésticos de tad de esta tarea, que podrá parecer sencilla a los profanos,
esta raza, así como la de sus ídolos, está plenamente demos- y que requiere cuidados extremos cuando se trata de extraer
trada por los gráficos adjuntos, patentizando su desemejanza objetos tan delicados como los restos arqueológicos que han
con los de las demás naciones o tribus que han habitado estos permaneódo muchas centurias en un ambiente húm-edo cons-
lugares. tantemente. Muchas veces hay que esperar el endurecimiento
de las piezas de alfarería para poderlas extraer.
Asimismo, es en los sepulcros de los hombres de cráneos
aplastados donde encontramos los artefactos o útiles de gus- Podrá parecer hiperbólica la afirmación de que el barro
to artístico más depurado, con estiliz.acionos que recuerdan el cocido se vuelve a hidratar, pero he tenido ocasión de ob-
moderno vanguardismo de nuestros días. Fué en una de esas servar que muchas piezas de cerámica, halladas en subsuelos
tumbas de donde se extrajo la estilización de un cóndor, la húmedos, estaban tan blandas como si estuviesen crudas, no
obra más perfe-cta encontrada hasta hoy .en el curso de nues- obstante haber sido muy bien cocidas, endureciéndose a los
tras excavaciones, así como un par de flautas de marfil, cuyos pocos minutos de estar en contacto con el aire libre. El mismo
altos relieves no dejan nada que desear al más delicado gusto fenómeno se ha observado en los huesos humanos y de anima-
artístico. Fué también en una de estas tumbas donde encon- les hallados Laja la influencia de la humedad y fa!ta de luz.
tramos un zarcillo de oro, y collares .de marfil de un conjun- huesos que se han podido cortar como si se tratase de un
-to bello y armonioso, cuyos diseños a no dudar serán imita- cuerpo de arcilla cruda, para transformarse a los pocos mi-
. dos, cuando sean del conocimiento del público, como sucedió nutos en un cuerpo duro y tan quebradizo como si fuese por-
con las joyas de las tumbas faraónicas. celana vidriada.
2!)() nAFAEL UEQUEKA VESTIGIOS DI, LA ATLÁNTIDA 20i
Un caso llegó a comprobarIo, cuando un peón que traba- El encuentro de tan gran número en una sola fosa despertó la
jaba a una profundidad de dos metros, ocupado en la extrac- curiosidad. A no dudar, debió mediar algún disguslo entre
ción de un esqueleto que encontramos sin urna, tendido en esos belicosos individuos, pues 4 cráneos mostraban visibles
posición decúbito dorsal y entre capas de arcilla de gran 11U- señales de haber recibido violentos golpes, y entre las costi-
medad ; por más delicadeza que ponía en su trabajo, los hue- llas de varios, cncontrárnos algunas puntas de flechas de tama-
SOIS salían adheridos a la punla del cuchillo con que trabaja- ño muy pequeño (puntas de sílex). En un esqueleto observa-
ba, mezclados con la arcilla, y en estado tan blando que pare- mos que el húmero y el radio estaban fracturados en dos luga-
cían de la misma materia que los cubría. Una cantarilla que res; otro tenía la mandibula inferior completamente destroza-
estaba junto al esqueleto, también estaba en idcntico estado da, cuyo golpe destrozó también la arcada zigomática. Uno de
de reblandecimiento, pues el cuchillo la horadó por dos si- ellos había recibido un violento golpeen la boca, que además
tios como si s,e tratara «le barro crudo y en estado fr-esco. Po- de aplastar los dientes incisivos del maxilar superior, des-
cos minutos después esta cantarilla recobró la dureza de su trozó las fosas nasales, en donde tenía incrustado un diente
primitivo estado, y los huesos se tornaron duros y quebradi- canino.
zos, para descomponerse seguidamente.
En fin, todos ellos demostraban palpablemente haber re-
Al finalizar -el día, habíamos exhumado 15 tumbas, pro- cibido golpes que Ies maltrataron el sistema óseo, especial-
bablemente pertenecientes a gen tcs de escasos recursos, qui- mente el cráneo.
zá esclavos, pues entre todos los sepulcros sólo pudimos reu-
Entre tantos esqueletos no encontramos ningún objeto de
nir 2 collares de cuentas .de hueso y 3 hachas cuchillos.
alfarería o adorno, excepto las tres puntas de sílex, una de las
Día 14. Iniciamos este día las excavacioncs en el "Cerri- cuales estaba partida.
to" número 4. Recogimos en un total de 15 urnas, un collar
En la tarde «iel mismo día, un peón encontró en un corte
de más de 200 cuentas de un tamaño muy pequeño, tres cu-
del "Cerrito" número 2 la estilización de un cóndor, trabajo
chillos de piedra, tres ídolos fragmentados, una cantarilla pe-
éste de escultura, perfecto, cluborado en marfil y que se halla
queña y un collar con cuentas de conchas de helicidos (cara-
fosilizado. Esta notable escultura se hallaba dentro de una
coles marinos).
urna funeraria, de donde se extrajo también un enorme crá-
Día 15. A pesar de la pertinaz llovizna que nos molestó neo de la raza "aplastados", que a no dudar ha de despertar
«iuran te todo el día, se pudo hallar una serie de 16 tumbas, sin la atención del mundo científico. De cráneos de esta misma
duda de gente miserable, pues en una sola de ellas encontra- forma, hemos encontrado centenares, pero ninguno de ellos
mos 5 cuchillos de piedra pulida, y en la de un niño, encon- tan grande e interesante C0l110éste.
tramos 6 cuentas de collar, de roca arenisca cuprifcra, una lá-
Día 17. En el mismo corte abierto el día anterior, o sea
mina en forma de espátula de jade muy bien pulida, un ju-
el número 2, encontramos una fuente de fina factura, ador-
guete con sonajero (maraca) en forma .rle tortuga pequeña, de
nada C0n arabescos simétricos en bajo-relieve. Dicha fuente
barro cocido, y una tapa de urna funeraria en buen estado.
contenía en su interior los restos del cadáver de un niño de
Día 16. A las 7 y minutos de la mañana, empezábamos muy corta edad, quizá meses, con los huesos de la cabeza COI11-
los trabajos en el "Cerrito" número 4, distribuyendo la mitad pletamen te sueltos y el frontal perfectamente aplastado; y en-
de los peones para el "Cerrito" número 2. En el número 4 en- tre estos restos se halló un collar formado por cuatro cuen-
contramos una fosa que contenía los huesos -de 15 esqueletos. tas de piedra de color, periformes y regularm.ente pulidas.
2\19
VESTIGIOS DE LA ATLANTIDA
Día 18. En el "Cerrito" número 2 dentro de una urna se De las que se hallaron en el "Cerrito" número 2 no se pu-
encontró un disco de barro cocido, que es parte de un cua- do aprovechar nada.
drante solar. Desgraciadamente, en tan mal estado que al ex- Día 22. A las ocho de la mañana procedimos a la aper-
traerlo fué confundido con un trozo de tapa de urna, y por tal tura de las tres urnas. Desgraciadamente no contenían nin-
motivo fué golpeado con un machete por uno de los peones, gún objeto.
al objeto de facilitar la extracción. En el vaso funerario que
Más tarde ,descubrimos una osamenta humana dentro de
nos ocupa, se encontraron dos piezas de marfil, con un aspec-
una urna llena literalmentc de piedras toscas. Los restos per-
to que recuerda los alfiles de un juego de ajedrez. Con motivo
tenecían a la raza de "cráneos aplastados" y la urna era de la
de este hallazgo fué cuando el peón nos relató el encu antro
misma factura de las encontradas en el "Cerrito" die "Los Ta-
del disco y confesó habcrlo estropeado. Por los fragmentos,
marindos". Por la cantidad de piedras que tcuki dentro, se
se pudo comprobar que se trata de un cuadrante solar, idénti-
«leduce que este cadáver había sido ya exhumado, probable-
co a .los que usaron nuestros antepasados hasta fines del siglo
mente con carácter religioso, pues no era posible acomodar
XIV, en que el día estaba dividido en cuatro partes, cuyas
el cadáver en un principio junto con la cantidad de piedras
fracciones correspondían a cuatro horas de las nuestras, con-
que encontramos, ya que la capacildad de estas urnas permi-
junto que en esta latitud, forma las 12 horas solares. Por los
te solamente la cabida de un cuerpo en cucliHas, y ésta no
círculos trazados en este disco, que eran dos únicamente, Yi-
mos en el primero, la división que correspondía a las G a. 111. debe ser de grandes dimensiones.
\i
y a la vez también la de las 6 p. rn., y el segundo era el que Los hallazgos de hoy se reducen a dos hachas de piedra,
servía para indicar el primer cuarto del día, o sea las 9 de la fragmentadas. El total de tumbas exhumadas, 6.
mañana, y éste mismo por el occidente el tercer cuarto del Día 23. En el "Cerrito" número 4, a media tarde se ha-
, día, o sea el que corresponde a las tres de la tarde. Las 12 m. bían exhumado 6 tumbas, en las cuales encontramos 5 hachas
'de ellos era cuando desaparecía totalmente la sombra del in- cuchillos, 2 ídolos rotos y fragmentos de collares, compues-
,dicador. .tos de conchas de caracoles de mar.
VESTIGIOS DE LA ATLANTIDA 301
300 RAFAEL HEQUEKA
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ALFARERJA. - SECCION E
93 Olla ..... 0.25 x 0.23 C. Cónica Iguales características que la 119 Tinaja ... 0.30 x '0.25 C. Cónica Cara humana en alto-rcl i evs y
número 92, COIl asas. representado el vientre has-
94 « 0.20 x 0.25 « « « « « ta el ombligo por bajo-re-
lieve. En la part e poster-ior
95 « 0.19 x 0.25 « « « « «
de la cabeza, dibujos imi-
96 « 0.17 x 0.20 « « « « « tando un erizo marino.
97 « 0.17 x 0.20 « « « « « 120 « ..•. 0.20 x 0·18 « « Semejante a la anterior, sin
08 « 0.16 x 0.22 « « « « « erí zo. En .la parte superior,
99 « 0.17 x 0.20 « « « « « un quelonio, en alto-relieve.
1010 « 015xO.17 « « « « « 121 « ... , 0.20 x 018 « « Adorn ada, pero sin esculturas
101 « 0.16xO.18 « « « « «
humanas.
102 « 0.15 x 0.18 « « « « « 122 « . . .. '1.20 x 0·18 « « Igual a la anterior.
103 « 0..15 x 0.18 « « « « « 123 « . . .. 0.20 x 0.10 « « Cara humana con brazos, sos-
104 « 0.12 x 0.15 « « « teniendo la cabeza
« «
105 « 0.12 x 0.17 « « « « « 124 « 0.22 x 0.13 « « Igual estí lo, sin figura humana
106 « 0.12 x 0.15 « « « « « 125 « 0.18 x 0.13 « « « « « « «
107 « 0.10xO.16 « « « « « 2:6 « O.Lí x 0.10 « « « « « « «
laG « 010 x 0.14 « « « « « 127 « 0.10 x 0·08 « « Cara humana y bajo-relieve.
109 « 0.10 x 0.15 « « « 128 Fuente 0.05 x 0.12 « « Con asas esti.li za das en forma
« «
110 « 0.08 x 0.15 « « « de batracios.
« «
111 « 0.07 x 0.13 « « « 120 « - . .. 0.07 X 0.25 « « Adornada cou figuras en al-
« «
112 « 0.10x0.10 « « « « « to-relicve.
113 « 010 x 0.08 « « « « « 130 « ····0.10xO.23 « « Estí llzaciones caj.richosas en
114 « « « « alto-reli eve, imitando for-
0.07 x 0·08 « «
115 « « « « mas zoológicas.
0.07 x C.08 « «
116 Fuente ... Adornada con batracios en al- 131 « ' OolOx 0.23 « « Igual a la anterior.
0.2ü x 0.35 Cónica
ta-relieve Y motivos for- 132 « 0.00 x 0.23 « « « «« «
mando grecas. En el inte- 133 « 0.10 x 0.23 « « « «« «
rior d c esta fuente hemos 134 « 0.12 x 0·20 « « « «« «
encontrado 48 piedras usa- 135 « . 0.10 x 0.20 « « « «« «
das en el pulido de la alfa- 1313 « . . .. 0.08 x 0.15 « « « «« «
rería paleolítica. 137 « . ... 0.15 x 0.30 « « Iguales características.
Esta fuente guarda en su inte"
rior, tres variedades de ocre,
empleado por los alfareros
117 Cantar-illo. O.3ü x 0.20 C. Cónica Adornada ,con grabados en el
p aílcol itf cos, para el pinta-
cuello, do de sus productos.
118 Anfora ... 0.3ü x 0.20 « « Grabados formando grecas.
•..
310 RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 311
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No. de Clase de en centímetros Forma Observaciones generales No. de Clase de en centímetros Forma Observaciones generales
Orden Pieza Alto - Diám- Orden Pieza Alto - Diám-
138 Cantariflo . 0.25 X 0.20 C. Cónica Con motivos de adorno en el ALFAHEHIA· - SECCION J_
cuello.
153 « 0.10 X 0.20 C. Cónica Estí lizacioues pollformes en
139 Cuchillos. 95 cuchillos paleolíticos de
las asas.
var-ios tamaños y distintas
15·4 « 0.10 x 0.18 « « « « « «
formas.
140 Olla . . 0.20 x 0·30 « « 155 « 0.10 x :0.17 « « « « « «
Con un adorno en alto-relie-
ve, cerca del cuello, figu-
156 « 0·10 x 0.15 « « « « « «
157 « 0.12 x ().15 « « « « « «
rando un cono dentro de
un círculo.
141 Fuente __ . 0.30 x 0.45 « « ALF.-\HEHI.-\. - SECCION 1I BIS
Con asas cstil'izad as en forma
de buhos.
142 « 0·15 x 0.30 « « 168 « 0.10 x 0.18 « « Estllizaciones poliforrnes en
Esti lizaciones zoológicas en
las asas.
asas.
143 « 0_15 x 0.25 « « 15U « 0.08 x 0.12 « « « « « «
« « «
1&0 « 0.06 x 0.12 « « « « « «
144 « 0.12 x 0.20 « « Iguad a las anteriores, pero
161 Hachas .......... -- 48 hachas de guerra neo-pla-
con dibujos en la parte ex-
tern a- Icolitlcas, de diversas for-
145 « 0.12 x 10.18 « « mas y tamaños,
Igual a la número 142.
146 « 0.12 x 0.18 « « « « «
ALFAREHIA. - SECCION K
ALFAHEHIA. - SECCIOX B
1~
..
3H RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 315
liASE DE LA \'TDHlEH.\
5 cilin d ros para el pintado del tatuaje policromo.
1 gran pcndí c ntc, probableuicn tc in si gn ia de algún sacerdote, cu- xe. 1. Obla con motivos cscultóri cos al lo-rel icve representando una
.;' rana.
ya estilización, elaborada en pi zar rn, representa la silueta de un "qui-
~o· 2. Olla con las mlsm as características de la anter-ior.
róptero" en vuelo.
xe, 3. Olla igual a Ü1S anteriores.
~o. 4. Una tinaja con soporte representando una figura humana con
CUAHTA llEPISA
las manos sosteniendo la cabeza. :'iide 35 cm. de alto por
25 Ictiches confeccionados en piedra jade, pizarra sí lúrica, con- 15 de diámetro.
chas de caracol y arcilla cocida. Entre ellos una figura de quelonio Xo. 5. ena ti naja con 1110tivos escultúricos represen tados por estili-
y dos de ave. zaciones de cara· :Vlide 20 cm. de alto por l;j de diámetro.
1\0. 6. Un plato en forma de soporte, de 2';) cm. de diámetro por
1 esti ldzació n en pizarra, representando un "qui róptcro" con las
alas abiertas. 12 de alto, Est ilizucioncs polil'ormes.
Xo 7. Un plato en forma de fuente, con soporte, de 15 cm. de diá-
metro por 10 de alto, con asas formadas por estilizaciones
QUIXTA HE PISA
de ave.
Xo. 8. Una ti najita de forma esférica de 12 cm. de alto por 12 de
1 ñlauta de cuatro llaves, compuesta de dos trozos de marfil, con
diámetro.
adornos grabados.
No. D. Anfora peniforuuc de 15 cm. de alto por 12 de diámetro, con
1 flauta de cuatro Jlaves, incompleta, con artísticos adornos en
ostí lizacicncs de caras humanas en ol cuello.
bajo-relieve, representando figuras eslilizadas de ranas, y caras huma-
No. 10. Tinaja de 30 0111. de alto por 30 de diámetro, con varias mo-
nas con la boca abierta-
2 f'ragmentos de flauta en murIbl sin adornos. tivos de adorno en el cuello.
No. 11. Anfor a de 15 cm. de alto por 15 de diámetro, con adornos en
4 ocarinas de dos llaves cada una.
el cuello.
3 pitos con figura de ave.
No. 12. Olla de 25 cm. de alto por 28 de diámetro, con un animal
2 de dos llaves en forma de órganos sexuales.
1 de dos llaves, con una cxtruñ a figura de au im aí. en el bor-de-
No. 13. Tinajita de forma cónica, de 12 cm. de alto por 12 de diáme-
2 fetiches, uno en pizarra y otro en piedra [a d c, representando
ambos la figura estilizada de "qui ró pteros" en vuelo. tro, con estilizaciones en el cuello representando caras hu-
manas y diversas f iguras decorativas.
HESU:'lEl\: Esta vidriera contiene un te- No, 14. Porta-ofrendas con soporte, dc 15 cm. de alto por 25 de diá-
tal de 8i objetos, clasificados en la si- metro, adornado en los bordes con figuras de animales ex-
guicntc forma: .." traños esculpidos en rulto-rclievc y pintados en tres colores:
blanco, negro y rojo.
Instrumentos rnusi calcs . . .. .. .. 36 No. 15. Copa de la misma factura, con pie, de 20 cm. de alto por 20 de
Collares . diámetro, cubierta de pinturas en los colores blanco, negro
Pendientes.. .. .. .. .. .. 12 y rojo.
Cilindros .. .. .. .. .. .. ., .. 5
No. 16. Plato de 15 CJm. de ,diámetro por 5 de alto, con estilizaciones
Fetichcs .. .. .. .. .. .. .. .. 27
poli formes.
V E S T I G lOS DEL A A T L A N T IDA 319
318 IIAFAEL REQUENA
No. 17. Olla de 20 cm. de alto por 30 de diámetro, artísticamente No. 35· Pirnpí n a de 15 cm. de alto por 15 de diámetro, con estilizacio-
adornada con bajo-relieves, simulando una cara humana .,' ncs humanas.
.•.
320
V E S T 1 G lOS DEL A A T L A x T 1 D A 321
RAFAEL REQUE~A
Tamaño
VID HIERA 1\0· 13 No. de Clase de en centímetros Forma Ohservaciones generales
Orden Pieza Alto· Diám-
BASE DE LA VIDRIERA
SECCIOX M
35 collares de marfil fosilizado, ·con cuentas cru forma de canutos
cilíndricos, alcanzando algunas 12 cm. de largo y 1 y llh de diámetro. 188 Fuente ... (l·O(5 x 0.18 Cónica Con adornos en bajo-relieve y
2 coldares elaborados con conchas de caracoles mar nos, de un
í
CUARTA REPISA
199 Cantarito 0.1 O x 0.09 « Alto-relieves en el cuello.
6 collares trabajados en piedras de distintas clases y colores, entre 200 « 0.12 x 0.13 « « « « « «
ellas turrnali r-as y ágatas perfectamente pulidas. 201 « 0.13xO.13 « « « « « «
2 pendientes, per íforrnes, de rocas distintas y complemente pulidas. 202 « 0.12 x 0.15 « « « « « «
203 Tinaja ... 0.12 x 0.16 « Alto-relieves en el borde.
QUINTA HEPISA
204 « ... 01S x 0.2.0 « Altn-relicves en el cuello.
8 collares de picdnas de diversas olases y colores.
2.05 « ... 017xO.20 « Adornos en la palie superior .
3 pendientes con figuras de animales.
206 « 0.f8 x 0.21 « Adornos en la parte superior y
1 cuenta cilíndrica, de 21h cru, por 1% de largo.
bordes lisos
2'Ü7.. « . .. 0.18 x 0.20 « Alto-r e.licvcs-
RESD:\lEN:
20·8 « ... 0.23 x 0.25 « « «
Collares.. .. .. .. .. .. 62 Estilizacíones en la parte su-
2{)9 « ... 0.30 x 0.28 «
Pendientes.. .. .. .. 3 perior.
Argolla.. .. 1
Total.. .. .. .. .. 66 obje-
tos con un total de 3,00,0 pi ezas.
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i.l22 I1AFAEL HEQUEXA
\'ESTIGIOS DE LA ATJ~AXTIDA il2:J
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No. (le Tamaño
Clase de en centímetros Forma Observaciones generales
No. de Clase de en centímetros Forma
Orden Pieza Alto . Diám- Observaciones generales
Orden Pieza Alto - Diám-
SECClOX P
SECCIOX Ñ
210 « · ., 0.25 X 0.30 Cónica .. 232 Copa .... O.O!) x 0.16 Cónica .. Dos ranas cst ilizudns en los
Es! ilizu cion cs en alto-relieve,
bordes, formando asas.
de cri z os marinos en la par- 233 Fuente 0.05 x 0.1 (i « Adornos forman/no asas.
211 « · .. OH x 0.20 « te superior.
234 Olla 0.1 O x 0.25 « Artísticos adornos en alto-re-
Adornos en al lo-relieve en el
lieve Iorrnando asas.
212 « · .. 014 x 0.[8 « horrlc. 235 « 0.08 x 022 « Estilizaeiones de ranas en for-
Cuatro estilizaciones de erizos
ma de asas.
ma rinos. 236 « 0.05 x O·1(j « Igual a la a n tcrio r-
237 « 0.05 x 0.12 ~ « «« «
SECClON o
SECCION Q
213 Fuente 0.14x032 « Sin adornos.
238 Tinaja ... 0.23 x 0.22 « Alto-relieves en el cuello.
214 « O.OS x 0.26 « « « 239 « 0.18 x 0.22 « « « « « «
215 « 0.08 x 0.21 « « « 240 « 0.17 x 0·17 « « « « « «
216 « 0.07 x 0.2 [ « « « 241 « 0.16x017 « « « « « «
217 « 007 x 0.19 « « « 242 Anfora ... 0.14 x 0.13 Periforme Borde liso.
243 Múcura ..• 0.13 x 0.13 Cónica Con dos caras humanas, una
218 « 007 x 020 « « «
2HJ « 0.07 x O l!J « Con asas csfilizndus. en el cuello y otra en el
frente ; está representando la
220 « 007 x 0.20 « Sin adornos.
con f'Igucación del cuerpo
221 « 0.0(i x O.[D « « «
hasta el ombligo.
222 « 0.0;) x 0.18 « « « 244 « .•. 0.12 x 0·11 « Cara humana en el cuello.
223 « O.((j x 0.17 « « «
224 « ().(j4 x Oi (j « « « SECCION R
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No. de Clase de en centi nretros Forma Observa.-ioncs generales Ko. de Clase de en centímetros Forma Observaciones gcne rales
Orden Pieza Alto . Di ám- Orden Pieza Alto· Diú11Io
24D Tinaja ... 0.14 x O.IU Cónica Bordes lisos. Asas csti lizudas 271 « 0.15 x o.: G Cónica Alto-relieves.
250 « ... 0.l(jxO.18 « Asas esti l iz a das y dibujos en 272 « 0.20 x 0.20 « Estí lizncion es en el cuello.
bajo-relievc. 273 « 0.27 x 0.20 « « « « «
251 « ... 01H x 0.27 « Asas e sti liznrl as y alto-relieves
en la purt c superior.
SECCION V
252 « ... U3!) x 0.35 « Esti lizn cioncs de animales en
forma rl e asas.
274 :\[úcura 022 x 0.18 Cónica Sin adornos.
275 « 0.21 x 0.18 « « «
S ECC]()l\" S
27G « O·1(j x 0.14 « « «
253 « ... 024 x 0.28 « Estilizaciones de ranas for- 277 « 0.17xO.15 « « «
mando las asas. 278 « 01GxO.14 « « «
254 « ... 0.20 x 0.20 « Bordes lisos. Asas estiliz2,das. 27U « 0.17 x 0.14 « « «
255 « .. . n
0.1 x 0.23 « Bordes lisos .
26,6 01:1 a ..... 0.14xO.18 « Bordes lisos. Asas osti lizndas. SECCTON W
25,7 « ..... 0.14xO.17 « « « « «
258 « .····0.14x(1.I8 « « « « 280 Ti naja 0.24 x 0.2U « Estilizaciones en Ior ina de
«
2,59 « .... . 0.12xO.18 « « « « « asas .
281 « 0.25 x 0.27 « Alto-relieves.
SECCION T 282 « 0.21 X (J.~(j « Esfilizacioncs.
283 on, O.H) X 0.28 « Cuatro asas. Estilizaciones.
260 « .... . 014 x 0.22 « Asas ostl lizadns. 2-84 « 0.17 x 032 « Dos asas .
261 « ..... 01IxO.lfJ « Tres asas estilizaoas . 285 T'i naja . 0.17 x 0.20 « Alto-relieves.
262 « .... . 0.10 x 0.18 « Cuatro asas ost iiizndas. 286 Olla . 0.13xO.15 « Dos asas. Eslilizadas .
263 « .... . 0.IOxO.15 « « « « 287 Xlú cura O.Hi X o.is PCI'i forme Sin adornos .
264 « ..... 0.00 x 0.15 « Tres asas estiliza(las. 288 « 0.18xO.18 « « «
265 « ..... O.O!) x 0.15 « « « « 289 « 0.15 X 0.15 « « «
26(j « ..... O.Of! x 0.13 « Dos asas si m p les
267 « ..... 0.0:) x 0.10 « Dos asas estilizadas. SECCION y
SECCION U
290 Can tnrito O·O(j x O.OG Cónica Sin adornos.
201 « O.OD x O.()f) « « «
268 Anf oru ... 0.11 x 0.11 « Hnjo-reliryes en rl cuello· 202 « o.oa X 0.08 « « «
269 :\Iúcura ... 015 x 0.15 « « « ««« 203 « 0.08 X 0.10 « « «
270 Anfora ... 0.15 x 0.14 « Estilizncionrs formando asas y 294 on, « «
0.07 x 0.10 «
dibujos si Jll plcs, 295 « « «
0.08x010 «
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA
32G HAFAEL HEQUENA a27
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Tamaño No. de Clase de en centímetros Forma
No. de Clase cle Observaciones generales
en centímetros Forma Observaciones generales Orden Pieza Al to Diám~
Orden Pieza Alto· Diám-
321 Tinaja . 0.1:~ x 0.20 Cónica
2!J6
" « «
« O.O!!x 0.16 Cónica « « 322
f « ·. 0.1:3 x 0.22 Esférica «
2!J7 « O.O!)x 0.15 « « « «
323 « ·. O.IG x ()·20 « « «
298 Cantarito.O.10xO.13 « Cuello 'liso sin adornos. 324 « ·. 0.1 [l x O.2G « « «
299 Olla. . . . .. 0.09 x 0.15 « Sin adornos. 325 « 0.21 x 0.20 Peri forme «
300 « 0.11 x 0.16 « « « «
326 Olla ... . 0.15 x O.2(j Esférica Sin adornos .
301 Tinaja 0·13 x 0.14 « « « 3~J7 Tinaja . O.ID x 0.24 Pcrif'ormt «
"
«
302 « . •. O.1(j x 0.26 « « « 3~{) « ·. 0.26 x ()·30 Esférica « «
SECCION Z
32!) « ·. 0.25 x 0.2;') Pcriform e « «
330 « 0.24 x 0.2G Esférica « «
331 « 0.25 x 0.3,0 Pcr if'orme « «
303 Olla 0.22 x 0.34 « Bajo-relieves en el cuello.
332 « 0.17xO.24 « « «
304 « 0.15 x 0.2G « « « « « «
333 « 01 o x 0.2,(j Esférica « «
305 « 0.13 x 0.26 « « « « « «
334 Cántaro 0.20 x 0.22 «
« « « « «
.(
«
3·06 « 0.16 x 0.24 « 3~¿:> Olla ••• o. 020 x 026 Cónica « «
SECClON B
SECCION AR:\IAS
Z
H
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1 I
ESTADOS UNIDOS DE VENEZUELA "1"
LAGO DE TACARIGUA
ARAGUA
Surcdil;ie nctus l flflrtlximadll
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de! FOlldo 333 11I. "'4l\. ~,.\PIT<\L DE USTJ\I)O
Ql'E I~DlCA LA IWClON "VALLES OE AltAGl'A", DONDE LAS BXCAVA-
!:'¡l,c.¡or mfi:dll1o .!C hUI 11,11(111111 9~ 11I. -» OISTI?ITO
CIONES HE¡\I.IZAIlAS DlEROX CO.\\O FHUTO LOS "VESTIGIOS ATI.ANTES'·
JlI'NICII'IO
1\. QllE SE CONTnAE LA I'>IWSENTE OnUA.
LL\\ITES DE ESTADO
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INDICE
PÁGINA
DEDICATORIA .. .. .. .. .. .. .. .. •• .• ••
INTnODUCCIÓK . .3
CAPITULO 1
Formación de la T'icrrn .. 17
CAPITULO II
Atlántida L.-Existencia y situación de la Atlántída rr .. .. 27-29
CAPITULO III
Los AnANTEs.-SUS instituciones politicas.-ReligíÓn.--E(luca-
ción y Artcs.-Usos y costumbres .. .. .. .. .. .. .. .. 69
CAPITULO IV
Los ATLANTEs.-Las diferentes razas pobladoras de Atlántida.. 83
CAPITULO V
Etnología Prccolombiana Vcuez olana .. 101l
CAPITULO VI
El Lago de Tucar igua .. .. 233
CAPITULO VII
Los Cerrítos .. _. .. 247
CO;>.¡CLUSIONES 261
Diario de las cx cava cio ncs arqueológicas practicdas en los "Ce-
rritos" del Valle del Tacar igua .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 26f1
CATALOGO
Inventario de las colecciones etnológícas del Museo de Prchis-
toría procedentes de las excavacioncs practicadas en los ',Ce-
rritos" del Valle del Tacarlgun .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .303