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VESTIGIOS
DE LA

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POR

RAFAEL REQUENA

TIPOGRAFIA AMERICANA

CARACAS

1932
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« Señores Académicos: Vosotros sois los depositarios de la cultura


«Patria; los guardianes de los tesoros científicos que sc han ido acu-
«mulando a través de los añ-os. Cuidáis la obra mental dc nuestros pa-
« drcs con devoción y esmero rcltgiosos, y vuestra más noble aspira-
~ «ción se finca en extc n dcrla y cn dcpurarla. Hecibid, pues. esta hu-
«milde contribución que ahora os presento: analizadla con serenidad;
«hacedla pasar p-or el tamiz de una ciencia grave y exigente; r echa-
«zad aquellas apreciacioncs que no aparezcan sólidamentc fundadas;
«pero aceptad los documentos escritos cn piedra y moldeados en ar-
«cilla, porque ellos no son obra mía. sino riel genio fecundo de nues-
« tra raza.»
«Nadie ignora en Venezuela, Señores Académicos, que mi existen-
«cia discurre en mil uctividados .d íf'er cntcs, por en contrnrmc al lado
«de una de las personalidades más fuertes y dinámicas del mundo, el
«General Juan Vicente Górn ez. Nuostro gran Presidente vive en un
«constante afán dc 'prol'ícu<l labor; y todos los que giramos en su d err-e-
«dar, nos hallamos en constante movimiento, contagiados por su ejcrn-
«plo. Por estas circunstancias, mi libro no ha emcrgido serenamente de
«un gabinete silencioso y quieto: sino que ha sido escrito de prisa y en
eIragmcntos. Esos Irngmcntos fueron después sur cirlos y medio 01'-
«denados en los escasos momentos que tenía disponibles; y natural-
«mcnte después de un trabajo tan incoherente e irregular no puedo
«cstar seguro de la unidad ni de la cougruenciu de mi obra. Sed,
«pues, indulgentes con ella, porque, no aspira a ser una ejecutoria de-
«finitiva, en el terreno de la ciencia, sino un toque de atención. una
« llamadn de clarín que despierte en nuestros intelectuales, mayor in-
« tcrés por los estudios antropológieos y prehistóricos.»

« .... comuniqué al l3enemérito General Górncz, mi anhelo de ex-


«plorar y excavar los valles del Tacar igua, El ilustre .Tefe no se limitó
«a alentar me, de ma ncru entusiasta, en mis propósitos, sino que me
«dió toda clase de f'aci li dn d es para que se llevase a cabo h noble em-
«presa, y hasta me pcrrn il ió que las excavaciones se iniciaran en te-
«nenas de su propiedad. A nadie pucd e sor nrcnder que el formidable
«constructor de la Venezuela modcr nr, sea también un apasionado
«admirador de la Veuczucla prehistórica, pues en todos los tiempos,
«los hombres que como él han sabido abrirse paso al porvenir, han
«rendido culto a las glorias pretéritas. Tratándose de estudios que
«pudieran dar alguna luz sobre nuestra prehistoria, ¡.quién mejor que
«él para scrvirme de Xlecenas en las investigaciones arqueológicas
«que iba a emprender? Sin su apnyo moral y material no me hubi e-
«ra sido dable realizar" estos trabajos, de suyo penosos y d i Ii ci les ; y es
«estala ocasión de rc n d irle públicamente mi más cumplido agrad eci-
« m icnto por la eficacia de su protección .... »

Púrraf'os de la conferencia dictada por el autor, la noche del sába-


do n de julio de 1n32, ante las Academias y numeroso grupo de inte-
lectuales y pcr so nalidnd cs, con motivo de la presentación d c su libro
"VESTIGIOS DE LA ATLA:'\TIDA", en la Escuela de Bellas Artes, en
Caracas.
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INTRODUCCION

La naturaleza del trabajo que motiva estas pági-


nas, las cuales, en forma de ensayo, doy como produc-
to de mis apreciaciones en el tema que trata, recla-
ma de mi parte, a manera de introducción, una exposi-
ción, que procuraré hacer sintética, de mi manera de
pensar acerca del origen de nuestro planeta, o sea, la
geogénesis; por cuanto de la hipótesis que sustento, la
inducción puede presentar, más fácilmente que bajo
cualquier otra forma, hechos prehistóricos, en lo rela-
tivo a la población y razas, asuntos hasta hoy cubier-
tos con espeso velo, en cuya dilucidación se afana la
crítica científica sin lograr resultados satisfactorios.

Por de contado, mi concepción ideológica y la


hipótesis que la acompaña no se apartan en el fon-
do de las generales de la cosmogonía, o formación
universal, como que nuestro mundo, por humilde que
sea el puésto que ocupa en la organización de la pro-
pia familia solar, no puede exceptuarse de la feno-
± RAFAEL nEQUE~A VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA ft

menología que se observa en cuerpos, si mucho ma- De estas épocas prehistóricas, lo que la investiga-
yores, sujetos a las mismas leyes de armonía univer- ción es impotente para reconstruir por falta absolu-
sal y de formación singularizada en cada uno por el ta de datos, acaso se acerque la crítica a explicarlo
simple juego de sus propios elementos en lucha, pu- merced a antiguas tradiciones mantenidas, no obstante
diera decirse, para su constitución definitiva. creerse hijas de la fantasía; pero a las cuales se vuelve
la mirada en interrogación angustiosa, sin que falten
Lo que llamamos cataclismos, sucesos necesa-
opiniones que las sustenten como versión de hechos
rios de los elementos en la formación terrestre realmente su cedidos.
han debido tenerse como de excepción, sobrenaturales,
para el hombre, desde su aparecimiento en el escena- Antes de tocar este punto que constituye el fun-
rio de la vida, cuando en realidad no pueden conside- damento de mis estudios, para relacionar el material
rarse sino como movimientos naturales de acomodo objetivo, que poseo, con la hipótesis de su procedencia
del planeta en la dirección de mayores posibilidades más verosímil de distintas épocas prehistóricas, creo
para su consolidación. conducente a facilitar el desarrollo de mi tema partir
de la base misma de la formación de la tierra.
Catástrofes de esta especie han debido multipli-
carse en los primitivos tiempos y ser verdaderamente ¿Qué f'ué la Tierra en su comienzo? Numerosas
generales en nuestro mundo antes de la aparición del teorías, infinidad de hipótesis, audaces aseveraciones
hombre en la época cuaternaria, en la cual ya la com- se han formulado para explicar el origen y la prístina
edad de nuestro planeta.
binación de los estratos del terreno al dar punto fir-
me a su planta, y a los productos de la naturaleza pa- Fué la Tierra en su gestación, si se me permite
ra su sustento, ofrecían a la humanidad campos pa- el término, una enorme nebulosa en todo semejante
ra su fijación. Después de la aparición del hom- a las que hoy vemos en formación en la Vía Láctea.
bre, las catástrofes fueron parciales y de ellas
quizá dependan migraciones de razas y pueblos a tie- Millones de años se mantuvo en este estado el ger-
rras de mejor abrigo; y este debe ser el punto de par- men de nuestro actual planeta. Poco a poco comenzó
tida de hipótesis de algún fundamento para expli- a desarrollarse en su inmensa masa un lentísimo mo-
car semejanzas entre habitantes de los distintos y más vimiento rotatorio. Pasaron a ños, billones de años, la
alejados lugares del planeta. velocidad fué aumentando, la sustancia de la nebulo-
sa se fué solidificando, es decir, las partículas gaseo-
6 RAFAEL HEQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁ:--lTIDA 7

sas, O ya en estado líquido, de que estaba formada, ha- cion de continuidad creó el cuerpo sólido que des-
cÍanse más densas, siguiendo un proceso muy lento, de un principio iba a guardar la forma de un verda-
proceso que estaba íntimamente ligado al movirnien- dero globo terráqueo. Acentuábase la solidificación y
to rotatorio de la masa. Más y más velocidad fué co- poco a poco la corteza, elástica al principio, someti-
brando la nebulosa, la cual, debido a este movimiento da a alternativos movimientos de dilatación y depre-
de inmutable dirección, fué tomando formé} es- sión, se fué endureciendo, arrugando y concentrando.
férica. La fuerza centrífuga de que necesariamen- aumentando su base o punto de sustentación.
te estaba dotada, obraba en el sentido de que sus Mientras tanto la sustancia ya semi-sólida, some-
materias constitutivas fueran lanzadas hacia la pe- tida a tantos cambios de posición, agitada constante-
riferia tal como en los procesos de polarización. mente por múltiples energías, sufría incesantemen-
A este tiempo ya la sustancia ponderable tenía te en toda su enorme área una activa evaporación.
una consistencia y una densidad, si nos valemos Estas exhalaciones de vapor acuoso fueron acumu-
de una comparación vulgar, parecidas a las de le) leche. lándose al exterior y concentrándose en lo que Ilama-
Esta materia que todavía por largos períodos perrna- mos atmósfera, que envolvía la nebulosa, hasta que,
necia semi-líquida, y a la que simultáneamente aquella vueltas a condensarse por efecto de las bajas tempera-
misma fuerza centrífuga proyectaba sus elementos turas atmosféricas, cediendo a su excesiva gravedad,
moleculares hacia la periferia, fué formando una es- cayeron en forma de lluvia torrencial sobre ciertas
pecie de costra, la corteza, que sobrcnadó en 18 mate- partes. Billones de toneladas de líquido bajaron du-
ria líquida todavía, a semejanza de la naí a. Indudable- rante largo tiempo. El peso del agua, unido a la violen-
mente esta corteza fué aumentando de espesor con el cia de la caída, hizo que las tierras donde caían, que
tiempo, formando diferentes capas estratif'icadas, y no tenían todavía suficiente base de sustentación, se
llegando a constituir como las paredes de un recipien-
te cuyo contenido pcrmanecia líquido y en contacto ra formar una corteza terrestre apta para la habitación de séres vi-
con dichas paredes. Por débil que fuese semejante cor- vientes.

teza, (*) al cubrir los contornos de la esfera sin solu- A esta opinión de un geólogo se puede agregar la siguiente de un
físico: "Ahora que la evidencia física permite contar la edad de la tie-
rra por millares de millones de años .... la mayor estimación geológica
sobre la edad de la tierra requiere multiplicarse diez o veinte veces pa-
(*) Lord Raylcigh, en un estudio sobre la cdud de la tierra. dice ra que corresponda a la estimación hecha por la Física; aumento que
que según las investigaciones por los métodos radio-activos, éstos indi- se acuerda perfectamente con la evidencia de la Geología misma." (Pro-
can un moder ado múltiplo de 1.000.000.000 de años como duración pa- fesor Gregory.-Smithsonían Institution. A. R. 1921).
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8 RAFAEL REQUENA YESTIGIOS DE LA ATLÁK~IDA H

rompieran en los puntos de menor resistencia, como pujaron hacia arriba diferentes partes de la corteza,
se rompe la capa de hielo formada sobre la superficie surgiendo entonces las montañas y las cordilleras, De
de ciertos lagos al recibir la acometida de un alud, y fijo que a estos formidables levantamientos debieron
que el agua, precipitándose por aquel enorme agujero, seguir depresiones y desniveles, y merced a ellos se
rebosara el recipiente común, ensanchando por ac- formaron los valles y hondonadas. Terremotos es-
ción expansiva la solución de continuidad determi- pantosos, grandes cataclismos, todas las fuerzas y po-
nada por la acometida diluvial, congregando la mate- tencias de la Naturaleza en acción, tal el cuadro que
ria disgregada hacia los lados y formando los conti- presentó la formación de nuestro planeta.
nentes.
Al principio de la super-posición de las tierras,
La teoria de la separación de los continentes por cuya edad no podemos apreciar, pero cuyos últi-
escisión de ellos y que lentamente se han ido sepa- mos cambios probablemente se efectuaron en la épo-
rando a la deriva, no puede probarse, por más que mu- ca cuaternaria, cuando se cree se hundiera la Lemu-
chos geólogos han querido dar una explicación de ello. ria, indudablemente las sustancias de flora y fauna,
Se supone que esa deriva se ef'ectua en dos millas (peces, etc,,) que quedaron aprisionadas, formaron
cada millón de años! .... una masa compacta, que, al correr del tiempo se trans-
A consecuencia del contragolpe, la Tierra se rom- formó en los productos conocidos con el nombre de hi-
pió en los antípodas y así tuvimos los cataclismos de drocarburos, como el petróleo, alquitrán, ictiol, car-
las primeras éras: primaria, secundaria y terciaria. bón, etc., y que liquidificadas, como en el caso del pe-
Empero, todavía la Tierra carecía de base firme y se- tróleo, formaron enormes yacimientos de este ele-
guía flotando, y poco a poco se f'ué hundiendo en los mento. Una vez agotados los llamados pozos de pe-
rebordes, hasta que, a causa de los diluvios torrencia- tróleo, forzosamente quedará en la tierra una cavidad
les que continuaban cayendo y cuyas aguas conver- que dará origen tal vez a hundimientos que traerán
gían a los mares, creció el volumen de éstos que, impo- indudablemente conmociones sísmicas, las cuales da-
niendo su expansión, horadaban la costra terrestre. rán lugar a hondonadas y éstas servirán de lecho a las
aguas pluviales, creando lagunas o lagos de mayor o
Se sepultaron inmensos continentes que, impeli- menor extensión, (* *)
dos por su propio peso, fueron a unirse a la base, y
aumentando ésta, hasta encontrar sus antípodas, em- (* *) El espesor de la corteza terrestre en los momentos en que se
efectuaron los cataclismos y en que la tierra hundida vino a adaptarse a
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10 RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLA:':\TIDA 11

Se ha observado que muchos pozos de petróleo, ea y lo difícil y mutable de la tradición, se convino en


sobre todo en Méjico, se han convertido en inmensos asignar un singular y universal cataclismo acaecido de
depósitos de agua salada, lo que a mi parecer no deja
una vez en todo el orbe (*). Hay que advertir, además,
de ser una prueba de que quedó aprisionada, junto con
que en el lenguaje de las tradiciones primitivas se de-
los peces, flora y fauna, una cantidad de agua en el
fondo; y que dichas substancias convertidas ya en hi- nominaba Universo al máximum o totalidad de la re-
drocarburos, sobrenadaron en la superficie de esa gión conocida, la cual era considerada como única,
agua subterránea como el aceite que sobrenada en el como una sola.
vaso de agua.
Indudablemente el agua ha desempeñado un gran
La idea del Diluvio, una gran inundación, que papel en la constitución de nuestro mundo, y de otra
destruyó razas y países, existe en todos los pue- manera no se explica la inmensa cantidad de ella que
blos del orbe. Apartándonos de la versión bíblica, y por existe en el globo terráqueo en la proporción de tres
ende de todas las otras de índole religiosa, de creerse
partes para una de sustancia sólida. El agua f'ué
es que no fuera uno solo acaecido a un tiempo mis-
la condensación de los vapores gaseosos que cons-
mo en toda la Tierra, sino más bien que fueran va-
rios, en diferentes lugares y en distintas épocas. Le',
unánime y universal versión de este acontecimiento no (') La versión, bíblica del Di.luvi o mosaico no precisa el tiempo en
sería un obstáculo para mi teoría, porque bien po- que ocurrió. Los exégeta s, hoy día, están acordes en reconocer la ausen-
cia completa de cronología en los primeros libros del Antiguo Testa-
dría ser que en vez de que cada pueblo o cada raza que
mento. El Abate Th. Morcux, insospechable en sus creencias religiosas,
conserve la tradición del fenómeno creyera que el Di- en su reciente obra L'Atlantide a-t-elle existe? (1927) al contrariar la
luvio acaecido en su localidad fuese el mismo que ane- hipótesis de Frédéric Klce (1842) de que el Diluvio se hubiese ocasio-

gó el mundo entero, fuera que ese Diluvio acaeció an- nado por un desplazamiento del eje del globo terrestre (reminiscencia
de los antiguos mitos astrulcs) acepta que el Diluvio mosaico no puede
tes o después del que cayó en otra parte; pero segura-
probarse de modo alguno en forma positiva por la Geología. Todo esto
mente, lo que ha pasado es que, teniendo en cuenta el puede relaoionarse en su carácter científico con lo que el mismo autor
reducido número de sobrevivientes, lo lejano de la épo- nos dice, poniendo aparte ideas Se puede ad-
y tradiciones religiosas:
mitir para la aparición del hombre sobre la tierra uri número cualquie-
ra de milenios ; la fe no está interesada en la cuestión, V sólo a la
la que quedó, podríamos comprobar-lo por las perforaciones hechas en ciencia toca informarnos sobre ella.
los campos petrolíferos de Venezuela, donde se ha llegado hasta la pro-
fundidad de 2.270 metros.
-,...
12 R A F A E L TI E Q u E N A VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 13

tituían la nebulosa al principio; (*) luego, por el mo- las paredes que la encerraban hasta que éstas fueron
vimiento rotatorio, como explico antes, se produjo rotas por el peso de las aguas.
la fuerza centrífuga que fué aportando hacia la pc--
Las inmensas fuentes de agua dulce de escasa
riferia las partes sólidas que entraban en su compo-
composición química y que constituyen los grandes
sición química hasta formar la corteza, que vino a ser
ríos, tal el Amazonas, La Plata, Orinoco, Missisippi,
como un envase, de modo que el agua quedó comple-
Nilo, etc., pudieran considerarse como provenientes
tamente envuelta por la capa sólida, permaneciendo
del agua que quedó en el centro de la Tierra y que
en el interior y disminuyendo su volumen, a medida
continuase filtrándose al depósito primitivo ya de los
que la fuerza centrífuga iba separando las substan-
mares o por absorción de las aguas pluviales que caen
cias que le daban densidad y engrosando cada vez más
en la superficie.
(*) Recientes estudios presentan razones de peso para contrariar
la concepción de Laplace sobre la génesis de nuestro sistema planeta-
Así, pues, esta teoría de la geogénesis por el agua
rio por ruptura de la masa solar, a consecuencia de la rotación. Una y no por el fuego, u otras que se han sustentado, me
nueva hipótesis ha uparecido, la de marea, que, en su simplicidad, es la
siguiente: Hubo un tiempo en que el Sol fué sometido a influen ci as de parece la más lógica y razonable. (*)
atracción de una estrella pasajera, a consecuencia de lo cual la sustan-
cia gaseosa de su composición al pasar del punto critico de distancia de
su centro (la mitad del radio de la masa) se proyectó fuera de él en (*) Pláceme con mucha frccnen cia d cdi carrne silenciosamente al
chorros gaseosos, los cuales .coridcnsándose a su salida, y rompiéndose cstud¡o de 'la Naturaleza, porque en ella siempre encuentro una fuente
sucesi vam ente, formaron los cuerpos separados del actual sistema pla- fecunda de enseñanzus y aprovecho muchas de interés en la dirección
netario. de mis actos y mis propósitos de la vida diaria. Como creo que nada
De la investigación matemática en que se basa esta hipótesis, apa- existe en la Naturaleza que no tenga un objeto preconcebido, muchas
rece que los fragmentos resultantes serían comparables en su masa con veces encuentro en asuntos triviales la clave de algunos problemas.
el sol origi nal si la materia de éste hubiera sido aproximadamente de Así, por ejemplo, sobre este tópico de la gestación o formación de la
densidad uniforme; pero serían muy pequeños en comparación, si el t ier-ru, encuentro en el fruto del coco una similitud sorprcndente con
sol hubiera si do gaseoso con alta cond.ensac ión central. La pequeñez de la teoría que sustento sobre la formación de la tierra por la hi d rogé-
las masas de los planetas en comparación con la del sol, debe por ello nesis. En efecto, siempre me ha parecido misteriosa tanto la planta
tomarse como indicación de que éste era gaseoso y tenía tal condensa- como la f'ruta del cocotero. Ahora al buscar un símil como el conoci-
ción cuando nacieron los planetas. Los chorros de materia arrojados se- do de la naranja para explicar la forma de la tierra, he encontrado
rían gaseosos también, pero se enfriarían rápidamente en el proceso de en el coco lino para expldcnr la gecgéu csis. El coco en embrión es sim-
expulsión, llegando pronto a liquidificarse o aun solidificarse. plemente un conglomerado de sustancias, y a medida que va creciendo
Los planetas han debido describir sus órbitas bajo la acción COI11- va formándose pi-imcrument e el núcleo acuoso, después la sustancia
binada de gravitación del Sol y de la estrella pasajera, causa del ea- comestible y luego la concha o corteza de una dureza bastante percep-
taclisrno pero como esta estrella se alejaba, quedaron girando como tible, la cual en cada momento del crecimiento sigue aún más dura y
hasta ahora, alrededor del Sol. En sus primeros movimientos, pudieron resistente. Esto representaría la corteza de la tierra, la pulpa del co-
ellos mismos romperse por influencia de marca de una o de ambas ma- co semejaría el proceso cómo el agua Iué depositando en la peri ler i.i
sas presentes, y tal proceso puede explicar el origen de los satélites de las sustancias que formarían la tierra, al principio semi-líquida, des-
los planetas. pués semi-sóli da y por último perfectamente sólida hasta l.cgar a la con-

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14 RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 15

Podríamos explicamos cómo se formaron los fue- 'lógicas secundarias, su acción no puede apartarse de
gos que se encuentran en el interior de la tierra y los este principio, que bien puede considerarse como re-
fenómenos volcánicos,-que no son otra cosa que las volucionario al observar los trastornos que ha produ-
combustiones formadas por la super-posición de las cido por su fuerza expansiva en profundos senos de
tierras,-por los cataclismos que aprisionaron las la tierra. Fuego y calor son causa y efecto, muy dife-
substancias que dieron 1ugar al desarrollo de calores, renciables en su acción colaboradora de la vida; y no
como en muchos procesos químicos; y trayendo la en balde hasta la mitología misma, en sus concepcio-
combustión y, por consiguiente, el fuego, que, buscan- nes cosmogónicas, simboliza en deidades infernales
do abrirse paso, encuentra lugares de menor resisten- el poder destructor del primero; y en el Sol, perenne
cia en ciertos terrenos y sale a la superficie en forma foco de radiación transformable en calor, la fuerza
de llama, lava, ceniza y todo lo que constituye las erup- que obra en toda génesis terrestre para la preparación
ciones volcánicas. y el desarrollo de los séres, en todos los reinos natu-
rales.
Pensar, pues, en la teoría de la constitución ígnea
de la tierra no es lógico y sí que fuera el agua la gene- La vida comenzó en las aguas del mar. El líqui-
radora de la vida de nuestro planeta. do elemento por su composición química era un me-
El fuego es destructor. Dondequiera que se ma- dio eficaz para el desarrollo de la existencia. Comen-
nifiesta es ése su carácter principal. En la forma de zó por el protoplasma que daría vida a la célula, des-
pués por procesos fisiológicos y biológicos se iría
calor, que es una derivación, presta ayuda efectiva al
adelantando en la evolución hasta formar un sér vivo,
agua en su misión creadora y desarrolladora de la
perfectamente capaz de vivir y reproducirse.
vida animal. Si el fuego, o los fenómenos que engen-
dra, han tomado parte activa en las formaciones geo-
Expuestas estas consideraciones generales, hijas
de mi deseo de contribuir a la investigación de los orí-
sistencia que ella tiene en el coco seco. El agua queda envuelta y con- genes del material proto y prehistórico que poseo
tenida en el recipientc que se ha formado de pulpa y concha. Las Ii-
bras representarían la atmósfera. El vicnto al agitar constantemente en variadas manifestaciones objetivas, grande será
sus palmas, tal vez imprima al árbol el movimiento que necesita para mi satisfacción si logro despertar la atención del
la formación del fruto; por sus hojas quizás recibe de la atmósfera los
elementos de su constitución; y a través de su tallo, sube el agua gene- mundo científico para su detenido estudio; y ma-
radora que las raices extraen de la tierra. El coco es un verdadero
fruto atlante.
yor, aún, si de él resultaren los elementos de convic-
]() RAFAEL HEQUEXA
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ción que no se han adquirido
tos, para fijar un punto de partida
todavía por falta de da-
en la explicación
~-~-~~
del problema, tan debatido, de formación de las razas,
sus migraciones y cruzamientos.

En el capítuJo que sigue se verá que 111lS opi-


niones, ligeramente expuestas, no están en absoluta
contradicción con las teorías que se estiman más ve-
rosimiles en los procesos de formación terrestre y en
el acomodo de sus elementos, hasta llegar a su actual CAPITULO I
consolidación.
FOIL\IACION DE LA TIERRA

En el correr incesante de los tiempos se suceden los hom-


bres, las sociedades, las civilizaciones y las épocas, sufriendo
procesos de integración, desintegración y renovación, en un
constante empeño de perfeccionamiento.
Del mismo modo evoluciona el Cosmos; y por ello son
varias las teorías existentes que tratan de explicar la for-
mación de nuestro planeta. Respetándolas todas, doy prefe-
rencia en ciertos puntos a las de Kant y Laplacc (*) para ins-
pirar en ellas mis propias ideas, ya expresadas en la introduc-
ción, sobre tema tan abstruso y debatido.

(*) La hipótesis que sustento, si concuerda con la de Laplace en el


principio de la formación ncbular de nuestro sistema planetario, coin-
oide a la vez con modificaciones (IUe en la n ctuul id ad recientes estudios
presentan para corregir sus deficiencias dinámicas en el proceso de la
desintegración gaseosa del sol en la génesis de los planetas, y de la
de éstos para formar sus satélites. Ya para terminar el presente trabajo
he visto confirmado mi modo de pensar sobre la forrnací ón de nuestro
planeta por el agua, al comparar-lo con respetables opiniones científicas
que contrarían con razones de peso las conjeturas de Laplace, acerca
de la formación del sistema como resultado de un fraccionamiento del
sol por aumento de su movimiento de rotación. (Acerca de este parti-
cular puede verse el interesante estudio The Origin o] tlie Solar System
de Mr, J. H. Jeans, Secretario de la "Real Sociedad de Londres", 1924,
y también del mismo autor Cosmogony ami Stellar Eoolution, publica-
do en 1921).
lH RAFAEL HEQUEKA
v 1: :; T J <; J () S DEL A A T J. ,í. N T ) n ,. l!)

La Tierra en su comienzo, como ya he dicho antes, fué una


nebulosa con todas las características de su composición; y,
por efecto de la fuerza ccntrif uga que desarrollara en la mar-
cha que le señalaba su órbita y de la acción que -ejercie-
ra la atmósfera de vapores que la cnvo lvi a, su corteza fué en-
dureciéndose y se arrugaron las capas superiores formando
protuberancias y superficies sólidas que constituyeron lo que
llamamos comunrncntc lierra. Los vapores que estaban con-
densados en la atmósfera, cayeron convertidos en líquido, el
cual rompió la corteza en ciertas partes, y jun tún dose con el
agua que había en el interior del globo formó los mares. Pero
la tierra que quedó carecía aún de base firme, y sufrió cata-
clismos que or ig.uaron verdaderas transfor maciones. Después,
fué lentamente acomodándose, integrándose la materia, y ase-
gurándose cada día más la cstahili dud del planeta.
Todos estos procesos constituyeron lo que hoy se llama:
Primero: La Era Aqnostozoica, que comprende dos siste-
mas: el inferior o arcaico y el superior o precámbrico, "En este
último existen indiscutibles rastros de organismos vivientes; y
es probable que sus precedentes haya que buscarlos ya en el
arcaico. Pero, como todas las rocas de este sistema se hallan
metamorfizadas, ha desaparecido lo da huella de naturaleza
orgánica, y hemos de renunciar para siempre a conocer los
primeros habitantes de nuestro planeta."-H. Obcrrncier.
Primeras fracturas de la corteza terrestre, ocasio-
Segundo: La Era Paleozoica, que constituye los siguien-
nadas por los diluvios en la época Pri mar-Iu.
tes sistemas de terrenos: cámbrico, silúrico, devónico y pcr-
mocarbonífero. Las manifestaciones de vida de esta Era per- primeras aves y, finalmente, algunos pocos mamíferos que te-
tenecían a los grupos inferiores de los reinos vegetal y animal. nían sus mavorcs analogías con los marsupiales".-H. Ohcr-
Los de este último eran invertebrados; y sólo hacia el final de meier (1). Respecto a los vegetales, las criptógarnas vascula-
la Era aparecieron los primitivos anfibios y reptiles. Del reino res de la Era anterior fueron reemplazadas por el grupo de las
vegetal no existieron sino las plantas criptógamas. gimnospermas.
Tercero: La Era Xleso zoico, que se divide en tres perío- Cuarto: La Era Neozoica o Terciaria, predecesora in-
dos: triásico, jurásico y crctácco. Los animales que caracte- mediata de la Era actual. En esa Era los reptiles son susti-
rizan esta época son especialmente los reptiles que ya pululan
por los mares y continentes, llegando a poseer hasta órganos
(1) Tenemos en Venezuela ejemplares de la remota Era Mcsozoí-
para volar. "Hacia la 'mitad de la Era los acompañaron las ea. entre los cuales los principales son los llamados vulgarmente Rabo-
Pelado (larigüella-Oposulll arnericanus) y la Comadreja.
YESTlnIOS!lE LA ATLANTIDA :21
20 RAFAEL UEQUEXA ------------------------------

tuídos por los grandes vertebrados (mastodontes, mcgaterios,


plesiosaurios, iguanodontcs, etc.) con organismos de un des-
arrollo extraordinario, pero grosero; y las plantas aparecidas
adquieren perfecto desarrollo, comenzando a formar bosques
y selvas.
Quinto: La Era Antro pozoica o Cuaternaria, que es a la
que pertenecemos. Mejoradas notablemente las condiciones de
la tierra, ésta siguió poblándose de árboles y haciéndose más
apta, por circunstancias climatológicas y de otros órdenes, pa-
ra albergar ser-es vivientes más adelantados en la escala bioló-
gica. Los animales tuvieron ya un organismo con anatomía y
fisiología más complicadas, y más perfectas.
Es casi al finalizar la época terciaria cuando se cree que
comienzan a encontrarse huellas de la pr-esencia del hombre,
consistentes en señales de incisión, de golpe o de fricción sobre
huesos de animales. Se han encontrado, además, ciertas pie-
dras cuya "talla especial" no podía atribuirse sino al arte del
hombre. A esas piedras se les dió el nombre de "eoliLos", que
significa "piedras pertenecientes a la época de la aurora de la
humanidad". De estos eolitos, que entre nosotros se llaman
vulgarmente "piedras de centella", posee mi museo par-
ticular varias muestras. El Abate Bourgeois fue el pr-imero
en preconizar la importancia de los eolitos como prueba de-
terminante del comienzo de la raza humana, basándose en
Fracturas de la época Secundaria.
una cantidad de sílex (2) "tallado por manos humanas" en-
contrada en el Departamento de Loire ct Chcr (Francia) y que
probablemente se usaría para cortar, taladrar, raspar, cte. Esta es deducir la coetaneidad de ellos con el hombre primitivo que
teoría del Abate fué muy combatida y no prosperó. No ha- los aplicaba exclusivamente. Desconociendo el uso de los me-
biéndose encontrado esqueletos humanos ni otros vestigios se- tales, las razas primitivas lógicamente aparecen valiéndose de
mejantes, quedó dudosa la aparición de la especie humana instrumentos rudim-entarios a su alcance para satisfacer las
en la época terciaria. Mas la circunstancia de haberse en- propias necesidades.
contrado confundidos los eolitos con restos humanos, caso El descubrimiento de eolitos ha hecho penetrar la inves-
comprobado en mis excavaciones, fuerza a reconsiderar dicha tigación hasta las más remotas épocas. Mac-Curdy ("The Eo-
teoria, tanto más cuanto que no apareciendo en modo alguno lithic Prohl ern-Eví dennas, of a ru de industry vantedating the
objetos ni instrumentos de metal y sí eolitos numerosos, fácil Paleolitic". 1905) expone:' "Mi opinión, basada en perso-
nales experiencias.... es que ha quedado establecida la
(2) Pedernal. Cuarzo compuesto de sílice, agua y aluminio que
despide chispas al se!' herido con el eslabón.
22 HAF.-\EL HEQUEXA
VESTIGIOS DE LA A'l'I"..\NTIDA 2:1

existencia de una industria primi íiva anterior a la que co- DESARROLLO DEL EOCE:'\O AL :\I10CEi'lO
munmen.to se acepta como paleolitica. Esta industria se
manifiesta en el Mioceno superior y continúa en el Ter-
ciario, incluyendo el bajo Cuatcrnario.
tintos de la industria permanecen
Los caracteres
poco cambiados
dis-
en el pe-
, : .' (_/·~.:··:;i;-~J~;-f
, C",). {.,
....
\
ríodo entero, estando basada la subdivisión del periodo, de
épocas, en la estratigrafía (estados geológicos) y no en carac-
teres industriales. Siendo muy simple la exigencia de utensi- , J'~~~/,~::';1"
lios, como muy copioso el material de éstos en cascajos na-
turales y fragmentos de pedernal, la potencia de in vcnl iva de
1
la población durmió durante las edades. :\Iazas (martillos) y
I
cuchillos fueron los instrumentos originales. Ambas cosas, en- !
contradas hechas, recibieron desarrollo. Un guijarro natural
afilado servía para lo uno; un nódulo o f'rugmcn to, para lo
otro. Cuando la pieza afilada se amcl laha por el uso, ya se
arrojaba, o ya se retocaba para nuevo uso. Si el instrumen-
to no se adaptaba bien a la mano, las partes o filos que la mo-
lestaban se removían o se reducían por dcscant illamiení o.
El número de instrumentos crcc in lc n lamcn lc, de acuerdo con
el lento desarrollo de las necesidades. Cuando disminuyó el
abastecimiento de la multiplicada y natural materia prima de
los instrumentos, apareció su suplemento por la m a nuf'act u- Las Iraclurus de la corteza terrestre se han :llllJllificado y unido,
ra de artificios Iaminosos. Aprendida In lección de asociar formando los mares.
las formas definidas de los instrumentos con definidos usos,
surgieron tipos especiales, no tu hl cm en te el instrumento amig- y se alimentaba del producto de la caza, que practicaba a puro
daloi dc y el puñal. Luego llegó la transición de la edad eolítica esfuerzo muscular, valiéndose de piedras ~. de palos, hasta
a la paleolítica, estado perfectamente investigado por Ru- que ideó la trampa. Cazaba con predilección el reno, por-
tot" (Véase: Les industries primitiut:s, Défe ns« des éolit es, Les qu-e le proporcionaba Ull gran alimento y materiales dis-
actions naiurell es po ssibl e« soul in a pl cs el produire des elieis tintos para varios liSOS. "Cada vez que estos trogloditas
semblable s á la rel ouclie inle nt ionell e ; !f A la [in de la qneslioti abandonaban una cueva dcl ct-m in aria, los residuos d-e cocina
des éolith es. Rlllo/. 1902 y 1n07.) y de su economía quedaban en desorden en el sitio que habían
ocupado, hasta que enterrados por los «scomhros de la cueva
En la época Cuaternaria si aparece' iridu dahlcmcnte el o por capas estalagmíticas, se convertían en archivos sellados
hombre paleolítico "haciendo una vida más o IllCI:OS nómadc, por la Naturaleza, que así reservaba maravi llns para las gene-
desconociendo los metales y el arte de pulimentar las piedras, y raciones venideras". Luego vino la evolución de la especie
no disponiendo de animales domésticos ni de cerámica". Este humana: del hombre de las cavernas, primitivo y aislado, se
ejemplar primitivo de la especie humana prefería las cuevas formaron las razas que aparecen después sobre la superficie
para habitación, especialmente en las proximidades de los ríos, del globo.
240 RAFAEL HEQUENA
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 25

Por lo que respecta a Europa, ya se tiene averiguado, por


el hallazgo de sitios en que se ha descubierto que el hombre
paleolítico principió a modelar sus pedernales en los prototi-
pos cheleano y acheulano ; que éste entró al Continente euro-
peo por la ruta de la costa Norte de Africa, tocando en España ~;.~3,
y siguiendo a Francia, Bélgica y Gran Bretaña, en donde se r-';;?~\
~ ..
:;:)

manifiesta la primitiva cultura asociada con restos de mamí- '.~


feros pertenecientes a la época Terciaria. Ni en Alema-
nia, ni en ningún punto de la Europa Central, aparecen
tales elementos, de lo que se ha deducido con fundamento las
migraciones primitivas por el lado dicho y no por el de Asia.
Aparece así que, desde la aurora de la humanidad, quedó
abierta la via para las sucesivas invasiones de la cultura.
"La elevación del espíritu del hombre de la antigua edad
de piedra, no puede trazarse confinua damente en una sola ra-
za, porque las razas fueron cambiando; como al presente, una
raza reemplazó a otra, o dos razas vivían una al lado de la
otra. La súbita aparición en Europa, a lo menos 25.000 años
hace, de una raza humana con alto poder cerebral y habilidad, La formación dc los mares se amplifica consecutivamente al
no fué un salto hacia adelante sino el efecto de un largo proce- hundimiento de las tierras
so de evolución. Cuando la arqueología prehistórica del Este
En resumen, la evolución efectuada por la tierra coru-
de Europa y de Asia se investigue, podremos obtener informes
prende hasta hoy cinco etapas:
sobre este desarrollo an teceden te." (Osborn).
1Q-La Agnostozoica, que fué como la base del conglome-
Como se ha visto de las épocas descritas, en la Era Agnos-
rado cósmico.
tozoica, Primaria y Secundaria todo se redujo a la formación
geológica, como si dijéramos a la preparación del terreno 2 -La
Q Paleozoica o Primaria, en la cual comienzan el
donde debía actuar un factor originario, capaz de llegar por desarrollo de la vida y las grandes transformaciones geográ-
el proceso evolutivo del tiempo a transformarse en produc- ficas por los cataclismos
to de selección. (3) 3 -La Mesozoica o Secundaria,
Q que afianza la evolución
ya <efectuada.
(3) Si en Ia apreciación o estudio de las distintas teorías que
quieren expli car ,el origen y formación del Universo, nos remontamos
hasta la Mitología o las religiones que han regido los destinos espiritua- dada la crcacion de la nueva humanidad a Noé y sus hijos. no hay que
les del mundo, encorstrar-cmos que esas teorías no han sido estableci- buscar otro origen a las diferentes razas. Viene a propósito el referir
das sobre la base sólida de un conocimiento cien tífico perfecto. Si ca- UI1IU anécdota de un níño de seis años, en quien advierto con frecuen-
tólicos, protestantes y hebreos tenemos la candidez de creer que el cia una precocidad poco común. En contestación a una de sus habí-
mundo fué hecho en seis días y que Adán y Eva fueron nuestros pri- . tuales preguntas, cxplicábale, cierto día, el proceso del Diluvio, de
meros padres, quizá sería lo más práctico no nver-tir tiempo
í ni es- acuerdo con el dogma, y al decirle que Sern, Cam y Jafet fueron los pa-
fuerzo en estas disquisidones de orden cosmogó n ien. Y si aceptamos dres de los habitantes de Asia, Afr ica y Europa, me 'interrogó de im-
el otro dato bíblico de que después del Diluvio Universal fué en comen- proviso: "¿Y nosotros los americanos, de quién descendemos?" ....
/
\

2H RAFAEL REQUENA ~~~~0~~~~~0~~<S>~~~~~~

4 -La Neozoica O Terciaria, con caracteres ya más defi-


Q

nidos, que han dado motivo a hacer de ella cuatro divisiories :


Eoceno y Oligoceno, que forman el Paleógeno o Terciario an-
tiguo; y Mioceno y Plioceno, Terciario nuevo o N eógeno; y

·(-~~¡~l
t •..••••• t' 1..,

c(:¿.
'(1 's.:~~"
CAPITULO II

ATLANTIDA

"Sólo empezamos ahora a comprender


el pasado; hace' cien añ os el mundo no
sabía nada de Porn pcya o Hcrculnn o ; na-
da rIel lazo lingüístico que une las na-
dones in d o-e uropeas ; nada de la signifi-
ea ci ón del vasto número de inscripciones
sobre las tumbas y templos de Egipto;
n a da del significado de los textos cun ei-
Iormcs de Babi lon ia ; nada de las ci vil i-
zncio ucs maravillosas revcladr s en los
restos de Yucatán, :\'Iéjico y Perú. Esta-
mos en el vcst íbulo. La invostigar-ión
cientíFica avanza con pasos de gigante.
¿Quién puede asegurar que dentro de
Accutúasc la expansión de los mares y la formación de los cien años, los grandes museos del mun-
continentes y gr-andes islas do no csl n adornados
é con jOY:1s. esta-
tuas, armns e i n stru m cn tos de la Atlán-
tida, mientras que las bibliotecas conten-
gan la traducción de sus inscripciones,
59-La Aniro pozoica o Cuaiernaria, en la cual ya es in- arr-ojando u n a nueva luz sobre 1:1 pasada
discutible la presencia del hombre. historin de la especie hUIl1:1I1.a, y sobrc
todos los grandes problcmas que actual-
Es muy probable que estemos presenciando los últimos mente tienen perplejos a los pcnsadorcs ?"
períodos de la época cuaternaria o que ya estemos en los al- DO:\':\'ELLY.-Atlantis, pág. 480.
bores de la que se llamará quinquenaria.
1
Exacta o no esta teoría de la formación de la tierra, ver-
dad o leyenda la genealogía de la especie humana, lo cierto es Fruto de una maravillosa fantasía o evidente testimonio
que ellas responden al constante afán en que nos agitamos des- de un hecho comprobado, la Atlántida de Platón será siempre
de hace milenios por saber de dónde venimos, quiénes somos un tema de interesantes circunstancias que atrae y fascina, se-
y a dónde vamos. í'íaladamente a quienes, dotados de un espíritu investigador,
2H n .\ F .\ E L n E Q 1.; E x A
V E S T 1 G lOS o E L..I. ..1.T L A N T IDA 29
gustan de penetrar cn los más intrincados laberintos históri-
cos para descntraña r verdades y descifrar cnigmas.
Pero lo que escapa a toda negación o duda, porque está
La ex istcnci a de un Continente con ser-es de civilización bajo el dominio de los sentidos, son los monumentos que nos
extraordinaria, flor de una raza estupenda, que quiz ás fuera dejaron las civilizaciones ya desaparccidas. Ellos vienen dán-
la primera que pobló el o rhc, es motivo de serias rcf'lcx ion cs donas cada día ideas más precisas sobre los hombres que se
y de estudios dignos de acuciosi du d c icn l iticu. nos adelantaron en la vida, y de los cuales heredamos, junto
Un denso velo ha cubierto la verdad de lo pasado. Con- con células, átomos y glóbulos, virtudes y defectos, vicios e
jeturas más o menos lúcidas, hipótesis más o menos aceptables idiosincrasias.
han trabajado el cerebro de los hombres de todos los tiempos,
sin que hayan podido «la rsc cuenta exacta de los hechos. Co- EXTSTEXCTA y SITC.-\CTOX DE LA ATL.-\XTIDA
mo en el campo de las suposiciones todo cabe, la imaginación
ha abierto sus fuentes a toda suerte de interpretaciones sobre
II
esos acontecimientos rodeados del más profundo misterio. De
vez en cuando un pequeño vestigio di la impresión
ó de ser el
Por las investigaciones que se han hecho acerca de la
eslabón buscado, la clave del enigma con tanto interés perse-
existencia de la Atlántida, se prcsume que loda la extensión
guida; pero no habiendo rcs isti do el análisis de la crítica, fué
que hoy ocupa el Océano Atlántico f ué una inmensa isla o
desechado al fin, por no lograrsc con él la comprobación de
Continente en comunicación con Africa y Arn órir-n. De los
ninguna verdad.
sondeos practicados por marinos inglescs y norlcamericanos,
Siempre infantil, por Vle.J:.1 que sea, la humanidad YÍYC aparece que el Continente se cxtcndia "desde un punto algu-
ansiosa de lo nuevo, y gusta de oír lo mismo las ficciones de nos grados al Este de Islandia hasl a poco más o menos el
la Fábula que las enseñanzas de la Historia. No está nunca sitio que hoy ocupa la ciudad capital de la República del Bra-
segura de la verdad, porque toda existencia es relativa: todo sil, y desde Tejas, cuyo territorio comprendía, así como el
puede ser o no ser. Y de esta incertidumbre emana el dere- Golfo Mejicano y los Estados Xlcridionnlcs y Orientalcs de
cho de creer o negar. América hasta el Labrador inclusive, se alargaba hasta las Is-
las británicas, Escocia -e Irlanda, y una pequeña porción del
La Historia es, casi siempre, una sucesión de hechos re-
Norte de Inglaterra formaba 11110 de sus promontorios, micn-
feridos según el criterio o conveniencia de cada narrador. R~-
tras sus tierras ecuatoriales abarcaban el Brasil y toda la ex-
lata Sir \\'alter Halciglr, que encontrándose prisionero en la
tensión del océano hasta la Costa de Oro en Africa."
Torre de Londres y ocupado en escribir una Historia Univer-
sal, ocurrió en la calle un hecho de sangre que él pudo pre- Ese continente, Atlántic1a del texto platónico, se supo-
senciar desde la ventana de su prisión. Al día siguiente co- ne que existió hace más de un millón de años y que lo po-
menzaron a circular mil versiones, en las que cada cual ex- blaban razas rojas, amarillas, blancas y negras, las cuales
plicaba el suceso a su manera. Ralcigh, testigo ocular del acon- alcanzaron una civilización más adelantada que la de los pue-
tecimiento, se dió cuenta de que nadie lo rcfería conforme a la blos de Orientc. Oigamos, desde luego, el clásico relato de
realidad, y, decepcionado, echó al fu-ego sus manuscritos, pen- Platón extr-aído de uno de los diálogos del Timeo,
sando que los hechos referidos en su Historia serían, del mis-
mo modo, ficciones populares que él mismo había aceptado co- "Escucha, Sócr ates, dijo Critias, una historia admirable,
mo ciertas en sus textos de estudio y de consulta. pero muy verdadera que contaba Solón, el más excelso de los
Siete Sabios.
YESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA ;11
30 RAFAEL REQUENA

sobreviven a esta calamidad se ven privados del auxilio de las


"Hay en Egipto un país llamado Delta cercado entre los
letras y de las musas. Os parecéis a los niños ignorantes y sin
bordes del Ni lo ; en el Delta se encuentra una ciudad llamada
experiencia que no saben nada de las cosas ya pasadas, por-
Sais que tuvo por rey a Am asis. Esta ci udad reconoce como
que ]0 que acabáis de contarme de vuestras historias no es en
fundadora a una diosa que los egipcios llamaban Neithes y los
cierto modo, Salón, sino fábulas propias para distraer a los
griegos Atenea. Los saitios son grandes amigos de nuestros
niños. Primero no recordáis sino una sola inundación, cuando
ateneos y se envanecen de tener el mismo origen que ellos.
tantas otras la han precedido. Luego, ignoráis el origen de
Salón nos dice que fué recibido en esta ciudad de una mane-
vuestros antepasados, esa raza excelente e ilustre de la cual sa-
ra muy honorable. El se informó con los sacerdotes más sa-
lieron los ateneos, frágil rama CJW~ sobrevivió al desastre uni-
bios de las tradiciones antiguas y reconoció por lo que ellos
versal. No conocéis este origen ahora, porque a los que sobre-
le contaban que ni él, Salón, ni ninguno de los griegos, tenían
el más mínimo conocimiento de la antigüedad." vivieron al diluvio y sus descendientes, durante muchos años
les ha faltado la ayuda de las letras.
Entonces el más sabio de los sacerdotes dijo: "No habéis
conservado ningún recuerdo de los siglos ya pasados, no po- "Antes de este diluvio tan desastroso vuestra ciudad, oh
seéis ningún conocimiento de los primeros tiempos. Esta ig- Salón! florecía ya rica y poderosa; sus leyes eran sabias, las
norancia viene de las mortandades y destrucciones que ha su- más bellas obras habían sido escritas allí por los sabios, cuyo
frido vuestra nación. Las más grandes han sido producidas renombre, de unos y otros, ha llegado hasta nosotros con-
necesariamen te por las conflagraciones súbitas o por las inun- servando su recuerdo."
daciones generales; las más pequeñas por mil otras calami-
dades, pues lo que contais en medio de vosotros de Phaetón, Entonces, Salón, lleno de admiración, rogó a los sacerdo-
hijo del Sol, que montado en el carro de su padre y no sien- tes de Sais que le enseñaran las obras de sus antepasados. Un
do hábil para dirigirlo puso fuego a la superficie de la tierra, .sacerdote le dió esta contestación: "Los celos, oh Salón, no
y fué el mismo víctima de los fuegos celestes, por fabuloso nos impedirán de hacéroslas conocer, os las enseñaremos de
que esto os parezca, debe sin embargo considerarse como .buena gana en consideración vuestra y de vuestra patria. Pero
verdadero. demos gracias antes que nada a la diosa, augusta fundadora
de vuestra ciudad y rle la nuestra: ella fundó vuestra ciudad
"Porque sucede después de largos intervalos cierta per- y la estableció mil años antes de fundar a Sais, ayudada por
turbación de los movimientos celestes, a que las conflagra- la Tierra y por Vulcano. En cuanto a nosotros, nuestros libros
ciones generales siguen necesariamente. Entonces los que vi- ·sagrados contienen nuestra historia durante un periodo de
ven en los sitios más elevados y áridos, perecen en mayor nú- :8,000 años, Os vaya señalar brevemente, oh Salón, las accio-
mero que los que están vecinos al mar. nes gloriosas e instituciones útiles de esta larga serie de siglos.
"Cuando los dioses juzgan a propósito purificar la tierra
"Considerad primero, cómo las leyes de los ateneos son
con un diluvio, los pueblos pastores que viven en las monta-
parecidas a las 11 ues tras. . .. Muchos de los acontecimientos
ñas evitan el peligro, pero nuestras ciudades situadas en los
.gloriosos para vuestra ciudad están inscritos sobre nuestros
llanos son arrastradas por los ríos desbordados y furiosos ....
monumentos, en nuestros libros sagrados; pero hay uno que
Vosotros, al igual que los otros pueblos, escribís bien los he-
sobresale entre todos por su brillo y por el valor que desple-
chos y últimos acontecimientos, los grabáis sobre monumen-
garon vuestros antepasados. Se dice que vuestra ciudad re-
tos, pero en los tiempos marcados por los dioses viene una
sistió en otro tiempo a tropas de innumerables enemigos que
inundación que acaba con el país de tal manera que los que
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 3:1
32 RAFAEL REQUENA

vinieron del mar Atlántico e invadieron casi al mismo tiempo to y del otro lado habían ocupado parte de Europa al OCCI-
Europa y Asia, porque en aquel entonces nuestro mar era fá- dente del Mar Tirreno.
cil de atravesar. En su desembocadura hacia el lugar que lla- "Sus fuerzas todas reunidas invadieron vuestro país y el
máis las Columnas de Hércules, estaba una isla más grande nuestro también, oh Solón, y en una palabra, todo lo que está
que la Libia y Asia reunidas. Por esta isla se podía ir fácilmen- del lado acá de Las Columnas de Hércules.
te a otras islas cercanas y por medio de estas islas a las tierras "Entonces Atenas se mostró por el valor de sus habitan-
que estaban frente y vecinas al mar. Lo que está del lado acá tes superior a las otras ciudades y los otros pueblos. Su valor
del estrecho de que hablamos parece un gran puerto cuya en- y su habilidad en la guerra brillaron con vivo resplandor. Ya
trada sería estrecha; pero es un verdadero mar y la tierra que unida a los otros griegos, ya sola y aislada por la cobardía
la rodea es un verdadero continente. de los pueblos vecinos por lo cual tuvo que atenerse a sus pro-
pias fuerzas, fué reducida a la última extremidad, pero pron-
to se levantó, venció a sus enemigos y devolvió a sus aliados
el bien precioso de la libertad.
"Poco tiempo después de un terrible terremoto unido a
un diluvio producido por una lluvia torr-encial y continua du-
rante un día y una noche, entreabrióse la tierra que se tragó
a todos vuestros guerreros; y la Atlántida desapareció bajo
el mar. Es por eso por lo que desde entonces este ms r se ha
vuelto impracticable para los navegantes a causa de los res-
tos de la isla sumergida. Tal es, Sócrates, el resumen de lo que
mi bisabuelo decia haber aprendido de Solón."
Sócrates le respondió: "Importa mucho ver lo que tú aca-
bas de decir, no como una fábula inventada por nosotros, sino
como verdadera historia".
Ante el número de los testimonios de Platón, que predo-
minan acerca de la noticia de una isla enigmática llamada
Atlántida, es apenas creíble que la información de los anti-
guos respecto de la situación geográfica sea considerada ab-
solutamente como una fábula. En dos de sus diálogos, en el
Primitiva concepción de la Atlántida. La Isla de Poseidon Timeo y en Critias, Platón nos inspira confianza acerca de su
relato sobre la Atlántida.
"En la isla Atlántida reinaban reyes de un poder formi- De imaginarse es lo que confiaron los sacerdotes egip-
dable que se extendía sobre la isla entera, sobre otras islas cios de Sais al filósofo griego, seis siglos antes de nuestra éra.
y sobre la mayor parte del continente. Dominaban, además, Solón no sólo supo del brillo cultural heleno ocho o nueve
sobre las tierras que están hoy en poder nuestro, puesto que mil años antes semej ante al antiquísimo egipcio, sino también
de un lado habían conquistado esta tercera parte del mundo, del de un Imperio o Reino de una Isla capaz de someter toda
llamada la Libia, y llevaban sus límites hasta cerca de Egip- Europa y Asia desde el Océano Atlántico.
3-! HAFAEL HEQUEKA
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 35

No se le ocultó tampoco que el llamado Imperio de la


"del lado acá del mar hasta las Hiperbóreas, en número de
Atlántida extendió su poderío por la Lihia y las costas del Mar
diez millones."
Tirreno. Como éste sobrepasaba de las Columnas de Hércu-
les, esto es, del Estrecho de Gibraltar, y extendía su grandeza Adolphe Saísset, comentador de esta tradición, afirma que
por la dilatada Isla Atlántida,el Asia menor y la Libia, posible Sileno conocía los usos y costumbres de la América, porque de
le fué alcanzar las varias islas circunvecinas y el Continente Nysos, su país, se podía comunicar con el Continente que Co-
(llamado hoy América). Del relato platónico se desprenden, lón descubrió más tarde. "Entre la América y el antiguo Mun-
además, noticias de invasiones atlántidas a Grecia y extendi- do"-agrega-"dcbían existir islas dispuestas de tal modo que
das a Europa y Asia, de cuyos hechos guerreros quedó constan- se encontrasen establecidas comunicaciones de la una a la otra,
cia en los libros sagrados de los egipcios. Sin duda del cho-
que de la cultura atlá ntida con la helcnica, ésta dejó edificada
en la leyenda como castigo de los invasores la destrucción de
la Atlántida por mano de los dioses. En la leyenda egipcia
desempeñan también su papel los mitos astralcs.

Al través de los siglos el criterio aplicado al relato de Pla-


tón ha vacilado entre dos polos: referencia de una verdad;
parto de una fantasía. La siguiente explicación de Schleicr-
macher sitúa la contención de las opiniones en una vía deduc-
·tiva al concluir así: "pero a pesar de que para Platón fuese
una fábula la Atlántida, anticipó miticamcnte lo que más tar-
de ha aparecido bajo una forma científica."

Más que la tradición platoniana, la del griego Filostrato


s'e relaciona con la América; ella está contenida en diálogos
del frigio Silcno con el rey Midas. Decía Silcno que Europa,
Asia y Africa no eran sino islas que rodeaba el océano; que
había una tierra firme más allá de este globo cuya grandeza
era desmesurada, casi como infinita; que en el enorme conti-
nente de que hablaba se encontraba un pais de gigantes, lleno Islas entre Europa y América
de bellas y grandes ciudades y pueblos compuestos de gentes,
las unas pacíficas y sedentarias, las otras belicosas y crueles, y que "Sileno en la tradición trasmitida y no inventada por
con el escudo siempre al hombro y rara vez murien do en otra Filostrato, pudiese así describir los usos y las costumbres de
.parte que no fuera el campo de batalla. Agregaba "que los una América pre-colombiana."
.habitantes de aquella tierra poseían oro en tanta abundancia Además de la descripción, ya citada, de Platón, que es in-
que se tenia en menor estimación que el hierro entre nos- discutiblemente quien tiene la mayor autoridad en la materia,
otros"; que dichos habitantes en cuyo país había tanto oro (in- Proclo hace la cita de un antiguo escritor relativa a las islas del
dicación de América) se habían esforzado a veces en alcanzar mar que están del otro lado de las Columnas de Hércules (Es-
las islas referidas (Europa, Asia, Africa) y que habían llegado trecho de Gibraltar) y dice: "los habitantes de una de ellas te-
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA :\7
3/'
.) RAFAEL REQUENA

t ida, que .durante un largo período ej erció soberanía sobre las


nian la tradición de una isla muy extensa llamada Atlántida,
pequeñas" .
que por mucho tiempo dominó sobre las demás «le aquel
océano"; y además, nos refiere que Crantor, quien vivió tres Diodoro Sículo refiere que los fenicios descubrieron "una
siglos después de Salón, había podido ver, en compañía de los gran isla en el Océano Atlántico, más allá de las Columnas
sacerdotes de Saís, estelas cubiertas de inscripciones egipcias
que contaban la historia de la Atlánti da y de los pueblos que
la habían habitado durante siglos. Esta referencia corrobora
el relato del filósofo griego.

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Continente sumergido del cual Iorrnaba n parte España, las


Canarias, ete.

Theopompo (400 años antes de la Era Cristiana) daba


noticias de "la entrevista del Rey de Egipto y Silcno en que
el último hacía referencia a un gran continente más allá del
Atlántico, de mayor extensión que Asia, Europa y Libia
juntos", como ya hemos visto.
:\1arc.elo habla de "siete islas del Atlántico cuyos habitan- Sistemas dr montañas sumergidas paralelamente al Aírica, según
tes conservaban memoria de otra isla mucho mayor, la Atlán- el Abate Morcux
38 RAFAEL REQUENA
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA UD
de Hércules, a algunos días de navegación de las costas de
"Oviedo CIl su Historia de las Indias en 1606 pensaba, co-
Africa".
mo Colón, que las Nuevas Indias eran las Islas Hespérides que
Platón, como ya hemos visto en el Timeo, dice de "un in- Statius Sebosus colocaba a 40 días de navegación, que "Hes-
menso poder guerrero, que, lanzándose desde el Mar Atlán- perus" 120 rey de España, hermano de Atlas; gobernaba a la
tico, se extendió con furia por toda Europa y Asia (1) pues vez las Nuevas Indias y la Península hespéride o ibérica 1658
por este tiempo aquel océano era navegable y había el! él una años antes de nuestra éra, de suerte que por el descubrimiento
isla frente a la desembocadura que llamáis Columnas de de Colón la justicia divina sólo hacía que España reivindicase
Hércules. Pero esta isla era más grande que la Libia y el sus antiguos derechos."
Asia juntas, y daba fácil acceso a otras islas vecinas, siendo
igualmente fácil pasar de estas últimas a todos los continen-
tes que baña el Mar Atlántico".

Numerosos informes y deducciones pueden citarse en re-


lación con la Atlántida y la América. "Establecido está-nos
dice Berlioux, Catedrático de geografía antigua de la Univer-
sidad de Lyon-que en una época lejana las caravanas pro-
cedentes de Menfis o de Tebas se encontraban en Ccrne (ca-
pital de los atlantes de Africa) con las flotas que llegaban de
tierras americanas. De un extremo al otro de esta larga vía,
u na de las más bellas del Uni verso, existía una corriente de
cambios .... Un día la corriente se detuvo y la vía quedó ce-
rrada por largos siglos. Tan ruinoso fin llegó a consecuencia
de una guerra terrible que derribó el imperio de los atlantes
y de una revolución geológica que desoló al país entero".

"Cuando el gran Cristóbal Colón se embriagaba de ensue-


ños en el Edén de las Islas Canarias, complaciasc en meditar
sobre el texto del Critias de Platón-dicen sus biógrafos ....
y más lejos que la sumergida Atlántida presentía el continente r dolilIos de barro cocido, rojo
olvidado enque el pueblo del bronce y del sol había fundado
algunas de sus más poderosas colonias. ¿Fué Colón en sus Las islas Canarias, Madera y Azores no son más que los
sueños acerca del Critias, en las propias islas atlánticas, el picos culminantes de un sistema sumergido de montañas que
primero que encontró en América la Atlántida perdida de corre paralelamente a Africa de Xorte a Sur, y que en un tiem-
Platón?" (L'Allanlide)-Roger Dévigne-1931. po estuvo unido al Continente.

De este mismo autor tomamos las siguientes citas: Bory de Saint- Vincent levantó una carta ideal de la Atlán-
tida, en la cual figuraban todas esas islas actualmente disemi-
(1) Seguramente se refiere a una de las primeras invasiones de nadas en el Atlántico como formando parte del mismo grupo
los al lantes al Continente Oriental. de rnontafias. Humboldt, en su Voyage aux réqions équinoxia-
40 HAFAEL HEQUEl\A VESTIGIOS DE LA ATL~NTIDA 41

les du nouveau continenl considera esta suposición como muy las Antillas y, en fin, de América, que los fenicios habían des-
verosímil. cubierto.

Berthelot tHistoire des Canaries) afirma de modo positivo Hornius en su libro sobre los orígenes de las naciones de
que las fuerzas volcánicas han separado todas esas islas; y América, aseguró que la Atlántida formaba parte de la Amé-
I

Bourguignat tExploration scienlijique c/u Nord de l'A{rique) rica; y también Jonás Bircherodius en su tratado sobre El
ha demostrado que en otros tiempos, no sólo no existía el es- Mundo llamado sin razón Nuevo.
trecho de Gibraltar y España estaba unida al Continente afri- Bailly d'Engel, en sus libros aparecidos en 1777 bajo el tí-
cano como Sicilia a Túnez, sino que las Canarias, las Azores y tulo ¡,Cuándo y cómo la América [ué poblada de hombres y
las islas Madera también formaban parte de ese continente.

Idolillos de barro cocido, rojo


Idolillos de barro cocido, rojo

La antigua conexión entre Irlanda y España fué demos-


trada por E. Torbes, y Darwin dice que el mismo Torbes pre- animales? declara que hubo un tiempo en que los reyes tolte-
tende que todas las islas del Atlántico deben haber estado en eas o mayas de la Atlántida habían extendido su dominio so-
conexión con Europa y con Africa; y América con Europa bre la Libia y España.
(Darwin: Origine des espécesy.
"Forzoso es aceptar-dice Scherer-o que la isla Atlán-
Para Scherer, la Isla Atlántida desaparecida, de que ha- tida ha sido una ficción, o que ella ha estado en América. Los
blan los sacerdotes de Saís y que evoca Platón, está seguida de autores antiguos nos hablan, por otra parte, de un país occi-
ü RAFAEL nEQUENA V E S T 1 G J O S DEL A A T L A N T 1 D A 43

dental que los Cartagineses miraban como una retirada en


casos desgraciados."

Brasseur de Bourbourg atribuía una particularísima im-


portancia a la historia de las Antillas (*) en la resolución del
problema atlántico. Ahora bien, Babcock, en Atlatitis and
Antilia, estima que Auiilia había sido el nombre de la Amé-
rica primitiva y de la Atlántida.

Alrededor de este nombre de Anlilia gira la idea del pri-


mitivo Continente eoccno que se supone, por datos de la geo-
logía, estaba situado 'en medio del Atlántico, entre Europa, <il
'0..
Africa y América, haciendo fácil la comunicación recíproca
~
de estos países. Fraccionado por repetidos cataclismos, queda- ¡::
o
ron como partes flotantes las altas mesetas que constituyen la Vl
O.l
tradicional Atlántida en el extremo Norte y, en la parte media, '@
los altos picos que recibirían después el nombre de Antillas. '0
.~
...
""'
O.l
La hipótesis de Antilia es la siguientc : A
~
Vl

De acuerdo con datos revelados por la geología, debió Vl


o
existir un Continente medio en 'el Océano Atlántico que fué
disgregado por los cataclismos de fines de la época terciaria.
Este Continente unía por istmos extremos a Europa, Africa y
-
'0;'
¡::
.3
...
cO
C\S
América; caso este que se parangona con la hipótesis de la A
Vl
Lem uria, Continente que se supone de situación opuesta en la .3
parte austral del Océano Pacifico, que relacionaba al Africa y
.~
':::l
o
a Australia con la América del Sur. Lo que la tradición de- ~
nominó Atlántida fué la parte mayor del Continente hundido
que quedó a flote en la dirección del Noreste. En el Sur, don-
de las aguas cubrieron la mayor parte de las tierras haciendo
alejar la Atlántida de la costa americana, los hahitantcs que
sobrevivieron encontraron refugio en la misma costa, quedan- ,.
do a salvo en tierr-a firme. La catástrofe separó así elementos
de un mismo origen etnológico que siguieron distintos carni- ~
11

(*) Pedro Vermigli. eruddto teólogo italiano riel siglo XVI. llama-
do también Pedro "Már-tir", fué el primero que denominó Antillas a las
islas descubiertas por Colón.
±-1- RAFAEL REQUENA
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA "*5

nos en su vida; Atlántida, predilecta hija de la fortuna, apa-


rece entre las brumas del mito religioso como lote que, en la
distribución del mundo conocido efectuada por los dioses, to-
cara a Poseidón, deidad del mar. Este y sus descendientes
fundaron allí un imperio poderoso que se extendió sobre un ~
gran número de islas y aun "más acá del estrecho hasta el
r-> V <,"'-",,' ]
/~~QO ~ li.;
Egipto y el Mar Tirrcno", como reza la tradición platoniana. ()"C:S 000
o'..l o ~ o o
Este imperio, de gran organización política, militar y maríti-

I
ma, iría más tarde a extender hasta los confines de la tierra
las influencias de su cultura. '~~Ooo~
Al depurar la tradición, poniendo «le lado los aspectos mí-
flliw ~ ~0~
.~oooo~
JJ]
ticos que la embellecen, de su fondo aparece la realidad de la ]
existencia de un poder insular que por invasiones dejó hue- o.
llas de sus pasos en distintas comarcas del mundo. Muy pro- = =
11J,;/
-Y) = _
o
0
0°0

00 ~~o
O o c,¡

bable es que corr-ieran muchos siglos para que la Atlántida ---J -=> - OO . ¡:;:

LW
0°0
= \\\\ - ~Oo°%J
O)

</J
adquiriera semej ante desarrollo por la formación de un carác- O)

C;;
ter propio, y a favor quizá de influencias en sus relaciones '<3
con pueblos vecinos de Europa y Af'rica, hasta llegar a ser "-
'o."'
<::>
el país irradiador de civilización y de cultura de que habla ;::l
la tradición. </J

</J
O)

'C:;
Diferentes fueron la suerte y el desarrollo de los primiti- ;::l
.•...
vos habitantes del Continente hundido que se refugiaron en ~
~
la costa americana. Errantes en desconocidas tierras, separa- ;..
C<l
o.
dos del contacto con la isla afortunada, por siglos hubieron de
permanecer en el aislamiento y el atraso. Vivieron en conti- '"o
nuada edad de piedra, situación en que se mantuvieron algu- "1:1
o
nos de ellos, quizá por su alejamiento de los puntos de Amé- ~
rica a los que se dirigieron las corrientes invasoras de la
Atlántida.

De esta relación sucinta, que es la esencia de la hipóte-


sis del Continente medio del Atlántico, bautizado con el nom-
-
bre de Antilia, puede deducirse en interés de la etnología el
mantenimiento de un origen común de las partes separadas por
las catástrofes terciaria y cuaternaria, tan sólo diferenciadas
por manifestaciones de grado en su desarrollo; como también
la conclusión de que por haber permanecido estacionario el
V E S T 1 G lOS DEL A A T L Á N T 1 D A 47
..
Hi RAFAEL HEQUEN"A

elernento racial que quedó en América, libre de las influen-


cias que hicieron evolucionar al de la Atlán tida, pueda con-
siderarse como el tipo más puro del primitivo autóctono.

Las siguientes citas se relacionan con este mismo asunto:

M..de Lapparcnt, en 1906, admite que una cadena de islas !


atlánticas haya podido unir las Antillas al mundo mediLe-
,~J \~

-
rráneo.
C. Malte-Brun, «lesdc 1819, anotaba la tradición según la ~

-
cual pudieron tener efecto migraciones del Aztlan (o Atlán- ~:\
, ~
tida) en América.
Los azlecas llamaban al agua Ati y era una de sus di vi-
<$1
nidades. Refiere el cronista español García ("Origen de los
Indios") que la región por don de aguardaron los aztecas a
su gran legislador Quetzalcoatl la situaban al Este, región
donde indicó Platón que estuvo la sumergida AtIántida. Al
ver la abundancia de nombres rematados por atl y con las con-
sonantes t, 1, mudas o líquidas, supone aquel autor que los
primitivos fundadores de Méjico llegaron por las costas .del
Oriente, y que la abundancia de da sílaba ail indica el origen
común con los pobladores de la Atlántida ,de Platón.
Unger (Die oersunlcene lnsel Atlanlisv y Heer (Flora ler- .'
--,..
tiaria Heluetise¡ guiados por las analogías de las floras, afir- ~~
man la existencia de nn ConLinente terciario sumergido ac- ~
tualmente 'en el Atlún tieo, única explicación imaginablc para
el por qué de la analogia entre la flora miocena de Europa,
;"
,,~
la actnal de América oriental y la terciaria de Grocnlandia,
del Mackcnzic, de Islandia y de Spitzberg.
"La zoología, la botánica y la paleontología confirman,
I
t'f
pues, y de una manera decisiva, la existencia de antiguas tie- ~
rras actualmente sumergidas en el Atlántico, que en épocas
pasadas facilitaban las comunicaciones entre ambos conti-
nentes.
"Un cambio tan profundo el que debe de haber cxi-
C0l110
jido la sumersión de la Atlánti da no es, por otra parte, impo-
Collares de conchas marinas encontradas en las urnas funerarias
de los "Ccrr itos" del Tacarigua.
48 RAFAEL REQUE:\'"A
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 4()

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•...
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cO

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Collar de conchas marinas dc In gruta de Cro- cO
::l
'1agnon, semejante a los hallados en los "Cerr i- ::;
tos" del Lago de Tacar-igua. Tomado del libro .J::
Men o] ilie Old Slone age, de Fnirf'ieid Osbor n. cO

~
o
sible, geológicamente hablando. Por el contrario, La geología ::l
o
nos demuestra que tales cambios en la posición respectiva de o
las tierras y las aguas se verifican actualmente a nuestra vista, CJl
o
CJl
aunque de una manera lenta y gradual. cO

>
"Las islas de Margarita, Tortuga, Coche, Sola, Testigos y
demás de la costa de Venezuela, presen tan el aspecto de una
tierra sumergida, y son además de la misma constitución geo-
lógica que la costa, lo que prueba que en un tiempo estuvie-
ron unidas al continente." (Ameghino).

4
50 RAFAEL l\EQUE~A
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA
51

Pipas para fumar

Esas acumulaciones sólo pueden haber sido producidas por


grandes ríos como el Orinoco y el Mississippi, que en otro tiem-
po conducían, sin duda, el caudal de sus aguas más lejos al
Atlántico del otro lado de las Antillas.

"Toda la costa de Nueva Granada, Venezuela y Guayanas


presenta indicios evidentes de una invasión de las aguas del
Urna funcraria
mar. Desde la época del descubrimiento, Colón ya había no-
"El archipiélago que comienza con las islas de Trinidad, tado que la Trinidad e islas adyacentes debieron en un tiem-
Tobago y Granada y se prolonga en semicírculo desde Puerto po formar parte del Continente." (Carta a los reyes de España,
-en la colección Navarrete).
Rico al cabo Catoche, en Yucatán, pasando por Cuba y Haití,
marca una cordillera submarina, de la cual no serían las islas Mi opinión es que el Archipiélago antillano formaba en
más que sus picos culminantes (GaffareL-Elude sur les rap- primitivos tiempos un solo cuerpo con la tierra firme de la
ports de l'Amerique el de l'uncieti continetit), parte Norte de nuestra América. Las islas que lo componen
"Por otra parte, las islas de Cuba, Haití, Puerto Rico, etc., quedan como restos visihles de esa unidad en lo que sobre-
presentan grandes depósitos de terreno de transporte comple- salen de la parte cubierta por las aguas. En algunas de ellas,
tamente idéntico al que cubre las llanuras del continente y volcanes que se creían apagados han ocasionado catástrofes,
contiene desdentados fósiles de la familia de los Megatéridos. que ha presenciado nuestro tiempo, y que dan nota de que
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 53
nAf'AEL I\EQUENA
5~

aún los combinados elementos que produjeron el hundim icn-


lo de sus partes bajas laboran sordamente en el úrea interior
en que se asientan. Temblores de tierra localizados en dcícr-
minada parte como en Cumuná. desde hace muchos años, y "los
fenómcnos observa dos cr: el Golfo de Cn riaco, prohahklllcn-
le de origen p lutó nico, pueden relacionarse con la p ri m i l iva
formación general que, si bien camhió de repente en la su- '"
pcrf'icie, perlllaneCe todavía la misma con sus caracleres con- ~
'"o
vulsivos y sus ignoradas fallas en la dcp rcsi ón oculta por las
aguas. t
'">=-
La Pcnínsula de Paria, lcngun (LUC hunde su aguda pun- :r. c:
v:

ta en las ondas del Caribe que la rodean por todo su la- ~ .~


• >=
do ~orle, y cuya costa Sur se contempla en las mansas 2 .~
0: c:;
aguas de su Go lfo, unida debió estar a la isla de Trinidad '0 ()
rr. r.r:.
en el primitivo hl oq uc, como ha permanecido unida a ella :C.::
C,; :.r:.
por el fondo sul)lllarino. Basta echar una ojeada sobre el
~
'- Q

mapa para considerar muy verosímil esta h ipól csis en que - Q

la imaginación tienc la menor parte. Ademús, su fornlación '-''"o -


,..
c.. :=::::
aclu al ro m pc la línea regular de Costa Fi rm e que corre en la -c.• '-l
c-,; >
e:\JensiÓI~ de Venezuela, presentando una zona cst rcchu y -(!; '-(!;
v:
alargada, que, por estar casi to da rodeada por las aguas de r.r:. o
un mar y un golfo, y asentarse en punto de la corteza terres- ::: u

tre simpá ticu a toda clase de conmociones y trastornos, es


e -.
caso quc puede considerarse ('01110 precursor de futuros cu m- ~ :::
hios en nuestra costa Xor íc en la dirección de su firmeza. Fu- ('".¡

'"t:;:
::

nesto resullado de esos cambios serú, sin duda, la desapari- e ~


-c ~
ción de esa histórica PcnÍnsula sohrc cuya úrea, lentanH'11tc ()

minada por el furor de los elementos, cxtcu dcrú n su manto '",..


Q
v:
las aguas d cl Carihc ; arropando a la vez al no menos hi st ó- <:.¡
'-
o.
rico golfo, «le cuya mcmoriu apenas quede clnomllrc de Triste Q

p::;
con que lo designe') Colón al cxll'llder, desde él, su vista al ma-
cizo continental con que su hn z a ria de modcrno atlante CO!1l-
plctó la ro do n dcz del Xlu n do. (.)

('.) El Colf'o de Paria. ll.un ad o t.uub ióu Golf'o Triste, csí si t ua d o


ú

al Xncicní c del Golfo de Cariaco. l l um bol dt prollostieú que estos dos


VESTIGIOS DE LA ATLA.NT!OA 55
i'.í± RAFAEL HEQUENA

Tavcra Acosla en su obra "Río Negro, Reseña ctnográ-


f'ica, histórica y geográfica del Territorio Amazonas", nos da
la siguiente relación hipotética sobre la primitiva formación
americana:
"Toda esla región que hien pudiera llamarse "el cora-
zón de la América del Sur", parece haber sido en épocas re-
motas el lecho de un gran lago o mar de agua d ulcc, por las
visibles capas de aluvión y arenas que cubren estas llanuras,
en cuya superficie se alzan rela tivamente pocas serranías de <n
~
f'ormaci ón plu toniana. o
(3
o
"Y no sea quizás aventurada la hipótesis de que esa enor- Vl
o
me cantidad de agua debido a alguna conmoción seísmica o a Vl

3;>
otra fuerza cenlrífuga cualquiera «lostroz asc las rocas de las ;:¿j
sierras que le servían de muro, buscando una extensión más <.l
'1:l
amplia donde espaciarse; y que luego, en un descenso pro-
porcional, fuese quedando en los grandes canales que forman '"~
.::;
hoy el Amazonas, el Plata y el Orinoco, con sus respectivos a
-ee
afluentes, cuyas cuencas ha debido venir profundizal:do pau- ~
u
latinamente la erosión de las aguas, particularmente las de
los tres ríos madres. El hundimiento de la Atlánti da contri- en
o
(,)

buye poderosamente a la exactitud de la existencia de aquel .....


'-
gran mar Mediterráneo, cuyas orillas acaso limilarían por un :3
.~
.!:
lado parte de las costas occidentales de aquella isla más gran- Il.l

de que el Asia, y por el otro, las faldas orientales de las cum- '-P,
<n
bres andinas, que quizá formaban el extremo oriental del Il.l
';
Continente asiático. Verificada la sumersión, las aguas se a
....•
e
<:
golfos se Ul11rIal1, y hoy casi se está viendo que no muy tarde llegará a
cumplirse la prof'eu ia de aquel sabio naturalista, si no por el cerro de
Xapi rc o :\fapil'e que sirve de dique al de Paria. nuiz á por el Caño de
Gua ruúno que está inmediato al pueblo de El Pilar, un iéndose con
la laguna de Campoma, la cual se cc m u ni cu por una de sus partes COIl
el Golfo de Cariaco. Dela laguna de Cu m po ma ::11 Caño de Guaruú no y
Otl'OS cañ itos inmediatos sólo hay unos cerros pequeños de por medio,
como el Mu nrlo Xucvo, que hace ti e m uo se viene derrumbando, y
donde existe un pequeño volcán en n cti vidarl, en que hay partes donrle
no es posible pisar por ser tan calientes las aguas que queman .. Tam-
bién puede efectuarse la unión por la laguna de Putucual, tomando
por cauce los sitios de Botuco, Tierra Hueca, Casa nav, pertene-
cientes a Car iaco. Carúpauo quedaría aislado con partes de los Dis-
tritos Benitez y R ivero.
56 RAFAEL HEQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA ñ7

vaciaron rápidamente en el gigantesco precipicio formado


por lo que hoyes el Océano Atlántico, es decir, corrieron ha-
cia el Naciente; y desde luego empezaron a aparecer las se-
rranías situadas aquende la Cordillera de Los Andes y des-
pués, gradualmente, vinieron a quedar en seco los llanos de
Vl
San :Martín y Casanare: los terrenos planos de Bolivia, Brasil o
'0'
(Para-sil), Paranay y las Guayanas (Ua-iancu : las pampas Vl
o
argentinas; las sabanas del Meta, .dcl Apure (A¡)U/'i), del Guá-
rico (Uarico), las Mesas de Barcdona y las campiñas de Ma- '-'
'"O
c:l
turin, hasta los terrenos bajos del Delta del Orinoco. Y acaso E
fuera en esa época cuando se formaron los lagos Alpinos de '-
2
la Parima y de Santo Domingo, cerca de Barinas (la antigua ..:3
Varilla de los indios), por haber quedado depositada el agua
en las concavidades superiores de cerros elevados desde mil '"
'"O
::J
+'
hasta tres mil metros sobre el nivel actual del mar." ~
E
c:l
Aparte razones de carácter geológico, el inglés Spence en
c:lVl
_c:l
una serie de estudios acerca de su doctrina relativa a la Atlán- Q)~
tida, nos habla de distintas ondas de inmigración que fueron Vl'"O
'-'c:l
;> ()
hacia Europa, y expone la alta cultura que encontraron 'los '- (/)
-o
Vlc:l
conquistadores en América relativa a la colonización de la .0-
00;
Atlántida. En oposición a los pueblos indios y de negros, las '"O

nobles razas americanas mezcladas se desarrollaron en unión O'"


'"O
'03
de los atlantes con la cultura del viejo mundo. El acuerdo o
o
también de las tradiciones míticas y religiosas, entre otras las o
del diluvio y de las costumbres, la semejanza de las organiza- '-'-
c:l
.o
ciones civilizadoras y culturales, demuestran de raíz la influen- O)

cia colonizadora. '"O


Vl
o
e
Como argumento especial expone Spence, como el pri-
c:
mero, la aparición del banano en Centro América e Indias Oc- '-'
E!
cidentales, planta que no tiene semilla y que no soporta zona 3
templada, la cual no vino a América sino por obra e interpo- Vl
o
sición de una isla tropical. "O
'"O
'""'
A cita puede traerse también a Hórbiger, quien trata
acerca de las yerbas y algas que obstruían el Mar de Sargazo,
entre las Azores y las Antillas consideradas como restos de la
A tl 11ti da.
á

.."
'
."
lO
58 RAFAEL REQUENA
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 50

Digna es también de referencia y mención una inscrip-


ción de los Mayas, descifrada por Strath en Yucatán, en la cual
él cree encontrar una clara descripción del hundimiento de la
Atlántida. Según esta inscripción (reminiscencia de los mitos
astrales) un planeta rozó la tierra y destruyó la parte tocada,
lo que produjo ~J levantamiento de una nube de polvo que en-
volvió a la tierra en oscuridad durante dieciocho meses.
El célebre naturalista I3uffon en su Théorie de la Terre
dice, después de citar un pasaje del Timeo: "Esta antigua tra-
dición no carece en absoiuto de toda verosimilitud. Las tie-
rras absorbidas por las aguas son quizá las que j un taban a Ir-
landa a las Azores y éstas al continente de América; pues se
encuentran en Irlanda los mismos fósiles, Ios mismos cara-
coles y Ios mismos productos marinos que se encuentran en
América, .de los cuales algunos son diferentes a los que se ha-
o
llan en el resto de Europa."
.t3
La moderna ciencia al desligar de la catástrofe de la o
o
Atlántrda antiguos mitos astr alcs del relato platoniano ("per- o
turbaciones de los movimientos celestes, después de largos ...
s;
c:
,c
intervalos a que siguen necesariamente conflagracions gene- c:;
rales") así como también hipótesis astronórnicas posteriores ~
<J:
("desplazamiento del eje terrestre"), to.do fundado en la As- c:;

tronomía misma para contrariarlos, tiende más bien a dar


base sólida al hecho, rclacionándolo con datos de la Geología, -
~
:::
c:
.•...
</l

la Volcanología, la Zoología y la Botánica. Como ejemplos a


este respecto haremos en resumen algunas citas.
Duppa Croth en interesante estudio intitulado "El Co-
nejo Noruego y sus Emigraciones" (2) se expresa así: "¿Es

(2) Existe en Norucgu lira especie de conejos tan pt-ol if'cros, que
llegan a reproducirse en cantidades inrncnsas, y. en ciertas épocas,
descienden de las montañas en grupos enormes buscando las playas
para arrojarse al mar e internarsc en sus aguas hasta perecer ahogados.
El hecho se presta a distintas interpretaciones, siendo la más aceptable
la de un fenómeno
pensantes
atávico, quc pucd e efectuarse
que en los irracionales. Porque,
lo mismo en los seres
a s i C0l110 el hombrc que
""

&t~"'1
.. ~
;~"i~ • -:
:",
, .#
;

en la niñez o juventud dejó la tierra nativa, siente, al Ilegal' a cierta ~.r ~ \

edad, un deseo vehemente de volver a ella, puede suceder que los co-
nejos noruegos, originarios de alguna raza dcsanarccida en el océano,
sientan la atracción de éste y se internen en él hasta desaparecer en
sus ondas, víctimas de una ley atávica que tal vez' puedan explicar los
naturalistas al favor de las nuevas orientaciones científicas.
60 RAFAEL BEQUE!'>A VESTIGIOS DE I"A ATLÁNTIDA 61

probable que haya existido alguna tierra donde ahora se


mueve el vasto Atlán tico? Todas las tradiciones lo afirman;
los antiguos anales egipcios hablan de la AtIántida, como Stra-
:1
bón y otros nos han dicho. El mismo Desierto de Sahara es
la arena de un antiguo mar y las conchas que se encuentran ~II
en su superficie prueban que, en una época no más remota
~!
que el período mioceno, se agitaba un mar sobre lo que ahora
es un desierto. El viaje del "Challenger" ha probado la exis-
tencia de tres grandes cordilleras en el Océano A tlántico, una
que se extiende por más de tres mil millas; y los brazos late- </l

rales, relacionando estas cumbres, pudieran explicar la ma- "-


tI)
ravillosa semejanza de la faunacle las islas del Atlántico." ;>,
o
Sir Charles Lyell, padre de la Geología inglesa, asienta
"-C";l
que: "Los profesores Unger y Heer han defendido con funda-
C";l
mentos botánicos, la existencia an terior de un Confinen te
o"
atlántico durante una parte del periodo Terciario, por propor- ·0
cionar la única explicación plausible que puede imaginarse ~
de la analogía de la flora miooena de la Europa Central y la o
flora actual 'de la América". El profesor Oliver, por otra par- ":l
·0
te, después de mostrar cuántos de los tipos americanos, en- o
u

>,.,
contrados fósiles en Europa, son comunes al Japón, se incli- o
"-
na a la teoría presentada primeramente por el Doctor Asa '-
C";l
.D
Gray, de que la emigración de las especies, a la cual se debe ~<·;·:¿f!f~~;.:¡;¡7.. :~"'.~
:11 """ /u:.~_,,,.,,. '.. ,~,.o",,' "",' l. Q)

la comunidad de tipos en los Estados Orientales de América v

del Norte y la flora miocena de Europa, tuvo lugar cuando '"


o
Vl

hubo una comunicación por tierra «lesde América al Asia :>-~


Oriental, entre los paralelos 15 y l()a de latitud, ~ al Sur del
0

Estrecho de 13ehring, siguiendo la dirección de las Islas Aleu-


tianas. Siguiendo este nuevo curso pudieron haber he-
cho un camino en cualquier época, Miocena, Pliocena o Post-
Pliocena, antes de la época glacial, a la región del Río Amour,
en la costa oriental del Asia del Norte".

H. P. Blavatsky, en su laborioso y concienzulo trabajo


"Una Tierra del Misterio", opina así: "Nosotros los europeos
estamos apenas emergiendo del fondo de un nuevo ciclo; y
progresando hacia arriba, mientras que los asiáticos (espe-
cialmente los indios) son los restos rezagados de las nacio-
6:3 RAFAEL HEQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 63

nes que llenaron el mundo en ciclos anteriores ya idos. Si los


arios arrancaron de los arcaicos americanos, o estos últimos,
de los arios pre-históricos, es cuestión que ningún mortal pue-
de decidir. Pero que debe haber existido una íntima conexión
en alguna época entre los antiguos arios, los prehistóricos ha-
bitantes de América (cualquiera que haya podido ser su nom- o
bre) y los antiguos egipcios, es asunto más fácil de probar que 'eo:s
de contradecir. Y probablemente, si hubo jamás tal conexión, El
o:s
debe haber ocurrido en una época en que el Atlántico no di- ;.,
vidía los dos hemisferios como ahora". o
'0'
:...
El Dr. Heath, sabio investigador norteamericano, en su
Peruoian Aniiquiiies dice: "Tres veces los' Andes se sumer-
oo
:::
o:s
gieron centenares de pies debajo del nivel del océano,
:a
y otras tres veces se elevaron lentamente a su presente al- o:...
tura. La vida de un hombre sería demasiado corta para ~D
<l)
contar aunque sea no más que los siglos consumidos en :::
<Il
esta operación. La costa del Perú se ha elevado ochenta <l)
:...
o
pies desde que se sintió la pisada de Pizarro. Suponiendo que 'O
los Andes se hayan elevado uniformemente y sin inte- '-'
<l)
rrupción, setenta mil años deben haber transcurrido antes 'C
<Il
de que alcanzar-an su presente altitud. ¿ Quién sabe, pues, si o:s
;.,
o:s
la fantástica idea de Julio Verne respecto al perdido Conti- :...
:::
nente de la Atlánti da puede estar cerca de la verdad? ¿ Quién o
puede decir que en donde está ahora el Océano Atlántico, no '-'
o"
existió un continente primero con su .densa población, ade- 'C
'0
lantada en las artes y las ciencias, que al ver que su tierra se o
o
hundía bajo las aguas, se retiró parte al Oriente y parte al o
:...
:...
Occidente poblando así los dos hemisferios? Esto explicaría es
.o
la semejanza y estructuras arqueológicas, y sus diferencias, <l)
'C
modificadas y adaptadas al carácter de sus respectivos cli- <Il

mas y países." o
'O
'C
•.....
y muy recientemente (1924) nos dice el Abate Moreux
en ¿L'Atlantide-a-l-elle existé ?: "Durante toda la época prima-
ria y la secundaria Europa estaba unida a la América del
'~,
i '..-
r:
l~~~.ti,t~.1
<"'¡' _,;r.,¡;, ,*14" ~_ '" ," ,_ _ __ ,.\."--*_, _ : _'7'j ::-'" ~ •.. ' d' ~ I
Norte 'por un vasto Continente; lo mismo que Africa y la Amé-
rica del Sur. Entre estas masas surgidas corría ya la famosa
depresión mediterránea. interrumpida en diversas partes por
grandes manchas de tierra firme o de lagunas que los movi-
64 n .\ F .\ E L n r: Q u E X A VESTIGIOS DE LA ATLANTIDA <i5

mientas sísmicos hacían desaparecer unas después «le otras.


En la época terciaria, en que la gran cadena Alpina llegó a su-
ceder a la cadena Hcrcy n ia na nacida en la época precedente
y un poco mús al Xortc, el antiguo y el nuevo Continente has-
ta entonces reunidos se separaron, y del h u n d im ic n lo nac ió el
Océano Atlúntico actual. El cxum an de los fondos mari nos
muestra, sincmhargo, que esta gran c uc ncu no descendió ('11

un solo bloque bajo las aguas: de Xortc a Sur una larga arru-
ga en la parte media formó dos \"a!les profundos cuyos flan-
cos, más o menos cscarpudos, debieron si nuestras teorías
son exactas- presentar regiones s isrnicas bien marcadas des-
de la épocu de su form ac ion. CO!110 sism ic i d a d y volcanicidad
van siempre a la par, las vcrt icntcs muv inc li na das son regio-
nes privilegiadas para los temblores de ie rra, al paso que allí
í

se encuentran tamb ión quebraduras de la corteza crrcst rc,


í

zonas ,eJe débil resistencia, en que no tardan en instalarse los


volcanes."

En esta arruga que el autor traza cnt r« el;)O de latitud


1\. hasta un poco más allá del ;')0 de Iaí i! ud S., meseta sub-
Estut ui llas o ídolos de barro crudo
marina en í'orm a de S alargada desde las t icrrus árticas ("que
se ligan ,directamente con las de Islandia, tierra por excelen-
cia de las uccio ncs pl uf única s") hasta los tres islotes de Tris- La siguiente conclusión del abate Morcux es categórica
tún de Acuña, Diego Ah'arez y Cough en el extremo antártico, en punto de la existencia de la Al lánt ida :
queda comprendida la m c sct a submarina de las Islas Cana-
rias en el cruce de la gran quebradura atlúntica y de la dc- "Pienso que c icnt if'ica nicu c en este caso la eluda no po-
í

presión mediterránea "donde el volca n ismo se ha instalado dria permitirse; sí, la Atlúnt ida existió allí donde la situó Pla-
desde las primcras edades de la tierra", En esta región y sus tón, en la región en que se chocan las dos grandes quebradu-
proximidades es en donde precisamente se sitúa la Atlúntida. ras al lánti da y mediterránea, una de las partes más insíables
de nuestro planeta. Y un día tenebroso en que. la tierra fué
Del mismo autor tomamos lo siguient~~: "Hace algunos sacudida por grandes temblores, aquella co mnrca inhospitala-
años (1011), un naturalista Frunces, :\L Louis Gcrmu iu, estudió ria se hundió súbitamente, y el océano en un raz-de-niarée f'or-
la fauna y la flora de las Azores, de :\Iadera, de las Canarias y rnidahle se arroj ó sobre su víctima scp ultá n dola para siempre
del Cabo Verde, y sus conclusiones son en extremo interesan-
bajo sus implacables olas,"
teso El conjunto de las ohscrvacioncs prueba, en efecto, que en
plena era tcrciar¡a estos cuatr-o archipit"lagos formaban una Finalmente, siquiera sea para amenizar la aridez inhe-
tierra unida al Xorto a la Península Ibérica, al Sur a la .Jlauri- rente a este género de trabajos, es de oportunidad evocar aquí
tania, mientras que al Oeste esta prolongaeión continental al- el alto numen «le Jacinto Vcrdagucr, en el canto primero de
canzaba a las Bcrm udn-, y a las Antillas." su inmortal poema "La Atlúntida":
RAFAEL REQUEKA VESTIG10S DI; Ll\ ATLÁ~TIDA 67
66

"¿ Ves esa mal', que el mundo de polo a polo envueive?


un tiempo fue de alegres Hespérides hortal ;
el Teydc aún bramanrlo sus deshechos revuelve,
cual monstruo que custodia un campo scpulcrul.

Aquí villas se vieron y luchas de titanes,


do quiera trinos de aves y canto virginal;
las focas hoy anidan en palacios galanes,
y algas de los corderos revisten el pr adul.
Aquí exlendió sus múrgenes de J-Iesperias el imperio,
qué mar o tierras fueron sus lindes quién sabrá!
mas el sol, cuya vista recorre el hemisferio,
era pequeño, a veril.' de lleno acá y allá.

Era el dorado yugo de tierras ponentinas,


y alma de todas ellas, cual fuente protectriz,
del Edén claras aguas les daba y argentinas,
y en sus inme nsos brazos durm ió el m un d o feliz. o
"O
Por él se trasmitían, cual 1)01' un puente a n ch isi mo, ·u
o
sus sem illas y crías bajo u n mayo ctcr nal, o
aves de roja pluma y de trinar dulcisimo, o
•...
•...
tesoros y cantares y aromas sin igual. ..oC~
Atlas en él reinaba, que en [aspcnda esfera
'"
"O
de la azul ad a bóveda los signos trasplantó,
</l
y del sol y del astro que más lejano opera, c:s
.~
la danza mi stcr-iosa y armónica explicó. .::
Quizá por esto, y verle de pensar fantasioso,
2Vl

Grecia en sueños le quiso (le estrellas coronar,


~
y la cerúlea máquina vi ól e salvar airoso,
bajo su inmensa bóveda, doblado, sin temblar.

En músculos y talla sus hijos le scrnblaro n,


mas, cual cr isl a l, fué fácil su corazón qucbrar ;
pues tras de que los reinos y tronos revolcaron,
tarnbí ér» el de Dios vieron posible de escalar.

:\Ias una noche, el agua y el trueno rcbruman d o,


hoja del viento e11 manos, Europa retembló,
y cuando r avó el d ia, al fragor despertando,
no viendo el mundo hermano, de espanto rechinó.

y evocando el recuerdo tibio de sus abrazos,


cual viuda le gritaba:-"¡Oh Al lá nt du l ¿do estás?
í

Anoche, cual solía, me adormecí en tus brazos,


y hoy los m ios inertes ya no te eneuen lran mús!"
,..'
68 RAFAEL REQUENA
~~000<W>00<W><M>zW><N>0*00000~~w~'~00~~~

CAPITULO III

LOS ATLA:\'TES (*)

SUS INSTITUCIONES POLITICAS. -- HELIGION· - EDlJCACIOX


CIENCIAS y ARTES. - USOS Y COSTmmRES

Cinco razas constituyeron la Atlántida: ilauailis, tol-


teca, turiana, semitas primitivos y acadios.
Estatuillas de barro cocido rojo, de extraordinario pulimento
La primera dió muestras de algún adelanto en las artes
guhernamentales; sus diversas tribus o naciones fueron re-
"¿Dó estás?" Y ¡ay! do atrajo la hermosa el mundo entero gidas por jdes o reyes que generalmente recibían la autoridad
responde solo el piélago :-"Yo la engullí ayer: por aclamación del pueblo. Los individuos más poderosos y
¡atrás! entre las tierras por siempre echarme quiero,
los guerreros más renombrados solían ser los elegidos, hasta
¡ay de ellas! ¡ay si me alzo mi lecho a engrandecer!"

Sobre ella el Dios potente, su izquierda descargando, (') El presente capítulo es en esencia un extracto de la biblio-
el mar de una gorjada cadáver la arrolló; grafía que he tenido que consular para esta obra, y muy especialmente,
y de su férrea mano, solo el Teyd c restando, del libro "Historia d e los Atlantes", del notable etnólogo e historia-
cual dedo :-"Ac¡ui, nos dice, la Atlúntida vivió." (*) dor inglés W. Scott Elliot. yo tiene por único objeto dar a conocer los
primeros pobladores del Continente Atlántico.

No se me escapa que en estos relatos de la Atlántida y de los atlan-


tes este autor, en sus fantasías, ha traspasado los horizontes de la cien-
(*) De estas catústrofes no parece haberse libertado nuestro pla- cia. Con la mirada fija en la antigua tradición, su pensamiento es de fe,
neta. Hoy mismo puede que se esté preparando el hundimiento de una y busca guía en el iluminismo. en doctrinas esotéricas, para describir
gran isla del Continente europeo, Groenlandia. la grandeza de un pueblo por las huellas que sus obras dejaron en re-
La expcdiciún que dirigió el profesor Wcgr-n cr recientemente a las cuerdos esparcidos por distintas comarcas de la tierra. Mas ha de con-
regiones polares, en donde encontró la muerte, ha confirmado este te- venirse en que si tales fantasías, de acuerdo, por otra parte, con la le-
yenda, rebasan los métodos modernos, no los contrarían en el fondo, por
mor. A causa riel e n or m e peso de millones de kilómetros cúbicos de cuanto estos mismos en sus hipótesis se apoyan en la tradición que les
hielo, la isla se va hur.d ícud o lentamente, y dentro de algunos cente-
da abrigo, bien que buscando en las ciencias positivos datos de con-
nares de años solo quedará su recuerdo.
vicción que conduzcan a conclusiones de certeza.

I
Il.
70 RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLANTIDA 71

que establecieron un gran imperjo, del que fué jefe nominal


un rey cuya soberanía era más bien un título de honor que
•..•..o
una autoridad efectiva. (¿ Chronos?). CIl
..c<
La iolteca fué regida por la forma de gobierno más per- '-'
<l)
"O
fecta que pueda concebirse. En los primeros tiempos se divi- .8 o
~ ;-...j
dió en varios pequeños reinos autónomos, constantemente en .....•..
~~
lOllCll
guerra unos con otros, hasta que al fin se unieron en una <l) S
<l) CIl
gran confederación que reconoció por cabeza a un Emperador. 'O »
"O
La iuriana tendió a desarrollar una especie de sistema •.• o
<l)"O
U CIl
feudal : cada jefe era soberano en su propio territorio, y los CIl r/l
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jefes que constituían su consejo separaban de vez en cuando o •.•
"O ,
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al rey, colocándose algunos de ellos en su puesto. CIl"O
.-::: ;:J
Los semitas primitivos eran raza guerrera, enérgica , y da- El
....• 8
da al pillaje; tuvieron siempre tendencia a una forma de go-
bierno patriarcal.
S•..
::l
eo
Los acadios, comeróantes y navegantes; pueblo más res- ~
petuoso de las leyes. Vivían en comunidades fij as y surgi6
entre ellos la oligarquía como forma de gobierno. Hicieron
grandes adelantos en la Astrología y la Astronomía.
En orden a creencias religiosas, los atlantes tuvieron va-
rios cultos. Divinizaron a su Manú hasta llegar aconsild:::rar-
a•..
CIl

lo como uu Dios; creían en la existencia de un Sér Supremo S


CIl

que simbolizaban en el Sol, y así establecieron una especie de "O


o

rito solar que practicaban en las cumbres de las montañas, •..U


::l

donde construían grandes círculos con monolito s vertica-


•..•..
o •..
o
o
les, destinados a registrar el curso del sol, y a la vez em- CIl
pleados con fines astronómicos. La imagen del hombre fué ..c< o
"O
<l) ¡::
también reverenciada en los altares como la más alta repre- "O CIl
.•..
CIl ••••
sentación de lo divino, y guardaban otros símbolos de signifi-
cación más profunda y real. Uno de éstos era el concepto de :a .~S
U

"O
'::l
una Trinidad en la Unidad, en la cual personificaban los po- ..c<
deres cósmicos del Universo, como Creador, Conservador y ¿g
Destructor. Esta idea fué aún más materializada y degenera- 's.•..
da por los semitas, quienes llegaron a convertirla en una Trini- ~
CIl

dad antropomórfica, formada de paidre, madre e hijo. Desde ~


la más remota antigüedad se ha considerado a la Trinidad co-

r
...,
72 RAFAEl" HEQUEXA VESTIGIOS DE LA ATLAxTIDA 73

mo base de las diferentes teogonías. Entre los atlantes, los


individuos más ricos sostenían corporaciones de sacerdotes,
y se hacían ofrendas a las estatuas como si fueran dioses.
La instrucción en la vida de los atlantes, fué objeto de
atención primordial, especialmente en los días de la gran-
.-
deza tolteca. Las escuelas y colegios eran sostenidos por el
Estado. Las escuelas pri marias eran como ccn tras de obser-
vación y selección de alumnos, porque allí se les apreciaban
sus inclinaciones, capacidad y facultades, y de acuerdo con
el resultaido de esa experimentación, se les trasladaba a las
escuelas superiores, a la edad de doce años, aproximadamente,
o se les destinaba a las escuelas técnicas que les convenían, en-
tre las cuales eran principales las de Agricultura, Artes y Ofi-
cios. En las escuelas se incluían estudios de caza y de pesca.
Las Bellas Artes fueron cultivadas entre los atlantes, y de
ellas la Arquitectura fué la que alcanzó mayor esplendor. Los
edificios er an de construcción maciza y de gigantescas pro-
porciones; las casas de las ciudades no estaban unidas entre sí,
sino que se hallaban en medio de jardines y separadas por
espacios de tierra; los templos eran enormes recintos pareci-
dos a los de Egipto, pero de dimensiones mucho mayores. Los
pilares que sostenían el techo eran comúnmen te cuadrados
y rara vez cilíndricos; erigían hacia los costados de las naves
numerosas capillas en las que se guardaban las estatuas de los
individuos más distinguidos y las cuales eran a veces de ta-
maño tan considerable que podían contener todo el cuerpo
de sacerdotes que algún ciudadano notable instituía para el Id.oli llo femenino: barro cocido rojo
servicio y culto de su propia imagen.
La Música no prosperó mucho entre los atlantes, y los Merece anotarse el hecho de que las figurillas o estatuillas de
instrumentos, como la ocarina, la flauta, la guarura y otros, las épocas prehistóricas, conocidas como "ídolos indios", casi
conservaron el tipo primitivo. todas representan figuras de mujer. Eran como una imagen
La Escultura, en cambio, llegó a adquirir mucho auge. de la madre de familia, al igual de los retratos y los bustos
Entre la gente rica era de moda tener sus estatuas de meta- que adornan los salones de hoy. Consideraban los atlantes a la
les preciosos como oricalco, oro y plata; y esas estatuas te- mujer como símbolo de la fecundidad, demostrándolo en lo
nían bastante semejanza con la persona que representaban. marcado de las partes sexuales y el desarrollo extraordinario
También las ejecutaban en madera, piedra negra y arcilla, de las caderas, estilizándolo indudablemente para prefigurar
tal como las que se encuentran en varias partes de América. el asiento interno de los órganos de la reproducción y de la
V E S T 1 G lOS D E J, A A T L Á N T 1 D A 75
74 RAFAEL REQUENA

gestación. Son muy raras las figurillas de aquellos tiempos


que representan al hombre; sólo en las pipas se observa con
frecuencia la forma de falos, algunos con prepucio y hasta
con testículos. La abundancia de figuras femeninas hace pen- ~-
sar que los atIantes concedían más importancia a la mujer
que al hombre, como factor de reproducción.

La Pintura, como la Música, no llegó a tener mayor des-


arroJIo entre los atlantes; aunque afectos al colorido, se li-
mitaban a adornar sus casas y a ornamentarlas con colores
hrillantes.

Los atlantes no exhibían las mercaderías para la venta;


y las transacciones se efectuahan privadamente, excepto en
determinado tiempo, en las ferias que sc celebraban en los
egidos de las ciudades. No tenían sistema monetario, pero
usaban como garantía pedazos de metal o de cuero que tenían
estampado un valor fijo; estaban perforados por el centro y
los llevaban generalmente engarzados a manera de cinturón.
Cada hombre era, por decirlo así, su propio acuñador ; pero
la moneda que fabricaba de metal o de cuero y que entregaba
a cambio de otros valores, constituía solamen te el reconoci-
miento personal de una deuda, lo mismo que entre nosotros un
pagaré. Ninguna persona podía fabricar mayor cantidad de ta-
les garantías, que las que pudiese redimir con otros valores de
que estuviese en posesión. Estas garantías no circulaban co-
mo nuestras monedas, pero el tenedor de ellas podía calcular
con exactitud los recursos de su deudor, con la facultad de la
clarividencia de que estaban dotados, y que ejercitaban en
caso de duda para asegurarse de la verdad. Los metales pre-
ciosos se empleaban en grandes cantidades para cl adorno
de los templos, cuyo interior era con frecuencia, no ya dora- Al-

do, sino revestido de planchas de oro. La plata y el oro eran


tenidos en gran estima, pero su empleo era puramente ar-
tístico.

Aunque los atlan tcs poseían varias lenguas, todas perte-


necientes al tipo aglutinante, el lenguaje toltcca se hizo uní-
versal, no sólo en todo el continente sino también en las islas
Envases de figuras de animales. La figura inferior tiene dibujos con
-- rayas amarillas, moradas, azules y rojas
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 77
7G RAFAEL nEQUEXA

occidentales y en la porción del Continente oriental que domi-


naba el Emperador. Este lenguaje tolteca mantuvo su pure-
za a través de las edades; y el mismo que se hablaba en la
Atlántida 'en los días de su esplendor, fué usado con ligeras -,;.-
alteraciones miles de años más tarde en el Perú y en
Méjico. (")

La poligamia prevaleció en diferentes épocas, entre los


atlantes, pero aunque la ley permitía dos esposas, regular-
mente sólo tenían una. Las mujeres no eran consideradas co-
mo inferiores al hombre ni estaban esclavizadas a él, sino en o
condición completamente igual. Era regla general que rei- '2
nara la más completa armonía en la familia. Las mujeres te- ;;.,

nían asiento en los consejos, y en ocasiones eran elegidas pa- o


:..
01)
ra representar al Adepto Emperador en las diversas provin- QJ
¡::
cias como soberanos locales. .~"
:..
'en
Los utensilios de escribir consistían en delgadas hojas de
o
:..
metal, en cuya superficie blanca y pulida como la porcelana, :..
C\l
escribían las palabras. También' sabían reproducir lo escrito, ..o

colocando sobre la hoja otra plancha delgada, humedecida Q)

'1:l
previamente con un líquido especial. El texto copiado en la Vl
C\l
:..
segunda plancha podía reproducirse en otras hojas, y asi,
2
¡::
uniendo éstas, formaban un libro. -es
;;.,

Vl
o
Vl
C\l
(* *) El estudio y comparación de las lenguas asiúti cas y las ame-
ricanas han dudo luz para establecer dif'er-cn c ias que a leja n de la idea
>
de que las últimas procedan de las pr imcras. Si presentan algunas
analogías que obraron en el ánimo del geógrafo Maltc-Brun para trazar
líneas de emigraciones de los pueblos asiáticos al Continente amcrica-
11l0, estas analogías se refieren a 'un contado número de palabras. La
idea se destruye principalmente al tener en visla las respectivas carac-
terísticas de las lenguas. Las antiguas umc r ica n as, con pocas excepcio-
nes, son polisilúbicas o aglutinantes. esto es, difieren esencialmente del
grupo de las lon guas monosi lábi cas del Asia oriental y de las lenguas
de f'lcxi ón de los pueblos nrianos. El or-igen, nucs, rll> las lenguas ame-
ricanas es armónico con el de las razas que las hablaban y ambos de
época tan remota que los hacen extraños a las relaciones asiáticas. Por
el contrar-io, inscripciones amcr-icnn as en las que se ha creído reconocer
algunos caracteres nú m id as ~. las analogías entre idiomas americanos y
el vasco y el berberisco, hablados por nue blos uue In tradición com-
prende en la zona de las relaciones en la Atl án tirla, tienden a confir-
mar la existencia de ésta y su parentesco lingual. "

-"
78 RAFAEL REQUENA
VESTIGIOS DE LA ATJ"ÁNTIDA 79

En materia de alimentación tuvieron varias costumbres.


Generalmente rechazaban la carne de los animales, pero
comían aquellas partes que nosotros desechamos y bebían la
sangre, casi siempre caliente- (*) confeccionando también con
ella-diversos platos. Los mares y los ríos les proporcionaban
pescado, cuya carne comían muchas veces en estado de descom-
posición. Cultivaban diferentes granos y disponían de leche
de animales domésticos, entre los que parece les eran desco-
nocidos los de la raza bovina; por lo menos, en hi región de
América, ésta, como la raza equina, no se conoció sino con la
llegada de los españoles. Tal vez fueron estos animales tras-
portados a Europa, Africa y Asia por las primeras emigracio-
nes toltecas; y luego, en el transcurso de los tiempos, con la
conquista de los nuevos hombres, volvieron a su lugar prirni-
tivo. Los búfalos, bisontes, llamas y algunos otros ejempla- o
"O
res zoológicos, continuaron viviendo en las tierras que re- ·0
o
sistieron a las catástrofes. Entre los frutos y legumbres, o
o
•...
cultivaban con predilección la yuca, que era uno de sus
@
principales alimentos, la patata, la batata o boniato, la caña ..Ci
<ll
de azúcar, el maíz, el cacao, el coco y el plátano, consideran- "O
Vl
do este último como el principal producto de la rigurosa se- 0'0
.~
lección efectuada por los agrónomos atlantes, porque en rea- Vl
0'0
;>
Iídad, tiene propiedades maravillosas. Es un fruto de alimen- ;>,
tación completa, que puede ser asimilado lo mismo por los Vl
o
Vl
niños que por los adultos y ancianos. Los últimos estudios 0'0
;>-
químicos han revelado que la musarina contiene excelentes
vitaminas.
El sistema vegetariano era observado por algunos, espe-
cialmente por los Reyes y Emperadores Adeptos. No les fue-
ron conocidas las bebidas alcohólicas. En una época estuvie-
ron en boga las bebidas fermentadas de calidad muy fuerte,
pero como los llevaban a un estado de excitación peligrosa,
fueron prohibidas en absoluto.

(*) Según me han relatado pe rso n a l rue nl c los señores Ph el ps, hn-
blando de sus viajes por el Afríea, algunas tribus acostumbran hacer
un~ mezcla de la sangre y la leche como alimento preferido; lo cual
quizá es una derivación tradicional de una costumbre atlante conser-
vada aún en pueblos salvajes.
!:lO RAFAEL HEQUENA
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 81
Las armas de guerra y de caza fueron distintas en las di-
versas épocas. Hachas, macanas, lanzas, espaldas, arcos y fle-
chas, eran las más usadas. El empleo de cxplosivos se adoptó
desde los tiempos primitivos, y fué llevado a una gran perfec-
ción posteriormente, usándose un mecanismo de palancas pa-
ra su lanzamiento. Algunos estallaban a cierto intervalo de
tiempos; otros, al producirse un choque; y dcspcdiau un gas
tan venenoso, que compañías de hombres enteras eran des-
truídas en las batallas con una sola explosión. Nihil nooum
sub sale.
De esta maravillosa raza atlante se derivaron los abo-
rígenes venezolanos, como los de toda la América. Ellos
fueron nuestros an tcpasa dos, nuestros abuelos, de quie-
nes heredamos el vigor y la energía tanto tiempo dormidos
bajo el peso de tantas glorias y también de tantos dolores y
angustias. De vez en cuando aparecen destellos que vienen
de esos remotos atavismos y que nos dan derecho a creer en la
virtualidad de la raza; que 110 se ha extinguido todavía el
espíritu que la animó, tantos siglos há; rcsurgirá como nue-
vo fénix de sus cenizas y entonces nuevauicntc será señora '"oir:
Col
del mundo. :;..

Manco-Capar, padre y fundador de pueblos, según la tra-


dición; Moctezuma, Guatirnozín, Atahualpa, espigando en los
campos ya históricos, célebres como monarcas y como már-
tires; Paramaconi, Guaicaipuro, Guaicamacuto, el fiero Yara-
cuy y demás caciques heroicos de los caracas, toques, catu-
ches, araguas, 11laracayes, caribcs, cumanagotos . . " ejempla-
res fueron de esa raza de titanes, El Mar de las Perlas, las cos-
tas de Maracapana, las ubérrimas tierras de Cumanagoto, las
cumbres de Guarariarrcpano y de los Teques, las llanu ras del
Guaire, los Valles de Aragua, fueron a su vez la palestra san-
grienta en que, entre fulgores de valor y de heroísmo, la des-
cendencia atlante cayó vencida ante los no menos valerosos
y pujantes conquistadores españoles, hcrmanos, sin duda, dife-
renciados 'en la evolución.

Del dominio histórico es que no obstante la pequeñez del


teatro de la lucha de conquista en el territorio que es hoy Ye-

i
82 IIAFAEL P.EQUENA
<$>00000~~00i>0i>%~~~~~~0~~~~

nezuela, la resistencia de los aborigenes fué mayor en éste que


en los poblados y florecientes imperios azteca e inca. Ningún
otro país de las Indias puede reclamar con mejor título que
nuestra patria actual el nombre de Ilión americana.
La orgullosa independencia de los naturales, su fiero amor
a la libertad, su arrojo en los combates en que su fuerza mus-
cular y la tosca macana se atrevían a la lucha cuerpo a cuer-
po con el corajudo español, de armas y defensas muy superio-
res, son simples circunstancias que denuncian cualidades en
que, al sentimiento de ingénito valor en la propia defensa, se
unía el de conciencia 'de la defensa del suelo patrio, signo in-
dudable de evolución mental. Tal no era el caso de las nume-
rosas poblaciones de imperios florecientes, como el azteca y el
incaico, que, sumidas en tiranía secular, no defendían en la CAPITULO IV
lucha sino a sus monarcas.
LOS ATLANTES
Por este rasgo, que esboza un progreso espiritual, no obs-
tante su atraso en el orden material, como por su ingénito valor LAS DIFERENTES RAZAS POBLADORAS DE ATLANTIDA
y su heroísmo, virtudes viriles, los aborígenes venezolanos
aparecen como rama selecta en la herencia del carácter de los Según Elliot, por los cálculos más aproximados, la
antepasados, mantenida latente hasta encontrar la ocasión
Atlántida tenía una población de más de 2,000 millones
propicia que le presentó la conquista para exhibirse gloriosa-
de habitantes, como 200 millones más que el mundo actual.
mente digna de su ascendencia atlante.
Aunque el espacio de tierra que ocupaban era tan grande co-
mo los continentes europeo y asiático unidos, no dejaba de ser
un enorme conglomerado de gente, si se compara con la
distribución que el género humano tiene hoy en el mundo.

De las distintas razas que poblaron la Atlántida, la prin-


cipal era la tolteca, descendiente de la raza de los Rmoahal
(Caras?) que provenía de la Lernuria, continente desapareci-
do por efecto del cataclismo, y el cual se considera estuvo si-
tuado en casi todo el Continente Austral. (sur de Africa, Aus-
tralia y parte de la América del Sur) y en todo el Océano Pa-
cífico.

La raza tolteca comenzó a multiplicarse y se adueñó de to-


da la región, viniendo a ser, con su sub-raza, los mayas, a tra-
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 85
84 RAFAEL HEQUENA

vés de los tiempos y de los acontecimientos, la progenitora de


razas aborígenes americanas. (1)
Los toltecas eran de color rojo oscuro y tenían talla de gi-
gantes. Puede decirse que eran una raza privilegiada que ha-
bía alcanzado una admirable perfección corporal y espiritual.
Gente de claro entendimiento, eran de una psicología tan refi-
nada que dominaban perfectamente todas las ciencias ocultas
que explican las fuerzas físicas y mentales. Practicaban todas
las artes que perfeccionan el espíritu y vivían una intensa
vida interior. Conocían las energías que animan el Cosmos;
sabían revelar las que atesora el alma humana, y, siempre en
contacto íntimo con la Naturaleza, estaban en posesión de to-
dos sus secretos. Practicaban artes de magia blanca, y su ma-
yor empeño era progresar constantemente en el camino de la
perfección psíquica. Así, convivían en una relación espiritual
que nosotros no alcanzamos, a pesar de todos nuestros adelan-
tos y de nuestras grandes conquistas científicas. La raza tol-
Teca era guiada por hombres superiores, jefes o sacerdotes co- en
nocidos bajo la denominación de Manús, sumamente capaces o
Vl
C':S
en ciencias 'esotéricas y que gohernahan sus pueblos con sabi- :>
duría y justicia. Así s'e explica que esta raza desarrollara la ci-
vilización más elevada y organizara el imperio más poderoso

(1) "Cuando llegaron los españoles a :\Iéjico encontraron una


cultura notable entre los aztecas, una de las tribus 1\ahuas que bajaron
del Norte; pero los aztecas cuando llegaron eran bárbaros y la cultura
que asimilaron era de los toltecas, de raza maya, bien dotada. y que ori-
ginariamente desarrolló su civilización en Guatemala."-A. C. Haddon.
-Las' Razas Humanas. Página 209.
De modo parecido nos dice Letourncau en su Psuc h oloqic Et Iini-
que: "El antiguo ;\léjico' habia visto pasar y fijarse en su suelo. desde
una alta antigüedad, muchas olas sucesivas de in m iarn nt es. ¡. De dón-
de procedían estas poblacioncs er rantr-s y conquistadoras? Respecto
de las más antiguas, no podcmos conjeturarJo; pero en cuanto a los
últimos ocupantes, los aztecas, casi no podemos dudar fuesen origina-
rios de las regiones septentrionales; ya que las tradiciones, los docu-
mentos pictográficos y diversas analogías están acordes en este pun-
to. Por la raza, por las costumbres, por ciertos rasgos comunes de su
lengua, los aztecas estaban emparcutados con los Pieles Rojas, y no
ocupaban las altas planicies de Anahüac sino desde algunos siglos, a
la llegada de Cortés. Ellos habían encontrado allí una antigua civiliza-
ción a la cual tuvieron que acomodarse; yde aquí la singular mezcla
de costumbres que ear'acterizan al pueblo azteca."
86 HAFAEL l1EQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 87

de todos los pueblos atlánticos, llegando hasta introducir en ---¡

sus instituciones el principio de sucesión hereditaria. (*)


En el orden ma terial habían llegado a tal' grado de pro-
greso que sus edificios, acueductos y demás obras eran per-
fectas y satisfacían todas sus necesidades. En las artes mecá-
nicas tenían multitud de máquinas eficientes y habían llega-
do hasta construir aparatos semejantes a los aeroplanos del ti-
po de los deslizadores. Verdaderos doctores en agronomía, co-
nocían muy bien la calidad de las tierras y los diferentes culti-
vos, llegando hasta obtener nuevas especies botánicas. El pro-
dueto de sus labores sub venia a las necesidades de toda la na-
ción y era administrado por los gobernadores de provincias,
que repartían equitativamente las cosechas, reservando siem-
o
'(3
(*) El señor Florcncio de Bal dusúa, en su discurso de recepción o
en la Sociedad Geográfica de Guatemala (1 n~I:;),al prcsentar como uno u
de sus temas que el idioma eskera, vulgarmente llamado vasco o vas- o
cuense, se habló en las arcaicas naciones americanas, nos dice lo si- '-
c;I
guiente sobre las palabras Manú y Maya: .o
<!)
"El Dr. Le Pl on geo n y su gentil esposa al dciucstra r que el nr ime r ":l
Soberano maya-quiohé se llamó Mene, han prestado a los pueblos de <Jl

América un servicio í nap rcoinb!e, puesto que sl ene se llamó el funda- '"
dor de la civilización brahmana : Melle I'ué el ilustre legislador egip- :r.
c:l
cio: slene-acli el legislador de lu Lberiu caucásicu : y que sl eue o Xlanu ;-
significan todavía en idioma oskcru, que es el idioma de la raza roja, ;-,
ley, gobierno, constitución, igual para todos los hombres de la tierra. <Jl
o
Vl
Acerca de Ia palabra manú dice Xlorcau de Jon nes en sus Estudios ~
Prehistóricos: "Uno de los titulos más usados en las i nscr ip e io ncs fa- :>
raónicas es elman , rnen, significando el que estoblece, el regente, y es la
misma sílaba que sirve para denominar los patriarcas antiguos, Melles
en Egipto, Manoii en la Irid iu, Mcunnus entre los frigios y germanos,
.l/anll en China, Minas entre los gr iegos ; por todas partes la misma
calificación men OUS, el re qe nle, el jefe guardián, el que conduce,'
"M
ai ao ¡l1aya significa en cskcra tneset pirámide
a, t run c ado, y co-
mo son estas maravillosas construcciones las que cubren todo el gran-
dioso territorio desde Tola o TI/la hasta Chichcn-Itz ápor el Xorte, así
C0l110 toda la superficie de Guatemala, Honduras, Salvador y Xi ca ra-
gua por el Sur ¿qué nombre mejor podía darse a la nación que las
construyó ?"
Respecto del nomdirn de :\Iaya en lugares de Venezuela nos dice
Don Arístídes Rojas (Vocabulario indígena): ,l/aya-Sitio cerca de
Maiquetia. El puerto y río de Maya se encuentran a sotavento de Ma i-
quetia, en los límites de las costas de La Guai rn con la de Puedo Ca-
bello, El Valle de Maya se llamó en remotas épocas el úrea de tierra
de veinte leguas, Iatitud de Norte a Sur y cuarenta de longitud desde
Borburata, con la costa de Puerto Cabello, hasta Naiguatá. Los Mayas,
tal fué el nombre que tuvo esta nación en la costa de Caracas.

j

88 RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 89

pre un sobrante en los graneros, en previsión de malos tiem-


pos. El intercambio comercial se efectuaba por medio de espe-
cies, porque no existía el sistema monetario.
Como se ha dicho, el jefe del gobierno y administrador
general de la cosa pública era un Manú, individuo de excep-
cionalescondiciones a quien llegaban a suponer sostenido por
las divÍnidades. Poseía generalmente una maravillosa inteli-
gencia y adivinaba los sucesos por venir, como asistido de un
espíritu profético.
Moralmente, los toltecas vivían en la más perfecta feli-
cidad: era la época dorada del mundo. No conocían el egoís-
mo de las palabras "tuyo y mio", ni las intrigas, pasiones y
rencillas, hasta que en la evolución de los tiempos pasa-
ron de las sanas prácticas de los Manús al abuso de los subal-
ternos, y la guerra civil asomó su cabeza de Medusa en la or-
denada sociedad de los atlantes. Entonces relajáronse las cos-
tumbres; las familias comenzaron a separarse y los bajos ins-
tintos fueron apoderándose ,del pueblo. Las diferentes mez-
clas raciales aportaron nuevos productos, entre ellos la raza <fl
o
azteca, que, al correr del tiempo, se convirtió en enemiga <fl
c:s
de los mayas, sub-raza tolteca, sdsteniendo entrambas guerras ~
implacables que trajeron el aniquilamiento de las razas pri-
mitivas.
Fué en esa época cuando comenzaron a sentirse los pri-
meros estremecimientos sísmicos de la Atlántida, quizá el Di-
luvio. Como se disolvió la sociedad humana se disgregaron
también las tierras; violentas conmociones hundieron parte
del Continente, y con ella desaparecieron algunas de esas civi-
lizaciones. Los sobrevivientes fueron emigrando a diferentes
partes, formando sub-razas que se esparcieron en todas direc-
ciones. Se cree que los atlantes efectuaron emigraciones sucesi-
vas de carácter político y religioso; pero el exceso de población
y las conmociones sísmicas, fueron sin duda las causas princi-
pales que los impulsaron a diseminarse en el planeta, buscando
regiones más propicias para la vida cómoda y segura. Así, se
internaron cuanto pudieron en la tierra más firme, portando
consigo cuanto les era indispensable para las necesidades de
90 HAFAEL HEQUENA ui
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA

la vida y conservando en las nuevas patrias sus costumbres,


I
artes, ideas religiosas y tendencias sociales. Unos se dirigie-
ron hacia Europa y Africa, siguiendo mucho después al Asia,
y otros hacia lo que es hoy América. La civilización egipcia
de que tanto se ufana el mundo tuvo, pues, su origen en la ci-
vilización tolteca, del mismo modo que las civilizaciones meji-
"O
cana y peruana, caracterizadas por las aztecas y quechuas, res- es
T.l
pectivamente.

Cuanto a la parte que correspoude al terri torio que es hoy :;


"O
Venezuela, y su prolongación antillana, mi presunción es que :f)

la raza de mayor influencia fué la Turiana. Indudablemente el .3


más ligero análisis de los caracteres azteca y qucchua compa- :r;
""
o
rados con los de nuestros au tóctorios es suf'icicn te para deli- »
near notables diferencias que se acentúan más y más al estu- :f)
o
diar las respectivas organizaciones de vida y régimen social. ~
En este punto, al considerar las agrupacionrs en tribus o en El
naciones basta citar como profunda disti nción del carácter ","
~
...
las formas de Gobierno: despotismo absoluto y lcocrátino el
'"ttl
azteca, despotismo ahsol u lo y teocrático también, pero de ré- e
d
gimen comunista, el quechua bajo la dominación incaica, en c:
:;
oposición al individ ualisrno aislado o «le agru paci ón de tri- '"...
C)

bus, pueblos, y naciones, generalmente reducidas, de esta parte Q.


<l)
sud-anlericana en su extremo norte-oriental, en la que parece e,

C)
ser que el primitivo atlante imprimió con más fuerza su espíri- ::l
O'
tu guerrero, de manifestación constante en tribus invasoras
'"o
de carácter nómade, o en tribus sedentarias de constitución in- >
.~
dependiente, en que las nociones de libertad y patria eran o
E
tan de: instinto conservadas que atestiguan la heroica resis- c:
tencia que opusieron a la conquista española. o
<.l
VJ
o
La toponimia primitiva, aunque escasamente trasmitida VJ
d
y casi siempre corrompi,da, autoriza también mi presunción. ~
Si exarn inamos mapas antiquísimos, veremos nombrcs de pue-
blos, tribus y lugares que escapan a toda explicación. En uno
del siglo XVI, y en siguientes del siglo XVIII, y hasta hoy,
se repite el nombre de Turiamo (corrupción probablemente
de Turiano) para designar un ancón o ensenada del }[ar Ca-
ribe en la actualidad perteneciente al Estado Carabobo y
92 RAFAEL REQUEKA

V E S T 1 G lOS DEL A A T L Á: N T IDA 93


próximo al Lago de Tacarigua, en cuyas cercan ías he hecho
los hallazgos arqueológicos que motivan este estudio. Este
nombre quedaría igualmente sin explicación, a no ser por-
que su eLimología no puede ser más sugestiva para relacionarlo
con 'el de la raza que descuhre; pues no sería este el solo ejem-
plo en que se exhiba el denominativo de una Lribu, un pue-
blo, una nación, por el exponente de un lugar deLerminado,
milagrosamente consenado por la Lradición; si no es que ha-
biendo sido aquél un sitio por largo tiempo asiento del elemen-
to turiano (atlante) o autóctono, tuviera aún mayor resistencia ~
para conservarse en el recuerdo. Es este, en realidad, un he-
cho que entra en la categoría de los que más pueden contribuir
al esclarecimienLo .dcl origen turiano de esLos pueblos. (*)
La hipótesis de una Atlánti.da continental con inclusión
de tierras americanas establece de hecho la existencia de un
elemento autóctono local desde las edades más remotas, esto
es, la del Iiornbrc paleolítico americano cuyas huellas descubre
CJl

la arquelogía en nuestro suelo. Las diversas razas que de la '"¡::


progresada Atlántida vendriau en invasiones no puede decirse, e,
pues, que encontrasen sin habitantes las distintas comarcas en e
e,
que imprimieron sus respectivos caracteres. Ninguna tradi- ;>-,

ción da fundamento para suponerlo, ni razón alguna puede CJ)


o
CJl

presentarse para explicar por qué grandes extensiones de tie- >-'"


rra, antes habitadas, careciesen de seres humanos. El origen
antropológico del conglomerado atlántido fué el mismo, y con
propiedad cabe señalar, por las invasiones ocurridas después
a este Continente, un origen de cultura modificador funda-
mental del elemento paleolítico, de acuerdo con el carácter de
las ramas invasoras, y de aquí la diferenciación del origen tol-
teca, turiano, etc., para los 11a1>i tantes de la América.

(*) Pocos meses hace, llegó a Mar aca y el Cacique goagi ro José de
la Rosa Fernández (alias "El Torito") a prescntm- sus respetos y fe-
licitaciones al General Góniez por su elección de Presidente de la He-
pública; y en una visita que hizo a mi Museo tuve ocasión de ratifica¡'
este concepto. Efectivamente, o i de sus propios labios la no esperada
declaración de su descendencia turíana. Tal aserción, hecha del modo
más natural, a una de mis preguntas repentinas, es prueba clara de
una creencia trasmitida por la tradición y de arraigo en los ahorige-
ncs, de que era exponente en aquel momento la lacónica afirmación
del cacique goagiro.
94 RAFAEL REQUENA V E S T 1 G lOS DEL A A T L Á N T 1 D A ~5

Algunas observaciones podrían contribuir a precisar la


fuente original. El imperio atlante, de inmenso poder gue-
rrero, invasor y colonizador, ejerció la hegemonía en una área
inmensa que comprendía no sólo partes del Asia, Europa y
Africa sino también de América. Su organización militar cons-
tituyó su poderío; podía desarrollar ,en tierras vecinas y
lejanas las incursiones de sus armas y sus comunicaciones co-
mercialos. Sin duda merced a éstas, tanto podía trasmitir su
cultura como recibir por intercambio la de extrafins pueblos.
De la influencia que 'en este sentido ejerció, señala hechos la re-
flexión por diversas manifestaciones que en distintas comar-
cas de los Continentes aparecen en usos, costumbres, ritos as-
tronómicos y religiosos de difícil explicación de procedencia
y similitud, al no aceptarse el eslabón in termediario que fué la
Atlántida.
Pueden hacerse referencias a este respecto:
En su Psyclzologie Ethnique nos dice Letourneau, en punto
de cronometría relacionado con el inven lo del zodiaco, que era
Vl
el mismo en China, Siam, la India, el Tibet, la Irido-China, el o
v:
Cambodge, el Egipto y Grecia, cuyo origen por una deducción :>-'"
astronómica, hace remonlar por Io menos a seis mil años, y -el
cual no parece provenir de ninguno de 'esos países .... : "La
invención de un zodiaco no es posible si no en una civilización
ya muy viej a. ¿ Dónde, pues, colocar en el tiempo y en el es-
pacio esta civilización madre de todas las demás? ... Seguro
es que entre el hombre de las edades de la piedra y las más
antiguas civilizaciones histór-icas y proto-históricas existe una
laguna, un lugar para una edad intermediaria, cuya duración
ha podido ser enorme; y este vacío que queda por llenar nos
lleva a no rechazar des defiosamen ta, como se ha hecho hasta
ahora, la vieja tradición «le una Atlántida desaparecida, o
en su defecto, «le alguna civilización muy antigua, anterior a
toda historia, pero que no ha dejado trazas, restos que pue-
dan atribuírsele con seguridad, bien porque no había escritu-
ra aún, o bien quizá porque monumentos que le pertenecían
se hayan atribuido a diversas civilizaciones notablemente me-
nos antiguas de que fué la iniciadora." '\

..•.
RAFAEL REQUEi\'"A
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 97
96

"Los atlantes fueron el pueblo del bronce", nos dice Dé-


vigne. Así brutalmente trasmitida la afirmación puede pare-
cer excesiva. Ella resuelve, sin embargo, las contradicciones,
las oscu6dades, los misterios con que han tropezado todos los
arqueólogos. Ella responde a esla lH"'egunta: ¿. Cuál es el ori-
gen de la industria del bronce que fué trasmitida, mas no
creada en lo que subsiste del mundo primitivo?"
Los atl antcs hacían uso del bronce en sus armas y en sus
navíos. Ellos llevaron a través de los pueblos de la piedra,
primero los productos manufacturados y luego la industria del
bronce mismo, hechos que irradiaron en toda la extensión en
que predominaban. Así fué introducido tanto en la Cal-
dea y en Egipto, como en América. "La iudustria del bronce
parece, sin embargo, haber florecido en las Américas en
tiempos anteriores al gran cataclismo diluviano. La perfec- o
'O
ción de este arte Iué llevada tan lejos que ni los egipcios ni los 0<3
o
etruscos, grandes obreros de este arte, podrían rivalizar con los <.l

americanos de los tiempos desconocidos." (Dévigne). . o


tc:l
.a
Huelga mencionar el notable progreso alcanzado en Mé- (1)

jico y en el Perú, demostrado en las obras maestras metalúr- 'O


Vl
gicas encontradas por los conquistadores españoles, herencia o
Vl
c:l
en ningún modo de 10s egipcios, más atrasados en esta indus- >
tria, sino de los atlantes, sus ascendientes y maestros. En
Egipto, según M. de Morgan, se mezclaron dos cultos: el de los
aborígenes libios de Ira piedra tallada, y el culto solar de los
invasores que llevaron consigo la metalurgia del cobre.
Este último culto, por -el vehículo atlante, se extendió
por la Caldea y diversas partes del Norte y Sur de Europa, al
mismo tiempo que alcanzaba al Perú y a Méj ico. De las cró-
nicas de la conquista española aparecen multiplicados infor-
mes de la metalurgia del cobre entre los americanos. En di-
versos utensilios y obras de arte las aleaciones del cobre con
el oro daban a los objetos un temple duro.
Los libios berberisco s de raza atlante invasores del Egipto
edificaron allí las pirámides, que aún exhiben en medio de las
arenas de los desiertos su imponente majestad; del mismo mo-

7
08 HAFAEL HEQUE;";A YESTTGIOS DE LA ATLÁNTIDA D9

-do que los aztecas y los nahuatls,los qucchuas y airnaraes, de


la misma procedencia, levantaron en regiones americanas pi-
rámides, monumentos ciclópcos y esculturas enormes de pie-
dra, cuyos restos se exhiben orgullosos, en tupidas selvas y en
desolados campos, hoy, pero que, milcnios hace, fueron ade-
lantados centros de civilización y espejo en que se reflejaba la
cultura de sello atlante.
Las tradiciones astr alcs, el culto solar, el calendario, los
mitos religiosos, los sacrificios humanos, el diluvio, son vesti-
gios antiquísimos que hermanan a los pueblos del Asia, Afri-
ea y Europa con los de América en manifestaciones de iden-
tídad con un origen común, que en vano se debatiría en aclarar
la ciencia moderna, apartándose de la misteriosa ex ist ancia
de la Atlántida. Y aquí podríamos dcci r lo que con sagaci-
dad dice Dévignc (Un Conlincnl dis paru L'.cltlalllidp): "Si
la Atlúntida desapareció, oncontt-aruos por dondequiera a los
atlantcs."
De la enumer-ación que acabo de hacer merece destacar-
se la tradición del diluvio, por su relación concreta a la des- Vl
o
aparición de la Altántida, que quizá fuera el fundamento de ~
la creencia americana en esta catástrofe.
>
"Todas las tradiciones indias-dice el orientalista León
Rosny-concuerdan en el hecho de un antiguo diluvio univer-
sal que destruyó al género humano, con excepción de algunos
escogidos de que cada tribu se atribuye modestamente la des-
cendcncia. 1'10ignoro que la idea de un antiguo diluvio se en-
cuentra en casi todos los puchlos de la tierra; pero en el anti-
guo Continente la tradición no llegó a imprimir enel espíritu
popular un sentimiento de terror que pudiera decirse in dele-
ble. Por otra parte, las tradiciones di luvianas de las naciones
de Europa y del Oriente no porlrf an mirarse sino como un tes-
timonio alterado, si se quiere, pero con todo, real, indudable,
de un suceso geológico de los períodos primitivos de nuestra
historia.
"Necesario es notar, a través de la impresión de terror
que se desprende de estos recuerdos mom if'icados por los mi-
VESTIGIOS DE LA ATLANTIDA I01
100 RAFAEL l1EQUENA

lenios, cómo concuerdan en su conj unto las tradiciones ame-


ricanas eon el relalo de Plalón."
A este respecto cita el autor el Coilex Tellcriano Re me ni-
sis, manuscrito mejicano, en que al criu mcra r en signos y
pinluras los días de fiestas y (k Iuuc io ncs religiosas, señala
el día 12 ijzcal li (:30 de enero) co mo f'ccha de ayuno, cada cua-
tro años y durante ocho días, en recuerdo de las veces que el
mundo había perecido.

Se encuentra en el mismo documcn lo la fiesta Ateniot zli,


que se celebraba en conmemoración del descenso de las aguas
diluvian as.

El Cod.ea: Chinial po pocu, como el relato del Timeo o la


tradición debilitada que registra la Biblia, muestra en cua-
dro rápi«lo y claro el indescriptible cataclismo. El rela-
to tcrrn ina así:- "En la tercera época llamada Sol de Llu- '"
via (QuiahtuI/Cllillh) cayó una lluvi a de fuego .... y en UIl ...•
solo día todo f'uó destruído por la lluvi a de fuego. Yen el día
~
c hicomél ecpul l se consumió todo lo que era de nuestra carne. ..,. 11 ;-,
y mientras que la piedra arenisca se esparcía, vciusc hervir :n
o
v:
la piedra tel::onlli y formarse rocas de color bermejo."
:>
El Popo! v ut, (ccntro-umcricano) asienta también que ,:,1
agua y el fuego co ncu rricron al cuarto y gran cataclismo:
" .... Entonces las aguas se hincharon por la vo lun lu d d~'l Co-
razón del Ciclo; sobrevino una grande inundación que corrió
por sobre la cabeza de los seres .... Fueron inundados " una
espesa ncbl in a descendió del ciclo. La tierra se oscureció y
una lluvia tc nc lirosu co mcnz ólluvia de día, lluvia de noche ....
;

y se hacía un gran ruido de fucgo por sohre s us ca hczus. EII-


tonccs viósc a los ho rnhrcs correr, cm pujún dosc, l lcuo s de de-
scspcrac ión : querían subirse sobre las casas, y las casas se des-
mo ro n abu n Itacíé'ndolos can por ticrra : querían subir a los
árboles, y los árboles los sacudían a lo lejos; querían a hrign r-
se c n las grutas, y las grutas se ccrrabun ante ellos .. , ."

L'nu tradición de Ha il i y de las Antillas, recogí da por el


padre Rorn ai n Pa nc, cucnla : "La mar salió por sus rupturas y
1
]02 RAFAEL REQUENA
V E S 'l' 1 G lOS DEL A A 'l' J" Á N 'l' 1 D A 103

toda la planicie que se extendía a lo lejos, sin fin ni término

1
de ningún lado, al cubrirse de agua fué sumergida; sólo las
montañas, a causa de su altura, quedaron al abrigo de esta
inundación .... "
En el manuscrito Troano, conservado en el British Mu-
seum, se lee, según la traducción de Le Plongeon, un relato
análogo: "En el año 6 del Kau, el 11 muluc, en el mes de zac
se produjeron terribles temblores de tierra que continuaron
sin interrupción hasta el 13 chuen. La Comarca de "las Co-
linas de Arena", el país de Jla fué sacrificado. Después de ha-
ber sido sacudido por dos veces, desapareció súbitamente en
la noche : conmovido continuamente el suelo por fuerzas vol-
cánicas que lo hacían levantarse y descender cn diversos si-
tios, cedió al fin; las comarcas se separaron en Ionces las unas
de las otras y luego se dispersaron. ~o pudiendo resistir a
o
tan terribles convulsiones, se hundieron arrastrando co nsig» "C
'(3
a 64 millones de habitantes." o
Q

La tradición de los caribes llama época Hun-Yecil ("Su- o


r...
r...
mersión de los bosques", en lcngua maya de Yucatán) el ticm- ..o
""
po en que la tierra es a la vez invadida por las ondas del "C
Q

mar y sacudida por las ardientes corunocionas volcánicas. v:


""
El Po pol Vuh, ya citado, libro sagrado de los antiguos o
Quicliés de Guatemala, muestra al dios Ourakau, padre de las
tempestades del cielo y de la tierra, al dios Zipaena y a su
hermano Caprakan, que "hacían rodar y removían las mon-
tañas por su voluntad." (El mito de Atlante}.

En las tradiciones peruanas el diluvio y el incendio, S2-

guidos del alzamiento de los Alld2S, sobrevinieron en seguida


de un eclipse de sol extraordinario durante el cual toda luz
desapareció por cinco días.

°
?\' es necesario torturar el pensamiento, Ilevándolo a las
oscuras tradiciones del diluvio en el viejo mundo, para expli-
car las que de la misma catástrofe se conti en cn en los jeroglífi-
cos americanos. La exégesis no se violenta para conciliar en
este último caso la efectividad del hecho con su cronología.
lo que aún no se ha conseguido hacer cuando se trata del di-
l04 RAFAEL IlEQUEXA
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA ]05

luvio mosaico. Es que puede decirse que la tradición ameri-


cana emana del propio testimonio de los primitivos habitan-
tes, quienes no sin razón decían, como se contiene en el Codex
Chirnol po poca, que en el día de la catástrofe tremenda con su-
mióse todo lo qllP era de su carne; así se explica por sí misma
la descendencia atlante, al narrar el hecho que hacía desapa-
recer la patria de su origen, cuya proxim idad debió ser tan
cercana como para dejar profunda huella en los recuerdos de
las distintas comarcas de la misma procedencia.
Hay más: 'en la tradición peruana resalta el propio testi-
monio definido, lugareño, del alzamiento de los Andes des-
pués del diluvio y del incendio; con tragolpc quizá de la serie o
de disturbios geológicos que ocasionaron el hun dirncru o de É"n
c;
la Atlántida, contragolpe que no se puede considerar despro- ~
;,.;,
porcionado, ya que la moderna ciencia tiene averiguado que
o
paralela a la extensión de las Américas corría una formación 'O'
geológica a lo largo del Océano Atlántico, desde el 50° de la- '"
o
"::l
titud N. al 50° de latitud S., desde Islandia a las Islas de Tris- o
tán Acuña, de carácter volcánico, susceptible de provocar seis- o
()

mos y toda clase de fenómenos de destrucción y recomposición o


e,

de la corteza de nuestro planeta. '-c:i


.a
C;
La tradición peruana da fundamento para hacer una mis-
ma la catástrofe que en onda arrolladora comprendió d hun- O/J

dimiento de la isla de Poscidón y el Icvantar-iicnto andino en o


:.-,
la tierra de los incas. El relato platoniano i'ccibe así tal ex- ~r.
tensión que a la vez que se confirma por ,111 licc ha local en es- o
'"
te Continente, establece una relación estrecha entre ambas tr a- '"
:>
.diciones que lleva a dar a la catástrofe el nombre de aflan-
to-americana que le corresponde.

En algunas de las crestas de las montarías que quedaron J


sobre el nivel de las aguas, formando las islas que hoy llama-
mos Antillas, prosperó una tribu que se conoce bajo la deno-
minación de Carus, ascendientes directos de los car-ibes, quie-
nes muy aptos para el arte de la navegación, dominaron el
mar y negaron a las costas septentrionales de la América del
Sur, donde se encontraron con antiguos emigrantes de la
"-
1/)6
RAFAEL HEQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA ]07

Atlántida, llamado arouiaks o más cOlllúnlllent(~ aruacos, quie-


nes según la opinión de Xordeusk iñl , habían sido factores
de una civilización relativamente avanzada en la hoya ama-
zónica. Según este autor los aruacos eran una nación culta y
no belicosa; y agrega que "los caribes recibieron la influencia
civiJizadora de las mujeres aruacas, muy hábiles ceramistas,
que ellos habían apresado en sus contiendas con los aruacos."
O)
Los caribes y los aruacos sostuvieron encarnizadas guerras en ~
que estos últimos fueron dominados al fin, quedando forma- o
das las diferentes tribus que al correr de los tiempos hallaron <3
o
o
los conquistadores españoles en nuestro Con tincntc.
2:
Los aruacos, según la opinión de nuosu-r, notable ctuólo , ~ ..o
""
<.)
go Dr. Alfredo Jalm, "representan el grupo o familia que al- ~
canzó mayor extensión en Sur América, como que pert'2u>:~cen Vl
o
.~
a él multitud de dialectos que s'c hablaron dcsrl« las Islas Ba- I .~
Vl

hamas y las Antillas mayores al Norte, pasando por Venczuo , e


<ll
;::l
la, las Guayanas, Brasil, Colombia, y más adelante por la Vl
Vl
<.)
o t.,
vertiente oriental de los Andes ecuatorianos, peruanos y boli- '- o
viarios hasta más allá de las cabeceras del Río de la Plata" ... 0'0<.)
» Vl
"Al tiempo de la Conquista el Occi,rlent.c de Venezuela, o sea Vl o
toda la región comprendida entre el meridiano de Caracas y -~ '-~
o .~
..o :>
el Departamento de Santander de la vecina República de Co-
lombia, estuvo poblada por indígenas cuyas lenguas corres- .•..'-;::l
ponde a las familias Arllaco, Beloy, Caribe y Timo/e". ~
:Il

e
A la parte occidental de Venezuela, hasta Trujillo, pare- '"
ce llegó siglos antes de la conquista cspañoln la influencia de C/)'

la ci\'ilización Chibchn o Xl uisc«, procedente de regiones de la ..~


""

que es hoy República de Colombia. Esta civilización, que 1)re- ¡::;


senta semejanzas con la incásica, la maya y la azteca, por su
régimen de gobierno absoluto y toocrático, por su poder in-
vasor y posesión de una lengua perfeccionada, se cuenta co-
mo una de las principales de América del Sur. Tales carac-
teres hacen pensar en un origen pr imi tivo, 110 diferente del
que marcaron las razas de la Atlántida en sus invasiones a
la América. ~uestroerudito historiador Dr. Tulio Febres Cor-
dero nos afirma en sus "Décadas de la Historia de l\Iérida":
lOS
<M>~0~'00~~N·~~· •..'~. v.-<M>_~~~~~
HAFAEL HEQUE~A

"Los primitivos habitantes de Mérida y Táchira, lo mismo


que los de Trujillo, por sus condiciones etnográficas, forma-
ban parte de la vasta población indígena que tenía su centro
principal en la altiplanicie de Cundinamarca, asiento de los
Chibchas o Muiscas, cuyo imperio ocupa el tercer lugar en el
orden gerárquico de la antigua civilización del Nuevo l\Iundo."
"La nación muisca extendió su influjo hasta las provin-
cias elevadas de los Andes .de Venezuela, las del Táchira y de
Mérida, cuyas tribus indígcnas llcgaron a hablar su lengua."
(Arístides Rojas. Estudios Ind igcnas.) CAPITCLO V
En esta gcncalogía de las razas nuestras nos atenemos a lo
que han dicho ctnólogos e historiadores para deducir lógica- ETNOLOGIA PHECOLQ:\mTAXA VEXEZOLAXA
mente que todas ellas tiencn por origen el hombre palcolitico
americano; y que sólo las condiciones dc adaptabilidad han Mis primeras impresiones sobre Etnología Prccolombiana
traído las divisiones, pues los caracteres somáticos se han ido Venezolana las recibí durante la vi sita que hice en París al
desarrollando conforme al medio en que han vivido. Un lapón Palacio del Trocadero el año de 190-1. Me ocupaba a la sazón
no podría cxisfir en el Desierto de Sa liara, ni un boschimán deescrihir mi tesis de doctorado, que es un extenso estudio so-
en la Siberia; del mismo modo que un oso blanco, nacido en bre la lepra en Venezuel a; y algunas figuras de ídolos sud-ame-
las nieves polares, perecer-ía irr cmisiblcmente bajo los ardo- ricanos, que se exhibían en el Museo del Palacio, atrajeron
res del trópico. poderosamente mi atención, hacíéndomc sospechar que las
protuberancias que se observaban en sus rostros, fueran re-
En nuestra América la arqueología está encargada de con-
prescn tadones de casos de lepra. Luego en el curso de
tribuir al esclarecimiento de los or igcues humanos, con mate-
mis estudios, pude comprobar que la lepra no era am.ericana
riales americanos, ya que el hombre palcolítico ha dejado en
y que aquellas deformaciones sólo obededan al capricho de
nuestro suelo no sólo huellas de sus obras, sino también sus
propios restos antropológicos, como lo comprueban mis cxca- los plasmadores precolombianos.
vaciones. Una considerable colección de lodos esos elementos, Con conocimicnto de la obra de Gaspar :\Iarcano, "Eth-
que considero «le suprema elocuencia, constituye el Museo Ar- nographie Précolombiel1l1 e du Yénézuéla", Y siempre intri-
queológico de mi propiedad que mc deleita con sus profundas gado con los ídolos que había admirado en París, me propuse
enseñanzas, y estimula mi empeño de solicitar conclusiones solicitarlos algún .dia en mi Patria, y vino a avivar este pro-
definitivas en este género de estudios. Nacionales yextranje- pósito cl haber conocido en poder de mi excelente amigo el
ros, de reconocida capacidad, han apreciado toda su impor- Gcneral Pedro José Rodl'íguez, varios objetos de origen remo-
tancia y compartido conmigo la admiración que produce ese to y de factura indígena que habían sido extraídos en un si-
tesoro de nuestra etnografía pro-colombiana, que ofrezco aho- tio dcnominado "Las Matas", en ocasión de unos trabajos de
ra a la publicidad cn el deseo de aport ar mi contribución a las zapa que allí se hicieron.
investigaciones de historia americana. Al comunicar mis proyectos de exploración al Señor Qe-
ncral Juan Vicente Gómez, el Ilustre Jefe me brindó todas las
110 V E S T 1 G lOS DEL A A T L Á N T '1 D A 111
RAFAEL HEQUENA

facilidades, comenzando por permitirme practicarIa en terre-


nos de su propiedad, donde encontré una cantidad de mon-
tículos que los comarcanos tenían por "cementerios de indios"
o "cerritos". De hecho resuelto, comencé mi labor, acompa-
ñado de mi hijo Antonio, a quien seducía también la impor-
tancia y novedad de la empresa. (1).

La región conocida en Venezuela hajo la denominación


de Valles de Aragua, ocupa una extensión de fi.OOO kilóme-
tros cuadrados aproximadamente, y está delineada así: al Xo r.,
te, el Mar de las Antillas y costas perteGecientes a lo Ilarnado
antiguamente Valles de Caracas; al Sur, el Estado Guárico;
por el Este, el Estado Miranda y parte del mismo Estado Guá-
rico; y al Oeste, el Estado Carabobo. Esta región está com-
prendida dentro de una abra formada por dos prolongadas o
'-'
cadenas de cerros, cubiertos de una vegetación lujuriosa y tJJ
::;
q
cruzados de innumerables vertientes. En esa abra florecen o
las poblaciones de Maracay, hoy capital del Estado Araglla, '0
con 20,000 habitantes; La Victoria, Cagua, Turmero, San Ma- o
u
teo, Tejerías, El Consejo, Cabrera y otras. Estuvo poblada, co- o
mo es sabido, por numerosas tribus que opusieron al empuje '-''-'
'"
.o
de los conquistadores todo el coraje de que habla la historia ::;
'-:::
con el más fervoroso entusiasmo. VJ

'"
'V;
Esas tribus, guerreras unas y pacificas otras, procedentes
de diversas regiones, o nativas de Aragua, escogieron las proxi-
>-'"
midades del Lago llamado de Tacarigua, por las grandes ven-
tajas que les ofrecía para la vida: fértiles vegas en sus márg,e-
nes,como si estuvieran dispuestas por la Xaturalcza para to-
das las siembras y las abundantes cosechas; campo fecundo
para la caza y la pesca, en que se ejercitaban principalmente
los aborígenes, y acortamiento de las distancias con las facili-
dades de la vía lacustre. _ ..,.

(1) En una visita que me hizo el Prcfesor uruguayo :\Iarius rlel


Castillo, le mostré los prílllel'os frutos de "lis csf'u orzo s. ~- enll1sia~Illa-
do me ofreció su nteltgcnte
í cooperación- Esta me ha sido muy útil en
la organización del :\1useo, que t'fectuó en unión de mi hijo Antonio,
y el cual tengo hoy expuesto a la mirada de pro p ios y extraiios, como
timbre de orgullo nacional.
]]2 RAFAEL REQUENA
V }, S T 1 G lOS DE LA ATL.\XTIDA 11;3

El Lago de Tacarigua, llamado hoy de Valencia, ocupa


la parte más baj a de los extensos y fértiles Valles de Aragua,
que limita con las sabanas de Caraboho. El notable etnólogo
venezolano Gaspar Marcano le llamó le plus be! ornement
d'Araqua, y el célebre naturalista alemán Alejandro Hum-
boltd dijo de él: "presenta uno de 10s más bellos panoramas
que puedan admirarse en toda la superficie del globo."
No se tiene determinada todavía el área que ocupaba el
Lago -de Valencia en su mayor perímetro, pero seguramente
fué considerable, a juzgar por las huellas de erosión produci-
das por las aguas, que S2 observan en la actualidad a una dis-
tancia basta de seis a siete kilómeLros en las regiones llama-
das Las Delicias, Tocorón, Giiigüe, :\lariara, etc. En el
día, los geógrafos le han asignado una extensión de cincuen-
ta kilómetros, de Este a Oeste, por veintidós kilómetros, en .•..'"
¡::
su mayor anchura, de Norte a Sur; y en la superficie seiscien-
tos setenta y nueve kilómetros cuadrados; pero estas di mansio., -
~:1l
...•:..
..Q

nes han sufrido alguna alteración, porque las aguas, en in- o


''0
cesante descenso, han dejado en descubierto una gran canti- :..
o
dad de terrenos, convertidos luego en campos de prodigiosa t:c:s
fertilidad, por razón de las capas sedimentarias acumuladas .Q

en ellos. (2) Ql
"O
:Il
La primera región explorada por mí en compai'íía de mi ~
...5
hijo Antonio, se encuentra al Sureste de "Punta de Palmita", o-
a 500 metros aproximadamente de la margen del Lago. Allí
a
...•
e,
comenzamos a encontrar los "cementerios de indios" o "ce-
rritos" ya aludidos; y en ellos principiamos los trabajos, ha-
ciendo abrir y explorar las fosas, con el resultado que voy a
exponer prolij amente, a fin de que el lector pueda darse per-

(2) Por observaciones que ha venido practicando el Profesor

t
l\farius del Castillo, puecle afirmarse que el Lago ha descen d idn doce
pulgadas en el tiempo tra nscurr ido del 30 de septi cmbre de 1 fJ30 al 1Q
de junio cle 1931. El Dr. Alfrcdo Jahn h a hecho también in-
teresantes estudios sobre ese descenso, que debe haber comenzado cen-
tenares de años atrás, pues para 1555, época de la fundación de Va-
lencia, las aguas del Lago debían estar muy inmediatas a aquella ciu-
dad Cllal1'do se le dió truubién su norn hrr-, y no el de Mar acay, que es
la ciudad que estrictamente queda hoya sus orillas.

8
11+ n A F A E L n E Q u E N A v E S T 1 (; [ O S DEL A A T L Á N T 1 [1 A 115

fecta cuenta de la magnitud de la obra y de la importancia de


mis descubrimientos.
Regularmente cada tumba contenía un gran envase o re-
ceptáculo de barro cocido, de forma cónica, con una abertura
en su parte más ancha y enterrado a un metro y medio de pro-
fundidad. Dentro del receptáculo había una cantidad de hue-
sos, algunos en perfecto estado de fosilización y otros casi des-
hechos. La cantidad de huesos hace suponer que eran varios

Jdolil1os de bruro cocido, rojo

los cadáveres enterrados en caela envase. (3) Junto con los


restos humanos se encontraban muchos objetos, tales como:
ídolos, vasos, botijas pequeñas, hachas de piedra, collares de
hueso o de piedra hábilmente tallados, recipientes de barro
de distintas formas, instrurncn tos musicales tambiénde barro

(3) Parece haber sido costumbre generalizada entre los indios de


Sur América, y pnrficularmcnte entre los Caribes. hacer un segundo en-
tierro, cuando los huesos habían quedado comp lctrune ntc descarnados.
Así se explica la presencia on un solo receptáculo de osa mentas perte-
necientes a varios cadáveres.

r
Estatuita con brazos despt-oporc.onad os y con la parte genilal muy
marcada. Obsérvese cómo están representados las cejas y los ojos.
}J() n ,\ F ,\ E L H E Q u E N .-\ \'ESl'lnJOS DE LA ATLÁKTIDA 1í7

etc. Fácilmente se deduce que estos objetos pertenecían a la


persona allí enterrada y que la cantidad y la calidad de los
mismos correspondía a la categoría o riqueza del difunto.

Los obj ctos cncon Ira dos son, principalmente, los si-
guientes:
IDoLOS y FIGl'RILLAs.-Son de varios tamaños y de «listin-
tas formas, aunque todos parecen tender a una idea, a una re-
presentación, al concepto de la hembra humana, símbolo de
fecundidad. El desarrollo exagerado de las nalgas y de las
partes gcnitalcs no da otra explicación. Respecto a las í'accio-
nes, se nota una marcada inquietud hacia la perfección de la
cara que tienen hoy las razas selectas. Los ojos son grandes,
horizontalmente largos, circundados «Ic multitud de agujeros,
desproporcionados para simular cejas y pestañas. Los párpa-
dos, de un desarrollo inmenso, abotagan los ojos haciéudolos
parecer cerrados. La nariz un poco achata da y ancha, pero
de regulares líneas; y la boca pequeña, fina y «le forma corr ec-
ta; mentón y pómulos salien tes, sobre todo estos últimos. El
contorno de la cabeza es casi generalmente una especie de
cuadrilátero alargado horizontalmente y paralelo a los hom-
bros. Sería interesante saber a qué obedecía esta forma y con
qué objeto se hacía uso de ella. Respecto al cuello puede de-
cirse que casi no existe bajo de la enorme cabeza. Los bra-
zos dan la impresión, en la mayoría de los casos, «le estar in-
vcrsarncnte relacionados con los miembros inferiores que son
de un desarrollo desproporcionado. El tórax es irregular. Las
caderas grandes, fuertes, parecen albergar órganos de una fe-
cundidad inmensa. Un hecho que llama la atención profun-
damente es el formidable desarrollo de la región glútea, así
como también la forma y posición del sexo. Como se ha di-
cho anteriormente, los ídolos femeninos son más numerosos
que los masculinos.
Fairfield Osborn, en su ohra Xlen of l h c Old St one Age. al
referirse a las estatuitas femeninas de arcilla cocida que se
encuentran a lo largo del valle del Nilo, da la siguiente noticia
que se relaciona con lo que acabo de decir: "Estas figu-

Estatuilla de harro rojo cocido. Obsérvese la desproporción de los


miembros superiores
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 119
118 11.~FAEL HEQCENA

rillas tienen en común con las del arte Cro-Magnon el


gran desarrollo de todas las partes relacionadas con la
maternidad, y en algunos casos, tocados y adornos semejantes
B. los encontrados en las más primitivas obras egipcias. La
gran corpulencia de estas figurillas ha sido comparada con la
esteatopigia o desarrollo de lo que de discreto modo se Ila-
man curvas posteriores de la mujer en algunas razas africa-
nas. Es de notarse que ninguna de las figuras de hombre es
corpulenta, ya esté dibuj ada, ya esculpida."
Respecto a la influencia de otras razas en la factura de la
cerámica, puede afirmarse que es importantisima, en el senti-
do de dilucidar el origen de nuestros in dios amer icanos.
El tipo mongólico, el más representado y de mayor pare-
cido, es perfecto en todas sus formas. Existe una estatuilla de
barro crudo color amarillo, especie de Buda, en actitud sere-
na, que nos sugiere la contemplación «le un ídolo de la sacra
Pagoda de Pci-Ping. La misma influencia se observa en otras
estatuillas y objetos, especialmente en una pipa de barro ne-
gro-azul, cocido, que representa una cara de acabado tipo
chino.
El tipo egipcio está representado por cstatuil las y obj etos
en todo semejantes a los que se deben al arte de aquella mag-
nífica civilización; y se pueden admirar vasos, y collares de
hueso, piedra y marfil de exacta apariencia egipcia.
Del tipo fenicio hay .dibujos y estiliz.acioncs de insospe-
chable importancia.
Existen vasijas y vasos en todo semejantes a los de factu-
ra etrusca.
Apreciando la variedad de razas a través del arte indíge- ...,..
na, parece comprobada la existencia de ellas en el Continente
Americano, muchos siglos antes de ser descubierto por Colón.
y cabe aquí preguntar: ¿ De dónde venían aquellos pobla-
dores? ¿Eran autóctono s o emigrados de otras regiones? De
igual manera que se explica la presencia del hombre en el He-
misferio Oriental, puede explicarse en nuestro Conl.iuan t e.
Estatuita de barro crudo, amarillo, en actitud hierática
] :lO n A F .\ E L Il ¡.: Q e E x A
VESTIGIOS DE LA ATJ~ÁNTJDA "121

Porque, aparte razones de orden CosJ1logónico, no puede


existir ninguna otra q uc dé a una sola parle de la tierra
el privilegio de haber sido la cuna del género humano.
Lógicamente se entiende o puede comprenderse que la ci-
vilización egipcia y la civi liz acióri griega tocan los límites de
la historia. Documenlos y libros perfectos hablan de una y
otra. Los libros sagrados de los egipcios reseñan hechos en
una continuación de ocho mil años, en que se mezclan relacio-
nes de sucesos gloriosos de los atenienses en lucha con pue-
blos invasores pr'oced ontcs odal Mar Atlántico que, a la vez,
incursionaron en Europa y en el Asia; pues de acuerdo con la
tradición, «licho mar era fácil de alravesar a causa del Conti-
nente de la Atlán tida. De estos hechos prehistóricos cabe de-
ducir la influencia que los pueblos fuertes y guerreros, que se
Hamaron Ios atlantes, han debido ejercer sobre los invadidos:
y por su adelanto, las modificaciones fa vorablcs que sus ins-
tituciones y sus leyes habían de producir sobre eslos últimos
para su desarrollo. Así, pues, dada la anterioridad de la cul-
tura atlántida, comprendida en su extensión a la América que
la hacía una misma, aparece la civil ización, no venida del en
Oriente, sino Ilevada allá por los i nvasorcs procedentes de la ~
isla sumergida después. Un trabajo acabado acerca de
o
estas disquisiciones sería de grandísima utilidad para la ar-
queología, la sociología y la historia del mundo americano:
y podría conducir a conclusiones sorprendentes sobre la vida
de la humanidad.
BOTIJAS, BOTIJU':LAS y OLLAS. P1PAS. Ec\:YASES E:'\ GEC\:EHAL.-
Existen estos objetos en diferentes tamaños y en distintas for-
mas. Se han enconlrado algunos del t arn año de un hombre de
regular estatura. Se empleaban, unos para ataúdes y otros co-
mo envases domésticos. Los hay adornados con figuras de ani-
males y con caprichosas est iliz acioncs. Se observa, en algunos,
la figura de hatr acios, y de animales que no se han podido
identificar, en posición como de observar el contenido de la
vasija. En cuanto a dibujos, éstos parecen representar garras,
manos rudimentarias y deformes, y líneas que en la mayoría
de los casos recuerdan vagamente objetos de utilidad. En-
cuéntrase también una vasija cuyo contorno representa tres
]22
RAFAEL I:EQUENA
._---------------- v E S T 1 G lOS [) E J. A A T L Á N T J D A 1:23

11-'

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Urna funeraria de "Los Ccrritos" O
¡...
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c;j
.Ci
senos «le mujer de acabada semejanza con alglll~as vasijas ex- <l)
'O
traídas por el Profesor YIarius del Castillo en la República de m

Bolivia. Merecen mencionarse especialmente dos porta-ofren- ~


'5
das o bandejas de irreprochable gusto artístico y acabada c;s
.•...
nlanufactura. Es curioso observar en estas dos fuentes, como ~
rn

en muchas otras, que están hechas de dos capas de barro co-


cido, y tienen entre ellas una zona de aire, induc1gblcmcnte
con el objeto de conservar la temperatura de los alimentos o
..•,
sustancias puestas ,en la vasija. Es de llle¡;cionarse también
como dato interesantísimo, la existencia de dos ollas de for-
ma especial que ostentan dibujos en colores y que fueron las
únicas en su especie que pudimos encontrar. Tienen los si-
guientes colores: morado oscuro, blanco, rojo y azul-oscuro.
Nos hemos visto en la necas¡ dad de conservarlas tal cual las
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTJDA ]:J.fi
l:J-I,
H A F A E L 1: E Q L' ¡.; ~ .\

encontramos, cubicrtas «le una espesa capa de marga, por te-


mor de dañar los colores, al levantar ésta dc los dibujos.

La cerámica marca un período cn la historia de la CIVI-


lización industrial. "Todavía JlOy-dice Lctollrneau (Psy-
chologic Ethniquo) los fueginos, los australianos, no la co-
noccn, como tampoco la conocían los poliuesios antes de su
comercio con los europeos". Los ejcmplares de mi colec-
ción mucstran diferencias capaces de r cvel ar objetivamente
la distinta precedencia, cn consideración a las épocas. La es-
cala en este senti do la descubre la simplc mirada cn la com-
paración de modelaciones toscas cn material grosero con fi-
guras humanas de exageradas formas y animales desconoci-
dos, con otras modelaciones de superior factura y dibujos re- es
gulares que marcan indudahlemente grados en el desarrollo So
C'l
industrial. c:
'-
c:
e,
Ahora bien, dada la lentitud con que, scgún las investiga-
'"c:
cioncs, sc ha desarrollado la cerámica, y teniendo cn cuenta, '-
de acuerdo con aserciones cientificas, el perf.cccionamiento :?o
de esta industria ya en la época nco.litica, y a la cual perte- '5
necen piezas de mi museo de muy regular pulimento, cabe o
Vi
c:
señalar para las toscas que las acom pafia n una proccdcucia
muy antcrior. p,
E
p:
Esta industria, a la vez simple y práctica, de adquisición
primitiva, guarda en todas las razas semejanzas notablcs, en
cuanto a los primeros instrumentos, utensilios y maneras de
modelar las vasijas o las figuras muy diversas de represen-
tación totémica o idolátrica. En todos los lugares «le la tie-
rra la similitud del material y de las necesidades de la vida
ha producido resultados casi idénticos. Por dondequicratam-
bién la instrumentación evolucionó con excesiva lentitud, en
millares de años. Ha habido la inclinación a creer que la
cerámica fué de primitiva aplioación femenina, C01110 oficio
que concilía en la mujer, mejor que cn cl hombre, el trabajo
manual con la permanencia en el hogar. En piezas pertene-
cientes a la edad de piedra pulida se han encontrado impre-
siones digitales que por sus apariencias eran de mujer. En
12(j RAFAEL REQUEKA
VESTIGIOS DE LA ATLANllIllA 127

tiempos posteriores la cerámica continuó como arte femenino


en algunas comarcas particularmente conservadoras. Diver-
sos autores citan como ejemplo de este caso las Islas Hébri-
das, en que las mujeres fabrican todavía hoy, sin el torno
de alfarero, vasijas que adornan con .dihujos grabados por
en
medio de bastoncitos puntiagudos. Esto mismo podemos deci r 'O
C)

Q)
•....
de nuestro actual pueblo venezolano. La isla de ~Iarga['ita, por ~
ejemplo. H
C)
•....
El Dr. G. l\Iarcano ("Etnografía precolombiana de Vene- el
C)
zuela-Valles de Aragua y de Caracas") es de la misma opi- o
nión: "Todo parece indicar que la mujer permanecía en la 'oc;¡
;;.
casa, mientras el marido iba a la caza y en busca de alimcn-
el
tos. Probablemcn te cuidaba a los ni ños fabricando utcnsilios ;:::l
el
de barro, cocinando y tejiendo redes".... y más adelante o
u
añade:
'"~
"El arte del alfarero había alcanzado entre los Indios de H
e;
u
Aragua un desarrollo rcla ti varncn te considerable. La di- tr:
o
versi.dad de formas de los envases, la variedad y gusto de la 'O

ornamentación 110 permite considerar-los como un pueblo c:


C)

desprovisto de toda tradición, de costumbres, de cultura. Este c;¡


,.c:
hecho confirma el epíteto de "Tierra de alfarería" con que u
C)
,.c:
algunos etnologistas han querido caracterizar la América. (1)
0-
En efecto, sorprende ver que en todos los pueblos que en el "O
'¡j
Continente americano comenzaban a salir del estado primi- o
U
tivo, por imperfecta que fuera su civilización, la cerámica ha- o
•....
bía llegado a su apogeo. Los precolornbianos de Tacarigua ,es- '-c;¡
.o
tán comprendidos en la ley general, porque los utensilios de
C)
Los Cerritos, verdaderos testimonios de su vida íntima, nos
los muestran bajo un aspecto muy favorable." es
"O
el

Muchos ej cm plares de mi colección son rcprcscn tu-


tívos del sexo femenino al desnudo, con exhibición que parece
'. aIB' .11!~'V fi*Y II "j ~,tl' \\ ~ I
C)
:....
'-
<;'
~
t:
intencíonada, de las partes pudendas exageradas; y en su o
>l-.
casi totalidad las partes opuestas (caderas, nalgas) y las pier-
nas y pies presentan aspecto fenoménico. ¿Procederían estas

(1) F¡'ierlcrich Hctzcl, Yiilkcrkunclc lo Ir, Lcipzi g. ] sse.


12¡; n .-\ F .\ E L n E Q u E X .\ v E S T ¡ G lOS DEL.\ .\ T L .\ "' T 1 D .\ 120

hechuras de propias manos femeninas? Pocos ejemplares hay


del sexo varón con un si es no es de velado en la parte genital.

La industria primitiva desconocía el torno de alfarero.


La idea primera de este instrumento de gran progreso parece
haberse manifestado en América entre los indios de Yucatán,
donde las muj eres obreras colocaban la arcilla preparada
sobre una pieza de madera de forma cilíndrica que hacían
mover con los pies. En Egipto, al contrario, y en todas las
viejas civilizaciones del Continente Oriental, el torno se usaba
desde muy remotos tiempos. En mi colección no existen
instrumentos que puedan considerarse como tornos, ni algo
semejante. Raro seria que se conoc.csc y utilizase comun-
m-ente en los trabajos de alfarería tan diversos cxhuma dos por
nosotros y no apareciese ahora siquiera un ej emplar, una si-
militud, un rastro, en fin, siendo tantas y tan variadas las
piezas en cuyo modelaje pudiera descubrirse su uso. Esta fal-
ta puede conducír a la consideración de un carácter neolítico
primitivo para las formas más groseras y para las más re-
gulares a la de perfeccionamiento lento sin ayuda del torno,
por propia evolución.

El hallazgo de pipas explica la existencia y uso del tabaco.


Es materia conocida que esta planta es de procedencia ame-
ricana, y que los indígenas la aplicaban, tanto en la terapéuti-
ca, como 'en la forma de un vicio, ya quemando sus hojas en
pipas de barro cocido cuyo humo aspirahan o ya absorhicndo-
las en polvo. Los hallazgos de pipas hechos en los Estados Uni-
dos, Méjico, Perú y República Argentina, prueban que el ta-
baco crecía en el Continente Lodo. En tierras de Aragua y de
las cercanías del Lago de Tacarigua el uso de esta planta ha
debido ser familiar a las tribus primitivas, según lo atestiguan
las pipas encontradas en las tumbas; y sus di vcrsas aplica-
ciones tan antiguas como los mismos primitivos. Planta de
nacimiento espontáneo en dichos suelos, por su utilidad debió
Vasija de uso doméstico con una cara y pequeñas
ser objeto de atención para el cultivo, que merced a la fertili- puntas imitando cabezas de clavos
dad de dichas tierras y a una tradicional agricultura, ha teni-
do fuerza de trasmisión hasta nuestros di as.
9
1 :\0 RAFAEL I\EQUENA VESTIGIOS DE L¡\ ATLANTIDA 131.

UTlLES DE PlEDRA. COLLARES. ÜB.1ETOS TALLADOS E~ JADE.


MARFIL, ETe.-Constituyen estos objetos parte interesantísima
del Museo. De los primeros encontrados sueltos, hay los que
pueden corresponder a los llamados cou p de poini, El cou.p de '"
C1l

poini variaba entre -1 y 8 pulgadas de largo. Servía para va- '0


rios fines, lo que está indicado por la existencia de cuatro di-
'"'
;;.,

ferentes y bien definidas formas: primero, una primitiva for- '"


C1l
"O
ma almcndrada: segundo, forma ovaloi de ; tercero, forma de C1l

disco; cuarto, forma puntiaguda semejante a una cabeza de


'"'
o
S
lanza. Mortiljct habla de ellos comoel solo instrumento de las
tribus Chelleanas (Chellcs-sur-Marnc) pero en sus varias for- ","
Q)

'3
mas servía para lonlos los usos, de hacha, sierra, cincel y pun- N
C1l

zón, y era en verdad un instrumento de combinación. Capitán ",-


también sostiene que -el cou p de point no era un instrumento
de simple aplicación, sino designado para satisfacer varias
-C1l

.;..~
C"l
,...
c:::
necesidades. La primitiva forma almcndr ada y ovaloi dc se em- :l

plcaba para el uso a lo largo del filo, ya para fuertes cortes o '"
Ol
;;.,
C"l
para aserrar; las de disco pudieron usarse como hachas o ;..

como cuchillos y rascadores ; mientras que las formas puntia- o


()

gudas y Ianccoladas podrían usarse como dagas, ya para la o"


guerra, ya para la caza. ~
'<)
o
()

"En todo el lJI UJl do pueden encontrarse trazus de una edad o


de piedra, antigua o moderna, utensilios primitivos de piedra 'a"'
.o
y pedernal análogos a los del verdadero periodo Chclleano <!)
'1:l
de la Europa occidental, pero no rcnlmcnt« idcní icos cuando se o"
comparan de cerca. Estos rc prcscn lun las iniciales tentati- c:::
.~
vas de la mano del hombre, dirigida por el pensamiento pri- '5
()
<lO
mitivo para modelar grandcs materiales en formas adaptadas el
S
a la guerra, la caza y la vida domósl ica. El resultado es Hila o
serie de paralelas en la forma que caen hajo el principio evo- "O
Iulivo de la con\'ergencia. Así en todos los contincntes, cxccp- ,...

to Australia, en Europa, en Asia y aún en Xo rlc y Sud-Amé- ~


rica, las razas primitivas han pasado por un estado industrial
semejante al tipo Chcllcano del Occidente de Europa. Esto lo
atribuimos a una s imil ar idad de invención y de n cccsida.dcs
humanas, antes que a la teoría de (IUC la industria Chclleana
V E S T 1 G lOS DEL A A T L Á N D [ D A 1 :33
]:1 :l RAFAEL HEQUENA

~
se originó en un centro particular y trabajó lentamente alar- "'Ci:l"'c.n
:::lB
gando su onda sobre el mundo entero." (Fairfield Osborn). 01) .•••

"C t: ~
Entre los collares de esta misma sección del Museo hay al- o:s <l.l c:::
'-'U<l.l
ea... :::3
gunos cuyas piezas son peq ucños trocitos de marfil tallados en t-< - ct
cr. '"
-0,.,-
forma de peces. Llama la atención en éstos la diversidad de (\)-~

"d"o
tamaño-desde uno hasta seis centímetros-y el exacto parecí- ","O '"
o w ~
do que tienen entre sí. De los collares de piedra puede decirse c:=()-=!
(1) ••.••• f"""¡

lo mismo. Se cuentan, además, algunos tallados en cristal de >E


::: -ec
roca y coralina. En marfil tallado hay la figura de un cóndor d",'-
"'::u
que ha llamado mucho la atención. Hay dos instrumentos mu- ~
sicales, al parecer flautas, muy bien talladas; también existen
quaruras y especies de pitos de varios tamaños. Las hachas.
de piedra existen en todos tamaños, pulidas y en bruto-pa- ~~ --o -:>.
leolíticas-de grani lo, cristal de roca, marmolillo, etc. Las bOC t:: .
"'00
hay para usos industriales y guerreros. ~~.~ 8
,.....;C)t:::<Il
<
>-< Q ~~:;'~

CRÁNEOS OTHOSHuesos Hl'7\1:A)/OS y restos pertenecientes


y

a animales prehistóricos, constituyen la más interesante sec-


'-'e,
>-<
w:::;-
"'C

.~"
c.;--
.5~t;:;:Q.)
"O
O "§~~ e
ción del Museo, en particular por los muchos ejemplares de ~ .•..•.
_ 0·0
"cráneos aplastados". En el "Diario" de las excavaciones que <
W
V)_
:.;,:.:.
c:í o.; u
. .....;
t...
.-
()

;:::::~c..:l
en seguida publico, se menciona su encuentro en varias ~ <l.l~. "d
r/) .;- - o
tumbas, y su repetición indica una forma común, caracteriza- W ~0~ O-
c.;
da en sus partes más visibles por una exagerada dolicocef'a- .~ C)
:::l"O~r:::::
bJ.¡z:O
lia y frente nula, ya que en toda la extensión anterior del crá- ~Sc:
neo, con abarque desde las órbitas, se hace típica una depre-
sión cóncava, que, aparte otras razones, excluye la idea de
un artificio, de una compresión, pues que de ser así el aplas- ~.2~ ~
~::::~:J
tamiento resultante presentaría en lo general una forma ~ t"n-- "8 ~
• ~ t... >:l)
plana. El ap lastam icnto en general es el mismo, pero parti- ~Sf~~
cularizado a veces por protubcrnncias que estahicccn solu- o";: ~~.~
'V ~< .~
ción de continuidad de la superficie. En estos casos la corn- c:::
C,) '" ~
N "
- c:,) d
=:.::"=- ~ ~ ~
presión al ser artificial exigiría planchas llenas de concavi- :; B]5'~ oo
,... ~<::l:-.o
dades como para producir las partes convexas, () sean las
protuberancias. ~~~:~~o
~·c ~ e ~
Hescrvarnos para más atlci antc otras consideraciones ; c~~ e
acerca del aplastamiento, en 13s ocasiones que han de preS211- > ".- ~·o
::: ~ ~.~ °u
tarso para emitir nuestra opinión al tratarse de las deforma- ~,
~~~
c:í 0

= C,) C)
e,
ciones.
YESTIGIOS DE LA ATLANTIDA 1135
1 :l-! n A F .\ E L n 1-: IJ ti E K A

Buriles pequeños de granito y jade para uso doméstico

Pipas de barro, de distintas formas


....•
C;.;
c:

>
"l

;..
r-

:o

:1,
;..

Vasija de uso doméstico, con adornos en cadeneta

--:
t'1
[/l

..,
o
o
[/l

"
t'1

r-
;:-

>
....:
t"'
;...
z
~

"
>

C;O
-1

Collares de jade, marmolillo, coralina y granito


]HS IlAFAEL nEQUENA VESTIGIOS DE LA A1'LÁNTIDA 1 :\1)

Los ejemplares de cráneos exhumarlos presentan opor-


tunidad para un estudio, ya objetivo con base antropológica,
para una deducción cierta de que los "Cerritos del Valle de
Tacarigua" fueron construidos por una raza prehistórica de
carácter distinto al de las tribus históricas conocidas desde el
descubrimiento de América, y do civilización más avanzada, S.'"
a jl~zgar por los objetos encontrados en las urnas funerarias. <Il

De presumirse es que los habitantes posteriores desconocie- '"


N
'P;"
sen los "Cerritos" y f'ucscn extraños a construcciones de esa
'""' c:l
especie, desde el momento en que todas ellas guardan restos o '""'
P; ::l
propios, y en ninguna aparecen ni ej cmplarcs distintos, ni "O
00 c:l
obras en las que se muestre imitación siguiendo normas tradi- ",'-'::l
r"
c:: c::
:.... ~
cionales. No parece, pues, existir lazo alguno en este punto ,;; S
entre los primitivos cons tructorcs de los "Cerri tos" y las tribus ..........c:l
-ee
bárbaras que encontró la conquista española. <Il <:.)

'c:l
" '~"
,.q '"
Signo de lej anía en el tiempo puede ser esta falta de con- <:.)
"'"O
'"

~ r.n
catenación en los usos y costumbres de los pobladores, que no "0,3
se ha observado en otras partes. En compnr acióu puedo C'\S:-;:::::
••••• <:.)

citar, como diferenciables de los constructores de los "Cerri- "O'" '"


o
tos", a los Mound-builders del Valle del }lissisúppi y lugares '""' 'P;
"
.....
'" ,
,....- Ci:i
del Norte del Golfo de Méjico, en los eualcs aparece, conse- o
<:.)
c::
;:l
cuente con la hipótesis de que los primitivos terraplenes fue- ~.g
ran obra de habitantes procedentes de los Grandes Lagos, la .g. 'e"
continuación de obras semejantes por tribus que vivieron des- '" ",:
N ~
pués en los lugares en que se mostraban y que se han idcn- ..........c::l
.,....¡

'V; e
tificado como suyas. Por esta circunstancia y, sobre todo, Lomo o <Il'"
""'

~~ '"
es natural suponer, por falta de base antropológica, algunos au- •...• '""'

tores han concluido que allí 110 hubo raza separada de JlolUzd- '""'
ctl '•.•"
builders, ni razón hay para considerar que qui 2n-:~S construye- E
ran tales terraplenes fuesen otros que in dios auict-icanos. La "O '"
<Il

opinión que el botánico amcrica no \\'illiam Bartram emitió en '"


1778, acerca de que dichas regiones hahian sido antiguamente E
'O
U
ocupadas por raza diferente, un pueblo misterioso al que se
daba el nombre de Xlound-builder, 113 sido expugnada después
al tra-er a la mención que tales baluartes o tcrruplcnes estaban
en uso entre las tribus «lel área del Golfo de Mcjic« en el ti'2111-
po de la conquista. El caso de los "Ccrritos del Valle del Ta-
140 HAFAEL HEQUENA VESrIGIOS DE LA ATLÁNTIDA Hl
-----_._-------------------------

carigua" y el áe los "Moun d-bui ldcrs" nórdicos son, pues,


desemej antes.
Al comienzo de las exploraciones, admiraba la per-
fección de los objetos de cerámica, sin sospechar influen- ..•
cias ancestral es en nuestro arte aborigen; ]1('1'0 cuando co-
menzaron a aparecer otras obras, evidenciando tendencias de
O)
un orden superior, por una serie de interesantes inducciones, :;j
O'
fué mi espíritu engolfándose en teorías y postulados que V)
C\l
me sugieren estas preguntas: ¿ Cómo es posible que aquellos N
.~
ü

residuos humanos que encontraron en nuestra tierra los con- "


-;<S
quistadores fabricaran tales objetos, reveladores de un gusto i3 ::;
o."t)
artístico excelente, bien definido, pro/dueto de una indiscuti- o~
"O ;l
ble cultura superior? ¿No tuvieron a nuestros indios por irra- C\l :::

cionales los que vinieron a conquistarlos en nombre de la ci- -o


¡:::: C\l
... :::
'"'

vilización? (1) ""' C\l


:se:;C\l
Sentado el principio de la existencia de la Atlántida, ya .V)

ü ""
C\l
protegido por autores eminentes citados en capítulos anterio- "O
O)
<:)
res, y ateniéndome al propio criterio, he llega-do a términos ~"o
°5 r(1
que considero inmediatos a la verdad histórica y capaces de 0'0
N .-

--
•••• <.l
conducir a los hombres de ciencia a la posesión de la C\l
C\l
•.•

verdad definitiva. ü
"O,Q
C\l

Existió en épocas remotas, prehistóricas, un Continente ~ ~


que se extendía desde la costa de Venezuela, a través del ~ n::

o :;j
Océano Atlántico, a las Islas Canarias y Africa del Norte, y 'd
C\l
O'
O)

desde Terranova hasta la costa occidental de Europa. .~ ~


N (""\

~ c:
En ese continente, la tierra, aunque de un gran espesor, o ~C\l
'-<
t::
no tenía base firme: era como una inmensa isla flotante sobre <:)
<Il
la extensa superficie de las aguas. Lentamente, en un proceso ...
<!)

o.
de milenios, debido a la acción de las aguas, como he di-
cho antes, fué agrietándose en toda su extensión hasla que,
por efecto del último tremendo cataclismo, del cual no es posi-
ble formarse idea, se dividió en fragmentos, quedando una

(1) Estaba de tal manera arraigada en e] ánimo de los couquí s-


tadores la iclea de que los indios de América eran seres irrncionnles,
que el Papa Paulo III en 2 de junio de 153i expidió una Bula dcc.arau-
do que eran ';realmentc hombres". Es bien co n.ocid a la labor osf'orxada
y humanitaria que poster ior-me n t c necesitó realizar Fray Bartolomé
de las Casas en favor de los indios de América.
1-!:} R A l' ,\ E L R E Q u E N A VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA HB

parte a flote hacia el Norte, otra hacia el Sur, y desapare-


ciendo completamente la parte ccn tral entre las profundida-
des del océano. La que quedó flotando hacia el Sur vino, por
proceso geológico, a constituir nuestro actual Continente Sur-
americano.
Las partes que quedaron flotando llegaron a colocarse
- ''"-
o: '"'
0.0

+s"
sobre la gran masa de tierra que, por virtud del mismo cata- o: ,..

clismo, fué a hacerse firme en el fondo, quizá en contacto con '" u


":=:
sus antípodas. En el centro de estas dos masas quedaron na- o: ::J
N
turalmente la fauna y la flora que existían sobre la superficie '2.
<1J '"
"':j

de la parte desaparecida, o sea la central del Continente hun- ~ e:


•......
,'0 ,..
dido; y estos elementos, sometidos a las altas temperaturas
~:.=
u
ó~
desarrolladas por su propia combustión y descompos.ción, ori-
'--
•• 'oJ ••.•••

ginaron las sustancias minerales conocidas hoy con el nombre ,o'"


de hidrocarburos. La abundancia de éstos en Venezuela es ~ '"
-o:
.8.-;
prueba evidente .dc que el territorio de esta nación está com- .-:=:-~
prendido en la parte del Continente que quedó a flote hacia el ~:=:
lado meridional.
'-'"~J) VJ

",,-
~~'" :;
En apoyo de esta teoría que coloca a Venezuela forman- V'J

o
t...

do .partc del Continente atlante. vienen razones que pueden U o


:n~
;':::c-s
someterse a análisis, ,en busca de la evidencia. ~~
"'.-
:n
:no
Este país está situado en el centro del Norte de la Améri-
ca del Sur, a orillas del Océano Atlántico, limitado por aquel ~~
.~'-
laido con el Mar de las An tillas ; por el Sur con la República :=: -
o~
u:=:
del Brasil; por el Este con el mismo Océano Atlántico y la ~CJ
:::;-:;
Guayana Inglesa; y por el Oeste, con la República de Colom- ;.::::..,.

bia. Hacia este lado Oeste se encuentra la parte de su te- ~o


(3';::
rritorio más favorecida con la existencia del petróleo, por rara u'" P-
c"/::::l
coincidencia, la misma en dor.dc "existen todavía, en toda su ~ :J1

:r.
pureza, los primitivos aborígenes representados por las tribus :;
'-o:
Motilones, Goajiros y Parau janos, que son los sobrevivientes (3
de los pueblos lacustrcs descubiertos por Ojcda" en 1-199; y U
descendientes de los Aruucos, "indios que encontraron los pri-
meros descubridores al pisar tierra americana."
Existen en la costa de la República, jurisdicción del Es-
tado Aragua, sitios conocidos con nombres como "Costa de

,.
1-J-I· H ..\ F .\ E L 1; l': Q u E '" A VESTIGIOS DE LA ATJ~ANTIDA 145

Maya", "Mayi ta", "Turia mo" y otros cuyos origenes se per-


derían en la oscuridad, si no cncontrará nios hornónimos en
las razas que poblaron la Atlánlida, y que seguramente aban-
donaron el Continente al sentirse las primeras convulsiones
del cataclismo que lo sepultó.
En Las Delicias, bellísimo sitio de recreo cercano a Xla-
racay, ha sido encontrada una piedra de inestimable valor
histórico para hacer luz en estas investigaciones. Esa piedra '":>
Q.l

<'$
mide siete metros de largo por dos de ancho; tiene la forma
o
de una flecha que marca hacia el Sur, como si estuviera pre-
-
"O
<'$
cisando una dirección determinada ; está colocada al pie de ¡::
Q.l

la montaña, hacia cl Iado noreste de esta ciudad, y a 17 kiló- VJ


Q.l
•...
metros más o menos en línea recta hacia El puerto de Cho- o.
Q.l
•...
roni: y tiene, tallado por manos expertas, inscripciones y je- VJ'

roglíficos que acaso con tengan algo del secreto que guardan <:Il
t...
::l
t...
los siglos, quizá señales o derroteros marcados allí por los <'$
::l
primeros emigrados allantes para indicar a sus contcrrán eos, eo
que vinieran después, el camino que ellos llevaban. Es indu- :»
VJ
dable que por allí penetraron algunos de los emigrantes y se .8
detuvieron en ese sitio, al pie de la montaña. El cansancio de '0-
la marcha y la belleza del paraje, tal vez les determinó a VJ'
Q.l

hacer un alto, para seguir luego adelante atraídos por la pers- C;


o
'~
pectiva que tenían a la vista: un valle extenso lleno de vcrdu- VJ
::l
ra; el mar de plata de la Laguna del Tacarigua, con sus ma- 6
VJ
ravillosos crepúsculos fascinantes; y en el fondo, la masa azul o
-;::
de las sierras. La proximidad de la costa les hacia temer to- Q.l

6
davía los horrores de la catástrofe que presenciaron, y solici-
taban tierras internas, las que ellos consideraban más firmes. ¡¡Ir ~ ...•~" UUI -::l
•...
VJ
¡::
......
Ahora bien, ¡.qué dicen esos jeroglíficos? ¡.Llegará algún
día en que puedan descifrarse para que revelen lo pasado?
¿Fundaron los emigrantes a orillas del lago alguna gran ciu-
~. ':~
dad que desapareció con las edades, bajo el polvo que va cu-
briendo sistemáticamente las superficies hasta formar capas
de humus donde las semillas, trasportadas por el viento o las
aves, germinan convirtiéndose en arbustos, de arbustos en ár-
boles, de árboles en bosques, y de bosques en selvas milena-
r ias, que hacen perder las huellas de toido lo que existió?
10
HG RAFAEL HEQUEKA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 1±7

Semejantes a la piedra de Las Delicias, y en confirmación


.. de lo que vengo deduciendo, existen otras con inscripciones
en la misma dirección, en la Quebrada de Tocorón, que se in-
terna hacia las sierras de Guacamayo.

Siguiendo en el terreno de las ,deducciones que más acer-
'"o
can a la verdad, los atlantes, o sea de entre ellos, los turia- '3
u
.~
nos, que empezaron a emigrar al sentirse los primeros es- .•...
'"
.•...
tremecimientos del cataclismo, fueron los que se dirigieron '"
hacia esta parte de Venezuela, que formaba todavía una sola ",'
extensión de tierra con el lerritorio que hoy ocupan las di- "@'"
8
versas islas de las Antillas. y no solamente los hombres se "ao:s~ .
vinieron hacia el Sur, sino también los animales superiores: '"
o ~
las fieras, los venados y otras especies que no existen en las ~ ~
c:s o:s
.•... '"'
Antillas, y que, C0l110 es generalmente sabido, parecen dota- ¡::: ~
'" tlJ)
dos por la Naturaleza de un instinto especial para adyertir "'~
'0.
"'"' '"
la aproximación de los movimientos sísmicos. "''"' .....
0
.•...
• P<
Se ha dicho antes que es importantísimo determinar la o .
influencia de otras razas en la cerán'lÍca para averiguar el ori- ~ o'"
.~
u
o o '"
gen de nuestros indios americanos; y en ratificación de esta u"cl
u
o .~
creencia, puedo fijar un 'l)unlo preciso que sirva de base '"''"' '"'
o:s o. o:s
a investigaciones de efectivos resultados. ,Q u

¡::: '"
La raza aborigen, conocida en la prehistoria bajo la deno- '" 1;)
o
minación Maya, floreció en los territorios del Suresle de Mé- "'.~
"',Q
"@o
jico, desde Yucatán hasta Gualemala y Honduras, 1,450 años .~
u
(/J

antes de la Era Cristiana. Su descendencia habita todavía


~
aquellas regiones, extendiéndose desde el Istmo de Tchuan-
'"o
.•...
tepec hasta Panamá. Fue una raza superior, como ya he- .::
mos visto, de la cual aún se conservan en Méjico y Centro '8"
;:::l
América innumerables y' majestuosas ruinas, monumentos
'"'
t;
grandiosos que proclaman el origen, esplendor y decadencia .....¡:::
de una civi liz aci ón muy elevada.
El etnólogo mejicano lVIimenza Castillo, ilustrado en tra-
diciones auténticas, al referirse a los usos y costumbres de
aquella raz a dice: "Respecto al bautizo entre los .l/ayas, no
era sino lo que llamaríamos Sacramento de la pubertad, Apc-
nas nacido el infante, se le ajustaba un tablero en la cabeza a

I
H8 RAFAEL BEQUEXA VESTIGIOS DE LA ATLÁKTIDA 14$J

fin de aplastarla y darle la forma pr ef'er id a por sus antepasa-


dos. (De allí los cráneos, las raras cabezas chatas que están
en el Museo Arqueológico de Yuca tá n, estudiados por el ilus-
tre sabio, obispo Carrillo.) También acostumbraban poner-
le una cuenta blanca pegada a la coronilla y de la que pen-
día un hilo que remataba en una concha que les cubría el
sexo. En la ceremonia de la pubertad, el sacerdote llamado ~
c:
al efecto era quien cortaba el hilo. u

'-'-
u
Es «le acogerse con reservas la idea expresada por el citado "O
Vi
etnólogo mejicano, acerca de la forma achata da de esos crá- .8
<J1
neos, atribuyéndola al hecho de ajustar un tablero a la cabeza ;..
~ <J1
del infante para darle la forma preferida por sus antepasados. 0"0
Q)

"O .~
Sometida esa idea a un sencillo razonamiento científico, se ~~
encuentra que esa deformación no puede ser artificial, por
N
•.....•~ • ..-.1

~ d
<J1 <.)
cuanto cualquier presión violenta sobre los huesos craneanos '-
o
Q)
_"O
en tierna edad, y más si se sostiene de modo continuado, pro- ~ '- <J1
•...
V
duce indefectiblemente la muerte. Por tanto, sustento la -; ;:-~
Ol c:
opinión de que los cráneos ap lastados, que contiene mi E .~

.--
_Q) w
~

Museo, hallados en las tumbas milenarias, son un signo de ra- u N


, ._
<J1

za, quizá de los descendientes inmediatos o directos del hom- ~


C':l~
<J1
::l u
bre primitivo, cuyo eslabón no hemos encontrado aún; o del r-l
~..s U"¡

propio hombre pr imitivo americano. VJ Q)


Q) <J1

c;; c:
El Dr. E. R. Hcath, al referirse a la existencia de pueblos () Q)
.;¡; ·0
desconocidos y hoy extintos, dice: "Las formas cxtrafias de las ~%
e
cabezas y perfiles «l'e las figuras humanas en los monolitos <J1

de Copan, atestiguan el fundamento de esta hipótesis. Las .8


marcadas diferencias entre los cráneos de estas razas y los de u
~
los in do-europeos atribuyéronse al principio a medios mecáni- ::l

ir:
cos, empleados por las madres para dar una conformación c:
.....•
peculiar a la cabeza de sus hijos durante la infancia, como
a menudo lo hacen otras tribus y pueblos. Pero el mismo au-
.L. ••••••• L~'»iru' mrzenr '
tor nos dice que el hallazgo en una momia de un [eio de siete
II ocho meses, que tiene la misma conjormacioti del cráneo,
ha puesto dudas e ti cuanto a la cerl e za de este. hecho."
Puedo hoy ofrecer al a n ál isis de la ciencia y a cuantos
se interesen en estas cuestiones, además de cráneos cabezas
..•••..
VESTIGIOS DE LA ATLÁ?\'TIDA ] ;;1
RAFAEL llEQUE?\' ..••
150

chatas de la más rara configuración anatómica, una concha de


las que indudablemente usaban los Mayas para cubrir el sexo
de los niños. Entre los grabados que ilustran estas páginas
figuran esos ejemplares, que bien pueden servir de punto
de partida, como ya he «licho, para la exacta apreciación de una
cultura y de una época tan [distantes de nuestros días. Los pa- CIl
~
c::
cientes y dilatados estudios que me han acercado a ellas, se ~
r...
hacen ahora más provechosos con las escrituras rupestres, los Q)

0"0
jeroglíficos, y la adquisición de los obj etos, confiados por los "O CIl
c-: Q)
primitivos aborígenes a la madre tierra, acaso con la inten- N
;.:::o
c::
....•. ~
ción de que algún día desgarrasen el denso velo que oscure- (/J
o ~
()

ciera el origen de su existencia. ~ .;:::


~:;::;
~t;
Con la evidencia de los cráneos y concha mencionados c:j Q)

E CIl
que se hallan en mi Museo, queda racionalmente esta- "o
Q) ~
•...•

blecido que entre los Mayas y los Aruacos, inmediatos ascen- "
Q)
CIl
~ c::
dientes [d'enuestros indios, existió la afinidad que supone una ~
::l ••..•
Q)

~ '0
común descendencia de la raza pobladora de Atlánti.da, la c:Z
cual fué tan numerosa que necesitó ocupar las varias y exten- r/}"' .-:..
Q) r...
~~ .~
o
sas regiones ya citadas. () r...
.~ Q)
(/J •••••

Abstraído, engolfado en la contemplación de esos objetos ::l CIl


~r:: o.
o
que tengo 'en mi Museo, he pasado largas horas en profun- CIl
o Q)
......•...
da meditación, pidiéndoles reveladoras sugerencias, que me ,..
~ ~
r...
impongan de los secretos que encierran; y dejo correr ~c:; o.
::l ~
e l pensamiento hacia el enigma cuya clave guarda su hie- "' •....•
t; ~
rático silencio «lcsde tantos siglos há! Cuántos días y ::: o
H o.
cuántas noches han pasado por sobre estos vestigios de re- o
en
.•...
motas civilizaciones! Cuántas cosas presenciarían en el cons- CIl
¡;
tante tráfago de la vida! ¿Los hombres de esa época tuvieron, '-'"

como nosotros, mentalidades diversas, afecciones e idiosin-


crasias; y sintieron el amor, el odio, la en vidia, la intriga y to-
das las pasiones inherentes a la humana especie? Este idolillo,
por ejemplo, me representa una gran matrona, orgullosa tal
vez de su posición social; coquetamente lleva un toca-do que
quisiera indicar supremacía, pero que puede ser también fru-
to de humorismo, denunciando en forma grotesca ridículas
pretensiones, o tal vez monstruoso antifaz para expr-esar que
la belleza corporal de la persona debería estar oculta. No se-
152 HAl'AEL HEQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA ] .•3

ría aventurado suponer que la costumbre de turcos y musul-


manes de cubrirse el rostro, sea todavía un recuerdo de la épo-
ca atlante.
~
A veces un precioso vaso de perfecta hechura me evoca
los festines en los que se escanciaban licores refinados, al rit-
mo dulce de músicas eolias y las escenas de amor o de lujuria
de que fuera testigo! Todo 'esto fascina la fantasía y nos lleva
lejos del ambiente que nos rodea, sinLiéndonos vivir en aque-
llas remotas épocas, posesos de visiones lejanas.

y cuando vuelvo ti la realidad delmomenLo, siento la nos- o


'01)

talgia de aquella vida, que acaso parezca mejor. Q)

.....;::l
Ya para terminar el presente estudio, producto menos de ~
u
¡;,¡
erudición bibliográfica que de propias observaciones, ha ..c::
¡;,¡
caído en mis manos la brillante producción científica r...
¡;,¡
que, con el nombre de La Antigüedad del hombre en el o.
Plata, dió a la estampa en edición oficial el Gobierno de la "2
t::
r...
Provincia de Buenos Aires en Ul1;"); eruditísima obra del ma- Q)
'1:!
logrado argentino y gloria americana Don Florcntino Ame- Q)
o.
ghino. El hecho de tratar yo en algunas partes el tema Q)
'1:!
étnico de este Continente, cuyo enigma intentó descifrar, con en
o
empeño tan ilustrado como independiente, este autor, natu- -;:¡
Q)

ralmente debía conducir a conclusiones de identidad con p


a
sus opiniones en puntos observados in situ, esto es, en el pro-
pio suelo americano, por ser unas mismas las premisas
-r...
en
t::
•.....
que respecto a orígenes pueden sentarse en las «listintas par-
tes de nuestro ConLiriente. Como coincidencias copio los si-
guientes conceptos de Ameghino:
"Por mucho tiempo se ha creído que el hombre no habitó
el Continente americano durante la época geológica pasada.
Furidábanse los unos en que la población americana era de
origen muy recienLe, error que ya hemos puesto en evidencia;
los otros, en que J~O se habían encontrado restos humanos en
las capas geológicas regulares de nuestro Continente, aun
cuando esto no fuera una razón para llegar la posibilidad de
la existencia del hombre fósil americano.
] ",1, RAFAEL nEQUE~A VESTIGIOS DE LA ATLÁNT1DA 1.")5

"Apoyándose en esta misma prueba negativa, durante


un largo número de años se negó la existencia del hombre fó-
sil en Europa. Más tarde hemos visto que los que tal sostenían


estaban en un completo error.

- .•
,r-. ~'"'l".
"¿Por qué no puede suceder lo mismo en América? Y des- I •...
•..
.. "-
de que se ha demostrado ser errónca la antigua tradición he-
o
...,
hr aica que atribuía al hombre unos seis mil años de antigüe- ·8
dad a 10 más ;.por qué se ha de creer o conservar la otra tra- (. , ...
C'<l
~~ ~~ el)
dición hermana de la anterior, que supone la cuna del género ;.,
humano en el Continente oriental, si aún no tenemos pruebas ....-.\18 •• ~
o

-
'O
científicas que lo demuestren, ni podemos apoyamos en prue- C'<l

bas negativas desde que Durwin y Lycll han demostrado suf'i- ~ @ v¡

cien temente la imperfección de losdocumen Los geológicos, ni ....o


por otra parte hay razones para despojar al Nuevo Mundo de -'-...
C'<l
la gloria de ser la morada del hombre desde la más remota ,.,
c::: v¡
antigüedad? , o
Q)...,
'O;.::::
C'<l o
"¿Por qué razón no puede el género humano haber apa- .~ Q)

Q) v¡
recido al mismo tiempo, o tal vez aun antes, en el nuevo que 'O
,
o
...
en el antiguo Continente? Si todo eso es posible (.l)()r qué he- C'<l
..c:::'C
Q)

mos de negar la posibilidad de la existencia del hombre dilu-


viano y aun terciario en América? El marnmou th, el masto-
- ...
<..l
Q)'C

"'"
<.»
C'<l

<.>

'O
donte, el elefante, el caballo, el maqucrodo, el oso, el tigre, el

•••••

perro y otros muchos mamíferos de la fauna diluviana y ter- .•..C'<l
ciaria de la vieja Europa ¿no tienen sus representantes fósiles §
¡:l;
pertenecientes a la misma época en el mundo de Colón? v¡'
C'<l
N
c:::
"Es-to prueba que estando el Nuevo }[undo en esa épo- ~
ca poblado por un gran número de animales que al mismo ",'
o
tiempo tenían sus representantes en el antiguo Continente, de- C:l
:::l
bía indudablemente hallarse en condiciones necesarias para N

poder conservar la existencia «Iel género humano; puesto que


. <
tenía ya sus representantes en Europa, que nos han legado sus
armas conservadas en el diluuiurri de Somme y de Norfolk.

"Casi todos los géneros de mamíferos de América ya han


sido encontrados en estado fósil, poco más o menos en las mis-
mas comarcas en que actualmente habitan; y el hombre, que
cuando llegaron a ella los europeos, era uno de los represen-
y J~ S T 1 G lOS o E L A A T L Á N T 1 J) A J 57
15éi l1AFAEL HEQUENA

tantos del reino animal ¿por qué no se ha de hal lar también


en estado fósil"? ¿Y para qué recurrir, para explicar la presen-
cia del hombre en América, a esas emigraciones fantásticas las
unas, forzadas las otras, sin fundamento las más, que quieren
a todo trance fij ar como cuna del hombre americano las altas
mesetas del Asia CenLral? ¿Por qué no tralar de demostrar la
existencia del hombre en América por medio de la ieoria de \,

la existencia de un Continente mioceno o plioceno que hubie-


ra sido sepultado desde los últimos tiempos de la época ter-
ciaria o desde el principio de la cuaiernaria por las aguas del
Atlántico; existencia demostrada de una manera evidentísima
por la presencia de géneros de plantas y animales representa-
dos por diversas especies en ambos Continentes?

"Admitida la dispersión del género humano desde los


tiempos terciarios, forzoso es admitir que del mismo modo
que en Europa ha sido contemporáneo del mammouth, el ri-
noceronte, el gran oso y el gran [elis, así también en América
debe haber vivido juntamente con el mastodonte, el megate-
rio, el texodonte, el tipoterio, el milodonte, el maquerodo, el
gliptodonte, la macraouquenia y todos los demás mamíferos
que vivieron durante esa época. El tiempo se ha encargado de
probar la exactitud de esta demostración."
En materia de cráneos aplastados, aunque sus observacio-
•• s
nes no expugnan la creencia de que fueran producidos por
arte de una costumbre, su opinión aparece, sin embargo,
en la forma que se verá, inclinándose a considerar el aplasta-
miento como signo antiquísimo de raza.
Tratábase de un cráneo encontrado en 1874 a orillas del
Río Negro de la Patagonia y en lugar muy cercano a un depó-
sito de arcilla que contenía placas de coraza de gliptodonte, y
acerca de él dice:
Símbolos sagrados e insignias de mando (Totem)
"Este está desgraciadamente deformado, d,e modo que no
es posible restablecer con seguridad su tipo, ni aun determi-
nar si era braquicéfalo o dolicocéfalo. Pero, por otra parte,
esta deformación presenta un interés especial, por cuanto nos
revela que la costumbre de deformar el cráneo no es de ayer,
VESTIGIOS DE LA ATLÁN'TIDA Hí9
1;)\., H .\ F A E L n E Q U E x A

como ha podido creerse, y que especialmente en América re-


monta probablemente a los primeros tiempos de la huma-
nidad.
"Pensamos que la deformación de este cráneo es una va- "1-
riedad .dc la que caracteriza los que son conocidos bajo el
nombre de aimarae s. Ha sido producida por la presión de una
cinta transversal y por una presión vertical sobre el frontal,
lo que ha producido un aplastamiento del frontal que se con-
tinúa gnudiualmel:te hasta el vértice.
"La misma deí'ormación aimará, pero entonces con todos (/)
O)

sus caracteres, la presentan muchos otros cráneos de la misma


'-
o
c;l
<..l

"O v:
región encontrados por el mismo explorador (Sr. Moreno) o ::;
'-
pero de una época más moderna. Hé ahí, pues, ese tipo impro- es CJ
r.¡. ~
- <..l
piarnente Ilamado (limará, a más de (j00 leguas al Sur de la ~ o;::
.- :::
patria de los Aímar aes. Su área idc dispersión hacia el Norte "'C ~w
CJ
'-
CJ
debe haber sido también considerable, pues se han encontra- -c CJ
c;l
do cráneos deformados del mismo tipo en diferentes puntos c::;'" •......•
(/) ,..
de la costa del septentrión peruano. Niuguna de las tribus de CJ -
,.. o
::; <..l

indios acluales .dc la América del Sur practica este modo de Q.) c:'
deformación, ni conocemos datos que puedan hacemos supo- rJ:
'c" :
~
ner que la hayan practicado algunas de las naciones contem- o'~
e ;=
t... ::::
poráncasde la conquista. Los cráneos deformados conocidos o CJ
w (/)
con el nombre de nimaraes no pertenecen a los pueblos de ese c;l el:
o~
nombre que habitan los alrededores del Tit icaca. Son los restos r.F:i
CJ
rr.

de un pueblo de una antigüedad remolisima que pobló una .8~


c ~C
gran parte de la América del Sur, cuya historia aún ignoramos ~í':
~
completamente."
A lo dicho por Amcgh ino me corresponde agregar: Con
!la noticia de este cráneo, procedente del extremo austral ame-
ricano, de los encontrados en la costa peruana, de los halla-
dos por nosotros en los "Ccrrblos" del 'Valle del Taca-
rigua, de los de Mcjico y de los "flat head" norteamari-
canos, esto es, en un trayecto de millares de leguas que
comprende las tres Américas, se hace luz bastante, aparte
las razones concretas que doy en este estudio, para no con-
siderar el}aplastamiento de los cráneos como resultado de una
costumbr-e igual en tribus tan distintas unas de otras, de
mo RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 1G1

trato y comunicación escasos en primitivos tiempos, ape-


nas aceptable para una tribu, una nación, sino como un signo
anLropológico efectivo, cuya característica milenaria se ])On2 de ~
manifiesto en los cráneos que he tenido la fortuna de ex-
humar en los "Ccrritos", para presentar al "hombre del Ta-
carigua" como uno de los que en nuestro Continente ameri-
cano puede alardear de mayor antigüedad, (*)

Todavía puedo decir algo más en apoyo de mi opinión,


1
Fuera del Continente americano se han encontrado también
cráneos aplastados, por ejemplo en las Islas Filipinas, y se les
ha aplicado la costumbre aim ará , a j Llzgar por lo que dice
Thévcnot (Rélations des di verses voyages curieux) de que se-
gún relato de un sacerdote-que se cree del siglo XVI-había
en algunas de aquellas islas la costumbre de oprimir las cabe-
zas de los reciénnacidos entre dos tablas y también aplastarles
o
'O

(.) "Cuando toda la Europa estaba poblada de verdaderos salvajes, 'ü


o
en América habla pueblos su mam c nt e ad elant ad os que vivían en gra n- o
des ciudades y lcvantubnn suntuosos monumentos o
r...
r...
"La h istor¡a, la radi ci n , el estudio de las razas, etc., prueban c:l
í ó

.o
que el antiguo mundo ha rccl hid o en diferentes épocas cm igr'a ci o ncs
amcr-ica.n as, lo que co m pl ica sl ngulnrm cnt c el estudio de las razas hu- '"
'Y
mun as de ambos Continentes, puesto que yn no se porl rá tratar de ha- Vl
cer un estudio serio de las rnzus primitivas sin tener en cuenta las c:l

numerosas crn igr-a ci oues que pueden haber tenido lugar en todas di- <5
recciones.

"El hombre ha habitado durante los tiempos gco lógicos, tanto en


el antiguo como en el nuevo Continente.
"El estud io de los pueblos de la antigüedad en América. Europa y
Alrica nos prueba que estaban en rclacioucs m ás frecuentes que en
tiempos relativamente modernos.
"En tiempos y épocas pasadas, la coru un icac i n entre ambos Con-
ó

tinentes estaba facilitada por un cierto número de tierras y de islas


cuya extensión ignoramos; mlÍs tarde desaparecieron en el Atlántico,
La cx ist c r.c¡n de esas lie r ras está conf irruadn por la historia, la tradi-
ción, la prehistoria. la arqueolog!a, la ct nogrnfia, la Ii ngü ist i ca , la an-
tropologia, la botánica, la zoología, la paleontología y la geología,
"La ci cncia no puede determinar hasta ahora qué punto de la su-
perficie del globo ha sido la cuna primitiva del género huruuno ; por
co nsiguic ntc, no hay razón ninguna para hacer emigrar al hombre del
antiguo mundo, puesto que la emigración puede haberse verifica-
.
do en sentido contrario."
(Ameghi 110, La Antigüedad del hombre en el Plala,-ConoLARIOJ

11
16:2 RAFAEL HEQUE?{A

\' ¡: S l' 1 G lOS DEL A A T L A N T 1 D A 10:1

la frente, "pues creían que esta forma era una marca especial
de belleza". Se ha admitido que los cráneos aplastados allí en-
contrados demoslraban gran antigüedad, como sus similares
de otras partes. Aquí la costumbre nimará se ve viajando
a millares de leguas también para aparecer en un archipiélago
asiático. Al contrario, en estos casos filipinos cabe (\'2 rigor
también la aplicación del signo antropológico, ya que según
muy autorizadas opiniones asientan, la población del archi-
piélago es una de las más interesantes en las combinaciones de
la ctnologia, desde que por sus venas corre en parte más gran-
de o más pequeña sangre de lodos los tipos de la humanidad, a
saber: negrito, papúa, negro africano, mongol y malayo, indio
americano, ha mita, semita y ario, si no es también un primi-
tivo ingrediente blanco: el alofilio. (Prof. Blumcntritt, Ber-
lino 1890)
o
En un estudio sobre el pueblo f il ipino, el profesor Virchow "C
'(3
(Sitzunqsbericlit e del' Koniqlicli Preussisch en Academie der o
<.J
1'"issenschaj'ten Zll Berlin, Berlin 1897) trata de cráneos aplas- o
tados muy antiguos encon trados en varias isl as del Archipiél a- '-'-
C'l
,.o
go de este nombre; y de uno de ellos, cuya figura presenta, di-
C)
ce que era "de aplastamiento y presión posterior de la frente "C

muy pronunciados", que el grabado daba "una buena idea de (/J


~
'0)
la fuerza de la compresión y de la violencia que sufrió el "O
e
cráneo cuando era enteramente joven"; era "considerable el C'l
¡:o
espesor del hueso principalmente en el vértice; la mandíbula
superior ligeramente prognada y el cielo de la boca cxtraor di-
nariamente arqueado"; los huesos estaban "en condición casi
fosilizada, lo que permite la conclusión de que estaban depo-
sitados hacía largo tiempo"; y termina: "Sea como fuere, es
enteramente probable que los cráneos de Lanang, Cragaray y
otras islas filipinas eran los restos de un centro muy antiguo de
población, quizá autóctono, prehistórico." El cráneo referido
es el de la figura pág. 185 Y puede compararse con el aplas-
tado de los "Cerritos", pág. 186.
Cráneos aplastados se han encontrado en Europa mismo.
Broca los cita en diversas partes de su obra Memorias
de Antropología, en estudios y apreciaciones sobre crá-
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA I(),~
1(;-1 RAFAEL REQUE:-<"A

ncos afectados de la depresión llamada tolosunu, por provenir


de los ejemplares de la ciudad de Tolosa (Francia) donde se
dice establecieron su capital los in vasorcs uolscos iectosaqos,
a quienes se atribuye también la costumbre dcf'urmatoria. El
autor presenta un cráneo (no untiguo ) de mujer, cuyo diseño
nos muestra la depresión fronlal de exacto p arcci micnto a la
de los cráneos de csta especie hallados cn ol ras partes del
mundo; y lo hace para observaciones co nccrn icn lcs a la in-
f'lucncia de las deformaciones cru nea n as sobre la topografía
cerebral, pág. 18~1.El mismo antropologista presentó también
en 1879 a la Sociedad de Anlropologia de Paris de parte de :VI. ~
V
Chudzi nsk i, pr-imer preparador del Laboratorio, el modelo del "'-(
cerebro de un hombre afectado de la defo rruació n lolosana;
csle hombre es el llamado Cantié (Achille) . Más tarde fueron
o
presentados otros cráneos aplastados a los cuales se ap licó la "d
'oo
designación de costumbre tolosana, procedentes de otras re- o
giones (A vcyro n, Alto Garona) donde, se dice, también domi- o
r...
r...
naban los antiguos iectosaqos, (*) ..oes
Estos ejemplos complican grandemente el problema de los ~
"d

partidarios del artificio, que ya no sería tan solo aimará. sino


también [ilipino y tolosano (o de otra dcnominación, según ,-'"~'"~
;>
el suelo en que aparezcan) : a menos que por criterio elástico se
o
admitiese corno costumbre universal el aplasta miento era-
neano, no sometido a examen y comparación, sin más que ~'"
23
(*)) Cuando o n una de las sesiones de la Sociedad de An ro pol ogia
í

de París, el nú o de IR7l, se discutía el C!ISO de la d cf'o rmu ci ó n tolosnnn,


nlegúndose sur producto de u n a aul i gu» costumbre ~'a con t cnd cn ci as
a desaparecer por haber dejado de usarse desde el siglo !,asado en To-
losa el gaITa tradicional de los n i o s (c.uulorosu
ú o p i n i ó n emitid" C0ll10
con cluvo ntr ) uno d,' los nii om ln-o-, de la iln st rc Corunruc i óu . 'Ir. Ho-
chct, defendió prúct i camcnto la existencia del signo antropológico así:
"He observado en los t(',III'OS, en las iglcsins ~- en todos los lugares pú-
blicos en que los horu brcs acust u m bru n descubrirse, u n gran número de
cabezas calvas, 1Ic c n co n rn d o que
í cada crúnco, por d cc ir!o así, tcn ia
su deformación pn rl i cu lat-, algunas veces llcvud a a un grado excesivo,
1)('1'0 s ic m p rr- vi si b h- \' a mcuud o I!IU\' r h or-u nl c. De a qu i uorl r!n con-
clu.í rsc que la causa (le estas deformaciones nos escapa con frecuen-
cia, que cadu qu i en , según su país, COIIIO el Iolosnu o, l l eva consigo su
marca narí icul.u- ~' vi e m- a impri m ir en cierto modo una probabilidad
de error en los descubrimicntos d(' la ciencia, Ou i n cc días hace que,
pOI' un calor cx trrmo, pude obsr-rvu r '1 la nuerf a de IIn car(, UIl anci ano
que con la cabeza dcscubiertn buscaba refrescarse: y lile pareció ver
~I casquete cr.mcano riel Xe a nd ort hn l ."
160 RAFAEL REQUENA
V E S T 1 G lOS DEL A A T L Á N T 1 D A Hií

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signo antropológico de observación y manifestación antiquí- ~El
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tierra. ~
~:
•..• /5,., .. " t:o
p.
]G8 RAFAEL IlEQUENA
\ VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 1{j9

Es indispensable añadir, cuanto a la costumbre aimará,


que la creencia en procedimientos de esta naturaleza y en otros
de la mayor parte de las regiones americanas, comprendidos
los informes sobre los naturales ya gigantes, ya pigmeos, ya
blanco-rubios, ya negros, ya hombres nereidos, o ya de la fau-
na y de la flora en manifestaciones y mclamorfosis fenome-
nales, se funda generalmenLe en narraciones de la fantasía.
Innumerables son y pueden verificarse leyendo lo que escri-
bieron los antiguos cronistas españoles. A este respecto nos
basta citar lo que el Dr. C. O. Bunge dice en su obra "Historia
del Derecho Argentino" en un capítulo titulado Insuficiencia
y falacia de datos en los cronistas espai'íoles: "Los españoles
o
que vinieron a las Indias Occidentales no eran espíritus ma- "d
'0
yormente observadores y precisos. Faltóles generalmente tiem- o
<.)
po y afición para legar a la posteridad descripciones y cróni-
•..
o
•..
cas escrupulosas de los países y pueblos descubiertos y con- ~
..Q
quistados. Eran, además, excesivamente crédulos y dados a
Q.l
fantasías. Consignaban en sus apuntaciones las noLicias que. "d

les fueran comunicadas, sin sentido crítico y sin verificar per- en


~
sonalmente su veracidad. Aficionados a lo maravilloso y mi- '2
lagrero, cuanto más estupendas fueran esas noticias, con me-
jor proligidad las escribían, para asombro y envidia de los
-
.S
o
en
habitantes del Viejo Mundo." El artificio de la depresión era- ~
....•
en
neana de los filipinos se basa también en cándidos informes ~
:>
de la antigua crónica española.
Es de importancia suponer que el aplastamiento, conside-
rándolo COInosigno antropológico, no envolvia por su carácter
morfológico una irregularidad esencial para el funcionamiento
de las facultades cerebrales. Debía determinar una topogra-
fía natural del cerebro, en correspondencia; y por tanto, de
ejercicio natural también de las funciones mentales que tienen
su asiento en las regiones de la frente, sin que en tales funcio-
••
nes cupiesen los disturbios ocasionados por compresiones ar-
tificiosas. En el caso del signo de raza la topografía cerebral
tenía características propias dentro de la forma craneana a
que obedecía; caso muy distinto al que pudiera resultar de los
aplastamientos, supuestos de costumbres, de influencia a pro-
ducir cambios en las posiciones naturales de diferentes regio-
.~
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA lit
liO HAFAEL HEQUENA
------------------
nes del cerebro. A este último respecto pueden verse estudios
antropológicos que comprueban que las depresiones frontales
intencionales pueden ocasionar la demencia y siempre pro-
ducen graves perturbaciones de resonancia intelectual.
Esta aclaración concilia la morfología de los cráneos aplas-
tados (que pudiera verse como signo regresivo) con un des-
arrollo intelectual del individuo, apto para atribuirle obras
como las referidas. Oportuna viene aquí la siguiente obser-
vación que encuen tro en publicación recien tísima, 1If en 01'
the Old Sione Age, de H. Fairfield Osborn (1930) quien en sus
conclusiones sobre el hombre paleolítico en sus manifestacio- o
'O
'{)
nes dice: "Todos estos datos indican la posesión de ciertas o
<.)
facultades genéricas de pensamiento similar al nuestro. Que o
el pensamiento de las más antiguas razas paleolíticas era ca- '-'-
<Il
paz de un alto grado d-e educación lo encontramos en el muy .Q

avanzado orden cerebral que se desarrollaba en los más altos C)


'O

miembros de estas antiguas razas; en efecto, esto puede dedu- . <Jl


o
<Jl
cirse de los experimentos en la educación de razas existentes, <Il
;;..
de mucha más baja capacidad cerebral, tales como los esqui- ;>,
males y los fueguinos. La emergencia d-e un pensamiento se- <Jl
<Il
c:
mejante del modo de vida de la vieja Edad paleolítica es uno o,
de los más grandes misterios de la psicología y de la historia." .5e,
De importancia es también traer, para comparación del <Jl
<Il
aplastamiento, los cráneos que he exhumado con el que pre- '-
o
senta Broca como un ejemplar de la deformación tolosana. '-<c:
..r,
Salta a la vista la diferencia. Si en verdad ha existido la cos-
tumbre deformatoria en cualquier lugar, ésta ha debido
tener en el aplastamiento de la frente un límite, compatible
no sólo con la posibilidad del funcionamiento natural de los
órganos situados en esa región, sino con la "ida misma del in-
dividuo; y de ahí que la compresión artificiosa quizá no pu- ••
diera ir más allá de la ligera profundidad que presenta el
aplastamiento tolosano sin correr tales riesgos. Si esta con-
sideración se aplica a los ejemplares que presento, no es du-
doso asegurar que su platiccfalia, al exceder enormemente de
la que pudiera producir el artificio más extremado. sea cier-
tamente un signo antropológico que se relaciona con el tipo
~
172 RAFAEL REQUENA
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 17:\

de frente baja y fugitiva y dolicocefalia exagerada de las ra-


zas primitivas.

No pocas han sido las crónicas y publicaciones que se re-


fieren a los cráneos aplastados. :\Ias no parece que su estu-
dio se haya profundizado hasta llegar a establecer otro origen,
que no sea una costumbre indígena, un artificio, a la diferen-
cia de forma que presentan con los cráneos normales. El pro-
fesor Broca, que también lo acepta en sus estudios sobre la
deformación tolosana, para indicar los efectos que producía
en los lóbulos cerebrales y en la morfología y función de otros
órganos de la cara, presta oportunidad para una observación
que viene en apoyo del aplastamiento como signo antropo-
lógico.

En la descripción que hace de dicha deformación, la es-


tima como "una depresión considerable de la bóveda cranea-
na a nivel del bregma" (compárense los cráneos del gráfico).
Brevemente la describe.. y al rel acionarla con las mandíbulas,
dice que "la presión cj erci da tiene en éstas una influencia
mecánica que hace avanzar la superior de tal modo que la in-
ferior coincide difícilmente con ella; los dientes incisivos no
se corresponden. El mentón no avanza en nada. La causa me-
cánica que hace adelantar la man díhula superior no ejerce ac-
ción sobre la inferior."

Si una depresión en verdad tan ligera como la que pre-


senta el cráneo tolosano, al cornpararla con la de los cráneos
de los "Cerritos", produce tales efectos, claro es que al supo-
nerla muchísimo más fuerte para llegar a la frente nula que
éstos presentan, sus efectos mecánicos producirían un avan-
ce enorme de la mandíbula superior, haciéndola de imposible
coincidencia con la inferior y de contraste más visible que el
que exhibe el ejemplo tolosano. Esto no se observa en los
cráneos aplastados de mi colección. Al contrario, las mandí- ",
bulas se corresponden perfcctamente; la coadaptación de los
dientes incisivos es completa. No puede suporiersc, pues, que Anf'ora de barro cocido, color gris, COIl sombras negras, encontrada
haya intervenido la fuerza mecánica que necesariamente ha- en el fondo del Lago
bia de producir la dislocación de la mandíbula superior.
V E S T 1 G lOS DEL A A T L Á N T [ D A 17"
17± HAFAEL nEQUEXA

Perfil del cráneo del Pit tie c ant hrtnn=, rcstuuruc.ón de .l. H.
Mc-Gregor - 1914

Todavía más: lino de los cráneos de gran aplastamiento,


por el marcado avance de su mandíbula inferior, expugna
también la idea del efecto dinámico sobre la superior, pues Tres vista del cráneo del Piltdown, recons-
demuestra clarament-e la posición que guardan las mandíbu- trucción de J. H. Xlc-Grcgor - 19¡ 4
las en la morfología natural del prognatismo inferior, al igual
dones mecánicas accidentales sean trasmisibles. A propósito
de los cráneos normales. de una insinuación contraria, en una discusión promovida en
El cráneo grandemente aplastado en un niño de corta la Sociedad de Antropología de París, Broca al def-ender tales
edad, págs. 181, 182 Y 18;~,semejante en un todo al de los adul- principios arguyó con su oeroe característica: "Los caballos
tos, al que no es posible suponer la aplicación a rl if iciosa que y los carneros a los cuales se corta la cola en tierna edad no
en tan escaso tiempo diese tan perfecto resultado, es una prue- trasmiten su mutilación por la generación y su producto
ba convincente de herencia del signo antropológico. Descar- nace con una cola entera, como nacen con un prepucio com-
tada la aplicación mecánica en este caso, pensar que la acción pleto, de padre a hij o, los judíos circu ncidados desde
de ésta ejercida en sus ascendientes y que produjo el aplasta- Abraham."
miento tuviera resonancia en la herencia, sería ir contra los Lo d-eque las d-eformaciones artificiales del cráneo se tras-
principios científicos que niegan que la acción mccú nica so- miten por herencia, fué cuestión que se debatió largamente en
bre los órganos trascienda a los descendientes, que las mutila-
RAFAEL REQUENA
lío VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 1í7

El cráneo Neanrlerthaloide de La Cha pelle-


aux-Sa ints, según Boulc Cráneo .del Cró-Magnon de la Grotte des Enfants, según Verneau

1861 en la Sociedad de Antropología de París; y f'ué resuelta en


el sentido de la negativa. Gosse en su monografía Essai sur les de los principios más importantes sobre que reposa la antro-
deformations ariiiicielles du crátie había emitido la opinión pología, fué victoriosamente combatida por Broca, Gratiolet,
de que "las deformaciones practicadas de una manera idénti- Lagneau, Martín de Moussy y J. A. N. Périer."
ca y en el mismo grado en los dos sexos, durante varias gene-
raciones sucesivas, pareciati tender a hacerse más o menos La opinión de las deformaciones craneanas artificiales
permanentes, bajo la influencia de la herencia y de la acción puede compararse en su aspecto general con la que se ha
prolongada de las causas exteriores generales y locales." emitido, por ejemplo, de que las negras de la OceanÍa com-
"Esta doctrina"-dice el Prof. Lunier-"que tendía nada primen expresamente la nariz y los labios de sus hijos, y que
menos que a establecer la posibilidad de modificar a volun- el resultado de esta compresión es el de hacer atrofiar la na-
tad, por decirlo así, los tipos étnicos y hacer tabla rasa de uno: riz e hipertrofiar los labios.
12
RAFAEL I\EQUENA VESTIGIOS DE LA ATLANTIDA '17D
178

Cráneo de la raza de Furfooz (Bélgica), según Quatrefages y Hamy

Cráneos de edad incierta (paleolítica o neolítlca) de Grenelle,


según Quatrefages y Hamy
veau Dictiotinaire de Médicine el Chirurqie Practiques). En
dos párrafos de su relato sobre la distribución geográfica de
Estas observaciones pueden contribuir, con otras a que dé la costumbre deformatoria, las palabras que subrayamos lo
lugar el estudio de los extraordinarios cráneos de mi Museo, a demuestran claramente: "Las deformaciones artificiales del
situar ya en el terreno de la anatomía comparada la llamada cráneo parecen haber sido observadas desde la más alta anti-
platiccfalía por costumbre, y la que, por su singularidad ex- güedad. Hipócrates las señaló entre los colcliares o macrocé-
trerna, estimo como signo antropológico; de que habrá de re- falos de la Scitia, Strabon entre los sigynes de las costas del
sultar la diferenciación que se impone, para abrir nuevos ho- Mar Caspio; Jornández entre los hunos de Artila", "Pero es so-
rizontes a las conclusiones etnológicas. bre todo en el nuevo Mundo que esta práctica parece haber si-
do y es aún donde recibió mayor extensión." Cita diversos' lu-
La forma y las dimensiones del cráneo varían de tal mo- gares de las tres Américas a este efecto y continúa: "En Asia,
do en lo que se llama razas humanas. que es muy difícil, "casi esta costumbre existía, parece, en el antiguo reino de Kach-
imposible", dicen autoridades científicas, definir lo que ge- gar (pequeña Boukaria), en algunos habitantes de Siria, en
neralmente es un cráneo normal. Llevada la observación a algunas sectas de mendicantes en China y de sacerdotes del
ciertos ejemplares de rara figura, se les ha supuesto anorma- Japón; y en fin, en la isla de Nicohar. Las deformaciones ar-
les, y estas excepciones consideradas como deformaciones ar- tificiales del cráneo se han observado mucho más raramente
tificiales producto de costumbre de algunos pueblos, de acuer- en Africa" .... "Eran, al contrario, bastante comunes en Eu-
do con noticias tradicionales. Muchos hombres de ciencia ropa; se las ha señalado particularmente entre los belgas, en
han aceptado este punto de vista; mas el modo como general- Hamburgo, Austria, Rusia, Francia .... "
mente se trata la materia, no difiere, por lo que se relaciona
con la certeza del hecho mismo de la deformación, del si- A esta distribución geográfica, verdaderamente universal,
guiente ejemplo que nos presenta el Profesor L. Lunier (Nou- .agrega el autor una lista de variedades de deformaciones en
\ E '-; J' [ (l 1 () S Il E L i\ A '1' L Á N T ) f) A ]81
] 811 HAFAEL nECJUENA
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Cráneo del hombre del Tacariguu, en cont ra do en "Los Cerr itos"
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Tres cuartos de perfil -<: ;S~
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que incluye "los caracteres más resaltantes en materia de los -<: o
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medios empleados para producirlas y de los paises o agrupa- ....<
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ciones donde se han observado," -<: C,)

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El modus operandi que indican tales medios es a la sim- ~
ple vista inaplicable en pueblos primitivos, faltos como debe
suponerse de medios adecuados para efectuar deformaciones
tan complicadas, no sólo en su manejo, sino en las tendencias .5'"
que las suposiciones indican ya "para desarrollar ciertas ap- E
o
titudesespeciales por la depresión de las regiones del cráneo ir:
que localizan las aptitudes opuestas, de modo que se favorez-
can las primeras en detrimen to de las segundas" ya "para fi-
nes estéticos, etc, etc."
En este pun to cabe una observación del Profesor Broca:
"Si los informes recogidos por ~I. Gosse padre son exactos, los
mismos salvajes habrían reconocido que las deformaciones
artificiales ejercen alguna influencia sobre la inteligencia,
182 R A F A E L n E Q u E N A VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 183
------------ -------_._-

I -~

'-"j'

Cráneo de niño, Excavaciones de "Los Cerritos". Las demás partes Excavaciones de "Los Cerritos". El mismo cráneo de la página
estaban deshechas anterior, visto de frente
cen largo tiempo bajo tierra, y que al ser exhumados pueden
que el aplastamiento de la región anterior del cráneo desarro- tenerse como ejemplares de la deformación artificial. La ob-
lla el valor o más bien la brutalidad de los guerreros, y que servación científica ha aplicado a estos casos distintos nombres
la compresión de la región occipital desarrolla al contrario en una clasificación de tres especies: deformación póstuma, es-
la prudencia. Parecería que, en algunas islas del mar del Sur, to es, producida por la presión del terreno durante largos' años:
las familias aristocráticas empleasen estas dos deformaciones deformación plástica, como resultado de compresión de abajo
inversas para formar desde la cuna hombres para la guerra hacia arriba de las partes medianas de la base del cráneo, en
o para el consejo. No sé lo que pueda creerse de esto; pero si individuos cuyo tejido óseo atrofiado o reblandecido no of're-
el hecho fuese cierto, no sería de ningún modo contrarío a ce ya una resistencia suficiente a la presión que la cabeza
nuestros conocimientos fisiológicos." En efecto-puede agre- ejerce por su peso sobre la columna vertebral; y en fin, de
garse-esto indicaría un gran avance intelectual, un número formación patológica, como consecuencia ya de una lesión
de observaciones de la experiencia y una técnica definida que congénita del encéfalo (hidrocefalia, microcefalia, idiotez)
sería muy aventurado suponer en pueblos verdaderamente ya de enfermedades constitucionales hereditarias adquiridas
salvajes. (raquitismo, sífilis) ya en fin de tumores intracraneanos (hon-
gos de la dura mater) o de lesiones accidentales.
Existen, además, varias causas que determinan deforma-
ciones por agentes extraños a la mano del hombre, que qui- Esta clasificación de las deformaciones es de tenerse en
zá aparezcan más pronunciadas cuando los cráneos permane- cuenta en cada caso de cráneos exhurnados, pues siempre apa-
1840 RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA ] 85

~.•;.--
"o "

SKULL FROM CAVIO IN PHILlPPINC;;.

Cráneo tolosano deprimido - Broca


Cráneo filipino deprimido. - Virchow

recería aventurada la opinión afirmativa de la cornpresion


mecánica intencional, al no pesar las razones que excluyen do, si su anormalidad era patológica; y bien que no resultó
de modo terminante que el cráneo examinado esté compren- una conclusión d.efinitiva, por haberse encontrado después
dido 'en alguna de las especies mencionadas; como cabe apli- en varias partes restos humanos que asomaban semejanzas
car lógicamente respecto de los cráneos de gran aplastamien- con el tipo del Neanderthal, se hizo lugar la opinión de ser
to, la observación de que por su gran número y semejanza éste de un grupo racial desaparecido en los tiempos del Pa-
"entre sí y sus generaciones, sus grandes diferencias con los leolítico inferior.
supuestos de depresión artificial y su exclusión de las clases El Dr. G. Marcano en su "Etnología precolombiana de
póstuma, plástica y patológica, sean representativos de una Venezuela" dice al describir algunos cráneos encontrados en
raza antiquísima cuya existencia se encargan ellos mismos de los "Cerritos" de Aragua, "que formarían ciertamente una
probar. serie antropológíca suficiente si no fuera por la obligada se-
No surgió de otro modo la raza de Ncaridcrthal. Ha de paración de los sexos y las deformaciones artificiales de que
adolece la mitad."
reeordarse que pocos años después del descubrimiento de los
restos del hombre así llamado (1856) suscitó se una discu- No nos dice el autor nada respecto a noticia o tradición
sión en la Sociedad de Antropología de París, en 1863, sobre de que en estos lugares existiese el artificio de la deformación.
si las formas .particulares del cráneo tenían un origen mórbi- Siguió, pues, en su apreciación el criterio determinante de és-
JSG RAFAEL IlPQUENA
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 187

Cr n eo de los "Ccrritos"
á del Lago de Tncarigua (perfil)

ta por los signos de contraste de los cráneos deprimidos con


los considerados normales. Parece haberse seguido por las
apariencias, sobre todo, como lo dejan entender las siguientes
frases: "A veces es difícil distinguir la deformación. Hemos
comprendido en las listas aun los cráneos que nos han pareci-
do sospechosos, colocando al principio del cuadro las defor-
maciones dudosas. Esta gradación insensible hace que su lec- Cráneo de "Los Cerrítos"
tura sea más instructiva e interesante."
Nada nos dice el autor respecto de la antigüedad de los artif'ieial de la frente es tal que la oblicuidad del frontal mide
cráneos, ya de los deformados, ya de los considerados norma- por término medio el doble de su inclinación normal. Este
les; tampoco de sus diferencias, dolicocóf'alos, braquicéfalos, enorme dislocamiento de la frente ocasiona un proqnaiismo
para deducciones de antigüedad de un tipo sobre otro, por lo considerable de la región." (60.94)
cual parece considerarlos coetáneos. No nos habla de fosili-
zación; ni de cráneos aplastados de niños. Precisamente estas palabras que subrayamos dan un apo-
yo más a lo dicho anteriormente acerca de la coadaptación
Al terminar la descripción del aplastamiento de uno de de los dientes de ambas mandíbulas que se observa en los
los cráneos dice: "De aquí concluiremos que la deformación cráneos aplastados, y que excluye la idea de una compre-
188 RAFAEL HEQUEN"A
-189
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA

r·- _.- út-" i

Excavaeioncs de "Los Cerriles". Otro crá- Excavacio nes de "Los Cerr tos". Parte supe-
neo, visto de frente.
í

rior de un cráneo

810n de efecto dinámico. Si ésta se hubiera aplicado con Ia ser así debemos inf.erir la falta de dinamismo que produjera
enorme fuerza que es de suponerse en el ejemplar del Dr. la enorme depresión, y que su aplastamiento era natural.
Marcano, no dejaría de observarlo él mismo en el resultado
muy a la vista de un gran avance de la mandíbula superior, El apriorismo respecto del artificio se ve claramente en
dejando muy atrás la inferior, y la falta de coadaptación de las siguientes palabras del autor: "Las deformaciones se prac-
los dientes incisivos, según lo indica Broca. Ko apareciendo ticaban necesariamente con el fin de distinguirse, pero care-
esta observación, debido quizá a la falta de la mandíbula in- cemos de datos sobre esta costumbre."
ferior que no aparece en el ejemplar presentado, es de supo- No hay pruebas convincentes de las deformaciones artifi-
nerss que dicho cráneo relacionase bien sus mandíbulas; y al ciales; como tampoco las hay para negar que puedan haber
190 RAFAEL HEQUENA \'ESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 1\11

Excavaciones de "Los Ccrr ios". Otro cráneo vista de perfil Excavaciones de "Los Cerritos". Perfil de otro cráneo

existido en forma moderada en algunas partes, teniendo en De acuerdo con recientes inquisiciones, Norte América
cuenta noticias tradicionales y anomalías craneanas de los poseyó en los tiempos glaciales a lo menos nueve especies de
pueblos a que se refieran tales noticias; mas en estos mismos equídeos salvajes perfectamente distintas: de considerable
casos, toca a la anatomía comparada, con la ayuda de otras tamaño eran el Equus complicaius y el Equus occidentalis;
ciencias, presentar sus conclusiones. mediano el Equus [raiernis ; en extremo pequeño el Equus tau
de Méjico. (*)
No terminaré estas consideraciones sobre los cráneos
aplastados sin que me refiera al hecho curioso de que hasta "Cuando los verdaderos caballos hicieron su primera
en los animales primitivos de procedencia americana la de- aparición en América, el clima y las conexiones entre el antiguo
presión frontal tuvo su manifestación. Citaré el ejemplo del y el nuevo mundo eran muy diferentes de lo que hoy son", nos
caballo.
(*) En terrenos pampeanos de la Rcpúbli ca Argentina se han en-
La proto-historia de este cuadrúpedo, mejor conocida que centrado, al igual que en la América del Norte, restos de verdaderos
la del hombre, nos da en primer término «latos para apoyar caballos que se conocen como de tres especies, que son: el Equus CUI'-
videns (Owen ) el Equus arqeniinus (Burm eister ) y el Equus rectidens
primitivas conexiones y relaciones entre el viejo y el nuevo (H. Gervais y Ameghino). El género Hi p pi diutn (Owen ) cercano al
Inundo. Se admite generalmente que los equídeos fueron del caballo, también está representado por tres especies: el Hi p pi diurn neo-
aaeum, el Hiupidium princi pale y el Hi p pi diurti arcidens. El [ume ntí-
nuevo al antiguo Continente, y que sus inmigraciones pasaron deo más grande que se ha exhumado de aquellos terrenos es el llamado
por puentes terrestres vecinos al Estrecho de Behring. Macrauchenia pclachonica (R. Owen), de talla doble de la del caballo.
]!)2 flAl'AEL flEQUENA VESTIGIOS DE LA ATL'\NTIDA 193
------------------

Cráneo de "Los Cerritos"

dice el Dr. J. Cossart Ewart en su estudio Th e multiple origin


o] ltorses arul ponies (Smithsonian Insti tul ion-c-An nual Report,
1905) y continúa: "Resultado de esta diferencia fué que antes
de cerrarse el período Pl ioceno, esto es, antes de la gran ('dad Cráneo de "Los Cerritos"
del Hielo, era posible para los caballos americanos encontrar
camino al Asia y de aquí a Europa ya Africa. Uno de los pri- busius al moderno tipo, y por otra, el EqLlLlS liqeris al grupo
meros inmigrantes, el Equus sl enonis, dejó sus restos en depó- Burchel de zebras.
sitos del Plioceno de Bret afia, Francia, Suiza, Italia y el
Norte de Africa; otros dos, el Equus sioale nsis y el Equus tia- Los siguientes conceptos del autor atrás citado dan noti-
madicus; hacían su en mi no a la India; y aun otras especies se cia de la extraña depresión craneana del primitivo caballo
establecían sin duda en el Este de Europa y en el Asia Central". americano, que, por cierto, no tendrán como producto de ar-
tificio los partidarios del aplastamiento por costumbre indíge-
Antes de comenzar la edad histórica, los caballos se ha- na. "El Equus sioalensis, desemejante al EqLlLlS sienonis, paro
bían extinguido en América. Varios paleontólogos creen semejante al aún más primitivo Lridáctilo caballo Hi p parion
que antes o durante la época glacial se extinguieron en el vie- y ciertas especies sud-americanas, estaba caracterizado por
jo mundo las especies Equus siuale nsis y Equus namadicus y una depresión frente a las órbitas debido a una glándula fa-
que el Equus slenonis dió origen por la variedad Equus 1"0- cial (probablemente similar a la glándula olfatoria del ciervo)
13
194 lIAFAHL HEQUENA
V E S T 1 G 1 o S DEL A A T L Á N T 1 D A 19:')

Cráneo de "Los Cerritos"


Cráneo de "Los Cerritos"

Tiende además a probar ya históricamente el origen ame-


y generalmente por grandes dientes premo lares (de lobo) en
ricano del caballo y sus invasiones al viejo mundo, el hecho de
la quijada superior. En algunos caballos que tienen sangre
que "3.700 años antes de la éra cristiana, época en que los hik-
oriental en las venas parece existir un vestigio de la depresión
sos o "reyes pastores" del Asia destruyeron la primitiva monar-
preorbital; y en algunas de las zebras del S. E. del Asia y de
quía en Egipto, el caballo no se conocía en este país, como lo
los tipos Grevy y Burchell hay grandes primeros prernolares
prueban los monumentos de aquel período, que no contienen
que funcionan. De aquí es posible que lineales, pero de cierta
sino figuras de guerreros a pie, sin que haya traza en bajo re-
suerte modificados descendientes del Equus siualensis del
lieve alguno o pintura que represente caballos, caballería o
Plioceno de la India, puedan aún sobrevivir, y que el Equus
carros de guerra tirados por caballos. Esto nos inclina muy
siualensis sea un descendiente lineal del Hip parion:"
frecuentemente a creer que el caballo no era conocido de los
•..
y E S T 1 G lOS DEL A A T L Á N T 1 D A HiT

]% RAFAEL HEQUENA

Cráneo de "Los Cerritos"

Cráneo de "Los Ccrrítos"


en el propio suelo del nuevo Continente abran paso a los eS-
tudios fundados en comunicaciones que actualmente se ven
egipcios ant-es de cerrarse la 12') dinastía, después de las cam- como difíciles con el antiguo mundo y más bien fueran fáciles
pañas de Osortassin en Asia. Sin duda fué con la invasión en los pr-imjtivos tiempos. La arqueología viene cada día aco-
de los "reyes pastores" cuando el caballo hizo su primera apari- piando material-es del mismo suelo, susceptibles de contribuir
ción y llegó a naturalizarse en el Valle del Nilo," nos dice M. a la comparación de las antiguas razas, sus relaciones posi-
E. Prisse d' Avennes en su estudio "Egyptian and Arabian bles, sus migraciones y cruzamientos. Lo que esta ciencia pue-
horses" (Smithsonian Institution-Annual Report-1905) de alcanzar en esta vía se d-eberá a la misma América por los
Lo que ha suc-edido en el caso de este cuadrúpedo, cuya grandes tesoros arqueológicos que constantemente se devuel-
procedencia americana se admite generalmente, quizá suceda
a su vez en el caso humano, merced a las investigaciones que
198 RAFAEl" REQUENA
V E S T 1 G 1 Ó S D E -L A ,\, T L Á'N T 1 D A 199

Cráneo de "Los CcrrItos"

ven a la luz, después de ocultación milenaria, y por la aplica-


ción de los estudiosos que ya alían a los informes de la arqueo-
logía, la geología que "provee la necesaria escala del tiempo"
y la paleontología "que suministra la escala de la vida".
La dolicocefalia que caracteriza también a los cráneos
aplastados, desde el punto de vista de su antigüedad exig'c a
su vez algunas consideraciones. El tipo dolicocéfalo parece Cráneo de "Los Cerr itos"
haber sido el de los autóctonos de Europa, comprendidas las
Islas Británicas. Contrariando Broca al anatomista sueco Het-
dra pulida y a los animales actuales de nuestros climas; no
zius, que los fijaba como braquicéfalos, nos dice en sus "Me-
sólo en las' cavernas y en los terrenos que denuncian la' piedra
moires d'Antropologie": "Lejos de que el tipo dolicocéfalo
tallada, osamentas del reno y de los otros animales emigra:
sea el último llegado a Europa, es probable, al contrario, que
dos, sino aun en depósitos más antiguos que caracteriza de
sea mucho más antiguo que el tipo braquicéf'alo. En todo
manera tan clara la fauna del mammoutli y de las especies
caso es cierto que es infinitamente anterior a la éra de las mi-
cuaternarias extinguidas. Cuando al tipo braquicéfalo, no ha
graciones arias, pues se han encontrado en sepulturas y yaci-
mientos que corresponden a toda la duración de la edad de 'podido hasta ahora, remontando el curso de las edades, se-
piedra, no sólo en los doltnenes, donde está asociado a la pie- guirse sino hasta la época del reno, y todavía es dudoso que
ha'ya existido en la época del mammoutli. De cualquier modo
200 RAFAEL REQUENA
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 201

Cráneo de "Los Cerritos"

que sea, es incontestable que los autóctonos de Europa, es de-


cir, los pueblos anteriores a la época indoeuropea, no pertene-
cen, como lo ha admitido la escuela de Hetzius, a una sola y
misma raza, que formaban a lo menos dos grupos antropo-
lógicos esencialmente distintos por la forma de sus cráneos;
que el tipo dolicocéfalo era entre ellos el más extendido y pro- Cráneo de "Los Cerritos"
bablemente más antiguo que el tipo braquicéfalo, y que la
teoría etnogénica de Retzius no ha dado al problema de los
orígenes europeos sino una resolución enteramente ilusoria." más, ellas no se extendieron en nuestra región occidental sino
Más adelante dice el mismo autor: "i Cuál fué el tipo de durante el tiempo de la época neolitica."
las más antiguas razas de Europa? He establecido en publi- Por lo que respecta al Continente americano, el tipo doli-
caciones anteriores que este tipo era dolicocéfalo. Durante la cocéfalo es sin duda también el más antiguo, y ha debido ser
mayor parte del período cuaternario o paleolítico no hubo si- el de las razas primitivas. Cráneos de esta especie se han en-
no dolicocéfalos; fué sólo hacia el fin de este inmenso perío- contrado entre los esquimales, los fueguinos y los botocudos
do cuando apareci eron por la primera vez razas mesaticéf'a- del Brasil, no sólo en viejas estratificaciones geológicas, sino
las o sub-braquicéfalas. Cuanto a las razas verdaderamente también 'en la actualidad, conservando tenazmente esa carac-
hraquicéfalas, caracterizadas por un índice cefálico de 85% y terística especial. Los. cráneos braquicéfalos, que también f'i-
V E S T 1 G lOS DEL A A T L Á N T 1 D A 203
202 R A, F A E L n E Q u E N A
~::..:...::._-------- ------ ------

'r >!"',--P

Cráneo de "Los Cerritos"


Cráneo de "Los Cerritos"

guran en esos pueblos, se cree han debido pertenecer a razas resto de una raza primitiva." Los esquimales, en el extremo
posteriores por suplantación. Los cráneos de una y otra espe- septentrional americano; los patagones, en el extremo aus-
tral; los botocudos, en las selvas brasileñas, se encuentran en
cie encontrados en las excavaciones de los "Cerritos del Lago .•.. estas condiciones y su tipo dolicocéfalo realza hasta la eviden-
de Tacarigua", a veces confundidos, responden a la misma
idea de suplantación de una raza primitiva por otra que logró cia su antigüedad. La extrema situación geográfica de la
inantenerse hasta los tiempos históricos. parte de Venezuela que compr-ende los "Cerritos del Tacari-
gua", la topografía del habitat lacustre de los naturales y el
Topinard en su tratado de Antropología asienta: "Toda
aislamiento en que por tales circunstancias hubieron de vivir
población relegada en la extremidad de un Continente, lo mis-
por larguísimo tiempo, presentan las mismas condiciones y los
mo que en las montañas, tiene más probahil ida.des de ser el
204 RAFAEL REQUENA

V E S T 1 G lOS DEL A A T L Á N T 1 DA· 205

Cráneo de "Los Cerr itos"

mismos resultados de mezcla o suplantación por invasiones


de pueblos braquicéfalos. La multitud de cráneos dolicocé-
falos exhumados en esos lugares-que muy probablemente
guardan bajo tierra gran número aún-dan prueba de haber
sido el tipo común de sus habitantes primitivos, de la más re-
mota antigüedad americana; extinguido en una época de que
110 tenemos noticia.
Cráneo de "Los Cerritos"
En la relación que pueden guardar los cráneos dolicocé-
falos de los "Cerritos del Tacarigua" con los de regiones como
las islas Canarias, parte sobreviviente del extinguido Conti- Constad y de raza de Cro-Maqnon, según los respectivos
nente de la Atlántida, cabe la siguiente cita del mismo Broca: .Jt,. nombres de los lugaresen que los especlmenes más caracteri-
zados fueron descubiertos .... He tenido ocasión de señalar el
"M. M. de Quatrefages y Hárny, en su bella publicación ti-
parecido muy notable de los cráneos de los antiguos quanches
tulada Crania etnica, han descrito todos los cráneos o f'rag-
de Tenerife con los de la raza Cro-Magnon. En Europa esta
mentes de cráneos (tipo dolicocéfalo paleolítico) que datan de
última raza se ha extinguido desde hace un gran número de
los tiempos cuaterriarios, y han podido relacionados con dos
siglos; desapareció como raza por numerosos cruzamientos;
razas distintas que han designado con los nombres de raza de
sin embargo, en todas las épocas el atavismo ha hecho reapa-
reoer sus caracteres, esporádicamente en algunos individuos.
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA ~07
206 RAFAEL HEQUENA

"

Cráneo de "Los Cerritos"


Cráneo de "Los Ccrritos"

rivar para inquisiciones concernientes a ésta, el estudio de los


Se encuentran, pues, hasta en nuestras series modernas, cier- restos humanos, instrumentos, enseres, cerámica y obras de
{os cráneos que por algunos de sus rasgos se acercan más o arte cxhuma dos de los "Cerritos del Valle del T'acarigua". La
menos al tipo de Cro-Magno n. Pero estos casos son excepcio- ·antropología moderna no trata ya de establecer un origen in-
nales, y estos acercarnicntos son poco frecuentes, mientras domalayo o 1l10ngólico a los indígenas americanos; más bien
que la estrecha analogía de los cráneos de Tencrif'e y de los forma con ellos una sola y gran familia. Dcnikcr (Haces et
de Cro-Magnon es evidente al primer golpe de vista." peuples de la terre-París, 1900) nos dice: "Aislados esos in-
dígenas del resto del mundo, probablemente des-de el fin del
Si de las hipótesis de procedencia por conexiones terres-
período cuatern ario, constituyen un grupo de razas america-
tres no apareciere bien probado el origen americano, cabría
nas que se puede considerar aparte."
atribuirle autocton ia. De aquí la importancia que puede de-
208 IlAFAEL REQUENA VESTIGIO" DE LA ATLÁNTIDA 209

"-i'i!f,> ,

--" - . ._0 I

Cráneo de "Los Cerritos" Cráneo de "Los Ccr ritos"

de ser fundamento para destruir tal duda, su examen ya ob-


Mis hallazgos paleo-antropológicos, sobre todo en lo jetivo puede llevar a conclusiones ciertas sobre el primitivis-
relativo a útiles paleolíticos al relacionarse sistemáticamente mo americano, situando a nuestro Continente en condiciones
con los neo líticos, esto es, al concatenarse la protohistoria con iguales a las que, en otros, restos semejantes han llevado a
la prehistoria, pueden esclarecer la continuidad de origen determinar tipos precursores de nuestra especie.
para remontarnos hasta el hombre terciario que, aunque has- Los gráficos de las páginas 174 a 179 facilitan una com-
ta hoy "no se conoce sino por sus obras", acaso por estas mis- paración de varios tipos con el que aparece de mis excavacio-
mas pruebe, en comparación con las cuatcrnar-ias, semejan- nes practicadas en los "Cerritos del Lago de Tacarigua"; y no
zas de origen o modificaciones, quizá también por progresos es dudoso que a la simple vista, y a todo riesgo de aprecia-
debidos a invasiones de otras razas. En todo caso creo que ción, resulte este último con signo tan marcado de antigüe-
tan multiplicados materiales puedan llevar a una nueva orien- dad 'como para ocupar el primer puésto en la escala de la vida
tación sobre los orígenes americanos, debido a los tesoros ar- humana.
queológicos de su propio suelo. Como ilustración que facilite la comparación entre los
Estas consideraciones tienden a fijar puntos de partida cráneos que aparecen en estos gráficos, creo necesaria una
para un estudio de esos orígenes, con el apoyo de un mate- ligera enumeración de los primitivos precursores de las razas
rial antropológico que hasta ahora ha faltado en América, humanas desde el punto de vista europeo.
por lo cual se dudaba de la existencia del hombre fósil en Pitecanthro pus erectus. En el curso de los años de 1891 y
nuestro suelo. Como nada mejor que los restos humanos pue- 1892 un médico de la armada holandesa, Eugéne Dubois, des-
14
210 RAFAEL REQUENA
V E S T 1 G lOS DEL A A T L A N T 1 D A 211

Cráneo de "Los Ccrritos"


Cráneo de "Los Cerr itos"

cubrió cerca de Trinil, en la Isla de Java, algunos huesos de minados los restos en Alemania e Inglaterra, los estudiosos en
enigmática apariencia y con características interrncdias en- Berlín dieron las razones prominentes por qué el antropoide
tre los de un hombre y los de un mono antropoide. "Allí en un no podía ser un hombre; en Londres demostraron por qué no
depósito sin duda de la Terciaria época estaba un cráneo com- podía ser un mono. Así nada se dejó a los transformistas sino
pleto, un fémur y dos molares ... el cráneo, cuya capacidad la conclusión de que la criatura, que no era ni hombre ni mono,
es demasiado pequeña para el hombre, pero demasiado gran- debía ser ambas cosas al mismo tiempo y que constituía el es-
de para un mono, revela un antropoide superior. Los restos tado de transición del mono al hombre, el missing link, el eS-
estaban en estado de fosilización correspondiente a su anti- labón perdido de la cadena que liga al humano con la clase
güedad permitiendo su manejo sin riesgo de fractura. Exa- animal" (Broca). El Pitecanihro pus ha recibido también el
nombre de "raza de Trinil".
212 HAFAEL REQUENA V E S T 1 G lOS DEL A A T L Á N T 1 D A 213

'<,

Cráneo de "Los Cerritos"


Cráneo de "Los Cerrrtos"

Créese que el Pitecanihro pus provenga del final de la


gún Schwalbe, al contrario, todos los antropoides son de ca-
Epoca Terciaria o edad Pliocena, y de acuerdo con este último
beza ancha. Otras particularidades: arcadas superciliares an-
nombre se le llama "el hombre mono del Plioccuo". Otros
chas y prominentes, casi tan grandes como las del chimpanzé
opinan que data del primitivo Pleistoceno. Según las medidas
y que exceden en mucho a las de la raza del Neanderthal y
de Schwalbc el Índice de altura del cráneo (Kallottcnhóhein-
modernos australianos. El perfil del Pitecanihropus, o raza de
dex) puede compararse con otros así: Raza humana más baja
Trinil de Java, en la restauración de Me Gregor exhibe esta
54%; hombre del NeanderLhal 40%; Pit ecanthro pus o raza de
prominencia de las cejas y la fugitiva frente. Schwalbe en úl-
Trinil, 34%.
tima opinión (1914) cree que el Pitecanihropus puede mirarse
Esto se acuerda con la estimación de la capacidad cere- como uno de los directos ascendientes del hombre del Nean-
bral de 855 cc. asignada por Dubois, comparada con 1.230 cc. de derthal y aun de las más altas especies humanas: Horno
la de los más pequeños cerebros de la raza del Ncariderthal. sapiens.
Visto por arriba el cráneo presenta gran largura en compara-
ción de su ancho. El índice cefálico o razón de lo ancho a lo La Raza de Heidelberg. La primera raza humana del Es-
largo aparece de 73,4% comparado con 73,9% del tipo era- te de Europa aparece al Sur de Alemania en el segundo perío-
do Interglacial, en medio de la más imponente fauna de ma-
neano del Xeanderthal. "Esta dolicocefalia S'2 armoniza con
míferos; mas consistente solo de una quijada inferior encon-
el hecho de que todas las primitivas razas humanas hasta anora
trada en las arenas del Mauer. Por las características de ésta
encontradas son de cabeza alargada" (Fairfield Osborn). Se-
214 RAFAEL REQUENA VESTIGIO~ DE LA ATLÁNTIDA 215

Cráneo de "Los Cerritos" Cráneo de "Los Cerritos"

Chelleana del Támesis. Situada al Este está la llanura de


y en virtud de comparación se considera esta quijada como Kent, lugar donde se han encontrado pedernales del tipo eol í-

pre-neanderthaloide. En estudios de reconstrucción se aplican tico. Por el sitio de su aparición se le llama de la raza de Pilt-
semejanzas craneanas para deducir que la raza de Heidelberg down. Descubriólo C. Dawson quien hizo publicaciones a
era más primitiva que la del Neanderthal, de forma ancestral este respecto en 1913, y le atribuye aparecimiento en la pri-
más poderosa en su parecimiento simio. mera mitad del Plioceno.
Eoanthropus. Entre los tipos humanos se cuenta este En la descripción del cráneo (reconstruido) del hombre
ejemplar como el más antiguo en que la forma de cabeza y de Piltdown, llamado hasta ahora en Europa el "hombre de los
tamaño del cerebro se conozcan. El encuentro de sus restos se albores de la humanidad," el tipo más antiguo en que sea co-
hizo en Pi ltdo wn, Sussex, al Este de Gray's Thurrock, estación nocida la forma de la cabeza y tamaño del cerebro, se obser-
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA
217
216 IIAFAEL REQUENA

cueva de piedra caliza en un valle, el Neanderthal, entre El-


berfeld y Düsseldorf, por eso se le llama el "hombre del Valle
de Neander" (Horno meanderthalensis). Después se le aplicó
el nombre de Horno primigeniLls, que se adoptó en Alemania;
mientras que en Francia se le denomina Horno niousteriensis.

Constituían los restos encontrados toda la bóveda cranea-


na, los f'émures, un cúbito, una clavícula, la mitad izquierda
.del bacinete, un fragmento del omoplato derecho y varios pe-
dazos -de costillas. Las caract,el'Ísticas craneanas eran: frente
estrecha muy baja y hundida: arcadas super.ciliares sobresa-
lientes de la frente: hueso de un espesor extraordinario. "La
faz, con sus arcadas prominentes, sus sinus frontales enormes,
y su casi carencia de frente, tenía incontestabtcmc»te un as-
pecto simio, en verdad bestial. De ahí la repugnancia de cier-
tos sabios que quisieron hacer pasar aquel cráneo por un ea-
.so patológico. Algunoo han persisLido en tal opinión (Vir-
chow) ; pero los caracteres de robustez de todo el esqueleto
de Neanderthal demuestra superabundantemente de un mo-
do cierto que no se trataba de un enfermo. Además descubri-
mientos poster-iores han venido a demostrar que todos los
hombres del cuaternario antiguo tenían aquellos mismos ca-
racteres, llamémoslos ,exc,epcionales, y que el Neanderthal rea-
liza el tipo de una especie particular en aquella época. No es
exagerado afirmar que los huesos humanos de Neanderthal
Cráneo de "Los Cerritos"
.son de la época acheuliana. Cuando Herr Fülhrott los presen-
va que la pared del cráneo es notable por el gran espesor del tó en un congreso ,c.elebrado en Bonn, los naturalistas duda-
hueso, que es de 11 a 12 mm., en comparación de 5 a 6 mm. del ron de que fuesen realmente humanos." (S. Zaborourski. El
espesor medio del cráneo moderno europeo, o 6 a 8 mm. del Hombre Prehistórico).
cráneo de las razas del Ncanderthal y del moderno australiano.
El índice cefálico se estima en 78 a 79; no era aparentemente Cráneos y esqueletos del hombre del Neanderthal se en-
de arcadas superciliares prominentes. La capacidad cerebral : contraron en Spy, Krapina, Le Moustier, La Chapelle, La
1.070 cc. Al hombre de Piltdown se le llama el "Eoanthropus". .Ferrasie y Gibraltar, lo que influyó para establecer un grupo
.racial. Los caracteres distintivos de este grupo son: "Rasgos
El hombre del Neanderthal, Se cree procedente de la época
encontrados en diferentes razas existentes del hombre, pero
Cuaternaria. Sus restos fueron encontrados en 1856 en una
~18 RAFAEl" HEQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 219

nunca en los monos antropoides, y por tal humanos; rasgos


que nunca se han visto combinados en ninguna raza humana
reciente, por tal el grupo representa una distinta especie de
hombre: rasgos fuera de los límites de variación en las razas
~'<',••
ª
10
S
,....
Cl)

recientes humanas e intermedianas respecto de los límites de .~


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S
variación de los monos antropoides" (Osborn).
.8
Entre los diversos ejemplares, tomando un cráneo nean- 2¡::
derthaliano de La Chapelle se observa: platiccf'alia o aplasta- C<S
.3
miento del casquete (sincipucio); frente regresiva; gran pro- 'C\S
""'
minencia del lomo de las cejas parecida a la de los monos an- P.

tropoides; lo largo de la cara en comparación con el achata- ::l


vo
miento del cráneo; el prognatismo. El tipo neanderthaliano es ¡::
Cl)

en extremo dolicocéfalo. Con todo, el cerebro tenía gran capa- ~::l


cidad cúbica, mostrando en algunos ejemplares una escala des- <)

de 1.296 cc. hasta 1.723. Importa aquí el dato de que el tama- énC)
ovo
ño del cerebro en las razas existentes del Horno sapiens "va- ••••
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ria de 950 cc. a 2.020 cc.", según R. Martín tLehrbucli del' '""'
Cl)C)
C\S
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Anlhropologie in sist ematischeti Dorsltellunqv 1914. El tipo C/)~
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....:¡
nearderthalense desapareció al cerrarse la escena de la cul- • vo
• Cl)
tura Mousteriana, que fué el último período industrial de los Cl)"O
"OCl)
tiempos del Paleolítico inferior. o;
~A
-C<S vo
El hombre de Cro-Maquon, o raza de Cro Magnon.-En la u .
'""' C<S

región de Eyzies (Dep. de Dordogne, (Francia) Christy y Cl)


"O
Lartet exhurnaron de la cueva de Cro-Magnon tres esqueletos 2)
muy conservados que han dado campo a observaciones de ex- vo
Cl)
p.
tremado interés para la antropología. Estos esqueletos eran vo
Cl)

de un viejo, un adulto y una mujer, que han servido como tipo Q)


para establecer una raza que se ha hecho célebre bajo el 110m- @
bre de Cro-Magnon. .•....
'vo
""'
o
Este tipo sustituyó al Keanderthalense. "De evidencia S
C\S
geológica se cree que esta sustitución se efectuó 20.000 o 25.0UO @
P.
años antes de nuestra éra". (Osborn) El Cro-Magnon pertene- vo
GÍa al Horno sapiens, la misma especie nuestra, y aparece ha- o
,.c::
<)
ber sido la raza principal del período paleolítico superior has- Cl)
,.c::
'. }
ta el cierre de los tiempos Magdalenianos, después de los cua- -, ":\ vo
les aparentemente declinó. El aparecimiento de este tipo sig- <.! ~
2)
nificó el reemplazo de una raza muy baja por otra que tiene U
220 B A l' i\ 1,: L n E Q u E N A VESTIGIOS DEL A A T J" A N T IDA 2:21
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Neanderthal
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Fémures de antiguas razas comparados con el moderno
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alta clasíficación .de capacidad e inteligencia entre los tipos
existentes. '"O:.>
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Los esqueletos del tipo Cro-Magnon fueron estudiados por
Broca, quien aduce pruebas de la existencia contemporánea
Ilf .Pj~."Ttt Amfll I .~
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del hombre y el mammuth. En la descripción del tipo, el au-
I
tor observa su alta estatura, 1,80 m.; cara muy ancha en rela-
ción de la altura de ésta; órbitas muy largas y estrechas; crá-
neo grande y marcadarncnte dolicocéfalo, con una no común
gran capacidad cerebral; haciendo notar que la capacidad ce-
rebral de la mujer Cro-lVIagnon supera la del término medio de
la de los hombres de hoy; frente ancha en correspondencia,
vertical y convexa en su línea media. En conjunto, un tipo
racial muy alto de esqueleto perteneciente a la especie Horno
sapiens, Verneau, por su parte, en la descripción del Cro-
Magnon asienta enfáticamente la forma desarmónica de la
cabeza, pues la dolicocefalia está combinada con una cara muy
ancha para la altura del cráneo, y éste es en efecto el único y
más distinto rasgo de la raza de Cro-Magnon.
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para el viejo Cro-Magnon una capacidad 1.590 cc. Vcrneau UO ~<.>
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el término medio de 1.800 cc.; el más bajo 1.715 cc., y el más ~ o:::W - rl Q)

alto 1.880 cc. Según Keith, era ésta una de las razas más finas w§ •.. •..
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que el mundo haya visto.


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La raza de Auriqnac, (Homo sapiens auriqruicensis¡ Des- O <t:
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encontrado en una caverna de Combe-Capcllc, cerca de )Iont- ir:
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también el "hombre de Cornbe-Capelle. Con su esqueleto se


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nal y un collar de conchas marinas perforadas. La estatura t-< U 000 ,S •.••.• Q)

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medía 5 pies y 3 pulgadas: la caja cerebral bien arqueada; ir:


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cráneo muy largo y estrecho con un índice cefálico de 65,770; ••••• (Oj w R •.• R S S E E El 6",~
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la cara ni estrecha ni prognada : la quijada inferior pequeña,
con un bien desarrollado mentón. Klaast encontró algunas ca-
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racterísticas parecidas a las de la raza de Cro-Maguon, inclu- ~ M ~~ l!";):.c l"- 00 o.; Có"O
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yendo el tipo Chancelade, que es el último de esta especie.
15
No, 2 No. 4 No. 5 No, 6 No. 7 No. 8 No. 9 No· 10

10. Diámetro alveolo-hasilar. " 115 100 96 108 124 93 94 95 I~


11. Diámetro nasio-barbal .. .. 130 119 122 115 124 117 113 117
12. Diámetro nasio-alveolar .. " 90 70 73 78 71 66 77 73
13. Al tura de la nariz " .. .. " 61 56 51 56 48 51 52 52
14. Anchura de la nariz .. .. 31 25 27 28 26 28 25 23
;:rl
15. Anchura inter-orbitaria.. " 28 26 30 26 25 26 24 25 ;..
16. Anchura orbitaria .. " .. "
>,j
35 42 39 45 42 40 33 37 ;..
17. Altura orbitaria " o. " •• 38 35 37 37 38 36 36 37
t:1
t"'
18. Anchura del borde alvco lar !::l

t'l
superior .. " .......... 72 65 68 70 65 Gl G5 59 >O

18. bis. Altura o flecha de la cur- e:


t'l
va alveolar ............ 60 50 50 54 53 48 5,1 48 z
;..
19. Paladar óseo
a) Longitud de la bóveda
pala tina " .. " ...... 63 57 57 63 56 55 51 54
h) Anchura de la bóveda
palatina ............ 47 42 45 45 40 43 40 37
20. Altura órbito-alveolar .. .. 60 45 50 45 54 47 48 50

Í\o, 2 No. 4 No. 5 No, 6 No. 7 No. K No. Y No- 10

21. Orificio occipital .. .. .. ..


a) Longitud .. .. .. .. .. 39 37 40 35 38 35 36 35
b) Anchura .......... 35 35 30 30 33 28 34 27 J< t:l
m
22. Curva sagital del cráneo .. 365 340 350 370 350 330 330 355 ..,
..•
a) Parte frontal ........ 120 120 120 120 120 110 116 130
..•'"'
b) Parte parietal. ...... 180 100 120 130 120 115 106 110 o
m
e) Parte occipital .. .. •. 160 120 115 120 110 105 113 115
1:1

23. Curva transversal .. .. .. .. 340 340 330 310 301 3,20 300 230 t:l

t"'
23. bis. Curva llamada horizontal 550 400 - 410 420 405 415 405 ;..

24. Capacidad craneana ...... 1,308 1,140 1,115 1,335 1,225 1,252 1,225 1,075 c. c. :>
..,
t"'

B. MANDIBULA 1:>-
z..,

25.
26.
Anchura
Anchura
bicondilia
bigoniaca
..
..
..
..
..
..
131
98
130
112
126
111
127
109
100
105
122
98
117
94
116
103
I~
27. Longitud de la rama aseen-
dente ....... , ...... '.' 11,) - - 67 70 60 60 57 I l-:'
~
-1
No,2 No. 4 No. 5 No, 6 No. 7 No. 8 No. 9 No· 10
I b:l
"0
00

28. Anchura de la rama acen-


dente
a) Anchura mínima
b) Anchura máxima .... 38 40 35 35 40 33 31 33
29. Altura de la sínfisis .. .. .. 34 35 35 32 34 29 33 33 ::ll
)-

30. Altura del cuerpo mandibu- >:j

)-

lar ................. 37 29 27 30 31 27 28 28 tlj

t"'
3l. Espesor máximo del cuerpo !:7:l

man dibular .. .. o ••••• 15 17 21) 18 22 18 17 16 tlj

/O

32. Angulo man dibular ...... - -- - - - - - - e


tlj

INDICES
I;
Facial .................... 5,9G 40,2 49,65 53.,79' 51,82 47,82 57,77 51,82
Máxilo alvcolar ............ 12, 13,0, 13,6 12,962 12,204 12,7 12,,35 12,291

Localidad: Valle de Aragua.

Colección: Requena.

CRANEO N~ 2
PERFIL DE LA DEPRESION FRONTAL
ESCALA NATURAL

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Flecha máxima 5 mm
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Vf. Vérlice Frontal ANGULO )-

Vo " Nasal GONIOMqRICO ,.¡

Sr. Sutura Frontal <.


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D. Punto donde la depresión es m'1)uma. ~o ,.¡
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P Tangente al cráneo en 105 vértices Fronlal y Nasal \

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Distancias de las suiure s "4 mm. •••

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23Q RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 231

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el único puesto de que puedo disponer en estas páginas cuya
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lugares¡ como se ve, muy diferente de los ejemplares ara-
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-L----"WWIl muy fáciles de extenderse a las llanuras próximas. Estas
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»ú)(/)OX parecen haber sido el asiento de poblaciones progresa das, a
juzgar por ciertas obras, indudablemente procedentes de la
mano del hombre, como son vestigios de iurnuli, o elevacio-
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nes de tierra, hoy ya muy deprimidas de donde se extraen
232 n .\ l' A E L n E Q U E K A
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CAPITULO VI
EL LAGO DE TACARTGCA

Es éste su nombre indígena; y de él me valdré por


la relación estrecha que guarda con el valle del mismo nom-
bre, en cuyos "Cerritos" he hecho los hallazgos arqueológi-
cos 'en que se apoya el presente estudio.
Llamado después "Lago de Valencia" por la proximidad
Cráneo de Barinas, visto de perfil que tenía a este centro de población en tiempos pasados, tal
designación puede tenerse ya como histórica solamente; y en
comparación de distancias le correspondería mejor hoy el
restos humanos y cerámica; y en que, por distancias de mu- nombre de "Lago de Maracay", dada la cercanía que actual-
chas leguas, se han conservado calzadas de piedra, trabajo mente tiene a esta ciudad. (*)
que no es difícil pensar se dir-igiese a facilitar la vialidad en
los llanos anegadizos en la época lluviosa. Estos terraplenes (*) Según el naturalista Dr. Ernst, Moracauar es en guaraní y en
muchas lenguas de la familria caribe el nombre del jaguar o tigre ameri-
enlosados con soluciones de continuidad van hasta Guanare cano, y lo trae para juntar-lo con el de mbo (mano) en significación
del de Xl arucoibc, (man o de tigr e}. "Tal nombre-agrega-"le cuadra
y hasta Ospino, poblaciones ambas del Estado Portuguesa: bien a un jefe poderoso, y se sabe ad ernús, que los indios en general
tenian la costumbre rle ponerse nombres de animales. Aceptando la
donde se conocen con el nombre de galeras. etimología de este topón imo indígena, la pureza del denominativo puede
aplicarse mejor a Xlaracav, tanto más cuanto que la signifícación del
animal niaraccuj al', tigre, que envuelve, podía obrarcol1 fuerza para
señalar un lugar en que abundaba desde los primitivos tiempos en la
terrible especie extinguida del tigre colmillos de sable, cuyos numero-
sos restos se han encon trado en las excavaciones del Lago de Ta-
carigua.
El Dr. Lisandro Alvarado en su obra "Voces Indígenas de Ve-
nezuela" trae: "Moracaua-i-Felis milis-o Especie d e carnicero de pe-
queña talla, La ínfima especie de tigre) que son los más pequeños, se
llaman en caribe maracaya; y en cumanagoto iecapotuo, o tigre sa-
banero. Estos son de pinta menuda y son más audaces que los ante-
cedentes.'" Caulín. 1, 71. En lengua calina (caribe insular) : malácaya;
en lengua galibi (caribe de Cayena) malacaya. El guara ní mbaractuja,
y el tupí maracaya designan el felis mitis de los zóolcgos.
Maracay fue fundado por Don Andrés Pérez Almarza en 1697.
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 235
234, RAFAEL REQUENA

Sírviéndome, pues, del topónimo indígena general que ,...,-1;,\--'------<:--. - """"~' ~--------------
comprendía
bosquejo.
el, lago y su valle, daré de ambos un ligero t,~/,- , ';-'-:'-." """¡ ~.s'~ ¿, ~~~~ e
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El lago ocupa, como hemos dicho, la parte más baja de los


extensos y fértiles valles de Aragua, limítrofes con las grandes V:~~~~(;~ ~
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planicies de Carabobo. Está a la altura de 432 metros sobre el Q'-:::l~ 0 ..... 0 -
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nivel del mar, y su fondo a 333. Su largo desde Guaruto hasta -. <.: '-ti....;,,'! v"u . ,-••, <.:!.Jt:.I-J I "'O o ~ ~~ ~ v ..8 '-' ~ ~
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la boca del río de los Guayos es de 9 leguas, en la dirección Ji ~111¡!.iT,~-qf-)'''tA!~
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E. O., Y de N. a S. su mayor anchura tiene 4 leguas, desde la
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ensenada del Auyamal hasta frente a la hacienda Yuma. La
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profundidad media es de 13 brazas y los sitios más profundos ~_-.J. · ~ ;>0"
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no tienen más de 37. Se ha calculado en 87,500 millones de .•...• _r.f.)ctI~VJc:j
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metros cúbicos el total de sus aguas. ~~~"t:~OEOr~


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La hoya hidrográfica del lago es un recinto casi circular ctl bl) ••...•~ ..o ctI -",'1:l
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formado por montañas de diferentes alturas. A causa de esta " Q3~""":.o~"'O~rJJo.~ Q)·o
configuración del terreno, 22 riachuelos que se desprenden de ¡ ~ü5C)ctl~t:~of:
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las serranías dirigen sus corrien tes a un a hon donada cerrada, f
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en apariencia, por tres partes, formando un sistema que da I
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nacimiento a un lago interior que tiene 22 islas, algunas de \ ~.2 c: e
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las cuales son meros peñascos, El área de los terrenos que des-
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aguan en el depósito del Tacarigua es de 68 leguas cuadradas, ,; O' ",OO),.a",,,,ou
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que unidas a las 22 de la superficie del lago dan a toda la hoya ~'" ~ 0'"9 ",c:e ~ t;:$"c .~ c::
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108, sobre las cuales caen anualmente 72 pulgadas de agua. ,-. '" o OJ'1:l c,0).c: '" ~ '1:lu
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El lago está rodeado a distancia de cerros, y en trc éstos ~


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y sus riberas se extiende un terreno sumamente plano que ha u;....~~;-~~~~ctI
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ido quedando en seco en el trascurso de los siglos, lo que S'2 ~ & ~o -- ctI.§ t.~ ; ~::c:; ,~'" e:

debe al desequilibrio entre la evaporación de las aguas y el ~


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producto aprovechado de las corrientes que alimentan el la-
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go, pues aun cuando el volumen de éstas es superior al de la .•.... ~:::::e a


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evaporación, parte se disminuye constantemente por los gran- O' '-' o e: 0).0 OJ - 'C) ~
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des desmontes, y parte por derivaciones de agua que salen del
mismo 'lago. Estimase que éste gasta en un día por evapora-
ción 1.586,361 metros cúbicos.
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El Barón de Humbold noto en 1800 que la cantidad de
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agua que pierde el lago por esta causa es menor que la que k "" 2 O) p,"'¡,.a •.• '"
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entra por sus 22 afluentes. Dépons dice al mismo respecto:
236 RAFAEL lIEQUEXA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIOA 2:J7

"La extensión de la superficie del lago (que es 10fi.500,OOO


toe-
sas cuadradas) hace imposible suponer que solamen te la eva-
poración, por grande que sea entre los trópicos, pueda consu-
'\~
Q.l
....-
mir tanta agua como la que acarrean los ríos". De los desmon- e
Q.l

tes que contribuyen a la disminución dice Boussingault en 1823: .~e


....-
"Derribando los árboles que cubren la cima y el declive de las e
. , \ o
montañas, los hombres en todos los climas preparan a las ge- \-, \' \ U
03
neraciones futuras dos calamidades a la vez: escasez de com- '
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bustibles y de aguas". \ ~; ,,~ t
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1 Oó

Casos se cuentan en que habiendo cesado los desmontes o-


•..
y detenídose los cultivos en las cercanías del lago, la repobla- Oó

E
ción forestal atrajo copiosas lluvias que acrecieron el nivel 02'-
de éste, rebosando sus aguas por sobre la meseta existente en- c:
o
tre el caño de Bucarito y el río Paito, que parece ser una con- '-
C)

tinuación de dicho caño o sea el desagüe del lago. Esta me- :QC)
seta es de muy poca elevación y tendrá como 9 kilómetros de '-:::
c:
anchura. (1) -o
o
U
M. Boussingault en sus "Viajes científicos a los Andes
Ecuatoriales" dice en relación con esto: "22 años después (de •..

~
o.
MI'. Humboldt) me tocó visitar los Valles de Aragua y fij al' mi C)
::l
residencia en la villa de Maracay, y ya para entonces los ha- o-
cr.
bitantes advertían que no solamente las aguas de la laguna ~~
habían cesado de bajar, sino que comenzaban a subir de un ~
modo manifiesto. Terrenos ocupados antes por plantaciones '"es
de algodón habían sido sumergidos, y las islas llamadas "Nue- >,
<,
vas aparecidas", que habían salido de las aguas en 1795, des-
aparecieron -de nuevo, convirtiéndose en escollos peligrosos i' "O

c:
.~

para la navegación. La lengua de tierra de la Cabrera, al Nor- I


t.
'-
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te del valle, se había estrechado de tal suerte que la más pc-
1
~
~11 .....<
queña avenida la inundaba totalmente, y un viento con ti- l ¡rt;-~
c.:E;:= ~ ~
~iifl,~.-
nuado del Norte era suficiente para cubrir de agua el camino
(1) Este peligro se halla ya casi completamente conjurado por el
eficaz empeño y constante celo del Benemérito General J. V. Gómez, que conduce de Maracay a la "Nueva Valencia".
quien ha prohibido terminantemente las talas de los árboles en las ver- Deforestaciones posteriores y cultivos más extensos des-
tientes de los cerros circunvecinos y ordenado la repoblación, de tal
manera que las riberas de la laguna están convertidas en verdade- pués cambiaron de nuevo estas condiciones, con tribuycndo al
ros bosques. Especialmcnte Maracay tiene (al cantidad de árboles he- retiro de las aguas.
chos plantar personalmente por el Gencral Gómez, que parece un in-
menso bosque visto de las alturas del Calva do, lo cual ha contribuido
No son sólo la evaporación y la sequía las que impiden la
mucho a la benignidad del clima actual de la ciudad. mantención de un volumen constante alimentado por los
2:lB !\ A ;:: A E L H E Q u E ?\' A VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 23~¡
-----_._----------------
afluentes del lago. Concurren también quizá derivaciones sub-
terráneas, y otras que se muestran en corrientes que salen de
él. Desde 1853 se observó que en el caño de Bucarito o Carn-
burí el agua corre en sentido inverso, es decir, que en vez de i
ser el principal afluente del lago, como se creía, salía de él 6 CIl
..o
'C!., , ',1 "'.'~ CIl
y verificaba un desagüe. Viajeros que una vez se internaron l"v
+'
en
i tqll OIil\\Jt Q)

en esquifes desde el lago por el mencionado caño fueron cons- t;;:;' " ~ j! 11 Q)
j ~, .~ ~ ;.~ en
s,
tantemente por agua hasta el río Paito, de alli al Pao, luego al 'bo
Portuguesa, al Apure, al Orinoco y al mar. ~ ...
Q)

\- El
~
En Humboldt y Bompland "Voyage aux Regiones Equi-
noxiales du No uveau Continent") leemos: "Un río bastante
~
o
" ] en
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"C:j
considerable, el Pao, que nace a la entrada de los llanos, al
11; 1:
en
Q)

pie de la ringlera de colinas que se llama la Galera, juntaba z +'


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en tiempos pasados sns aguas a las del lago reuniéndose al Q)

H;
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caño Camburí, en el camino de la ciudad de Nueva Valencia O'

a Güigüe. El curso de dicho río era en tonccs de Sur a Norte


...1 .1:; CIl
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•.• ¡::
',1 ~,~-4 Q) Q)

hasta que a fines del siglo XVII, el dueño de una plantación w :::: ¡::
............
"C:j ••.•
....•
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vecina excavó un nuevo cauce en una de las riberas, lo que
Su
hizo cambiar la dirección de la corriente, y después «le em- <:j-
11 - Q)

plear una parte de las aguas en el riego de sus campos, hizo ",1 Q) o
1 ::x:: "C:j~
correr a la ventura hacia el Sur el resto siguiendo el declive en :::
" -( o ~
de los Llanos. En esta nueva dirección meridional reunida u
~
;;:: o-
a otros tres ríos, el Tinaco, el Guanarito y el Chirgua, la en-
trada al Portuguesa conducía al Apure. Es un fenómeno bas- ..sen
tante notable y digno de verse, que por la disposición parti- o
"C:j
cular del terreno y por la «lcpresión de la arista o línea divi- ~
u
soria de las aguas (diuorlia aquarums hacia el Sur Oeste se '-
c::

haya separado el Pao del pequeño "Sistema de ríos interio- 6


o
res" a que pertenecía primitivamente, para ir a comunicarse eo
c::
desde hace un siglo por el Apure y el Orinoco, con el Océano. 8
Lo que aquí se ha efectuado en pequeño por la mano del hom- .aa u
bre, lo hace con frecuencia la naturaleza por sí misma, sea .o::'-
por aplanamientos progresivos, sea por los hundimientos que w
e r¡l
e
ocasionan los terremotos. Es probable que en el curso de los "
~.r- --- ""'1----r

siglos algunos ríos del Sudán y de la Nueva Holanda, que se


pierden ahora en tre arenales o en hoyas interiores, se fran-
queen un camino hacia las costas del Océano. Al menos no pue-
de dudarse que en ambos continentes existen sistemas de ríos
2-l0 RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA ~41

interiores que se pueden considerar como no enteramente des-


arro llados (Carl Ritter-Erdkunde) y que se comunican entre <i
sí en tiempos de graudes crecientes o por bifurcaciones per-
:E
...-:::
manentes, ~
"El río Pao se haexcavado un lecho tan profundo y tan
<
,....os
ancho que en la estación de lluvias, cuando el Caño Grande os
de Camhurí inunda todo el terreno al Noroeste de Güigüe, las .•..<1>

:::
aguas de este caño y las del lago de Valencia revierten al mis- 08'"
mo río Pao; de manera que este río en vez de darle agua al '"
t:
Lago tiende más bien a sustracrle, Vemos algo serncj ante en 2:
la América Septen trional, en el lugar en que los geógrafos se '"'
'"
A
complacen en figurar en sus mapas una cadena imaginaria o Ó
AS
de montañas, entre los grandes lagos del Canadá yel país de 8 o~

o,..
<1>-
Q
•••.• os
los Miarnis. En la época de las grandes aguas, los af'Iuent es de ...-
o os
los lagos comunican con los del Mississippi y se puede ir en '"'
Q
canoa desde las fuentes .d'el río Santa María hasta Wabash, lo oQ)
";l
mismo que desde Chicago al Ill inois ("Drake Picture of Cin- ~ '0
'O
cinnati, 1815") Estos hechos análogos son muy dignos de la
o '"'
::l <1>
::l
v.l 0"
atención de los hidrógr af'os."
- Q,l
'" ::l
'O O'
"No se podrá negar-dice Humboldt-la posibilidad de
os o
cavar un canal de derivación hacia el río Pao, que condujera .~ ~
sus aguas del Lago a los Llanos, La arista divisoria, es decir, ,:1)'"' ..11)

<S ....
::l
la línea que divide las aguas entre los Valles de Aragua y los o
Llanos, se deprime de tal manera hacia el Oeste de Güigüe, OS"t¡;
-¡:.¡
<1>
que hay zanjones que llevan las aguas del Caño de Camburí, 'O
del río de Valencia y del Guataparo, en tiempo «le grandes .•..<1>

crecientes, al río Pao." '"'


o
:::
os
Todo lo expuesto prueba que existe una abra hacia el Sur ...-
'"
o
por donde pueden comunicarse fácilmente los ubérrimos Va- Q

lles de Aragua y de Carabobo con las inmensas planicies de ~


<1>
los Llanos de Venezuela, surcadas por el gran sistema de ríos '-¡;I

navegables existentes en Coj edes, Portuguesa, Zamor a, Guá- os


o.
os
rico, Apure, Barcelona, Maturf n y Guayana, La posición que ~
ocupa el Lago de Tacarigua ofrece campo para el fácil enlace
de las comunicaciones, por agua, del centro del país a sus más
remotas extremidades, Esta situación, relacionada con la de los
Llanos, ha llevado a considerar que por la configuración geo-
16
2-!:.l HAFAEL nEQUEKA \'ESTIGIOS DE LA ATLÁKTIDA ~-!3

lógica de los terrenos de éstos, sus accidentes peculiares y su


propia formación, fueron en tiempos prehistóricos el asiento
o fondo de Ull niO'antesco lasro v éste se comunicaba con la ho- '"
C)
b;:' :::> '"" ....o:'"
ya hidrográfica «le 108 leguas cuadradas, cuyas vertientes for-
'e" ,
man el antiguo Lago de Tacarigua. ::;
'-<
Las conchas recogidas en los alrededores del Lago de Ta- v:
C)
c:
carigua y las encontradas en los sarcófugos son marinas, de o
'0
agua durcc y terrestres. El DI', :\larcano en su estudio "Etno-
'-'-'
grafía precolombiana de Venezuela", inserta la siguiente enu- ~
'"
meración hecha por el conocido conquiliologista, :\1. Fishcr,
Ayudante del Museo de Historia Xatural de París: o
'-'
v:

'"
e,

Mr\ Hl:\'r\ S
.~
e

Tritoii uarieqaius (importada de la costa).


'"
l:;
c:
'-'
Sirombus puqilis y otros (rotas para servir de adorno y ~
c:
C)
que no pueden ser determinadas.
<l.>

Cy pr sea exaui emCl. '"


C)
'C
e
Lucina tiqerina (comestible en las Antillas). "O
o

o
Lucina jamaice nsis (comestible 'en las Antillas). E
Oliva jaspidea. '"
{:.'"
Oliva (indetcrminable) , 'C
C)

.8
Fissurella
, . } ambas , determinaiuad as por 1a mIsma
in '
razono ~
::l
Neriia e,
•.....•
C)
"O
FLUVIALES
.8
'o;
-<
o-
Paclujchilus lseoissimus (Venezuela y América Central). o;
e
::l
Planorbis olioaceus. <l.>
"O

Attipullaria glauca. .3

'Ampullaria urceus.
1/ .~
,.,:..,
:;'"
2H RAFAEL REQUENA
l VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 2-lfl

TEHHESTRES

Bulimus pardalis.
Bulittius disiortus.
Sirophia uva. (No existe en ningún punto del Continente.
Debe haber sido nevada de alguna de las Antillas.)
El hecho más sorprendente que resulta de esta enumera-
ción-como lo observó el autor-s-es que las conchas marinas
son más numerosas que las fluviales y terrestres unidas. Tal
hecho viene en apoyo de mi hipótesis de un mar interior pri-
mitivo considerablemente reducido hasta formar el actual La-
go de Tacarigua.
Las causas que han contribuido al retiro de las aguas han
tenido en cambio efectos beneficiosos por la adquisición de
nuevos terrenos para la agricultura. Las tierras que van que-
dando en seco aparecen cubiertas de limo fértil y de despojos
orgánicos, en su mayor parte pequeños caracoles blancos; y
los labradores a medi da que el lago se retira adelantan sus Piedra llamada de los pilones en Mariara
siembras hacia el nuevo borde. Así se han obtenido los ex-
tensos campos de San Joaquín, Guacara, Los Gu ayos, Valen-
cia, Güigüe, Magdalena, Santa Cruz, Cagua, San Mateo, Tur-
mero y Maracay, que producen tabaco, caña dulce, café, añil,
cacao, algodón, maíz, plátano y toda especie de verduras y fru-
tas. Asimismo el trabajo se ha aplicado allí donde se ofrecen
las ventajas de los potrcros naturales, a la industria de la cría,
con resultados que bien organizadas empresas exhiben en nu-
merosos rebaños de ganado vacuno y atajos de bestias caba-
llares.
HISTÓRJr.O: Existe un acta (fue se refiere a la toma de po-
sesión de la Laguna de Tac"~r;¿ua por 105 conquistadores es-
pañoles. Este hecho sucedió <:,1día 24 de ,liciembre de 1547 y
lo autoriza el muy noble S,cilr¡r Juan de Viilcgas, Teniente de
Gobernador y de Capitán Gen "al en la Provincia de Venezue-
la por el muy magnífico señor él Licenciado Juan Pérez de
Tolosa, Gobernador y Capitán de ella. Consta en dicha acta
que como estaba comprendida la provincia que llaman de Ta- Excavaciones en "Los Cerritos"
.- --_ ..~
2!6 RAFAEL HEQUENA ,!0<tx!.-,"t-"t-"·,~'t>0i>~,<t-· •• ·>~U· ••• ·~0~· •• ~t>~~>*'<· •• '•• *".'~..•.• :-(~><.)
---~~- --~--
---

carigua dentro de los Iimí tes de la Gobernación que, por capi-


tulación y asienlo con los alemanes, Su :'I[ajestad el Rey y Em-
perador había señalado "desde Maracapanu hasta el Cabo de
la Vela este, oeste, norte y sur," el Gobernador Pércz de 1'0-
losa había enviado a Vi llegas, como su Teniente, con g.:~nte de
a pie y de a caballo, a conquistar y a apaciguar la Laguna de
Tacarigua y el puerto de Borbura ta y Caracas y sus comarcas,
a donde lo mandaba buscase millas de oro de que se tenía no-
ticia; y al hallar la tierra cómoda la poblase, por estar la dicha
provincia de Tacarigua en el camino de la Goberuacióu de
Venezuela muchas leguas a sotavento de Marucapana.
CAPITULO VII
En cumplimiento de estas órdenes, Villegas dijo en el pro-
pio lugar .donde está situada la laguna: "que continuando la LOS CEHHITOS
posesión (la general de la provincia) quería tomar y apr ehen-
der la posesión de la dicha provincia de Tacar igua en nombre Las fotografías que damos aquí presenLan una mues-
de Su Majestad y del dicho Gobcrn ador de la Provincia; y to- tra de las construcciones indígenas conocidas bajo este nom-
mándola y aprchen diéndola llegó a la rivera del agua de la la- bre. Las referencias del "Diario" de las excavaciones practi-
guna y cogió agua de ella y con una espada cortó ramos de los cadas contienen detalles acerca de los hallazgos arqueológi-
árboles, y se paseó por la rivera de la dicha laguna y por otras cos hechos ·en ellos.
partes y mandó poner y puso junto a la laguna una cruz de
madera hincada en el suelo; lo cual todo dijo que hada en Los "Cerritos" aparecen en la forma que actualmente tie-
señalde poscs ión, la que tomó quieta y pacíficamente sin con- nen, diferente a cualquiera otra a que puedan referirse ante-
tradicción de persona alguna". riores exploraciones que se hayan hecho, dado que la situa-
ción topográf'ica de ellos se ha alterado completamente con las
Estuvieron presentes en <este acto el Capitán Luis de Xar-
exigencias de la agricultura y otros factores, ya que en el eo-
vaes, Pedro Albares, Teniente de vchcdor de Su Majestad en
rrer de los tiempos no solo se establecieron allí trabajos agríco-
la dicha jornada, Pablo Veres, Alguacil mayor, Juan de Esca-
las, sino que fueron también estos "Cerritos" asiento de co-
lante Antillano, Gonzalo de los Ríos, Sancho Bricefio, Pedro
rrales para el ganado.
Gonsalez y olros estanles; por ante Franev de San Juan- Escri-
bano de Gobernación. Este acto ocurrió hace 384 años. En las excavacioncs no he encontrado murallas de
piedra, pero sí muchos vestigios de eslacas, lo que demues-
tra que allí hubo construcciones palafíticas. En aquella re-
gión no se encuentra ninguna clase de piedra, ya que se trata
del fondo «le un lago cubierto de sedimentos fosilíferos, y nos-
otros que hemos excavado los "Cerritos", abriendo profundas
zanj as y llegando hasta sus cimientos, hemos encontrado una
gran variedad de capas de tierra, trasportadas de distin-
tos puntos.
248 RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 219

Envases de barro cocido en donde había huesos humanos y "Los Cerritos", uno de sus aspectos
objetos varios: 1
Excavaciones en "Los Cerritos"

De los "Cerritos" hay algunos que sólo conservan algo más


de 3 metros' de altura sobre su base, que, a no dudar, en épo-
cas pasadas debían de presentar muchas centenas de millares
de metros cúbicos.
Entre las múltiples capas que forman la estructura de los
"Cerritos", he observado grandes cantidades de ceniza,
huesos, conchas de caracoles y en ellas muchos restos de al-
farería y fogones compuestos de tres piedras; lo que demues-
tra que los "Cerritos" no sólo sirvieron de panteón, sino que
fueron verdaderas habitaciones.
•.. Nada hay hasta ahora en que fundarse: para dar un
nombre a los habitantes o constructores de los "Cerritos";
pues un detenido estudio de las características de estos monu-
mentos demuestra claramente la existencia de varias culturas
y pueblos de distintas razas.

Otro envase de barro cocido: II


Son testimonios f.avorables a esta aseveración los va-
Excavaciones en "Los Cerritos" rios esqueletos que muestran diversos estigmas raciales, y lo
230 RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLANTIDA 231

en campamento
Excavaciones en "LQs Ccrrito s"

diverso también de los útiles domésticos y armas, según han


sido hallados En las capas superiores o en las más profundas
de los "Cerritos"; y aún más, los restos encontrados pertene-
cientes a los grandes reptiles pre-históricos, a los Dinosaurios,
Hidrosaurios etc., que como es sabido .desaparecieron del pla-
neta hace millares de años. A la misma profundidad que los
restos citados, hemos encontrado también varios esqueletos
completamente fosilizados, cubiertos por una capa de, marga;
y partiendo de la base de que la primera f'ase de una fosili-
zación tarda siempre por lo menos un promedio de 4,000 años,
un prudente cálculo nos hace fijar la edad de los restos halla-
dos en los "Cerritos" en unos 12 a 15 mil años.
~. En el Diario de las excavaciones consta la disposición en
que se encontraban los sarcófagos. Los cadáveres dernuestr an
haber sido colocados enteros, en cuclillas; y respecto de las
urnas, las hay de distintos tamaños, desde 20 centímetros de
alto para recién-nacidos o quizás para fetos, hasta 1,30 centí-
metros, tamafío éste que permite acomodar ,el cuerpo más
grande.
Excavaciories en "Los Cerritos"

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YESTIGIOS DE LA A'l'LAN'l'IDA
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Excavaciones en "Los Cerritos"
"Los Ccrri tos"

Teniendo en cuenta la costumbre de todos los pueblos


primitivos n.l8 hacían de los muertos un verdadero culto, he
observa , ,3 días de excavaciones y en centenares de tum-
bas rastro :( .:10 en los cadáveres, por el encuentro de una
inf'inida«! J..: ,~::>llaresy cuentas sueltas, indicio de adorno co-
loca.de enu-e las vértebras cervicales, indudablemente en el
momento de ser ,enterrados los cuerpos. Igualmente se en-
contraron algunas argollas para la nariz, incrustadas aún so-
bre los huesos del maxilar superior. De los cráneos aplasta-
dos encontrados en diversas tumbas, hablo en varias par-
tes de esta publicación, y en cuadro aparte constan sus carac-
teristicas: con la opinión de no ser producto de un ar-
tificio, sino un signo de raza.
Exploraciones y trabajos de excavación, hechos de modo
imperfecto y en limitado tiempo, habían llevado a cre-er que
los indígenas de estos lugares no conocian el dibujo ni la pin-
tura. Sobre este punto cabe decir que he descubierto unas es"'
crituras rupestres, que bien pueden citarse corno modelos de
fineza, en el dibujo, y que también tengo en mi poder.
Otro aspecto
v E S T [ G lOS DEL A A T L A K T 1 D A 255
2:'i-! RAFAEL REQUENA ------------------------------------

l ' ie¡J 1':1 con inscrl pelones rupestres en Turiurno


Piedra llamada de los pilones en Mar-iara

dos. Algunos parecen incluirse en el sistema totémico de


Acerca de este asunto dice el Dr. Marcano: Shoo1craft.

"En toda la zona de los valles existen inscripciones jcrogli- "Del mismo modo es imposible decir rigurosamenLe si han
ficas grabadas sobre piedras de grandes dimensiones, conoci- sido trazados por las Lribus que los Españoles sojuzgaron o
das en todo tiempo por los habitantes con el nombre de pie- }Jor pueblos más antiguos. Humboldt se inclina a esta última
dras de los indios, piedras pin ta das. opinión. Como la cronología antropológica de Venezuela no
ha hecho progreso algunos después de los trabajos del célebre
"La significación de estos símbolos es completamente des- viajero alemán, no hay otra manera de tratar la cuestión sino
conocida. Apenas podremos decir con el Padre Dorncnech, comparando estos símbolos con los de los otros pueblos ame-
que "son los primeros pasos que da un pueblo para consig- ricanos. Por desgracia, este estudio de la pictografía está aún
nar los primeros anales de una historia que comienza." (7)
en el nuevo mundo en el período puramente descriptivo.
Estos caracteres, absolutamente ideográficos, no debian eje-
cutarse con un objeto único, porque sus estilos son muy varia- "Si es cierto que, entre los jeroglíficos de la zona septen-
trional hay unos que han sido trazados en épocas muy remo-
tas, no vemos en que se fundan los que pretenden que las tri-
(7) Voyage dans les grands déserts du n ouveau monde. Paris, 1862. bus de que hablamos habían perdido la noción de la escritura
256 UAFAEL UEQUEXA
VESTIGIOS DE LA ATLÁJ\TIDA 257
------

Inscripciones rupestres en Turiamo


Piedra llamada de "Las Delicias" al norte de Marucay

rrir en puntos en que he creído necesario apoyar mis afirma-


ideográfica. Viej as tradiciones locales sostienen, al con trario, ciones, o esclarecer lo que en la agcna opinión aparezca en
que los Indios vencidos trazaban sobre la piedra caracteres desacuerdo con ellas, a citas de tratadistas extranjeros y de
para expresar sus pesares y sus adioses a la patria. No tendrían autores nacionales, estos en verdad pocos y cuyos trabajos'
otro origen muchas inscripciones que se ven en los lugares datan de treinta arios poco más o menos de esta fecha. Oca-
donde la persecución fué más violenta. Esta tradición está li- sión es la presente para recordar que estos han sido esfuerzos
gada especialmente a una piedra jeroglífica situada al Norte que debemos estimar como muy dignos de las inteligencias su-
de Caracas, 'entr-e esta ciudad y el puerto de La Guaira. Es periores que han dedicado su atención a estudios relaciona-
más probable que el origen de estos jeroglíficos sea múltiple. dos con nuestros orígenes entre los cuales se pueden señalar
Observemos antes de abandonar este asunto, que los sarcó- de mucho interés los que en nuestra bibliografía indígena se
fagos no llevaban ninguna inscripción funeraria." deben a los Doctores Gaupar Xlarcano, Arístides Rojas, Alfre-
do Jahn, Tulio Febres Cordero, Elías Toro, Samucl Daría
Concretadas estas páginas a mis propios trabajos y ha-
Maldonado, Pedro M. Arcaya, B. Tavera Acosta, Lisandro AI-
llazgos en los "Cerritos", los cuales estimo suficientes para
varado, Mario Briceño-Yragorry, Julio C. Salas y otros que
formar los juicios y conclusiones que aparecen en distintas se es-capan a mi memoria.
partes de esta publicación, no he dej ado sin embargo de ocu-
]7
2.-lS HAFAEL HEQUENA
:!;'i9
YESTIGIOS DE LA ATLANTIDA

Piedra llamada de "La Culebra", 'I'uriamo. Una de las much is imas


Tur iamo. Zona de las "piedras pintadas". Son ínnumcrabes estas
inscripciones rupestres que allí se hallan
piedras.

De tiempo reciente son, y desgraciadamente no continua-


Por lo que hace a monumentos artísticos, poco destruye-
dos. De antes nada tenemos. Aunque los conquistadores espa-
ron los conquistadores, porque fué poco lo que encontraron
ñoles encontraron en estos lugares núcleos de población au-
Los autóctonos de estas regíones no poseían el grado de cultu-
tóctona, sus cronistas omitieron toda suerte de informaciones
ra de los del Perú, Mcjico y otros lugares. Miserables vivien-
y hasta llegaron a suplantar la toporiimia indígena con la
das y restos de construcciones palafíticas pudieron sólo en-
hagiográfica suya y con la repetición del nombre de lugares y
contrarse en los puntos habitados. Los "Cerritos" construidos
ciudades peninsulares. Mucho menos se ocuparon de las cos-
€n remotas épocas yacían abandonados y ocultos, por lo que
tumbres de las diferentes tribus qu-e encontraron radicadas en
pudieron escapar a la destrucción, sufriendo tan sólo las in-
las márgenes del Lago de Tacarigua y por todo el Valle de
jurias de los siglos y alguna que otra de los buscadores de te-
Aragua; y en cuanto a sus creencias religiosas, e] prejuicio de soros. Nada parece indicar que las tribus históricas tuvieran
condenarlas e ignorarlas desarrolló el programa de destruc- la tradición de los "Cerritos". Los conquistadores los desco-
ción de los ídolos y tótem s que fué típico. nocieron; la forma misma de sus construcciones no movió la
curiosidad de explorarlos. Los habitantes de los lugares, des-
:;!()O nAFAEL HEQUENA (.,~ ••..•••••• '~ .~~~~~~,~,,;,,~,~~"t •••• ' •• ~~~4,>~~ ••••• --.e>

pués, han carecido de toda noticia en relación con ellos, debí-


do quizá al aumento de población proveniente en su mayor
parte de otros puntos de la República.
La porfiada aplicación particular en exploraciones y ex-
cavaciones, estimulada sin cesar por los hallazgos mismos que
han aumentado mis esfuerzos, es la parte que más mc satis-
face, al presentar como frulo de mi labor esta contribución al
estudio de los "Ccrr itos", tan cubiertos por la bruma del pa-
sado; y un cuantioso materi al arqueológico, que no sin con-
trariedades y en un número de tumbas que alcanza a 221, he
exhumado de estas construcciones típicas de la cuenca del
CONCLUSIO~ES
Lago de Tacarigua.
La teoría que expongo de la geogénesis por el agua con-
cuerda con la clásica hi pótesis de formación nebular de nues-
tro sistema planetario, pero se diferencia de ella en la causa
dinámica que produjo el nacimiento de los planetas y el de
sus satélites; teoría corroborada por las modernas concepcio-
nes cosmogónicas de emisión de materias gaseosas del Sol, las
cuales ya desde su salida del núcleo central eran susceptibles
de condensarse; proceso que por relación de causa y efecto se
desarrolló con más amplitud y prontitud en la tierra, ya cuer-
po independiente en el espacio, para determinar una transfor-
mación fundamental por su paso del eslado inicial gaseoso a
la constitución líquida.
La hipótesis de formación de la corteza, tal como la ex-
pongo en su mayor simplicidad cual un envase en que el agua
quedó completamente envuelta por la capa sólida de constitu-
ción química que la fuerza centrífuga fué llevando hacia la
periferia, al paso que es lógica con la geogénesis por el agua,
I expugna la idea de un asiento de las tierras en un núcleo cen-
tral sólido. Queda también explicado por mi hipótesis el
aprisionamiento del agua en los senos de la tierra, la cual ya
se deriva en corrientes, que pueden llamarse el sistema veno-
so del planeta; ya se mantiene en lagos, en pozos o depósitos
en que el líquido, combinado con sustancias de la flora y de
la fauna prehistórica, formó los hidrocarburos.
262 HAFAEL HEQUEI'A VESTIGIOS DE LA ATL'\XTIDA :!Ci:¡

Piedra de la Zona de San Esteban. Hacienda del Gener-al V. Pércz Escrituras y dibujos rupestres (Zona de San Esteban)
Soto en Puerto Cabello

Consecuente la naturaleza con el principio generador,es-


to es, el agua, lo prodigó en las tres cuartas partes de nuestro
globo para origen de la vida de los seres organizados que lo
pueblan.
La super-posición de las tierras ha sido uno de los fac-
tores que, en la multirnillonari a formación del suelo, ha pro-
ducido mayores cambios geológicos y geográficos de que ape-
nas podemos formamos una idea. El estudio científico ha
penetrado en los primeros, y por una el asificación de los es-
tratos ha establecido lo que se llama edades o épocas geológi-
caso Por lo que respecta a los cambios geográficos, es sólo a
partir de la terciaria y cuatern aria de esas épocas en que se
juzga surgió el hombre, cuando se fincan los empeños en la
observación de los conglomerados terrestres, en los relieves
continentales para guiar ya la investigación en el terreno de
la ,etnología. En las dilucidacioncs de este punto que han dado
nacimiento a varias escuelas que intentan ir a la fuente de los
Escrituras y dibujos rupestres, del mismo grupo
2r,-l- R A F A E L R E Q u E K A VESTIGIOS DE LA ATLANTIDA 26;-;

orígenes humanos para establecerlos, ya por monogenia, ya


por poligenia, ya, en fin, por transformismo, el estudio ha
puesto a contribución todos sus recursos para entrar en los
dominios de la paleo-geografía, con cuyos datos y los de la
geología y la paleontología se llegue a una aclaración de for-
maciones continentales primitivas, en que la posibilidad de
la existencia humana pueda prcsumirse para indicación de
procedencia, o en que, por proximidad de unas con otras, se
puedan deducir derivaciones del origen de las razas.
Los fósiles, llamados a dar la última opinión en estas
cuestiones, han sido de escasa aparición hasta hoy, por lo que
no dan luz bastante para determinar la localización de un
primitivo y fundamental origen de la humanidad; pero la
ciencia no desespera de 'encontrar, con ayuda de la arqueolo-
gía, fósiles que por sí solos, sin ocurrencia a reconstrucciones
ideales, esto es, por su genuino valor antropológico, respon-
dan con más propiedad que los fragmentos encontrados has-
ta ahora al tipo que más se acerque a la primitiva forma hu-
mana. Siendo, a mi juicio, de esta especie los hallazgos en
suelo americano que presento, de hecho queda situada la te- Zona de la costa
sis de los orígenes en nuestro propio Continente.
no tiene apoyo científico, y ninguna tradición existe que le dé
La existencia de la Atlár:tida sostenida por siglos en la
un primer poblador que no sea ese elemento paleolítico, el
tradición, y que multiplicadas investigaciones científicas tien-
cual presenta instrumentos, utensilios, obras y sus propios
den cada día a corroborar, establece vínculos geográficos tan
restos asociados a los despojos de una fauna extinguida de
estrechos de un Continente hundido con la parte oriental y la
que fue coetáneo.
septentrional de nuestra América, que lleva con fuerza per-
suasiva a establecer un mismo tipo primitivo para los habi- La Atlántida eocena tanto explica una unidad de origen
tantes de su conjunto. El hombre paleolítico atlanto-ameri- con las tierras del oriente americano, como relaciona después
cano tuvo así su origen; y la prueba de su auíoctonismo la da su situación insular con el macizo continental, a que estaba
el elemento americano que por su situación aislada a causa unida, por transformaciones a causa de su hundimiento. Co-
de su separación de la parte Atlántida del Norte, y mantenido mo contragolpe de esta catástrofe, la tradición peruana del
en larga edad de piedra, ha podido no sólo dejar trazas de sus diluvio señala la erección de la Cordillera de los Andes.
obras, sino también sus propios restos fosilizados como tes-
A falta de una prueba científica concreta de este hecho,
timonio elocuente de su antigüedad milenaria.
el indicio tradicional del relieve oro gráfico andino lleva a
El hombre ha habitado en nuestro suelo desde las más pensar en el posible cambio que como consecuencia ha podi-
remotas épocas. La teoría de que este Continente ha sido só- do producirse en la parte opuesta de la América. La situa-
lo de recepción humana, de población originada fuera de él, ción baja de las tierras de Venezuela adyacentes a las costas
266 nAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 267

del mar a que pertenecen las de Aragua, donde he hecho mis


hallazgos arqueológicos, me lleva por inducciones de la g'~olo-
gía a suponer por causa de aquel levantamiento una invasión
de las aguas sobre extensiones que estaban ligadas a la Atlán-
..'t
ticla.
Lo que antes había sido asiento de un origen ctnológico,
de innúmeras poblaciones progresadas después por influen-
cia de las invasiones de la Atlántida civilizadora, quedó se-
pultado por el mar en la formación mediterránea que favo-
recía su situación topográfica. De la extensión que abarcaba,
vemos la prueba en los terrenos que han ido quedando en se-
co, iguales a los que dondequiera señalan un antiguo fondo
marino. En el proceso secular de desecación, no hien expli-
cado aún, pero que se ha efectuado lentamente y to ilavia se
efectúa a nuestra vista, el antiguo mediterráneo ha venido de-
creciendo hasta ser un lago, una laguna que la historia ha
consagrado con el nombre indígena de Tacarigua. El carác-
ter mismo de sus aguas ha cambiado de salobre en dulce, in-
dudablemente por el gran aporte de los ríos yaguas pluvi ales
que desde su formación lo alimentan.
Sólo imaginativamente podríamos penetrar en el miste-
rio con que la inundación rodeó las primitivas poblaciones en
el intento de indagar cl rno do de ser, costumbres, ctc., de sus
habitantes, si no fuera porque el retiro de las aguas se ha en-
cargado de poner a la observación en los terrenos al d escu-
bi.crto huellas evidentes del hombre paleolítico que los ha-
bitaba; y de esperar es que a medida que el actual lago vaya
mostrando sus fondos, nuevos hallazgos se agreguen para
confirmar no sólo su ya probada existencia, sino también, por
sus obras, las gradaciones de su desarrollo.
\..
Bajo la espesa capa de limo que han depositado los mile-
nios, ruinas de monumentos, de habitaciones, ya magnificas,
ya humildes; restos humanos y de la fauna cxtingui da , más
Costas de Ocumare. Norte de Ve nezue la. Claramcnte se ve el desgarra-
instrumentos, armas y utensilios, aguardan la obra de la na- miento de l'as tierras en el momcnto d e In sumersión de la Atl nti da
á

turaleza para exhibir con más esplendor tesoros arqueológi- de la cual Iorrnaba -partc
cos que, como mis hallazgos en las exploraciones de los "Ce-
rritos", por largo tiempo se escondieron bajo las aguas; todo
2G8 RAFAEL REQUEKA
~'<e-~ • ~
- ---- -
·"t~~~,~~~~,<t0;. •••• ~-, •••••• , ••••• ·~0'·'~',,,~
------

lo cual pondrá en manos de la ciencia un copioso material


de estudio, capaz para desviar la investigación de los or-ígenes
humanos del cauce tradicional del viejo Continente hacia el
de las Américas, que ya con menor razón podría llamarse t
nuevo.
El hombre paleolítico existió en localidades de Aragua;
su autoctonía es indiscutible. En sus propios restos resaltan
signos antropológicos que dan fe de su carácter primitivo; y
en sus utensilios e instrumentos y en sus obras se muestra
el único materiad de que disponía para fabricarlos, el típico
de la edad de piedra en que vivió. Los hallazgos hechos en DIARIO DE LAS EXCA VACIO~ES ARQUEOLOGICAS
los "Cerritos del Lago de Tacarigua" han venido a compro- PRACTICADAS EN LOS "CERRITOS" DEL VALLE
bar su existencia. Las aguas que por siglos cubrían esos mo- DÉ TACARIGUA (1)
numentos de nuestros primitivos no logró destruirlos; y en
SETIE:.\lBHE DE 1930
su lento retiro, al dejar en seco las tierras, vienen a poner en
manos de la investigación científica los elementos fósiles que Día 25. A las dos de la tarde salió de Maracay la expe-
l1even a la conclusión afirmativa de los orígenes humanos en dición para el sitio donde debían comenzarse los trabajos, dis-
América. tante de esta capital 14 kilómetros aproximadamente. Una
hora después negamos y el resto del día lo empleamos en ex-
plorar el terreno y limpiado de vegetación.
Día 26. A las 7 de la mañana se dió comienzo a los tra-
bajos de excavación, encontrando, a poco, una tumba que con-
tenía dos fuentes de barro cocido, tres pequeñas hachas de
piedra y un cráneo en estado regular de conservación. A las
9 hallamos, en el mismo corte abierto, otra urna cineraria con
un esqueleto, ambos en muy buen estado, y una buena can-
tidad de conchas de la familia de los "hclicidos" (caracoles)
depositados seguramente junto al cadáver por sus deudos pa-
ra que le sirvieran de alimento, así como una pequeña olla
de barro que aún contenía huesos de pescado, y UIl fragmen-
to de mandíbula armada de puntiagudos dientes, semejantes
a los de un pequeño felino.
A las 11 a. m. descubrí mas a 1 metro y 50 centímetros de
. profundidad dos ídolos de barro cocido; una serie de discos
de diferentes 'diámetros; cuatro hachas de piedra pulidas, y
(1) Llevado por mí con relatos de :\Iarius del Castillo, Antonio
Requena y José Eugenio Górnez y anotaciones de del Castillo.
.1

HAFAEL HEQUEN"A VESTIGIOS DE LA ATLÁN"TIDA 271


270

una de factura muy tosca, reveladora de ser de la época pa-


leolítica; varias puntas de flecha de piedra, afiladas y confec-
cionadas con rocas -de disti n Las clases; un esqueleto humano
en completa descomposición ósea; algunos adornos que pro-
Irablernente fueron .de collares o brazaletes; una hachita-cu-
chillo de cristal jade de color verde esmeralda, de gran puli-
mento y dureza.
Hallamos también en esta tumba una serie de piezas co-
rrespondientes al menaje del muerto, desgraciadamente muy
deterioradas. A las 12 m. se suspendieron los trabajos para
almorzar; y reanudados a las 2 de la tarde, se encontraron
dos tumbas, cuyas urnas estaban muy deterioradas; una fuen-
te de barro en perfecto estado; una olla y un can' 'to con
estilizaciones decorativas en alto relieve.

A las 4 y :\0 p. m. aparecieron en el mismo corte abierto


otras dos tumbas, cuyas urnas contenían bastante alfarería,
pero lamentablemente destrozada por los efectos de las raí-
ces de los árboles cercanos, que se extendían por todo el recin-
to ocupado por ellas. A las 5 apareció otra tumba, que como
las anteriores estaba estropeada por la misma causa. A pesar
de ello encontramos una tinajita en muy buenas condiciones
y dentro de ella algunos trozos de caolín blanco y varios pe-
dazos ¡de carbón vegetal.

Día 27.---A las 9 iniciamos los trabajos en el mismo corte


del día anterior, encontrando seguidamente nuevas tumbas,
aunque nada de interés aportaron a la colección, pues to-
do estaba estropeado por las raíces de los árboles próximos,
al igual que otra serie de cuatro urnas, encontradas a con-
tinuación. .

De otras cuatro encontradas más tarde, pudiéronse ex-


traer dos cantaritos en perfectas condiciones y un diente, en Aspecto do la costa do Ocumar e. Solución de continuidad del
todo semejante al colmillo del "Tigre colmillo de sable", ani- continente hundido
mal que vivió hasta fines del período terciario, y con terupo-
ráneo del hombre, cuya existencia se ha comprobado en todo
el Continente Sur-americano.
TIAFAEL REQUENA y E S T 1 G lOS DEL A A T L A N T 1 D A 273
27~

Día 29. A las 6 salimos de Maracay en dirección a la pe-


ninsuladel lago de Tacarigua,conoci,da por "Castillo de Ca-
brera". A las 7 llegamos al lugar designado para trabajar, '::0-
nocido con el nombre de "Los Tamarindos", y al poco rato de
haber comenzado apareció una serie de tumbas sin importan-
cia, pues la poca alfarería que en ellas se hallaba depositada,
estaba complelamente destrozada por la 'misma causa que to-
«las : las raíces de los árboles.
Las tumbas por lo general se hallan rodeadas de todos
los enseres de que en vida disponía el finado. En el mismo
lugar del enterramiento cocian la urna que debía guardar los
-
·S
o
c::
O.l

restos humanos, y una vez cocida, y sobre las mismas cenizas


;a
c::
O.l
de la pira, acomodaban la base inferior del vaso funerario, en
'"o..
el interior del cual colocaban el cadáver junto con los utensi- '"
O.l'
'Q
lios de su uso doméstico, ajustando en seguida la tapa, o se- ,......
O.l

gunda parte de la urna, quedando con ello completamente 'O


o
encerrado el muerto. tl
O.l
Dentro de la urna funeraria colocaban gcneralnwnte pe- o..
'"ctS
queños cántaros, escudillas, platos y oHitas con toda clase de o
viandas que debían senil' de alimento al finado durante la (5'"
ignorada jornada. Tuve ocasión de encontrar ollas y fuen- a)
tes que aún tenían restos de aquellas viandas, restos concre- '"ctS
El
tados en huesos de aves, peces, mamíferos y conchas de cara- g
coles, materiales que me han servido para cimentar mis O
<ll
afirmaciones. 'O

En el interior de estas urnas se ha cncontrado una va-


riedad de objetos, como: cuchillos de piedra; hachas (L~gue- U
-ctS

'"
o

rra confeccionadas con una diversidad de rocas, unas bien


pu liidas, otras toscamente labradas; collares formados con pie-
dras de colores, horadadas; otros compuestos por dientes de
animales y huesos de mamíferos: instrumentos de música de
hueso y de arcilla cocida; puntas de flechas labradas en pie-
dra y las pequeñas cantarillas, escudillas, etc., menciona·das
anteriormenle. Al exterior de la urna fúnebre se encontraban
las ollas, los ídolos y la mayor parte de los útiles domésticos
de mayor tamaño, que probablemente habían pertenecido al
difunto. 18
:¿7± RAFAEL REQUEXA
VESTIGIOS DE LA ATLÁN1'IDA 275

La alfarería encontrada hasta aquí en el cerrito de


"Los Tamaríndos" es casi perfecta en su construcción y su
forma; y el conjunto de sus líneas es muy agradable a la vista,
pues parece como si hubiera sido elaborada al torno; no así
10s ornatos y estilizaciones, que dejan algo que desear en ;,us
detalles artísticos.
o
Muy pocas son las piezas encontradas que estén adorna- E
</l

das con pinturas, y ninguna hallada hasta entonces contenti- <3


va de bajo-relieves. 53
o:s
C)

Los ídolos descubiertos en "Los Tamarin dos" tienen mu- ....•


<ll
cha analogía con los de factura mejicana, cuyas esculturas 'O
</)
o:s
nos recuerdan las líneas de los ídolos de Asia. ·8
¡::
Las estilizaciones predominantes están basadas en la zoo- O)

~
C)

logía y los motivos descansan en cabezas de animales, como <ll


</l
e
monos, loros, tigres, serpientes, sapos, arañas, peces, etc. o
C)

Encontramos también motivos de adorno en el menaje de las </l


o:s
tumbas, representando caras humanas, pero las líneas facia- ¡::
O)
les de todas ellas tienen los rasgos de la raza asiática, mien- ;;.
O)
tras que toda la fauna cstilizada es netarncn te americana. </)

.3
En anteriores excavaciones se habían encontrado en una ~
~
O)

c:
urna cinco esqueletos humanos; pero esto hace excepción,
...
o:s
pues el tamaño de las urnas sólo puede dar cabida, geueral- o:s

mente, a una persona colocada en cucli ll as. A no dudar, pudo O


<ll
•...
darse el caso de fallecer cinco miembros de una familia en un o:s
mismo día, ya fuesen muertosen algún combate o por alguna E
;:1
C)
peste. Sólo así puede explicarse es la anomalía. Además, de- o
<:)
bemos lener presente que la región es palúdica, y aún cabe 'O

otra hipótesis: la de que al morir el jefe de alguna familia, </)

53
exprofeso se diese muerte a los demás miembros de ella para </)
o
u
enterrarlos juntos, como refieren antiguas Icyendas que se
practicaba en algunos países de Asia. Han sido examinados
eon suma atención todos los cráneos encontrados en este "Ce-
rrito", y no hay uno solo que presente vestigios de muerte
violenta.
Entre los muchos cráneos exhurna dos en el cerrito de
"Los Tamarindos" se encontraron algunos «le recia dentadura
""'.
276 RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁKTIDA 2í7

y muchos .de personas que debían contar largos años de vida,


cuyas mandíbulas estaban completamente afiladas y sin vesti-
gios de alvéolo s dentales, y que por algún profano han sido
tomados como pertenecientes a irr acionales. También se han
podido comprobar caries dentarias y algunas anomalías de
retro-inversión maxilar y de otras quizás causadas por capas ;...
de tártaro, que, a uo dudar, padecía el individuo de estomati- o o
• ......,,"'0
tis expulsiva. ,.q '" .~
:::
'-'
•....
'Ó •..•
El terreno donde se encuentra el cerrito de "Los Ta- H a
o •...•
marindos" es de constitución sedimentaria y bastante seco, o..tn
propia para la conservación de los esqueletos y además satu- e e
•....
'" o
.•...
rado de productos calcáreos que han favorecido la misma, Q) en
pues algunos de ellos ya estaban comenzando el período de e o
Q)•...•
A •...•
fosilizacióncalcárea, fase esta perturbada con nuestras inves- en..c
o
tigaciones. '" o
'O Q)

,,~ "t;$
El nombre de "Los Tamarindos", dado a este sitio, tiene '"
,...:¡ 6
'"
-:
su origen ,en los árboles seculares del "Tamar-Indica", que en
gran número se hallan ,en el lugar que nos ocupa.
~
~-
•....
e
~

Q)

Como todos sabemos, esta planta es oriunda .de la India, '" o


.~ en
'- •....
y fué transportada a Europa por el piloto Juan Sebastián EI- ::: Q)
,.q.~
:::
cano, cuando su famoso viaje de circunnavegación, como se- Ul ~D

gundo del inmortal Magallanes, ,en los comienzos del siglo XV. o '"

Semillas de este vegetal fueron traídas al Continente Ameri-


~.,~.s
~ Vl

•.... •....
cano por los R. R. Padres J esuítas, quienes le atribuían pro- '"
¡:: o
A
piedades medicinales para la cura de las fiebres y tabardillos. o~
::; Q)

O ~
A las 2 y 30 p. m. del mismo día descubr-imos en el corte Q)
"el '"
::l
~D
que excavábamos dos tumbas que tenían bastantes piezas de
alfarería, pero desgraciadamente una sola estaba en buen es-
.•..~ ~'"
Ul C)
o
tado. Era una pequeña eantarilla adornada con estiliz acio- U

nes humanas. En estas urnas también encontramos dos cu-


chillos de piedra de color verde y de 'pulimento fino, así como
varias piezas y discos de hueso, sin ningún valor artístico. En
otra seri,e de cuatro tumbas hallamos solamente un collar de
cuentas de hueso y una cantarilla en buen estado de conser-
vación.
••
278 RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁKTIDA 27n

OCTCBRE DE 1930

Dia. 19 Este día lo dedicamos a hacer UI1 nuevo reconoci-


miento en un "Cerrito" situado en lugar denominado "La Ma-
ta", punto éste localizado a unos 17 kilómetros al S. O. mag-
nético de Maracay. AHí encontramos terreno a propósito pa-
ra cxcavaciories arqueológicas.
Dia 2, a las 5 de la madrugada, partíamos para el asiento ~
<.
cO
de los "Cerritos" ubicados en una hacienda, propiedad del Se- E
ñor General Górnez, La superficie del "Cerrito" es superior :l
o
a 800 metros cuadrados y con una altura aproximada de 3 O
metros sobre la base. .....
c¡J'

VJ
o
En el primer corte abierto en el lado occidental, en con- '-'
cO
tramos a la profundidad de 2 metros, un esqueleto humano en ~ ::
posición decúbito dorsal, cuyos huesos estaban cubiertos por
una capa .de "marga" y ya habían entrado en el período de
't:l o
VJ,.o -
'-' ...•
c¡J c¡J

oQ
fosilización calcárea. Este es el cráneo más antiguo que he- <.-
VJ Q)
mos encontrado. ~'O
Q)
Q) ••.••

Xo hallamos ningún objeto de arcilla cocida o de piedra '-' (.;


,.o c::
o ::1
cerca de él. A no dudar estos restos pertenecen a la primiti- VJ¡l.¡

va raza constructora del "Cerrito", que probablemente debió 0-


E~
haber vivido en los comienzos del período cuaternario o fines .~'-
<3
del terciario. .5
c¡J
o
Fué en esa época, sin duda, cuando el hombre se estable- ....
Q)

ció en la actual llanura, que en aquel tiempo se hallaba cu- 'O


VJ
bierta aún por una regular capa de agua, viviendo primera- o
t)
mente en construcciones "palafíticas", para después radicar- Q)

se en los "Cerritos", que fueron sus primeras construcciones ~


estables.
En la actualidad, estas construcciones se hallan a muchos
kilómetros de distancia de las márgenes del lago "Tacarigua",
siéndonos desconocido el nivel entre la base de estos monu-
mentos y la superficie del mencionado lago, como también
desconocemos la disminución del volumen de las aguas del
mismo, pues todas las personas vecinas de la región afirman
que de afio en año disminuye éste en superficie.
••
280 RAFAEL REQUENA YESTIGIOS DE LA ATLANTIDA 281

Además de esto, tampoco se ha hecho ninguna observa-


ción meteorológica para poder basar, en una deducción cien-
tífica, el motivo «le este fenómeno natural que se viene efec-
tuando desde muchos milenios, aunque debemos suponer que
las grandes florestas que en épocas remotas cubrían estas vas-
tas regiones, contribuían a la formación y sostenimiento de la .s
humedad en el suelo, y con el levantamiento de las serranías ~
actuales, no sólo se destruyeron las selvas que otrora las cu- '"o
brían, sino que ocurrió el lavado natural de las capas de hu- ~
mus, y con esto, la muerte de la vegetación y la desnudez de 51.
c:l o
las rocas. '"
~ .8
"''O1:1
'""'
Toda la vegetación que encontramos en el valle actual, es o
'" •....c:l
moderna y en gran parte artificial, pues a pesar de hallar al- v co

gunos especímenes que cuerrtansiglos de vida, son testigos re- '"o


;::Jtl
•...• <1>
lativamente modernos para que puedan 'servir de orientación o o.
p.. '"
al querer establecer la edad de estos monumentos, que sin du- .<•
c:l
da cuentan más de doce mil años de existencia. .•... '"
o .....•
'" c:l
U '-'
1:1
Sólo en las quebradas de cierta profundidad es que la ~c:l <1>
.•....
tierra se halla aún frondosamente revestida de vegetales, co- <1> 'p
'O t:
mo pudimos observar en nuestro viaj e a la cumbre del "Cho- <1>2

roní",
•.... '"
c:l ••..••
~
P •....
;::J o
Como es sabido, el hombre cuaternario de América vivió 00.
c:ll
primeramente sobre las construcciones "palaf'iticas" en las ~r, ~

-;" "OJ)
márgenes de los ríos, lagos y pantanos, donde tenían una pes- o
"C
c:l

ca segura, y al mismo tiempo para defenderse de los grandes =3'" ~ C)

carniceros de entonces, como los tigres "colmillos de sable", '"


c:l

cuyos restos encontramos a cada rato. Vestigios de estos ani- '-'


'"
males también los encontramos en las tumbas de los habitan- '"o
,....¡
tes del cerrito de "Los Tamarindos" transformados en co-
llares dentro de una urna funeraria. Sólo después que el hom-
bre adquirió mejores armas para defenderse de sus enemigos,
fué que se decidió a formar nuevas naciones y tribus, y así
abandonó por construcciones estables y costosas, las inesta-
bles viviendas "palaf'íticas", que estaban sujetas a las even-
tualidades de los tempor-ales y de las mismas aguas que los
rodeaban.
...
282 RAFAEL HEQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIlJA 2t!:J

Por tal motivo encontramos los grandes terraplenes re-


pletos de tumbas, cuyos restos vienen inquietando desde que
el hombre se ha civil izado.
Otra observación que he podido efectuar en los "Ce-
rritos" que tenemos excavados, es el hecho de no haber en-
contrado aún ningún instrumento para el hilado y tejido, in-
dustrias éstas que datan de 8 mil a110s antes de nuestra éra,
lo que demuestra que los antiguos pobladores de esta región
no conocieron el arte de tejer sus telas. En sus mismos ídolos
está descartada toda clase de vestidos, haciendo resaltar
sus órganos genitales de preferencia a todo otro detalle ana-
tómico escultural; y estas observaciones nos inducen a creer
que se trataba de una raza muy primitiva.

Por regla general, las familias de las viviendas lacustres


permanecían desnudas, y sus mismos hábitos de vida lo re-
querían, para estar siempre dispuestas, y no perder ocasión
de atrapar peces y crustáceos.
Vitrina ;\;0. 12. - "Arist id es Rojas"
En la cuenca amazónica existen tribus que todavía habi-
tan sobre ligeras palizadas a orillas de los lagos, y también
dentro de toscas y pesadas halsas confeccionadas con tron- lago. Nosotros, que hemos cxcavado los cimientos de los "Ce-
cos de la "cecropia peltata" y en completo estado de desnudez. rritos", ipo demos certificar la cantidad de restos de conchas
de crustáceos, esqueletos de peces y-de reptiles que encontra-
En Venezuela, como en el Amazonas, donde el clima es
mos 'en el correr de nuestras labor-cs.
cáilido, la gente nativa parece gozar un placer en vivir semi-
desnuda, en el seno de las selvas. De todas las tribus o na- Las orillas del lago "Ta>carigua" fueron indudablemente
ciones autóctonas del Continente Americano, sólo encontra- asiento, durante los muchos siglos de la pre-historia, de va-
mos la de los "Uros", que vive sobre el lago Poo pó y 'en el río rias naciones de distintas costumbres religiosas. Los ídolos
Desagüadero, usando vestidos; pero es que habitan una región que encontramos difieren mucho unos de otros, tanto en la
frigidísima, a pesar de lo cual usan muy poca ropa de lana, y parte escultórica, como en la factura misma de la alfarería,
aún mal tejida. que es muy variada, como su estilo.

Innúmeras debían ser las viviendas lacustres que estaban Observando las urnas funerarias, se tiene la plena con-
sobre las orillas del lago "Tacarigua", pues todavía se hallan vicción de que en el lago han vivido múltiples naciones de
vestigios de sólidas estacas enclavadas dentro del agua, en la distinta" procedencias, pues en una misma raza es muy difí-
cual vive una ictiofauna rica y variada, tanto de peces como cil la transformación de las costumbres, demostrada plena-
de crustáceos y reptiles. En todas las tumbas, sin excepción, mente en sus tumbas. Lo mismo sucede en la arquitectura,
encontramos restos de alimentos concretados a la fauna del que sólo muy paulatinamente se llega a transformar, y cuya
28-t RAFAEL REQUEl':"A
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 285

demostración nos la dan los mismos habitantes actuales del


lago que nos ocupa. Estos todavía construyen sus viviendas
en los "conuco s" con delgadas maderas recubiertas de enea,
así como las paredes. Estos ranchos son en todo idénticos a .~~
los «le los primitivos habitantes del lago; sólo tienen una en-
trada angosta que hace las veces de puerta y ventana, y esta
única 'entrada de la habitación era y es muy útil, como me-
dida defensiva contra los mosquitos, que en cantidad infinita
pululan por todas las~comarcas cercanas al lago.
Como hemos visto, las costumbres de una raza son muy
difíciles de modificar, y cuando están arr aigardas, imperan
como una ley. A despecho de los adelantos de la civilización
moderna, en las orillas del lago vemos la tradicional arqui-
tectura representada por las chozas de esos campesinos, mo-
dernos y civilizados, y que a pesar .de las transformaciones,
voluntariamente siguen viviendo en habitaciones que recuer-
dan las de 8 mil años atrás.
Pongamos punto aparte en estas disquisiciones de orden
etnológico, y continuemos con la relación de los trabajos de Parte del :J1useo.-Secciones: "Gaspar :Jfarcano", "Tul io Febr es
excavación. Cordero", "Julio C. Salas"

Día 3. A pesar de lo mucho que se trabajó esle día, fué Además de los vestigios de esas prof anaciones, existen
muy poco lo que se pudo extraer del "Cerrito". hnellas también de otras muchas practicadas por personas
inexpertas, quecreyen.do encontrar objetos de gran valor, des-
Día. 4. Al poco rato de empezar los trabajos y en el ter-
trozaron grandes cantidades de objetos de inestimable valor
cer corte que abrímos se pudo comprobar que en este "Cerri-
científico.
to" se han efectuado una serie de excavacioncs, a no dudar
practicadas há mucho tiempo por los "buscadores de tesoros", De todos modos, en este día conseguímos extraer tres ído-
probablemente españoles, que con el fin práctico, sólo se preo- los, a cual más in teresarrte. Uno de ellos es ~a cabeza y parte
cuparon de la extracción de objetos de metales preciosos. En- del trOGCOde un perfecto Buda chino. El otro tiene mucha se-
contramos en las "Leyes de Indias", una ordenanza que mejanza con los ídolos egipcios; yel restante, que es de dimi-
reglamenta las excavaciones de los cementerios indios en nuto tamaño, tiene las características de los de "manufactu-
América, industria que fué muy lucrativa, pues aunque los ra mejicana". Aumentamos nuestra cosecha con algunas
conquistadores hicieron tabla rasa con los templos paganos cuentas de collares, puntas de flechas, y pequeñas piezas de
que encontraron en América, daban mucho aprecio a los va- alfarería en muy mal estado, así como un mortero de piedra
sos -de oro y plata de éstos, y los transformaron sin oscrúpulos toscamente Iabrado.
en opulentas ornamentaciones que admiramos en las catedra- Día 6. Seguidamente descubrímos una serie de, 6 tumbas.
les de 'la viej a y leyendaria España. De una de ellas se pudieron extraer dos collares, uno de mar-

\
."
286 HAFAEL HEQUEKA
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 287

fil compuesto de 132 piezas, cuyas cuentas representan figuras


de perfiles de peces, y el otro formado con cuentas confeccio-
nadas con rocas de varias clases, y consta en conjunto de 52
piezas. Al exhumar un esqueleto, que se hallaba en posición ·t·

decúbito dorsal, hallamos entre los restos, un arete o z.arci llo


de oro, formado por una delgada lámina de poco peso. Dicha
pieza tiene gran semejanza con las ,de la orfebrería del antiguo
Egipto.
y por más esfuerzos que hicimos, y por más tierra que
se removió, este día nos fué imposible encontrar nada más
de importancia. Tumbas y más tumbas, esqueletos y tiestos
en mal estado, era lo único que hallábamos. En vista de lo
cual, y después de haber registrado 19 urnas, volvimos a
Maracay.
Día 7. Poco se pudo trabajar, a causa de un formidable
aguacero. Hallamos solamente cuentas de collar, en cantidad
suficiente para formar dos de los mismos, y una pequeña tina-
jita de arcilla regularmente cocida.

Dia 8. En una urna funeraria, y entre tierra, huesos y


restos de alfarería rota, encontramos una flauta de hueso,
mejor dicho, de marfil, semi-fosilizado, adornada por bajos-
relieves simétricos y formada de dos piezas con cuatro llaves.
Además, un ídolo «le barro cocido, 23 piezas correspon dicr.tes
a un collar, así como un instrumento musical de arcilla cocí-
da y con la apariencia de una ocarin a, pero solamente con
dos orificios.

Día 9. A las seis «le la mañana salimos de Maracay, y a


las ocho, ya habíamos descubierto una serie de 9 esqueletos.
De entre los restos de uno, separamos 11 cuentas de collar, de
roca, y formando una cadena imitando las vértebras de uua -'"
columna dorsal, y otro, compuesto de conchas de crustáceos
"helícidos", de mar. Entre este abigarrado conjunto de es- Parte del Xlusco. Cráneos, urnas y hachas. La grande fué encontrada
queletos, hallamos también un a artística copa de arcilla muy hace va ri os al-los en :\Iarncay y regalada al Señor General Juan Vicente
Gómcz, quien hizo donación de ella al Museo
bien cocida y en perfecto estado. Esta notable pieza de ce-
rámica tiene mucha semejanza con las de factura ctrusca que
admiramos en las vidrieras de los museos de Italia.

-~
288 HAFAEL REQUENA
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA :l89-

En resumen, este día exhumamos 19 cadáveres, con la


particularidad de que todos eran de "cráneo aplastado".
Dia 10. Empezamos a excavar en el "Cerrito" que lleva
el número 2, en donde hallamos a-lgunos collares de grandes
cuentas de marfil fosilixado, además de dos pequeñas tinaji-
tas y un ídolo de tierra cocida y cinco cuentas de piedra de
distin tos colores, pertenecientes a un collar. Todos los cráneos
encontrados hoy, en número de 11, eran aplastados.
Día 11. En una serie de 6 urnas, sólo encontramos algu-
nas cuentas «le marfil, pero en un estado tal, que al proceder
al ligero lavado necesario para despojarlas de la capa de mu-
gre que las cubría, la mayor parte se deshicieron en ar ena.
Toda la alfarería estaba completamente destrozada por la ac-
ción del tiempo y por 10s temblores de la corteza terrestre, ya
que a no dudar, ha habido innúmeros sacudirnientos en el,
curso de los pasados milcnios. Esta afirmación nos la prue-
ba el rozamiento de los objetos de, piedra depositados en el
interior de estos recipientes funerarios, habiendo perforado
éstos algunos de aquellos objetos, y otros, se han incrustado
en las paredes de los mismos. Encontramos cráneos que con
el roce continuo se han cortado en forma que parecen aserra-
dos de intento, consecuencia natural de la repetición de un
mismo movimiento, comprobado por las alteraciones natura-
les y continuas de los péndulos en los observatorios sismó-
gráficos.
El propio peso de las urnas habrá influido también en el
movimiento de las mismas. Algunas se hallan completamente
inclinadas y han descargado todo el contenido que guarda-
ban; otras las encontramos sin apoyo en su base, y se man-
tenían verticales por la presión lateral facilitada por su for-
ma cónica, lo que impedía que descendiesen.
Otros factores que han contribuido a la destrucción y han
acelerado la de estos monumentos, son ciertas especies de ani- Vitrina No. 6, "Elías Toro".-Formada por idolillos representando
matronas, tal vez retratos o bustos de las damas dueñas de la casa
males que viven bajo el suelo, verbigracia, las hormigas gé-
nero "Bachaco", que escogieron preferentemente estos "Cerri-
tos" para fundar sus colonias; y los animales roedores, y tam-
lU
:29U RAFAEL REOUENA
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 291

hién algunos reptiles que acostumbran poner sus huevos en el


subsuelo, donde perforan largas galerías, algunas ,de las cua-
les han facilitado la entrada del agua, importantisimo factor,
causa de muchos desperfectos que hemos observado en el cur-
so de los trabajos.
Una hermosa taza de tierra cocida fué involuntariarnente
destrozada por un peón, de un golp,e de pico, que la rompió
en varios fragmentos, como si fuera de cristal.

Más tande, en el interior de una urna, encontramos una


flauta de 4 agujeros, de una materia semejante al marfil y se-
mi-fosilizada. Esta es la segunda que hallamos en este "Cerri-
to", y está recuhierta por interesantes y artísticos alto-r-elieves
tallados simétricarnente, cuyos motivos son caras humanas con
la boca abierta, arabescos, y animales estilizados en forma de
batracios.
El encuentro de esta segunda flauta hizo que redobláse-
mos nuestros esfuerzos removiendo gran cantidad de tierr-a,
pero tuvimos que abandonar la tarea, pues aparte de que no
Parte del Museo.-Secciones: i"Alfredo Jahn", "Pedro M. Arcaya",
se encontraba nada digno de mención, la cantidad de hormi- "Tavera Acosta"
gas y su calidad era tal que imposibilitaban la prosecución
«lel trabajo. La misma configuración topográfica de las altas SIerras que
Día 12. ~ os dirigimos a un lugar inmediato a "Las De- circundan el inmenso valle a que nos venimos refiriendo,
licias" con objeto de practicar una inspección en ciertas capas nos indica que surgieron cuando aquellas estaban aún cubier-
geológicas de aquel paraje, que según informaciones rr cibi- tas por las aguas, y cuyo enfriamiento brusco ocasionó las
das, tenía toda la apariencia de un bosque petrificado. Una estratificaeiones, que en forma de lava ígnea salieron a la su-
vez en el lugar, pudimos comprobar se trataba simplemente perf'icie en medio de terrenos formados por las capas del cre-
de estratificaciones pétreas, que daban la ilusión de un bos- táceo, por entonces impermeables. Además,tenemos dentro de
que fosilizado. Ia superficie de la cuenca que nos ocupa, mucho material cós-
mico, como son las pizarras silúricas, y restos de la fauna de
Al examinar este conjunto pétreo de interesantes estrati-
aquel período que hallamos por todos los lugares del anti-
ficaeiones, nos encontramos en el mismo centro de un supues-
guo asiento del gran lago el cual, comparado con su primiti-
to tronco, una veta de cuarzo cristalizado, fenómeno geoló-
va grandeza, no pasa en nuestros días de un simple pozo, for-
gico muy común y natural en los terrenos de origen terciario.
mado por aguas de una fuerte lluvia.
Estas rocas son muy posteriores a la época de la forma- Día 13. A las 7 de la mañana reemprendimos nuestras
ción del gran lago, que se extendía, en el período silúr ico, a labores de excavación en el "Cerrito" número 2. La primera
todas las regiones llanas que en la actualidad son habitadas. urna que encontramos estaba muy ultrajada por Ios agentes fi-
VESTIGIOS DE LA ATLÁKTIDA :¿9:\
2!)2 RAFAEL REQUENA

sicos y mecánicos de que ya hemos hablado en líneas ante,


riores, y al cxhumarla no se encontró en su interior objeto al-
guno. Después de una suspensión de nuestras faenas a causa
de la lluvia, pasamos a explorar el "Cerrito" número 3 ubi-
caldo en las inmediaciones de los ranchos, habitación del des-
tacamento allí acantonado. Estos "Cerritos" presentan seña-
les de haber servido largo tiempo de corrales para el ganado,
lo que ha contribuido no poco a la destrucción de las urnas
y objetos enterrados en ellos. Esto, unido a las antiguas ex-
cavaciones practicadas allí, hizo que nuestros esfuerzos fue-
ran estériles por lo que se refiere al "Cerrito" número 3.

Pasamos al número 4, quizú el más antiguo de los de la


serie del grupo "La Mata". Después de un reconocimiento
topográfico, consistente en abrir una estrecha senda en un
campo de gramíneas, exploramos los montículos inmediatos.
En el número 4 encontrámos una urna funeraria de forma de
un ovoide, con su tapa, y tiene una rara semejanza con un
ataúd. Mide metro y medio de largo, por 90 centímetros de -~~;
diámetro. Estaba completamente fragmentada, pero intacta Vitrina principal del Museo
su forma, que daba la sensación de un huevo gigantesco. En Secciones: "Adolfo Ernst", "Lisandr o Alvarado", "Samuel Daría
Xlal d onado"
su in terior, varios esqueletos estaban cuidadosamcn le coloca-
dos entre las capas de una substancia mezcla de ceniza, ar-
cilla y caolín blanco, de relativa dureza. Desgraciadamente, ron a alguna importante familia de la tribu, pues se hallaban
los restos humanos estaban reducidos a fragmentos, destrui- completamente aislados.
dos por la acción corrosiva de la legia destilada por las ce- Contenía 5 esqueletos, y todos pertenecían a la raza que
nizas durante todo el proceso químico, y por las filtraciones podemos denominar de "cráneos aplastados", particularidad
sufridas durante muchos siglos, agentes que no sólo alteraron que distingue también a todas las otras calaveras encontra-
los esqueletos, sino también las paredes del sarcófago, el que das en estos "Cerritos", además de la excesiva longitud de los
con todo y ser de arcilla regularmente cocida, sufrió tal des- brazos, longitud que llamó la atención de los profanos en la
gaste, que apenas tenía en las partes más gruesas algunos mi- materia (los peones) quienes ponían en duda que aquellos
límetros de espesor, al paso que la parte superior del mismo, restos ¡;ertenecieran a seres racionales.
que estuvo libre del contacto de los residuos químicos, con-
servaba su primitivo espesor de cerca de 2 centímetros. Este Hasta aquí se venia tomando la deformación craneana ob-
sarcófago es el único encontrado hasta la fecha de estas ca- serva da como artificial, pero al hallar dentro de una peque-
ña urna el esqueleto de un recién nacido, cuyos huesos esta-
racterísticas y forma.
ban ya aplastados, forzoso me fué variar de opinión, siendo im-
No hay duda que los restos depositados en este ataúd fue- posible admitir que se le hubiera ya practicado la operación
ron inhumados con todo cariño y probablemente pertenecie-
2!1-t RAFAEL HEQUEN/\ VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA
295

deformatoria; y luego, en suc-esivas cxcavaciones, hemos en- Siguiendo en la tarea de relatar nuestras labores diarias,
contrado los restos de muchas otras criaturas, que ya presen- debemos mencionar el hallazgo de otra serie de 15 tumbas.
taban la misma particularidad, lo que me ha confirmado el que nos hizo olvidar, siquiera momentáneamente, la tempe-
que nos encontrábamos ante un signo de raza y no ante una de- ,J ratura verdaderamente tórrida que sufríamos, al extremo de
formación originada artificialmente por una ancestral cos- que uno de los peones sufrió un ataque de insolación.
tumbre.
En el corte abierto, se sucedían en línea los sarcófagos, sin
Además, en la estructura de la caja crancana de "los solución de continuidad. El emplazamiento de estos sepulcros
aplastados" se observa gran espesor de las paredes, lo que los está orientado por la línea solar, o sea de Este a Oeste, y esta
distingue de los cráneos d-e las diferentes razas que hemos es- observación ha dado la práctica suficiente para demarcar con
tudiado, y esta regularidad la hemos hallado en ciento y pico relativa facilidad el local donde están las tumbas, pues una
de cabezas que hemos seccionado. vez «Iescuhicrta la primera, es bastante fácil hallar las siguien-
tes, bastando seguir la línea indicada.
Confirma lo apuntado, acerca de que se trataba de una
raza distinta, el hecho de que su misma alfarería, su cerámica, Aparentemente son muy sencillas estas excavaciones; sin
es completamente .diferente de las demás halladas, elabora- embargo, requieren mucha práctica, y ésta solo se adquiere
das por otras razas que han vivido en estas mismas regiones con el tiempo. En ocasiones se pierden muchos días de traba-
y habitado estos mismos "Cerr itos". Los restos pertenecientes jo en remover grandes cantidades de tierra en terrenos durí-
a la raza que nos ocupa, los encontramos en la prime- simos, formados por delgadas capas sedimentarias y apisona-
ra 'capa del terraplén, a una profundidad media de dos metros. das por tantos siglos. Podemos certificar la rudeza y dificul-
La forma completamente distinta de los útiles domésticos de tad de esta tarea, que podrá parecer sencilla a los profanos,
esta raza, así como la de sus ídolos, está plenamente demos- y que requiere cuidados extremos cuando se trata de extraer
trada por los gráficos adjuntos, patentizando su desemejanza objetos tan delicados como los restos arqueológicos que han
con los de las demás naciones o tribus que han habitado estos permaneódo muchas centurias en un ambiente húm-edo cons-
lugares. tantemente. Muchas veces hay que esperar el endurecimiento
de las piezas de alfarería para poderlas extraer.
Asimismo, es en los sepulcros de los hombres de cráneos
aplastados donde encontramos los artefactos o útiles de gus- Podrá parecer hiperbólica la afirmación de que el barro
to artístico más depurado, con estiliz.acionos que recuerdan el cocido se vuelve a hidratar, pero he tenido ocasión de ob-
moderno vanguardismo de nuestros días. Fué en una de esas servar que muchas piezas de cerámica, halladas en subsuelos
tumbas de donde se extrajo la estilización de un cóndor, la húmedos, estaban tan blandas como si estuviesen crudas, no
obra más perfe-cta encontrada hasta hoy .en el curso de nues- obstante haber sido muy bien cocidas, endureciéndose a los
tras excavaciones, así como un par de flautas de marfil, cuyos pocos minutos de estar en contacto con el aire libre. El mismo
altos relieves no dejan nada que desear al más delicado gusto fenómeno se ha observado en los huesos humanos y de anima-
artístico. Fué también en una de estas tumbas donde encon- les hallados Laja la influencia de la humedad y fa!ta de luz.
tramos un zarcillo de oro, y collares .de marfil de un conjun- huesos que se han podido cortar como si se tratase de un
-to bello y armonioso, cuyos diseños a no dudar serán imita- cuerpo de arcilla cruda, para transformarse a los pocos mi-
. dos, cuando sean del conocimiento del público, como sucedió nutos en un cuerpo duro y tan quebradizo como si fuese por-
con las joyas de las tumbas faraónicas. celana vidriada.
2!)() nAFAEL UEQUEKA VESTIGIOS DI, LA ATLÁNTIDA 20i

Un caso llegó a comprobarIo, cuando un peón que traba- El encuentro de tan gran número en una sola fosa despertó la
jaba a una profundidad de dos metros, ocupado en la extrac- curiosidad. A no dudar, debió mediar algún disguslo entre
ción de un esqueleto que encontramos sin urna, tendido en esos belicosos individuos, pues 4 cráneos mostraban visibles
posición decúbito dorsal y entre capas de arcilla de gran 11U- señales de haber recibido violentos golpes, y entre las costi-
medad ; por más delicadeza que ponía en su trabajo, los hue- llas de varios, cncontrárnos algunas puntas de flechas de tama-
SOIS salían adheridos a la punla del cuchillo con que trabaja- ño muy pequeño (puntas de sílex). En un esqueleto observa-
ba, mezclados con la arcilla, y en estado tan blando que pare- mos que el húmero y el radio estaban fracturados en dos luga-
cían de la misma materia que los cubría. Una cantarilla que res; otro tenía la mandibula inferior completamente destroza-
estaba junto al esqueleto, también estaba en idcntico estado da, cuyo golpe destrozó también la arcada zigomática. Uno de
de reblandecimiento, pues el cuchillo la horadó por dos si- ellos había recibido un violento golpeen la boca, que además
tios como si s,e tratara «le barro crudo y en estado fr-esco. Po- de aplastar los dientes incisivos del maxilar superior, des-
cos minutos después esta cantarilla recobró la dureza de su trozó las fosas nasales, en donde tenía incrustado un diente
primitivo estado, y los huesos se tornaron duros y quebradi- canino.
zos, para descomponerse seguidamente.
En fin, todos ellos demostraban palpablemente haber re-
Al finalizar -el día, habíamos exhumado 15 tumbas, pro- cibido golpes que Ies maltrataron el sistema óseo, especial-
bablemente pertenecientes a gen tcs de escasos recursos, qui- mente el cráneo.
zá esclavos, pues entre todos los sepulcros sólo pudimos reu-
Entre tantos esqueletos no encontramos ningún objeto de
nir 2 collares de cuentas .de hueso y 3 hachas cuchillos.
alfarería o adorno, excepto las tres puntas de sílex, una de las
Día 14. Iniciamos este día las excavacioncs en el "Cerri- cuales estaba partida.
to" número 4. Recogimos en un total de 15 urnas, un collar
En la tarde «iel mismo día, un peón encontró en un corte
de más de 200 cuentas de un tamaño muy pequeño, tres cu-
del "Cerrito" número 2 la estilización de un cóndor, trabajo
chillos de piedra, tres ídolos fragmentados, una cantarilla pe-
éste de escultura, perfecto, cluborado en marfil y que se halla
queña y un collar con cuentas de conchas de helicidos (cara-
fosilizado. Esta notable escultura se hallaba dentro de una
coles marinos).
urna funeraria, de donde se extrajo también un enorme crá-
Día 15. A pesar de la pertinaz llovizna que nos molestó neo de la raza "aplastados", que a no dudar ha de despertar
«iuran te todo el día, se pudo hallar una serie de 16 tumbas, sin la atención del mundo científico. De cráneos de esta misma
duda de gente miserable, pues en una sola de ellas encontra- forma, hemos encontrado centenares, pero ninguno de ellos
mos 5 cuchillos de piedra pulida, y en la de un niño, encon- tan grande e interesante C0l110éste.
tramos 6 cuentas de collar, de roca arenisca cuprifcra, una lá-
Día 17. En el mismo corte abierto el día anterior, o sea
mina en forma de espátula de jade muy bien pulida, un ju-
el número 2, encontramos una fuente de fina factura, ador-
guete con sonajero (maraca) en forma .rle tortuga pequeña, de
nada C0n arabescos simétricos en bajo-relieve. Dicha fuente
barro cocido, y una tapa de urna funeraria en buen estado.
contenía en su interior los restos del cadáver de un niño de
Día 16. A las 7 y minutos de la mañana, empezábamos muy corta edad, quizá meses, con los huesos de la cabeza COI11-
los trabajos en el "Cerrito" número 4, distribuyendo la mitad pletamen te sueltos y el frontal perfectamente aplastado; y en-
de los peones para el "Cerrito" número 2. En el número 4 en- tre estos restos se halló un collar formado por cuatro cuen-
contramos una fosa que contenía los huesos -de 15 esqueletos. tas de piedra de color, periformes y regularm.ente pulidas.
2\19
VESTIGIOS DE LA ATLANTIDA

29R RAFAEL HEQUENA

En el "Cerrito" número 4 descubrimos una serie de 7 ur-


Del "Cerrito" número 4 pudimos llevarnos varias piezas nas, en las que encontramos solamente dos pequeños ídolos y
de marfil que componían un collar, 3 instrumentos musicales tres cuchillos de p i'edr'a pulida. Toda la alfarería estaba com-
afectando la forma original de órganos sexuales, con dos en- pletamente destrozada.
tradas de aire, una por cada lado, formando así dos sonidos Día 20. Con la ausencia, por enfermos, de dos peones,
distintos y cuyas notas musicales detallaremos tan pron to po- empezamos los trabaj os, profundizan do el "Cerrito" número
damos estudiarlas. 4. En una urna se encontró un p eq uefio collar de cuentas de
marfil, muy bien elaLo'l."adas y de pequeño tamaño, y un zarci-
Al terminar la exhumación de esta urna, hallamos en el
110del mismo material, que por su forma, debía aplicarse a la
fondo otros dos instrumentos de música. Estos tienen la for-
nariz. Toda Ia alfarería estaba destrozada, excepto un par de
ma de un ocarina, pero en sus extremos terminan con cstili-
zaciones de figuras de aves con cabeza y cola. Como el instru- fuentes que recogimos.
mento anterior, cuentan únicamente con dos orificios latera- Día 21. Nos hemos limitado a los trabajos de ensanche y
les que desempeñan el papel de llaves. Las fotografías adjun- limpieza de un corte, para poder tomar unas fotografías de
tas dan una idea de tales objetos. una serie de urnas descubiertas el día anterior.

Día 18. En el "Cerrito" número 2 dentro de una urna se De las que se hallaron en el "Cerrito" número 2 no se pu-
encontró un disco de barro cocido, que es parte de un cua- do aprovechar nada.
drante solar. Desgraciadamente, en tan mal estado que al ex- Día 22. A las ocho de la mañana procedimos a la aper-
traerlo fué confundido con un trozo de tapa de urna, y por tal tura de las tres urnas. Desgraciadamente no contenían nin-
motivo fué golpeado con un machete por uno de los peones, gún objeto.
al objeto de facilitar la extracción. En el vaso funerario que
Más tarde ,descubrimos una osamenta humana dentro de
nos ocupa, se encontraron dos piezas de marfil, con un aspec-
una urna llena literalmentc de piedras toscas. Los restos per-
to que recuerda los alfiles de un juego de ajedrez. Con motivo
tenecían a la raza de "cráneos aplastados" y la urna era de la
de este hallazgo fué cuando el peón nos relató el encu antro
misma factura de las encontradas en el "Cerrito" die "Los Ta-
del disco y confesó habcrlo estropeado. Por los fragmentos,
marindos". Por la cantidad de piedras que tcuki dentro, se
se pudo comprobar que se trata de un cuadrante solar, idénti-
«leduce que este cadáver había sido ya exhumado, probable-
co a .los que usaron nuestros antepasados hasta fines del siglo
mente con carácter religioso, pues no era posible acomodar
XIV, en que el día estaba dividido en cuatro partes, cuyas
el cadáver en un principio junto con la cantidad de piedras
fracciones correspondían a cuatro horas de las nuestras, con-
que encontramos, ya que la capacildad de estas urnas permi-
junto que en esta latitud, forma las 12 horas solares. Por los
te solamente la cabida de un cuerpo en cucliHas, y ésta no
círculos trazados en este disco, que eran dos únicamente, Yi-
mos en el primero, la división que correspondía a las G a. 111. debe ser de grandes dimensiones.
\i
y a la vez también la de las 6 p. rn., y el segundo era el que Los hallazgos de hoy se reducen a dos hachas de piedra,
servía para indicar el primer cuarto del día, o sea las 9 de la fragmentadas. El total de tumbas exhumadas, 6.
mañana, y éste mismo por el occidente el tercer cuarto del Día 23. En el "Cerrito" número 4, a media tarde se ha-
, día, o sea el que corresponde a las tres de la tarde. Las 12 m. bían exhumado 6 tumbas, en las cuales encontramos 5 hachas
'de ellos era cuando desaparecía totalmente la sombra del in- cuchillos, 2 ídolos rotos y fragmentos de collares, compues-
,dicador. .tos de conchas de caracoles de mar.
VESTIGIOS DE LA ATLANTIDA 301
300 RAFAEL HEQUEKA

mente serían copiados del natural y que en la actualidad tam-


Junto a unas urnas halladas en otro corte inmediato al
anterior, se encon traban los restos del cráneo de un reptil her- poco existen en estas Iatitudes. Entre los mencionados restos
bívoro, que debió ser gigantesco y pertenecer a las extingui- escultóricos hay los de un animal muy parecido ai actual
das familias de los grandes Saurios o hasta de los Dinosau- "delf'inus" del mar, aunque difieren algo los detalles anató-
rios. Las fotografías adjuntas clan una irrka perfecta de este micos. Es una <escultura bastante buena y llena de pequeños
extraño y desaparecido animal, cuya época debe fijarse en detalles, y que no hemos podido definir todavía por falta de
unos ocho mil años antes de nuestra éra. tiempo para su estudio y clasificación concienzuda.
A las cuatro y media abandonamos las excavaciones, a
Indudablemente los hombres que vivieron en las orillas
causa de una molesta Ilovizna que convertía en verdaderos
de este gran lago debieron conocer la fauna del décimo pe-
barrizales el terreno donde se trabajaba.
ríodo, o sea la del cretáceo, pues enlre las cerámicas encon-
Dia 211. En una zanja abierta al Oeste del "Cerrito" nú-
tradas en el "Cerrito" número 5 tenemos una miniatura de
mero 4 hallamos dos urnas funerarias con esqueletos infanti-
unos 20 centímetros, que corresponde a la figura de un "hi-
les. En una de ellas había un lindo e interesante collar, cu-
drosaurio", especie ésta de la familia de los grandes reptiles
yas cuentas, de forma plana, estilizan el quiróptero. Estas pie-
carnívoros que vivieron hasta los fines de la éra terciaria
zas son de piedra de color verde, género jade, midiendo algu-
(Neozoica) y por lo tanto, contemporáneos del hombre ame-
nas de ellas 10 centímetros de largo por 2 de ancho y con
ricano.
2 milímetros «le espesor. En la otra urna encontramos tam-
El hallazgo de este fragmento, cuya lámina presentamos, bién un collar, pero éste está formado por cuentas de hueso,
y que es copia fiel del original guardado en nuestras coleccio- con figuras representando batracios estiliza dos, y láminas pla-
nes, da una idea perfecta de la estructura de este reptil, cuyos nas cal adas de diferentes tamaños, desde 1 centímetro la me-
restos fosilizados nos son muy famil iares. nor hasta 3 la mayor. De esta urna sacamos también una pe-
Como sabemos, el "hombre artista" de las edades primi- queña cantarilla, de sólo 4 centímetros de diámetro, un ver-
tivas nos ha trasmitido la cultura de su tiempo, a través de dadcro juguete, y otros ejemplares de instrumento musical,
sus cacharros, cerámicas, grabados en piedra, huesos, etc.; como los encontrados anteriormente, parecidos a una ocari-
y las escenas representadas en sus pinturas eran resultado de na, reproduciendo la forma de un ave con su cabeza y su cola,
las observaciones directas del objeto reproducido, ya que no y como todas, cuenta solamente con dos orificios.
podemos admitir que su ingenio estuviese tan agudizado para Dia 25. En este día enconlramos un total de 11 urnas
crear concepciones de una inteligencia superior. que no contenían nada de interés. Los mismos restos huma-
El alfarero, o el autor de nuestro "hidrosaurio" artificial, nos 'se hallaban en completa descomposición. Mezcladas a las
indudablemente conoció a este reptil, para poder modelarlo vértebras cervicales de un esqueleto, había más de un cente-
en la arcilda y copiar con todos sus detalles sus formas anató- nar de piccesitas de marfil, pertenecientes a un col lar. OtTO·
micas, pues es inadmisible asimismo que en aquellas remo- ~
.~ collar de esta misma factura lo encontramos en el "Cerrito"
tas épocas hubiese hombres de la talla de Cuvier, que con un número 2. También encontramos cerca de este esqueleto, una
simple pedazo de hueso pudieran restaurar el esqueleto de un notable olla, adornada de altos relieves y muy original. Tu-
animal. vimos que esperar mucho tiempo para que ndqnir'iera alguna
Entre los objetos hallados en nuestras cxcavaciones, dureza y poder extraerl a, pues estaba tan blanda como si la
.tenemos muchos fragmentos de esculturas, como son: an- estuvies+n aún moldeando. El mismo frmórneno se observó en
tropoides, peces genoides, batracios con cola, etc., que igual- los huesos del esqueleto, que parecian de arcilla.
..
I
302 nAFAEL nEQUENA <t-~".'<W>i.<M>~~~~~ __ ~

En los cortes abiertos, aparecieron muchos restos de cerá-


micas, la mayoría de los cuales se han perdido por haber-los
robado, mientras almorzábamos, unos niños de las cercanías.
Entre los objetos desaparecidos, había cabezas de ídolos
troncos y miembros, que fuimos clasificando conforme iban
apareciendo, para con ellos hacer comparaciones con los
de otras facturas.
En un corte empezado a las dos de la tarde, y a Ia pro- CATALOGO
fundídad de 2 metros, encontramos un mortero de piedra tos-
camente labrado, así como muchos otros útiles de piedra, mo- Inventario de las colecciones etnológicas que se hallan
ledoras, mantihlos trituradores «le hueso, conchas de caraco- en el Museo de Pre-histor¡a, organizado por el
les,etc., apareciendo un esqueleto en adelan tado estado de fo- Dr. Rafael Requena y procedentes de las ex-
silización calcárca. cavaciones practicadas en los "Cerritos
Este día se suspendieron los trabajos de excavación, y el del Valle del Tacarigua", Estado
lunes recogimos todos los útiles y herramientas que teníamos Aragua, República de Venezuela.
en el sitio donde trabajábamos.
El lugar en que se habían hecho las últimas excavaciorres Formado este Museo por tres mil y
fué el de los "Cerritos" de Tocorón, ubicados a 14 kilómetros tantos objetos de distintas clases y ca-
de la ciudad de Maracay y dentro del cuadrante S. O., toman- tegorías, me veo obligado a sintetizarlo
do por base el magnético de la misma. en el presente catálogo, ya que una clasi-
ficación general y detallada con la ex-
Necesario era proceder al lavado y restauración de todas
plicación implicaría un trabajo nruenso,
las piezas de alfarería y de ciento y tantas esculturas que for- í

impropio del fin que persigo con el pre-


man la colección de ídolos y amuletos, para poder hacer el in-
sente libro, pues serían necr-sarias tres
ventario y con él calcular la superficie que ocuparían los oh-
mil y tan tas monografias.
jetos «lentro de sus respectivas vidrieras y armarios.
Las deficiencias de que adolezca el
Todo el mes «le noviembre se .pasó en las faenas de pre-
prescn te catálogo serán subsa nadas con
paración y arreglo para la buena presentación de las coleccio-
la publicación de un libro referente a las
nes. A fines del mismo y principios de diciembre se dieron los
diversas colecciones que integran el
últimos toques a las colecciones, quedando dispuestas para Museo,
ocupar sus respectivos sitios, lo cual se efectuó.
Sin escatimar 'esfuerzos, ni reparar en gastos, utilizando Tamaño
No. de Clase de en centímetros Forma
toda cooperación compatible con nuestro propósito, a la pos- Orden Pieza Alto - Diám-
Observaciones generales

tre hemos tenido la satisfacción de ver cristatizada, en la ins-


talación de nuestro Museo, la primera labor formal de carác- 1 Urna .. 1.30 x 1.20 Cónica En co ntr-a da en la hacienda
ter etnográf'íco que se hace en Venezuela. "Ta car igua " y donada a es-
te Museo por el Benemérito
General J. V. GÓl11ez.
304 RAFAEL REQUEN"A VESTIGIOS DE LA ATLANTIDA 305

Tamaño
No. de Clase de en cent imetros Forma Observaciones generales VIDRIERA No· 6
Orden Pieza Alto - Diám-

2 Urna. . .. 1.20 x 0.80 Cónica Tamaño


Encontraela por Antonio He-
No. de Clase de en ccut imetros Forma Observaciones generales
que nn en "Los Tumu r inrlos"
Orden Pieza Alto ~ Diám-
3 « •• 0.60 x 0.40 « Encontrada en los "Cerritos"
del Valle del Tacarrgua", zo- 15 Disco 0.01 x 0.015 Circular _
na de "La Mata", por :\1. del 16 « « « «
Castillo. 17 « « « «
4 « " 1.25 x 1.20 « Hallada en los "Ccrr-Itos" de 18 « « « «
"Los Tamarindos" por An- 19 « « « «
2,0 « « « « Presentamos estos discos junto
tonio Rcquena.
21 « « « « con ol resto del servi cio do-
5 « 0.70 x 0.40 « Haldadn en los "Ccrritos" dp.
méstico, compuesto de tres
22 « « « «
"ea Mata", por l\f. del Cas- 2,3 « « « « piezas: di seo, cuchillo de
tillo. piedra y tríturador de hue-
24 « « « « sos.
1 bis « 0.60 x 040 « Hallada en Tacarj gua. 25 <: « « «
2 bis « il.45 x 0.35 « « « « 26 « « « « El disco, a la vez que servía
27 « « « « (le tapao llas, se utilizaba co-
3 bis « O 4,0 x 0.40 « « « « mo porta-cubierto.
28 « « « «
4 bis « 0.27 x 0.34 « « « «
29 « « « « Estos discos son de diámetro
5 bis « 0.34 x 03,0 Esféricn « « « « «
3'0 « « variado, pues los hay desde
6 his « 1.1 6 x -0.95 Cónica « « « 31 « « « « 5 centímetros hasta 40.
7 bis « 1.34 x 02,2 « « « « 32 « « « «
6 xl.40 x 1.20 33 « « « «
6 Vitr-ina. Construida en Murncav. 34 « « « «
7 « 1.4>0x 2 x 1.20 « « « 35 « « « «
8 « 0.80 x 0.80 x 1.20 ..... De este tipo de vitrinas te- 36 « « « «
n emos cuatro, esbeltas, de 37 « « « «
forma ele pir árn id e trunca- 38 « « « «
da con 4 faces, revestidas de 39 « « « «
40 « « « «
cr-istales.
9 « 41 « « « «
0.80 x 2 x 0.80 .. _ .... De estas dimensiones. tc ncmos 42 « « « «
en nuestro salón dos igl1~l-
43 « « « «
10 « les, revestidas de cri s i a lox.
(Del mismo tipo Que 44 « « « «
la Ko. 8). 45 « « « «
11 « (Del mismo tipo que 46 « « « «
47 « « «
la No. 8).
12 « 48 « « « «
(Del mismo ti po que 49 « « « «
la 1\'0. 9). 50 « « « «
13 « (Del mismo tipo que 51 « « « «
la Ko. 8). 52 « « « «
14 53 « « « «
Disco _'" 0.01 x 0.015 Circular
20
»
306 RAFAEL REQUENA
VESTIGIOS DE LA A'l'LÁNTIDA 307

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No. de Clase de en centímetros Forma Observaciones generales
No. de Clase de en cent imet ros Forma Observaciones generales
Orden Pieza Alto . Diám-
Orden Pieza Alto ~ Di ám-

AL FA 11ElUA. - SECCION D. Con las mismas características


54 74 Tinaja' . .. 0.25 x .0'.23 C. Cónica que Ia anterior.
'I'inaja. ... 0.22 X 0.2.0 Anfora Enco ntrad a en los "Cerritos"
56 « . . .. .0.20 X .0·18 « de "Los Tamarindos" por Cara humana con brazos sos-
75 « . . .. .0.35 x 0.3.0 «« teniendo un quelonio en al-
56 « 0.15x0.13 « Antonio Rcqucn a.
57 « .o.15x.o·12 « « « to-relieve, y con dibujos si-
58 « 0.13x.o.14 « mulando el vientre hasta el
« «
ombligo.
59 « . . .. 0.13 X 0.07 « « « 76 « . . .. 0.35 x .0.30 «« Iguales características que la
6.0 « 0·13x0.11 « « número 74.
61 « 0.10xO.08 « « « 77 « . . .. 0.30 x 0.35 «« Cara humana con dibujos
62 « . . .. 0.12 X 0.07 « « « adornán doleel cuello
63 « . . .. 0·1.0 X .0.07 « « « 78 « . . .. .0.30 x 0.35 «« Las mismas caracterlsticas,
64 « .... 0·10xO.07 « « « con bajo relieves 'en el cue-
ALFAHEnIA. - SECCION H. llo.
65 Ti n aji ta .. 0.1 O X .0.07 Cilíndrica Cara humana con brazos, S08-

teuicndo el cuello de la mis-


AJ"FAREnIA. - SECCION G.
ma.
66 Olla .o.18x.o.15 C. Cónica 79 Escudilla 0.10x015 Cilíndrica
« « « Grabados en el borde supea-íor
67 Anrfora .0.20 X 0·13 « « externo.
« « «
68 Olla 0.20 X .0·1.0 « « Forrnadn por dos cuerpos. re- &0 Tinajita .. 0.12x0.16 « « Iguales caracter-ísticas.
prescntando el superior una 81 on, 0.15 x .0·15 « « Bajo relieves en el cuello.
cara humana con brazos, 0.15 x 0.18 « « « « « «
82 «
sosteniendo éstos la figura 83 « .0.15 x 0.22 « « « « « «
de un quelonio en alto re- .0.18 x 0.22 « « « « « «
84 «
lieve. 0.15 x 0.21) « ,,< « « « «
85 «
69 Olla ..... D.2Q X .0.20 « « Cara humana con brazos, sos- « « « «
86 « .0.15 x 0.30 « «
teniendo el cuello de la mis- 0.15 x .0.35 « « « « « «
87 «
ma. 020 x 0.35 « « « « « «
88 «
7.0
« ... " 0.2Q x .0.2,0 « « Cara humana con: brazos, sos- 0.18 x 038 « « « « « «
89 «
teniendo el cuello de la mis- 9.0 0.20 x 0.40 « « « « « «
«
ma. 91 0.15 x 0.40 « « « « « «
«
71 « .0.20 x 0.22 « « Cara humana en alto relieve,
ALFARERIA. - SECCION F.
con brazos
72 Anfora 0.213x 0.20 « « Cara humana en alto relieve,
92 'I'in aja ... 0.40 x 0.40 Esférica. Orn amentaciurues en relieve
con brazos que dan a la pieza las carac-
73 Olla ..... .0.20 x 0.25 « « Las mismas características, te- terísticas de un erizo ma-
n cn do ,el vienlre adornado
í

con grabados. rino.


oIt

V E S T 1 G lOS DEL A A T L Á N T 1 D A gOl'


:101'1 RAFAEL REQUENA

Tamaño
Tamaño :t\TO. de Clase de en centímetros Forma Observaciones generales
No. de Clase de en centímetros Forma Observaciones generales Orden Pieza Alto· Di ám-
Orden Pieza Alto . Diám-
ALFARERJA. - SECCION E
93 Olla ..... 0.25 x 0.23 C. Cónica Iguales características que la 119 Tinaja ... 0.30 x '0.25 C. Cónica Cara humana en alto-rcl i evs y
número 92, COIl asas. representado el vientre has-
94 « 0.20 x 0.25 « « « « « ta el ombligo por bajo-re-
lieve. En la part e poster-ior
95 « 0.19 x 0.25 « « « « «
de la cabeza, dibujos imi-
96 « 0.17 x 0.20 « « « « « tando un erizo marino.
97 « 0.17 x 0.20 « « « « « 120 « ..•. 0.20 x 0·18 « « Semejante a la anterior, sin
08 « 0.16 x 0.22 « « « « « erí zo. En .la parte superior,
99 « 0.17 x 0.20 « « « « « un quelonio, en alto-relieve.
1010 « 015xO.17 « « « « « 121 « ... , 0.20 x 018 « « Adorn ada, pero sin esculturas
101 « 0.16xO.18 « « « « «
humanas.
102 « 0.15 x 0.18 « « « « « 122 « . . .. '1.20 x 0·18 « « Igual a la anterior.
103 « 0..15 x 0.18 « « « « « 123 « . . .. 0.20 x 0.10 « « Cara humana con brazos, sos-
104 « 0.12 x 0.15 « « « teniendo la cabeza
« «
105 « 0.12 x 0.17 « « « « « 124 « 0.22 x 0.13 « « Igual estí lo, sin figura humana
106 « 0.12 x 0.15 « « « « « 125 « 0.18 x 0.13 « « « « « « «
107 « 0.10xO.16 « « « « « 2:6 « O.Lí x 0.10 « « « « « « «
laG « 010 x 0.14 « « « « « 127 « 0.10 x 0·08 « « Cara humana y bajo-relieve.
109 « 0.10 x 0.15 « « « 128 Fuente 0.05 x 0.12 « « Con asas esti.li za das en forma
« «
110 « 0.08 x 0.15 « « « de batracios.
« «
111 « 0.07 x 0.13 « « « 120 « - . .. 0.07 X 0.25 « « Adornada cou figuras en al-
« «
112 « 0.10x0.10 « « « « « to-relicve.
113 « 010 x 0.08 « « « « « 130 « ····0.10xO.23 « « Estí llzaciones caj.richosas en
114 « « « « alto-reli eve, imitando for-
0.07 x 0·08 « «
115 « « « « mas zoológicas.
0.07 x C.08 « «
116 Fuente ... Adornada con batracios en al- 131 « ' OolOx 0.23 « « Igual a la anterior.
0.2ü x 0.35 Cónica
ta-relieve Y motivos for- 132 « 0.00 x 0.23 « « « «« «
mando grecas. En el inte- 133 « 0.10 x 0.23 « « « «« «
rior d c esta fuente hemos 134 « 0.12 x 0·20 « « « «« «
encontrado 48 piedras usa- 135 « . 0.10 x 0.20 « « « «« «
das en el pulido de la alfa- 1313 « . . .. 0.08 x 0.15 « « « «« «
rería paleolítica. 137 « . ... 0.15 x 0.30 « « Iguales características.
Esta fuente guarda en su inte"
rior, tres variedades de ocre,
empleado por los alfareros
117 Cantar-illo. O.3ü x 0.20 C. Cónica Adornada ,con grabados en el
p aílcol itf cos, para el pinta-
cuello, do de sus productos.
118 Anfora ... 0.3ü x 0.20 « « Grabados formando grecas.
•..
310 RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 311

Tamaño Tamaño
No. de Clase de en centímetros Forma Observaciones generales No. de Clase de en centímetros Forma Observaciones generales
Orden Pieza Alto - Diám- Orden Pieza Alto - Diám-

138 Cantariflo . 0.25 X 0.20 C. Cónica Con motivos de adorno en el ALFAHEHIA· - SECCION J_
cuello.
153 « 0.10 X 0.20 C. Cónica Estí lizacioues pollformes en
139 Cuchillos. 95 cuchillos paleolíticos de
las asas.
var-ios tamaños y distintas
15·4 « 0.10 x 0.18 « « « « « «
formas.
140 Olla . . 0.20 x 0·30 « « 155 « 0.10 x :0.17 « « « « « «
Con un adorno en alto-relie-
ve, cerca del cuello, figu-
156 « 0·10 x 0.15 « « « « « «
157 « 0.12 x ().15 « « « « « «
rando un cono dentro de
un círculo.
141 Fuente __ . 0.30 x 0.45 « « ALF.-\HEHI.-\. - SECCION 1I BIS
Con asas cstil'izad as en forma
de buhos.
142 « 0·15 x 0.30 « « 168 « 0.10 x 0.18 « « Estllizaciones poliforrnes en
Esti lizaciones zoológicas en
las asas.
asas.
143 « 0_15 x 0.25 « « 15U « 0.08 x 0.12 « « « « « «
« « «
1&0 « 0.06 x 0.12 « « « « « «
144 « 0.12 x 0.20 « « Iguad a las anteriores, pero
161 Hachas .......... -- 48 hachas de guerra neo-pla-
con dibujos en la parte ex-
tern a- Icolitlcas, de diversas for-
145 « 0.12 x 10.18 « « mas y tamaños,
Igual a la número 142.
146 « 0.12 x 0.18 « « « « «
ALFAREHIA. - SECCION K
ALFAHEHIA. - SECCIOX B

162 OLla ..... 0.12 x 0.20 Cónica .. Estilizaciones poli formes en


147 « 0.12 x 0.18 « « Esti lizacio n cs capr-ichosas en las asas,
forma de asas. 163 « 0·12 x 0.20 « « « « «
148 « 0.10x0.15 « « « « « 164 « 012 x 0.20 « « « « «
165 « 012 x ·0.20 « « « « «
ALFAHElHA· - SECCIOX I 166 « 0'·12 x 0.20 « « « « «
167 « 012 x {).20 « « « « «
149 « 0.06 x 0.25 « «
Asas estilizadas en formas ea- 168 0.15 x 0.20 «
« « « « «
p ri chosas. 16'!) « 0.15 x 0.2rO « « « « «
150 « Q¡·Olj x 0.23 « «
Esti lizacioncs de batracios, 0.15 x 0.20 «
170 « « « « «
151 « 0.05 x 0.21 « « 0.15 x 0.20 «
Estí lizaclones de buhos. 171 « « « « «
152 4:. 0.05· x 0.21 « « 0.15 x 0.20
Estf-lizaeioncs en forma de ca- 172 « « « « « «
bezas de lave. 173 « 0.15 x 0.20 « « « « «
174 « 0.15 x 0.20 « « « « «
17>5 Anfora . _. 0.25 x 0.15 « « « « «
~.
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 313
312 RAFAEL REQUENA

No. 17 IdOllo masculino. No· 33. Est attri ta sin miembros


Tamaño
No. 18. « « inferiores
No. de Clase de en centímetros Forma Observaciones generales No. 1 g. « « No. 34. Estatuita sin miembros
Orden Pieza Alto - Diám- No. 20 « « inferiores
No. 21. Estatua grande, femeni- No. 35. Estatuíta con pies.
ALFAREHIA. - SECCION L
na. No. 36. « « «
No. 22. Esta tua grande, Icruen i- ?\o. 37. « « «
No. 3~1. Estatuita sin pies.
176 Olla ..... 0.12 x 0.18 Cónica .. Cuello con reborde de 2 cen- nao
No. 39. « « «
tímetros. No. 23. Estatua grande, femeni- No. 40. « « «
na. No. 4l.
177 « ..... 0.12 x 0.16 « Esfil izaci oncs. Idolo con, pies,
No. 24. Id olito. No. 42. Id olo sin pies.
178 « .... . 0.12 x 0.18 « «
No. 25. ldolo femenino. No· 43. Estatuita sín pies .
179 « ..... 014 x 0.20 « « No. 26. Estutuit». )/0. 44. « «
« No. 24 bis l uol o. No. 45. « « «
180 « .... . 0>14 x 0.20 «
No. 2:'), bis. Idolo· No. 46 . « « «
181 « ..... 014 X 0.2 0 1 « « No. 26. bis. « No. 47. « « «
0.18 x 0.20 « « No. 27. Idolito femenino. No. 48. Estatuita sin pies.
182 Tinaja ....
No. 28· Idolo. No. 49. Estatuita sin pies'.
183 Olla ..... 0.18 x 0.20 « « No. 29. « Xo. 50. « « «
No. 3.0. « No. 51. « « «
184 « ..... 0.16 x 0.20 « «
No. 31. Estatuita. No. 52. Est,atuita·
185 « .... . 0.20 x 0..2'>0 « « No. 32. Estatuít.a si n m iembr os No. 53. Idolo sin pies .
18,6 « ..... 0.22 x 0.18 « « inferiores No. 54. IdC'lo fragmentado.
187 Cubiertos . .................... Servicio com puesto de tres EN EL CENTRO DE LA BASE DE LA VIDRIERA
piezas.
110 aparejos de fondo para la pesca.
RESUY1EN: Esta vidriera contiene un to- 153 estil izacionos de que se valían los alfareros paleol ítí.cos para
tal de 456 objetos, distribuidos en la adornar sus piezas, ollas, tinajas, fuentes, platos, cantariHos, ánforas,
siguiente forma: copas, etc. Entre estos motivos se encuentran caras humanas y de. to-
Discos . 40 da la fauna sudamcr.ica.na, tales como jabalíes, saurios, batracios, rep-
Trituradores de huesos 60 tiles, quirópteros, aves, etc.
Cuchí llos .. 136
VIDRIERA No. 8
Hachas de guerra 48
Alf ar er ia .. .. 132
13 collares de adorno, confeccionados con conchas de crustáceos
Clases de ocre 3
y caracoles mari nos, hallándose éstos, en su mayor parte, completa-
VIDRIERA No. 7 mente fosilizados.

No. 1· En lo alto de Ia vi dr ic- No. 7. Idolo Icrruenino, .sin


ra, colgados del techo Imiembros inferiores. PHIMERA REPISA
de la misma, y repisa No. 8. Figura de a nf ropoide.
inmediata, 24 amuletos. ~o. 9· Figura de antropoide.
Estatuita negra, (j ccllares formados de las mismas materias que los de la base de
~o. 10. muy
No. 2. Estatuita. or-igi nal. la vi driera·
No. 3. Estatuita si n miembros. No. 11. Estatuita femenina.
No. 4. Cabeza de ídolo. xo. 12. « « SEGUNDA REPISA
5. Cabeza de ídolo en ba- No. 13. « «
No.
rro .crud o (Buda ): i\'o. 14. « « 9 encende.dores de fuego, n.eo-paleol iti cos.
No. 15. « «
6. Estatuita. « « 15 buriles de artífice, neo-pa'lcol ití cos.
No. No. 16·

1~
..
3H RAFAEL REQUENA VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA 315

No. 14. OHita con asas de suspensión sin ado-rnos.


TERCERA REPISA
No. 15. OIlita muy rústica.
22 puntas de flechas y Ianza, noelíticas. No. 16. Ollita muy rústica.
17 bur-iles de ar-tífíces puleolíticos, confeccionados con roca gé- No· 17. Olfitu cónica con bordes lisos.
No. 18. Olhta muy rústica.
nero jade.
7 buriles de alfarero de hueso.
" No. 19. Tinajita recubiorta die una capa de marga. Cuello con bordes
lisos.
CUARTA HEPISA No. zo. Ollita muy rústica.
No· 21. Olla de forma cónica con bordes lisos.
10 puntas de flecha y Janza confeccionadas con huesos, neo-
paieoliticas. VITRINA ND:\1EBO 10
2 anzuelos de hueso de forma natural.
1 trozo de fémur de un ferino, seccionado con cuchillos paleo- 11 repisa.-3 cráneos aplastados fosilizados, 2 de adultos y 1 de un
líticos. niño.
2 dientes de tigre "colmillo de sable". 2" repisa.-4 cráneos aplastados también y 3 tibias.
En total esta vidriera contiene 104 objetos. 3~ repisa.-5 cráneos: 3 aplastados y 2 normales, siendo uno de és-
tos muy prognado.
VID HIERA No· 9
Contiene además 8 sa-cros y 2, casquetes craneanos.
No. 1. Un porta-ofrendas con orig-inales estHizaciones, representan-
do la silueta de una barca Icrucí a, adornada en la proa y VIDRIERA No. 11
la popa eon eabezas de cóndor.
BASE DE LA VIDRIERA
No· 2. Porta-ofrerrdas. Carece de motivos escultódcos, pero su for-
ma es parecida a la anterior. Una serie de instrumentos de música, compuesta de:
No. 3. Olla, de forma ovoidal irregular, de 35 centímetros de diáme- 5 ocarinas de dos llaves, con un diámetro de 4 a 12 cm.
tro por otros tantos de altura, con los bordes lisos. 4 .pitos de dos llaves imitando órganos sexuales.
No. 4. Tinaja de Iorrna cónica irregular, de 20 x 20 om.,con altos 2 instrumentos estilizados en forma de cabezas de ave.
relieves. 2 esti'lizados en forrna de batracios.
No. 5. Una pequeña olla, de forma triangular imperfecta, formada 2 imitando cahezasd!e animales,
por tres senos de mujer. Tiene 2,5 cm. de diámetro por 16 2 con figura humana.
de alto. Ejemplar muy notable por Io raro y escaso. 5 guarurns (caracoles marino:s) elaborados para producir sonidos
No. 6· OUa con asas de suspensión y adornos grabados. con ellos.
No. 7. Porta-ofrendas. Con tiene restos «le escumas de "hi dr osaurio".
PlUMERA REPISA
No. 8. Porta-ofrendas. Contiene restos del cráneo de un "dínosaurio".
No. 9.. Tinaja con adornos 'en el cuello· 22 cm. de alto por 18 de 3 collares de pd edr as vde varios colores·
diámetro. 7 pendientes, entre ellos una notable estilización de un cóndor.
No.l0. Olla con adornasen relieve. Notable pieza at-ti stica
SEGUNDA REPISA
No. 11. Olla con cuello y bordes lisos.
No. 12. OHita r ecuhierta por una capa de marga, que revela mucha 4 collares formados por rocas de diversas clases y eolores varios.
antigüedad. 3 pendientes simbólicos, cstí lízan do las silueta-s de "quirópteros".
No. 13 Ol'lita con adornos en el cuello, rúst icos e ir r egulares. en rocas géner-o jade.
l'

31G RAFAEL REQUE?\A v E S T 1 U lOS DEL A A T L A K T 1 D A arr

TERCERA REPISA VIDHIEHA :\fa 12

liASE DE LA \'TDHlEH.\
5 cilin d ros para el pintado del tatuaje policromo.
1 gran pcndí c ntc, probableuicn tc in si gn ia de algún sacerdote, cu- xe. 1. Obla con motivos cscultóri cos al lo-rel icve representando una
.;' rana.
ya estilización, elaborada en pi zar rn, representa la silueta de un "qui-
~o· 2. Olla con las mlsm as características de la anter-ior.
róptero" en vuelo.
xe, 3. Olla igual a Ü1S anteriores.
~o. 4. Una tinaja con soporte representando una figura humana con
CUAHTA llEPISA
las manos sosteniendo la cabeza. :'iide 35 cm. de alto por
25 Ictiches confeccionados en piedra jade, pizarra sí lúrica, con- 15 de diámetro.
chas de caracol y arcilla cocida. Entre ellos una figura de quelonio Xo. 5. ena ti naja con 1110tivos escultúricos represen tados por estili-

y dos de ave. zaciones de cara· :Vlide 20 cm. de alto por l;j de diámetro.
1\0. 6. Un plato en forma de soporte, de 2';) cm. de diámetro por
1 esti ldzació n en pizarra, representando un "qui róptcro" con las
alas abiertas. 12 de alto, Est ilizucioncs polil'ormes.
Xo 7. Un plato en forma de fuente, con soporte, de 15 cm. de diá-
metro por 10 de alto, con asas formadas por estilizaciones
QUIXTA HE PISA
de ave.
Xo. 8. Una ti najita de forma esférica de 12 cm. de alto por 12 de
1 ñlauta de cuatro llaves, compuesta de dos trozos de marfil, con
diámetro.
adornos grabados.
No. D. Anfora peniforuuc de 15 cm. de alto por 12 de diámetro, con
1 flauta de cuatro Jlaves, incompleta, con artísticos adornos en
ostí lizacicncs de caras humanas en ol cuello.
bajo-relieve, representando figuras eslilizadas de ranas, y caras huma-
No. 10. Tinaja de 30 0111. de alto por 30 de diámetro, con varias mo-
nas con la boca abierta-
2 f'ragmentos de flauta en murIbl sin adornos. tivos de adorno en el cuello.
No. 11. Anfor a de 15 cm. de alto por 15 de diámetro, con adornos en
4 ocarinas de dos llaves cada una.
el cuello.
3 pitos con figura de ave.
No. 12. Olla de 25 cm. de alto por 28 de diámetro, con un animal
2 de dos llaves en forma de órganos sexuales.
1 de dos llaves, con una cxtruñ a figura de au im aí. en el bor-de-
No. 13. Tinajita de forma cónica, de 12 cm. de alto por 12 de diáme-
2 fetiches, uno en pizarra y otro en piedra [a d c, representando
ambos la figura estilizada de "qui ró pteros" en vuelo. tro, con estilizaciones en el cuello representando caras hu-
manas y diversas f iguras decorativas.
HESU:'lEl\: Esta vidriera contiene un te- No, 14. Porta-ofrendas con soporte, dc 15 cm. de alto por 25 de diá-
tal de 8i objetos, clasificados en la si- metro, adornado en los bordes con figuras de animales ex-
guicntc forma: .." traños esculpidos en rulto-rclievc y pintados en tres colores:
blanco, negro y rojo.
Instrumentos rnusi calcs . . .. .. .. 36 No. 15. Copa de la misma factura, con pie, de 20 cm. de alto por 20 de
Collares . diámetro, cubierta de pinturas en los colores blanco, negro
Pendientes.. .. .. .. .. .. 12 y rojo.
Cilindros .. .. .. .. .. .. ., .. 5
No. 16. Plato de 15 CJm. de ,diámetro por 5 de alto, con estilizaciones
Fetichcs .. .. .. .. .. .. .. .. 27
poli formes.
V E S T I G lOS DEL A A T L A N T IDA 319
318 IIAFAEL REQUENA

No. 34. Anf'ora de 25 cm. de alto por 15 de diámetro, periforme, con


PHIMEIIA HEPISA
asas estilizadas.

No. 17. Olla de 20 cm. de alto por 30 de diámetro, artísticamente No. 35· Pirnpí n a de 15 cm. de alto por 15 de diámetro, con estilizacio-

adornada con bajo-relieves, simulando una cara humana .,' ncs humanas.

con brazos sosteniendo una tortuga


No. 36. Tinajita esférica, con adornos en el cuello. ~'lide 6 cm. de alto

No. 18. Olla de 12 CUl1.de alto por 20 de diámetro, figurando un eri-


por 9 d e diámetro.
zo marino, con asas esti lizud as.
SEGUNDA HEPISA
No. 19. Plato de 5 cm. ele alto por 15 de diámetro, COIl asas estitiza-
No. 37. Una colección compuesta de 17 cachimbas, con motivos es-
das en forma de bu Iraci os.
cultóricos -en alto r-elieve, y con dimensiones desde 12 cm-
No. 2{). Escudilla sin adornos, de 4 cm. de alto por 5 de diámetro.
hasta 20 de largo, y con capacidad en la pipa de 4 hasta 10
No. 21. Escudilla igual a la anterior.
centímetros cúbicos.
No. 22. Plato de 5 cm. el-e alto por 12 de diámetro, con asas en forma
No. 38. Escultura paleolítica, que representa un hidrosaurio, de 2{)
de ranas.
cm. de lolngitu¡d.
No. 23. Pirnpi n a de 12 cm. de alto por 12 de diámetro, con artísticas
No. 39. Escultura de un an.imal, cornpictanrentc extr-año a la fauna ac-
cstitiz acio ncs de caras humanas, y con ori íicio en la cabeza
tual. Ticne 1,0 cm. de alto por 10 de largo.
'Para salida del liqui do.
No. 40. Miniatura de 12 cm. de alto por 12 de d iámctro, que mucho se
No. 24. Copa de líneas esbeltas, con pie, de 7 cm. de alto por 5 de diá- I

asemeja a la figura de un "gldptodontc",


m-etro, con ostidizacioncs de caras humau as en, los bordes.
No. 41. Mini atura representando una tortuga, de 8 cm. de diámetro,
Recucrda el estilo etrusco.
util izada pr-obablemente para guardar rucd ici nas, pues es
No. 2,5. Copa pequeña, con pie, sin adornes, de 5 cm. de alto por 5
hueca y ter-minada en forma de Irasco-
de -di ámctr-o.
No. 42. Pequeña paloma de tamaño de 5 cm.
No. 26. Pum pi na de 15 cm. de alto por 12 de diámetro, con dos ori-
No. 43. Tinajita de 6 cm. de alto por G de diámetro. Tiene esculpida
ficios, ador-nada con cstilizacion cs de caras humanas y 0,-
una cara humana de líneas perfectas.
narncntos simples.
No. 44. Tinaja muy pequeña ornamentada en el cuello.
No· 27. Pdato de 6 cm. de alto pOI' 12 de diámetro, con estilizaciones
No 45. Ti n ajita de 10 cm. de diámetro, con las mismas caractcr.ístícas
de ,caras humanas en los bordes,
que la an tcríor.
No. 28. Pimpí na de 10 cm. de alto por 10 de diámetro, or-namentada
No. 46. Tortuga de 9 cm. de diámetro
con caras humanas.
No. 47. Vasito esférico en forma de cantari to, de 5 cm. de alto por 4
No. 29. Pirnpi na semejante a la nnterIor, de 15 cm. de alto por 12 de
de diámetro.
diámetro.
No· 48. Pimpi n a de 4 cm. de alto por 4 de diá!metro.
No. 30· Pian p in a de 15 cm. de alto pOI' 15 de diámetro, con adornos
No. 49. Escultura representando en miniatura un gran repbil, perte-
en el cuello.
nccicnte a das especies prehi stór icas. Probablemente' del dé-
No. 31. Pí mpi na con adornos en bajo-relieves en la parte superior, de
cimo tercero periodo del plioccno, y por lo tanto, coritem-
15 cm. de alto po~' 15 de diámetr-o.
poráneo del hombre americano.
No. 32. Plato de 5 cm . de alto por 12 de diámetro, 'factura semejante
No. 50. Frasco de esbeltas Iineas, terminado en el cuello con una ca-
a .la ebrusca, con caras esterilizadas en los bordes
ra humana.
No. 3,3· Tinaja de 12 cm. de alto por 12 cm. de diámetro, con alto-relie-
No. 51. Escultura representando un ti-gre.
ves en el cuello.

.•.
320
V E S T 1 G lOS DEL A A T L A x T 1 D A 321
RAFAEL REQUE~A

Tamaño
VID HIERA 1\0· 13 No. de Clase de en centímetros Forma Ohservaciones generales
Orden Pieza Alto· Diám-
BASE DE LA VIDRIERA

SECCIOX M
35 collares de marfil fosilizado, ·con cuentas cru forma de canutos
cilíndricos, alcanzando algunas 12 cm. de largo y 1 y llh de diámetro. 188 Fuente ... (l·O(5 x 0.18 Cónica Con adornos en bajo-relieve y
2 coldares elaborados con conchas de caracoles mar nos, de un
í

con un friso pintado en


cenfímetr o de di ámet ro, y constando cada uno de más de 100 cuentas.
blanco.
PHIMEHA REPISA 189 « . .. 0·11 x 0.22 « Alto-re Iicves.
3 collares formados por bloques de marfil y cuentas esféricas y 190 Olla ..... 0.07 x 0.17 « Sin adornos.
planas, algunas de 15 crn. de largo por 1 de diámetro. 191 « . .. 0.09 x 0.20 « Esti li zacion as de ranas en alto
reli eve.
SEGUNDA HEPISA
192 Fuente ... 0.12 x 0.20 « Con. asas y sin adornos.
3 collares de marIjl, cuyas cuentas son. miniaturas de peces, con 193 Embudo .. 0.06 x 0.12 « Liso.
un conjunto total de 543 cuentas. En la tumba donde se hallaron estos 194 Fuente ... 0.05 x 0.11 « Alto-relieves en el borde.
collares, se encontr ó también Ia argolla de oro que los acompaña. 195 Ollita .... 0.06 x 0.1 O « Con dos asas.
19(5 Olla ..... 0.07 x 0.12 «
TERCERA HEPISA Con cuatro asas. Borde liso.
5 collares de estilo original, con gran diversidad de cuentas, mu-
197 Copa .... 010xO.ll « Sin adornos.
198 « .... 010 x 0.11 « « «
chas cstilixadas en Iorma de ranas y peces. Entre estos collares hay
uno formado únicamente por figuras de run ítas, y otro con la estíliza-
eión de un cóndor. SECCION N

CUARTA REPISA
199 Cantarito 0.1 O x 0.09 « Alto-relieves en el cuello.
6 collares trabajados en piedras de distintas clases y colores, entre 200 « 0.12 x 0.13 « « « « « «
ellas turrnali r-as y ágatas perfectamente pulidas. 201 « 0.13xO.13 « « « « « «
2 pendientes, per íforrnes, de rocas distintas y complemente pulidas. 202 « 0.12 x 0.15 « « « « « «
203 Tinaja ... 0.12 x 0.16 « Alto-relieves en el borde.
QUINTA HEPISA
204 « ... 01S x 0.2.0 « Altn-relicves en el cuello.
8 collares de picdnas de diversas olases y colores.
2.05 « ... 017xO.20 « Adornos en la palie superior .
3 pendientes con figuras de animales.
206 « 0.f8 x 0.21 « Adornos en la parte superior y
1 cuenta cilíndrica, de 21h cru, por 1% de largo.
bordes lisos
2'Ü7.. « . .. 0.18 x 0.20 « Alto-r e.licvcs-
RESD:\lEN:
20·8 « ... 0.23 x 0.25 « « «
Collares.. .. .. .. .. .. 62 Estilizacíones en la parte su-
2{)9 « ... 0.30 x 0.28 «
Pendientes.. .. .. .. 3 perior.
Argolla.. .. 1

Total.. .. .. .. .. 66 obje-
tos con un total de 3,00,0 pi ezas.
2L
i.l22 I1AFAEL HEQUEXA
\'ESTIGIOS DE LA ATJ~AXTIDA il2:J
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No. (le Tamaño
Clase de en centímetros Forma Observaciones generales
No. de Clase de en centímetros Forma
Orden Pieza Alto . Diám- Observaciones generales
Orden Pieza Alto - Diám-

SECClOX P
SECCIOX Ñ
210 « · ., 0.25 X 0.30 Cónica .. 232 Copa .... O.O!) x 0.16 Cónica .. Dos ranas cst ilizudns en los
Es! ilizu cion cs en alto-relieve,
bordes, formando asas.
de cri z os marinos en la par- 233 Fuente 0.05 x 0.1 (i « Adornos forman/no asas.
211 « · .. OH x 0.20 « te superior.
234 Olla 0.1 O x 0.25 « Artísticos adornos en alto-re-
Adornos en al lo-relieve en el
lieve Iorrnando asas.
212 « · .. 014 x 0.[8 « horrlc. 235 « 0.08 x 022 « Estilizaeiones de ranas en for-
Cuatro estilizaciones de erizos
ma de asas.
ma rinos. 236 « 0.05 x O·1(j « Igual a la a n tcrio r-
237 « 0.05 x 0.12 ~ « «« «
SECClON o
SECCION Q
213 Fuente 0.14x032 « Sin adornos.
238 Tinaja ... 0.23 x 0.22 « Alto-relieves en el cuello.
214 « O.OS x 0.26 « « « 239 « 0.18 x 0.22 « « « « « «
215 « 0.08 x 0.21 « « « 240 « 0.17 x 0·17 « « « « « «
216 « 0.07 x 0.2 [ « « « 241 « 0.16x017 « « « « « «
217 « 007 x 0.19 « « « 242 Anfora ... 0.14 x 0.13 Periforme Borde liso.
243 Múcura ..• 0.13 x 0.13 Cónica Con dos caras humanas, una
218 « 007 x 020 « « «
2HJ « 0.07 x O l!J « Con asas csfilizndus. en el cuello y otra en el
frente ; está representando la
220 « 007 x 0.20 « Sin adornos.
con f'Igucación del cuerpo
221 « 0.0(i x O.[D « « «
hasta el ombligo.
222 « 0.0;) x 0.18 « « « 244 « .•. 0.12 x 0·11 « Cara humana en el cuello.
223 « O.((j x 0.17 « « «
224 « ().(j4 x Oi (j « « « SECCION R

225 « 0.05 x 014 « « «


245 Anfora '" 0.15 x 0·16 « Esti lizaciones en el cuello for-
226 « 0.0-1 x 0.13 « « «
,., mando asas .
227 « 0.03 x 0.12 « « « 246 Olla 0.11 x 0.17 Esférica. « « «
228 « 0.03 x 0.12 « « « 247 « 0.13 x 0.18 Borde liso de dos centímetros.
Cónica
22!) « 0.03 x 0.11 « « « Adornos en forma de asas.
248 Múcura... 0.13 x 0·17 EstilizacionC'ls Y adornos en al-
230 « O.Og x 008 « « « «
231 « 0.03 x 007 « to-relieve en la parte supe-
« «
rior.
324 HAFAEL HEQUENA VESTIGIOS DE LA ATLtÍ.NTIDA 1125

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No. de Clase de en centi nretros Forma Observa.-ioncs generales Ko. de Clase de en centímetros Forma Observaciones gcne rales
Orden Pieza Alto . Di ám- Orden Pieza Alto· Diú11Io

24D Tinaja ... 0.14 x O.IU Cónica Bordes lisos. Asas csti lizudas 271 « 0.15 x o.: G Cónica Alto-relieves.
250 « ... 0.l(jxO.18 « Asas esti l iz a das y dibujos en 272 « 0.20 x 0.20 « Estí lizncion es en el cuello.
bajo-relievc. 273 « 0.27 x 0.20 « « « « «
251 « ... 01H x 0.27 « Asas e sti liznrl as y alto-relieves
en la purt c superior.
SECCION V
252 « ... U3!) x 0.35 « Esti lizn cioncs de animales en
forma rl e asas.
274 :\[úcura 022 x 0.18 Cónica Sin adornos.
275 « 0.21 x 0.18 « « «
S ECC]()l\" S
27G « O·1(j x 0.14 « « «
253 « ... 024 x 0.28 « Estilizaciones de ranas for- 277 « 0.17xO.15 « « «
mando las asas. 278 « 01GxO.14 « « «
254 « ... 0.20 x 0.20 « Bordes lisos. Asas estiliz2,das. 27U « 0.17 x 0.14 « « «
255 « .. . n
0.1 x 0.23 « Bordes lisos .
26,6 01:1 a ..... 0.14xO.18 « Bordes lisos. Asas osti lizndas. SECCTON W
25,7 « ..... 0.14xO.17 « « « « «
258 « .····0.14x(1.I8 « « « « 280 Ti naja 0.24 x 0.2U « Estilizaciones en Ior ina de
«
2,59 « .... . 0.12xO.18 « « « « « asas .
281 « 0.25 x 0.27 « Alto-relieves.
SECCION T 282 « 0.21 X (J.~(j « Esfilizacioncs.
283 on, O.H) X 0.28 « Cuatro asas. Estilizaciones.
260 « .... . 014 x 0.22 « Asas ostl lizadns. 2-84 « 0.17 x 032 « Dos asas .
261 « ..... 01IxO.lfJ « Tres asas estilizaoas . 285 T'i naja . 0.17 x 0.20 « Alto-relieves.
262 « .... . 0.10 x 0.18 « Cuatro asas ost iiizndas. 286 Olla . 0.13xO.15 « Dos asas. Eslilizadas .
263 « .... . 0.IOxO.15 « « « « 287 Xlú cura O.Hi X o.is PCI'i forme Sin adornos .
264 « ..... 0.00 x 0.15 « Tres asas estiliza(las. 288 « 0.18xO.18 « « «
265 « ..... O.O!) x 0.15 « « « « 289 « 0.15 X 0.15 « « «
26(j « ..... O.Of! x 0.13 « Dos asas si m p les
267 « ..... 0.0:) x 0.10 « Dos asas estilizadas. SECCION y

SECCION U
290 Can tnrito O·O(j x O.OG Cónica Sin adornos.
201 « O.OD x O.()f) « « «
268 Anf oru ... 0.11 x 0.11 « Hnjo-reliryes en rl cuello· 202 « o.oa X 0.08 « « «
269 :\Iúcura ... 015 x 0.15 « « « ««« 203 « 0.08 X 0.10 « « «
270 Anfora ... 0.15 x 0.14 « Estilizncionrs formando asas y 294 on, « «
0.07 x 0.10 «
dibujos si Jll plcs, 295 « « «
0.08x010 «
VESTIGIOS DE LA ATLÁNTIDA
32G HAFAEL HEQUENA a27

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Tamaño No. de Clase de en centímetros Forma
No. de Clase cle Observaciones generales
en centímetros Forma Observaciones generales Orden Pieza Al to Diám~
Orden Pieza Alto· Diám-
321 Tinaja . 0.1:~ x 0.20 Cónica
2!J6
" « «
« O.O!!x 0.16 Cónica « « 322
f « ·. 0.1:3 x 0.22 Esférica «
2!J7 « O.O!)x 0.15 « « « «
323 « ·. O.IG x ()·20 « « «
298 Cantarito.O.10xO.13 « Cuello 'liso sin adornos. 324 « ·. 0.1 [l x O.2G « « «
299 Olla. . . . .. 0.09 x 0.15 « Sin adornos. 325 « 0.21 x 0.20 Peri forme «
300 « 0.11 x 0.16 « « « «
326 Olla ... . 0.15 x O.2(j Esférica Sin adornos .
301 Tinaja 0·13 x 0.14 « « « 3~J7 Tinaja . O.ID x 0.24 Pcrif'ormt «
"
«
302 « . •. O.1(j x 0.26 « « « 3~{) « ·. 0.26 x ()·30 Esférica « «
SECCION Z
32!) « ·. 0.25 x 0.2;') Pcriform e « «
330 « 0.24 x 0.2G Esférica « «
331 « 0.25 x 0.3,0 Pcr if'orme « «
303 Olla 0.22 x 0.34 « Bajo-relieves en el cuello.
332 « 0.17xO.24 « « «
304 « 0.15 x 0.2G « « « « « «
333 « 01 o x 0.2,(j Esférica « «
305 « 0.13 x 0.26 « « « « « «
334 Cántaro 0.20 x 0.22 «
« « « « «
.(
«
3·06 « 0.16 x 0.24 « 3~¿:> Olla ••• o. 020 x 026 Cónica « «

SEGUKDA SERIE. - SECCIOK A


SECCION PIEDRAS

307 « ..... 0.15 x 0·32 « Estilizaciones en forma de


Expuestas en un mueble,
asas.
PRLMFRA REPISA.-68 piedras de moler.
308 «. . . .. 0.14 x 0.28 « « « «
SEGUNDA HEPISA.-11 piedras de molcr ; 2 morteros de piedras tos-
309 « 0.17 x 0.28 « Bajo-relieves. parte superior.
camente labrados.
310 Tinaja 0.20 x 0.24 « Altos-r-elieves. Asas estilizadas·
TERCEHA HEPISA·-l mortero de piedra toscamente labrado.

SECClON B
SECCION AR:\IAS

311 Plato .... 0.04 x 0.19 « Sin or na mcntación-


1. maza de combate de guerrero n eolítíco,
312 « .. " 0.05 x O.1!J « Con asas.
3 hachas de guerra.-Neolíücas.
313 « .... O()4 x 0.15 « Adornos en el borde.
Sin adornos.
1 maza de combate.-Paleolític:a.
314 Tinajita .. 0.(1) x 0.11 «
2 hachas de guerra.-PaIeoJíticas.
315 Olla 0.06 x 0.14 « Asas.
Sin ornamentación. 2 hachas industriales.-Palcoliticas.
316 « 0.07 x 0.12 «
317 Tinajita OJO x 0.14 « « «
318 « ._ O.16xOd4 Esférica « «
319 « .. 0.11x014 « « «
320 Olla ..... 0.10 x 0.20 « « «
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tJ:1
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1 I
ESTADOS UNIDOS DE VENEZUELA "1"
LAGO DE TACARIGUA

MAPA OIManela máximo de Es te u Ucetc 50 Km

DEL •. Norte a Sur 22 ••


REFERENCIAS

ARAGUA
Surcdil;ie nctus l flflrtlximadll

ESTADO Altura de !tI euper-llcle sobre el u tvct dcl


679 Km,'2

,'1.'2 01. @ EXC ..\V¡\CIONES AR(Jl'EOLOGICt\S

f():(~
de! FOlldo 333 11I. "'4l\. ~,.\PIT<\L DE USTJ\I)O
Ql'E I~DlCA LA IWClON "VALLES OE AltAGl'A", DONDE LAS BXCAVA-
!:'¡l,c.¡or mfi:dll1o .!C hUI 11,11(111111 9~ 11I. -» OISTI?ITO
CIONES HE¡\I.IZAIlAS DlEROX CO.\\O FHUTO LOS "VESTIGIOS ATI.ANTES'·
JlI'NICII'IO
1\. QllE SE CONTnAE LA I'>IWSENTE OnUA.
LL\\ITES DE ESTADO

.. lHSTllITO

1932 ••••• \!,-, .Q\ ~ FEllROC.\RIlILES

p.~'V\\ Cf'UI?ETEI~,.\S

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INDICE
PÁGINA

DEDICATORIA .. .. .. .. .. .. .. .. •• .• ••

INTnODUCCIÓK . .3
CAPITULO 1
Formación de la T'icrrn .. 17
CAPITULO II
Atlántida L.-Existencia y situación de la Atlántída rr .. .. 27-29
CAPITULO III
Los AnANTEs.-SUS instituciones politicas.-ReligíÓn.--E(luca-
ción y Artcs.-Usos y costumbres .. .. .. .. .. .. .. .. 69
CAPITULO IV
Los ATLANTEs.-Las diferentes razas pobladoras de Atlántida.. 83
CAPITULO V
Etnología Prccolombiana Vcuez olana .. 101l
CAPITULO VI
El Lago de Tucar igua .. .. 233
CAPITULO VII
Los Cerrítos .. _. .. 247
CO;>.¡CLUSIONES 261
Diario de las cx cava cio ncs arqueológicas practicdas en los "Ce-
rritos" del Valle del Tacar igua .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 26f1
CATALOGO
Inventario de las colecciones etnológícas del Museo de Prchis-
toría procedentes de las excavacioncs practicadas en los ',Ce-
rritos" del Valle del Tacarlgun .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .303

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