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Trabajo alusivo al 18 de mayo

Plana mayor y tripulación del ROU 26 Vanguardia:

Un día como hoy, pero de 1811 se libraba una de las batallas más importantes
en la historia de nuestra Independencia.
Nuestro prócer, el entonces Teniente Coronel José Gervasio Artigas llevaría a
cabo una hazaña digna del recuerdo.
Luego de impulsar a los orientales a unirse a la revolución que se estaba
gestando en la Banda Oriental, nuestro respetado Comandante formó un ejército
compuesto por gauchos, paisanos, indios, esclavos y una compañía de Patricios
asignados por el cabildo de Buenos Aires. Una vez alistado, se preparó a
marchar hacia Montevideo; bastión del poderío español en el Rio de la Plata.
Alineados frente a ellos se encontraba el ejército español; soberbio y orgulloso,
dirigido por el Capitán de Fragata José Posadas. Disponía para si de un ejército
de más de 1200 marinos, equipados con lo mejor que el Imperio Español podía
ofrecer.
Ambas fuerzas acabarían coincidiendo en Las Piedras. Quedó así preparado el
escenario para una batalla clave entre un imperio en decadencia y unos jóvenes
valientes que lejos de verse intimidados por la superioridad armamentística de
los españoles, demostraron gran coraje y sobre todo un gran anhelo de libertad.
Lejos de dejarse coaccionar por la superioridad española, Artigas dio el primer
paso, obligando a los mismos a dejar su aventajada posición, y en una
sorprendente maniobra envolvente llevó a su muy mal pertrechado ejercito a una
contundente victoria contra un ejército, que ante la sorpresa y perdida de
organización opto por la rendición.
Finalmente, Damaso Antonio Larrañaga se acerca a Posadas a fin de pedirle su
espada, acto que en otros tiempos significaba la rendición.
Una vez terminada la batalla, Artigas clama su célebre frase “Clemencia para los
vencidos, curad a los heridos, respetad a los prisioneros”, demostrando así que
incluso en tiempos de guerra un líder puede ser un caballero ya que la practica
normal de la época eran los fusilamientos.
Con esta victoria el ejército revolucionario comandado por nuestro prócer
comienza su marcha hacia una Montevideo cada vez más desesperada.
Esta batalla fue la prueba de que los ideales y convicciones de unos pocos,
sumados a la inteligencia singular de su líder fueron suficientes para oponerse
al yugo y la tiranía del poderoso Imperio Español.
En días como hoy, debemos recordar porque estamos aquí, estamos aquí para
evitar que otros tengan que repetir hazañas como esta. Debemos estar unidos
como aquellos valientes, que nos enseñaron que no es imposible luchar contra
“el viento y la marea”, solo es necesario luchar por algo, una convicción, un

AF (CG) L. CAUBARRERE
anhelo, y es entonces cuando el obstáculo que se veía insuperable se vuelve
solo uno más. No solo debemos recordar esta batalla, sino también a quienes la
llevaron a cabo, y cuales fueron sus historias, historias que contribuyeron al
nacimiento de esta tierra que hoy habitamos, esta tierra por la cual daríamos
nuestras vidas para defender, esta tierra que nos llena de orgullo cada vez que
alzamos la vista y vemos ondeando al Pabellón Nacional.
¨Por ultimo y no menos importante, se toma esta batalla como el nacimiento del
Ejercito Nacional, por lo que voy a dedicar estas ultimas palabras para saludar a
nuestros camaradas que celebran 212 años de existencia, 212 años en los
cuales san servido con honor y dignidad a nuestra tan querida patria.

AF (CG) L. CAUBARRERE

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