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Unidos por la melodía.

La noche otra vez sacaba esa melancolía que guardaba durante el día, celular en mano,
auricular en el oído, apoyada contra el respaldo de su sofá en posición fetal… esperando
impaciente oír el sonido del timbre, esperando a que fuese él, por ello solo se ponía un
auricular con el temor de que si se colocaba los dos no escucharía el tan anhelado sonido
del timbre de su departamento.

Recostado en su cama, mirando el techo, con la misma canción sonando una y otra vez
en sus cascos, su celular firmemente agarrado en su mano, la cual descansaba en su
pecho… esperando una llamada o un mensaje que le hiciera levantarse e ir por ella, tocar
aquel timbre como lo había hecho miles de veces e ir a abrazarla para no volver a dejarla
ir.

Ambos. Recordándose, esperándose fervientemente, escuchando una canción


interminable. Juntos pero separados…

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