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TEMA ENVEJECIMIENTO (XII, XIII)

Vejez: carga negativa y prejuicios: asociado al fin de la vida, muerte, perder atributos, alcance de sabiduría más alta, no
se enoja, es bueno, no puede excitarse. Todos prejuicios. Ahora hay una novedad en la que hay una concientización
respecto a las practicas sociales y los estudios profesionales. Caída de la significación de la edad como un parámetro de
significación univalorativa.

SALVAREZZA: Envejecimiento confronta con un punto de angustia de reconocer el propio envejecimiento y el de los más
cercanos, tiene que ver con el concepto de finitud y fin de la vida, algo muy moralizante y movilizante.

Significación del envejecimiento: depende de una construcción histórico- social, ligado a representaciones prejuiciosas y
también a la conciencia de finitud. La idea de vejez es una construcción cultural socio histórica y humana.

Proceso de envejecimiento: trabajo metabólico de elaboración psi en tanto una reorganización representacional,
afectiva, identificatoria frente a las transformaciones que el paso del tiempo imprime en la propia vida. Es un proceso
singular, individual, subjetivo que gane esa persona en función de su propio envejecimiento y de lo que se entiende en
ese momento por ser viejo. Lo podría hacer el sujeto en función a sus marcas del pasado. Implica trabajos psi propios del
envejecer, que impondrán el registro de lo que se pierde, lo que cambia y lo nuevo. Requiere elaboración psi. Con este
trabajo podrá hacerse en sentido complejizante de la org psi o fallido y llevar a la victimización. Trabajo elaborativo
arduo y difícil. Este proceso empieza biológicamente, psíquicamente cuando el sujeto lo registra, cuando el sujeto se
deja sorprender por las connotaciones que implican el reconocimiento del paso del tiempo de una manera particular.
Estamos frente a un envejeciente si es un sujeto comprometido con esa significación. No tiene que ver con la edad, es
un momento de ruptura, crisis, vacío que confronta al sujeto con una nueva percepción de sí mismo y con una
representación que todavía no tiene destino. Vivencia de cambio que propicia trabajo de elaboración psi. Trabajos de:
duelo, transitoriedad, simbolización de la perdida.

Transitoriedad (FREUD): El registro de la temporalidad conforta al sujeto con un trabajo difícil que es reconocer lo
transitorio, que hoy puede estar y mañana ya no. Es agregarle a este valor acotado de la duración del tiempo un valor
extra positivo en tanto es perecedero. Se agrega a lo perecedero un plus de valor por ser acotado en el tiempo, sus
posibilidades de disfrute, conceptualización del tiempo acotado como valioso es un trabajo elaborativo del yo. Si no hay
allí un trabajo de duelo realizado, el efecto de lo perecedero no tiene sentido. La condición de lo vivo es lo perecedero
(flecha del tiempo de Prigogine, lo irreversible del tiempo biológico, no hay forma de no ir hacia aquel punto) El registro
de la temporalidad es la que le da sentido a esa vivencia del devenir. Esta temporalidad finita se subjetiviza. Primero
hubo que construir la categoría genérica (adolescencia) y ahora (vejez) es una subjetivación de este otro momento. La
transitoriedad es una elaboración posible de la finitud propia que genera mucha angustia porque no hay representación
de la propia muerte, de pensarse no existiendo. Esta elaboración de significar la transitoriedad es siempre y cuando haya
una elaboración de un duelo, si no está, aparece el sin sentido.

La vivencia del tiempo como finito plantea un trabajo de reorganización psi con respecto a la significación del tiempo y
una revisión que haga el yo. Este momento de corte, de ruptura, lo marca al yo y lleva a una revisión identificatoria,
pasa allí a un trabajo de historización donde evalúa lo logrado y lo no logrado. El yo vuelve a vérselas con el ideal, se
mide en este trabajo identificatorio con el ideal y salda la cuenta. Esto se da si se puede hacer un trabajo de duelo de
aquello que no pudo ser y significar un futuro finito como lo que me queda por vivir, lo que me queda por hacer. Este
reconocimiento del límite implica un trabajo de duelo como elaborativo de esta finitud. Reconocer el limite es una
faceta de la castración simbólica. La imagen de lo bueno que me queda por vivir cobra sentido si hay un trabajo de
elaboración del duelo que implica el reconocimiento del límite, de lo que ya no se puede, y es un trabajo con el ideal del
yo.

Reminiscencia: Es la cara del proceso de historización que propicia al yo la revisión de sus recuerdos como fragmentos
con sentidos coherentes en una vida que lo desafía a confrontar con la pérdida. Es este tipo de recuerdos del pasado que
le propicia al yo la garantía de ser identificado a si mismo. La revisión de la reminiscencia es ir haciendo un tamizado con
las vivencias recordadas que le permiten al yo sostenerse. Revisar el pasado tiene que ver con encontrarle un sentido,
historizar.

IACUB. Identidad narrativa: plantea el concepto de identidad como una configuración narrativa de uno mismo, que de
tiempo en tiempo se reconfigura esta narración como si fuera la narración de un personaje. Esta narración se la cuenta
uno mismo para contársela a otros y va adquiriendo sentido en la medida en que uno va armándola. Es una faceta del
proceso de historización, del yo como historiador para dar un sentido a la experiencia vivida. La historia uno la cuenta
como la organiza para darle un sentido. La identidad narrativa es quien se cuenta la historia como cree que es y que de
tiempo en tiempo esa historia va cambiando.

FERRERO. Cuerpo: el cuerpo en la vejez es el tiempo, el cuerpo no representa la imagen que el yo tiene de si mismo, el
cuerpo marca justamente el paso del tiempo.

SINGER. Yo horror: La autora, plantea al concepto del “yo horror” como una vicisitud del narcisismo en el
envejecimiento. Como una vivencia ligada a la extrañeza y a la crisis narcisista en el proceso de envejecimiento. Sería lo
inaugural de esa vivencia de no reconocimiento en el envejecimiento. Lo liga al concepto de lo siniestro en Freud,
cuando habla de lo familiar extraño. El yo horror es este momento de confrontación del yo con una imagen de sí mismo
que no reconoce. No es verse al espejo y verse viejo, es verse al espejo y confundirse, no saber quién es. Es una vivencia
psíquica, inconsciente, contrapuesta a la vivencia del yo ideal (imagen en el espejo unificada que es placentera y captura
la atención). Acá el yo tiene una percepción entera aún y esta representación lo fragmenta, le hace perder esa vivencia
de unicidad. Es una vivencia de reorganización, de malestar, de angustia. Es un efecto de no reconocimiento, hay
momentos en los que se reconoce y otros en los que no. Hay un compromiso identificatorio en seguir siendo, pero a la
vez ser otro, es lo que va a permitir salir de la vivencia del yo horror, apropiarse de ese otro en el espejo, negociar entre
los aspectos que permanecen y los que cambian, y así, construir una historia de continuidad para el yo. Todo esto
mediante el proceso identificatorio. Un proceso de historización simbolizante mediante esta tarea de contarme quien
soy y hablar de mí, estoy significando esto que me ocurre, no va a ser un dato real sino como yo lo veo o quisiera verlo,
hay una idea de ficción, de historia ficcionada, pero lo que importa es poder representarse un tiempo nievo, ir armando
la trama para transitar esas transformaciones. Este proceso de historización es mediante el cual el yo se construye
(proceso identificatorio: saber del yo por el yo) Mediante la reminiscencia, la historización y las referencias
identificatorias el yo va a propiciar un trabajo de reconocimiento de este cuerpo que puede y que no puede.

DREIZZEN. Angustia: Si no hay angustia no hay porque metabolizar y elaborar algo. Frente a la angustia señal el aparato
responde con una serie de mecanismos de elaboración. El trabajo del duelo es uno. Por eso entonces la angustia en el
envejecimiento tiene que ser pensada como un indicador de un desafío para el aparato psíquico de elaboración. Uno
frente al envejecimiento tendrá que poder establecer elementos necesarios para q esa persona q está tramitando esa
situación de angustia pueda disponer de sus propios mecanismos de elaboración. No tapar la angustia, no sistematizarla
como si fuera una patología en si misma. Si la angustia fuera automática el psiquismo queda indefenso, inundado
económicamente de una energía difícil de elaborar.

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