nace en 1947 como una escuela colonial para niños y niñas con deficiencias pedagógicas y funcionales en la parroquia Catia la Mar, en Las Colinas. Allí se mantuvo por 25 años, cuando fue trasladada a La Guaira como escuela primaria con cinco (5) grados y una sección de educación inicial, contando con cinco maestros, dos obreros y un directivo.
En el año 1975, la Sra. Delia Goldwyn de Landaeta
dona un terreno de su propiedad, ubicado en La cabrería parroquia La Guaira y el Ministerio de Educación comenzó la construcción. En 1978 se concluye la obra. Comenzó a funcionar el 28 de junio de 1980 con el nombre de SERGIO MARIA RECAGNO, ilustre maestro de Maiquetía quien naciera en la misma fecha en el año 1862 y dedicó sus esfuerzos a la defensa de la moral y las buenas costumbres. La Sra. Delia Goldwyn de Landaeta, quien a sus dones ilustres concede su propiedad, aspiraba que se levantara en ella una capilla.
Ante esta solicitud cargada de profundos
valores cristianos, la directiva del plantel se apega a darle cumplimiento y a partir de 1987 se coloca la sagrada imagen de san Martin de Porres en un nicho construido un pasillo de la edificación. Comienza a funcionar como Escuela Bolivariana a partir del 05 de mayo del año 2003. EPÓNIMO: SERGIO MARIA RECAGNO El insigne Maestro Recagno, nació en la Parroquia Maiquetía en el año 1872. Era hijo de Esteban Recagno, descendiente de italianos y de la señora Juana Robles de Reagno, respetado matrimonio de este litoral que le prestaron a este talentoso joven las mejores atenciones y una buena educación, propiciando así el noble camino del magisterio que le permitiría ser un guía excepcional para con los alumnos de su escuela.
Sergio Maria Recagno fundó su famosa escuela
Vargas el 1º de enero de 1900, y permaneció dando clases hasta el 18 de diciembre de 1821 cuando cerró en forma definitiva. El 1º de enero de 1922 un mes después de cerrar la escuela, recibió un merecido homenaje de su comunidad. Este reconocimiento le fue entregado en Curucutí donde el maestro Recagno convalecía de una grave dolencia, posteriormente muere el 10 de enero de 1935 cuando contaba con 63 años de edad. Hoy día, la memoria de este ejemplar educador a quedado perpetuada en la reconocida plaza “Los maestros” donde en gobierno nacional colocó un busto de mármol para que nuevas juventudes y docentes lo recuerden como un hombre honesto, integro y ejemplar, quien se dedicó a educar y a convertir en buenos ciudadanos los niños y niñas de principios de siglo.