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Análisis del Gran Himno a Atón a partir de la Técnica de Comentarios de


Textos Historicos

Research · November 2015


DOI: 10.13140/RG.2.1.1471.6242

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Susana Carlota Lopez


National University of San Juan
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ANÁLISIS DEL “GRAN HIMNO A ATÓN”
A PARTIR DE LA TÉCNICA DEL
COMENTARIO DE TEXTOS HISTÓRICOS
Prof. Carlota López Frese
UN San Juan

Introducción

El Comentario de textos históricos es uno de los instrumentos


indispensables de la didáctica de la Historia, dirigido al análisis y comprensión
crítica de fenómenos históricos por parte de los estudiantes. Asimismo, bajo la
guía y orientación del profesor, es utilizado actualmente como técnica esencial
del aprendizaje significativo en el aula.
Dado que un comentario no puede ser una repetición parafraseada de lo
que dice el texto, ni tampoco puede derivar en un ejercicio donde se usa el texto
como pretexto para explicar un tema general que guarde alguna relación directa o
indirecta con él, la técnica debe consistir en un intento por comprender el sentido
histórico del texto y en el esfuerzo por establecer su vinculación con el contexto
histórico donde se generó, al que se refiere y sobre el que actuó.
Por ello, el gran valor educativo del comentario reside en su virtualidad
hermenéutica, en la oportunidad que ofrece a los alumnos para introducirse en la
interpretación inferencial, de exégesis razonada y documentada, que definen y
caracterizan, en gran parte, todo trabajo de investigación historiográfica.
En todas las áreas de la ciencia histórica, el contacto con las fuentes
proporciona un adecuado complemento a la adquisición de los conocimientos
obtenidos con las explicaciones teóricas del docente. Sin embargo, en el caso de
Historia Antigua, las aproximaciones a los documentos y a las fuentes en general
resulta inicialmente complicado para los estudiantes principiantes. Y aunque es,
tal vez, una de las prácticas de mayor complejidad, ello no quiere decir que sea
imposible de abordar y llegar a dominar un adecuado método para su realización.
En este trabajo, dividido en dos partes, presentamos el diseño general de
la técnica de comentario de textos históricos, basado en el esquema de Manuel
A. Rabanal y Federico Lara Peinado (1997), y su aplicación práctica al texto del

1
Gran Himno a Atón hallado en la tumba inacabada del visir Ay en Tell el-Amarna
(TA25) (Davies 1908).
Mediante esta técnica, intentaremos hacer factible su contextualización,
explicación y comprensión histórica como contribución al aprendizaje significativo
de la Historia Antigua desde el plano instrumental, concebido como único nivel de
abordaje didáctico.

Fotografía del Gran Himno a Atón en TA25 (Tell el-Amarna)

2
Davies, N. de G. (1905) The Rock Tombs of El Amarna. The Egypt Exploration Fund., London.

3
I PARTE
ESQUEMA GENERAL DEL COMENTARIO
DE TEXTOS HISTÓRICOS

Un primer momento de preparación, que comporta aspectos centrados del


texto elegido, deviene en una lectura exploratoria fijando sus puntos esenciales
que, en general, delimitarán las áreas de problemas tratados, registrando luego
las expresiones o palabras básicas, conocidas o no.
El abordaje a pleno del comentario se realizará aplicando el método literal,
el lógico o el mixto1. La técnica consta de tres fases generales: 1- Información; 2-
Interpretación y 3- Conclusión, y cada una de ellas, a su vez, se subdivide en
diferentes apartados, cuyo esquema explicaremos brevemente:

Fase 1 – Información En esta fase se analiza la naturaleza del texto, su


extracción, extensión y contorno históricos, el autor, cronología y lugar de
redacción.
a) Naturaleza del texto - Determina su esencia específica, dado que no todos
los textos históricos pueden comentarse con el mismo método. La diversidad
puede indicar un texto documento, un texto de autor fuente, texto narrativo,
jurídico, económico, texto de hemeroteca, u otros con algún interés histórico.
b) Extracción del texto - Se refiere a su origen, pudiendo provenir del poder o
autoridad pública, religiosa o bien de extracción privada.
c) Extensión y contorno históricos - La extensión básicamente hace
referencia a la historia externa o interna de un país o a sus aspectos
internacionales, regionales o locales. El contorno o marco histórico ambienta
el fragmento dentro del momento histórico o las circunstancias que se
determinen.
d) Autor - La paternidad del texto determina si posee autor declarado o si se da
por supuesto. Si el texto no posee autor o presenta problemas de paternidad
(anónimo, atribuido, falsificado o de autor no bien identificado), se intentará
resolver mediante una exhaustiva crítica externa e interna.

1
El método literal ordena el comentario de acuerdo a la propia estructura del documento; el
método lógico, consiste en un ordenamiento consecuente y personal de las ideas contenidas en el
texto, y el método mixto, combina los anteriores tomando del lógico la extracción de ideas básicas
y del literal el análisis continuado de las mismas.

4
e) Cronología - Es esencial realizar una crítica cronológica que determine
fehacientemente el sistema de cómputo del tiempo del entorno original. En el
caso de estar fechado de forma incompleta o si carece de fecha –sin que ello
signifique falsificación- deberá intentarse una aproximación cronológica previa
y posterior al origen del texto.
f) Lugar de redacción - Abarca tanto el sentido geográfico como el social.

Fase 2 – Interpretación Interpretar un texto es comprenderlo, criticarlo,


explicarlo y evaluarlo adecuadamente a fin de lograr una plena clarificación
histórica. Esta segunda fase comprende el análisis tanto de los aspectos externos
como internos del documento.
I- Aspectos externos Examina el texto en cuanto a su expresión
(recursos gramaticales y literarios) y a su testimonio (credibilidad de lo
expresado, interpretación de lo que se silencia y respuesta a la intencionalidad
implícita o explícita). Asimismo, determina, analiza y confronta las fuentes y
ciencias auxiliares utilizadas; el tipo de historia y la metodología empleados,
aludiendo ambos a la estructura interna y a los enfoques de la redacción.
II- Aspectos internos Este apartado se desglosa en dos grandes
áreas que se analizan en orden a la valoración real del texto y en orden a la
crítica.

II-1. La valoración real del texto incluye la captación de ideas básicas y la


delimitación de áreas de problemas tratados que, al igual que la aclaración de
pasajes y alusiones, se realizará apelando a criterios personales e
instrumentos auxiliares. Además es necesario examinar la vigencia cronológica
y espacial de determinadas normas sociales, políticas o religiosas
manifestadas en el texto ya que podrían constituirse en origen y consecuencia
de otros acontecimientos históricos. Finalmente, se analizarán las hipótesis y
tesis que pudieran ser evidentes.
II-2. La Crítica comprende la interpretación literal del contenido, que se ve
facilitado siempre por el conocimiento de la lengua original en sus diferentes
grados; el análisis de la exactitud histórica, detectando posibles errores
incurridos por intencionalidad, prejuicios o mitos; la valoración de la validez de

5
las circunstancias del autor, tanto internas como externas y de la validez de las
circunstancias de la época, es decir, circunstancias coyunturales del período
histórico que puedan haber sido manipuladas consciente o inconscientemente
por el autor.

Fase 3 – Conclusión Para cerrar el comentario de textos se realizará


una síntesis del texto, enmarcada en su contexto histórico, indicando los aportes
para el conocimiento histórico. Se incluirán los errores, lagunas y deficiencias de
todo tipo encontrados y se hará un breve referencia a la autoridad del autor o
fuente, indicando su fiabilidad para otros estudios. Se intentará presentar el
sentido general del texto, aclarando los aspectos negativos y positivos en él
encontrados y, finalmente, se inferirá una valoración personal, reflexionando
sobre el alcance e interés último del texto comentado, tendiendo en cuenta que la
trascendencia de un documento histórico tiene su base en las consecuencias que
de él puedan deducirse.

II PARTE
COMENTARIO DEL “GRAN HIMNO A ATÓN”

Fase 1 - Introducción
El texto documento a analizar es el Gran Himno a Atón, hallado en su
versión jeroglífica más completa en la tumba del visir Ay en Tell el-Amarna,
identificada como TA25. Esta alabanza al dios único Atón, reflejo de la filosofía de
su creador, el faraón Akhenatón (Amenofis IV), fue copiada por primera vez por
Urbain Bouriant entre 1883 y 1884. En base a esta transcripción, James Henry
Breasted lo expuso en 1895 en Berlín bajo el título “De Hymnis in Solem sub
Rege Amenophide IV conceptis” ("Sobre los Himnos al Sol compuestos bajo
Amenophis IV"). En 1908, Norman de Garis Davies reprodujo los dibujos del texto
jeroglífico indicando las áreas habían sido destruidas (Davies 1908: Pl. XXVII).

6
De las numerosas versiones traducidas a distintos idiomas, para este
trabajo hemos seleccionado la presentada por Mirceau Eliade en Las religiones
en sus textos. Historia de las creencias y las ideas religiosas (1980: IV,39-43).
Podríamos ubicar la extracción del Gran Himno a Atón tanto en el poder
público como en el religioso ya que Akhenatón, casi al comienzo de su reinado
(h. AK2), se autodesignó “faraón Atón en la tierra” y colocó al disco solar como “el
faraón Atón en el cielo”2, lo que podría considerarse como un exceso en las
atribuciones del rey, connotando, por ende, alcances políticos y religiosos
(Trigger y otros 1985:227). El centro de esta nueva Teología Solar reemplazó la
mirada del mundo místico con el curso visible del sol, su luz y movimiento, es
decir el helioformismo, vertebrada en un aparente monoteísmo exclusivo. Para
algunos autores3, su aplicación fue drástica en lo concerniente a la destrucción
de los cultos y el desarraigo de la divina tríada de Tebas, con el nombre de Amón
a la cabeza, aunque no de otras deidades solares (Müller 1996:227).
Su autor, Akhenatón, fue el décimo faraón de la dinastía XVIII, probable
segundo hijo de Amenofis III y de su Gran Esposa Real Tiy, que gobernó Egipto
entre el 1364 y 1347 a.C. aproximadamente4, durante los años de esplendor
artístico del interludio de Amarna. Aparentemente fue co-regente de su padre, tal
como revelan registros iniciales del estilo amárnico en sus últimos años de
reinado, luego de la factible muerte prematura del príncipe heredero Tutmosis
(AM27).
A la muerte de Amenofis, fue coronado faraón en Hermontis -la Heliópolis
del sur- bajo el título “Primer profeta de Ra-Horakhti, quien se regocija en el
horizonte de su nombre Shu que es Atón”, en una ceremonia probablemente
oficiada por su tío Anen, Segundo Profeta de Amón, Gran Sacerdote de Montu y
Sacerdote Sem en Hermópolis. A partir de este momento comenzó a distanciarse
de forma ostensible y, para algunos, provocadora del hasta entonces poderoso
clero de Amón, que había acumulado riquezas y prerrogativas hasta el extremo
de impedir la independencia del poder faraónico. Este alejamiento manifiesto fue
inequívoco a partir de la construcción de cuatro templos solares en Karnak

2
La identificación del faraón con el disco estuvo presente ya con Tutmosis IV y continuó hasta
Ramsés II (Trigger y otros: 1985, 276).
3
Aunque la primera comunicación científica sobre Amenofis IV se debe a Karl Richard Lepsius en
1851, la primera monografía completamente consagrada al "rey hereje" fue escrita por Arthur
Weigall en 1910.
4
Cronología tomada de Trigger y otros, 1985.

7
dedicados al dios Atón -presente en el propio nombre de nacimiento del faraón
imn Htp5-, la realización anticipada de la fiesta Sed en su honor y el trasladó la
capital del reino a Akhetatón (h. AK5), en la actual Tell el- Amarna, auténtico
centro de cultura y control, concebido y diseñado con gran celo por sus
seguidores.
Akhenatón se reservó el papel mediador que habían ostentado
tradicionalmente los faraones, a través del cual conservaba el control ideológico
del Estado, ya que Atón sólo era accesible a través del rey como su profeta. El
faraón rendía culto a ese dios "fuera de quien no existe nadie más" (Beltz
1996:48) y el pueblo al faraón, a pesar de que se desconoce con exactitud su
reacción respecto de la imposición de la nueva doctrina.
El Atón se mostró en una nueva y peculiar forma incorpórea, como un
disco solar lanzando sus rayos de luz y vida sólo sobre Akhenatón -su único hijo-
y su familia, predicando su dogma (Frankfort 1976:104). Significativamente, a
partir de este momento los jeroglíficos que deletrean su nombre se contienen en
dos cartelas, elevándolo a la categoría de soberano.
Probablemente durante la co-regencia de su padre (AK2), Akhenatón se
casó con la misteriosa Nefertiti (h. AK5 nfr nfrw itn nfr.t iti), quien adhirió
inmediatamente al nuevo culto, convirtiéndose en su esposa principal, portadora
de la divinidad (Aldred 1989) y probable co-regente de hecho (Díaz 1999:XIII,2)6.
Aproximadamente en el año 14 del reinado y tras la muerte de su hija Meketatón,
la reina desapareció del escenario político7. Su hija Meritatón, como Gran Esposa
Real, y Kiya, esposa favorita8 del faraón, lo acompañaron junto a Smenkhkara -su
sucesor y probable medio hermano9- en los incógnitos últimos años de su
reinado.

5
A su ascenso, el nombre de Trono era nfr Xprw ra (“Perfectas son las manifestaciones de Ra") y
wa n Ra ("Unico de Ra"). Hacia el quinto o sexto año realizó algunos cambios en su titulatura real y
en el nombre personal.
6
Un bloque procedente de Hermópolis y que se conserva en el Museum of Fine Arts de Boston
presenta a Nefertiti coronada golpeando con la maza a un enemigo, en una escena reservada al
faraón.
7
Las polémicas en torno a su posible reaparición elevada al status de faraón bajo los sucesivos
nombres de entronización Nefer-neferu-atón y Smenkhkara tras la muerte de Akhenatón u otras
hipótesis, no son objeto de discusión en este trabajo. Sin embargo debe observarse que no existió
un borrado sistemático ni de las inscripciones ni de las imágenes de Nefertiti, sino el nombre de
Kiya, en ciertas ocasiones sustituido por el de Meritatón.
8
Puede ser comprendido por razones políticas bajo la hipótesis de que fuese una princesa
extranjera.
9
Existen suposiciones de que fuera hijo de Amenofis III y Sitamón (Díaz 1999: XIII, 4).

8
Durante el ciclo amárnico disminuyeron las confrontaciones armadas en
Asia, pero atribuir el deterioro de las relaciones internacionales -como se ha
inferido en muchas ocasiones- a la obsesión religiosa del faraón sería una
reducción demasiado simplista. Las propias tablillas de la cancillería real de Tell
el-Amarna, que contienen parte de la correspondencia con los estados
contemporáneos, ponen de manifiesto la complejidad de la época y la atención
de la corte faraónica a los asuntos internacionales.
Con la muerte de Akhenatón y Nefertiti, y finalizada la experiencia
atoniana, la capital Akhetatón fue abandonada casi de forma inmediata y la corte
real regresó a Tebas.

Fase 2 - Interpretación
La teología contenida en el Gran Himno a Atón no es compleja ni posee
más de un estrato temporal. Ofrece una comprensiva visión del paradigma
atoniano, a diferencia de las cinco restantes alabanzas de Amarna, que poseen
belleza pero faltas de unidad estructural.
La nueva doctrina afirma que todas las criaturas son hijas del demiurgo
Atón, sin contrapartida femenina, y que el faraón es su enviado, su único profeta
en la tierra y el que obtendrá el privilegio de la inmortalidad ya que el resto del
pueblo tendrá que limitarse a servirle en el otro mundo, al igual que lo hizo en
vida. Los antiguos dioses solares se interpretan, en adelante, como
manifestaciones de Atón.
La Teología de Amarna encuentra sus orígenes en la heliopolitana del
disco solar Atón. Las alusiones a Atón en On10 (iwnw) -la Heliópolis griega- se
remontan a las primeras dinastías11 donde el disco, identificado con Ra12, el rey
de todos los dioses, adoptó diversas denominaciones: "Ra era el gran dios que al
principio apareció bajo la forma de Num13. Diariamente, Ra recorría su camino
por el horizonte. Él fue padre de los padres y madre de las madres. Él se despojó
de todo lo que había en él. Llevó muchos nombres y apareció bajo muchas

10
"La ciudad del Pilar Iun", originada en el Neolítico, XIII nomo en el Bajo Egipto, a unos diez
kilómetros al NE de Cairo.
11
Cfr. Cap. XVII del Libro de los Muertos.
12
A partir de la V dinastía fue elevado a la categoría de dios imperial, aunque el faraón no fuera
en esencia idéntico al dios sino similar (Beltz 1996: 120/121).

9
formas. Se lo llamó Atón, Horus de Heken, Horus de Horakhti /.../" (Papiro
hierático del Museo Británico. Trad. A. Gardiner, 1935).
La doctrina de Akhenatón evolucionó desde Ra Horakhti a Atón,
manteniendo intrínseca la simbología del primero. Horakhti (Hr.Axti) se había
venerado en On como "Horus del Horizonte", representado como un halcón que
lleva el ureus abrazando el disco solar en su vértice. Es “el dios del Sol que surge
al alba, el soberano del cielo y conocedor de los lugares santos dónde las almas
benditas permanecen”, el dios por excelencia desde tiempos predinásticos hasta
la época griega, en el que el rey se encarna como nTr.aAi. "Horus del Horizonte"
(Hr.Axti), "Horus de la tierra de la salida del Sol" (Hr.m.Axt) (Frankfort 1976:62/63),
Ra combinado con Horus como Ra-Horakhti (ra-Hr.Axti), con la traducción el "rey
del cielo", también fue aplicado. Este dios es un Horus solar, dios-sol y dios-cielo,
simbolizando el emergente, el poder del alba de los enteramente rejuvenecimos y
regenerados por la deidad Solar. Horakhti era asociado con el Este, Ra con el
Oeste, y juntos eran "Horus de los dos Horizontes", la plena manifestación del
orden creado.
Atón fue entendido por el faraón como la morada de Shu, el primogénito de
Atum en la enéada de On14. Señor del viento, la tempestad y sobre todo del aire,
fue representado con alas desplegadas llevando la vida y el aire entre sus
manos, o como un hombre levantando el cielo (Nut) con sus manos extendidas
(Müller 1996:46). Se elevaba cada día para permanecer sosteniendo la bóveda
celeste con cuatro pilares colocados en los puntos cardinales (Budge 1991:84).
De esta forma, la iconografía de Amarna representa al Atón como el disco
solar Ra-Horakhti portando el ureus real rematado en un ankh, al que se
incorporan rayos con manos oferentes terminadas en el símbolo de vida. Atón es
la forma visible de la fuerza de Ra, que es difundida por toda la creación
mediante sus rayos. Para la Teología de Amarna, el resto de dioses no
incorporan nada al universo creado y son, por lo tanto, innecesarios para el culto.
El Gran Himno a Atón registra antecedentes en el doble himno solar15
grabado en la estela de la tumba de los hermanos Suti y Hor, arquitectos que
vivieron bajo Amenofis III. La composición muestra que la mayoría de los

13
Las aguas primigenias fueron probablemente imágenes de las inundaciones del Nilo (Beltz
1996:33).
14
psDt, concepto único de deidades reunidas en Atón.
15
Museo Británico, Nº 826.

10
elementos que sobresalieron en la religión de Amarna estaban presentes antes
de que Akhenatón llevara a cabo la reforma religiosa, aunque la idea de
superioridad de Atón sobre toda otra divinidad fue original del innovador.
Asimismo, hay quienes vinculan el himno solar con el Salmo 104 de David
(Himno a Yahveh Creador) en busca de la interpretación monoteísta de
Akhenatón, de posibles conexiones entre los dos sistemas o la influencia de
experiencias religiosas asiáticas en el faraón.
La composición de Tell el-Amarna comienza16 con un acto de elogio y
adoración del visir Ay, al evocar el título de coronación de Akhenatón que lo
confirmara como único profeta de Ra-Horakhti: "Alabanza de Ra Hor-akhti,
regocijándose en el horizonte, en su nombre como Shu que está en el disco Atón,
viviendo por siempre y para siempre...". Atón se identifica con el principio solar de
Ra, manteniendo la articulación con la teología heliopolitana. En este parágrafo,
Shu es figurado como el espacio penetrado por los rayos del sol (Hart 1994:13) y
no como una divinidad yuxtapuesta a Atón.
Seguidamente se evidencian las cualidades concedidas por el dios al
todopoderoso faraón, heredero de Ra, continuando con la enumeración de los
títulos de Akhenatón -reiteradas muestras de su dualidad cosmológica- y los de
Nefertiti, su esposa principal y portadora de la divinidad. Los cambios de
titulatura17 del faraón se orientan a la sola ventaja de declaración como única
deidad a Atón y a Akhenatón co-sustanciado en uno con su padre.
Las siguientes estrofas exaltan la potestad del demiurgo, alabando la
perfección de su obra universal y sus dones de amor y benevolencia para con su
creación. Confirman su condición de principio creador, sustentador y conductor
de toda vida sobre la faz de la tierra, asociado al orden de las leyes de la
naturaleza (Maat) guiadas por Atón. Este principio "uno y múltiple" es una de las
filosofías centrales del atonismo.

16
Debido a que la versión de M. Eliade no contempla el exordio, para su análisis hemos recurrido
a la interpretación de John A. Wilson (en Lichtheim, M. 1975).
17
Nombre de Horus: de "El Toro Fuerte de la Doble Pluma" a "Toro Fuerte, Amado de Atón";
Nombre de Nebty: de "Grande de Majestad en Karnak" a "Grande de Majestad en Khut-Atón"
(AkhetAtón); Nombre de Oro: de "Coronado en Heliópolis del Sur" (Tebas) a "Exaltador del
Nombre de Atón"; Nombre de Trono: el centro del nombre, "Nefer-kheperu-ra Waen-ra" o
"Perfectas son las manifestaciones de Ra, el Uno de Ra" permaneció inalterado pero agregó
"Viviendo en Maât"; Nombre de Nacimiento: de "Su amado Amenhotep dios gobernante de
Tebas" a "Viviendo en Maât, Señor de Coronas, Khut-en-Atón, Grande en su Vida".

11
Más adelante se exhibe la única referencia a la muerte, figurada no como
el fin de la vida sino como la noche o sueño. Asocia la desaparición del sol en el
horizonte a la ausencia de amor y bienestar en la tierra durante ese periodo de
tiempo, siendo los rayos de Atón los que llanamente mantienen la armonía y la
felicidad en el cosmos.
A continuación se evidencia la generosidad de Atón ante las diferentes
razas, a las que reparte sus beneficios sin discriminación. El disco solar no es un
dios que mira sólo a Egipto, sino que es universal y sus dones son distribuidos
con equidad entre todos los seres de su creación. A tal punto es su magnificencia
que comparte con los países extranjeros las dádivas del Nilo que, en su viaje por
el cielo, alimenta los ríos de otras tierras, lo cual distingue claramente la teología
atoniana de la clásica18.
Las siguientes líneas reiteran el principio solar como rector de la armonía
del mundo, tal como Maat. Crea todo cuanto existe, engendra multiplicidad de
formas pero permaneciendo en la unidad.
Posteriormente Akhenatón se proclama como el exclusivo conocedor del
principio creador. Es el único que puede ver y entender el Ka de Atón, a partir de
su co-sustanciación con el dios. Los demás seres creados logran apreciar su
forma física, pero solamente el faraón es capaz de comprender su fuerza
creadora y conocer sus deseos. En este sentido, Akhenatón convirtió al clero de
Atón en simples ayudantes de la liturgia19, ya que él mismo es también el único
predicador de la nueva doctrina.
Más adelante, luego de citar el mito de creación heliopolitano, expresa que
los "movimientos" del principio solar son determinantes de los ritmos de la
existencia creada: la presencia del Atón es vida y su alejamiento es muerte.
El himno concluye con la reafirmación de la esencia divina de Akhenatón,
declarándolo luego, junto con Nefertiti, como los primeros beneficiarios y
responsables de la creación.

18
El Nilo (Hapi) fue largamente identificado con Nuu (Nun o Nûn), dios de los abismos y padre de
todos los dioses, figurado como las corrientes subterráneas que circulan en un ciclo semejante al
del sol (Müller 1996:49). Fue identificado más tarde con Osiris, en su imagen de las aguas
ocultas (Spence 2000:151/152; Müller 1996:48).
19
Esto no es anormal, ya que en el culto tradicional sólo el faraón podía ver y comunicarse con
Amón en su naos. Sin embargo, la figura del sacerdote escogido para representar al rey aquí no
aparece. Se sabe por una estela fronteriza que esta figura está abolida, y que si Akhenatón se
encuentra fuera de la capital nadie lo sustituirá en la gran ofrenda del amanecer. De esta forma,
Akhenatón prácticamente no precisa de clero ni de sacerdocio.

12
Fase 3 - Conclusión
El Gran Himno a Atón resume la doctrina de Akhenatón, en un intento por
lograr -en enunciados concisos- definiciones finitas sobre la naturaleza del dios y
del faraón.
El culto de Atón de Amenofis IV conllevó una expansión especialmente
dirigida contra el dios Amón, y este henoteísmo militante -que presentaba
tendencias casi monoteístas- resultó quizás una amenaza para los demás dioses
y un rechazo en el pueblo llano. Sin embargo, probablemente el cambio sólo
afectó a una parte del grupo dominante (la que se instaló en Akhetatón). Por otra
parte, la persecución de la tríada tebana se produjo, al parecer, en los dos
últimos años de su reinado, por lo que la implantación del culto a Atón en el
ámbito cortesano fue acompañada por el respeto a las divinidades anteriores,
que no fueron excluidas del panteón pero tampoco instrumentalizadas por
Akhenatón para consolidar su poder.
El exclusivismo que trasluce el Gran Himno a Atón ha confundido a
algunos investigadores que han hablado de un auténtico misticismo por parte de
Akhenatón, lo cual no parece evidente ya que tras su reforma debieron
esconderse intereses políticos muy determinados. De hecho, Akhenatón se
manifiesta en su iconografía como faraón victorioso, siguiendo el tradicional
prototipo de monarca guerrero, que lo aleja sensiblemente de la imagen pacifista
con la que se ha pretendido envolverlo.
La decisiva razón de su reforma debió de ser la restauración de la
ideología monárquica frente al poder cada vez mayor del clero de Amón. Al
presentarse como intermediario privilegiado frente a Atón, cercenaba a los
sacerdotes de Amón el argumento principal en la justificación de su preeminencia
(ser los mediadores ante el gran dios, incluso por delante del propio monarca).
Un reino expansivo como el egipcio del Imperio Nuevo, parecía necesitar
un dios fácilmente adaptable a súbditos no egipcios cada vez más numerosos y
que se deseaba cohesionar por medio de los mecanismos ideológicos habituales.
Atón cumplía perfectamente ese papel como un dios de vocación universal,
resultando, por una parte, fácil de adorar y situando, por la otra, al rey en el
centro del culto (como gran intermediario). Sin embargo, este instrumento fracasó
al no ser asimilado correctamente por los propios egipcios, y la muerte del rey
conllevó la disolución de la estructura cultural.

13
La originalidad del atonismo queda muy reducida si admitimos que el
llamado "cisma amárnico" no es más que un desarrollo exagerado de la teología
heliopolitana de Ra, con el objetivo de restaurar una monarquía teocrática y
absolutista, como correspondía al gran Estado desarrollado por la labor de los
tutmósidas. En consecuencia, no se trata de una revolución, como a veces es
designada, sino de un verdadero auto-golpe de estado.

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