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Sección 9 - El PADRE VÍNCULO DEL HOGAR

*capitulo 34- Posición y responsabilidades del padre


Definición del esposo El hogar es una institución proveniente DIOS. El ordeno
que el circulo de la familia eran: el padre, la madre y los hijos que existiesen
como una sociedad, la madre no solo tiene el papel importante en esa familia si
no que el padre también tiene ese papel importante para desempeñar en su
familia.
Es cabeza de familia El esposo y padre es cabeza de la familia. Es justo que la
esposa busque en el Amor, Simpatía y ayuda para la educación de cada uno de
sus hijos, pues son de el tanto como de ella. Los hijos buscan como el sostén y la
dirección del padre, ante todo debería ser dirigido por el amor y el temor de
Dios y por la enseñanza de la palabra divina, para poder encaminar los pasos de
sus hijos por la senda correcta, el padre debe de tener una buena sonrisa y que
las palabras que salgan de sus labios sean correctas ya que sus hijos tomaran lo
que su padre les enseñe.
Legislador y sacerdote todos los miembros de la familia giran alrededor del
padre ya que él es el legislador de las virtudes más austeras como: la energía, la
integridad la paciencia, la honradez, la paciencia, el valor. El padre es en un
sentido el sacerdote de la familia, que dispone sobre el altar el sacrificio
matutino y vespertino, la esposa y los hijos deben de ser alentados para
participar de esta ofrenda y también en el canto de alabanza. A la mañana y en
la noche, el padre como sacerdote de la casa, debe de confesar a Dios los
pecados cometidos durante el día por el mismo y por sus hijos los pecados de
los cuales ha tenido conocimiento y los más secretos, que solo vio el ojo divino
deben de ser confesados. En su familia representa el legislador divino colabora
con Dios cumpliendo los misericordiosos designios de él afirmando a sus hijos
en los principios justos, y habilitándolos para desarrollar un carácter puro y
virtuoso. El padre no debe de traicionar su cometido sagrado. En ningún punto
debe de renunciar a su autoridad paterna.
Debe andar con Dios El padre ligara a sus hijos con el trono de Dios por una fe
viva. Hermanos orad en casa, en vuestra familia en la mañana y en la noche.
Orad fervorosamente en vuestra cámara; y mientras os dedicáis a vuestra labor
diaria, elevad vuestra alma en oración. Así fue como Enoc anduvo con Dios.
Requiere madurez y experiencia El padre no debe ser como un niño. Él está
ligado a su familia por lazos agrados y santos. El padre debe destacarse a la
cabeza de su familia, no como un niño crecido, pero indisciplinado, si no como
un hombre de carácter viril. Que domina sus pasiones, debe obtener educación
en una moral correcta. Su conducta en la vida familiar debe ser dirigida y
refrenada por los principios duros de Dios. Así crecerá hasta alcanzar la plena
estatura de hombre en Cristo Jesús.
Sométase a la voluntad de Dios La familia debe de aprender diariamente de
cristo, someta su voluntad a la de Dios, haga cuanto pueda para que la vida de
su esposa sea placentera y feliz. Haga de la palabra de Dios su consejera. Viva en
el hogar de acuerdo con las enseñanzas de ella. Entonces vivirá así en la iglesia y
los llevara al lugar donde trabaje.
Oración apropiada para de genio vivo En la palabra de Dios dice que en la
familia deben de resistir al diablo, confiar plenamente en Dios y de cada uno
huira, mirar a Jesús en todo momento y en todo lugar, elevar una oración
silenciosa y con corazón sincero para que pueda saber cómo hacer con su
voluntad, cuando satanás quiera destruir nuestro hogar ese será el momento de
elevar al cielo esta oración.
“¡Ayúdame oh Dios a resistir la tentación, a desechar de mi corazón toda
amargura, ira y maledicencia! Dame tu mansedumbre, tu humildad, tu
longanimidad y amor. No me dejes deshonrar a mi redentor ni interpretar mal
las palabras y los motivos de mi esposa, de mis hijos de mis hermanos y
hermanas en la fe. Ayúdame a ser bondadoso, compasivo, de corazón tierno y
perdonador ayúdame hacer verdadero vinculador de mi hogar y a representar
el carácter de Cristo a los demás”
Ejerza su autoridad con humildad El señor ha constituido al esposo como
cabeza de la esposa para que la proteja; él es el vínculo de la familia, el que une
sus miembros como Cristo es cabeza de la iglesia y Salvador del cuerpo místico.
Todo esposo que asevera amar a Dios debe estudiar cuidadosamente lo que
Dios requiere de el en el puesto que ocupa. La autoridad de Cristo se ejerce son
sabiduría, con toda bondad y amabilidad; así también ejerza su poder el esposo
emite la gran cabeza de la iglesia.

*Capitulo 35- Deben compartirse las cargas


El deber del padre no puede delegarse El padre no puede excusarse de hacer su
parte en la obra de educar a sus hijos para esta vida y la inmortalidad. Deben
compartir la responsabilidad. Tanto el padre como la madre tiene obligaciones.
Los padres han de manifestarse han de manifestarse mutuamente amor y
respeto, si quieren ver estas cualidades, desarrollarse en sus hijos con miradas
animosas y buenas palabras el padre debe alentar en sostener a la madre en su
obra y sus cuidados. El padre tanto como la madre debe de cultivar el
refinamiento de los modales, la cortesía y amabilidad, y será recompensado por
ello.
Su tierno ministerio alivia la carga de la madre Cualquiera que sea la vocación
del padre y cualesquiera que sean sus perplejidades, debe el conservar en su
casa el mismo rostro sonriente y tono placentero con el que saludo en todo el
día a los placenteros y los extraños. Sienta la esposa que pueda apoyarse en los
amplios afectos de su esposo que los brazos de el la fortalecerán y la
sostendrán en todos sus afanes y cuidados, que su influencia apoyara la de ella,
y su carga perderá la mitad de su peso.
Sea considerado con una esposa débil El esposo debe manifestar gran interés
en su familia, debe de ser especialmente cuidadoso con los sentimientos de una
esposa débil. Puede evitarle muchas enfermedades. Las palabras bondadosas,
alegres y alentadoras resultaran mucho más eficaces que las medicinas más
poderosas. Infundirán ánimo en el corazón de la abatida y desanimada esposa, y
la alegría infundida a la familia por los actos y las palabras de bondad,
recompensarán diez veces el esfuerzo hecho. El esposo debiera recordar que
gran parte de la carga de educar a sus hijos recae sobre la madre, y que ella
ejerce una gran influencia para modelar sus mentes. Esto debe inducirle a
manifestar los sentimientos más tiernos, y a aliviar con solicitud sus cargas.
Debe alentarla a apoyarse en su afecto, y a dirigir sus pensamientos hacia el
cielo, donde hay fuerza, paz y descanso final para los cansados. No debe volver
a la casa con la frente ceñuda, sino que su presencia debiera brindar alegría a la
familia y estimular a la esposa a mirar hacia arriba y creer en Dios. Unidos,
pueden aferrarse a las promesas de Dios y atraer su rica bendición sobre la
familia.
Conduce con dulzura Ayude el marido a su esposa con su simpatía y cariño
constante. Si quiere que se conserve lozana y alegre, de modo que sea como un
rayo de sol en la familia, ayúdele a llevar sus cargas. La bondad y la amable
cortesía que le demuestre serán para ella un precioso aliento, y la felicidad que
sepa comunicarle allegará gozo y paz a su propio corazón.... Si la madre se ve
privada del cuidado y de las comodidades que merece, si se le permite que
agote sus fuerzas con el recargo de trabajo o con las congojas y tristezas, sus
hijos se verán a su vez privados de la fuerza vital, de la flexibilidad mental y del
espíritu siempre alegre que hubieran debido heredar. Mucho mejor será alegrar
animosamente la vida de la madre, evitarle la penuria, el trabajo cansador y los
cuidados deprimentes, a fin de conseguir que los hijos hereden una buena
constitución, que les permita pelear las batallas de la vida con sus propias
fuerzas.

Capítulo 36—Sea compañero de sus hijos


Dedique tiempo a sus hijos Por lo general, el padre pierde muchas áureas
oportunidades de atraer a sus hijos y de vincularlos consigo. Al volver de su
trabajo a casa, debe considerar como cambio placentero el pasar algún tiempo
con sus hijos. Los padres deben descender de su falsa dignidad, negarse alguna
satisfacción propia en lo que se relaciona con sus momentos de ocio, a fin de
tratar con sus hijos, simpatizar con ellos en sus pequeñas dificultades,
vincularlos con su propio corazón mediante fuertes lazos de amor y ejercer
sobre sus mentes en desarrollo una influencia tal que sus consejos serán
considerados como sagrados.
Interésese especialmente en los varones El padre de niños varones debe tratar
íntimamente con sus hijos, darles el beneficio de su experiencia mayor, y hablar
con ellos con tanta sencillez y ternura, que los vincule con su corazón. Debe
dejarles ver que todo el tiempo busca sus mejores intereses y felicidad. El que
tiene una familia de varones debe comprender que, cualquiera que sea su
vocación, nunca debe descuidar las almas confiadas a su cuidado. Trajo a estos
hijos al mundo y se ha hecho responsable delante de Dios de hacer cuánto esté
a su alcance para guardarlos de compañías malas y no santificadas. No debe
dejar a sus varones inquietos totalmente bajo el cuidado de la madre. Esta carga
es demasiado pesada para ella. Debe él ordenar las cosas de acuerdo con los
mejores intereses de la madre y de los niños. Puede resultar muy [198] difícil
para la madre ejercer dominio propio y dirigir sabiamente la educación de sus
hijos. En tal caso, el padre debe asumir una parte mayor de la carga. Debe
resolver que hará los esfuerzos más decididos para salvar a sus hijos.
Edúquelos para que sean útiles Como cabeza de su familia, el padre debe
entender como ha de educar a sus hijos para que sean útiles y cumplan su
deber. Tal es la obra especial de él, la que supera toda otra labor. Durante los
primeros años del niño la tarea de modelar su disposición incumbe
principalmente a la madre; pero ella debe sentir en todo momento que en su
obra tiene la cooperación del padre. Si los descuida, resulta infiel al cometido
que Dios le confió. El padre puede ejercer sobre sus hijos una influencia más
poderosa que las atracciones del mundo. Cualquiera que sea el carácter de su
ocupación, no es de tanta importancia como para excusarle por descuidar la
obra de educar y preparar a sus hijos para que anden en el camino del Señor.
Conozca sus variadas disposiciones Debe ayudar a idear maneras para
mantenerlos atareados en trabajos útiles que concuerden con sus diversas
disposiciones. Padres, dedicad tanto tiempo como sea posible a estar con
vuestros hijos. Procurad familiarizaros con sus diversas disposiciones, a fin de
saber educarlos en armonía con la Palabra de Dios. Nunca debe cruzar vuestros
labios una palabra de desaliento. No introduzcáis tinieblas en el hogar. Sed
amables, bondadosos y afectuosos con vuestros hijos, pero no seáis
insensatamente indulgentes. Dejadles llevar sus pequeñas desilusiones, como
cada uno debe llevarlas. No los estimuléis a acudir a vosotros con sus quejas
mezquinas de unos contra otros. Enseñadles a soportarse unos a otros y a
esforzarse por conservar la confianza y el respeto mutuos.
Participe en sus trabajos y juegos Padres,... combinad el cariño con la
autoridad, la bondad y la simpatía con la firme represión. Dedicad a vuestros
hijos algunas de vuestras horas de ocio; intimad con ellos; asociaos con ellos en
sus trabajos y juegos, y ganad su confianza. Cultivad su amistad, especialmente
la de vuestros hijos varones. De este modo ejerceréis sobre ellos una poderosa
influencia para el bien.
Enséñeles lecciones de la naturaleza —Procure el padre aligerar la tarea de la
madre. Hábleles de las hermosas flores y los frondosos árboles, en cuyas hojas
pueden notar la obra de Dios y su amor. Debe enseñarles que el Dios que hizo
todas estas cosas ama lo bello y lo bueno. Cristo aconsejó a sus discípulos que
reparasen en las flores del campo y en las aves del aire, les indicó cómo Dios
cuida de ellas y presentó este hecho como prueba de que cuidará del hombre,
que es más importante que las aves o las flores. Explique a los niños que por
mucho tiempo que se desperdicie en atavíos, nuestro aspecto no podrá
compararse en gracia y belleza con el de las flores más sencillas del campo. Esto
desviará su atención de lo artificial a lo natural. Aprenderán que Dios les dio
todas estas bellezas para que las disfruten y quiere que ellos le concedan los
afectos mejores y más santos de su corazón. Puede llevarlos al jardín y
mostrarles los capullos que se abren y los variados matices de las flores. Por
tales medios puede inculcarles las lecciones más importantes acerca del
Creador, al abrir delante de ellos el gran libro de la naturaleza, donde el amor
de Dios se expresa en cada árbol y en cada flor y brizna de hierba. Puede
inducirles temprano a comprender que Dios desea que sus hijos sean hermosos,
no por adornos artificiales, sino por la belleza de su carácter, los encantos de la
bondad y del afecto, que harán palpitar sus corazones de gozo y felicidad.

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