Está en la página 1de 4

A 33 años del conflicto que enfrentó a la Argentina con el Reino Unido por

las islas Malvinas, se analiza la postura de los distintos gobiernos argentinos


y los métodos de negociación utilizados.
Ya han pasado 33 años del conflicto que enfrentó a la Argentina con el Reino
Unido por las islas Malvinas, teniendo como resultado la derrota de la Argentina.
Los distintos gobiernos argentinos que se han sucedido tras el fin de la guerra
desarrollaron diversos métodos de negociación con el Reino Unido, y adoptaron
una actitud determinada frente a los kelpers, habitantes ingleses de las islas.
A los efectos de poder vislumbrar cuál es la situación actual que presenta el
conflicto, es importante determinar los alineamientos de la política exterior de
ambos estados en los últimos años, los argumentos de ambos países para
sostener su derecho sobre las islas y las posibles vías de solución del problema.

La Argentina y el Reino Unido


El Reino Unido ha considerado desde hace tiempo que las islas Malvinas son
parte de su territorio y que -en el caso de que se pretenda una modificación de
esta situación- siempre será necesario consultar con los habitantes de las islas,
quienes tienen el derecho a la autodeterminación y pueden decidir a qué estado
pertenecer.

Ex Presidente de Argentina, Nestor


Kirchner
Fuente: commons.wikimedia.org
Por su parte, Argentina -durante el gobierno de Néstor Kirchner, el primer gobierno
de Cristina Kirchner y su actual mandato- ha llevado a cabo una política de
denuncia frente a distintos organismos internacionales, especialmente la ONU,
pero también en el ámbito regional, como por ejemplo el MERCOSUR y
la UNASUR, por medio de la cual se pretende poner el tema en la primer plana de
la agenda internacional y colocar el caso como un supuesto de colonialismo aún
vigente. En relación a la población actual, el gobierno argentino ha sostenido en la
última década una postura de no acercamiento. Considera que los habitantes no
son parte de la negociación y que por lo tanto no deben ser involucrados en este
sentido. Esto no implica que no sean tenidos en cuenta y que -en el hipotético
caso de que las islas vuelvan a formar parte del territorio argentino- no se respeten
sus actuales derechos.
Derechos sobre las islas
Argentina posee en relación a la posición británica amplias ventajas que sostienen
su derecho a la soberanía sobre las islas. En primer lugar hay que tener en cuenta
que el descubrimiento fue hecho por franceses en el año 1764. Posteriormente -
por medio de un Tratado de familia-, Francia reconoce la soberanía de España
sobre las islas y se retira de ellas.

Imagen: Cabildo Abierto de Mayo de


1810.
Fuente: wikipedia.org
Con la revolución de mayo de 1810 el territorio del Virreinato del Rio de la Plata se
separa de la administración peninsular española, y comienza con su proceso de
independencia. Es en este momento que la Argentina encuentra uno de sus
argumentos más fuertes para sostener la soberanía sobre las islas. Tras la
independencia y en aplicación del principio uti possideti iuris que se extendió por
todo Latinoamérica, todos los territorios que formaban parte del antiguo Virreinato
pasaron a conformar los actuales límites del territorio argentino. Para entonces,
como ya hemos mencionado, las islas Malvinas formaban parte del Virreinato: por
lo tanto, en el momento de la independencia la soberanía sobre las islas revierte
en cabeza de la nueva autoridad local.
Hasta la invasión y ocupación de las islas por parte de las autoridades británicas
en 1833, la Argentina llevó a cabo actos de administración en el territorio de las
islas. Posteriormente -y hasta la actualidad- se vio imposibilitada de perpetrar
actos de soberanía efectiva, pero no cesó sus reclamos ante el gobierno británico
y en todo tipo de foros internacionales mostró una posición contraria a la
ocupación británica, determinada por la exigencia de recuperar el ejercicio de la
soberanía y la apertura de negociaciones.
Se ha argumentado que Gran Bretaña habría consolidado sus títulos por medio
del ejercicio de actos de administración durante un lapso de tiempo ininterrumpido
y prolongado, es decir, por medio de actos de posesión efectiva. Estos actos
pueden definirse como “la continua exposición pacífica de la soberanía territorial”,
la cual puede probarse por medio de la administración efectiva de un territorio
determinado, incluyendo la aplicación de un sistema jurídico que regule la
organización y la vida de los habitantes que allí residen.
Mapa – Localización geográfica de
Minquiers y Ecrehous.
Fuente: “Jersey-Les Ecrehous” por Aotearoa – via Wikimedia Commons –
Si bien la posesión es un elemento importante a la hora de completar un titulo o de
verificar el efectivo ejercicio de la soberanía sobre un determinado territorio -como
lo ha dispuesto la CIJ en el caso Minquiers y Ecrehos– también es cierto que para
que esos actos de administración consoliden un título imperfecto o controvertido
es necesario que sean llevados a cabo pacíficamente y que no exista oposición,
es decir actos de protesta.
A su vez, también se requiere que el origen de la ocupación de un determinado
territorio sobre el cual se pretende ejercer actos de posesión y consolidar la
soberanía territorial no tenga un origen ilegal o haya sido obtenido por la
fuerza, como lo ha determinado la Corte Internacional de Justicia en la opinión
consultiva relativa a la construcción del muro en territorio palestino. Por lo tanto la
victoria de Londres en la guerra de las Malvinas 1982 tampoco otorgó derechos a
Gran Bretaña sobre las islas.
La cuestión de la integridad territorial o cercanía de las islas al continente en
relación a las Argentina no constituye en sí mismo un fundamento que apoye su
posición. Ya en el caso de La isla de Palmas, el árbitro suizo Max Huber
estableció que el argumento de la integridad territorial no constituía en sí
misma un título perfecto, sino que era necesario completarlo con otros
elementos como -por ejemplo- el ejercicio efectivo de actos de administración
sobre ese territorio.

El principio de autodeterminación
La posición británica ha sostenido en muchas ocasiones que el principio de
autodeterminación de los pueblos es plenamente aplicable al caso, y que el
gobierno de la Argentina debe aceptar la solución que tomen los habitantes de las
islas en relación al futuro de su gobierno. Esta argumentación no tiene un
fundamento jurídico válido y no es aplicable a este caso por varias razones. En
primer lugar, la resolución 1514 de 1960 de la Asamblea General de las Naciones
Unidas “Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y
pueblos coloniales” -que es mencionada como apoyo a la tesis británica- no tiene
relación con el caso bajo análisis ya que los habitantes de las islas no pueden
considerarse población original, fueron implantados por el gobierno británico y son
de hecho nacionales del Reino Unido. Por otro lado, este principio tiene un límite
de aplicación que está relacionado con un momento histórico determinado y se
circunscribe a un espacio determinado, es decir, encuentra un límite espacial y
temporal. La resolución fue elaborada pensando en las antiguas colonias del
continente africano, y en relación a la independencia de los pueblos africanos de
las potenciales coloniales europeas. Por lo tanto su extensión al continente
americano, en especial a Sudamérica y al conflicto de las islas Malvinas en
particular no puede tener lugar.

¿Es posible una solución al


conflicto?
Una opción para resolver la disputa podría implicar la realización de negociaciones
directas con la adopción final de un texto que resuelva el conflicto de soberanía y
establezca una decisión definitiva al respecto, vinculante para las partes.
Argentina debe intentar que el Reino Unido se siente a negociar y procurar por
medio de una razonable labor en política exterior que a través de distintos foros
internacionales -como las Naciones Unidas- se entablen negociaciones directas.
Otra posible solución sería el intento de establecer un tribunal arbitral o
jurisdiccional, lo cual también requiere de negociones, ya que para la constitución
de un tribunal arbitral es necesario un compromiso previo. Lo mismo sucede si se
pretende llevar la cuestión a la CIJ, ya que no existe una base de jurisdicción para
que la Corte entienda en el asunto, tal como se demostró cuando en 1948 Londres
pretendió llevar el asunto relativo a la soberanía de ciertas islas en el Atlántico Sur
y en el sector Antártico. No se habían incluido las Islas Malvinas; y Argentina no
había hecho la declaración unilateral establecida en el artículo 36 del Estatuto de
la Corte, por lo que el gobierno argentino rechazó la propuesta para que la Corte
entienda en el asunto. Por su parte, el Reino Unido posee una declaración que
limita temporalmente el caso de las Islas Malvinas a la competencia de la Corte.
Dependerá de la voluntad de negociación de ambos países que el conflicto
encuentre una solución que los beneficie mutuamente y tenga en cuenta la
situación de la población actual de las islas.

También podría gustarte