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Un ejemplo de amparo contra una norma heteroaplicativa podría ser

el caso de una persona que impugna la constitucionalidad de un reglamento emitido


por una autoridad administrativa y que afecta directamente sus derechos.

Supongamos que en un país se promulga un reglamento que prohíbe la realización de


manifestaciones públicas sin autorización previa de las autoridades competentes. Si
una persona decide participar en una manifestación sin obtener la autorización
requerida, y posteriormente es sancionada o detenida por violar dicho reglamento,
puede interponer un amparo contra la norma.

En su demanda de amparo, la persona argumentaría que el reglamento viola su derecho


a la libertad de reunión y expresión consagrado en la Constitución. Sostendría que la
exigencia de obtener autorización previa para realizar manifestaciones es una
restricción desproporcionada e injustificada a sus derechos fundamentales.

El amparo en este caso estaría dirigido contra el acto de aplicación concreto de la


norma, es decir, contra la sanción o detención sufrida por la persona. Sin embargo, el
argumento central sería la inconstitucionalidad del reglamento en sí mismo, y se
buscaría que el tribunal declare la invalidez del reglamento o interprete de manera
restrictiva las disposiciones que restringen los derechos fundamentales.

Si el tribunal de amparo considera que el reglamento es inconstitucional o que su


aplicación concreta vulneró los derechos de la persona, podría dictar una sentencia en
la que declare la inaplicabilidad de la norma en ese caso particular o incluso su
invalidez general.

En resumen, un ejemplo de amparo contra normas heteroaplicativas es aquel en el que


una persona impugna la aplicación de un reglamento o disposición emitida por una
autoridad, argumentando su inconstitucionalidad o ilegalidad por violar derechos
fundamentales establecidos en la Constitución.

Piénsese en un caso en el que, por ejemplo, se endurezcan las sanciones penales en contra del vandalismo
acontecido en casos de desastres naturales. La norma es claramente heteroaplicativa pues la pretendida
sanción exige la comisión de una conducta delictiva en el contexto un desastre natural, sin que sea dable decir
que en aras del interés legítimo un ciudadano pueda pretender que no se le sancione ante esa eventual
conducta, o un tercero impugne la norma pretendiendo que la sanción es muy blanda y no disuadirá a los
vándalos. Es decir, se trataría de la promoción de un amparo ad cautelam que no encuentra sentido en el
modelo constitucional mexicano, pues recuérdese la exigencia de una afectación concreta, directa o indirecta,
para la procedencia de la acción.
Un ejemplo de amparo contra una norma autoaplicativa podría ser el
caso de una persona que considera que una ley penal viola sus derechos
constitucionales. Supongamos que en un país existe una ley que penaliza la difusión de
ciertos contenidos en redes sociales y esa persona ha sido acusada y condenada por
publicar un mensaje en línea.

La persona afectada podría interponer un amparo contra esa norma penal, alegando
que la misma es inconstitucional por violar su derecho a la libertad de expresión
consagrado en la Constitución. En su demanda de amparo, argumentaría que la ley
penal es desproporcionada, excesivamente restrictiva y no cumple con los estándares
constitucionales de protección de la libertad de expresión.

En este caso, el amparo estaría dirigido directamente contra la norma penal en sí


misma, buscando obtener una resolución judicial que declare la invalidez de dicha
norma o, al menos, que la interprete de manera más restrictiva para proteger el derecho
fundamental a la libertad de expresión.

Si el tribunal de amparo encuentra fundamentos suficientes en la demanda y considera


que la norma penal es inconstitucional o viola los derechos de la persona afectada,
podría dictar una sentencia en la que declare la inaplicabilidad de la norma a la
situación específica o incluso declare su invalidez general.

En resumen, un ejemplo de amparo contra normas autoaplicativas sería aquel en el que


una persona impugna directamente una ley penal o cualquier otra norma que se aplique
automáticamente, argumentando su inconstitucionalidad o ilegalidad por vulnerar
derechos fundamentales establecidos en la Constitución.
PRINCIPIO DE DEFINITIVIDAD
Claro, permíteme explicarlo de manera más sencilla. El fragmento que mencionas
establece que hay casos en los que el juicio de amparo no procede. Uno de esos casos
es cuando se trata de actos realizados por autoridades diferentes a los tribunales
judiciales, administrativos o del trabajo.

En esos casos, si la ley establece que dichos actos deben ser revisados
automáticamente o que pueden ser modificados, revocados o anulados mediante algún
otro proceso legal, entonces el juicio de amparo no será válido.

Además, para que el juicio de amparo no proceda, es necesario que la misma ley que
rige el acto en cuestión también prevea la posibilidad de suspender los efectos de ese
acto mientras se lleva a cabo la revisión o impugnación. Es decir, si la ley permite
detener temporalmente los efectos del acto a través de un proceso legal específico y se
cumplen los requisitos establecidos en dicha ley, entonces el juicio de amparo no será
procedente.

En resumen, si existen otras leyes que establecen mecanismos de revisión o


impugnación para actos realizados por autoridades distintas a los tribunales judiciales,
administrativos o del trabajo, y si esas leyes también permiten suspender los efectos
del acto en disputa, entonces no será posible interponer un juicio de amparo.

CASO PRÁCTICO
Por supuesto, aquí tienes un caso práctico de un juicio de amparo en contra de una
norma general:

Supongamos que en un país se aprueba una ley que prohíbe la venta y consumo de
cierto tipo de bebidas alcohólicas en todo el territorio nacional. Esta ley es considerada
como una norma general, ya que se aplica a todas las personas y establecimientos
dentro del país.

En este caso, un propietario de un restaurante que se especializa en la venta de vinos y


licores se ve directamente afectado por esta prohibición, ya que su negocio depende en
gran medida de la venta de bebidas alcohólicas. El propietario considera que esta ley
vulnera sus derechos fundamentales, como el derecho a la libre empresa y el derecho a
la propiedad.
El propietario decide interponer un juicio de amparo en contra de esta norma general,
argumentando que dicha ley es inconstitucional y viola sus derechos. Para ello, deberá
presentar una demanda de amparo ante el juez competente, en la cual expondrá los
argumentos jurídicos y fundamentos constitucionales que respaldan su posición.

El juez analizará la demanda y evaluará si existen elementos suficientes para admitir el


juicio de amparo. En este caso, el juez podría considerar que el propietario del
restaurante tiene un interés legítimo y directo en impugnar la ley, ya que se ve afectado
en su actividad empresarial.

Si el juez admite el juicio de amparo, se notificará a las autoridades responsables de la


aplicación de la ley (por ejemplo, el Poder Ejecutivo o el órgano legislativo) para que
presenten un informe justificado en el que expliquen y fundamenten la
constitucionalidad de la norma.

Posteriormente, se llevará a cabo un proceso de análisis y debate legal, en el cual se


discutirán los argumentos presentados por ambas partes. El juez resolverá si la norma
general es constitucional o si, por el contrario, viola los derechos fundamentales del
propietario del restaurante.

Si el juez determina que la norma es inconstitucional y que afecta los derechos del
propietario de manera indebida, podría emitir una sentencia de amparo en la que se
ordene la inaplicación o la modificación de la ley en relación con el demandante.

Este es un ejemplo ficticio, pero ilustra cómo un juicio de amparo podría utilizarse para
impugnar una norma general que se considera violatoria de los derechos
constitucionales de una persona o entidad. Cabe destacar que cada país tiene sus
propias leyes y procedimientos en materia de amparo, por lo que los detalles y
requisitos pueden variar en cada jurisdicción.

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