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Trabajo Fol
Trabajo Fol
En 2024 se establecerá por ley una jornada laboral máxima de 37,5 horas y se abrirá un
proceso de diálogo social para seguir reduciendo la jornada hasta alcanzar las 32 horas
semanales", que se transformarían en la mencionada semana de 4 días.
Pro: productividad
Las compañías que ya han adoptado la semana laboral de cuatro días destacan, como
principal beneficio, el aumento de la productividad de los empleados/as. Esto se traduce
en una mayor optimización del tiempo y una mejor gestión de las reuniones, pero,
además, en una reducción del absentismo, ya que los profesionales suelen aprovechar el
día libre adicional para realizar aquellas gestiones personales que necesiten.
Una de las dudas que se plantea a la reducción de la semana laboral es cómo impacta en
la organización de los empleados/as. ¿Concentrar el mismo volumen de trabajo en menos
días podría desembocar en un mayor estrés para los profesionales? Eso es lo que
consideran algunos expertos que, además, opinan que muchos empleados/as se verían
obligados a alargar su jornada durante los días laborables para poder cumplir con todos
sus compromisos profesionales y tener un día adicional de descanso.
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Pro: conciliación
Muchos de los expertos que se posicionan en contra de la semana laboral de cuatro días
argumentan que su implantación impactaría de forma negativa en la rentabilidad de las
organizaciones y, por tanto, en su margen de beneficios, haciendo que a la larga las
compañías no fueran sostenibles.
Como acabamos de mencionar, existen sectores o empresas en los que, por su actividad,
es más factible concentrar la jornada laboral que en otros. Entre estos últimos,
encontramos algunos como la Hostelería, en los que no es posible realizar el mismo
trabajo en menos tiempo o aquellas compañías que dan servicio a clientes y deben
ofrecer una gran disponibilidad de sus equipos. En estos casos la necesidad de establecer
sistemas de turnos complicaría notablemente esta medida.
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A favor de la semana de cuatro días
La proporción de acuerdo con las 37,5 horas es similar a la que recibe una medida aún
más ambiciosa, el recorte de un día completo de jornada, hasta llegar a las 32 horas a la
semana. Es la deseada semana de cuatro días que, de momento, irrumpe tímidamente en
España. El 66% considera muy o bastante positiva esta posibilidad, un 15% ni positiva ni
negativa y un 14% muy o bastante negativa. Entre los votantes del PSOE la apoya un 77%
y la rechaza un 8%, entre los de Sumar la respalda un 86% y no coincide con ella un 3%.
De nuevo destaca el apoyo entre los votantes del PP, de un 47%, y un rechazo que se
limita al 26%. Entre los de Vox, un 44% ve la reducción a 32 horas con buenos ojos y un
32% no la apoya.
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Las ideas asociadas por la población a este recorte de jornada son buenas: un 78% cree
que mejoraría la conciliación entre la vida laboral y la personal, un 74% que mejoraría la
salud física y mental de los trabajadores, un 67% que impulsaría el consumo al haber
más tiempo libre, un 61% que aumentaría la productividad en el trabajo y un 59% que
ayudaría a disminuir el paro. Son mucho menores las proporciones que mencionan
problemas relacionados con esta política. Un 37% cree que perjudicaría a las empresas y
un 33% que supondría un freno al crecimiento económico.
Según se desprende del estudio de 40dB., las personas nada satisfechas con su trabajo
son más propensas a creer en los efectos positivos de esta medida, mientras que las muy
satisfechas con su empleo muestran mayor acuerdo que el promedio en que esta medida
perjudicaría a las empresas y a los consumidores. Con todo, cabe destacar que un 74%
dice estar satisfecho con su horario actual, un 73% con la conciliación de su vida
profesional y familiar y un 65% con la flexibilidad en su lugar de trabajo.
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La principal política laboral que el Gobierno de coalición implantó la pasada legislatura
fue la reforma laboral, que orillaba las opciones de contratación temporal y ha
conseguido reducir muchísimo la proporción de estos contratos. El 40% de la ciudadanía
valora la reforma laboral, frente a un 16% con una visión negativa sobre ella. A medio
camino hay un 25% que la catalogan como regular. Los votantes de PSOE y Sumar son los
que más beneficios aprecian en la reforma, un 64% y un 65% respectivamente. Entre los
del PP el apoyo se restringe a un 22% y entre los de Vox, a un 16%. Este nuevo marco de
relaciones laborales fue suscrito por los sindicatos y los empresarios.
De cara al futuro, los españoles creen que el principal reto en materia laboral es mejorar
los salarios. Así lo considera el 48%. El segundo reto más mencionado es la reducción del
paro (41%), seguido de la mejora de estabilidad de los contratos (29%), avanzar en la
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igualdad laboral de hombres y mujeres (20%), mejorar la protección de los trabajadores
frente a despidos y bajas (18,6%), mejorar las condiciones laborales de los becarios
(12,6%), reducir los horarios de trabajo (12,5%), regular el empleo de nuevas tecnologías
como las inteligencias artificiales (11,4%) y avanzar en la regulación del teletrabajo
(7,2%).
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Los de 27 a 42 años también son los que más priorizan la mejora de los salarios, un
impulso que conecta con las retribuciones propias. El 45% del total de encuestados dice
no estar satisfecho con su nómina, un porcentaje menor entre los milenials (41%) y los
mayores de 59 años (37%). Además, los hombres (43%), que de media cobran más,
protestan menos por su sueldo que las mujeres (47%). Como también era de esperar, la
insatisfacción con el salario es mayor en las clases bajas (52%) y medias (53%) que en las
altas (39%). Los salarios españoles están por debajo de la media europea y están entre los
que más poder adquisitivo perdieron durante la crisis inflacionista. Con todo, por encima
de los salarios, los españoles consideran la estabilidad laboral prioritaria en su vida en
presente.
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