Título: Resumen sobre los factores crimino-impelentes y crimino-repelentes de
Manzanera T6
El esquema que describe Manzanera destaca la importancia de entender los
factores que impulsan y frenan la conducta antisocial en un individuo. Se sugiere que la relación entre activantes e inhibidores es crucial para comprender el comportamiento desviado. Esta perspectiva se asemeja a principios cibernéticos, donde la retroalimentación y el equilibrio entre fuerzas opuestas son fundamentales.
La analogía biológica también se presenta al comparar la interacción entre
activantes e inhibidores con sistemas biológicos, como el equilibrio hormonal o las reacciones enzimáticas. La noción de que hay fuerzas que impulsan y fuerzas que se oponen es común en muchos contextos, incluso en el ámbito de la física.
En la criminología, se plantean dos hipótesis interesantes: la primera sugiere que la
conducta antisocial puede surgir cuando los inhibidores son escasos, permitiendo que los activantes "normales" conduzcan al individuo hacia la desviación. La segunda hipótesis destaca que, incluso con inhibidores suficientes, un individuo altamente activado y predispuesto puede superar estas barreras y cometer actos delictivos.
Entender la interacción compleja entre estos factores es crucial para desarrollar
estrategias efectivas de prevención y rehabilitación en el ámbito de la criminología. Identificar y fortalecer los inhibidores, así como abordar los activantes, podría ser clave para intervenir y prevenir la conducta antisocial.
En el análisis de la conducta antisocial, se destaca la importancia de los inhibidores,
los cuales pueden manifestarse en diversas formas, ya sea jurídica, política, económica, física, moral o religiosa. Curiosamente, un mismo factor puede actuar como un impulso o un freno en diferentes individuos o incluso en la misma persona en distintos momentos. Se menciona que, en ocasiones, factores considerados inhibidores, como el religioso, pueden convertirse en activantes, como se ilustra en guerras santas históricas. La escasez de factores crimino-repelentes puede conducir a situaciones claramente criminógenas, como se observa en las subculturas criminales descritas por Ferracuti y Wolfgang. Se ejemplifica la eficacia de los inhibidores al observar la disminución de velocidad al percatarse de la presencia policial mientras se conduce, evidenciando la interacción entre factores crimino-impelentes y crimino-repelentes en situaciones cotidianas. Para un dictamen criminológico preciso, se enfatiza la necesidad de considerar tanto los factores crimino-impelentes como los crimino-repelentes. La peligrosidad de un individuo se determina al conocer, evaluar y comparar ambas fuerzas. En el tratamiento, es esencial no solo desactivar los crimino-impelentes y fortalecer los inhibidores, sino también canalizar la energía de los factores inevitables de manera útil. Se reconoce que algunos factores crimino-impelentes no son eliminables, como en el caso de enfermedades incurables, y en ocasiones no conviene eliminarlos, ya que no todos los activantes son inherentemente perjudiciales. En estos casos, se destaca la importancia de dirigir la energía hacia objetivos beneficiosos.