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Los Existencialismos - Claves Pa - Pedro Fontan Jubero
Los Existencialismos - Claves Pa - Pedro Fontan Jubero
HISTORIA DB LA FILOSOFIA
28
LOS
EXIETENCIALISMOS:
CLAVES
PARA SU
COMPRENSION
PAOLO 00 DE
(MJTAV1 FULLAT
Froftsor titular
d« li Unhrtnidad Antónoiu d t tircelona
en
C£l
EDITORIAL
OIHCBL
i I9SS. Pedro Fontán Jubero
EDITORIAL CINCEL, S. A.
Alberto Aguilera, 32. 26015 Madrid
ISBN: 84-7046-385-3
Depósito legal: M. 19.315-1985
C om puesto en Fernández C iudad, S. L.
Impreso en Gráficas EMA. Miguel Yusic, 27
Im p reso en E sp añ a - P rínted ín Spaín
LOS
EXISTENCIALISMOS:
CLAVIS
PIBA BQ
COMPHMSIOH
AUTORES: 21 SCHOFENI1AUER
Y K.1EKKECAARD:
1. ¿QUE ES FILOSOFIA? SEN TI MI F-NTO Y P ASI O Sí
EL HOMBRE Y SU MUNDO Manuel M accinu Faftán
Manuel M accira» 22. EL PENSAM IENTO
2. LA SABIDURIA ORIENTAL: DF. NIETZSC1IE
TAOISMO BUDISMO l.Uii Jim én eí Morcfio
CONFUCIANISMO 23 FREUD Y IVNG:
Tomás Gracia I b a n EXPLORADORES DEL
J. MITOLOGIA V FILOSOFIA; INCONSCIENTE
LOS FRESOCRATI eos A ntonio VAzqucz Fernández
Angel J . C appelletti 24. EL KKAUS1SMO Y LA
4 DE LOS SOFISUTAS A PLATON: INSTITUCION LIBRE-
POLITICA Y PENSAM IENTO DE ENSEÑANZA
Tom ài Calvo A. Jim énez García
5. ARISTOTELES: »ABI »URIA 25. UNAMUNOr FILOSOFO
Y FELICIDAD DE ENCHUCHADA
Io*é M ontova y Jesús Conili M anuel PadLIU Ñovgu
6. LA FILOSOFIA HELENISTICA: 2«. ORTEGA Y LA CULTURA
ETICAS Y SISTEM AS ESPAÑOLA
Cario* G arcía Cual p. J. Cham izo Domínguez
7. LA CULTURA CRISTIANA 27- HUSSERL Y LA CRISIS
Y SAN AGUSTIN DE LA RAZON
J. A. G arcía-Juncedí Isid ro Gúmcz Rotnero
B EL PENSAM IENTO íí. LOS EXIETENCIALISMOS;
HISPANOARABE; AVERROES CLAVES PARA SU
R. R u n i n G uerrero COMPRENSION
9. TOMAS DE. AQUINO: Pedro Fonl4n Ju b cro
RAZON Y FE 29. MARCUSE. FROMM, RE1C1I:
lesúa G arcía U p c i EL FREUDOMARXISMO
10. DE OCKHAM A NEWTON; Jusif T a lx rn e r Guaxp
LA REVOLUCION D EL y C atalina Rajas M or«\o
PENSAM IENTO C IEN TIFIC O 30- UN HUMANISMO DEL
Cario» M lnauez SIGLO XX: F.L PEkSONALISMO
11. EL RENACIM IENTO: A. Dominio M unialla
HUMANISMO Y SOCIBDAD 31 LA PSICOLOGIA HOY:
E. García E tlé b an e z ¿ORGANISMOS O MAQUINAS?
12. EL RACIONALISMO Y LOS Pilar Lavasa
PROBLEMAS DEL METODO y Concepción Pérez López
Javier de Lorenzo 32. KL ESTRUCTURALISMO:
13. EM PIRISM O E ILUSTRACION DE LEVI-STRAUSS A DERRIDA
INGLESA: D E H O B B E S A HUME AnlutiiO Bolívar B aila
I, C. García-Borró«! M o n i 33. FILOSOFIA Y ANALISIS
14. LA ILUSTRACION FRANCESA. DEL LENGUAJE
ENTRE V 0LTA 1R2 J . J, A ttnu F ernández
Y ROUSSEAU M. CRITICA Y UTOPIA:
A re n lo C im a - LA ESCUELA DE FRANKFURT
15. RANTOLA EX IG EN CIA DIVINA Adela Cortina
DE UNA RAZON MUNDANA .35. LA CIENCIA
M crccdci T o rre v e lsn á u CONTEMPORANEA Y SUS
14. HEGEL, FILOSOFO IMPLICACIONES FILOSOFICAS
ROMANTICO . A. P^ntX de La borda
O r ie t D lu 36 LA ULTIMA FILOSOFIA
17. DEL SOCIALISMO UTOPICO ESPAÑOLA: UNA CRISIS
AL ANARQUISMO . J CRITICAM ENTE EXPUESTA
Félix C a re » M drivúil ' Carlos Díaz
]B. MARX Y EN G ELS:'
EL MARXISMO GENUINO
Rafael Jerez M lr C O O R D IN A D O R E S :
19, COMTE; PO SITIV ISM O Carlot Díaz
"Y REVOLUCION Manuel Macdras FafiJtn
DalnvacLo N egro Favóa Manuel I'll<iIlla Noven
20. EL. EVOLUCIONISMO: DE
DARWIN A LA SOCIOBIOLOGIA DIRECCION EDITORIAL
Rafael Graba H ernández Jos4 Rioja. Gómez
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Cuadro cronológico comparado
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1980—Fallece Jean-Paul S a rtre ,
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¿Q ué es el ex isten clalism o ?
HEGELIANISMO EX ISTENCIALISMO
r Prioridad de la esencia Prioridad de la existen
sobre la existencia. cia sobre la esencia.
ii Racionalización de la Vitalizad ón del pensa
vida. miento.
ni El pensamiento abs La Intuición de viven
tracto como método cias singulares como
de conocimiento. método de conoci
miento. i
IV Hiperracional ización. I i-racionalismo.
V La razón conceptual. El sentimiento existen
cia!.
VI Búsqueda de lo gene ' Búsqueda de lo singu
ral, de lo común, de lar, lo especifico, lo
lo universal. peculiar de cada cuaL
VII El hombre abstracto. El hombre concreto, de
carne y hueso.
v ii r La verdad universal. Mi verdad particular.
1. D octrina de la existencia
de Sòren K ierkegaard
(1813-1855)
v.filosofía existencialista
2, Método fÉnomenológico-~~^~^
de E dm und H usserl
( 1859-1938)
EXISTENCIALISMO
Goce Deber Fe
El instante El presente, pro Lo eterno
yectado hacia el
futuro.
Pasión Acción Devoción
Insubordinación Sumisión a la ley Sumisión incon
moral universal dicional a Dios,
el Absoluto per
sonal
Lo individual Lo universal Lo personal
en el instante en que adquiere conciencia de sus rela
ciones con Dios y de su deber de d esp ertar en el ánim o
de sus c o m p atrio tas el verdadero espíritu del cristia
nismo.
Según K ierkcgaard estas tres fases de su vida poseían
un significado válido para las otras personas y les dio
un valor universal.
El hom bre de la fase estética rehuye los com prom isos,
rechaza cualquier tipo de yugo, se desvincula de obliga
ciones profesionales, fam iliares o sociales. Busca el
deleite, el placer, y va incesantem ente hacia nuevos de
seos. Su vida se encuentra dom inada por la imaginación,
el ensueño, la fantasía. Lo virtual es m ás intenso que lo
real. El esteta sueña con frecuencia en un acto irreali
zable, Vive en lo posible y e n el pesado. Depende siem
p re del exterior, pues le resulta necesario un cambio
continuo, nuevas y prístinas emociones que exciten su
S ensibilidad-
C onsiguientem ente la vida del hom bre, cuando se des
envuelve en la fase estética, no tiene continuidad. Ca
rece de la estabilidad que confieren la institución labo
ral o la fam iliar; carece de la estabilidad que confieren
los principios m orales universales librem ente acatados:
carece de la estabilidad del hom bre consagrado a un
ideal perm anente.
Pero la vida del hom bre esteta está condenada al
fracaso. Lanzado a la búsqueda del instante que pasa,
no vive sino en el instante que ha pasado y cultiva
m orbosam ente sus recuerdos. Así el placer se trueca en
dolor, el hedonism o en desdicha, la esperanza en deses
peración.
K ierkegaard cuando habla de sus experiencias per
sonales d u ran te su perm anencia en la fase estética, des
cribe su estado de ánim o en estos térm inos:
Iba por la vida iniciado a todos los goces de ¡a
vida, pero sin gozar; ntds bien cansándome en des
pertar ¡a apariencia del goce y encontrando en eso
m i melancólico placer.
Así la fase estética, por la insatisfacción que gene
ra, rem ite rgás allá de sí misma e invita a trascen
derse.
Kierkegaard, cu IH42.
Por encim a de la fase estética, se nos ofrece la fase
ética. El individualism o disoluto de la prim era etapa
es su stitu id o p o r una voluntaria subordinación a la ley
m oral, de validez objetiva y universal. Aquí no hay po
sibilidades, sino tareas concretas a realizar. E l sujeto
no se eleva a sueños fantásticos, sino que se ciñe a la
realidad. E n térm inos psicoanalíticos * podríam os decir
que el principio de placer, del eíto, se subordina al prin
cipio de realidad del yo y a la conciencia m oral del
súper yo.
En el h o m b re estético Las energías libidinosas instin
tivas del ello se erigen en centro de gravedad del indi
viduo y b u rlan los controles del principio de realidad
del yo y de la conciencia m oral del súper ego.
E n el h o m bre ético, por el co n trario , el cen tro de gra
vedad se desplaza hacia el yo y el súper yo; am bos sis
tem as psíquicos aúnan sus fuerzas p a ra m antener a raya
las pulsiones del ello.
1. su per Conciencia m o r a l .
yo:
1. LA DIALECTICA DE HEGEL
TESIS ---------- »■ANTITESIS ------- >■SINTESIS
A B (no A) C (no B)
Afirmación Negación Negación de
la negación
Ay B y C ’
Tres pasos necesarios en
el desarrollo dialéctico
I ({REVERSIBILIDAD
D E T E R M IN IS M O
Opción estética A (ni B ni C)
Opción ética
Situación actual ^ — ^Opción B (ni A ni C)
Opción religiosa C (ni A ni B)
o Ao B o C
Tres opciones exduyentes
REVERSIBILIDAD
LIBERTAD
M a rtín H eid eg g er
3.3. El «Daseln»
Heidegger distingue en tre el ser del hom bre (el Da-
seirt) y el se r de las cosas (Vorhandensein). El se r de
las cosas tiene u n a estru ctu ra totalm ente diferente del
ser del hom bre. Heidegger llam a a las propiedades que
caracterizan a las cosas categorías y a las que son p ro
pias del h o m b re existentialia.
Llam a existentialia a las propiedades del Dasein por
que lo que caracteriza al hom bre por excelencia es la
existencia. Y es a través de la existencia del Dasein que
Heidegger intentará llegar al conocim iento del ser.
Se tra ta de la com prensión del ser a través de la exis
tencia. La existencia d e l hom bre es lo q u e , e n últim
térm ino, posibilita el acceso al ser.' Lo cual llevará
Heidegger al análisis fenomenológioo de la existenci
concreta com o form a de llegar a l ser.
\ E1 análisis fcnomenológico de la existencia hum an
desvela que ésta se caracteriza por J a temporalida*
Para Heidegger la existcncfa. cs el m odo especial, d
existir del hom bre. (Dasein}, por el cual el hom bre sien
pro se eleva sobre sí m ismo, se proyecta, se trascienda
iEI hom bre no deja de proyectarse jam ás, nunc
vive pura y exclusivam ente del presente, sino que viv
siempre del p re té rito hacia el porvenir^ El hom bre e
en el presente su pasado y su futuro a í m ism o tiempe
Toda n u estra vida cotidiana no es o tra cosa que usa
de las posibilidades futuras que nos b rin d a nuestro p¿
sado. Y precisam ente porque el hom bre vive en t
porvenir es, en todo m om ento, algo m ás de lo que e;
se supera a sí m ism o, se trasciende. En esto consista
fundam entalm ente, la existencialidad del Dasein.
METAFISICA REALISTA
(Platón, Aristóteles, Santo Tomás, etc,)
La esencia del e n te ---------------------------- * olvido del ser
METAFISICA IDEALISTA * '
(Kant, Fichte, Schelling, Hcgel, etc.)
La esencia referida a la razón subjetiva----►olvido del ser
POSITIVISMO Y CIENCIA EMPIRICA
Dominio instrumental del ente
como lo único que h a y ------------------------- ►olvido del ser
FILOSOFIA FILOSOFIA
PRESOCRATICA POST SOCRATICA
BIOGRAFIA DE SARTRE
LITERATURA
4.4. La libertad
E l h o m b re es total y absolutam ente libre. No som os
libres p a ra no se r libres. Estam os, dice S artre, conde
nados a se rjib re ^f
¿C 5m ó''explicar esto? ¿Acaso S a rtre ignora los con
dicionam ientos d e la existencia hum ana? Indiscutible
m ente n o es éste el caso. Pero tos condicionam ientos y
obstáculos que aparecen al hom bre, nos dice S artre,
se los crea tam bién librem ente el m ism o hom bre en
función de los proyectos que previam ente él ha trazado.
T ratem os d e explicar esto con un sencillo ejem plo.
Deseo ir a e stu d ia r a Londres, pero no tengo el dinero
necesario p a ra el viaje y p ara financiar la estancia y
estudios. Me en fre n to con obstáculos y condicionam ien
tos que c o artan mi libertad. Pero esto es así porque
yo he hecho previam ente el libre proyecto de estu d iar
en una universidad inglesa. Si librem ente hubiese ele
gido q u ed arm e en m i ciudad natal y realizar en ella es
tudios de form acW n profesional p a ra los que si tengo
dinero, m i situación financiera no m e parecería ya en
absoluto un obstáculo, o por lo m enos no uno Insupe
rable.
Además, la lib ertad del hom bre no es para elegir s ir
ser, sino su m an e ra de ser.
Por ejem plo, el proletariado está condicionado por
su clase social. Pero puede asu m ir su condición de m uy
diversas m aneras. Hay m uchas m aneras de se r prole
tario* Uno puede acep tar resignadam ente su condición
de proletario, o tom arla com o una hum illación, o re
belarse contra ella. E sta pluraLidad de opciones rebela
la libertad del hom bre fren te a su m edio y a su con
dición.
Por los actos que vam os realizando en la vida, nos
vamos haciendo d e una d eterm inada manera» vam os
adquiriendo una determ inada esencia a lo largo d e la
existencia. Prim ero es la existencia y después la esen
cia. Cada persona, a través de sus actos, a lo largo de
su existencia, realiza una determ inada esencia.
No hay, digam os, tem peram ento» natos de cobarde,
o valeroso o generoso. Uno, p o r sus actos, se hace co
barde o m ezquino u honrado.
De la libertad absoluta se derivan varias im plicacio
nes:
a) La responsabilidad
c) E l c o m p ro m iso
d) La mala fe
Puede o c u rrir, de hecho ocurre, que m uchos hom bres
an te el m iedo a la angustia que produce el vacio de
una elección auténtica, tratan de engañarse a si m is
mos,, ad o p tan d o alguna form a de determ lnisnio, c ar
gando la responsabilidad —que en el fondo siem pre
es m ía— so bre algo ajeno a mi m ism o, ya sea Dios, o
la herencia, o el am biente, o cualquier o tra cosa.
No se tr a ta de m entir a o tro (en el plano del en-sf).
sino de m en tirm e a mí m ism o (plano del para-sí), de
autoengafiarme. Entonces se cubre con un velo o en
m ascara la to ta l libertad, que d a origen a la angustia,
esa especie de vértigo de la lib ertad total.
S a rtre da dos ejem plos concretos de casos de m ala fe.
Prim ero nos describe a una m uchacha que está sen
tada con iln hom bre del que ella sabe m uy bien que
desearía seducirla. Pero cuando él tom a su mano, ella
intenta e v ita r la dolorosa necesidad de tom ar la deci
sión de a cep tarlo o rechazarlo, pretendiendo no darse
cuenta, d e jan d o su m ano en la de él com o si no fuera
consciente de la situación. Pretende ser un o b jeto pa
sivo, u n a cosa, y no lo que realm ente es» un ser cons
ciente que es libre.
El segundo ejem plo es el de un cam arero de café
que realiza su tarea con un exceso de am abilidad. Está
rep resen tan d o a la perfección, sin fallo alguno, su papeL
La m ala fe reside en que e stá intentando identificar
se p o r co m p leto con el rol de cam arero, disolviendo
su yo sin g u lar único, específico, en el papel com ún del
cam arera. P era él no es esencialm ente un cam arero,
pues n ingún hom bre es esencialm ente nada.
e) Autenticidad
F rente a la evasión en la m ala fe, S a rtre propone
la au te n tic id a d como guía de conducta p a ra cada hom
bre. La au ten ticid ad consiste en acep tar el hecho de
la libertad absoluta con la consiguiente angustia y res
ponsabilidad que com porta, con la com pleta concien
cia de que n uestras elecciones individuales no son de
term inadas por nada e x terio r o interior a nosotros m is
mos.
4.5. El absurdo
Ya hem os dicho que el hom bre, el para-sí, que es va
cío de ser, asp ira a alguna form a de en-sí, asp ira a «er
en-sí, pero conservando su realidad de para-sí.
Es decir, el hom bre aspira al proyecto Ideal de lle
gar a ser el en-sí-para~si. Y este ideal coincide con el
concepto con que la filosofía siem pre ha definido a
Dios, ser consciente autofundado. Por ello S a rtre dirá
que:
ser hombre es tender a ser Dios; o, si se prefiere,
el hombre es fundamentalmente deseo de ser Dios.
K a rl Ja sp e rs
5.3. La libertad
Gl hom bre puede eje rce r o no la libertad. Se encuen
tra ante dos opciones netam ente definidas. Puede re
nunciar al ejercicio de la libertad y perm anecer, a cau
sa de ello, encerrado en los dom inios del Daseirv En
tal caso el hom bre lleva una vida inautèntica dejándo
se a rra strar, com o las cosas o los animales, por el im
perio de la necesidad. Por el contrario, si el hom bre
acepta y ejerce su libertad potencial, entonces se a rra n
ca de los determ inism os del Dasein y se convierte en
protagonista activo de su existencia.
En la obra de Jasp ers hay, de hecho, un llam am iento
al hom bre concreto para que no exista sim plem ente
como Dasein, som etido pasivam ente a los contenidos
del mundo exterior, sino que trate de buscar en su li
bertad una base de actividad personalísim a y p o r m e
dio de una entrega A condicionada tra te de realizarse
y configurarse a sí m ism o y conseguir la autenticidad;
en una palabra, trate d e existir como persona hum ana
(Existenz).
, El paso del Dasein, existencia individual im perso
nal, al Existenz, existencia autónoma personal, re
quiere ineludiblemente el ejercicio decidido de la li
bertad.
Perú la Libertad no se puede dem ostrar con argum en
tos lógicos, especulando con la razón. Todo intento de
d e m o stra r racionalm ente la libertad está condenado al
fracaso. Sin em bargo, en el hecho de que el hom bre se
form ule la pregunta ¿soy libre?, se co nstata ya la rea
lidad Inequívoca de la Libertad hum ana. Pues si el hom
b re se form ula el problem a de la libertad es que posee
ya previam ente el sentido de la libertad. Si el hom bre
se p reg u n ta por la Libertad es porque La siente dentro
de él com o realidad inequívoca. La lib ertad no se de
m u estra; su existencia se constata en su presencia y
en su ejercicio. La lib e rta d no se dem u estra p o r mi
inteligencia, sino p o r m i actividad personal.
5.6. La Trascendencia
La existencia en la libertad m e abre a la Trascenden
cia. Por supuesto que cuando Jaspers habla de T ras
cendencia se refiere a Dios, p ero este Dios no es el de
los filósofos teístas *, ni el de las Iglesias basadas en
el testim onio de la Revelación.
La filosofía y la religión han querido d a r pruebas
racionales de la existencia de Dios, pero para Jaspers
Dios, igual que an tes la libertad, no puede ser abarca
do p o r la iazón. Es más, la Trascendencia, al no encon
trarse en el plano del Dasein, no puede se r pensada
m ediante conceptos o ideas, y es del todo inaccesible
para la razón hum ana.
No hay dem ostración objetiva posible de la existen
cia de la Irascendencia, ya se tra te de una dem ostra
ción basada en argum entos lógicos de la razón, ya de
demostración sacada de los datos de una revelación
sobrenatural. Unicam ente la existencia, ejercida en la
Libertad, puede a b rir el cam ino a una Trascendencia
que descubre ella en sí m isma p o r un »alto operado
m ás allá del plano del Daseiru
5/7. La cifra
La T rascendencia se nos hace entender, en determ i
nados m om entos a través de ciertas experiencias pri
vilegiadas. Debemos descifraría en el seno de estas ex
periencias q u e la Trascendencia usa como vehículo para
com unicam os. La cifra, por ende, se form a cuando,
m ediante el contacto con ciertas realidades em píricas,
la T rascendencia se hace entender al hom bre. Así la
contem plación del m ar, la visión de una flor, la audi
ción de cierta sinfonía, o un determ inado acto hum a
no, pueden — de súbito— convertirse en cifras de la
T rascendencia para mí.
De lo cual se desprende que la cifra es el se r que hace
de la T rascendencia una presencia. La cifra se encuen
tra siem pre colocada en tre la existencia y la T rascen
dencia. Lo* m ísticos han sido siem pre conscientes de
este hecho y h an evitado siem pre predicar atrib u to s po
sitivos de Dios. De Dios podem os decir lo que no es
(vía de la negación), mas nunca lo que es (vía de la
afirm ación). Jaspers, em pero, va todavía m ás lejos,
y sostiene q u e ni la negación ni la afirm ación pueden
m an ifestar a la Trascendencia. La T rascendencia está
m ás allá de lo enunciable. Ningún predicado, ni siquie
ra negativo, le es aplicable. No tiene figura ni ningúq
signo distintivo, ni en ella ni fuera de ella. E stá oculta
y lejana; n o es com parable a nada, porque es lo abso
lutam ente O tro, sin m edida com ún con nada. Llega,
em pero, en cierto m om ento, com o una fuerza extraña,
y habla a la existencia, a la que se aproxim a sin ser
p a ra e lla ja m á s m ás que un enigm a que hay que des
cifrar. M as la cifra no es la Trascendencia m isma, sino
el lenguaje que ella nos habla. De hecho todo puede
llegar a ser cifra de la Trascendencia. Todo Dasetn, na
turaleza o astro , hom bre o anim al, artefacto u o bra de
arte, etc., parece en ciertos m om entos expresar algo,
p ero m isteriosa y oscuram ente. Sin em bargo, lo que es
inteligible no es nunca cifra.
E n la existencia es, pues, donde siem pre podré leer
la c ifra de la Trascendencia. Dicha lectura será p ara
m í u n cam ino de ascenso hacia la Trascendencia, una
b rech a a b ie rta en la crasitu d del Daseitt, que me a b rirá
hacia una lejanía infinita y hacia profundidades inson
dables»
5.8. £1 fracaso
-T o d a e m p re sa h um ana está condenada al fracaso da
d o qué los poderes de la destrucción acaban siem pre
con las o b ras hum anas y, por otra p arte, el olvido aca
b a p o r d ev o rar cu an to el hom bre ha querido inm orta
lizar. N ada en el m undo, pues, es estable. Todo m uere
irrem ed iab lem ente. De ahí la experiencia insoslayable
del fracaso a la que estam os todos destinados. El fra
caso es universal en am plitud y profundidad.
¿Q uiere esto d ecir que hem os de abandonam os en
m anos de la desesperación? En absoluto; pues es po
sible d arle un sentido al fracaso y servirse de él para
acced er al ser y a la Trascendencia.
E n el silencio en que m e hundo con el fracaso per
cibo que en la T rascendencia se ha perdido aquello
que n u n ca estuvo en ella. En la oscuridad absoluta del
fracaso m e libero de las ilusiones del Daseitt y percibo
la luz de la Trascendencia. El fracaso se hace cifra, él
es la cifra suprem a. La m uerte, el fracaso, recaen so
lam en te so bre aquello que es m ortal, que creyéndom e
yo ilusoriam ente que es no es en realidad. El fracaso
al elim in ar todo s e r ap aren te me desvela, p o r fin, aquel
se r que v erdaderam ente es: la Trascendencia.
P o r todas estas razones el fracaso deviene la m ás
significativa de to d as las cifras, él es el que da senti
do a todas las dem ás. En la noche de la aniquilación
to tal se m e revela el se r y el sentido de m i existencia.
E sto s son, en rasgos generales, los principios de la
filosofía existcnclalista de Karl Jaspers. A través de su
b rilla n te discurso filosófico, en ocasiones algo am biguo
e im preciso, en o tras agudo y penetrante, se m anifies
tan presu p uestos com unes a todo pensar existencial:
p rim acía de la acción sobre ei pensam iento, de la exis
t e n c ia s o b r e la e s e n c i a , d e lo in di vi d ua ] s o b r e lo uní
ve i sa l . Y qui/.;i se a e s t e ú l t i m o el r a s g o m á s c a r a c t e r í s
tico de la filo sofía de J a s p e r s , p u e s en t o d a el la se m a
n i f i e s ta u n i n d i v i d u a l i s m o e x a s p e r a d o , L\ada de e s e n
cia] ha y en c o m ú n e n t r e los h o m b r e s : c a d a u n o t i e n e
s u p r o p ia v e r d a d , sil p r o p i a moral,, s u s p r o p i a s ci fr a s,
su p a r t i c u l a r m a n e r a d e a b r i r s e o no a Ja T r a s c e n
d encia.
J a s p e r s a! r t i m p l i r O t h c n í a y c i n c o Gñnx, j u n t o a m j e s p o s a ,
cvr i j t T c s i d c n c i a tir. B ü^U cú.
G ab riel M arcel
-U 6 '
m conjunto estru ctu rad o , Pue$ toda sistem atización
>uede, p a ra M arcel, violar la realidad, sacrificar la m is
eriosa p resencia de lo concreto al sistem a abstracto.
De ahí que M arcel utilice el ensayo, los apuntes de
[iarlo sobre experiencias concretas, la creación d ra
mática que sitú a a un personaje concreto ante una sí.
ilación concreta. T odas estas form as de expresión se
daptan perfectam ente a su objetivo: penetrar en la
ituación p a rticu la r de un hom bre determ inado, Y ésta
o es, en ningún caso, susceptible de generalización,
o pena de d esv irtu arla y falsificarla totalm ente.
C onsecuentem ente su pensam iento no se desarrolla
n form a lineal, según una lógica deductiva, sino por
proxím aciones convergentes Irradiadas en torno de
n centro que se q uiere m ostrar.
6.2. S er y ten er
Marcel considera de sum a im portancia recu p erar la
realidad Individual de la persona negada p o r la socie
dad in d u strial contem poránea, que degrada al hom bre
al red u cirlo a un sim ple haz de funciones sociales: la
persona se agota en ser consum idor, ciudadano, funcio
nario público, p a d re de familia, etc. De esta form a el
individuo se convierte en un se r anónimo e im personal.
Se agota en su actividad exterior, objetiva, social. El
hom bre entonces se reduce a ser un engranaje en la
gran m áquina to talitaria de u n E stado, y ya no existe
a no ser en función de esta totalidad.
E n el seno de la sociedad tccnocrática el hom bre deja
de ser su jeto para convertirse en sim ple objeto del
m undo exterior. Et hom bre h a perdido su ser propio,
su insustituible intim idad. Al olvidarse del ser, p o r ha
b er perdido el ser, el hom bre sólo se preocupa por el
ten er. Se valora al hom bre por lo que tiene y no por
lo que es. Se intenta colm ar el angustioso vacio de ser
p o r la posesión de objetos exteriores. Las actitudes hu
m anas dependen, entonces, de la categoría del ten er y
sólo p er ellas tienen sentido. Se cultiva p o r esta razón
el deseo que ap u n ta siem pre hacia la posesión. Surge
así la técnica, que quiere conquistar de form a im posi
tiva el m undo y la sociedad de consum o que es fuente
de perm anente frustración, pues tiene p o r correlativo
la angustia d e perder lo que se tiene y la desespera
ción de n o poder tenerlo todo.
CIENCIA FILOSOFIA
6*5. La T rascendencia
Con todo. las cosas del m undo no pueden satisfacer
m e p o r e n te ro y los hom bres pueden, a causa de su
congénita im perfección, traicionarm e o m ostrarse in
fieles a mi entrega. El fracaso del ser, entonces, es
posible. El abism o de la desesperanza puede abrirse,
en cu alq u ier m om ento, ante mí. El hom bre vive así
en tre la angustia; m as p o r o tra parte abriga la espe
ranza de la perfección y la eternidad. La fe es el único
puente en tre am bos sentim ientos. Por la fe se m ani
fiesta el Tú que siem pre me será fiel y nunca me trai
cionará; es decir, Dios,
Pero el o b jeto de la Fer Dios» es inverificable, porque
—en razón de todo lo dicho hasta ahora— no puede
ser en m odo alguno el térm ino de ningún problem a
del saber objetivo. El creyente no puede d ar ra/.ón de
Dios en el plano de las dem ostraciones lógicas por
que Dios e stá m ás allá de toda razón. Y. p o r o tra parle.
Dios tam poco es objeto de experiencia porque Él no
puede fig u rar en la experiencia dado que la dom ina y
la trasciende. El no es exterior a mí. como los objetos
del mundo, sino que se revela ante mi conciencia como
interior a mí mismo, com o m ás interior incluso de lo
que yo pueda ser para m í mismo.
Asi el aclo de fe, p o r la indeterm inabilidad objetiva
de su térm ino, escapa to taimen te del dom inio del pen
sam iento científico. No constituye problem a o b jeto de
la ciencia. Es, como afirm a Marcel, lo metaproblem á-
íico.
Dios es la realidad m isteriosa que da sentido defini
tiva a todas mis acciones. La dinám ica in te rio r de nues
tro pensam iento y de nuestra voluntad están m agnéti'
cam ente orientadas hacia él. La relación am orosa yo-tú
se me hace posible porque yo no soy otra cosa que re
lación al Tú absoluto. Él es el am or siem pre dispo
nible, el Ser siem pre fiel que nunca m e traicionará, el
paradigma * que me sirve de guía en todas las form as
de intersubjelividad que m antengo a lo largo de mi
existencia.
La relación divina es la única, pues, que m e ab re a
La esperanza; sólo ella puede salvam os de caer en el
mundo despersonalizado del tener, arrancarnos al p ro
ceso de m aterialización, evitam os el peligro de la deses
peración y el suicidio, y, en fin, colm ar de sentido a
nuestros sufrim ientos.
La trascendencia cuya exigencia descubre Marcel en
1« más profundo de la existencia, no es la de Lo O tro
inaccesible e inefable de-Jaspers» sino La del Dios* d e
Abraham, Isaac y Jacob; en suma: el Dios cristiano.
De esta m anera Gabriel Marcel ha abierto una ru ta
por donde le han seguido otros filósofos defensores de
un existencialism o cristiano: Zubirt *, L. Laveííe *,
L. Le Senne *, O. Fultat *, etc.
Las filosofías de Karl Jaspers y de Gabriel Marcel
nos m uestran con toda evidencia que las Filosofías de
La existencia no to reducen todo a la existencia, porque
la existencia —según am bos pensadores defienden—
debe siem pre definirse en relación con algo distin to
de ella: la Trascendencia.
Conclusión
Parte U :
(El texto restante.)
Desde la perspectiva de la esencia y la existencia se
distinguen tres fases en la evolución del pensam iento
occidental:
a} Extensión (indebida) del proceder del artesano
con respecto a los objetos que fabrica, al proce
d er de Dios con respecto a la creación del hom bre.
Presupone una visión:
teísta
esencialista
■ - determ inista. '
b) Con la ilustración (siglo xvm ) se niega la visión
teísta (aparece el pensam iento ateo), pero se c o
mete la incoherencia de m antener un concepto
esencialista y d eterm inista del hom bre.
c) Con el existencialism o ateo (siglo xx) se actú a de
forma consecuente derivando del ateísm o la afir
mación de la lib ertad del hom bre (la existencia
precede a la esencia).
Conclusión:
La aceptación de la libertad p o r parte del existencia-
lismo ateo presupone una visión afirm ativa y opti
m ista del hom bre.
2. Sobre K ierkegaard
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3. Sobre H eidegger
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6. Sobre S a rtre
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