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Ilustraciones y edición por Yorlet Briceño

Copyright © 2022 Yorlet Briceño

Todos los derechos reservados.

ISBN: 9798361437887
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Dedicada a mi abuelo, Enry Granda,

el hombre más extraordinario que tuvo la Tierra

Y Para todos aquellos que

Creen que no pertenecen a este mundo

Este libro es para ustedes.

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¿Qué hay más allá? ¿De qué? Pues de todo, ¿Qué hay del otro lado de la calle?
¿Qué hay después de la escuela? ¿Qué hay después de la muerte?, el ser humano
ha desarrollado un sentimiento de supervivencia: el miedo, nos permite alejarnos
de lo desconocido por la de tendencia de que es malo. ¿Y si no lo fuera?, Si
talvez -solo talvez- si le diéramos la mínima oportunidad veríamos la verdadera
cara de las cosas, nadie o nada es como es porque si, las cosas no pasan así y ya,
hay algo que las empuja, pero ¿Qué es?

"¿Por qué se tuvo que ir?" Es la pregunta más frecuente ante la muerte de
alguien, no lo sé, talvez tenía que irse, talvez la muerte lo salvaba de un destino
peor. Esa persona no está contigo físicamente, pero esta, frases como "Él está
viendo desde donde este" ¿Y si no lo hace? ¿Qué hay después de partir? ¿Y si no
hay nada? No tiene nada de malo tener curiosidad ni tampoco nada de bueno,
simplemente es una emoción que despierta la adrenalina y abre tu mente, a mí
me ha llevado a destinos remotos, extraordinarios o macabros, me ha dado más
vida o simplemente me ha puesto al borde de la muerte.

Solo existe algo más peligroso que la curiosidad… El amor hace exactamente lo
mismo, solo que el amor se asemeja a una venda en los ojos que es capaz de
cegar completamente a quien caiga en sus suaves garras, una venda que es negra
y Espinoza por fuera y rosada y acolchada por dentro; no verías a la miasma
muerte ni, aunque la tuvieras frente a tus ojos, o la confundirías con un príncipe,
tan bella sensación Durando una eternidad jugando con tu mente y sin la más
mínima protesta. Pero, así como las orquídeas negras se marchita luego de tan
solamente tres semanas, la belleza desaparece y es momento de usar nuestros
ojos y buscar aquella belleza que antes vimos en unas oscuras hojas marchitas.
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En conclusión, el amor te abre las puertas a un abismo infinito directo a la
locura.

Esta historia tiene un inicio tan extraño que te pondrá fácilmente los pelos de
punto. Algo así como la historia que alberga este libro.

La historia de los Durand, una familia fuera de lo común…

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La imperfección es belleza,
La locura es un genio
y es mejor ser absolutamente ridículo
a ser absolutamente aburrido

Marilyn Moroe

El viento corría de tal forma que pondría los pelos de gallina a quien lo sintiera,
más ya todos estaban acostumbrados a este, pues era común tal frío en un lugar
como ese. Las altas montañas rocosas y negras superaban a las normales,
tampoco eran nada parecidas a las normales, es más, ¿En realidad eran
montaña?, las ramas blancas que salían de ellas tampoco ayudaban ¿He dicho
ramas? Eran huesos, talvez antes habían pertenecido a las calaveras que lloraban
sangre, talvez porque extrañaban al Sol, pues una gruesa capa de tierra
reemplazaba el cielo, de esta salían estalactitas con siluetas de aterradoras manos
que parecían querer atrapar algo. Bastante molesto pues soltaba mucha tierra que
volvía negras las tejas de las casas, que a decir verdad parecían no pertenecer al
sitio por tanta belleza que poseían. Las personas también se veían muy felices,
pero les hablo de una felicidad genuina, tanto que la escasez de ojos,
extremidades y órganos vitales no afectaba su sonrisa, ni siquiera a los que no
tenían cabeza.
Pero esta historia no se centra en esta locación, sino a dos extraños en ella.

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Los ojos grises de la más hermosa mujer que podrías haber visto se abrieron,
pestañeó varias veces. La sensación que tenía era rara, pero ya la había tenido
antes, se asemejaba al momento en el que abandonó el vientre de su madre – no
por la viscosidad y los llantos- sino por el renacer. Pero algo no andaba bien,
algo así hubiera hecho latir su corazón de tal forma que saliera corriendo de su
pecho a dar tres vueltas corriendo al mundo. Sin embargo, el órgano permaneció
tranquilo. Pasó sus delicadas manos por su pecho, la tela de su vestido estaba
pintada de carmesí, pero el vestido era de franjas blancas y anaranjadas. Aquí
algo no andaba bien, palpo su cabeza en busca de recuerdos que explicaran
como había llegado allí, sus dorados y lacios cabellos estaban despeinados,
duros y cubiertos de aquel carmesí.
Con gran esfuerzo se sentó, era como si hubiera olvidado como hacerlo, es más,
las palabras no salían de su boca. Giró su cabeza hacía un lado, una pared
blanca, solo permitía ver su rostro de veinteañera, arrugó el entrecejo y miró a
diferentes lugares por una razón que ni ella misma entendía. Algo aquí había
pasado.
Volteó al otro lado, el suelo junto a ella yacía un hombre de aproximadamente
unos treinta años, su rostro era tan bello – al menos para ella-, unos grandes
rasguños caían desde su cabello castaño y recorrían su piel canela, lo conocía.
Era su esposa, la madre de su hijo, pero de allí más nada.
La mirada de ella viajó hasta su camisa, que pasó de blanca a roja, posó su mano
sobre su pierna y al instante los ojos caramelos se abrieron. Ella se asustó, pero
no se movió, pasaron unos cuantos segundos hasta que él reaccionó y se sentó
en un santiamén y empezó un fallido intento de respiración, el aire no llegaba a
sus pulmones, pero cuando paró de intentar no pasaba nada. Ambos
compartieron una mirada confundida, él produjo extraños sonidos, empujando al
fin una frase coherente.
- ¿Qué ha ocurrido? - preguntó el hombre,
-No, lo sé, lo último que recuerdo es que estábamos…- su esposa no termina su
frase por ser interrumpida.
-Muertos- completa una voz desconocida.
Junto a ellos aparece un hombre sin un ojo vestido como un militar antiguo.
- ¿Quién es usted? - pregunta al hombre levantándose del suelo.
-Soy el guardián de la muerte- le aclara con una sonrisa- y bienvenidos a su
segunda oportunidad.
- ¿Segunda oportunidad? - repite con confusión la mujer limpiando su vestido.
-Exactamente, su primera vida ha terminado, bienvenidos a la segunda.
-No, señor- niega ella- yo no me puedo morir, no puedo dejar a mi hijo solo o
aún peor con mi madre- su tono de voz se altera notoriamente haciendo casi
imposible entenderla.
-Cristina- la llama por su nombre tomándola de los hombros- cariño
tranquilízate, esto no debe ser real, talvez es solamente un sueño.
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-No es un sueño- niega con neutralidad el guardián de la muerte.
-Quiere decir que en realidad estamos muertos- dicen ambos a coro con una
expresión de horror en su rostro.

Les contaré la historia desde el principio, una pequeña familia conformada por
una pareja de esposos, Cristina y James Durand y su hijo de tan únicamente un
año de edad, se mudaron a una bella casa desolada en el campo. Todo parecía
ser como el día perfecto, pero Cristina tenía un mal presentimiento.
Después de instalarse, Cristina acomodaba las mantas de su hijo que estaba en el
portabebés. El pequeño la admiraba con sus grandes ojos azulados con toques
grises que hacían juego con su piel pálida y su lacio cabello color azabache, la
mujer le cantaba una bella canción hasta que llegó su esposo con una sonrisa de
oreja a oreja.
-Cristina, ven tengo algo que mostrarte- Le anuncia con gran emoción mientras
la tomaba de la mano para llevarla.
- ¿James, Pero y el bebé? - rechazo ella.
-Serán nada más dos segundos, ¿okey? - antes de que ella pudiera protestar, él la
jaló de brazo hasta el porche de la casa.
- ¿Ves todo esto? - él señalaba con su dedo al bosque del horizonte lleno de
naturaleza. James bajó del porche y empezó a caminar de espaldas enseñándole-
todo esto es nuestro, de los tres.
-James Ten cuidado con esa carretera que hay atrás, puede pasar algún auto- le
advirtió señalando la carretera que dividía el patio de la casa con el bosque.
-Tranquila mi amor, un vecino confiable me dijo que por aquí no pasan au...- él
no termino de pronunciar la frase, ya que un camión lo arrollo en cuestión de
segundos.
-¡¡¡James!!!- grito entre gruesas lágrimas, la mujer, corrió despavorida a auxiliar
a su esposo, que en una ocasión tropezó con una rama que rasgo su piel, a ella
no le importo y siguió su camino hacia él.
-Te amo- pronunció con dificultad al ver el rostro de la mujer.
-Y yo a ti, pero no te esfuerces- le suplico entre sollozos.
-Cristina- musito, con dificultad alzo su dedo índice para señalar algo tras ella-
cuidado- dijo con voz entrecortada.
La dama volteó y observo una bala dirigiéndose a su dirección impactando en la
parte trasera de su pecho. Ambos murieron al estilo de Romeo y Julieta.

Y en cuanto a bebé... yo soy ese bebe, Tyler Durand Ramírez a sus servicios.

Al día siguiente mi madre había elabora un nada natural, lógico y común plan;
ya que haría cualquier cosa para que no me criara mi abuela ¿Por qué? No lo sé,
pregúntenle a ella. Como decía, al día siguiente mi madre con su gran poder de
convencimiento envió a mi padre a buscar trabajo, ya notaran la fuerza de su
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poder, puesto que mi padre era doctor ¿Y quién diablos necesita un doctor si
todos estaban muertos? La cosa es que con mi padre fuera mi madre, pondría en
marcha su plan.
-disculpe señor Guardián de la muerte- mamá lo llamó- de casualidad no existe
una forma de ir allá arriba para… Cobrar cuentas pendientes.
-Claro, señora- le respondió amablemente- Por la puerta de embrujos- él le
señalo un gran portón con una hilera de personas.
-Muchas gracias.
Mientras tanto, en el mundo de los vivos, mi familia arreglaba… ¿Herencia y
esas cosas? Qué sé yo, el punto es que la puerta de la oficina se abrió de par en
par. Un hombre con dificultad para respirar, talvez debido a que corrió mucho,
entro con una expresión asustada.
-Él bebe desapareció- informo el hombre.
- ¿Cómo? - pregunta eufórica mi abuela.
-No, lo sé es como si se lo hubiera llevado un fantasma.
Y efectivamente, me había llevado el fantasma de mi madre, a vivir con ellos en
el Más allá.
Y aguarden que este es solo el inicio de los Durand, una familia fuera de lo
común...

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Y así fue el inicio de
nuestra familia. Yo parecía ser el único normal de la familia, pero no lo era, a
los siete mientras leía en la biblioteca encontré un libro, ¿o él me encontró a
mí?, como sea, era un libro de hechizos con vida propia, cosas así que solo
pasan en cuentos de hadas o Harry Potter, pero en este mundo es completamente
normal.

Con el tiempo fui entrenando y aprendí varios hechizos, usar mi magia era parte
en mi vida diaria.

El año siguiente, cuando ya tenía cinco, nuestra familia se expandió, llego mi


hermanita Dina, pero ¿cómo? Pues ¿conoces la historia de las cigüeñas? Bueno,
pues es real, aquí los bebes vienen de las cigüeñas. Y bueno, mi hermanita -o
como yo la llamo mi tortura-, es una niña mitad muerta, mitad viva, su corazón
parece luces de navidad, encendido, ya no, encendido, ya no, encendido, ya no...
Y además de que tiene una gran fascinación por los animales muy poco
convencionales como, por ejemplo, sapos, serpientes, tarántulas, ratas, etc. Vive
cada minuto de su no-vida molestándome, es insoportable, pero aun así somos
muy unidos.

Con ella nuestra familia estaba casi completa, era casi como una familia normal,
tenía al conocido como "el mandón", esa era mamá todo el tiempo dándonos
órdenes, y con un carácter un poco... explosivo, estaba "el cariñoso", ese era
papá era muy amoroso y preocupado por su familia, "el revoltoso "obvio era

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Dina todo el tiempo haciendo desastres y molestándome, y "el callado" ese era
yo todo el día metido en mis libros y mis hechizos sin molestar a nadie, la única
diferencia es que estábamos... muertos.

Y se preguntarán, ¿por qué dije casi completa? Pues más tarde mis padres vieron
que no podían con todo lo de la casa solos y llegaron Eugenio el mayordomo y
Clara el ama de llaves, que también los consideramos parte de la familia.

Además, porque, un día, mientras paseaba con mi hermana, vimos alado de un


basurero, estaba un pequeño perrito muy lindo, con sus heridas de atropellado
era tan adorable, pero seguro nuestros padres no nos dejaran tenerlo, entonces se
me ocurrió la idea de entrenarlo, así a mis padres no le quedaba otra opción que
adoptarlo. Pero lamentablemente no se pudo hacer, pues un vecino me escucho
hablar.

- ¿Qué te dije de pensar en voz alta? -me susurra mi hermana.

- ¿Entonces ocultándoles cosas a sus padres? -dice el vecino.

-Sí, pero no les diga nada- tartamudee asustado.

- ¿Por qué? Mentir está mal.

-Bueno, pues, le ofrezco un trato, todo el mundo necesita algo, yo lo ayudo-


Conteste decidido.

- ¿Me estás chantajeando niño? - pregunta sorprendido.

-No, le ofrezco un trato- dije con la frente en alto.

-Bueno, si necesito algo, pero ustedes no me pueden ayudar en eso- dijo


agarrándose la barbilla.

- ¿Por qué no? - dije manteniendo mi posición firme.

-Despedirme de mi hijita Samanta- dijo triste.

-Bueno, yo estoy aprendiendo algo de hechicería en algo puedo ayudar a cambio


de su silencio.

- ¿Harías eso?

-Sí, ¿tenemos un trato? - y extendí mi mano.

-Trato- y la entrelazo con la mía.

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La verdad es que a las dos semanas mis padres se enteraron del perro y logre
convencerlos, y así tuvimos a Max. Pero ese trato me cambio toda la vida, pues
me tarde siete años, detrás de Samanta,
probando distintos hechizos y formas de
conseguir que se lograran
hablar, hasta la puerta de
los embrujos, ya
prácticamente sabía todo sobre
Samanta Espinoza. Sabía que era
una joven algo rebelde, no seguía
reglas, le gustaban las aventuras,
sus mejores amigos eran
Gabriel y Marina, ¿soy una
especie de acosador?, sí,
probablemente, lo único que
no me explicaba era que cada
vez que la veía no podía parar
de verla era una sensación
extraña, como si mis latidos se
aceleraran, mi cara se calentara, mi mente ignoraba cualquier otro pensamiento.
Pero eso ya no importa porque esta noche va a acabar todo, al fin todos estos
años valieron la pena, lograré que se hablen por un sueño.

- ¿Algo entretenido que hacer? -dice mi hermana aburrida mientras golpeaba


una pelota contra la pared.

-No, nada, que aburridos que son los quince. Es como que cada día fuera una
rutina infinita, sin nada de interés- le contesto acostado –mejor dicho,
desparramado- sobre mi cama, observando el techo sin motivo alguno.

-Es la pubertad que te tiene así- contesta ella atrapando la bola y viéndome con
neutralidad.

- ¡Qué asco! Dina no seas así- protesté

- ¿Entonces qué hacemos?, estoy aburrida- exagera con desesperación mientras


se me tira en la panza, robándome un quejido.

-No lo sé-suspiro- Libro, ¿algún dato interesante?


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No sé si lo sea. Pero soy mujer-aparece en las páginas del libro.

- ¿En serio? - dice Dina extrañada. Levantando la cabeza.

- ¿Cómo? Entonces eres una... ¿Libra? - Insinúo arrugando el entrecejo.

Algo así, y además mi nombre es Karen.

- ¿Y recién me dices? -protesto

Es que nunca me preguntaste- justificó- Además, no entiendo su aburrimiento


si es que la reunión con el Sr. Espinoza es en unos minutos.

-Es cierto, vamos Dina, vamos a llegar tarde- recordé.

Fuimos a donde el Sr. Espinoza, lo que no sabíamos es que en casa estaba


ocurriendo algo que podría cambiarnos la vida o no-vida para siempre.

- ¿Qué te ocurre? - dice mi padre mientras observa a mi madre leyendo


extrañada una carta.

-Es que dice que nos da la oportunidad de volver al mundo de los vivos.

- ¿No estarás pensando qué?

-James, los niños necesitan vivir una vida normal, piénsalo.

Mientras tanto, ya estábamos en la casa del señor Espinoza, con un caldero en el


medio y pociones, Merlín nos tenía envidia. Le pedí a Dina que pusiera
cuidadosamente las pociones, pero claro, eso fue lo que menos hizo, regó todo y
un gran humo inundó todo el salón.

- ¿Qué parte de CUIDADOSAMENTE no entendiste?

Y entonces empezó a actuar el hechizo en el caldero, se podía ver a Samanta


mientras dormía, era tan hermosa, me quedé atónito al verla, que no medí que
como mi hermana puso más de la cantidad el hechizo tomo a dos personas en
vez de una, y entre ellos estaba yo.

El hechizo comenzó a actuar en forma de sueño, pero en vez de aparecer el Sr.


Espinoza, como lo tenía planeado, aparecí yo, en aquel sueño, besando a
Samanta –la hija de mi vecino que fácilmente me podía matar- ahora si Tyler
Durand estaba muerto.

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Un príncipe, soñé con un príncipe, de bellos ojos azules con grises destellos,
cabello negro y lacio, piel pálida y mejillas rosadas, vestía un traje azul oscuro,
y me besó, más tarde sus labios dulces como la miel, él desapareció.
Recompensado después, ya que apareció mi padre. Sin duda fue el mejor sueño.
Me desperté como todas las mañanas, solo que esta vez con más ánimos, fui a la
escuela donde me encontré con Marina, mi mejor amiga, una adicta a la lectura
y a los datos curiosos, por algo es la encargada del periódico escolar.
- ¿Entonces se besaron? - me pregunta ella
-Sí, fue tan lindo... Ay- digo flotando entre corazones
-Estás loca Samanta- Se burla.
- ¿Por qué? –Protesto.
-Te enamoraste de alguien que ni existe.
-Uy, qué feo, típico de Samanta, patético- Aparece Mía a nuestro lado, Mía
también conocida como la tarántula, bueno así le decimos Marina y yo, es
insoportable, toda la vida me ha molestado
-Patética tú, pues te interesas en conversaciones ajenas - le contesta mi amiga
-Yo me meto donde quiera María.
-Es MariNA- la corrige al borde de la paciencia.
-No le hagas caso, típico de
personas poco originales- le digo a
Marina ofendiéndola a ella.

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-Como sea, bye Samy, que te vaya bien con tu novio imaginario- se burla Mía
sacudiendo su cabello castaño y yéndose.
-Es insoportable- le digo a mi amiga
-Ni me lo digas- dice volteando los ojos.
-Podrías invitar a tu príncipe al nuevo evento- insinúa aguantando una risa.
- ¿Cuál nuevo evento? ¿El director sigue con su idea de convertirnos en un
colegio estadounidense? - le pregunto. Verán, nuestra escuela “Tomas Edison”
y en parte toda la ciudad. Tiene la tendencia de imitar tradiciones americanas,
como Halloween, bailes por cualquier cosa, etc.
-Sí, ahora organizarán el “Baile de Otoño”- lo último lo dijo con voz grave en
tono de burla.
- ¿Es en serio? Ni siquiera tenemos otoño- recuerdo- Pero si mi príncipe fuera
real, talvez no me importaría la gran cantidad de bailes para danzar con él-
musite volviendo a mi tono enamorado.
Ella de repente abrió los ojos como platos y tomo una expresión seria.
- ¿Qué pasa? - le pregunto ante su reacción.
- Samanta, recuerdo una vez leí que las personas desconocidas que aparecen en
tus sueños son almas perdidas- me dice poniendo su típica cara de insinuación
- ¿Dices que es un muerto? - ella solo asiente con una mirada de "obvio".
No, es solo un sueño, él no existe, solo lo tengo que olvidar.

"Pasado pisado" suele decir mi mamá, entonces al día siguiente decidí olvidarlo
todo y seguir adelante. Iba de camino a la escuela cuando el Sr. Espinoza se
acercó molesto hacia mí.
- ¿Buenos días? - digo sin disimular el miedo en mi rostro
- Ningunos buenos días, me quieres explicar ¿Por qué mi hija cree que eres un
príncipe? - pregunta furioso.
-Yo no tengo nada que ver- aclaro dando un paso hacia atrás y alzando los
brazos en forma de inocencia.
- ¿Ah no? Estás muerto Durand- esa era mi señal. Salí corriendo lo más rápido
que pude, lanzando hechizos hacia atrás.
Pregunta rápida ¿Cómo vences a un fantasma? No puedes, mi mente agitada no
pensó más que subir a un tejado, pero me atrapó, no me quedo otra opción que...
así es bajar por la escalera, los engañé, ¿cierto?
Disculpen, suelo hacer bromas en los momentos que estoy bajo presión.
Seguí corriendo hasta llegar a un callejón sin salida, estaba perdido, hasta que
recordé que tenía poderes y abrí un portal para aparecer en mi casa. A veces
estar bajo presión desconfigura nuestro cerebro.

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Aparecí justo en el cuarto de mi hermana, cerré todas las ventanas y puertas
ajetreadamente
- ¿No deberías estar en la escuela? -pregunta mi hermana
-Cambio de planes por estar al borde de la muerte- le contesto sin despegarme
de mi labor
- ¿Ahora en que lío te metiste Tyler? - yo solo me limito a voltear los ojos.
En eso tocan la puerta -Niños, salgan- se escucha al otro lado, yo corro y me
escondo debajo de la cama.
-Es papá, tonto- claro, es papá, ya lo sabía.

***

Abajo en el comedor estábamos todos reunidos, Eugenio, Clara, mi hermana y


yo, y mis padres enfrente. Según decían tenían una noticia importante, ambos
con una expresión de nerviosismo, mi padre jugando con sus dedos.
- ¿Qué sucede, señor Durand? - intervino Clara.
-Nos mudamos- dice mi padre
- ¿Adónde? – pregunto arrugando el entrecejo.
- ¿Al cementerio sur?, ¿a una cripta?, ¿un sepulcro? - insiste mi hermana
-No precisamente- contesto mamá apretando los dientes.
-Al mundo de los vivos- contesto papá.
¿Vivos?, no, no, no, primero, muerto, ¿entendieron? Tyler no es momento para
bromas. Como sea, no voy a vivir con vivos, pero es una alternativa, si me
quedo acá me matarán, entonces ¿Qué debo hacer?

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En eso se me prendió el foco, ¡TIN LIN!

- ¿Vivos? Yo no viviré con esas criaturas - se queja Dina,

-Ahora que lo pienso no es tan mala idea- miento, es terrible.

-Ves Tyler, y más tú que estás vivo- dice mi madre extendiendo su mano en
señal de aprobación.

-Debes convivir con los de tu especie- afirma papá alegre.

- ¿Especie? ¿Es en serio James? - murmura mamá, nada convencida.

-Perdón, no sé cómo… Decirlo- justifica papá con el mismo tono.

-Y muy alegre que estoy por esto- prosigo fingiendo una sonrisa.

-Pero… - protesta mi hermana, pero yo la interrumpo

-Vamos Dina a empacar- me apresuro y me levanto del asiento. Siento las


miradas confusas tanto de Dina, Eugenio y Clara. Pero las ignoro.

- ¿Quién eres y que hiciste con mi hermano? - es lo primero que dice apenas
entramos al cuarto

- ¿Qué? - me hago el tonto. Tomo una maleta de debajo de la cama y la abro


encima de esta.

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- Odias a los vivos Tyler- me recuerda. Yo la ignoro y abro mi armario sacando
mis prendas- Benjamín, parle- insiste en nuestro código secreto, ella amenaza
con la mirada y tiene las manos en la cintura.

-Está bien- me rindo. Suelto las prendas y caigo sentado en la cama-tengo que
irme antes de que me maten, o ya sabes…

-Serás un simple muerto sin tumba- completa ella y yo asiento.

-Exacto, en este momento no soy precisamente el mejor amigo del señor


Espinoza, y no es mi único enemigo- lo último lo murmuro-además no creo que
duremos mucho allá.

Sí, recuerden esas palabras.

A las 12 pm partimos del más allá- si señoras y señores los Durand habían
llegado al mundo de los vivos-.

Amaneció bastante rápido, llegamos a un pequeño vecindario "Villa Alta", era


muy colorido, pero a la vez aburrido, todas las casas eran iguales y había plantas
bien cortadas por doquier. Mis padres fueron a buscar una casa, y sin dudas
encontraron la perfecta. Mi hermana y yo salimos a explorar y me encontré
frente a frente con la casa de Samanta Espinoza.

Era martes y como de costumbre tenía que sacar la basura, la verdad es que no
me arreglo mucho para hacer eso, pues es antes de ir a la escuela. Me puse una
sudadera gris, unos shorts deportivos negros, medias largas y sandalias; mi
cabello lo até en un muy mal hecho moño. Al bajar me recibió mi madre
preparando el desayuno
-Buenos días, hija, ¿hoy no soñaste con ningún príncipe? - se burla de mí mi
mamá
-Buenos días, mami. Ya para con eso Por favor - digo entre risa
- Cariño soy tu madre, tengo que acompañarte en tu primer amor- sigue
bromeando.
- ¿Tú misma no querías que fuera monja? - le recuerdo. Mi madre es cristiana y
es muy aferrada a sus creencias, no me malentiendan, yo creo en Dios, pero a
veces ella se sobrepasa.
-Sí, pero con tu forma de ser ya me ha quedado bastante claro que ese no es tu
camino- ruedo los ojos, ¿ven? – Pero volviendo a lo del muchacho….

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- ¿Es en serio? Ya me olvidé de eso, ya me aferré a la idea de que no existe-
digo saliendo de mi casa, para que afuera me recibiera una voz detrás de mí.
-Buenos días- tiro un grito de susto -Lo siento- volteo a ver quién es y me
vuelvo a encontrar con esos ojos azules con destellos grises que se veían más
claros por el solo mañanero, su piel era bastante pálida que se distinguían sus
venas, menos en sus mejillas que eran bastante rosadas, su cabello azabache
estaba algo despeinado, pero aun así lucia bien. Era él, el príncipe de mis
sueños, bueno, no vestía como un príncipe, más bien se veía bastante normal,
pero le lucía. ¡Ugh! Y yo con este aspecto de vagabunda -Lo siento en serio. Soy
Tyler Durand, a sus servicios- hace una reverencia tomando mi mano y
besándola, me quede atónita por unos segundos, sentía un millón de mariposas
en mi estómago.

-Hey, se supone que tú también te tienes que presentar- me dice entre dientes,
con una sonrisa. Su sonrisa definitivamente es lo más bello.

Vuelve Samanta, estamos quedando mal.

-Oh, soy Samanta, Samanta Espinoza-


Antes de que pudiera decir algo detrás de él sale una
niña-Y yo soy Dianne Durand, un placer- y también
hace una reverencia, una jovencita que parece haber
salido de una película de terror, de piel pálida, y cabello
rubio atado en dos colitas, ojos caramelos y grandes,
pero no expresivos, vestido rosa pálido y elegante, un
suéter tejido, zapatos negros de cuero con correa y
medias con encaje y un escudo en el lado izquierdo de
su suéter, y ahora que lo noto el chico también tiene el
mismo escudo, ¿Por qué? Había leído eso en culturas
inglesas alguna vez, pero… su voz- su suave y
melodiosa voz-me saca de mis pensamientos- ¿Dianne?
¿Desde cuándo te llamas así? -
- ¿Es en serio Tyler olvidaste mi nombre? - protesta la
niña.
-Es que Dina te queda mejor- justifica.
-Mi nombre es Dianne Micaela Durand Ramírez, que no se te olvide Benjamín-
recuerda algo hastiada.
-No me llames por mi segundo nombre- dice incómodo.
Con esa cara de incomodidad se ve tan lindo.
En ese momento a lo lejos se escucha una voz llamándolos, seguro eran sus
padres.

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- Nos tenemos que ir, hasta luego Samanta- y me dedica una sonrisa, es tan
tierno.
Corrí a mi casa a encerrarme, me recosté en la puerta con la respiración pesada.
- ¿Qué pasó cariño? - pregunta mi mamá preocupada
-Príncipe real. Perfecto. Yo. Fea. Basura-Es lo que alcanzó a decir
- ¿Qué? No te entendí nada- confiesa riendo mi madre
-Que nunca en mi vida me imagine arrepentirme de estar cómoda, voy a
cambiarme para ir a la escuela- y subo las escaleras a mi cuarto.
Llegué a la escuela y corrí hacia Gabriel, mi mejor amigo desde la infancia,
aunque él y Marina no se llevan tan bien, es mi confidente. Su rostro tierno me
da confianza, con la piel un tanto morena, lentes finos y redondos y el cabello
castaño y rizado.
-Samanta, hola. Tengo algo que decirte- me saluda nervioso Gabriel,
-Yo también- lo interrumpo, - ¿Recuerdas al príncipe con el que soñé? - él solo
asiente-Pues es real, hoy lo vi.
- ¿Estás segura? – cuestiona.
-Sí, es él, ¿crees que sea una señal? – le pregunto analizando.
-No lo sé, una vez soñé con elefantes y al día siguiente mis padres me llevaron
al zoológico- bromea.
-Hablo en serio, Gab – le digo sin siquiera sonreír.
-Samanta lo viste en la calle ¿Cuántas personas hay en el mundo? La
probabilidad de volver a verlo es de 0,1 %- exhala, a veces suena tan nerd. Lo
malo es que tiene razón.

-Tienes razón- digo ya rendida- tengo que olvidarme de mi príncipe azul.


Y suena la voz que hace mi día a día "Samanta Espinoza a la oficina del
director" suena en el altavoz de la escuela -Ese es mi llamado- digo dando pasos
hacia atrás
-Deja de meterte en problemas Sam- me reclama mi amigo
- Los problemas le dan sentido a la vida- y corro a la oficina del director.

***

-Otra vez aquí Señorita Espinoza- dice el director jugando con un lapicero-
¿Cuándo será el día que dejes de venir acá? - me reclama con mirada cansada.
No soy la persona más obediente del mundo, talvez me encuentro allí por poner
tachuelas sobre el asiento de la profesora de Química. Pero se lo ganó, ella me
dijo que era una inútil, y eso en serio lo sentí como una patada en la parte
trasera. Pero claro, en este colegio solo piensan en ellos mismos.
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-Veamos, dentro de dos años me voy a la Universidad-bromeo
-Estoy hablando en serio, Señorita. - saca un papel de su gabinete- Toda acción
tiene una consecuencia- y pone aquel papel enfrente de mí en el escritorio-
Trabajo comunitario-
- ¿Trabajo comunitario? ¿Cree que soy una criminal? - digo ofendida.
-No, es solo repartir correos a tu vecindario, pero si siguen los problemas
seguirá el castigo. - me advierte.
- ¿Me vio cara de cartera? – contraataco.
-No, pero de problemática Sí. - él arrastra ese papel hacia mí, y mientras yo lo
miro con desprecio, él me muestra una sonrisa de suficiencia.

***

Y pues, después de la escuela debía ir a la oficina de correos a retirar la


correspondencia y entregarla a cada casa. No todo debía ser tan aburrido,
entonces me coloque mis audífonos y cantaba y bailaba por las calles mientras
repartía las cartas. En eso me topé con una mansión sombría, parecía sacada de
una película de terror, tenía una reja negra con una "D" en el centro. Alado un
buzón del mismo color, ahí iba a dejar las cartas, pero una voz me asusto -Hola-
es él, ¡Demonios! Mi príncipe azul vive a tres casas de la mía. En una casa
aterradora. ¡Estoy perdida!

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Nos mudamos a una casa increíble- aunque la anterior era más grande y
sombría, pero no me quejo-, Talvez le parezca raro, pero en el más allá la
arquitectura gótica predomina. La señora de bienes raíces dijo que era una
mansión abandonada hace setenta años, talvez nadie la quería, eso explicaba el
impresionante precio de dos dólares.

En una maleta mágica estaba todo empacado, apenas se abrió, papel tapiz verde
esmeralda oscuro con flores doradas, los muebles rojo sangre con detalles
dorados, repisas de madera victoriana, alfombras del mismo color de los
muebles, que subían hasta las escaleras las cuales llegaba a una plataforma y se
dividía en dos, y en la pared superior el retrato familiar. Eso sí que era una bella
casa.

Mi madre compró maquillaje para cubrir heridas ojeras y llagas, aunque mi


padre se resistió al principio ella volvió a usar su poder de "convencimiento".
Ambos salieron a inscribirnos a mi hermana y a mí en las escuelas.

Yo salí al patio delantero, el cual estaba lleno de árboles, me senté a los pies de
uno a leer, pero la vi a ella, Samanta, era bastante extraña. Cantaba y bailaba con
los ojos cerrados por toda la calle, me acerque a observarla, pero ni siquiera noto
mi presencia, ella se detuvo frente a la reja y me posicione frente a ella y la
saludé, -Hola- pero grito del susto al verme. Creí que había alguien detrás de mí,
entonces me teletransporté al otro lado de la reja donde estaba ella.

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- ¿Cómo llegaste acá? -pregunto alterada

- ¡Ay verdad! - exclamé, recordando que eso no era un comportamiento de


vivos. Y me fui al otro lado, -Perdón por asustarte, creo que no lo puedo
controlar- en serio no lo puedo hacer

- Vine a.… entre... entregar estas...ca... cartas- dice con voz gagosa

- Deben ser de mi padre, yo se las entrego- tomo las cartas, pero también su
mano es tan suave, ella pone una expresión de sorpresa, es como si pudiera
escuchar su corazón alterado, yo solo le dedico una sonrisa -Gracias, nos vemos
vecina y me retiro a la casa.

***

Era
la

hora de la cena, el tiempo donde estamos toda la familia reunidas, hasta Clara y
Eugenio. Que no les he contado mucho sobre ellos, Clara era una esclava de la
época colonial que se reveló y la quemaron en la hoguera de tan solo 25 años,
por eso les tiene miedo a los vivos. Y Eugenio era el mayordomo de confianza
del duque de España en el siglo XIX, que lo sirvió hasta su muerte. Presiento

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que ellos dos tienen algo, pero ¡shhh!, no le digan a nadie, ellos se han vuelto
parte de la familia.

- ¿Y qué tal su primer día? - pregunta mi madre

-Aburrido- le contesto

- ¿Por qué no estás en peligro de muerte? - contesta altanera mi madre, hacerla


enojar no es nada difícil.

-Cristina, pasaron todo el día encerrados aquí, pero mañana cuando empiecen la
escuela se divertirán- defiende mi padre, él siempre sabe cómo calmarla –
Bueno, la mayoría de veces-.

-Una pregunta, ¿desde cuándo se llama Dianne? - Y señalo a mi hermana

- Tu hermana se llama Dianne, Tyler- Me responde cansada mi mamá.

- Ni yo que toda la vida llame a mi prima por el diminutivo- Dice mi padre entre
risas

- ¿Tienes prima? - pregunta Dina... digo Dianne, ellos solo se dan una mirada de
miedo y se aclaran la garganta.

- El punto es que mañana tienen escuela y deben ir a dormir-Cambia de tema


mamá, siempre son así de extraños, no se preocupen.

Bueno, como dijo mi mamá, mañana tengo mi primer día de escuela, ya no


tendré a mis amigos, tendré que hacer nuevos y esta vez, Vivos, Aunque tengo
el presentimiento de que esto no saldrá mal ¿o sí?

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Uniforme
En mi otra escuela no usábamos uniforme, en esta sí. Pero el estúpido uniforme
no es lo único que me preocupa, la verdad iniciar una nueva escuela no me
queda nada bien. Me da nostalgia al recordar a mis viejos y muertos amigos,
George, Camille, Julián y Esmeralda. Aunque sobre el uniforme. Nunca use
uniforme para ir a la escuela, maldigo a la persona que los invento, yo no soy
como los demás, pero que más “debo ser como los mortales”.
Eugenio me llevo a la escuela, era un edificio grande, lleno de, vivos, simples,
mortales, adolescentes.
Entre y era igual a mi anterior escuela, solo que, con menos telarañas y huesos, y
más color. Caminaba por los pasillos observando y la vi otra vez, con su cabello
castaño lacio y mechones azules, ojos verdes con delineador, estaba junto a una
chica morena más alta con el cabello en risos, la reconocía, era Marina su mejor
amiga. Me aproximé a saludarlas, alce mi mano en el aire haciendo un gesto de
saludo, pero ella solo se asustó y salió corriendo, ¿por qué cada vez que me
acerco se asusta? ¿Así de feo soy?,
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Solo alce los hombros y sentí como si algo viniera a mi cabeza y lo atrape. ¡Da!
Después de esquivar tantas balas y cuchillos, se vuelve costumbre detectar
cuando objetos vuelan hacia tu cabeza. Pero creo que los vivos no tienen las
mismas costumbres, siento que todos los ojos caen sobre mí con un enjambre de
miradas de asombro, veo lo que atrape,
era un balón; nunca había visto uno
nuevo. Entonces alguien se me acerca.
-Hola soy Charly, y tu mi amigo debes
estar en el equipo de baloncesto- me
dice emocionado, ¿Por qué un
desconocido me llama amigo?
- Hola soy Tyler, y paso los deportes no
son lo mío- le entrego el balón.
- Pero eres muy bueno, ¿Qué tan rápido
corres? - insiste Charly
- Depende de que hechizo use.
Él se empieza a reír- Qué gracioso- solo
volteo los ojos
-Si claro, adiós- digo lentamente y algo
cortante y me retiro, aunque lo pude oír como dijo- ¿y este quien se cree? - solo
sigo mi camino y no me dejo molestar por mortales. Porque esos son mortales
insignificantes que solo tienen un destino, morir.

Reviso mi horario y la primera clase es matemáticas, la verdad es que amo la


escuela, soy lo que un vivo llamaría "nerd" o al menos así dicen en la televisión.
Entonces solo debo saber dónde queda el aula de matemáticas, me acerco a un
chico que estaba sacando libros de su casillero, -Hola soy Tyler Durand a sus
servicios, ¿sabes dónde queda el salón de matemáticas? - voltea y me mira de
arriba abajo, con un toque de desprecio.
-Hola Tyler Durand a sus servicios, soy Gabriel, al fondo a la izquierda- me
responde con desprecio, confirmando mis sospechas.
-Gracias- creo que no le caigo bien.

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Se supone que mi misión era conseguir amigos, pero hasta ahora solo he
conseguido enemigos. Ah, sí y ese es un dinosaurio, escupe fuego que dibuje,
¡Raw!

***

Como dije antes mi primera clase era matemáticas, al llegar un profesor muy
amigable me recibió y me pidió que me presentara frente a la clase.
-Cuéntanos, ¿cómo te llamas? - me pidió la profesora
-Me llamo Tyler Durand con "d" al final- digo penosamente, hablar en público
no es lo mío.
- ¿De dónde vienes Tyler? – pregunta él.
¡Oh ouh!, yo vengo del más allá, piensa en algo rápido, piensa, piensa, pensa-
Pensilvania- ¿Qué cadáveres acabo de decir?
- Interesante- dice extrañado- puedes volver a tu asiento- dice el profesor, creo
que venir de Pensilvania es raro. Me fui a mi asiento y ella pasó repartiendo
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unas hojas en los puestos- Hoy vamos a hacer un examen de repaso, Tyler no
importa el resultado que saques, ya que tú recién empiezas- pero si ya revisé el
examen está completamente fácil.
-Me arriesgo, califíqueme- sus ojos se abren como platos
- ¿Estás seguro? - me insiste, yo asiento-Como tú digas- y hace un gesto de
"estás frito niño". Pero estaba fácil, yo lo podría hacer hasta con los ojos
cerrados y el que no arriesga no gana.

Ya me resultaba difícil la idea de que fuera mi vecino y ahora estudia conmigo.


Y al verlo hui como una cobarde ¡Asrg! Al menos ya termino el día de escuela y
solo tengo que repartir cartas.

Decidí ir sola a casa porque primero tenía que ir a la oficina de correos, entonces
cuando bajaba las escaleras de la entrada de la escuela no note una cáscara de
banana y me tropecé, iba a desplomarme contra el suelo, por suerte alguien me
atrapo, y ese alguien era nada más y nada menos que Tyler. Me estaba tomando
de la cintura, era como un baile de tango, nuestros rostros estaban a centímetros
y nos mirábamos fijamente con ese mar azul que tiene por ojos. Pero él me
ayuda a levantarme, sí, creo que la tención romántica solo estaba de un lado.

-Casi te caías-gracias por dedicarme esa frase tan poética, noten mi sarcasmo, -
Sabes que una caída de esa magnitud podría fracturarte desde el cráneo hasta el
cuello y podrías morir desangrada en esta escalera- Oh, valla sigue la poesía. En
eso él toma un mechón de mi cabello- Es ¿azul? - claro por si no lo sabían uso
extensiones de color azul bajo mi cabello

-Emm- gagueo-... sí, pero no es real, son extensiones, mira-me saco una y le
muestro el gancho-es que mi madre no deja pintármelo.

- Oh, ya creía que los vivos tienen el cabello de colores extraños- dice
sacudiendo su cabeza. A veces dice cosas sin sentido -Bueno, hasta mañana
orquídea negra- ¿orquídea negra? ¿Por qué me dijo así? Pero antes de que
pudiera preguntarle ya se había ido.

Es su apodo, igual que yo le digo príncipe.

Entonces este es el inicio de la historia de la orquídea negra y el príncipe talvez


sea interesante.

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Orquídea negra, ¿Qué significa mi príncipe?

-Entonces son la orquídea negra y el príncipe- decía emocionada mi amiga, a


ella le emocionan un montón las historias de amor.
-Sí, él me dice así, pero ¿qué demonios significa? - exclamo exhausta
recostándome al casillero.
-Masdevallia rolfeana, más conocida como orquídea negra. Es una de las
especies más extrañas y hermosas flores, se caracteriza por sus pétalos de
tonalidad oscura y su tallo verde, me recuerda a cómo te vistes y el color de tus
ojos y además de que me pareces única- dice Tyler detrás de mí, ¿eso piensa?
Me compara con esa extraordinaria flor, y además se aprendió un
significado de Google por mí.
-No, lo leí en un libro de botánica- ¡demonios! Deja
de pensar en voz alta.
Después de irse Marina soltó un chillido -
Son tan lindos- dice emocionada
-Sí, es tan lindo- y pongo una cara de
boba.

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-Sam, primera regla de cuando tienes un amor platónico: No te ilusiones si no
son nada - me advierte mi amiga-
- ¿Escribir su nombre en mi cuaderno cuenta como ilusionarme? - musito.
- ¿Qué hiciste qué? - exclama con los ojos como platos.
-Es que ayer me puse a pensar en él mientras hacía la tarea de historia. Y pues
recordé su nombre pues, he aquí el resultado- le mostré la parte trasera del
cuaderno donde estaba escrito su nombre y decorado con resaltadores y dibujos
de corazones.
-Estás loca orquídea, ¿qué tal si la ve el cuaderno? Verá la rara obsesión que
tienes por él-reclama.
-Él no lo notara, ni que fuera a revisar mis cuadernos- bufo.
Y aquí es donde me arrepiento de decir eso, Ya verán el por qué.

Finalizó la clase de historia, después de esta hora venía el descanso. Al salir del
salón sin querer choque con Samanta y tumbe sus cuadernos, al caer uno se
abrió en una página, esa página tenía escrita mi nombre, la cara de ella
expresaba vergüenza, parecía estar sudando. Entonces solo una idea se vino a mi
mente.

-Tu libro se llama igual que yo- le dije alegre-El mío se llama Karen- Agregué,
ella no dijo nada, solo se quedó con esa cara. Entonces la ayudé a levantarlo, y
se lo di, y Salí. Al salir del salón mi libro-Karen se abrió.

Te caíste de la cuna al nacer, ¿verdad?

- ¿de qué hablas?

Esa chica está loca por ti, tonto

-Es solo una amiga.

¿Cómo te lo digo para que entiendas? Los vivos no tienen libros vivientes.

- ¿Me estás diciendo que…?

Si

-Ella ha ido donde los muertos.

Si tuviera brazos te golpearía.

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Entonces recordé lo que descubrí ayer al salir de la escuela.

- Tú no eres quien, para regañarme, descubrí que tú pusiste la cáscara de banana.

¿Cómo piensas eso de mí? Te acabo de decir que no tengo brazos.

-No te hagas la tonta, el plátano estaba hecho con un hechizo.

Bien, solo quería que la princesa callera en brazos del príncipe.

- ¿En serio libro? No llevo dos días aquí y ya me estás buscando pretendida, - le
reclamo y exhalo- mejor te escondo antes de que alguien te vea.

Tengo que admitirlo, muy linda caligrafía tiene aquella orquídea, si así le diré
desde ahora, ella me llama príncipe cuando no estoy. Y me encantaría conocer al
libro Tyler.

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Pero, pues no todo fue color de rosa, es día, ya que en la última hora me tocaba
matemáticas y el profesor iba a entregar los exámenes,

-Lamentablemente, todos desaprobaron el examen, excepto Tyler- dice la


profesora viendo las hojas. De repente toma asiento y se pone a llorar.

- ¿Qué sucede? - pregunta una alumna.

-Que es el mejor alumno que he tenido en años- dice quitándose las lágrimas
violentamente- Todos ustedes me decepcionan, en especial la señorita Espinoza.
Pero ese ya es otro tema. Venga para acá, señor Durand.

Yo me levanté y confundido avance hasta el escritorio. Y lo inesperado llegó, él


me estrujo las mejillas y más lágrimas salieron de sus ojos.

-Por más alumnos como tú- pidió ¿ok? Los vivos no son muy… Son extraños –
En Pensilvania crían bien a los jóvenes.

-Sí, Pensilvania- afirmo sin ocultar la confusión.

- Entonces todos llevarán ejercicios de repaso menos Tyler- Y un montón de


quejas tomaron el control del salón - ¡Cállense! - pidió enojado- no me pagan lo
suficiente-
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Él pasó entregando un cuaderno de ejercicios al resto del salón. Sentí como
miradas de furia caían sobre mí, para mi suerte sonó el timbre, o eso creía,
porque salí corriendo del salón y detrás de mí una multitud enfurecida, dirigida
por Charly. Me alcanzaron, iba a lanzar hechizos, pero recordé que eso pondría
en riesgo a mi familia. Entonces, sin poder defenderme, me golpearon, me
dejaron el ojo más morado que una remolacha. Acabo de ser dominado por un
montón de simples mortales con hormonas flotantes y acné –que también tengo-
Pero ellos no tienen poderes. Algo dentro de mí sabía que venir acá no era una
buena idea.

***

Fui al baño a lavarme la cara para que se me pasara un poco el dolor, y en una
de las casillas se oía un ruido extraño, fui a investigar y dentro había… Un chico
amarrado al inodoro

- ¿Qué haces ahí? -le pregunto

-No pasando el rato, ¿tú que crees? -dijo alterado-Ayúdame-me suplico. Lo


desenredé, era un chico de piel un tanto morena, algo rellenito y con ojos
pequeños- Gracias, Me llamo Roberto, pero me dicen Bob- y extiende su mano

-Soy Tyler Durand a sus servicios- y estrecho la mía con la de él

-Oye, ¿quieres friendar? - ¿Qué esqueletos es eso?

- ¿Qué? –pregunté enarcando una ceja.

-Oh, si quieres ser mi amigo, es una forma que tengo de pedirlo. Aunque no
tengo muchos amigos, mejor dicho, ninguno- lo último lo dijo algo decaído-
seriamos los rechazados sociales- recupero su tono. Ya que veo que te dieron
una linda bienvenida- señala mi ojo morado

- Bien, amigos. Aunque acabes de atentar


bruscamente contra el perfecto castellano- le digo
sonriente.

Él gira la cabeza como si viera algo detrás de mí

-Hola, soy Mía- Escucho a mi espalda, volteo y


veo a una chica de cabello castaño ondulado con

37
puntas claras, ojos marrones grandes y mucho maquillaje, o más del que estoy
acostumbrado.

-Soy Tyler Durand- no dije lo siguiente porque no quiero estar a sus servicios,
no me da confianza.

-Te vi ayer cuando atrapaste el balón, ¿eres deportista? – pregunta con


entusiasmo.

Sí, en hechicería olímpica

- No, son solo reflejos- Creí que era una bala.

-Bueno, venía a preguntarte si me acompañarías a eso- señala un cartel que dice


baile de otoño, Bob me jala del brazo.

-Yo que tú no me junto con esa tarántula- me susurra

- ¿Sabes que te oigo? Idiota- dice Mía detrás

- Lo sé tarántula, y MI MEJOR AMIGO, no ira contigo- dice decidido

- ¡Aww! - finge ternura colocando sus manos en su pecho- Al fin tienes un


amigo- se burla-Él tiene boca, él lo tiene que decir- refuta

- No, no iré, no me gustan los bailes- mascullo.

Es que no sé bailar

-Como tú quieras- dice algo indignada- pero si cambias de opinión solo


búscame- y se va activando el modo diva

- ¿Quién es? - le pregunto a mi amigo

-Es la chica más popular y malvada del colegio. También sería deportista. Si es
que los insultos y humillaciones fueran un deporte. Te aconsejo mantenerte
alejado o serás su siguiente víctima, y con víctima me refiero a un exnovio
abandonado con mala fama gracias a su cizaña- seguiré su consejo, no vine a
este mundo para ser estafado por una simple mortal de diesisesis años.

-Valoro tu consejo buen amigo, soy más que una presa, soy un cazador que
disfruta alimentarse de la sangre derramada por sus inferiores enemigos- digo
abrazándolo de lado.

-Tus frases son mejores que las mías. Aunque no entendí en sesenta y cinco por
ciento de esta.

38
***

Volví a casa y me recosté boca arriba en mi cama dejando salir un largo suspiro
por el terrible día que tuve, al verme Max se sube a la cama y empieza a
lamerme.

-Ahora somos iguales- le digo, ya que él tiene una cortada que atraviesa todo su
ojo izquierdo, este día fue malo

¿Qué tal será el siguiente?

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Ya era tarde, era la hora de la cena, y se me hace que nadie tuvo un buen día,
mis padres solo miraban la comida con una expresión seria, Dina tenía el cabello
lleno de algo pegajoso y marcas de lágrimas en los ojos.
- ¿Qué tal su día? - rompe el silencio mi mamá, todos la miramos con una cara
de ¿en serio?
-Conseguí empleo en el hospital- dice papá sin ánimos, con la mirada fija en la
comida.
-Qué bueno, ¿y a ustedes mis amores como les fue? - nos pregunta de nuevo
mamá, entusiasmada.
-Me golpearon solo porque saque una buena nota- y señalo mi ojo. Soné tan
cortante
- Me tiraron yogur en la cabeza- dice Dina
- ¿Estás llorando princesa? -pregunta preocupado papá.
-No, es que también me cayó yogur dentro de los ojos- se saca uno de sus ojos y
golpea la parte trasera de su cabeza para que salga el líquido. No se sorprendan,
lo hace casi siempre.
Pasan unos segundos de silencio

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- ¡Bien, es mi culpa traerlos aquí! - dice furiosa mamá, nosotros solo asentimos,
ya que es cierto, - ¡Entonces perdón por querer tener una familia normal! - se
levanta de golpe la mesa- ¡Familia de locos! ¡Tú loco, él loco, ella loca, hasta el
perro es loco! - señalando a cada miembro de la familia cada vez más histérica.
- ¡¿Locos? ¡La loca fue la que nos obligó a venir acá! - le
contesta enojado mi papá. Pocas veces se ve así.
- ¿Así? ¡Pues más loco el que se casó con la loca! - Grita ella
aún más fuerte apretando sus puños. Sí, presiento que esto se
va a volver un trabalenguas.
- ¡Pues me arrepiento de haber ido a esa parada de autobús! -
oh no, ya se están echando en cara cosas de hace 16 años
- ¡Pues yo, igual doctor Durand! - concluye mamá y sube las
escaleras, furiosa. Tan, pero tan molesta que al cerrar la puerta
un jarrón cayó al piso y se rompió.
-Yo ya me encargo- murmuró Clara poniéndose de pie.
Yo también me levanté exhalando.

Fui al baño para curar mi herida, solo paso mis manos por mi cara y desaparece
¡Magia!
-Pudiste hacer eso desde el principio, ¿por qué no lo hiciste? - me pregunta Dina
entrando de repente.
-Para que mamá se arrepintiera de traernos acá e irnos de este infierno de una
vez por todas- contesto decidido, mirando a yo sé dónde, y volví a suspirar.
- ¿No hay un hechizo para mi cabello? - y lo señala haciendo puchero.
- Si se llama ducha- apretó su pequeña nariz y me retiro del baño.
Como típica discusión familiar mi madre corrió a mi papá del cuarto y lo mando
a dormir en el sofá, lo cual no entiendo por qué hay cuarto de invitados, seguro
son cosas de esposos.
Esta cena para concluir el terrible día que tuve, engrandece mi deseo de irme de
aquí de una vez por todas. ¿Si existe una razón por la que me quede? Hasta
ahora nada, preferiría haber sido asesinado por el Sr. Espinoza, sería menos
doloroso.

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Para completar mi gran suerte, noten mi sarcasmo, hoy convocaron a mis padres
a una reunión en la escuela.
- ¡Cristina, ábreme la puerta, necesito mi cambiarme para la reunión! - gritaba
mi padre golpeando ajetreadamente la puerta.
Mi madre entreabre la puerta.
-No, tú te lo buscaste, loco- y le volvió a cerrar la puerta en la cara.
-Cristina, pareces una niña- ella vuelve a entreabrir la puerta
- Escucha cadáver sin vida, me vuelves a llamar niña, te revivo y te vuelvo a
matar- le contesta enojada.
-Pues eso es lo que pareces- ella deja salir un respiro. Ella abrió la puerta con la
cabeza baja.
-Entra rápido, y esto no significa que te perdono.
El desayuno tampoco se libró de sus peleas, es como si la sola presencia del otro
les pusiera los pelos de punta y le hiciera hervir la sangre.
- ¿Ya se te pasó el enojo mi amor? - pregunta mi papá en la cocina al ver a
mamá servirse el café.
Ella lo miró de mala manera y resopló.
-No, lo siento, yo no hablo con locos- ella forzó una sonrisa de suficiente antes
de que su expresión de “mírame y te decapito sin piedad” volviera.
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-Pues a la loca se le está botando el café- y efectivamente, mi mamá se distrajo y
siguió sirviendo café sin darse cuenta, la furia recobro dentro de ella y le lanzó
un cuchillo, pero mi papá ya había salido por la puerta trasera, haciendo que
chocara con el marco de esta.
- yo también te amo linda- bromeó.
-No sea a si de dura señora, su esposo la quiere- Sugirió Eugenio tratando de
Calmarla.
-Ah, estas de su lado- malinterpreto, sí que era experta en eso. -, pues yo
también tengo aliados, Clara venga conmigo, aquí tenemos a dos hombres
opresores, acompáñeme - Expresó. Clara es una rebelde colonial, ósea, no
soporta el machismo y con esas simples palabras la convence.
-Hasta el fin del mundo Sra. Durand- Exclamo alzando su puño al aire. ¿Ven?
Dina y yo presenciamos tal escena mientras comíamos, ambos salimos de
nuestra perplejidad y nos miramos.
- ¿Has entendido algo? - le pregunté.
-Ni en lo más mínimo – negaba con la cabeza.

Mientras mi casa estaba dividida a la mitad, nosotros debíamos volver a nuestras


actividades diarias. Al momento que caminaba por el pasillo sentí como una
fuerza me jaló hacia el armario. Samanta me jaló, estábamos frente a frente, su
mano a la altura de mi cuello contra la pared evitando qué hullera. Me miraba
con curiosidad mientras yo trataba de asimilar lo ocurrido hace unos cuantos
segundos. Aquel incómodo silencio lo rompió ella al atreverse a hablar:
-Estás muerto Durand.
¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo?....... ¿Cómo lo descubrió?
- ¿De qué hablas? – disimule lentamente, evitando mirarla a toda costa, las
miradas me ponen extremadamente nervioso, y más si de ella se trata.
- ¿Tú de qué crees que hablo?
¡Huesos podridos! No me insistas. Mi cordura y habilidad de mentir se fueron de
vacaciones. Acerco su mano más a mi mejilla, casi que chocaba con el lunar que
tengo en la parte baja de ella, ella mientras inclinó su cabeza haciendo énfasis en
sus ojos, en sus brillantes grades y perfectos ojos iguales a… No es el momento
Tyler. Relamí mis labios y apreté mis ojos bruscamente.
- Está bien, si, pero prácticamente yo no mi familia si, aunque mi hermana es
medio muerta, pero yo si soy vivo criado entre muertos- dije a una velocidad
olímpica.
¿Qué cadáveres hiciste?
¿Qué cadáveres hice? Yo… Yo la…… Mis queridos lectores no estarían listos
para la palabra.
- ¿Qué? ¿Cómo que… Muerto? - pregunta asustada separándose de mí. Su voz
más aguda y balbuceando cosas a lo bajo.
- ¿A eso no te referías?
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-No, yo hablaba del examen de historia, fuiste el único en sacar buena nota, y
además…. ¿Qué pasó con la herida de tu ojo?
Sí, lo hice y feo.
-Cosas de muertos vivientes- murmuré. Pero ni yo asimilaba lo que decía. Sentía
mis mejillas más frías de lo normal, mis labios secos… No Tyler apacíguate, no
vayas a….
Acababa de decirle a una mortal que siquiera me conoce el secreto más grande
de mi familia, ¿Por qué? ¿Por qué me costaba tanto mentirle? Es una simple
mortal puberta –sin ofender, pienso sin sentido cuando me altero-.
-Entonces, si estás muerto- dijo ella, aunque sonaba más como un auto
convencimiento. - ¡Dios Santo! Gabriel no me creía
cuando le dije que estas cosas eran reales- soltaba.
Volvió a mirarme sujetándose con desesperación el
cabello - ¿Eres un fa-fan-fantasma?
-No exactamente…
- ¡Un anima en pena! - exclamó exasperada
-No-negué lentamente.
- ¿Cómo un vampiro?
- ¡Agr! Ni se te ocurra compárame con esos
presumidos.
- ¿Vienes de otra dimensión?
-Preferimos decirle otro paralelo o “más allá”.
- ¡Un zombi! - casi gritó- ¿Te comerás mi cerebro?
- ¡No! - grité llamando su atención. La tomé de los
hombros, pero repugno el contacto físico y la solté
de inmediato. - Escúchame, yo soy un mortal, un vivo. Qué paso toda su vida
con su familia de muertos en el más allá, pero que ahora se fueron a vivir aquí
por razones que no te importan en lo absoluto.
Ella asintió en repetidas ocasiones como si entendiera.
-Vienes de donde los muertos a vivir aquí con nosotros como si fueran
“normales”.
-Algo así, pero no le digas a nadie, esto quedará entre tú y yo- aclaré.
- ¿Eres un muerto? - Era Bob, ¡Calaveras! ¿Acaso esto puede empeorar?
- ¿Qué haces aquí? - le pregunta Samanta casi chillando.
-Escondiéndome hasta que inicie la clase, porque si Charly me encuentra quedo
como...... Tyler, muerto- dijo con normalidad, pero en la cara se le veía que
estaba estupefacto.
-Primero, no estoy muerto, mi familia sí. Yo soy un vivo criado entre muertos-
Ambos continuaban mirando con incredulidad.
-Yo sabía que lo de Pensilvania no era cierto-Me interrumpe Bob. Juraría que su
cara era tan blanca. Con que de ahí viene la expresión “Como si hubiera visto un
fantasma”
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-… Sí, y segundo, esto quedará entre nosotros, ¿de acuerdo?
Samanta negó.
- ¿Qué? - le pregunte
- ¿Así y ya? ¿Qué? ¿Crees que somos tus súbditos y te obedeceremos porque sí?
- ¿Si?
- ¿Estás loco Durand?
-No conoces ni el diez por ciento de mi locura- musité acercándome a ella
amenazante.
- ¿Crees que te tengo miedo? - me insistió con la misma mirada de hace un rato.
-Te aconsejo que deberías.
-Ok… ¿Sally? No sé tu nombre- Bob capto nuestra atención haciéndonos tomar
distancia – Si tomas en cuenta que está muerto, ¿No? O sea, a mí me tiemblan
las piernas, y veo que detestas mantener distancia.
-Tienes razón, ¿pero sabes que más detesto?...
-Si son las gallinas me tranquilizaría saber que no soy el único- Murmuró
-No, un trato sin igualdades. Y si el señor “muerto” nos quiere tener con esa
información removiéndonos el pecho cada noche – Yo gire los ojos- Lo mínimo
que debería hacer es sacarle provecho a esto- agregó una sonrisa de suficiencia.
Suspire cansado- Bien, ¿Qué quieres?
Ella hizo como si pensara. Y después hizo un puchero – Me cuesta trabajar bajo
presión.
- ¿Tú estás bajo presión? - murmuré.
-Talvez, deba tomarme un rato para pensar una buena oferta. Ella me paso, por
un lado, sin más – Mientras cuídate.
Mi cerebro trata de asimilar su reacción que ya no estaba.
- ¿No va a volver cierto?
-No en un buen rato.
¡No puede ser!, este simple mortal me tiene en la palma de su mano.
-Tranquilo, yo no diré nada, la verdad eres mi único amigo- Dice Bob poniendo
su mano en mi hombro, repugnante, pero qué más da. Al menos eso me
tranquiliza un poco, pero aún necesito el silencio de ella.

***

Bob pasó toda la mañana haciéndome preguntas tontas sobre mi familia- ¿Eres
un zombi? - me pregunta
-Que no- contesto malhumorado.
- ¿Cuándo el reloj marca la una, sales de tu tumba y cantas chúmbala
cachumbala? - ¿En serio? Lo miré incrédulo y él insistió.
-Por quincuagésima vez NO- Le contesto casi gritando
-Bien, bien, última pregunta, ¿has asesinado a alguien? -
45
-Ya tengo la oferta- interrumpe Samanta.
-Bien, ¿qué debo hacer? - dije fríamente.
-Nos vemos en el parque a las tres- dice
sonriendo, ya me estoy hartando de esa
sonrisa de dientes torcidos.
- ¿Y por qué no ahora?
-Le quita la diversión al asunto-
¿Diversión? Esto le parece divertido, está
poniendo en riesgo a mi familia, ella solo se
va y ya.
No puedo esperar a que sean las 3:00 para ver qué es eso que me va a decir.

***

Al llegar a casa, papá y mamá nos dijeron que en la reunión no habían dicho
cosas muy lindas de nosotros.
Dijeron que, aunque yo fuera muy inteligente y tranquilo, pero que tengo
problemas para socializar, ¿qué quieren que haga? Hasta ahora el único que me
ha tratado bien era Bob, ya que Samanta, como se comportó esta mañana, acaba
de quedar fuera de mi lista de amigos.
Y en cuanto a mi hermana tiene un largo historial, en pocas palabras es un
problema andante, y necesita ser normal, señora, viva diez años con ella y verá
que es aún más que eso.
Entonces la conclusión es que necesitamos ser normales, ¿cómo? Aún debo
descubrirlo.

***

Las horas pasaban lentamente. Apenas que el reloj marco las dos y cincuenta,
me levanté de la cama, sobé la cabeza de Max y salí corriendo.
Llegue al parque, pero ella aún no estaba, el reloj ya marcaba las tres y cinco,
¿Qué tramaba? Yo soy el de los planes y engaños. En eso llegó, caminando con
toda la lentitud del mundo.
- ¿No sabes que para hacer un trato tienes que llegar a tiempo? - le digo cuando
la veo acercarse a mí.
- ¿No sabes que llegar tarde le pone más intriga al trato? – ella arrugó la nariz.
-Lo siento Sra. Holmes-digo sarcásticamente.
-Aprende mi querido Watson-Responde a mi chiste, ¿Quién se cree? Los chistes
inteligentes son lo mío.
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-No me vengas hablar de misterio, yo crecí entre cuchillos, sangre y cadáveres
vivientes. - Al final imité su expresión de arrugar la nariz.
- ¡Uy! Qué miedo- dice sarcástica moviendo sus manos en forma de burla-Yo vi
como mataron a mi padre.
-Yo vi cómo me intento matar a mí- murmure muy por lo bajo.
- ¿Qué? - ¡Ay! Se me salió.
-Perdón por llegar tarde- dice jadeando Bob, mientras descansa sus manos en
sus rodillas.
- ¿Y este quien lo invito? -Dice Samanta examinándolo de arriba abajo con poco
cariño.
La verdad no tengo ni idea.
-Nadie, vino solo- le contesto sincero.
-Creí que dijeron que NOSOTROS nos íbamos a reunir en el parque- señalaba a
los tres con el dedo.
-No era que NOSOTROS nos reuniríamos en el parque- dije señalando con el
dedo a Samanta y a mí.
-Oh- Dice entendiendo-Pero me quedaré a oír que pasa.
-Como sea, ¿cuál es tu trato? -Cambio de tema, para terminar esto sin más
rodeos.
-Bien, que, a cambio de guardar tu secreto, vengas al Baile de Otoño conmigo-
dijo nerviosa.
¿Qué? Confieso es la oferta más rara del mundo,
Espera tontuelo podemos usar esto a nuestro favor
Tienes razón, no la puedo desperdiciar.
- ¿Qué tal si le agregamos algo más a este trato? - ella me mira con cara de
confusión
- ¿Agregar qué? –enarcó una ceja.
-Que me enseñes a mí y a mi hermana a ser normal- le dije
- ¿Y para eso debo ir a tu...tu casa?
-Es bastante obvio.
Ella mira con una cara de confusión como diciendo ser el trato más raro de
todos- ¿Trato? - le insisto colocando mi mano al frente, lo piensa por unos
segundos.
-Trato- y estrecha su suave mano con la mía.
-Deberían ver la tremenda química que tienen- chilló Bob emocionado- Ya hasta
les cree un nombre #Samler.
-Bob, estoy seguro de que no hay el más mínimo gramo de Química, es solo un
trato.
-Sí, solo un trato- musito ella. ¿Acaso estaba…? ¿Triste? No, ahora no, soy muy
malo descifrando emociones.
Espero esto sea un simple trato y no halla inconvenientes.
Bueno, hemos comprobado que pocas veces expectativas así se cumple.
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Parecía un chiste, pero algo dentro de mí me dice que él no mentía, pero ¿Cómo
eso era posible? ¿Cómo diablos llegaron unos muertos aquí? ¿Qué buscaban?
Probablemente, no sea cierto, o sufra de esquizofrenia o algo por el estilo; pero
si por una mínima posibilidad sea cierto, tendría lógica. Todo alrededor de esa
familia da un aspecto fantasmal, y si entonces fuera cierto me he metido en un
gran lío, y tan solo pensar en eso me dio un extraño sabor de boca que perduró
toda la tarde.
Me quedé viendo por la ventana embobada, observando a detalle aquella gótica
mansión, si miraba mejor podía ver que desde una luz amarilla una sombra
negra. Era él, sabía que era él. Su cabello ondulado se asomaba en pequeños
mechones, ya que tenía inclinada la cabeza leyendo. Tan solo su sombra se veía
tan puramente inocente.
Ay príncipe de mis sueños parece que terminaste siendo el rey de mis
pesadillas.
-Samanta, quítate de la ventana, podrías pescar un resfriado- me advierte Gabriel
mientras jugaba en línea en su celular.
Suspire y sonreí- Sí, papá- bromee.

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-Hablo en serio. Yo no soy el que odia el sabor de los medicamentos como una
niña chiquita. ¿Entonces…?
- ¿Qué?
- ¿Por qué miras tanto esa casa? - Gabriel sabe cómo leerme perfectamente,
claro no creo que note mi situación con Tyler, es la primera vez que desarrollo
este sentimiento- Ya sé, estás mal porque esa casa abandonada era en la que
siempre nos metíamos a jugar, y ahora que se mudaron allí no lo podemos hacer.
Tranquila Sam conseguiremos más….
-No es eso- solté. Deje salir un suspiro- Allí vive el “príncipe”. El príncipe con
el que hoy…- murmure.
- ¿Hoy qué? - Marina vuelve a la realidad.
-Nada. - masculle.
-Habla orquídea, mientras no actualicen mi historia necesito darle sentido a mi
vida- hablaba tan dramáticamente que sus alborotados risos volaban en distintas
direcciones.
-Bueno, hoy estuve con él en el armario y……
- ¿Armario? - repitieron en coro.
-Mi selección literaria me obliga a malinterpretar esa situación- dice ella.
- ¡Pero déjame terminar!, y ahora……
En eso Marina soltó un grito de emoción que nos hizo sobresaltar a ambos.
- ¿Actualizaron? - pregunto Gabriel.
- ¡Actualizaron! - exclamó mirando su celular.
-Actualizaron- repetí mirando a Gabriel entre risas.
Regla principal si tienes una amiga lectora: Nunca la molestes cuando actualizan
su historia favorita.
Gabriel miró su celular, he hizo una mueca.
- ¿Todo bien? - inquirí.
-Sí, solo hoy tengo una cena con “mi amado padre” y no puedo faltar.
La relación de Gabriel y su padre no es la mejor, tampoco es que lo vea mucho,
está separado de su madre hace bastante.
-Mañana me cuentas qué paso en el armario. Mientras tenía algo que decirte –
dijo decaído.
-Ok, aguantaré hasta mañana para oír cómo pásate de nivel- ironice.
El río sin mirar- No es eso- Se levantó y le repiqueteo el dedo en la frente de
Marina.
- ¡Hey! - exclamó enojada.
-Que disfrutes tu noche con… ¿Cómo se llama tu crush literario de esta semana?
-Ángel- suspiro ella encantada.
-Bueno, te siguen gustando solo por la “A”
-Claro que no, también le gustan por la “J”- le defendí.
-Exacto.
-Buenas noches, chicas.
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-Buenas noches- canturreamos.
Después de que Gabriel salió me acosté en el suelo, veía mi habitación
detalladamente, las paredes moradas se comenzaban a aclarar, no le vendrían
mal otra mano. Los afiches de bandas, canciones y fotos casi cubrían todo, me
fijé en uno que decía “Más lejos que cerca” No había entendido a profundidad
esa frase hasta este momento.
- ¿Marina?
- ¿Mm?
- ¿Si me escucharías?
-Lo dudo. Ni te imaginas la tensión de este capítulo.
La observé de nuevo acostada en mi cama de colchas oscuras, mirando su
celular. A veces me preguntaba ¿Cómo dos seres tan diferentes pueden tener una
amistad tan larga? Yo era tan introvertida, antipática, oscura y desinteresada,
mientras que ella era puro color, empeño, alegría y extrovertida. Talvez ella
hubiera manejado mejor mi situación, y no hubiera hecho un tonto plan
haciéndose la valiente. ¡Doy Asco!
-Voy a ir al Baile de Otoño con Tyler- musité. Pero sé que ella oyó
perfectamente - ¿Marina?
- ¿Qué? - respondió más cortante.
- ¿Tú crees que seres… Extraños habiten entre nosotros?
Ella soltó su teléfono y se centró en mi pregunta enarco una ceja notoriamente,
- ¿Cómo qué extraños? – preguntó.
-Yo no-no lo sé, como muertos, talvez.
-Mañana hablaré con Gabriel para que deje de enseñarte esas películas de terror.
-No, no es eso. Es que…- no sabía cómo preguntárselo- ¿Y si fuera cierto? ¿Y si
convivieran con nosotros sin que nos demos cuenta?
- ¿Acaso no te han suministrado la medicina? - bromeó- Cada día andas más
loca- ella se bajó de la cama y se sentó a mi lado- Dime ¿Quién que conocemos
esta…? ¿Muerto?
-No sé, talvez el vecino. Es raro, no has visto lo pálido que es o donde vive. Yo
desconfiaría de alguien así.
Sí, talvez estoy metiéndome en un grave problema y si me secuestran es mejor
dejar información a testigos.
-Yo creo que talvez te estás obsesionando mucho con tu príncipe flor oscura….
-Orquídea Negra- la corregí.
-Sí, y por eso estás empezando a crear historias en tu cabeza, como la
protagonista del libro que estoy leyendo…- empieza a poner su cara dramática-
No creo que terminen juntos.
Yo la abracé de lado y la recuesto sobre mi hombro donde no quita su cara de
perrito triste.
-No sé qué voy a hacer- murmure, más para mí misma.

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Esa noche Marina se quedó a dormir en mi casa, nos acostamos talvez a la una
de la madrugada, cuando mi mamá nos regañó. Pero yo no pude pegar un ojo en
toda la noche al sentir que la preocupación me carcomía, cuando lograba
conciliar un poco el sueño las pesadillas me volvían a levantar. Pensaba talvez
que un poco de té. Fui a la cocina y calenté un poco de agua, el reloj marcaba las
tres y treinta y tres de la madrugada, fui a los gabinetes y tomé el sobre que tenía
el nombre de “Té rojo”, serví el agua en una taza e introduje el sobre y lo
empecé a revolver para que tomara la esencia de este.
- ¿Problemas para dormir?
Escuché a mi espalda, exhalé del susto y un escalofrío recorrió mi cuerpo
completo. Voltee rápidamente mientras tomaba la taza –podría lanzarle el agua
caliente para defenderme-. Cuando observé arrugué el entrecejo.
Tyler
Estaba sentado en la isla de la cocina con las piernas cruzadas y una expresión
fría.
¿Qué hacía dentro de mi casa a esta hora?
- ¿Cómo entraste? - fue lo primero que se cruzó preguntarle.
-Espero no hayas dicho nada- me dijo.
-Vuelvo y repito, ¿Cómo entraste a mi casa? - repetí con tono firme.
-No creas que no sé qué le soltaste pistas a Marina- dijo amenazante
-Yo no dije nada- mentí descaradamente con un tono más agudo.
Él rodó los ojos y bajó de la isla.
-No trates de mentirme, Samanta- advirtió- Y más te vale no decir nada. Ambos
somos socios, y los socios no se traicionan.
Bajé la mirada y torcí los labios, hablaba con tanta seriedad que me atemorizaba
más de lo que ya estaba.
-Tyler…-lo llamé. - ¿En serio están muertos?
Él sonrió malévolamente y me miró directamente con ese electrizante azul de
sus ojos.
-Pronto lo verás.
- ¿Veré qué? - lo reté alzando las cejas.
Él sonrió con ternura e hizo una mueca. Se acercó y tomó un mechón de mi
cabello.
-Dulces sueños, Orquídea
Negra.
Soltó el mechón con
lentitud y se puso a mi lado.
Pero cuando voltee a verlo
había desaparecido.
Aun así, lo más extraño de
esa noche fue que al
acostarme, dormí
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plácidamente sin señal de aquellas pesadillas, y a la mañana siguiente desperté
temprano como de costumbre, y me sentía como si hubiera dormido toda la
noche.
Y este fue solo el comienzo de lo raro.

***

Al baile contigo- dice mi amiga sacando sus libros del casillero, no le dije nada
más. Sé que entre amigas no hay secretos, pero este no es mi secreto.
-No lo chantajeé, él solo aceptó-Mentirle, me duele en el alma, príncipe azul,
ojalá quedes conmigo.
-No te creo, porque…- la interrumpe Gabriel
- Hola, Sam, ¿hoy si puedes hablar conmigo? – La verdad Gabriel tenía varios
días tratando de decirme algo, pero por alguna extraña razón nunca podía.
-Ahora sí te puedo oír- y suena el timbre de mi celular, lo tomo para revisar y
hablando del rey de Roma.

Me escribe Tyler. Yo puse los ojos en blanco.


-Perdón Gab, ¿Me disculparías un momento? - digo avergonzada.
-Claro, para ti toda la vida- dice no muy convencido.

Eso me hace tragar grueso, observo y está al otro lado del pasillo, pero no veo
que tenga su celular en la mano y aún me siguen llegando mensajes. Hay que
admitirlo, estoy aterrada
¿En qué clase de lío te has metido?
Ni yo sé
-Samanta, ¿estás bien? - Gabriel me saca de mis pensamientos, -Sam, ¿ya
hablamos?
Lo miro saliendo del susto, escucho mi celular y lo vuelvo a tomar.

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-Gab, lo siento otra vez, tengo algo que hacer.
-No te preocupes, nos vemos- se despidió forzando una sonrisa. Me duele verlo
así.
Me acerqué adonde él estaba, jugando con mis dedos de la ansiedad, llegué y
¡No estaba!
- ¿Me buscas? - siento una voz en la parte trasera de mi oreja, volteo a buscarlo,
pero otra vez desapareció - ¿Qué? ¿No me encuentras? - está al frente de mí y
suelta una risa, regreso la vista y ya no está, pero sé que está ahí.
- Deja de hacer eso- protesto, al fin se queda quieto a mi lado
-Debes acostumbrarte, es normal entre fantasmas- Dice eso tan tranquilo que
asusta más
-Vengo a decirte dos cosas, antes que nada- le digo-Primero, ¿cómo diablos
conseguiste mi número?
-Sam, Samy, Samanta, puedo jugar con tu mente y controlarte como yo quiera,
¿crees que me cuesta conseguir tu número? - Volvió Freddy.
-Deja de hacer esas cosas, y segundo ¿cómo tienes un celular? - deja salir un
suspiro de disgusto.
- Porque tengo que ser normal y “a mi edad es lo más común”- dice con un tono
burlón fingiendo comillas con sus dedos.
-Ja- digo burlonamente -A ti ni Microsoft completa te vuelve común

-Como sea, - volvió rápido a su expresión natural-te veo después del colegio en
mi casa, no lo olvides la 666.
- ¿666? - pregunté algo asustada.
-Sí, esa- dice tranquilo.
- ¿Acaso sabes el significado de ese número? - inquirí.
- ¿Mi cumpleaños? El 6 de junio de 2006.
-Olvídalo- suspiré- Te veo en tú… Lindo hogar.
-Genial- Él no capta bien las indirectas ni el sarcasmo.

Salí de la escuela, me cambié, puse agua fría en mi cara y fui a su casa la 666,
tragué grueso al verla. Fui a abrir la reja, pero se abrió sola, ¿o alguien que no
puedo ver la abrió? Entre a un jardín lleno de frondosos árboles y un camino de
cemento que casi lo apoderaba la maleza, una gran casa de paredes grises
oscuras, tejado negro y desgastado y una gran puerta de madera oscuras. Al
llegar allí sentí mis piernas desfallecer, y me pregunté ¿Qué diablos estás
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haciendo? Toqué aquella puerta con mi mano temblando como gelatina, la
puerta se abrió poco a poco soltando un chillido bastante tenebroso, un hombre
extremadamente alto, de dos metros aproximadamente- o ante el temor y mi
corta estatura parezca como tal- con la piel pálida un traje negro elegante y
lentes pequeños y redondos. Su expresión era completamente seria, como si
fuera una estatua.
-Buenos días, señorita, ¿A quién busca? -
Trago grueso y las palabras cuestan para salirme.
-Bu… Busco a Ty… Tyler Durand- hasta que alcanzo a gaguear del miedo.
-Enseguida- él mete su cabeza y lo llama.
-No me mire así, mire que yo sé lo de usted con la sirvienta- escucho la voz de
Tyler dentro de la casa.
Él sale de la casa sosteniendo la puerta, al verme su hermosa sonrisa se dibuja
en su rostro.
-Hola orquídea- deja de llamarme así.
Su expresión me extraña, pues el ayer estaba muy serio, y de repente está muy
emocionado de verme.
-Hola Tyler- saludo siendo un manojo de nervios.
-Pasa- aparta su cuerpo y me hace una seña invitándome a entrar, al entrar era
una casa oscura, parecía sacada de una película de terror, lo primero que se
veían era una escaleta en forma de Y, y en la pared principal un cuadro gigante
de toda la familia.
-Bienvenida a mi humilde hogar- ¿humilde? Mi casa no es ni la mitad de la sala.
-Es-Aterradora, oscura, demoniaca, me da miedo -Linda- mi
querer por él no me deja decir la verdad.
-Bien, que bueno que te gustó, no tardo voy a traer a mi
familia- dijo alegre.
No, Ya la casa da bastante miedo, ¿qué tal será su familia?
Virgencita protégeme o protagonizaré una película de terror.

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Él subió rápido las escaleras mientras yo me quede sola, en eso sentí algo abajo
de mí, era un perro, uno de raza labrador, pero este tenía un montón de heridas,
hasta sus costillas se veían, tan solo verlo empecé a flaquear, sin duda estaban
muertos, un animal en ese estado no podría sobrevivir, él me ladró y brinqué del
susto, en su boca tenía una pelota creo que quiere jugar él seguía insistiendo
entonces con gran temor tomé la pelota, mi mano temblaba, sentía la boca seca y
no podía recordar como respirar, ya con la pelota la lance y corrió tras ella, igual
como lo hacía un perro normal.
- ¿Quiere algo de tomar? - escucho una voz detrás de mí, eso me hace gritar del
susto. Una fina lágrima abandonó mi ojo, mi corazón amenazaba con salirse de
mi pecho.
-Perdone- volteé a verla, era una chica joven, con un vestido amarillo claro y un
delantal negro, su cabello negro atado en un moño bajo, su piel no sé si era
morena o quemaduras porque sus manos y piernas se veían quemadas, sus labios
eran grisáceos y sus ojos sin brillo, ella no estaba viva.
- ¡Viva! - gritó asustada, salió corriendo -Eugenio hay una viva en la sala- se
oyó al gritar a lo lejos, creo que los muertos son como las arañas, ellos te tienen
más miedo a ti que tú a ellos.

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-Se me olvido decirte, desde que la quemaron Clara les tiene miedo a los vivos-
Tyler dice en mi oído, dándome otro pequeño infarto, tomé mi pecho y empecé a
respirar forzadamente, no sé cómo llegó allí tan rápido.
-Te voy a presentar a mi familia- me tomó de la mano y voltee, enfrente están
ellos el clan Durand.
Tragué grueso de tan solo verlos, todos estaban igual, su piel era delgada y
opaca, su palidez era tenue y sus ojos estaban apagados.
Esto debe ser otro sueño
Esto no es real.
En eso vi como uno de ellos, el hombre, se acercaba a mí, mis piernas
flaqueaban y retrocedí un paso por inercia.
-Buenas tardes, Dr. James Durand- me dijo este haciendo una reverencia, él era
bastante alto haciéndome sentir más pequeña entre todos, su débil piel era un
tanto morena y su cabello castaño y bien peinado, sus ojos eran caramelo y finos
y su porte era extremadamente refinado. Me proporcionó una cálida sonrisa que
disminuyó un bajo porcentaje de mi miedo.
-Un placer- le respondí fingiendo una sonrisa, pero el terror era evidente en mi
rostro.
-Cristina Ramírez de Durand- Se acerca la mujer, esta aparte de su aspecto
fúnebre, era muy bella, su cabello, aunque fino, era rubio, natural, aunque corto
a los hombros, sus ojos eran de un gris intenso con destellos azules al contrario
de los de su hijo, su rostro era fino y tenía las proporciones perfectas, sus labios
iban pintados de un rojo sangre que combinaban con su porte extremadamente
elegante.
-Samanta- murmuré buscando mi voz, ella me examinó de pies a cabeza y me
arrugó la nariz al tiempo que se alejaba.
- ¿Cómo que “de Durand”? - preguntó su esposo. Aunque no habló tan fuerte,
me hizo dar un brinco.
-Así me llamo, ¿no? ¿O acaso no estamos casados? – dijo mientras una sonrisa
burlona se posó en sus rojos labios.
- ¿Te olvidaste de la regla 49? - ¿Regla 49? ¿Qué significa eso? Ayuda, no estoy
entendiendo nada, quiero salir de aquí.
-No mi muertito, pero como la regla se basa en asuntos psicológicos,
hereditarios y matriarcales. Y yo soy la única loca acá, no creo que influya- ella
mantuvo su macabra sonrisa.
Están discutiendo ahora mismo, dos cadáveres vivientes están discutiendo frente
a mí. ¿Qué está pasando? ¿Dónde me metí? ¿Cómo se respira?
-Que gran abogada eres, aunque te encanta romper las reglas mi loquita- el
sarcasmo es obvio en su voz. Ella le dedicó una mala mirada y él topé su nariz
con el dedo índice.

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-No te dejes asustar, ella es muy linda, muy muy, pero muy en el fondo- susurró
Tyler en mi oído haciéndome exaltar de nuevo, se me había olvidado por
completo que estaba allí.
-Y tú ya me conoces, soy Dianne- era la misma niña que estaba con Tyler su
hermanita- No Dina- mascullo mirando a su hermano con una mirada asesina, él
solo bufó y volteó los ojos
-Creo que ya conociste a Eugenio y a Clara, el mayordomo y la mucama.
Ah, eso explica muchas cosas. Oye, ¿De casualidad no hay un baño por aquí
cerca? Quiero vomitar y de paso escapar por la ventana.
- Y falta Max- exclama su padre,
¿Más miembros de la familia? Mejor monto una escuela de cómo ser normal, y
también aprovechan y me matan de una vez antes de que me dé un infarto.
Cállate conciencia.
Bien, cuando te maten no vengas llorando.
Y en eso llaman al tal Max, era el perrito. Gracias al cielo, claro, no estoy alegre
por eso, pero podría ser peor.
Este se acercó a mí y se sentó en mis pies, estaba frío, mire como todos tenían
sus muertas miradas sobre mí, entonces me agache y lo empecé a acariciar-Hola
Max-dije con ternura, aunque mi voz seguía temblorosa, su pelaje estaba áspero
y se caía fácil, su ojo estaba cortado de una forma que me hacía retorcer el
estómago, pero Max tenía algo en su mirada, algo que te hacía olvidar aquello.
Volteé a ver a Tyler quien miraba al canino con una tierna sonrisa, una sonrisa
auténtica, ellos eran una familia feliz, de esas que viven en un nido de amor, de
esas donde hay tiempo y confianza, de esas que hoy en día quedan pocas. Los
Durand después de todo eran una familia normal.
Claro, aparte de ciertos “detalles”
-Y bien Tyler, ¿Para qué trajiste a doña viva acá? - interrumpió su madre con los
brazos cruzados y una mala mirada, creo que se olvida que yo estoy aquí
también.
-Samanta viene a ayudarnos a ser normales- indicó Tyler con su tierna sonrisa y
yo asentí repetidas veces. Ella soltó una risa malévola que me hizo estremecer.
- A ellos son a lo que debes enseñarles a ser normales, yo no tengo nada raro.
Claro, como siempre yo soy la loca. Yo mejor me voy- dijo molesta y se fue. Su
esposo corrió tras ella insistiéndole.
- ¡Uy! Tú sabes lo delicada que ha estado mamá con ese tema- le replica Dianne
a su hermano.
-Sí- dijo con tranquilidad- Soy yo el que debería estar molesto- dijo con una cara
enojada que era bastante cómica- No me dejó terminar. Samanta nos va a
enseñar a ser normales solo a ti y a mí.
-Y allí va la burbuja- canturreo Dianne.
-Es cierto, a veces mami es muy dramática- dijo sonando como un niño.
El miedo se me pasó por un rato al observar a Tyler con tal comportamiento.
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-Yo creo que debería irme- informé- Hasta mañana Tyler- me despedí.
- ¿No era tu príncipe, orquídea negra? -dijo en de juego.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo, mis labios se secaron y sentí mi cara arder al
igual que reprimí una sonrisa.
-No sé de qué hablas, Tyler- fingí con diversión, pero sin ocultar mis rojas
mejillas.
-Oh, yo sé que, si sabes, orquídea negra. - dijo al igual que me dedicó aquella
tierna sonrisa.
Solo me reí y salí rápidamente, apenas crucé la reja, deje salir un gran suspiro,
esto de ayudar a los Durand será largo, lo presiento, ojalá valga la pena mi
príncipe.

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Cuando traes a una chica a ayudarte a ti y a tu familia a ser normal, es cuando te
das cuenta por qué la trajiste porque no son normales.
-Mami, ¿puedo hablar contigo un momento?
La única forma de que no se enoje es hablarle como un niño pequeño, claro,
todo el mundo asegura que siempre lo hago, pero yo me refiero a un tono más
infantil.
Ella tira los papeles que tenía en la mesa de una forma grosera.
-Hablando así y ya con novia- contesta enarcando una ceja con un tono nada
simpático.
-Yo no tengo novia, Samanta es la hija del Sr. Espinoza, el vecino. - le explico.
-A mí no me importa que sea la hija de la muerte, esa chica te gusta, como si no
conociera a mi propio hijo.
-Claro que no mamá. - digo cansado.
Lanza una mirada de "¿en serio?" Con una sonrisa torcida.
-Supongamos que lo que dices es cierto, ¿por qué la trataste así? - pregunto
hipotéticamente.

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Aparta la mirada y su macabra sonrisa aumenta mientras pasa la lengua por los
dientes lentamente.
-No se la dejo fácil a nadie, no cualquiera puede salir con mi hijo, -dice
sonriente- ¿tú crees que yo la tuve fácil.
- ¿Cuándo mi mamá se portó mal contigo? - reclama mi papá apareciendo de la
nada. Tranquilos es normal que lo haga.
-Por eso mismo lo digo, si al menos me advirtieran en lo que me metía, hasta
estaría con vida.
Él solo voltea los ojos y se va.
-Mamá, ella en serio quiere ayudar, y a ustedes no, solo a Dina y a mí.
La miro directamente a sus ojos y sonrió inocentemente, ella pareció analizarlo
mientras sostuvo la mirada. Ella exhaló exageradamente.
-Bien, pero si le da unas clases al psicópata que tienes de padre mejor para mí-
acuerdo
-Gracias mami. - Volví a mi tono infantil.
-Ahora dame un besito o te dejo encerrado como Rapunzel. -dijo tiernamente.
Yo me acerqué y le di el beso en la mejilla y luego la abracé.
-Te quiero- susurré.
-Sí, si claro. Así dicen todos antes de buscar a otra- bromeó.
-Tú eres irremplazable- ella hizo un gesto de ternura – Excepto cuando te
molestas y me gritas y me dan ganas de negar que eres mi madre.
-Allí va burbuja de nuevo- rodó los ojos.

***

Al día siguiente volví a la escuela, aquel plantel educativo lleno de asquerosos


mortales, y Samanta y Bob. Yo guardaba algunos libros en mi casillero, y me
preguntaba por qué el tamaño y color de algunos no combinaba, me molesta, a
veces la desarmonía. En eso sentí a alguien detrás de mí, normal entre
fantasmas, entonces volteé al sentir sus ojos en mi nuca.
-Hola, soy Johana- saludó ella.
Era una chica pelirroja más pequeña, de grandes ojos verdes y pecas adornando
su cara, en su amplia sonrisa destacaban unos coloridos aparatos metálicos y su
cabello era adornado con una boina verde.
-Hola, Tyler Durand a sus servicios. -la saludé.
- ¿A mis servicios? Siempre quise una asistente de la asistente. - dijo sonriente.
-No, no soy tu asistente- aclaré- Solo digo eso cuando me presento ante alguien.
-Correcto, bien, ¿conoces a Mía? - preguntó.
- ¿La que está detrás de ti?

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Detrás de ella se encontraba Mía, con una sonrisa de boca cerrada, se notaba por
la diferencia de altura. La pelirroja volteó asustada y vio a Mía tras ella, está la
apartó y se puso enfrente.
-Sí, yo, ¿Puedo hablar contigo un segundo? - pidió.
Observe tras ella a Samanta caminando por el pasillo, necesitaba hablar con ella.
- No.
-Pero….
-No- repetí y me fui corriendo tras La Orquídea Negra.
- ¡Samanta! - la llamé.
- ¿Qué pasa? -contestó extrañada.
-Mi turno.
La tomé por los hombros y la
llevé hasta la biblioteca donde la
recosté contra la pared.
- Pero ¿qué te pasa estúpido? – se
soltó bruscamente de mi agarre.
-Creí que era un juego entre
nosotros- me justifiqué
frunciendo el ceño.
- No, Tyler, no puedes ir haciendo
eso- indicó molesta.
- ¿Y tú sí?
Ella miró y se relamió los labios, hizo una expresión que no logré entender, y
luego suspiró - ¿Qué quieres?
- ¿Se te olvido el trato?
-Claro que no, ¿y esto que tiene que ver? -preguntó arrugando el entrecejo.
Yo me encaminé hacia una de las mesas de estudio y me senté en una de las
sillas de esta. Ella me seguía mirando confundida y le sonreí.
-Enséñame a ser normal.
- ¿Ahora? - soltó.
-Sí, estamos en el descanso y aquí no hay nadie. - le expliqué.
Su cara de confusión era obvia, creo que esto de enseñar a ser normal no es muy
normal entre los vivos. Ella con esa misma expresión se sentó frente a mí y
empezó a mirar alrededor moviendo los labios.
-Emm... ¿Respiras? - preguntó torciendo los labios.
-Sí, ya te dije, estoy vivo.
- ¿Comes?
-Sí
- ¿Duermes?
-Sí
- ¿Vas al baño?
- ¿Por qué tantas preguntas obvias?
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-Es lo que tengo entendido que hace una persona normal. - explicó elevando las
comisuras de sus labios.
-No lo creo, porque yo hago eso y no soy normal.
-Bien… ¿Has comido a un vivo alguna vez?
-Es por el mensaje que te envié, ¿cierto? - enarqué una ceja.
Ella insistió con su mirada.
- No, si hay muertos que los hacen, pero yo estoy
vivo, seré raro, pero no caníbal.
Su rostro dibujó una cara de alivio. A veces los
vivos son muy exagerados, ellos comen seres
vivos como ellos y se asustan porque le hagan
lo mismo.
- ¿Otra pregunta?
- Primero, no comas vivos, segundo, ¿has tenido
pensamientos suicidas por ser el único vivo?
- No, ¿tú sabes la muerte que llevan los suicidas?
Es horrible, van a una prisión llena de tortura.
Además, ser el único vivo me gusta, soy
diferente.
-Ya veo. - empezó a susurrar cosas y mirar a los
lados.
-Queda poco tiempo de descanso. - la apuré.
-Entonces última pregunta, ¿te has enamorado alguna vez?
¿Qué clase de pregunta es esa? No, claro que no, pero ella parecía muy
interesada en mi respuesta, yo estaba a punto de negar cuando entró
Bob.
- ¡El timbre se dañó, vamos a llegar tarde a clase!
-Espera…- pidió Samanta.
-Vamos Tyler- masculló jalándome del brazo.
-Nos vemos mañana en el parque a la misma hora, no lo
olvides, es con mi hermana- indicó.
Ella solo asintió con una sonrisa triste, ¿Qué diablos significaba
esa pregunta?
¡Hey!
Era Karen.
- ¿Qué pasa? - murmuré abriéndola a escondidas.
¿Lo quieres más obvio?
- ¿Obvio de qué?
¡Si ella te pregunto, eso es porque está enamorada de ti!
-Es solo una buena amiga. - le expliqué.
Buenísima para mi opinión.
-Karen para o te voy a….
64
- ¿Tienes un libro vivo? - preguntó espantado Bob, había olvidado por completo
que estaba a mi lado.
No había notado la presencia de Bob a mi lado, le hice un signo de silencio.
Señorita. - reclamó.
-Sí, se llama Karen.
-Cuando ya creía que eras bastante raro.
-Pero si Samanta tiene un cuaderno igual, hasta se llama igual que yo.
No le hagas caso, la falta de vitamina D, le hizo daño a su cerebro.
Yo le lancé una mala mirada.
-Necesito uno de esos, ¿dónde lo consigo?
En las mejores librerías de los muertos, donde hay tantos libros que es posible
ahogarte entre ellos y dónde nadie te pueda oír cuando estés agonizando y
mueras solo.
-Allí la conseguí. - asentí.
-Bueno, pues paremos de traumarme y vayamos a clase- indicó.

***

Luego a la hora de salida Bob me acompañó de camino hacia afuera.


-Esta mañana estabas hablando con Johana- comentó.
-Ah, sí, es amigable.
-No, no lo es. Johana es la mano derecha de Mía, y solo su cara es tierna.
Créeme, no quiero que pases por lo mismo que yo.
-Bien.
- ¿No vas a preguntar que me hiso?
-No, no me interesa la verdad.
-Ok, comprendo. - musitó
Ya cuando estaba alado del auto que me llevaba a casa lo miré.
-Valoro tu consejo amigo mío, lo menos que necesito son más problemas.
- ¿Problemas? Pero si ya estaba casi todo resuelto.
-No, mañana Samanta va a enseñar a mi hermana, y sería un milagro si sale
viva. - indiqué antes de subirme y cerrar la puerta.
No se dejen engañar con la cara adorable de Dina (Dianne), es el demonio en
forma de niña, no pensé decirlo, pero, tengo miedo de lo que pueda pasar.

65
-No voy a tomar clases de una viva. - protestó molesta cruzando los brazos.
-Por favor Dina, hasta tus profesores son vivos- le dije.
-Y estoy segura de que sé más que ellos, además ¿para qué necesito ser normal?
¿Para complacer a los vivos?
-Por mí….
-Burbuja.
-Bueno, por todos, para que no nos descubran. Y para que no te asesinen y por
eso te quedes de diez años para siempre.
- ¡Eso si no! - exclamó golpeando la mesa enojada- De lo que no estoy de
acuerdo es con la profesora, ella viene solo porque a ti te gusta.
- ¿Por qué todos dicen eso? - ella alzó los hombros- ¿Quién te dijo eso?
-El libro.
Le voy a arrancar las páginas.
-Dina, por favor, acepta.
- ¿A cambio de qué?
Yo sé que es lo que ella más quiere de mí.
-Te diré Dianne por un mes.
- Toda la vida.
-Un año.
66
Ella lo pensó unos segundos y luego me miró y estrechó su mano con la mía.
-Bueno, pero no prometo convertirme en una viva.

Hoy voy a conocer a su hermanita pequeña, la vi antes se ve amigable, aunque


cuando se trata de esa familia quien sabe. Recuerdo cuando la vi por primera
vez, no me fije mucho en ella, ya que mi atención la captó su hermano.
-Hola Roberto. - saludé al chico que siempre iba junto a Tyler.
-Por favor, dime Bob. Solo mi mamá me llama Roberto- me pidió.
-Bien, Bob, - obedecí- ¿Has visto a Tyler?
- ¿El muerto por el que te mueres?
Asentí porque por más que lo oculte es verdad.
-No, La verdad es que es muy misterioso, seguro está en la biblioteca leyendo. -
me indicó.
-Gracias Bob. - sonreí y me di la vuelta, pero él me tocó el hombro.
-Oye soy team #samler.
Reí y me retiré, fui a la biblioteca y allí estaba leyendo, ¿cómo se conocen tanto
en tan poco tiempo? Me imagino, son cosas de mejores amigos. Así como yo
apuesto que Marina está en la cancha leyendo o Gabriel mordiéndose las uñas
por saber cómo pasar el siguiente nivel de su videojuego.
Me acerqué y me puse a su lado, no notó mi presencia, estaba tan sumergido en
su lectura, me quedé admirándolo unos segundos, ¿Cómo hacía para verse tan
puramente inocente? Su piel se veía tan sueva que daban ganas de encogerse y
dormir sobre estas. En un momento él se dio cuenta de que estaba allí y me
miro, ¿Cómo no lograba expresar nada? Ni un solo sentimiento se leía de él.
-Hola- dije nerviosamente y me senté a su lado.
-Hola- saludó viéndome a los ojos, muy pocas veces lo hacía- ¿Qué sucede?
-Emm… Nada- gagueé, no me podía concentrar con los intensos y eléctricos que
eran sus ojos azules. Cuando me di cuenta me había dejado de mirar- Yo quería
decirte que iré más tarde, correos, ya sabes trabajo, es trabajo.
-Pero si no te pagan. - dijo arrugando el entrecejo de esa forma en particular que
tenía él de expresarse.
-No, pero es un castigo. - indiqué riendo.
-Conozco castigos peores, a mi mejor amiga la decapitaron por ser inteligente. -
dijo con tranquilidad mientras yo analizaba lo que había dicho.
¿Debería preguntar por su mejor amiga sin cabeza?

67
-Eso era antes, ahora repartimos correos. - reí nerviosamente, ¿Estoy riendo
mucho?
-Bien diviértete orquídea cartera. - él sonrió.
¿Otro apodo? La verdad hasta me parece lindo.

***

Después del colegio fui a la oficina postal y Gabriel se ofreció a ayudarme,


después de todo no tenía que repartir nada, solo tenía que organizar la
correspondencia. Él alivianaba mi trabajo, se ponía a leer cada descripción de las
cartas y opinar ideas locas sobre estas. Estaba sentado sobre la mesa con un
montón de cartas mientras yo estaba en el piso con otras.
- ¿Por qué no le pueden poner nombres normales a la gente? - soltó de repente.
- ¿Por qué dices eso Gab? - preguntó para oír su respuesta, seguro me iba a sacar
una carcajada.
-Esta carta es para Yumiraleicys- Ambos soltamos una carcajada.
-Y yo que creía que mi nombre era raro por no llevar "h" intercalada. - dije
esforzándome por parar de reír.
-Samanta sin "h" es lindo. -opinó.
-Gracias Lucyano.
-Cállate. - protestó con una sonrisa.
Mi pasatiempo favorito cuando estábamos juntos era recordarle su segundo
nombre mal escrito mientras él se molesta, pero siempre termina riéndose, él es
el mejor amigo que pude tener.
Las risas fueron interrumpidas por el sonido de la alarma de mi celular, aquella
alarma que llevaba por nombre “Durand”.
-Hablando de nombres mal escritos, Durant lleva "t" al final. - dijo viendo desde
arriba mi celular.
-Pero este no.- musité.
- ¿Quién diablos se llama "Durand"?
El muerto por el que me muero.
-Alguien que conozco- dije levantándome y tomando mi bolso- Me tengo que ir.
- ¿Y me vas a dejar solo con TU TRABAJO?
Me detuve de golpe y le hice una mueca- Tú eres un gran amigo, Gab.
-Y tú una traicionera, Sam- bromeó haciéndose el ofendido.
-Nos vemos mañana en la escuela Gab. - dije entre risas.
- ¿Qué harás? - preguntó ya más serio.
-Algo importante- dije cortante saliendo rápidamente.
Él me conoce muy bien y sé que se me iba a salir en cualquier momento.
En el camino me encontré a Bob, traté de esquivarlo, pero es imposible no se le
separa a Tyler, entonces se vino conmigo o mejor dicho atrás de mí.
68
Como acordamos fui al parque donde estaba él junto a su hermanita.
-Hola Tyler, hola Dianne- saludé alegremente.
Traté de ser cariñosa con Dianne, no soy buena con los niños, la verdad, no me
gustan mucho.
-Soy Dianne Micaela Durand Ramírez para ti, - dijo fríamente- que lindo volver
a verte cuñadita.
- ¡Dina! - grita Tyler asustado.
- ¿Dina?
-Así le digo de cariño- explica algo tímido.
-Solo él me puede decir así- me dije con el mismo tono-, y tú dijiste que no me
dirías así por un año. - le reclamó a su hermano.
-Pero no dije cuál. - bromeó él.
Allí ambos comenzaron a discutir, Dianne y Tyler Durand lucían como dos
niños discutiendo, puesto que la actitud de Tyler siempre era muy infantil.
-Ya llegué, estaba viendo un avión- dice Bob exhausto por correr.
- ¿Y a ti quien te invito? - dijo Dianne viendo molesta a su hermano, quien le
indicó que él no había sido.
-Nadie, vino detrás de mí- contesté alzando los hombros.
- ¿Y esta nena preciosa quién es? - dijo Bob con tono infantil tratando de tocar
sus mejillas.
Siento que viene el final de Robertito.
-Si me tocas, te decapito. - lo señaló ella con un tono asesino.
Bob soltó un pequeño grito asustado y retrocedió con una expresión de horror.
-Tyler no tengo todo el día, mis amigos no se alimentan solos.
¿Amigos?
-Bien, vamos. - indicó Tyler mirándola mal.
Y otra vez estaba frente a la puerta de esa aterradora casa, Bob se veía asustado,
¿así me vería yo?, bueno me veo, aunque esta vez no me siento tan asustada,
puede ser debido a que vengo acompañada.

Entramos y no me topé con ninguna de las personas (cadáveres vivientes) de la


primera vez, solo vi a Clara trapeando, pero ni me miro. Luego subimos las
escaleras, eran muy elegantes, iban decoradas con una alfombra de terciopelo
rojo y sus barandales eran de una madera clara y pulida con un tallado muy
elegante, subimos por estas y pude detallar mejor ese aterrador cuadro, era tan
grande e imponente y dentro tenía a toda la familia, todos vestidos de negro y
ninguno sonreía todos los colores eran opacos, sin duda era terrorífico. Subimos
hasta el segundo piso que constaba de un corredor largo con la misma alfombra
y a los costados una infinidad de puertas de madera oscura y algunos cuadros y
obras de arte, entramos en uno de ellos y una bomba rosa estalló en mi rostro,
era tal cual a un cuarto de princesas solo que daba cierto terror.

69
-Bien princesa como lo pidió en su cuarto- dijo abrumado Tyler y haciendo
muecas, se ve que costó convencerla.
- ¿Y el otro que venía con ustedes? - preguntó Dianne.
Mire a mi alrededor, Bob no estaba. Los
tres nos asomamos por la gran ventana
donde vimos como corría despavorida
devuelta a su casa.
- Si tú huyes mejor por mí. - me indicó la
niña.
¿Acaso me vio cara de cobarde?
-No voy a huir, esta vez a diferencia de
otras- volteé a ver a Tyler que ni siquiera
prestaba atención- Si me preparé para
ayudarte.
-Bien, acabemos con esto rápido. - suspiró
cansada.
Ahora ven porque no me agradan los niños

.
***

- Entonces dilo otra vez. - pedí


-No debo asesinar, ni amenazar a las
personas por hacerlo. - repitió cansada.
-Bien, que bueno que entendiste. - dije emocionada.
Me costó un montón que dijera eso.
- ¿Algo más? - pregunté.
-Sus amigos. - me indicó Tyler sentado en el rincón.
Oh no, los mismos que dijo antes, mi mente empezó a crear millones de teorías,
desde pequeños vampiros, zombis, almas en pena y hasta muñecos vudú.
-Justo tengo uno nuevo. - dijo ella alegre.
Sí, seguro son muñecos Vudú.
Ella se levantó y se encaminó hacia la parte trasera de su habitación.
- ¿Qué son sus amigos? - le pregunté en tono bajo a su hermano.
-Míralo por ti misma. - me dijo con neutralidad señalando detrás de mí.
Voltee y tenía un sapo en la mano, tenía una patita vendada.
Pero aun así era un asqueroso sapo con verrugas.
Una mueca de asco se formó en mi rostro, apenas vi al animal, pero traté
disimularla lo más que pude.
-Este es Diego tiene una patita rota, pero cuando se curan los libero. - me indicó
ella.
70
Quiero vomitar.
Creo que eso no es nada malo.
¡Pero eso no quita que sea un sapo!
-Su problema es que los lleva a la escuela. - me comentó Tyler.
-Y todos los vivos que estudian conmigo se asustan. - dijo ella en tono triste. El
corazón se me anudo al oír como lo decía. Y el estómago al ver al sapo.
-Entonces no debes mostrar a tus "amigos”. - le indiqué.
- ¿Qué dices? - dijo arrugando el entrecejo.
Busqué un dibujo en internet y le dibujé una
"x" roja en el medio.

Ella al ver la imagen tomo al sapo, tomo una


navaja de yo sé dónde y se cortó la vena y con
la sangre que salió le pinto una "x" al sapo.
- ¿Así? - dijo con inocencia.
Esta niña hará que me dé un infarto.
-No, Dianne- dije aún perpleja- Digo que
puedes tener a tus amigos más, no los puedes
exponer a los vivos.
- ¡Pero sí, ellos no tienen la culpa, los vivos
son los malos por despreciarlos! - exclamó. En eso el sapo hizo un ruido
haciendo inflar su grumosa barriga. Yo grité asustada y corrí hacia Tyler y me
aferré a él con todas mis fuerzas, a la vez que apretaba mis ojos para no ver al
animal.
-Samanta- me dijo él a mí.
- ¿Sí? - dije asustada.
-Detesto el contacto físico- me dijo, yo abrí los ojos y me miraba mal.
-Mi error- me disculpe y me separe aún sin sentir mis piernas.
Así paso otro abrumador rato explicándole y conviviendo con el horrible animal.
Hasta que decidió ir a guardarlo, gracias al cielo.
- ¿Entendiste Dianne? - le pregunté.
-Sí, gracias Samanta. - dijo alegre y me abrazó de repente que me tarde en
responderle.
Deje salir un largo suspiro, esto sí que fue difícil.
-Si quieres dime Dina, a ti si te dejo. - me pidió separándose del abrazo.
-Bien Dina. - le dije dedicándole una sonrisa.
Volteé a ver a Tyler quien nos veía con una expresión neutra, pero con gran
interés.
-También me puedes decir cuñada. - dijo la pequeña.
- ¡Dina! - protestó.
Volviendo a esa pelea, aquella situación de hermanos o de los peculiares
hermanos Durand.
71
Luego Tyler me acompaño hasta mi casa, no quedaba tan lejos, era solo a tres
casas.
-Gracias Samanta- me agradeció dedicándome aquella bella sonrisa- gracias por
todo eres una gran amiga.
¿Amiga? Me aguanté a la loca de tu hermana para ser solo su amiga, siento que
este trato con esta familia no me llevara a ninguna parte.

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Estuve viendo muchas charlas en You Tube -bastante aburridas, por cierto- de
una psicóloga que explicaba cómo enseñar, recuerdo dijo algo de: Familiarizarte
con los temas del aprendiz. Estuve anotando en mi cuaderno muchas de sus
palabras únicas, por alguna extraña razón encontré varias en internet -Claro,
después de una ardua investigación- pero hubo una en específico que no
encontré por ningún lado.
-Burbuja
Le expliqué a Marina, sin revelar algunos detalles.
- ¿Burbuja? - repitió enarcando una ceja.
-Sí, no tengo la menor idea, de repente él dice “Oye, blah, blah, blah” y ellos
“¡Burbuja!” - ella se sobresaltó al oír cómo grité.
-Sin duda estás enloqueciendo- rodé los ojos- Pero… Yo lo estoy más. Entonces
te propongo algo que siempre me sirve.
Marina es la persona más extrovertida que conozco, y no hay cosa que no llegue
primero a sus oídos, por algo el periódico de “Tomas Edison” es el más famoso,
y por ello me estoy arriesgando al jugar con su confianza con todo el asunto de
los Durand.
73
- ¿Has enloquecido? - suelto.
- ¡Diablos, Sam! Tu timidez te va a matar.
-No les tengo tal confianza, me dan… - miedo, pánico, terror infernal- nervios.
- ¿Así? - dijo incrédula- Y yo te conocí ayer, Samanta Espinoza. - dijo con
sarcasmo.
Resoplé y me senté en mi cama.
- ¿No puedo hacerlo con alguien más directo? - le pregunté apoyando mis codos,
en mis rodillas, en mi muy poco femenina forma de sentarme.
-Claro que sí, y si quieres le dices a Tyler de una vez de tus especulaciones
sobre sus asuntos familiares. Que, por cierto, si no te han contado, seguro tienen
una buena razón. - comentó con sarcasmo y una sonrisa que hasta parecía real.
- ¿Dices que lo deje así?
-Amiga mía, te conozco más que tu propia madre, la curiosidad te carcomería
por dentro hasta acabar con tu alma. -dijo como si del asunto más serio se
tratase.
- ¿Qué estás leyendo ahora? - le pregunté con preocupación, pero aguantando la
risa por tal desesperada expresión.
-Algo muy sangriento.
En eso se escuchó como abrieron la puerta, mi mamá entró a mi cuarto
disimuladamente. Tal vez espiar no era lo de ella, pues nuestras miradas se
clavaron al instante en ella, hizo una mueca de asombro y sonrió inocentemente.
-Hola niñas, yo solo venía a ver cómo iban con su trabajo.
En clase de literatura nos dejaron un ensayo en parejas sobre un libro, para mi
gran suerte escogí a Marina que había leído tal texto cientos de veces, y ya
habíamos acabado. Como conozco ya a mi madre, sé que ella acudió solo
porque nos oyó hablar.
-Ya terminamos Sra. Sánchez, solo nos quedamos a hablar- informó mi amiga.
-No se preocupen, niñas. Solo vine a ver- su mirada viajó hacia mí y me miró de
arriba a abajo. - Sam, te pusiste la blusa que te regalé. - dijo con una expresión
llena de tal ternura.
Tal vez no me gustaba la ropa que me daba mamá, solo la usaba para ir a la
iglesia, ya que no le gustaba que fuera con las prendas que yo usaba
normalmente. Miré y recordé que llevaba puesta la blusa rosa con flores de

74
encaje y mangas con bolero. La tomé, pues no he lavado mi ropa y es lo único
que tenía.
-Sí… Emm… Hoy me la puse, y fuera de la iglesia. - tartamudeé dándole una
sonrisa.
Sigo sin entender por qué la relación con mi madre se volvió tan extraña tras la
muerte de papá.
-Yo creo que ya debo irme - informó Marina.
- ¿Por qué? Si aún es temprano, cielo. - insistió mamá.
-Pero es que Samanta va a casa de Ty…- antes de que completará le di un golpe
en las costillas, pero al no medir bien mi fuerza soltó un gran quejido de dolor.
Le lancé una mirada y ambas fingimos sonrisas inocentes.
- ¿A casa de quién? - preguntó mamá arrugando el entrecejo. Ni loca le podría
decir que iba a la casa de un chico, me haría un millón de preguntas que prefiero
evitar para no soltar el secreto.
Me alegra que al fin entiendas que mentir no es lo tuyo, ¡Pero necesitamos de
tu carente habilidad!
-A casa de Gabriel- mentí- Me dijo que lo ayudara con… Ciencias, no entiende
mucho.
Su mirada parecía penetrar en mi mentira.
-Bien, no más después….
-Después de las siete- completé, suele decirlo regularmente.
Asintió con una sonrisa y cerró la puerta, ignorando por completo la presencia
de Marina, tomé mi bolso, me puse un suéter y corrí a la puerta, pero ella se
atravesó bloqueándome la salida.
-Sabes exactamente lo que debes hacer, Sam.- enarcó una ceja y cruzó los
brazos. - Dejo la pelota en la mitad de la cancha. - dijo señalándome con el dedo
-Deberías publicar frases motivacionales. - bromeé.
-Reflexivas- corrigió y me guiñó un ojo.
Fui a la casa de los Durand, donde en la puerta estaba Tyler jalando a Bob para
que entrara, ambos debían hacer el trabajo de literatura juntos. Fue algo cómico
ver a los dos forcejeando, en especial al comparar el extremadamente delgado
cuerpo de Tyler y el gordiflón cuerpo de Bob. Estaban tan concentrados que no
notaron cuando me acerqué a ellos.

75
- ¡Vamos, Roberto! – exclamó Tyler jalándolo mientras él se aferraba al marco
de la puerta.
- ¿No podemos hacerlo en la calle? - preguntó mientras su obeso rostro sudaba.
- No, claramente dice Trabajo en casa- explicó rodando los ojos.
- Deja de tomarte todo tan literal. Las propagandas políticas prometen no robar,
y aun así lo hacen.
- Roberto, no eres la primera persona que trata de distraerme con comentarios y
reflexiones sobre la podrida sociedad. - dijo jalándolo del brazo.
-Debía intentarlo. - soltó aferrándose a la madera.

- ¿Qué Shakespeare es esto? - Pregunté hablando al fin.

Toda la atención se centró en mí y mi mirada de confusión.

- Samanta, Tyler me está obligando a entrar a su aterradora casa. – lo acusó


haciendo puchero.

Tyler tras él me hiso señas de que lo distrajera.

-Emm… ¿Primera vez en una casa con fantasmas? - fue lo primero que se me
ocurrió, y él me miró con incredulidad.

Un momento después fue lanzado al interior de la casa, propulsado por un cañón


invisible.

- ¡Sí! - gritó Tyler con emoción al interior de la casa. Yo mientras me quedé


parada allí con una expresión tonta- ¡¿Qué esperas para entrar?! ¡Se va a
escapar! - me indicó y rápidamente entré.

Al instante Tyler cerró la puerta detrás de mí. Bob yacía tirado en el piso
quejándose.

-Felicidades, eres el primer humano en probar este hechizo. Y resultó estupendo.


- le dijo Tyler con una gran sonrisa.

- ¿Primer humano? - soltó sentándose y mirándolo con perplejidad- ¿Y sí salía


mal?

-Pero no lo hizo- afirmó Tyler y Bob rodó los ojos- ¿Y qué es lo peor que te
podría pasar? ¿Morir?

- ¡Sí! - exclamó y el chico bufó.

- Tranquilízate, los únicos que no sobrevivieron a la prueba fueron los sapos.


76
Rápidamente, Tyler atrapó un pequeño zapato que se dirigía a su cabeza.

-Lo siento, Dina.

En la escalera estaba Dianne mirándolo con el ceño fruncido, le hizo una mueca
de enojo que se vio bastante tierna, y salió corriendo.

-Poco a poco la muerte se percibe como una esperanza- volteó hacia dónde
estaba y me miró de arriba abajo- Linda blusa- me dijo sin la más mínima
expresión.

-Gracias- murmuré de forma penosa, sintiendo como me sonrojaba.

-Mi tía abuela uso una parecida el día en que murió- dijo con una pequeña
sonrisa.

- ¿No dejo manchas de sangre? - Preguntó Clara apareciendo detrás de él. Bob
dio un salto hasta ponerse de pie y soltando un grito agudo.

-No te preocupes, Clara, esta vez no.- le dijo Tyler, ella asintió con una sonrisa y
se fue a paso rápido.

Allí recordé lo que me dijo Marina, sobre que debía buscar una persona fuera de
la familia que conociera tanto de Tyler como ellos, y esa persona era Clara.

Corrí hacia la cocina donde estaba ella sacando ingredientes de los gabinetes.

- ¿Se le ofrece algo, señorita Samanta Espinoza? -preguntó sin siquiera voltear a
verme.

-Sí, Clara. Quería conversar contigo- le dije con una sonrisa apoyándome en la
isla.

Ella estaba leyendo un libro de cocina, en específico una receta que enseñaba
como preparar panecillos de sangre.

- ¿Conmigo? - ella volteó y me miro con el entrecejo fruncido.

-Sí, me imagino, llevas muchos años con los Durand ¿cierto?

-Catorce años – informó entre dientes.

-Eso es muy interesante. Ya eres como parte de la familia.

- ¿A qué va todo esto, señorita Samanta Espinoza? - preguntó secamente que no


supe qué decir.

-Yo… Yo, na-nada, solo… Quería conocerte- tartamudeé inocentemente.

77
- ¿A mí? - dijo un poco sorprendida.

-Sí, a ti y a todos los miembros de la familia. Sabes a este punto me siento como
que fuera otra Durand.

-La verdad no creo…

-Entonces te quería preguntar algo, Clara. - dije con la sonrisa más grande que
pude.

Clara no contestó, solo empezó a murmurar cosas que no pude entender, sacó
del refrigerador un recipiente y sacó un montón de tripas muy pequeñas.

- ¡Yo nunca tuve nada con el señor De la Flor! - exclamó alterada y respirando
acelerada.

- ¿Qué? ¡No! No sé de qué hablas, te iba a preguntar otra cosa.

Ella alzó las cejas y sonrió cariñosamente.

-Entonces dime, querida- pidió dulcemente.

Respiré profundamente y solté la pregunta tan rápido como pude.

- ¿Qué significa “Burbuja”?

Ella cortó drásticamente una de las tripas y se quedó perpleja mirando a la nada.

-Digo, solo por curiosidad, los he oído decirlo varias veces y me causa
curiosidad.

-Burbuja- susurró lentamente y atemorizada.

Tomó el cuchillo y lo enterró en la tabla de picar chispeando sangre, hasta una


gota cayó en mi mejilla. Agregó un extraño líquido sobre las tripas hasta que
estas se volvieron la más roja sangre. Estaba tan alterada que hacía todo de
forma desordenada y apresurada. Mezcló todo en un bol y lo colocó sobre el
molde de panecillos.

-Creo que no debí preguntar- confesé- Olvídalo. Es más, creo que mi mamá
debe estar preocupada- empecé a caminar en retroceso hacia la salida de la
cocina- Es mejor que me vaya….

En eso sentí como choqué con algo a mi espalda, volteé lentamente y me


encontré con la atemorizante altura de Eugenio.

- ¿Algún problema aquí, - me miró directamente a mí – Señoritas?

78
Sentía el corazón en la garganta, mis piernas temblaban, al parecer esa simple
pregunta se convertiría en mi causa de muerte.

Clara salió con los panecillos ya listos en mano y se dirigió hacia el salón dónde
estaban Bob y Tyler.

-Señorita, ¿alguna vez oyó el dicho “La curiosidad mató al gato"?

Ninguna función de mi cuerpo respondía en ese momento, solo lo miraba a él,


aterrorizada.

Clara entró a la cocina y cerró la puerta y se recostó sobre esta. Empezó a pegar
su cabeza repetidamente sobre esta con preocupación y se separó para caminar
junto a Eugenio.

Dios santo, ¿En qué problema nos metiste por andar enamorada?

No es el momento.

-Señorita Samanta Espinoza, en mi época como sirvienta de los


colonos, aprendí que era mejor no hacer preguntas, porque traía sus
consecuencias.

-No me hagan nada- murmuré con lágrimas formándose en mis


ojos.

- ¿La decapitarás, Eugenio? - preguntó Clara, aterrada.

¿Decapitarme? Me tensé aún más, dejé de sentir mi cuerpo.

-No, Clara, no voy a hacer eso. - dijo sin apartar sus ojos sobre
mí.

- ¿Tiene curiosidad por el señor Tyler? – preguntó- Oh, ya sé,


debe ser el punzante cuchillo del amor atravesando su corazón. – se contestó el
mismo- Sé bien que no hay nada más doloroso que un amor no correspondido.
Pero le advierto que este no es un amor adolescente común.

-Lo sé- murmuré bajando la mirada.

-No, señorita. Esto va más allá de una familia de muertos, ¿Por qué
temería a los muertos si el verdadero peligro es el vivo?

- ¿Qué vivo? - pregunté.

-La curiosidad es su mejor cualidad ¿No?


Supongo que usted misma sabe bien a quien me

79
refiero. Solo quiero advertirle que está entrando a un laberinto imposible de
salir, y si Ty…

- ¡Alguien en esta casa que venga, por amor a Dios! - gritó James fuera de la
cocina. Eugenio volteó hacia Clara que hiso una seña dando a entender que iba
ella.

- ¿Y si Tyler qué? - pregunté.

-Si Tyler llega a sentir algo parecido será tu fin. No estás tratando con un
adolescente normal, estás tratando con una mente única y realmente narcisista, si
Tyler se enamora de ti, terminarás dentro de su burbuja.

En eso Clara entró corriendo y mirando directamente a Eugenio.

- ¡Eugenio! ¡¿Dónde demonios estás?!- gritó con furia James desde afuera.

-Esto se salió de control- informó Clara.

Bob y yo nos instalamos en la biblioteca, básicamente me copiaba todo lo que


yo le indicaba, pues mi letra no era la mejor. Había leído aquel libro hacía ya
bastante tiempo, entonces trataba de recordar toda la información de este
mientras caminaba de un lado ojeando los libros en las repisas.

-Tyler ¿Podrías ir un poco más lento? - pidió Bob- Juro que se me van a caer los
dedos.

-Eso es prácticamente imposible, amigo mío- le expliqué arrugando el entrecejo.

-Bueno, me refiero a que estás hablando muy rápido y no te puedo seguirte el


paso.

-Yo no hablo muy rápido, tal vez tú escribes muy lento- aclaré.

Él suspiró y se levantó.

- ¿No podríamos tomar un descanso? - preguntó.

-No, Bob, ya tardamos bastante en la puerta.

80
-Sí, pero con lo rápido que dictaste ya casi terminamos- se quejó dejando car sus
brazos.

-No, Bob.

-Sí, por favor. - suplicó.

-No.

-Sí.

-No.

-Sí.

-No.

-Sí

-Les preparé panecillos- Clara entró a la habitación. Yo resoplé al ver la mirada


victoriosa de Bob.

-Muchas gracias, señora- dijo Bob mirando los postres con anhelo- ¿Son Red
velvet? - preguntó.

-No- dijo Clara y se retiró corriendo.

- ¿De qué son? - preguntó Bob ya dándole unos cuantos mordiscos.

-Que importa- dije dejándome caer en la silla. Atraje hacia mí el libro y me puse
a rectificar el trabajo.

-Oye- Bob me llamó con la boca llena- No quería que te pusieras así. Pero
comprende, cuando se trabaja arduamente es necesario un descanso- yo solo
asentí y continué.

No es por presumir, pero todo lo que dicte había dado como fruto un muy
admirable ensayo.

- ¿Tyler? - soltó Bob con voz aguda.

- ¿Si?

- ¿Se supone que los muertos no se mueven, cierto?

-Sí, esa es una creencia falsa de los vivos.

- ¿Y eso incluye a la comida?

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Enarqué una ceja ante esa pregunta., cerré los ojos analizando y me volteé hacia
él.

- ¿De qué habla…? - me detuve al ver la escena frente a mí.

Los pastelillos que trajo Clara se estaban moviendo, tal como si respiraran. En
eso, uno de ellos saltó y se dio la vuelta dejando ver una terrorífica cara a través
de los grumos de la masa.

-Bob- lo llamé, pero él estaba perplejo observando los panecillos- No te vayas a


alterar, pero esto no es normal.

Mi amigo volteó lentamente hacia mí y soltó un estruendoso grito y corrió detrás


de mí. Pero en eso la pequeña bestia se lanzó para mi gran suerte, logré
detenerla con mis hechizos y cayó en el suelo por la mitad.

- ¡Te dije que no te alteraras! - Le reclamé.

- ¿Y cómo demonios esperas que no me altere? ¡Las personas comen la comida,


no al revés! ¡¿Qué diablos es esa…?!- él se pausó unos segundos y arrugó el
entrecejo como si escuchara algo atentamente- ¿Qué se escucha así?

Volteé lentamente hacia los restos del panecillo, estos se hicieron dos masas
semilíquidas en el suelo, y de estas salieron grandes burbujas hasta que… ¡Eran
dos de ellos! ¡Se multiplicó!

Volví a voltear lentamente y vi a Bob, en ese momento ambos soltamos y gran


grito y nos subimos a la mesa. Los panecillos restantes en la bandeja igual
cobraron vida y amenazaban con atacarnos.

Tomé a Karen y empecé a buscar un hechizo rápidamente.

-Por favor, Karen, dime que tienes un hechizo contra esto.

Sí existe.

- ¡Enséñamelo!

Aún no estás listo, si lo intentaras sería desastroso

- ¡Por amor al cielo, Karen! Son solo unos panecillos.

No, no, esas bestias no son solo unos panecillos.

Prefiero alejarme de estos asuntos.

En eso ella se cerró, traté de abrir el libro, pero era imposible.

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- ¿Es en serio, Karen?

- ¡TYLER, SE ACERCA! - gritó Bob, una de las bestias saltó hacia nosotros,
rápidamente tomé un libro y golpeé lejos a la criatura. - Wow, ¿Has considerado
alguna vez ser beisbolista?

-Si es que sobrevivimos talvez.

En eso, que chocó contra la pared, se repitió el mismo proceso, pero esta vez se
dividió en cuatro, ahora había cuatro panecillos más.

- ¡MAMÁ! - grité. En eso mamá entró por la puerta y la cerró a su espalda.

- ¿Qué ocurre, mi cielo? - preguntó con dulzura, vio que estábamos sobre la
mesa, asustados, bajó su mirada al suelo y observó como una de las criaturas
estaba a punto de morder su zapato. Ella gritó y se subió a la mesa y se puso
detrás de Bob, que de por sí ya estaba detrás de mí.

-Tyler Benjamín Durand, ¿Se puede saber qué demonios hiciste ahora? -
reclamó mamá.

-Mami, yo no hice nada. Clara los trajo así. - Ella soltó un quejido por el cual
Bob se asustó más.

- ¡JAMES! - gritó- ¡JAMES! – Suspiró indignada- ¿Ahora qué hacemos?

En eso uno de los panecillos se abalanzó sobre mi madre, ella lo golpeó y lo


desmoronó furiosa.

-No, no, no, no- le advertimos Bob y yo en coro.

Ahora se había multiplicado en más de veinte más.

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- ¿Son más ahora? -preguntó aterrada.

-Sí, por eso no los hemos atacado, cada vez que se parten se vuelven más.

-Bueno, Tyler, propongo algo- dijo ella- Ofrezcamos a tu amigo.

- ¿Qué? - solté incrédulo por lo que acababa de decir.

-Sí, él es obeso, nos dará suficiente tiempo para huir.

-Señora Durand, estoy aquí- dijo Bob con mala cara.

-Lo sé, cielo, pero preferiría que estuvieras abajo. Como todo un héroe- dijo con
una sonrisa.

- ¿Un héroe? - Él arrugó el entrecejo.

-Sí, imagínalo, morir como un héroe, ser recodado siempre, todos sabrán tu
nombre.

- ¿Seré un héroe? - preguntó Bob con las pupilas relucientes.

-Ok, mamá, basta, no lo engañes- miré a Bob muy ilusionado- Esto ni siquiera
saldrá de esta casa. Y no te recomiendo hablar por mucho tiempo con ella, es
extremadamente convincente.

Mamá resopló- Al menos lo intenté.

En eso se abrió la puerta lentamente. Papá entró completamente distraído, con la


mirada en la nada.

- ¿Cómo van con ese trabajo? - preguntó hasta que su mirada chocó con nosotros
y arrugó el entrecejo.

-En el suelo, James- le indicó mamá señalando las pequeñas bestias.

Él bajó la mirada y encontró a los panecillos vivientes, se arrodilló


cuidadosamente y tocó a una, al instante esta clavó sus afilados dientes en su
dedo, papá no mostró la más mínima expresión, solo la miraba con curiosidad
mientras sacudía su dedo.

Al fin y al cabo, ya estaba muerto.

Y ni porque diez de estos lo mordisqueaban por todas partes, él solo tomó uno y
lo partió a la mitad, todos nos apresuramos a advertirle que se multiplicaría, pero
solo dejó salir en líquido carmesí del interior, lo tiró al suelo y se limpió las
manos, y el panecillo se quedó allí.

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-La fuente de vida de una especie es su corazón, sin este simplemente morirá.

Los tres cruzamos miradas llenas de perplejidad.

- ¿Estaban rellenos de mermelada? - preguntó Bob.

- ¡Eugenio! - gritó papá- ¡Eugenio! - repitió, pero al no recibir respuesta resopló-


¡Alguien en esta casa que venga, por amor a Dios! Lo tendré que hacer solo
entonces.

Caminó hacia un cuadro en la pared, lo movió y tomó un hacha, bajó de este. Mi


amigo ahogó un grito y se pegó más a mi espalda. Papá tomó el hacha y empezó
a cortar por la mitad a todos los que se atravesaban, claro, por el corazón y así
no se multiplicaban.

-Cristina, un poco de ayuda no me caería mal- dijo sin despegarse de la labor.

-No gracias, cariño, aquí estoy maravillosamente bien- dijo mamá


escabulléndose más.

- ¿Qué ocurre? ¿Tienes miedo de morir? - preguntó papá con sarcasmo.

-Papá, yo si te quiero ayudar- le dije.

-No, Tyler, tú si deberías tener miedo a morir.

Luego de eso continuó en su heroica hazaña, acabando con varios de los


pastelillos, estos se escondían y corrían por todos lados. Papá se detuvo y los
miró a todos fijamente.

-Muy bien, bestias asquerosas- comenzó- Esto va en serio ¿Quién tiene mi


dedo?

Una de ellas Salió corriendo, papá la tomó, le quitó su dedo de los dientes y
también la desmoronó.

En eso la puerta se abrió, Clara entró y observó la escena y soltó un jadeo de


sorpresa y la volvió a cerrar apresuradamente.

- ¡¿Estas cosas son infinitas o qué pasa?! ¡EUGENIO!! ¡¿Dónde demonios


estás?! - gritó y al no obtener respuesta resopló y siguió.

Momentos después solo quedaba muy pocos, él continuó acabando con las
bestias mientras Bob se escondía más, aunque no sirvió de nada, pues, la última
criatura estaba detrás de él, lo notamos cuando soltó un gran grito y se hizo para
atrás haciéndome caer de la mesa. Papá la tomó y con el hacha lo cortó, al

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mismo tiempo que la puerta volvió a abrir y en ella Eugenio, Clara y Samanta
aparecieron en la escena.

Papá con una mala cara miró directamente a Eugenio y Clara, pocas veces se
enojaba, así que era razón para preocuparse.

- ¿Alguno de ustedes dos sabe por qué demonios nos quería comer la comida? -
preguntó enojado.

-Perdóneme, señor Durand- se disculpó Clara, realmente asustada- Es que verá,


estaba yo haciendo los panecillos de sangre de piraña normal y de repente llegó
la señorita Samanta Espinoza preguntándome por el significado de burbuja, y
me puse nerviosa y sabe usted bien que hay que tener mucho cuidado al triturar
entrañas porque podrían tener células vivas y estas pueden hacer que la comida
cobre vida.- Ella tomó aire por lo rápido que había hablado, y se tiró al suelo
arrodillada- ¡Se lo suplico, señor Durand, por favor no me despida!- exclamó
lloriqueando.

-No la voy a despedir, Clara- dijo papá y sus ojos viajaron a una aterrada
Samanta.

-Yo creo que ya es momento de que me vaya- dijo ella con una sonrisa nerviosa.

-Lo mismo creo yo- dijo papá sin ninguna sonrisa.

Yo me acerqué y observé como se alejaba por la puerta, preguntándome como


esa extraña curiosidad de ella se alimentaba por mí, ¿Qué era lo que en realidad
quería? ¿Y Por qué sin saber qué es lo que ella quiere, igual lo quiero?

***

Al día siguiente en la escuela, a primera hora, me aparecí tras su casillero y


cuando ella distraída lo cerró y me miró, soltó un grito asustada, se agarró el
pecho y me miró con mala cara.

-Estoy empezando a odiar esto- dijo.

- ¿Qué cosa?

-Que aparezcas así de la nada, me pones los nervios de punta. Además, no


deberías hacerle eso a los vivos, no es normal.

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-Solo lo hago contigo- le dije encogiéndome de hombros, a lo que ella abrió los
ojos cuáles platos.

-Como sea, te quería pedir perdón, a ti y a tu familia- ella pasó nerviosamente un


mechón de su castaño cabello detrás de su oreja- Es mi culpa después de todo.

-Es mi defecto de olvidarme de los demás y concentrarme en mí.

- ¿Qué? - preguntó confundida.

-Burbuja, eso es a lo que le llamamos así, es básicamente una metáfora, me


encierro en una burbuja en la que solo existo yo- empecé a jugar con mis dedos
nerviosamente- Es más objetivo llamarlo narcisismo y punto- murmuré.

-Tyler, no eres narcisista, no digas eso. - me dijo ella poniendo una mano en mi
hombro.

- Comprendes que nunca le he dicho esto a nadie- confesé mirando mis zapatos
inconscientemente- Es preocupante la cantidad de secretos que conoces sobre
mí. Podrías usarlo en mi contra.

-No lo haré, te lo prometo, confía en mí- dijo con una sonrisa.

-Sí, confiaré en la que hizo que la sala de mi casa parezca la escena de un crimen
después de huir de panecillos asesinos- expresé con sarcasmo.

- Soy muy torpe, lo hago inconscientemente, simplemente respiro y hago un


desastre.

-No lo dudo. Pero si del nivel hablamos, yo un problema andante.

-Me gustan los problemas- dijo ella y de repente sus mejillas se pusieron
realmente rojas.

-Bien. Ahora creo que deberíamos hacer algo para que tu curiosidad no cause
más problemas.

-Creo yo que deberíamos dejar de tener secretos entre nosotros. Aún hay muchas
cosas que no sé sobre ti.

-Bueno, conóceme- le dije alzando un pulgar- pregúntame lo que sea, te


responderé con la verdad.

-Bien, serán preguntas algo básicas, ya bastante información importante tengo


sobre mis hombros- dijo ella.

-Como tú quieras, tú eras la que no querías más secretos.

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-No los quiero, pero- ella pausó un momento pensando en lo que iba a decir- Sé
más secretos sobre ti que cosas sencillas. Por ejemplo, no sé cuál es tu color
favorito.

-Azul marino.

- ¿Tipo de sangre?

-D negativo- Ella arrugó el entrecejo y enarcó una ceja. - ¿Qué ocurre? Es un


tipo de sangre muy raro. Solo los Durand lo tenemos.

-Comprendo. ¿Cuándo es tu cumpleaños?

- 6 de junio

Samanta volvió a hacer la misma cara y empezó sacar cuentas con sus dedos
mientras murmuraba.

- ¿Y tienes quince años?

-Sí, igual que tú.

-No, no igual que yo, tú cumpliste quince este año ya, yo voy a cumplir los
dieciséis en dos meses.

- ¿Y qué hay de malo? - dije estresado.

-Eres joven para estar en cuarto año, deberías estar en tercero.

Rodé los ojos y exhalé.

Aquí vamos de nuevo.

-En sexto de primaria me adelantaron de año- le expliqué cansado- Estaba más


adelantado que mis compañeros.

- ¿En serio? Sabía que eras muy inteligente, pero tú en realidad eres un prodigio.

-Sí, ya lo sé. ¿Otra pregunta?

- ¿Me quieres?

- ¿Qué? - solté.

No entendía bien su pregunta. Es más, no entendí nada.

-Que, si me quieres, yo ya te he agarrado cariño en este poco tiempo ¿Y tú a mí?

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-Bueno, primero analicemos, que significa en realidad querer, basándonos en la
gramática, puede tomarse como un deseo, y yo no tengo algún sentimiento de
deseo hacia ti. Pero basándonos en el punto que quieres llegar con tu pregunta,
comprendo que tú y yo hemos formado un fuerte lazo de amistad y confianza, y
principalmente que he agarrado algo de cariño a tu extraña y empalagosa forma
de ser. - Samanta me miraba con el entrecejo arrugado- Es decir que te quiero
mucho.

Su expresión cambió a una de felicidad extrema, soltó un chillido emocionada y


se lanzó en un gran abrazo, y odio los abrazos.

-Yo también te quiero, príncipe.

- ¿Si digo que ya no te quiero me soltaras?

-No

89
Otro día ocultando el extraño secreto de mi crush, así es la vida, ¿no?, bueno, no
tanto.
Como siempre llegó y saludo a Marina que siempre está pegada a su teléfono,
yo sinceramente no puedo leer ni dos páginas, no sé cómo algunas personas
tienen el talento de pasar horas leyendo, me imagino que es como mi misma
extraña afición a las películas románticas.
-Se te van a poner los ojos cuadrados – murmuro cerca de ella a lo que da un
salto del susto.
Yo reí ante su reacción, ya veo porque Tyler disfruta tanto asustarme.
- ¿Por qué haces eso? - me reclama.
-Perdón, me la pusiste fácil- me disculpe aún sin parar de reír- ¿Nueva? - le
pregunte señalando su celular donde se veía obviamente que estaba leyendo.
-Sí, me trae adicta, ayer no dormí ni un poco- dijo guardando su celular en el
bolsillo de su bolso.
- ¿Y de qué se trata?
-De un chico que oculta un secreto y otra chica lo descubre y ahora son
cómplices.
Eso me suena familiar, en serio demasiado.
- Yo no me identifico para nada. -me apresuré a decir.
90
- ¿Quién se identifica con eso? - preguntó arrugando el entrecejo.
Talvez yo o yo.
-Nadie obvio. - mentí con un tono raro.
¿Por qué soy tan mala mintiendo?
-Sabes qué. Dejemos a un lado el claro hecho de que me estás mintiendo – yo
me puse la mano en el pecho ofendida- Me estás mintiendo Samanta, te
conozco- recalcó- Mejor hablemos de lo cercana que estás ahora a tu príncipe,
aún no sé cómo lo convenciste de ir al baile.
-Son mis dotes de belleza. - dije con vanidad batiendo mi cabello.
-En serio Sam- dijo riendo descaradamente – Eres bonita, pero es algo…
Ilógico, como te ignoró tanto y de un día al otro estabas encerrada en un closet
con él y te pide que vayas al baile.
- ¿Y es que acaso no es posible?
-Talvez, no conozco a Tyler, es muy poco expresivo y muy misterioso- ella se
acercó a mí y me dijo casi en susurro- Él es muy extraño.
Sí, tiene razón.
-Talvez detrás de esa fachada sea un chico normal- miento.
-Pues hablando en serio, los chicos normales creen que tú eres rara- me
recuerda.
En eso tiene razón, los chicos mayormente se fijan en las chicas más bonitas y
femeninas, así como Mía. Yo soy más rústica, invisible y poco atractiva.
-Y vaya error que cometen- me dice tomando mi hombro- Porque de todas las
chicas del mundo tú eres la más interesante.
-Tampoco, no soy interesante. No soy inteligente, no soy linda, no soy
deportiva, no cumplo lo que los estúpidos estereotipos de la sociedad consideran
“interesante”.
-Samanta, eres la chica más original, valiente y única que existe. Aunque te
hagan creer lo contrario- ella empieza a reír- Y quisiera ser como tú para poder
amenazar a un chico para que vaya al baile conmigo.
-Estoy hablando en serio, le gusto. -miento nerviosamente.
Me da en el pecho esa frase, me duele tanto
-Bien te creo porque... solo te creo, bien
-Bien, me tengo que ir- avisé.
- ¿Otra vez? Ahora desapareces a cada momento.
-Es que soy una superheroína en secreto- bromeó y me voy sin esperar su
respuesta.
Esta vez tenía que buscar a Tyler, había pasado toda la tarde pensando en la
clase perfecta para él, hasta que pensé en una que se basaba en una simple
pregunta que podría ser fácil o no de responder.
- ¿Me buscabas? – preguntó tras mí. Rodé los ojos, eso se estaba volviendo
costumbre.
-No, busco al muerto que ayudo a ser un vivo. - le dije.
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Él apareció frente a mí ganándose un sobresalto de mi parte, otra vez logró
asustarme. Él lo disfrutaba, en su sonrisa se veía.
-El que aparece en tus sueños. - dijo sonriente.
¿Pero cómo diablos sabía él…?
- ¿Por qué dices eso? -gaguee nerviosa.
De repente su sonrisa desapareció y parecía estar nervioso.
-Po- Porque yo leo mentes. - dijo tal cual un niño decía que podía volar.
Yo coloqué una expresión de ¿Es en serio?
-Tranquila, no me creas- ok- No puedo leer mentes, soy un mortal- explicó.
- ¿Ah sí? ¿Y cómo apareces así todo el tiempo? - le pregunté con la duda,
surgiéndome de repente.
-Tengo poderes. - dijo con tranquilidad.
- ¿Otro chiste? - rodé los ojos.
-No, te voy a enseñar, dame una hoja de ese cuaderno- Me pidió señalando el
cuaderno que tenía en la mano, yo lo mire confundida unos segundos- Hazlo-
insistió. Yo le obedecí mirando con desconfianza.
Él tomó la hoja y la enrolló, pasó sus manos sobre esta y la convirtió en una flor
que me ofreció.
-Una orquídea negra.
-Bonito truco, pero no te creo. - le informé.
-Dame otra hoja entonces
Le di otra hoja e hizo lo mismo, al ver eso saqué muchas hojas más y él las
convirtió todas en orquídeas negras. Yo lo miré incrédula mientras él seguía con
su expresión neutra, ¿Cómo era posible? Aunque tratándose de cosas
imposibles, Tyler Durand era el rey.
- ¿Sigues sin creer? A este paso te quedarás sin cuaderno- se burló de mí.
-Bien, te creo, no es posible que tengas tantas flores escondidas. -admito
rendida.
-Claro que no, estas flores son únicas-
¿Soy yo o me acaba de decir que soy única?
-Tienes poderes- dije más para mí misma- cuando ya creía que eras lo
suficientemente raro.
-Nunca se es suficientemente raro- dijo con su típica sonrisa.
En ese momento me volvió a mirar directamente a los ojos, ¿Cómo hasta sus
ojos eran extraños? Por sus tonalidades azules y grises no parecían de este
mundo.
-Mejor sigamos con lo que te iba a decir. -dije saliendo del trance en que me
dejaba.
-Y ¿Qué me ibas a decir?
-Te tengo la pregunta indicada para ti mi querido muerto. - dije alegre, y puse mi
dedo en su nariz, y el hizo una mueca haciéndome entender que no le agradaba,
entonces lo quité penosamente.
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- ¿Cuál pregunta? - preguntó, apartando nuevamente la mirada.
Tomé un respiro y lo miré directamente a ese infinito azul que tiene por ojos que
esta vez no me miraban, pero sé que me prestaba atención.
- ¿Qué es la vida?
La pregunta pareció sorprenderlo, se quedó perplejo, él se volteó y miró el
pasillo, y empezó a murmurar cosas que no pude entender. Cada día entendía
menos su comportamiento.
-La acción de vivir, ¿no? -dijo sin expresar nada.
-Hablo en serio, di lo que creas. - le insistí, él no dijo nada, solo torció los labios
y yo suspiré – No te voy a juzgar, pero respóndeme por favor.
-Puedo saltarme la pregunta. - pidió.
-Tyler...
-No quiero responder- me interrumpió y en ese momento sonó el timbre - Me
voy tengo clase.

¿Por qué se puso así? Sin duda es el más bipolar de los bipolares.
Gracias al cielo era la clase de historia, esa que nos tocaba juntos, así que lo
observé detenidamente toda la clase, estuvo muy distraído, como si estuviera en
otro mundo. Ni siquiera participo cuando antes los profesores tenían que callarlo
por todas las interrupciones que hacía.
Lección de la vida, nunca le preguntes que es la vida a alguien que no la ha
vivido, en mi caso es un sentido muy literal.
- ¡Espinoza! - exclamó la profesora, y yo alcé la mirada para verla- ¿Podría
hacer el favor de prestar atención a mi clase en vez de solo mirar al señor
Durand?
Así todos los que estaban en el salón emitieron un aullido cuál unos lobos, típico
de adolescentes.
Vi como Bob golpeó el hombro de Tyler, pero este lo ignoró completamente.
- ¿Y? Estoy esperando una explicación de su parte- insistió la profesora.
Yo relamí mis labios y la miré a sus ojos que detrás de sus grandes lentes se
podía ver su sello fruncido.
-Sí, le estaba prestando atención, solo que para su información yo no escucho
con los ojos, fácilmente puedo oírla sin mirarla.
- ¿Ah sí? ¿De qué trata la clase de hoy? -pregunto retadora cruzando los brazos.
-El inicio del siglo XX, allí está el título- le dije con obviedad.
Ella resopló malhumorada- Estoy cansada de su actitud, señorita Espinoza,
¿Acaso necesita ir a la oficina del director todo el tiempo?
-No creo que sea un método muy efectivo, puesto que yo no he tenido cambio.
- ¡Suficiente señorita! ¡A la…!
-Oficina del director, sin ningún cambio, solo ganas de gastar palabras.
-No se lo voy a volver a repetir. - dijo señalando la puerta.

93
Volteé hacia Tyler quien me miraba con cautela, yo resoplé molesta y tomé mis
útiles y salí.

***

-Espinoza, feliz viernes- dijo sin ánimos el director mientras revisaba unos
papeles.

-Dos semanas enteras era mucho pedir- bromeé sin ánimos.


-Debería dejar en paz a la profesora de historia- me ordenó.
-Cuando ella mejore su actitud, su forma de ser es estresante. - dije sin siquiera
mirarlo.
-Cada persona es un mundo por descubrir- canturreó. Yo fijé mi mirada en un
cuadro de trazos azules que me recordaban los ojos de él.
-Dígamelo a mí- ironicé.
-Y debemos respetar a cada persona, sin importar si su actitud no nos gusta.
-En el mundo hay gente muy extraña- esto ya no se trataba de la profesora de
historia.
- ¿En serio? ¿Has visto al profesor de matemáticas? Está muy loco, y cuando
corrige es muy callado que a veces ni siquiera noto su presencia.
-Estoy aquí Pablo- indicó el profesor de matemática que estaba en otra mesa
corrigiendo.
- ¿Ves?
Yo reí ante tal escena, la extraña actitud del director siempre me sacaba una
sonrisa, creo que de tantas visitas a su oficina ya ambos nos teníamos confianza.
En ese momento sonó el timbre de cambio de hora, tomé mis útiles y me levanté
de la silla y me encaminé hacia la puerta.
-Samanta- llamó mi atención el director y yo volteé a verlo. - Un problema más
y entregas cartas hasta El Baile de Otoño.
Yo solo le sonreí y le levanté mi dedo pulgar en seña de entendimiento.

***

No me iba a quedar de brazos cruzados, necesitaba una respuesta, entonces en el


almuerzo lo seguí, pero sentía como este me evitaba, tanto que hacía sus
famosas desapariciones. Hasta que lo encontré en una de las mesas con Bob.
-Miren quien llego, mi nueva ídolo- dijo alegre Bob.

94
- ¿Por qué me evitas? - reclamé directamente a Tyler quien no me miraba.
-Yo no te estoy evitando. - mintió claramente.
- ¿Cómo qué no? - dijo Bob que estaba sentado alado de él.
-No, claro que no.- negó lanzándole una mala mirada a Bob.
-Pero si me lo acabas de
decir- Tyler lo golpeó
disimuladamente con el
codo, pero el quejido de
dolor de su amigo lo
delató.
-Bob, quedamos en no
decir nada de que no
quiero hablar con ella-
susurro a su amigo, pero
yo lo oí claramente.
Y yo era la mala mintiendo.
-Tyler, estás así por la pregunta que te hice. - afirmé
-No, ¿por una pregunta? Conozco personas que le han pasado cosas peores.
-Tú solo conoces muertos- rodé los ojos.
-Por eso- dijo con su sonrisa que ya estaba volviéndose irritante.
-Bien, pues hablando de muertos me quedaré hasta morirme aquí si no me
contestas- informé sentándome junto a él- muy cerca- por eso movió su silla
unos centímetros.
- ¿Entonces si te mato, te irás? - preguntó con tranquilidad.
-Esto no es un chiste, contéstame- le ordené.
Sostuve su mirada unos cuantos segundos hasta que él soltó un suspiro. Y de
una forma brusca me jaló del brazo y me levantó llevándome a otro lado de la
cafetería, precisamente donde estaba desolado.
-Eres molesta- me dijo- Pero, te voy a contestar porque deseo con anhelo que me
dejes en paz.
Yo le dediqué una sonrisa emocionada por su respuesta.
-La verdad es que pienso que la vida no vale nada- mi sonrisa desapareció, me lo
esperaba, pero oírlo me sorprendió. Él tomó un poco de aire - todas las personas
de acá luchan en vano por no morir sin saber que la muerte llegara igual, y en el
poco tiempo que llevo acá la vida me ha tratado muy mal, tú y Bob son los
únicos en la escuela que me han tratado bien, me molestan por ser inteligente y
mis padres se pelean – él soltó una risa triste - Y pensar que hui del más allá
para no morir preferiría estar muerto a estar aquí.
-Tyler yo...
- ¿No lo sabías? Claro, nadie lo sabe. - confesó.
No tenía idea, él solo ha conocido el lado malo de la vida. ¡Eso es! Él solo ha
conocido el lado bueno de la vida, y si tan solo….
95
-Te voy a hacer amar la vida- declaré.
- ¿Cómo? - dijo con su peculiar expresión de confusión- Tú eres una simple
mortal, ¿Cómo te crees capaz de alterar mi poderosa opinión?
Ignóralo, ignóralo
-Ya verás- le informé retirándome.

Corrí hacia la cancha donde estaba Marina en las gradas leyendo. Y fui
rápidamente hacia su dirección.
-Necesito pedirte un favor- dije con mis manos en las rodillas y respirando
pesado de tanto correr.
- ¿Cuál? - me lanzó una mirada de confusión.
- ¿Tu mamá me podría prestar algunas cosas de su tienda? - la pregunta pareció
sorprenderle bastante.
- Eso creo- se acercó ami con una sonrisa llena de picardía - Y si no también sé
cómo sacarlos sin que se dé cuenta- yo le di una sonrisa de complicidad.
No me pregunten cuál es mi plan, solo sé que será perfecto.
- ¡Espinoza! - exclama el director detrás de mí-. Y yo rodé los ojos- Se supone
que hoy no tendría recreo.
Yo volteé y lo miré con una sonrisa – Fue por una buena causa- informé.
Él cruzó los brazos y me miro molesto- Ojalá valga también la pena su castigo
alargado hasta El Baile de Otoño.
Mire hacia el fondo de la cancha donde estaba sentado en las gradas de aquel
lado, Tyler mirándome con curiosidad.
-Lo mismo digo.

96
Era el sábado y estaba lista para mostrarle a Tyler que la vida va mucho más allá
de un montón de días repetitivos, tome mi mochila con las cosas que prepare
anoche, bajé la escalera y esperaba encontrar a mi madre en la cocina
preparando el desayuno como de costumbre, pero...

No estaba

- ¿Mamá? - pregunté entrando a la sala, la encontré observando por la ventana,


con la luz apagada como si espiara a alguien.

- ¿Qué haces? - pregunto fingiendo confusión.

Ella dio un sobresalto del susto y volteó a verme recostada de la ventada.

-Sam, ¿recuerdas la junta vecinal que fui ayer? – me preguntó y yo asentí.

Claro, un viernes por mes va a una estúpida junta vecinal donde siempre
escogen a algún vecino para hablar mal de él, así ha sido siempre
97
- Bueno, ayer hablábamos de los vecinos raros-

Sabía que se refería a los Durand, pero aun así le pregunte.

- ¿Cuáles vecinos?

-No sé cómo se llaman, son los que viven en el 666- Tan solo decirlo se
persignó rápidamente.

Esa casa siempre había dado de que hablar, pues había sido abandonada hace 70
años

Sí, eran ellos, lo único es que ellos no "viven".

- ¿Qué tienen de raro? - Si dicen eso, talvez sospechan algo.

-No lo sé, pero mira su aspecto, su casa, ellos… me dan mala espina.

- ¿Ya has hablado con ellos al menos? - le pregunté.

-No, ni me quiero acercar- ella dio un paso hacia mí y me tomó de los hombros-
y más vale que tú también guardes distancia, no quiero que te pase nada malo.

Pero yo... yo quiero ayudarlos, ellos los tienen como un peligro y ni siquiera los
conocen, por eso Tyler ha tenido esa perspectiva de la vida.

-Está bien mamá- mentí apartando la mirada -Voy a salir con Gabriel- le indiqué
y salí por la puerta corriendo.

No soy una persona muy sincera que digamos, y tampoco sigo reglas como ya se
han podido dar cuenta, no voy a descansar hasta que los Durand se sientan
cómodos en la sociedad y mi plan inicia hoy con Tyler.

Sonará raro, bueno, todo lo que digo lo suena, pero desde ayer siento miradas
sobre mí, como si fuera observado constantemente.
Era una típica mañana del sábado en la casa, bajé las escaleras y en la sala
estaba mi padre leyendo el periódico. Sentí que él notó mi expresión algo atenta
por las miradas
- ¿Qué pasa hijo? - pregunta sin despegar la mirada de su periódico.

98
- ¿No sientes que nos miran? -moví mis ojos de un lado al otro, vigilando
cautelosamente.
-Son solo los vecinos- pasó la página del periódico - Con el tiempo te
acostumbras.
Solo asentí y escuché mi teléfono sonar, lo saqué de mi bolsillo y vi que me
había llegado un mensaje de Samanta.

Arrugué el entrecejo y guardé nuevamente el teléfono. Fui hacia el patio, y


como típica mañana de sábado, estaban Dina y Max jugando, el patio de mi casa
era amplio, en la parte de atrás había una reja extremadamente alta
completamente cubierta con enredaderas, lo único que se notaba era la puerta, al
salir la vi corriendo hacia donde estoy, se ve cansada talvez estaba huyendo.
- ¿De qué huyes? - le pregunté
Su expresión se volvió en una de sorpresa-De nada- miente
-No trates de engañar, yo soy experto en escapar.
-Bien escape de…- me quede esperando su respuesta- no te lo diré- arrugué el
entrecejo por repentina respuesta.
-Como quieras orquídea, ¿cuál es tu “plan estrella”?
-Tú solo…. Has lo que yo te pida- tomó su mochila y sacó unos papeles- Ve a la
dirección que te digan los papeles- empezó a barajarlos- toma este. - me indicó
entregándome uno.
El papel tenía una dirección geográfica con números, tenía también el dibujo de
una palmera, pensé en esa dirección mientras tomé su mano, en unos segundos
estábamos en un lugar rodeado de palmeras, al frente se veía un montón de agua
y escuchaba como se movía, el cielo era tan azul y contrastaba con el agua miré
hacia mis pies y bajo había una especie de tierra amarilla clara, creo que lo leí
alguna vez es ¿arena?
-Esta es la playa- me explicó ella, he leído tantas veces de ella, pero nunca la
había conocido en persona.
-Ese montón de agua, ¿es el océano? - le pregunté señalándolo.
-Sí, ¿quieres ir? - solo asentí con una sonrisa.
-Primero que nada, no puedes ir así- ella tomó nuevamente su mochila y sacó
algunas cosas.
- ¿Dónde conseguiste eso?
-La mamá de Marina tiene una tienda de objetos de turismo- Tomó algunas de
esas cosas y me las ofreció- Ponte esto, allá atrás están los cambiadores.

99
- ¿Qué es esto? - incliné mi cabeza y observé algo parecido a la ropa, pero su
tela era parecida a la de un impermeable.
-Es un traje de baño, tranquilo, tomé el completo porque tu piel pálida me dice
que no has tomado mucha vitamina D.
Fui al cambiador como dijo, me puse el Traje de baño Y una crema que decía
protector solar. Salí y como un espejo vi a Samanta y ambos nos quedamos
mirándonos fijamente, ella se veía tan linda, el sol resaltaba sus ojos verdes.
Llevaba un traje de baño verde aguamarina con estampado de piñas con mangas
de boleros y descubría completamente sus piernas y una parte de su ombligo.
-Te queda bastante bien- me dijo observándome de pies a
cabeza.
-Tú estás muy expuesta- dije cubriendo rápidamente mis
ojos- Parece que estuvieras semi-desnuda.
-Tyler, así se usan los trajes de baño, no estoy semi-
desnuda- me explico, pero yo seguía cubriéndome- Si es
por eso a ti se te ven tus piernas de jirafa.
-Sí, pero se ve por debajo de los centímetros permitidos
por un correcto reglamento de vestimenta, tú casi enseñas
tus… Pecados.
-Tyler descúbrete los ojos, no estoy haciendo nada malo-
dijo cansada.
- ¿Son cosas de vivos? - pregunté aun cubriéndome.
Ella suspiró- Sí, Tyler, son cosas de vivos, y para ser
normal tienes que descubrirte los ojos.
Cada vez descubro costumbres de vivos más raras.
Moví mi dedo anular lentamente permitiendo ver solo por mi ojo izquierdo y
luego quité mi mano por completo.
-Conste que no me responsabilizaré si te falto el respeto por mirarte.
-Tú no me estás faltando el respeto. - me explico- ¿Ahora sí podemos ir al mar?
- ¿Mar? ¿No era Océano? - pregunté confundido.
-Bueno mar, Océano es lo mismo- alzó los hombros.
-No lo es, verás el Océano es….
- ¡Es el Océano! –grito ella- ¿Ya? ¡Es el Océano! - ella se veía molesta, los
vivos tienen muy poca paciencia.
-Bien, vamos al Océano- le indiqué sonriente.
Ella me llevo al Océano, sentía como chocaba en mis pies, recordé un capítulo
del libro de hechizos (Karen) que nunca pude probar, pero si sabía bien cómo
hacerlo, puse mis dedos en el agua y de esta se formó una ola, sentí como un
dedo tocó repetidas veces mi espalda, y vi a una Samanta bastante sería
completamente empapada, supongo que la ola le calló a ella.
-Muy bien, Poseidón creo que suficiente playa por hoy. - dijo tratando de
disimular una sonrisa.
100
-Lo siento. - me disculpé penosamente.
-No te preocupes – ella se sentó en la costa del océano y abrazó sus –expuestas-
piernas- Cuando era niña mi padre me llevaba aquí, y cuando estaba
desprevenida me lanzaba agua encima, yo intentaba vengarme, pero él siempre
lograba sorprenderme. - ella miraba el horizonte mientras reía con nostalgia.
Yo me senté junto a ella imitando su posición y la miré - ¿Lo extrañas? - le
pregunté.
-Mucho-vi como una fina lágrima se escapó de su ojo. Ella sacudió la cabeza y
me miro sonriendo - pero eso no interesa ahora.
-Claro que interesa.
Ella se quedó perpleja por mi respuesta- ¿Po-por qué te interesaría?
-Porque me interesas tú.
Ella abrió los ojos como platos. Y soltó una risita nerviosa.
- ¿Yo te intereso?
Yo asentí, ella sonrió y bajo la mirada.
- ¿Nos regresamos a casa? - le pregunté.
- ¿Cómo crees? - dijo como si estuviera ofendida- Esto es solo el comienzo.

101
Samanta me dio otro papel, este tenía otra dirección, tenía curiosidad de adonde
seria, hice lo mismo que con anterior, y antes de abrir los ojos tengo una
sensación inesperada.
Frío,
Abrí los ojos y un ecosistema de blancos suelos y árboles secos, pequeñas cosas
blancas caían sobre mí, coloque mis brazos alrededor de mi pecho en un fallido
intento de calentarme, observe a Samanta y
ella está igual, su cuerpo temblaba sin parar.
- Por exhibicionista-.
-C-creo que debimos cambiarnos antes de
venir a la nieve- tiritó. Tomó otra vez su
mochila y sacó dos prendas acolchadas-
ponte esta chaqueta y este pantalón – me
indicó y yo le obedecí, al ponerme aquella
chaqueta el frío desvaneció y suspiré. Ella se
había puesto un traje más abrigado también.
- ¿Dónde estamos? - le pregunte observando
lo extraño que era ese lugar.

102
-Estamos en las montañas, son bastante altas- ella tomó un poco de la cosa
blanca que cubría el suelo y me la dio- Toma se llama nieve-
Le di una sonrisa de boca cerrada y tomé la bola, observé la nieve era tan
interesante, se veía tan puramente blanca, otro material del que había leído
bastante. En eso sentí que algo me golpeó la espalda, volteé y está ella riendo
divertidamente, me había lanzado una bola de nieve. Con mis hechizos empuje
un puñado aún más grande y se lo tire, me empecé a reír con diversión al verla
completamente cubierta de nieve.
- ¿Quieres guerra príncipe? - preguntó quitándose la nieve de encima -Guerra
tendrás.
Ella tomó otro puñado de nieve y me la lanzó contra el pecho, y así se formó una
batalla llena de espesa nieve.

***

Al siguiente lugar que fuimos, hacía un poco más de calor, era relajado,
pacífico, me agradaba. Samanta me explicó que era un campo, me llevo a
conocer a los animales que vivían en él, no quiero hablar de eso, en conclusión:
no les agrado, aunque disfrute su risa burlándose de mí.
Aparte de que algunos hacían ruidos molestos que aturdían mis oídos, y que
había unos muy molestos mosquitos, dejaron muchas marcas en mi piel, creo
que fue de todos los sitios, el que menos me agradó.
Después fuimos a un lugar aún más caluroso y solitario, era un desierto, la arena
corría con el viento sin dirección, dejando patrones de ondas en el suelo, era
realmente increíble. Solo que esta se metía en mis zapatos, y el sol era
encandélente. Pero me gustó mucho la soledad de ese lugar. Algo seguro de
todos los lugares a los que fuimos era que
en todos desaparecía aquel bullicio de la
ciudad.
Pero en definitiva el mejor lugar fue el
último, La selva, era un paraíso tropical,
lleno de vegetación, y sonidos de
animales. Y algo entretenido en realidad,
ya que en una ocasión un grupo de
indígenas se acercó y les enseñé mis
poderes, luego querían llevarme con ellos,
puesto que aseguraban que yo era su
“elegido”; gracias al cielo Samanta llegó
al rescate, y hora talvez tenemos una etnia
como enemigos.
Luego fuimos a una pequeña laguna con
peces, ella los observaba asombrada y yo
103
use mis poderes para alzar una gran pared de agua
por encima de ella haciendo que los peces se vieran
con mejor claridad, un gran "Wow" abandono su
boca.
- ¿sorprendida orquídea? - dije fingiendo
arrogancia.
-Tu sí que eres anormal- dijo rodeando los ojos.
En eso, tras de ella vi algo tan familiar. Algo
mencionado tantas veces, algo que ya se había
observado más, no en su hábitat, algo que se había
transformado en parte de nuestro vínculo.
-Mira tu hermana gemela- dije en tono burlón.
- ¿Qué? - ella volteó a ver. Yo me acerqué a eso
que había visto.
Era una genuina enredadera de Masdevallia rolfeana, orquídeas negras, tomé
una y la puse tras su oreja.
-Una orquídea negra para una orquídea negra- Ella estaba roja cuál un tomate -
¿Te sonrojaste o es la humedad afectándote? - espere su respuesta sin resultado-
Bien, deberíamos irnos entonces. - informé, era obvio que era por la humedad.
-No- me interrumpió jalándome del brazo- falta la mejor parte.
Seguimos caminando por la selva hasta que escuché agua caer, el sol iluminaba
aún más, ella apartó una gran cortina de lianas. Y se pudo ver una enorme pared
de agua.
-Esta es una cascada- me dice Samanta. Me quedé boquiabierto al igual que ella
al verla.
Esa cascada era hermosa, sus cristalinas aguas deslumbraban por el sol que a la
vez formaba un arco de varios colores, unas cuantas aves que volaban cerca, el
cielo azul y la vegetación selvática hacían contraste con el paisaje.
La observé a un lado de mí, sus ojos verdes daban un hermoso tono amarillo
bajo los rallos del sol, su cabello que seguía un poco mojado tomo un color
dorado oscuro, su sonrisa, se notaba que disfrutaba lo que veía, era tan hermosa
que me robó una sonrisa. Hasta que di un sobresalto, ella de repente comenzó a
gritar y a cantar.
- ¿Qué haces? -le pregunte.
-Aquí me siento libre – dijo con una enorme sonrisa.
-Yo también quiero sentirme así- le dije- ¿Cómo lo hago?
-Tú solo… Suelta lo que te nazca.
Soltar lo que me nazca, soltar lo que me nazca. No comprendí.

104
Ella sacudió la cabeza- Grita lo que
sea, nadie te va a escuchar.
Le di una última mirada confusa y
tomé todo el aire que pude, y al
exhalar grité.
- ¡Te amo vida!
Hoy vi Cosas así solo las había leído
en libros, no esperaba que fueran tan
maravillosas en persona, definitivamente este mundo es hermoso y con él la
vida.
El día de hoy Samanta me enseño que la vida es bella.

105
Después de que Samanta se fue una frase, me quedo sonando, “¿Ya has hablado
con ellos?”, ella tenía razón, no puedo juzgar a las personas sin siquiera
conocerlas. Entonces me armé de valor y me acerqué aquella terrorífica casa,
afuera estaba una mujer rubia de cabello un poco más bajo de los hombros, muy
elegante, su rostro era de unos veinte años, pero su vestimenta era de una mujer
mayor. Esto ya era bastante extraño.
-Hola mucho gusto-la saludo tímidamente ofreciendo mi mano.
Ella voltea y al ver su rostro de cerca noto que sus ojos grises destilan elegancia
y a la vez terror -Ana- le dije mi nombre insistiendo con mi mano.
Ella sonríe gentilmente- Un gusto- estrechó su mano con la mía -Cristina
Durand.
-Perdón por no darles la bienvenida al vecindario antes, es que estaba-pensé una
buena excusa-ocupada.
-Te entiendo mi esposo y yo también a veces estamos ocupados, ¿Sabes? Hoy
apenas pude empezar a arreglar el jardín…- me desconcentre de lo que decía,
me quede mirando su casa, era aterradora, parecía sacada de una película de
terror- ¿Ana? -me sacó de mis pensamientos.
106
- ¿Ah? - pregunto volviendo a la realidad.
- ¿Qué sí conoces a algún botánico por aquí cerca? -
-No- respondo riendo- Pero en la ciudad hay varios establecimientos. Aunque no
comprendo para qué lo necesitas, tus rosas son preciosas.
De esa casa lo mejor conservado siempre habían sido sus bellas rosas blancas,
eran tan delicadas y tan fuertes a la vez que ni siquiera necesitaban de cuidado.
-Por eso mismo, quiero quitarlas- yo le lancé una mirada de asombro- Sí, es que
son tan… Tiernas que sinceramente no cuadran con la decoración.
- ¿Te gusta esta decoración? - dije refiriéndome al estilo gótico y macabro de la
casa.
-Sí, no es precioso- dijo entusiasta- Tiene tanto carácter y es tan llamativo y…
Singular.
De eso no cabe dudas.
- ¿Y cómo prefieres las rosas? - pregunte temiendo su respuesta.
-Bueno, pues marchitas- dijo soltando una carcajada, su risa era tan tenebrosa,
yo para disimular reí nerviosamente- O claro y rojo opaco nunca queda mal.
-Qué lindo- me detuve a observar su cara con cautela, llevaba maquillaje, pero
se veía que era muy joven, no tendría más de veintitrés años.
- ¿Y tu madre? - pregunté ya que no había visto a otra mujer mayor y claro sus
hijos ya eran grandes.
-No, yo no vivo con mi madre desde hace quince años- dijo comenzando a reír
nuevamente.
-Oh claro, - en mi mente saqué cuentas y los números no
me daban para nada - ¿Cuántos años tienes?
Ella me miro con confusión, sé que es de mala educación
preguntarle a una mujer por su edad, pero es que esto está
muy raro. Ella tomó una de las bellas rosas y le cortó el
tallo- cuarenta y dos- contestó seria dejando caer la flor al
suelo y pisándola.
-Perdón la pregunta, es que te ves tan… Joven, ¿Cuál es tu
secreto? - y empecé a reír para no sonar tan imprudente.
Ella se quedó un buen rato pensando mientras soltaba risas
nerviosas- Mm… Una vida sana- contesto riendo de nuevo.
En eso veo que Dayana, una señora mayor que vive al lado
de la casa de ellos, que talvez iba a regar el jardín, sale
hasta su porche.
-Buenos días- saludo cordialmente y ella saluda con la
mano.
-Buenos días- saluda la extraña vecina, pero al verla Dayana sale corriendo
devuelta a su casa y cierra la puerta. Observo la cara de Cristina, la cual destila
desagrado y rabia que no pudo ocultar.
-Bueno, un placer Cristina- me despido rápidamente.
107
-Igual espero que nos volvamos a ver-dice recuperando su sonrisa.
Bueno, yo no lo espero tanto.

Volví a casa por la puerta trasera sigilosamente, sabía que si mis padres me
veían me harían un interrogatorio. Y aquí es donde viene otra lección de la vida.
¿Cómo ocultarse cuando tus padres son fantasmas?
Es imposible, caminé sigilosamente por la sala haciendo el menor ruido posible
cuando.
- ¿Dónde estabas? - pregunta mi padre recostado en una pared, él siempre ha
sido alguien muy alegre, pero el tono frío con el que me dijo me asusto un poco.
-Salí- no encontraba que decir- afuera- no se me ocurrió otra cosa que redundar.
- ¿Por qué tu cabello está mojado? - pasa su mano por mi cabello- ¿fuiste a la
playa acaso? -dice burlándose.
-Emm...- mis nervios crecen aún más- estaba lloviendo.
-Creo que el gran sol que hace hoy te daño tu mentira.
-Bueno...es que... Yo- no sé qué decir.
-Tyler Durand ¿dónde estabas? - insiste.
Dejé salir un suspiro- bien, fui a dar un paseo alrededor del mundo con
Samanta- sus ojos se abrieron tanto por la sorpresa. Él quiso decir algo, pero
luego se arrepintió.
-Bueno, algo dentro de mí me dice que, aunque sea la respuesta aún más rara de
todas, es cierta- y se va, pero antes voltea verme- y no vuelvas a mentir, no te
sale muy bien.
En ese momento se escucha como tiran de un golpe la puerta de entrada.
- ¡James, tenemos que conseguir un buen veneno para matar esas flores! - grita
mamá enojada. Ambos salimos hacia la sala de estar donde estaba ella hecha una
bola de furia – ¡Las condenadas son tan lindas que opacan mi belleza! - dijo
dejándose caer en uno de los sillones.
-Querida, ¿Por qué estás así? - preguntó papá acercándose a ella y recostándose
del sillón donde estaba.
-Contéstame con sinceridad James- ella lo miró directamente a los ojos- ¿Me
veo vieja? - dijo haciendo puchero.
-Cariño mío, sabes bien que después de morir no puedes envejecer. - dijo mi
papá sonriendo.
-Lo sé, lo sé, James, pero yo hablo de lucir muerta, cadavérica, demacrada- dijo
con el ceño cuál un perrito triste.
Mi padre se agachó a su altura y tomó su rostro entre sus manos- Mi cielo,
¿Quién ha sido el responsable de hacerte creer tal barbaridad?

108
Ella, al borde del llanto, contestó- La vecina, me preguntó por mi edad y tuve
que decirle que tenía cuarenta y dos.
-Pero si tú no tienes cuarenta y dos, tienes treinta y nueve. - le recordé.
-Lo sé mi muerte- me dijo mirándome- pero en esta sociedad está mal visto que
una mujer de mi edad tenga hijos ya adolescentes. No importa que tanto me
esfuerce en mi trabajo, siempre sería mal vista por eso.
-Mi amor…-la llamó papá.
-Solo recuérdales que en culturas antiguas era normal que una mujer tuviera
hijos a los doce años y que, a ti, por el contrario, te verían como una anciana
infértil- lo interrumpí.
-James, dile a Eugenio que mate a las malditas rosas- dijo con poca paciencia.
- ¿Por qué? - proteste- La naturaleza es muy bonita, no necesita ser asesinada.
- ¡Claro, ahora es más bella la naturaleza que la vieja muerta de tu madre! -
exclamó enojada, se levantó del sillón con los puños a los costados y subió
escaleras arriba.
Yo volteé a ver a mi padre que se levantó y se sentó en el sillón y dejo caer la
cabeza hacia atrás.
-Señor, dame paciencia con esta loca- murmuró.

***

El fin de semana pasó volando, ya era lunes otra vez, la verdad me gustaba
estudiar, lo que no me agradaba son las personas que allí estudian, pero ahora
me doy cuenta de que son así porque no han aprendido a disfrutar la vida y ya
no me dejaré molestar por ellos.
-Hola amigo-saludó con la mano Bob al verme y yo le di una sonrisa de boca
cerrada- ¿Cómo estuvo tu fin de semana? El mío fue tan aburrido.
-El mío fue… Interesante. - asiento repetidas veces.
-Haciendo cosas de muertos, claro- yo me limito a solo reír.
Y la veo a ella, recostada en su casillero, con sus mechones azules que
contrastaban con sus ojos, su mirada estaba fija en su celular y parecía masticar
un chicle, ¿eso está permitido? Bueno, creo que seguir las reglas no es lo de ella.
-Hey Tyler- Bob pasa su mano por mi cara- De vuelta a la tierra.
- ¿Emm? Lo siento es que estaba pensando en otra cosa.
-Sí, Samanta.
-Sí, es que ella es tan diferente a los demás, es muy buena persona y además sus
ojos son tan lindos. - pienso en voz alta.
-Te gusta
-No- niego de inmediato- además tú también dices cosas así de mí y eso no
significa que te gusto.
- ¿Quién dijo que no?
109
- ¿Es un chiste cierto? -digo asustado.
-Claro que lo es- dice con cara de obviedad- debía sacarte de tus pensamientos.
Y estás muy perdido dentro de Samantalandia un país lleno de orquídeas negras.
-No es para tanto, tú sabes que lo nuestro es solo profesional.
-Conozco muchas historias donde dicen eso y al final quedan juntos- dice
encogiéndose de hombros.
-Pero no todo siempre tiene que ser cuál una historia, las cosas pueden ser
diferentes.
-O no- dijo alzando la comisura derecha de su labio.
- ¡Oye! - protesté- Deja de refutar mis pensamientos proféticos.
Por alguna razón él se empezó a reír, ¿Pero si yo hablaba en serio?
La verdad a Samanta la veía solo como una amiga, es un progreso, antes
pensaba cuál sería la forma más discreta de matarla sin que su padre después me
matara a mí. Lo que hizo por mí va mucho más de un trato, creo que no existe
mejor viva que ella.
Y ahora somos la orquídea negra y el príncipe, dos amigos completamente
diferentes, pero aun así nos llevamos muy bien.

110
Hoy voy decidido a pedirle a Samanta que vaya al baile conmigo, el valor no es
lo mío, admito que he evadido esa pregunta, por miedo a que me rechace, por
miedo a perder su amistad, por miedo a que se aleje de mí y perder a una de las
personas más importantes que tengo en mi vida.
Entre a la escuela y la vi caminando por el pasillo. Tomé una respiración
profunda y corrí hacia su dirección, estaba tan concentrado en eso que no me fijé
y choqué con alguien.
- ¡Fíjate por donde vas gusano! - contesta groseramente, esa era Mía, todo el
tiempo me dice gusano.
-Lo siento Mía, tengo que hacer algo- le informé ya de pie, ella me tomó del
brazo con su imponencia de siempre y observó hacia donde iba corriendo.
-Oh, ya veo. Quieres invitar a Samanta al baile. - y suelta una risa burlona.
- Que vas a saber tú- dije rodando los ojos y siguiendo mi camino, pero ella me
volvió a jalar y yo la miré mal.
-Primero nunca subestimes mis habilidades. Y segundo no puedes ser más obvio
gusano, cuatro ojos.
-Bueno, sí, y si me disculpas me tengo que ir, ¿o no querrás que te vean como un
torpe como yo, princesa? - ella rodó los ojos y me soltó del brazo.
111
Yo emprendí mi camino, pero no muy lejos volvió a hablarme.
-Si te rechaza, ven conmigo.
Volteé y enarqué una ceja y luego seguí mi camino, pero ya la había perdido.
Solo vi Marina que estaba en su casillero con su celular, seguro estaba leyendo.
-Hola- no pude ocultar la incomodidad en mi voz- ¿sabes dónde está Sam?
-No lo sé, ¿por qué? - despegó la mirada de su celular como si estuviera muy
interesada en mi respuesta.
-Voy a pedirle que vaya al baile conmigo. - dije nerviosamente acomodando mis
lentes.
Ella hace un gesto extraño- llegaste tarde, amigo.
¿Qué? ¿Cómo que tarde?
- ¿Por qué? -tampoco pude ocultar la euforia en mi voz.
-Porque Samanta ira al baile con Tyler. - me indicó con pena.
¿Quién es Tyler? ¿Y quién se cree?
Y como si pudiera leer mi mente - Es el nuevo, ya sabes, el que es medio rarito-
ella señaló hacia un chico alto, extremadamente pálido y de cabello negro.
Apreté mis puños a mis costados.
- ¡Gab! - llamó mi atención- No le vayas a hacer nada.
- ¿Qué le podría hacer yo a ese bobo?
Ella enarcó una ceja- Quedas advertido, hazlo por Samanta.
- ¿Y cómo sabes tú que él le conviene?
Ella suspiró, he hizo una expresión de sufrimiento- No puedo convencerte, solo
te pido que lo hagas por Samanta.
-Esto lo hago por Samanta- le explicó- Solo voy a hablar con él para saber si el
Tyler ese le conviene a mi amiga. - mentí.
Me encaminé hacia él, escuchaba como Marina me llamaba, pero la ignoré.
-Hey- llamé su atención. Él miró confundido hacia atrás y se señaló como
diciendo "¿yo?"- Si contigo quiero hablar. - le dije en tono firme.
- ¿De qué? - dijo sin siquiera mirarme.
-Bueno, pues, oí que iras al baile con Samanta- él asintió sonriendo- y para tu
información yo soy su mejor amigo y.… bueno… Yo...
-Adivino-me interrumpió- sufres del típico cliché de enamorarte de tu mejor
amiga.
Ahora que lo pienso, sí lo soy, pero no se lo diré.
-No es un cliché, es genuino lo que siento por ella.
-Tal cual el cliché- yo le lanzo una mala mirada- No me malinterpretes, tienes
unos lindos sentimientos. Pero no me importan en lo más mínimo.
-Pues más vale que sí, porque si le haces algo a Samanta te voy a...
- ¿Me vas a golpear? Yo no le haré nada, pero por más que vengas haciéndote el
amigo preocupado no haré que vaya al baile contigo. - él hace un movimiento
para irse, pero yo me posiciono frente a él.

112
-Ya veo, Me tienes celos- digo victorioso- porque tienes miedo de que ella se
interese por mí.
-No, ¿Por qué tendría celos de ti? - dijo enarcando una ceja- Además, ella fue la
que me lo pidió.
-Como digas apellido mal escrito.
Ser observador es una de mis características, aunque use lentes, mientras
hablaba con él note que su cuaderno tenía escrito "propiedad de Tyler Durand",
empecé a analizarlo todo, la alarma, as desapariciones y la distracción de
Samanta, y como sus características encajaban perfectas con la del “príncipe”, y
por mi segundo nombre sé cómo molesta que se burlen de un nombre mal
escrito.
-No está mal escrito, Lucyano- informó con neutralidad. Mis ojos se abrieron de
sorpresa y abrí la boca para decir algo, pero él me interrumpió- No eres el único
que lee etiquetas- Y con eso se retiró.
Me aproximé a revisar y tenía mi libro de cálculo en las manos, ya que estaba
estudiando, lo raro es que el nombre estaba escrito en la parte interna, lo había
escrito mi mamá "Gabriel Lucyano Noboa".
¿Cómo demonios…?
Donde estaba se aproximó Johana, con una sonrisa de oreja a oreja que mostraba
sus azules frenos, su cabello rojo recogido en una cola que permitía ver sus ojos
grandes y resaltar sus pecas. Le preguntaría qué pasa, pero Johana no tiene voz
propia si está acá es por su "mejor amiga" Mía.
- ¿Y? -pregunta Mía, aparta su cabello para que se note más su expresión de
victoria- ¿Ya te rechazo?
-Yi ti richizi- imitó su voz de mala manera- Ni siquiera alcance a preguntarle. -
le dije con un tono nada agradable.
-Yo sabía que no lo harías, eres un cobarde. - me reclama en cara.
-No le pregunte por qué ella ya ira con otro. – confesé con una pizca de pesar-
Dime de una vez que quieres.
-Espera Mía, ¿hiciste un trato con este cuatro ojos? -interrumpió Johana
viéndome con una expresión de asco. A lo que vuelvo a rodar los ojos.
Mía empezó a reír abiertamente- ¿Yo? No, solo quería comprobar una de mis
sospechas.
- ¿Cuál sospecha? - pregunte arrugando el entrecejo.
-Que Tyler y Samanta tienen algo, y tu escenita de celos acaba de probarlo todo.
-No fue una…-
Me interrumpió -Sí lo fue, pero tranquilo yo haré que ese chico de ojos azules y
cabello perfecto se enamore de mí.
- ¿Segura? -pregunta Johana- Por lo que veo no es muy de tu tipo, ¿en serio
quieres un novio así? Además, es muy raro, hasta me da miedo
-Eso no me importa, hay algo en él que le quita toda esa fachada.
-Claro, todo se basa en la imagen.
113
-Ya, ya, sí solo viniste a burlarte de mí, es mejor que me vaya- indico.
- ¡Espera! - exclama Johana – Sí, tenemos un trato para ti, - yo le indico que las
escucho- Bien….
-Pues el trato que pensé…- interrumpe Mía
- ¡Hey! Lo había pensado yo- reclama Johana.
- ¿Y…?
-Quedamos en que yo iba a decir MI idea.
Mía suspira exageradamente y se toma la curvatura de su nariz.
-Johana ¿otra vez vas a…?
-No, solo recuerda en lo que quedamos-
- ¡Chicas! -exclamo y ambas centran su atención en mí- ¿Cuál es la idea,
Johana? - dije para evitar disturbios.
-Bueno, pues mi idea fue que Mía y tú se unieran para conquistar a Tyler y a
Samanta- Yo enarque una ceja confundida. - Sí, si tú conquistas a Samanta a
Mía le quedará el camino libre con Tyler y así en viceversa.
- ¿Pero y si alguno de los dos no quiere? No es como que los pudiéramos obligar
– cuestioné algo decaído por lo que dije.
-Por eso no te preocupes, Samanta solo está confundida, pero está claro que
ustedes dos tienen química, merecen estar juntos.
- ¿Tú crees?
-Sí, Gabriel, piénsalo, es obvio que Tyler y yo quedaremos juntos…
-Si tú lo dices.
-Claro gusano, es un ganar- ganar, no hay forma de que salga mal. Todos
saldremos beneficiados.
-No todos- masculló Johana- Yo no me beneficio con esto.
- ¿Pero para qué quieres tu beneficiarte con esto? - pregunta Mía con un tono
agudo.
- ¿Por qué no? Yo hice el plan.
Y allí ambas comenzaron una discusión, creo que la idea que teníamos todos de
que Johana no tenía voz era errónea, Mía era la voz de Johana, una voz más
fuerte para expresar lo que quería sin ser ignorada. Pero aun así el plan de
Johana no era malo, talvez ella no ganaba, pero tampoco perdía, y así Sam
saldría de esa confusión que le causaba apellido mal escrito, y estaríamos juntos.
-Acepto el trato- ambas pararon de discutir y me miraron. Yo te ofrecí mi mano
a Mía.
Ella lo pensó por unos segundos-Trato- y estrecho la mano sellando el trato.
Prepárate Durand, que yo le abriré los ojos a Samanta.

114
Insoportable
Eso era Gabriel, estaba oficialmente agregado a mi larga lista de enemigos,
estaba después del heladero que quito el sabor a banana con huesos.
Me pregunto si Camille tuviera una relación cercana con alguien y me gustara,
me comportaría así, no lo sé, me cuesta comprender las emociones. Recordé a
Camille mi mejor amiga, siempre en nuestras peleas para ver quién era más
inteligente que quien.

Seguí mi camino hacia la clase de matemáticas, y recordé a ese tirano, como me


respondió de mala gana ese día que le pregunté por el salón.
Entré a aquel salón y estaba Charly con su típica expresión arrogante combinado
de su cabello rubio y desordenado- ¿Miren quien llego? Nerdurand- dice en tono
de burla. La verdad me decía cosas peores, pero prefiero censurárselas, Mientras
yo tomaba mi asiento que estaba frente a él.
-No estoy de ánimos Charly, solo quiero ver desangrar a alguien y tú estás muy
cerca de ese punto- eso lo hizo asustar y acomodarse en su puesto.
Ya aprendí como atemorizar a los vivos. Es muy sencillo.
Al lado de mi asiento estaba Samanta, con sus piernas cruzadas sobre la mesa
mientras no llegaba el profesor, aunque diciendo la verdad eso no le importaba.
- ¡Vaya! Cada día das más miedo príncipe- me dice en tono de burla.
-Ese no es tu asiento. -le recuerdo.

115
-Se llama negociar, - dice bajando las piernas de la mesa y recuperando su
postura- ¿No te acuerdas que hasta hice un trato contigo?
-Cómo olvidarlo, lo recuerdo cada noche y no duermo sabiendo que tienes el
poder de destruir a mi familia.
-No lo haré- me dice con una sonrisa sincera- mi padre siempre me decía "la
familia es algo sagrado, aunque parezca la forma más fácil de acabar con tu
enemigo, nunca te metas con su familia"
- ¿Lo extrañas? - le volví a preguntar.
-Mucho- dijo con una sonrisa triste.
- ¿Te gustaría volverlo a ver?
- ¿Qué? - soltó arrugando el entrecejo notoriamente.
-Es que… Los muertos mayormente aprovechan cada oportunidad para ver a sus
familiares vivos, ¿Con los vivos es igual? - le expliqué.
-Sí, daría todo por volver a ver su rostro, volver a verlo. Ya hasta estoy
empezando a olvidar voz. - Sus ojos se tornaron rojos y lágrimas amenazaban
con salir de estos- Pero no quiero dañarte el día- dijo secándoselas bruscamente-
Se ve que ya estás bastante molesto, no preguntaré por qué, ya que seguro saldré
aterrada.
-Bueno sí.
Sí, acabo de declararle la guerra a tu mejor amigo que está enamorado de ti.
¿Estará bien decirle?
-Perdonen la tardanza – se disculpa el profesor de matemáticas entrando al
salón- Es que estaba en una junta con el director. Ese hombre está cada día más
loco. - Él toma asiento- Señorita Espinoza, ese no es su puesto. - le indica a
Samanta- No vaya a pegarle su mal comportamiento al mejor estudiante que he
tenido en años. - dijo refiriéndose a mí.
-Talvez no sea así. Talvez se me pegué las ganas de estudiar de su alumno
estrella. - defiende ella.
No pude evitarlo y empecé a reír y ella me sonreía. Cuando pude recuperar la
compostura me reacomodé en mi asiento.
-Espinoza, por favor- pidió el profesor en un tono amable.
-Bien- dijo Samanta sin ninguna seña de fastidio y volvió a su puesto.

***

-Oye, te estaba buscando- dijo Mía acercándose a mí en el recreo, yo miré a mi


alrededor- Sí, a ti Tyler, quería saber si has recapacitado sobre la pregunta que te
hice hace tiempo.
-Sí, y no, no iré contigo al baile porque iré con Samanta. - le expliqué.
-Oh, comprendo…
- ¿En serio? Porque parecías muy insistente para cambiar de opinión tan rápido.
116
-Sí, Tyler, comprendo tus motivos- yo enarqué una ceja, nadie comprende mis
motivos- Pero podrías venir conmigo hoy a tomar algo.
- ¿Es una cita?
-Si tú lo quieres ver así.
-Es una cita, no iré.
- ¿Qué? ¿Por qué?
- ¿Cómo te lo explico Mía?, una cita se realiza cuando la intención y la atracción
es mutua, y aquí no lo es.
-Tyler, por favor, será una salida de amigos nada más. - insiste, esta vez
cambiando de opinión.
-Me tienes confundido, dices que es una cita y luego dices que no lo es.
-Bien, seguro estás confundido. - dice con un tono delicado.
-Acabo de decirlo. - le recuerdo.
-Y bueno, esperaré a que se te quite la confusión, ¿Qué tal si dejamos el plan
para el sábado? - dice sonriendo.
-Veo porque te dicen tarántula.
-Y yo veo que pronto caerás en mis redes- me pasa, por un lado, pero regresa-
Ah, sí, cómprale un pañuelo a Samanta, llorará mucho por ti cuando estés
conmigo.
-Gracias por el consejo. – le agradecí y le pasé, por un lado, y seguí mi camino.
Bob se me unió en un momento- ¿Qué te dijo? - susurró.
-Me invito a salir el sábado, y la rechacé. Pero ella es muy comprensiva, dijo
que le comprara pañuelos a Samanta para secar sus lágrimas. Creo que también
notó que estaba llorando esta mañana y se limpió con las manos, eso podría
enfermarla por los gérmenes que tienen sus manos.
- ¿Qué? No Tyler.
- ¿A no?
-No, ¿Aún iras al baile con Samanta?
-Por lo que entiendo sí.
-Más te vale soy team #samler. - afirma.
- ¿Ese no es el apellido de un actor? - le pregunto frenándome de golpe.
-No, ese es Samdler, Samler es la unión de Samanta y Tyler.
- ¿Por qué siempre dicen que entre nosotros hay algo?
-Porque es obvio Tyler.
-Sí, fuera tan obvio, ¿No crees que ya me habría dado cuenta?
Él hizo una mueca extraña.
- ¿Qué sucede?
-Tyler, tú no eres el mejor dándote cuenta de las cosas.
- ¿Por qué dices eso? - protesté.
-Mía acaba de hablar mal de Samanta y tú creíste que le quería comprar
pañuelos.
-Yo los iba a comprar. Y yo veo con claridad la situación entre Samanta y yo.
117
-Como tú digas, pero yo seguiré apostando por #samler.
-Inventas muchas cosas, amigo mío- sacudí mi cabeza sonriente. Seguí
caminando y me detuve de golpe.
- ¿Qué ocurre Tyler? - pregunta extrañado Bob.
Ahí estaba Gabriel conversando con Samanta, comprendo que sean mejores
amigos, pero me molestaba en serio verlos, ¿Qué le estará diciendo? Samanta
voltea a verme, pero dirige su mirada rápidamente a él.
-Él- me saca de mis pensamientos Bob- te molesta que hable con ella, ¿no es
así?
Mi mente se nubló, no alcance a pensar lo que acababa de decir.
-Quiero que los separes-pedí con frialdad.
- ¿Quieres qué?
-Ya me oíste, lo quiero lejos de ella.
Bob me dio una última mirada, antes de irse. Sentí mi respiración cortarse, me
esforzaba por recuperarla en vano.
No, ahora no.
Tyler…
-Ahora no Karen.
Tyler, recuerda. Respira y concéntrate, no dejes que la burbuja te consuma.
Observé hacia donde estaban, Bob le había dicho algo y luego ella se fue junto
con él.
¿Qué le habrá dicho? Eso no importa ahora, estaban lejos, sé que estaba mal,
pero me daba un gran alivio.
Tomé una respiración profunda y continué tratando de olvidar.

***

Salí de la escuela y me subí al auto, ya Dina estaba allí, aunque la primaria


quedaba enfrente, ella salía antes que yo, Eugenio era el que conducía, no
teníamos chofer, ya que en el más allá no era un problema porque podíamos
irnos caminando a cualquier parte, y sería un riesgo contratar a un vivo.
-Su padre dijo que tiene junta y que llegara tarde. - nos informa Eugenio.
-Extraño cuando papá pasaba todo el día con nosotros- dice haciendo puchero
Dina.
Ahí se me ocurrió la idea perfecta para agradecerle a Samanta.

***

118
- ¡Señor Espinoza! - gritaba yo.
Sí, ahora estaba en el cementerio frente a su tumba, parecía un loco gritándole a
la nada.
-Es sobre su hija Samanta, señor, ¿podría presentarse solo un momento? - tome
una respiración- Este cementerio está abandonado, no tenga miedo de
presentarse como fantasma.
Mire aquella tumba, "General Sergio Espinoza, 1980-2015", toque la tierra y
estaba húmeda, él estaba aquí.
-Sé que está aquí, señor.
- ¿Qué quieres Durand? - dice con su tradicional tono amargado detrás de mí.
Una sonrisa de triunfo se dibujó en mis labios.
-Lo necesito para algo importante, es sobre Samanta.
Le conté el plan que tenía y llegamos a un acuerdo.

***

El viento azotaba fuerte, pues las épocas de frío habían empezado, iba junto a
Samanta caminando por la calle, ella temblaba un poco de frío, aunque llevaba
chaqueta. Yo ya estaba acostumbrado, en el más allá no había sol para
calentarnos, pero estaba muy equivocada si creía que le iba a dar mi chaqueta.
Pero más allá del frío, lo que más me heló fue la pregunta que hizo de la nada.
- ¿Has hablado con Gabriel?
Hasta más que eso.
- ¿Por qué lo dices? - sabía a donde venía esto.
-Gabriel me dijo que discutieron-ella toma un suspiro- ¿Tyler por qué lo
hicieron?

119
Talvez fui demasiado directa con esa pregunta, ese es mi defecto personal,
siempre logro afectar a alguien con lo que digo, y quiero dejar de hacerlo. Él
vino a darme un regalo y yo le pregunto esto. No, debía hacerlo, Gabriel se veía
muy serio cuando me lo dijo, ¿De qué hablaron? ¿Por qué lucen tan afectados?
- ¿No me vas a contestar? -le pregunto- ¿has oído que un silencio vale más que
mil palabras?
- ¿Qué te dijo él? -al fin habla.
-Dímelo tu primero, te conozco y eres demasiado astuto, podrías inventar
cualquier cosa.
- No puedo mentirte a ti.
¿Eso es un halago?
- ¿Y me vas a decir entonces? -insistí.
-No
Sé que normalmente no me mira, pero cuando apartó la mirada al negar supe
que algo no estaba bien.
-Pero Tyler…
-Llegamos- me interrumpe.
Al llegar al sitio quité la conversación de mi mente. Pues aquel lugar era fuera
de lo común.
120
Qué lindo, príncipe, debí suponerlo, la sorpresa que me iba a dar estaba en el
cementerio abandonado de Villa Alta, un lugar donde las rejas viejas y oxidadas
chillan con el viento, el césped está tan largo que te roza los pies y da el efecto
de que alguien los estuviera tocando, estatuas de vírgenes y ángeles sin partes
del cuerpo, colores góticos por doquier y para completar mi suerte, el cielo de
esta época era de color gris.
-Ven-dice tomándome del brazo- la sorpresa está por acá- y me jala con
gentileza.
¡Cuánto ánimo! Este sí que es un bipolar.
Me jaló hacia más adentro del cementerio hasta una alta colina, esta no tenía
tumbas, más bien estaba rodeada de flores y desde ahí se podía ver el sol, era
como todo lo contrario al cementerio.
- ¿Alguna vez te conté de mi pasión por la robótica?
-No, más bien creí que la odiabas, porque no te gusta usar tu celular-confieso
confundida.
-Pues he recapacitado y he hecho mi propio invento.
Y saca de su mochila lo que fácilmente podría ser la maqueta de un niño de
preescolar, aún sigo sin creer que la robótica es su pasión. Eran literalmente
unos lentes con cables y abajo un tablero de botones
-Lo llamo el Telefunerario 3000- le doy con una mirada de "¿En serio?"- tal vez
por fuera no sea muy bonito… O bueno, nada bonito, pero este bebe te puede
dar conexión directa con el más allá.
No pude evitar reírme, en mi mente realista y objetiva ese invento no cabía,
aunque él viniera del más allá, la tecnología no podría llegar a esos avances.
-No me crees, ¿eh? - dice retando- póntelos-Me ordena.
Me pongo aquel raro artefacto y él presiona un botón, y ahí es cuando lo veo.
-papá...-abandona mis labios.
-Samanta-dice mi padre emocionado. Podía verlo, lucia como la última vez que
lo vi, su cabello muy corto, castaño, que ya pintaba unas cuantas canas, sus ojos
verdes marcados con algunas arrugas y su traje militar, me gustaba cuando se lo
ponía.
-Papá yo…-rompí en llanto- no puedo creer que estás aquí.
Él me sonríe, extrañaba su sonrisa
-Tú estás tan grande, la última vez que te vi eras una niña.
Eso trajo a mi mente ese triste recuerdo

Tenía ocho años y salí a pasear con mis padres. Desde pequeña mi papá me
había dado un entrenamiento de defensa, había estado en distintos cursos de
artes marciales y él me había enseñado un poco sobre las armas, ya que era
militar, mi mamá siempre estaba en desacuerdo con eso y sus peleas eran cada

121
vez más seguidas. A mí ya no me gustaba eso entonces, entonces ese día me
había convencido a mí misma de decírselo, él estaba enojado conmigo.
En eso llegaron unos encapuchados en una motocicleta que venían por él
-Ana llévate a Samanta.
Esas fueron sus últimas palabras antes de que mi mamá entre lágrimas corriera
conmigo hacia una esquina y escuche los disparos.
Él ya no estaba en este mundo, se había ido, y mi frágil cuerpo no había podido
hacer nada por evitarlo.
Hice mi mayor esfuerzo por soltarme y corrí de regreso, vi aquella motocicleta
desaparecer y a mi padre en el suelo con marcas de disparos en el pecho,
lágrimas corrieron, tomé mi pecho porque sentía como si se me hubiera ido el
aire.
Aquella imagen nunca se borró de mi ente, aquella imagen de la persona que
tanto amaba desangrarse por una injusticia.
-¡¡PAPÁ!!
Papá se había ido, ya no era por algunos meses como antes, había sido para
siempre.
- ¿Samanta estás bien? - la voz de mi padre me saco de aquel recuerdo.
Estaba empapada de lágrimas, y no paraba, lloraba y lloraba más y más, podría
haber llorado hasta quedarme sin lágrimas, pues él no se había ido de mi lado, él
siempre había estado conmigo, y apenas hoy yo pude verlo.
-Sí, es que esto me parece tan irreal, aún no creo que te he vuelto a ver- dije
limpiando algunas lágrimas con mis manos.
-Es real, Sam. Esto al fin es real.
- ¿Te puedo abrazar? - pregunté volviendo a romper en llanto.

-En realidad…- objetó Tyler.


-Yo le diré- interrumpió papá- No, Sam, lamentablemente la muerte te quita
muchas cosas, y no sabes cuánto anhelo un abrazó de ti mi pequeña, pero no se
puede.
-Porque es un fantasma- dijo con neutralidad Tyler y mi padre le dio una mala
mirada y él sonrió nerviosamente.
-Quieres decir que no volveré a sentir un abrazo tuyo, - era un mar de lágrimas-
A sentir tu olor, a sentirte.
-Sam…
-Señor Espinoza- interrumpió Tyler- Solo eran tres minutos. Quedan 10
segundos exactamente.
-Lo sé, lo sé- contestó con mal carácter.
-9…
-Me tengo que ir Sam…
-8
-… Pero recuerda que siempre estaré a tu lado.
122
-7…6
-Y yo nunca te olvidaré a ti papá- dije con
una sonrisa triste.
-5…
- ¡Ya me voy! Si eso te hace tan feliz- le
contestó mal.
-4…
Con eso vi como desaparecía mi padre, sin
aún creer que hablé con él después de
tantos años.
-…3…2…1. ¿Ya se fue? - preguntó y yo
asentí con una sonrisa triste. - ¿Y bien?
¿Qué tal su primera experiencia con el
Telefunerario 3000?
-Fue…- me quite aquel aparato y me
seque mejor las lágrimas- única- Y sin
querer despegue un cable
¿Podrías hacer algo bien por alguna vez en tu vida, Sam?
- ¡Ups! -dije apenada- ¿Lo puedes arreglar? - pregunté con preocupación.
-Tranquila, no hace falta. -dijo con neutralidad.
¿No hace falta?
-Pero este es el mejor invento, revolucionará el mundo. Cuantas personas podrán
comunicarse con sus familiares difuntos después de tanto tiempo. Si no quieres
que te descubran puedo patentarla yo, algo de dinero no me hará daño.
-Samanta-me toma de los hombros calmándome- ese invento no existe.
- ¿Cómo que no existe?, pero...
-Estos son unos lentes amarrados a un cable y al otro extremo un control remoto
de televisor.
¿Qué?
- ¿Me estás diciendo que acabo de ver un fantasma? - dije aterrada asimilando.
-Pues tu padre me hizo prometer que no te asustaras, y esta fue la forma menos
aburrida.
¿Cómo hacía para decir las cosas más extrañas con tanta tranquilidad?
-Estás loco Durand.
-Lo sé.
De ahí él me miro directamente a los ojos, con aquellos ojos que me hacían
olvidar el mundo.
-Samanta…- pronunció mi nombre.
- ¿Sí Tyler? -pregunte aún sin salir del trance de su mirada.
- ¿Quieres saber que me dijo Gabriel?

123
¿Él acaso iba a decírmelo? Tyler iba a contarme ese dicho tema que ponía el
ambiente tenso de un momento a otro, ese tema que lo ponía tan raro- más de lo
normal- a él.
-Sí, Tyler, por favor- le pedí.
-Bien. Lo digo porque no quiero mentirte.
No sonrías como tonta, esto es un momento serio.
-Samanta, Gabriel, quiere invitarte al Baile de Otoño porque está enamorado de
ti.
¿Qué?
Pero si nosotros somos amigos, lo conozco desde que tengo memoria. Yo no
siento eso por él, yo lo veo como un hermano, y no tengo el valor de decirle, no
quiero verlo sufrir.
-Tienes que decirle que no quieres ir con él. Que tú iras conmigo.
-No… No… No- decía asimilando todo- Yo no puedo decirle eso Tyler, lo
destruiría.
-Samanta…
- Gabriel va a sufrir mucho por mi culpa….
-Samanta…
-Nuestra amistad se irá a la ruina.
¡Orquídea Negra! - gritó.
Al oír como lo dijo me inmuté, no por su tono, sino por el peso que había
desarrollado ese apodo, yo no iba a ir al baile con Gabriel, porque iría por Tyler,
porque siento de todo por Tyler, pero él no se da cuenta, eso hizo que se me
escapara una lágrima.
De repente él puso sus manos en mis mejillas, lo había hecho cuál un robot, y
sus manos eran tan frías, pero aun así su tacto me relajaba.
-Deja de preocuparte por la gente.
-Tú no entiendes…-objeté al borde del colapso.
-No, sí, entiendo, aunque no parezca comprendo muchas cosas. Y una de ellas es
el valor que tienes, Samanta
Yo me sentía a punto de caer en un poso oscuro y sin fondo, y las palabras de
Tyler me mantenían de pie.
-Samanta Espinoza, has pasado toda tu miserable vida de mortal ignorándote a ti
para prestarle atención a los demás, y la mayoría de estos ni siquiera la merecen-
me explico aún sin quitar sus manos- Lo puedo ver, cuando viste a tu padre vi
que esas lágrimas pertenecían a alguien que estuvo reteniéndolas por un largo
tiempo…
-Tyler si yo soy una desinteresada. - protesté.
-No, no lo eres. Eres la persona más solidaria. Después de… No sé, Jesucristo.
Estas todo el tiempo pensando en los demás y en como encajar, y no, ellos son
los que deberían encajar en ti. Porque eres única, eres… Eres como una
Orquídea Negra.
124
-Pero si me la paso diciendo que soy yo misma, que no quiero ser como los
demás, ni encajar entre ellos.
-Lo dices, más no lo practicas, abre los ojos, eres la persona más interesante que
conozco.
Él dijo que soy interesante
-Explícame Samanta- indicó mirándome fijamente a los ojos, esta vez con más
intensidad, intensidad que me hizo volver a entrar a un trance que era difícil de
salir- Explícame, como no es interesarse demasiado por los demás, armarse de
valor para enseñarle a una familia de muertos como ser normal.
-Tyler ¿Qué voy a hacer? - le pregunté refiriéndome a lo de Gabriel.
-No lo sé, solo piensa en lo mejor para ti, porque mayormente cuando piensas en
los demás terminaras mal.
No pude evitarlo, rompí en llanto y me lancé sobre el pecho de Tyler, pero esta
vez él no se rehusó, por el contrario, me abrazó.
No fue un abrazo cálido, ni de esos que te expresan cientos de emociones con
tan solo sentirlos, este era muy frío, pero sé que él hacía su mayor esfuerzo, que
él sintió algo de empatía por mí.
Él se esforzó por mi
Para que dejara de esforzarme un poco por los demás…

125
Extraño
Las personas hacen a un lado lo extraño a su entorno, lo que no es como ellos, al
ver algo así pueden tenerle miedo, atacarlo y muy pocas veces aceptarlo.
¿Acaso ser diferente está mal?
Yo lo soy, siempre lo he sido, fui un niño vivo entre muertos y ahora un chico
con actitudes de muerto entre vivos. Samanta y Bob me han aceptado, ya que he
notado que ellos son diferentes a los demás, ella tiene el cabello azul y él tiene
un cuerpo diferente. Nadie es perfecto, pero hay personas que creen serlo y por
eso se sienten superiores a los demás.
Un ejemplo es Charly, es el capitán del equipo de basquetbol, aparte de sus
facciones, cabello rubio y ojos claros, en lo que he leído sobre los vivos sería
prácticamente el estereotipo de una persona perfecta y por eso se siente en el
poder de hacerme la vida cuadritos.
-Oye Nerdurand- dice Charly llamándome. Siempre me llama así o al menos así
lo aligero un poco en mi mente. Tomo un respiro y me volteo a verlo, con una
irritante sonrisa arrogante.
- ¿Qué quieres Charly? -le digo de mala gana y lanzándole una mala mirada.
-Necesito tu ayuda- su expresión amigable lo hace lucir como un amigo, pero es
todo lo contrario.
-Si quieres que te pase la tarea, ahórratelo, no lo haré.

126
-No, es sobre Mía, quiero invitarla al baile.
- ¿Y qué rayos tengo que ver yo?
-Te vi hablando con Mía y pensé que ustedes eran amigos.
¿Yo amigo de Mía? Es lo más absurdo que he oído en mi vida. Y créanme he
oído cosas locas.
Eso me hizo reír un poco -Por favor Charly ¿Qué te hace pensar que yo sería
amigo de alguien tan corriente como TÚ o Mía?
- ¿Corriente? -su tono suena retador.
-Sí, corriente: una persona tan común que no tiene nada de especial. En vez de
molestar a las personas podrías tomar un diccionario y ponerte a leer. - le
expliqué y le aconsejé amablemente.
- ¿Quién te crees Durand?
- Alguien diferente a los demás, que no se dejara llevar de tus juegos, y aunque
no soy perfecto, no hay nadie como yo.
En eso sonó el timbre de salida, le di una última mirada de victoria y una sonrisa
retadora y me retiré. ¿Alguna vez se han sentido tan victoriosos que al caminar
sienten que las personas se apartan para dejarte pasar? Sí, eso sentí yo en este
momento.

***

Otro día en la casa Durand, mi mamá leyendo papeles del trabajo, mi padre
leyendo un libro de anatomía, él nunca dejaba de estudiar sobre su profesión
como doctor; Dina jugando con Max, Clara con su plumero limpiando, Eugenio
organizando los libros de la biblioteca y yo sentado recordando el acto heroico
que tuve hoy.
Pero que genial que soy.
-Mamá, papá-rompo el silencio y ellos dejan de hacer sus actividades para
concentrarse en mí. - ¿Alguna vez tuvieron alguien que los molestaba en la
escuela?
Debía preguntarles, esta no es la primera vez que le respondo a Charly y no se
quedaría quieto, necesitaba un consejo porque mi paciencia no es tan grande.
-Yo no- niega papá- todo el tiempo mi escuela fueron clases particulares y a los
catorce años fui a la universidad.
Papá, a pesar de su ingenuidad, era muy inteligente, era un superdotado, estudió
en las mejores universidades del mundo y siempre fue el mejor de su clase.
-Yo sí- dice mamá- como olvidar a la resbalosa de Clarissa, era totalmente
insoportable- mi padre da una mirada que afirma que él también la conoció.
- ¿Qué te hizo ella, mami? - Dina dejo a Max para incorporarse en la
conversación.

127
-Por donde empiezo-ella suelta un suspiro- Todo el tiempo se burló de mí, se
empeñaba en hacerme la vida de cuadritos a mí y a mi mejor amiga, me cortó el
cabello, fue espantoso. Y además trato de quitarme a mi novio.
- ¿Y lo logró?
-No, porque ese novio está a mi lado ahora. - dijo victoriosa.
¿Esa mujer tan mala trato de separar a mis padres? Vaya que sin conocerla ya la
odio.
-Era insoportable-continua mamá- ¿Cierto Max que también la odias? - Max da
un ladrido de afirmación.
- ¿Y qué hiciste para que te dejara en paz? -le pregunto
Ella suelta su típica risa malévola.
- Venganza.
- ¿Qué tipo de venganza?
-Tyler, detente ahí- me regaña mi padre- ya sé adónde va esto, la venganza no es
buena.
-James, la venganza es sinónimo de justicia.
-Cristina, no trates de justificar tus actos, nosotros tratamos de ser normales, y
eso implica no hacerle daño a nadie.
Mamá bufó con una sonrisa- La venganza siempre ha estado desde tiempos
remotos, la gente se ha vengado, entonces es normal, lo que no es normal es
pensar que el mundo está lleno de arcoíris y flores, yo me di cuenta de eso de la
peor forma.
-Tyler escúchame- dice papá ignorándola- la venganza no te llevará a nada
bueno. Repite conmigo, no debo hacerles daño a los vivos.
-No debo hacerles daño a los vivos.
-Bien, si alguien se mete contigo solo ignóralo. Y recuerda que tu madre está
loca.
-Me vuelves a decir loca y conocerás el verdadero significado de venganza
James Durand. - soltó con una mala mirada.
Y bueno, vino otra pelea por saber quién estaba más loco, pero al menos
encontré la respuesta, Charly solo busca atención, pero lo haré sufrir siendo
ignorado.

***

Fui a mi cuarto a pensar, talvez papá tenía razón, debía ignorarlo. Charly solo
quiere atención y si no se la doy, ese será su castigo.
Así de simple, ¿no?
En ese momento se abre la puerta de mi habitación y entra mamá con su
despampánate porte que intimida a quien sea, su elegancia era natural, Cristina
Durand sin duda era perfecta y lo sabía.
128
-Me imagino que si te vas a vengar- insinúa con frialdad cerrando la puerta a su
espalda.
- No debo herir a los vivos- le recuerdo.
-Ay Tyler- dice exhausta- ¿cómo te lo explico? No le hagas caso a tu padre, por
sus valores y empatía es que está muerto.
-Pero eso nos pone en riesgo, mamá.
-Te sorprendería que no, el ser humano es como un animal, usan la fuerza bruta
antes que la razón.
-Yo no quiero ser así.
-No te queda otra opción, chiquito, el que te molesta, vio que puede hacerlo
cuantas veces se le da la gana, tú debes probarle que contigo no puede.
Baje la mirada y ella se acercó a mí y me alzo del mentón obligándome a
mirarla.
-Esa debilidad es de los Durand que creen que el mundo cambiara con su buena
actitud y al final siempre se aprovechan de ellos. Mientras que los Ramírez no se
dejan de nadie.
-Ya sabes que yo no soy de defenderme- le digo con vergüenza.
-Lo eres, por algo eres Tyler Durand Ramírez- acentuó el Ramírez- solo que no
ha llegado la ocasión.
-Haré lo correcto, mamá- Le informo.
Ella se aleja hacia la puerta- Ya tienes dos caminos Tyler, sé que escogerás bien.

***

Otro día en la aburrida escuela de los vivos, simples mortales siguiendo un


patrón por ser aceptados en la sociedad.
Me pregunto ¿Cómo habrá sido la escuela en la época de mamá?
Porque al parecer debo cambiar mi teoría sobre el estereotipo de belleza, porque
si mi mamá con su cabello rubio, ojos grises azulados y su belleza se burlaban
de ella, talvez tiene algún punto que no logro comprender. Aún tengo tiempo de
descubrir su comportamiento.
- ¿Entonces vas a ignorar a Charly? - pregunta Bob- Mi método de defensa es
ocultarme de él.
-Tal vez ambos métodos sean efectivos, ya llevas dos semanas sin ser amarrado
al inodoro.
-Qué tú sepas. -murmuró- ¿Algún muerto te había molestado?
La verdad sí, había una bruja no-nata que todo el tiempo estaba detrás de mí,
pero ella no lo hacía porque se sentía perfecta, sino porque se sentía invencible,
eso es completamente diferente. Alguien que se siente perfecto cree no tener
defectos y que los demás valen menos, mientras que alguien que cree ser

129
invencible, cree que es más que todos, y que nada podrá con él, y mayormente
se dan cuenta de que no en el peor momento.
-Tierra llamando a Tyler- la mano de Bob me saco de mis pensamientos.
-Lo siento. Y no, no había nadie- miento.
En nuestro campo de visión entra Charly, con su irritante sonrisa.
-Miren quienes vienen ahí, Nerdurand y Sancho Panza. -se burla con descaro.
¿En serio llamo así a Bob? Eso es sobrepasarse.
Ignóralo Tyler, ignóralo.
No debo lastimar a los vivos
Él se acerca y se pone justamente frente a mí.
- ¿Qué te comió la lengua el gato? - sigue retándome.
Solo te está provocando Tyler, no lo hagas caso.
No debo lastimar a los vivos,
No debo lastimar a los vivos
- ¿Qué te pasa rarito?
No pude,
Perdí el control y con mis poderes provoqué que una gran ráfaga de viento
entrara a la escuela haciendo que Charly callera al suelo. Mi respiración estaba
acelerada por la rabia.
-Tyler, amigo, cálmate. - murmuró Bob.
-No, no, no… - repetía con la respiración alterada.
-Tyler, ¿Qué vas a hacer?
-Lo que yo creo correcto.
Miré a mi alrededor
Nadie.
Talvez huyeron por el viento, Charly seguía en el suelo, el golpe debió ser tan
fuerte que quedo en shock. Me acerqué a donde estaba, al verme se asustó y
reacciono yéndose hacia atrás, pero con mis poderes lo detuve.
-Escúchame Charly, te crees superior a los demás – expliqué con voz
temblorosa, con mis poderes moví el hueso de su brazo provocando que se
rompa. Él soltó un quejido de dolor. -Pero para mí eres un simple mortal sin
nada de especial. Y ni una sola palabra de esto porque recuerda que tienes más
huesos y podría ser doloroso.
- ¿Quién eres? - dice con una expresión de miedo.
-Tyler Durand.

Y con eso nos retiramos, debería agradecerle a Charly, ya que ese día revele una
parte de mí que no sabía que existía.

130
Debo admitirlo, ver a Charly con un yeso fue gracioso, si talvez es humor negro,
pero eso no le quita la gracia. Ver como corría aterrado cuando me le acercara
así sea un poco, me robaba una malévola sonrisa.
Ya te entiendo Charly, este sentido de superioridad se siente bien

Como sea, falta una semana para el Baile de Otoño, todo el mundo estaba
emocionado por aquel evento, cada día se veían más personas declarándose de
lo más romántico. Y pensar que yo acepte por un chantaje.
Un chantaje de Samanta, aquella Orquídea Negra que me enseñó a ver la vida
desde otra perspectiva, con su ropa de colores oscuros, siempre adornada con
dibujitos extraños, escalofriantes o cualquier cosa nada que pasara de
apercibido, siempre usaba cadenas, su ropa siempre era holgada, no permitía ver
lo delgada que era. Se ponía siempre delineador negro y su largo y lacio cabello
castaño llevaba mechas azules.
Ella sin duda no era la típica mortal, era única y eso me llamaba la atención.
-Hola príncipe- saludó ella.
¿Cuándo llegó? Me había perdido tanto en mis pensamientos que no note su
presencia.

131
-Hola Orquídea Negra- la saludo, ¿Es posible que sus ojos se vean más brillantes
hoy?
- ¿Soy yo o ese yeso amanso a Charly? Es la primera vez que me pasa, por un
lado, sin decirme "Bicho raro".
-Talvez estoy generando democracia e igualdad.
- ¿Lo hipnotizaste? Eso no sería raro en ti. Bueno, aunque todo lo que tiene que
ver contigo es raro. - bromeó sonriendo.
¿Cómo se veían tan lindos uno dientes torcidos?
-No, en el más allá aprendí que el cambio viene después del arrepentimiento,
cuando llegan las consecuencias.
Ella se tensó un poco - ¿Tú le rompiste el brazo?
-Solo digamos que llegaron las consecuencias de sus acciones, en la India se le
conoce como Karma.
-Tyler Durand el Karma de los vivos-bromea, sí, sin duda era la sonrisa irregular
más hermosa de todas.
-Prefiero que me digas príncipe. -soltó sin pensar.
-Bien, bien, príncipe. ¿Qué te hizo Charly para ganarse tu karma?
-No te diré como sufrió un suculento plato de venganza. Aclaro suculento para
mí, muy, muy amargo para él.
- ¡Ja! -soltó con victoria y yo la miré con confusión- Sabía que no cumplirías lo
que me dijiste.
- ¿De qué hablas? - pregunté.
-Le prestaste atención de más al estúpido de Charly cuando me dijiste que yo no
debía preocuparme tanto por la gente.
Eso no es… Espera.
Oh, no, Sí, lo hice.
- ¡Demonios! - exclamé.
-Samanta Espinoza-El director se aparece frente a nosotros- le dije que en algún
momento dejaría de venir a mi oficina y ya van una semana, todo un récord para
usted- él detiene su mirada en mí - Veo que rodearse de personas tan ejemplares
como el señor Durand le está sirviendo- le di una sonrisa amable y él se retiró.
-Nunca creí ser una persona ejemplar- confesé- Aunque mi familia tiene
doscientas setenta y seis reglas, ser obediente no es lo mío.
-Talvez si tenga razón, ayudarte a ti y a tu familia a ser normales, consume
mucho y no me deja tiempo de romper las reglas.
-Pero si llevas dos semanas en esto- le recordé- Y solo llevas una semana.
-La perfección es mucho que pedir, al menos no ha sido nada grave
-Pero se supone que tu castigo debió terminar hace unos días y ahora tienes que
repetir cartas hasta el baile.
-Sí, pero eso fue porque me gusta tanto este trabajo que quise hacerlo por más
tiempo- dijo sonriente.

132
- ¿Pero no te habían alargado el castigo por comportarte mal con la profesora de
historia? - le pregunté confundido. - Porque en serio te comportaste mal, y hasta
tú misma me lo dijiste.
-Sí, Tyler, lo sé, era una broma- me explicó con una mala mirada.
-Oh, vaya, creo que no fue tan buena, porque no entendí.
-Sí, como tú entiendes todo.
-Exacto, tienes que mejorar tu sentido del humor.
-Lo consideraré. Pero ni tiempo tengo de meterme en problemas por enseñarle a
unos niños medio muertos a como ser normales- Eso me suena conocido, oh
claro, Dina y yo.
-Pues pronto seguirás rompiendo las reglas con normalidad, ya solo falta una
semana para el baile.
-Si- su tono de voz sonaba ¿Triste? Los sentimientos no son lo mío- Mañana nos
vemos en tu casa.
-Nos vemos- me despedí.
¿Por qué una parte de mí no quiere que se vaya? Y no solo este momento ¿Por
qué una parte de mí quiere seguirla viendo después del baile? Estoy en un
dilema, y uno que no entiendo, talvez es uno de simples mortales.

***

Allí estaba yo con samanta, en un parque y el atardecer hacía contraste con sus
ojos y su cabello, no recuerdo que estábamos hablando al principio, solo sé que
me sentía tan cómodo con ella que las palabras fluían solas.
Mi mente había abandonado la misión al igual que mi cordura, la jale con
gentileza del brazo hasta que quedamos tan cerca, yo estaba acostado en el pasto
y ella sentada con su rostro inclinado hacia mí, mi mirada fue a sus ojos, ese
verde tenía un toque amarillo que le daba calidez, además de que eran muy
brillantes, como si hubiera un montón de estrellas en ellos, mi mirada bajó hasta
sus labios, eran brillantes y rosados tal vez era por el maquillaje, era muy simple
y natural, y eso era lindo, todo sobre Samanta era tan lindo.
Perdí el control y aparte un mechón de cabello que estaba en su rostro y con
gentileza tomé su mejilla para besar esos labios que había estado admirando
hace un momento, un montón de sensaciones despertaron en mí, este momento
era único, no quería que se acabara, o eso pensé yo.

-Tyler, Tyler…- abro los ojos y estaba en mi cama, y mi padre despertándome-


Hijo levántate, vas a llegar tarde a la escuela.
Todo fue un sueño,
Había oído de cuentos en los que un beso despierta a alguien de un sueño, pero
al parecer yo estaba destinado a dar besos en los sueños.
133
-No te quería despertar, por la cara que tenías era obvio que estabas teniendo el
mejor sueño de tu vida- la voz de mi padre me saca de mis pensamientos- ¿Qué
estabas soñando? - su sonrisa torcida me revela que tiene una ligera sospecha de
lo que paso en aquel sueño.
- ¿Qué? Nada… Yo- balbuceo asustado, tratando de levantarme- voy a llegar
tarde a la escuela-tropecé con una de las sabanas y caí boca arriba al suelo.
Hacer el ridículo se ha vuelto mi pasión

En la escuela no quise ni cruzar una mirada con Samanta, la evitaba a toda costa,
le conté a Bob lo que paso y él me ayudaba a esconderme, ni siquiera quise
participar en clase y es cuando me di cuenta de que volví a ser lo mismo que era
antes del sueño que ella tuvo: Un muerto.

Un muerto que solo la espiaba desde las sombras, que creía saber todo sobre
ella, un muerto que aún no lograba explicar por qué cada vez que la miraba algo
dentro de mí se movía, algo que se sentía muy lindo.
Talvez el más allá me volvió valiente para algunas cosas, pero no me preparo
para otras, como por ejemplo esta situación, que me tenía tan cegado que olvide
lo más importante: Ella viene a mi casa más tarde.
¡Me lleva!

***

Y bueno, esa sensación de evitarla se fue, desapareció de repente, solo estaba


emocionado de verla, de oír su voz, de oír su forma de pensar. Y ahora estoy
frente al espejo del baño, arreglándome y revisando que estuviera perfecto,
¡Ahora sí que me volví loco! Nunca me había importado mi cabello, es casi
lacio, solo paso mi mano por encima y ya estoy peinado, pero justo ahora cada
cabellito se quiere escapar.
Vaya, miren quien está enamorado.
-Yo no estoy enamorado Karen, es solo…- ¿solo qué? - no hay nada de malo en
querer verse bien.
Verse bien para alguien (Samanta)
- Deja de crearte historias de amor que no existen. No tienes algún hechizo para
calmar este cabello.
Existe algo llamado gel
Me tensé sabia a lo que se refería -Ni lo sueñes Karen, no haré eso.
Verán, el estado de mi cabello nunca necesito gel, y en la tradición de la familia
podría considerarse como que quiero verme bien para alguien, y no, no quiero
verme bien para Samanta… O talvez Sí, o no, que interesa.

134
Además, la única persona en esta casa que tiene gel es mi padre y está en su
habitación, si entro allí tendré que contestar un extenso e incómodo
interrogatorio, que no quiero contestar, lo único que quiero por alguna extraña
razón es ver a Samanta.
No tienes otra opción Tyler, es tu arma para dominar al monstruo del cabello
despeinado
- ¿Te han dicho que eres insoportable? -digo cansado
Hasta ahora muy pocas veces.
-Pues lo eres

Bien, como verán, mi plan se basa en escabullirme mientras mis padres están
abajo, tomar el gel y usarlo, ponerlo devuelta en su lugar como si nada hubiera
pasado y esperar a Samanta con un peinado presentable. Ah, sí, y la tumba a un
costado es como terminaré: Muerto de la vergüenza, si esto sale mal, deséenme
suerte. Y no me lo digan, ya sé que dibujar no es lo mío.

***
Puse mi desesperado plan en marcha, llegar a la habitación era pan comido, solo
tenía que usar un hechizo de tele-transportación y ¡TA RAM! Llegaba. Lo
siguiente era verificar que no hubiera muros en la costa, la habitación de mis
padres era muy grande, solamente el closet de mamá era del tamaño de un

135
cuarto promedio, y talvez esta casa era nueva, pero sabía que el gel estaba... Ok
no sé dónde está.
Entrar al cuarto de mis padres escabullido me daba miedo, después de todos son
fantasmas, nunca sabes dónde pueden estar, alguno podría estar detrás de ti justo
ahora y ni cuenta te das. Arriesgarme a ser visto fácilmente no era una opción,
entonces me agaché para ir gateando, recorrí parte de la habitación y ¡BINGO!
En el tocador junto a la ventana estaba el gel, solo debía tomarlo hasta qué.......
-Tyler Durand ¿Qué se supone que estás haciendo? - subí la mirada y encontré a
mi padre viéndome fijamente con los brazos cruzados.
Por todos los muertos, ¿Cómo no lo había pensado? No puedes ocultarte de un
fantasma. Siempre se me olvida ese pequeño detalle.
Solté una pequeña risa inocente y papá me dio su mano para levantarme-Ahora
sí, ¿Qué hacías?
-Yo... solo…- dejé salir un suspiro- Bien, lo admito, creo sentir cierta atracción
por Samanta y quería lucir bien para ella, y eso implica eso- señalo el gel- gel
para el cabello.
Mi padre me sonríe- Qué casualidad, Samanta lleva esperándote abajo como dos
horas-
¿Dos horas? Quise quedar bien y quedé como el peor.
Mi padre se empieza a reír abiertamente- ¿Quién lo diría? Mi hijo está
enamorado- al decir eso sentí el calor en mejillas- Y es la primera vez que no te
apresuras a negarlo, han hechizado al hechicero por lo que veo- bromea.
-Papá, no sé qué hacer, este lugar lleno de cosas nuevas, y ahora me hace sentir
algo más nuevo, aún estoy tratando de ser normal y no creo que es el momento
indicado para estar así.
Yo caí sentado en la cama y lo miré decaído. Él se sentó junto a mí y suspiró.
-Tyler, escúchame bien- él pasó su brazo detrás de mí para abrazarme de lado- el
amor llega en el momento en el que menos piensa, como por ejemplo a mí se me
averió mi auto y tuve que tomar el autobús, algo nuevo para mí y sin saberlo en
la parada conocería a la mujer más hermosa que había visto.
- ¿Conociste a mamá en una parada de autobús? - solté con el entrecejo arrugado
notoriamente, él asintió- ¿Estamos hablando de la misma persona no?
- Aunque no lo creas, conocí a la loca de tu madre en una parada de autobús.
Pero lo que te estaba diciendo es que no importa las circunstancias, si el amor
llega a tu puerta no dudes en abrirla o podría ser muy tarde.
- ¿Qué significa que sea muy tarde?
-Significa que esa persona se ha ido, y probablemente no vuelva.
- ¿Y tú crees que están tocando mi puerta? -le pregunté sintiendo mis mejillas
calentarse.
-De eso te darás cuenta tú mismo, pero, solo te diré que talvez se esté acercando
a esa solitaria puertita de tu corazón latente.

136
- ¿Entonces estoy enamorado? - él torció los labios y sonrió- Papá, ¿Lo que
siento en mi estómago son las famosas mariposas?
Él volvió a reír por lo bajo.
-Sí, Tyler. Estás sintiendo las famosas mariposas en el estómago, y esas
mariposas te están diciendo las emociones que te causa esa persona, te lo digo
porque lo sé.
-Gracias papá- extendí mis brazos y lo abracé, no soy fan de los abrazos, pero
hay ocasiones en que estos me hacen sentir mejor.
-Siempre estaré para ayudarte hijo- él se separa de mi abrazo- Y yo creo que no
necesitas el gel, ese cabello rebelde te da estilo- Él alzó algunos mechones de mi
cabello y me sonrió curvando el rostro.
Yo traté de mirar mi cabello en vano, y él ante mi expresión soltó una risa.
Papá tiene razón, sería un error ocultar mis sentimientos, estoy enamorado de
Samanta.
Agárrate cupido, que Tyler Durand va a tocar una puerta.

137
Debo admitir que ser valiente siempre ha sido una de mis características, me he
enfrentado a casi todo lo que te puedes imaginar solo en tus pesadillas, pero esto
me causa miedo, siento mis mejillas arder, mis piernas temblar, mi corazón
viviente latir a mil por segundo, un gran nudo se formó en mi garganta y la
sentía seca; me arme de valor para bajar y ver a Samanta, a la bella Samanta, la
chica que se igualaba a una Orquídea Negra.
Ah, y no me puse el gel de cabello.

Antes de bajar me asomé por el barandal del segundo piso que dejaba ver el
primero, vi a Samanta sentada en un mueble conversando con mi mamá, Dina
estaba en otra silla. Ellas sintieron mi presencia y voltearon a ver rápidamente
hacia donde yo estaba, provocando que me pusiera más nervioso.
-Hijo ven baja-me pide mamá haciéndome una seña con la mano.
Yo me apresuro en las escaleras hasta llegar abajo, Samanta se encontraba al pie
de estas y me lanzó una sonrisa,
¡Que no note que me sonroje más que un tomate!
Le devolví la sonrisa y bajé la mirada nerviosamente.
-Hola orquídea negra- me atrevo a hablarle.

138
-Hola príncipe impuntual.
Sí lo soy, pero dime que soy tu impuntual.
-Es que… Tenía cosas… Que hacer- me justifiqué con los nervios de punta.
-Hablando de cosas que hacer- nos interrumpe mi madre- Olvidaste sacar a
pasear al perro de tanto rato que duraste encerrado arreglándote en el baño.
Amo la discreción de mi mamá, noten el sarcasmo.
-Ya saco a pasear al perro mamá- trato de disimular, mis mejillas se sienten aún
más rojas.
- ¿Por qué no vas con Samanta? Podrían tener la clase de hoy al aire libre y sería
más agradable.
- ¿Desde cuándo te agrada tanto Samanta? -protesté por lo raro que se estaba
compartiendo- Papá tiene razón, estás loca.
Ella me lanza una mala mirada que me revela que otra vez solté algo sin pensar.
-Bien, si creo que sería mejor- afirma Samanta - solo si tú quieres, Tyler.
-Yo…-
-Claro que Tyler lo hará- me interrumpe mamá- él sabe que si llego tarde no está
en derecho de exigir.
-Solo iba a decir que sí. - aclaré.

***

Ahora les enseñaré la forma en la que fácilmente puedes conquistar a tu amor


platónico o quedar humillado frente a ella.

No podemos sacar a Max, ya que sus heridas nos delatarían, y no mamá no


acepta que ensucie la casa con sus desechos, por suerte el patio es bastante
extenso. Samanta estaba sentada en uno de los bancos del patio mientras yo
paseaba a mi perro, ella me hacía preguntas, puesto que como sería nuestra
última clase me estaba haciendo un examen de repaso, o algo así, dijo ella, usa
metáforas raras.

-Bien, hasta ahora llevas todas las respuestas correctas- dice Samanta sin
despegar la mirada del cuaderno que tiene en las manos -si contestas la última
pregunta bien te gradúas del curso de Normaligia- eso me hizo reír un poco,
inventaba barbaridades a veces, eso era tan lindo- Bien Tyler Durand ¿Qué es
para ti la vida?
-La acción de vivir-bromeo y ella me da una mirada de pocos amigos- Bien, la
vida es una aventura que solo termina en la muerte, hay que disfrutarla y escoger
como tenerla.
-Perfecto Sr. Durand ha pasado su examen final con honores.
139
-Merci, pero antes que nada profesora le tengo una pregunta- la tomo del brazo
para levantarla y quedar frente a ella, claro con una distancia respetable - ¿Los
vivos tienen libros con vida propia y por eso les ponen nombre?
- ¿De qué estás hablando?
-Del cuaderno Tyler- Tenía que salir de dudas sobre ese tema.
-Mm... yo…- dice nerviosa, ella no pudo terminar su frase, pues Max nos había
enredado con su correa haciendo provocando que quedáramos extremadamente
cerca, Samanta soltó un gemido de sorpresa.
Esta es tu oportunidad Tyler, el amor está tocando tu puerta, ábrela antes de que
sea muy tarde.
Me acerqué para cortar distancia con sus labios
-Samanta- ¡Diablos! Es Dina - Me toca la clase a mí.
Y yo soy el imprudente, claro.
-Oh, claro Dianne, espera en un momento que estamos en un pequeño apuro-
dice Samanta mientras la ayudo a desatarnos.
-Deja de preocuparte por los demás. - le susurré con una mala mirada.
-Así no funciona, Tyler. Es tu hermana- Me devolvió tanto con el mismo tono y
expresión. - Ya voy- avisó ya con su tono normal- Nos vemos, Tyler.
Dejé salir un suspiro mientras veo cómo se va. Tranquilo Tyler fue un número
equivocado, pero pronto tocarán tu puerta.

***

Mañana es el baile, mañana es ese dichoso baile, se acaba el trato con Samanta,
la verdad creo que me acostumbre a varias cosas de los vivos y mi familia
también. Samanta es una gran persona, no sé qué habría sido de mí si no la
hubiera conocido, Bob también ha sido un gran amigo, aunque un poco cobarde,
a decir verdad, pero siempre me ha ayudado. Creí que nadie podía reemplazar a
mis amigos del Más Allá, pero ellos no los reemplazaron, se agregaron a mi
lista, simplemente mientras más conozcas no pierdes personas que aprecias, sino
que haces más amigos, y a veces ninguno vale más que otro, a todos les das el
mismo aprecio.
Como dije antes faltan solo un día para el baile, y tengo que resolver un
problema, no tengo traje y tampoco puedo conseguirlo, por el asqueroso sistema
mercantil de los vivos, dinero, en el Más Allá no existe, pues es un lugar feliz y
el dinero es el responsable de muchos de los problemas del ser humano, y
tampoco me dan dinero, ya que mi familia dice que tengo que trabajar para
conseguirlo y la otra forma de conseguirlo es pedírselo a mis padres, ya les he
dicho tantas veces que detesto sus miradas e interrogatorios, pero por alguna
extraña razón no he tenido ninguno, creo que están en algún acuerdo con ustedes
lectores para dejarme mal, pero ese no es el punto ahora.
140
Estaba recostado en la pared a lado de la puerta que divide la cocina de uno de
los pasillos, dentro estaba mi familia y los podía escuchar mientras conversaban.
Mi madre llegaba a casa con una bolsa de compras en la mano.
-Dianne te traje un regalo- le decía dándole la bolsa- es algo para ayudarte a ser
normal.
- ¿Qué es esto? - preguntaba mi hermana sacando una caja color rosa de aquella
bolsa.
-Es una muñeca, a tu edad me encantaba jugar con estas.
- ¿Y cómo funcionan? - preguntó con confusión, mi mamá suspiro antes de
explicarle.
-Solo tienes que usar tu imaginación, esta muñeca puede ser todo lo que quieras.
- ¿Puede ser un arma para destruir a la humanidad? - preguntó mi hermana con
inocencia.
-Cielo santo- expresa cansada mamá mientras pasaba sus dedos por la curvatura
de su nariz- ¿Por qué no puedo tener una familia normal? - preguntó al aire.
-Mamá-Me atrevo a hablar entrando a la cocina y siento como todas las miradas
caen sobre mí. -Necesito tu ayuda.
- ¿En qué, hijo? - pregunta con dulzura.
Otra vez aquella sensación de nervios me recorrió y tuve que tomar aire para
poder hablar.
-Necesito un traje para el baile- digo tan apenado que bajo la cabeza
rápidamente. Mi madre suelta un chillido emocionada.
Así de rara era mi familia.
-Ven aquí un momento, hijo-me llama mamá. Me toma del brazo y me sienta en
una silla, ella queda a espaldas de papá y Dina -No puedo creer que te ayudaré
con tu traje, - deja salir un suspiro sonriendo- aún recuerdo mi primer baile...
Me desconcentré de lo que decía por la peculiar escena frente a mí, Dina había
enterrado la muñeca en el ojo de papá y se había quedado atascada y ambos
empujaban para sacarla. Vaya que no somos normales, apenas me estoy dando
cuenta.
- ¿Entendiste Tyler? - la voz de mi madre me devuelve a la realidad.
- ¿Mm? Si- mentí, no tengo la menor idea de lo que me dijo.
-Bien, James- mi madre voltea y mi hermana y papá están como si nada solo
sonriéndole- ¡Cash, daddy! - chasquea los dedos y se para tras papá- Tarjeta, por
favor.
Mi padre saca de su cartera una tarjeta de crédito -Por favor, no me dejes en
quiebra.
-No prometo nada. - dijo casi arrebatándole la tarjeta.

***

141
Lo siguiente que estaba sucediendo, era estar en el centro comercial, viéndome
en el espejo de una tienda, el traje que me estaba probando, me gustaba como
me quedaba, era azul oscuro, es mi color favorito, los colores fuertes me
empalagan, la camisa era blanca y la corbata negra, y claro según las reglas
familiares en la parte izquierda del pecho el escudo familiar.
-Tyler ¿ya puedes salir? - me pide mamá del otro lado del probador.
-Ya salgo- indiqué, le doy una última mirada a mi traje y salgo.
- ¡Oh por Dios! - exclama mamá, sílaba por sílaba sorprendida.
- ¿Qué tal me queda?
-Perfecto, te queda…- se queda pausada pensando- no tengo palabras.
- ¿En serio? - pregunté dudoso.
-Claro, ¿no es cierto Gigo?
Gigo era un italiano que atendía la tienda.
- ¡Por la mía mama! - exclama Gigo- te queda perfetto.
Me volví a mirar en otro espejo del local y me reacomodé el traje y sonreí.
Sí, ellos tenían razón, me quedaba muy bien, talvez esto sea una señal, el amor
está muy cerca de tocar mi puerta y tengo el traje Perfetto para abrirla

142
¿Alguna vez has hecho un trato con alguien?
¿Cómo quedó?... En serio dime necesito saberlo.

Hoy era la noche del Baile de Otoño, la escuela estaba decorada con hojas de
tonos cálidos y calabazas, el baile era en la cancha de basquetbol, era un lugar
amplio y adecuado, se veía diferente con las luces neones y las mesas con
aperitivos. Los vivos sí que sabían cómo hacer una fiesta.
Bob me vio entrando y corrió hacia mí, su traje era gris, pero con las luces se
veía violeta, su saco estaba desabotonado, seguro por la contextura de su cuerpo,
pero aun así le quedaba muy bien.
-Tyler llegaste, - se apresuró-, Ya que eres experto en planes, podrías ayudarme
con uno para invitar a Marina a bailar. - y me insistió con la mirada.
-Solo invítala y ya, no veo porque no te acepte.
- ¿Así de fácil? Claro, tu cara bonita hace que solo con eso tengas a cualquier
chica. - dijo sin ánimos.
-Bob, nunca he invitado a una chica a bailar, ni ellas a mí. -le expliqué.
- ¿Y Samanta?
- ¿Por qué? ¿La viste? – le pregunté- La estoy buscando.
Él me lanzo una mirada llena de picardía - Tu chica está del otro lado- me señalo
el otro extremo de la cancha.
143
-Gracias- tomé un respiro nervioso-deséame suerte
-Espera- él me lanza una bofetada.
- ¡Hey! ¿Por qué hiciste eso? - protesto sosteniendo la mejilla que me golpeo,
me dolía bastante.
-Es para quitarte los nervios, eso no te ayudará.
Asentí comprendiendo -Gracias ami…- él me lanza otra bofetada- ¿Y esa
porque fue? - exclamé, me durmió la mitad de la cara.
-La frente siempre en alto, así lucirás como el chico perfecto. Aunque no lo seas.
Tomé otro respiro- Bien, ahora sí...- y Bob me lanza otra bofetada, ahora estaba
reprimiendo una risa - ¿Ahora qué pasa? -grité eufórico.
-Nada- niega con tranquilidad- Es solo para no perder la costumbre.
Yo solo volteé los ojos y seguí mi camino, y aparece ella en mi radar. Samanta,
Orquídea Negra.

Llego el día, Samanta, el día del baile por el que tantas cosas hiciste para que el
chico de tus sueños (literal) fuera contigo.

Mi madre era diseñadora de modas, entonces ella misma me hizo el vestido, era
algo peculiar, era de color rojo algo oscuro, el cuello tenía la forma de una
camisa de vestir, pero este solo se unía con una tira al vestido que tenía los
hombros descubiertos, la parte de abajo era suelta con algunos pliegues, abajo
tenía unas mallas negras con algunos rotos, y unas botas negras de cuero con
cadenas, mi cabello estaba suelto y ondulado y aún seguía teniendo mis mechas
azules, mi maquillaje era el mismo solo que con un delineado color rojo en la
parte superior.
Había llegado temprano porque estaba acompañando a Marina, como ella era la
presidenta del periódico escolar, estaba a cargo de organizar el baile, su vestido
azul combinaba con sus risos de manera perfecta, que tenían unas trenzas
africanas solo en la parte delantera, sus accesorios eran coloridos y su maquillaje
muy brillante, envidio tanto la capacidad de lucir tan bien de mi amiga.
- ¿Sabes por qué sirvieron jugo de naranja en vez de refresco? - pregunta mi
amiga sirviendo unos vasos.
-No, pero apuesto a que tú sí- No existía cuento en el mundo del cual ella no se
enterara.
-El ministerio de sanidad cerró catorce escuelas, ya que servían refresco en sus
almuerzos y sus estudiantes sufrían de obesidad, las escuelas restantes lo
prohibieron.
-Vaya, aunque este jugo de naranja tampoco se ve tan sano que digamos.

144
Comenté observando la botella, era de un color amarillento, muy vibrante.
-Sí, pero es barato. - aclaró encogiéndose de hombros.
De repente una idea se posicionó en la cabeza, una que me hizo relamerme los
labios y jugar nerviosamente con los dedos.
- ¿Marina? - llamé su atención.
- ¿Si?
-Gabriel quería invitarme al baile.
Ella suspiró y me dio un abrazo y me recosté sobre su hombro.
-Ya lo sabías, ¿verdad?
Ella se separó del abrazo y asintió con una expresión decaída.
-Sam, no te pongas así- yo le hice una mueca- Ok, sí, le gustas a Gabriel, pero tú
no tienes la culpa de eso. Estuviste semanas esperando este baile solo para ir con
tu príncipe, no puedes ponerte triste. Lo de Gabriel nos queda la vida entera para
resolverlo.
Yo le di una sonrisa triste.
-A veces me preocupo mucho por la gente. - recordé lo que me dijo Tyler.
-Hasta que te diste cuenta – volteó los ojos y ambas comenzamos a reír.
- ¿Ves lo linda que te ves sonriendo? - dijo ayudándome a erguirme- Vamos,
disfruta la noche, recuerda que la tristeza es mala para la salud.
- ¡Wow!, Con que hablando de salud ¿Marina eres tú? - bromeaba Gabriel
llegando detrás de nosotras.
Marina le sacó la lengua y ambos reímos.
-Sam- dijo mirándome arriba abajo- El espíritu oscuro abandonó al fin tu
cuerpo- siguió bromeando y lo golpeé con el codo- Es broma, estás hermosa-
dijo sonriendo.
-Y tú no te ves como un gamer sin futuro- me vengué.
Él me sonrió, pero no por la broma, fue una sonrisa dulce, de esas que
expresaban tantas cosas, no como las enigmáticas sonrisas de Tyler.
-Más tarde… Si es que estás libre, podríamos bailar juntos un rato.
- ¿Y yo, Gab? - protestó Marina recostando su brazo en su hombro- ¿Me vas a
quitar el privilegio de bailar contigo? El privilegio de no ver los ojos de un
chico, sino unos cristales que se empeñan cada tres segundos.
-Baila con tus libros, querida.
Y todos comenzamos a reír otra vez, era normal, aquella sensación de cuando
estás con esas personas que te hacen reír sin parar y te olvidas de todos tus
problemas.
Luego sentí como el ambiente se puso pesado, y alguien finge toser para llamar
nuestra atención, claro, Mia y Johana estaban aún lado de nosotros.
- ¿Ahora qué quieres, tarántula? -le pregunto de mala gana poniendo mis manos
en la cintura.
-Tranquila Sam, no vengo a hablar contigo- su mirada viaja hasta Gabriel-
Gusano necesito hablar contigo.
145
- ¿Conmigo? - pregunta mi amigo confundido, y en nuestra expresión se notaba
que todos lo estábamos.
-Sí, contigo ¿O vez a otro gusano cuatro ojos por acá?
- ¿Qué necesitas hablar conmigo, Mía? - preguntó aún confundido cruzando los
brazos sobre su pecho.
-Sobre el trato que teníamos, ven, no tengo toda la noche. - le reclamó molesta.
- ¿Qué trato tienen ustedes? - pregunté.
- ¿Gabriel hiciste un trato con ella? -intervino Marina señalando a Mía.
-No, yo no sé de qué estás hablando- le niega Gabriel a la tarántula.
- ¿Perdiste la memoria, Gusano? ¿Quieres que te lo recuerde?
- ¿Y por qué deberíamos creerte? - la voz de mi amigo sonaba retadora- eres una
niña mimada que puede inventarse cualquier cosa con tal de conseguir lo que
quiere, y ya todos acá lo sabemos y no caeremos en tus trucos.
Mía se apresuró a decir algo, pero luego se arrepintió- Te vas a arrepentir
gusano- masculló, esta vez su expresión era diferente, tenía los puños apretados
a los costados arrugando su vestido lila, y en sus ojos se veía como luchaba por
no llorar, y con eso se fue con pasos consistentes.
-No sé qué tiene conmigo hoy esa tarántula- protesta Gabriel- yo no tengo nada
que ver con ella
-Sí, primero que nada, no te ves cómo alguien con quien Mía quisiera hablar-
bromea Marina.
-Oye- se queja mi amigo- tengo bastantes atributos.
-Hablando de atributos, allí viene uno en todo su esplendor- menciona mi amiga
señalando hacia un lado.
Voltee para encontrarme con esos infinitos ojos azules caminando a lo lejos,
hacia mi dirección, bajo las luces de la fiesta su piel pálida resaltaba y su cabello
estaba peinado de forma diferente, se veía aún más lindado lo que ya era, el sí
que le daba honores al significado de "príncipe".
- ¿Durand? ¿En serio? - el tono de mi amigo sonaba aburrido- ¿Por qué él
vendría hacia nosotros?
-Tonto, no viene hacia nosotros, viene a buscar a su bella orquídea, y por eso
debemos irnos- Marina lo jala de un brazo intentando sacarlo.
-Pero yo quería jugo- protesta Gabriel.
- ¿Qué parte de "debemos irnos" no entendiste? - y con eso lo jala con más
fuerza a otra parte.
Después de ver a mis amigos irse, volteé hasta mi frente y encuentro a Tyler
frente a mí, eso me hizo soltar un chillido del susto.
-Veo que sigues siendo muy fácil de asustar- me dice él con una sonrisa burlona
en su rostro.
- ¿Cuántas veces te tengo que decir que dejes de hacer eso? – protesté
recuperándome del susto.

146
-Nunca lo dejaré de hacer- aclaró con su típica tranquilidad-. Como sea, ¿me
permite esta pieza, mom orchidée? -Mi orquídea, él toma mi mano y se inclina
para darle un beso.
Era tal cual a cuando nos conocimos, la diferencia es que ahora estoy arreglada
y no con mis pijamas y con una bolsa de basura en la mano, pero las emociones
que sentía eran iguales.
-Claro- traté de buscar la forma de responderle de la misma forma-como sea que
se diga príncipe en francés
- Se dice le prince- él toma mi mano entre la suya y pasa la otra por mi cintura
para tomar una posición de baile.
-Muchas gracias Sr. Google traductor- bromeo mientras bailamos al compás de
la música lenta de fondo.
-No aprendí y a dominar catorce idiomas para que una mortal me llame "Google
traductor".
- ¿Catorce? - solté arrugando el entrecejo.
Cuando pensaba que no podía ser más raro.
-Regla doscientos cuarenta y tres, después te explico.
En eso paró la música lenta y comenzó una más movida, me separé de sus
brazos y me fui bailando hacia atrás y el curvó la cabeza cuál un cachorro
confundido.
- ¡Ven, baila! - le indiqué casi en un grito por el volumen de la música.
-No sé bailar- me indicó nervioso.
- ¿Y quién dijo que debes ser un bailarín experto para
hacerlo? Solo disfruta el momento.
Él sonrió y empezó a mover los
hombros, al poco tiempo empezó a
hacer pasos extraños y
exagerados, todo el mundo
lo veía raro, pero para que no
se sintiera incómodo empecé a
imitar sus pasos, todos nos
miraban, pero no importaba, se
sentía como si fuéramos solo los
dos. Él se acercó a mí y me tomó
entre sus brazos en un abrazo, era
raro viniendo de él y tardé en
devolvérselo.
-Gracias por entrar a mi vida, Orquídea
Negra.
Susurró en mi oído.
Después vino un momento de silencio, no sé si
apagaron la música o yo ya estaba tan inmersa en mi
147
propia realidad donde solo estábamos él y yo, y solo el silencio reinaba entre
nosotros, pero no era incómodo, sentía como si estuviera devuelta en aquel
sueño, volví a entrar completamente en este, lo observaba a él vestido de
príncipe y yo con un vestido morado que recién notaba que eran orquídeas, el
ambiente constaba de nubes rosas y arcoíris, y como paso en aquel sueño la
atracción era inevitable, ambos nos acercamos mucho.
Ahí viene, por Dios, voy a protagonizar mi propia novela romántica, al fin, cerré
los ojos porque sabía bien lo que venía, después de unos segundos sin sentir
nada volví a abrirlos, él estaba en frente de mí, pero un poco más alejado que
antes.
-Yo lo… Lo siento, debo hacer algo- se disculpó y se fue hacia uno de los
salones que quedaba al lado del gimnasio.
Yo lo seguí y entre igual
- Tyler ¿Qué sucede?
Estaba parado, muy tenso, mirando hacia la nada.
- Me llama.
- ¿Quién? ¿Te llegó un mensaje?
-Algo así, ¡Karen! - grita y de algún lado llega a sus brazos un libro. Él lee las
páginas de aquel libro, algo que leyó parece preocuparle bastante, y después
guarda el libro de nuevo.
- ¿Qué pasa? -vuelvo indagar preocupada, acercándome un paso hacia él.
-No es momento de explicaciones, mi familia está en peligro. - dice con seriedad
moviendo sus manos, apareciendo de estas las luces azules características de sus
poderes.
-No entiendo ¿Qué paso con tu familia?
-Samanta, gracias- ignora mi pregunta- fue
una linda noche… O bueno quince
minutos, pero fue lindo.
-Tyler Durand ¿Qué está pasando? - le
volví a preguntar con tono fuerte.
-Si mis cálculos no fallan es una
Alerta D- con eso él desaparece.

148
Aparecí en casa lo más rápido que pude, mi familia estaba en el sofá sentado
como una noche normal, mientras yo estaba alterado y con mi respiración
agitada.
- Tyler, ¿Qué pasa? - pregunta papá preocupado levantándose del mueble y
camina hacia mi dirección.
-Creo que viene una Alerta D- les conté.
- ¿Alerta D? ¿Pero cómo? - pregunta mamá levantándose del sillón.
-Karen me lo dijo, viene un enjambre de mortales hacia acá. - les expliqué lo
que vi.
Papá fue a asomarse a la ventana y efectivamente, Karen tenía razón.
-Escuchen bien familia Durand- comienza papá- ha llegado el momento por el
que nos hemos preparado toda la muerte, - Todos nos juntamos en un círculo- Es
hora de activar la Alerta D.

Les explico, la Alerta D es un código familiar en caso de peligro, se basa en que


cada miembro de la familia cumple un rol, haciendo así una organización
perfecta para acabar con dicho peligro.

149
Lo primero que hicimos fue tratar de huir por la puerta de atrás, pero ya era
tarde la muchedumbre estaba allí, y mientras abríamos la puerta ellos se colaron.
¿Acaso esto no era ilegal? Ah, claro, la policía estaba junto a ellos.

Primera fase de la Alerta D, Clara le tiene pánico a los vivos y sus reacciones
a sus temores son muy agresivas. Entonces a lo Rapuncel, a todo lo que veía que
se moviera, le daba con el sartén mientras gritaba "Eugenio ayúdeme"
despavorida, Eugenio los espantaba tan solo con su altura y aspecto terrorífico,
con eso la primera fase estaba completada.

Segunda fase de la alerta D, los que lograron pasar la primera, al pasar la


cocina llegarían a la sala principal, donde con mis hechizos cerraría todas las
puertas dejando solo la escalera.
-James, ¿Crees que esto funcione? - pregunta asustada mamá.
-Tranquila, en toda la historia de mi familia la alerta D solo ha fallado una vez.
- ¿Y cuántas veces han usado esa dichosa Alerta D?
-Dos veces, en 1923 y 1947.-dijo haciendo una mueca y mi mamá se asustó
más- Pero tranquila, todo saldrá bien, unidos...
-Hasta más allá de la muerte- completa la frase, mamá.
Y es cuando viene el ataque de la segunda fase, las personas subirían las
escaleras y mis padres al ser fantasmas no serían vestidos y harían tropezar a
todos con una cuerda de extremo a extremo. Hasta hubo una parte no incluida,
Max persiguiendo a todo el que lograba subir mordiéndolo y espantándolo con
sus heridas, se veía tan adorable.
- ¿Ves que buen equipo hacemos mi hermosa, cadáver, loca? - Le dice papá a mi
madre, mientras besa la parte trasera de su mano.
-Por más que peleemos nunca te dejaré de amar, loquito- le contesta ella con un
tono tierno, dándole un beso corto en los labios.
-No peeleemos más, te lo suplico, mi existencia no tiene sentido si no estoy bien
contigo.
-Bueno, bueno, la verdad yo también te extrañé.
Aww, que hermosa escena, ahora sí, prosigamos.

La tercera fase de la alerta D estaba a cargo de mi hermana y yo, los pocos


que lograban pasar la segunda fase iban directo al pasillo donde estaba yo
escondido, y con mis hechizos espantaba a todos, o bueno, a casi todos, un señor
alto, que se veía en muy buena forma apareció justo frente a mí, a mi mente
llego un hechizo que, aunque complejo podría servir.
Ráfaga de fuego: Permite hacer una gran masa de
fuego que puede ser dominada por su creador.
Recordé haber leído eso en las páginas de Karen, solo
debía concentrarme y talvez lo podría hacer, una pequeña
150
bola de fuego apareció en mis manos, solté una risa retadora, pero esta ráfaga se
apagó al instante, ¡Demonios! Eso sin duda no salió como esperaba, Antorcha
Humana te he decepcionado.
Aquel hombre se iba a abalanzar frente a mí, cuando, de repente, cayó
inconsciente al suelo. Resulta que mi hermana pequeña estaba atrás, parada en
una silla, con un jarrón roto en sus manos, Si dijera que me sorprende estaría
mintiendo, a veces mi hermana me da miedo.
-Dijimos que íbamos a espantarlos, no a cantarles cumpleaños. -explica con una
voz bastante molesta.
-Intenta hacer un hechizo, has uno tu sola bajo presión y verás que no es tan
sencillo.
-Excusas, excusas y más excusas Benjamín, corre que aún falta la última fase.
Esa niña es peligrosa, desde ahora dormiré con un ojo abierto.

Y ahora, la cuarta y última fase de la alerta D, la puerta de al frente era


nuestra única salida, teníamos que irnos con todo el sigilo del mundo, ya que era
la más delatora. Y claro, cómo era la más delatora, resulta que había otro gran
enjambre de personas allí, ¿No había como veinticinco casas? ¿De dónde salen
tantas personas?
No teníamos escapatoria, esa muchedumbre se veía furiosa y más importante,
aún peligrosa, ahora si Tyler Durand estaba muerto.
Pero sin duda lo más perturbador era que todos gritaba, gritaban, gritaban…
Hacían ruido, mucho, mucho ruido,
¿Por qué no se callan? Hagan silencio… Silencio.
Tengo oídos son… Sensibles, el ruido me altera, hacen que no oiga nada y…
Bueno, si oigo, un zumbido, uno molesto, molesto, muy molesto… ¿Estoy
sudando? Hace calor.
-Tyler, relájate- la suave voz de mi madre llegó a mis oídos y poco a poco volví
a la realidad.
Tenía los ojos apretados, y algunas lágrimas habían salido de estos, una ligera
gota de sangre había escapado de mi fosa nasal por la presión, mi corazón latía a
mil por segundo y sentía como si no pudiera respirar, como si me ahogara en
una bolsa plástica, había desatado la corbata y desabrochado de madera brusca
dos botones. Mi padre cubría mis oídos y sobaba mi cabeza, mamá me abrazaba
mientras que con el otro brazo cargaba a Dina quien se escondía en su pecho,
talvez estaba tan aturdida como yo. Mi respiración acelerada comenzó a
regularse lentamente.
-Todo saldrá bien, no hay de qué preocuparse- decía lentamente papá.
Pero si había de que preocuparse, una multitud de mortales enfurecidos estaba
frente a nosotros.
Cuando creí que todo estaba perdido, una voz fuerte me lleno de calma.
- ¡Oigan!, ¿Qué se supone que están haciendo?
151
Samanta, ella venía en su bicicleta aún con su vestido rojo y se bajó para
ponerse entre nosotros y aquel montón de personas.
- ¿Qué les han hecho los Durand para que los traten así?
-Samanta, hija, sal de ahí- una voz femenina en la muchedumbre le pidió.
-No lo haré mamá, todos ustedes están haciendo algo incorrecto y no puedo
dejar que hagan algo de lo que se arrepentirán.
- ¡Sí! - exclamó Clara y todos la miraron confusión, ella hizo una seña de como
si pusiera un cierre en su boca.
-Como decía- prosiguió la chica- Los Durand son mis amigos, son personas que
no juzgan a nadie, son amorosos y tienen buenos sentimientos. Tal vez sean
raros, extraños, diferentes, locos, anormales, aterradores, con una cara que
parecieran haber salido de alguna película de terror o de los Monster…-
-Al punto por favor- le pidió mi padre, Samanta hizo una seña de haber
comprendido y asintió.
-Oh, claro, el punto es que, aunque no sean como los demás, no significa que
sean peligrosos, si algo es diferente no significa que sea malo, ¿no?, si nos
detuviéramos un momento a socializar con los Durand en vez de atacarlos se
darían cuenta de que son grandes personas. Además, yo no creo que nadie aquí
sea perfecto, que nadie aquí tenga la familia perfecta, yo por ejemplo sé disparar
un arma de fuego desde los seis años- eso tomo de sorpresa a todo el mundo,
haciendo expresiones realmente exageradas - ¿Qué? ¿Acaso ustedes lo son?
Podía ver las miradas pensativas de todos.
-Gracias a nuestra querida junta vecinal- siguió hablando, se veía enojada,
bastante, a decir verdad - todos aquí se la pasan creando historias y criticando a
la espalda de los demás, Así que, ¿por qué no mejor se van a sus casas a
enfocarse en su propia vida? ¿Acaso a ustedes les gustaría estar en esta
situación? - señala hacia nuestra dirección- No les da vergüenza, tienen una niña
pequeña, así que, si son muy amables, adiós. - concluyó
Y con eso todo el mundo se alejó, Samanta volteó hacia nuestra dirección y
antes de que pudiera decir algo mi madre se abalanzó sobre ella para abrazarla,
después fueron Dina y mi padre, luego Clara y Eugenio, yo no tenía fuerzas para
hacerlo, por eso ella apenas se deshizo el abrazo me miro, yo abrí mis ojos
ofreciéndole un abrazo, apenas ella estuvo cerca la abracé con todas mis fuerzas
y me recosté sobre su hombro.
-Tranquilo, Príncipe, la Orquídea Negra te ha salvado del mal- murmuró
dulcemente.
-Contigo no existe mal mi bella Orquídea Negra.
- ¡Samanta Espinoza! - gritó su madre y Samanta la volteó a ver rápidamente -
¡Baja aquí ahora mismo, jovencita, tú y yo debemos hablar muy seriamente!
Samanta se relamió los labios nerviosamente y me miró.
-Creo que me metí en problemas- masculló haciendo una mueca.

152
-Los problemas le dan sentido a la vida- dije poniendo detrás de su oreja un
mechón que tapaba su cara.
-Al fin alguien que comprende- expresó con exageración y partió sin antes
despedirse con la mano.
Samanta, era cualquier cosa menos una simple e insignificante, mortal, era una
joven que se ocultaba tras una dura personalidad, pero por dentro estaba rota, y
en vez de buscar ayuda se refugiaba en la idea de que no valía lo suficiente, y
que no debía herir a los demás por eso era capaz de hacerlo consigo misma. Era
chica que no tenía dificultad en decir las verdades en la cara si era necesario, y
que las negaciones la impulsaban. Samanta, era única cuál una orquídea negra, y
era aquella persona de quien al fin pude conectarme con sus emociones.

***

Al día siguiente la encontré afuera, salí de mi casa corriendo hacia su dirección,


y le dediqué una sonrisa y ella me la devolvió.
-Creí que estarías castigada- supuse.
Ella sonrió con malicia- Lo estoy, pero nunca subestimes mis métodos.
Respiré profundo, sabía que este era el momento.
-Samanta- la llamé – Eres una loca, rebelde, tonta, ingenua y miedosa, mortal-
ella me miró mal.
- ¿Quieres saber qué pienso de ti patas de jirafa? - defiende.
-Déjame terminar al menos- le pedí- Samanta, es por lo loca, rebelde, tonta,
ingenua y miedosa, mortal que eres- ella seguía mirándome con molestia- Que
siento tantas cosas por ti, y al final de todo no eres tan insignificante, te quiero
con locura.
Ella se quedó perpleja, asimilando todo lo que había dicho, no le gustó, no le
gustó, por eso no contesta, o sí, no sé.
- ¡Pero dame una respuesta! - exigí hartándome de su silencio.
Ella se abalanzó sobre mí, me tomó por las mejillas y cortó la distancia que
había entre los dos, Samanta me robo un beso, por primera vez estaba probando
sus labios, era real, esto era real. Ella se separó rápidamente y me miró asustada.
¿Por qué se separó? Yo no quería que lo hiciera.
-Lo siento, Tyler, sé que no te gusta el contacto físico …- Ella hablaba tan
rápido y yo solo podía concentrarme en una sola cosa- Mira, yo solo…- Tomé
su mentón con gentileza y pasé mi mano por este, era tan suave, entonces me
acerqué a ella hasta que nuestros labios se juntaron, y esta vez ella no se
arrepintió.
La estaba besando ¿Acaso este era otro sueño? No, no lo era.

153
154
155
¿Qué puede pasar en un beso?
1- Que sea un momento mágico e irrepetible y termine en un "Felices
por siempre"
2- Que termines fracasando porque los miedos te ataquen y salgas
corriendo despavorido a esconderte bajo tus sabanas.

En mi caso es la segunda opción, sí, nunca en mi vida había tenido un beso real,
y no supe cómo reaccionar, los nervios me atacaron y mis piernas se movieron
solas, justo ahora me encuentro bajo mis sabanas sin presentar la más mínima
señal de vida, como dicen coloquialmente, acabo de hacer el oso más grande de
toda mi existencia.
En estos momentos de gran vergüenza y arrepentimiento, mi único compañero
es Max, él no me juzga, claro, tampoco habla, pero aun así no me juzga. No
había notado el tono amarillento que pintaban ya sus costillas, debe tener
alrededor de unos 20 años de difunto.
156
Así de aburrido estoy que estoy sacando conclusiones arqueológicas sobre mi
perro muerto.
¿Cuándo se te acabo la determinación Tyler?
¿Qué paso con lo de abrirle la puerta al amor?
Huir no es de héroes, es de débiles y tú ahora eres uno.
Hasta puedo escuchar la voz de ella, ¿Por qué vuelve a mis pensamientos?
Claro, de tanto que ha pasado, no me había dado cuenta de que ya era 20 de
octubre. Sus electrizantes ojos verdes se impregnaron, sacudo mi cabeza como si
con eso pudiera quitar aquel pensamiento, ya tengo mucho para estar pensando
en ella.
-Tyler, soy mamá ¿Puedo pasar? – pregunta mi madre al otro lado de la puerta,
yo me aproximé a esconderme completamente bajo mis cobijas- Bien, igual
pasaré- dice, abre la puerta, escucho como coloca una bandeja en el sillón aun
lado de la puerta y como se acerca hacia mi dirección- ¿Se encuentra Tyler? -
pregunta con un tono que destila dulzura.
-Depende- contesto aún bajo las sabanas.
- ¿Depende de qué? - su tono de voz sigue conservando la dulzura, pero la
conozco, sé que su paciencia no es la más grande.
-De cuerpo sí, pero de mente- dejé salir un suspiro- se fue de vacaciones.
-Ven, chiquito- mamá siempre me llamaba así de pequeño, ya que no fue hasta
los trece que crecí, pero talvez eso benefició a mi estatura, puesto que
actualmente mido 1.73, pero a veces me siento realmente pequeño - No hay
nada que le puedas ocultar a mami. - me dice.
Salí de entre las sabanas y me sentí en posición de indio -Hoy- deje salir un poco
de aire- di mi primer beso- dije bajando la mirada de vergüenza.
Sus ojos se abrieron como platos y su boca se abrió sin decir nada - ¿Quién?
¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cómo? - es lo único que logra articular boquiabierta.
-Samanta, hoy en la mañana, afuera y fue único, pero como un cobarde salí
corriendo.
-Hijo, no eres un cobarde, todo esto es nuevo para ti - ella se levanta y busca la
bandeja - Ten- me la ofrece colocándolo sobre mis piernas- Clara te preparó
esto, galletas con chispas de chocolate y té de sangre, tu favorito.
-Gracias mamá- le agradezco tomando una de esas deliciosas galletas- eres la
mejor.
Ella pasó su brazo encima de mis hombros y se recostó sobre uno de estos.
- ¿Quieres hablar sobre Samanta? - preguntó casi en un murmuro.
-No- suspiré- mejor cuéntame una historia- le pedí. Ella se levantó de mi
hombro y me miró con una cálida sonrisa.
- ¿Cómo se conocieron papá y tú?
Ella rio un poco- Te he contado esa historia miles de veces. - Replicó.
- setecientas seis para ser exactos- la corregí- Y yo quiero la versión real.
- ¿Versión real? - preguntó enarcando una ceja.
157
-Sí, la de la parada de autobús- le expliqué- papá me lo dijo.
Ella hizo una expresión de que había comprendido- Esa versión real, ¿Quieres
oír esa?
Yo asentí y ella se recostó en mi cama y yo a su lado.
-Bien, hace mucho tiempo, una mujer y un hombre fueron a una parada de
autobús, esta chica….
-Dijiste mujer- la corregí.
-Es lo mismo Tyler.
-No, no lo es.
-Bien, esta mujer había estado llorando por mucho tiempo, pero el hombre, que
era un maravilloso doctor, limpió sus lágrimas y curó sus heridas, no
necesariamente físicas, sino las que tenía dentro de ella.
-Y terminaron felices por siempre.
-No, lamentablemente ahí no fue, muchas personas no querían que estos dos
fueran felices juntos, hicieron muchas cosas malas por separarlos- volteé a verla
se veía nostálgica, triste, dolida, no lo sé explicar muy bien- Pero, este hombre y
esta mujer se mantuvieron juntos y pudieron enfrentar todo aquello que se le
vino encima, y después pudieron ser felices. Se casaron, tuvieron un hijo muy
inteligente- ella apretó una de mis mejillas y yo hice una mueca de disgusto. -
Después murieron, tuvieron una hija muy bonita, se fueron al mundo de los
vivos y ahora son felices para toda la eternidad.
-Tengo una pregunta sobre la historia.
- ¿Cuál es esa pregunta? - dijo sobando mi cabello.
- ¿Esa mujer tenía una mamá que la apoyó y estuvo con ella?
Ella frunció el ceño, suspiro varias veces con una expresión decaída- Sí, su
madre siempre estuvo ahí para ella y la apoyó en todo.
-Así como tú, me siento un poco mejor, gracias mamá.
-Siempre puedes contar con mami para lo que sea chiquito- dijo volviendo a su
sonrisa, yo me apresuré a decir algo, pero ella me interrumpió- y no, nunca te
dejaré de llamar así- ella me da un beso en la frente y se levanta.
-Mamá- capto su atención- ¿Podrías contármela otra vez?
Ella sonrió y sacudió la cabeza y se volvió a sentar a mi lado.
-En una parada de autobús…
-No- la interrumpí. -Comenzaba con “Hace mucho tiempo”.
-Bien, Tyler, Hace mucho tiempo….

***

La hora de almorzar en la escuela no me gustaba mucho, servían solo comida de


humanos, en mi anterior escuela no servían nada que no tuviese sangre, huesos
triturados u órganos, algunos hasta se movían. Lo único que disfrutaba de esta
hora era la compañía de Bob y sus ocurrencias ¿Cómo era posible que siempre
158
dijera algo incoherente? Eso era divertido, pero hoy mi mirada estaba fija en
aquellos ojos verdes ¿Se habrá molestado conmigo? Qué estupidez digo, obvio
que lo hizo.
-Tyler, el planeta tierra te llama - la voz de mi amigo me saca de mis
pensamientos.
- ¿Qué pasa? - le pregunté.
-Eso mismo te pregunto yo a ti, el día del baile te fuiste temprano y te perdiste
de lo mejor- se señala a sí mismo.
- ¿Lo mejor? –enarqué una ceja.
-Después, decidí invitar a bailar a Marina y ella aceptó- su voz toma un tono
victorioso- hasta que la vinieron a buscar y le pedí una cita y me dijo- su tono
bajó a uno triste y se recostó sobre la palma de su mano- que no me veía de esa
forma, entonces para levantar mis ánimos, saque los pasos prohibidos, baile toda
la noche, después tuve que llamar a mis padres porque se habían olvidado que
no estaba en casa.
-Bueno, al menos tu fin de semana fue el mejor que el mío- rodeo los ojos y
apoyo mi cabeza en mis brazos.
- ¿Qué paso?
-La besé- a Bob no le hizo falta decirle quien él lo sabía perfectamente, su
expresión iba tomando la de un niño con un juguete nuevo, pero lo interrumpí-
no fue como piensas, los nervios me atacaron y salí corriendo.
-Tranquilo, nadie tuvo el primer beso perfecto- suspira- yo recuerdo en mío
como si hubiera sido ayer, fue con Marina- yo uní mis cejas en una expresión de
confusión- Solo diré esto, cuarto grado, clase de educación física y ella cayó
encima de mí.
Antes de que pudiera decir algo a nuestra mesa se sienta Mía, su expresión algo
disgustada y abrumada, ella solo soltó un suspiro-Gabriel Noboa es un tonto- es
lo único que dice.
- ¿Qué haces aquí, tarántula? - pregunta de mala gana Bob
-Solo necesito desahogarme y ustedes son los únicos que no me juzgaran o les
contaran a todos.
-Bien, desahógate- le indico.
-Todos los hombres son unos tontos, claro menos tú- me señala a mí - y tú...-
señala a mi amigo en señal que no recuerda su nombre.
-Roberto- completa él.
-Roberto-repite ella- No confíen en ese gusano de Gabriel, es un mentiroso
manipulador.
-Ni me lo digas-volteé los ojos porque sé a qué se refiere.
-Y menos en Johana, ella es una falsa, aprovechadora. Ella y el gusano son de lo
peor.
- ¿Qué te hicieron? - le pregunté.

159
- ¡Ja! - soltó una risa irónica- ¿Qué no? Primero la… Cabello de fósforo, me
persuadió por años para que fuera una presumida y que todos me odiaran y
ahora me dicen “tarántula” y me pregunto: ¿Por qué diablos me dicen tarántula a
mí? La verdadera tarántula es ella. Luego la señorita cabello de zanahoria…
- ¿No era de fósforo? - la corregí.
-Sí, como sea, ella vio que me gustabas tú, pero me convenció de que tú eras
para mí y que tenía que hacer lo que sea para que me quisieras. Y no me
malinterpretes, Tyler, eres lindo, pero, eres muy raro.
- Prefiero denominarme fuera de lo común.
- ¿Por qué hizo eso? - preguntó Bob con curiosidad.
- ¿Qué sé yo?, talvez tenía algo que ver con el trato, aquel con Gabriel.
- ¿Hiciste un trato con él? - le pregunté.
-Da igual, todos los hombres son iguales, vuelvo y repito menos ustedes dos.
- No deberías decir eso, ¿y tu papá? -repliqué.
-Yo no tengo papá, o bueno, sí tengo, pero no lo conozco y él nunca se ha
preocupado por cambiar eso.
-Lo, lo siento Mía- se disculpa mi amigo tomando su hombro.
-Tranquilo, mi mamá siempre supo la manera de salir adelante e hizo de madre y
padre- su expresión toma una mezcla de alegría y tristeza.
-Mi tía y mi prima se mudaron acá para mejores oportunidades, y mi tío se
quedó en Cuba y ellas, hay veces que no saben nada de él- yo miraba con
cautela como su expresión cambiaba a una triste.
- ¿Eres cubano? - pregunta curiosa Mía.
-Sí, pero vivo acá desde los ocho años.
-Yo tengo raíces mexicanas- eso me tomo por sorpresa, pero se notaba ahora que
la veía, sus ojos grandes y oscuros, su piel un tanto morena y su cabello castaño,
parecía una princesa Azteca moderna.
-Yo soy un octavo burguestonio- ambos compartieron una mirada de confusión-
era una pequeña colonia inglesa que se hundió, por eso mi nombre es Tyler.
-Entonces si no fuera por eso te llamaras ¿Tobías? - bromea ella.
- ¿En serio? ¿Tobías? -refuta Bob.
-Lo siento, fue lo primero que se ocurrió, la imaginación no es lo mío.
-Mírennos, tanto esperar el Baile de Otoño para que a todos nos fuera terrible-
mencioné con ironía.
Bob sacó un papel de su mochila, escribió algo y lo puso en el centro de la mesa,
Bienvenida Mía al grupo de los fracasados, se lee en él, Mía sacó un bolígrafo y
corrigió en color rosa, añadiendo la palabra “Mejores”.
-Así está mejor- dice guardando su bolígrafo.
Yo leí en voz alta lo que estaba escrito en aquel pedazo de papel.
-Bienvenida al Grupo de los Mejores Fracasados.

160
Observar al chico que te gusta hablar con tu archienemiga días después de que
se nos besáramos y él huyera sin razón alguna, no es una buena forma de
empezar la semana, lo único bueno de este día es que el almuerzo son
hamburguesas, le doy un buen mordisco y disfruto su sabor, casi todos dicen que
sabe horrible, pero yo creo que sabe mejor que las de Mc Donnals.
¿De que hablaran?
¿Por qué él sonríe tanto?
Solo olvídalo Sam.
- Samanta- me libera de mis pensamientos mi amiga pasando su mano por mi
cara, dejándome ver sus largas uñas de colores vibrantes que contrastan con su
piel oscura.
-Deja de mirarlo, aunque sea dos segundos te puedes convertir en piedra-
bromea Gabriel acomodando sus lentes.
Y claro que puede
-Gab, es al revés, si él la mira la convierte en piedra.
-Es una metáfora, ¿Acaso no ves cómo se quedó petrificada?
-Solo, quiero olvidarlo- me trato de convencer a mí misma- Solo necesito eso.
161
-Pues solo hazlo- dice con obviedad mi amigo poniéndole salsa a su
hamburguesa.
-No es tan simple, insensible- replica mi amiga golpeándole el hombro.
-Yo lo veo bastante simple, él no tiene nada de especial, más bien es un rarito.
- ¿Por qué tanto a la ofensiva? -pregunta Marina batiendo sus risos hacia atrás.
Ella sabía bien lo que ocurría entre Gabriel y yo, pero yo no tenía cabeza para
centrarme en eso.
-Solo digo la verdad, a veces me pregunto si es autista, siempre con sus
respuestas inteligentes y la mirada perdida.
Tyler no es autista, aunque Gabriel acertó en que siempre habla de cosas
inteligentes y muy pocas veces me ha mirado a los ojos, pero, aun así, si lo
fuera, no lo justifica, ¿O sí?
-Sí, pues hoy parece que tiene los ojos fijos en esa tarántula- defiendo volviendo
mi mirada a ellos.
-Sam código rojo, él le dio un papel- me indica Marina, mis ojos se abren como
platos al igual que mi boca.
-Y ahora ella le escribió algo- señala Gabriel.
Él sonrió, ¿Qué dice ese papel? ¿Qué le escribió ella?
-Saben no quiero seguir presenciando el Titanic en vivo si me necesitan, estaré
arrancando cartas de amor- concluyo y me retiro, pero antes regreso para tomar
mi hamburguesa, esos dos no dañarán mi apetito.

***

Y como dije antes, me encontraba arrancando todo lo referente a ese loco


llamado Tyler Durand, lágrimas rodaban por mi rostro, ¿Cómo pudo jugar
conmigo así? ¿Qué hago llorando en el almacén de objetos perdidos?
Veía cada uno de los dibujos que había hecho de él, las frases cursis que
escribía, su nombre decorado, el maldito plan de los viajes.
Qué estúpida fui al pensar que él me mirara de la misma forma que yo a él, por
defenderlo tantas veces y arriesgarme por él, qué tonta fui al creer lo que me dijo
antes del beso, tenía razón, soy una ingenua. Una ingenua por creer que, hacía
cosas por mí, por olvidar que todo fue un estúpido trato y por pensar que el
oscuro corazón de Tyler Durand podía latir por alguien que no fuera el mismo.
Mis lágrimas cesan al ver la puerta abrirse, una figura alta y conocida entra,
Mía.
- ¿Samanta? -pregunta confundida.
Seco mis lágrimas rápidamente y escondo los papeles mientras me levanto -
¿Qué haces acá? -pregunto tratando de ignorar mi vergonzoso estado.
-Lo mismo pregunto, yo perdí un libro y voy a ver si está aquí- ella pasa a mi
lado y sigue a los contenedores con los objetos
Es raro, no me ha molestado ¿Estará bien?
162
-Dibujas bonito, Samanta- exclama ella,
eso llama mi atención y volteo a verla,
tiene una de las estúpidas hojas que
arranqué y en ella un estúpido dibujo que
hice, al verla suelto un jadeo de sorpresa.
-Tranquila- dice devolviéndome aquella
hoja -No se lo diré- con eso sale, pero antes
regresa a verme- sin ofender, pero se te
corrió un poquito el delineado- me regala
una sonrisa y se retira.
¿Quién es ella y que hizo con Mía?
No tengo tiempo para esto, mejor corro al
baño, no dejaré que los demás vean lo
estúpida que soy por llorar por un chico.

***

¿Alguna vez has sentido como tu cabeza se revuelve?


¿Qué tratas de superar a alguien, pero esa estúpida sonrisa perfecta y ojos azules
que solo te miran con curiosidad ocupan el 98% de tus pensamientos?
Sí, yo igual
Para el colmo mi castigo acabo, ya no tengo con que entretenerme y eso me
vuelve víctima de mis propios pensamientos, nunca pensé extrañar ser cartera.
El camino a la escuela se vuelve largo y para el colmo para llegar a casa debo
pasar frente a la suya.
¿Quisieras dejar de ser inevitable dos segundos Tyler Durand?
Para mi suerte, él no está, solo está afuera, su padre, James Durand es una
persona amigable, con un acento europeo notable, siempre porta un semblante
serio y elegante, pero lo acompaña con una cálida sonrisa, tiene la misma
sonrisa de su hijo, y vuelves a mi mente príncipe.
-Buenas tardes, Sr. Durand- saludo cordialmente.
-Buenas tardes, Samanta- me contesta - pero por favor dime James, Sr. Durand
suena muy formal.
-Claro, James- lo obedezco.
-Sé que no es de mi incumbencia, pero ¿Por qué la cara larga? - siento como se
inclina, es bastante alto, eso le suma más porte, si no fuera por su empática
forma de ser sería bastante intimidante.
163
-No es nada importante- niego o más bien trato de negar.
- Es mi hijo, ¿cierto? - pregunta de forma fría pero aun manteniendo su sonrisa.
Un jadeo sale de mi boca confirmando lo que dijo- ¿Qué paso con Tyler?
Prometo no decirle- dice haciéndose notar su acento de nuevo.
-Sé que no es novedad- digo con una sonrisa triste- pero es bastante extraño-
dejo salir un suspiro.
-Sí, no es novedad. Señorita, si es tan amable, tomaría asiento junto a mí en la
acera- yo reí ante su forma de expresarse y él se sentó en la acera, y rápidamente
me posicioné a su lado.
- ¿Qué pasa con hijo? – me preguntó mirándome, la mirada de James era
acaramelada, apagada, pero aun así transmitía mucho, no como Tyler que no
dejaba ver nada a través de sus ojos.
Yo suspiré- Es complicado, todo esto es complicado, no sé si me comprende.
-Si te comprendo, sé muy bien como es estar atrapado en una mirada, y que
aquella mirada pertenezca a la persona más complicada que exista y que justo
cuando crees que todo está saliendo bien llega y te pasa un maldito camión
encima.
-Sí, justo así me siento. - dije recostándome sobre mis rodillas.
- ¿En verdad? - pregunta arrugando el entrecejo notoriamente- Porque lo del
camión era literal- yo alcé las cejas- Sí, así morí. Si vieras el estado de mis
órganos internos te traumarías de por vida.
-Bien, entonces no lo del camión… Pero todo con Tyler es tan difícil.
-Bueno, críalo por quince años y verás que es más que difícil – vuelve a su
altura y da vuelta hasta la reja, pero voltea a verme - ¿Sabías que el corazón solo
resiste cierta cantidad de morfina? Si se excede de esa cantidad puede causar un
paro cardiaco o llevar a esa persona de donde yo vengo, el más allá.
- ¿Qué me está queriendo decir? - le pregunto sin entender a qué se refiere.
-No sé a qué te refieres tú, yo solo hablo de términos médicos-disimula haciendo
volver su sonrisa.
Yo reí un poco- Dígame, señor Durand… Digo James- insistí volviendo a mi
altura.
- ¿Decirte qué? Te he dicho más que suficiente tratándose de este fulminante
dolor de cabeza que tengo- dice sobándose la cabeza con una mueca cuál un
perrito triste.
¿Qué tan tonta cree que soy?
-A los muertos no les da dolores de cabeza- le informo.
-Oh, qué inteligente eres, descubriste la excusa que acabo de inventar para
ignorar la conversación. - dice rápidamente mientras entra a casa.
-Pero James….
-Adiós, Samanta, espero resuelvas tus problemas con mi hijo.
- ¡James! - grito, pero no quedaba el más mínimo rastro de él.
Cada Durand está más loco que el anterior.
164
***

Me tiro en mi cama de espaldas y dejo salir un suspiro, pensando en el largo


lunes que tuve y apenas son las dos de la tarde, también trato de analizar la frase
de James
¿Sabías que el corazón solo resiste cierta cantidad de morfina? Si se excede de
esa cantidad puede causar un paro cardiaco o llevar a esa persona de donde yo
vengo, el más allá.
Morfina, cantidad, corazón, excedente.
Coloco mis manos en mi cara cansada de no entender, me levanto y voy
rápidamente a la computadora a poner música, tal vez eso me desestrese un
poco, como primera opción me aparecen aquellas canciones de letras tristes que
no comprendí hasta ese día que las comprendía completamente.
Segundos después estaba cantando a todo pulmón, encerrada en mi habitación,
con un peine en la mano, imitando un micrófono.
Todas las cosas que hice para llamarte mío.
Pienso que has vuelto, porque sabemos que lo haría otra vez.
Que bien por ti, te ves feliz y sano, yo no lo estoy, aunque no lo hayas
preguntado.
Cariño, talvez soy muy emocional, pero tu apatía es como sal en una herida.
Eran algunas de las frases tan reales que decían aquellas canciones que puse.
- Like a damn sociopath! - cantaba saltando en mi cama.
Escucho como mi celular suena y me apresuro a alcanzarlo y me lanzo sobre él
–mala idea- este rebotó y cayó al piso.
-Demonios- murmuro mientras lo levanto del suelo y lo reviso.
Procedí a revisar las notificaciones y veo un mensaje de Marina.

¿Seré yo? Pero hoy todo el mundo se ha propuesto a decirme todo en clave.
¿Cuál problema?

165
Tengo una infinidad de problemas, por ejemplo, no sé dividir bien a más de tres
cifras, y no pienso aprender.

Fui al lugar donde me indico Marina, para mi sorpresa ella no estaba allí, en su
lugar estaba…
Tyler.
Estaba sentado en un banco con la mirada al suelo mientras jugaba con sus
dedos, se ve tan inocente como si no fuera culpable de atormentar mis
pensamientos. Él nota mi presencia y coloca una expresión de sorpresa.
- ¿Qué haces aquí? - le pregunto.
-Tengo varias razones, uno: Esto es una zona pública y puedo estar aquí, sí
quiero, dos: Bob me invito, pero aún no ha llegado y tres: Saludar es una de las
principales normas, de educación- eso me hizo apretar mi mandíbula- no es una
razón, pero debes saberlo. - dijo con amabilidad, pero no estaba de humor para
sus cambios de humor.
-Lo siento- menciono con sarcasmo tomando lugar junto a él en la banca, pasan
unos segundos de silencio incómodo y me decido a romperlo - Marina también
me dijo que nos viéramos aquí y tampoco ha llegado.
-Un momento, ¿No crees…?
-Es más que obvio- le menciono volteando mi mirada hacia un arbusto de frente
donde se lograba ver uno cuantos risos negros.
Pasan otros segundos de silencio
- ¿Quieres hablar de lo que paso? - pregunta lentamente y con timidez.
-No-niego- no quiero.
-Qué bueno porque la verdad es que yo tampoco-dice con una risa tímida
regresando su mirada al suelo- La verdad aquel día no quería besarte, ni decirte
esas estupideces cursis que dije, yo creo que la sangre del desayuno estaba en
muy mal estado y me cayó muy mal.
-Sí, te recomendaría no desayunar sangre- bromeo.
¿Cómo hace que ría, aunque me acaba de clavar una estaca en el corazón con
sus palabras?
-La sangre me aporta la Vitamina D que no consumo por la falta de sol, pocas
personas consideran eso.
- ¿Entonces solo fue sangre podrida? - preguntó sin mirarlo.
-Sí, lamento que mi mala alimentación haya puesto incomoda nuestra cálida
relación de amistad.
¿Desde cuándo demonios esto es cálido?
- ¿Qué tal si olvidamos todo lo que pasó y seguimos como si nada? - ofrece.
-Sí, la verdad, eso me haría sentir mejor- confieso.
-Entonces aquí no ha pasado nada- alza su mirada hacia mí.
-Aquí no ha pasado nada- repito.

166
Talvez duela un poco, pero sé que me hará sentir mejor, que volvamos a ser solo
amigos – muy raros amigos- pero como antes.

Aquí no ha pasado nada…


… Hasta ahora.

167
Todos cometemos errores ¿No es así?
Algunos grandes otros pequeños y otros que ni el cielo lo perdonaría. Vivo…
Bueno, no lo hago, paso tratando de no cometerlos por el bien de mi familia, ya
lo cometí una vez y terminé tres metros bajo tierra.

Llegue a casa algo distraído, solo me recosté en un sillón en la sala de lectura y


me tire dejando salir un largo suspiro, ¿Qué he hecho?
No quería hablar con nadie, pero era imposible evitar que Cristina se acercara a
mí, pues ella siempre ha estado ahí para mí.
- ¿Qué pasa cariño? ¿Por qué esa cara? -me pregunta sentándose frente a mí y
colocando su mano en mi pierna.
-Ay Cris- suspiro- Cometí un error y uno muy grave- le confieso apartando mi
mirada de sus ojos grisáceos.

168
- ¿De qué hablas James? -pregunta buscando mi mirada.
-Fue algo que paso esta mañana-Comencé a relatar:
Estaba en mi consultorio con un paciente, necesitaba quitar carnosidad,
entonces le iba a inyectar morfina para que no sintiera dolor, en eso una
enfermera llegó diciendo que el director del hospital quería verme, por suerte
había otra doctora en turno y ella se encargaría del paciente.
Avance hasta la oficina del director, toqué la puerta y él me indico que pasara.
-Buenos días, doctor Bustamante- saludé entrando a la amplia oficina.
-Buenos días, doctor Durán- contestó cordialmente él.
-Es Durand con "d" al final- lo corregí.
-Bueno, doctor Durand, tomé asiento, por favor- me indicó señalando una silla
frente a él y yo le obedecí.
- ¿Para qué me llamó, doctor? -pregunté curiosamente.
- ¿Quiere un trago, doctor? -preguntó ignorando la que yo había hecho antes.
Sacó una botella y dos vasos pequeños y empezó a servir.
-No gracias, ¿No cree que es temprano para beber? - lo rechacé, pero aun así
él puso aquel vaso frente a mí.
-Nunca es temprano ni es tarde, la vida es corta, más vale aprovecharla antes
que se acabe ¿No lo cree James? - como pronuncio mi nombre me pareció
¿Acaso interrumpió mi trabajo para traerme a beber?
Él sabe algo, cree que él controla la situación, me he topado con muchos que
caen en esa equivocación.
- ¿Para qué me mando a llamar? – insistí con tono más firme.
Él tomó el vaso e ingirió todo el líquido de un solo sorbo haciendo que soltara
un quejido por la fuerza de fermentación de este.
-Verá doctor- empezó a hablar tomando unos papeles de su escritorio- he
estado leyendo su currículo y es bastante interesante.
- ¿Así? - pregunté sin saber a qué se refería con aquello.
-Sí, James Ricardo Durand, graduado de secundaria a los 14 años, estudiado
en Harvard y Princeton. ¡Wow! Trabajo de profesor en estas, ha trabajado en
los mejores hospitales de Europa, 6 años entre Londres y Liverpool, 4 en
Madrid. Mi pregunta es ¿Qué hace usted aquí?
-Estoy aquí por mi familia- le respondí con la voz un tanto quebrada.
169
- ¿Solo eso? ¿No le gusto Londres acaso? -insistió con voz retadora.
-Si doctor, pero mi deber es ayudar a mejorar la salud de las personas, no
importa dónde ni cuándo sea, apuesto a que en Londres como aquí existen
personas enfermas que necesitan atención- lo enfrenté con tono frío.
-James, a mí no me interesan sus estudios, yo tengo más de cuarenta años de
experiencia en este ámbito y era imposible que no me diera cuenta.
- ¿De qué me está hablando? - pregunté para alargar la conversación, y así
darme suficiente tiempo.
Recordé la inyectadora y la dosis de Morfina que tenía en mi bolsillo y empiezo
a prepararla en mi parte trasera.
-Por favor- expresó-, Su piel delgada y pálida, su pulso cardiaco, el iris de su
ojo y nunca respira, ¿cree que no me daría cuenta de que está…?
- ¿Estoy qué? - lo interrumpí con frialdad, acercándome más a él sin
abandonar mi tono retador.
-… Muerto- antes de que terminara de decir aquella frase, inyecte la Morfina
en su torrente sanguíneo.
No paso mucho tiempo antes de que cayera rendido en la silla de su escritorio,
mi intención era calmarlo para que cuando despertara pedirle que guardara el
secreto, lo que no estaba en mis planes era que al medir su pulso...
Nada
- ¿No me digas que estás muerto? - Pregunté asustado, alejándome del cuerpo.
Me apresuré a buscar el frasco y la inyectadora negando varias veces, me
percate que coloque más de la cantidad.
Le acabo de causar un paro cardiaco a mi jefe, lo he asesinado.
-No, doctor Bustamante, no se puede ir, no ahora- le suplicaba a su alma por si
aún seguía aquí.
Y ahí es cuando tome medidas drásticas, yéndome del ámbito medicinal al
espiritual.
-Dios, devuelve la vida a tu siervo para conservar mi trabajo, te lo pedimos por
Cristo nuestro señor- Seguido de algunos cánticos eclesiásticos, hasta creer que
soy Jesús - Doctor Bustamante levántate, levántate -Y llegue a un punto que
nunca creí que llegaría.

170
Tomé algunas ramas de las palmas que adornaban el consultorio al igual que
unas velas y las coloqué a su alrededor - Esto va en contra de mis creencias,
pero…- tomé las ramas y las empecé a usar como látigo contra su cuerpo.
-O Gran corte, devuélvele el espíritu a este… ¿Ser de luz? - suspiré y tiré las
ramas- ¡Por todos los muertos! Esto no sirve de nada, -pasé exhausto las manos
por mi rostro y murmuré- tendré que pedirle consejos a Tyler.
La fuerza impuesta anteriormente hizo que el cuerpo callera, y como era un
hombre obeso, al caer hizo un estruendoso sonido. Y después escuché como
dieron pequeños golpes en la puerta.
-Doctor Bustamante… - llama una voz femenina- Doctor Bustamante ¿Se
encuentra? - insistió.
Al no recibir respuesta, abrió lentamente la puerta y ahí es cuando agradecí ser
un fantasma, coloqué unas gafas de sol sobre el cadáver y lo senté en la silla,
me coloque tras él para controlarlo y me volví invisible, como si no estuviera
allí, como si yo no tuviera nada que ver con aquel crimen.
-Buenos días, doctor Bustamante- saludó la enfermera con una expresión
extrañada en su rostro.
-Buenos días, Sonia – respondí imitando lo más posible el timbre de voz del
doctor.
- ¡Vaya! Ha estado tomando - comenta tapando sus fosas nasales, mi
preocupación creció, pues el putrefacto olor del cadáver y el aroma a alcohol
se mezclaban e inundaban el ambiente.
-Nunca es temprano ni es tarde para beber, la vida es corta, más vale
aprovecharla antes que se acabe ¿No lo cree Sonia? - recurrí a su frase antes
dicha.
-Noto su acento extraño- inquirió uniendo su entrecejo- Parece el Ridículo
acento del doctor Durand- ríe en tono burlón.
¿Ridículo?
Solo me queda fingir una risa.
-Hablando del ¿No estaba con usted? - Pregunta curiosa.
Esta mujer está arruinando mi improvisado plan, si esto se sale de mis manos,
me veré obligado a cometer dos homicidios en un día.
-Se fue al baño- mentí fingiendo naturalidad.
-Sí que lo dejó asustado- comentó soltando una gran carcajada.

171
-No lo creo, todos los seres humanos tienen necesidades biológicas, puede ser
causado porque termino la etapa de digestión del desayuno o por causa de la
hidratación, sus riñones expulsen el líquido innecesario.
-O simplemente le dio un buen susto- reafirma con una risilla al final - aquí le
dejo los expedientes- dejó unas carpetas en la mesa y se retiró, y antes regresó
a hablar- Y doctor no siga tomando, a su edad puede causarle un paro
cardiaco.
Después de escuchar el sonido de la puerta, cerrarse, dejé salir un suspiro, más
brinqué del susto, escuchar una voz detrás de mí
-Con que jugando con mi cuerpo.
-Doctor Bustamante- lo nombré- al parecer se llevará mi secreto a la tumba-
bromeé.
-Y usted a la cárcel, porque los forenses lo descubrirán todo- eso me hizo soltar
una risa.
- Ay doctor, hay algo que no tomo en cuenta en mi currículo- me acerco a él
para decirle casi en susurro- En Madrid trabaje en la morgue.
Sorprendido por esto, desaparece.
Tomé el vaso que aún yacía servido en el escritorio, lo observé unos segundos
pensando en la larga mañana que tuve.
-Descansé en paz, doctor Bustamante- tomé de aquel líquido fermentado
haciendo una mueca de rechazo y tosiendo unas cuantas veces- por esto no
consumo alcohol.
Mi esposa seguía perpleja, completamente inmutada, que me causo desespero.
- ¿Y…?
-Y Mataste a tu jefe, accidentalmente- dice lentamente Cristina, obviamente
sigue asimilando mi relato.
-Sí, ¿Qué haré ahora? - digo con cansancio
-Hasta ahora el único consejo que te puedo dar es que despidas a Sonia- dice
neutra.
-Hablo en serio, Cristina- le reclamé mirándola a sus ojos claros.
- ¿Felicidades?, ¿Hubo mucha sangre? - dice soltando su típica risa.
- ¿Es en serio? - casi grité.
- ¿Pues qué más quieres que haga? ¿Lo resucito?
172
- ¡Para ti es un chiste!, solo piénsalo, revorsa
vosto, sokrie zed, sokrie zed, ¡Sokrie zed! -
exclamé con euforia en burguestonio, aquella
lengua casi extinta de no ser por la familia.
- ¡James! - exclamó sacándome de mis
pensamientos que me empezaban a aprisionar.
La miré unos segundos y conté hasta diez en mi
mente para relajarme.
-James, si supiera lo que se siente, pero no lo sé,
más tú ya sabes que sea lo que sea, yo estaré a tu lado.
-Te amo- murmuré, y ella me lanzó un beso.
Pasaron unos segundos, ni incómodos, ni relajantes, unos segundos en los que
divagué en mis pensamientos.
-James- me llamó y volteé a verla- ¿Estamos en riesgo?
-Me encargué de que todo saliera perfecto. Pero en un mundo imperfecto la
perfección no resulta de fiar.

173
¿Estamos en riesgo?

No lo sé, James es muy calculador, si dice que no habrá sospechas será mejor
confiar en él. Pero por si acaso, es mejor mantener cautela y más atención que
antes.

Desde hace dos semanas trabajo en la oficina central de abogados, un edificio


bien cuidado en el centro de la ciudad, mi oficina queda en el cuarto piso y tiene
una gran ventana, me gusta asomarme por allí y ver la hermosa vista que tiene.
El reloj marcaba las 4:00 pm, me encontraba recogiendo mis cosas cuando
Martina, mi asistente, entró con su cabello corto y su vestimenta colorida.
-Dra., tiene una visita- me anuncia.
- ¿Quién es? - le pregunté sin apartar la vista de mi bolso.
-Una mujer, asegura conocerla.
La miro extrañada, ya que no tengo la menor idea de quién podría ser.
-Dígale que pase - le doy la indicación algo asustada de quien podría ser.
Veo como entra a mi oficina una figura femenina baja y delgada que sin duda
conozco.

174
-María Laura- su nombre abandona mis labios y me paralizo ante el huracán de
sentimientos.
-Cris- dice emocionada mi amiga llorando y abalanzándose en un cálido abrazo.
-No me digas que también volviste de la muerte- me pregunta soltando el
abrazo.
- ¿Tu igual? - le pregunto extrañada, pero a la vez alegre.
Creí que era cada quinientos años, pero de ella, no me sorprende, siempre le ha
gustado romper las reglas.
-Tienes que venir a casa conmigo- le pido emocionada- No vas a creer lo grande
que está tu ahijado.
- ¿Mi ahijadito? -pregunta con emoción.
- ¡Sí! - exclamo.
- ¿El mismo del que soy madrina?
- ¡Sí!
- ¿Entonces sigues con la lagartija de alcantarilla con acento de don Quijote? -
me pregunta haciendo puchero.
- ¿Quién?
-El doctorcito - me aclara.
-James, sí, es mi esposo- la corrijo.
-Bueno, podría ser peor- se encogió de hombros
María Laura es mi amiga desde que era niña, ella vino de México, es una mujer
bastante linda, de piel morena, cabello oscuro y lacio, pero al parecer ahora es
corto y con puntas más claras, pero aun así no pierde su estilo. Aún recuerdo su
actitud, siempre rebelde, siguiendo solo sus propias reglas, a cada momento
luciendo hermosa, aunque su actitud poco refinada. Su voz melodiosa, pues
desde muy temprana edad soñó con ser cantante, tengo una amiga fuera de lo
común.

***

Llegamos a casa, y apenas abrí la puerta, mi amiga salió con una de sus típicas
actitudes.
- ¡Llegó la madrina! - exclamó con brazos abiertos y luego soltando un grito de
mariachi.
-Gracias, si no fuera porque estoy muerto, me hubieras roto los tímpanos-
expresa con sarcasmo James saliendo del sillón donde estaba- María Laura "La
loca" Martínez.
-Doctorcito- Dice entusiasmada aquel apodo que ella misma inventó hace ya
varios años.

175
-Cristina, hubiera preferido que trajeras un perro de la calle- él la observa de
pies a cabeza- mil veces lo hubiera preferido.
Ella torció los labios con diversión - ¡Qué ironía! Tú con esa cara de pitbull al
acecho.
- ¿Y cómo se encontraron? -Cambia de tema mi esposo. Con una expresión nada
amistosa.
-Estaba buscando abogados por internet y encontré a la abogada Cristina
Durand. Y pensé “Así se llamaba mi difunta mejor amiga” y luego “¡Es ella!
¡Está aquí! Debo correr a verla"- relató imitando con distintas voces y
expresiones.
- ¿Y para qué demonios un abogado? ¿Acaso te condenaron a cadena perpetua?
No me sorprendería en realidad. - preguntó James cruzando sus brazos sobre su
pecho.
-No, no, no, doctorcito. Lo necesitaba por ese tema de los “Derechos de autor”.
- ¿Derecho de autor? - intervengo ya que me llamó la atención.
-Sí, se me había olvidado contarte, cumplí mi sueño- me comenta emocionada
agarrando mis manos, mi boca se abre al igual que mis ojos- Si ahora soy
“Mónica” cantante famosa, talentosa, hermosa y carismática- le guiñó un ojo a
James quien rodó los ojos.
- ¿Lo lograste? ¡Sabía que lo harías! - le aseguré con emoción.
-Sí, pero ¿famosa? No he oído una sola de tus canciones- le dice James, yo lo
golpeé con disimulo y mi miro a lo cual le lancé una mala mirada.
-Es porque no compuse Primavera de Beethoven.
-La primavera es de Vivaldi, y además hoy en día todo el mundo puede ser
famoso fácilmente.
- ¿Así? Y...-Mi amiga no alcanzó a terminar su frase.

176
-Buenos días- saluda Dianne desde las escaleras algo tímida jugando con su
tobillo.
María Laura comparte una mirada conmigo y sale corriendo a abrazarla, no
tomó en consideración que Dianne es igual de alérgica a los abrazos que su
padre y me lanza una mirada para que la ayude, yo le devuelvo una para
recordarle que tiene que ser amable y suelta un suspiro malhumorada.
-Cris, creí que mi ahijado era varón- dice María al fin soltando el abrazo.
-Es porque ella no es tu ahijada, es matemática básica, tu ahijado tendría quince
años, lo supieras, pero no tuvimos ni una sola visita tuya.
- ¡James basta! ¡Deja de ser tan grosero! -le reclamo.
-No, tranquila Cris, tiene razón, lo que el doctor Einstein no ha considerado es
que yo volví de la muerte antes que él muriera.
Eso dejó a James atónito, la misma cara que pone cuando alguien es más
inteligente que él.
-No lo habías considerado, tal vez no eres tan inteligente de lo que crees- dice
María triunfante.
-Cristina tráeme la morfina- dijo al borde de la paciencia.
-James, los muertos no se matan- le recuerdo lo obvio rodando los ojos.
-Entonces tendré que buscar algo más letal- María solo ríe abiertamente
mientras él lo mira con una expresión asesina. Así se mantuvieron por unos
cuantos segundos, yo exhalé y rodé los ojos.
-Iré a buscar a Tyler y mientras tanto ambos maduren. - les informé retirándome.

***

Subí las escaleras y toqué la puerta de Tyler, lo hice unas cuantas veces más,
pero al no recibir respuesta entré cuidadosamente. Allí estaba sentado en su
escritorio contando los palillos de madera que usaba para construir aviones,
completamente centrado en su labor.
-456,457,458,459….
- ¿Ocupado? -pregunté poniendo mi mano sobre su hombro e inclinándome para
mirarlo.
-Un poco ¿Por qué? - contestó sin despegar la mirada de los palillos.
-Es que quería presentarte a alguien, es alguien muy especial para mí y pensé
que tal vez - me distraje al ver como no prestaba atención- ¿Todo bien, chiquito?
-Perdí la cuenta- informó, movió todos los palos hacia un lado y volvió a iniciar-
1,2,3,4,5……
-Tyler- lo llamé.
-6,7,8,9….
-Tyler, ¿Qué tal si organizamos los palos luego?
177
- ¿Segura? - dijo inclinando la cabeza.
-Sí, ven vamos.
Bajamos y estaban James y María discutiendo y Dianne en el centro.
- Qué bueno que llegaste, mami. Por favor sácame de este martirio- pide la
pequeña.
María volteó y le costó unos segundos asimilar, hasta que una enorme sonrisa se
formó en su rostro, corrió hasta él y lo abrazó con gran fuerza, Tyler colocó la
misma expresión de su hermana. Luego de separarse lo miró detalladamente.
-Tú debes ser Tyler- le dice mi amiga.
-Sí, Tyler Durand a sus servicios- le contesta tímidamente mi hijo.
-Eres igualitico a tu mami, solo te falto lo güerito- dice mientras estrujaba sus
mejillas.
- ¿Y tú?
-María Laura Martínez, tu madrina- Le dedica una sonrisa y él se la devuelve.
- ¿Te gustan los aviones, madrina? - le preguntó.
Ella lo miró con confusión, mientras Tyler con su típica naturalidad.
-Él se refiere a que si te gusta armar réplicas de aviones.
Tyler asintió y le insistió con la mirada.
- ¡Me encanta! - exclamó.
-Eres algo escandalosa, madrina, pero te aceptaré en mi proyecto si cumples los
siguientes requisitos.
- ¿Requisi…?
-Número uno ¿Sabes contar a más de 459?
-Sí, supongo.
-Con eso basta, Número dos ¿Tienes algún tipo de alergia hacia el pegamento de
cualquier tipo?
-Ella está muerta, mi amor- le informé.
-Mucho mejor- dijo Tyler con una tierna sonrisa- Por favor, acompáñame a mi
habitación, alias “taller”.
Y ambos se encaminaron hacia arriba.
***

Luego salimos al patio todos, Mary jugaba con Tyler y Dianne, y parecía otro
niño dentro del juego.
-Aún sigo sin creer que está otra vez acá- le dije a James.
-La vida es un pañuelo. Un ciclo que se repite y absolutamente todo se
devuelve- volteó y me miró a los ojos- ¿Cómo no iba a volver el dúo dinámico?
Él tomó mi mano y depositó un beso en mis nudillos para luego pasar su brazo
sobre mis hombros en un abrazo.
-Todo se regresa- repetí en voz baja.
-Se llama Karma, una clase de justicia por parte del destino.
- ¿Nos llegará tal justicia?
178
-La vida la mayoría de veces es injusta, además, ya estamos muertos, ese es el
precio a pagar ¿no?
-Supongo- suspiré.
-Cristina-me llamó - No te estreses por el futuro. Míranos, somos una familia
que, aunque extremadamente disfuncional, somos felices y unidos, y eso es lo
que importa. Volvimos a la vida porque así tenía que ser, porque la vida es una
aventura impredecible, y a nuestra existencia de muertos le hacía falta un poco
de adrenalina.
-Te amo- le susurré.
-Y yo a ustedes- me respondió dando un beso corto en mis labios.
- ¡Papi ven! - exclamó Dianne con una linda sonrisa.
-Me llama la adrenalina- informó, se levantó y fue hacia donde estaba.
María se levantó y fue hacia mi dirección y se sentó junto a mí, no nos dijimos
nada, ni siquiera nos miramos, pero no era incómodo. Así hasta que ella exhaló.
- ¿Crees que le haya agradado? - sabía que se refería a Tyler.
-Claro, él es tímido, pero verás que con el tiempo se acostumbra, solo no lo
presiones tanto suele huir cuando se siente presionado.
-Es diferente, no es como los demás, es difícil de leer.
-Es… Es ... Especial, pero en el sentido de que es único, de que en el mundo no
existe otro Tyler Durand.
- ¿Y si no le caigo bien? Porque yo soy muy… Explosiva, y él es tan callado e
inteligente, y yo…
-Eres suficiente- dije colocando una mano sobre su hombro- Eres mucho más
que suficiente.
-Espero que no sea como James.
-No, James es un caso serio- mencioné rodando los ojos.
-Igual, aunque lo oculte, yo sé que él me adora.
Eso me sacó una pequeña risa, ya que si es verdad.
-Bienvenida a la familia Durand, madrina.

179
30 de octubre 2019
-Parece que te tengo acorralado, al fin te voy a ganar Tyler- comentaba George
moviendo una ficha del tablero de ajedrez
-No estés tan seguro- muevo una de las mías y tumbó a su Reina- Jaque Mate.
- ¡Hey! Ya es la quinta vez que me ganas- protesta, a mi amigo no le gusta
perder.
-Al parecer los gusanos te están pudriendo el cerebro
-No te burles que algún día estarás igual.
-Sí, pero yo…
En eso un estruendoso aire entra poniéndome los pelos de punta, George y yo
nos levantamos del suelo y observamos una extraña sombra en una de las
paredes del callejón donde estábamos, yo incliné mi cabeza para observar mejor,
cuando de repente la sombra se convierte en un fuego verdoso, imposible
explicarles el terror que causaba.
-Ve a ver tú- le pido a George empujándolo unos cuantos centímetros que él
retrocede en un santiamén.
- ¿Y yo por qué? - protesta

180
-Porque tienes seiscientos años, eres mayor- le expliqué con una sonrisa
inocente.
-quinientos noventa y siete- me corrige con una mala mirada- e iremos los dos
juntos.
Ambos avanzamos hasta aquella sombra y vimos una figura femenina, una joven
aproximadamente de mi edad, piel pintada y largo cabello castaño y ondulado,
su ropa era como la de una gitana llena de cadenas doradas y sus ojos eran tan
verdes que te podías perder fácilmente en ellos, y no estaba exagerando, me
miró y una sonrisa torcida se formó en su rostro perfilado.
-Tyler- articuló lentamente mi nombre.
- ¿Cómo sabes mi nombre? -Le pregunto dando unos cuantos pasos atrás, quería
buscar la mirada de George, pero no podía despegarme de sus ojos.
-Sé todo sobre ti, hasta más de lo que tú mismo conoces, eres mucho más
atractivo en persona y sin mencionar que bien huele la sangre fresca- dijo antes
de poner uno de sus dedos sobre mis mejillas, sus uñas eran tan largas, que se
asemejaban a unas garras, tan largas que dejaron un pequeño rasguño sobre mis
débiles mejillas.
-Tyler, corre- me advirtió George susurrando a mi oído, no dude dos veces y
corrí lo más rápido que pude, pero ella me tomo con un rayo verde y me tiró al
suelo, traté de defenderme, pero solo logré tirarla al suelo y al momento se
volvió a levantar, Dios, esa chica era tan poderosa; mi rodilla me dolía y no me
podía poner de pie. Para mi suerte llegó George y la atrapó con unas pesadas
cadenas -Dios sabe de dónde las sacó-.
-Suéltame- ordenó la chica tratando de soltarse de aquellas cadenas.
- ¿Qué quieres de nosotros? - le preguntaba mi amigo apretando su agarre,
mientras yo intentaba curar mi rodilla.
-De ti no quiero nada- viró su mirada hacia mi
dirección, pero preferí apartar la mía, aquellos
electrizantes ojos verdes eran tan hipnóticos que era
demasiado complicado dejar de verlos, pero ella mi
miraba fijamente a mí, con ansias, con un
inexplicable deseo- lo que quiero viene de él.
En ese momento volvió a usar sus poderes
estampando a George contra la pared, y
acercándose a mí lentamente, trate de correr, pero
no podía, mis piernas no respondían, al sentirme
acorralado mi respiración se cortaba y lágrimas
escapaban por mis ojos. Ella se acercó y me tomó
de la barbilla con mis manos, traté de soltarme,
pero me sujetaba aún más haciéndome soltar un
quejido de dolor, se acercó más hasta estampar sus
labios sobre los míos, Sí, como oyen, y por favor no
181
lo vuelvan a leer, me avergüenza y me da un poco de asco. Me separé
rápidamente, sentí como algo se escapará de mí, toqué mis labios y corrí hasta
salir del callejón.
- ¡George! -grité llamando a mi amigo sin verlo.
-Fantasmeando por aquí- Dice George detrás de mí haciéndome brincar de un
susto y le doy una mala mirada.
-Nos vemos dentro de dos años, Tyler- decía aquella chica… No, eso no era una
chica, eso de ahí era una bruja.
- ¿Quién eres? - le pregunté tratando de ocultar el shock.
-Teodora
Tal vez por esa razón me costaba hacer contacto visual con la gente, Samanta ha
sido un gran ejemplo de eso, ya que sus ojos son del mismo color, y con ella
tuve mi primer beso real y creí que la historia -que la condonante, terrorífica,
peculiar historia- se repetiría.

182
¿Qué día es hoy?
Respuesta de una persona común: viernes
Respuesta de una persona fuera de lo común como yo: El día de mi fin, o
simplemente el día que me roben otro besito.

El punto es: Hoy es 31 de octubre de 2021, Sí, la bruja no apareció ayer como
prometió, vendrá hoy, justo en el día menos inoportuno, porque tengo escuela,
además de un plan.

Bajé las escaleras hasta llegar a la cocina, encontré a mamá, Dina y mi madrina
sentadas en la mesa les di un saludo amable y me senté, Clara puso un plato
frente a mí indicándose que me sirviera, el desayuno era tostadas con
mermelada, algo simple pero delicioso. El reloj marcaba las seis y cuarenta, eso
significaba una sola cosa, un evento que se repite todos los días a la misma hora.
Mi padre bajando y haciendo la misma pregunta tonta.
Cristina, ¿Has visto mi estetoscopio?
-Cristina ¿Has visto mi estetoscopi...…- pregunta papá bajando las escaleras
¿Ven? Es gracioso, un dato innecesario, pero gracioso. Solo que esta vez no
alcanzó a terminar su frase.
-Buenos días doctorcito- saludó entusiasmada mi madrina.
- ¿Qué hace ella aquí? - pregunta papá notando el desprecio en su rostro.
183
-Vivo a dos casas de aquí, ahora podré pasar más tiempo con ustedes. - dijo con
alegría.
-Como te odio karma- papá rueda los ojos y dirige su mirada hacia mamá -Cris,
¿sabes dónde está mi…?
-En tu maletín- contesta mamá sin que haga falta terminar. Mi padre tomó su
maletín y sacó el instrumento, lo volvió a meter mientras sonreía con inocencia.
-Bueno, me voy, adiós, mi amor- se despide de un beso- Y ustedes dos no se
metan en muchos problemas- sabe que se refería a Dina y a mí, a ella le da un
beso en la frente y a mí me desordena el cabello- Ah, y a ti te quiero fuera de mi
casa, Frida.
-No prometo nada, Don quijote- le contesta burlona mi madrina y papá le lanza
una mala mirada.
Es gracioso ver a mi padre y mi madrina peleando como dos niños, me recuerda
a mi mejor amiga y a mí peleando por ver quién es más listo, entonces es
necesario tener a una persona que te saque regularmente de tus casillas, pero
también una sonrisa, una relación así de odio-amor.
En eso entra a la cocina Eugenio con su porte alto y serio, varias veces lo
comparaba con Largo de Los locos Adam, tal vez tenemos cierta similitud.
-El auto está listo para llevarlos a la escuela- avisa, yo le doy una gran mordida a
mi tostada hasta tragarla toda, provocando que mis mejillas se ensanchen, tomo
mi mochila y la colocó por encima de mis hombros, Dina y yo nos despedimos,
yo con cierta dificultad en el habla porque tengo la boca llena.

***

El camino a la escuela me pareció diferente, las decoraciones peculiares que


adornaban las casas iban por doquier, desde unas peculiares calabazas con
rostros tallados hasta calaveras, esqueletos, telarañas y ropas viejas, me
recordaba mucho a mi hogar.
Tal vez los vivos trataban de imitar al más allá.
Cuando llegue a la escuela, la misma historia, ¿Por qué los vivos han adoptado
la cultura de los muertos? Según lo que he oído, ellos nos odian: Por los pasillos
se repetía una combinación de colores negro y naranja, talvez no estaban
informados que usamos los mismos colores de ellos. Bob corrió a encontrarme
con una sonrisa haciendo abultar sus mejillas y tras él, unos ojos verdes que no
son los que esperaba, pero eso es lo que me da calma. Samanta seguía portando
sus cabellos azules, pero esta vez traía dos trenzas dejando más al descubierto su
rostro, su sonrisa es tímida y aparta la mirada rápidamente, y sin notarlo yo hago
lo mismo.
-Hola- es lo único que logra articular mis labios y ella solo saluda con la mano.

184
- Ustedes si saben cómo poner pesado el ambiente- interviene Bob sacudiendo la
cabeza.
- ¿Te has visto en un espejo? -rueda los ojos Samanta.
-Oh, vaya, volvió la odiosa- informó y Samanta hizo una mueca – Creí que te
caía bien, Samy.
-Primero que nada, no me llames Samy. Y segundo, a mí nadie…
-Tengo una duda- interrumpí cambio el tema- ¿Por qué todo luce como en el
Más allá?
Ellos comparten una mirada y sueltan una carcajada, alzo una ceja sin saber si se
burlan de mí.
-Es Halloween- me contesta Samanta, pero la verdad su respuesta me genera
más preguntas.
- ¿Hawollen? - trato de repetir la palabra que había dicho.
-Halloween- corrige riendo- Cada 31 de octubre se celebra, es una festividad en
la que se conmemora a nuestros muertos, se decora con cosas terroríficas y la
gente se disfraza.
¿Una celebración para venerarnos?
-La mejor parte es disfrazarte y pedir dulces- comenta emocionado mi amigo.
- ¿Cuántos años tienes? -Bromea la castaña golpeando su hombro- Como te
decía príncipe, eso es Halloween, también hay personas que le tiene miedo
porque creen que salen los muertos. La verdad no creo que eso suceda.
-Pues deberías, desde el 31 de octubre hasta 1 de noviembre hay Entrada Libre.
- ¿Qué es eso? ¿Es como Coco cierto? -pregunta Bob deteniendo el paso
bruscamente, sus músculos tensándose y sus labios tiritando del susto.
-La Entrada Libre, creí que los mortales lo sabían, desde las 12:00 pm hasta las
4:00 am, se abre un portal que conecta a ambos mundos. Pero tranquilícense los
muertos no pueden hacerle nada a los vivos.
Aunque no me siento muy a salvo de una en específico
-Wow, eso en verdad me tranquiliza- la voz de mi amigo derrocha sarcasmo. -
¿Estás hablando que hay fantasmas entrando a mi casa en la madrugada?
-Básicamente- afirmo.
Antes de que pudiera decir algo, el timbre suena.
-Biología- aviso mi mirada viaja hasta Samanta- la siguiente es historia- ella
enrolla una de sus trenzas en su dedo índice, mientras sus mejillas se pintan de
rojo.

***

Les había comentado antes que tenía un plan, pues con plan me refería a la
abreviación de Planificación de una salida-de amigos- con Mía, Dina y talvez

185
uno que otro "Imprevisto". Sí que necesitaba una abreviación, pero bueno, le
debía una salida a Mía después de mucho tiempo.
Fuimos a una pizzería llamada "Teo's", Mía ha vivido toda su vida aquí y dijo
que es uno de los mejores lugares de la ciudad y la deje pedir a ella, nunca he
comido pizza.
- ¿Tyler Durand de qué mundo extraño vienes? - me pregunta Mía.
Su pregunta me dejo perplejo ¿A qué se refería?
- ¿Qué? -pregunto pidiendo una explicación, aun así, siento mis mejillas
calentarse.
- ¿Qué diablos haces comiendo pizza con cuchillo y tenedor? - pregunta entre
risas señalando los cubiertos en mis manos.
-Se llaman normas en la mesa- le explico alzando los cubiertos.
-Pero esto es pizza, no langosta- dice en tono obvio.
Ruedo los ojos y dejo aquellos utensilios a un lado.
- ¿Cómo se come la pizza Mía? - Pregunta Dina, su boca chorreada porque se
comió primero el helado y se le congeló la cabeza.
-Solo la tomas así- tomo aquel trozo triangular por la parte del pan- y te lo
comes- y le dio un mordisco- así de simple.
Repetí aquel proceso y al saborear la masa mezclada con el queso, la salsa y
demás ingredientes, una sonrisa de satisfacción se impregnó en mi rostro.
- ¿Qué tal tu primer acto de “vulgaridad”? – bromeó y ambos reímos – No, hace
bien a la salud olvidarse de los modales de vez en cuando, aunque sea para
comer una pizza sin parecer un anormal. - Comentó y volvimos a reír.
-Eres bastante agradable, Mía.
Mía estaba a punto de decir algo cuando alguien nos interrumpió, Samanta que
seguía llevando sus trenzas y ahora vestía una camiseta blanca con una chaqueta
roja encima, pantalones de jean, sus manos tensas apretaban la cadena de su
bolso rojo que estaba cruzado sobre su cuello hacia el lado izquierdo, su verde
mirada viajo de un lado al otro al vernos, era muy fácil de leer, algo no le
agradaba.
-Hola Tyler, creí que me habías invitado- insinuaba mirando directamente a Mía
que jugaba inquieta con sus dedos.
-Y no te equivocaste, las invité a ambas- informé con una sonrisa victoriosa, de
ahí es donde viene la parte Talvez uno que otro "Imprevisto"
Ambas cruzaron la mirada arrugando el entrecejo
- ¿De qué hablas? - pregunta la chica colocando sus trenzas atrás de sus
hombros.
-Ambas son mis amigas, y no quería que se pelearan y las traje porque se debían
una disculpa- a lo último le agregue una sonrisita amigable.
Lo que no esperaba es que las dos se pusieran a discutir eufóricamente -otra
vez-. Todo el mundo en el restaurante volteó a verlas, mientras resultaban
incomprensibles cada uno de sus insultos, ya que hablaban al mismo tiempo.
186
- ¡Ya cálmense! - exclamó Dina, logrando que las dos pusieran toda su atención
en ella- por lo que entendí la disculpa es mutua.
Mía suspiró y bajó la mirada-Samanta, perdón por burlarme de ti, no lo volveré
a hacer.
Le hice una seña a Samanta indicándole que era su turno.
-Perdóname Mía por ser tan grosera contigo, es que me molesta que a veces eres
igual a una tarántula asesina conmigo- Le hago una seña negando, ella exhaló
ruidosamente- Perdón, por lo de la tarántula, a veces soy muy sincera
-Dense la mano- les ordeno.
Ambas lo hacen de mala gana, parecían dos niñas pequeñas pidiéndose
disculpas.
-Bien, ahora somos todos amigos- comenté con gozo.
-Confórmate con que no la mate- rodó los ojos Samanta.
Miré a Mía que solo se encogió de hombros.
- ¡Oh! - exclamó momento después con la mirada sobre su celular- Es mi mamá,
debo ir a casa, ya saben tradiciones del día de los muertos, adiós Tyler, adiós
Sam, un gusto conocerte Dianne.
Con eso se retiró y Samanta toma su lugar frente a mí.
-Creo que te debo un "Gracias"- confiesa.
- ¿Por qué? - le pregunto arrugando el entrecejo.
-Nunca me hubiera atrevido a pedirle disculpas a Mía, tal vez en ocasiones he
sido grosera con ella, y claro ella también, y esto lleva años, sin ti hubiera
seguido por más. - le regalo una sonrisa y vuelvo a tomar mi pizza- Y gracias
por siempre ser sincero conmigo, no viene al tema, pero eres así, no tienes
filtros, hay muy pocas personas así.
Me atraganté un poco, un nudo se formó en mi estómago, justo llevo muchos
días pensando en que no he sido del todo sincero, ella no sabe que tal vez soy un
acosador raro que provocó aquel sueño y que su padre me odia por ello.
-Samanta- llamo su atención- tengo algo que decirte- dije con nervios bajando la
mirada, ella me indicó que prosiguiera- Yo…
Mi discurso es interrumpido porque literalmente vi como la tierra se abrió por la
mitad, tragándose a Dina. Lo único que escuché fue su voz gritando mi nombre
y yo tratando de atraparla en un fallido intento.
Abrí los ojos, como si hubiera soñado despierto, miro hacia un lado y la silla
estaba vacía.
- ¡Dianne! - grité alterado
- ¿Dónde está? - pregunta eufórica Samanta revisando apresurada por todos
lados.
-Ella la tiene.
Sabía que esto pasaría, es mi culpa, yo la expuse.
Teodora no sabe con quién se metió. Este Hawollen se convertirá en una noche
de casería de Brujas.
187
Tengo un plan, ¿Sensato? No, ¿Elaborado? Tampoco, ¿Lógico? Menos, pero es
un plan, ¿no?

Como sea, eran las nueve de la noche, estaba en mi cuarto revisando a Karen
página por página y Samanta sentada en mi cama sobando la panza de Max,
pero siento sus ojos sobre mí, mis padres creen que estoy con Dina recogiendo
dulces como vieja tradición de Hawollen, puse un escudo invisible alrededor de
mi habitación que les evita sentir nuestra presencia.
Revisaba cada hechizo y método, uno por uno, si tan solo hubiera una forma
sencilla de hacerla, algo que no sea extremadamente peligroso y arriesgado.
- ¿Has encontrado algo? - pregunta Samanta rompiendo el silencio.
- ¿Y te vas a quedar sin hacer nada? - pregunta Samanta levantándose de la
cama.
-Claro que no, tenemos que ir al Más allá.
- ¡¿Qué?!- grita Samanta, yo me apresuro a colocar mi mano para tapar su boca,
se supone que nadie sabe que estamos acá.
-Tenemos que esperar hasta las doce- aseguré quitando lentamente mi mano.
- ¿Qué? - Repite, pero esta vez en un susurro.
-Puede… No, será peligroso.
-No quiero ser repetitiva, pero… ¿Qué? - me limito a darle una sonrisa.
188
-Y perdóname por hablar en plural- me disculpé al rectificar que había dicho.
- ¿Por qué? - preguntó confundida.
-Porque tú no vendrás- le expliqué y volteé para seguir revisando a Karen. Pero
ella me tomó de los hombros y drásticamente me volteó hacia ella.
-Claro que iré contigo, patas de jirafas.
-Samanta, ¿Acaso no comprendes lo peligroso que es esto? No me podría
permitir exponerte a tanto, yo…- suspiré- Si a ti o a Dianne les pasa algo, no me
lo perdonaría.
-Yo igual, Tyler no puedo dejar que vayas solo, la preocupación me removería
la noche entera ¡La tierra se abrió!, no estamos hablando de cualquier tontería,
se trata de que tú y tu hermana estarán en un peligro mortal- Ella me miró a los
ojos con una sonrisa y una mirada tierna insistente. - ¿Puedo ir?
-No
- ¡Demonios, Tyler! - protestó.
-Ni siquiera conoces el más allá.
-No, pero… ¿Pero acaso ya sabes al menos dónde está? - se quejó.
-Sí, sin dudas está donde yo pienso.
Es evidente que la tiene la bruja, y haremos exactamente lo que ella quiere, así
la engañaremos, traeremos a Dina sana y salva y listo.

Ven porque digo que mi plan no es sensato, elaborado o lógico.

***

El reloj marcaba las 12:00, me encontraba en medio del parque con Samanta, no
sé cómo, pero se las arregló para que accediera, es bastante molesta cuando se lo
propone.
Ahora, aparte de buscar a mi hermana, debo cuidarla, y apenas crucemos ese
puente no habrá vuelta atrás.
- ¿Lista? - le pregunto tomando su mano. Más por mí que por ella.
Ella traga saliva y me mira- La palabra lista tiene muchos significados- dijo, sus
nervios se notaban a flor de piel.
-Confía en mí, y no te separes, ¿ok? - ella asiente.
Abro el portal que conecta ambos mundos, entro con cuidado y de pronto-
¡Samanta, un muerto me está comiendo! - ella suelta un grito estruendoso del
susto, su cara de horror me causo increíble gracia que no puede evitar reír a
carcajadas - era una broma- le expliqué. Ella me lanza un golpe y me quejo por
lo delgados y nerviosos que son mis brazos- Nada malo pasara, te lo prometo-
tomo su mano y la ayudo a entrar, apenas pone ambos pies dentro, el portal se
cierra, provocando un jadeo de sorpresa por su parte.
189
Entramos a un lugar completamente blanco y brillante llamado "La luz",
seguimos caminando hasta encontrar una minimalista y rectangular entrada
negra. Aquí es donde se entra a la verdadera mortandad, Pasamos por un gran
río, llamado "El valle de lágrimas", en él corren todas las lágrimas derramadas
por los familiares a sus muertos, acompañado de grandes estalactitas y
estalagmitas, le contaba a Samanta sobre eso cuando soltó un torrencial grito,
volteé a verla cuando la encuentro aterrada viendo a otra dama vestida de ropas
rasgadas y negras con un velo del mismo color.
-Buenas noches, señora "Llorona"- saludo cordialmente a la dama - ¿Va a buscar
a sus hijos?
La dama asiente soltando un alto chillido que por la cercanía se oía lejano.
-Creo que están por el cementerio sur- le indico. Aquella mujer se destapa su
velo dejando ver su vieja calavera, gusanos negros se asomaban por sus fosas
nasales y ojos, manchas de sangre seca sobre sus labios y una oscura silueta
distante de una hermosa joven preocupada y sollozando se distinguía sobre esta,
regalándome una sonrisa la cual yo le devolví.
Samanta paralizada con las piernas temblorosa se desplomó sobre mí, apenas la
mujer se fue.
- ¿Estás bien? - le pregunto quitando algunos cabellos de su cara, su rostro más
pálido que un papel y sus labios blancos y secos.
-E-era… Ella-pronuncia con dificultad.
- ¿Qué? - pregunto confundido.
-Ella se llevó a Dianne, ella roba niños- me dice temblando y balbuceando.
-No, fue alguien peor.

190
Ir donde habitan los muertos a rescatar a una niña muerta que se la trago la tierra
y de paso encontrarte con la llorona es el plan de Halloween que normalmente
ocurre en las películas de terror, pero esto es la vida real.

Después de calmarme -un poco-, Tyler siguió con su camino, llegamos a una
ciudad colorida, pero a la vez sombría porque no tenía cielo, parecía un lugar
como el de las películas antiguas por su arquitectura y la vestimenta de las
personas, Tyler me explico que todo se dividía por las épocas en las que
fallecieron, después me llevo a una tienda de ropa, dijo que debíamos despistar a
un tal "Guardián de la muerte", si usábamos vestimenta moderna a él le llamaría
la atención, mientras si usamos ropa antigua creería que somos residentes
antiguos.
Yo escogí un vestido azul pastel y zapatos negros al estilo de los años treinta,
solté mi cabello e hice una media cola en la parte trasera.
- ¿Cómo me veo? - pregunté a Tyler que vestía unos pantalones beige y una
camisa blanca con tirantes, se ve tan lindo.
-Como si hubieras salido de una película de Chaplin- me dice mirándome de
pies a cabeza con su preciosa sonrisa.
191
- Bien, sigamos, si lo que dijiste esta mañana es cierto tenemos menos de tres
horas.
-Exacto, de lo contrario nos quedaremos encerrados aquí.
Caminamos por una larga calle llena de veredas, con nombres algo peculiares.
La vereda del suicidio
La vereda del homicidio
La vereda del accidente.
La vereda de la enfermedad
A decir verdad, la arquitectura era muy hermosa, todo era muy colorido, todo el
mundo imaginario que sería un lugar sombrío y escalofriante, aunque si da algo
de miedo todo luce muy alegre.
Y aquí es donde me arrepiento de lo anterior dicho, me aleje unos segundos
porque me llamó la atención un restaurante con temática de pirata, en tan solo
un santiamén sentí como una mano me jalaba y me tapaba la boca, todo fue tan
rápido que no alcance a defenderme o avisarle a Tyler.

***

Abrí los ojos y me encontraba en un lugar desconocido, mesas de madera y todo


como de ¡Pirata! ¿Acaso estaba dentro del restaurante?, trate de moverme, pero
estaba atada a un mastín, luchaba por escaparme cuando una voz me asusto.
-No lo intentes, linda, solo hay una forma de salir de aquí- miré y me encontré
con el dueño de esa voz masculina.
Un chico alto de cabellos rubios que caían a ambos lados de su cara, ojos claros,
piel broceada y para qué negarlo, bastante bien parecido, vestido con viejas
ropas iguales a Las de los viejos marineros y con un arma filosa curva como la
de Los Piratas del Caribe en su mano, su hombro izquierdo tenía una mordida
que dejaba al descubierto su hueso. Eso era bastante traumático, tal vez no
pueda borrar esa espantosa imagen de mi mente.
- ¿Quién eres? ¿Dónde estoy? ¿Qué quieres?
- Muchas preguntas- bufó- te lo vuelvo a repetir- se deslizó por el suelo hasta
quedar sentado frente a mí- Solo hay una forma de salir de aquí.
Se levantó y se colocó extremadamente cerca de mí, tanto que sentía su
asqueroso olor a cadáver y ¿pescado? No interesa, realmente era asqueroso.
- ¿Cuál es esa forma? - pregunté con la voz más firme que conseguí- y no fue
demasiado-.
-Cantando una canción- dice mientras que enrolla su sable en un mechón de mi
cabello.
- ¿Qué? -solté arrugando el entrecejo.

192
-Es sencillo, solo así te dejaré salir. -dijo con una carismática sonrisa, pero aun
así me aterra y ¡Por Dios! Qué repugnante era el olor.
- ¿Por qué quieres que cante una canción?
-No tengo que darte explicaciones- bajó la mirada y puso su arma en mi cuello.
Su expresión distraída, pero seguía manteniendo su sonrisa, esa condenada arma
estaba demasiado cerca, un movimiento en falso y me mataba.
Tragué grueso- ¿Y si no lo hago me cortarás la cabeza con eso? -esta vez no
pude ocultar mi terror.
-Saca tu misma tus conclusiones, mortal- subió su mirada de nuevo a mi rostro
que mostraba una clara expresión de horror. Él soltó una gran carcajada- Te ves
muy tierna, asustada. Acepta, si es que valoras tu miserable vida.
No quiere hablar de su rara propuesta.
Solo quiere que cante.
Bueno, es mejor desafinar frente a un cadáver putrefacto que morir.
-Bien- accedí tragando grueso- ¿Qué canción canto?
Quitó de inmediato el arma y su sonrisa aumentó.
-Jul- le hizo una seña a un joven que estaba sentado en una de las sillas del
desolado restaurante y este corrió a darle un papel- Canta esto, linda- me soltó
de las ataduras y me entregó el papel, lo observo y lo primero que observo es el
título.
Fuera de lo común
-Yo no me sé esta canción- le confieso.
-Querida, que estemos muertos no significa que no estemos actualizados, sí
tenemos karaoke- dice en tono obvio- música, maestro- ordena dando un
aplauso.
En eso una banda de músicos empieza a tocar una melodía, creo que no tenemos
el mismo significado de karaoke.
Relamo mis labios y leo la canción- ¿Seguro? - vuelvo a preguntar, él me vuelve
a mostrar su sable y tomo una respiración profunda e interprete aquel tema.
Mientras lo hacía analizaba la letra, era extraña, pero a la vez tenía un mensaje
bastante profundo.
Sal de ese ordinario caparazón
Olvídate de los modales
En cualquier momento se paraliza tu corazón
Y no sabes lo que es sentir que se sale
Y había una frase que parecí dirigida específicamente a los Durand y a este
extraño mundo de muertos.
No tengas miedo de lo que se encuentra abajo
Llegar allí no cuesta trabajo
Ellos son los que tu respiración paraliza
Ten cuidado si te muestran su sonrisa
Ellos te matarán, pero de la risa.
193
También, tal vez me costó un poco cantar, tengo pánico escénico, pocas veces
he cantado y solo había sido para… Mi padre.
-Jul ¿Has escuchado eso? - pregunta el pirata, su compañero solo asiente con
una sonrisa- ¡Hemos encontrado una sirena! -exclama con júbilo.
-No, yo no soy una…- pero antes de terminar soy interrumpida.
- ¿Nos vas a preparar un estofado de viva? - pregunta un hombre sentado al
fondo del restaurante, mi mandíbula se tensa al oír eso.
¡Me van a comer!
¿A la plancha? ¿Al ajillo? ¿Asada?
¡Qué importa! Seré la cena de un montón de muertos que huelen súper mega
requeté asqueroso.
-No, no, no, ella es mi rehén ahora- declara, voltea su mirada hacia mí y toma mi
mandíbula- y es muy bonita para hacerla estofado- ríe mostrándome sus
amarillentos dientes, de repente las ataduras mágicamente vuelven a mí.
- ¡Suéltame! - le ordeno a gritos mientras trato en vano de soltarme, pero él solo
se ríe de mi petición.
-Ya te dijo que la soltaras- impone una voz conocida, bastante conocida.
Tyler estaba tras él apuntándolo con otro sable en su mano y una expresión de
pocos amigos. En ese momento sentí que podía volver a respirar, pero sentí el
aroma del lugar y me limite a no volver a hacerlo.
Mi príncipe, vino a mi rescate, con su espada, apuntando al villano. Tal vez me
sonroje un poco.
- ¿A caso te lo tengo que repetir, George? - el pirata... O bueno George, suelta
un suspiro de cansancio, me quita las manos de encima.
- ¿Por qué nunca me dejas conservar a mis rehenes, Tyler? - se queja tomando el
sable de Tyler y lanzando ambos a un barril.
-Porque asustas a la gente, querido amigo- y allí es cuando viene lo inesperado,
George se le lanza en un abrazo que Tyler no se molesta en deshacer.
Espera ¿Son amigos? ¿En qué historia un príncipe y un pirata son amigos?
Samanta, él no es un príncipe, es un hechicero con un carácter oscuro y una
familia de muertos.
Bien, bien, tal vez si tiene algo de sentido.
-¿A caso harás un estofado de vivo George?- pregunta una voz femenina con un
notorio acento francés.
Una joven pálida, de cabello negro, lacio y corto, de ojos marrones, aunque uno
de ellos se ve blanco por un gran rasguño que lo sobrepasa, sus ropas son
oscuras y muy lindas – en serio envidio su estilo-, de su mano colgaba un arma
punzante y en su cuello poseía una gargantilla negra, pero con más detalle se
podía observar unas cuantas punzadas en la piel debajo de esta.
Volveré con terribles pesadillas y grandes estragos.

194
-Cami- dice enérgico George, - No, no lo logre, Don Amargura no me dejó -
finge puchero. Él bajó su mirada hacia su mano derecha donde tenía el arma-
Veo que cargas de nuevo tu espadita.
-Es un florete, inculto- lo corrige la pelinegra con una mala cara haciéndose
notar su acento francés.
-Es lo mismo, Cami, florete, espada y ¿Cuál era el otro? -le insiste el pirata.
-Es completamente obsoleto tu pensamiento, en la esgrima existen tres armas
distintas, florete, espada y sable, su contextura y forma es distinta, igual que las
partes donde te puedo herir o degollarte.
- ¡Ouch! Deja de ser tan salvaje Camille- finge sonar herido Tyler.
- ¡Escombro sin cerebro! - Exclama con alegría ella al verlo.
- ¡Cadaver sin sentimientos! - le contesta él.
-Creí que durarías más con los vivos, pero no cualquiera soporta esos monstros,
Je ne pouvais pas, j'ai littéralement perdu la tête.
-C'était pas si mal, tu me prêtes ton fleuret pour libérer mon partenaire, por
favor.
Ellos clavaron su mirada en mí, me van a matar, Tyler me va a matar, estaré
muerta.
-Oui, pero lo hare yo misma- ella se acerca a mí y pone su arma a mi frente, por
instinto cierro los ojos, ¿Acaso le pidió en francés que me matara?, Sí lo hiso. Y
un instante después tengo una sensación de liberación, ella había cortado las
cuerdas que me ataban.
-No tienes por qué asustarte, aquí hacemos daño, princesse.
-Samanta, ellos son mis amigos- me indica Tyler- ella es Camille- señala a la
chica- el que te secuestró es George- señala al pirata- y el de allá es Julián-
señala a un chico moreno sentado en una de las mesas- y falta alguien…
Antes de que pudiera decir algo un ser extraño cae del techo y se lanza sobre él,
después de verla con detalle era una chica, pero no cualquier chica, esta era
bastante extraña, su cabello era gris y tenía grandes cuernos negros y alas de
murciélago gigantes del mismo color.
-Tyler, volviste- decía aquel ser sin soltar el abrazo- no sabes cuánto te extrañé.
-No fue mucho tiempo, Esmy- Tyler estaba luchando por liberarse, pero sus
inmensas alas no lo dejaban.
-Pues para mí fue mucho.
-Ya suéltala- protesto George tomándola y quitándola.
- ¿Qué la suelte? Pero ella es la que me estaba asfixiando- corrigió.
-Lo siento, la emoción me dominó- se excusó aquella chica.
-… Y ella es Esmeralda, pero de cariño le decimos Esmy- termino su
presentación con una cálida sonrisa.
-Qué lindos amigos tienes- finjo sonreír, pero la verdad no siento ni mis piernas.
Si esto es una extraña pesadilla, hagan el favor de despertarme.

195
196
¿Qué sería de nosotros sin los amigos? Todos tienen, algunos tienen muchos,
otros pocos, algunos solo uno. Por más que digan que no tienen, siempre hay
alguien por el que sentimos cierto afecto, podría ser alguien de la familia; otros
tienen amigos de otras especies; de cuatro patas, peludos, reptilianos o acuáticos.
El punto es que siempre hay un amigo para ayudarte y apoyarte en lo que
necesites, y yo tengo a los amigos más extraordinarios o simplemente los más
fuera de lo común. Les contaré más sobre ellos:
George: era un marinero del Magallanes de diecisiete años, pero siempre ha
tenido sus artimañas y trampas, por eso fue condenado a saltar de la plancha,
donde, luego de caer, se convirtió en la cena de un tiburón. Después de
morir consiguió su propio barco, el cual lo volvió un restaurante,
descubriendo que cocinar era su verdadera vocación.

Camille: Ella vivió en Francia durante la Edad Media, también


conocida como la edad oscura, en esa época las mujeres no tenían
los mismos derechos que los hombres, pero su padre le enseño a
leer y escribir, las matemáticas y el bello arte de la esgrima, la
mantuvo oculta durante 16 años, pero los descubrieron y fueron
asesinados y Camille decapitada. Después de morir ella cosió su
cabeza y por eso siempre coloca una gargantilla para cubrir su
197
herida, ella siempre ha sido más cercana conmigo, como dije antes, en una
constante pelea por ver quién es más inteligente.

Julián: Él murió en los años de 1980 en un accidente


automovilístico, desde ahí sufrió un trauma y jamás volvió a hablar,
él se resguarda siempre en la música, le gusta todo tipo de esta,
hasta es compositor, siempre anda vestido de colores llamativos y
ropa relajada, normalmente usa gorra ocultando sus afros que
combinan con su piel oscura.

Esmeralda: O simplemente Esmy, Ella no murió, más bien el


mundo no sabe de su existencia, ella es un hada de la muerte, su
misión es llevarse las almas, por eso sus cuernos y alas que, aunque
la hagan lucir terrorífica, Esmy es una de las personas más sensibles
y positivas que he conocido. Pero casi nadie le da la oportunidad,
porque aparte de su aspecto, su tía es la mismísima muerte, de ahí la
frase "No juzgues a un hada de la muerte por sus alas" ¿Así no
dice?
- ¿Estás bien? - le pregunto a Samanta y ella solo asiente, pero su cara con
extrema palidez la delata. Esto puede causar gran impresión y confusión para los
mortales, así que la sentamos en una mesa - ¿Este salvaje no te hizo nada? -
pregunto refiriéndome a mi amigo.
-No le hicimos nada, solo andamos en busca de una voz femenina ¿No es cierto
Julián? - Julián asiente, pero este estaba perdido en la música de sus audífonos.
- ¿Raptando personas? - expreso con sarcasmo.
-Sí, pero lo dices así suena feo, yo me considero un cazatalentos- se excusa con
un tono heroico.
-Por favor, George, no sabes ni siquiera el significado de cazatalentos-
interviene Camille con una taza en su mano - Ten- le ofrece a Samanta- esto te
ayudará. Ella toma la taza y sorba de aquel líquido.
-El verdadero problema aquí es ¿Qué hacen aquí? Si mi tía los descubre, los
asesinará a sangre fría- advierte Esmy.
Tomo una respiración y comienzo- Teodora- la cara de toda toma una expresión
de asombro- Se llevó a Dina, tenemos que rescatarla.
- ¿Qué clase de estupidez tienes en la cabeza? - pregunta con sarcasmo Camille-
Atacar a esa bruja tú y con tu único apoyo: una viva, eso es inocuo, acabarán
muertos.
- ¿Pues qué tiene esa tal Teodora, que tanto miedo le tienen? - pregunta Samanta
con tono más firme- Nadie es invencible, y aunque se una “mortal” yo no soy
inútil- todos quedaron paralizados por su discurso, ella sí que sabía cómo
mantener la atención de la gente – No sé cómo, pero detendremos a esa…
Teodora y salvaremos a Dianne, y sí tanto les preocupamos, ayúdennos,
198
seríamos seis contra una sola- todos tenían su mirada centrada en ella y cada una
de sus palabras- ¿De qué es este té? Sabe muy bien- comentó de repente.
-De Sangre- le responde George.
Inmediatamente, ella escupe de manera violenta el líquido.
- ¡Qué raro! Cuando estaba viva en Francia lo tomábamos regularmente-
comenta Camille.
-Bien, ya la oyeron, somos seis contra una sola, nosotros podemos. Teodora es
una no-nata, es decir, si acabamos con la mitad de vida que tiene, igual pasará
con su magia y estará indefensa- animé a todos.
- ¿Y cómo se supone que acabemos con esa mitad de vida? - pregunta serio
George- La única forma que conozco es enterrando algo en un torrente
específico de su corazón y será difícil hacerlo sin que le haga algo a Dianne.
-Yo conozco la forma- afirma Esmy.
Ella voló hasta el camarote del barco, ese era nuestro refugio, todos fuimos tras
ella y cuando llegamos ella tenía un libro negro en sus manos.
-Aquí dice que "La Daga de la Muerte" es un objeto con el cual un no-nato
puede morir de igual forma de los vivos, mientras que para hacerlo sea usado
este objeto.
- ¿Dónde encontraríamos eso? - le pregunto.
-Allá- señala al oscuro castillo que es notorio desde todo el Más allá- El palacio
de la muerte, el hogar de mi tía.

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31 de octubre 2021, 9:00pm
Lo siguiente que supe fue que caí, caí, caí y caí. El lado positivo es que
agradezco no estar viva porque la magnitud del golpe me hubiera provocado la
muerte. El lado negativo es que caí en un lugar que jamás había visto,
comprendí que estaba en el Más Allá, pero en mis cortos diez años de no-vida
no había salido mucho. El sitio donde me encontraba me resultaba algo
espeluznante y su olor era putrefacto, todo era tan oscuro y no se alcanzaba a ver
nada, me levanté y caminé a ver si encontraba como salir o al menos encontrar
algo, ahí fue cuando observé una luz anaranjada, corrí a su dirección. Había una
fogata, sentí el calor y fui hacia ella, ya era de noche y tenía frío.
-Consíguete la tuya, pequeña- habló con frialdad una voz detrás de mí. Solté un
jadeo del susto, creí que estaba sola.
- ¿Hola? - digo lentamente sin voltearme tratando de obtener una respuesta.
- ¿Cómo cadáveres llego una niña a este lugar? - pregunta apareciendo frente a
mí, una figura femenina cubierta completamente por una capa negra ocultando
su rostro.
- ¿Qué es este lugar?

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Ella suelta una risa burlona- los vivos lo llama Infierno, nosotros preferimos
decirle El Reino de los Pecadores, y tengo entendido que los niños no tienen
pecados, así que seguro estás pérdida.
-Sí, yo no estoy viva, pero tampoco vivo con los muertos, soy de allá arriba.
¿Me ayudarías a salir? - trato de poner ojitos de cachorrito para convencerla.
-No- contesta manteniendo un semblante frío- No puedo ayudar a nadie- saca de
su capa sus brazos, no tenía manos, se las habían cortado bruscamente- Talvez
lo merecía.
- ¿Por eso estás aquí? ¿Cuándo la gente hace cosas malas viene acá? ¿Quién te
las cortó?
-Tus preguntas me aturden niñita, dime de una vez ¿qué quieres?
-Quiero que me lleves con los muertos buenos, de seguro mi hermano está allí y
me llevara a casa.
- ¿Cómo sabes que estará allí? Yo también tenía un hermano y dejo que me
hicieran esto-su tono deja la frialdad por furia y me vuelve a
enseñar sus muñecas.
-Porque Tyler es diferente, lo conozco.
-Él también lo era- murmuró más para sí misma- Bien, te
llevaré con tu hermanito- se quita la capucha y veo su
rostro- conozco una salida.
Era una joven muy hermosa, su piel era muy blanca y
delicada, su cabello lacio y castaño y sus ojos eran
negros, pero muy brillantes, ¿Cómo una joven tan bonita
pudo acabar en este lugar?
Luego de eso comenzó a caminar y me hizo una seña de
que debía seguirla.
- ¿Cómo te llamas? - le pregunto mientras caminaba tras
ella hacia la salida.
Ella me observo con el rabillo del ojo y devolvió su
mirada hacia al frente -No creo que te interese.
- ¿Por qué no? Necesito saberlo para pedirle a Dios que
te saque de aquí, él de seguro te perdonara.
Se escucha como rio irónicamente por lo bajo, dejó
salir un suspiro y habló - Cecilia, Cecilia Guerrero.
- ¿Qué hiciste para estar aquí, Cecilia?
-Esa historia no es apta para tu edad
-Bien comprendo, ¿te puedo llamar Ceci?
-No- corta- mejor cállate, como te llames.
-Soy Dianne- le digo con una sonrisa- pero mi hermano me llama Dina.
- ¿Qué tiene de especial ese hermano tuyo? Ya lo has mencionado más de dos
veces en menos de diez minutos.

201
-Él es muy especial, además que es mi familia, y la familia debe quererse- una
pequeña lágrima se distingue en su rostro - ¿No tienes familia?
-Ya te dije, tenía un hermano… Y también tenía una mamá… Y… Un papá,
pero ellos se decepcionaron de mí.
Relamí mis labios y lo pensé unos segundos- Creo que necesitas un abrazo,
Ceci.
-No.
- ¿Por qué?
- Nunca me han dado uno y por eso no los necesito, sigue caminando, ya casi
llegamos.
-Está bien, solo que mis padres me dan un abrazo cuando estoy mal, creí que a
todos le funcionaba.
Ella bajó la mirada, y volteó a verme con curiosidad.
- ¿Y… Los abrazos curan el dolor?… ¿Es decir, lo de dentro que… Es
emocional?
Yo asentí y le dediqué una sonrisa- ¿Quieres uno? -ella asintió penosamente. Se
puso a mi altura y la rodeé con mis brazos en un abrazo de unos cuantos
segundos.
-Dianne- llama mi atención.
- ¿Si?
-Tienes una linda no-vida, no la arruines, así como yo lo hice, no merezco el
perdón de nadie.
-Claro que sí, todos lo merecen, ya verás.
-Eres una buena niña, nunca cambies.
Sabía que existía personas malas, pero nunca me había puesto a pensar en ellas,
porque son así, que los volvió así, y que algunas se arrepienten, pero
lamentablemente, suelen hacerlo ya muy tarde. Cecilia es el ejemplo de que hay
personas que quieren cambiar, pero ya no tienen la oportunidad.
-Aquí es- me señala- hay un pequeño agujero en la barrera que divide ambos
mundos, creo que si logras pasar por allí.
-Gracias- estaba a punto de salir, pero me detuve para decirle algo a mi guía-
Oye... ¿Cecilia?
Había desaparecido, no quedaba rastro de ella por ninguna parte, miré a mí al
rededor y nada.
- ¿Cecilia? - volví a preguntar a la nada.
De repente una figura cubierta con una capa negra cubierta completamente.
- ¿Cecilia eres tú?
Ella se quitó la capa y una joven con ojos verdes eléctricos apareció.
- ¿Qué Cecilia? Mi nombre es Teodora.
¿Qué?
- ¿Acaso tú…? ¿Todo este tiempo fingiste ser…?

202
De tras de ella, un enorme barril salió e intento golpearla en la cabeza, pero lo
esquivó fácilmente.
Cecilia apareció detrás de ella, sus ojos se encontraron con los míos, Teodora
fue hacia ella y alzó su brazo hacia ella y un rayo verde golpeó contra su pecho.
- ¡Dianne escapa! -me indicó.
Pero no podía dejarla sola allí, ¿Qué le haría esa muchacha?
- ¡Déjame aquí! ¡Busca a tu hermano! - exclamó.
Dude unos segundos, pero al final opte por escapar.
Pero la hechicera alzó su brazo hacia mí y me tomó por la espalda.
Y eso fue lo último que vi….

203
Es algo difícil entenderles a los muertos, usan términos extraños, como si de
idioma nuevo se tratase; pero según entendí necesitamos algo llamado "Daga de
la muerte” para salvar a Dianne. Y la única forma de conseguirlo es entrando al
tenebroso castillo que tengo enfrente, hasta aquí mi reporte, ahora sí, ya estoy
muerta.
- ¿Y cómo entramos? - pregunto observando lo siniestro que es aquella
estructura.
-Sencillo- minimiza el problema George- Que el señor planes te lo explique-
señala a Tyler.
-Bueno- comienza el relato mi príncipe...no, Tyler- Primero entraremos por una
ventanilla pequeña en la torre más alta, Camille usara su Florete para abrir el
cerrojo, ya que casualmente tienen la misma forma, Esmy bajara a vigilar la
puerta frontal y Julián la trasera, George pondrá una cuerda hará una especie de
caña de pescar donde nosotros tres- habla refiriéndose a él, Camille y yo-
bajaremos, yo desactivaré las trampas - si es que hay- y ustedes dos la tomaran,
todos regresaremos por el mismo camino.
-Y te faltó la mejor parte- corrige el rubio y Tyler suelta un suspiro.
-No, no me faltó nada

204
-Sí, te faltó "¡Bum! Salvamos al mundo", ¿No es cierto Julián? - y el moreno
asiente sonriente.
-Dejen sus inmadureces a un lado- les reclama Camille- Dianne está en peligro y
nosotros somos los encargados de ayudarla.
-Sí, pero si fue divertido- dice Tyler entre risas. Camille suspiró y rodó los ojos.
- ¡Aww! A mí me pareció gracioso- dice tiernamente Esmy.
- ¿En serio lo crees? - pregunta sonrojado tiernamente George.
¿Soy yo o aquí huele a amor?
-Se olvidan de lo principal, ¡No tenemos toda la madrugada para salvar a
Dianne! - protesta Camille- Vous êtes inutile- murmuró en francés.
-je comprends le français- canturreó Tyler. Y la pelinegra rodó los ojos y soltó
un quejido.
-Tengo una duda- los interrumpo- ¿Acaso Tyler no puede solo usar sus poderes
y traerlo?
Todos compartieron una mirada culpable.
- Tal vez nos metíamos en muchos problemas en tiempos pasados- comienza
George.
-Tal vez eso incluyó uno en el 2016 con mis poderes y este castillo- siguió
Tyler.
-Y tal vez después de eso, mi tía creo un escudo que impide usar dichos poderes
en el castillo- sigue Esmy
-Solo tal vez- finalizó Camille y Julián asintió repetidas veces con su sonrisa.
-Bien, acabemos con esto al modo mortal- bromeé con una sonrisa.

***

En un momento ya estábamos arriba de la torre, y Camille abrió el cerrojo de


manera ágil también, aquí la gente es mucho más eficiente que los vivos. Esmy
y Julián bajaron a vigilar y con un movimiento rápido George bajó una cuerda,
Camille la bajó como si nada, pero yo no me atrevía a hacerlo, era bastante alto
¿Y si me caía?
-Baja- susurró Tyler en mi oído, asustándome de nuevo- Baja, ¿Acaso eras eres
capaz de sentir miedo luego de bajar diez metros bajo tierra? Estos tres metros
deben ser un chiste para ti, Orquídea Negra.
Sin duda sus palabras y la forma en que las decía me hacían estremecer, esa
extraña sensación que me hacía sentir mariposas en la barriga y que a la vez me
causaba un terror infernal.
Algo que ningún príncipe podía hacer, solo este príncipe.
-Sabes que odio el contacto demasiado cercano- recordó- Pero puedes bajar
conmigo.
205
Tenía sentido, tenía completo sentido.
Pero tal vez mi corazón, en los momentos que estaba junto a él, se dejaba llevar
por mis sentimientos.
¿Por qué sentía que estaba invitando a saltar al abismo junto a él?
Uno al que me estuvo guiando todo este tiempo, un abismo peligroso.
Muy peligroso, muy peligro
¿Por qué estos pensamientos me atacan en los momentos menos indicados?
No es un abismo, es un balcón de tres metros.
-Me lanzaré contigo- le indiqué.
-No nos vamos a lanzar, Samanta, vamos a bajar por una cuerda. Pero solo si….
- ¡¿Van a bajar hoy?! – exclama George.
-Cierra los ojos, Orquídea Negra- indica Tyler.
- ¿Por qué…?
Antes de que pudiera terminar ya tenía su mano alrededor de mi cintura y bajó
por la cuerda, cerré los ojos con fuerza y me aferré a él. Pocos segundos después
–en serio muy pocos- sentí como se detuvo.
-Ya los puedes abrir- me indicó con su típica frialdad, yo los abrí lentamente y
observé que ahora estábamos en una especie de museo, lleno de objetos
extraños.
-Es algo parecido a cuchillo plateado con rubíes, ¿c’est compris? - Nos informa
Camille y ambos asentimos y nos separamos para encontrar aquel objeto.
En mi recorrido encontré una variedad de cosas inexplicables y aterradoras.
Seguí caminando hasta que lo visualicé, era una daga plateada con piedras
preciosas verdes, extendí mi mano para tomarlo, pero otra mano me tomo de la
muñeca, luché para soltarla y vi a Tyler con exactamente la misma cara que
pone mi madre cuando hago algo mal.
- ¿Estás loca acaso? – preguntó el hipócrita - Los Rubíes son rojos, esa cosa te
hubiera derretido la mano.
-Gracias, por salvar mi mano- menciono con sarcasmo y él sonríe y se retira.
Continué con mi camino, volteé una esquina y lo tuve en mi mira, ese coincidía
exactamente con la descripción dada, antes de tomarlo una gran ala negra se
interpuso en mi camino.
- ¡Tía! - era la voz de Esmy, rectificando mis recuerdos, su tía era la muerte.
Corrí y me puse en posición fetal junto a una repisa para evitar ser vista.
Esta es la definitiva, ahora sí me voy a morir.
Moriremos, ¡Y sin conocer a BTS!
¡Eso nunca!
-Esmeralda, ¿Qué haces aquí? - le preguntaba una voz sin duda aterradora.
-Solo quería visitarte tía, hace mucho que no vengo- justificaba nerviosa la
chica.
-No seas mentirosa, me viniste a visitar ayer.
Esta chica necesita clases de como mentir.
206
-Tienes razón, yo solo vine a...
Observé de reojo y vi a la muerte, era una mujer bastante alta, aunque se
distinguían unos tacones, estaba completamente cubierta por un velo negro, pero
se alcanzaba a ver solo un poco de su rostro que poesía piel pálida y labios rojo
sangre.
-… A decirte que hay un agujero en la barrera del mundo de los pecadores.
- ¿Solo eso? - su tono expresaba un toque de sospecha.
- Sí, sí, solo…son…es que ha habido reportes de que se han escapado… Del
lado de Los Pecadores se han salido varios muertos- balbuceó.
-Enviaré a alguien a repararlo, y cuando te regrese no te quiero ver aquí, ¿Sabes
cuantas personas les toca morir y tú aquí sin hacer nada?
-Sí, tía, ya me iré.
Pude escuchar, golpear el suelo, solté un suspiro. Pero mi hombro empujó un
jarrón que estaba detrás de mí, haciendo que cayera y provocara un ruido
estruendoso ¿La regué cierto?
¿En serio lo crees?
- ¿Qué ha sido eso Esmeralda? - gritó la muerte con un tono que sonaba bastante
enojado.
-Na-nada tía- Esmy extendió sus alas y emprendió vuelo.
-Aquí hay alguien más, a mí no me engañas- Sentí como se acercaba lentamente
hacia mí, Esmy suplicaba, pero la mujer hacía caso omiso, ¡Dios, sé que estoy
con los muertos, pero aún no quiero irme!
En ese momento ocurrió algo inesperado, otro ruido similar se oyó a la
distancia, la muerte cambió su dirección hacia aquel ruido, pero tras ese otro y
otro, hasta que se formó un eco repetitivo, una y otra y otra vez. Un coro de
objetos cayendo al piso.
George se encontraba frente a mí, extendiendo su mano.
-Vamos, sirena, debemos irnos - tomé su mano y corrimos por un buen rato
hasta que él me soltó.
- Debo ayudar a Esmy ¿Crees poder sola? - yo asentí y ambos tomamos distintas
direcciones y seguí corriendo.
De repente otra mano me jaló y puso su otra mano en mi boca, gracias al cielo
era Camille, no se equivocaba, la figura siniestra paso a nuestro lado, mi corazón
se aceleró y mis piernas temblaban, me sentía desfallecer, en cualquier momento
caería, en cualquier momento todo esto caería a un pozo sin fondo.
Pero paso de largo sin notarnos, seguimos corriendo hasta la puerta, todos
estaban afuera, justo cuando intente salir un cuchillo se aproximaba hacia mí,
para mi enorme suerte, Tyler en un ágil movimiento, se lanzó frente a mí y lo
tomó con una mano.
Esta escena era digna de ser presenciada en cámara lenta.
- ¡Vaya!, miren quien volvió, el mocoso vivo. Debí quitarte por completo tus
poderes - le dice la muerte.
207
-Será en otra ocasión, tía Muerte- le dice antes de cerrar la puerta con sus
hechizos. Con un enorme impulso de estos, hizo que todos saliéramos
disparados hacia atrás, de lo fuerte que fue me aferré con fuerza a su espalda.
-Al parecer tienes un poco de sanguijuela. - comentó Tyler.
Me separé de él y solté una risilla nerviosa.
Miré a mi alrededor y volví hacia la puerta del castillo, el hecho de salir de allí,
me hizo sentir cierta paz dentro de mí, que se desvaneció cuando observé el
rostro decaído de todos.
-No pudimos- dice Camille.
-Estuvimos tan cerca- Esmy bajó la cabeza y George la rodeó con uno de sus
brazos en un abrazo de lado.
Yo exhalé con cansancio, volví a apreciar sus rostros uno por uno.
- ¿Y esto no les sirve? - les pregunte sacando la daga que tome antes de salir de
allí. El rostro de todos tomó una expresión entre sorpresa y júbilo- Les dije
que no subestimaran a la viva.
De repente, todos comenzaron a celebrar, que de tanto bullicio no se
lograba comprender nada.
-Lo lograste- murmuró Tyler a mi lado, lo observé, su rostro tenía la
sonrisa más sincera que pudiera haber, su rostro iluminado
completamente, tanto que se hacía más intenso el azul de sus
ojos que hacía juego con las nevadas rosas que caían sobre
sus mejillas, en un tierno rubor natural.
- Gracias Orquídea Negra.

208
- ¿No te parece hermoso? -Camille me saca de mis pensamientos.
- ¿Mm? - le pregunto, no sé a qué se refiere.
-Mi florete, este es nuevo, solo no preguntes como lo conseguí- Me responde
agregando una risa al final, la cual comparto.
-La verdad no entiendo mucho de eso- confieso.
-Pues la esgrima es el arte de tocar sin ser tocado, toucher sans être touché,
existen tres armas distintas, espada, sable y el florete, que es este, y cada una se
usa de manera diferente.
- ¿Crees que es momento de hablar de tu espadita, Cami? -suelta hastiado
George.
-Uno, es florete; dos, mi nombre es Camille no Cami; y, tercero, Sí, es
momento, porque con este florete derrotaré a Teodora con mis propias manos.
George bufó – Por favor- ironizó- Eso lo hará Tyler, es el que más se ha
acercado a hacerlo. Tú solo preocúpate por cubrir su espalda.
- ¿Cubrir su espalda? - repitió con molestia.
-Sí, todos sabemos que no eres la mejor cuando de defenderse se trata.
Ella se levantó y puso la punta de su florete contra su cuello, sin atravesarlo, sé
que no hacía falta decirlo, pero en este lugar cualquier cosa es posible.

209
- Tal vez no, pero atacando no hay nadie que me gane. Si tanto deseas lo puedo
probar clavando mi arma en tu oído y atravesar su cerebro, así se te acomoda de
una vez por todas.
George comenzó a reír como si de una bromilla inocente se tratase. – Yo
también te quiero amiga mía.
- Extrañaba esos chistes- comenta Tyler revisando su libro – Los vivos todo el
tiempo los creen, y les causa gran terror. - y me miró fijamente a mí, con esa
mirada que parecía penetrarme y hacer mis mejillas arder, volvió la mirada a su
libro y volteó los ojos. - Eso no es raro, Karen.
No pude evitar sonreír.
-Como te contaba Samanta- Prosiguió Camille, no vi cuando apareció a mi lado
que me hizo saltar del susto. - Lo estrenaré con Teodora, atravesaré su corazón y
veré su sangre correr por la metálica superficie de mi arma- relataba con deseo
pasando sus manos por el florete.
Eso me hizo tragar grueso, me seguía aterrando la capacidad de los muertos para
decir cosas como tal sin siquiera titubear.
-Pero Camille, usaremos la daga, será más sencillo y además seguro. - informó
Esmy recostada en un sillón, y con sus alas caídas en el suelo, esas sí que eran
grandes.
-Sí, pero tengo otras cuentas que cobrar.
- ¿Y qué tal es todo por allá, Samy? - cambia el tema de repente George- ¿Te
puedo llamar Samy?
-Preferiría que no- confesé.
- ¿Por qué? - Tyler cerró a Karen y me miró con extraña curiosidad.
-Po-porque no me gusta. Mi nombre es Samanta y punto.
-Pero dejas que Gabriel te llamé Sam.- aclaró el príncipe.
La mirada de Tyler como siempre, tenía algo que no podía explicar, la atención
de todos cayó sobre mí.
Es un nombre ¿Qué tiene de interesante?
-Sí, porque Sam es mejor, Samy suena algo… Burlón, y muy común, no sé. La
tortuguita Samy, también suena a nombre de marca de servilletas y la peor burla
de todas- todos parecían más interesado en mi respuesta, rodé los ojos y casi
murmurando, dije – Samy na mina, eh, eh.
- ¿Samy na mina, eh, eh? - repitió George sin contener la risa.
-Sí- suspiré- por la canción. Desde pequeña la gente usa ese apodo en mí.
-La gente es ridícula- Dijo Camille con frialdad.
Le dediqué una sonrisa y ella solo alzó la comisura de su labio.
-Es bastante tonta, destruyen su hábitat y se matan entre ellos, además pelean
por fotos verdes de ancianos. - comentó Esmy.
- ¿Y descubrimos nuevas tierras, Sam? -me preguntó George.
-Sí, América- le digo con obviedad.

210
-Yo soy de allí, tontuela- menciona en tono burlón- Hablando de eso ¿Ya es
libre?
-Sí, lo liberaron los ancianos en papeles verdes- bromeé- En mi país lo hizo un
tipo llamado Simón Bolívar.
-No lo hizo- canturreó Tyler.
-Sí, lo hizo- defendí.
- ¿En serio? Tengo que hablar con él ¿Ya falleció?
-Sí, hace más de doscientos años- No pude ocultar mi risa ante la situación.
Volteó y Julián empieza a hacer señas raras con sus manos, supongo que es
lenguaje de señas, pero no tengo ni el mínimo conocimiento fonoaudiológico
para saber que me trata de decir.
-Pregunta que si los autos ya vuelan- me traduce Tyler casi como si leyera mi
mente.
-Oh no, aún no- le respondo.
- ¿Ya existe igualdad en la sociedad? - pregunta Camille.
-Técnicamente, sí, pero hay personas que aún no lo comprenden.
-Entonces, ¿técnicamente hay más que en 1365? - yo asentí- ¿Has oído eso,
Esmy? - pregunta con alegría.
-No, lo siento, estaba viendo este aparato extraño- confiesa con su vista a la
mesa, se aparta un poco y deja ver mi celular.
-Eso es mi celular, está algo roto, pero al menos es algo.
- ¿Tyler también tienes uno?
-Sí, aquí está- él lo saca de su bolsillo y lo enseña.
- ¡Wow! Ese es más grande.
Claro, el príncipe tiene un teléfono último modelo y yo sigo con el cacharro que
me heredo mi mamá.
-Si quieren les presto el mío- les indico- solo tengan cuidado.
Sin pensarlo dos veces tomaron aquel aparato y salieron corriendo a utilizarlo.
Dejando otra vez solos a la Orquídea Negra y el Príncipe.
No sé si sea el trasnocho, pero la fiesta de sentimientos que suele aparecer
cuando lo veo ha aumentado.
-Lo van a romper- dice mirando a la nada.
- ¿Eh?
-Van a romper tu celular, te aconsejo irte olvidando de él.
-Gracias por el consejo.
-Siempre a tus servicios, Samy.
Lancé un pequeño golpe contra su hombro y él comenzó a reír.
-Me lo pusiste demasiado fácil. Pero a decir verdad, Samy es muy tonto.
-Lo seguirás usando para molestarme- afirmé.
-Exactamente.
¿Cómo llegamos a este punto?

211
Cuando lo conocimos era tan distante ahora es… Es como si de otra persona se
tratase.
-Oye- llamo su atención y él voltea a verme- ¿Qué me querías decir?
- ¿Yo? - pregunta confundido señalándose a sí mismo.
-Sí, hoy en la pizzería- le aclaro.
Su expresión cambia y baja la mirada, dé repente el ambiente se vuelve pesado.
-Ah, eso- murmuró.
-Si no quieres hablar de eso está bien- me apresuro a decir por su reacción.
-No, si de-debo decirlo, decírtelo- balbuceó sin mirarme.
-Samanta yo...- tomó un poco de aire y bajó la mirada, sus ojos clavados en el
suelo- No he sido completamente sincero contigo.
- ¿Qué? ¿Acaso también eres un vampiro? – bromeé. Él negó con una expresión
seria que se contagió a mi rostro.
Lo que sea que tuviera que decirme sería fuerte, tenía que serlo para ser el
causar tales reacciones.
-Yo… ¿Recuerdas aquel sueño donde tú y yo... bueno, nos besamos?
¿Cómo sabe él sobre eso?
Yo asentí lentamente, esto me está oliendo realmente mal.
-Bueno, pues, eso no fue una coincidencia...
-Tyler me estás asustando.
-Es la verdad- deja salir un suspiro- Tu padre me lo pidió, bueno lo tenía que
hacer hace siete años eso. Yo…
-Espera, espera- lo detuve –No te estoy entendiendo.
Él volvió a tomar aire y se soltó el primer botón de su camisa, subió la mirada y
me miró directamente a los ojos.
-Samanta Elisa Espinoza Sánchez, nacida el 15 de septiembre de 2005 en el
Hospital Público de Villa Baja, tipo de sangre: O-, color favorito morado, pero
la mayoría de veces dices que es el negro. Tienes una marca de nacimiento en
forma de nube blanca en tu rodilla izquierda, te gusta la música americana, pero
tienes un nivel de inglés de 54%, sufres de una ligera alergia a los mariscos, y
hasta los dos años fuiste intolerante a la lactosa. Estudiaste Taekwondo hasta los
ocho años, y ballet hasta los diez. Tu padre falleció a tus ocho años, a cinco días
de tu noveno cumpleaños, sufriste de depresión, por eso casi dos años, y todas
las noches hablas con tu foto de él antes de dormir.
- ¿Co-cómo sabes todo eso? - pregunté lentamente asimilando lo que había
acabado de oír.
-Yo, yo…- Volvió a inhalar y a exhalar- Hace siete años, tu padre y yo hicimos
un trato. Era simple, eso creí, solo debía que ustedes dos se volvieran a ver y
hablar, me costó casi ocho años lograrlo, para hacerlo necesitaba información
demasiada precisa sobre ti, y luego todo el esfuerzo se fue por el escusado.
Literalmente, porque allí boté los residuos.
- ¿Qué hiciste qué? - Grité, poniéndome de pie.
212
- ¿Lo del escusado?
- ¡No descerebrado! ¡Lo del trato!
-Lo hice sin intensión, tú y yo no debíamos conocernos, pero cometí una
equivocación, y ese sueño se creó, y luego nos teníamos que mudar y…- Él se
detuvo, ye hizo aparecer en su mano un inhalador, lo utilizó y exhaló
fuertemente - Lo siento.
- ¿Lo sientes? Claro, porque obviamente sientes por acosarme-Le digo con
sarcasmo y algo alterada.
¿Algo?
-Samanta, yo...
- ¿Por qué me lo ocultaste?
-Porque tú me trataste como si no fuera diferente, y no quería que dejaras de
hacerlo. Si te lo decía me verías como un psicópata.
- ¡Eso eres, psicópata!
-No, no, no, no. Yo soy tu príncipe- me dijo forzando una sonrisa.
-Eres todo lo contrario a un príncipe, Tyler Durand.
Se quedó paralizado, su cabello despeinado y sudado, sus mejillas y nariz
extremadamente rojas, sus ojos iguales.
Y yo cegada completamente por la furia.
-Samanta, déjame decirte…
- ¡No me hables! –grité causando una gran reacción de asombro- No me dijiste
nada antes, no tienes nada que decir ahora.
- Te juro que lo menos que quería era lastimarte.
Solté una risa irónica - ¿En serio? Pues Tyler, tu sola presencia me lastima. Mi
vida ha sido una serie de serios traumas desde que tú apareciste frente a la puerta
de mi casa.
- Mi intención nunca fue esa. Yo no sabía que yo te lastimaba, creí que te
gustaba lo mismo que a mí.
-Obvio, ¿A quién no le encanta convivir con muertos vivientes donde todo es
terrorífico? - solté con ironía.
-Eso fue sarcasmo. Yo- él inhaló y exhaló de nuevo- Yo te estoy hiriendo, pero
no me quiero alejar, no quiero estar lejos de ti. No me obligues a hacerlo,
Orquídea Negra.
-Déjame sola, solo eso.
- ¿Te vas a alejar de mí?
-Unos minutos, Tyler, por favor- le insistí.
Él me miró una vez más y salió de allí casi corriendo.
Luego de eso llegó George, creo que grité tan fuerte que todos me escucharon.
- ¿Todo bien? - quería decirle que sí para no preocuparlos, pero terminé negando
con la cabeza. Él me tomó del hombro y sentí quebrarme, caí al suelo y comencé
a llorar desesperadamente.
- ¿Qué paso? – me preguntó quitando algunos cabellos de mi cara.
213
-No quiero hablar de eso ahora- mi voz salió demasiado cortante entre mis
sollozos.
-George, déjala sola- le indicó Camille recostada en el marco de la puerta, él lo
pensó unos segundos, pero después se fue.
Confié en él, se hizo pasar por un desconocido, alguien que me acababa de ver,
cuando en realidad sabía todo de mí.
No estás así por eso
No, estoy así porque logré abrir los ojos.
Y cuando te das cuenta de la herida es que te comienza a doler.
Me duele, me duele demasiado.
Mientras más duele, más grande es, y las heridas grandes tardan más en sanar.
¿Y cómo sana?
Hay varias maneras, tienes que buscar la tuya urgente antes de que la herida se
expanda y te quité la piel.
Sí, me lastimaste, príncipe.
Si es que te puedo llamar así.
Los príncipes besan a la princesa para despertarla del sueño, tú causas el sueño
mismo.
Tyler Durand es un completo loco.
Que te está llevando a la locura.
Al abismo.

214
Lloré, lloré y lloré hasta más no poder, y creo seguir haciéndolo hasta que mis
ojos se deshidraten y se sequen para siempre. Levanté la mirada, el reloj con
forma de timón marcaba las 2:36 am. Suspiré y sollocé más, que doloroso es
cuando la realidad te da una bofetada.
Minutos después llego Julián y se sentó a mi lado, se me quedo mirándome por
un tiempo, subí unos centímetros la cabeza para verlo, estaba concentrado en mí.
Hasta que se atrevió a hacer unas cuantas señas con sus manos, y como sucedió
antes no comprendí.
-Perdón, no te entiendo- confieso apenada y sorbiendo con mi nariz.
Él se sacó sus audífonos, bueno no eran cualesquiera audífonos, era un
Walkman y me los colocó, en ellos sonaba una canción que reconocía, "Spirit on
the sky", a papá le gustaba ponerla en su auto camino a la escuela. Talvez esa
melodía alegre me ayudó a tranquilizarme un poco. Al finalizar la canción me
retiré los audífonos y se los devolví con una sonrisa, él me tiró de la muñeca
para levantarme y me jaló hasta afuera del lugar donde estábamos. Había un
patio pequeño y abierto, desde allí se veían un montón de casas. Allí estaban
sentados George y Camille hablando en un banco redondo con una mesilla en el
medio, Julián me sentó junto a ellos y él hizo lo mismo. Julián les hizo unas
cuantas señas y ellos compartieron una mirada.

215
-Jul no haremos eso-Le indico George.
-Nosotros no podemos decírselo sin antes consultar. - le siguió Camille, el chico
les insistió con la mirada y ellos dieron un suspiro.
- ¿Qué ocurre? - me atrevo a hablar.
-Me imagino que has notado que Tyler tiene comportamientos extraños-
comienza Camille.
-Bastante extraños- repite George.
-Eso sí- murmuré.
-La cosa es que…- ella no termina su frase.
-Básicamente, la regaste, sirena-dice George con crudeza.
-Y la sin sentimientos soy yo- menciona con sarcasmo la pelinegra rodando los
ojos.
-Es la verdad, ella lo provoco.
- ¿Provoqué qué?
-No sé si lo sabías, pero no trataste con una persona normal, trataste con un
Durand y el más complejo de todos.
-Lo siento, sigo sin entender- les digo asimilando.
- ¿Los vivos saben lo que es asperger? - pregunta la chica.
¿Tyler tiene asperger? Ahora todo tiene sentido, su inocencia, su actitud, su
mirada, ¿Cómo no lo note antes?
¿Qué parte de cegada no entendiste?
-Tyler, tiene asperger-repito lentamente y ambos asienten.
-Sí, y eso incluye ataques de pánicos, él torna a ponerse así cuando no sabe
cómo llevar algo o las cosas no salen como él quiere, y se altera, Por eso se debe
ser más comprensible, no gritarle, engañarlo o acorralarlo. Las reacciones ajenas
se reflejan de una forma peor en él.
¡Demonios! ¿Qué he hecho?
- ¿Dónde está? - pregunto
-No creo que quiera hablar contigo.
-George, si ella le pide perdón, talvez se le quite. - el pirata le da una mirada- Sí,
piénsalo, nunca se había comportado así de emocional con alguien.
-El único que lo sabe calmar es su padre.

¿James Durand? Por eso siempre trata de mantener el orden, y constantemente


habla con Tyler, evita que se altere.
Cada vez aclaro más dudas de lo Durand, y al mismo tiempo me creo más.
-Trataré de calmarlo, ¿bien? - les digo.
- ¿Y si lo empeora? - le pregunta a Camille.
- ¿Y si no? No estamos en posición de descartar posibilidades, tête de mule.
George lo pensó unos segundos hasta que suspiró- Bien, pero más te vale no
empeorarlo.
No lo empeoraré.
216
Espero no hacerlo.
-Está en su casa- me indica Camille- Es aquella de allá, solo ten cuidado con el
loco amargado que vive alado.
Fui a donde me indicó y abrí la puerta, con un nudo en la garganta, las piernas
temblorosas y sudando fría. Era tan aterradora como su otra casa, lo único es que
esta era más grande y sombría, escuché voces y las seguí, llegué al segundo piso
y me asomé por una puerta, estaba Esmy calmándolo, ambos de espaldas a mí;
ella volteó y al verme se levantó y salió, pero antes me dedico una sonrisa y
unos pulgares arriba. Tyler volteó y bajó la mirada.
-Príncipe...- lo llamé.
Silencio
-Lo siento, no debí hablarte así, tú…- tomé lugar junto a él- lo siento, Tyler.
-Fue mi culpa, lo que hice estuvo mal- su forma de hablar era desesperada, con
dificultad al respirar.
-No, tú no tienes la culpa de nada, sin ti nunca me hubiera atrevido a hacer
varias cosas, tú me enseñaste otra perspectiva de la vida.
-Lo sabes- me corta.
- ¿Qué cosa? - le pregunté con suavidad arrugando el entrecejo.
-Que soy especial, solo viniste a fingir disculpas para que no me dé un ataque,
solo sientes compasión porque soy un enfermo mental.
-Tyler tú no...
- ¿A no? - me interrumpe- Me dijiste que querías estar sola y es co-
comprensible, lo que te hice estuvo realmente mal, y mírate, estás sentada junto
a tu verdugo. Un verdugo que te consume poco a poco, en una perdición lenta y
peligrosa.
-No es una perdición.
-Sí, lo es, no finjas, ya te has dado cuenta. Pero si yo fuera normal como Charly
o Gabriel serías franca conmigo.
-Perdón, fue mi culpa- le digo un poco calmada.
-No mientas más, odio las mentiras y soy incapaz de odiarte a ti. - murmuró sin
mirarme.
- ¿De quién es la culpa entonces?
-Es mía, no debí ocultarte mis secretos, es que…- deja salir aire- desde que
llegué al mundo de los vivos, tú y Bob han sido los únicos que me tratan como si
en realidad fuera normal. Yo quería ser normal.
-Tyler, ser único es más divertido que ser igual que los demás, las personas más
destacadas lo son porque no son como los demás, y tú, Tyler Durand eres único.
-Sí, de eso no cabe duda- su tono aún expresa preocupación o ¿tristeza? – Un
psicópata.
Estas ruinas son realmente difíciles de reparar.
-Todo tiene un toque de psicopatía, todo funciona así.

217
-La psicopatía trae obsesión, y la obsesión es peligrosa. - algo me decía que
habíamos cambiado de tema.
- ¿Todo bien? - le pregunto colocando mi mano en su hombro. Él no dice nada,
solo aparta la mirada- Sigues así por cómo te conteste, yo...
-Samanta, siento miedo- soltó.
Lo enrollé entre mis brazos en un fuerte abrazo, tan cerca de él podía sentir su
corazón latiendo con rapidez, y su respiración acelerada.
-Si le pasa algo a Dianne, nunca me lo perdonaría- su voz fue más rápidos y su
pecho subía y bajaba velozmente.
-Tyler, ella estará bien, tranquilo- trato de calmarlo.
- ¿Me lo prometes?
-No- dije con pena – No te lo puedo asegurar- me miró con una expresión que
no puedo explicar, pero que removió mi corazón – Tú puedes, Tyler- murmuré.
- ¿Y si no puedo?
- No estamos en posición de descartar posibilidades, te dé mul. - repetí lo antes
dicho por Camille. Él empezó a reír.
- tête de mule
Su respiración se reguló algo y apretó más su abrazo.
- Dijeron que alado vive un viejo loco y amargado- le comento para cambiar el
tema.
-No te enojes- disuelve el abrazo- es tu padre.
- No me sorprende- bromeo y él también se ríe.
Miré a mi alrededor, estaba en un lugar peculiar, había una cama con un
cobertor de superhéroes, una caja en forma de cohete con un montón de juguetes
dentro, de la pared colgaban posters de películas y algunos como la tabla
periódica o la estructura del cuerpo humano, y una de las paredes estaba llena de
dibujos y una enorme repisa llena de libros, de ahí se distinguían varias sagas
como Harry Potter, El Señor de los Anillos o Narnia. Y a un lado, escrito en
madera, Tyler.
- ¿Este es tu cuarto? - le pregunté.
-Sí, algo infantil para alguien de quince ¿No crees?
-El mío da más pena. - confesé.
-No creo.
-En serio, imagina un cuarto de princesa escondido tras pósteres de rock.
Él soltó una risa y yo la compartí.
-Te quiero enseñar algo.
Antes de que pudiera decir algo me jaló del brazo y me llevo a un rincón de esa
habitación, donde estaba una mesa con una torre de cartas.
- ¿Me querías enseñar una torre de cartas?
-Espera un segundo- él mueve sus manos en forma de un hechizo y aquella torre
de cartas desapareció, dejando una pizarra llena de papeles y fotos, todo era
sobre mí.
218
- ¿Qué es todo esto?
-Hey, no soy cualquier acosador, puse empeño a mi trabajo.
Me acerqué para observarlo con más detalle, había absolutamente todo sobre mí,
que daba miedo.
Eso no es lo único que da miedo aquí.
Tomé una bolsa plástica que en su interior poseía un mechón castaño. Agarré mi
cabello y empecé a revisarlo.
- ¿Acaso tienes un pedazo de cabello?
-Necesitaba un poco de tu ADN- dijo con obviedad- Esmy lo consiguió.
Yo seguía buscando en donde faltaba cabello.
-No esperes encontrarlo, es una muestra fantasma.
Solté mi cabello y dejé que mi mirada siguiera viajando.
- ¿Qué es esto? - pregunté con respecto al contenido de una extraña bolsa
transparente.
-Eso es….
Solté un estruendoso grito al darme cuenta del asqueroso y terrorífico contenido
de aquella bolsa.
-Creo que soy tu Ratón Pérez- afirmó Tyler con inocencia y yo le devolví una
mala mirada.
- ¿En serio guardaste mis dientes de leche?
- Sí, pero puse monedas bajo tu almohada. – dijo como si arreglara todo el
asunto.
-Sería mejor parar de curiosear por aquí- dije, más para mí misma.
Me coloqué junto a él y luego de pasar unos segundos de ambos observando
aquella pizarra le dije.
-Todo saldrá bien príncipe.
-Contigo todo está bien, Orquídea negra.

219
Sí, tengo asperger, no lo dije antes por qué mi madre siempre ha dicho que las
enfermedades son solo nombres para las personas diferentes, después de todo ya
aprendí a vivir con ello, no había tenido un ataque de pánico en seiscientos
setenta y cinco días, bueno hasta ahora. Al menos tuve un avance, es el único
que he logrado controlar sin ayuda de mi padre. El primero que lo cura el
causante de él, aún no tengo suficiente para agradecerle a Samanta.
-Oigan, ¿Qué hora creen que es? - reclama Camille entrando a la habitación.
Cierto, había olvidado que tenemos hasta las 4:00 am para salir de aquí.
-Vámonos, lo antes posible mejor- les indico.

Pero al salir de mi casa recordé el motivo principal por el que me había ido de
ella. El señor Espinoza estaba regando las plantas marchitas de su jardín.
- ¿Es él? - preguntó Samanta sin poder moverse.
-Sí, si quieres hablar con él ve, pero no me menciones por nada del mundo. No
sé, dile que moriste o entraste en estado vegetal, pero por nada del mundo me
menciones.
El señor Espinoza volteó y sus ojos se encontraron con los de ella, se miraron
fijamente por varios minutos.
-Me vio, creo que es momento de huir- informé, pero ella me agarró fuerte de la
muñeca, ese acto me dio a entender que quería que me quedara.
220
El señor Espinoza caminó lentamente hacia Samanta, cuando estuvieron frente a
frente miles de lágrimas rodaron sobre el rostro de ella y se le lanzó en un
emotivo abrazo –aún con mi muñeca agarrada, así pasaron largos minutos,
emotivos para ellos y realmente incómodo para mí que estaba atado.
-Papá- murmuró ella separándose del abrazo.
-Samanta- dijo él con una gran sonrisa.
-Y Tyler merece libertad- dije ya de malhumor porque no soltaba su agarre.
- ¿Qué haces aquí? - le preguntó él ignorándome completamente.
Samanta muy callada me miró por lo que sentí la muerte acercándose.
- ¿Qué hiciste ahora, Durand? - preguntó él muy molesto tomándome del cuello
de la camisa, tuve que tragar varias veces para regular mi respiración y le di una
sonrisa nerviosa.
- ¡Papá! Tyler no hizo nada, yo sola quise venir. Dianne está perdida.
Él me preguntó con la mirada y yo asentí repetidas veces y él se soltó.
- ¿Tienen idea de dónde pueda estar? - preguntó preocupado.
-En la cima del Monte Anaconda, allí la tiene secuestrada esa bruja, pero
tenemos lo necesario para detenerlo.
-Bien, vayan, y rescátenla. – Él volteó hacia mí y me miró fijamente- Te dejo en
paz, y olvidamos que trajiste a mi hija viva aquí abajo solo porque Dianne me
cae mucho mejor que tú.
¿Por qué prefieren a Dina en vez de mí? Soy mil veces mejor que mi hermana.
-Gracias, papá, espero volverte a ver- dijo Samanta alegre.
- ¿Y a dónde se supone que vas? No te puedes exponer a tal peligro, estás viva,
jovencita.
-Yo también estoy vivo- protesté.
- ¡Es tu hermana! ¡Deja de ser tan egoísta dos segundos! - exclamó en mi cara.
Hice una seña de cerrar con cierre mi boca y tirar la llave.
-Papá, yo quiero ir, no puedo dejar a Tyler solo- Él cruzó los brazos sobre su
pecho. Samanta puso cara de perrito y juntó sus manos en forma de súplica- Por
favor, papi, por fis, por fis.
El señor Espinoza, luego de unos segundos cedió algo malhumorado, seguía en
desacuerdo.
-Bien, pero tú- me señaló y yo me erguí temblorosamente- Si algo le llega a
pasar a ella, así sea el más mínimo rasguño, se cobrará con tu vida.
Cerré los ojos inconscientemente, me hacía estremecer de miedo, de tan solo
pensar en lo que me haría.
-S-Sí, sé-señor- gagueé.
-Te estoy entregando a mi hija, lo más preciado, más te vale no cometer un error
esta vez.
-Lo prometo.

221
***

Con la daga en mano, los seis tomamos camino, hacia nuestro calvario, o mejor
dicho, el monte Anaconda, donde se encuentra el escondite de Teodora. El
camino no fue tan largo hasta sus faldas, pero para llegar a la cima había que
pasar por un frondoso bosque.
-Moriré hoy-murmuró Samanta, yo la miré y ella igual y sonrió- Eso es seguro.
-No lo harás- dijo Esmy apareciendo detrás haciendo que ella dará un pequeño
salto asustada- hoy no morirás.
- ¿Cómo estás tan segura? - le preguntó.
-Esa es la función de las hadas de la muerte.
Samanta la miró con gran confusión y Esmy hizo una mueca.
- ¡Oh claro! Tú no has dejado de ser mortal.
- Supongo.
- Déjame ilustrarte sobre el tema- ella la jaló del brazo sin que Samanta pudiera
chistar algo.
Pasaron unos segundos y sentí algo caliente en mi bolsillo, saqué la daga,
conocía un hechizo que te hacía no sentir el inmenso calor, pues estaba a gran
temperatura. Aparte de eso, el rubí brillaba como una gran luz. La detallé mejor,
en especial su tallado bien elaborado, y como en el medio tenía un dragón con
dos rubíes más pequeños en los ojos y estos brillaban con la misma fuerza.
- ¿Qué es lo que hay entre esos dos? - me pregunta Samanta apareciendo a mi
lado de nuevo, por lo que guardé la daga rápidamente, sé que se refería a George
y Esmy.
Ellos iban enfrente, conversando entre risa y sin despegar sus ojos el uno del
otro.
-No soy quien, para decirlo, pero George nunca se ha atrevido a confesarle sus
sentimientos a ella.
- ¿Por qué no? Es decir, él es tan extrovertido y además se ve que a ella le gusta
él también.
-Me imagino que eso es asunto de ellos.
Ella bufa- No seas aburrido, Durand. - ella me hizo un puchero- Dime un
poquito, aunque sea.
-No es ser aburrido, es algo que deberían arreglar entre ellos.
-Está Bien, solo que….
- ¡Cuidado! - advierte Camille.
Si no fuera por ella no nos habríamos dado cuenta de que había una serpiente
enfrente, el reptil no se movía, solo se quedaba fijo viéndonos, hasta que tomo la
iniciativa de abrir su mandíbula, soltó un chillido y de él salió un extraño gas
verde, antes de que pudiéramos movernos caímos rendidos en el suelo, sin
imaginar lo que pasaría después...
222
***

Desperté, con dificultad, me sentía algo mareado, esta sin duda era otra de las
artimañas de esa bruja, el sitio donde me hallaba era completamente blanco,
pero al levantarme tomo forma agrietada y después el suelo se fragmentó
dejando ver la lava, ¿Qué cadáveres es esto?
- ¿Qué tal fue tu estadía con los tuyos? - dijo tras mí una voz conocida, bastante
conocida
Teodora,
-Bien, la mejor parte fue estar alejado de ti
-Qué malo que eso se acabó
- ¿Dónde está mi hermana? - le digo con seriedad.
-Solo te diré que está a salvo- dé repente cambia de posición apareciendo a mi
frente- pero no por mucho, a menos que hagas lo que tienes que hacer.
-No haré eso, dame a Dianne ella no tiene nada que ver con eso.
-Entonces hagámoslo por las buenas, quédate aquí- yo se lo niego- ¿Qué? Te
acostumbraste a tu vida de mortal, ¿Qué pasará cuando descubran la verdad?
Los perseguirán, ellos nos odian, ¿acaso no entiendes?
-Ellos pueden cambiar, no son como pensamos.
-Aww, lo dices por tus amiguitos, a tu amigo le aterras, ¿no te das cuenta?, y la
viva, no hay suficiente prueba como la reacción que tuvo hace un rato, deja de
llenarte la cabeza de mentiras, ven conmigo- ella me extendió su mano, la mire
por unos segundos.
-No- negué con firmeza.
Ella soltó una risa sarcástica- Qué hermoso es el amor ¿No? ¿Crees que ella
siente algo por ti? Luego de que huyeras como un cobarde, la hiciste llorar, y tú
te viste indiferente. Comprende, Tyler, tú y yo somos más parecidos de lo que
parece. Tú solo causas dolor, y no solo a ella, la otra chica, Mía, lloró en su
habitación porque su amor no fue correspondido, Gabriel, lloró porque le
quitaste a su mejor amiga. Hasta Bob, lloró del miedo que le causa todo lo que
está a tu alrededor. Y Charly es la prueba de lo que eres en realidad. De lo que tú
y yo somos, en realidad, fuimos castigados con este poder, pero podemos usarlo
a nuestro favor, para que los demás sepan que valemos más de lo que ellos
piensan, que el mundo se arrodille a nuestros pies, y supliquen por su vida.
-Tú y yo no somos iguales, Teodora. Tú tienes el deseo de hacer daño, yo no.
- ¡Aww! Qué ternura, ¿en serio crees que te quedaras inmóvil mientras los
demás te humillan? Allí tendrás el deseo de hacerles daño, dime que no
disfrutaste hacerle daño al rubio engreído- bajé la mirada y respiré profundo. -
Ven conmigo, y nadie volverá a hacerte daño nunca, Tyler.
- ¡No!
- ¿No? - repitió
223
Sentí lo mismo que cuando se llevó a Dina, como si todo lo hubiera soñado, abrí
los ojos y me encontraba en una extraña cueva, llena objetos de magia oscura,
típico de una bruja. Al igual que también se encontraban mis cinco
acompañantes.
-Esta vez no te saldrás con la tuya Teodora- le reclamé.
- ¿En serio? - dice con sarcasmo- ¿Acaso puedes derrotarme sin esto? – mostró
que en una de sus manos tenía la daga que tanto esfuerzo nos costó obtener, y
con simpleza la tiro por la ventana cayendo en el gran lago del valle de lágrimas
- ¡Upps! Que comience el juego.

224
225
Desperté en un lugar extraño, siempre me habían aterrado esos lugares donde
realizaban magia negra, nunca me había imaginado estar en uno, imágenes de
cera, velas, ramas y muñecos vudú eran parte de la rara decoración.
-Esta vez no te saldrás con la tuya, Teodora- la voz de Tyler llega a mis oídos.
- ¿En serio? - expresa con sarcasmo una voz femenina que desconozco. Volteo a
verla y era una chica de cabello negro, piel un tanto oscura, estaba vestida igual
a una gitana- ¿Acaso puedes hacerlo sin esto? - en sus manos tenía la daga, eso
hasta que la tiro por la ventana cayendo en un lago- ¡Upps! No tienes más
opción Tyler, aceptas mi trato o acabaré con tus amigos y tu hermana uno por
uno.
-No lo haré- le niega él.
-Pues lo haré por las malas. Que comience el juego.
Teodora lanzó un rayo verde en nuestra dirección, todos nos levantamos
despavoridos, pero la bruja seguía amenazante en lanzar otro.
- ¡Ay mamá! - exclamo Julián
¿Habló?
¿Habló?
- ¿Hablaste? - pregunta Tyler y el moreno lo niega con la cabeza
- Qué importa ¡Corran! - gritó George
Cada uno tomo una dirección distinta, yo me dirigí detrás de un muro para
esconderme.
226
- ¿Samanta? - menciono una vocecita detrás de mí.
Era Dianne, estaba encerrada en una jaula tal cual pajarillo, su expresión
asustada, pobre, ni me imagino lo que ha sufrido.
-Te sacaremos de aquí, ya verás.
Me asomé y la bruja seguía atacándolos a todos, primero fue tras Camille la cual
se defendía con su arma. Es un total engaño creer que la esgrima es un deporte
fácil, se notaba en la rapidez y agilidad con la que se movía. Hasta que cayó
bruscamente al suelo.
-Se acabó el combate. Cami- dice Teodora.
-Aún no han acabado ni el primer tiempo, bruja- se levantó de un salto y siguió
luchando, pero la bruja le lanzo una especie de masa verde dejándola pegada a la
pared, ella se esforzaba por salir, pero era en vano.
¿En qué demonios te metiste?
No tengo la más mínima idea, pero quiero salir.
Aun así, la bruja seguía sin cantar victoria, George saltó de una cuerda con su
espada, mientras que Esmy volaba cerca tratando de derribarla y Julián... Bueno
Julián trataba de defenderse a golpes, ¿Dónde estaba Tyler?
- ¡Benjamín! - exclamo Dianne.
¿Quién es Benjamín?
- ¡Micaela! - exclamo Tyler, creo que son una especie de nombres en clave- E
va socar do li, hove un plane.
Tyler hizo un hechizo disolviendo las rejillas de la jaula, y Dianne saliendo de la
jaula de la mano de su hermano.
Volví a ver y la bruja había logrado derribar a todos, volteo a mi dirección y
sentí su mirada sobre mí, me escondí lo más rápido, pero era tarde ya me había
visto. Se me vino una idea, no era muy sensata, pero ¡Por favor! Ustedes no
saben lo que es estar aquí.
- ¡Samanta! ¡¿Qué estás tratando de hacer?! - me gritó Tyler
Pero yo ya estaba afuera, tomé la espada de Camille que había dejado en el
suelo, lo puse frente a la bruja tratando una posición amenazante.
-Deja eso mortal, ni siquiera sabes agarrarlo- dice con tranquilidad la bruja.
-Es cierto, así no se agarra- repite Camille aún pegada a la pared.
-No te tengo miedo- le digo sin evitar que mi voz tiemble un poco.
-Pues deberías, orquídea- la forma en que lo dijo me aterrorizó aún más, ella se
acercaba a mí, pero yo retrocedía a su paso.
Con solo mover las manos me arrebató la espada y lo tiró contra un muro lejano
y me hizo caer al suelo. Completamente indefensa, sin nada que hacer, al borde
de la muerte.
¿Hasta aquí llegó?
Supongo que sí
Morirás soltera
Y sin saber cómo se resuelven las raíces de raíces.
227
- ¡Esto es por mí, Teodora! - exclamó Tyler a su espalda, tomándola y sujetando
sus manos- Deja a Samanta. Ella no tiene nada que ver en esto.
-Lo que hace el amor, esas cosas debilitan hasta al más fuerte- se burla soltando
el agarre y esta vez golpeando a Tyler, haciéndolo caer boca abajo al suelo. Él se
levantó rápidamente y tocó la sangre que salía de su labio roto.
La bruja sonrió macabramente y se acercó hacia él. Y con sus alas Esmy la
derribó, ella rápidamente se paró y una fuerza invisible apretó bruscamente sus
alas haciendo que soltara un quejido.
-Suéltala antes de que te haga sardina- amenaza George. -No toques al amor de
mi no-vida- Él se dio cuenta de lo que dijo y se sonrojó- Es decir… Yo…
¡Suéltala!
-Bien- se burla la bruja dejándola caer de una larga altura. George se apresuró a
atraparla en sus brazos, pero esta voló y se puso de pie sola.
-No sé si olvidaste que tengo alas- le recuerda ella con obviedad y una risilla.
-Oh, claro, ya lo sabía- dice el rubio nervioso.
Por otro lado, Julián no se quedaba atrás, pues con el sable de su amigo empezó
a hacer cortes en sus piernas. Pero esta no hacía la mínima mueca, ella quiso
hacerle lo mismo que a los demás, pero Tyler con sus poderes lo movió a un
lugar seguro, bueno, seguro no, pero al menos lo salvo.
La bruja regresó su mirada hacia mí que seguía en el suelo porque el miedo y el
dolor no me permitían moverme.
-Tus últimas palabras- dijo amenazando con una llama verde en su mano.
Cerré los ojos, lista para mi destino, no tenía mucho camino, ya estaba con los
muertos igual, así que me resigné, hasta qué...
- ¡Acepto el trato! - exclamó Tyler detrás de ella. Teodora se detuvo y volteó a
verlo.
- ¿Qué has dicho? - le preguntó
-Acepto el trato, seré… Tu fuente de poder.
-Tyler, por favor, no lo hagas- le pidió Camille mientras seguía luchando por
escapar.
Él le dio una mirada corta, pero la quito al momento.
-Tyler, no lo hagas- le suplique- hazlo por mí, príncipe- él me miró con un toque
de tristeza en su antes fría mirada.
- ¿Lo harás, Tyler? - le insistía la bruja.
-Sí, lo haré- dijo bajando la mirada.
-Bien, hay que sellar el trato entonces.
Él se acercó a ella más y más, ¿Es que acaso la
iba a besar?
-Te digo algo- musito sin acortar ni alejar
distancia- No es nada fácil ganarle a un Durand.
Apenas terminó su frase por la parte trasera de su
pecho, clavó una navaja con él dibujando la letra
228
"T". La bruja cayó rendida en el suelo, Tyler me miró y me sonrió, relamió sus
labios y corrió a mi dirección, uniendo sus labios con los míos, al dejarlos esta
vez no huyo solo me miró directamente a los ojos.
-Lo he hecho por ti, Orquídea Negra.

Me enamoré, no sé el momento preciso o el lugar, solo sé que quiero gritarle al


mundo lo que siento, estoy enamorado de una orquídea negra, una orquídea
negra llamada Samanta Espinoza, con ojos verdes como su tallo, vestimenta
negra cuál su color, delicada como sus pétalos y fuerte como su sentido de
supervivencia.
-Samanta, - la nombré con nerviosismo acercándome a ella quién seguía en el
suelo y tuve que arrodillarme- ¿Los sueños se hacen realidad?
-Pues yo tengo una confesión importante- dice con la frente en alto George- Me
he dado cuenta de que la vida es muy corta.
-George, falleciste hace seiscientos años- dice Camille rodando los ojos.
-Menos, fue hace… Olvídalo, el punto es que- Él llegó y se arrodilló frente a
Esmy- Esmeralda eres el gusano que necesita este pez.
¿Qué cadáveres dijo?
-Es lo más lindo que me han dicho- Sí, son almas gemelas.
-Te invito a comer ceviche, el sábado
- ¿Sabes hacer ceviche? - pregunta sorprendida
-No, pero Samanta me enseño como buscar recetas en su aparato raro.
-Se llaman tutoriales de YouTube- lo corrige Samanta algo perdida.
Yo ignoré lo siguiente, quise hacerlo, solo la miré a ella, a sus ojos, a aquellos
ojos verdes que ya no me causaban miedo, ahora solo me daban calma. Con
nerviosismo puse mi mano sobre su rodilla y ella solo me miró sorprendida.
-Sa-Samanta, yo hace bastante, te quería decir algo- con nerviosismo bajé la
mirada y mi voz fue más baja- Me… Me gustas mucho. - Ella abrió los ojos,
perpleja- Sí, no sé cómo pasó, pero de repente eras cada día más bonita y todo lo
que hacías me gustaba más y más, y me mirabas y me sonrojaba y… Te juro que
eres la primera persona que quiero abrazar…. Y yo… Bueno, tú y yo…
¿Quieres ser mi novia?
Ella bajó la mirada, traté de buscarla y cuando la hallé me encontré con sus ojos
enrojecidos, al igual que sus mejillas cubiertas por lágrimas.
- ¿Qué ocurre? - le pregunté suavemente.
-Tyler, no es el momento.
-Está bien, supongo que está impactada porque, claro, asesiné a alguien. Y ahora
que lo digo en voz alta suena mal. Pero, yo te espero.
229
-No, Tyler, ya tengo una respuesta- dijo triste, pero de una forma que hizo bajar
mis ánimos.
- ¿Cuál es tu respuesta? -pregunté temeroso de lo que pudiera decir.
-No quiero ser tu novia, Tyler.
- ¿Qué?
No es que no esperaba esa respuesta, simplemente no entendía el porqué.
-Me cansé de esperar, de que arriesgar todo, y sí, tú también me gustas, pero me
pongo a pensar y no quiero caer al abismo.
- ¿Abismo?
-Sí, Tyler, tu abismo, donde, aunque no lo creas, hay dolor, y ni siquiera te das
cuenta, no creo que todos los abrazos que desees darme suplantaran todas las
lágrimas que derramé. Dime, ¿En realidad dejarías todo lo que yo estoy
dispuesta a dejar si acepto?
-Yo…
No lo sé, la verdad.
Solo aparté la mirada y mordí mi labio inferior.
- ¿Ves?
-Es mejor volver a casa, se hace tarde-fue lo único que dije y me alejé.

***

Había llegado el momento, para volver debíamos entrar al lago "Valle de


Lágrimas". Tomé una respiración profunda y tomé la mano de mi compañera,
Dina, y entramos al lago y a los segundos salimos al mundo de los vivos.
Costaba respirar por el frío que hacía a altas horas de la madrugada, y más con
la ropa mojada. Hice un hechizo para devolver la ropa que teníamos en la
pizzería.
-Ouch- me quejé
- ¿Qué ocurre? - me pregunta Samanta.
-Se me aflojo un diente- le digo agarrando la parte derecha de mi mandíbula.
- ¿Estarás bien?
-Sí, es solo un diente.
-Tyler- escucho llamarme la voz de mi padre y junto a él estaban mamá y mi
madrina- ¿Dónde estaban?
-Estábamos paseando por el parque y perdimos la noción del tiempo- les miento.
- ¿Por qué no contestas el teléfono? - pregunta preocupada mamá dándome un
abrazo
-Se me acabo la batería- mentí.
-Samanta, ¿no sabía que estabas con ellos? -le pregunta.
-Sí- dice alegre-señor Durand, creo que entendí su consejo.
230
- ¿Cuál consejo? - le pregunta papá arrugando el entrecejo
-El de la morfina y el corazón.
-No era ningún consejo, te estaba contando como asesiné a mi jefe- papá
rectifico sus palabras- en mi mente sonó mejor.
-Como sea, feliz Hawollen, familia Durand, -dice y decaída se retiró.
- ¿Por qué tan callado ahijadito? - habla mi madrina
-Nada, por nada.

231
Me acosté a las cuatro y media de la mañana, pero, aun así, no pude dormir
nada. La madrugada se me fue entre pesadillas y pesadillas.
No estaba bien, mi pobre mente había experimentado un infierno y no volvería a
ser la misma, nada volvería a ser lo mismo. Me senté en el sillón que estaba
junto a mi ventana, y fijé mi mirada en su casa, estaban todas las luces apagadas,
solo la alumbraba el sol naciente de la madrugada cayendo por el negro tejado.
La casa 666 del vecindario de Villa Alta, aquella que queda enfrente del parque
y que, aunque quedara a tres casas de la mía, se veía claramente por lo grande
que era, allí en esa casa vive el causante de mi actual estado, junto con su
extraña y terrorífica familia.
Suspiré y me recosté en el marco de la ventana, y recordé mi vida antes de aquel
sueño; esa vieja casa era el lugar de juego favorito de Gabriel y también el mío,
en realidad mi vida era muy aburrida, pero era feliz… ¿Era feliz? Claro que lo
era, Tyler empeoró mi vida y yo cegada por mi amor hacia él no me daba
cuenta, agradezco tanto haber acabado con esto antes de que fuera muy tarde.

El domingo es tal y como si nunca hubiese existido, pues pasé todo el día
durmiendo, mi mamá entró varias veces preocupada, yo solo le decía que solo
232
quería descansar, pero eso no evitó que pescara un resfriado el lunes, ¡no podía
faltar, pues había examen de historia…! ¡Ahrgs! Es la clase que comparto con
él, ¿Por qué todo tiene que girar alrededor de él?
Realmente me sentía terrible, y mi aspecto hablaba por si solo sobre ello. Mi
cabello despeinado, sin los mechones que siempre me ponía, no traía ni una gota
de maquillaje, por lo cual me puse los lentes que se supone eran para mi
astigmatismo, pero los tenía olvidados en un rincón de mi habitación, no tenía ni
idea del aspecto de mi uniforme, y era mejor mantener la incertidumbre.
Ese día literalmente no quería nada, todo me molestaba, sentía que en cualquier
momento mi cabeza iba a explotar, y el dolor aumentó cuando me choqué con
él, cuando me separé mis ojos se cruzaron con los de Tyler, sentí como su altura
se duplicara por lo pequeña que me sentía hoy.
Así pasaron varios segundos mirándonos a los ojos sin decir nada, era como una
conversación entre sus bellos ojos azules con gran profundidad, sus largas
pestañas negras y sus cejas que le daban una expresión tranquila. Y yo con mis
ojos rojos, llenos de asquerosas ojeras y que aguantaban un mar de lágrimas. Él
abrió la boca para decirme algo, pero se arrepintió, y solo me regalo una sonrisa,
y no era su típica sonrisa arrogante, ni tampoco forzada, era auténtica, era como
si su sonrisa enviará un rayo de luz a mi vacío y oscuro pecho. Sentía que estaba
a punto de llorar, entonces decidí correr y alejarme de él antes de romper en
llanto.
Yo lo quería
No… Yo lo amaba
Lo amo, aún lo hago con cada latido de mi corazón
Pero me hará daño, y debo alejarme antes de caer al abismo.
Tan absorbida por mi mente, no vi a Bob al frente extendiendo su mano en un
saludo, él notó mi cara de tragedia y me detuvo en sus brazos.
-Hey, Sam, ¿Estás bien?
-Sí, solo es la gripe.
- ¿Segura? - insistió.
-No- en ese momento entré en pánico- ¿Cómo demonios voy a estar bien Bob?
Mi mente es un torbellino, no he dormido bien, la gripe me está matando, tengo
un examen pronto y ni siquiera recuerdo mi nombre completo, tengo una crisis
emocional y no sé si tomé una buena decisión, eso definitivamente no es estar
bien.
Bob no dijo nada, solo me abrazó, tal vez yo no necesitaba palabras, solo gestos,
estos me hacían sentir mucho mejor, pero no del todo.
Luego de eso estaba en el examen de historia, odiaba los exámenes de historia,
es que consistía en cinco preguntas extremadamente difíciles, que revisaba,
apenas le entregabas y gritaba tu nota para que todo el mundo la supiera. Y antes
de que malinterpreten, si estudié –el viernes en la tarde- pero mi mente quedó
saturada por todo lo ocurrido en la madrugada de aquel día.
233
Sí quiere la podría hablar sobre como un pirata llamado George terminó siendo
el almuerzo de un tiburón, como una jovencita francesa fue asesinada
injustamente en la Edad Media, cuál es la función de las hadas de la muerte, o
cómo matar a una peligrosa bruja con media vida.
Renacimiento, ¿Qué cadáveres es eso?
Demonios, ya hasta se me están pegando sus frases.
Y perdida en mis pensamientos, la profesora anunció la prueba por terminada,
observé mi hoja completamente vacía, solo tenía mi nombre escrito porque ni
siquiera recordaba la fecha de hoy.
Avance hacia lo inevitable, para que otra vez me llamaran burra frente a toda la
clase, a decir verdad, yo misma me lo busqué. Justo cuando iba llegando me
tropecé con el pie de Tyler, y por mi gran debilidad caí al suelo, traté de
levantarme y vi como él me devolvía mi la con la misma sonrisa de antes. Se la
arranqué de las manos y me levanté, agradecí a Dios hoy traer el calentador y no
esa incómoda falda.
Dejé la hoja en manos de la profesora, quien me analizó de arriba abajo con gran
descaro, cuando empezó a observar mi hoja abrió los ojos sorprendida y volvió a
revisar varias veces.
-Señorita Espinoza…- Sí, ya gríteles a todos lo inservible que soy-
¡Felicitaciones! - Que yo… Cómo… De… ¿Qué?
Me entregó mi examen con la calificación perfecta, lo vi claramente, estaba
contestado, con mi letra, cuando yo no hice nada. Volteé a ver a Tyler, que
claramente había interferido aquí, él me miraba fijamente, otra vez con su
sonrisa, ya me estaba empezando a molestar.

Logré sobrevivir hasta la última hora de clases, en la que tocaba educación


física, el profesor solo tenía el basquetbol en la cabeza, pues también era
entrenador. Entonces hoy, solo le dio un balón a cada quien y que hiciéramos
con nuestra vida lo que nos plazca.
Miraba a las otras chicas sentadas en las gradas con sus celulares sin
preocuparse lo más mínimo por la clase, aquellas chicas que tenían más novios
que zapatos- y vaya que tenían zapatos-, vivían como si nada, y yo llorando por
algo que fue nada, claro, ellas salían con chicos normales, y Tyler no era
precisamente eso.
Tomé el balón y empecé a lanzar tiros al aro, desde muy pequeña mi padre me
enseñó a jugar basquetbol y es una forma de desestresarme y de olvidar los
problemas a mi alrededor. Pero… ¿Tenía algún problema? O talvez mi manía de
aferrarme a lo normal me impedía ver la realidad, Tyler me habría causado
dolor, pero también me ha sacado sonrisas.
-Samanta- escucho como susurra detrás de mí, mi corazón se sobresaltó y un
gran nudo se formó en mi garganta, volteé lentamente y lo encontré frente a mí,

234
su mirada cabizbaja y perdida, jugaba inquietamente con sus dedos y sus rodillas
temblaban.
- ¿Qué quieres? - pregunté secamente.
-A ti.
Eso me dejo perpleja, no era tanta la sorpresa, era la capacidad de que sus
palabras me dejaran sin aliento, la seguridad de su voz, el suave movimiento de
sus labios rosados y el hecho de no parecer arrepentirse.
-Intenté darte tu espacio, en serio lo hice, luché por no buscarte, pero me di
cuenta de que me es imposible vivir sin ti a mi lado. Y más aún lo es no estar
bien contigo. Necesito tu perdón ¿Sí?
Negué varias veces con la cabeza, apreté el balón en mis manos y lo lancé con
todas mis fuerzas contra su cara.
¿Por qué lo hiciste?
No lo sé
Lo vi allí, tirado en el suelo, su expresión de dolor sobando su cabeza, exhalé
fuertemente, sentí parte del peso que tenía desaparecía.
-Lo merezco- dijo- definitivamente lo hago. Lo admito, fui un idiota y un
cobarde. Un narcisista que nunca pensó en ti. Y si pudiera no solo me bastaría
un balón contra el rostro, sería capaz de causarme el peor dolor sufrimiento
sobre la faz de la Tierra, porque menos no se merece el que te haga sentir de esta
forma.
-Ni siquiera sé lo que siento- dije casi rompiendo en
llanto.
Él se acercó y tomó mi mano entre la suya y la sobó
suavemente.
-Te juro, quisiera ayudarte, pero ya sabes, soy un
enfermo mental que no logra conectar con las
emociones de los demás. Solo sé que… Me atendré
a lo que quieres, si tu felicidad es a mi lado, juro
nunca apartarme ni siquiera luego de dar mi último
respiro, mi espíritu seguirá tus pasos toda la
eternidad. Pero, si tu felicidad está lejos de mí, me
apartaré, si deseas, yo mismo acabaré con mi vida y
me quedaré bajo tierra soportando mi castigo
suicida complacido por ver que tu preciosa sonrisa de dientes torcidos no se
aparta de tú inigualablemente y bello rostro.
-De hecho…
-Espera- me interrumpió revisando apresuradamente sus bolsillos y sacando una
hoja de papel doblada- Te escribí un poema- dijo con una sonrisa inocente
desdoblando la hoja.
“Tú, me llevaste a las nubes,
cuando estaba debajo del suelo,
235
contigo aprendí que yo pude,
tú eres lo que quiero,
vi a lo que la vida conduce
Y que estrellarse a veces es bueno
Solo pirme…..perme… Permitime… Per-mi-te-me…
- ¡Al diablo! - soltó- Te amo, suena como una mentira viniendo de mí, pero
dime que otro sentimiento te produce tanta alegría y cosquilleos en la barriga y
que tu corazón lata tan rápido que sientas la vida corriendo por tus venas que no
sea el amor. Juro, esto es tan adictivo que siento, no puedo dejarlo, se siente tan
bien sentir y más hacia ti, eres tan hermosa y única. No sé, eres fuera de lo
común, que cada vez que estoy cerca de ti me siento en el cielo, un paraíso del
que me es imposible bajar. Te amo con locura que estallas mis sentimientos,
sonrió como tonto, me molesta verte cerca de alguien que no sea yo, y me
entristece no ser suficiente para ti, porque tú mereces un verdadero príncipe, no
un fenómeno como yo. Pero soy egoísta y deseo que tus besos comparados con
la suavidad de la miel, la dulzura del azúcar y lo adictivo del chocolate sean solo
míos. En mis cortos quince años de vida, probablemente treinta mentales y a lo
mucho diez emocionales, estoy totalmente seguro de que te amo.
Me quedé sin palabras, mientras decía eso sentí algo mágico recorrer mis venas
y ponerme los pelos de punta.
-Tyler, nunca me sentí más viva desde que vi la muerte en tus ojos azules.
- ¿Qué? - preguntó arrugando el entrecejo.
-Eso, tú me quitaste mi tranquilidad- dije sonriente, él aún confuso- Pero odiaba
mi tranquilidad, terminar sentada en un culto religioso con un vestido claro más
largo de mis rodillas, fingiendo ser perfecta tratando de complacer a mi madre
sin buenos resultados. Pero tú, me enseñaste que mi felicidad no está en mi
tranquilidad, sino en una montaña rusa sin reglas ni límites, donde no debo
complacer a nadie, solo ser yo misma… Perder el control.
- ¿Quieres perder el control? - dijo él- Yo lo hago más de lo común. Así acabé
aquí.
-Príncipe de mis sueños- me acerqué a él y tomé su pálido rostro en mis manos
logrando que este se ruborizara- Arrástrame al abismo de la locura.
-Mi preciosa Orquídea Negra- él enrolló sus dedos en mis mechones azules de
cabello, sus azules ojos eran más eléctricos y brillantes que me cortaron la
respiración cuando miró directamente a los míos sin despegarlos un solo
segundo, su retorcida sonrisa arrogante volvió y su voz suave fue un disparo
directo a mi corazón- Caigamos juntos.

236
Sé que no he sido el más atento, pero desde ahora trataré de ser lo más atento
para ella, por ello le pedí una cita hoy, en el parque del vecindario, algo sencillo,
pero con todo el sentimiento que mi corazón sea capaz de expresarle.
Lo más importante ahora, debía conseguir permiso para salir, no era igual que
antes, ya no éramos solo amigos, entre ambos había algo más, era como….
- ¡AMOR! - gritaba papá para llamar a mamá- Cris, mi vida, ¿Viste mi
estetoscopio?
-En tu oficina cariño, sobre el escritorio, frente a tu archivero- le contestó mamá
sentándose en el sofá con un té de sangre en sus manos.
-Mami- me senté a su lado y comencé a jugar con mis dedos y fijé mi mirada en
cualquier lado. - ¿Te puedo pedir algo?
-Dime, chiquito- dijo tomando un sorbo de su té.
- ¿Podría… Yo… Salir… Mm… Allá afuera…al parque…con…mm…una
chica?
Mamá tragó con fuerza el té y la taza cayó al piso. Su mirada fija y ojos bien
abiertos, estaba alterada internamente, esto era sin duda lo que NO quería hacer.
-Un-una chica- repitió- ¡JAMES!

237
Papá apareció al instante detrás de ella, interrogándola con la mirada.
-Tyler quiere salir con una chica.
- ¡¿QUÉ?!- gritó papá.
En eso en la sala entró mi madrina María Laura con una gran sonrisa en el
enorme silencio que abarcaba la habitación, solo se oía el sonar de sus tacones.
- ¡Hola familia! ¿Adivinen quién…-Su sonrisa bajó al ver la expresión
horrorizada - ¿Por qué tienen esas caras? Parece que hubieran visto un fantasma.
- ¿De qué tipo de salida estamos hablando? - preguntó papá, ignorando por
completo la presencia de mi madrina.
-Con… Con Samanta, mi… No-novia- tartamudeé nervioso.
- ¿Novia? -soltó mamá sin salir de un estado de piedra.
- ¿Tienes novia? - preguntó mi madrina.
-Bueno, eso… Podría decirse.
- ¿Y A TI QUIEN DEMONIOS TE DIO PERMISO DE TENER NOVIA
TYLER BENJAMIN DURAND RAMIRE……?
- ¡Cristina! - la llamó papá mientras mamá ardía en furia.
-Papá-dije.
La mirada en llamas de mamá viajó a papá, quien ya sabía que debía temer.
-A ver, mi amor, eso no es cierto- él me miro- Tyler, te hablé sobre que es
normal que sientas interés por alguien en esta edad, pero tener novia es algo
serio.
-Pero… Esto es serio.
- ¿CÓMO VA A SER SERIO? ¡TIENES QUINCE MALDITA SEA!
- ¡CRISTINA! - volvió a gritar papá- cálmate, lo estás poniendo más nervioso.
Bien Tyler, sé que eres bastante maduro para tu edad, pero créeme, también yo
fui joven y a esta edad nada es en serio.
- ¿A qué edad se conocieron tú y mamá? - pregunté para refutar su comentario.
-Mm….
-Cállate- le dijo mamá poniendo un dedo en su boca.
-Que no puedes tener algo serio, porque no estás preparado para algo serio.
- ¿Y si lo escoge el ojo Durand?
Ambos se miraron sorprendidos y voltearon a verme de nuevo.
-Te dije que escondieras ese libro- le murmuró mamá a papá.
-Bien, señor, el ojo Durand implica consecuencias si no lo usas bien. Sabes bien
la responsabilidad que influye si…
-Te juro, no tengo esas intenciones papá.
-Perfecto- dijo sonriente- ¿Tienes en cuenta el desgaste psicológico, emocional y
económico que trae una mujer?
- ¡James! - exclamó mamá.
-Tú no mi amor, tú eres una bendición y lo mejor de mi vida- él se acercó a mí y
me susurró- En especial psicológico.
-El amor no existe- dijo mi madrina.
238
-Oh, sigues allí, no le hagas caso, ha tenido tantos novios que no alcanzan los
dedos para contarlos. - dijo papá
-Disculpa, he estado buscando el amor por mucho tiempo. Pero me di cuenta de
que no existe.
-No le hagas caso a esta loca hijo.
Mamá se acercó y me tomó de las mejillas, me miró unos cuantos segundos y
me abrazó.
-Mi bebé ya está grande, Dios mío, Tyler te pongo toda mi confianza porque te
conozco.
-Tranquila mamá, todo saldrá bien.
-Bien. Pero ¡DILE A ESA SIMPLE MORTAL QUE SI SE ATREVE A
LASTIMARTE AQUÍ ESTÁ TU MADRE Y TE JURO QUE LA…!
-Tranquila.
-Y dile que le traiga algo a tu hermana- dijo Dina apareciendo detrás.
-Tú no te atrevas a tener novio hasta los cuarenta, ¿Oíste Dianne? -le indicó
papá firme.
-Sí papá.
En eso Eugenio entró a la habitación con su porte alto y una gran sonrisa
picaresca.
-Señor Tyler, la señorita Samanta lo espera afuera.
Sentí mi corazón paralizarse, mis mejillas arder más que nunca, mi boca secarse,
mis pupilas delatarse. Este encuentro con ella despertaba más emociones que los
anteriores.
-Oh, deja al pobre muchacho- dijo Clara entrando viendo como Eugenio se
burlaba con descaro. -Solo harás que se ponga más nervioso.
Eugenio acomodó sus lentes y rio por lo bajo.
Corrí a la puerta a abrirla, hay estaba ella, vestía un pantalón de colores cálidos,
una blusa blanca y un suéter amarillo, su cabello suelto, pero dejaba ver su
hermoso rostro, era bellísima.
-Quedamos en que yo te iba a ir a buscar a tu casa- le recordé.
Ella rio y sacudió la cabeza- Eso fue hace treinta minutos, Tyler.
Miré el reloj y definitivamente eran treinta minutos más de la hora acordada. Así
que, no sé ni porque, pero me tiré al suelo arrodillado y le pedí perdón repetidas
veces.
-Tranquilo, no hiciste nada malo- dijo Samanta entre risas.
-Claro que lo hice, tuviste que venir tú porque fui impuntual. Te juro con toda
mi alma que esto no se volverá a repetir.
-Pero no estés así, solo… Oh, hola. -dijo, y me levanté y vi a mi familia atrás
mirando atentamente.
- ¿Qué es eso Tyler Durand? - dijo malhumorada mamá- Yo nunca te enseñé a
arrodillarte a una mujer. Eso de seguro lo aprendiste de tu padre.

239
-Claro, porque a ti hay que suplicarte para que hagas lo que te pido- le contestó
papá.
-Has criado un sumiso como tú, James- musitó mi madrina.
-Seré un sumiso, pero en cualquier momento te corro de MI casa.
-Bobo- soltó mi madrina y le sacó la lengua.
-Inmadura.
- ¡Ay claro! Tú eres el gran ejemplo de madurez.
- ¡YA! Ambos son un par de inmaduros- gritó mamá. - Compórtense como
adultos ¿No ven que estamos en algo importante con Tyler?
-Sí, mi amor, discúlpame- dijo con dulzura papá.
-Sumiso- dijo entre dientes mi madrina.
Papá le lanzó una mirada matadora y ella le volvió a sacar la lengua.
Clara mientras tanto soltó un gran alarido, ya que rompió en llanto y lloraba
abiertamente mientras Eugenio le ofreció un pañuelo con él, se secó
estruendosamente y se lo devolvió, pero Eugenio se negó a recibirlo mirándolo
con asco.
-Mi niño ha crecido- sollozó Clara envuelta en el llanto.
-Clara, por favor, me va a hacer… Llorar… A mí también- dijo mamá
rompiendo a llorar igual en el pecho de papá.
- ¡Ayayay! Me perdí toda la infancia de mi ahijadito… Ya es un… Hombre- dijo
mi madrina también entre lágrimas.
-James, cariño, ¿Por qué tienes los ojos rojos? No me digas que también vas a
llorar.
-No… Solo, es el clima… Soy un tanto alérgico… A la lluvia.
-Mentiroso, si tú amas la lluvia- contradijo mi madrina aun llorando.
-Cállate o te pongo donde te caiga un rayo encima.
Eugenio le ofreció el pañuelo a papá y mi padre, al tomarlo y ver las condiciones
en las que estaba, lo tiró al piso y le dio una mala mirada a la alta figura de
Eugenio.
-Mejor cierre la maldita puerta de una vez- le ordenó papá con su voz,
volviéndose gradualmente más aguda por contener las ganas de llorar.
-Y no olvides traer algo para tu hermana-dijo Dianne antes de que la gran puerta
se cerrase.
No es que me avergüence mi familia, pero ¿Por qué diablos no se pueden
comportar por dos segundos?
-En serio tienes una familia extraña- bromeó ella.
-Sí, mejor vamos antes de que mamá salga con cuchillos.
Ella me dio una mirada extrañada y asentí que si era capaz.

***

240
Luego estábamos en el parque, hablando de no sé, de no sé cuándo y no sé
dónde, no importa que era solo éramos ella y yo.
Solo ella y yo,
Felices,
No existía el tiempo, no había mañana o ayer,
No había nadie más
No había vida o muerte
No había problemas
Solo nosotros dos.
Y ese pequeño y aburrido parque, era como un paraíso en ese momento.
-… Entonces, mi papá dijo “Al mundo de los vivos” y yo en ese momento no
quería ir, pero, considerando mi delicada situación en esos momentos, me
presenté encantado con la idea… Pero estaba aterrado- le contaba, ella solo me
miraba, pero no de cualquier forma, sino como si yo fuera su objeto más
preciado.
-Más aterrado de lo que estamos ahora con Lucifer.
-¿Lucifer? Pero...
-No, no ese lucifer- me apresuré a decir- Dianne se trajo del Más Allá una
muñeca vieja fea que le faltan los ojos, ella le puso Lucy, pero nosotros le
decimos Lucifer.
-¿Y no tiene nada la muñeca aparte de eso?- preguntó con expresión aterrada.
-Bueno, en las madrugadas se escucha como corre por toda la casa, y ya tres
veces me ha jalado las sabanas. Eso aparte de que en ocasiones empieza a hablar
en latín, pero descubrimos que rezándole tres padres nuestros se calla. Mamá y
papá le han rogado que se deshaga de ella, pero no quiere.
La expresión de Samanta era aterrada, así que sonreí para que se calmara.
- ¿Cómo nunca noté que tenías asperger? Es decir, no se te nota- preguntó de la
nada agarrándome desprevenido.
-Bueno, el asperger es diferente en todos lo que lo tienen, varía, además no me
gusta que la gente me trate diferente por mi enfermedad, yo quiero ser como los
demás. Por eso aprendí como se ven las distintas expresiones humanas, así poder
imitarlas o saber cómo se sienten los demás, la verdad la mayoría de veces es
complicada. Por ello también uso un hechizo en mí, no cura la enfermedad, solo
ayuda a que todo lo que diga se oiga bien, o al menos coherente, y me hace ver
con seguridad, ya sabes, como alguien normal. Aunque el hechizo no es tan
fuerte, pero me ayuda.
Ella me miraba con curiosidad, atenta a cada una de mis palabras, yo relamí mis
labios a la espera de una respuesta.
-Entonces, ¿No te conozco como en realidad eres?
-Bueno, relativamente no, no me conoces completamente.
- ¿Y puedo hacerlo?

241
Mis palmas sudaban y las froté contra mi pantalón, mi respiración se aceleró un
poco.
-Si tú quieres, claro, si no te sientes cómodo, no lo hagas.
- ¡No! -exclamé-Digo ¡Sí!, sí lo voy a hacer. Quiero que me conozcas tal como
soy. Así que quédate quieta unos segundos.
Preparé él contra hechizo y puse mi mano sobre su rostro y con mis dedos cerré
sus ojos, y luego de unos segundos, separé mi mano de ella.

Abrí los ojos lentamente, y sin duda la perspectiva cambió mucho en tan poco
tiempo. Tyler, sentado en posición fetal, con uno de sus pies moviéndose
incontrolablemente, se mecía de un lado a otro su mirada fija en el suelo y
pestañeaba constantemente. Abría y cerraba una de sus manos y murmuraba
cosas sin sentido al azar.

- ¿Tyler?

- ¿Aún me quieres verdad? - soltó.

-Claro, eso nunca lo dudes.

Él rio nerviosamente y de una manera bastante peculiar.

- ¿Cambié mucho? - me preguntó, aunque miraba al perro defecando que estaba


a un lado.

-La verdad no- confesé. No veía mucha diferencia a su forma habitual de actuar.

- ¿En serio? - preguntó enarcando una ceja y liego bufó y rio- Al parecer mi
hechizo no es muy efectivo.

-Es que, siempre te he visto tal como eres.

- ¿Te gusto tal como soy?

-Me encanta- musité sin pensarlo.

-A mí… También, me gusta cómo eres… Eres bonita y rara y loca- solo reí
porque sabía esa era su forma de halagarme- Me gusta que seas rara, las otras
chicas no son raras, por eso me gustas tú. Como dice papá: “Los pavos reales
blancos son rechazados por los de su especie, pero a nosotros nos parece una
majestuosidad”. Entonces, tú eres mi pavo real blanco.

242
Sin notarlo ya estaba sonrojada, y él igual. Después de tanto había un
sentimiento mutuo entre, su azul mirada me miró fijamente, solo a mí me podía
ver a los ojos, y eso no solo me hacía sentir afortunada, me hacía sentir de todo,
cuando nos mirábamos fijamente no existía más en el mundo.

-Tus ojos incineran como el Sol- dijo a gran velocidad- No, así no era, tus ojos,
tienen destellos dorados, como los rayos del Sol.

-Oh- dije perpleja y me relamí los ojos.

-Sí, bajo la luz del Sol, se ven más lindos.

-Tus ojos, son tan azules, y eléctricos, así como los rayos.

-Entonces, tú eres el Sol y yo soy la lluvia.

- ¿Polos opuestos que nunca se encontraran? - insinué lo primero que se me


ocurrió.

-No, ¿Has oído la historia del día que el Sol y la lluvia se encontraron por
primera vez? – yo negué- Pues claro, la inventó mi padre, sería muy raro si la
supieras.

Reí y esperé atenta a que iniciara con su relato, pasaron unos segundos y él
seguía en silencio.

-Ah, ¿Quieres que te lo cuente? - dijo dándose cuenta y yo asentí, él se recostó


en el piso a mirar el cielo que estaba cubierto por nubes grises y yo lo imité y me
acosté junto a él a observar, como pequeñas gotas de rocío caían. - Pues escucha
la historia más cursi que escuche en mi infancia.

“Cuando al mundo no habían llegado los humanos, una pequeña nubecita se


extendió y cubrió el inmenso cielo, de ella solo caían gotas con gran
fuerza, inundando la Tierra y dando gran oscuridad, esta nube
sumergida en la tristeza, quería acabar con la oscuridad, hasta
que a su vida llegó el Sol, que era solo luz, con su cabello rubio
y resplandeciente, la lluvia quedo perdidamente enamorada de
él, y el Sol a ver la lluvia se enamoró de sus gotas de agua y se
convirtieron en amantes. Pero, era un amor imposible, si
las gotas de la lluvia tocaban los rayos del sol, estos le
causaban terrible dolor, además de que si la lluvia se
quedaba la inundación no paraba, y

el Sol solo podía secarlos, pero sin la lluvia se secaban a


nivel extremo y la tierra se rompería. Por eso el Sol hizo un papel de colores
llamado arcoíris, en el que ambos se dedicaban poemas que rodaban entre sus
243
colores y con eso podían tomarse de las manos sin dañarse ni dañar a nadie.
Por eso cada que sale un arcoíris significa que el Sol y la lluvia se volvieron a
encontrar, y en el viento se escucha sus “te amos”. Y recordándose que el
mundo se cae si la lluvia no tiene al Sol y si el Sol no tiene a la lluvia”

Él se irguió hasta quedar sentado con las piernas cruzadas y me miró fijamente,
no pestañeó ni un solo momento. Como si una fuerza extraña me impulsase,
también me senté, cara a cara frente a él. Tyler tomó mi mano entre sus dedos, la
subió hasta sus labios y la besó, tal y como la primera vez que nos vimos frente
a frente, cuando nos encontramos, así como la lluvia y el Sol. La diferencia es
que esta vez nunca despegó sus ojos de los míos.

-Me consideraría el más afortunado entre vivos y muertos, si tú, mi preciada


Orquídea Negra, me concedes la dicha de ser tu novio.

-Sí, mi Príncipe de Ensueño.

Luego de eso, él se acercó lentamente a mí, mientras aún sostenía mi mano con
la otra, se deslizó suavemente por mi mejilla, en un cálido tacto que me causaba
un hormigueo, sus ojos viajaron a mis labios y lo detallaban poco a poco. Miré
los suyos, eran tan rosados en contraste a su piel pálida, estaban húmedos
porque se los relamía y los mordía constantemente en suaves murmureos. Me
acerqué más a él y cuando cerró los ojos yo lo hice igual, ambos nos dejamos
llevar, en el que sería nuestro primer beso completamente real. En ese momento
comenzó a llover, y sentí un arcoíris envolvernos, era como un sueño en la vida
real. Él separó delicadamente de mí, y esta vez se quedó allí parado, se acercó a
mi oído y susurró.

-Por favor, nunca te vayas de mi lado. Que yo no lo haré.

244
Al día siguiente me levanté con todas las energías, la escuela era más linda si
Samanta estaba en ella, por eso me cepillaba rápidamente para estar listo lo
antes posible, y así llegar cuanto antes a verla.
-… Y luego corrimos de regreso y encontramos una pequeña choza de pícnic,
porque estaba lloviendo muy fuerte. Y Samanta me enseñó a jugar piedra, papel
o tijera, que es la versión de los vivos de guillotina, ataúd o espíritu. - le
comentaba mientras yo me peinaba en el baño con la puerta abierta.
-Me alegra, te hayas divertido- dijo papá organizando sus implementos médicos
sobre la cama.
-No todo es divertirse, ese clima ayer estaba terrible, pudiste haber pescado un
resfriado. - dijo mamá sentada de piernas cruzadas en una esquina de la cama y
con una expresión seria.
-Pero no lo hice- le comenté- porque luego de que paró de llover, por el camino
de regreso vi un Boeing 747, le hablé sobre que figura como número uno del
mundo, porque muchas compañías aéreas dependen de este avión. Ella no
parecía entenderme.
Mamá bufó- Yo si te entiendo cuando hablas de aviones, recuerda que en tu
décimo tercer cumpleaños te regalé el libro que hablaba sobre eso.
- ¿Soy yo o huelo a una mamá celosa? - bromeó papá.
- ¿Celosa yo?
-Sí, celosita tú. Te ves tan tierna cuando estás celosa.
245
- ¡No estoy celosa! - exclamó- Además, tú fuiste el que se la pasó toda la tarde
llorando.
- ¡Claro que no!
- ¡Claro que sí! Hasta te gastaste una caja entera de pañuelos.
-Eso no... -mamá le lanzó una mirada de “Es en serio”- Bueno, pero media caja
nada más- ella lo continuó mirando así- Sobraron dos pañuelos ¿Ok? ¡Dos
mugres pañuelos! Y María Laura también gastó gran parte.
-Sí, pero eso no quita que parezcas un bebito, llorando porque su hijo ya creció.
-Y tú también estabas incluida ayer- Él se sentó tras ella y le empezó a hacer
cosquillas bajo de las costillas- Mi celosita.
Mamá se reía y quejaba a la vez mientras lanzaba patadas al aire.
- ¡AY! ¡JAMES! ¡PARA! ... ¡JAMES! ¡YA!
Papá se detuvo y la abrazó y se recostó sobre su hombro.
-Hay está la sonrisa de la que me enamoré. - y la besó en los labios mientras
bromeaban entre ellos.
Por eso aproveché de hablar con mi madre mientras seguía de buen humor.
-Mamá, me has criado muy bien, y me considero completamente responsable y
consciente de las decisiones que estoy tomando.
Mamá inclinó la cabeza y torció los labios.
-Señor responsable, dejo el grifo del agua- bromeó y volteé al baño, donde
efectivamente dejé el grifo del lavamanos abierto. Luego de eso me apresuré a
tomar mis cosas del suelo y salir de la habitación hasta qué mamá me llamó.
-Tyler, el amor es el más dulce y letal veneno que puedes consumir.
Yo asentí y le di una sonrisa y ella me lanzó un beso.
-Tú eres mi veneno, mi amor- le dijo papá a punto de clavarle más besos cuando
ella lo frenó con sus dedos.
-Contrólate, Durand.
Luego de acomodar bien mi bolso y ponerme mi uniforme bajé a la sala, lo
primero que encuentro es a papá asomado por la ventana. No se movía, solo
observaba y murmuraba.
- ¿Qué pasa? - le pregunto.
-Tenemos unos peculiares vecinos nuevos- me informa sin apartar la mirada del
cristal.
- ¿Qué tienen de peculiar?
-Míralo por ti mismo- se hizo a un lado y yo me asomé por la ventana. Y lo que
vi era aterrador.
-Son tan...
-Exacto
-... Normales- digo con susto.
-Extremadamente, esa gente así no es de fiar.
- ¿Quiénes son?
-Según veo son los Rodríguez
246
-Hasta su apellido es normal, míralos todo lo que hacen es muy… normal- mi
rostro demuestra asco.
-Exacto, los Rodríguez son una familia extremadamente común.
-Eso es tan… ¡Ay! - solté un grito de dolor al sentir mi muela más floja que
antes.
-Tenemos que encargarnos de esa muela, recuerda tienes cita luego de la
escuela. Mientras no hagas nada brusco.
-Tranquilo papá, ¿Qué podría pasarle a una muela floja en un colegio?

***

- ¿Cómo mataron a una muerta? - me pregunta Bob mientras caminábamos por


el pasillo.
-No, no era una muerta, es una no-nata, ósea que tenía mitad de vida. Es decir,
está viva y muerta, pero a la vez ninguno de los dos- le explico, pero él me
seguía mirando con el entrecejo arrugado.
- ¿Y cómo saben que no va a volver?
-Porque si no tiene vida no tiene poderes, y además no me sorprendería que la
mandaran al reino de los pecadores.
-No tengo idea de que es, pero bueno.
En eso volteé mi mirada y vi a Charly, aún conservaba el yeso en el brazo, ¿Es
posible sentir compasión por alguien que no se comportó bien contigo? Creo que
depende de la persona en realidad.
-Tyler- Bob llama mi atención- ¿No me digas que piensas lo que creo que
piensas?
-Depende si lo que yo creo que piensas, que yo creo que pienso es lo mismo que
tú crees que pienso.
-Pues yo estoy seguro de que yo creo que tú crees, que yo creo que piensas es lo
que yo creo que tú crees...
-Puedes ir al punto, Roberto- lo corto.
-Bueno, ¿No estarás pensando ir a hablarle a Charly?
- ¿Por qué no? Todos tienen derecho al perdón.
-Él más bien debería pedirte perdón a ti.
-No lo creo, mis brazos están completos.
-Viéndolo desde ese punto me acabas de dejar como un egoísta egocéntrico y no
sabes cómo duele. - dijo con fingiendo una expresión de dolor y negando con la
cabeza.
- ¿Entonces vienes?
-No, prefiero soportar el dolor de ser un egoísta egocéntrico- muevo la cabeza y
me rio.

247
Caminé en dirección a donde se encontraba Charly el cual puso una expresión
que mezclaba horror con confusión.
- ¿Qué quieres Durand? - me pregunta en seco.
-Solo vengo a pedirte disculpas- le digo con voz calmada.
-Las disculpas no curan brazos- su tono es amargado, creo que lo que hice
estuvo bastante mal.
El dolor para los mortales debe ser terrible.
-Lo sé, pero estoy en serio arrepentido y comprendí que la venganza no arregla
nada, entonces te vine a ofrecer una tregua para que no volvamos a repetir
mutuamente esta situación.
- ¿Por qué hablas entre dientes? - pregunta casi interrumpiendo mi oferta.
-Porque tengo una muela floja y la estoy sosteniendo
con los demás dientes.
-Por la muela quedamos a mano- expresa con
indiferencia.
-Me alegro- volteo para regresar con mi amigo, pero
apenas muevo los pies, me recibe un golpe en la parte
derecha de mi mandíbula, haciendo que mi muela
saliera disparada. Con los ojos borrosos, solo alcanzó a
tomar la zona adolorida y una gran cantidad de sangre quedó en mis dedos.
-¡¡AYYY!!- me quejo por el dolor que sentí al desprenderse el molar- ¿Cuál es
tu proble...?- estaba a punto de reclamarle hasta que encuentro la mirada
enojada...no, ¡Furiosa!, de Gabriel.
- ¡¿Acaso aún no te queda claro?! - me reclama exaltado.
- ¿Quedarme claro qué?
-No te hagas el imbécil Tyler, te dije que te alejaras de Samanta porque ella me
gusta y ahora escucho que eres su novio- Gabriel se dio cuenta de que hablo tan
fuerte que todas las miradas cayeron sobre él.
-No sé si lo sabías, pero Samanta es independiente y puede hacer lo que quiera,
aunque me hubiera apartado ¿Crees que hubiera ido contigo? - le informo con
toda la calma que encuentro.
- ¿Así como cuando tú huiste?
Eso me dejo atónito, ¿Cómo se atreve a opinar sobre temas que él no tiene idea?
Lo haces a diario
Cállate conciencia, estoy necesitando una gran dosis de orgullo y dignidad.
- ¡¿Qué está ocurriendo aquí?! - interviene con voz firme el director.
-No se preocupe, solo son problemas dentales.
Y con eso me retiro, pero el director me jala del chaleco del uniforme y me
quejé varias veces.
-El problema también es con usted, señor Durand.
- ¡Pero, si él fue el que me pegó!
-Pero ¿Por qué le pegó?
248
- ¿Qué voy a saber yo? Yo no controlo sus puños.
- ¡Ambos a mi oficina inmediatamente!

***

Directo a la oficina del director, a él lo habían dejado irse hace rato, y yo seguía
allí sentado como un problemático. Tyler Durand nunca dejará de ser un
problema. La rabia consumió mis venas cuando Marina me contó que ellos
dos… ¿Acaso no entiende? Yo llegué primero, él apenas lleva un mes y medio
en la ciudad. Yo era su mejor amigo, su confidente, él la hirió y yo estuve para
ella en esos momentos.
- ¿A qué se debe su actitud señor Noboa? -pregunta con frialdad el director-
Usted jamás ha tenido semejantes comportamientos, ¿No se estará dejando
llevar por los comportamientos de su amiga?
Me atreví a alzar la mirada, a verlo.
- ¿Por qué agredió al señor Durand?
-No me agrada- es lo único que digo.
- ¿Lo golpeó tan bruscamente solo porque no le agrada? - repite confundido.
-Sí, no sé qué me paso, su voz… Me irrita- miento.
-Pues mañana mismo debería hablar con su madre para que consiga un buen
psicólogo.
- ¿Entonces ya me puedo retirar?
-Solo con la condición de que no se vuelva a repetir- le doy una sonrisa bastante
falsa y me voy.
La primera marca de mi expediente, eso incluye un interrogatorio de mi madre
y un castigo seguro. Sin miedo a equivocarme ¡Te odio Tyler Durand!
Y hablando del rey de Roma, cruzando por el pasillo, lo encontré hablando con
Samanta, me escondí rápidamente tras el muro para oír lo que decían. Tal vez
ese estúpido le estaba inventando algún cuento para dejarme mal.
-Ha llegado el Ratón Pérez- le dice él enseñando su muela, a lo cual ella grita
por el susto.
- ¿Qué diablos es eso? - le pregunta agarrando su pecho, tratando de calmarse.
-Se me cayó una muela- dice con tranquilidad- Te la ofrezco como muestra de
mi amor.
-Cada día eres más raro, príncipe.
Él se acerca ella para envolverla en un abrazo.

249
- ¿Qué tiene de raro regalarte una parte de mí? - le reclama. - Mi corazón ya es
tuyo, y sin él como vivo. Pero no me importaría morir por ti.
- ¿Por qué no? Ahora quiero demostrarte mi amor cada segundo. Y esta es mi
forma de hacerlo.
-Nueva lección: eso es adorable, pero es extraño y...
-Tengo que ser normal- completa la frase- ¿Quién puede ser normal cuando es
parte de una familia de muertos que habita entre vivos?
¿Muertos?
Tyler Durand está muerto, y todo el mundo lo trata como si fuera lo mejor del
mundo sin saber su oscuro secreto.
Si todos se enteraran de su secreto, no le quedará otra opción que irse de aquí de
una vez por todas.
No puedo desperdiciar esta información, por ello fui a buscar a Mía, es la chica
más popular del colegio, ya que por mi parte nadie me creería. Mientras ella con
su sonrisa y cara de princesa haría que le crean cada una de sus palabras.
-No- niega la chica sin que le pudiera decir la más mínima palabra.
-Pero ni siquiera te he dicho lo que quiero
-Sea lo que sea mi respuesta es No gusano, la última vez me dejaste humillada y
no hace falta ser adivino para saber que tu “plan” es
en contra de Tyler y no dejaré que le hagas nada.
-Claro, sigue tratando de conquistarlo. Él tiene
novia- Mía tomo una expresión sorprendida pero no
enojada.
-No quiero conquistarlo, es mi amigo y quiero que
sea feliz.
Bufo- Por favor Mía, nadie te cree ese cuento.
-Igual que a ti, nadie te creerá. Eres un simple tonto
enamorado que se la pasa todo el día jugando
videojuegos y haciendo chistes malos. Así que vete
gusano, que yo no tengo nada más que hablar
contigo. Mejor ve a otro lado a llorar que Samy se
consiguió a alguien con más personalidad.
Quería decirle las mil y una cosas, pero me retiré junto con mi orgullo, sin
conseguir nada. Y sin un plan B, Tyler seguiría saliéndose con la suya. Me creía
perdido hasta que alguien me toco el hombro.
Johanna.
- ¿Qué ocurre? - le pregunto.
-Yo te puedo ayudar- me dice casi en susurro.
- ¿En qué?
-No tengo la popularidad de Mía, pero mi tío es el director, y puedo conseguir
cosas.
- ¿A cambio de qué? - una chica así no puede dar las cosas gratis.
250
Atrás de su cara, que aparentaba ser tierna, había alguien que no lo era. Johana
observaba a la gente en silencio y con superioridad, vestía como secretaria de
treinta años y daba malas caras por todo.
-Bien, quiero que el sábado me acompañes al cine.
- ¿Es una cita?
- Eso no es de importancia ahora, ¿Aceptas o no?
- ¿Por qué solo quieres eso?
Ella se encogió de hombros y miró por lo alto despreocupada y comenzó a
caminar en círculos a mi alrededor.
-Porque me gustas.
Johana es una chica muy linda, pero nunca la había visto de esa manera. Estaría
mal jugar con sus sentimientos…
- ¿Aceptas o no?
Pero estoy en afán.
-Acepto- y ambos nos dimos la mano sellando el trato.

251
Día 2 saliendo con un Durand:
En el primero me di cuenta de que son muy románticos –a su manera- pero se
me hace bastante lindo, aunque me vea algo ruda por fuera, soy la más
sentimental del mundo, siempre he soñado con un romance de película, no
quería a cualquier chico, quería a alguien que tuviera grandes sentimientos por
mí y no le diera miedo demostrarlos, que valore mi corazón y no sea capaz de
herirme. Y desde que lo vi a él en mis sueños quería llegar a este momento, que
el fuera mi novio, que me confesara su amor. Mi pregunta ahora es ¿Qué sigue?
Hemos pasado, por tanto, que es imposible imaginar un momento de felicidad,
de tranquilidad, una rutina, pero sea lo venga ya no me interesa, pues la vida es
un jim Yang, todo lo positivo tiene un poco de lo negativo y todo lo negativo
tiene un poco de lo positivo.
Como siempre al llegar busco a Marina, aunque no oculto que estoy
entusiasmada deber su lindo rostro, pero no quisiera parecer desesperada, así
que fui con mi amiga que esta vez estaba abrumada con papeles en sus manos.
- ¿Qué pasa? - le pregunto.
-En Villa Alta nunca pasa nada interesante, no tengo material para el periódico
escolar.
Pues si pasan un par de cosas interesantes, pero sería un pecado decirle.
252
-Siempre hay una historia que contar.
-Claro- dice con sarcasmo- este lugar es aburrido, ¿Qué noticia pongo?
¿Cambiaron las papas de la cafetería porque en el mercado de Villa Baja son
más baratas? Talvez debería renunciar.
- ¡No! Tú naciste para ser la presidenta del periódico escolar, pronto vendrá algo
interesante- la trato de animar.
-Interesante nada este pueblo…
-Buenos días a la chica más hermosa que pueda existir, y Samanta- saluda
alegremente Bob y como respuesta le saco la lengua.
-Así no se saluda a las damas Bob- lo corrige Tyler- Buenos días, señoritas
¿Cómo están? ¿Lograste conseguir algo interesante?
- ¡Nada, no hay nada!
-Claro, si me preguntas a mí no conseguirás nada de interesante- defendió Tyler
con voz temblorosa y claramente fingida- Mi vida es totalmente común y
ordinaria, en especial mi casa, mis padres están completamente vivos y todos
somos personas normales con vidas ordinarias.
- ¿Qué? - soltó Marina alzando una ceja.
- ¡So! -exclamó Bob y se rio a carcajadas. Al ver nuestra mirada confundida,
detuvo la risa por una simple sonrisa- Queso, ¿Entienden? Que-so- vio que
Marina lo seguía mirado con el ceño fruncido y Tyler con el entrecejo arrugado-
Mejor olvídenlo, es un humor muy avanzado para ustedes, aburridos.
-Buenos días, Unidad Educativa “Tomás Edison” de Villa Alta...- saluda una
voz conocida por el altavoz del colegio.
- ¿Gabriel? - digo para mí misma.
-… Este comunicado es para informarles que entre nosotros habitan seres ajenos
a lo que conocemos...
- ¿Ese no es Gabriel? ¿De qué está hablando? - pregunta Marina.
Mientras que nadie quita su atención de aquel parlante.
- ¿Qué está diciendo? - me pregunta Bob.
-Les juro que no sé nada- les aclaré.
-Villa Alta- continuo Gabriel- En la ciudad hay una
familia de monstruos difuntos….
No digas lo que creo que dirás...
-Así es, la familia Durand es una familia de muertos
vivientes, por ende, son una amenaza para la sociedad...
Todas las miradas cayeron sobre Tyler y con ello comentarios
que hacían eco por todo el pasillo.
Tyler comenzó a respirar de forma agitada, su mirada perdida entre el bullicio,
murmuraba repetidas veces el nombre de su hermanita y que debía salvarla.
-Me tengo que ir- me informó asustado y salió corriendo, mientras todos en su
estado de shock le abrían paso, abrió la puerta de forma estruendosa y
desapareció.
253
- ¡Tyler espera! - le grité tratando de seguirle el paso, pero el director se atravesó
frente a mí.
-Espinoza, con usted necesitaba hablar- me dice el director
- ¿Conmigo? ¿Acaso no vio lo que acaba de pasar? - le reclamo tratando de
esquivarlo.
Las autoridades de esta escuela no podrían ser más ciegas a los problemas de
verdad. ¡Ah, pero cuando me pinté las uñas de negro, mírenlos correr! ¿Podrían
ser más narcisistas?
-No ¿Qué paso?
Sí pueden
- ¡Acaban de hacer un acto discriminatorio contra uno de sus estudiantes!
- ¿En serio?
-Sabe que, déjeme pasar, no tengo tiempo para esto.
- ¡Espinoza! ¡Regrese ahora mismo jovencita! - mi gritaba, pero decidí
ignorarlo, en ese momento debía ir tras mi príncipe.

***

- ¿QUÉ PASÓ QUÉ? - pregunta papá alterado.


Después de salir llamé a mis padres y saqué a Dina del colegio, al menos el
rumor se había esparcido solo sobre las profesoras y algunos padres que iban
ajetreados a buscar a sus hijos, gracias al cielo, no sabían de mi pobre hermana,
porque esas miradas juzgonas y ser tachada como una amenaza no serían fáciles
de soportar para ella. Mi madrina llegó unos minutos después de nosotros a casa
por orden de mamá, justo ahora nos encontrábamos en la sala discutiendo como
arreglaríamos este problema.
- ¿Quién haría una cosa así? - pregunta mi madrina.
-Gabriel, un chico al que le caigo mal y yo no sé por qué.
-Pos' Gabriel, sin conocerte te odio chamaco del demonio- reclama haciéndose
notar su acento mexicano.
- ¿Y cómo lo supo? - pregunta mamá.
-No lo sé, aunque eso no importa.
- ¿Como que no? Si sabemos de donde obtuvo la información podamos usarlo
como pista del caso.

254
-Cristina, esto no es un juicio, no podemos usar nada para desmentirlo porque es
la verdad. No tenemos nada para contraatacar la verdad.
En ese momento tocan el timbre, papá rueda los ojos y todos preparados para
atacar vamos a ver quién es.
-Hola vecinos, somos los Rodríguez, sus vecinos de alado- saludan con una
sonrisa la ya antes mencionada familia muy común, entregándonos un pastel.
-No gracias, los Durand estamos aquí atendiendo un asunto importante como
para atender sus normalidades- la corta mamá con un mal tono, pero una sonrisa.
-Mejor alejémonos, puede ser contagioso- dice papá cerrándoles la puerta en la
cara.
- ¡Ya sé! - exclamo victorioso- y si le echamos la culpa a los Rodríguez.
-Claro, son personas tan extrañas que cualquiera desconfiaría de ellos- asegura
Dina.
- ¿Por qué la van a pagar con los pobres Rodríguez? Son personas muy buenas-
los defiende mi madrina.
-Son demasiado normales, eso no es normal- se justifica papá- Y sobre tu idea
¿En qué los podríamos inculpar? En ese altavoz y en las bocas de todos se
escucha el inconfundible apellido Durand.
-Pero los Rodríguez son nuevos, tienen eso en contra, les podemos decir que
ellos son otra familia llamada Durand.
Todos me miraron con una clara opinión de que lo que acababa de decir no tenía
el más mínimo sentido.
-Ya dejemos a los Rodríguez, que ellos sigan siendo normales y extraños y no
aportaran nada aquí- acaba con la discusión mamá.
-Entonces tendremos que activar la alerta DMD- anuncia serio mi padre- Durand
Muertos Descubiertos.
- ¿Y en qué se basa esa alerta? -pregunta mamá
-No lo sé, acabo de inventar el nombre, ¿Pero me quedo cool cierto?
-James, deja de chistes, esto es serio. Y nadie quita el motivo de que esto pasó
por matar a tu jefe- le reclama mi madre.
-Uy, alguien quería un aumento- Bromea mi madrina.
-Perdón, quería aligerar un tanto el ambiente, si estamos tensos no podremos
pensar bien.
- ¿Y qué podemos hacer? - pregunta con tono una tanto triste mamá.
-No lo sé, como dije antes, tenemos la verdad en nuestra contra.
En ese momento mamá rompió en llanto sobre los brazos de papá.
-Esto es mi culpa… Yo los traje aquí, y ahora mis hijos pasan por esto. Hasta
tuvimos que activar la maldita Alerta D… Le hice un daño a mi familia solo por
querer que tuvieran una vida normal.
-Tranquila, no es tu culpa, tú no sabías que esto iba a pasar, solo querías lo
mejor para nosotros- Él tomó su rostro entre sus manos y secó sus lágrimas- No
es tu culpa, mi amor, es el mundo que gira en contra de tu corazón. - Papá la
255
recostó sobre él y la consoló- Lamento decirles que solo nos queda una opción.
Volver al Más Allá.
- ¡Papá, no! - le pido.
-No hay otra opción Tyler, nuestra familia no nació para vivir entre vivos,
somos lo que somos, muertos y este no es nuestro lugar. Sé que no te quieres
separa de Samanta, juro no quisiera que lo hicieras, pero yo como padre tengo
que poner frente a todo su bienestar.
-Pero estaba bien.
-Estábamos bien, lo sé, pero entre simples mortales no soportan ver la felicidad
de otro, es como si hacer miserables otras vidas les quitara la miseria de las de
ellos. Por eso no perteneceremos aquí jamás.
-No puede decir eso, señor Durand- la voz de Samanta capta toda la atención de
la habitación- Lo siento por entrar así, la puerta estaba abierta, deberían tener
cuidado con eso. Como sea, le decía que no puede decir eso, ustedes pertenecen
aquí, seguro hay algo que hacer.
-Admiro tu entusiasmo Samanta, pero no hay nada que podamos hacer. La voz
ha sido esparcida y no me sorprendería ver una muchedumbre enojada frente a
la puerta.
-Eso fue un grupo religioso pensando que practicaban algún ritual satánico.
- Imagínate lo que harán contra unos muertos vivientes, las personas cegadas por
el miedo y falsa valentía son más peligrosas que un asesino serial. Y mientras
nuestro corazón no lata, seremos los muertos vivientes malos.
-Siempre hay otra opción- Samanta busca apoyo en mamá- ¿Cristina?
-Quisiera decirte que hay algo más, pero no- contesta apenada.
-También podemos culpar a los Rodríguez- le repito y papá me lanza una mala
mirada.
-No, los Rodríguez son personas muy bondadosas- los defiende Samanta.
-Son normales, demasiado comunes, eso da miedo- dice Dina.
-Pues, es un hecho, la estadía de los Durand en el mundo de los vivos ha llegado
a su final- admite mi mamá.
-Pero, si los niños conozco hace poco, ya me había acostumbrado a ustedes- dice
con tristeza mi madrina.
- A mí también me duele Mary, pero todo está en nuestra contra en este
momento. Niños suban a empacar sus maletas, tenemos que irnos cuanto antes.
Samanta apretó los puños a sus costados con el ceño fruncido, murmuró “esto no
se puede quedar así” y salió corriendo por la puerta.
Volteé a la puerta que daba a la sala principal, miré el gran retrato familiar y me
pregunté…
¿Hasta aquí llegó mi más allá?

256
Talvez haya renunciado al maratón escolar luego de correr tres metros, y no
volví a competir más nunca. Pero yo no soy una persona que se rinde fácil, y
menos por lo que siempre quise, mi final feliz como de película romántica.
Así que una vez más me desvelé, pensando en que forma podía convencer a un
pueblo entero de que nuestra ya mencionada familia de muertos, no están
muertos. La idea que más me convencía era buscar a alguien que fuera tan
confiable que pudiera influenciar a todos, alguien que fuera tan irritablemente
amable que es imposible odiarlo, alguien tan chismoso que puedas desmentir
cualquier rumor.
Por suerte yo conocía a esa persona, y me debía un favor.
Luego de desayunar, corrí a mi cuarto, me puse un suéter de rayas de colores
arriba, una camiseta con el estampado de un gatito muy tierno, unos shorts y
converses. Corrí unos cuantos metros hacia el porche de la casa que estaba
alado, este de madera bien pulida y bien ordenada, tenía plantas bien distribuidas
y frente a la puerta de madera blanca una alfombra con un gato morado que
decía “saludas a mi gato o te vas de mi casa”. Entonces toqué la puerta y lo
llamé, no hubo respuesta, volví a tocar, y otra vez no respondió, a la tercera me
harté.
Empecé a tocar la puerta repetidas veces desesperada.
- ¡ALE! ¡ALE! ¡ABRE LA PUERTA!
257
Entonces la puerta se abrió completamente que por poco casi me pega en la
cabeza, si no fuera porque me fui hacia atrás, pero aun así me caí.
- ¿Qué quieres, Sam? Estoy limpiando- se quejó.
-Pero podrías al menos informarme que ya venías- le reclamé.
-Es que no te oí, estaba escuchando música con audífonos, si no fuera por tus
gritos que se escuchan a toda la cuadra, no me entero.
Me ofreció su mano para levantarme y me impulsé de esta para estar otra vez de
pie.
- ¿Por qué tanto desespero?
-Bueno, necesito un favor tuyo…- le dije con una sonrisa.
Se metió otra vez a la casa y trató de cerrarme la puerta en la cara, pero yo puse
mi pie para evitar que se cerrara, la volvió a abrir y rodó los ojos.
-Me la debes, Ale.
-Sabía que no lo olvidarías. Bien, ¿cuál es el dichoso favor?
-Me imagino, ya estás enterado del asunto de la familia Durand.
- ¿Los muertos?
-Sí, ellos, no son una amenaza, son como tú y como yo, y se irán de la ciudad.
-Los anteriores también parecían como tú y como yo, y talvez era un niño, pero
nunca borraré esa imagen de mi mente, de esta calle cubierta de sangre.
-Pero ellos no son así, los conozco…
-Hace unas semanas le rompieron un florero de cabeza al esposo de Susana.
-Sí, pero estaban defendiéndose, los atacaron como si fueran unos mountros,
Ellos solo quieren un hogar, vivir la vida que le arrebataron.
Ale me seguía mirando con seriedad y los brazos cruzados, se relamió los labios
y suspiró.
- ¿Qué quieres que haga? - suspiró.
-Quiero que convenzas a todos de que los Durand no están muertos. - le pedí.
-No
- ¡Me lo debes, tú perdiste la apuesta!
-Ya, lo sé, pero no tan fácil. ¿Podemos subir el precio? - preguntó con una
sonrisa torcida.
- ¿No me digas qué…?
-Tienes algo que quiero, Samanta. - dijo alzando las cejas.
-Todo menos eso. -le supliqué.
Ale asintió y yo negué, Ale volvió a asentir y yo volví a negar.
-Dame tu photocard de Felix de Stray Kids.
No, ahorré tantos meses para ir a esa feria y comprar esa photocard de edición
limitada.
-Con Felix no.
-Dame a Felix y convenzo a Villa Alta.
-Convence a Villa Alta y te doy a Felix.

258
Hay sacrificios que se deben hacer por un bien mayor, photocards hay muchas,
Durand solo una familia.
- ¿Trato? – le ofrecí mi mano y la estrechó. - Bien, vamos lo antes posible-
informé caminando a hacia la calle.
- ¿A dónde vamos?
-Con los Durand, si vas a persuadir a todos, debes conocerlos y tener para
defenderlos.
- ¿Me vas a llevar a su casa aterradora de muertos vivientes? - dijo con
expresión aterrada.
Rodé los ojos y le insistí con la mirada cansada.
-Son como tú o como yo.
-No, ellos están muertos.
- ¡Hazlo por Felix, maldita sea!
-Bien, bien. Más te vale darme a Felix cuando esto acabe.
Alejandro es mi vecino, tiene un gato llamado Nini, pero si por él fuera tuviera
diez. Es delgado con largos rizos castaños, pecas y lentes de pasta, ama ver
series en Netflix, leer libros de romance, mangas y la música, en especial Queen,
Conan Gray, Olivia Rodrigo y como se mencionó antes, las bandas coreanas
como Stray Kids. Toma fotos de cada segundo de su vida, en especial cuando
hay atardeceres, ama dormir y comer. Lo típico de cualquier adolescente ¿No?
Aquí el problema es que Alejandro tiene casi treinta años. Pero su edad como su
forma de ser me ayuda, Alejandro se mimetiza con las señoras chismosas, y es
tan popular y agradable que es imposible odiarlo.
Lo llevé casi a rastras hasta la puerta de la casa, toqué de esta y me recibió solo
la voz de James.
-Nos fuimos, dejamos de existir aquí, es más, esta voz es un mensaje grabado,
puede hablar después del tono ¡PIIII!
-Ya escuchaste, mejor nos vamos- murmuró Ale jalándome de la camiseta.
-James, soy yo, Samanta- dije y segundos después nos abrió la puerta y nos hizo
una seña de que entráramos rápido.
-Me alegra verte, te veías enojada ayer, hasta te llevaste un porta-paraguas por
delante.
-Sí, lo siento, es que….
-No te preocupes, más tarde me lo llevé yo, deberíamos cambiarlo de lugar,
aunque no hace falta claro, nos vamos a mudar- dijo algo decaído.
- ¡No se van a mudar! - le dije con ánimos- ¡Aquí está su salvación! - dije
señalando a Ale.
- ¿Él es nuestra salvación? - preguntó con el ceño fruncido mirándolo de arriba
abajo y yo asentí sonriente- Mejor no digo nada o puede resultar ofensivo.
James volteó y antes de dar el primer paso se tropezó con una caja y cayó al
piso.

259
-Mejor no digo nada o puede resultar ofensivo- repitió Ale- ¿Debes estar
muerto?
-Efectivamente- dijo James levantándose.
-No te ves como un peligro inminente, pero eso no quita que estés muerto, y con
lo que pasó antes…
-Sí, oí esa noticia cuando estaba en Londres. - cortó James recogiendo aquella
caja del suelo.
- ¿Eres de Londres? - pregunto Alejandro como si
fuera la revelación más importante de su
vida.
- Sí, viví allí unos cuantos años.
-Me caes bien, tipo que se tropieza con
todo- dijo con emoción- Llévame a
Londres.
- No puedo, tengo que volver al más allá- dijo entre risas.
- ¿No oíste a Samanta? Yo haré que se queden aquí- afirmó
poniendo sus manos en la cintura- Ahora ¿Dónde está el resto de la familia?
- Bueno están…
- ¡Dios Santo! Deberíamos mudarnos a una casa más pequeña, es muy difícil
recoger todo de una casa tan grande. - se quejó Clara dejando más cajas en el
suelo- ¡¿Por qué me cambia las cosas de lugar?!-le reclamó a James por la caja
que él recogió.
-Lo hice porque cualquiera se puede tropezar con esas cosas en el suelo.
-Ella debe ser su esposa- insinuó Alejandro sonriente.
Clara y James se miraron entre ellos con una mala expresión y regresaron la
mirada a Ale con una ceja enarcada.
-A ver cadáver putrefacto, ¿Cuántas veces más te tengo que decir que alejes tus
aparatos médicos de mis cosas? Se me clavó un bisturí viejo en el pecho
mientras guardaba mi maquillaje- reclamó enojada Cristina desde el marco de
una puerta. Y le lanzó en bisturí el cual su esposo esquivó y se clavó en la pared.
-Ella sí es mi esposa- le dijo James.
- ¡PAPÁ! - gritó Dianne entrando a la sala- Se me perdió uno de mis amigos
cuando los estaba guardando.
- ¿Amigos? - me pregunta Ale.
-Es mejor que no sepas- le digo entre risas nerviosas.
- ¡Dina! ¡Uno de tus amigos se metió a mi cuarto y tumbó mis aviones! -
reclamó Tyler sosteniendo un sapo entre sus dedos y después soltarlo y que
viniera saltando hacia nosotros. Ale y yo entre gritos nos aferramos el uno al
otro cuando él sapo mágicamente desaparece.
- ¿Podrían dejar de lanzar cosas peligrosas, por favor? - reclamó James.
-Pues deja tu desorden, ¡Me lo clavé en el pecho! ¡Dañaste una de mis blusas
favoritas!
260
-Y las alimañas de Dina están por todo lado, dañó cuarenta y cinco modelos
realistas a escala. - reclamó Tyler.
- ¡No tiene la culpa! ¡Ellos no se quieren irse! Les gusta estar aquí arriba-
Defendió Dianne con una expresión de disgusto bastante tierna.
Ale y yo estábamos paralizados sin mover un solo músculo, nos miramos unos
segundos hasta que el sapo se atravesó en nuestro campo de visión y dimos un
gran salgo atrás.
- ¿Es de alguno de ustedes la criatura? - preguntó Eugenio, tan impredecible
como siempre.
- ¡Claudio! - dijo alegre la pequeña y lo tomó en sus brazos para sobarlo con
cariño.
Ella fue a gritarle algo a Tyler y él le contestó, mientras Cristina y James
discutían. Entre el bullicio, Max entró a la habitación y se acercó a la caja para
orinarla.
- ¡Perro del demonio! - exclamó Cristina y James se tiró sobre él, pero el perro
corrió. Luego Clara gritó, pues también había orinado su pie.
Y la sala se llenó de un escándalo enorme.
-Convencer a un pueblo entero será casi imposible- murmuró Ale.

***

Me costó volver a convencer a Ale, pero luego de perseguirlo, irritarlo,


amenazarlo con Felix y rogarle, fue a convocar una reunión con el concejo
vecinal en la tarde. Entonces antes fuimos con Los Durand de nuevo. Frente a la
puerta, antes de tocar observé las ventanas del segundo piso, las cortinas ya no
estaban, solo las cubrían grandes pilas de cajas, al parecer la mudanza había
avanzado. Solté un suspiro y me di ánimos de nuevo de que esto iba a funcionar.
-Nos fuimos, dejamos de existir aquí, es más, esta voz es un mensaje grabado,
puede hablar después del tono ¡PIIII! - repitió el mensaje esta vez Tyler.
-Tyler, soy yo otra vez-le dije y abrió a puerta al instante y me recibió con una
sonrisa.
-Hola-dijo nervioso con las mejillas rojas- Papá me obligó a decir eso.
Solo solté una risa nerviosa y él seguía sonriendo.
- ¿Qué parte de “Estamos escondidos porque corremos peligro” no entiendes
Tyler? - reclamó James pasando, por un lado, con una gran caja en sus manos.
Observó tras la puerta y nos vio algo asombrado, se recostó en el marco de la
puerta y nos regaló una sonrisa.
-Tienes que decir el mensaje, así si alguien viene a atacarnos creerán que no
estamos. -le indicó a Tyler.
-Es que es muy tonto- dijo su hijo y le dio una mala mirada.
-Tiene razón, James, es lo más ridículo que se te ha ocurrido- dijo María Laura
desde adentro de la casa, solo se alcanzaba a ver su figura sentada en un banco.
261
- ¡Al menos tuve una idea! -le reclamó.
-Una terrible, por cierto.
James respiró hondo para mantener la paciencia.
- ¡Dios mío! Ni siquiera por la mudanza pueden de dejar- dijo Cristina entrando
a la sala.
- ¡Qué mudanza ni que nada! La señorita aquí dijo que venía a ayudar y se ha
pasado solo sentada allí comiendo un pan que se robó de la cocina- dijo James
mientras María Laura lo miraba mal comiendo su pan.
Ale le toco el hombro a James suavemente y este volteó de repente con el ceño
fruncido.
- ¡¿Qué?!-gritó y Ale dio un paso atrás, horrorizado.
- ¿Cuándo podemos pasar? -preguntó con la voz entrecortada.
James sonrió inocentemente y nos invitó a pasar y cerró la puerta con seguro.
Apenas entramos, Ale se quedó perplejo mirando a María Laura, sus ojos
brillaban con anhelo, sus delgadas piernas temblaban, sus manos inquietas.
- ¿Eres Mónica? ¿O solo eres alguien con un parecido irreal? -articuló
paralizado de la emoción.
-Sí, soy yo- dijo María Laura y Ale se le lanzó encima en un abrazo que la mujer
no pudo predecir y abrió los ojos al ver la emoción de mi amigo.
-Soy tu fan, me sé todas tus canciones. ¡¿Me das tu autógrafo?! –pidió lleno de
emoción, antes de soltar un grito agudo- ¿Puedo tocar tu cabello?
Tras esa petición, María lo miró con susto mientras él la miraba con gozo.
-Nadie me había pedido eso antes. - dijo tratando de soltarse de los brazos de
Ale.
-Es un deseo que tengo desde que te vi por primera vez. -dijo ladeando la cabeza
y aumentando el tamaño de su sonrisa.
-Eres rara, chica-dijo enarcando una ceja.
-Soy hombre-dijo Ale para nada ofendido y completamente encantado.
-Oh, perdona, es que tu voz es muy aguda y pareces… Digo… Lo siento yo…
Esa incómoda conversación se interrumpió por las carcajadas de James, Cristina
y Tyler que no pudieron contener ante tal escena. María los miraba mal mientras
ellos no podían parar de reír.
Debía parar esto, pero no quería, pero debía hacerlo.
-Alejandro, recuerda a lo que vinimos- dije entre dientes.
-Oh, claro, sí- Soltó a María y le dio una sonrisa mientras ella lo seguía mirando
raro- En unas horas tengo una reunión con los vecinos. Necesitamos planear lo
que le vamos a decir. Así que, tú- dijo señalando a James- Reúne a la familia,
tenemos una mentira que organizar.
James solo alzó sus dedos a sus labios y silbó muy alto, un segundo después, en
la sala aparecieron Clara, Eugenio, Dianne y hasta Max.
-Bueno, qué rapidez. Como sea, mi plan es algo larguito, así que comencemos
con lo principal. No sé sus nombres.
262
Ale caminó como un perro por su casa y se sentó en el sofá de la sala mientras
nadie apartaba la mirada de él.
-No sé nada de ustedes, aparte de que están muertos, ni siquiera sé sus nombres.
Para mí son: El novio de Samanta- dijo refiriéndose a Tyler y ambos cruzamos
miradas sonrojadas- La Barbie asesina- indico señalando a Cristina- El tipo que
se tropieza con todo- señaló a James- La niña anfibia- señaló a Dianne- la
muchacha que parece más mamá que la propia mamá- señaló a Clara- Perro con
problemas territoriales-señalo a Max -Y el poste de luz de Ciudad Gótica-
finalizó señalando Eugenio.
Cuando alzó la mirada a todos, vio como lo miraban con una mala expresión,
pude sentir su miedo, un montón de muertos vivientes rodeándolo, en una
mansión terrorífica.
- ¿Por qué están así? Ya les dije que no sé sus nombres- dijo sonriendo
inocentemente- Si ustedes no supieran mi nombre ¿Cómo me llamarían?
-Insoportable- dijo James.
-Rarito- dijo María Laura.
-Insufrible- dijo Cristina.
-Fanático loco de los gatos – dijo Dianne.
-Imprudente-dijo Tyler
-Palo delgado- dijo Clara.
-Miedoso e irrespetuoso-finalizó Eugenio.
-Ok, ok, ya entendí. - Dijo Ale levantándose del sofá- Ahora si díganme como se
llaman. Empecemos por ti tropezón.
-Me llamo James- indicó.
-Un gusto Yems- saludó Ale pronunciando mal el nombre.
-No, es James.
-Yams
-James
-Yemis
-JAMES
-Yims
- ¡JAMES!
-Yams, Yems, Yims, Yoms, Yums
- ¿Sabes qué? Mejor dime El tipo que se tropieza con todo. - finalizó la
discusión.
-Como tú digas Yinyin.
James rodó los ojos y se recostó contra la pared.
- ¿Y tú? -preguntó a Tyler.
-Tyler Durand, a sus servicios- se presentó Tyler de la misma forma que lo hacía
siempre.
-Tyler, ¿Tú? - señaló a Dianne.

263
-Dianne Durand, DIANNE, no creas ni una sola de las palabras que diga él sobre
mi nombre- indicó refiriéndose a su hermano.
- Bien, Dianne ¿Y tú eres…? - Señaló a Cristina.
-Cristina, Clara, Eugenio, María Laura, Samanta- indicó de mala forma
señalando a los faltantes- Ahora habla que el tiempo es oro.
-Bueno, solo quería saber sus nombres, aún queda tiempo, no se nos acaba la
vida hoy- defendió dando pasos hacia el frente- A menos en mi caso.
- ¿Por qué habla de vida? ¿Acaso está vivo? - preguntó Clara y Ale asintió.
Clara hizo lo mismo que la primera vez que la vi, gritó y salió corriendo fuera de
la sala.
-Genial, era la que se veía más normal- murmuró Ale y rodó los ojos. – Esto será
largo. Bien familia, ¿Durand?, esto no es algo que puedo resolver en dos horas,
así que debemos convencer a todos, talvez tome unas cuantas semanas.
-Perdone que lo interrumpa, señor Alejandro, pero tenemos prevista la mudanza
para mañana a la media noche. - indicó Eugenio.
-Alejandro lo miró con confusión, esa expresión de alguien que tenía un buen
plan y se le derrumbó.
-Eso no es posible, aún les falta mucho por recoger, todos estos muebles, los
cuadros… Y… Y ese piano- dijo señalando un piano de cola que estaba en la
esquina. - ¿Para qué demonios tienen un piano tan grande? ¿Cuál es ese maldito
fetiche de los ricos de tener un piano enorme de adorno?
-No está de adorno, yo sé tocar- defendió James.
- ¿En serio? No te ofendas, pero tienes cara de todo menos de músico.
La expresión que puso el hombre claramente demostraba que estaba muy
ofendido.
-Sé tocar piano y guitarra desde hace más de treinta años- aclaró- Aunque claro,
llevo mucho sin tocar guitarra, desde lo que le paso a la última.
- ¿Qué le pasó?
-Accidentalmente la quemé cuando tenía once- intervino Tyler con expresión
penosa por la culpa.
-Oh, eso es una atrocidad- musitó Ale decaído, pero volvió a su tono normal-
Bien, la cosa es ¿Cómo van a hacer para llevarse ese piano tan grande en tan
poco tiempo?
Cristina alzó una ceja, tomó una maleta de cuero que estaba en un rincón, se la
dio a Tyler quien la puso en el piso y la pateó en dirección al piano, y segundos
después la maleta se lo tragó por completo y se cerró.
Espera
Un piano enorme se metió dentro de una maleta pequeña, frente a mis ojos.
Estos muertos y su tecnología.
Miré a Ale quien me miró con la misma expresión que mezclaba confusión con
asombro.

264
-Perfecto, ya sé lo que voy a hacer- dijo Ale- Necesito que uno de ustedes me
acompañe a la reunión, pensaba en Clara, pero por lo que veo, no va a volver.
Entonces tengo que recurrir a la pequeña y tierna Dianne.
- ¡No! - gritamos todos, la propia Dianne incluida.
-Bueno- dijo Ale extrañado- Entonces será…- su mirada viajo a James quien
inmediatamente negó y Alejandro le insistió alzando las cejas.
-No- negó James dando pasos hacia atrás mientras Ale se acercaba.
-Vamos Yinyin, tú eres pura alegría y dulzura, un ser sin rencor. Eres perfecto.
James lo miró mal y Alejandro le insistió.
-NO
-Dale Yinyin
-Que no.
-No me dejas otra opción Yems, ¿Tyler puedes sacar el piano del maletín, por
favor? - pidió con una sonrisa y Tyler lo obedeció confundido.
Tyler movió sus manos y segundos después el piano tomó otra vez su lugar de
antes. Ale con una sonrisa maliciosa tomó un florero de una mesa y le sacó las
flores dejando solo el agua. Y se acercó lentamente a la parte del piano que tenía
la tapa abierta y amenazó con tirar agua dentro de este.
-Ni te atrevas a…- Advirtió James dando pasos rápidos hacia donde estaba
Alejandro, manteniendo cierta distancia en precaución.
-Ya veo, no te gustaría que algo le pasara a tu piano ¿No?
-Por favor, con James te puedes meter con él y hasta con sus hijos. Pero que ni
se te ocurra tocar su preciado piano- dijo Cristina en tono irónico, James le dio
una mirada antes de lanzarse a quitarle el florero, pero fue fallido, pues Ale lo
esquivó y James quedó entre él y el piano.
-Está bien, acepto- soltó James rendido.
Ale se separó y observó el florero, pero sus manos estaban vacías, volvió la
mirada a la mesa dónde reposaba el florero con las flores como si nada hubiera
sucedido, Alejandro miro detrás de él y encontró a Tyler recostado en la pared
con su típica sonrisa victoriosa.
-De nada, pa'- dijo y James soltó una carcajada ganadora mientras Ale seguía
asimilando lo que acababa de pasar.
-Igual ya aceptaste, y no hay vuelta atrás- dijo encogiéndose de hombros.
-Igual lo iba a hacer, no tenías que amenazarme con el piano, es importante,
pero es solo un objeto después de todo.
- ¿Entonces por qué hiciste esta escena?
-Un buen actor siempre practica antes de actuar. - explicó alzando un lado de sus
labios en una sonrisa imponente y le guiñó un ojo a su esposa.
-No entendí, hace un momento estaba chillando por su piano y ahora está
sonriendo como bobo. - susurró María Laura con el entrecejo arrugado.
-Estaba fingiendo- aclara Eugenio.
-Oh- dice María en señal de entender- ¿Para qué?
265
-Para fingir ante los mortales- dice Dianne.
Y ahí otra gran duda se formó en mí, esa actuación fue fácil de creer porque era
la inocente y alegre forma de actuar de él, pero cuando dejó de actuar era otra
persona, como si un hombre arrogante e imponente se apoderará de él. Y eso me
preocupaba, que tal vez ese era el verdadero James Durand, se veía en sus ojos,
era igual a la mirada de Tyler cuando entró aquella navaja en el pecho de
Teodora, dejando su inicial, tal vez James Durand, el miembro más tranquilo de
la familia, era el más peligroso, claro, todo se basaba en teorías que formuló mi
cabeza hecha un desastre en ese momento, igual no quería darle muchas vueltas
e indagar más, podría ser perjudicial.
-Entonces dime Alejandro, ¿Qué pruebas tienes para persuadir a los mortales?
-Sí, mira, necesitamos algo que pruebe que están vivos, algo para mentirles y
que nos crean- pensó en voz alta Alejandro.
- ¿Cómo una diferencia decisiva entre vivos y muertos? - preguntó Tyler.
-Un corazón latente- afirmó Cristina- Hay que probarles que nuestro corazón
late.
- Sí, necesitamos alterar una de esas cosas que usan los doctores para oír los
sonidos del corazón- dijo Ale frotándose la barbilla.
- ¿Un estetoscopio? - preguntó James.
-Eso, perdón, no hablo inglés- James rodó los ojos- Pero, ¿cómo conseguimos
uno de esos?
-Yo soy médico- le informó.
- ¿En serio? - preguntó incrédulo y James asintió- ¿Cómo es que con esa cara de
idiota eres de todo? Digo, eres médico, músico viste en Londres y también actor.
Eres un prodigio como él… El Mozzarella, no recuerdo su nombre, solo sé que
era un Queso.
-Mozart.
-Es lo mismo.
-Como sea, mi amor ¿Sabes dónde…?
-Tu maletín, sobre el comedor- lo cortó Cristina refiriéndose a su estetoscopio.
James sonrío y corrió al comedor, del maletín sacó el estetoscopio y se dirigió a
dónde estaba Ale y le indicó.
-Colócate esto en las orejas y vas a posicionar esta parte en el lado izquierdo de
mi pecho- le indicaba mientras ponía en práctica sus órdenes- Naturalmente no
vas a escuchar nada, pero debes fingir sentir un ritmo cardiaco estable que va de
un segundo entre latido ¿Bien?
-Bien- Ale tomó el aparato en sus manos y caminó- Familia Durand, juro haré
todo lo que esté en mis manos para sacarlos de esta situación- indicó y se
encaminó hacia la puerta de salida mientras James le seguía el paso.
Pero Cristina llegó y se interpuso en su camino, lo miró con preocupación, tomó
su rostro entre sus manos y besó sus labios, se miraron a los ojos y James apartó
unas cuantas lágrimas de sus mejillas.
266
-Te amo, James- le dijo.
-No será tan fácil deshacerte de mí, Cristina Ramírez- dijo antes de volverla a
besar y tomarla entre sus brazos.
No sé por qué me daba tristeza, pensar que talvez Tyler y yo no tendríamos algo
así, que esto no funcionaría y él y yo no nos veríamos hasta que yo muriera.
-Papi trata de volver- le pidió Dianne abrazándolo. Miro a Tyler quien tenía su
típica expresión fría y mirada perdida, pero al encontrarse con los ojos de su
padre salió corriendo hacia él y lo abrazo con todas sus fuerzas. María sonreía
mientras sus ojos se ponían rojizos, se ve que ella también quería mucho a
James. Max corrió hacia ellos y se puso en dos patas para sumarse al abrazo.
-Más te vale darme esa photocard, Sam- advirtió Ale.
Segundos después, ambos salieron, a tratar de convencer a Villa Alta, como un
cincuenta por ciento de esperanzas de salir exitosos.

***

Pasaron tan solo quince minutos que parecían una eternidad, me consumí en mis
pensamientos, arrodillada con la espalda a la pared, con la mirada fija al péndulo
de un reloj antiguo en la pared. En uno de los sillones, Cristina, jugaba ansiosa
con sus manos, mordiendo sus labios rojos, murmurando cosas con expresión
preocupada, María a su lado abrazándola y dándole palabras de aliento. Tyler y
Dianne también trataban de consolar a su pobre madre en vano.
-No estés así mami. Ni que fuera a morir- dijo Tyler.
-Es que no es el miedo a la muerte, tu padre tiene un corazón muy frágil, su
mente puede ser muy fuerte, pero puede perder el control- le explicó, pero a mí
me dejo con más dudas.
¿Perder el control?
¿Así como los ataques de pánico de Tyler?
¿O a qué se refería con control?
Dijimos no darle más vueltas al asunto
Lo sé, pero….
Mi cabeza es un desastre, se me revuelve el estómago y un nudo se forma en mi
garganta a par que sigo pensando.
A veces, desearía apagar mi cabeza, dejar de pensar
Solo existir
Sin preocuparme del mañana, así todo sería más fácil.
- ¿Todo bien? - preguntó Tyler apareciendo de repente sentado a mi lado
haciendo que saltara del susto, otra vez. –Lo siento, no quería asustarte.
-No te preocupes, es que tengo los nervios de punta- abracé mis piernas en
posición fetal y descansé mi cabeza en mis rodillas.
267
Tyler ladeó su rostro hasta que quedo frente al mío, sus azules ojos se
encontraron con los míos, la intensidad de su mirada en vez de alterarme como
siempre me relajaba.
-Gracias- murmuró.
- ¿Por qué? - pregunté irguiéndome.
-Se me haría una eternidad especificar todo por lo que te agradezco.
Antes de que pudiera decir algo la puerta principal se abrió, de allí entró James
con una expresión ilegible. Tras él venía Ale, con las mejillas rojas y mojadas
como si hubiera estado llorando inconsolablemente. Todos nos apresuramos a
dónde estaban ellos, no pronunciaron una sola palabra.
- ¿Qué pasó papá? - preguntó Tyler.
James puso su mano sobre el hombro de su hijo, lo miro directamente con una
expresión triste y negó con la cabeza.
No lo logramos
Nuestra última esperanza no había funcionado
El final estaba cerca…

268
Después de que papá y Alejandro llegaron con esa noticia, la casa se volvió más
oscura y más grande, al menos así la presentía yo. Alejandro apenas llegó, no
soportó las lágrimas y lloró inconsolablemente, tuvimos que llevarlo a uno de
los muebles para que se calmara.
- Pero, ¿qué les dijeron? ¿Qué pasó? - preguntó mi madrina.
-Ese es el punto- dijo papá pasándose las manos por la cara- No pudimos
decirles nada.
-Es que yo… Entre a la sala y les dije… "Quiero hablar sobre los Durand…
Ellos no están muertos- explicaba Alejandro entre lágrimas-… Y son buenas
personas"… Y apenas dije eso… Me dijeron cosas horribles… me dijeron que
tenían que irse de la ciudad… En especial Ana….
- ¿Mamá? - preguntó Samanta.
-Sí- afirmó y tomó su mano y la sobó- Luego de eso… Me fui… Y James estaba
afuera… y corrí hacia acá.
- ¿Acabas de pronunciar bien mi nombre? - preguntó James cambiando el tema
incrédulo.
-Sí, lo puedo hacer desde el principio, solo me estaba burlando. Me suelo burlar
de las personas que me caen bien. Y ustedes no solo me caen bien, sino que

269
quisiera que fueran mi familia. Ustedes son unidos a pesar de todo, y se ven que
se aman. Y no lloro por lo que me dijeron, o por frustración y mucho menos por
la photocard, lloro porque cuando los conocí, me ilusioné en que se quedaran y
sentirme aceptado en algún lado.
Dijo Alejandro antes de volver a romper en llanto, mamá llegó y lo abrazo para
consolarlo igual que Dina.
-Tranquilo, que lastima no estemos para ti más tiempo, se ve que eres un buen
muchacho- dijo mamá mientras lo abrazaba- Recuerda que, aunque nos
vayamos, siempre estaremos presente en tu vida, en especial cuando más nos
necesites. - le decía sobando sus risos oscuros.
-En especial en la madrugada en el rincón más oscuro de tu casa. - le dijo papá.
En ese momento entró Clara con un plato de pastel en sus manos y una sonrisa
afectiva para Alejandro.
-Para el señor Alejandro, valoramos mucho el esfuerzo que dio el día de hoy,
tome un poco de pastel para calmar sus lágrimas amargas.
Ale tomó el plato de pastel y lo comía mientras sollozaba y el resto de la sala se
mantenía en silencio.
-Este coco rallado sabe mejor de lo normal- comento Ale disfrutando el postre.
-No es coco, son huesos – aclaró Clara.
Alejandro escupió el pastel y lo soltó con una expresión de asco mirando a
Samanta, quien asintió, seguro era otro caso de un mortal que no soportaba la
comida de los muertos.
-Igual Ale, si necesitas a alguien puedes venir a visitarme- dijo mi madrina de
repente, decaída con una sonrisa triste y la mirada baja- A mí también ellos me
harán mucha falta. - pasaron unos segundos en lo que mi madrina luchaba por
no soltar las lágrimas, aunque no le sirvió de mucho, pues estalló en llanto-
¡JAMES! - gritó privada del llanto y corrió a abrazar a papá, él la miraba
completamente confundido mientras ella lloraba inconsolablemente en su
hombro.
-Ay James, ¿Ahora quién voy a molestar? Te voy a extrañar.
Papá solo sonrió con nostalgia y la abrazó.
-Señor, ¿Prosigo con la mudanza? - preguntó Eugenio y papá asintió.
En ese momento entré en razón,
Mañana a la medianoche nos iríamos de aquí y no volveríamos jamás.
No vería a Samanta en mucho tiempo, volvería a mi existencia repetitiva en el
Más Allá.
Sentí como si mis fosas nasales se obstruyeran y tenía que esforzarme por seguir
respirando, me sentía asfixiado, de seguro todos me estaban tratando de auxiliar,
pero solo podía escuchar sus voces a lo lejos, y mi vista estaba nublada.
Entonces, sin motivo alguno, me levanté y corrí a mi habitación, me cerré con
seguro y me tiré en mi cama. Pasé mis manos sobre mi rostro y respiré hondo,
miré al techo, había vuelto a la realidad, podía escuchar la voz de mis padres
270
llamándome del otro lado de la puerta, pero decidí ignorarlos, maldije por lo
bajo y me senté en la cama. Estaba frente a la ventana, el atardecer estaba
cayendo y el cielo iba de tonos amarillos a púrpuras, la luz caía sobre el cielo
raso de las casas, todas eran iguales, eran blancas, de dos pisos, alargadas y unos
cuantos detalles grises, su césped frontal estaba bien cortado y era de un color
verde brillante, al lado izquierdo tenían un lugar para estacionar y por alguna
razón todas tenían una camioneta pequeña de modelos parecidos. La nuestra era
oscura y de tres pisos y amplia, el césped ya parecía un campo de arroz por lo
largo que era, papá tenía una camioneta negra grande y de un modelo bastante
distinto al de ellos, nuestra casa desencajaba, al igual que lo hacíamos nosotros.
En mi antiguo hogar parecía también desencajar, era diferente a los demás
chicos, estaba vivo, y en constante peligro de morir, me sentía como un cobarde
al no incluirme en los juegos que tenían los muertos, y eso era después de todo,
hui de allí como un cobarde y llegué aquí.
¿Y ahora debía huir de nuevo?
¿De eso trataría mi existencia? ¿De ir a un lugar otro sin saber cuál es mi
destino?
¿Algún día sentiría un lugar como mi verdadero hogar?
Justo cuando sentía la felicidad, justo cuando estaba bien, todo se derrumbó de
un segundo a otro y ni siquiera me había dado cuenta, al final este lugar quedaría
solo grabado en mis pensamientos, en recuerdos que solo causan nostalgia.
Duele morir
Pero más duele perder la vida
Y más en el momento en el que te sientes más vivo.
Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando una de las cajas cerradas al
rincón de mi habitación se comenzó a mover por sí sola, se movió y movió hasta
que se abrió y de ahí salió Karen
¿Qué te ocurre animal? Me encerraste allí, en contra de mi voluntad, por un
día entero.
Sí, me sentía tan mal, y ella me estaba agobiando de que no me quedó otra
opción que meterla en una de las cajas de la mudanza y cerrarla.
¿Estás bien?
Me limité a solo negar sin siquiera mirarla.
¿Es por la mudanza no? Quisiera ayudarte en serio. Sé lo que esto significa
para ti, es tu primer amor, sé lo que sientes por ella y además la conexión que
tienes con este lugar….
- ¿Segura qué no hay algún hechizo que pueda ayudarme? - la interrumpí, mi
voz sonó cortante y enojada.
Bueno, hay algo, pero…
-No estoy listo, ¿Eso ibas a decir? Nunca estoy listo para ningún hechizo, dime
Karen ¿Algún día estaré listo?

271
Sí, lo estarás, pero aún no es el tiempo.
-El tiempo para el que lo necesito está por acabar, cuando lo sepa usar solo me
arrepentiré. Mejor vete, no me estás ayudando en nada- reclamé.
Mi voz fue en un tono más alto del que quería, estaba alterado, no sé manejar la
incertidumbre, prefiero saber todo a tener una duda. Cuando regresé mi mirada a
Karen, se había cerrado encima de la caja sin moverse. Respiré profundo y me
volví a tirar en la cama.
- ¿Hermanito? ¿Tyler? ¿Estás allí? Puedes venir, les dije a mamá y a papá que se
fueran, que yo me encargaría- escucho una voz aguda venir de la pared. Era
Dina, hace unas semanas habíamos descubierto una pequeña puertita en la pared
que comunicaba los dos cuartos, apenas era el tamaño de una manzana, pero
servía para quedarnos a conversar en las noches en las que no podíamos dormir.
Me acerqué lentamente a la pared. Abrí la puertita y asomé un ojo, solo podía
ver sus pequeños labios asomados, hasta que bajó para poder asomar uno de sus
ojos miel.
- ¿Qué quieres? - solté.
-Otra vez estás raro- dijo subiendo otra vez su boca a la puerta.
Estaba sentado en un sofá en una de las esquinas, entonces me recosté y volví a
suspirar.
-Yo nací raro, Dina.
-No me refiero a eso. Me refiero a que tú nunca te rindes así de fácil.
-No lo hago, solo es que ahora no tengo nada más que hacer.
-Qué tonterías dices.
-Al punto Dianne- pedí de mala manera.
-Ok, mientras tú sigues allí ignorando todo, yo voy a buscar una solución.
- ¿A sí? ¿Cuál? - pregunté con tono sarcástico.
- Aún no la sé, pero voy a investigar en fuentes confiables sobre una solución.
-Los libros de cuentos no son fuentes confiables- le digo sin contener una
sonrisa.
-No juzgues mis métodos de investigación, Benjamín- reclamó.
-Como tú digas, Micaela- con eso finalicé y cerré la puerta.

***

Al otro día debía ir a la escuela, solo las primeras horas hasta que mis padres
terminaran de hablar con el director para retirarnos a Dina y a mí del colegio, no
iba a entrar a clases, igual no quería, solo vine a despedirme de mis amigos, de
Bob, Mía, Marina y… Samanta.

No escuches las conversaciones de los adultos, decían, pues yo estoy


escuchando todo del otro lado de la puerta.
272
¡SHHH!, no les digan a mis padres
Escuchaba tras la puerta como mis padres y mi madrina le reclamaban al
subdirector, y no de una forma muy amable que digamos.
- ¡Cómo se atreve ese muchacho acabar de esa forma con la dignidad de mi hijo
y de nuestra familia! - reclama papá.
- ¡Hay muchas leyes encontrar de esto! ¿Y sabe qué? ¡Soy abogada! - le sigue
mamá.
-Lo sé, señores Durand, este asunto se nos salió de las manos- decía aterrado, no
sé si era porque estaba conversando con dos muertos o por el miedo de que
mamá le pusiera una demanda.
- ¡Así que más vale que mande a ese tal Gabriel a exponer a su abuela! -
continuo mi madrina.
-Señora, ni siquiera sé qué hace usted aquí- dijo el director pasando sus dedos
por el puente de su nariz.
-Soy la madrina, y el que se mete con mi ahijado se mete conmigo.
Eso me robó una risilla. Tengo la mejor familia de todas.
- ¿Sigues espiando? - Samanta me hizo brincar del susto al encontrarme
expuesto.
-Solo verifico que todo salga bien. Somos algo caóticos, no vayamos a empeorar
aún más las cosas.
-Necesitas desestresarte un poco.
Dijo de repente tomándome por sorpresa.
- ¿Cómo?
- ¿Recuerdas la vez que visitamos todos esos lugares impresionantes? - yo
asiento- Pues...- ella me entrega un papel- ve a este lugar. - señaló el papel con
una dirección geográfica escrita en él.
Le obedecí e hice el hechizo, aparecimos en una selva y frente a nosotros un
extenso río, todo era tan solo y relajante a la vez, sin duda la naturaleza es un
regalo maravilloso al ser humano.
-Mi padre siempre me decía- ella empezó con su relato- que aquí hace muchos
años, muchos antes de la existencia del ser humano, aquí vivía una serpiente de
siete cabezas, que se quedó dormida formando esa roca que está allí- señala una
peculiar roca alargada- dice que cuando el río cubra por completo esa roca la
serpiente despertara.
De mi padre yo aprendí que, una historia contada de la nada viene acompañada
de una lección de vida necesaria en ese momento.
- ¿No comprendo que me quieres decir? - confesé.
-Este río es uno de los más grandes, es casi imposible que eso pase, pero la
serpiente tiene la esperanza de que eso ocurrirá, toda esperanza por más remota
que sea puede ocurrir ¿Quién quita la fe?
- ¿Aún tienes fe?
-Muy poca la verdad, quisiera desaparecer todos mis males.
273
Sonaba tan decaída cuando hablaba, quería buscar una forma de animarla.
-Eso me recuerda una historia que mi madre me contó cuando era un niño, decía
que una vez había una joven hermosa, de unos ojos verdes inigualables, un día
mientras paseaba por la montaña apareció una anaconda, apareció tras ella, pero
cuando...
-Cuando vio su reflejo en el río sus ojos hicieron explotar a la anaconda-
completa la historia por mí - Tyler todos conocen esa historia.
-Sí, lo sé, pero el punto es que no la comprendía hasta ahora, cada vez que veo
tus ojos todo mal desaparece.
-A mí me pasa igual.
El ambiente se puso distinto en ese momento, no sé, pero no quería besarla o
abrazarla, no era el momento.
-Cantas como un ángel, Samanta. - le dije.
- ¿Mm? ¿Gracias? Pero ¿Cuándo…? - pregunto nerviosa.
-En el bar de George, cantaste “Fuera de lo Común”
-Sí, ¿Me oíste? Esa es la canción de Julián
- ¿Julián? Esa canción la escribí yo. - solté ofendido, ese pirata tramposo otra
vez se salió con la suya, solo porque le dije que no quería que nadie supiera de
mi canción.
- ¿Escribes canciones?
-Solo esa, y fue por aburrimiento.
-Pues señor Durand tiene un gran talento al componer- dice ella fingiendo
elegancia.
-Igual que usted una hermosa voz- le sigo la corriente.
-Volvamos, talvez ya salieron de la reunión
La tomé de la mano y en santiamén volvemos a la escuela. Y como si ella lo
hubiera predicho ya estaban fuera, se veían tensos, no sabía por qué.
- ¿Qué ocurre? - les pregunto ajetreado.
-Nada, nada de lo que tengas que preocuparte - me informa mi padre.
En ese momento el timbre del recreo sonó, las puertas de los salones se abrieron
y todas las miradas cayeron sobre nosotros. En recreo pensaba despedirme de
Bob y Mía
-Tú puedes hacerlo- me alienta mamá tomando mis mejillas- eres Tyler Durand.
-Y pues yo le deje bien claro al director que ese señor me cae re gordo y que no
permitiré que nadie se meta contigo.
-Gracias- le digo entre risas a mi madrina
En eso Gabriel pasa por el pasillo, tal vez lo llamaron a dirección para
sancionarlo, lo que note es que se detuvo frente a Samanta quien lo miraba con
odio.
-Sam.…- él la llamo. Su mirada suplicaba su perdón.
-Yo confié en ti Gabriel, me traicionaste y te metiste con ellos que eran
inocentes en esto, solo...- ella le lanza una fuerte bofetada, que hizo eco, aunque
274
todos los estudiantes estuvieran en el pasillo, por lo cual todos incluyendo mi
familia crearon un coro de "UHHH"- Eso es por el diente de Tyler y por más
cosas- el chico la miro suplicándole perdón, pero ella le indico que se fuera a lo
cual obedeció cabizbajo.
- ¿Estarás bien? - le pregunto refiriéndome a su relación con Gabriel.
-Será duro al principio, pero aprenderé a vivir con ello.
-Bueno, creo que nos tenemos que ir, te esperamos en el auto- indico papá. Le di
una mirada de “no quiero ir”-sobrevivirás- dice papá despeinando mis cabellos y
así se fueron

El comedor se había convertido en un lugar aterrador, todas las miradas y juzgas


caían sobre mí, visualicé la mesa donde estaban Bob, Mía y Marina y me
apresuré a caminar hacia ellos lo más rápido que pude. Después de sentarnos las
miradas seguían posadas sobre mí, era muy incómodo.
-No les hagas caso- me dijo Mía.
Pero era imposible, me sentía agobiado, como pronunciaban mi nombre con
descaro entre murmureos.
-No- le negué- ya me cansé.
Me paré sobre la banca para obtener la atención de todos.
- ¿Qué les ocurre? - dije a la multitud- me miran solo por ser diferente ¿Y es que
acaso no lo somos todos? Qué este muerto o no, no es el problema, el problema
es que traté de adaptarme a su ridícula sociedad, cuando en realidad ustedes
deberían adaptarse a mí, todos tienen el derecho de vivir a su antojo, sin
importar el qué dirán, ¿Y saben? ¡Yo ya no quiero ser normal! Quiero ser yo,
Tyler, nadie es normal… Excepto Rodríguez.
-Yo no soy normal- dice el hijo mayor de los Rodríguez- No me gusta el brócoli.
– dijo Rodríguez mirando con asco el pedazo de brócoli que estaba merendando.
-Como a todo el mundo- le contesta Marina con obviedad.
-El punto es- continué- que ya no me interesa el qué dirán, yo quiero ser fuera de
lo común ¿Quién está conmigo?
Todos miraron perplejos y los murmureos siguieron, segundos más tarde, todos
me lanzaron su comida encima enojados.
Bajé de la banca mientras todos me seguían lanzando cosas, mis amigos me
ayudaron a salir, mientras Samanta les gritaba y reclamaba.
Fuimos al pasillo, dónde nadie dijo una sola palabra, pues nuestra atención se
fue hacia Charly, quien estaba tirado en el suelo, llorando sin consuelo, con una
expresión de traumatizado.
- ¿Qué ocurre Char? - preguntó Mía arrodillándose para verlo mejor.
-Mi papá… Acabo de verlo… Colgado del cuello… En su oficina… Muerto-
murmuraba negando con la cabeza y llorando.
- ¿Cómo así? ¿Cómo lo viste? - preguntó Marina.
-Mi papá es el director… Estaba colgado… Del techo… Muerto.
275
Eso me parecía algo raro, mis padres venían de hablar con el director.
- ¿Cuándo lo viste? - le pregunté.
-Hace un momento…pero…no estaba así…iba a hablar con los Durand…entró a
su oficina para eso… y ahora…estaba muerto.
Esto se escuchaba como un misterio policial para el que no tenía tiempo ahora,
les regalé una mirada final a mis amigos y una sonrisa.
-Te vamos a extrañar Tyler- dijo Bob- Gracias por enseñarme lo que se siente
una amistad.
Tomé mi bolso y así, todo lleno de comida, salí de la escuela.

***

Luego de llegar del colegio, fui con Clara, que dijo que me iba a enseñar a hacer
galletas para distraerme un poco, se hicieron las dos de la tarde, cuando las
galletas estaban en el horno. Entonces decidí ir a mi habitación, pasé por la sala
de estar, que estaba completamente vacía, si no fuera por un sillón dónde estaba
sentada mamá abrazando a Samanta, ambas se separaron cuando me vieron y
sonrieron mientras yo las miraba con confusión.

Minutos después la invité a mi habitación a ver mis modelos de aviones antes de


empacarlos.
-Me dolerá mucho separarme de ti- me dijo.
Sentí como si mi corazón se destrozase en ese momento, eran muy extrañas esta
ola de emociones que descubrí con ella.
-A mi igual. Pero no lo tomes como una separación. Haré lo que sea porque
sigamos juntos, nos podemos ver en Hawolleen, y puedo visitarte en tus sueños.
Igual en cualquier momento te vas a morir.
-No será lo mismo- dijo mientras una fina lágrima caía por su mejilla, con uno
de ms dedos la limpié y tomé mi rostro entre mis manos.
- ¿Te puedo besar por última vez? - le pedí, eso la tomó por sorpresa- por favor.
Ella se acercó hasta mí hasta que nuestros labios se reunieron, me dolía saber
que esa sería la última vez que la besaría, me dolía saber que este era el final del
amor de mi vida, y a ella también, pues sus lágrimas empapaban mis mejillas,
y….
-Wácatela- dijo Dina desde la puerta de mi cuarto con una expresión de asco.
Samanta asustada, se separó y me empujo lejos.
-No quiero ser adolescente y enamorarme, qué asco- dijo entrando. – Como sea,
encontré la solución a nuestro problema- dijo alegre- Hay que lanzar un hechizo
para borrarle la memoria al pueblo, lo acabo de ver en un documental.
-Las caricaturas no son documentales- le expliqué rodando los ojos- La magia
no sirve, no hay un hechizo para eso.
-Hay un hechizo para todo, eso lo dijo un gran filósofo.
276
-Los personajes de las caricaturas no son filósofos, Dianne.
-Ya te di mi solución, queda en ti tomarla o no- finalizó sentándose en mi cama.
Samanta se quedó mirando la pantalla de su celular, bastante triste, se limpió las
lágrimas y me miró.
-Mi mamá dice que debo volver- me informa.
Otra vez ese horrible sentimiento se apoderó de mí, mi pecho dolía, nos
separaríamos, no soportaba eso, había pasado muy poco tiempo y este sería el
final, un final débil, impotente, sin haber luchado por evitarlo, porque no había
nada que hacer.
Ella se lanzó sobre mí en un abrazo, mi condición me hacía repelente a los
abrazos, pero un abrazo suyo era lo que más necesitaba y deseaba que fuera
eterno.
-Te veré en cada uno de tus sueños- susurré en su oído- lo prometo.
-Te amo mi príncipe de mis sueños.
Otro puntazo a mi débil corazón,
Ella acababa de decir que me amaba,
Como yo se lo había dicho a ella,
Ella en verdad era mi amor, dudaba amar a alguien de la misma en que la amaba
a ella, oír esas palabras de sus labios no era feliz en ese momento, era dolorosa
como si me arrancaran la piel y me quemaran.

-Adiós Orquídea Negra.

277
He ganado montón de juicios en vida como en muerte, en el mundo de los
muertos era defender en el estrado a los suicidas a ser condenados hasta acabar
su vida. La mayoría de veces era porque se habían arrepentido a último
momento. Esos juicios se llevaban a cabo en grandes cuevas oscuras, con
muebles hechos en su totalidad de huesos humanos, rodeados de figuras negras
encapuchadas de alrededor de tres metros de altura con una guadaña en la mano.
Reclamarle al director de la escuela de mis hijos no debe ser la gran cosa.
- ¡Que le exijo ver al director! - le grité cansada.
-Él no los puede atender ahora, señorita, solo atiende a los representantes.
- ¿Y nosotros, qué demonios somos? - le pregunté en un tono alto.
-Sin ofender, pero ustedes no son los representantes de unos jóvenes de dieciséis
y de diez años y ustedes no se ven de más de treinta. En especial, usted- lo
último lo dijo refiriéndose a mí, no pude evitar poner una expresión ofendida.
-Disculpe, ¿Quién le da el derecho de insinuar sobre la edad de mi esposa? -
reclamó James ya estaba tenso, molesto, una expresión poco común en él-
Nosotros somos los padres de Dianne y Tyler, y estamos en todo el derecho de
hablar con el director.
-Y para su información, tengo… Cuarenta y dos años- mentí.
-Sí, pero…- él me miró de arriba abajo- ¿Cuarenta y dos? – preguntó
desconcertado y yo crucé mis brazos y asentí- Oh, están muertos, claro, lo había
olvidado. Por eso no parecen de su edad, digo, pensé que ella era su madre- dijo
señalando a María Laura.
278
- ¿Me está diciendo vieja? – preguntó ofendida.
-No, no, no, solo digo que ellos se ven muy jóvenes, y no parecen muertos. Y
ella menos.
- ¿Mi esposa no parece muerta? - preguntó James enarcando una ceja. - ¿Y para
usted cómo se ve un muerto? - dijo apoyando el brazo en el escritorio y
reposando su cuerpo en él.
-Me refiero a que su esposa no parece muerta por lo linda que es.
- ¿Perdón?
-Digo… Yo… No… Bueno, sí… Pero…- tartamudeaba el hombre aterrorizado.
- ¿Sabe qué? Váyase al demonio, yo vine a hablar con el director- finalizo y fui
a la puerta que estaba tras él dónde estaba el muy ocupado director.
La empujé por completo, mientras James venía detrás de mí, cerró la puerta de
la oficina cuando estábamos adentro y…
-Señor y señora Durand, los estaba esperando.
No puede ser,
Yo conozco esa voz,
Aún la oigo con claridad en mis pesadillas,
Alcé la cabeza lentamente y volví a ver ese horrible rostro, con su horrible
sonrisa.
- ¿Qué estás haciendo aquí? - solté en un mal tono.
- ¿Acaso no estabas buscando al director, Cristina? Pues soy yo.
Maldije este momento de todas las maneras posibles.
Miré a James, quien estaba tenso, su expresión seria, sus ojos fijos en él, habían
perdido aquel brillo característico, sus labios estaban fruncidos, y sus puños
apretados, estaba aguantando las ganas de romperle la cara a este tipo, al igual
que yo.
-Y díganme, ¿Por qué tanta urgencia en verme? ¿Acaso me extrañaban?
-Ahórrate tus ridiculeces- dijo James caminando hacia el escritorio, tomó la
carpeta con los documentos necesarios para el retiro de los niños y lo tiró en el
escritorio con impotencia- No tengo todo el día, Tyler y Dianne Durand no
estudiarán más en este colegio, y será mejor que te encargues de ese muchacho
Gabriel Noboa que se metió no solo con la integridad de mi hijo, sino que lo
hirió físicamente.
-Lamento informarte que estoy del lado de Gabriel- dijo agrandando más su
estúpida sonrisa.
- ¿Estás del lado de una persona así? Sé que eres un idiota que usa la fuerza
bruta antes de la razón, pero estos comportamientos los debes recapacitar como
director- dijo James antes de apartarse del escritorio sin despegar los ojos de él.
-Yo estoy del lado de cualquiera que quiera hacerle daño a lo que ama James
Durand.
En ese momento James se tensó a un más de manera brusca, levanto su puño
para clavarle un golpe.
279
-James- lo llamé y le indiqué que nos fuéramos.
Lo que menos necesitábamos eran más problemas, y Alberto lo único que quería
era provocarlo, hacerlo perder la razón.
James bajó el puño y rodó los ojos y se dio vuelta, pero antes de que alguien
pudiera reaccionar se volvió a voltear y tomó a Alberto del cuello de la camisa y
lo enfrentó con una mirada asesina, hasta aquí podía sentir su miedo. James
buscó en sus bolsillos y sacó un bisturí médico y comenzó a clavarlo sobre la
muñeca del hombre mientras se quejaba de dolor.
-Te aconsejo poner un crucifijo en la puerta de tu habitación esta noche- dijo
mientras detallaba cada movimiento de la cuchilla hasta que subió la mirada y lo
volvió a enfrentar- Y toma esto como una amenaza.
Sacó el bisturí y lo soltó bruscamente, limpió la sangre de la cuchilla y volteó a
verme miré la muñeca tenía grabada la firma de James.
La verdad no sé qué cara haya tenido en ese momento, porque al verme relajó la
expresión al verme, me tomó de la cintura y me llevó fuera de la oficina.
- ¿Qué hacía él allí? - le pregunté tratando de no alterarme.
-No sé, pero esto me pinta mal- dijo algo ajetreado.
-… ¡Y una persona así es mala! ¿Me estás oyendo? - los gritos de María Laura
captaron nuestra atención, le seguía reclamando al subdirector mientras este lo
miraba aburrido, tal vez llevaba mucho tiempo así.
- ¿Lograron hablar con el director? - preguntó cuándo notó nuestra presencia,
obviamente buscando cambiar el tema para que María lo dejara en paz.
-Lamentablemente- dijo James- Deberían considerar que esto es una institución
educativa antes de tener como autoridad a un criminal.
- ¿Criminal? Pero si el señor Aguilar es de los más honrados que conozco-
defendió.
- ¿Aguilar? Pero si el apellido de ese idiota es…- James se pausó e intercambió
miradas conmigo, algo fraudulento había ocurrido aquí- Ya veo- dijo y salió de
la oficina.

***

Luego de eso, James se la pasó todo el día tenso. Debía buscar una forma de
animarlo, entonces fui a la panadería y compré sus favoritos, muffins de
chocolate. Fui de una forma que no llamara la atención, aunque claro, creo que
eso me resulta imposible. En el camino me encontré a Alejandro, quien me
insistió que lo acompañara a su singular hogar. Me senté en aquella sala con
esos muebles coloridos, paredes mostaza, plantas, muchos cuadros de gatos y
cosas musicales, como reproductores antiguos y discos. Sonaría mal decir que
me recordaba a la casa de mi tío.
-Ya casi, espera un momento- me pidió.

280
Cuando sentí algo enredarse en mis piernas, bajé la mirada y me encontré con la
tierna y azulada mirada de un gato blanco.
-Hola amiguito, ¿cómo te llamas? - le pregunté.
-Él es Nini- dijo, alcé la mirada y lo vi entrando con una guitarra en las manos.
Me levanté, porque tenía el presentimiento de lo que estaba por pasar, negué y él
insistía.
-Esta es mi guitarra, le tengo aprecio, pero se la quiero dar a James.
- ¿Entiendes que James es millonario? Si él quiere se compra cien guitarras. No
lo hace porque ya a la quinta guitarra que le dañaron los niños se rindió.
Él abrazó la guitarra con una expresión de susto- ¿Dañarán mi guitarra?
-Es probable que no salga ilesa.
Tomó la guitarra y la apartó, le dio un beso y regresó a su lugar.
-Mejor me quedo con mi guitarra, pero quiero que sepan que en ustedes vi la
familia que siempre quise tener, pero nunca tuve.
Lo único que hice en ese momento fue abrazarlo, y no pude evitar que algunas
lágrimas cayeran de mis ojos. Por eso cuando salí, saqué de mi bolso las gafas
de sol y me las puse, para mi sorpresa afuera estaba una mujer con su mirada fija
en mí en una mala expresión.
- ¿Qué le estás tratando de hacer a Alejandro, muerta?
Me dijo mientras tenía la mirada baja, me quité las gafas y la miré fijamente.
- ¿Perdón? - le dije en un tono retador.
Había escuchado con claridad lo que había dicho, pero prefería que si alguien
me trate mal lo haga con valentía, y enfrentarme.
-Ella no me está tratando de hacer nada- dijo Alejandro apareciendo detrás- ¿Por
qué me haría algo malo mi propia madre? – lo miré y él me guiñó un ojo,
aquella señora puso una expresión que mezclaba sorpresa y desagrado. - Así es,
soy otro de los muertos, soy un Durand.
Aquella señora no le quedó más opción que irse.
-No debiste mentirle, ahora irán tras de ti también, y nosotros nos vamos hoy, tú
te quedarás aquí.
-Como dijo Olaf, “Hay personas por las que vale la pena derretirse”.
-Hazlo por tu mami- le dije y pellizqué su mejilla- Por favor aléjate del fuego.
Y con eso me fui. Me coloqué de nuevo los lentes de sol y caminé hasta casa,
afuera estaba Samanta, sentada en la acera de enfrente viendo el asfalto.
- ¿Todo bien? - pregunté y ella saltó del susto.
-Sí, solo algo mal. - dijo con tristeza.
Maldita sea, detesto los momentos tristes, cuando debes consolar a alguien o
decirle palabras para que sientan mejor. No sirvo para eso, ya me lo han dicho,
trato de hacerlo con mis hijos, pero a veces hasta yo no sé qué decir.
- ¿Quieres entrar o quieres continuar viendo como lentamente se desgasta el
asfalto? - le pregunté quitándome los lentes, ella se levantó y me siguió hasta el
interior de la sala.
281
Dentro nos recibió Dianne sosteniendo dos vestidos, uno verde y otro celeste.
-Mami, ayúdame ¿Cuál uso para el viaje? – me preguntó con desesperación que
me robo una sonrisa.
-Veamos- dije agachándome y tomando ambos en mis manos- El verde es
bonito, pero es muy de mortal, mientras que los tonos fríos del celeste combinan
con la noche.
Ella lo analizó por unos segundos- Tienes razón, gracias mamá.
Le lancé un beso y fui hacia el comedor mientras Samanta me seguía, allí estaba
James con su mismo rostro abrumado, leyendo un libro.
-No entiendo nada- murmuró.
-Tal vez porque lo estás leyendo al revés- le dije, tomé el libro, le di vuelta y se
lo devolví cuando sonrío inocentemente.
-Pensaba que estaba en ruso. - Rodé los ojos con diversión y frente a él puse la
caja con los muffins de chocolate, y se les quedó mirando.
-Te los traje porque quería que te sintieras mejor, y son tus favoritos.
-Te amo- pronunció James, se acercó a mí y sin que pudiera decir algo me besó
los labios.
- ¡Traicionero! - exclamó Clara enojada- ¿Cómo te atreviste James Durand?
- ¿Ahora qué hice? - preguntó él.
-Estás comiendo postres de otra persona que no soy yo, me traicionaste. ¿Acaso
no le gustan mis muffins?
-No, Clara, sus postres son los mejores. Además, estos muffins los trajo Cristina.
¿No es cierto mi amor?
-Vamos a otro lado- le susurré a Samanta, la tomé del brazo y la llevé a la sala.
- ¿Cristina? - llamaba James mientras Clara le reclamaba- ¡Cristina!
Llegué a la sala y me senté en el sofá, crucé las piernas y exhalé, le hice una
seña a Samanta para que se sentara junto a mí y penosamente obedeció.
- ¿No va a ayudar a James? - me preguntó.
-No, él se puede defender solo esta vez- digo relajada.
Ella se empezó a reírse de la nada que no pude evitar mirarla con confusión.
-Creo que descubrí lo que siento. Les tengo envidia.
- ¿A nosotros? - pregunté lentamente, sin aún entender.
-Sí, mis últimos años han sido difíciles, mi padre murió y desde eso mamá no ha
sido la más cercana a mí, siento una voz en mi cabeza que sea yo misma, pero
hay otra que me pide ser perfecta para ver si puedo tener su atención al fin. Y
ustedes…- ella sonrió con tristeza- Ustedes están unidos y felices sin seguir
prototipos, se quieren como son. Quisiera ser su hija.
-Espera- dije- ¿Por qué demonios todos quieren ser parte de mi loca familia? Es
que primero Alejandro y ahora tú- no me había dado cuenta de que había alzado
y que mi cara era un drama entero.
-Bueno es que…

282
-No en serio, ¿Qué nos ven de padres ideales? James es como un niño de doce
años y yo soy una insensible narcisista con la ansiedad a niveles irreales. No
somos los mejores padres, porque es imposible serlo, esto no es sencillo, si no
estuviera muerta ya me hubiera tirado de un puente. El mejor consejo que te
puedo dar como madre es: No tengas hijos, o al menos si tienes uno, quédate
con ese porque al segundo ya empieza el peor estrés. Y no me malinterpretes,
amo a mis hijos, pero quiero ser la mamá perfecta para ellos ¡Y ESTO ES MUY
DIFÍCIL!
Cuando me fijé estaba jalándome yo misma el cabello mientras la chica me veía
preocupada.
-Tranquila, yo….
-En serio no sé qué nos ven de familia feliz, somos cualquier cosa menos una
familia normal, mi hijo es autista, mi hija detesta lo que les gusta a las demás
niñas, mi esposo si apenas recuerda donde tiene la cabeza, los empleados son un
descontrol y yo soy una histérica, claro sin mencionar estamos muertos.
Samanta me miraba asustada, allí noté que tal vez mi tono y expresión habían
sobrepasado ciertos límites.
-Señora Durand…-dijo Eugenio de repente detrás de mí.
- ¡¿QUÉ DEMONIOS QUIERES AHORA DE MÍ?!- grité tan fuerte que, hasta
el propio Eugenio, cadáver de dos metros con rostro duro y presencia que
aterraba a quien sea saltó del susto y se agarró del pecho.
- ¿Se encuentra bien? - tartamudeó aún asustado.
-Y a ti que te importa, soy Cristina Durand ¿Cómo no voy a estar bien? - le dije
de mala manera- Mi madre me crio para ser perfecta y lucir impecable, siempre
para que nadie me pregunte si estoy bien.
-Bueno…- dijo Eugenio y salió corriendo.
Samanta de repente me abrazó, yo quedé sorprendida que ni supe cómo
reaccionar.
-La comprendo, la diferencia entre usted y yo es que usted si escuchó esa voz.
-Ay Samanta- suspiré- Lo solía hacer, pero un día llegó una persona que quiso
escuchar mis problemas, que me amaba por mis defectos y que creía en mí, y así
fue como acabé en esta familia, y fue la mejor decisión que tomé.
Ella se aferró más al abrazo, al parecer ella era quien lo necesitaba más que yo,
entonces la abrace y la recosté en mi hombro como solía hacer con mis hijos
cuando se sentían mal.
En ese momento Tyler salió del comedor lamiéndose los dedos.
-Ma', dice papá que hasta el comedor te escuchas, que no viene a abrazarte
porque Clara también está llorando y no le quiere soltar el brazo.
Samanta se separó de mí y miró a Tyler, esa mirada se me hacía familiar, me
recordaba a mí de hace unos cuantos años.
-Sabes algo, cree una mini versión de esa personita que te conté- le susurré
refiriéndome a Tyler- Ve con él, te va a extrañar mucho cuando nos vayamos.
283
La noche llegó, ya todo estaba corregido, estaba sentada sobre una de las cajas
mirando las paredes vacías, siempre creí que las mejores reflexiones eran
aquellas que llegaban cuando mirabas una pared vacía.
Esta vez pensaba que; en los peores momentos es cuando conoces como son en
realidad las personas y lo que ocultan en su interior, cuando sabes con quién
puedes contar y conocerte a ti mismo, escuchar al fin lo que tu interior pide a
gritos.
- ¿Qué reflexionamos hoy? - preguntó James apareciendo a mi lado.
Negué con la cabeza, él solo me abrazó y empezó a pellizcar mis mejillas.
-Basta- le pedí entre risillas.
-Te dije que no me detendré hasta que tu sonrisa quede tatuada en tu rostro.
Los siguientes segundos pasaron en aquel silencio que era todo menos
incómodo.
- ¿James?
-Dime, cariño.
- ¿Crees que lo estoy haciendo bien?
Él besó mi mejilla y me miró a los ojos.
- ¿Qué importa eso? No nos vamos a separar estando bien o mal. Porque así
somos en la familia Durand.

284
Era de noche, el reloj marcaba las once y cinco, la única luz que tenía mi
habitación vacía era la de la pantalla de mi celular para verificar la hora. No
tenía ánimos de nada, solo esperaba a que se hiciera la media noche para irnos.
En eso el viento que entraba por la ventana trajo una hoja de papel que se
estrelló con mi rostro, la tomé y aquella hoja tenía el dibujo de dos cuadrados
azules cruzados y tenía escrito “Ritual de alteración de mentes de mortales”.
Yo conocía ese tipo de papel amarillento, fino y antiguo, eran las hojas de
Karen.
Miré a aquel libro que permanecía como si nada en el suelo.
- ¿Qué es esto? - le pregunté.
Tyler lo he estado considerando mucho y puedo hacer una excepción por esta
vez.
- ¿Este es uno de esos hechizos avanzados para los que aún no estoy listo?
Así es, entonces quiero que estés al tanto de la responsabilidad que trae
consigo. Con este ritual tendrás el poder de controlar la mente de cualquier
mortal, en este caso borrarás de la mente de Villa Alta que están muertos,
pero debes tener en cuenta que desde ahora podrás controlar cualquier
mente a tu antojo, y si no lo sabes usar puede ser un gran caos. ¿Lo harás?
De todo lo que dijo Karen solo entendí “Puedes quedarte junto a Samanta con
este hechizo”, sobre lo demás solo pensé usarlo en esta ocasión, de ahí olvidaría
tener esa habilidad, igual no creo volver a necesitarla.

285
-Sí, ¿Qué tengo que hacer?
Karen abrió sus páginas en una sección desconocida, las páginas eran negras y
tenía en el centro una calavera de fuego azul.
Pisa la calavera.
Respiré profundo y apenas mi dedo rozó la calavera, una fuerza me tiró hacia
atrás y un enorme rayo de luz también azul invadió la habitación que tuve que
cerrar los ojos para no incinerarme. Cuando la luz disipó me acerqué a Karen y
en sus páginas leí los pasos para realizar el ritual.
Miré la pantalla de mi celular nuevamente, once y cuarto, me quedaba poco
tiempo. Chasqueé los dedos y fui al lugar con la persona que me podía apoyar en
esto.
Aparecí en la habitación de Samanta, ella ya estaba dormida, la miré y sonreí,
¿Cómo era posible que alguien se viera tan linda hasta durmiendo? Y era casi
imposible, pues dormía en una posición extraña, roncaba y babeaba.
Me acerqué lentamente a ella, aparté unos cuantos cabellos de su rostro y moví
un tanto su hombro- Samanta- susurré.
En ese momento Samanta gritó y me lanzó una bofetada horriblemente fuerte.
- ¡Hey! - le reclamé sosteniendo mi mejilla- ¿Crees que no he recibido
suficientes cachetadas?
- ¿Qué haces aquí a esta hora? - preguntó aún con cara de miedo y voz chillona.
-Te necesito, tal vez descubrí la forma de quedarme en Villa Alta.
- ¿Cómo así?
-Ven conmigo- le dije ofreciendo mi mano.
- ¿No volveremos al Más Allá, cierto? - dijo con
la duda en su rostro.
-No, solo confía en mí y ven, Orquídea
Negra.
Ella con desconfianza tomó mi mano
y segundos más tarde aparecimos en
el parque. Tomé a Karen y leí el
hechizo.

286
Ingredientes:
-Ocho velones de funeral (Puede crearlos usted mismo con el hechizo “Luz de
vela”)
-Tiza mágica especial para rituales (Esta se encuentra en su dedo solo
invóquela pronunciando su nombre)
-Piedra de la mente mortal (De igual manera invóquela y aparecerá en su
mano)

Decía aquella página e hice aparecer ocho velones negros, una piedra gris
parecida a un cristal que en su interior se visualizaba una calavera azul y en la
yema de mi dedo índice apareció una mancha brillante también azul.
-Tyler ¿Qué estás haciendo? - preguntó Samanta aterrada.
-Confía en mí.

-Primero dibuje la siguiente figura sobre un terreno en el


que su cuerpo pueda entrar entero.
-Luego de eso coloque un velón en cada una de las
puntas de la figura.
-Coloque la piedra en el centro de la figura, y con el
hechizo de la ráfaga de fuego encienda los velones.

-Ok, Pero ¿qué hago yo? -pregunto Samanta.


-Tú, señorita, tienes una tarea sumamente importante; te encargarás de llamar a
mis papás en casi de que esto se salga de control.
La preocupación de Samanta aumentó y se vio en su rostro y cuando comenzó a
caminar de un lado a otro sin razón.

Por último, siéntese en el centro de la figura, concéntrese y visualicé el


objetivo que quiere lograr con este ritual.
(No nos responsabilizamos por muertes o accidentes, este ritual es realizado
bajo su propio riesgo)

Me senté dentro de la figura e hice lo que pedía el libro, momentos


después sentía como mis manos quemaban, las miré, mis antebrazos
eran todos negros y lo único que se veía era como las venas en
ellos brillaban en un color azul, cerré los ojos porque también
sentía que estos quemaban.
287
-Debí traer un suéter, está haciendo mucho frío… ¡TYLER! ¡¿TYLER QUÉ ES
ESTO? ¿POR QUÉ TE BRILLAN LOS OJOS? ¡TUS MANOS SON…!
Me fijé aún más en mi objetivo, ya no lograba escuchar a Samanta, no
escuchaba nada, no sentía nada, solo veía a todo Villa Alta reunido en blanco y
negro, y a mamá, papá, Dina, Clara, Eugenio y Max en azul; pero, había otro
grupo en azul, estaban mi madrina, Bob, Alejandro y Samanta. Esas eran las
personas que quería que supieran nuestro secreto.
Me concentré más en eso y sentí como me despegaba del suelo, y como una
fuerza hacía que mi cuerpo se extendiese hasta quedar acostado en el aire.
Necesito hacerlo
Por mi familia
Por Samanta
Y luego de eso, no sentí más, era como si no hubiera más allá de ese punto.
¿Qué pasó después?
No lo sé
¿Lo había logrado?
Eso tampoco lo sé
¿Había muerto?
Debía dejar de hacerme preguntas tontas, porque literalmente no sé nada.
Lo último que vi fue un lugar completamente blanco y a partir de eso todo se
volvió negro, no había nada…

***
¿Qué hay más allá?

Todo comenzó con esa pregunta, quisiera decir que ya descubrí la respuesta,
pero no, nadie la tiene, desde que nacemos nada tiene fin, cada quien tiene su
historia y es quien crea el próximo capítulo.
Aquí la verdadera pregunta es…
¿Quién eres?
-Tyler
-Tyler ¿Estás allí?
-Tyler ¿Cómo te sientes?
- ¿Tyler?
Abrí con dificultad y cuando logré acostumbrar a la luz vi las miradas de mi
familia fijas en mí. Mi cabeza dolía terriblemente, me senté y miré alrededor
mareado, estaba acostado en el sofá de casa, Mamá, papá, Dina, Clara y
288
Samanta a mi alrededor. Eugenio tras el sofá, Alejandro y mi madrina en un
rincón de la casa también mirando.
- ¿Qué pasó? - pregunté agarrando mi cabeza.
-Se hizo la hora de irnos y no estabas en casa, entonces fuimos a buscarte y
encontramos a Samanta que venía preocupada para acá- explicaba papá- luego
nos llevó a ti y te encontramos inconsciente tirado en el parque.
- ¿Estás bien mi amor? - preguntó mamá mientras Max me comenzó a lamer.
- ¿Qué hora es?
-Tres de la tarde- dijo Alejandro.
Dormí quince horas. ¡DORMÍ QUINCE HORAS! Así estaría de noqueado que
dormí quince horas en la casa de los ruidos y gritos.
- ¿El ritual funcionó?
-No lo sé, ¿Cómo averiguamos eso? - preguntó Clara.
-Se acerca a un mortal y le pregunta ¿Sabe usted que estamos muertos? Si le
responde que no, entonces funcionó- bromeó Eugenio y sonrió mientras Clara lo
fulminaba con la mirada.
-Alguien se va a quedar sin cena- le dijo enarcando una ceja.
-Pero así sabrían que están muertos y dañaría todo ¿No? - preguntó mi madrina
y papá rodó los ojos.
-Mary, es sarcasmo- le explicó mamá.
-Oh, perdón, es que como Eugenio tenía cara de inteligente, pensé que era una
buena idea. De James lo creería con la cara de idiota que tiene.
Papá respiró para mantener la calma y se levantó del mueble.
-A ver, ¿Y si mejor alguien sale a la calle? Nos tratan mal cada que nos ven, y
no es como que uno de nosotros pueda morir. - propuso papá.
-Yo salgo- ofreció mamá- Soy la que más insultos he recibido.

Mamá salió a la entrada de la casa mientras todos la observábamos por la


ventana, por alguna razón nadie en la calle la miraba y los pocos que lo hacían la
saludaban con una sonrisa agradable en el rostro. Mamá entró a casa y se recostó
sobre la puerta confundida.
-No se acuerdan que estamos muertos-murmuró.
- ¡Entonces funcionó! - exclamé con emoción y salté de alegría.
- ¿Nos quedamos? - preguntó papá y asentí- ¡Nos quedamos! ¡Nos quedamos!
¡Nos quedamos! - decía mientras bailaba de alegría.
Tomó a mamá y la cargó sobre sus brazos y la besó.
-Me quedaré con mis ahijados hermosos- dijo mi madrina tomándonos a Dina y
a mí de repente y ahogándonos en un fuerte abrazo.
-Ay Eugenio, creo voy a llorar de alegría- dijo Clara quitando unas cuantas
lágrimas de su rostro con su antebrazo.
-Está muy equivocada si cree que le daré mi pañuelo para qué lo ensucié- dijo
Eugenio con frialdad.
289
-Igual ni lo quería, egoísta. - reclamó con una mala mirada.
-Porque conseguí uno personalizado para usted- dijo sacando de su bolsillo un
pañuelo amarillo con un bordado elegante en la esquina que decía Clara.
Clara lo miró con confusión sin saber qué decir, mientras Eugenio le sonreía, era
raro que él le regalara algo a alguien y aún peor que le diera una sonrisa
genuina, y aún más raro lo que hizo después, se acercó a ella y besó su mejilla.
Eugenio se retiró, dejando allí a Clara paralizada, analizando lo que acababa de
pasar.
Mi madrina nos soltó y yo fui dónde estaba Samanta, su expresión penosa con
su hermosa sonrisa de dientes torcidos, sus bellos ojos me miraban y sentía
como si fueran dos rayos láseres que quemaban mis mejillas. Entonces no
aguanté y la abracé, y en oído susurré.
-Te dije que confiaras en mí.
-No dejé de hacerlo un solo segundo, mi príncipe- me contestó.
Me separé de su abrazo porque en serio luego de cierto tiempo estos me
comienzan a asfixiar y molestar.
Samanta se acercó a Alejandro que nos miraba a todos con una sonrisa.
-Te la ganaste- le dijo y de su bolsillo sacó un pedazo de cartón con la foto de un
chico rubio con rasgos asiáticos.
- ¡FELIX! - gritó mientras tomaba el cartón y lo abrazaba.
- ¿Por qué te emocionas tanto por un cartón con una foto? - le preguntó Dina con
confusión.
-No es un simple pedazo de cartón- reclamó- Aún recuerdo mis
primeras photocards, eran de Twice.
- ¿Qué es Twice? - preguntó mi hermana enarcando una ceja.
- ¿No sabes lo que es Twice? - ella negó- Es uno de los mejores grupos de K-
pop. Es más, ven, te voy a enseñar quienes son Twice.
- ¡Voy a conocer a Twice! - exclamó con emoción.
-No pequeña, no todos tenemos tanta suerte. Me refiero a que te enseñaré tus
canciones.
- ¡Voy a conocer las canciones de Twice!
Ese momento tan sencillo, era el más feliz, porque la felicidad no era perfecta, la
felicidad llegaba en los momentos más descomunales.

***

Bien, los pondré en contexto de todo lo que pasó en un mes, porque en serio
pasaron un montón de cosas.
Me encontraba en el parque con Samanta, regresábamos del cementerio donde la
había acompañado a dejar flores en la tumba de su padre. Ella traía puesto sus
audífonos e iba tarareando alguna canción, aunque se escuchaba un poco, su
290
inglés no es de los mejores. Ella notó mi mirada sobre ella y se sacó los
aparatos.
-Sabes que desde Halloween soy un manojo de nervios y tu mirada fúnebre no
me ayuda- me reclama pasiva.
- ¿Por eso me pediste que te acompañara al cementerio? -le pregunto con
curiosidad.
-Exacto
- ¿Le tienes miedo a los muertos después de todo? - ironicé soltando unas
carcajadas.
-Sí, ¿Quién no? Estuve al borde de la muerte y ya no confío en mis espaldas.
Además, un trauma puede tener consecuencias, imagínate caigo en la locura.
Yo bufé-Al final todos lo estamos, todos en algún momento tienen una pizca de
locura. Seamos locos- finalizó ofreciéndole mi dedo meñique.
-Seamos locos- y ella entrelaza su dedo con el mío.
Ella se volvió a poner sus audífonos y yo la observé, ella notó mi mirada de
nuevo y exhalo sacándose los audífonos.
- ¿Qué quieres Tyler? - preguntó con mala cara.
- ¿Qué escuchas? - le pregunté señalando los audífonos.
-Óyelo por ti mismo- informó, sus audífonos eran los alámbricos, entonces tuve
que acercar mi cara a la de ella. Yo tenía un lado y ella el otro.
Lo que oí me perturbo, la canción estaba en inglés y contenía una letra obscena,
que por mi largo conocimiento lingüístico comprendí. Como dije antes, el inglés
de Samanta no era muy bueno y por esa razón me imagino no comprendía.
Harto de eso, me saque el audífono y la mire con los ojos abiertos como platos,
ella se sacó el audífono y me interrogo con la mirada.
- ¿Sabes siquiera lo que dice la letra? - le pregunte.
- ¿Qué te quiero mucho? - insinuó haciendo su voz más aguda con una sonrisa
inocente.
-No exactamente. Es perturbador lo que dice.
-Vaya, gracias al cielo, mi mamá tampoco sabe lo que dice por qué me hubiera
bañado en agua bendita. Gabriel una vez me dijo eso mismo de otra canción- la
mención de él no me causó lo más mínimo, ya había aprendido que la venganza
no es buena.
- ¿Qué ocurrió con Gabriel? - pregunte con curiosidad y ella me respondió.

Gabriel fue suspendido por dos meses solo por la cachetada y tratar de irrumpir
en la oficina del director, pero eso no evitó que tuviera su cita con Johanna quien
miraba a Mía con mala cara en cualquier ocasión, una pareja de villanos, son tal
para cual.

291
Y hablando de parejas, el ceviche de George conquisto a Esmy y ambos se
enamoraron, ya que ella es el gusano que atrae a ese pescado al anzuelo del
amor.

Camille siguió practicando esgrima siendo apodada como "La mosquetera sin
cabeza" ella ama su apodo, Oui, Oui. Mientras que Julián, aunque no volvía a
hablar, creo su banda musical en el restaurante de George subiéndole la fama al
lugar.

Mientras tanto en el mundo de los vivos, la gente no cambió por completo,


aunque no sepan nuestro secreto, pero ya no nos ven con mala cara, ahora nos
sonríen al pasar, a Samanta le costó convencer a su madre que conviviera más
con nosotros, y aún no logra su objetivo. Ah, y los Rodríguez siguen siendo
igual de normales que siempre.

Bob no consiguió una cita con Marina, pero gracias a que leyó las mismas
novelas en las plataformas virtuales que ella consiguió otra cita… Con el
psicólogo, cada viernes a las 4:00 pm. Al parecer a Marina no le gustan libros
normales.

Charly cambió y se volvió más solidario con los demás, sus compañeros
deportivos se burlan de él, pero lo que cuenta es la intención ¿no? Y hablando de
Charly, se enamoró de nada más y nada menos que de Mía, ella no le hace caso,
pero él que arriesga gana.

Mi madrina siguió sacando canciones, sin el agrado de papá, pero ella decide
cómo vivir su no vida, y su objetivo principal es hacerle la vida imposible a
papá.

Papá ascendió de puesto después de la muerte de su jefe, talvez él y el señor


Espinoza conversen por las tardes porque odian tanto a los hombres de la familia
Durand.

Mamá sin mucho esfuerzo consiguió el puesto de la mejor abogada de Villa


Alta, humillando y dando órdenes en la corte sin abandonar su porte de diva.

Dina conserva a sus animales extraños, pero los controla, ya que le tienen miedo
a su nueva muñeca, ya le hemos pedido en reiteradas ocasiones que se deshaga
de ella, pero es más feliz con ese engendro del demonio que con una Barbie,
además de obsesionarse con la banda coreana que le enseñó Alejandro, adora
aprender sus coreografías. Y claro, si aún sigo sin decirle Dianne.

292
Y en cuanto a mí, este príncipe sigue enamorado de la Orquídea negra que le
enseño que es la vida, que me enseño que ser yo mismo está bien, uso mis
poderes con regularidad, pero estoy aprendiendo a usar más mis manos, le
agradezco a Max todos los días, ya que sin él nunca la hubiera conocido a ella,
¡Qué irónicas son la vida y la muerte!
-Tyler deja de sobar a ese perro- me regaña mamá
-Es que ahora que lo pienso, sin él no hubiera conocido a Samanta- me justifico.
Mi padre suspira de amor- aún recuerdo como conocí a tu madre.
- ¿Cómo se conocieron? - pregunta Dina.
-Es una larga historia- dice mamá alargando la palabra "Larga"
-Yo se las cuento- pide mi madrina.
- ¡No! - niegan mis padres a coro con gran afán.
¿Por qué reaccionarían así? ¿Qué ocultan?
-Lo único que les aseguro, es que es mucho más interesante que la de los
Rodríguez.
Bufó- eso es obvio.
-Claro, en la de los Rodríguez no hay asesinatos- dijo mi madrina.
- ¡María Laura! - exclamaron ambos con mala cara.

Aprendí que la vida no es solo un camino triste y con final, es una aventura que
cada quien escoge como vivirla, que la naturaleza ofrece razones para seguir en
pie, que ser diferente está bien y que no debo complacer a los demás, debo
complacerme a mí mismo, talvez con un chocolate o con una decisión, los
estereotipos son creados por los miedos, y la discriminación no es una fobia, es
una estupidez.
Sí, esta frase la saqué de un anuncio de un supermercado, pero niéguenme que
es buena.

Aprendí que no hay que juzgar a un libro por su portada, sino por su contenido,
que el miedo es un impedimento para ir por más, y hay que saber quitarlo para
disfrutar, como dijo un sabio "Ver para creer" no porque los demás digan que
algo es así significa que realmente lo sea, tal vez tenga algo especial. Yo hoy
elijo ser yo, no quiero ser normal, quiero ser Tyler.

Soy fuera de lo común


y soy parte de una familia fuera de lo común….
-Fin-

¿Qué? Este aún no es el final

293
24 de diciembre 2021

Épocas decembrinas, seas vivo o muerto conoces lo que es la Navidad, aunque


signifique "natividad" en el más allá no pierde su significado, la navidad es una
de mis épocas favoritas junto con mi cumpleaños, y no por los regalos, sino por
la emoción que trasmite.
Pero sí, también por los regalos, lo admito.

-Voy a pasar navidad y año nuevo fuera, por eso no estaré en mi casa por dos
semanas- me informa Samanta
- ¿Dónde iras? -le pregunto.
-A Villa Baja, un pueblo que queda a una hora de aquí.
-Un momento- la pauso- ¿existe Villa Alta y Villa Baja?
-Sí, es raro, igual que ese lugar. Allí es donde viven mis abuelos- comentaba y
me miró fijamente - ¿Tú conoces abuelos?
-No, no tengo
-Claro que sí, todos tienen, vivos o en el más allá.
-En ese caso mis padres nunca me han hablado de ellos. En el Más allá solo
tenía de familia a una amiga difunta de papá que le decíamos tía.

294
-Qué extraño- dijo y apartó la mirada- ¿Y qué harás en navidad? Me imagino,
será algo súper extraño.
-Lo normal supongo.
-Esa frase cuadra con cualquier cosa menos contigo- bromeó.
-No conozco las tradiciones de los vivos, talvez sea lo mismo.
La madre de Samanta la llamó para que se subiera al auto cuanto antes.
-Me debo ir, te veo en 2022 mi príncipe- dice dándome un beso en la mejilla.
-Hasta 2022 mi Orquídea Negra.

¿Cómo es una Navidad en la familia Durand?

Es una noche de alegría para pasar con la familia, he oído que a los vivos se le
dan regalos, a nosotros no, nos dan huesos, ¿Por qué? La muerte no tiene buen
gusto con los obsequios, pero papá siempre nos trae unos cuantos de verdad.
También nos deleitamos con un gran festín que va desde pastel de huesos hasta
ponche de sangre, usamos ropa nueva para atraer buenas energías -esas cosas
existen- Y lo más importante, compartimos con los seres que más amamos.
-Tyler pásame las calaveras- me pide papá mientras adorna el árbol. Ya que es el
más alto.
- ¿Son falsas? - le pregunto observando aquellas calaveras
-Obviamente, no pude conseguir reales.
- ¡Familia Durand reportándose en la cocina! - exclama mamá.
¿Qué pasa?
La respuesta no fue muy agradable, puesto a qué mamá había cocinado un pastel
y la cocina no es uno de sus talentos, juraría que ese pastel estaba más negro que
el corazón de Teodora.
-Bon apetite- nos ofrece alegremente mamá.
Después de probar eso sentí náuseas intensas, sabía horrible.
- ¿Y qué tal?
Papá y yo fingimos disfrutar el bocadillo, pero Dina no nos siguió el juego.
-Wacala, esto sabe asqueroso, parece popo, es repugnante, sabe muy muy feo.
- ¿Tan mal está? - pregunta mamá con tristeza.
-No... - niega papá para animarla.
-Sí, sabe horriblemente asqueroso- digo y después me doy cuenta cuando papá
me lanza una palmada por la parte trasera de mi cabeza acompañada de una
mala mirada.
-Respeta a tu madre.
-Yo solo quería hacer la receta que me preparaba mi mamá en navidad- justifica
mi madre decaída.
-Cálmate Cris, apuesto un millón de pesos y mi micrófono a que a eso solo le
falta chile- la anima mi madrina que salió de la nada.
- ¿Y desde cuándo estás aquí? - le pregunta cansado papá.
295
-Yo siempre estoy James, siempre- asegura- como decía, sin probarlo estoy
segura de que a eso le falta chile.
¿Qué es chile? ¿El país? No estoy muy familiarizado con la cultura mexicana.
-María, es un dulce- le explica papá, aunque esta vez no tan cansado sino
sonriente.
- ¿Y? – cuestiona mi madrina- para mí todo queda mejor con eso.
-Gracias, amiga, pero cocinar lo es lo mío- dice mi madre- Prefiero ser la madre
que trabaja porque es independiente y siempre se ve bien.
-Y tiene un esposo insoportable.
-No me vengas con eso, yo recuerdo claramente que dijiste que me extrañarías-
dice papá con una sonrisa victoriosa.
- ¿Vas a seguir con eso? - preguntó la morena rodando los ojos.
-Te lo voy a recordar el resto de tu existencia.
-La cena está servida- anuncia Clara.
Y el olor a cerdo recién cocinado y sangre invade mi olfato, y me hace agua la
boca.
-Entonces me tengo que ir- se despide mi madrina.
-Si quieres puedes quedarte- le ofrece mi padre.
-No, tengo que
pasar esta fecha
con mi familia.
- ¿Tienes
familia? - le
preguntó Dina y
mamá y papá le
dieron una mala
mirada- Pero si
ella es la que se
pasa todo el día
aquí.
-Sí, tengo una
hija- explicó con
una sonrisa
divertida- Feliz
navidad familia
Durand.
Después de
sentarnos en la
mesa donde
estaba todo
servido,
adornado con
296
velas y listones, pero sin quitarle la atención a la comida, hasta Max tenía un
plato. Cada detalle llamaba la atención, pero sin opacar otros, por esto amo la
navidad. Eugenio se encargaba de sacar la silla para que cada uno se sentara
disimulando la expresión que puso cuando Clara bajó de las escaleras con un
vestido rojo nuevo y el cabello suelto, ella rectificaba la comida y Alejandro al
cual lo invitamos a pasar navidad aquí miraba con asombro todo.
Antes de comer era hora de una tradición importante, todos los años mi padre
hace un brindis, agradeciendo por todo lo bueno, pero este año fue diferente.
-Como es nuestro primer año aquí, he decidido cambiar la tradición- informa
papá- este año quiero que Tyler haga el brindis.
¿Yo? ¿Yo con tal responsabilidad? Me siento halagaterrado, es la mezcla de
halagado y aterrado.
Tomo una respiración y le doy una última mirada antes de ponerme de pie.
-Bueno, primero quisiera agradecer, por todo. Este año tuvo altos y bajos,
momentos buenos y otros no tanto, este año vivimos cosas nuevas que al
principio nos daba miedo de que podría pasar, pero lo enfrentamos, y seguimos
muertos, pero con un poco de vida, porque vida es esperanza y todos tenemos la
esperanza de que todo va a salir bien, porque estamos unidos, ¡Durandtastica
Navidad familia!
Todos alzaron las copas repitiendo ¡Feliz Navidad!
Después de eso sonó el timbre.
-Voy a ver- se ofrece mi madre. Al abrir la puerta se encontró con...
Los Rodríguez
¿Es que acaso esa gente no tiene casa o algo qué hacer?
-Hola familia Durand, venimos a compartirles esta comida navideña- le entrega
un recipiente la esposa Rodríguez.
-Gracias- lo recibe mamá sin disimular su expresión de asco- adiós- y les cierra
la puerta en la cara - Eugenio quema esto- pide apenas tranca la puerta.
Mamá vuelve a tomar asiento y por fin procedemos a comer, la cena estaba
deliciosa, sin duda la sangre del intestino le agrega un buen sabor a todo, pero
ustedes los mortales no están listos para esta conversación.
-Mami, papi- capta su atención Dina- nunca nos contaron la historia de cómo se
conocieron. - insiste.
Ambos cruzan unas cuantas miradas antes de hablar.
-Qué emoción, adoro las historias de amor- dijo Alejandro mirándolos con más
interés.
-Todo comenzó en una parada autobús...- empieza papá, y mamá lo corrige.
-En una para de autobús fuera de lo común….

297
Todo iba bien hasta qué... se cortó la electricidad, y díganme ustedes ¿Qué
puedes hacer un sábado por la tarde sin electricidad y encerrado en tu casa? Pues
a mi padre se le ocurrió la idea de...
-Noche de juegos de la familia Durand- anuncia papá con cajas de juegos de
mesa en sus manos.
- ¡No! - exclamamos todos a coro.
- ¿Por qué no? - protestó.
-Déjame decírtelo claramente- le explica mamá- ¡Eres el peor ganador que
existe!
Y no se equivocaba, papá siempre ha ganado todos los juegos de mesa, aunque
se vea pacífico, James Durand es un inteligente, cauteloso y presumido
estratega, por más que lo intentemos no le podemos ganar, y siempre dice la
misma palabra irritante cuando gana ¡Touché!
Él bufa- Cobardes-musita.
- ¿Cómo dijiste? - pregunta mamá molesta.
-Cobardes- repite con una sonrisa picaresca.
-Pon esos juegos sobre la mesa y veremos quién es aquí el cobarde- le exige
golpeando la mesa.
-Bien, conseguí unos cuantos juegos de vivos, para variar.
En el Más Allá solo teníamos ajedrez, damas y serpientes y escaleras, ya
resultaban aburridos, además de que siempre perdíamos.
298
Él pone una caja en la mesa, saca un tablero y algunas fichas.

-Este juego se llama “Sabelotodo”- Empieza a explicar- Se trata de preguntas de


cultura general, cada respuesta correcta suma un punto, el primero que complete
cinco respuestas correctas gana.
- ¿Eso? - pregunta asombrada mamá- Renuncio
-Vaya, qué cobarde- expresa en broma papá.
-Bien, yo empiezo- cambia de opinión con una mirada asesina lanzando los
dados, ella avanza su ficha hasta la primera categoría.
-Geografía- leo en voz alta lo que dice.
-Cristina Durand ¿Cuál es la capital de Honduras? - pregunta papá tomando una
de las cartas del tablero.
La cara de mi madre lo decía toda- En toda mi vida y mi muerte nunca me había
preocupado por saber la capital de Honduras hasta este momento.
-Supongo que no sabes- dice victorioso mi padre devolviendo la carta al final de
la pila de estas.
- ¿Cuál es la capital de Honduras? - pregunta mamá.
-Tegucigalpa- le respondo con obviedad.
- ¿Mm? Pero… ¿Qué demonios es Tegucigalpa? - pregunta ya acabando con su
paciencia.
-La capital de Honduras- repite Dina y mamá le devuelve la mirada asesina.
Luego, como lo predije, mi padre volvió a ganar, otra vez.
-Touché- dice afirmando su victoria.
Después de eso jugamos un reconocido juego llamado "Uno", por lo que vi este
juego se basa de estrategia y suerte, recemos porque estén de nuestro lado.
- ¡Uno! - exclama Dina con su única carta sobrando en las manos.
Papá cruza miradas de confianza con nosotros y sonríe abiertamente- Bloqueo,
más cuatro, cambio a amarillo- comienza haciendo desaparecer esa oportunidad
de Dina- bloqueo, bloqueo, cambio de sentido, más dos, ¡Uno! Bloqueo y
¡Touché! - dice tirando sus cartas sobrantes, dejándonos boquiabierta.

-Niños, quiero botar a su padre de la casa- musitó mamá.


-Adelante- le dije.
-Mándalo a Tegucigalpa- dijo Dianne
Después de varios juegos y muchos intentos de ganarles fallidos, ah y un sin fin
de Touché, touché, touché, touché, touché…. Mi mejor amiga puede ser
esgrimista, pero odio la palabra touché.
-Bien, solo quedan dos juegos, Scrabble o...
-Cualquier cosa menos ese, papá- lo interrumpo- eres doctor, vas a ganar, ya que
sabes nombres de medicamentos y enfermedades que nosotros no tenemos ni
idea.

299
-Bueno, en ese caso será el último, el juego conocido como rompe familias, un
juego de estrategia, pensamiento, decisiones, donde el único que importa eres tú
mismo, Monopolio.
- ¿Monopolio? -pregunta mamá- mis tíos se divorciaron por ese juego.
Talvez sea arriesgado, pero es mi última oportunidad de borrar esa irritante
sonrisa de su rostro.
-Acepto el reto- digo con firmeza.
- ¿Listo para perder, hijo? - dice de manera arrogante. - Otra vez- recalcó.
-No cantes victoria antes, papá- lo reto con el mismo tono.
-El destino está escrito, pequeño saltamontes.
Alzo las cejas y le sonrió y él repite mi acción, Después de varias horas de
juego, mamá y Dina quedaron en quiebra, solo quedábamos papá y yo cara a
cara.
-Y con ustedes, el mejor enfrentamiento que se haya visto en la vida y la muerte.
Tyler Durand versus James Durand, veamos quien cantará Touché- narraba Dina
cuál un comentarista deportivo.
Lanzo el dado y muevo, la ficha al número que indica.
-Mi propiedad, págame- ordena mi padre.
Le doy la cantidad solicitada y continuamos.
-Llego la hora de la verdad, papá vs. Tyler, ¿Quién obtendrá la victoria? - dice
Dina aparentando ser una narradora de nuevo.
-Esto es más interesante que mi novela- dice Clara, interesada en el juego.
-En mis tiempos los perdedores recibían una tortura, ya no es lo mismo- Se
quejó Eugenio.
- ¡Shhh! Silencio- Pidió mamá.
Y ahora le tocaba a papá, lanzo los dados y movió su ficha, para mi suerte y no
la de él, cayó en una de mis propiedades más caras.
-Dos mil dólares- le indico extendiendo las manos.
Comenzó a calcular sus billetes y su rostro tomó una expresión de sorpresa,
luego me miró con nerviosismo ¿Acaso...?
- ¿Cómo te declaras James? - preguntó mamá sonriente.
-En quiebra- dice casi en murmullo.
- ¿Cómo dijiste? - le pregunto
-En quiebra- repite exactamente.
-No te oímos- insiste mamá.
- ¡En quiebra! - Exclama con mala cara.
¿Gané? ¡Gané!
- ¡Ole! - exclamé.
- ¿Qué dijiste? - pregunta arrugando su entrecejo.
- ¡Ole! Como en España- explico emocionado imitando el acento.
En ese momento regresó la electricidad y la mala expresión de papá se vio con
más detalle.
300
-Vamos Dina, celebremos mi victoria con un helado- le indico a mi hermana,
yendo hacia la puerta. Pero me regreso porque recuerdo un pequeño detalle.
-Papá, ¿Me prestas dinero para un helado? - le pregunté. Él me entrega un
billete- Gracias, pequeño saltamontes.

***

Después de que los niños se fueron, me quedé levantando los juegos, sin darme
cuenta de que dejé algo en el asiento.
- ¿Qué es eso James? - me pregunta Cristina- ¿Acaso...- exhala de sorpresa-
¿Dejaste a Tyler ganar?
Ella había notado que había escondido varios billetes del juego bajo el asiento.
-Sí, Tyler nunca se rindió, lo intento y lo intento hasta que lo logro, solo quería
enseñarle que nunca se rindiera. Igual que tú y Dianne, deberíamos repetir esto
para que tengan su momento de felicidad, eso es mejor que cualquier victoria.
-Mi amor...- ella me da un beso corto en los labios.
-Además, nunca había visto a alguien jugando tan mal- sacude la cabeza y fija
sus ojos en mí- Corrijo lo dicho, hay alguien peor y la estoy mirando justo
ahora.
- ¿Así? - ella dice con voz retadora de pocos amigos- ¿Veamos qué tan bueno
eres en la lucha libre? Por qué te voy a golpear hasta que se te olvide como decir
Touché.
-No, Cristina, espera, era chiste- le aclaro, pero era tarde...

-Fin-

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302
303
Prologo……………………………………………………8

1.Tres metros bajo tierra…………………………………10


2.El vivo que habita entre muertos………………………14
3.El sueño…………………………………………….….18
4.Nuevo y mortal hogar………………………………….21
5.El correo……………………………………………….26
6.Primer día de escuela…………………………………..29
7.El cuaderno……………………………………………..33
8.Mal día………………………………………………….36
9.Una cena con escasez de apetito………………………..40
10.Secreto revelado………………………………………42
11.El rey de mis pesadillas……………………………….49
12.Familia de locos………………………………………57
13.Explorando la mente de Tyler Durand…………….….62
14.Dianne……………………………………………...…67
15.La misteriosa burbuja…………………….…………..74
16.Vida sin razón………………………………………...91
17.Sol, arena y mar………………………………………98
18.La vida es bella……………………………………..103
19.La Orquídea Negra y el Príncipe…..……………….107
20.La propuesta……….……………………………..…112
21.Cuatro son multitud………………..……………..…116
22.El reencuentro………………………………………121
23.Revelarse……………………………………………127
24.El gel…………….………………..…………………132
25.Latidos de corazón inerte……………………………139
26.El baile…………….…………………………………144
27.Alerta D………………….…………..………………150

28.El grupo de los mejores fracasados…………………..158


29.Aquí no ha pasado nada………………………………164
30.Pequeño y escalofriante accidente…… ………………171
31.La madrina………………………………….…………177
32.30 de octubre..…………………………………………183
33.Hawolleen……..………………………………………186
304
34.Noche de brujas...………………………………………191
35.Más allá..…………….…………………………………194
36.Amigos fuera de lo común………………………..……200
37.Perdida……....................................................................203
38.¿Daga o vida?……………………………….………….207
39.La mentira………………………………………………212
40.Abismo………………….………………………………218
41.Atrapados…………………………..……………………223
42.El negocio…………………….…………………………229
43.Canasta hacia tu corazón….…………………………….235
44.Eldía que el Sol y la lluvia se encontraron………..…….240
45.Otra pelea………………………………….…………….248
46.Descubiertos……………………….…………………….255
47.Alternativas…………………..………………………….260
48.Despedida………………………………………………..272
49. La familia Durand……..……………….……………….281
50. Rayo de luz en la oscuridad…………………………….288

Epilogo (Navidad a lo Durand)……..……………………….298


Extra (Noche de juegos)……..………………………………302

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