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Autoría y participación
El acto delictivo comúnmente puede ser realizado por una sola persona,
situación que se describe en la mayoría de los tipos con la expresión “El que”,
y en ciertos tipos especiales con las frases “la mujer que” (como ocurre en el
aborto), “la madre que “, (abandono del Art. 128), “al que” (en la adopción
1
Sobre autoría y participación ver: Bockelmann Paul. Relaciones entre autoría y participación.
Buenos Aires: Ed. Abeledo Perrot, 1960; Salazar Marín Mario. Autor y partícipe en el injusto
penal. Bogotá: Ed. Temis, 1992; Terán Lomas Roberto A. M. La teoría del autor. Buenos Aires:
Ed. Manes, 1964; Terán Lomas. Derecho penal. II; Hernández Esquivel Jorge Alberto.
Concurso de personas en el delito. En: Derecho penal y criminología. No. 49, Bogotá: Universidad
Externado de Colombia, 1993; del mismo. Autoría y participación. En: Lecciones de derecho penal
(autores varios). Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 2002; Bacigalupo Enrique. La
noción de autor en el código penal. Ed. Abeledo Perrot. Buenos Aires, 1965; Gimbernat Ordeig
Enrique. Autor y cómplice en derecho penal. Ed. Universidad de Madrid, 1966; Romero Soto Luis
Enrique. Derecho penal. II, Bogotá: Ed. Temis, 1969; Maurach R. Derecho penal. II. § 47; Roxin
Claus. La delimitación entre autoría y la participación según el derecho alemán. En: Dogmática
penal y política criminal. Traducción Manuel A. Abanto Vásquez. Lima: Ed. Idemsa, 1998;
Roxin Claus. Autoría y dominio del hecho en derecho penal. Traducción del alemán por Joaquín
Cuello Contreras y José Luis Serrano González de Murillo. Madrid: Ed. Marcial Pons, 1998;
Peñaranda Ramos Enrique. La participación en el delito y el principio de accesoriedad, Madrid:
Ed. Tecnos, 1990; Díaz y García Conlledo Miguel. La autoría en derecho penal. Barcelona:
PPU, 1991; Suárez Sánchez Alberto. Autoría y participación. Ed. Universidad Autónoma de
Bucaramanga, 1992; Pérez Manzano Mercedes. Autoría y participación imprudente en el código
penal de 1995. Madrid: Ed. Civitas, 1999; en la misma obra: Acerca del fundamento penal de
la participación; Feijóo Sánchez Bernardo. Límites de la participación criminal. Bogotá: Ed.
Universidad Externado de Colombia, 2001; López Barja de Quiroga Jacobo. Derecho penal
parte general. III, España: Ed. Leyfor, 2001; López Barja de Quiroga Jacobo. En: Comentarios
al código penal. Dirigidos por Manuel Cobo del Rosal. Madrid: Ed. Edersa, 1999, II; Zaffaroni,
Alagia, Slokar. Derecho penal. Buenos Aires: 2000; Jakobs. Injerencia y dominio del hecho.
Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 2001; del mismo, Acerca del fundamento penal de
la participación. Ibidem; Garrido Montt Mario. Derecho penal. II, Santiago: Editorial Jurídica
de Chile, 2001; Kindhäuser Urs. Cuestiones fundamentales de la coautoría. Trad: Manuel Cancio
Meliá. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 2002; Márquez Cárdenas Álvaro E. La
autoría mediata en el derecho penal. Bogotá: Ed. Gustavo Ibáñez, 2002; Márquez Cárdenas
Álvaro. La coautoría en la dogmática penal. Bogotá: Ed. Universidad Libre, 2008.
1750 Jesús Orlando Gómez López
irregular Art. 232), “el colombiano” (hostilidad militar, Art. 456), “El que
encargado por el gobierno colombiano” (traición diplomática, Art. 457), “El
productor” (especulación, Art. 298),“El director, administrador, representante”
(utilización indebida de fondos captados del público, Art. 314), etc.; en estos
casos se habla del “autor” del acto punible como la persona que individualmente
realiza el hecho delictivo. Pero así mismo, a la realización de la acción punible
pueden concurrir varias personas, bien en calidad de autores o partícipes,
situaciones en las cuales en sentido amplio se habla de “concurso de personas”
en el delito o “concurrencia de autores”2.
Con la expresión “Concurso de personas en la conducta punible” el artículo
28 del Código Penal quiere abarcar todas las formas posibles de participación o
concurrencia de personas, bien en calidad de autores, coautores, determinadores o
cómplices en la acción típica3; pero además de distinguir entre autores y partícipes
se indica que la concurrencia es en la realización de la conducta punible, siendo
necesario determinar por vía doctrinal cual es el alcance de la expresión “conducta
punible”, si basta la tipicidad del acto, o si también es necesario que el mismo
sea antijurídico y culpable. De esta manera concurren en términos generales a
realizar el delito los autores (autor material, autor mediato, los coautores, el autor
en nombre de otro, de persona jurídica o ente colectivo o persona natural) y los
partícipes4 (el instigador y el cómplice), excluyéndose el encubrimiento como
forma de participación en el delito, para considerarse en la codificación penal
como un hecho punible autónomo. (arts. 446, 447 C.P.).
El concurso de personas en la acción típica e injusta supone la concurrencia
de acciones externas e internas, esto es la realización de actos que constituyan
“autoría” o “participación”, así como debe presentarse el correspondiente dolo
o culpa propio de la concurrencia. El Código Penal colombiano siguiendo
la doctrina dominante –teoría diferenciadora– mantiene la distinción entre
autores y partícipes, sancionando siempre con menor gravedad al cómplice,
equiparando al instigador con el autor para efectos de punibilidad, pero recociendo
una reducción de pena de una cuarta parte al “interviniente” que no posee las
calidades especiales exigidas en el tipo (Art. 30 inciso final C.P.)5. El autor está
vinculado a la realización de la conducta punible, en tanto el partícipe realiza un
2
Fernández Carrasquilla. Derecho penal fundamental. II, Bogotá: 1982, p. 532; Zaffaroni,
Alagia, Slokar. Derecho Penal. p. 735.
3
Gaceta del Congreso, No. 432, noviembre 11 de 1999, p. 7.
4
Villalobos. Derecho Penal Mexicano. p. 477; Wessels. Derecho Penal. p. 149.
5
Sobre la interpretación que se ha dado a esta disposición pueden verse, Corte Suprema de Justicia,
Sala Penal, sentencia de 8 de julio de 2003.
Autoría y participación 1751
6
Bustos Ramírez, Hormazabal Malarée. Lecciones. II, p. 282; Jescheck. Tratado, II, p. 888;
Feijóo Sánchez Bernardo. Límites de la participación criminal. p. 13; Gimbernat. Autoría. p. 220.
7
Busch. Modernas trasformaciones. p. 31.
8
Reyes Echandía. La tipicidad. p. 216; Bettiol. Derecho penal. p. 497.
9
Romero Soto. Derecho penal. II, p. 323; Ranieri. Manual de derecho penal. II. pp. 75, 78.
10
Quintano Ripollés Antonio. Curso de derecho penal. I. Ed. Revista de Derecho Privado, Madrid.
1963. p. 243.
11
Romero Soto. Derecho penal, II. p. 324.
12
Véase, Gaceta del Congreso No. 432. pp. 7, 8.
1752 Jesús Orlando Gómez López
§ 2. AUTORES
13
Wessels. Derecho penal. p. 151; Núñez. Derecho penal. II. p. 266; Zaffaroni, Alagia, Slokar.
Derecho penal. p.736; López Peregrini Mª Carmen. La complicidad en el delito. Valencia: Ed.
Tirant lo Blanch, 1997, p. 165 ss.
14
Véase exposición sobre estos criterios en Jescheck. Tratado, II, p, 889; Quinterno Ripollés.
Curso de derecho penal. I. p. 245.
15
López Barja de Quiroga. En: Comentarios. III, p. 123.
16
Véase su desarrollo en Jescheck. Tratado, II, p. 889 ss.
17
Arboleda Vallejo, Ruíz Salazar. Manual de derecho penal. I. pp. 436 ss.
Autoría y participación 1753
18
López Barja de Quiroga. En: Comentarios. III, p. 124.
19
López Barja, ibidem. p. 124
1754 Jesús Orlando Gómez López
Parte del principio de que no todo el que causa el hecho es autor, pues no
siempre quien pone una causa del resultado realiza la acción tipificada, autor es
sólo quien realiza la acción prevista en el tipo20 (concepto restrictivo), en tanto
la simple contribución al hecho mediante actos que no desarrollan el tipo no es
autoría sino complicidad21; la causación del resultado no es criterio suficiente
para distinguir el autor del partícipe, pues también quien se vale de otro como
instrumento para realizar el tipo es autor22. La participación (instigación y
complicidad) prevista en la Parte General de la ley penal es en verdad causa de
extensión del tipo legal y de la pena a comportamientos que por sí mismos no
desarrollan el comportamiento típico23 y llegan a ser punibles en virtud de la
norma de la Parte General del Código Penal.
Como corolario de lo anterior autoría y participación deben distinguirse en
su esencia conforme a criterio objetivos valorando objetivamente, para lo cual se
han ensayado a su vez dos concepciones, la teoría objetivo-formal que parte de la
literalidad de descripción típica, considerando autor a todo aquel que se adentra
al desarrollo de la acción típica, en cambio el partícipe aporta una contribución
que no se adecua al tipo. Por su parte la teoría objetivo- material entiende que
la acción del autor debe representar una peligrosidad para el bien respecto de la
acción del cómplice, por lo que se impone la valoración de la importancia del
aporte para el hecho típico.
En síntesis, en la actualidad es casi unánime la diferenciación entre autoría y
participación24, en tanto el concepto extensivo de autor que siguiendo la teoría de
la equivalencia de las condiciones considera autor a todo aquel que aporta alguna
20
Bettiol. Derecho penal. p. 494; Arboleda Vallejo, Ruiz Salazar. Manual. I. p. 436.
21
Maurach. Tratado, II, 305 ss.
22
Fontán Balestra. Tratado. II. p. 430.
23
Suárez Sánchez. Autoría y participación. Ed. 1992. p. 33.
24
Bokelmann Paul. Relaciones entre autoría y participación. p. 7 ss.; Stratenwerth. Derecho
penal. p. 228; Fontán Balestra. Tratado. II. p. 430 ss.; López Borja. Derecho penal. III, p. 284;
Jescheck. Tratado. II, p. 887; Busch Richard. Modernas trasformaciones en la teoría del delito.
Bogotá: Ed. Temis, 1970, p. 29; Maurach, Güssel. Derecho penal, II, p. 295; Jakobs G. Derecho
penal. Parte general, p. 718 s.s.; Roxin Claus. La delimitación entre autoría y participación según
el derecho alemán. En: Dogmática criminal y política criminal. Traducción Manuel A. Abanto
Vásquez. Lima, Ed. Idemsa, 1998, p. 348 ss.; Roxin. Autoría y dominio del hecho en derecho penal.
p. 19, ss.; Wessels. Derecho penal. p. 148.
Autoría y participación 1755
condición que afecta el resultado –teoría unitaria de autor- está casi abandonado,
por considerarse más ajustado a la equidad y más práctico el concepto restrictivo
de autor, para el cual es autor no todo aquel que causa el resultado, pues no toda
condición aportada por un sujeto realiza el tipo, así, el “campanero”, si bien
aporta una condición, con todo no realiza la acción prevista en el tipo. Por tanto,
la posición hoy dominante y seguida tanto por la ley penal (arts. 28, 29, 30) es la
distinción entre autores y partícipes.
Para el concepto unitario de autor todos lo que intervienen de alguna manera
en la producción del resultado típico colocando una condición tendrían la calidad
de autores, por tanto lo serían el instigador, el cómplice y los ejecutores del hecho,
como también entrarían en calidad de autores quienes realicen una tentativa
de complicidad o una tentativa de instigación, situaciones que según la teoría
diferenciadora resultan impunes25. La teoría unitaria de autor no distingue entre
autoría y determinación, todos los intervinientes que han cooperado en forma
causal a la realización, y sin tener en cuenta la trascendencia concreta del aporte,
responden a título de sujetos activos del delito, pudiendo sancionarse a todos con
la misma pena o variando el grado de responsabilidad y la sanción a imponer.
Inclusive en los tipos especiales, quien no reúne las calidades exigidas para el
ejecutor (extraneus) tendría la calidad de autor, con lo cual se desnaturaliza y
desdibuja la existencia de tipos especiales. Este concepto ha sido abandonado
pues en el derecho penal contemporáneo que sigue el concepto restrictivo de
autor distinguiendo entre autores y partícipes26, los primeros ejecutan la acción
prevista en la ley como punible, los segundos llevan a cabo una conducta accesoria
diferente a la típica (auxiliador e instigación)27. Ello se ve en la forma de redacción
de los tipos de la parte especial, pues ellos están referidos únicamente al autor,
en cambio las disposiciones de la Parte General amplifican el contenido o el
ámbito de responsabilidad de los tipos, haciendo también punibles al instigador
y a los cómplices.
El concepto restrictivo de autor entiende que la autoría está limitada sólo
a la realización de la conducta prevista en el tipo, por tanto la instigación y la
complicidad no constituyen autoría sino causas de extensión de la punición28, pues
estos partícipes realizan una acción diferente a la típica. Como ha sido tradicional
25
Roxin. La delimitación entre autoría y participación. p. 349.
26
Por el contrario, para el concepto extensivo de autor cualquiera que cause el resultado típico es
autor, constituyendo la complicidad y la instigación restricciones de la autoría, pudiendo prescindir
de las figuras de instigación y complicidad pues todos serían autores.
27
Maurach, Gössel. Derecho penal. II, p. 295 ss.; Jescheck. Tratado, II, p, 887 ss.; Jakobs. Derecho
penal. p. 720; Feijóo Sánchez. Límites de la participación, p. 14.
28
Roxin. La delimitación entre autoría y participación. p. 351.
1756 Jesús Orlando Gómez López
29
Jescheck. Tratado, II. 892
30
Welzel. Derecho penal. p. 143; Gimbernat Ordeig Enrique. Autor y cómplice en derecho penal.
Madrid, 1966, pp. 19 ss.; Bacigalupo. La noción de autor, pp. 16, ss.;
31
Acertadamente Salazar Marín. Autor y partícipe en el injusto penal. Bogotá: 1998, p. 104.
32
Salazar Marín. Autor y partícipe, p. 83
33
Beling E. von. Esquema de derecho penal. p. 60; Rodríguez Devesa, Serrano Gómez. Derecho
penal español. Parte general. 1995, p. 796; Ranieri. Manual. II. p.109.
34
Mir Puig. Derecho penal. p. 359; Hernández Esquivel. Concurso de personas en el delito. p.
66; Rodríguez Devesa, Serrano Gómez. Derecho penal. p. 796; Feijóo Sánchez. Límites de la
participación criminal. p. 14.
Autoría y participación 1757
35
A la anterior disposición debe añadirse el artículo 26 del Código Penal Militar (Ley 522 de 1999).
“Autores y determinadores. El que realice el hecho punible o determine a otro a realizarlo, incurrirá
en la pena prevista para el mismo hecho”.
1758 Jesús Orlando Gómez López
Esta teoría parte del concepto causal de acción, todas las condiciones del
resultado son equivalentes, por tanto, al no poderse distinguir en el plano causal-
objetivo entre causa y condición, todo el que coloca una condición sería autor, por
tanto, no queda otro remedio para distinguir entre autor y cómplice que acudir al
aspecto subjetivo de la conducta. Autor o coautor, es quien quiere el hecho como
propio, de allí la designación de teorías “subjetivas”. En su inicial formulación
se dijo que el autor tiene una voluntad independiente, el partícipe una voluntad
dependiente; von Buri había expresado, según cita de Roxin: “El carácter de autor
(Urherber) en relación con el cómplice sólo puede encontrarse en la independencia
de la voluntad autoral y la dependencia de la cooperadora. El cómplice quiere el
resultado sólo en caso de que el autor lo quiere; y para el caso de que el autor no
lo quiera, tampoco lo quiere él. Por ello debe dejar al arbitrio (anheimstellen) del
autor la decisión sobre si debe producirse o no el resultado”36.
Esta posición en su formulación más reciente hace consistir la diferencia entre
autor y partícipe del ánimo del sujeto, autor es quien actúa con dolo de autor o que
obra con animus actoris, no reconociendo otra voluntad que domine la suya, en
tanto que, el partícipe es quien actúa con dolo, pero dejando al autor la decisión,
pues actúa en interés ajeno37, y se dice que el hecho se quiere como propio cuando
se tiene interés en el resultado. Así, se expresa R. Busch, que en tanto el autor
quiere y persigue el hecho como propio, el partícipe lo quiere como ajeno38. Y
para resumir esta posición Gimbernat expresa: “El criterio subjetivo que parece
haber tenido más éxito en la doctrina y jurisprudencia alemanas es éste: “El
partícipe “somete” su voluntad a la del autor de tal forma “que deja al criterio de
éste el que el hecho llegue o no a consumarse” ... Este “dejar al criterio” es... lo
que constituye el animus socii”39.
Esta tesis posibilita excluir de la condición de autor a quien con sus propias
manos ejecuta la acción típica si obra para otro o no tiene interés concreto40; así
36
Von Buri. Die causalität und ihere strafrechtlichen Beziehungen. 1885, p. 41, citado por Roxin. La
delimitación entre autoría y participación. p. 352.
37
Bockelmann. Relaciones entre autoría y participación. p. 19.
38
Busch Richard. Modernas transformaciones en la teoría del delito. Bogotá: Ed. Temis, 1970, p. 30.
39
Gimbernat Ordeig. Autor y cómplice, p. 46.
40
Véase crítica a las tesis subjetivas en Maurach, Gössel. Derecho penal. II, p. 303.
Autoría y participación 1759
un sicario terminaría no siendo autor, pues ha obrado para otro; también quienes
mediante el uso de la fuerza inmovilizan a una mujer para que otro la acceda
carnalmente no serían coautores sino cómplices. Como el autor no se distinguiría
por la relevancia del aporte, lo decisivo sería lo subjetivo del autor, esto es el
“sentimiento” de ser autor de la acción punible, o sea la convicción de tener el
hecho como propio, de esta manera el animus auctoris diferenciaría el autor del
partícipe, el cual actuaría con conciencia de realizar un hecho ajeno. En el fondo
esta teoría es una concepción extensiva de autor, pues cualquier aporte unido al
ánimo convierte al agente en autor, confundiéndose así de hecho la diferencia entre
autor y partícipe. Conforme a esta tesis autor es quien ha motivado la concreción
del tipo, si un sujeto aporta un acto que desarrolla el tipo no sería autor si ha obrado
con interés ajeno (animus socii), y a la inversa, no obstante, la insignificancia de
su aporte sería tratado como autor si obró con interés propio o animus actoris41.
Pero además la teoría subjetiva no resuelve el problema de la diferenciación
entre autor y partícipe, pues el concepto de “querer el hecho como propio” es
ambiguo e indefinido, pues aún quien no hace nada puede querer el hecho como
propio, pudiendo llevar a trastocar toda la base de la imputación, pudiendo llevar a
calificar a los cómplices como autores y a estos como favorecedores; pero además
desvirtúa totalmente el principio de estricta tipicidad, pues la adecuación típica
ya no dependería de lo que uno haga sino de lo que se quiera y aún más de lo
que se supone.
La teoría subjetiva de autor tiene estrechos vínculos con el llamado concepto
extensivo que define al autor a partir del resultado, es autor quien causa el resultado
típico42, por tanto, serían considerados autores todos los que concurren a causar
el resultado previsto en el tipo, desde esta perspectiva será autor no sólo quien
realiza los elementos del tipo, utiliza a otro como instrumento, sino también quien
induce a otro a cometer el hecho, como también quien presta una ayuda al autor;
es decir que autor será todo aquel que coloque una condición necesaria para el
resultado. Para esta posición no se distinguiría entre autor, instigador o cómplice,
pues todos han colocado una condición para la producción del resultado.
41
Ver resumen en López Barja de Quiroga. En: Comentarios al Código Penal. III, p. 125
42
Mezger. Tratado. II. pp. 292 ss.
1760 Jesús Orlando Gómez López
43
Beling. Esquema de derecho penal. p. 60; Dohna A. Graf Zu. La estructura de la teoría del delito.
Trad: C. Fontán Balestra. Buenos Aires: 1958, p. 93.
44
Maurach. Tratado, II, p. 300.
45
Salazar Marín. Autor y partícipe, p. 79.
46
Welzel. Derecho penal, p. 144.
47
Quintero Olivares Gonzalo. Manual de derecho penal parte general. p. 612.
Autoría y participación 1761
acción típica, y que sólo son punibles en vista de dispositivos de la Parte General
que amplifican el ámbito de aplicación del tipo legal, por tanto, la instigación
y la complicidad se consideran “causales de extensión de pena”. La autoría se
define como la propia actividad que se adecua directamente al tipo, la hipótesis
de quien utiliza un instrumento humano no doloso, se puede asimilar o equiparar
a la autoría.
En síntesis, la teoría objetivo-formal considera que sólo hay autoría en la
realización de los actos ejecutivos del tipo, ejemplo, disparar sobre la víctima,
tomar el dinero hurtado de la bóveda del banco. Este concepto dejaría por fuera
a la autoría mediata y al autor intelectual, pues ellos no realizan actos ejecutivos,
como también excluiría al interviniente que sin realizar actos ejecutivos interviene
en su producción.
48
Jescheck. Tratado. p. 893.
1762 Jesús Orlando Gómez López
49
Jescheck. Tratado, p. 893.
50
Welzel. “Studien zum system des strafrechts”, 1939, p. 491 ss.; Lobe. “Einführung in dem
Allgemeinen Teil des StGB, 1933, pp. 12,123, citados por Roxin. Delimitación entre autoría y
participación. p. 360, 361; Roxin. Autoría y dominio del hecho, p. 89 ss.
51
Maurach, Gössel, Zipf. Derecho penal. II, p. 330 ss.
52
Roxin Claus. Autoría y dominio del hecho en derecho penal. Traducción de Joaquín Cuello
Contreras y Jose Luis Serrano González de Murillo. Madrid: Ed. Marcial Pons, 1998, pp. 81 ss, 134,
336 ss; Roxin. La delimitación entre autoría y participación en el derecho alemán. En: Dogmática
penal y política criminal. Lima: Ed. Idemsa, 1998, p. 346 ss.
53
Welzel. Derecho penal, p. 143.
54
Maurach. Tratado, II, p. 343.
55
Roxin. La delimitación, p. 352.
56
Maurach. Tratado. II, p. 309; Wessels. Derecho penal. p. 154, 156; Jescheck. Tratado. II, p. 897.
Autoría y participación 1763
En los delitos culposos autor es todo el que mediante una conducta que lesiona
el deber objetivo de cuidado requerido en el ámbito de relación, produce de modo
no doloso un resultado típico57, todo grado de cocausación respecto del resultado
típico producido no dolosamente, mediante una acción que no observa el cuidado
requerido en el ámbito de relación fundamenta la autoría culposa.58 Si bien en las
conductas culposas la voluntad del sujeto se dirige a un fin extra típico, presentándose
un objetivo dominio del acto59, lo que fundamenta la autoría culposa es que esa
acción se ha desviado del cuidado debido, de la dirección diligente, originando de
esta forma el resultado típico. Las anteriores definiciones demuestran a nuestro
juicio que si bien la tesis del dominio del acto, resultan adecuadas para explicar la
autoría en los delitos dolosos de acción, no fundamenta suficientemente la autoría
en la culpa, ni en los delitos de omisión impropios, en los cuales no hay dominio
ni sobre el suceso ni sobre otras personas, apoyándose la autoría en la violación del
deber de cuidado exigido, y en el incumplimiento del deber de garantía.
Por su parte Roxin quien defiende y perfecciona esta posición ha indicado que
la autoría se determina por regla general, a través del dominio del hecho “es autor
quien, a través de su influjo determinante en el acontecimiento, aparece como
figura clave, como figura central en la realización del delito. En esta perífrasis no
hay una definición de la autoría, sino solamente un parámetro rector que tiene que
ser concretado con ayuda de diferentes configuraciones de los hechos”.60 Añade
que se presentan tres formas esenciales de dominio del acto: se puede dominar el
hecho debido a que se emprende su ejecución de propia mano, en este evento hay
un “dominio de la propia acción” que caracteriza la autoría inmediata; en segundo
lugar, se puede dominar el acto sin tener que estar presente en la realización del
tipo o que coopere de otra manera, dominando al ejecutante no libre, por ejemplo
mediante coerción o engaño (dominio de la voluntad que caracteriza la autoría
mediata); y en tercer lugar, se puede dominar la realización del tipo dividiéndose
el trabajo con otros, y poseyendo durante la ejecución, una función esencial para
la realización del delito, o sea mediante un “dominio funcional” del hecho que
constituye lo esencial en la coautoría61.
Con la tesis del dominio del acto entran en la categoría de autores todos aquellos
que en un momento dado dolosamente tengan en sus manos la capacidad de
57
Así mismo Jescheck. Tratado, II, p. 900.
58
Welzel. Derecho penal, p. 143.
59
Maurach. Tratado, II, 308; Sosa Ortiz. Los elementos del tipo penal. p. 112.
60
Roxin. La delimitación. Ob.cit. p. 358.
61
Roxin. La delimitación, p. 359; Roxin. Autoría y dominio del hecho, p. 337 ss.; Zaffaroni, Alagia,
Slokar. Derecho penal. p. 742.
1764 Jesús Orlando Gómez López
producir o detener el acto típico, situación que se presenta para el autor material,
intelectual y para el autor mediato. Son autores, por tanto: a) quienes realizan con su
propia actividad todos los elementos del tipo, b) quien ejecuta el hecho valiéndose
de otro como un instrumento, o cuando el sujeto se vale de otro que no siendo
un puro instrumento material y pudiendo ser consciente del actuar antijurídico,
no obstante el verdadero domino lo posee el determinador por ejercicio de un
aparato organizado de poder62 –autoría mediata–, c) los que realizan el hecho
típico dividiéndose el trabajo –coautoría– 63, y quien obra como representante u
órgano de un ente colectivo, persona jurídica, o como representante de una persona
natural, produciendo el hecho típico.
La posición de Welzel parte de la imposibilidad de distinguir la autoría de la
participación en consideración a criterios subjetivos u objetivos, por tanto, combina
elementos objetivos y subjetivos bajo la fórmula del dominio en la producción
del hecho, aquí lo subjetivo se aprecia en el dominio y señorío en la dirección del
hecho, y lo objetivo en que el autor tiene el poder de interrumpir o proseguir el
desarrollo de la acción punible.
Contra esta posición se levantan críticas respecto del delito culposo en el cual
el autor, por no querer el hecho, no tiene dominio ni dirige conscientemente el
curso causal del hecho, esto es, no tiene dominio en la producción del hecho, lo
cual originaría dos conceptos de autoría, uno para el delito culposo y otro para
el doloso. Respecto de la posibilidad de interrumpir el curso del desarrollo del
hecho, se ha dicho, que tanto un autor como un cómplice pueden tener ese poder,
por tanto, no sería fácil distinguir entre cómplice y autor, tendiendo por ello a
unificar el cómplice necesario con el autor.
Las dificultades de la teoría, se pretenden superar acudiendo a una distinción
de ámbitos de dominio, dominio de la acción, el dominio de la voluntad y el
dominio funcional del hecho, criterios que sirven para sustentar respectivamente
la autoría directa, la autoría intelectual y la coautoría, pero que no explican
ni fundamentan la autoría culposa, pues en esta clase de tipos, es autor quien
determina el resultado mediante la violación del deber objetivo de cuidado exigible
en el ámbito de la acción, no siendo apreciable como condición el que el sujeto
tenga el dominio en la producción del acto. El operario que imprudentemente
deja líneas de conducción de energía eléctrica sin el aislante necesario no tiene el
dominio en los sucesos que pueden ocurrir, pero si una persona entra en contacto
con las cuerdas de energía eléctrica que han sido mal ubicadas y asistidas, puede
ser autor de homicidio culposo.
62
Roxin. Autoría y dominio del hecho, p. 165.
63
Jescheck. Tratado, II, p. 898.
Autoría y participación 1765
Como teoría normativa que es, para diferenciar al autor del partícipe no toma en
cuentas elementos ontológicos o del mundo real, sino consideraciones normativas
o sea valoraciones jurídicas. Para Jakobs la responsabilidad jurídico-penal se
fundamenta en el quebrantamiento de un rol o papel que cumple cada persona en
la sociedad, distinguiéndose dos clases; por un lado existen roles especiales, que
ostentan determinadas personas –o que sólo obligan a ciertas personas– como
ocurre con el rol de padre, cónyuge, superior jerárquico, servidor del Estado o
médico de urgencias, la vulneración de este rol conduce a los llamados “delitos
de infracción de deber” y únicamente los titulares de estos roles especiales
responden de su quebrantamiento a título de autores65; es decir que es autor quien
obra violando el deber especial al que estaba sometido, en tanto las personas no
abarcadas por el deber pueden ser partícipes pero no autores.
En cambio, en la mayoría de los delitos, la responsabilidad no aparece vinculada
a la existencia de un deber especial, sino a obligaciones generales o comunes de
la persona en sociedad o sea “a los actos organizativos del titular de un ámbito
de organización (la organización en cuestión se suele llamar denominar dominio
del hecho, y por eso se llaman delitos de dominio)66. Se trata del deber común
a todos de respetar los derechos ajenos y no abusar de los propios; por tanto, al
64
Salazar Marín. Autor y partícipe en el injusto penal. pp. 104. 105
65
Jakobs. La imputación objetiva en derecho penal. Trad: Manuel Cancio Melià. Bogotá: Universidad
Externado de Colombia. 1994, p. 62.
66
Jakobs. Derecho penal. p. 718.
1766 Jesús Orlando Gómez López
67
Jakobs. La imputación objetiva en derecho penal. p. 63.
68
Jakobs. Derecho penal. p. 718.
69
Jakobs. La imputación objetiva, pp. 79, 81.
Autoría y participación 1767
La ley penal colombiana parece inclinarse más por la teoría del dominio del
acto y por las tesis objetivas71, pues diferencia claramente entre autores y partícipes,
y al definir al “autor” señala a “quien realice la conducta punible por sí mismo
o utilizando a otro como instrumento” (art. 29 inciso 1º); por su parte el Código
Penal Militar define el autor en el artículo 30. “Es autor quien realice la conducta
punible por sí mismo o utilizando a otro como instrumento”. De lo anterior se
colige que es autor quien realización de la conducta típica, pero también lo es
quien no realizándola por sí mismo, no obstante, domina la voluntad de otro que
actúa como instrumento (dominio de la voluntad propio de la autoría mediata).
De otra parte, al definirse la coautoría en el artículo 29 inciso 2º el Código Penal
ordinario alude a los que, mediante acuerdo común, actúan con división del trabajo
criminal atendiendo la importancia del aporte, es decir que combina los criterios
del “dominio funcional” propio de la coautoría y de la “importancia del aporte”,
propio de la tesis objetiva. En tanto los partícipes –a diferencia de los autores–
realizan conductas diferentes a la típica, bien determinando a otro a realizar la
conducta punible, o contribuyendo a su realización (Art. 30).
Es indudable que al reglamentar la autoría mediata definiéndola como el
“utilizando a otro como instrumento”, la ley penal acoge la teoría del dominio del
acto en la medida en que debe entenderse que al utilizar a otro como “instrumento”
se quiere significar que sólo el autor tiene el control sobre la producción del delito,
pues utiliza, dispone del otro, esto es el autor tiene el poder para detener o proseguir
la acción punible, en cambio el ejecutor material es aquí simple instrumento.
Sobre el sentido del término “instrumento” utilizado por el inciso 1º del artículo
29 del Código Penal, el profesor Velásquez V., anota que “en la segunda parte,
sin duda alguna, se prevé la autoría mediata, o sea, se alude a eventos en los que
existe dominio de la voluntad de otro (instrumento) por parte de un “hombre de
70
Jakobs. La imputación objetiva, p. 79.
71
Otra interpretación en Grosso García Manuel Salvador. El concepto del delito en el nuevo código
penal. Bogotá: Ediciones Gustavo Ibáñez. 2003, p. 227; véase así mismo, Arboleda Vallejo, Ruíz
Salazar. Manual de derecho penal. I, Bogotá: Ed. Leyer. 2001, p. 435; Pérez L.C. Derecho penal.
I. p. 384.
1768 Jesús Orlando Gómez López
atrás” que controla todo el suceso criminal, lo cual excluye la ubicación de los
casos de “dominio de la voluntad en virtud de aparatos organizados de poder”,
como modalidad de autoría mediata (a diferencia de lo planteado por una vertiente
doctrinal encabezada por C. Roxin, pues el texto es muy claro: utilizando a otro
como instrumento”72. Es decir que según esta interpretación “instrumento”
significaría hombre cosificado por la fuerza u hombre sin voluntad, o sea que la
autoría mediata no se presentaría cuando el sujeto obre con voluntad u obedeciendo
una orden de superior.
Si bien la expresión “instrumento” significa herramienta, utensilio, aparato, útil,
también denota “elemento”, y en la forma en que se emplea por la norma quiere
denotar instrumentalizar, usar o servirse de un hombre como elemento, lo cual
señala que una persona dirige o domina al otro o a su actividad, bien por medio
de la fuerza, la coacción, el engaño, la inducción al error, la orden, el mandato,
la creación de una situación artificial justificante, sirviéndose de su falta de
comprensión, pero dominando la producción del suceso de suerte tal que el otro
sea un elemento o “herramienta” que no controla el acaecer típico73.
Partiendo no sólo de las respectivas definiciones de los delitos de la Parte
Especial, sino también del artículo 29 del Código vigente, autor del delito es
la persona natural que realiza la conducta punible prevista en el tipo, bien por
sí mismo o utilizando a otro como instrumento. Por tanto, el concepto de autor
en el Código Penal está más allá de la exclusiva realización “por sí mismo” de
la conducta punible, desde el momento en que también tiene la calidad de autor
quien se sirve de un instrumento no doloso para su perpetración. En este sentido,
también se considera “autor” a quienes, mediante acuerdo común, actuando con
actos equivalentes o por división del trabajo criminal realizan la conducta punible.
De esta manera tienen la calidad de autores, quien realiza por sí mismo la acción
punible (autor inmediato), el que la realiza sirviéndose de un instrumento (autor
mediato), y quienes la ejecutan mediante acuerdo común dividiéndose el trabajo
delictivo (coautoría)74.
El autor o autores se caracterizan por que adecuan sus comportamientos a la
previsión típica; en tanto los partícipes –instigador o cómplices– realizan una acción
accesoria a la típica e incluso colateral que sólo es relevante a partir del momento en
que el autor comienza a ejecutar el tipo, es decir al constituir una tentativa de delito75.
El Código Penal sin hacer confesión estricta de un sólo criterio, considera como
72
Velásquez Velásquez. Manual, p. 450.
73
Opinión similar en Grosso García. El concepto del delito en el nuevo Código Penal. p. 228.
74
Velásquez Velásquez. Manual. p. 450 ss.; Grosso García. El concepto, pp. 227 ss.
75
Feijóo Sánchez. Límites de la participación. p. 16.
Autoría y participación 1769
76
Gaceta del Congreso No. 432, noviembre 11 de 1999, p. 7.
77
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. sentencia de agosto 6 de 2003.
78
La Ley 800 de 2003 aprobó la “Convención de las Naciones Unidas contra la delincuencia
organizada transnacional” y el “Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas,
especialmente mujeres y niños, que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la
delincuencia organizada transnacional”.
1770 Jesús Orlando Gómez López
79
Wessels. Derecho penal. p. 149.
80
Pérez Manzano. Autoría y participación imprudente. p. 18.
81
Welzel. Derecho penal. p. 143; Quintero Olivares. Manual. p. 626
82
En esta línea de pensamiento: Maurach. Tratado, II, pp. 301, 307; Jescheck. Tratado, II, pp. 787 y
900; Bacigalupo. La noción de autor en el código penal. Buenos Aires: 1965, pp. 31 ss.
83
Véase, Pérez Manzano. Autoría y participación imprudente. pp. 24 ss.
84
Fontán Balestra. Tratado. II. p. 444.
85
Pérez Manzano. Autoría y participación imprudente. p. 30.
Autoría y participación 1771
(lesiones al feto) se realizare por culpa (Art. 126), el que por culpa al explorar,
explotar o extraer yacimiento minero o de hidrocarburos, contamine aguas,
suelo, subsuelo o atmósfera (Art. 333), daño culposo a los recursos naturales y
contaminación ambiental (Art. 339), si por culpa se ocasionare alguna de las
conductas descritas en los artículos anteriores (delitos de peligro común), en los
casos en que ello sea posible según su configuración estructural (Art. 360), el
servidor público que ..., por culpa dé lugar a que se extravíen, pierdan o dañen
(Art. 400), el servidor público encargado de la vigilancia, control, custodia o
conducción de un detenido o condenado que por culpa de lugar a su fuga (Art.
450). Como puede observarse en nuestra ley la adecuación al tipo culposo está
vinculada necesariamente a la causación del resultado típico, es decir, se hace
necesario que se mate, se lesiones, se contamine, se dé lugar a su fuga, etc., para
que sea predicable la autoría imprudente.
Lo anterior parecería señalar que únicamente se considera autor a quien causa
el resultado típico, o realice la acción imprudente que da lugar al resultado, el que
simplemente en forma culposa puso un acto que facilitó la imprudencia ajena,
no es autor y su comportamiento por no ser típico es impune. Las previsiones
legales sobre autoría y participación señalan una clara diferencia entre autor y
partícipe; se exige además para la punición de la complicidad que la contribución
sea dolosa y en acto doloso; para la coautoría la ley impone valorar la “importancia
del aporte”, por tanto, estas disposiciones generales deben también ser aplicadas
a los tipos imprudentes. Pero además en atención a los principios de legalidad y
tipicidad expresos, resultaría aplicación analógica aplicar el tipo culposo, que está
referido exclusivamente al autor, esto es a quien cause el resultado típico como
consecuencia de la violación del deber objetivo de cuidado, al simple partícipe
que favoreció sin dolo el hecho ajeno.
A todo lo anterior ha de añadirse que en la política criminal de nuestro
sistema jurídico en materia de tipos culposos su punición es excepcional, esto
es que se sancionan es casos especiales, y ello explica su tipificación taxativa y
expresa según el artículo 21 y los tipos de la Parte Especial del Código Penal,
por tanto, no puede extenderse su órbita a casos para los cuales no fue prevista
su punición.
Pero además partiendo de las regulaciones vigentes sobre autoría y
participación, corresponde considerar que en forma expresa se ha adoptado
por una diferenciación clara entre autoría y participación, para la autoría la ley
señala la necesidad de valorar la importancia del aporte, como también se ha
seguido expresamente un concepto restricto de autor, por tanto, no se ve la razón
por la cual, se diga que en materia de delitos culposos la ley ha abandonado esa
política, más aún cuando no existe ninguna previsión positiva que permita esa
errada inferencia.
Autoría y participación 1773
86
Maurach. Tratado, II, p. 308.
87
Muñoz Conde, García Arán. Derecho penal. 1996. 451.
88
Así mismo Maurach, Gössel. Derecho penal. II, p. 322; Fontán Balestra. Tratado, II. p. 444.
89
Opinión contraria en Jakobs. La imputación objetiva. pp. 80, 81.
1774 Jesús Orlando Gómez López
90
Herzberg. Citado por Maurach, Gössel. Derecho penal, II, p. 323.
Autoría y participación 1775
91
Arboleda Vallejo, Ruiz Salazar. Manual de derecho penal. I. p. 432.
92
Stratenwerth. Derecho Penal. p. 234.
93
Fontán Balestra. Tratado. II. p. 458.
94
Sobre la autoría en delitos especiales, véase: Ferré Olivé Juan Carlos. Autoría y delitos especiales.
En: Estudios sobre los nuevos códigos penales. Bogotá: Editora Guadalupe. 2001. pp. 113 ss.
95
Maurach, Gössel. Derecho penal, II. p. 325, Toledo, Huerta. Derecho penal. p. 50.
96
Roxin, Autoría y dominio del hecho. p. 386.
1776 Jesús Orlando Gómez López
97
Maggiore. Derecho penal, II. p. 115; Fontán Balestra. Tratado. II. p. 458.
98
Romero Soto. Derecho penal, II, p. 337; Mezger. II, p. 234.
99
Así expresamente Roxin. Autoría y dominio del hecho. p. 387.
100
Sobre el alcance del inciso final del artículo 30 ya la Procuraduría General de la Nación, antes
de la aprobación del Proyecto de Código, había formulado reparos sobre el indebido y doble
favorecimiento que recibirían los cómplices. Ver. Procuraduría General de la Nación. La Reforma
al Sistema Penal. Bogotá: 1999, p. 48.
101
Véase: Revista de Derecho Penal No. 8. Bogotá: Ed. Leyer, 1998, p. 240.
Autoría y participación 1777
102
Sala de Casación Penal. Sentencia 8 de julio de 2003. Jurisprudencia y Doctrina. Septiembre de
2003, p. 1633.
103
Fontán Balestra. Tratado. II. p. 458; Nuñez. Derecho penal argentino. II. p. 283; Soler. Derecho
penal argentino. T. II §. 54; Zafaroni. Alagia, Slokar. Derecho penal. p. 737.
1778 Jesús Orlando Gómez López
104
Fontán Balestra. Tratado. II. p. 458.
105
Stratenwerth. Derecho penal. p. 234.
106
Ver Corte Suprema de Justicia, casación de julio 8 de 2003.
Autoría y participación 1779
107
Reyes Echandía. La tipicidad. Bogotá: 1976, p. 63; Suárez Sánchez. Autoría y participación. p.
64; Arboleda Vallejo, Ruiz Salazar. Manual. I. p. 434.
108
Wessels. Derecho penal. p. 152; Fontán Balestra. Tratado. II. p. 459.
109
Suárez Sánchez. Autoría y participación. p. 65.
110
Fontán Balestra. Tratado. II. p. 460.
1780 Jesús Orlando Gómez López
§ 5. AUTORÍA INMEDIATA
111
Reyes Echandía asimiló el concepto de autor intelectual con el de instigación. La tipicidad, p. 217,
pero su concepto de instigación se compagina más con el de autor mediato.
112
Muñoz Conde. Teoría general del delito. p. 201; Quintero Olivares. Manual. p. 618; Jakobs.
Derecho penal. p. 744; Fontán Balestra. Tratado. II. p. 432; Jiménez de Asúa. La ley y el delito.
p. 501.
113
Gimbernat. Autor y cómplice en derecho penal. p. 221; Jakobs. Derecho penal. p. 763; Wessels.
Derecho penal. p. 149; Suárez Sánchez. Autoría y participación. p. 235.
114
López Barja de Quiroga. En: Comentarios al código penal. III, p. 133.
Autoría y participación 1781
§ 6. AUTORÍA MEDIATA
115
Hernández Esquivel. Autor y partícipe, p. 273.
116
Bustos, Hormazabal. Lecciones. II, p. 290; Mezger. Tratado, II. pp. 309 ss.; Maurach. Tratado,
II, p. 314; Gimbernat. Autor y cómplice. p. 222; Rodríguez Devesa, Serrano Gómez. Derecho
penal. p. 800; Hirsch Hans J. Los límites de la autoría mediata. En: Derecho penal. I. Buenos Aires:
Ed. Rubinzal-Culzoni, 1999; Maurach, Gössell. Derecho penal, II, p. 329; Stratenwerth.
Derecho penal. p. 234; Salazar Marín. Autor y partícipe. p. 114; Salazar Marín. Teoría, p.
464; Miguel Olmedo Cardenete. Comentarios al Código penal. III, pp. 244 ss.; Muñoz Conde.
1782 Jesús Orlando Gómez López
ley penal define el autor mediato señalando que “Es autor quien realice la
conducta punible… utilizando a otro como instrumento”. El autor no siempre
necesita ejecutar con sus propias manos la acción punible en cada una de sus
fases, “sino que puede servirse para ello no sólo de instrumentos mecánicos,
sino también poner para sus fines el actuar de otro”, conservando el dominio
del hecho típico,117de suerte tal que el instrumento actúa sin voluntad libre, o
sin conocimiento del sentido delictivo de la acción, movido al engaño, u obra
inculpablemente118. En la autoría mediata se presenta un sujeto determinador
que actúa dolosamente y tiene el control y dominio de la situación (dominio de
la decisión o dominio sobre la configuración del acto), y el instrumento humano
no doloso, que actúa justificado o que resulta inculpable y que ha sido utilizado
para ejecutar el hecho119 y que actúa cosificado mediatizado o inducido al error,
por eso la autoría mediata termina o no se presenta cuando el tercero actúa con
dolo o culpablemente120.
La Corte Suprema ha definido la autoría mediata señalando que: “2. La autoría
mediata se presenta cuando una persona, sin pacto tácito o expreso, utiliza a
otra como simple instrumento para que realice el hecho objetivamente típico. El
fenómeno ocurre, entonces, cuando el “hombre de atrás” es el único responsable,
porque el instrumentalizado no realiza conducta, o despliega conducta que no es
típica, u obra en concurrencia de una causal de no responsabilidad –excluyente
de antijuridicidad o de subjetividad– o es inimputable”121. En opinión contraria
a la anterior definición, nos parece que cuando el instrumentalizado no realiza
conducta no se presenta autoría mediata sino autoría directa, pues la mediatización
presupone a nuestro juicio el abusar de la conducta del instrumento, como más
adelante se analizará.
Derecho penal. p. 452; Sosa Ortiz. Los elementos del tipo penal. pp. 123 ss.; Arboleda Vallejo,
Ruiz Salazar. Manual, I. p. 476; Márquez Cárdenas Álvaro E. La autoría mediata en el derecho
penal. Bogotá: Ed. G. Ibáñez. 2002.
117
Welzel. Derecho penal. p. 146; Jakobs. Derecho penal, p. 763; Muñoz Conde, García Arán.
Derecho penal. p. 452; Maurach, Gössel. Derecho penal. II, p. 335; Jescheck. II. p. 919; véase
Márquez Cárdenas. La autoría mediata. p. 32. ss.
118
Sauer. Derecho penal. p. 301; Saínz Cantero José. Lecciones de derecho penal. Barcelona: 1990.
p. 808; Terán Lomas. Derecho penal. II, p. 149; Estrada Vélez. Derecho penal. Bogotá, 1981. p.
164.
119
Maurach. Tratado, II, p. 314; Quintero Olivares. Manual de derecho penal. p. 619; Jescheck,
Weigend. Tratado. p. 716; Fontán Balestra. Tratado. II. p. 434; Suárez Sánchez. Autoría y
participación. p. 298.
120
Jescheck. Tratado, II, p. 921; Maurach. Tratado, II, p, 314; Garrido Montt. Derecho penal. II, p. 308;
Hernández Esquivel. Concurso de personas, p. 80; Kindhäuser. Cuestiones fundamentales de la
coautoría. p. 32.
121
Corte Suprema de Justicia. Casación septiembre 29 de 2003 M. P. Álvaro Pérez Pinzón.
Autoría y participación 1783
122
La Sala Penal de la Corte, ha entendido que la autoría mediata se plantea cuando se coloca al
instrumento en situación de error insuperable, o cuando se utiliza a una persona como “instrumento
material, como sería el caso de quien empuja a una persona descuidada para dañar o lesionar”.
Casación junio 3 de 1983. M. P. Luis Enrique Aldana Rozo; de nuestra opinión, Hernández Esquivel.
Concurso de personas. p. 80.
123
De la misma opinión Zaffaroni, Alagia, Slokar. Derecho penal. p. 748.
124
Estrada Vélez Federico. Derecho Penal. Bogotá: Ed. Temis, 1986, p. 145; Fernández
Carrasquilla. Derecho penal fundamental. 2º edición, Vol. II. Bogotá: Ed. Temis, 1989, p. 160;
Suárez Sánchez. Autoría y participación. p. 306; Hernández Esquivel. Concurso de personas
en el delito. Ob. cit., p. 80.
125
Mauracha, Gössel. Derecho penal, II, p. 344.
126
Stratenwerth. Derecho penal. p. 235; Márquez Cárdenas. La autoría mediata. p. 167.
127
Jakobs. Derecho penal. p. 763; Zaffaroni, Plagia, Slokar. Derecho penal. p. 748
1784 Jesús Orlando Gómez López
128
Salazar Marín. Autor y partícipe. p. 103
129
Gimbernat. Autor y cómplice. pp. 222 ss.; Márquez Cárdenas. La autoría mediata. p. 38.
130
Hirsch. Los límites de la autoría mediata. p. 196; Maurach, Gössel. Derecho penal, II, p. 334;
Velásquez Velásquez. Manual. p. 445; López Barja de Quiroga. En: Comentarios. III, p. 134.
131
Maurach. Tratado, II. p. 316.
Autoría y participación 1785
132
Márquez Cárdenas. La autoría mediata. pp. 38, 151 ss.
133
Suárez Sánchez. Autoría y participación. p. 298.
134
Jescheck. Tratado, II. p. 920; Márquez Cárdenas. La autoría mediata. p. 38; Arboleda Vallejo,
Ruiz Salazar. Manual. I. p. 478.
135
Márquez Cárdenas. La autoría mediata. p. 152.
1786 Jesús Orlando Gómez López
136
Arboleda Vallejo, Ruiz Salazar. Manual. I. p. 478.
137
Maurach, Gössel. II, p. 332.
138
Jescheck. Tratado. II. p. 920.
139
Súarez Sánchez. Autoría y participación. p. 302; Arboleda Vallejo, Ruiz Salazar. Manual. I.
p. 478.
140
Maurach, Gössel. II, p. 329.
141
Sáinz Cantero. Lecciones. p. 806.
Autoría y participación 1787
Estas dos formas de autoría tienen en común que ambos realizan el tipo penal,
el autor inmediato lo hace con su propia actividad, el mediato valiéndose de un
instrumento humano, por tanto, ninguno colabora en hecho punible ajeno, sino
que realiza su propio delito manteniendo el control en la producción del hecho
punible. Se diferencia en cambio en que en la primera la realización del tipo se
hace sin valerse de ningún intermediario o instrumento, en cambio en la autoría
mediata se caracteriza por la instrumentalización de otra persona mediante la
cual se realiza el tipo; la autoría directa puede ser dolosa o culposa, en tanto la
mediata solamente dolosa.
Instrumentalizar a una persona para la realización del tipo no significa tratarla
como simple masa inerte, sino en abusar del hombre no libre o en incapacidad
para comprender el significado criminal de la acción o de determinarse según la
comprensión. Por lo ante anotado, no constituyen supuestos de autoría mediata
los casos en que un sujeto consuma el resultado típico valiéndose de la propia
conducta de la víctima, o sometiendo al sujeto pasivo para producir sobre éste
el resultado. Así, quien coloca una mina explosiva al paso de un convoy militar
no es autor mediato, sino autor directo de las muertes que se produzcan; o en
el caso de la bomba colocada en el automóvil que estalla al ser encendido para
la marcha, o en el caso de los alimentos envenenados que son ingeridos por la
víctima inocente. En estos casos no se presenta autoría mediata, pues la víctima
no ha obrado para producir un acto típico, su conducta no es determinada sino
utilizada para consumar el tipo142.
En la autoría inmediata el agente realiza por sí mismo la acción típica, no se
sirve de otro para realizar el tipo, por eso existe entre la acción típica y el autor
una relación de verdadera inmediatez o ejecución directa. En la autoría mediata
el autor domina la actividad ajena, controla la voluntad, utiliza la ignorancia, la
inimputabilidad, o engaña a otro para que éste realice objetivamente la acción
típica. Por tanto, el autor mediato responde por su acción, en tanto ella domina
realmente la producción del resultado.
142
Similares conceptos en Márquez Cárdenas. La autoría mediata. p. 156.
1788 Jesús Orlando Gómez López
En este caso el autor mediato instrumentaliza a una persona para que esta
realice sin dolo el tipo143, sería el caso del médico que entrega a la enferma
una inyección en realidad letal, pero que es indicada como un tratamiento
terapéutico144, la persona que utiliza a un mensajero para enviar un supuesto
paquete de flores que en realidad llevan explosivos; la ausencia del dolo propio
del tipo se presentará en caso de desconocimiento invencible de los elementos
que configuran el tipo145, y si ese desconocimiento ha sido manipulado por el
determinador con miras a logra la realización típica por el intermediario, se
presentar autoría mediata. Así mismo se da esta forma de autoría cuando en el
instrumento no concurren los especiales elementos subjetivos o anímicos que
caracterizan el tipo, por ejemplo, falta el móvil de la piedad o la finalidad de
poner fin a intensos sufrimientos (Art. 106).
Si el instrumento actúa sin dolo no sabe que su acción desarrolla un hecho
prohibido por la ley penal, por tanto, no tiene el control real de la producción
del hecho punible, dominio que está en manos de quien si obra dolosamente,
reposando en éste el carácter de autor mediato; precisamente “el desconocimiento
del instrumento no doloso es la circunstancia que permite al sujeto de atrás
maniobrar y reconducir su acción hacia el resultado, de tal forma que el dominio
del hecho surge porque el actuar finalista del sujeto de atrás, con un superior
conocimiento, le proporciona la supradeterminación final del curso causal146. Si
la falta de dolo se debe a error sobre algún elemento del tipo, la responsabilidad
del ejecutor material dependerá de la naturaleza del error; en caso de error
invencible147 de tipo el instrumento obra atípicamente, en tanto en caso de error
vencible, el ejecutor material será punible por delito culposo si la ley contempla
esa modalidad culposo (Art. 32 numeral 10), y si no existe tipo culposo en la ley
el sujeto queda impune, pero en ambas hipótesis el llamado “hombre de atrás”
143
Wessels. Derecho penal. p 159; Stratenwerth. Derecho penal. p. 235; Maurach, Gössel, Zipf.
Derecho penal, II, p. 347; Hernández Esquivel. Autoría y participación. p. 275, Márquez. La
autoría mediata. p. 196.
144
Mezger. Tratado, II. p. 320. señala la autoría mediata para el determinador, pero si el instrumento
actúa negligentemente sería punible a título de culpa.
145
López Barja de Quiroga. En: Lecciones. III, p. 135; López Barja. Derecho penal. III. p. 321;
Rodríguez Devesa, Serrano Gómez. Derecho penal español. p. 801; Márquez. La autoría
mediata. p. 195.
146
Márquez Cárdenas. La autoría mediata. p. 198.
147
Salazar Marín. Autor y partícipe, p. 115
Autoría y participación 1789
148
Mezger. Tratado. II. p. 312; Stratenwerth. Derecho penal. pp. 236, 236; Jescheck. Tratado, II,
p. 929; Roxin. Autoría y dominio del hecho. p. 287; Maurach, Gössel, Zipf. Derecho penal. II,
p. 347.
149
Márquez Cárdenas. La autoría mediata. p. 196.
150
Stratenwerth. Derecho penal. p. 236.
1790 Jesús Orlando Gómez López
6.4.2. Autoría mediata por utilización de un tercero que actúa sin libertad
151
Rodríguez Devesa, Serrano Gómez. Derecho penal español. p. 801; Arboleda Vallejo, Ruiz
Salazar. Manual. I. p. 479.
152
Bacigalupo. Lineamientos. p. 122; Rodríguez Devesa, Serrano Gómez. Derecho penal. p. 801;
Márquez. La autoría mediata. pp. 165 ss.; Suárez Sánchez. Autoría y participación. p. 306.
153
Muñoz Conde. Teoría general, p. 201.
154
Stratenwerth. Derecho penal. pp. 235, 238
155
Romero Soto. Derecho penal. II. p. 351.
156
Velásquez Velásquez. Manual de derecho penal. p. 446.
157
Así mismo, Suárez Sánchez. Autoría y participación. p. 306; Márquez Cárdenas. La autoría
mediata. p. 167.
158
Stratenwert. Derecho penal. p. 235; Maurach, Gössel. Derecho penal, II, p. 344.
Autoría y participación 1791
cuando el instrumento obra, aunque sin libertad, esto es realiza la conducta típica
pero su comportamiento está determinado por la amenaza, la fuerza, la coacción,
el engaño, el error o la orden ilícita y típica de superior jerárquico que no resulta
manifiestamente criminal.
Si la fuerza absoluta obra de tal forma que anula la voluntad de la persona,
convirtiéndola en simple instrumento material sin voluntad, quien actúa en verdad
es el utiliza la fuerza, en tanto que el violentado es instrumento ciego sin voluntad,
en consecuencia, no hay sino un solo autor o sea el autor inmediato159, quien
será punible al menos por dos delitos, el delito principal como autor inmediato,
y un delito contra la libertad y autonomía personal; la misma conclusión puede
deducirse en los casos de utilización de narcóticos, sueros de la verdad, que
excluyen la voluntad de la víctima. En cambio, en la amenaza o coacción, la
fuerza o la intimidación están determinadas a mover la voluntad del determinado,
de suerte que se pretende que el coaccionado acepte en últimas realizar la acción
punible. En este caso la coacción o el constreñimiento se conviertes en mecanismo
ilícito para motivar al hecho punible.
Y como se ha dicho a lo largo de esta exposición, en el caso de la determinación
del instrumento por uso de coacción, amenaza, fuerza intimidante, el autor mediato
adecua su conducta a una doble tipicidad, es autor mediato del injusto realizado
por el instrumento, y es autor directo o inmediato de un delito contra la autonomía
personal del coaccionado (constreñimiento para delinquir art. 184), delitos que se
presentan en concurso efectivo160.
Diferente es el caso de la orden de superior jerárquico militar cuando el
subordinado desconoce la ilicitud de la orden, obra sin libertad, es inducido al
error sobre su ilicitud, o considera la orden vinculante, caso en el cual el ejecutor
actúa sin dolo y por tanto como simple instrumento del superior quien así es en
verdad domina el hecho y por tanto deviene en autor mediato161. Por el contrario,
cuando entre superior jerárquico y subordinado hay connivencia para perpetrar
el hecho, o el subordinado que actúa con libertad conoce la ilicitud de la orden y
la ejecuta, la solución se desplaza al ámbito de la coautoría.
En caso de estructuras organizadas de poder162 (que pueden ser estatales o
particulares), como puede ocurrir en las fuerzas militares, quien imparte la orden
159
Mezger. Derecho penal parte general. p. 305.
160
Así mismo, Suárez Sánchez. Autoría y participación. p. 306.
161
Gómez López. La obediencia jerárquica y la inviolabilidad de los derechos humanos. Bogotá: Ed.
Doctrina y Ley, 1998, p. 214; Villalobos. Derecho penal mexicano. p. 487.
162
Véase, Kai Ambos. Dominio del hecho por dominio de voluntad en virtud de aparatos organizados
de poder. Trad: Manuel Cancio Meliá. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 1998, p.
1792 Jesús Orlando Gómez López
de realizar una acción típica puede ser considerado como autor mediato163, pues
quien tiene el poder de impartir la orden típica e ilícita, merced a la estructura
organizativa puede mover la voluntad del ejecutor inmediato o reemplazarlo
fácilmente por otro, a excepción de que el ejecutor no sea autor plenamente
responsable164, o de que se trate de una orden abiertamente criminal, violatoria
de los derechos humanos, o manifiestamente inconstitucional, la cual por no ser
obligatoria no excluye la responsabilidad del instrumento, presentándose coautoría
o instigación y autoría material165.
Cuando en una estructura oficial de policía, fuerzas militares u otros organismos
de inteligencia del Estado, si se imparte una orden abiertamente criminal cuya
ilicitud es conocida por el ejecutor y quien la ejecuta con libertad se presenta
coautoría, pues ejecutor y superior obran con dolo166. Lo mismo acaece cuando
en una organización criminal se planea un crimen bajo la dirección de un “jefe”
que planifica, ordena y dirige la operación delictiva repartiendo funciones, o
medios, presentándose una coautoría por división del trabajo167. En cambio, cuando
el superior se sirve de la buena fe del subordinado, o de la inducción al error,
de la insuperable coacción para mover a un subordinado a realizar una acción
punible puede presentarse autoría mediata, pues en estos supuestos el inferior es
instrumentalizado y actúa sin dolo o al menos obra inculpablemente168.
En cambio la situación de quien imparte la orden está más en la línea del
autor mediato cuando el ejecutor directo no controla la realización, y el poder del
ordenador es de tal naturaleza que fácilmente puede sustituir al ejecutor, quien pasa
a ser el simple eslabón de un engranaje complejo, al punto que el superior posee
un dominio sobre el conjunto del aparato ejecutivo y no sólo sobre un individuo
en particular169; sea éste o aquel, el hecho será ejecutado, de esta manera entrando
el ejecutor material en la esfera del dominio del ordenador.
Quien en una estructura organizada de poder cumple una orden a sabiendas
de su antijuridicidad, obra con dolo y por tanto en calidad de coautor, pues la
32; Márquez Cárdenas. La autoría mediata. pp. 225 ss.; Arboleda Vallejo, Ruiz Salazar.
Manual. T. I. p. 479.
163
Satratenwerth. Derecho penal. p. 242.
164
Jescheck. Tratado, II, p. 928; Kai Ambos. Dominio del hecho por dominio de la voluntad. p. 38.
165
Así, Jakobs. Derecho penal. p. 784.
166
Gómez López. La obediencia jerárquica. pp. 190 ss.
167
Roxin. Autoría y dominio del hecho. p. 251.
168
Sobre las diversas posibilidades de ubicación de quien está en la cúpula de la estructura de poder,
véase Márquez Cárdenas. La autoría mediata. pp. 229 ss.
169
Kai Ambos. Dominio del hecho por dominio de la voluntad. p. 42.
Autoría y participación 1793
170
Jiménez de Asúa. Tratado. II. p. 347; Gómez López. La obediencia jerárquica. p. 202.
171
Gómez López. La obediencia jerárquica. pp. 202, 203.
172
Jescheck, Weigend. Tratado. pp. 715, 722.
173
Maurach. T. II, p. 322; Rodríguez Devesa, Serrano Gómez. Derecho penal. p. 801; Márquez.
La autoría mediata. p. 195; Salazar Marín. Autor y partícipe en el injusto penal. p. 115.
174
Muñoz Conde, García Arán. Derecho penal. p. 453; Jescheck. Tratado, II, p. 925; Velásquez V.
Manual. p. 446; Stratenwerth. Derecho penal. p. 239; Wessels. Derecho penal. p.159; Rodríguez
Devesa, Serrano Gómez. Derecho penal. p. 802; Suárez Sánchez. Autoría y participación. p.
308; Márquez Cárdenas. La autoría mediata. p. 249.
1794 Jesús Orlando Gómez López
175
Jescheck. Tratado, II, p. 925; Márquez Cárdenas. La autoría mediata. p. 202.
176
Hirsch. Los límites de la autoría mediata, derecho penal. I, p. 207.
177
Así mismo Márquez Cárdenas. La autoría mediata. p. 203.
178
Stratenwerth. Derecho penal. p. 239; Jescheck. Tratado, II, p. 925.
179
Muñoz Conde. Derecho penal. p. 453.
Autoría y participación 1795
180
López Barja. Derecho penal. III. p. 324; Opinión contraria en Hernández Esquivel. Autoría y
participación, p. 276.
181
Similar opinión en Jakobs. Derecho penal. p. 779; Márquez Cárdenas. La autoría mediata. p. 249.
182
Jescheck. T. II, p. 926; Stratenwerth. Derecho penal. p. 240.
183
López Barja. Derecho penal. III. p. 324.
184
Maurach. Tratado, II, p. 323.
185
Zaffaroni, Alagia, Slokar. Derecho penal. p. 751.
1796 Jesús Orlando Gómez López
186
Rodríguez Devesa, Serrano Gómez. Derecho penal. p. 801; Hiersch. Los límites de la autoría
mediata, p. 196; Jakobs. Derecho penal. pp. 771, 774; Maurach, Gössel. Derecho penal, II, p. 349;
Zaffaroni, Alagia, Slokar. Derecho penal. p. 749; Arboleda Vallejo, Ruíz Salazar. Manual,
I. p. 476; Muñoz Conde. Derecho penal. p. 453; López Barja. Derecho penal. III. p. 325.
187
Rodríguez Devesa, Serrano Gómez. Derecho penal español. p. 801.
188
Maurach. Tratado, II. p.324.
189
Suárez Sánchez. Autoría y participación. p. 304.
190
Arboleda Vallejo, Ruiz Salazar. Manual. I p. 478.
Autoría y participación 1797
6.4.5. La doctrina acepta la autoría mediata por acción sobre otro para
que se autolesione o se suicide192
Quien determina a otro a que se autolesione será autor directo de las lesiones
personales siempre y cuando no se haya presentado consentimiento válido de la
víctima193 y en tanto el dominio del acto se encuentre en el determinador.
Se anota como dificultad inicial que el suicida no obra típicamente, o sea que
no mata, sino que dispone de su vida; así mismo se plantea el interrogante de la
validez del consentimiento del suicida que dispone voluntariamente de su vida. La
segunda hipótesis se encuentra regulada en el artículo 107 del Código Penal como
un tipo especial de homicidio bajo el título de “Inducción o ayuda al suicidio”,
norma especial y autónoma que establece sanción de dos a seis años de prisión para
191
Maurach, Gössel. Derecho penal, II. pp. 349, 350.
192
Maurach. Tratado, II, p. 327.
193
Zaffaroni, Alagia, Slokar. Derecho penal. p. 749.
1798 Jesús Orlando Gómez López
194
Otra opinión considera este supuesto como un caso de instigación. Rodríguez Devesa, Serrano
Gómez. Derecho Penal. p. 802; de acuerdo con nuestro concepto: Mezger. Tratado, II. p. 318; Terán
Lomas. Derecho Penal. II. p. 149; Suárez Sánchez. Autoría y Participación. p. 308; Márquez
Cárdenas. La autoría mediata. pp. 249 ss.; Arboleda Vallejo, Ruiz Salazar. Manual. T. I, p.
479; Villalobos. Derecho penal mexicano. p. 487.
195
Jakobs. Derecho penal. p. 779; Salazar Marín. Autor y partícipe en derecho penal. p. 119; Suárez
Sánchez. Autoría y participación. p. 308.
Autoría y participación 1799
196
Sobre las causas de inimputabilidad véase nuestras obras Culpabilidad e inculpabilidad. Bogotá:
Ed. Doctrina y Ley, 1996; Teoría del delito. Bogotá: Ed. Doctrina y Ley, 2003, p. 959 ss.
197
Fernández Carrasquilla. Derecho penal fundamental. T. I. Bogotá: 1982, p. 318.
198
Suárez Sánchez. Autoría y participación. p. 309.
1800 Jesús Orlando Gómez López
6.4.7. Autoría mediata por actuación del instrumento que actúa sin
culpabilidad
199
Rodríguez Devesa, Serrano Gómez. Derecho penal. p. 802; Maurach, Gössel. Derecho penal,
II, p. 352; Villalobos. Derecho penal mexicano. p. 487.
200
Mezger. Tratado, II, p. 318.
201
Terán Lomas. Derecho Penal. T. II, p. 150.
202
Jakobs. Derecho penal. p. 777.
Autoría y participación 1801
6.4.8. Autoría mediata por utilización de una persona que no tiene las
calidades exigidas por el tipo penal especial203
En los tipos de acción que son aquellos en los cuales con un comportamiento
positivo se transgrede una prohibición –no matar, no hurtar, etc.–, por lo común, la
autoría mediata será la más frecuente de esta modalidad de delitos, y se presentará
cuando el autor mediato ejerce por ejemplo fuerza, coacción, amenaza, inducción
al error, o cualquier otro medio para instrumentalizar al ejecutor. Pero la autoría
203
Hirsch. Los límites de la autoría mediata. p. 201; Maurach, Góssel. Derecho penal, II, p. 345;
Muñoz Conde, García Arán. Derecho penal. p. 453; Stratenwerth. Derecho penal. p. 243;
Mezger. Tratado, II. p. 322.
204
Así, Jakobs. Derecho penal. p. 777.
205
Así Mezger. Tratado, II. p. 322.
206
Maurach, Gössel. Derecho penal, II, p. 337.
207
Mezger. Tratado. II. p. 322.
1802 Jesús Orlando Gómez López
mediata será también factible por omisión, sobre todo cuando el agente obligado
a realizar una acción que tiende a impedir un resultado conscientemente no la
ejecuta para permitir la acción punible de otro. Sería el caso del servidor de las
fuerzas de policía y seguridad del Estado que no impide que un demente furioso
de muerte a un ciudadano.
El autor mediato realiza la acción típica sirviéndose de un tercero que actúa
sin dolo o sin libertad y como un simple instrumento no doloso, por tal razón el
único y verdadero autor es el que ha utilizado al tercero208 pues es aquel quien
tiene el dominio final de la producción del acto. Se diferencia del instigador en que
este crea el dolo en otro de suerte que instigador e instigado obran dolosamente,
en cambio en la autoría mediata el instrumento carece de dolo. En la instigación
ambos sujetos obran conscientes de la acción realizada de suerte tal que existen
una especie de pacto o acuerdo, la autoría mediata el instrumento obra o sin
libertad, o sin conocimiento de la ilicitud del acto.
Debe advertirse que la autoría mediata es improcedente en los delitos de autor
calificado en los llamados delitos de “propia mano”, si la autoría mediata implica
un solo autor, las calidades exigidas en el tipo deben concurrir en el autor mediato.
Quien no tiene la cualidad –extraneus– no puede ser autor de un delito calificado.
208
Gómez López J. O. El homicidio. I, Bogotá: Ed, Temis, 1997, p. 135.
209
Salazar Marín. Teoría del delito, p. 484.
210
Pabón Parra Pedro. Comentarios, p. 77; Muñoz Conde, García Arán. Derecho penal. p. 454.
Autoría y participación 1803
211
Maurach. Tratado, II, p. 318.
212
Garrido Montt. Derecho penal. II. p. 311.
1804 Jesús Orlando Gómez López
se soporta en la creación del dolo en el autor material sin que se tenga el control
o conducción de su ejecución
213
Jakobs. Derecho penal. p. 765.
214
Maurach, Gössel. Derecho penal, II, p. 343; Bokelmann. Relaciones entre autoría y participación.
pp. 10, 11.
215
Arboleda Vallejo, Ruiz Salazar. Manual. I. p. 480.
216
Welzel. Derecho penal. p. 154; Salazar Marín. Autor y partícipe. p. 128.
217
Objeción formulada en las lesiones personales a pariente por Gimbernat. Autor y cómplice. p. 239
Autoría y participación 1805
b. En los delitos de propia mano o sea aquellos en los que para ser autor
debe realizar necesariamente por sí mismo la acción punible (incesto, violencia
intrafamiliar por maltrato sexual, acceso carnal violento, acceso carnal abusivo,
prevaricato, fuga, deserción, falso testimonio, etc.), la posibilidad de su realización
218
Gimbernat. Autor y cómplice, p. 240
1806 Jesús Orlando Gómez López
por medio de otro queda excluida219, pero el hecho podrá ser considerado como
otro delito. En el delito de propia mano la actividad constitutiva del tipo debe ser
realizada mediante una acción física propia, razón por la cual, si el comportamiento
lo realiza un instrumento no concertado, no hay autoría mediata.
219
Bokelmann. Relaciones entre autoría y participación. p. 10; Núñez. Derecho penal, II. p. 283;
Suárez Sánchez. Autoría y participación. p. 318.
Autoría y participación 1807
b. Como el autor mediato realiza una acción propia sobre el instrumento y por
este conducto sobre el bien jurídico lesionado o puesto en peligro, su conducta
se inicia cuando comienza a obrar sobre el determinado y culmina al terminar
la influencia sobre el instrumento, a no ser que en el proceso de realización
típica realice acciones de dirección o reorientación del hecho. Por lo anterior,
la prescripción de la acción comienza a contarse desde el momento en que se
consumó el delito y ceso la dirección en la ejecución o consumación del delito.
El desistimiento del autor mediato sólo es posible si detiene al instrumento antes
de que inicie la tentativa, o impida y anule su acción en forma efectiva, el simple
abandono de los hechos luego de haber movido al instrumento no es desistimiento.
c. Por su parte el instrumento dado que obra sin dolo, en error invencible, en
situación de justificación, o inculpabilidad no será punible. La regla general será
entonces que el instrumento no es punible bien porque obre sin libertad, o por
que actúe desconociendo la naturaleza injusta o típica de la acción ejecutada. Si
el instrumento actúa con dolo se trata en verdad de un coautor pues es propio de
la autoría mediata que el utilizado obre sin dolo. Si obra en error vencible sobre
1808 Jesús Orlando Gómez López
§ 7. LA COAUTORÍA
7.1. Concepto
Art. 29 inc. 2º C.P. “Son coautores los que, mediando acuerdo común,
actúan con división del trabajo criminal atendiendo la importancia
del aporte”.
220
Maurach. Tratado, II, p. 329, Stratenwerth. Derecho penal. p. 247; Salazar Marín. Autor y
partícipe. pp. 111, 112; Zaffaroni, Alagia, Slokar. Derecho penal. pp. 752 ss.; Pérez. Derecho
penal. I. p. 385.
221
Muñoz Conde. Teoría general, p. 202; Jescheck. Tratado II. p. 937; Bustos, Hormazábal.
Lecciones. II, p. 294; Salazar Marín. Autor y partícipe. p. 100; López Barja de Q. En:
Comentarios. III, p. 139; Zaffaroni, Alagia, Slokar. Derecho penal. p. 752; Velásquez
Velásquez. Manual. p. 447.
222
Manzini. Tratado. III. p. 251; Ranieri. Manual. II. p. 82.; Villalobos. Derecho penal mexicano.
p. 477; Salazar Marín. Teoría del Delito, p. 461.
223
Sobre la coautoría véase: Bolea Bardón Carolina. La coautoría: concepto y delimitación. En:
XXIV Jornadas Internacionales de Derecho Penal. Bogotá: Ed. Universidad Externado de
Colombia, 2002, pp. 245 ss.
224
Maurach. Tratado, II, p. 332; Fernández Carrasquilla. Derecho penal fundamental. II, p. 537.
1810 Jesús Orlando Gómez López
225
Kindhäuser. Cuestiones fundamentales de la coautoría. p. 7.
226
Estrada Vélez. Derecho penal. p. 167.
Autoría y participación 1811
En primer lugar, se trata no de cualquier acto, sino aquel que hace parte de
la división del trabajo para la acción típica, por tanto, los aportes que en el plan
común no integran la acción realizadora del tipo serán participación227. En según
orden de consideraciones el aporte debe ser esencial e idóneo para la producción
del resultado, esto es que por sí mismo, o unido al contexto de acciones realizadas
por los demás es factor de alta relevancia para el hecho.
En conclusión, la coautoría se estructura bajo los siguientes presupuestos: un
aspecto subjetivo que se concreta en el acuerdo común para la realización del
tipo, la dolosa realización común del hecho por los partícipes realizando similares
actos o dividiéndose el trabajo, siendo además indispensable que la aportación de
cada uno represente un determinado grado de importancia en la producción del
hecho dentro del plan general, concluyéndose en la unidad de imputación típica.
Para la legislación penal nacional, “Son coautores los que, mediante un acuerdo
común, actúan con división del trabajo criminal atendiendo la importancia
del aporte” (Art. 29 inciso 2; Art. 30 inc. 2 C.P.M), de la anterior definición se
puede inferir que no basta la realización de un aporte al hecho, pues además del
acuerdo y de la ejecución común, el aporte debe tener importancia o significación
respecto de la acción punible, ese aporte debe ser de tal relevancia que haga que el
dominio en la producción del tipo sea común a los varios sujetos228. Pero además
debe tratarse de actos dolosos229, esto es, con conciencia y voluntad de concurrir
con otros a la ejecución del mismo acto punible, por tanto, también debe existir
decisión al mismo resultado típico; por lo anterior, no es viable la coautoría en tipos
culposos, en esta clase de hechos punible lo que corresponde es una concurrencia
accidental de autores.
Así mismo la coautoría puede ser por acción u omisión, en este último caso
siempre y cuando los concurrentes tengan la obligación de realizar determinada
actividad (omisión propia), o estén en situación de garantes del bien jurídico
afectado.
227
Olmedo Cardenete Miguel. Comentarios al código penal. Madrid: Ed. Edersa, 1999, III, p. 223.
228
Pabón Parra. Comentarios al nuevo código penal sustantivo. p. 78; Corte Suprema de Justicia.
Casación, agosto 23 de 2003.
229
Maurach. Tratado, II, p. 330.
1812 Jesús Orlando Gómez López
230
Gimbernat. Autor y cómplice en derecho penal. p. 83 ss.; Muñoz Conde, García Arán. Derecho
penal. p. 455; Quintero Olivares. Manual. p. 618; Garrido Montt. Derecho penal. II. p. 313.
231
Stratenwerth. Derecho penal. p. 247; Ranieri. Manual. II. p. 83.
232
Corte Suprema de Justicia. Casación agosto 21 de 2003.
233
Núñez. Derecho penal argentino. II. p. 272, 277; así mismo, Cuello Calón. Derecho penal. I. pp.
242, 243.
234
Corte Suprema de Justicia. Casación de agosto 21 de 2003. Jurisprudencia y Doctrina. Noviembre
de 2003, p. 2101.
235
Como lo hemos explicado al resumir la teoría normativa o funcionalista de autor, Jakobs, entiende
que lo determinante no es el dolo común, sino la competencia en la producción del hecho, por
consiguiente, es posible la coautoría culposa, como en caso de los obreros que imprudentemente
arrojan una tabla desde una edificación causando lesiones a otro. La imputación objetiva, pp. 80, 81.
Autoría y participación 1813
2. En la coautoría debe ser no sólo dolosa, sino además un obrar con dolo
mancomunado, esto es en acuerdo común al mismo hecho típico237, lo cual indica
que el conocimiento y la voluntad de ejecutar el delito es común y concurrente en
236
Cardenete. Comentarios. T.III, p. 237, Roxin. Autoría y dominio del hecho. p. 316; Ranieri. II.
p. 87.
237
Velásquez Velásquez. Manual, p. 448; Corte Suprema de Justicia. Casación agosto 21 de 2003
1814 Jesús Orlando Gómez López
238
Jakobs. Derecho penal. p. 746
239
Corte Suprema de Justicia, Casación de agosto 21 de 2003.
Autoría y participación 1815
el resultado global le sea atribuido a todos los coautores y no sólo el acto que
individualmente se ha realizado; de esta manera la falta de conocimiento por
uno de los partícipes de la común ejecución del delito, lo excluye de la coautoría,
dejándolo en el terreno de la autoría personal. El acuerdo sólo puede darse antes
o durante la ejecución del hecho, sin que sea necesario en sentido estricto un
pacto verbal, pudiendo ser un acuerdo tácito o expreso, pero siempre un dolo
conjunto. “La coautoría supone siempre un pacto criminal, una sociedad delictiva,
aunque sea transitoria, pero el acuerdo de los coautores puede ser expreso o tácito
(coautoría concertada o complot y coautoría causal u ocasional, pero no desde
luego accidental). Cualquiera de ellas puede asumir la forma de coautoría sucesiva,
cuando un autor ingresa al iter criminis, después que este ha sido parcialmente
desarrollado por otro u otros. En este caso, el coautor sucesivo no responde por los
actos previamente realizados por los otros240, sobre todo si tales comportamientos
constituyen un delito distinto o una circunstancia agravante. También es posible
que alguno de los autores se exceda de lo pactado y previsto por el consorcio, en
cuyo caso responde por el exceso únicamente el que lo realizó, criterio que rige
igualmente en materia de participación”241. Ahora bien, en el acuerdo común al cual
se vinculan los diversos autores, pueden asignarse, para una mejor efectividad de
su acto, la realización de actos similares o diversos, pero que integran en conjunto
la acción constitutiva del ilícito.
Si no hay acuerdo común al hecho y accidentalmente varios sujetos sin dolo
mancomunado realizan el mismo hecho delictivo, no hay coautoría sino una
autoría; tal sería el caso de quienes sin acuerdo previo y sin conocer la acción de
otros, coincidencialmente disparan sobre la misma víctima; cada cual responde
según la eficacia de su acto, a título de homicidio consumado o tentativa, según
el caso; en cambio si hay acuerdo común o dolo conjunto, todos responderán
siempre por el mismo hecho, aunque cada acción, independientemente valorada,
tenga diversa eficacia causal. Existiendo de antemano un acuerdo para el hecho,
o en el desarrollo de este –coautoría sucesiva–, la responsabilidad es por el hecho
producido, siempre y cuando exista contribución objetiva de todos al hecho, sin
tener en cuenta la importancia causal, pues todos están aceptando y queriendo
previamente el resultado. La división del trabajo sólo es un mecanismo para obtener
éxito en la empresa común. La decisión común puede ser fruto de circunstancias
vinculantes, anteriores o accidentales, por ejemplo, los que han jurado vengarse y
al encontrar a la víctima la atacan en cumplimiento de pacto previo; o accidental,
como quienes en un bar y ante un motivo común atacan a otro, unos lesionándolo
y otros causándole heridas mortales.
240
Cardenete. Comentarios. III, p. 239
241
Fernández Carrasquilla. Derecho penal fundamental. 1982, p. 537
1816 Jesús Orlando Gómez López
242
Maurach. Tratado, II, p. 330
243
Otra opinión en: Ferri. Principios. p. xx; Maggiore. Derecho penal. II. p. 141. “Si en un gabinete
de física el profesor ordena a su ayudante que haga un experimento, por ejemplo, que ensaye una
mueva mezcla detonante, que al estallar provoca la muerte de algunos alumnos, ¿cómo no ver en
esta hipótesis un concurso culposo?”. Sigue este criterio Villalonbos en México, para quien es
posible la coautoría culposa. Derecho penal mexicano. p. 481; en Argentina opinó de la misma
manera Núñez Ricardo. Derecho penal argentino. II. p. 278.
Autoría y participación 1817
4. Si entre los varios coautores hay alguno respecto del cual sea aplicable una
agravante, ejemplo la circunstancia del Art. 104 núm. 1 del C. P., es transmisible a
los demás que obran conociendo su existencia; pero en los tipos propios del autor o
de autor calificado (como el infanticidio), quienes concurran con actos ejecutivos,
conjuntamente con la madre a matar al niño mediando dolo, son homicidas y
responderán conforme a los arts. 103, 104, y la madre conforme al Art. 108 del
C. P. En el homicidio preterintencional si existe acuerdo común para producir
lesiones en la víctima –ejemplo: varios sujetos acuerdan dar todos de puntapiés
a otro–, y de resultas de los golpes el sujeto muere, todos son responsables de
homicidio preterintencional, si la muerte era previsible.
No obstante que el acuerdo de voluntades sea elemento esencial de la
coautoría, bien por actos equivalentes o por división de las tareas, no es por
sí mismo suficiente para integrar plenamente la concurrencia de autores, pues
necesario además que cada uno contribuya o realice un aporte significativo a la
consumación del delito, siempre que esa contribución haga parte integrante del
proceso de la realización punible.
De lo antes acotado se puede inferir que según el inciso 2º del artículo 29, sin
acuerdo no hay coautoría, quedando fuera de esta modalidad quienes, no obstante
1818 Jesús Orlando Gómez López
244
Roxin. Autoría y dominio del hecho. p. 308 ss.; Bolea Bardón. La coautoría: concepto y
delimitación. Bogotá: 2002, p. 250.
245
Maggiore. Derecho penal. II. p. 125; Ranieri. Manual. Tratado, II. p. 83.
Autoría y participación 1819
246
Roxin. Autoría y dominio del hecho. p. 309.
247
Maurach. Tratado, II, p. 332; Corte Suprema, Casación agosto 21 de 2003; Muñoz Conde.
Derecho penal. p. 454.
1820 Jesús Orlando Gómez López
248
Maggiore. Derecho penal, II. p. 132.
Autoría y participación 1821
la lesión que causó la muerte. Cuando los integrantes de un grupo terrorista colocan
minas antipersonales por un campo, todos responden del resultado aun cuando
únicamente una de ellas explotó causando muertes.
Cuando varios sujetos se han concertado para cometer delitos, cada uno de
ellos responderá por el tipo de concierto (Art. 340), pero además con relación a
los concretos delitos que se ejecute la banda, debe haber aporte particular a los
mismos para que exista responsabilidad común, pues el simple hecho de hacer
parte del grupo no resulta suficiente para la coautoría249 por los delitos concretos
que el pacto origine, pues para la coparticipación punible no es suficiente el simple
conocimiento, sino la efectiva participación en su ejecución.
En la división del trabajo el delito se presenta como el producto concertado de
todas las actividades planeadas, de manera tal que el dominio funcional del hecho
punible lo tienen los autores250. En estos casos ha dicho la Corte Suprema: “(...)
cuando varias personas participan en la ejecución de un delito con la actividad
adecuada al propósito perseguido todas ellas son solidariamente responsables,
cualesquiera (sic) que sea el resultado de su actividad, pues este resultado ya fue
previsto, y la voluntad y la acción fueron determinadas a buscarlo, no empecé a
la circunstancia de que unas actividades pudieron ser más eficaces que las otras,
porque como todas estuvieron dirigidas a un mismo fin con actos materiales
que manifiestan el propósito, todos los que en ellos intervinieron participan de
igual calidad en la responsabilidad del acto delictuoso, con prescindencia de la
efectividad de la acción, ya que únicamente el elemento subjetivo determinante
del dolo es el que en estos casos se toma en cuenta”251.
Y en decisiones más reciente ha expresado la Sala de Casación Penal de la Corte
Suprema, con relación a la autoría por división del trabajo: “No se puede dejar de
recordar que los actuales desarrollos dogmáticos y jurisprudenciales se orientan
a reconocer como característica de la denominada coautoría impropia, que cada
uno de los sujetos intervinientes en el hecho punible no ejecutan integralmente la
conducta definida en el tipo, pero si lo hacen prestando contribución objetiva a la
consecución del resultado común en la que cada cual tiene dominio funcional del
hecho con división de trabajo, cumpliendo acuerdo expreso o tácito, y previo o
concurrente a la comisión del hecho, sin que para la atribución de responsabilidad
resulte indispensable que cada interviniente lleve a cabo o ejecute la totalidad
del supuesto fáctico contenido en el tipo o que sólo deba responder por el aporte
249
Jakobs. Derecho enal. p. 754.
250
Muñoz Conde, García Arán. Derecho penal. p. 454; Corte Suprema, casación 21 de agosto 2003.
251
Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, casación marzo 24 de 1950, G. J t. LXVII no. 2081-2082, p.
232; casación 21 de agosto de 2003, Jurisprudencia y Doctrina. Nov, de 2003. p. 2101.
1822 Jesús Orlando Gómez López
realizado y desconectado de plan común, pues en tal caso, una teoría de naturaleza
objetivo formal, por ende excesivamente restrictiva, sin duda muy respetuosa
del denominado principio de legalidad estricto, no logra explicar la autoría
mediata ni la coautoría, como fenómenos expresamente reconocidos en el derecho
positivo actual (art. 29 de la Ley 599 de 2000), los cuales a pesar de no haber
sido normativamente previstos en la anterior codificación, no pueden dar lugar
a entender que no fueron objeto de consideración o que el sistema construyó un
concepto de autor distinto del dogmáticamente establecido”252.
Y se añadió en otro fallo: “igualmente, en relación con los elementos de la
coautoría impropia se tiene dicho que “resulta característico de la denominada
coautoría impropia que cada uno de los sujetos intervinientes en el hecho punible
realicen la conducta típica de manera conjunta pero con división de trabajo, por
ello es inherente a esta figura la concurrencia de por lo menos dos elementos: uno
subjetivo que generalmente es previo o concurrente con la comisión del hecho,
consistente en la existencia de un acuerdo expreso o tácito para su acometimiento y
uno objetivo, que se manifiesta en la realización de actos orientados a su ejecución
como cometido común, siéndoles por ello imputables a todos los partícipes el
delito o delitos que típicamente se configuren”253.
252
Casación de julio 11 de 2002, rad. 11.862, M.P. Fernando Arboleda Tipol, y abril 24 de 2003.rad.
17.618, M:P: Álvaro Orlando Pérez Pinzón.
253
Casación de diciembre 15 de 2000. M.P. Carlos Gálvez Argote; reiterado en sentencia de 6 de agosto
de 2003.
Autoría y participación 1823
A todo lo anterior debe añadirse como lo aclara el fallo citado, la posición del
Código que exige para la coautoría la importancia del aporte, de suerte tal que, si
el aporte no es importante, se debe remitir el caso a la figura de la complicidad255;
y si uno de los partícipes actuó por fuera de lo pactado, conduce al exceso y la
prohibición de regreso, pues en tal evento, añade la Corte, la responsabilidad la
asume el respectivo concurrente.
Se pregunta ahora ¿cuál es el grado en la estructura del delito que debe alcanzar
la actividad de cada coautor, si debe tratarse de acciones típicas y antijurídicas,
o si también deben ser culpables? ¿qué pasa si de los dos coautores, uno de ellos
obró en error de prohibición, o coaccionado en forma insuperable por un tercero,
o en estado de necesidad exculpante? Es indudable que la coautoría exige que las
acciones de los intervinientes se adecuen por actos similares o por división del
trabajo en el tipo penal y que además sean antijurídicas, pues quien coejecuta una
acción justificada actúa lícitamente, así mismo en principio el coautor debe ser
culpable, pues de lo contrario restaría un único sujeto punible, pero es indudable
que puede presentarse inculpabilidad en uno de los sujetos: si A y B concurren a
denunciar dolosamente a C por un delito que no ha ocurrido, pero si B lo hace por
insuperable coacción ajena y por miedo, A que no conocía la situación será punible
en coautoría. Si en el mismo caso B resultara inimputable, aspecto desconocido
por A, a nuestro juicio la coautoría subsiste pues B será sujeto pasivo de medidas
de aseguramiento; pero si A conocía la situación de inimputabilidad se trata de
una autoría mediata.
254
Corte Suprema de Justicia. Casación de febrero 18 de 2004. M.P. Dr. Herman Galán Castellanos.
255
Bolea Bardón. La coautoría: concepto y delimitación. p. 256.
1824 Jesús Orlando Gómez López
256
Muñoz Conde. Teoría general, p. 203
257
Manzini. Tratado. III. p. 257.
258
Corte Suprema de Justicia, casación 21 de agosto de 2003. D. y J. noviembre 2003, p. 2102
Autoría y participación 1825
del dominio del hecho. Por dominio del hecho debe entenderse el doloso tener en
las manos el curso del suceso típico. Dominio del hecho lo tiene cada uno de los
cooperadores que puede voluntariamente interrumpir o dejar correr la realización
del resultado total”259.
Como la división del trabajo significa precisamente la asignación de tareas que
integradas producen el hecho conjunto, no es necesario que las acciones de los
autores concertados se realicen al unísono en la misma unidad de tiempo; el plan
puede precisamente indicar para el buen éxito de la tarea criminal, la actuación
conjunta, escalonada o sucesiva de las intervenciones. Por tanto, puede presentarse
coautoría por aportes coetáneos o sucesivos, con tal que todo obedezca a la
ejecución concertada del mismo hecho; no obstante, quien adviene dolosamente
al hecho común luego de que sin su concurso ya se hubiesen ejecutado hecho, el
coautor no responderá por ellos sino por los ejecutados luego de su concertación.
Una vez iniciado por el autor unitario el hurto con violencia a las cosas (Art. 240
No. 1) y momentos después se incorpora un socio, este sólo será coautor del hurto
pues no tuvo actuación en la violencia ni había concertado aún su intervención;
pero en caso convenido de que el primer ejecutor ejecute la violencia o utilice por
su destreza llaves falsas, ganzúas o similares y luego intervengan otros coautores,
todos serán punibles por hurto calificado según el Art. 240 numerales 1° y 3° C.P.
Lo anterior deviene de que a nuestro juicio el coautor que dirige o coordina los
operativos no requiere estar físicamente en el lugar de la ejecución material, pues
puede estar impartiendo instrucciones por teléfono, o esperar en lugar seguro o
bajo coartada que los ejecutores realicen el plan previamente analizado y adoptado,
con tal de que en este caso el autor intelectual o jefe, haya tenido el control de
iniciar la operación o dirija la ejecución. Pero quien simplemente interviene en la
fase preparatoria, prestando ayuda para tal efecto no puede ser coautor sino simple
partícipe, pues no intervino con aportes significativos en la ejecución del hecho.
259
Maurach. Tratado, II, p. 343
260
Jakobs. Derecho penal. pp. 753, 754.
261
López Barja de Quiroga. En: Comentarios al código penal. III, p. 140.
262
Ranieri. Manual. II. p. 85.
1826 Jesús Orlando Gómez López
263
Salazar Marín. Autor y partícipe. p. 113.
264
Gimbernat. Autor y cómplice. p. 107.
265
Jakobs. Derecho penal. I, p. 753.
Autoría y participación 1827
266
Muñoz Conde. Derecho penal. p. 455.
267
Carrara entendió que el autor intelectual es un instigador. Programa, II, p. 287; así mismo en la
doctrina nacional. Arboleda Vellejo, Ruíz Salazar. Manual. I, p. 464.
268
Jescheck. Tratado, II, p. 920.
1828 Jesús Orlando Gómez López
269
En principio Roxin ha sostenido que la coautoría requiere una intervención en la ejecución, por
tanto, el cabecilla de una banda de ladrones o el jefe de unos gángsteres no puede ser coautor si su
actividad se limita a planear los delitos, dejando a los demás la ejecución; el cabecilla es coautor
cuando dirige o cubre la ejecución de los delitos aunque sea de lejos. Autoría y dominio del hecho.
p. 320.
270
Opinión contraria en Arboleda Vallejo, Ruíz Salazar. Manual, I, p. 464.
271
Maggiore. Derecho penal. II. pp. 110 ss.; Ranieri. Manual. II. p. 89.
Autoría y participación 1829
272
Maurach. Tratado. II, p. 333.
273
Stratewerth. Derecho penal. p. 250.
274
Bockelmann. Relaciones entre autoría y participación. p. 11; Jescheck. Tratado, II, p. 940;
Hernández Esquivel. Autoría y participación. p. 279.
1830 Jesús Orlando Gómez López
275
Ranieri. Manual. II. p. 89.
Autoría y participación 1831
b. Por otra parte, debe aquí precisarse que el delito objeto de la coautoría puede
ser en principio cualquiera, por tanto, puede tratarse de un tipo de acción o de
omisión, con tal que se trate de un tipo doloso. La coautoría por omisión será
posible cuando todos los intervinientes tenían la obligación jurídica de cumplir
un deber, y lo omiten mancomunadamente. Los integrantes de una patrulla de
policía deciden abstenerse de denunciar la comisión de un delito del que han tenido
conocimiento, en un conflicto armado interno los actores del conflicto dolosa y
mancomunadamente omiten las medidas de socorro a que estaban obligados con
una persona protegida por el derecho internacional humanitario.
En los tipos de omisión impropia, la coautoría por omisión supone que todos
se encuentren en posición de garantes del bien jurídico, conozcan la situación,
el peligro que grava el bien, y decidan omitir la acción de protección o la
vigilancia de la fuente de riesgo para el interés jurídico. Se presentaría coautoría
276
Stratenwerth. Derecho penal. pp. 249, 250
277
Núnez. Derecho penal. II. p.275.
278
Maggiore. Derecho penal, II. p. 135.
1832 Jesús Orlando Gómez López
a. Dado que en la coautoría todos son autores del reato, responderán por el
mismo hecho fáctico realizado o sea por el delito ejecutado282, pudiendo dentro
de los límites punitivos previstos en el tipo asignarse penas diferentes según
los factores de individualización de pena y circunstancias de mayor o menor
punibilidad que cada uno tenga; o sea que igual imputación no siempre determina
279
Maurach. Tratado, II, p. 343.
280
López Barja de Quiroga. En: Comentarios. II, p. 140.
281
Roxin. Sobre la autoría. p. 65.
282
Muñoz Conde. Derecho penal. p. 456.
Autoría y participación 1833
283
Jescheck. Tratado, II, p. 946.
284
Roxin. Autoría y dominio del hecho. p. 320
285
Muñoz Conde. Derecho penal. p.456.
1834 Jesús Orlando Gómez López
286
Sobre ello véase el tomo II de nuestro Tratado de derecho penal.
Autoría y participación 1835
287
Maurach. Tratado, II, p. 346; Roxin. Autoría y dominio del hecho. p. 317.
1836 Jesús Orlando Gómez López
288
Welzel. Derecho penal. p. 117; Garrido Montt. Derecho penal. II. p. 319.
289
Así mismo, Velásquez Velásquez, Manual. p. 444; Stratenwerth. Derecho penal. p. 253.
290
Sáinz Cantero. Lecciones de derecho penal. Ed. 1990, p. 810.
291
Garrido Montt. Derecho penal, II. p. 320.
292
Jakobs. Derecho penal. p. 787; Zaffaroni, Alagia, Slokar. Derecho penal, 2000, p. 752
Autoría y participación 1837
como una autoría individualizada, cada cual es punible por su propia acción dolosa
o culposa, con independencia de las circunstancias de los demás293. La autoría
accesoria como también se la denomina, se presenta inclusive si el segundo ejecutor
que obra sin acuerdo previo, con todo conoce la realización del hecho por un autor
inicial, y luego se sirve de ella o la aprovecha, si B sabe que A al golpear a C, lo
ha dejado herido y aprovecha por sí mismo la situación para rematar C, es autor
individual de homicidio en tanto A sólo responderá de lesiones.
La misma solución opera para la concurrencia de culpas, o sea cuando
simultáneamente varios sujetos incurren en culpa generándose de ello un resultado
típico no querido pero que les era previsible y evitable, sería el caso en el cual
dos conductores ebrios que marchan independientemente a gran velocidad
irreglamentaria colisionan contra un mismo grupo de personas, causando
lesiones y homicidios; en esta hipótesis cada uno responde individualmente de
los resultados de su imprudencia. Cuando por el contrario ha medido negligencia
o descuido de varias personas provocándose de ello un resultado típico, cada uno
es autor culposo del resultado, pero sin que pueda hablarse de coautoría.
293
Jakobs. Derecho penal. 788.
294
Toledo, Huerta. Derecho penal. p. 51
295
Jescheck, Weigend. Tratado de derecho penal. p. 243.
1838 Jesús Orlando Gómez López
En relación con el ente colectivo son las personas naturales que la integran o
sus representantes quienes en realidad obran, pudiendo estos sí actuar dolosa o
imprudentemente.
La persona colectiva como tampoco una masa patrimonial son capaces de
culpabilidad, tal como esta es entendida en el derecho penal. En efecto, si la
culpabilidad es reproche por el injusto realizado, y si este juicio de reproche
se fundamenta en el conocimiento o posibilidad de conocer la ilicitud del acto
y en la autodeterminación normal o espacio de automotivación, es obvio que
la culpabilidad no puede predicarse de un ente colectivo pues éste sólo actúa
por medio de sus órganos. Tampoco la imputabilidad que es condición para
la culpabilidad, y entendida según el artículo 33 C.P. como la capacidad para
comprender la ilicitud del acto y para autodeterminarse según esa comprensión,
puede aludir a la persona jurídica, pues se trata de una capacidad mental para
comprender valores jurídicos.
Finalmente, respecto de la persona jurídica no resulta posible aludir a la función
preventiva de la pena, ni a la función motivadora del derecho penal, pues esta
presupone que la amenaza punitiva pueda convertirse en contra estímulo para el
delito y por lo mismo en factor motivacional de la conducta socialmente adecuada.
296
Artículo 31 del C.P español de 1995: “El que actúe como administrador de hecho o de derecho de una
persona jurídica, o en nombre o representación legal o voluntaria de otro, responderá personalmente,
aunque no concurran en él las condiciones, cualidades o relaciones que la correspondiente figura
de delito o falta requiera para poder ser sujeto activo del mismo, si tales circunstancias se dan en la
entidad o persona en cuyo nombre o representación obre”.
297
Código Penal alemán § 14, “Actuar por otra persona. (1) Alguien actúa. 1. como órgano con poder
de representación de una persona jurídica o como miembro de tales órganos. 2. como socio con
poder de representación de una sociedad comercial de personas; o, 3. Como representante legal de
otro, así una ley fundamenta la punibilidad de acuerdo con las especiales cualidades personales,
las relaciones o las circunstancias (características especiales personales), también se debe aplicar al
representante aun cuando esas características no las tenga él, pero si existan en el representado. (2)
1) Si alguien es autorizado por el propietario de una empresa o por alguien autorizado para ello, 1.
encargado de dirigir total o parcialmente la empresa o, 2) Expresamente encargado a salvaguardar
bajo su propia responsabilidad, tareas que le corresponden al propietario de la empresa, y actúa el
con fundamento en ese encargo, entonces la ley es la que fundamenta la punibilidad de acuerdo
con las características especiales personales. Esto también se aplica al encargado, aun cuando esas
características no las tenga él, pero si existan en el propietario de la empresa. 2. Al establecimiento
en el sentido de la primera fase se debe equiparar la empresa. Si alguien actúa con base en un
encargo correspondiente para una entidad que salvaguarda tareas de la administración pública,
entonces se debe aplicar mutatis mutandis la primera fase. (3) Los incisos 1 y 2 también son
aplicables cuando el hecho jurídico en que se debía fundamentar el derecho de representación o la
relación de mandato es ineficaz”.
Autoría y participación 1839
introduce en el tercer inciso el “actuar por otro”298 o “actuar por otra persona”,
regulación que está orientada a sancionar la actividad criminal utilizando entes
colectivos, personas jurídicas, u obrando a nombre de una persona natural cuya
representación se detente. “También es autor quien actúa como miembro u órgano
de representación autorizado o de hecho de una persona jurídica, de un ente
colectivo sin tal atributo, o de una persona natural cuya representación voluntaria
se detente, y realiza la conducta punible, aunque los elementos especiales que
fundamentan la penalidad de la figura punible respectiva no concurran en él,
pero si en la persona o ente colectivo representado”.
Se considera autor quien realiza la acción típica obrando como órgano de
representación autorizado de una persona jurídica o como socio representante
autorizado de una sociedad o de un ente sin personería jurídica, así los elementos
que caracterizan el tipo respectivo no concurran en el sujeto sino en la persona
natural. Como puede verse se trata de una reiteración de la responsabilidad
individual y no de una responsabilidad penal de la persona jurídica o ente colectivo,
la cual no es posible en la ley penal colombiana299. En la autoría por representación
existe una voluntad social o del ente hacia la ejecución de una acción punible
que es materialmente realizada por el representante; no es el simple hecho de
ser representante del ente colectivo o de una persona natural lo que hace autor al
agente, sino además el hecho de realizar la conducta punible invocado esa calidad
así no posea las características especiales exigidas en la norma, pero sí concurran
en la persona jurídica representada.
Una concreta aplicación de la autoría por representación se prevé en el
artículo 318 inciso 2° del C.P., en el delito de urbanización ilegal. “Cuando se
trate de personas jurídicas incurrirán en las sanciones previstas en los incisos
anteriores sus representantes legales y los miembros de la junta directiva cuando
hayan participado en la decisión que traiga como consecuencia la conducta
infractora”. Como puede apreciarse, se reitera que no es el simple hecho de
pertenecer a la junta directiva o ser representante legal de la persona jurídica
lo que hace responsable al representante, sino el participar dolosamente en la
decisión que origina la conducta punible de promover, desarrollar, patrocinar,
inducir, financie, tolere, o colabore en procesos de urbanización ilegal. Igual
situación se prevé en el artículo 402 inciso 3° con relación a la omisión del agente
retenedor del impuesto de retención en la fuente, cuando se trate de sociedades u
otras entidades, siendo responsables las personas naturales encargadas en cada
entidad de cumplir dichas obligaciones.
298
Gaceta del Congreso No. 432, noviembre 11 de 1999, p. 7.
299
Velásquez Velásquez. Manual. p. 451.
1840 Jesús Orlando Gómez López
La autoría por actuación en nombre de otro sólo será posible como tal, en la
medida en que el respetivo tipo sea posible de realizar por otro, en consecuencia,
en los llamados delitos de propia mano no es razonable jurídicamente imputar
una autoría por representación300, pues en esta clase de hechos punibles la autoría
recae sólo en quien por sí mismo realiza la acción prevista en el tipo, no siendo
ello óbice para una complicidad o instigación personal.
300
Quintero Olivares. Manual de derecho penal. p. 646
301
Así mismo Jakobs. Derecho penal. p. 723 según el artículo 14 del C.P. alemán.
Autoría y participación 1841
§ 9. LA PARTICIPACIÓN
9.1.1. Concepto
Son partícipes las personas que en forma libre contribuyen a la ejecución del
acto punible prestando al autor una ayuda o auxilio doloso, o determinando a
otro dolosamente a realizar la conducta antijurídica303. En su sentido más lógico
“participar” equivale a colaborar, intervenir, compartir, lo cual supone la existencia
de un acto principal al cual se accede, de esta manera si bien el partícipe no realiza
por sí mismo el tipo304, su punición se sustenta en una extensión del ámbito de la
responsabilidad305 a quien en forma dolosa coloca una condición para el hecho
criminoso o lo ha instigado; de esta manera, la responsabilidad de la participación
está supeditada a la realización al menos en grado de tentativa de un tipo principal
realizado por otro en forma antijurídica306.
302
Jescheck, Weigend. Tratado, p. 247.
303
Bockelmann. Relaciones entre autoría y participación. p. 7; Busch. Modernas trasformaciones, p.
30, 31; Maurach. Tratado, II, p. 350; Jescheck. Tratado, II, p. 887; Rodríguez Devesa, Serrano
Gómez. Derecho penal. Parte general. p. 808; López Borja. III, p. 395; Muñoz Conde. Derecho
penal. p. 457; Pérez Manzano. Autoría y participación imprudente. p. 81 ss.; Terán Lomas.
Derecho penal. II. p.153; Fontán Balestra. Tratado. II. p. 411; Zaffaroni. Tratado. IV. pp. 354 ss.
304
Corte Suprema de Justicia. Casación de 23 enero de 1991, tomo CCXI, p. 45; Velásquez Velásquez.
Manual. p. 452; Stratenwerth. Derecho penal. p. 257, Salazar Marín. Teoría del delito. p.492.
305
Jescheck. Tratado, II, p. 955; Jescheck, Weigen. Tratado. p. 693.
306
Zaffaroni, Alagia, Slokar. Derecho penal. p. 758.
1842 Jesús Orlando Gómez López
307
Arboleda Vallejo, Ruíz Salazar. Manual. I, pp. 446 ss.
308
Zaffaroni. Tratado. IV. p. 355; Salazar Marín. Tratado, p. 492.
309
Bokelmann. Relaciones entre autoría y participación. pp. 7 ss.; López Peregrini Carmen. La
complicidad en el delito. Valencia: Ed. Tirant lo Blanch, 1997. pp. 99 ss.
310
Muñoz Conde. Teoría general del delito. p. 204; Salazar Marín. Autor y partícipe, p. 127.
311
Jescheck, Weigend. Tratado p. 705.
312
Maurach. Tratado, II, pp. 350 ss.
Autoría y participación 1843
313
Maurach. Tratado, II, p. 353.
1844 Jesús Orlando Gómez López
314
Ver Roxin. Acerca del fundamento penal de la participación. En: Dogmática penal y política
criminal. p. 371.
315
Roxin. Acerca del fundamento penal de la participación. p. 397.
316
Zaffaroni. Tratado. IV. p. 335.
317
Núñez. Derecho penal. II. pp. 288 ss.; Jescheck, Weigend. Tratado. p. 705; Mir Puig. Derecho
penal. p.392.
318
Stratenwerth. Derecho penal. p. 260
319
Véase Roxin. Acerca del fundamento penal de la participación. p. 398; López Peregrini Carmen.
La complicidad en el delito. Valencia: 1997, p. 159.
Autoría y participación 1845
con relación al cómplice se exige por lo general en todas las legislaciones que se
preste un aporte o se “contribuya a la realización de la conducta antijurídica”, o
“preste una ayuda posterior” con concierto previo, lo cual pone de resalto que
la razón de su punibilidad estriba en el efectivo apoyo al delito; por tanto, la
participación debe revestir alguna eficacia como factor que determina al autor
o contribuye con la acción punible, si el aporte es inocuo o carece en absoluto
de capacidad de contribución, o la instigación carece de posibilidad de mover la
voluntad o determinación del instigado, no existe participación.
320
Jescheck. Tratado, II, p. 956; Stratenwerth. Derecho penal. p. 260
321
Zaffaroni. Tratado, IV. pp. 354, 366.
322
Zaffaroni, Alagia, Slokar. Derecho penal. p. 762
323
Muñoz Conde, García Arán. Derecho penal. p. 458; Zaffaroni. Tratado. IV. pp. 355, 370.
Autoría y participación 1847
tipo, por tanto, sin autor principal de un acto típico e injusto no hay participación.
De esta manera la instigación y la complicidad no son tipos penales autónomos sino
formas de actuar en relación con un acto ajeno324, de esta manera, la participación
afecta el bien jurídico, sólo por medio del acto principal.
Se destacan en la participación dos extremos bien definidos, de un lado el
comportamiento típico e injusto del autor principal, y de otro la acción del partícipe
que, con conocimiento y voluntad del hecho principal, o bien instiga a otro, o apoya
la ejecución, por tanto, la participación es una acción dolosa en hecho principal
doloso. Por tratarse de un comportamiento accesorio el hecho principal en el
cual se participa debe quedar al menos en grado de tentativa325, pues si la acción
del autor resulta atípica, no hay fundamento alguno para considerar punible al
partícipe. Por tanto, cabe participación en hecho principal consumado o tentado,
pero no tentativa de participación, la cual resultaría impune326.
324
Bokelmann. Relaciones entre autoría y participación. p. 7; Zaffaroni. Tratado. IV. pp. 356, 366.
325
Maggiore. Derecho penal. II. p. 111.
326
Rodríguez Devesa, Serrano Gómez. Derecho penal. p. 811.
327
Maurach. Tratado. II, p. 357; Quintero Olivares. Manual. p. 623
1848 Jesús Orlando Gómez López
328
Bokelmann. Relaciones. p. 7.
329
Bokelmann. Relaciones, p. 8; Stratenwert. Derecho penal. p. 261; Jescheck, Weigend. Tratado.
p. 705; Peñaranda Ramos Enrique. La participación en el delito y el principio de accesoriedad.
Madrid: Ed. Tecnos, 1990, p. 255.
330
Maggiore. Derecho penal, II. p. 111.
331
Stratenwerth. Derecho penal. p. 261; Maurach. Tratado, II, p. 358, 405, no obstante que exige
acción típica y antijurídica, ha considerado que no basta la antijuridicidad del hecho típico, pues en
caso de fuerza mayor o estado de necesidadad exculpante –no exigibilidad de otra conducta– quien
induce a otro a salvarse del peligro no puede ser considerado partícipe. p. 407.
332
Sáinz Cantero. Lecciones. p. 813.
333
Zaffaroni. Tratado. IV. pp. 356, 362; Velásquez Velásquez. Manual. p. 452, 461.
Autoría y participación 1849
334
Terán Lomas. Derecho penal. II. p. 155
1850 Jesús Orlando Gómez López
335
Maurach. Tratado, II, p. 407.
336
Maurach. Ibidem, p. 408.
337
En tanto la responsabilidad supone un ámbito de actuar libre, la culpabilidad se conforma se
conforma, según Maurach, por la imputabilidad y la posibilidad de conocimiento del injusto.
Tratado, II, p. 411, siendo posible la participación en los casos de autor inimputable o en actúa en
error de prohibición.
338
Maurach. Tratado. T. II, p. 411.
Autoría y participación 1851
339
Hirsch. Los límites de la autoría mediata. p. 204.
340
Velásquez Velásquez. Manual de derecho penal. p. 453; Salazar Marín. Teoría del delito, p.
493.
1852 Jesús Orlando Gómez López
341
Maurach. Tratado, II, p. 359; Arboleda Vallejo, Ruiz Salazar. Manual de derecho penal. I,
p. 449
342
Terán Lomas. Derecho penal. II. p. 154.
Autoría y participación 1853
culposo como autor directo. Del mismo texto del artículo 30 del C.P., se establece
que tanto la determinación como la complicidad exigen comportamiento doloso en
el partícipe; determinar significa tanto como “definir a otro”, conducirlo a tomar
una decisión, crearle la resolución, por tanto tiene que ser un comportamiento
voluntario y consciente; en tanto la complicidad está definida en la ley como una
“contribución” a la realización de la conducta antijurídica con “concierto previo
o concomitante a la misma”, lo cual determina desde el punto de vista normativo
su exclusivo carácter doloso. En conclusión, no es factible ni instigación ni
complicidad culposas343, como tampoco complicidad ni instigación culposas en
delito culposo.
De lo anterior se tiene como lógica consecuencia que no es posible la
participación por culpa344; si la persona obró sin dolo no existe participación, como
tampoco en caso de error de tipo. El dolo de la participación puede ser directo o
eventual, como también lo puede ser el dolo del autor principal. Pero si no hay
dolo en el autor inmediato, y sí en el determinador, se trata de una posible autoría
mediata. La responsabilidad a título de participación sólo se presenta cuando
además del dolo del instigador o del cómplice, el autor principal realiza la acción
típica y antijurídica también en forma dolosa.
El dolo del partícipe es complejo, no sólo obra con voluntad de intervenir en
el hecho doloso ajeno, sino que además debe obrar con dolo respecto del hecho
principal que ejecuta, pues si el interviniente lo que busca es provocar –agente
provocador– un estado de aparente tentativa para capturar o aprehender al autor,
no hay dolo y por tanto desaparece la participación punible345. Si A propone a B,
de quien se tiene información que pone en circulación moneda falsa, que le venda
dólares falsificados, para capturarlo una vez hecha la venta, falta el dolo propio
de la instigación y, por tanto, no hay participación punible, pues la acción de A
no busca instigar a un hecho que lesione el bien jurídico. Lo anterior demuestra
claramente que el dolo del partícipe es independiente del dolo del autor principal
y que de alguna manera la actividad dolosa del instigador o del cómplice apunta
como forma indirecta de ataque al bien jurídico tutelado por la norma.
Por lo anterior no es instigador quien simplemente da a otro la información real
de que el autor del escrito anónimo injuriante es determinada persona, o quien
hace saber a otro que su mayordomo es desleal, o quien descubre a un amigo que
la esposa le es infiel, pues en estos casos falta la voluntad de cooperar o instigar
un delito; si bien la acción reveladora puede originar la motivación violenta
343
Suárez Sánchez. Autoría y participación. p. 392.
344
Quintero Olivares. Manual. p. 624
345
Roxin. Acerca del fundamento de la participación. p. 383.
1854 Jesús Orlando Gómez López
del afectado, y aún ser ello previsible, falta en el informante un verdadero dolo
de participación, pues suministrar información real a otro no es inducción ni
cooperación en un punible ajeno.
346
Zaffaroni. Tratado. IV. pp. 355, 361, 366.
347
Roxin. Acerca del fundamento de la participación. p. 394.
348
Jakobs. La imputación objetiva en derecho penal. p. 81; Salazar Marín. Autor y partícipe.
Bogotá: 1998, p. 150; Mezger. Tratado, II. p. 313; Feijóo Sánchez Bernardo. La participación
imprudente y la participación en delito imprudente en el derecho penal español. En: Derecho penal
contemporáneo. No. 4. Bogotá: Ed. Legis, 2003. p. 138.
Autoría y participación 1855
349
Carrara. Opúsculos. I. § 221
350
Welzel. Derecho penal. p. 143
1856 Jesús Orlando Gómez López
351
Bettiol. Derecho penal. p. 523; Stratenwerth. Derecho penal. p. 337
352
Bettiol. Derecho penal. p. 521
353
Opinión contraria en Terán Lomas. Derecho penal. II. p. 174
354
Sániz Cantero. Lecciones. p. 811.
355
Así mismo, Carrara. Opúsculos. I. § 297; Fontán Balestra. Tratado. II, p. 423; Terán Lomas.
Derecho penal. II. p. 178.
Autoría y participación 1857
Como luego analizará, la acción del partícipe no necesita ser la causa del
resultado principal356, pero atendiendo al principio de lesividad de bienes, debe
constituirse al menos en factor que incremente indebidamente el riesgo para
el bien jurídico atacado por el autor357, o para asegurar la acción principal o al
autor. En cierta medida el aporte debe tener idoneidad para favorecer el injusto
principal, pues todo aporte que resulte inocuo, o que no brinde ningún apoyo no
resulta punible. Los deseos de “que tenga suerte”, “que dé un buen golpe” o las
simpatías expresadas al autor no constituyen participación sino amoralidad. En
tal virtud, si el aporte ha sido cancelado o anulado eficazmente por el partícipe,
356
Arboleda Vallejo, Ruíz Salazar. Manual, I, p. 446.
357
Gómez Benítez José M. Teoría jurídica del delito. Derecho penal parte general. Madrid: Ed.
Civitas, 1984, pp. 501 ss.; Bacigalupo Zapater Enrique. Principios generales del derecho penal.
Parte general. Madrid: Ed. Akal, 1990, pp. 230, 231; López Peregrini. La complicidad en el delito.
p. 159.
1858 Jesús Orlando Gómez López
358
Stratenwerth. Derecho penal. p. 262; Terán Lomas. Derecho penal. II. p. 154
359
Jakobs. Derecho penal. p. 799.
360
Carrara. Programa de derecho criminal. § 451
361
Maggiore. Derecho penal. II. p. 110.
Autoría y participación 1859
362
Opinión contraria. Maurach. II, p. 362
363
Ferré Olivé Juan Carlos. Autoría y delitos especiales. En: Estudios sobre los nuevos códigos
penales. Bogotá: Ed. Guadalupe, 2001, p. 114.
364
Maggiore. Derecho penal, II. p. 115.
365
Maggiore. Derecho penal. II. pp. 114, 115.
1860 Jesús Orlando Gómez López
366
Gaceta del Congreso. 432, noviembre 11 de 199. p. 8
Autoría y participación 1861
de autor calificado, pero sin tener las cualidades requeridas en el tipo especial.
Del tenor literal del inciso 4° del artículo 30, aparece que si el instigador de un
delito común, ejemplo un homicidio, incurriría en la pena prevista en el tipo, en
tanto el instigador de un delito de autor calificado o de propia mano, incurriría
en la pena prevista para el tipo atenuada en “una cuarta parte”, y posiblemente lo
mismo ocurriría con el cómplice. No obstante, a esta interpretación literal se le
han formulado críticas y objeciones, como en seguida se analiza.
Al interrogarnos sobre el fundamento de esta atenuación de pena prevista
en el inciso 4º del artículo 30, lo primero que puede advertirse es que el tipo
especial es por lo general sancionado con mayor gravedad en atención a que el
factor funcional, o la calificación exigida al autor, redunda en un mayor grado de
desvalor del acto, por tanto, el partícipe que no posee en sí la condición calificante
no tendría por qué sufrir las consecuencias de ese incremento punitivo. En los
delitos de propia mano en cambio, no es posible extraer la misma conclusión, pues
no existe un referente de comparación. No obstante, puede válidamente replicarse
que en la medida en que al obrar dolosamente el instigador o el cómplice conocen
la concurrencia en el autor de la especial calificación, participan así a conciencia
en el hecho más grave.
Al estudiar este aspecto y el alcance del inciso 4° del articulo 30 del Código
Penal, el profesor Fernando Velásquez ha señalado que la disposición se refiere
a todas aquellas personas que concurran en la realización de la conducta
punible sin tener la calidad exigida en el tipo especial o que no puedan ejecutar
de propia mano la conducta punible, y que no pueden ser castigadas con la
misma pena del sujeto activo calificado o de propia mano, pues por razones
de corte dogmático y político-criminal, ellas tienen que estar sometidas a una
punición inferior367.
Con relación al cómplice Velásquez juzga que la atenuación de pena prevista en
el numeral 4° del artículo 30 en comento, no sería aplicable “porque ello implicaría
darle el mismo tratamiento a todos los extranei o sujetos que intervienen en un
delito de propia mano (autor no calificado o interviniente que no actúa de propia
mano, instigador y cómplice), lo cual no tiene razón de ser desde los puntos de
vista dogmático y político criminal porque se estaría utilizando un concepto
extensivo de autor que la ley no patrocina. Por ello, pese a que a los cómplices
también son “intervinientes”, lo lógico –acorde con los principios de necesidad,
razonabilidad y proporcionalidad que, recuérdese una vez más, cobijan a todas
las sanciones penales y son “normas rectoras” de la ley penal– es entender que la
diminuente punitiva aplicable para ellos es el inciso 3º –más pronunciada que la
367
Velásquez V. Manual. p. 459.
1862 Jesús Orlando Gómez López
prevista en el inc. 4º–, con lo cual se logra así tratar con menor rigor punitivo al
que presta su contribución o ayuda en tales figuras, pues su grado de injusto es
menor que el de los demás intervinientes”368.
Por nuestra parte coincidimos con las anteriores apreciaciones que parecen
ajustas al principio constitucional de proporcionalidad, pues no se entendería
que en tanto el cómplice de un delito simple (homicidio, lesiones, hurto, etc.),
responda por la pena asignada al delito disminuida de una sexta parte a la
mitad (inciso 3º artículo 30), el cómplice de un delito especial o de propia mano
(prevaricato, incesto ) gozara de una doble atenuación punitiva o sea la de los
incisos 3º y 4º artículo 30.
Así mismo entendemos que la expresión “interviniente” debe hacerse extensiva
por lógica a los coautores e instigadores que intervengan en la realización de un
tipo especial o de propia mano y que no posean la calificación requerida en el
tipo, esto es, que de esta manera se considera autor a quien realizando actos de
ejecución no posee las condiciones especiales, siendo sancionado con la pena
correspondiente al delito disminuida en una cuarta parte, con tal de que también
tenga el dominio del hecho.
Pero lo que no puede compartirse es la posición de la Sala de Casación Penal
de la Corte Suprema369, que suplantando al legislador deroga la atenuante para los
partícipes y al asignarla por interpretación únicamente para los coautores cuando
uno de ellos no reúne la calificación.
Razonó la Sala de Casación Penal en sentencia de 8 de julio de 2003, que
los partícipes (determinador y cómplice) quedan excluidos del inciso final del
artículo 30, en atención a que el presupuesto necesario de la participación es que
ni el instigador ni el cómplice requieren calidad alguna, pues aquél no ejecuta de
manera directa la conducta punible y el cómplice tiene apenas una participación
accesoria; en síntesis, a los partícipes no se les exige por naturaleza ninguna
calidad, “su condición o no de servidor público no tiene incidencia alguna en la
participación que respecto a la conducta punible despliegan, ningún sentido lógico
tiene el que se les dispense una adicional tratamiento punitivo definitivamente
más favorable precisamente por una calidad que resulta intrascendente en sus
respectivos roles, en cuanto al determinador que no siendo servidor público,
condición que para nada importa en el despliegue de la instigación, se le estaría
rebajando la pena en una cuarta parte y al cómplice, cuya condición o no de
servidor público tampoco comporta ninguna trascendencia en la ejecución del
368
Velásquez V. Manual. p. 459.
369
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. Sentencia 8 julio de 2003. Ver: Jurisprudencia
y Doctrina, septiembre de 2003, p. 1632.
Autoría y participación 1863
Previo al análisis del tema, debemos reiterar que nuestra legislación optó por
el criterio de la accesoriedad media -la accesoriedad en el injusto típico–, de esta
manera, si el hecho principal está justificado, no hay participación punible, pues
el carácter justificado del hecho cubre a todos los intervinientes370.
Pero, además, “comunicabilidad” de circunstancias no significa otra cosa que
transmitir influencia punitiva, esto es, que se tiene como factor para graduar la
pena, y no necesariamente que la circunstancia opera para el extraño exactamente
en la misma forma en que se aplica para la persona en quien concurre realmente
la situación personal. Comunicar es informar, pero también participar de algo,
por eso, la comunicación es sólo en nuestro entender de índole punitiva y no de
otros efectos que la circunstancia pueda tener, como sería el caso de una mayor
responsabilidad civil.
Se denominan circunstancias del delito a ciertas características no esenciales
del tipo y que, por tanto, no hacen parte de la estructura básica, y que pueden
faltar o no, sin que por ello el delito se desnaturalice o se pierda la adecuación
al tipo. Ranieri señala “Denomínanse circunstancias o accidentalia delicti los
elementos que eventualmente pueden añadirse a los que son indispensables para
la existencia del delito, en conformidad con su modelo legal (essentialia delicti), y
que, por lo mismo, pueden existir o no existir, sin que por ello resulte modificada
la estructura del delito de por sí perfecto, pero que, si existen, aumentan o
atenúan la entidad de dicho delito y, por consiguiente, aumentan o atenúan la
pena señalada por la ley”371.
En tanto la circunstancia es accidental en el sentido de que puede presentarse
o no, el elemento del delito es necesario, pues integra el contenido del tipo y por
tanto si falta, éste no se constituye o pierde su identidad. De esta manera mientras
el elemento conforma, integra la estructura del delito, la circunstancia lo matiza,
370
Zaffaroni. Tratado. IV. pp. 376 ss.
371
Ranieri Silvio. Manual de derecho penal. II. Bogotá: Ed. Temis, 1975. p. 1.
Autoría y participación 1865
372
Sobre las circunstancias y su comunicabilidad en la coparticipación, véase Reyes Echandía
Alfonso. Derecho penal y criminología. Vol. 1, número 4, Bogotá: Universidad Externado de
Colombia, 1978, p. 27.
373
Ranieri. Manual. II. pp. 2, 3.
1866 Jesús Orlando Gómez López
374
Ranieri. Manual, II. p. 6.
1868 Jesús Orlando Gómez López
375
Así mismo Zaffaroni. Tratado. IV. p. 388.
Autoría y participación 1869
376
Zaffaroni. Tratado. IV. pp. 380, 381.
377
Velásquez Velásquez. Manual. p. 464
378
Nuñez. Manual de derecho penal. p. 305.
1870 Jesús Orlando Gómez López
13.1. Concepto
379
Terán Lomas. Derecho penal. II. p. 169
380
Cuello Calón. Derecho penal. Parte general. I. p. 647; Núñez. Derecho penal argentino. II. p. 298.
Autoría y participación 1871
381
Mezger. Tratado. II. p. 323; Rodríguez Devesa, Serrano Gómez. Derecho penal español. p. 810.
382
Maurach. Tratado, II, p. 368; Jakobs. Derecho penal. p. 804; Velásquez Velásquez. Manual. p.
453.
383
López Barja de Quiroga. En: Comentarios al código penal. III, p. 146.
384
Zaffaroni. Tratado. IV. p. 391.
385
Muñoz Conde. Teoría del delito. p. 207
386
Hernández Esquivel. Autoría y participación. Universidad Externado de Colombia, 2002, p. 283
387
Bacigalupo. Lineamientos. p. 130.
388
Así, Jescheck. Tratado, II, p. 957.
389
Jescheck, Weigend. Tratado. p. 739.
1872 Jesús Orlando Gómez López
c. La acción del instigador por sí misma no realiza el tipo, sino que es una
labor final orientada a que otro se decida al delito; de allí que quien realiza el
tipo es el instigado, quien es el verdadero autor; hay un solo hecho con dos
sujetos responsables: el determinador y el autor material, o sea el instigado,
que responde del mismo delito, salvo cuando el hecho realizado rebasa la
instigación, hipótesis en la cual el instigador responde hasta donde alcanza su
dolo; pero si el instigado realizó un delito menor, o el hecho quedó en grado
de tentativa, el instigador responde por ese mismo hecho. Las dos acciones
son diferentes pero ligadas al mismo fenómeno. Con razón dice Bockelmann:
“Es evidente que la instigación no puede ser otra cosa que la determinación
390
Jiménez de Asúa. La ley y el delito. p. 508.
391
Jescheck, Weigend. Tratado, p. 740; Zaffaroni. Tratado. IV. p. 392.
392
Véase nuestra obra. El delito emocional. Bogotá: Ed. Temis, 1981, pp. 46 ss.
393
Scheneider M.A. Derecho penal soviético. Bogotá: Ed. Temis, 1970, p. 261.
Autoría y participación 1873
394
Bockelmann Paul. Relaciones entre autoría y participación. Buenos Aires: Ed. Abeledo Perrot,
1960, p. 68.
395
Gimbernat. Autor y partícipe, p.265 ss.
396
Modificado por la Ley 747 de 2002.
1874 Jesús Orlando Gómez López
397
López Barja de Quiroga. III, p. 149; Jescheck, Weigend. Tratado. p. 740.
398
Mezger. Tratado, II. p. 324; Zaffaroni. Tratado. IV, p. 3,93, 394.
399
Mezger. Tratado, II. p. 327; Jescheck, Weigend. Tratado. p. 740.
400
Jescheck. Tratado. II, p. 958; Muñoz Conde, García Arán. Derecho penal. Parte general. p. 462;
Arboleda Vallejo, Ruíz Salazar. Manual. I, p. 449.
Autoría y participación 1875
401
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. Casación noviembre 4 de 93. G.J. No. 2466, T.
CCXXVII, p. 481.
402
Muñoz Conde. Teoría, p. 207; Quintero Olivares. Manual. p. 628; Jescheck, Weigend. Tratado
de derecho penal. p. 741.
403
Muñoz Conde, García Arán. Derecho penal. p. 461
1876 Jesús Orlando Gómez López
4. El hecho instigado debe ser un injusto típico, o sea una conducta lesiva de
bienes tutelados por la ley y contraria al ordenamiento jurídica. Instigar a que
se realice un acto ajustado a derecho o justificado es una acción legítima y por
tanto no constituye instigación punible. Se proyecta en esta exigencia el carácter
accesorio de la participación, o sea que la instigación dolosa sólo es punible cuando
el hecho principal es además típico, también antijurídico, sin que sea necesario
que el autor principal sea además culpable.
404
Núñez. Derecho penal. II. p. 299
405
Jescheck, Weigend. Tratado de derecho penal. p. 741.
406
Sáinz Cantero. Lecciones. p. 822; Rodríguez Devesa, Serrano Gómez. Derecho penal. p. 811.
407
Jescheck, Weigend. Tratado. p. 741.
408
Muñoz Conde. Derecho penal. p. 462.
Autoría y participación 1877
409
Stratenweth. Derecho penal. p. 266, López Barja de Quiroga. En: Comentarios. III, p. 146.
410
Maurach. Tratado. II, p. 373; Jescheck. Tratado. II, p. 959; Zaffaroni. Manual. p. 519; Terán
Lomas. Derecho penal. T. II. p. 164.
411
López Barja de Quiroga. En: Comentarios al Código Penal. III, p. 147.
412
Opinión diferente entre los autores nacionales en Velásquez Velásquez, para quien la instigación
puede ser por medio de regalos, promesas, amenazas, violencia, coacción, provocación al error en
el instigado. Manual. p. 453.
1878 Jesús Orlando Gómez López
413
Sobre los medios de la instigación véase, Corte Suprema de Justicia, sentencia de octubre 26 de
2000.
414
Jakobs. Derecho penal. p. 809.
415
Jiménez Huerta. Derecho penal mexicano. I. p. 402.
416
Jiménez Huerta. Derecho penal mexicano. I. p. 405.
Autoría y participación 1879
del hecho punible propuesto, pues la incitación fallida no es punible por falta de
afectación al bien jurídico. De esta manera la acción del instigado debe constituir
además de una voluntaria aceptación, una tentativa o un delito consumado417, pero
como ya se ha dicho, para la instigación es suficiente con que el hecho instigado
sea un acto típico y antijurídico, sin que sea necesario que el autor principal sea
también culpable418.
La realización de un resultado típico culposo por el instigado no queda
abarcada en la participación, como tampoco los excesos que por su propia
cuenta e iniciativa realice el instigado. Como la instigación exige la inducción
a un delito determinado, el hecho realizado debe ser el mismo que ha sido
determinado por el instigador, es decir que debe existir identidad entre el
delito incitado y el realizado. Para la instigación basta que una persona cree
en otro el dolo de realizar el tipo de injusto, pudiendo desde luego presentarse
una instigación por varios sujetos, o por unos y otros que complementan el
proceso de convicción.
Si el inducido al momento de la ejecución incurrió en error en el golpe o en la
identidad del bien jurídico, se aplicarán las reglas de la aberratio ictus, plenamente
en cuanto al ejecutor material, en tanto el instigador será punible por tentativa
del hecho por el inducido. En situación de error en la identidad de la víctima, la
situación resulta irrelevante para inductor e inducido y por tanto responderán por
el hecho producido, en la medida en que la identidad de la víctima no sea elemento
fundamental del hecho típico.
417
Jescheck. Tratado. II, p. 959.
418
Sáinz Cantero. Lecciones. p. 823.
419
Carrara. Programa. § 1594. nota; Soler. Derecho penal. II. p. 278; Terán Lomas. Derecho penal.
II. p. 167; Núñez. Derecho penal. II. p. 299.
420
Véase, Jiménez Huerta. Derecho penal mexicano. I. p. 407 ss.
1880 Jesús Orlando Gómez López
421
Véase sobre las posibles soluciones, Romero Soto. Derecho penal. II. pp. 361 ss.
422
Jiménez de Asúa. La ley y el delito. p. 470.
423
Maurach. Tratado. II. p. 372.
424
Romero Soto. Derecho penal. II. p. 365.
425
Villalobos. Derecho penal mexicano. p. 493.
Autoría y participación 1881
426
Similar opinión en Jiménez de Asúa. La ley y el delito. No. 290.
427
Tribunal Supremo de España. Sentencia de 4 de junio de 1993. citada por López Barja de Quiroga.
En: Comentarios. III, pp. 150, 151.
428
Citado por López Barja de Quiroga. En: Comentarios. III, p. 151.
1882 Jesús Orlando Gómez López
13.3.2. El provocado
429
Romero Soto. Derecho penal. II. p. 365.
Autoría y participación 1883
430
Villalobos. Derecho penal mexicano. p. 492.
431
Stratenwerth. Derecho penal. p. 264.
1884 Jesús Orlando Gómez López
432
Villalobos. Derecho penal mexicano. p. 493.
433
Corte Suprema. Sala Penal, casación de julio 8 de 2003.
Autoría y participación 1885
434
Gimbernat. Autor y partícipe. p. 273 ss.; Arboleda Vallejo, Ruíz Salazar. Manual. I, p. 448.
435
López Barja de Quiroga. En: Comentarios al Código Penal. T. III, p. 153; Muñoz Conde, García
Arán. Derecho penal. Parte general. p. 463.; Mezger. Tratado, II. p. 328.
436
Maurach. Tratado. II, p. 373; Wessels. Derecho penal. p. 166.
1886 Jesús Orlando Gómez López
doloso, pues esta es intransferible salvo que la previsión total involucre además
la falta de previsión de un resultado típico previsible para todos los partícipes.
Si el ejecutor material que había aceptado la inducción resuelve cometer un
delito totalmente diferente no incluido ni con dolo eventual, y no el primero,
desaparece la instigación, lo mismo que la complicidad, pues el delito principal
no alcanzó ni siquiera el grado de una tentativa, condición esta necesaria para la
punibilidad del instigador y del cómplice. Juan ha dicho a Pedro que le preste su
escopeta para una labor de cacería ilícita, pero finalmente resolvió dar muerte
a Luis con el arma, la complicidad desaparece, así como la instigación si Pedro
instigó a Juan para adelantar caza ilícita, y éste resuelve asesinar a su enemigo
con el arma.
Puede presentarse una situación contraria, o sea un déficit en la ejecución, o
sea que el inducido realiza menos de aquello a lo cual fue instigado. Juan instiga
a Pedro para que de muerte a Diego, no obstante aceptar la instigación Pedro al
momento de la ejecución resolvió sólo lesionar a la víctima. Si el dolo del instigado
fue sólo lesionar, este responderá por lesiones personales, en cambio el inductor
que obró con dolo homicida será punible por tentativa de homicidio a título de
partícipe. A induce a B a una estafa multimillonaria, pero éste solo se ha resuelto
a ejecutar una estafa de inferior cuantía. En estos casos no puede concebirse la
impunidad del inductor pues el determinado ha iniciado un proceso ejecutivo que
constituye un menor grado en la línea de progresión del injusto principal por tanto
se presentaría desde la perspectiva del inductor una tentativa punible del hecho.
d. Si el instigado por desviación de la acción o por otra razón ejecuta una acción
punible diferente a la instigada, podrán presentarse varias soluciones. Si se trata
de un error en el golpe el instigador responderá de igual forma que el instigado
por una tentativa dolosa con relación al hecho que se pretendió consumar, siempre
que el bien jurídico haya estado en efectivo peligro, en tanto el resultado culposo
sólo sería imputable al autor material. En caso de error en persona o sea en la
identidad del bien jurídico objeto del hecho, instigado e instigador responderán
por el hecho realmente consumado437, a título de dolo pues la acción material y
subjetivamente se dirigió contra la persona o bien afectado, sólo que se erró en la
identidad o titularidad del bien jurídico, situación que no desnaturaliza el dolo de
la acción. Pero si el inducido dolosamente realiza un tipo esencialmente distinto
al que le fuese propuesto, el instigador quedará libre de responsabilidad por el
hecho consumado, en tanto que el que se propuso no tuvo siquiera principio de
ejecución; pero las modificaciones no sustanciales, o accidentales en que incurra
437
Muñoz Conde, García Arán. Derecho penal. p. 463
Autoría y participación 1887
438
Similar opinión en, Lozano y Lozano. Elementos. p. 202; Velásquez Velásquez. Manual. p. 457.
439
Rodríguez Devesa, Serrano Gómez. Derecho penal. p. 810.
1888 Jesús Orlando Gómez López
§ 14. LA COMPLICIDAD
440
Jescheck. Tratado, II, p. 957; López Barja de Quiroga. Comentarios, III, p. 148
441
López Barja de Quiroga. Comentarios, III, p. 166; Mezger. Tratado, II. p. 333.
442
Romero Soto. Derecho penal. II, p. 358 ss.
443
Fontán Balestra. Tratado, II. p. 479; Muñoz Conde, García Arán. Derecho penal. p. 464.
444
Romero Soto. Derecho penal. II. p. 355.
445
Bacigalupo. Principios. p. 230; Mir Puig. Derecho penal. Parte general. p. 392; Muñoz Conde,
García Arán. Derecho penal. p. 457; López Peregrini. La complicidad en el delito. p. 159.
Autoría y participación 1889
446
Maurach, Gössel, Zipf. Derecho penal. II, p. 456; Roxin. ¿Qué es la complicidad? En: Dogmática
penal y política criminal. p. 404.
1890 Jesús Orlando Gómez López
447
Pérez Manzano. Autoría y participación imprudente. pp. 42; Maggiore. Derecho penal, II. p. 141;
Frías Caballero. Teoría del delito. p. 338.
448
Lozano y Lozano, había considerado estos casos como una especie de coautoría, dado que no se
presentaban los elementos de la complicidad. Elementos de derecho penal. p. 209.
449
Jiménez de Asúa. Tratado. V. p. 1066
450
Fontán Balestra. Tratado. II. pp. 453 ss.
Autoría y participación 1891
451
Feijóo Sánchez. Límites de la participación criminal. p. 87.
452
Feijóo Sánchez. Límites de la participiación. p. 94.
1892 Jesús Orlando Gómez López
453
Salvamento de voto. Casación de febrero 2 de 1983, Jurisprudencia y Doctrina, abril de 1983, p. 277
454
Maurach. Tratado. II, p. 350
455
Modificado por la Ley 788 de 2002, art. 73
1894 Jesús Orlando Gómez López
delinquir (Art. 348); incitación a la comisión de delitos militares (Art. 349); ayuda
al empleo de minas antipersonales (Art. 367B); estímulo ilícito al uso de drogas
(Art. 376); corrupción al sufragante (Art. 390); concusión mediante inducción
(Art. 404); soborno al testigo (Art. 444); facilitamiento de la fuga (Art. 449);
instigación a la guerra (Art. 458). Tampoco constituye complicidad la ayuda
posterior sin acuerdo previo, o el ocultamiento del autor o del producto del delito
(encubrimiento. arts. 446, 447).
No obstante, frente a los tipos antes reseñados, queda el interrogante de si la
simple colaboración, por ejemplo, en la construcción ilegal constituye autoría,
o si se trata de acción de simple complicidad. No puede aceptarse, por ejemplo,
que un simple obrero, celador o vigilante que para devengar su jornal colabora
dolosamente en la construcción sea autor, pues como se ha dicho no realiza actos
que tengan funcionalmente el dominio final en la producción del hecho. Creemos
que en los casos en que la colaboración o auxilio está prevista como autoría, debe
valorarse la importancia del aporte y la existencia del aporte, de esta manera sólo
un auxilio, colaboraciones esenciales conducirán a la autoría.
Lo característico de las conductas antes relacionadas es que se trata de
verdaderos actos de contribución o ayuda en el acto no típico de otro, por tanto,
la ley toma en cuenta el particular desvalor y lesividad de la ayuda para construir
un tipo autónomo en independiente. Así, quien eficazmente presta ayuda efectiva
en la acción del suicida, presta auxilio en una acción atípica, pues el suicidio
como atentado libre y consciente contra la propia vida no está prohibido en la ley
penal; lo anterior permite evidenciar que, no existiendo hecho punible principal,
el fundamento de la punición de estas contribuciones reposa en su lesividad o en
el incremento del riesgo que el acto de ayuda origina con relación al bien jurídico.
El hecho principal al cual se colabora debe ser un acto típico e ilícito que al menos
debe estar en grado de tentativa457, pero no es punible la tentativa de complicidad; no
456
En la doctrina nacional. Pabón Parra. Comentarios, p. 80.
457
Lozano. Elementos. p. 210.
Autoría y participación 1895
se requiere que también el autor sea culpable, pues éste puede resultar inculpable o
inimputable y ser el partícipe culpable a título de complicidad; la culpabilidad es un
elemento personal del delito, bastando que el autor principal obre antijurídicamente.
Varias teorías se han ensayado al respecto: unos dicen –accesoriedad mínima– que
hay complicidad cuando para la punición del cómplice es suficiente que el autor
principal haya obrado concretando un tipo legal; otros consideran que –accesoriedad
limitada– hay responsabilidad en el cómplice si el autor principal obra además
antijurídicamente; mientras la teoría extrema –accesoriedad máxima– exige también
además que el autor obre culpablemente. El Código Penal expresamente refiere
la complicidad “a la realización de la conducta antijurídica” con lo cual parece
decidirse por la tesis de la accesoriedad limitada, es decir que el acto principal
debe ser típico y antijurídico, pero no necesariamente culpable458.
No hay la menor duda de que la tesis de la accesoriedad mínima es insostenible,
y por tanto no basta que el autor principal sólo obre típicamente, pues quien
colabora en un hecho justificado ayuda a realizar algo justo; por ello, la tesis
de la accesoriedad media se impone con toda lógica459. Sólo hay complicidad
cuando el hecho principal es típico y antijurídico; siendo las circunstancias de
exculpación personales, ellas no se transmiten a los partícipes, así, por ejemplo,
el error sólo beneficia a quien lo sufre y no al cómplice que creyó ayudar al delito.
Para nosotros la ausencia de culpabilidad en el autor principal carece de influjo
en la responsabilidad del cómplice460, la comprobación de la culpabilidad debe
hacerse en cada partícipe independientemente. No obstante, si al igual que el
autor, el cómplice presta el auxilio amenazado, o en vista de la amenaza grave e
injusta que pesa el primero el auxiliador será también impune.
El hecho principal al cual se colabora debe ser doloso pues no se puede
contribuir conscientemente a un hecho culposo pues ello equivaldría al dolo;
el cómplice solo puede subordinar su conducta cuando conoce lo que hace y
quiere hacerlo, por lo cual se supone que el hecho principal es doloso y el acto
de complicidad es igualmente deliberado. Sobre el punto anterior ha señalado
con propiedad Maggiore: “No hay participación dolosa en un hecho culposo. Si
Pedro entrega a Juan un fusil cargado, asegurándole que no lo está, y lo incita a
disparar por chanza contra Diego, y éste cae muerto, sin quererlo Juan, Pedro será
responsable de homicidio voluntario, no como instigador, sino como autor, pues
Juan fue un instrumento inconsciente de su propósito homicida; y el tal Juan será
también responsable de homicidio culposo, si resulta que obró imprudentemente”461.
458
Bacigalupo. Lineamientos, p.131
459
Frías Caballero. Teoría del delito. p. 328.
460
Bockelman. Relaciones, p. 24,67.
461
Maggiore. Derecho penal. II. p. 142.
1896 Jesús Orlando Gómez López
462
Garrido Montt. Derecho penal. II. p. 322.
463
Muñoz Conde, García Arán. Derecho penal. p. 465; Garrido Montt. Derecho penal. II. p. 322.
Autoría y participación 1897
464
Welzel. Derecho penal alemán. p. 165; Roxin. ¿Qué es la complicidad? p. 406; Carrara.
Opúsculos de derecho criminal. VI, p. 460.
465
Stratenwerth. Derecho penal. p. 270.
466
Roxin. ¿Qué es la complicidad? p. 408.
467
Roxin. ¿Qué es la complicidad? p. 420; véase Jakobs. Derecho penal. p. 811.
468
Jescheck. Tratado, II, p. 965.
1898 Jesús Orlando Gómez López
2. Los actos de complicidad pueden tener varias formas. Puede ser por acción
o por omisión469, material e intelectual, concertada o no concertada, pero en todos
los casos debe ser una contribución dolosa al hecho principal. La complicidad por
acción se presentará cuando se realiza una conducta positiva de auxilio o ayuda tal
como suministrar información, facilitar un mecanismo para su ejecución, vigilar
en la escena de los hechos, señalar dónde se encuentra la víctima o distraerla;
en cambio la complicidad por omisión será posible cuando se estaba obligado a
realizar una actividad y esta no es ejecutada para facilitar el hecho punible, así
469
Frías Caballero. Teoría del delito. p. 337.
Autoría y participación 1899
por ejemplo dejar de tocar la alarma para facilitar el asalto bancario, pero si el
agente está situación de garante del bien jurídico protegido y pudiendo evitar el
resultado n lo evita, se tratará de autoría por omisión impropia.
Aunque de hecho la complicidad sea casi siempre física, facilitar armas
o instrumentos, vigilar, desviar la acción de la autoridad, prestar seguridad,
transportar, señalar a la víctima, facilitar la manutención de los autores del
delito, crear una situación de confianza en la víctima, ocultar al autor del hecho,
etc., los actos de auxilio también pueden ser psíquicos470, o sea que la ayuda es
intelectual, psicológica, espiritual o simplemente informativa, como sería el caso
de suministrar datos técnicos, explicar modos de actuación, suministrar planos,
elaborar planes de huida, develar claves, asesorar en seguridad psicológica a los
autores, asesorar previamente a los autores de un asalto como pueden eludir la
acción de la justicia en caso de captura, pulir y revisar el plan criminal elaborado
por los autores, suministrar enseñanza a los autores en el manejo de explosivos
y de armas, o fortalecer mediante consejos la decisión del autor471, etc. No entran
en el campo de la complicidad psicológica los actos de simple simpatía, deseos
de “buena suerte”, y todas las expresiones de apoyo emocional a los autores o de
aprobación a sus actos (“estamos con ustedes, adelante, bien hecho”, etc.), como
tampoco lo es el simple conocimiento previo de la voluntad criminal de los autores,
o el estar presente en el lugar de los hechos y observar la ejecución del delito.
El hecho exclusivo de haberse reunido previamente con los autores no constituye
complicidad, como tampoco el conocimiento del plan criminal y no dar aviso a las
autoridades, hecho que pudiera en algunos eventos (Art. 441) omisión de denuncia
de particular. Finalmente, no son actos de complicidad psíquica la colaboración
forzada que tiene que prestar el gerente del banco asaltado, o el empleado de una
almacén o institución al cual los delincuentes armados le ordena bajo amenaza,
abrir la caja fuerte, desactivar las alarmas o suministrar información, pues en
tales eventos se obra sin dolo o compelido por la fuerza.
La acción del cómplice puede realizarse antes de que se dé principio a la
ejecución del hecho, durante y en tanto dure su ejecución o aún luego de realizado
el hecho requiriéndose para este caso acuerdo previo. Antes de la ejecución del
acto principal, cuando se facilita información, se desvía la acción de la autoridad,
se da consejo u orientaciones, se facilitan instrumentos para la realización, se
transporta a los autores, se facilita el acceso al lugar de su ejecución, etc. Una
470
Lozano y Lozano. Elementos. p. 204; Roxin. ¿Qué es la complicidad? p. 411 ss.; Jakobs. Derecho
penal. p. 813; Stratenwerth. Derecho penal. p. 263, 270, Jescheck. II, p. 963; Zaffaroni.
Tratado. IV. p. 399; Garrido Montt. Derecho penal. II. p. 323.
471
López Barja. Comentarios. III, p. 167.
1900 Jesús Orlando Gómez López
472
Bacigalupo. Principios. p. 230; Cobo del Rosal, Vives Antón. Derecho penal. Parte general.
Valencia: Ed. Tirant lo Blanch, 1996, p. 684; Mir Puig. Derecho penal. Parte general. p. 392;
Muñoz Conde, García Arán. Derecho penal. p. 457; López Peregrini. La complicidad en el
delito. p. 159.
Autoría y participación 1901
473
Fontán Balestra. Tratado. II. p. 499.
474
Soler. Derecho penal. II. p. 271; Terán Lomas. II. p. 158.
475
Romero Soto. Derecho penal. II. p. 359.
476
Soler. Derecho penal. II. p. 284.
477
Stratenwerth. Derecho penal. p. 270; López Barja. Comentarios. III, p. 168; del mismo, Derecho
penal parte general. III, Ed. Leynfor. 2001, p. 444.
1902 Jesús Orlando Gómez López
478
Jiménez de Asúa. La ley y el delito. p. 640.
479
Feijóo. Límites de la participación, p. 72.
Autoría y participación 1903
6. Ilicitud de la complicidad. La acción del cómplice para que sea punible debe
ser injustificada o sea que el cómplice prestó su concurso en forma antijurídica;
si la ayuda se prestó en situación de estado de necesidad justificante, cumpliendo
una misión judicial para develar un plan criminal, no hay complicidad punible.
Por lo anterior, no son actos de complicidad los comportamientos socialmente
adecuados, o ejecutadas en el curso de actividades auspiciadas por la sociedad
o el Estado. La normal venta de plaguicidas o herramientas de trabajo, navajas,
cuchillos, y otros implementos que pueden ser utilizados para cometer hechos
punibles o para actividades lícitas, no constituye complicidad, pues se trata de
actividades usuales en la vida de relación social; no así el entregar a uno los que
riñen un cuchillo, o un arma impropia, pues en ese evento existe la representación
del hecho principal punible y por tanto complicidad al menos con dolo eventual.
480
En este sentido Roxin. ¿Qué es la complicidad?, p. 428; opinión contraria en Jakobs. Derecho
penal. p. 845.
1904 Jesús Orlando Gómez López
instrumento en ese evento sería un acto indebido. Ahora resta interrogarse ¿si tal
comportamiento constituye complicidad?
Jakobs opina que cuando el “interviniente” realiza una aportación que en sí es
inocente y cotidiana, y que sólo mediante la puesta en práctica de planes de otras
personas se convierte en un concurso causal dañoso, como cuando alguien paga,
tal como está obligado su deuda al acreedor, sabiendo que el mismo utilizará el
dinero para cometer un delito, no es cómplice pues no ha pretendido ningún riesgo
especial481; “si el “interviniente” no obra conjuntamente con el autor, no responde
por las consecuencias que el autor vincula voluntariamente al actuar”, tampoco
es punible como cómplice quien no se intimida ante la amenaza, “si te marchas
mato a alguien”, pues marcharse “carece de sentido delictivo”482.
Igual situación se presentaría, según el citado autor, en los negocios comunes
de intercambio de la vida cotidiana, el panadero no es cómplice, si al vender los
panes sabe que el comprador los va envenenar para servirlos a sus invitados, quien
otorga un préstamo no afectado a una determinada finalidad, no es punible por
el eventual empleo delictivo del mismo, tampoco es cómplice el taxista que no
obstante saber que el pasajero cometerá un delito en el lugar de destino solicitado
por éste, nadie responde por las consecuencias del cumplimiento puntual de una
obligación483. Por el contrario avala la responsabilidad a título de complicidad,
“si el interviniente actúa conjuntamente con el autor, y el comportamiento del
interviniente se caracteriza por el hecho de que el autor puede emprender cierta
acción, precisamente la acción delictiva”, o cuando con independencia del
comportamiento en cuestión, según las reglas de la omisión impropia es garante
de la evitación del proceso causal dañoso484.
Por su parte Roxin considera que la problemática no puede ser en forma tal
que se excluya de manera general a las acciones cotidianas de la punibilidad
por complicidad, “prestar un encendedor es seguramente una acción cotidiana
neutral de por sí; pero cuando ocurre con la finalidad de declarada de incendiar
un granero, difícilmente tenderá uno a rechazar una complicidad. Cuando un
taxista lleva al autor al lugar de los hechos, estando al tanto del hecho que éste
planea o ha ejecutado o lo recoge de allí con el botín…”485; sobre estos casos
señala que lo prudente es diferenciar si la contribución delictiva ha ocurrido
bajo un conocimiento seguro de los planes delictivos del autor (o sea con dolus
481
Jakobs. Derecho penal. p. 842, 844.
482
Jakobs. Derecho penal. p. 444.
483
Jakobs. Derecho penal. p. 845.
484
Jakobs. Derecho penal. p. 846.
485
Roxin. ¿Qué es la complicidad? p. 426.
Autoría y participación 1905
486
Roxin. ¿Qué es la complicidad? p. 427.
487
Roxin. ¿Qué es la complicidad? p. 427
488
Roxin. Ibidem. p. 429.
1906 Jesús Orlando Gómez López
489
Roxin. ¿Qué es la complicidad? p. 431.
490
Maggiore. Tratado, II. p. 133.
Autoría y participación 1907
491
Muñoz Conde, García Arán. Derecho Penal. p. 465.
1908 Jesús Orlando Gómez López
d) Que exista dolo en las dos personas, es decir, tanto en el autor como en
el cómplice”492.
A nuestro juicio en los tipos de omisión impropia sólo será cómplice por
omisión quien tenga la posición de garante del bien jurídico, pues únicamente de
esta manera el partícipe estaría obligado también a impedir el resultado; en cambio
cualquiera puede ser partícipe por acción en un tipo de omisión impropia, o en
un tipo de acción, pues en caso de complicidad activa no es necesaria la posición
de garante del bien jurídico.
La complicidad por contribución omisiva se presentará cuando el partícipe
no realiza una acción que debe realizar, con el fin de facilitar el hecho principal;
pero el simple no denunciar un delito, o quedar pasivo ante el punible ajeno, o no
impedirlo es por regla general impune. No denunciar un delito de cuya comisión
se tiene conocimiento no es complicidad, pero puede ser punible sólo en los casos
señalados en el artículo 441 (omisión de denuncia de particulares).
Quien pasivamente no realiza un comportamiento que debe realizar por
disposición legal, contractual o convencional (vigilante, cuidador) para permitir
la acción dolosa y punible de otros, es en principio cómplice, salvo que tenga la
posición de garante del bien, caso en el cual es autor por omisión impropia.
492
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación sentencia de abril 4 de 2003. M.P. Álvaro Orlando
Pérez Pinzón
Autoría y participación 1909
Como el artículo 30 inciso 3º del Código Penal establece para el cómplice una
disminución punitiva de una sexta parte a la mitad de la pena correspondiente
al delito principal, según lo reglamenta el artículo 60 No 5º del mismo Código,
la mayor reducción se aplicará al mínimo y la menor al máximo de la infracción
básica493, por ejemplo, si se tratase de un hurto cuya pena es de 2 a 6 años (Art.
239), al cómplice le correspondería una sanción entre 1 y 5 años.
La pena del cómplice se gradúa según la mayor o menor eficacia e importancia
causal del acto de cooperación (C. P., arts. 30, 61), por lo cual no se requiere calificar
la complicidad de necesaria o no necesaria, sino de más o menos eficaz para la
consumación del hecho, tomando en consideración la forma en que se cometió,
la intensidad de la ayuda, el momento en que se prestó la colaboración, etc.; pero
la responsabilidad del cómplice es a título y por el mismo delito al cual colabora.
El cómplice sólo responde como tal por el delito en el cual quiso cooperar, por
tanto, la comisión de otros delitos por parte del autor, no perjudican al cómplice. El
dolo del cómplice se soporta en el conocimiento del hecho al cual coopera –saber
que es un hecho injusto– y la voluntad de prestar la ayuda; un hecho accidental sin
voluntad de cooperar en el delito no es complicidad. No sobra advertir que el autor
principal no necesita saber la colaboración que le presta el cómplice, pero este
sí necesita saber que coopera en un injusto; pero si la colaboración es intelectual
se presupone conocimiento del acto de complicidad por el autor principal494. El
cómplice queda cobijado por las agravantes que se prediquen del autor principal
cuando presta su concurso a sabiendas de la existencia de esa circunstancia (C. P.
Art. 62)495, pues el delito se calificará según las calidades objetivas y subjetivas del
autor principal, pero las circunstancias que agravantes o atenuantes de carácter
personal o material que concurran en el autor de la conducta se comunican al
partícipe que obró conociéndolas. En caso de error en el golpe por parte del autor,
la responsabilidad del cómplice es la misma.
Si varios sujetos, por ejemplo, ayudan en un asalto que otro realiza, pero sin
querer la muerte, produciéndose esta por el autor, se ventilan dos soluciones: la
de responsabilizar a los partícipes por el robo y no por el homicidio, y la seguida
por el Tribunal Supremo de España que, considerando que los confabulados son
responsables solidarios por el resultado más grave, por ser indivisible la relación
causa a efecto, les carga a los partícipes la responsabilidad del robo con homicidio496.
493
Corte Suprema de Justicia. Casación de febrero 20 de 2003. M.P. Dr. Edgar Lombana Trujillo.
494
Maurach. Tratado, II, p. 382.
495
Sobre la comunicabilidad de circunstancias ver: Reyes Echandía Alfonso. La comunicabilidad
de circunstancias en la coparticipación. Revista, Derecho Penal y Criminología. II, Nº 4, Bogotá,
1978, p. 27 ss.
496
Gimbernat. Autor y partícipe. p. 311.
1910 Jesús Orlando Gómez López
497
Gimbernat. Autor y partícipe. p. 256.
Autoría y participación 1911
En los tipos penales que exigen en el autor una calidad, condición personal o
jurídica (peculado, cohecho, prevaricato, detención arbitraria etc.), o en los delitos
de propia mano (falso testimonio, incesto) tal condición solo es necesaria respecto
de quien realiza la acción típica; como el cómplice no realiza el tipo no requiere
tener la calificación o la condición, por lo dicho, cualquiera puede ser cómplice
en un tipo de autor calificado o de un delito de propia mano.
Pero corresponde aquí analizar si al cómplice de un tipo de autor calificado o
de propia mano, que no posee las calidades especiales exigidas en el tipo para el
autor, también debe beneficiársele con la atenuante del inciso 4º del artículo 30,
que dispone: “Al interviniente que no teniendo las calidades especiales exigidas
en el tipo penal concurra a su realización, se le rebajará la pena en una cuarta
parte”. De ser positiva la respuesta significaría que el cómplice de un delito común
cuenta con la rebaja de pena señalada en el inciso 3º del artículo 30, mientras el
cómplice de un delito de autor calificado o de propia mano, tendría derecho a dos
atenuaciones de pena, las de los incisos 3º y 4º del artículo 30 del C.P.
Como ya sobre este aspecto nos hemos pronunciado en el numeral 4 de Este
Capítulo sobre “Participación en delitos especiales”, y en el que hemos un breve
comentario sobre la sentencia la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia de 8
de julio de 2003, a ello nos remitimos.
498
Carrara. Opúsculos, IV, p. 460; Jescheck. Tratado, II, p. 966.
1912 Jesús Orlando Gómez López
§ 15. EL ENCUMBRIMIENTO
499
Stratenwerth. Derecho penal. p. 287.
Autoría y participación 1913
para ocultar el producto del delito, la adecuación típica es una forma de complicidad
en el delito y no al encubrimiento.
Como se evidencia de su simple ubicación típica como delito contra la eficaz y
recta administración de justicia, el encubrimiento no es una forma de participación
en el delito ajeno, sino que es un delito autónomo contra la administración de
justicia, cuya comisión precisamente tiene como presupuesto de hecho, que no se
haya tomado parte en la ejecución del delito encubierto, o sea de aquel por el cual
se persigue o investiga al encubridor, o del que provienen los bienes adquiridos
o transferidos.
Luego entonces para ser encubridor se precisa no ser coautor o partícipe500 en
el hecho principal, aunque es indispensable que, una vez consumado el delito, y
conociendo el precedente típico, el encubridor dolosamente ayuda al autor a eludir
la acción de la autoridad, o adquiere bienes que tienen origen inmediato o mediato
en un delito, por lo anterior puede decirse que el encubridor no interviene en la
ejecución del delito sino en su agotamiento501.
Para que se presente encubrimiento en cualquiera de sus formas deben concurrir
las siguientes condiciones: a) Un hecho punible básico realizado por otra persona
(hecho encubierto), que puede ser doloso o culposo, tentado o consumado, por
acción o por omisión; pero en todo caso debe tratarse de un hecho típicamente
antijurídico. b) Que el encubridor tenga conocimiento de la comisión de ese
hecho, por tanto, a raíz del conocimiento surge el dolo o sea la representación de
la comisión del hecho punible y la voluntad de realizar actos de encubrimiento. c)
no haber participado como autor o partícipe en el hecho principal. d) Intervención
posterior al hecho y sin acuerdo previo. e) realizar dolosamente alguna de las
actividades señaladas en los artículos 446, 447 del C.P.
500
Garrido Montt. Derecho penal. II. p. 324.
501
Sániz Cantero. Lecciones. p. 831.