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Enunciación

http://revistas.udistrital.edu.co/ojs/index.php/enunc
DOI: http://dx.doi.org/10.14483/udistrital.jour.enunc.2014.1.a13

Control Interno
TRADUCCIÓN

¿Por qué incentivar a los adolescentes para que lean literatura?*


Michéle Petit1

Para citar este artículo: Petit, M. ¿Por qué incentivar a los adolescentes para que lean literatura? Enunciación, 19(1), 161-171.

Durante los últimos 30 años, los resultados escolares han estado en el corazón de la mayoría de
interrogantes sobre la lectura de obras literarias durante la adolescencia. A lo largo de este tiempo
nos hemos preguntado si este tipo de lectura ha contribuido al éxito de los estudiantes de clases
sociales elevadas; si propicia mejores actuaciones en la adquisición de la lengua o introduce cier-
tos aprendizajes y algunas competencias específicas. También se ha introducido el debate sobre los
eventuales beneficios socializantes, derivados en particular de la posibilidad de compartir un patri-
monio común. Deslindándose de estos enfoques, otros reivindican simplemente “el placer de leer”.

La escucha de jóvenes provenientes de distintos ¿CRISIS DE ADOLESCENCIA O DE


medios sociales, el análisis de recuerdos de lectura CIVILIZACIÓN?
de transcritos por escritores y de experiencias de-
sarrolladas por sicoanalistas o por directores de li- Entonces ¿qué es la adolescencia?2 Son los años
bros, especialmente en contextos marcados por la cuando el cuerpo está convulsionado, cuando es-
violencia, sugieren que allí no puede estar lo esen- tamos plenos de emociones, de deseos y de im-
cial. En esta edad, y en estos tiempos de crisis de pulsos nuevos que no se pueden contener. Son los
reconocimiento, lo esencial sería la elaboración años en los que se tiene temor de uno mismo, de
del sentido, la posibilidad de construir otro espa- las pulsiones sexuales o de muerte que nos animan;
cio, otro tiempo, otro lenguaje, para, de este modo, años en los cuales se tiene miedo del miedo que
dejar a los adolescentes cierto margen de manio- se inspira en los adultos, a los que con frecuencia
bra que les permita simbolizar una verdad interior, se manda al diablo porque uno se siente radical-
secreta, que les dé la opción de darle forma a su mente incomprendido, pese a tener la necesidad
experiencia y descubrirse y, algunas veces, poder de que estén allí, bien presentes. Son los años en
reparar alguna cosa rota en su interior al relacionar los cuales se clama por estar solo en el mundo pa-
la lectura con su propia historia o con la de otros ra probar todo eso —porque incluso cuando se vi-
(Petit, 2002). Todas estas cosas pueden brindarles ve en grupo, la soledad del adolescente puede ser
placer, pero también se sitúan más allá de él. dudosa y la mayoría de ellos se sienten limitados

* Versión al español de María Elvira Rodríguez Luna. Grupo de Investigación Lenguaje, Cultura e Identidad. Universidad Distrital Francisco José de Caldas.
1 Antropóloga del Laboratorio dinámicas sociales y recomposición de espacios LADYSS del CNRS y de la Universidad Paris I. Es autora de Elogio de la lectura.
La construcción de sí y colaboró en De la Biblioteca al derecho de ciudad y Lectores en los campos. En español son ampliamente conocidas sus obras Nuevos
acercamientos de los jóvenes a la lectura; Por los derechos culturales de las poblaciones marginadas; Lecturas: del espacio íntimo al espacio público, entre otras.
2 Aquí se retoman algunos apartes de la exposición realizada por la autora en el Coloquio Los adolescentes y la literatura, organizado por el
Centro de Promoción del Libro para la Juventud (CPLJ) con ocasión del Salón del Libro de Montreuil, entre el 23 y 24 de noviembre de 1998.

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al tener que usar su máscara para que no adivinen de manera aproximada la vida de los padres. La
ninguna falla o alguna debilidad—. celeridad de la época contemporánea ha hecho
La adolescencia es también aquel tiempo en cambiar o desaparecer todos los marcos de refe-
el cual se tiene la impresión de que el mundo es- rencia en los cuales se desarrollaba la vida. Las
tá completamente lleno, de que todos los puestos estructuras familiares han sido transformadas. Mu-
estarán ocupados por toda la eternidad —más aún chas personas han sido desvinculadas de su cul-
en nuestra época cuando encontrar un lugar en el tura de origen sin haber tenido la oportunidad de
mercado de trabajo es tan problemático—; es el adquirir otra cultura. Por consiguiente, en estos
tiempo en el cual se piensa que nunca se logrará tiempos del fin de las ideologías, al menos en Oc-
sacar del camino a todas esas gentes que pululan cidente, el sentido ya no se deduce de un sistema
en el horizonte y que no tienen la menor inten- general totalizante que daría razón de ser de nues-
ción de dejarse desplazar. tra presencia en la tierra.
Se trata pues de un mundo interior extraño e in- Por consiguiente, cada uno debe construir el
quietante y un mundo exterior que con frecuencia sentido de su existencia, su identidad, su estatus,
se percibe como hostil y excluyente. Son tiempos particularmente en la adolescencia, cuya apari-
de gran incomodidad, de extraordinaria actividad ción, o por lo menos su extensión a la mayor par-
y también de gran exaltación, puesto que com- te de la sociedad, es muy reciente. No olvidemos
prende una época en la cual el radicalismo de las que existen sociedades sin adolescencia y catego-
pulsiones se remarca en los ideales; son tiempos rías sociales sin adolescencia y que el acceso a la
donde no se sabe bien cómo definirse y a la vez enseñanza secundaria está en el origen de la ado-
en los que se duda de las definiciones, por lo cual lescencia y de su extensión en el tiempo.
sería necesario encontrar las palabras y las imá- Hoy, cada uno y cada una experimenta la bús-
genes para reconocer aquello en lo que uno está queda de sentido, de encuentros, de valores y de
embarcado; palabras que muestren que la única límites, allí donde los límites simbólicos fallan,
opción allí es poner a prueba las angustias, los con todos los problemas que esto implica y en
afectos ampliamente compartidos aunque estos se muchos países se preocupan por el incremento de
declinen de forma muy variable dependiendo de conductas de riesgo (Breton, 2000). Cada vez más
si se ha nacido mujer o varón, rico o pobre, en los adolescentes presentan comportamientos des-
cierto lugar del mundo o en tal otro. Pero, cierta- tructivos y peligrosos tanto para ellos mismos co-
mente, no existen los adolescentes sino los chicos mo para quienes los rodean, dando la impresión
y las chicas y sus cuerpos sexuados de forma dife- de que se entregan a actos de pulsión irreprimi-
rente como atributos con los cuales se les asocia bles. En Francia también se ha observado durante
y que no comprometen un futuro igual. Unos y estos últimos años la emergencia de nuevas for-
otros, según su situación familiar y social y el lu- mas de violencia, con frecuencia colectivas, que
gar donde viven, se encuentran además dotados tienen su anclaje en una fuerte territorialidad,
de recursos materiales y culturales muy variables caracterizadas por una misoginia y un racismo
y están desigualmente expuestos a mayores ries- crecientes. Un mínimo número de profesionales,
gos quienes se ubican al inicio del presente siglo. poco dados a escandalizarse fácilmente, lo hacen
Efectivamente el adolescente de hoy se desen- frente al grado de violencia sexual que marca las
vuelve en el contexto de una crisis de civilización. formas de hablar de muchos adolescentes, lo cual
Hasta época reciente la identidad de cada uno de- poco contribuye a aminorar un contexto en el cual
rivaba, en gran medida, de su línea familiar y de los medios conectados con la industria del lujo, la
su pertenencia social, religiosa o cultural; se fran- pornografía y el sadomasoquismo constituyen una
queaban ciertos rituales de paso y se reproducía fuerte tendencia.

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Estas son algunas de las razones por las cuales No fue un profesor que enseñara en un barrio
vale la pena interrogarse sobre el papel que puede particularmente sensible quien escribió estas lí-
jugar la lectura, y en particular la lectura de obras neas sino una jovencita, Mira Rothenberg, quien
literarias, en la transformación de las pulsiones en los años posteriores a la Segunda Guerra Mun-
destructivas y en la construcción de una identidad dial tuvo que darle clase a 32 jóvenes adoles-
singular, mediante la apertura a nuevos círculos de centes judíos, entre los once y los trece años, a
pertenencia distintos a los definidos por el paren- quienes sus padres abandonaron durante la gue-
tesco, la etnia, la religión o el entorno local. No se rra para darles la oportunidad de sobrevivir. Fue-
trata de que la literatura pueda liberar al mundo ron transferidos a América después de haber sido
de sus desórdenes o de sus violencias o baste para acogidos durante algún tiempo por campesinos
la instauración de una personalidad democrática o religiosos. Ellos fueron desollados en vida, no
o respetuosa de los otros —no somos tan inge- confiaban en nadie. Pero como puede verse, in-
nuos—. Sin embargo ¿algunas veces puede la lite- cluso a los más golpeados, algunas veces un poe-
ratura contribuir a que los adolescentes se orienten ma o una metáfora poética puede ofrecerles un
más hacia el pensamiento y menos hacia los actos eco de su propia situación, bajo una forma trans-
de violencia? (Petit, 2000). En tanto que los adoles- puesta; un eco de lo que ocurre en las regiones
centes puedan recuperar estos sentidos mediante de su propio yo interior y que no puede decirse.
sus búsquedas, resulta mucho más imperioso para Y esto puede abrir un espacio que evite volverse
ellos que para los adultos. loco al suscitar un poco de movimiento síquico,
como ocurrió al permitirles hablar en la situación
SUPERACIÓN DEL CAOS creada de lo que les ocurrió a los indios y ense-
ñarles a hacer orfebrería, leer otros poemas y que
Yo debía enseñarles historia, lectura, escritura y arit- ellos mismos los escribieran, como también com-
mética. Tenía que civilizarlos, hacerlos aceptables a parar los mitos indígenas con los de sus países de
los ojos de América. Era un placer amargo y cruel. origen.
Ellos no aprendían nada. Pero un día, aprovechando Cincuenta años después de Mira Rothenberg,
cierta calma en sus ataques de odio, les hablé de los una joven colombiana llamada Beatriz Helena
indios de América. Les conté cómo esos hombres a Robledo también les lee historias a los adolescen-
quienes el país les pertenecía se habían convertido tes un poco mayores que los antes mencionados.
en refugiados dentro de su propio territorio del cual Tales adolescentes, implicados en el conflicto ar-
habían sido despojados. Encontré un libro de poe- mado interno que azota a su país, han visto morir
mas de indios que hablaba de las tierras que ellos a personas muy cercanas o han tenido que matar
amaban, de los animales con los que vivían, de su a sus enemigos algunas veces en combate y otras
fuerza y de su amor, de su odio y de su fiereza. Y en el cuerpo a cuerpo. A algunos luego los pusie-
también hablaba de su libertad. ron presos o los grupos armados los abandonaron
Los chicos reaccionaron. Algo se había encen- por estar enfermos.
dido en ellos. Los indios debían representar para
América lo mismo que ellos sentían por su país de Nosotros contábamos mitos y leyendas frente
origen. Entonces todos nos convertimos en indios. a un mapa de Colombia donde estaban situados
Quitamos los muebles del salón de clase, instalamos los diferentes grupos indígenas que pueblan nues-
tipis y pintamos un río en el suelo, construimos ca- tro país. Jamás habíamos imaginado que un mapa
noas y animales al tamaño natural en papel maché pudiera significar tanto… El hecho de que el mapa
[…]. Poco a poco los chicos comenzaron a despo- estuviera allí presente, visible, mientras que ellos
jarse de sus caparazones. (Rothenberg, 1979, p.15) escuchaban los cuentos y las leyendas les permitió

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elaborar sus propias historias y al mismo tiempo re- por la ficción que permite salir de la repetición y
conocer su propia geografía. A medida que leíamos pasar a otra instancia.
y señalábamos el lugar de origen del mito o de la Salir del cara a cara con lo demasiado real es
leyenda, ellos recordaban lugares, ríos y pueblos algo que todo el mundo ha tenido la necesidad de
por los que habían pasado. hacer, pero tal vez los adolescentes lo necesitan mu-
Por arte de magia, como por un ‘abracadabra’, cho más que cualquiera. Los adolescentes no se for-
al hablar de ‘La llorona’, ‘La Madre Monte’ o el mulan preguntas específicas sino que se interrogan,
‘Mohán’, la palabra de estos jóvenes reprimida du- como todos los hacemos, sobre sí mismos, sobre los
rante tantos años por la guerra y reemplazada por otros, sobre el mundo, sobre la identidad, la identi-
el ruido sordo de los fusiles, comenzaba a brotar dad sexual, el deseo y la ausencia de deseo, el abu-
y ellos seguían con atención los relatos. (Robledo, rrimiento, el odio y lo que hay que hacer con él,
2002) sobre los límites y la muerte. Pero aquello que sin
duda es específico es su urgencia y su impaciencia
Beatriz Helena Robledo comenta: frente a tales preguntas. […]. De allí el rol funda-
mental de la ficción para los adolescentes en tanto
Una biblioteca, o una colección de libros jue- dicha ficción les permite poner una distancia frente
gan un rol esencial en el seno de una población al mundo. (Liberación, 2001)
marginada… Aquello va más allá del aporte de in-
formación o del soporte de una educación formal. De forma más amplia, la sublimación, que
Para los ciudadanos que viven en condiciones nor- se pone de relieve en la lectura, es la otra fuen-
males de desarrollo un libro puede ser una puerta te que les permite desnudarse, descubrirse e
más que se les abre; para quienes han sido despo- introducir el juego. Es aquello que se dice en
jados de sus derechos fundamentales o han vivido muchas novelas o cuentos, donde con frecuen-
bajo condiciones de vida inhumanas, un libro pue- cia desde las primeras páginas el héroe es trans-
de ser la única puerta que les permita franquear la portado mediante un soplo, un vuelo, un viaje
entrada y saltar al otro lado en esas circunstancias. iniciático a otro mundo, invitando al lector a
(2002, s.p.) seguirlo.

El saltar al otro lado: inmediatamente nos lle- “UN MUNDO, MÁS LEJANO, DONDE
va a pensar en Kafka, para quien “escribir es sal- YO PODRÍA VIVIR”
tar fuera del alcance de los asesinos”. Uno de los
adolescentes presentes, Julio, de quien jamás se De hecho cuando se escucha a los adolescen-
había escuchado la voz y quien además saltará tes, como también a hombres y mujeres que
sobre sus pies después de haber escuchado una evocan sus recuerdos de lectura en esta edad,
leyenda (y se notará en este caso que su cuerpo es se comprende que un libro o una biblioteca
literalmente tocado por la lectura), puso su dedo permiten ante todo la creación de un espacio
en el mapa sobre la región que había recorrido y situado más allá de cualquier margen de ma-
habló como si no lo hubiera hecho durante largos niobra, o de lo que cualquier territorio personal
años. parece permitirlo. Si los productores de medios
A propósito del rol que puede jugar la litera- supieran obrar para que los libros causaran me-
tura para los adolescentes, Leslie Kaplan, quien nos miedo y se dedicaran a crear los puentes
también ha evocado el “salto” como acto del entre lectores y libros, con seguridad los ado-
pensamiento, insistió sobre esta ruptura instituida lescentes se apropiarán de fragmentos del sa-
ber o de una historia que se les lea o que ellos

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descubrirán por sí mismos, siempre y cuando donde el niño se apropia de todo aquello que la
no les resulte tan difícil descifrarla. De inmedia- madre le ofrece para auspiciar su emancipación
to esto abrirá un espacio donde las relaciones y su construcción como sujeto; donde él comien-
serán menos “carnívoras”3 y estarán apaciguadas za a percibirse como autónomo, diferenciado de
y mediatizadas por la presencia de estos objetos sus pares, capaz de un pensamiento independien-
culturales. te. Además, la superación de una crisis supone de
En contextos de violencia, buen número de una u otra forma la recuperación de este espacio.
adolescentes no permanecerán como rehenes sino Como lo escribió Didier Anzieu,
que escaparán a las leyes del lugar o a los conflic-
tos cotidianos, tal como ocurrió con Rosalía: la re-creación de una zona transicional es una
condición necesaria (mas no suficiente) para permi-
La biblioteca, los libros eran la felicidad, el des- tirle a un individuo o a un grupo que recupere la
cubrimiento de que existía un más allá, un mundo confianza en su propia continuidad, en su capaci-
más lejano donde yo podría vivir. Algunas veces ha- dad para establecer vínculos entre él, el mundo y los
bía dinero en nuestra casa pero el mundo no existía. otros, mediante su facultad de jugar, de simbolizar,
Lo más lejos a donde íbamos era a la casa de mi de pensar y de crear. (Anzieu, 1981, p.22)
abuela, en las vacaciones, en el extremo del depar-
tamento. Sin la biblioteca me habría vuelto loca con COMPONER SU HISTORIA
mi padre que gritaba todo el tiempo. La biblioteca
me permitió respirar y me ha salvado la vida. De este modo, la lectura se inscribe en la pro-
longación de los momentos de intersubjetividad
También para Alicia que se elevaba leyendo mediante los cuales se constituyen los humanos
historias de aviadores: desde sus primeros años de vida. Así por ejemplo,
en esos instantes cuando la madre —o la perso-
Nadie me contaba historias. A cambio de histo- na que la representa— le dice al niño que acaba
rias lo que yo escuchaba era las peleas cotidianas de pintar con su dedo un pájaro: “Sí, has visto un
entre mis padres. La escuela y los libros eran la cal- hermoso pájaro que acaba de volar en el cielo”,
ma, la serenidad, el orden que me separaba de lo va construyendo un pequeño relato. Hoy en día se
que pasaba en la casa. Un refugio de paz donde yo sabe que tales fantasías o historias que la madre le
existía. Leí todo lo de Saint-Exupery como la biogra- cuenta en una lengua que difiere de la designación
fía de Mermoz. Cuando me encontraba con un hé- inmediata de las cosas es propicia para el desarro-
roe ya no podía escaparme, él entraba en mi mundo llo síquico de los jóvenes (Bonnafé, 2001; Diatki-
y yo entraba también en el suyo. ne, 2001; Homenaje a René Diatkine, 1999). Y es
un hecho de común observación que estas narra-
Se trata de un lugar, de un tiempo en el que se to- ciones tienen un efecto de apaciguamiento al pro-
ma un respiro para recuperarse y esculpir una nue- ducir un suspenso muy particular que el niño (y
va representación de sí. Pero no se trata solamente el niño que continua viviendo en el adolescente y
de una huida o de un premio de consolación para en el adulto) reencontrará al escuchar una historia.
aquellos o aquellas que se sienten encerrados. Pa- Pero, en sentido más amplio, la necesidad del
ra cualquiera, el espacio creado por la lectura es relato constituye tal vez nuestra especificidad hu-
cercano a lo que llama Winnicott (1975) la zona mana. En palabras de Pascal Quignard,
transicional, ese espacio de calma, sin conflictos,
Somos una especie subyugada por el relato […]
3 Para decirlo en términos de Evelio Cabrejo-Parra. Nuestra especie parece estar escrupulosamente

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sujetada a la necesidad de una regurgitación lingüís- fuerza o simplemente no disponemos del tiempo.
tica de su experiencia. […] Esta necesidad del relato (p.49)
es particularmente intensa en ciertos momentos de Actualmente muchas emisiones radiales o de te-
la existencia individual o colectiva, cuando existen levisión realista, de ficciones televisivas o de libros
depresión o crisis, por ejemplo. El relato constituye producidos de manera semejante, les proponen a
entonces un recurso prácticamente único. (La des- los adolescentes que hagan “comentarios preco-
programación de la literatura, 1989) ces” de sus experiencias. Y es tal la sed de palabras
de los humanos, y mucho más a esta edad, que los
Particularmente en la narración literaria los adolescentes intentan acomodarse a ese material
eventos contingentes toman sentido bajo la moda- mediocre para formular sus deseos, sus fantasmas
lidad de una historia puesta en escena, en perspec- o sus penas. Pero “lo confesional” de Loft nunca
tiva, de forma estética. Y debido al orden secreto logra el mismo eco que una obra producto del tra-
que de ella emana pareciera que el caos del mun- bajo pausado y concentrado de un escritor o de un
do interior se organizara. El “salto” de la lectura, artista. En el primer caso estamos más ante un caso
también permite pasar a otra realidad articulada y de formateo de la experiencia que ante el desa-
ordenada en tanto que la obra leída envía algunas rrollo de una verdad singular (Daney, 1992). Pero,
veces un eco de aquello que era indecible, acla- aunque no lo parezca, decir o transmitir aquello
rando una parte de sí oscura hasta ese momento, que uno ha experimentado es una tarea compleja.
a la manera de la “intuición” sicoanalítica —de O si no, pensemos hasta qué punto con frecuen-
esa súbita toma de conciencia que se acompaña cia nos vemos petrificados después de haber ex-
con una sensación de placer y de energía recupe- perimentado ciertas cosas que nos han afectado y
rada—. De otra parte, mediante el trabajo de la es- nos sentimos incapaces de comunicarlas. Por ello,
critura, el autor transforma en acción una situación todas las sociedades han recurrido a mediadores,
experimentada con frecuencia en la pasividad y la “traductores”, profesionales, cuenteros, poetas,
impotencia. A su vez, el lector reencuentra muchas dramaturgos, artistas, como también aunque de
veces su movimiento: afina el olfato y se dedica a forma distinta, a los sicoanalistas.
componer frases inéditas entre las líneas leídas pa- Los escritores son creadores de sentido y se to-
ra representar su vida mediante el relato. Y, poco man el tiempo necesario para darle significación a
a poco, se apropia de la lengua encontrando sus una experiencia de orden individual o colectivo.
propias palabras, su propia forma de decir. Los profesionales de la observación de sí mismos
Como lo dice Pierre Bergounioux (2002): y del mundo, en los límites del pensamiento soña-
dor muy próximo del inconsciente, trabajan la len-
Los buenos libros nombran pura y simplemente gua, la despojan de estereotipos (por lo menos lo
las cosas que llegan y nos afectan aunque no las hacen así los buenos escritores) y dicho trabajo sí-
comprendamos plenamente. Al lado de la esfera del quico y literario tendrá resonancias en los lectores,
sentido común, del comentario prematuro, aproxi- mucho más cuando se les propone una transposi-
mado, cuyo lugar incierto guía nuestros pasos en el ción y no un decálogo de su propia historia. Por
camino de cada día, existen versiones aproximadas, lo tanto podemos señalar que los textos que con
amplias, desconocidas, centelleantes de nuestra ex- frecuencia trabajan la mayor parte de los lectores
periencia, aquellas que la literatura, y solamente son aquellos que les aportan una metáfora. Mira
ella, puede proporcionarnos. Y es allí y en ninguna Rothenberg no habría logrado los mismos efectos
otra parte donde podemos descubrir el sentido de si hubiera leído, a los adolescentes de los que se
la tarea en la que nos encontramos comprometidos ocupaba, testimonios escalofriantes sobre los cam-
y que tiende a escapársenos porque no tenemos la pos de concentración por los cuales algunos de

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ellos habían pasado. A su vez, si Beatriz Helena Crear, escribe Dididier Anzieu, “consiste siempre
Robledo menciona los raptos, no son aquellos con en matar, imaginaria o simbólicamente a alguien”
los que opera la guerrilla sino los del Mohán, se- (p.31). Además, la violencia y la transgresión a
ductor mítico que se robaba a las niñas y jóvenes la obra en el proceso de creación literaria, jamás
lavanderas. Aunque no se encuentran desprovistos dejan indemnes ni a los escritores ni a las perso-
de violencia, los poemas o las leyendas que ellas nas más próximas a ellos. Por el contrario, fren-
les leen les ofrecen una puesta en escena com- te a estos peligros, los lectores parecen estar más
pleja, alejada de sus propios sufrimientos tanto protegidos —aunque en muchas épocas se haya
en tiempo como en espacio. Tales obras pueden proclamado el supuesto poder maléfico de los li-
ayudar a “moderar” esos sufrimientos en tanto que bros y en particular de las novelas, especialmente
como ocurrió en los dos casos mencionados el cuando cierto contenido muy próximo al mundo
adulto que dirige la actividad con los textos esté interior del lector se confirma como traumatizan-
presente para asumir, en cierto modo, la función te—. La mayor parte del tiempo, esto puede fluir
de moderador (Guérin, 1996 y Boimare, 1999). impunemente como producto de transgresiones
La presentación de un hecho real sin elaborar- que han cumplido los escritores y beneficiar el tra-
lo, máxime cuando es escalofriante u obsceno, re- bajo de transformación que ellos han realizado,
duplica el traumatismo y la angustia, en lugar de puesto que ellos tienen siempre el recurso de cam-
ayudar a tamizarlas. Por el contrario, un verdadero biarlo todo mediante un simple gesto, allí donde
trabajo de escritura, sin tratar de edulcorar la reali- resulta tan difícil defenderse del poder de lo visual.
dad y sin suprimirle la violencia, la va a restituirla Los lectores no son páginas en blanco sobre
de una forma transpuesta que permitirá a los lec- las cuales se imprimen los textos, puesto que son
tores tomar distancia, construir otro punto de vista activos. A tal punto que existe cierta violencia
y darle forma estética y compartida a aquello que que obra en la lectura, así está sea aparentemen-
los obsesionaba. te tranquila: cuando uno ha aprendido a refrenar
En estos tiempos de desarrollo cuando nos in- las pasiones de cortar o de arrancar las páginas,
terrogamos sobre la “resiliencia” y sobre los ele- leer implica una dimensión de apropiación salva-
mentos que favorecen esta reconstrucción de sí, je, de vuelo, de armar piezas: los lectores atacan
insistiendo precisamente sobre la necesidad de la integridad del texto, “saltarse” tal pasaje, volver
volverlos relato (Boris Cyrulnik), la importancia a determinado fragmento, llevarlo hasta sus pen-
irremplazable de la literatura y del arte para el pen- samientos para librarlo a exégesis insólitas. Pero la
samiento, la actividad síquica y la vida, permane- mayoría de las veces los lectores asumen la tarea
ce con frecuencia subestimada. La literatura, bajo de recomponer algo y salvan los fragmentos a los
todas sus formas (poesías, cuentos, novelas, teatro, que se ha reducido el libro amado en un esfuerzo
comics, diarios íntimos, ensayos, entre otros, desde por articularlos de otro modo, de acercarlos a otros
que sean escritos), provee un soporte muy potente materiales, recuerdos o pensamientos. Después de
para promover una actividad de simbolización, de haber “cortado”, los lectores “pegan”. Después de
construcción de sentido y de auto-reparación. la destrucción viene la reparación.
En sentido más amplio, leer significa liar, ligar:
LEER ES LIGAR esta actividad va en el mismo sentido de ciertos
“procesos de relación” a los cuales los sicoana-
Incluso cuando la literatura no ponga en juego las listas contemporáneos han otorgado una creciente
pasiones es en parte producto de una transforma- importancia al ver en la aptitud de establecer rela-
ción (más o menos terminada) y de una elabora- ciones o vínculos, especialmente durante la ado-
ción (más o menos exitosa) de pulsiones violentas. lescencia, una prueba de desarrollo armónico y en

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la “desvinculación” del origen de las más graves Por consiguiente es necesario repetir que no se
patologías. La lectura favorece el establecimien- trata de salir en cruzada para difundir la lectura, lo
to de relaciones entre inconsciente y consciente, que tiene casi siempre un resultado inverso al es-
entre pasado y presente, entre cuerpo y siquismo, perado. Ya conocemos los resultados perversos en
entre razón y emoción, entre el yo y el otro o en- los adolescentes de los discursos alarmistas sobre
tre culturas que se encuentran en guerra, etcétera.4 la glorificación de la lectura o de la literatura. Co-
Además, la “recreación del lazo social” del que mo muestra de cierta impaciencia o del deseo de
tanto se ha hablado no pasa únicamente a través controlarlos, los adolescentes los toman como for-
de las sociabilidades organizadas sino también por mas de presión o de intrusión: “Debes amar la lec-
esta elaboración o esta restauración de la capaci- tura, debes tener el placer de leer” o dicho de otro
dad de establecer vínculos con su propia historia, modo, “debes desear aquello que es obligatorio”.
con su mundo interior, con el otro en su yo y con Pienso en Emilia contando que “tenemos como
el mismo movimiento de su mundo exterior. deportes obligatorios la gimnasia, la piscina y la
Por consiguiente, los procesos que se ponen en biblioteca”; pienso también en algunos adolescen-
marcha mediante la lectura y particularmente de tes en un aeropuerto contando el número total de
obras literarias, son complejos y ponen de relieve las páginas del libro que habían tenido que leer
sobre todo la simbolización, más allá de “la identi- “por completo” durante sus vacaciones. Cuando
ficación” a la que se les reduce con frecuencia. Al la lectura se percibe como un trabajo obligatorio
escuchar a los lectores se puede constatar en qué o como un gesto de conformismo o de sumisión
medida el lenguaje no es reductible a un código sobre el cual es necesario rendir cuentas, el hecho
o a un simple vehículo de informaciones y hasta de no abrir el libro o de no hacer las lecturas pres-
qué punto el lenguaje nos constituye y nos per- critas por la familia o por la escuela aparece como
mite integrar, bien o mal, la ausencia, la falta, la una toma de autonomía: si muchos de los jóvenes
pérdida. También se comprende que la cultura, en se resisten a los libros es tal vez porque se les quie-
el sentido más amplio, permite una toma de dis- re forzar a leerlos.
tancia frente al sufrimiento síquico y protege de la
angustia que provocan la muerte y la separación. EL PAPEL SUTIL Y ESENCIAL DEL
La cultura hace el mundo más habitable. ORIENTADOR
Durante la adolescencia los libros, esos com-
pañeros que jamás nos abandonan, pueden recu- Tan solo una parte de los adolescentes se acerca de
perar la vida protegiéndonos un poco de dar un manera “espontánea” a estos bienes culturales que
paso hacia los actos mortales, hacia las adicciones deberían estar allí, a su disposición, para acom-
a las drogas o hacia la saturación ególatra. Esto no pañarlos durante toda su vida si así lo desean. En
es mecánico o mágico y no siempre “funciona”. nuestra sociedad la lectura de textos literarios se ha
En las páginas de sucesos diversos se encuentran convertido en cosa de chicas o de muchachos que
con frecuencia retratos de jóvenes criminales que se marginan de las formas de vida gregaria de sus
son grandes lectores y, a la inversa, conocemos a pares mediante la lectura y escondiéndose para no
jóvenes no lectores que encuentran en la disposi- sufrir represalias porque “el bufón que toma la de-
ción armónica de las plantas de su jardín una gran lantera con sus libros” siempre resulta sospechoso
simbolización, mucho más tranquilizadora que los de ser un traidor a su sexo, a su clase, a su origen
grandes textos poéticos. y es estigmatizado, especialmente en los sectores
populares. Pero los conflictos socioculturales pue-
4 Para los jóvenes provenientes de la inmigración, la lectura juega
un papel destacado en la elaboración de una identidad plural
den encubrir temores mucho más inconscientes: la
(Petit, et. al., 1997). lectura inquieta como si ella expusiera a un riesgo

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de castración, aunque parece que requiere pasi- pasó a ser un apasionado de… Faulkner, Kafka o
vidad e inmovilidad en cuanto despierta una in- Joyce: “Yo sufrí los terrores de Stephen King, pero
terioridad que puede percibirse como femenina. abandoné sus obras después porque las encontraba
Cuando uno quiere revestirse de una armadura re- muy débiles”. Cuando un adolescente que provie-
cubriendo sus músculos y toda su superficie para ne de un medio donde la lectura no es común da
construirse una identidad de hormigón armado o tal salto casi siempre es porque los mediadores le
se huye de la lectura, y mucho más de la literatu- han puesto el pie en el estribo: los profesores y los
ra, o intenta dominarla. En este momento, cuando bibliotecarios efectivamente ayudaron mucho a es-
el gregarismo viril de las ciudades hace carrera, te joven. El eclecticismo que caracteriza a los ado-
más allá de los medios populares, no debería sor- lescentes representa una oportunidad que da a los
prendernos la alta proporción de muchachos que profesionales un margen de libertad, de inventiva,
rechazan los libros como si los arrancaran de las que también puede desplegarse para crear pasare-
faldas de sus madres. Gran cantidad de factores las entre lo escrito y lo audiovisual tan presente en
entre los cuales, en primer lugar de importancia, se nuestras vidas.
sitúan la omnipotencia de lo audiovisual en nues- En general no resulta exagerado insistir sobre
tras sociedades, la violencia cruda que destilan los la importancia de estos nexos de los adolescen-
medios, el ascenso de una conquista obsesiva de tes con un bibliotecario, sobre el impacto de estos
la visibilidad, que van en la misma dirección de tiempos de encuentros y de esta posibilidad de ser
reforzar cierto funcionamiento síquico y social ca- comprendidos algunas veces con medias palabras.
racterizado por la voluntad de poderío, del tiempo Al igual que los profesores, los bibliotecarios sub-
instantáneo, inmediato, de la exhibición narcisista estiman el hecho de que ellos contribuyen, a veces
del look tribal y de la exacerbación de “las peque- de manera decisiva, a cambiar el destino de aque-
ñas diferencias”. En tal contexto, proponer libros a llos o aquellas a quienes acogen, particularmente
los adolescentes, de sexo femenino y masculino, por los intercambios personalizados. Sin embargo,
se presenta ya no como algo en exceso pasado de gran número de ellos pueden estar seguros de que
moda, sino como un gesto de resistencia. una decena de años más tarde muchos hombres y
Los bibliotecarios bien saben que esto supone mujeres los recordarán, del mismo modo que Ca-
un acompañamiento sutil y discreto ya que en esta mus toda su vida recordó al Señor Germain.
edad se es muy susceptible a la intromisión. Pero Desafortunadamente muchos factores restrin-
este acompañamiento es esencial para deconstruir gen actualmente estos momentos de intercambios,
temores y prohibiciones y ayudar al difícil paso de estos encuentros individualizados, donde el rol
una sección a otra de la biblioteca, al pasaje del con los adolescentes es esencial, máxime cuando
mundo de los libros de la infancia al universo am- provienen de medios sociales poco familiarizados
pliado y no solamente referido a las colecciones con los libros: la obsesión por la evaluación basada
concebidas a la medida de los adolescentes, así solamente en elementos cuantificables, visibles y
sean de buena calidad. controlables y esa admiración casi exclusiva hacia
Muchos adolescentes releen incansablemente a las nuevas tecnologías y, paradójicamente, la insis-
Harry Potter o a Betty Mahmoody y su recorrido tencia sobre el rol social de las bibliotecas asimi-
se vuelve circular hasta cuando dejan de leer. O lándolas exclusivamente a actividades colectivas,
también ocurre que una vez han alcanzado una ex- han reforzado una representación de la biblioteca
periencia esplendorosa, luego no encuentran apa- como banco de información y de los bibliotecarios
rentemente nada más sobre lo cual se les pueda como técnicos. Dentro y fuera de los muros de las
hablar. Otros, por el contrario, dan un salto como bibliotecas existe una gran urgencia de multiplicar
en el caso de Daoud que de lector de Stephen King las oportunidades de mediación y de rehabilitar la

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función del consejero, a fin de que los profesionales provenientes del campo literario, artístico o científi-
(y los voluntarios formados cuando el servicio pú- co según la proximidad con sus intereses, como lo
blico se apoya en ellos) puedan ayudar a los ado- hizo Mira Rothenberg con los poemas indios o Bea-
lescentes (y a otros públicos) a franquear la puerta triz Helena Roldán con el Mohán o La Llorona. De
de entrada, a hacer trabajos imprevistos, a apropiar- esta forma los adolescentes accederán a otras figuras
se de las metáforas para construir el sentido y poder identificatorias diferentes a ciertas estrellas de hard
darle forma a un mundo interior caótico, haciéndolo o tal rapero violento para los chicos, o a tal vícti-
mucho más tolerable. ma de violación o rapto para las chicas, mediante
el acceso a bienes culturales distintos a las imáge-
UN CAMINO PRIVILEGIADO PARA nes saturadas de violencia y poderío a las cuales los
DESCUBRIRSE Y CONSTRUIRSE remiten gran número de medios o de juegos elec-
trónicos. De esta forma los adolescentes conocerán
Frente a la pérdida de los puntos de referencia tra- que otros también han experimentado los mismos
dicionales, la crisis de sentido y los problemas que temores y han sabido transformarlos en obras de arte
ellos engendran, nuestras sociedades responden o en obras científicas, todo lo cual expresa también
con frecuencia con una sicologización exagerada, una forma de tomar un lugar en la sucesión de las
señalando que adviene un drama, una catástrofe, un generaciones humanas.
desorden y los sicólogos acuden para hacer hablar
a aquellos que los han derrotado pero ellos parten París, febrero de 2003.
cierto tiempo después dejando a cada uno con su
porción de angustias. Pero por supuesto que los si- REFERENCIAS
cólogos no pueden repararlo todo, como tampoco
los profesores y los bibliotecarios. Sin embargo faci- Anzieu, D. (1981). El cuerpo de la obra. Gallimard.
litar el acceso a las obras literarias, y en sentido más Bergounioux, P. (2002). Como pececitos. En H. Zou-
amplio a los objetos culturales, puede contribuir de ghebi (Dir.). La Literatura a partir del alfabeto.
una u otra forma no solamente a una construcción Gallimard-Jeunesse.
del sentido sino especialmente a acceder a formas Boimare, S. (1999). El niño y el miedo de aprender. Dunod.
de auto-reparación y de auto-gestión, que sin du- Bonnafé, M. (2001). Los libros, son buenos para los bebés.
da tienen la ventaja de proporcionarles placer bajo Calmann-Lévy.
ciertas condiciones. Breton, D. Le (2000). Pasiones del riesgo. Métailié.
La lectura no puede sanar al mundo de sus vio- Daney, S. (1992). Mercado del individuo y desaparición
lencias pero puede ser un camino privilegiado5 para de la experiencia. Lignes, 15.
descubrirse, para construirse, para reconstruir una Diatkine, R. (2001). Psicoanalista del niño. Delachaux et
representación de sí muchas veces muerta en lo más Niestlé.
profundo de sí mismo. Por lo tanto, puede contribuir Guérin, C. (1996). Una función del cuento: moderador
tal vez a limitar esos fenómenos de repetición o de potencial. En R. Kaës (Dir.). Cuentos y divanes (80-
identificación con el agresor, donde uno infringe al 134). Paris: Dunod.
otro lo mismo que le han hecho a uno, reproducien- Homenaje a René Diatkine. (1999). Los Cuadernos AC-
do con mucha frecuencia las mismas tragedias de CES, 4.
una generación a otra. La desprogramación de la literatura, Entrevista con Pascal
Y sin ser sicoanalista, todo mediador cultural Quignard (1989, marzo-abril). El Debate, 54.
puede proponer a los adolescentes ciertas metáforas Liberación. (2001, 13 de febrero).

5 Un camino que desde luego no excluye otros.

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Petit, M. (2002). Elogio de la lectura. La construcción de tura (308-312). Bogotá: Fundalectura.
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