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¡Y TANGUEROS!
estampas de:
Udelino Toranzo, Alberto Echagüe,
Abel Aznar, Floreal Ruiz,
Juan Carlos Thorry
varios autores
Hemos reunido para esta publicación cinco semblanzas, a cargo
de diferentes autores, de personalidades relevantes del tango que
fueron —en forma permanente o al menos durante un tiempo
prolongado, suficiente para dejar su registro en el recuerdo
popular— destacados vecinos de distintos barrios de Merlo.
Ellos son Udelino Toranzo (violinista, pero mucho más conocido
como compositor), Alberto Echagüe (cantor), Abel Aznar (poeta),
Floreal Ruiz (cantor) y Juan Carlos Thorry (cantor y poeta, a la par
de su faceta más célebre como actor).
Todos ellos, merlenses que dejaron aportes muy valiosos en
nuestra música, el tango: el acontecimiento cultural más importante
del Río de la Plata.
2
Udelino Toranzo
BATES, Héctor y Luis J.,1 La historia del tango: Sus autores, t. 1, Buenos Aires,
Talleres Gráficos de la Compañía General Fabril Financiera, 1936, pp. 340-342.2
tango en forma de libro; iba a ser en varios volúmenes, aunque solo se publicó
el primero. En realidad la parte histórica de este libro es mínima y muy
defectuosa, y lo que ocupa mucho mayor espacio es una sucesión de
semblanzas biográficas de autores, desarrolladas en su mayoría a partir de
reportajes que los Bates hacían en radios y para la revista Antena. Estas
biografías también son muy irregulares en cuanto a rigor histórico. (El
segundo volumen iba a estar dedicado a los intérpretes, pero no llegó a
editarse). Para nuestra edición hemos seleccionado las páginas en donde los
Bates hablan del violinista y compositor Udelino Toranzo; no se menciona a
Merlo en ningún momento, pero creemos importante su lectura porque se
trató de un talentoso vecino que vivió muchos años en nuestra localidad, y del
cual no hemos podido ubicar otra biografía publicada.
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caros y debe improvisarlos por sí mismo, viendo en cada trapo
una muñeca y en cada bola de papel una pelota, tras de la cual
corre para olvidar su hambre insatisfecha.
Pero esa infancia dura lo que una ilusión, tal vez porque es
demasiado linda y él no debe saber de venturas. Bien pronto la
vida lo condena a ganarse el propio pan y para unos brazos
como los suyos no hay herramienta que canse ni labor que
fatigue. Desempeña todos los oficios, pero vaya a saber cómo,
siempre le sobra tiempo para agarrar una escoba donde ensaya
las primeras posturas de la guitarra. Ha oído también que la
música se escribe y en un papel cualquiera escribe algo que se le
antojan notas, las que toman vida en el largo cuello de su
“instrumento”.
En el quinto grado termina su instrucción; el imperativo de
su estómago es más fuerte que el de su cerebro ansioso de
nuevas luces; ya encontrará ocasión de aumentar en cualquier
forma los rudimentarios conocimientos adquiridos.
A los once años deja Las Heras y se viene a Buenos Aires. La
ciudad lo asusta, pero una vez más debe sobreponerse a sus
temores y buscar un empleo cualquiera que le permita
mantenerse. Y antes que ponerse a razonar sobre las
conveniencias de esto o de aquello, recuerda que hay una madre
que confía solamente en él. Todos los trabajos son buenos si son
honrados y a falta de cosa mejor, desempeña los más humildes
oficios hasta que logra entrar en una sillería en donde aprende a
esterillar. Más tarde lava copas en un café y con los pesitos que
logra reunir compra una guitarra.
Ahora le parece mentira la maravillosa transformación que
ha sufrido el palo de la escoba. El instrumento le resulta
familiar, puesto que ya conoce las posturas. En muy poco
tiempo logra cierta destreza y se atreve a acompañar en algunos
bailes familiares del barrio.
La música lo entusiasma en tal forma que no pasa un
momento en que no piense llegar a poder tocar en serio; pero
para ello hace falta un maestro y los estudios cuestan dinero.
Por ahora gana demasiado poco como para distraer un pequeño
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capital en cosas superfluas. Desde entonces no sueña nada más
que en llegar más arriba para comprarse un violín y aprender en
un conservatorio.
Alguien le ofrece un puesto en el Banco de la Provincia, en la
sucursal de San Miguel, y viendo la gran ocasión de su vida,
acepta sin vacilaciones, convencido de que está cerca de lograr
sus propósitos. Y así, no bien llega a San Miguel se averigua
dónde queda el conservatorio mejor de la localidad.
Entra en el “Santa Cecilia” donde [con] Galvagni completa el
aprendizaje que iniciara bajo la tutela de Cabrini. Allí da cuatro
años en dos, pero viendo que no podía seguir más adelante, deja
el empleo en el Banco y se viene a Buenos Aires con el objeto de
continuar sus estudios. Alguien le ha ofrecido un puesto y no
vacila un segundo. Pero la promesa queda en las nubes y se ve
precisado a volver al antiguo oficio de sillero para poder seguir
costeándose su carrera musical.
Como compensación de tantas fatigas y privaciones, logra
recibirse de profesor de violín y con los primeros pesos que gana
como ejecutante costeóse un curso de armonía en el
Conservatorio Scaramuzza.
Aprende también la guitarra por música y abandona aquellos
estudios por el armonio. Durante dos años puede sostener tales
gastos y por fin puede renunciar porque lo que gana le alcanza
tan sólo para vivir.
Y viene ese vagabundeo al azar, sin ocupación fija, de los
primeros instantes. Alguien le ofrece llevarlo en una orquesta
que debe actuar en un pueblito de las afueras y allá va sin
pensarlo mucho. El debut está anunciado para ese mismo día y
no han ensayado absolutamente nada. El pueblo, hostil, los
quiere ahuyentar con un chaparrón de esos que hacen época. A
duras penas atraviesan la distancia que separa el fondín donde
han de hospedarse, de la estación que acaban de dejar. Calados
hasta los huesos, se despojan de sus ropas para secarse,
mientras sacan los instrumentos para prepararse. Mas en ese
mismo instante empieza una banda a sonar. Allí resulta
imposible el ensayo y, estoicamente, afrontan de nuevo el
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chaparrón. Bajo la música de la lluvia suenan las notas
ahogadas que emite su violín… Pero hay que ensayar para
asegurarse el puesto. Y lo conquista a fuerza de entusiasmo y a
costa de una pulmonía…
De vuelta en la capital se une a Danesi,3 Buglione4 y el
“Colorado” —nunca le supieron el nombre—, actuando con ellos
en la “milonga” de Rodríguez Peña, en el Centro de
Almaceneros y en la Academia de “La Lora”.5 A ese cuarteto, en
los grandes festivales, lo estiraban a quinteto con la
colaboración del “Ratita” Iriarte.6
Y empieza a subir; la vida es ahora más fácil y hasta puede
darse el lujo de descansar de vez en cuando. Toca
sucesivamente con Polito,7 Rossi,8 Bonavena,9 Guido,10 etc. E
intercala un paréntesis de ocho años a sus actividades en la
capital con una celebrada actuación en los cines de Necochea.
Allí establece una academia de música. De vuelta, el film sonoro
ha desplazado a sus compañeros que ahora ambulan por las
“broadcastings”. Se une a esa enorme falange de los músicos sin
“casa” propia y actúa en L.O.K., Hotel Mayo,11 en Radio
Splendid, en Radio Prieto hasta que deja las actividades,
instalando un negocio en las afueras 12 y más tarde una academia
de Música.
Sus tangos han tenido resonancia en el ambiente y le han
reportado buenos pesos. Es el premio de tantos desvelos, de
tantas fatigas por llegar a ser algo. Y lo ha conseguido. La
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obsesión de triunfar fué su único amuleto y merece que le
admiremos por su tenacidad y por su arte, de la que buena
muestra nos ha dado en “Renacimiento”, su primer tango, que
data de 1914; “El Bonaerense”, “La Milonga”, “La Conquista”, “A
mi Patria”, del año 1916, escrito en homenaje al aniversario de
la Independencia; “El Mendocino”, “Jueves”, el famoso Jueves
que compusiera en colaboración con Rossi y que es lo más
grande que nos ha brindado;13 “Sábado”, “Fulerías”, “Matienzo”,
“Domingo 7”, “Cloroformo”, “Tradición Argentina” y “Baila,
Muchacho”, premiado en el primer concurso de los discos
Odeon.14
Tiene más de cincuenta obras grabadas en discos, todo lo
cual hace de Udelino Toranzo una figura popular a quien se le
estima por las condiciones de su carácter y por su arte de
violinista indiscutido.15
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Alberto Echagüe
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nunca la fama lo mareó y que, pese a los avatares de su carrera
artística, supo formar una familia y ganarse el cariño de todos
los que lo conocieron.
No puedo evitar encontrarle algo familiar con Ángel Vargas.
No sé si el estilo canyengue, o el fraseo reo, o el registro, pero
algo tienen, más allá del hecho de que ambos cantaran para
Ángel D’Agostino. Pero lo cierto es que la carrera de uno y otro
estuvo signada por la calidad y repertorio de dos orquestas muy
diferentes donde, evidentemente, Echagüe no resultó
beneficiado.
Comienza cantando desde muy chico en la ciudad de Rosario
(la ciudad más importante de la provincia de Santa Fe, distante
300 km de Buenos Aires).16
En los primeros años de la década del treinta 17 se muda a
Buenos Aires y debuta en Radio Stentor con su nombre artístico
Alberto Echagüe.
En el año 1932 fue cantor de la orquesta de Ángel
D’Agostino, actuando en el cabaret Casanova y en el Teatro
París. Es el propio D’Agostino quien le presenta a Juan
D’Arienzo, que lo invita a Radio El Mundo a escuchar su
orquesta.18 Allí, se produce la chispa que enciende uno de los
binomios más populares del cuarenta: D’Arienzo-Echagüe.
Cuenta Gutiérrez Miglio en su libro El tango y sus
intérpretes (volumen 1) que en esa ocasión cuando “llega el
momento y la orquesta irrumpe con el tango Madre, Echagüe le
hace una seña a D’Arienzo ofreciéndose para cantar el estribillo.
El maestro, con la cabeza, contesta afirmativamente y Echagüe
canta. Al rato llega el director artístico de la radio y pregunta
9
quién cantó. D’Arienzo le contesta y el director le dice: Ese es el
cantor de tu orquesta”.
Actúan en el cabaret Chantecler, en Radio El Mundo y en un
sinnúmero de bailes y clubes.19 El suceso es impresionante,
dejando en el disco 27 temas, comenzando por “Indiferencia”, el
4 de enero de 1938, hermoso tango de Juan Carlos Thorry y
Rodolfo Biagi, finalizando esta etapa el 22 de diciembre de 1939
con “Trago amargo”.20
Tentado por el pianista Juan Polito, Echagüe se aleja de la
orquesta y continúa su labor con este, actuando en la clásica
confitería Richmond, además de bailes y actuaciones en clubes y
teatros de barrio.
La relación del cantor con El Rey del Compás tuvo varias
etapas, que se prolongan hasta el año 1975. La segunda de ellas
comienza en 1944 y va hasta 1957, es la más prolongada, y
también la más exitosa.21 La orquesta es una tromba y el cantor
no le va en zaga.22 La calidad de los temas es muy dispar y el
repertorio apuntaba al éxito comercial y no al logro artístico.
No obstante lo expresado, algunos temas son antológicos:
“Este carnaval”, “Paciencia” y la singular versión de “Esta noche
me emborracho” son pruebas de esta aseveración.
El otro cantor de la orquesta era Armando Laborde que, por
su estilo y características vocales era un ideal complemento al
10
trabajo de Echagüe. Tanto es así, que en el año 1957, ambos se
separan de la orquesta y forman la propia con la dirección del
bandoneonista Alberto Di Paulo. Graban para el sello Odeon
“Soy varón” y “Nosotros”, y, para el sello Philips, “La refinada”
(milonga) y “Carloncho”.23
Tres años más tarde, en 1960, ingresa a la orquesta de Juan
Sánchez Gorio y actúa en Radio El Mundo, grabando dos
temas.24 Ya nuestro cantor era un solista consagrado, dedicado
a amenizar bailes y a actuar en radio y televisión.
En 1968, comienza la tercera y última etapa con el maestro
D’Arienzo, viaja a Japón y obtiene un extraordinario éxito. Lo
curioso de la anécdota es que la orquesta viaja sola, sin su
director que era fóbico a los aviones.25
Los tiempos habían cambiado, el deterioro artístico era
evidente, pero los fanáticos seguían fieles al ritmo y a la voz del
famoso rubro. De esta época rescato el tango “Mala suerte”,
grabado el 11 de diciembre de 1974, y “Vamos Topo todavía”,
dedicado al jockey uruguayo Vilmar Sanguinetti, del 31 de enero
de 1975, es decir un año antes del fallecimiento de D’Arienzo.26
23 Equivocación del autor: los dos temas grabados en el sello Philips no son
con la orquesta de Di Paulo, sino con la de Normando Lázara.
24 Sello Columbia.
25 Al parecer, la fobia de D’Arienzo a viajar en avión se debía a la impresión
11
Alberto Echagüe fue un viajero incansable, recorrió toda
América y Estados Unidos, donde estuvo en cinco
oportunidades.
Es autor de los tangos “Gladiolo”, “Tus cartas cómo tardan” y
“La tango”, todos ellos con música de Carlos Lazzari; “Alias
Orquídea”, con el productor televisivo Alfredo Gago, y “Porque
tú me lo pides”, con Enrique Alessio.
Esta semblanza hecha con la ternura y emoción de los
recuerdos más lindos, intenta ser el homenaje póstumo al padre
de mi querido amigo Osvaldo Rodríguez, a quien nunca le voy a
perdonar que se haya ido.27
12
Abel Aznar
ADET, Manuel: Abel Aznar: El Rey de la Rima, diario El Litoral, Santa Fe,
sábado 1 de octubre de 2011.
Rima” le fue impuesto por Luis María Grinóvero, músico y poeta entrerriano.
30 Había nacido en Libertad; siendo él niño, la familia se trasladó al centro de
Merlo. Recuerda el historiador Aldo Capece: “Abel vivía al lado del café del
Rengo Aguilar (actual Casa de la Cultura). En la vereda de enfrente y en
diagonal hacia el oeste vivía Tomasito Espada, un bandoneonista autodidacta
que iba cuando y donde lo llamaran a tocar, cosa que hacía sin parar durante
horas y horas…”
31 “El viejo deseaba asegurarme el futuro y veía además, que yo tenía un
13
tanguero que no los haya silbado o cantado en voz baja.
Celebran la amistad, la hombría, los amores perdidos y las
pequeñas e inútiles revanchas. Son tangos para hombres cuya
poética se detiene justo en la línea que los separa del machismo.
Los cantores emblemáticos de sus letras son varones de pinta
brava y voz de guapo. Sus nombres merecen mencionarse: Julio
Sosa, Edmundo Rivero, Roberto Goyeneche, Jorge Casal, Oscar
Alonso y, sobre todo, el gran Alfredo Belusi que, para alguno de
sus seguidores, es el genuino y auténtico varón del tango.
Belusi fue el hombre que incorporó a Aznar a su repertorio y,
según los entendidos el que mejor los interpretó.
“Lo que vos te merecés”, es un clásico. Lo interpretaron
grandes cantores, pero nadie lo hizo como él. Yo tuve la
oportunidad y el privilegio de oírlo y verlo en el célebre “Bacán”
de Oscar Neme, ubicado en la esquina de 25 de Mayo y Juan de
Garay. Esa noche también cantó “Y no le erré”, “Jamás lo vas a
saber” y “De puro curda”. Fue una fiesta inolvidable.
En varias letras de este autor se relata la mítica escena donde
la mujer abandona al hombre seducida por los cantos de sirena
de la riqueza o la felicidad fácil, pero en algún momento
regresa.32 El más emblemático, el más popular, es “Lo que vos te
merecés”, con ese estribillo clásico donde celebra que haya
vuelto “con ese vestidito que yo te regalé”. La letra concluye con
el típico reproche: “Que decís, que te engañaron con un mundo
de promesas, que volvés arrepentida que recién me
comprendés, que querés si se acabaron tus delirios de grandeza,
hoy tenés de recompensa, lo que vos te merecés”.
14
Situación parecida se plantea en el tango “Y no le erré”.
También allí la mujer tiene pajaritos en la cabeza y abandona al
hombre para correr detrás de sus ilusiones o de sus berretines.
Como en “Lo que vos te merecés” en “Y no le erré” el hombre
recibe a la mujer con algo de satisfacción y de amargura. “Hoy
tengo el gusto de verte volver como yo quería”, le dice, para
luego rematar: “Que el día menos pensado, como una cosa
resuelta, ibas a pegar la vuelta, sin grupo... y no le erré”.
La última estrofa es muy buena. “¡Te lo juro! Tuve ganas de
vengarme, mi amor propio no entendía otra razón, fue un
momento, pero pude serenarme y me dije bien tranquilo...
¡Necesita un tropezón!, necesita que la engrupan y que un día, se
dé cuenta que vivió en un folletín, que se encuentre sin cariño y en
la vía, pa que entienda que todo esto no fue más que un berretín”.
Las dudas, el dolor disimulado por la supuesta revancha, la
certeza del amor recuperado, todo ello visto desde el lugar de un
héroe tanguero, es lo que le otorga a estos poemas belleza y
perdurabilidad. Puede que en la letra el machismo esté presente,
en algunos casos de manera visible, pero lo que lo disculpa, lo
atenúa y en todo caso lo justifica, es la capacidad del hombre para
amar. Machista, guapo, perdedor, tal vez algo anacrónico, el
personaje sólo se salva gracias a su capacidad de amar.
Un tango importante en el repertorio de Aznar es “Y te
parece todavía”. Es un tango muy bien escrito que curiosamente
las mujeres han sido las que más se han lucido al interpretarlo,
al punto que para más de un tanguero el protagonista de la
historia es una mujer, aunque en la letra no hay ninguna
referencia a la sexualidad del personaje. El estribillo es un
clásico del tango: “Y te parece todavía, que te puedo perdonar,
vos serás como una herida, para el resto de mi vida, pero otra
cosa, jamás”. En este caso, el personaje no olvida la ofensa
recibida. A diferencia de los poemas anteriores en “Y te parece
todavía”, el o la protagonista no perdona y, como me dijera un
veterano de la guardia vieja: “Esa incapacidad para perdonar es
lo que le otorga al tango un perfil femenino.”
15
“De puro curda”, se ha transformado en el himno de los
borrachos o de todos los que celebran el gusto de beber alcohol
sin otro justificativo que el placer de beber. En este caso la curda
no es la respuesta a un fracaso amoroso, a una pena de amor. La
gratuidad del acto es lo que le otorga nobleza. “Yo tomo porque
si, de puro curda, pa mi siempre es buena la ocasión”. O cuando
dice: “Y a mí que me importa que diga la gente, que paso mi vida
tras un mostrador, por eso no dejo de ser bien decente, no pierdo
mi hombría ni mancho mi honor. Me gusta y por eso le pego al
escabio, a nadie provoco ni obligo jamás, y al fin si tomando yo
me hago algún daño, lo hago conmigo, de curda no más”.
Por último, una referencia a ese otro gran poema que se
llama “Jamás lo vas a saber”. Otra vez el amor y el fracaso del
amor. Pero a diferencia de “Y no le erré” o “Lo que vos te
merecés”, es que el hombre no quiere que se sepa que está
enamorado. “No me vas a ver tirado, ni me vas a ver vencido, no
me vas a ver rodando como vos te imaginás, ni metido en los
boliches pa curarme de tu olvido, si has pensado en todo eso no
lo vas a ver jamás”. Toda una cultura masculina se expresa en
estos versos. El hombre jamás va a demostrar que sufre. Ni
siquiera delante de los amigos. “Y si tomo alguna copa no va a
ser con los amigos, uno nunca está seguro si le falla el corazón”.
Sin embargo, el poema avanza y en sus últimos versos el
reconocimiento de que está totalmente enamorado es tan
evidente, que podría decirse que es una suerte que el tango
concluya, porque un verso más y el hombre termina confesándole
a la mujer que está enamorado de ella. “No te voy a dar el gusto
que te digan algún día, que me vieron solo y triste que me muero
por tu amor, que te extraño como nunca, que te quiero todavía.
No te voy a dar el gusto que te cuenten mi dolor”.
Escribir para Aznar fue un arduo aprendizaje. Se dice que siendo
muy joven el maestro Osvaldo Pugliese le dijo después de leer
algunos de sus poemas: “Pibe, cambiá de manera de escribir, porque
así no vas a llegar a ningún lado”. Nunca olvidó ese consejo. Y
cuando Pugliese permitió que sus cantores más emblemáticos
16
incorporasen sus grandes tangos al repertorio, es porque entendió
que el muchacho había seguido sus consejos y los había superado.
El 28 de junio de 1936, Nelly Omar canta el primer poema de
Aznar. Se llama “Igual te quiero”. La orquesta de Florindo Sassone
con Jorge Casal estrena “Y mientes todavía”. Y la orquesta de
Osvaldo Pugliese presenta con la voz de su amigo Roberto Chanel,
“La mascota del barrio”. Ya para entonces, Aznar es un poeta
reconocido en el ambiente. Reconocido y respetado. Los cigarrillos
y el café fueron sus adicciones. La pintura, su hobby preferido.
Comía muy poco y disfrutaba de la reunión de amigos.33
Nació el 26 de junio de 1913 y murió el 5 de marzo de 1983.
17
Floreal Ruiz
SÁBATO, Néstor [ed. resp.] & PALACIO, Jorge [dir. periodístico],34 revista Los
Grandes del Tango, año I, n° 55, Buenos Aires, noviembre de 1991, pp. 6-33.35
podría considerarse la “década perdida” de los 80. Un reflejo del renacido interés
por esta especie musical fue la instalación en aquel entonces de nuevas industrias
culturales, como la productora de radio FM Tango, la multiplicación de salones
de baile y la aparición de sellos discográficos con materiales nuevos y de archivo.
En aquel contexto, la revista Los Grandes del Tango fue de suma importancia,
con un fuerte impacto inicial y ventas sostenidas durante meses, que obligaron a
extender el plan de la obra bastante más allá de lo previsto al principio; y aunque
más tarde languideció hasta desaparecer sin que nadie la extrañase demasiado,
supo dejar en conjunto un interesante material de consulta.
36 Errata en el original: el nombre correcto era Rosa Raymondo.
37 De hecho, “Floreal” remitía al nombre de uno de los meses del calendario
republicano francés. Era uno de los tres meses que más o menos coincidían
con la primavera en el hemisferio norte. Se lo utilizó de manera oficial solo en
Francia entre 1792 y 1806, y luego de manera efímera al caer Napoleón en
1814 y también durante la Comuna de París, en 1871. Era absolutamente
impráctico porque se ajustaba al sistema métrico decimal en vez de
acompañar la realidad astronómica; se desfasó muy pronto del ciclo de las
estaciones, la gente nunca logró adaptarse a su uso, los demás países lo
ignoraron, y cada vez que intentó implantárselo de nuevo fue necesario volver
al calendario gregoriano tradicional para corregir diferencias. Quedó solo
como una curiosidad romántica de la Revolución Francesa.
18
“Piruco”, tal era el apodo que acompañó a Floreal durante su
infancia y adolescencia, dibujó sus primeros palotes en la Escuela
n 6 de Varela entre Monte y Junta, donde en definitiva completaría
toda su instrucción primaria. Antes y después, la calle,
protagonista permanente de sus juegos infantiles y los partidos de
fútbol en los que se mezclaban como escenario los potreros, el
empedrado y los inmensos terrenos baldíos de la zona.
Su padre, que era tapicero, le enseñó el oficio para que
pudiese ejercer las primeras tareas rentadas en el local de la
calle Culpina al 800. Tiempo más tarde le tocarían otras labores
a Floreal, como repartidor de pan y leche a domicilio.
Desde temprano la llama de la pasión futbolística se había
prendido en “Piruco”, quien se deslumbró ante la casaca roja
candente de los “Diablos” de Independiente.38
Otra llama se estaba apoderando de él poco a poco, mientras
escuchaba por las viejas radios y victrolas las voces de Gardel,
Corsini y Magaldi. Sí, era la llama del tango que comenzó a
prenderse desde sus épocas de repartidor, cuando se juntaba
con otros muchachos en las inmediaciones de Av. del Trabajo y
Varela, “haciendo” punta para acercarle una serenata a alguna
linda piba del barrio. Esta costumbre, tan difundida en aquella
época, luego le depararía algún beneficio económico, pues otros
muchachos no tan dúctiles para el canto recurrían a Floreal para
homenajear a sus novias. Uno de sus compañeros predilectos
para estos menesteres fue quien más tarde se convirtió en uno
de los grandes del canto y la escena argentina: Hugo del Carril.
Lo cierto es que Floreal decidió que su vida estaría ligada al
canto, no obstante la firme oposición de su padre, que
consideraba que el canto “era para la bañadera”.
No era época de discusión con los padres y menos de
desobedecer abiertamente sus órdenes; es por eso que tuvo que
ingeniárselas para presentarse en algunos de los concursos
realizados por intermedio de las radiodifusoras, que buscaban
nuevas voces para el género. Es así como presentándose como
19
“Fabián Conde” y “Carlos Martel” alternativamente, participó en
los concursos organizados por las radios Fénix y Prieto, ganando
en la primera. Al poco tiempo pudo ingresar a una orquesta
comandada por José Otero, quien se desempeñaba en las radios
Prieto y Belgrano,39 y aunque no pudo grabar los temas de su
especialidad, sí llegó al acetato catando la marcha del club
Platense, en el año 1938.40 También registró un fugaz paso por la
orquesta Armenonville, cuyo director Alberto Mancione le
auguró un buen futuro en su incipiente carrera de vocalista.
Mil novecientos cuarenta y uno fue el año de la gran
oportunidad de llegar al exigente público tanguero, cuando fue
convocado por el maestro Alfredo De Ángelis, con quien se foguea
artísticamente y llega a grabar varios éxitos41 que lo identifican por
el resto de su carrera: “Marioneta” y “Cómo se muere de amor”
comenzaron a serle permanentemente requeridos.42 En esa época
formó rubro vocal con otro gran cantor: Julio Martel.
Luego de dos años con el autor de “El Taladro” 43 y merced a
gestiones de su gran amigo y compadre Alberto Marino, ingresa
a la orquesta de Aníbal Troilo quien con su talento para
conducir voces e instrumentos le hace descubrir un repertorio
más amplio, notando en Floreal la ductilidad de su voz para la
20
entonación de valses y milongas. Los dúos que formó con el
“Tano” Marino primero y con Edmundo Rivero después,
quedaron para la antología tanguera como expresión de una
calidad inconfundible.44
En el aspecto personal, “Piruco” había formalizado pareja con
Leonor Elisa Videla, de cuya unión nació su único hijo: Floreal Omar.
El 28 de mayo de 1944 entonó por primera vez la canción de
cuna ante su hijo, quien se convertiría con el paso de los años en
su desvelo, y el halago de su cariño en la continua demostración
de admiración ante sus cualidades canoras.
Bajo la dirección de Francisco Rotundo, Floreal trabaja
incansablemente en los más afamados palcos tangueros y graba
con asiduidad.45 Sus éxitos de esa etapa son “Melenita de Oro” y
“Un Infierno”, entre otros.
La sencillez y calidad humana de Floreal Ruiz le hicieron ganar
muchos amigos en el ambiente, resultando más que merecida la
fama de “gran tipo” que lo acompañó hasta el fin de sus días.
La ascendente carrera de “Piruco” se vio interrumpida por la
decisión de Rotundo de disolver la orquesta; pero ayudado por
su currículum hecho a fuerza de calidad y esfuerzo, logró
integrar la orquesta de un ex compañero de la época de Troilo:
José “Pepe” Basso. Allí encontró un acompañamiento ideal que
le permitió ampliar inmensamente su repertorio y cimentar las
bases para la creación de un dicho que corrió por boca de todos
los simpatizantes de la música ciudadana: “Floreal se canta
todo”, decían con razón.46 Es que el Tata llegaría a batir dos
récords junto a Basso: la permanencia durante ocho años y la
un cantante que siguió activo hasta una edad avanzada sin decaer en su
rendimiento vocal. Entre las voces masculinas, un caso similar fue Héctor Mauré.
21
grabación de cuarenta temas47 entre los que mayoritariamente
había tangos, pero también milongas, valses y creaciones a dúo
con cantores de la talla de Alfredo Belusi y Jorge Durán.
En 1964 decide que ya era tiempo de tentar fortuna artística en
calidad de solista, apoyado por un amplio repertorio, su dominio
de la vocalización y el gusto popular que reconocía en él una muy
ajustada entonación y la adecuada interpretación del sentir de los
autores de las letras. Es así que se desvincula de Basso e inicia una
próspera etapa en la que es secundado por el acompañamiento
musical de los maestros Jorge Dragone y Carlos Galván. 48
Prácticamente no hubo reunión tanguera que no contara con
Floreal Ruiz en su elenco. Las giras se sucedieron en forma casi
ininterrumpida y hasta llegaron al extranjero, a un país que está
muy ligado sentimentalmente a nuestra música ciudadana:
Colombia. Allí se presentó junto a una nutrida embajada artística
en ocasión de realizarse el IV Festival de Tango de Medellín.
Paralelamente volvió a los estudios de grabación con su
condición de solista, y con dirección y arreglos musicales de
Osvaldo Requena realizó un larga duración que contó con el
favor del público. Cosa que obligó al sello Microfón a convocarlo
para la realización de otro. En ambos, Floreal mostró su calidad
vocal al abordar un nuevo repertorio que se adecuaría a voz, la
cual, ya más grave, mantenía su afinación de siempre. Prueba
de ello fueron sus versiones de “María”, “Trenzas”, “Bien Criolla
y Bien Porteña” y “Mimí Pinsón”.
Floreal mantuvo siempre un ritmo regular de actividad a
pesar del auge de las músicas foráneas que existían en esa
época. Con este ritmo se mantuvo en constantes actuaciones en
el interior, en tradicionales escenarios como La Casa de Carlos
Gardel y otras famosas peñas de tango., que organizaban
cultores del género como Osvaldo Martín y Jorge Bocacci.
47Los primeros discos, en el sello Odeon; luego prosigue en el sello Music Hall.
48Con Dragone grabó para el sello Alanicky; con Galván no dejó grabaciones.
El autor de esta crónica omite que Floreal Ruiz también fue acompañado por
Luis Stazo, con quien grabó un par de temas para el sello Alanicky.
22
“Mundana”, “Te Quiero por Buena” y “Tu Beso y Nada Más” eran
algunos de sus temas requeridos asiduamente por sus seguidores.
Ya en esta época su organismo le dio su primer llamado de
atención; su adicción al cigarrillo (fumaba cuatro atados por día)
y la buena mesa provista de abundante comida y bebida,
comenzaron a afectar su cuerpo generoso cuando aún no había
cumplido los 60 años y ya llevaba sobre sus espaldas más de 37
de actividad profesional. A pesar de las recomendaciones de
amigos y familiares y las indicaciones de los médicos, Floreal
volvió a los cigarrillos y a la buena mesa. En 1976 en sello RCA
Victor le ofrece volver a grabar el que sería su último disco,
compuesto por material totalmente renovado: “Divina”,
“Valsecito Amigo”, “Toda mi Vida” fueron algunos de esos temas
a los que se agregaron uno de su propia autoría (“Y no Tenés
Perdón”) y un estreno de la autoría de Garello, que resultaría
todo un hallazgo en la voz de Floreal: “Buenos Aires Conoce”.49
El sofocón que había pasado en 1975 resultó un severo
llamado de atención un Floreal Ruiz cuya salud dejaba, por
cierto, bastante que desear. Pero el cantor no le dio la
importancia que merecía. Los médicos que en aquella
oportunidad lo trataron del infarto, le prohibieron ahora toda
actividad laboral, le dijeron que abandonara el cigarrillo y le
recomendaron un régimen especial de comida. Pero todo eso
era demasiada exigencia para el Tata, quien, superando el
trance, dejó de lado todas las recomendaciones; no solo la de los
médicos, sino también las de familiares y amigos. “Me voy a
morir si no canto…”, dijo en un reportaje que apareció en la
coumna tanguera de un importante matutino, al retornar a los
escenarios. Siguió cantando, fumando en exceso y comiendo
con su habitual buen apetito.
El año 1978 lo sorprende trabajando en “Caño 14” y en otros
locales que lo contrataban los fines de semana. Noche a noche
dejaba un cacho de salud en cada actuación, apasionada y total.
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Su familia preparó con gran cariño la celebración de sus 62
años, organizando una linda fiesta en la intimidad del hogar. Su
hijo Floreal (“Pichi”, para todos los que allí estaban) le hizo una
humorada: cambió el orden de las velitas, que tenían los
números 6 y 2, de modo que en todas las fotos familiares la
torta apareció como festejando los 26. Esas mismas fotos
testimonian un desmejorado semblante en el cantor.
Pocos días después su amigo José Vizzini, que lo acompañaba
desde 1942 a todos lados, lo asiste preocupado luego de un show
realizado con motivo de la inauguración del Salón Lira, en la
localidad de Los Polvorines. “José, le dice Floreal; “llamá a Caño14
y deciles que esta noche no voy… no me siento nada bien…”
Nuevamente la conmoción familiar, las corridas en busca de
un médico para atender la emergencia y las palabras de Floreal
al joven médico que pretendió aplicarle una inyección ante el
tercer infarto: “no te gastés, pibe… sería un pinchazo al cuete…”
Lo internaron en el sanatorio Mayo, en Perú y Humberto I°, por
intermedio de la Unión Argentina de Artistas de Variedades. Le
hicieron innumerables análisis y estudios, pero el cuadro era
preocupante y su estado se deterioraba hora tras hora. Los
médicos ya no daban esperanzas a familiares y amigos que
montaban guardia permanente a su lado. El “Pichi” tuvo un
gesto de compasión y accedió a un ruego: un plato de ñoquis
con salsa, y eso lo animó bastante. Luego propició una rueda de
mate y compartió dos termos con los allí presentes. Se fumó un
par de cigarrillos y a pedido de sus dos entrañables amigos, José
Vizzini y “Piraña” Alonso, canturreó “Muñeca de Carne”.
Con naturalidad y reflejando una sensación de gran paz
interior, entornó los ojos y se durmió para siempre. Era el 17 de
abril de 1978.50
50En Merlo, Floreal Ruiz vivió entre 1946 y 1967 en Güemes 918, barrio de San
Antonio de Padua. Paralelamente a su actividad como cantor, allí mismo en
Padua dirigió, además, una empresa distribuidora de productos metalúrgicos.
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Juan Carlos Thorry
25
atiende a los artistas que llegan para actuar en ellos, ya que es
médico de la embajada de España.
Una vez cumplido el ciclo estudiantil primario, prosigue con
el secundario en el colegio San José, donde finaliza sus estudios
en el año 1925. Luego, con dieciocho años de edad, ingresa a la
Facultad de Medicina, cursando la carrera universitaria hasta
segundo año. Entonces, abandona sus estudios y se emplea en
Tribunales, trabajando en el Juzgado Nacional de Primera
Instancia en lo Criminal de Instrucción n° 10.
En tanto ello ocurre, Thorry comienza a adentrarse en
diversas facetas del mundo artístico. En efecto, en 1926, junto a
sus ex compañeros del conjunto teatral del colegio San José,
forma la agrupación Los Boys Estudiantiles, en la cual él canta y
baila con Margarita Solá, realizando presentaciones en el teatro
Monumental, de Lavalle 780.
También canta en el cabaret Florida Club, donde no recibe
ninguna paga por su tarea artística. Justamente a ese lugar
concurre asiduamente su amigo el bandoneonista Osvaldo
Fresedo, quien le comenta que muy pronto va a abrir un bar, a la
vez que le propone que se incorpore como cantor de su orquesta,
que va a actuar en el mismo. Así, en el año 1927, Thorry se
incorpora como estribillista de la orquesta típica de Fresedo,
comenzando a actuar ante los micrófonos de LR10 Radio Cultura,
y en el bar Fresedo, ubicado en Rivadavia y Azcuénaga, que tal lo
proyectado es propiedad del director de la agrupación.
En ese año 1927, en su carácter de cantor de tangos, Thorry
registra sus primeras grabaciones como estribillista de la orquesta
de Osvaldo Fresedo.52 Comienza con ellas el 3 de marzo de 1927
con el tango “Volvé, mi negra”, y prosigue a los pocos días, el 10 de
mayo, con el tango “Pensando en ti”. Finaliza la serie de estribillos
el 4 de noviembre del mismo año, con los tangos “Perfume de
mujer”, “Pebeta canyengue” y “Queja indiana”.
Al año siguiente, 1928, Thorry deja una grabación como
cantor solista, acompañado por las guitarras de Echezarreta,
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Uriarte y Rocha, en el marco del Conjunto de Estudiantes de
Derecho. Es el tango que lleva su propia letra y música, titulado
“Bulincito estudiantil”. Este disco, que en el reverso lleva la
orquesta de Antonio Arcieri en forma instrumental, se realiza
como una manera de ayudar al Centro de Estudiantes de la
Facultad de Derecho, con el ingreso proveniente de su venta que
se realiza en la puerta del viejo teatro Ópera, de Corrientes 860,
ante el público concurrente al mismo. En este disco, el nombre
del cantor es J. A. Torgui, que es el pseudónimo artístico que
utiliza en ese momento, y que no es otra cosa que su verdadero
nombre y la parte inicial y final de su apellido, al que le suprime
la parte intermedia “ronte”. O sea, que es “Tor” el comienzo, y
“gui” el final de Torrontegui. Posteriormente, su pseudónimo
definitivo es Juan Carlos Thorry, modificando Torgui por
Thorry a efectos de una mejor pronunciación y de una mejor
percepción auditiva.53
En el año 1932 organiza una troupe estudiantil con la ayuda
de su amigo Raúl Sanchez Reynoso, la que realiza actuaciones
en el teatro Ópera y en el teatro Fénix, de Rivadavia 7802.
Justamente ese 1932 es fundamental para la vida artística de
Thorry, ya que de allí en más sus éxitos son prácticamente
permanentes, y se consolida su actividad en el arte a la vez que
abandona su labor como empleado de Tribunales.
27
En 1932 es invitado por Enrique Santos Discépolo para
intervenir en su espectáculo “Mis Canciones 1932”, que se
presenta en el teatro Monumental, y donde Discépolo estrena su
nuevo tango “Secreto”.
Siguiendo en 1932, Thorry se incorpora como chansonnier de
la orquesta a a orquesta de Rudy Ayala, continuando en el jazz,
trabajando en la confitería Richmond Florida, de Florida 486.
Al año siguiente, en 1933, con la misma agrupación de Rudy
Ayala actúa por LR8 Radio París, donde también trabaja la
orquesta típica de Juan Canaro, que cuenta con Rodofo Biagi
como pianista. Un día de 1933, en esa radio, Biagi le entrega a
Thorry la música de un tango que acaba de componer para que
le escriba la letra, ya que tiene conocimiento de que Thorry
compone algunas letras y música de tango. Allí mismo, en los
estudios de LR8 Radio París, Thorry escribe la letra para el
tango que le trae Biagi, al que primeramente piensan
denominar “Soledad”, y finalmente lo registran como
“Indiferencia”. El contenido de la letra del tango se relaciona
claramente con las vivencias de Thorry en su niñez, y la relación
de la separación de sus padres, su madre a quien cree fallecida,
y el sentir de una infancia con profundo contenido existencial.
En los estudios de LR8 Radio París, ubicados en Cangallo 860,
nace entonces el tango “Indiferencia”, un día del año 1933.54
A su vez, Thorry, en 1933, integra la compañía radioteatral
de Claudio Martínez Paiva para las emisiones por LR8 Radio
París, en la que también interviene la orquesta de Juan Canaro.
Actuando en la misma radio, como crooner de la agrupación
de Rudy Ayala, lo va a buscar su amigo Raúl Sánchez Reynoso,
que dirige la Santa Paula Serenaders, que es el suceso musical
del momento, para que se incorpore a su conjunto. Thorry
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acepta el ofrecimiento y se integra a la agrupación, comenzando
a actuar por LR3 Radio Belgrano, en las audiciones Griet, 55
donde comparte la cartelera con Ignacio Corsini. Corre el año
1933. Las presentaciones tienen lugar también en el hotel Alvear
Palace, de la avenida Alvear 1891.
En el año 1934 Sánchez Reynoso y sus Santa Paula
Serenaders, con Thorry de vocalista, se presenta por LR5 Radio
Excelsior, a la vez que registra grabaciones discográficas.56
En numerosas oportunidades los Santa Paula Serenaders con
Thorry como cantor amenizan bailes juntamente con la
orquesta típica de Ricardo Tanturi, por lo cual alguna vez se ha
dicho que Thorry cantó con la orquesta de Tanturi, lo que no es
exacto, y de esta relación proviene la confusión.
Durante el año 1935 Thorry se presenta en radio como cantor
y como comentarista, en este último caso con el nombre
artístico de Juan de la Púa. Actúa así por LR5 Radio Excelsior,
por LS6 Radio Stentor, y por LS9 Radio La Voz del Aire.
El 9 de noviembre de 1935 se despide de LS8 Radio Stentor
como cantor, y también se despide el charlista Juan de la Púa.
Es que en el mes de noviembre de 1935 se incorpora a la
compañía de revistas del teatro Maipo, de Esmeralda 443, cuyas
actuaciones se prolongan en giras por Rosario, Santa Fe y
Montevideo, que abarcan hasta febrero de 1936.
Pero el año 1935 es también importante para Thorry, ya que
allí comienza una carrera cinematográfica de tal magnitud que
lo convierte en uno de los máximos actores de la comedia. Una
gran cantidad de películas se irán sumando año tras año, las que
formarán con el tiempo parte del acervo cultural argentino.
decreto de aquel mismo 1934 que prohibía el uso de la palabra “nacional” por
entidades particulares, en el segundo semestre se quitó esta palabra de la
marca y la misma se reconvirtió en Criollo Odeon, aunque no por mucho
tiempo ya que en 1936 la compañía decidió reemplazarla definitivamente por
Odeon (a secas).
29
En efecto, en el año 1935 se estrena la película “El caballo del
pueblo”, siendo la primera película de Thorry, protagonizando
un papel destinado originariamente a Carlos Gardel, pero que
este declina debido a sus compromisos en Estados Unidos de
Norteamérica.57 En “El caballo del pueblo”, además de Thorry,
trabajan Olinda Bozán, Irma Córdoba, Pedro Quartucci, Juan
Mangiante y Enrique Serrano, con dirección de Manuel
Romero. Allí Thorry canta varios tangos y valses criollos.
Su segunda incursión cinematográfica tiene lugar en 1936, en
la película “Radio Bar”, junto a Gloria Guzmán, Olinda Bozán,
Alicia Barrié, Alberto Vila, Marcos Caplán, Sussy Derqui, José
Ramírez, Benita Puértolas, Héctor Quintanilla, Carlos Enríquez,
Juan Mangiante, y las hermanas Lydia y Violeta Desmond, con
dirección también de Manuel Romero. En esta película Thorry
canta a dúo con Alberto Vila el tango “Leyendo en tu mano”
acompañado por la orquesta de Elvino Vardaro; a dúo con
Gloria Guzmán la rumba “Qué tengo yo” acompañado por la
orquesta de Efraín Orozco; y el foxtrot “Olvidando las penas”. 58
En 1937 y 1938 Thorry es locutor radial y además es
animador de los programas de la popular Niní Marshall,
“Catita”, ante los micrófonos de LR1 Radio El Mundo.
También en esa radio Thorry canta acompañado por las
orquestas de Eddie Kay y de Dajos Bela.
En 1938 prosigue su carrera cinematográfica en cuatro
películas: la primera es “Dos amigos y un amor”, con Pepe
Iglesias, Norma Castillo y Santiago Gómez Cou, con dirección
de Lucas Demare, donde canta Roberto Maida con la orquesta
de Francisco Canaro;59 la segunda es “Maestro Levita”, con Pepe
éxitos de Canaro en este aspecto (la mayoría de las películas financiadas por él
fueron fracasos comerciales). Primer film de Demare como director, y debuts
cinematográficos de Pepe Iglesias y Norma Castillo.
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Arias, Mecha Ortiz, Miguel Gómez Bao y Delia Garcés, con
dirección de Luis César Amadori;60 la tercera es “Villa
Discordia”, con Olinda Bozán, Paquito Bustos, Santiago Gómez
Cou, Delia Garcés y Guillermo Battaglia, con dirección de
Arturo S. Mom; y la cuarta es “Senderos de fe”, con Floren
Delbene, Amanda Ledesma, Marcos Caplán y Pedro Maratea,
con dirección de Luis Moglia Barth.
Luego su carrera cinematográfica continúa casi
ininterrumpidamente: “Cándida” en 1939; “El solterón”,
“Isabelita” y “Luna de miel en Río” en 1940; “Yo quiero ser
bataclana” y “Los martes, orquídeas” en 1941; “En el último
piso”, “Una luz en la ventana”, “El pijama de Adán” y “Elvira
Fernández, vendedora de tienda” en 1942; “La hija del ministro”
en 1943; “La pequeña señora de Pérez” y “La Casta Susana” en
1944; “La señora de Pérez se divorcia” en 1945; “Con el diablo
en el cuerpo” y “El retrato” en 1947; “La serpiente de cascabel” y
“La hostería del caballito blanco” en 1948; “Cita en las estrellas”
en 1949; “Cuando besa mi marido” en 1950; “La comedia
inmortal”, “Concierto de bastón”, “Especialista en señoras” y
“Escándalo nocturno”, esta última como actor y director, en
1951, al igual que “El complejo de Felipe” como director
solamente, en el mismo año 1951; “Bárbara atómica” en 1952;
“Asunto terminado” y “Suegra último modelo” en 1953; “Somos
todos inquilinos” como actor y director en 1954; “Los maridos
de mamá” en 1956. Realmente, los sucesos cinematográficos de
Thorry, que con posterioridad a esta fecha continúan, son de
gran relevancia en el cine argentino.
Pero, lógicamente, en tanto Thorry trabaja en cine también
realiza otras actividades artísticas. En la década del cuarenta,
época dorada en que se domicilia en la calle Bartolomé Mitre
1371, trabaja en la compañía del teatro Maipo, y realiza giras por
el interior y por Montevideo.
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También, en el año 1942, se integra a Eugenio Nóbile y su
Conjunto Panamericano, y como vocalista del mismo vuelve a los
estudios de grabación61 y a la amenización de jornadas danzantes.
Y en 1947 hace lo propio con el conjunto de Vito Bonny.62
Durante los años 1946 y 1947 realiza una importante gira por
todas las capitales de los países de América, llegando incluso a
México. En 1946 actúa en La Habana, Cuba.
También Thorry llega a actuar en el Carnegie Hall, de
Estados Unidos de Norteamérica. Su mundo artístico es
verdaderamente inmenso e interminable: escribe los libretos de
sus propios programas, anima programas de radio y televisión
durante muchos años… Desde 1965 es animador del programa
de tangos en televisión “Grandes Valores de Hoy y de
Siempre”… Trabaja en comedias en diferentes teatros y en
diferentes canales de televisión… En el ámbito tanguero,
también registra la autoría de obras de importancia…
Es autor de la letra y de la música del tango “Bulincito
estudiantil”; autor de la letra de los tangos “Indiferencia” con
música de Rodolfo Biagi, “Vida querida” con música de Lalo
Scalise, “Mi serenata” con música de Edgardo Donato, “Qué
importa” con música de Ricardo Tanturi, del fox canción “Dime
adiós, pero hazlo sin llorar” con música de Rudy Ayala, de los
tangos “Vos perdiste” y “Por una quimera”.
Thorry junto a su esposa, la actriz Alma Vélez, 63 está
culminando la construcción de su propio teatro y escuela en la
localidad bonaerense de San Antonio de Padua. 64
61Sello Odeon.
62 Sello RCA Victor.
63 Thorry tuvo seis matrimonios anteriores: con María Elisa Spoti, María
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