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El placer de la lectura
Felipe Garrido
L
a falta de comprensión, puntuación.1 Y no es que todo
la incapacidad de dar eso deba descuidarse, sino que
sentido y significado a todo eso debe ser consecuencia
los textos que se simula leer, —no sustituto— de que se ha
es quizás el motivo primor- atendido lo esencial: la capaci-
dial por el que la mayoría de dad de identificar, construir y
los millones de mexicanos que seguir unidades de significado
tienen acceso a la escuela no de complejidad creciente; la
llegan a convertirse en lectores, así pasen quince capacidad de atribuir al texto sentido y significa-
o veinte años de su vida entre libros; así termi- do. Para decirlo lisa y llanamente, la capacidad de
nen una licenciatura o un doctorado; así lleguen comprender, de ir más allá de lo que Julio Corta-
a ocupar posiciones destacadas en actividades de zar llama la “corteza cultural”.
toda clase incluido, naturalmente, el campo de la No es que yo menosprecie la memorización.
educación. Creo que no es falso decir que uno de Al contrario, me parece un ejercicio indispensable
los ejes de nuestro sistema educativo es la simula- que lastimosamente se ha abandonado creyéndolo
ción de la lectura. En la escuela, en todos sus nive- enemigo del razonamiento y de la comprensión.
les, aprendemos y enseñamos a simular la lectura. A veces, memorizar un texto puede ser el primer
En la escuela aprendemos y enseñamos a repetir, en paso en el camino de su comprensión. Porque la
voz alta o en silencio, palabras que podemos pro- comprensión no es algo que se nos dé de un golpe
nunciar pero que no alcanzamos a comprender. sino algo que construimos, en ocasiones penosa-
Aprendemos y enseñamos la simulación de mente, con enormes dificultades. Aprendemos a
la lectura cuando prestamos atención a lo acce- construir la comprensión y, en la medida en que
sorio y dejamos de lado lo esencial. Lo accesorio ejercitamos esta habilidad la vamos facilitando y
es eso que fue todo lo que yo pude poner, hace podemos perfeccionarla hasta el punto de perder
un instante, cuando simulé leer las cinco y media conciencia de su complejidad. Pero, insisto, me-
líneas iniciales de un libro de econometría: la mo- morizar no es comprender. Lo ideal sería memori-
dulación de la voz, la velocidad, la articulación de zar textos que comprendemos, y llegar a compren-
las palabras, la capacidad de seguir los signos de der textos que hemos memorizado.
cias comunes. Tal vez porque, en realidad, muchas deseamos expresar o comunicar. El lenguaje,
veces nosotros mismos no somos lectores tan genui- hablado y escrito, es el instrumento indispensable
nos ni tan avezados como deberíamos. Mientras los para formar la conciencia y ordenar la experiencia;
maestros no se conviertan en lectores, en lectores para conocer el mundo y transformarlo.
auténticos, en lectores de literatura —ningún lector Estar alfabetizado significa tener la capacidad
está completo si no lo es también de literatura— y de emplear el lenguaje escrito con fines pragmáti-
no solamente de los textos que les pide su profesión cos, de indudable utilidad, como estudiar o tra-
—esa es una manera de ser analfabetos por espe- bajar. Ser lector significa, además de eso, haber
cialización— será poco lo que puedan hacer para descubierto que los libros son amigos que nos
convertir en lectores a los demás. cuentan historias, nos acompañan, nos consuelan
El diálogo, la dimensión social, colectiva de la y dan consejo; nos llevan a conocer lugares y per-
lectura, es esencial para construir la comprensión. sonas. Que los libros abren espacios para dialogar,
Con la ventaja de que esa dimensión se extiende oportunidades de conocer ideas y explorar nuevos
en el espacio y en el tiempo al través de la propia caminos. Ser lector significa haber convertido la
lectura. lectura en una actividad de todos los días, una
¿Cómo podemos facilitar, propiciar la com- manera de aprender, sentir, pensar y crecer; de
prensión? ¿Cómo pueden los maestros, por profundizar en la comprensión del mundo y de la
ejemplo, alentar en los alumnos la capacidad de vida. Haberse apropiado del lenguaje escrito para
compresión? Hemos hablado de una experiencia satisfacer, mediante la escritura, las propias nece-
compartida. Quiero señalar que esa experiencia sidades de expresión y de comunicación.
deberá estar orientada a formar nuevas redes de Lejos de hacerse lectores, en su paso por los
referentes, a enriquecer las que ya se conocen, diez grados obligatorios de educación básica, la
a capacitar al lector primerizo para que lo haga mayoría de los alumnos quedan apenas alfabetiza-
por cuenta propia. (Eso mismo es lo que hacemos dos: este es el lastre más pesado de nuestro sistema
en un partido de futbol, ante una película, una educativo, de nuestra sociedad, de nuestro país. La
pintura, un edificio o una persona desconocida). razón es la falta de programas especiales de lectura
Porque estamos hechos de palabras. Nos ex- y escritura —como el que seguía Antonio Alatorre
presamos y nos comunicamos con palabras. Son en Autlán—, limitar estas actividades a ejercicios
palabras las ideas, las creencias, los sentimientos y en la clase de español; no tener como meta, desde
los pensamientos. Son palabras los recuerdos, los un principio, formar lectores capaces de escribir
proyectos y los sueños. Hacemos amigos, trabaja- lectores que hayan descubierto el placer de leer:
mos y nos divertimos, aprendemos y enseñamos no hay de otros.
con palabras. Las consecuencias son catastróficas. A mitad
Por eso mismo, nada hay más básico, más de los noventas del siglo pasado, cada año había
necesario, más urgente para la formación y la más o menos 150 mil aspirantes a ingresar en las
educación que el dominio del lenguaje. Ese es el preparatorias de la UNAM. De los más o menos
primero de los aprendizajes que todo ser humano 35 mil que lograban entrar, 35 por ciento —entre
requiere. Decir lenguaje es decir la voz y la escri- doce y trece mil— reprobaban los exámenes de
tura; la capacidad de entender lo que se escucha comprensión de lectura en el primer semestre de
y entender lo que se lee; es decir y escribir lo que bachillerato: no podían hacer un resumen, relatar