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«– ¿Tu novia es 7?, ¿pero sabes con quién te juntas?, ¡los 7 evitan el
compromiso porque tienen filofobia...no te puedes fiar de ellos!, además es un 7
sexual-trasmisor… te va a volver loco… bueno, tú sabrás lo que haces...»
«– Ah, así que eres un 6..., creía que eras 3..., parecías tan eficaz y profesional…
bueno, en realidad en nuestro departamento estamos buscando solamente a
perfiles orientados a objetivos, no podemos contratar a alguien tan dubitativo».
«– ¿Dónde se ha visto a un 9 militar? ¡pero si los 9 son perezosos y pacifistas!
es imposible que un 9 pueda estar en el ejército... y mucho menos ser piloto de
combate, ¡con lo estresante que es eso!».
«– ¿Pero es un 4? entonces mejor que no venga porque en nuestro equipo no
caben individualismos… buscamos personas que quieran pertenecer a un grupo
que trabaja unido, los 4 no saben trabajar en equipo ni les gusta seguir las
reglas»
Durante años he escuchado este tipo de prejuicios constantemente, no sólo a
diletantes aficionados al Eneagrama sino también a profesores experimentados.
Yo me he sorprendido a mí mismo en ocasiones sintiendo cierta aversión o
pensando excesivamente mal de algún eneatipo o subtipo; e incluso alguna vez
mis alumnos me han recriminado que a veces fuera imparcial a la hora de
explicar algún eneatipo en concreto: «– Alberto, aunque seas un 6, creo que eres
demasiado duro con los de tu eneatipo porque os criticáis demasiado; – Alberto,
parece que los 9 no te interesan porque no hablas con la misma intensidad de
ellos como cuando hablas de los 4 o de los 7…» Ninguno de nosotros –ni
siquiera los profesores de Eneagrama– estamos libres de prejuicios, y tenemos
que estar muy alerta para no crear clichés ni malentendidos.
Es bastante curioso descubrir cuán diferentes son las percepciones de cada
experto en su forma de entender los 9 eneatipos y su visión del eneagrama; la
metáfora de los ciegos que no saben identificar al elefante es paradigmática1.
1
Metáfora Sufí de los ciegos rodeando al elefante intentando averiguar qué es lo que están tocando con las
manos: uno toca la trompa y cree que es una cuerda, otro toca una pata y cree que es el tronco de un árbol...
2
Un sesgo cognitivo es un filtro perceptivo que modifica nuestra comprensión de la realidad.
3
Un 8 caballeroso y noble sería Rhett Butler –el protagonista de la película Lo que el viento se llevó–.
4
Jonathan Haidt en su libro «The Righteous Mind»
5
Edward de Bono, en su libro «La mente como agua».