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PATRICIOS

Los patricios fueron un orden social de la Antigua Roma compuesto por los
descendientes de las treinta curias primitivas. El término procede del
latín pater (padre) en referencia a los fundadores, es decir, a los primeros padres
de Roma. Es el senador por excelencia y forma parte de la nobleza primigenia de
la ciudad, llamada nobleza de sangre e ilustrii o nobiles patritii, y por sustrato
cultural la de toda Europa.
En torno al emperador y a los senadores patricios se desarrollará toda la sociedad,
cultura y civilización romana que culminará en el Imperio romano. Las ramas
patricias de los Valerios, Fabios, Cornelios, Claudios, Emilios y Manlios
formaban una aristocracia dentro del patriciado conocida como gentes mayores.

Según Tito Livio, los cien primeros hombres nombrados senadores


por Rómulo fueron denominados "padres" (latín patres), y los descendientes de
aquellos hombres se convirtieron en la clase patricia. Cicerón también describe
este relato. El nombramiento de estos cien hombres en el Senado les confería un
estatus nobiliario, que era lo que separaba a los patricios de los plebeyos. Algunos
relatos detallan que los cien hombres fueron elegidos por su sabiduría, lo que
coincidiría con la idea de que la antigua Roma se fundó sobre un ideal basado en
el mérito. Según otras opiniones, los patricios (patricii) eran aquellos que podían
señalar a los padres, es decir, aquellos que eran miembros de los clanes (gentes)
cuyos miembros componían originalmente todo el cuerpo ciudadano.
Otras familias nobles que llegaron a Roma en tiempos de los reyes también fueron
admitidas en el patriciado, entre ellas varias que emigraron de Alba Longa,
después de que esta ciudad fuera destruida por Tulio Hostilio. El último caso
conocido de admisión de una gens en el patriciado antes del siglo I a. C. fue la
incorporación de los Claudios al patriciado tras su llegada a Roma en el año 504
a.C., cinco años después de la instauración de la República.
La historia de los patricios es la del Senado romano y la de la propia Roma.
Constituían una nobleza fundamental y, tras los escándalos de la República
romana, una clase aristocrática, reducida y selecta, distinguida de entre el grueso
del Senado por los emperadores para formar su cámara o consejo privado. Con el
vocablo genérico «patricio» se distinguía a los considerados superiores al resto de
senadores, plebeyos incorporados en la República.
A medida que el peso social y político de Roma aumentaba, la población de la
ciudad no dejaba de crecer, fruto de la inmigración que el nuevo polo de poder
regional iba atrayendo. A esta llegada de nuevos ciudadanos se les
denominó plebeyos, en contraposición a los descendientes de los antiguos
moradores de la ciudad: los patricios.
Durante la República, en el contexto de las luchas patricio-plebeyas, se
introducirán grandes cambios, como la ampliación de la ciudadanía, la limitación
del poder de los cónsules, la introducción del tribunado de la plebe, la inclusión de
los plebeyos en el Senado, la elección de magistraturas curules por los comicios
por tribus, etc. Roma sufre una lenta pero constante transformación, que culminará
con las Leges Liciniae-Sextiae y finalmente con la Ley Hortensia. Patricios y
plebeyos quedarán igualados tanto política como socialmente, por lo que el poder
dejarán de ostentarlo por exclusividad los patricios. Así, en algún momento entre
los años 560 y 530 a. C. la población de plebeyos supera a la de patricios,
pasando a integrar la mayor parte de los rangos y clases del Ejército romano, que
hasta entonces había estado reservado a los patricios.
La doctrina coincide en que las luchas entre patricios y plebeyos comenzaron tras
la rigurosa aplicación de las leyes contra los deudores, que permitían al acreedor
privar de libertad al deudor insolvente y hasta venderle como esclavo. Las
frecuentes guerras contra Lucio Tarquinio Prisco y sus aliados habían obligado a
los plebeyos a contraer deudas con los patricios, y en los frecuentes casos de
insolvencia los patricios no dudaban en hacer uso del derecho que la ley les
otorgaba.
En el año 494 a. C. estalló la primera crisis: la secesión plebeya al monte Sacro.
En ese año, siendo indispensable una tregua por las necesidades de una guerra
difícil, los hombres llamados a las armas se negaron a salir en campaña. Fue
forzoso entonces para el cónsul Publio Servilio Prisco Estructo suspender
temporalmente la ley en materia de procedimientos, poner en libertad a algunos
encarcelados e impedir los arrestos por deudas, condiciones impuestas por los
plebeyos para reincorporarse a las armas. Cumplidas estas condiciones, volvieron
a las legiones y participaron en la campaña, pero el siguiente cónsul, Apio
Claudio Sabino, revirtió la situación, volviéndola al estado primitivo anterior a la
campaña en la que los patricios tenían prioridad sobre los plebeyos.
Esto generó tal estado de revuelta entre la población plebeya que fue necesario el
nombramiento de un dictador, cargo que recayó en la figura de otro patricio, Manio
Valerio. Sin embargo, ya era demasiado tarde. El ejército, en su mayor parte
plebeyo, abandonó a sus jefes y estandartes, marchó ordenadamente y se retiró
a Crustumerium, entre el Tíber y el Anio. Se instaló en una colina e hizo promesa
de fundar una ciudad plebeya en una de las regiones más fértiles del territorio
romano.
Fue cuando el Senado de Roma, no pudiendo prescindir del ejército, negoció el
regreso. Se acordaron muchas concesiones para los plebeyos, siendo la más
destacable la creación del tribunado de la plebe. Fue creado para defender los
intereses del pueblo. La mayoría de las familias plebeyas ricas se habían adherido
al movimiento, por lo que al hablar de las luchas entre el patriciado y la plebe no
debe pensarse exclusivamente en luchas entre ricos y pobres. Sin embargo, llegó
el momento en el que la nobleza plebeya se separó del resto de los plebeyos en
pretensiones, dejando de luchar por la misma causa. Si los primeros querían
integrarse en el orden constitucional con igualdad de privilegios, los segundos
tenían reclamaciones más concretas y sencillas, fundamentalmente económicas,
como acceder al reparto del ager publicus.
El consulado fue exclusivo de los patricios hasta las Leges Liciniae-Sextiae. Del
367 al 342 a. C., la cuestión fue debatida, con alternativas. Del 342 al 172 a. C.,
hubo un cónsul patricio y uno plebeyo; y desde el 172 a. C. ostentaron el cargo, o
bien un patricio y un plebeyo o bien dos plebeyos, pero nunca dos patricios.
Pese a todo, ser patricio era el estatus más alto y ambicionado de la sociedad
romana. Determinados puestos, sobre todo religiosos, estaban reservados
únicamente a ellos. En una sociedad tan orgullosa y elitista como la romana ser
patricio, ser romano de pura cepa, era el máximo orgullo.
Los patricios fueron desapareciendo poco a poco. Al conformar la élite de la
sociedad romana, cada vez que tenía lugar una guerra civil o una convulsión por el
cambio de un emperador, sus filas eran diezmadas durante o después del
conflicto por el bando vencedor, en el cual, indudablemente, también había
patricios.
Las gentes (clanes) más antiguos fueron desapareciendo poco a poco. Aquellas
más antiguas, y que habían participado en la fundación de Roma, se
desvanecieron lentamente a medida que Roma comenzaba a ser un Imperio y
nuevas familias plebeyas, como los Decios o los Sempronios, iban adquiriendo
posiciones de preeminencia, ocupando los espacios que las viejas familias
patricias ya no eran capaces de cubrir por falta de descendientes.
Familias como los Horacios, los Lucrecios, los Verginios y
los Menenios desaparecieron por completo de los registros poco después del siglo
II a. C., lo que no quiere decir que esas familias se hubiesen extinguido. Otros,
como los Julios, desaparecen por largo tiempo para reaparecer a finales de la
República y principios del Principado.
Hay casos en los que un mismo nombre era compartido por una familia plebeya y
una patricia, aún tratándose de dos ramas totalmente distintas y que no estaban
emparentadas entre sí. Así, por ejemplo, los Claudios Crasos y Claudios
Sabinos eran patricios y los Claudios Marcelos eran de origen plebeyo.
A finales de la República y principios del Principado de Augusto tan solo las
siguientes familias patricias continuaban dando cónsules con regularidad:
Julios, Domicios, Pinarios, Postumios, Claudios, Valerios, Junios, Sergios, Servilis
y Cornelios.
En la época del emperador Constantino I el Grande, en el Bajo Imperio romano,
tan solo se tiene constancia de la pervivencia de los Valerios.
Con el paso del tiempo, el término patricio dejó de tener el significado que se le
había dado hasta entonces, para significar ‘aristócrata’ o ‘poderoso’, pero sin
distinción de sangre, hasta el punto de que, con el fin del Imperio Romano de
Occidente, a Odoacro, rey de los hérulos y de Roma, se le dio el título de patricio,
por el emperador del Imperio Romano de Oriente Zenón
DERECHOS DE LOS PATRICIOS
Los patricios tuvieron por mucho tiempo el goce exclusivo de los derechos de la
ciudad de Roma, convirtiéndose en una casta privilegiada. Gozaron de derechos
políticos como:

 ius sufragii, que los facultaba a votar en los comicios;


 ius honorum, que les permitía ocupar las magistraturas;
 ius militae, que les posibilitaba ser jefes de las legiones romanas;
 ius ocuppandi agrum publicum, que los autorizaba a tomar posesión de las
tierras conquistadas.
En cuanto a la esfera religiosa:

 ius sacerdotii, por el cual podían integrarse a los colegios sacerdotales;


 ius sacrorum, que les permitía ejercer el culto de la ciudad;
 ius auspiciorum, el derecho de consultar a los auspicios.
En orden a los derechos privados gozaron de:

 ius connubii, la aptitud legal para contraer matrimonio legítimo (ius nuptiae);
 ius commerci, el derecho de realizar toda clase de negocio jurídico;
 ius actionis, la facultad de hacer valer en la justicia sus derechos por medio de
una acción (actio);
 derecho del uso de tres nombres (tria nomina): uno individual (praenomen),
otro gentilicio (nomen) y un tercero familiar (cognomen).

En la actualidad
"Patricio" y "plebeyo" se siguen utilizando hoy en día para referirse a grupos de
personas de clases altas y bajas.

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