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SEGUNDA MEDITACIÓN
Tenemos que decir, a manera de inciso, que este modo de definir al hombre
en base a su vocación, más que en base a su naturaleza, es compartido por el
pensamiento contemporáneo, aunque no se mantiene en él la dimensión de la
obediencia, esencial en la Biblia, y queda en pie sólo la de la libertad, por lo que
más que de vocación se habla de proyecto (“proyecto es la categoría central con la
que se habla del hombre en Ser y tiempo, de M Heidegger, en El ser y la nada, de
J.-P. Sartre). También desde este punto de vista, por tanto, la respuesta más eficaz
1
DIADOCO DE FOTICÉ, Discursos ascéticos, 4: SCh 5bis, 108ss (trad. esp. Obras completas (ed. P. Argárate)
(Madrid 1999)).
1
a las instancias del pensamiento moderno no viene tanto de la insistencia en Cristo
como “verdadero hombre”, entendido en el sentido antiguo de “naturalmente
completo”, cuanto de la insistencia en Cristo como “hombre nuevo”, revelador del
proyecto definitivo del hombre.
No mediante “artificio”, sino por revelación divina, Juan, Pablo y los demás
autores inspirados han “visto” el alma del artista, de Dios, y han descubierto en
ella, sin materia, al hombre ideal contenido en Cristo. Es grato volver a encontrar
esta visión patrística de la revelación entre el hombre y Cristo de manera casi
idéntica en un teólogo moderno como Karl Barth, porque eso demuestra que ésta
no es ni mucho menos incompatible con el modo de pensar moderno.
2
N. CABASILAS, La vida en Cristo V, 2: PG 150, 629 (trad. esp. La vida en Cristo (Madrid 1999)).
2
“El hombre -escribe Barth- es ser humano en cuanto que es un único ser
con Jesús, tiene su base en la elección divina; y, por otra parte, en cuanto que es
un único ser con Jesús, está constituido por la escucha de la Palabra de Dios” 3.
Considerada bajo esta luz, Jesús es igual a nosotros menos en el pecado, la
expresión “menos en el pecado” (absque peccato) dicha de Jesús (cf Heb 4,15) no
aparece como una excepción en la plena y definitiva humanidad de Cristo, como si
él fuera en todo verdadero hombre como nosotros menos en una cosa: el pecado;
como si el pecado fuera un rasgo esencial y natural del hombre, no hay que leerlo
así, porque.“El pecado es una aberración de la naturaleza no una propiedad suya” 4.
Obediencia y novedad
¿Cómo se presenta el hombre nuevo revelado por Cristo y cuál es el rango
esencial que lo distingue del hombre “viejo? En efecto, tenemos que conocer a
este hombre nuevo desde el momento en que estamos llamados a “revestirnos de
él”. Hemos llegado de nuevo al punto en que debemos pasar del kerigma a la
parénesis, de la contemplación de Cristo, hombre “nuevo”, a la imitación de su
novedad.
3
K. BARHT, Dogmática eclesiástica III, 2, 170.
4
SAN GREGORIO DE NISA, Epístola III: PG 46, 1020.
5
SAN LEÓN MAGNO, Tomus ad Flavianum I, 3: PL 54, 757ss: (trad. Esp. en Cartas cristológicas (ed. J.C.
Mateos) (Madrid 1999).
6
S. KIERKEGAARD, Diario II A, 110.
7
S. Kierkegaard, Ejercitación del cristianismo (Madrid 1961) 73-74.
3
El hombre nuevo es un hombre que no hace nada “por sí mismo” o “para sí
mismo” y su gloria. Es alguien cuyo alimento es hacer la voluntad del Padre. Es
alguien que lleva su obediencia hasta la muerte, y muerte de cruz”. El ser de Cristo
radica en su sumisión al Padre. El “es” porque “obedece”. Si el hombre no es sólo
naturaleza, sino también vocación, aquí se realiza la vocación del hombre, que es
ser “a imagen y semejanza de Dios”.
8
SAN AGUSTÍN, De Spiritu et Littera, 16,28: CSEL 60, 181.
9
Ch. PEGUY, El misterio de los santos inocentes, en Oeuvres poétiques (París 1975) 692 (trad. esp. (Madrid
1993)).
4
San Francisco de Asís habló poco del hombre nuevo, pero todos sus
biógrafos después de su muerte expresan la misma convicción: con él había
aparecido en el mundo “el hombre nuevo”: “Gente de toda edad y de todo sexo
corría a ver y a escuchar a aquel hombre, regalo del cielo al mundo” 10.
CITAS BÍBLICAS
Puedes leer los textos y meditar
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Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de
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juicio. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano
será procesado. Y si uno llama a su hermano «imbécil», tendrá que comparecer
ante el Sanedrín, y si lo llama «necio», merece la condena de la gehenna del fuego.
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Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí
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mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar
y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu
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ofrenda. Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais
todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan
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en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el
último céntimo.
27 28
Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero yo os digo: todo el
que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.
29
Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un
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SAN BUENAVENTURA, Legenda Maior IV, 5: FF 1072.
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miembro que ser echado entero en la gehenna. Si tu mano derecha te induce a
pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar
entero a la gehenna.
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También habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y
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“Cumplirás tus juramentos al Señor”. Pero yo os digo que no juréis en absoluto:
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ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus
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pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues
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no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que vuestro hablar sea sí, sí,
no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno.
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Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pero yo os digo: no
hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla
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derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica,
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dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale
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dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas.
43 44
Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo.
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Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen,
para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y
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buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman,
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¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publícanos? Y, si
saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo
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mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre
celestial es perfecto.
Basilia de S. José “Jesús, “El hombre nuevo”, semejante a nosotros menos en el pecado. Nació en una familia