Respecto a la puesta en escena y la poética de dirección se observa un estilo
naturalista muy cercano a la gente. Hay muchos referentes locales de la cultura mexicana puesto que es donde se sitúa la acción y los personajes. El espacio escénico es un cuadrilátero vacío o casi vacío que los actores y actrices van llenando con su presencia y con algunos elementos de escenografía. La disposición de público es importante ya que está situado rodeando el espacio escénico y muy cerca, tanto es así que en ocasiones las actrices y actores ocupan los asientos que hay en zona de público y que en ocasiones se hace partícipe al público de las primeras butacas para alguna pequeña acción que los incluye por momentos en la ficción. La escenografía está formada por una serie de sillas y una mesa plegables, y algunas telas. Estos elementos en ocasiones son jugados por el elenco como lo que son y en ocasiones son utilizados para crear espacios en el imaginario del público. Este juego de doble significación de los objetos es propuesto desde el principio con una puesta en escena de la práctica totalidad del elenco haciendo servir las sillas como si fueran tambores para hacer sonar una marcha militar y también observamos como con una tela y la participación de público simulan una mesa larga llena de gente (el público), aunque son las sillas el elemento más utilizado para recrear espacios (por ejemplo, casas, cantinas, campamentos o trincheras). El juego de elementos como la sangre otorga un nivel más a las escenas de violencia que suceden en el montaje.
La iluminación es utilizada frecuentemente para definir espacios o dirigir el foco de la
escena. La representación se realiza en lo que parece ser el escenario de un teatro que incluye al público también. Además de la propia técnica de iluminación habitual con focos capaces de recortar para iluminar un espacio pequeño o aplicar filtros de colores, se utilizan también unas bombillas colgadas de techo que ambientan el espacio en determinados momentos del montaje.