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¿Cuándo comienza la vida humana?

22-05-2002
070/02

A favor de la experimentación con embriones humanos se argumenta que


el producto de la fecundación, en los primeros días, no es más que una
masa celular, no un individuo vivo. La Prof. Natalia López Moratalla,
catedrática de Bioquímica en la Universidad de Navarra, hace algunas
precisiones al respecto (Alfa y Omega, Madrid, 2 mayo 2002).

¿Cuándo se reconoce la existencia de un nuevo individuo de nuestra


especie? La respuesta (...) es crucial en un debate acerca de la
condición tanto del embrión humano engendrado, fecundado in vitro,
crioconservado durante un tiempo en las clínicas de fecundación
asistida, producido por clonación, etc., como de la protección que
merece.

La cuestión que se plantea en estos debates es doble y ambas partes


están íntimamente relacionadas. Una es la configuración de la materia
de la que se puede afirmar el carácter de individuo de una determinada
especie. O dicho de otro modo, ¿puede afirmarse que toda célula
procedente de la fusión de gametos femeninos y masculinos (o por
activación partenogenética de un óvulo o por transferencia de un
núcleo somático a un óvulo) es un cigoto?; y, por tanto, al conjunto
de células que se deriven de ella, ¿se puede considerar, siempre y
propiamente, un embrión?

La respuesta no es simple. En principio, y atendiendo sólo a las


características morfológicas, de un conjunto de células con fenotipo
embrionario, y que están creciendo en un medio adecuado, se podría
afirmar tanto que son células humanas vivas en multiplicación, como
que son un embrión precoz (o temprano, en fase previa a la
implantación). (...) Se requiere un criterio biológico nítido, que no
deje lugar a dudas acerca de la diferencia real entre materia viva y
viviente individual.

La segunda cuestión que se plantea es si hay diferencia de realidad


entre un embrión de pocos días que se desarrolla en el seno materno, y
un embrión almacenado en unas condiciones concretas en el laboratorio,
producido para reproducción artificial y sobrante, o producido para
ser usado para investigación con fines terapéuticos. Es decir, si un
embrión sin proyecto parental, sin posibilidad de ser gestado, tiene
el mismo carácter que el embrión en gestación, que se prepara a anidar
en el útero materno.

Ciertamente el proceso de desarrollo es continuo, con etapas que se


suceden en el tiempo y en el espacio (en las diversas zonas del
organismo en formación); y además, y de forma gradual, van emergiendo
en momentos precisos propiedades nuevas, cualitativamente diferentes a
las existentes en un momento anterior. Pues bien, como es propio de lo
vivo, el todo unitario, el organismo, no es igual, sino que es más,
que la suma de las partes. (...) Y ese avance continuado hacia una
progresiva complejidad cada vez mayor requiere el medio intracelular,
el medio que suponen las otras células del mismo organismo y el medio
materno en que se desarrolla la vida intra-uterina. Esto significa que

1
Fuente: www.aceprensa.com
la viabilidad real de un embrión precoz es plenamente dependiente de
las circunstancias, de las condiciones del medio, en que se le sitúa.

La mayor parte de las argumentaciones en la línea de negar a la


realidad embrión la condición de individuo, de hombre, reduciéndolo a
la condición de simple vida humana embrionaria se basa en la cuestión
de la escasa viabilidad de la vida en las primeras semanas. (...) Es
necesario establecer con rigor las bases genéticas moleculares y
celulares que permitan definir si ha concluido una fecundación
verdadera, y, por tanto, la realidad celular producida tiene las
propiedades (el fenotipo) propias de un cigoto hombre, y que es por
tanto capaz de comenzar el desarrollo embrionario. Cuando esto ocurre,
ha comenzado realmente la vida de un ser humano; y si no continuara y
muriera pronto, es propiamente un embrión vivo, pero inviable. Tal
inviabilidad puede ser per se (porque tenga defectos genéticos o de
los componentes intracelulares), o puede ser por falta de las
condiciones del medio extraembrionario (materno o del laboratorio)
necesarias para su supervivencia. Si fue realmente un individuo humano
de pocos días han ocurrido dos cosas muy diferentes: en el primer
caso, que ha muerto de forma natural; en el otro, que se le ha dejado
morir, al ponerle en unas condiciones en las que no le era posible
vivir.

Ahora bien, no toda célula producto de la fusión de los gametos (o por


transferencia de núcleos somáticos a óvulos, etc.) alcanza el fenotipo
de cigoto y, por tanto, no ha sido un ser humano, no ha existido,
aunque esa célula se multiplique y el conjunto se organice en
estructuras embrioides, es decir con morfología similar al embrión de
pocos días. Por el contrario, un cigoto real, que comienza un
desarrollo verdadero, es un embrión humano; y si ha sido engendrado, o
producido, lo es con independencia del destino que otros hombres le
deparen.

(...) El material genético, el DNA, es necesario. Pero el DNA no es


todo. (...) El proceso está recibiendo continuamente nuevos datos, sin
los cuales la vida no puede continuar. Los organismos vivos tienen
historia –guardan memoria de situaciones por las que han pasado
previamente–, y por ello su proceso vital no viene definido
exclusivamente por los genes. (...) Hay un segundo nivel de
información que no está sin más en el DNA, sino que es un programa,
que permite la regulación o coordinación de la emisión en cada célula
armonizando toda la información. Esta información es la emergente: es
el programa de desarrollo que se emite etapa a etapa; programa que no
está previamente en el genoma. Que el programa comience a emitirse es
una propiedad que emerge del proceso temporal de la fecundación de los
gametos. Ése es el comienzo de la vida de un nuevo individuo.

(...) ¿Puede la ciencia biológica actual precisar cuándo y cómo


empieza a emitirse un mensaje genético? (...) La respuesta es que sí.
Los datos, en su mayoría muy recientes, permiten distinguir la simple
presencia de una dotación genética completa en la célula óvulo del
proceso de preparación y armonización de todos los componentes
celulares (y no sólo de los cromosomas) para que empiece a vivir un
nuevo individuo; esto es, para que comience la emisión del mensaje que
le constituye y le pertenece.
2
La eutanasia, una solución anticuada (AF/2008-1)

Corine Pelluchon, profesora de filosofía, examina los argumentos a


favor de legalizar la eutanasia y descubre en el fondo de ellos una
idea insostenible de autonomía individual (Le Monde, 25 septiembre
2007).
Firmado por Le Monde Fecha: 3 Octubre 2007

La autora recuerda que hoy la ley ofrece “soluciones concretas al


miedo a morir en condiciones degradantes y con sufrimiento”. Se
refiere a la ley sobre el fin de la vida aprobada en Francia hace dos
años (ver Aceprensa 46/05), que permite al enfermo rehusar
tratamientos desproporcionados y fomenta los cuidados paliativos.
Entonces, ¿qué motivo hay para legalizar la eutanasia? “¿Se puede
admitir que la sociedad asigne a los médicos el cometido de matar a un
paciente y que la administración de la muerte esté prevista por ley?”.

Eso, señala Pelluchon, trastornaría la misión de los médicos. “No solo


el acto de matar es incompatible con el deber de no hacer daño:
además, el hecho de asociarlo a la atención médica minaría la
confianza de las familias en los encargados de cuidar a sus enfermos.
Esta confianza, que se alimenta de la determinación de los médicos de
no abandonar jamás a un paciente, es importante en el caso de una
decisión de interrumpir el tratamiento”.

La eutanasia legalizada afectaría también a la consideración social de


los enfermos. “¿Cómo se puede conciliar los esfuerzos que se hacen
para integrar a quienes la enfermedad, la edad o la diferencia
excluyen de la vida social, y una reivindicación que viene a decir que
la solución al sufrimiento es la muerte? Esta solución consiste en
desembarazarse del problema desembarazándose del enfermo”.

En el caso concreto del suicidio asistido, “legalizarlo implicaría el


reconocimiento, por parte de la sociedad, de que el suicidio es una
salida legítima y natural al sufrimiento. Esta trivialización del
suicidio va en contra del coraje y de los valores de solidaridad que
nos inculcan en la escuela y en el seno de la familia”.

Pero el núcleo de la cuestión está en el modo de entender la


autonomía, como muestra más claramente el caso de la eutanasia
voluntaria. “¿Equivale la autonomía al derecho de hacer lo que
queramos a cualquier precio, o sea obligando a los médicos y a la
sociedad a otorgar reconocimiento a un acto contrario a sus valores?
Se puede retomar el argumento de Hume y decir que un hombre no está
obligado a hacerse daño, prolongando una vida desdichada, por el bien
de la sociedad; pero este reconocimiento del suicidio como acto
individual no implica que la sociedad en general ni los médicos en
particular deban hacerse daño por el bien de un individuo. Tal
interpretación no es fiel a los derechos humanos”.

2
Fuente: www.arvo.net
En suma, el debate es entre dos concepciones de la autonomía
individual. “Los que quieren legalizar la eutanasia afirman que este
derecho [a la muerte] es ilimitado y es exigible por el individuo
frente a la sociedad y los médicos”. En cambio, los contrarios a la
eutanasia “sostienen que la preocupación por el bien común exige poner
límites a una reivindicación individual que, si se reconociera por
ley, daría paso a un derecho a la muerte incompatible con las fuentes
morales de la democracia”. Estos, conscientes de la función simbólica
que tienen las leyes, “se niegan a convertir la justicia en un calco
de meros deseos individuales y no separan el derecho de una reflexión
filosófica sobre la condición humana. La política, lejos de reducirse
al arte de conquistar y conservar el poder, supone que las decisiones
se articulen según valores comunes”.

Las leyes, concluye Pelluchon, no pueden ir sin más a remolque de los


problemas que plantean las innovaciones técnicas: la referencia
expresa a los valores es imprescindible para elaborar una ley sabia.
Por eso, “ahora que en Holanda, pacientes y médicos se declaran más
favorables a los cuidados paliativos que a la eutanasia, cabe esperar
que lo que ayer se presentó como un avance, acabe siendo visto como
una solución anticuada”.

Donde existe vida humana, debe respetarse su dignidad 3 (AF/2008-1)


31-01-2001
015/01

La decisión del Parlamento británico de legalizar la clonación de


embriones humanos con fines terapéuticos ha desencadenado el debate
también en otros países. Sintetizamos algunas reacciones.

En Alemania, el nuevo ministro de Cultura, Julian Nida-Rümelin,


titular en situación de excedencia de la primera Cátedra de Bioética
de Alemania, publicó un artículo en el periódico berlinés Der
Tagesspiegel (3-I-2001), en el que defendía la decisión del Parlamento
británico. Su argumento fundamental era que "el criterio de la
dignidad humana no puede aplicarse a los embriones, porque la
autoestima de un embrión humano no puede ser dañada". El artículo ha
provocado un rechazo prácticamente unánime, incluso dentro de su
propio partido socialdemócrata (SPD). El semanario Die Zeit (18-I-
2001) publicaba un amplio artículo del catedrático emérito de
Filosofía Robert Spaemann, del que entresacamos algunos párrafos:

"En la decisión del Parlamento británico se habla de la ‘clonación


terapéutica’. Lamentablemente, este término es un fraude
terminológico; lo que sucede con los embriones humanos no es terapia,
sino todo lo contrario: se les mata, se mata a determinados embriones
existentes, en aras de desarrollar métodos científicos que quizá en el
futuro puedan ayudar a un número indeterminado de personas a mejorar
su salud. Y esto, aunque la ciencia ya se encuentra en vías de
conseguir ese mismo objetivo con células madre extraídas a personas

3
Fuente: www.aceprensa.com
adultas. La objeción ética es clara: se trata de una violación de la
dignidad humana, que prohibe considerar a personas humanas como medios
al servicio de los fines de otras personas".

Refiriéndose al artículo del nuevo ministro Nida-Rümelin, Spaemann


continúa: "En el espacio cerrado de una Facultad de Filosofía es
lícito manifestar cualquier atrocidad (...) Sin embargo, que un
ministro de nuestro país, en la primera aportación pública al debate
que hace desde su nombramiento, se pronuncie contra el artículo
primero de la Constitución, según la interpretación vinculante del
Tribunal Constitucional alemán, sin considerar dicha interpretación ni
siquiera digna de mención, resulta preocupante. El Tribunal
Constitucional, en su jurisprudencia permanente, sigue el principio
establecido por él mismo hace dos décadas: ‘Allí donde existe vida
humana, le corresponde dignidad humana; lo decisivo no es que el
portador sea consciente de dicha dignidad ni sea capaz de preservarla.
Las capacidades potenciales inherentes al ser humano son suficientes
para fundamentar la dignidad humana’. Esta sentencia dice exactamente
lo contrario de la tesis mantenida por el ministro".

Pero Spaemann también muestra en su réplica los errores en que incurre


el ministro Nida-Rümelin como filósofo: "Para la personalidad humana
solo existe un criterio aceptable: el formar parte biológicamente de
la familia humana". "El óvulo fecundado posee el programa completo del
ADN. El comienzo de cada uno de nosotros se remonta a un tiempo
inmemorial. Lo que, habiendo sido engendrado por el hombre, se
desarrolla autónomamente hasta tomar una figura humana madura ha de
ser considerado, en todo momento, como ‘alguien’ y no como ‘algo’ que
puede servir, por ejemplo, como almacén de órganos de repuesto, para
remediar el mal de otras personas, por mucho que estas sufran. (...)

"Afortunadamente, Nida-Rümelin no ha expresado hasta ahora un


argumento muy extendido, según el cual ‘eso de los embriones’
funcionará de una u otra forma, pues si no lo hacemos nosotros, serán
otros los que se dediquen a ese lucrativo negocio. Este argumento
marca el final de la moral. También en la naturaleza mueren personas
violentamente. Y, en definitiva, todos hemos de morir. Pero, ¿por eso
tenemos que matar o podemos hacerlo? Nadie es responsable de todo lo
que sucede. De lo que sí somos responsables es de lo que nosotros
hacemos".

Una declaración común de líderes religiosos

The Daily Telegraph (17-I-2001) critica en un editorial la actitud del


gobierno laborista ante el llamamiento público de un grupo de
autoridades religiosas, que expresaban su oposición al proyecto de ley
sobre uso de embriones humanos destinados a la investigación
terapéutica, aprobado finalmente el 22 de enero.

"No ocurre todos los días que líderes de las Iglesias anglicana,
católica, evangélica, baptista, libre y ortodoxa griega se unan a los
representantes religiosos de judíos, musulmanes e hindúes para hacer
un llamamiento conjunto a la Cámara de los Lores. Todos mostraban su
alarma ante el uso experimental de embriones humanos, que les ha
llevado a aprobar una declaración conjunta sin precedentes en la
historia británica".

El editorial del Telegraph recrimina "la actitud huidiza de Blair que,


por cuatro veces, evitó reunirse con los firmantes de la declaración
pública, a pesar del incesante trompeteo de su gabinete para aparecer
como un modelo de gobierno comprometido con una sociedad
multicultural, multiétnica y multireligiosa".

El diario londinense termina diciendo que "el gobierno ha llamado la


atención de los Pares [Lores] para advertirles de que no tienen
derecho constitucional a crear una comisión parlamentaria en contra de
la voluntad de los Comunes. Los Pares harán crecer su aprecio público
si tienen en cuenta la advertencia postrera de Lord Jakobovits, citada
por los líderes religiosos: en temas de clonación ‘un ligero error de
cálculo’ puede tener consecuencia para futuras generaciones ‘que
quedarán con las manos atadas’".

¿Qué son las células madre y por qué son importantes?

La idea de clonación de embriones humanos se ha abierto paso con el


fin de investigar sobre las células madre, que podrían utilizarse con
fines terapéuticos. El profesor Vicente Bellver, titular de Filosofía
del Derecho y director del Master en Derecho y Bioética en la
Universidad de Valencia, escribe en Claves de Razón Práctica (enero-
febrero 2001) un artículo en el que explica la importancia de estas
células.

"Las células madre son aquellas que todavía no se han convertido en


células diferenciadas de un determinado órgano o tejido. Son células
que, en el futuro, se convertirán en células del hígado, del riñón o
de los nervios, pero que todavía no lo son. Los científicos han
descubierto que, si conseguimos hacernos con unas cuantas de esas
células, cultivarlas en el laboratorio hasta tener un número
suficiente, y orientarlas en su desarrollo para que se conviertan en
células de uno u otro tejido del cuerpo humano, nos encontraremos ante
una fuente inagotable para reparar los tejidos y órganos que se vayan
dañando en nuestros cuerpos. Enfermedades espeluznantes como el
alhzeimer, el parkinson o la paraplejía podrán ser vencidas en el
futuro sirviéndose de esas células.

"Esas células madre proceden, fundamentalmente, del propio cuerpo de


cada uno de nosotros; de los embriones cuando están aproximadamente en
la segunda semana de su desarrollo; y de las células precursoras de
las gónadas de los fetos. (...) Parecía que las células madre
procedentes de seres humanos tenían mucha menos capacidad de
diferenciación que las procedentes de fetos o embriones. De hecho se
llegó a decir que estas últimas eran pluripotentes porque podía llegar
a convertirse en prácticamente cualquier tejido del cuerpo humano,
mientras que las células madres procedentes de adultos tan sólo podían
considerarse multipotentes, pues su capacidad de tranformarse en
células de distintos tejidos era mucho menor.

"En los dos últimos años, sin embargo, la investigación científica ha


invalidado por completo esta distinción. (...) Hasta tal punto es así,
que tanto el informe británico en el que se basa la decisión de Blair
como el informe que el Presidente Clinton encargó al Consejo Nacional
Asesor de Bioética (National Bioethics Advisory Commission, NABC)
americano, y que se publicó en el verano de 1999, reconocen que las
células madre procedentes de adultos pueden tener la misma
versatilidad que las células madre embrionarias y que incluso pueden
resultar más eficaces, por ser más fáciles de reorientar en su
diferenciación. (...)

"Desde el punto de vista estrictamente científico, el recurso a las


células madres de adultos ofrece dos grandes ventajas. Por un lado
sortea el grave problema de la histocompatibilidad. Al ser el mismo
sujeto el donante y el receptor de las células que se transfieren, se
evita cualquier tipo de rechazo. Por otro lado, las células madre no
tienen que realizar un viaje tan largo como el de las embrionarias
para tranformarse en células de un determinado tejido u órgano, lo que
facilita mucho la labor de los científicos. (...) Pero también las
células madres de adultos ofrecen importantes resistencias a su
manipulación exitosa. Hasta hace poco parecía imposible cultivarlas en
grandes cantidades en el laboratorio. Ahora, sin embargo, parece que
ese obstáculo se ha sorteado, pero todavía pende la duda de si las
células de adultos serán capaces de transformarse en cualesquiera
células del organismo humano. (...)

"En el último año, las células madre de adultos se han podido cultivar
en el laboratorio en grandes números; han acreditado una versatilidad
insospechada, transformándose en una gran variedad de tejidos del
cuerpo humano; obvian cualquier problema de rechazo en el transplante;
y han empezado a ofrecer resultados terapéuticos positivos. Ante esta
fuente de células madre, cuyo uso no plantea problemas éticos y cuya
utilidad salta a la vista, me parece que una decisión respetuosa con
todos y no perjudicial para nadie consistiría en poner toda la carne
en el asador de las células madre de adultos y no en otras células
madre éticamente controvertidas y científicamente menos contrastadas
hasta el momento.

"Esa moratoria permitiría, plantearse con tiempo la avalancha de


problemas bioéticos que se derivarían, de una futura aceptación de la
investigación, de la utilización de las células madre embrionarias".

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