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Wanda, Marzo 25, 2024

● RECLAMACIONES CONTRA LA EMPRESA ENERGÍA DE MISIONES S.A. (EMSA)

● 10 AÑOS A LA ESPERA DEL SERVICIO

● 3 AÑOS VIVIENDO A OSCURAS

● EXPOSICIÓN DE IRREGULARIDADES

A quien tenga ojos para ver:


Andrea Roxana Belmonte, DNI 20.027.163, mujer bonaerense de
55 años de edad, me dirijo a ustedes por derecho propio a fin de exponerles mi caso.

Me establezco en Misiones. Adquiero terreno.

En Diciembre 28, 2020 (plena pandemia) arribé a la


provincia de Misiones a fin de establecerme aquí e iniciar una nueva vida.

Tras recorrer varios cientos de kilómetros en busca de


terrenos en venta, encontré unos ubicados al norte de la provincia, en la ciudad de
Wanda (Depto. de Iguazú) que reunían mis principales características de compra, a
saber: escritura (pues la mayoría son tierras fiscales) y costa de arroyo. Se trataba de
un barrio en formación ubicado a sólo 1.5km del centro de la ciudad cuyo único
inconveniente era la falta de tendido eléctrico, motivo por el cual aún no estaba
ocupado a pesar de haberse loteado en el año 2014 y vendido la totalidad de los
terrenos. Sin embargo, -a este respecto-, la inmobiliaria interviniente en la operación
sostenía el inminente re inicio de las obras de electrificación exhibiendo copia de la
solicitud de servicio eléctrico presentada ante la empresa EMSA por los propietarios de
los diferentes lotes en el año 2014 (hace ya 10 años) y mostrando la existencia de 3
postes de madera colocados al ingreso del predio. Por lo tanto, y de buena fe, adquirí
los terrenos y en Febrero 9 2021, (hace ya 3 años) tomé posesión de los mismos y
establecí aquí mi lugar de residencia, convirtiéndome –de esta manera-, en la primera
y única habitante permanente del predio.

Huelga decir que las obras jamás se reiniciaron.

Durante los agotadores e interminables 20 meses que


duró la construcción de mi cabaña viví en carpa, -literalmente bajo lona-, afrontando
todos los retos que impone el monte selvático-misionero: extenuantes temperaturas
veraniegas de 48ºC y de hasta -5ºC durante sus crudos otoños-invernales; lluvias
eternas de semanas y de hasta meses de duración que me mantenían aislada del
centro de la ciudad en virtud de la inviabilidad de sus accesos a pesar de estar a unas
escasas cuadras del mismo.

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Como es de suponer la falta de energía eléctrica
agravaba más mi situación. La vida en medio del monte es una lucha diaria por la
supervivencia, por lo que, a pesar de las adversidades, los desafíos y la extrema
soledad, logré reunir el suficiente coraje físico que surge de mi fuerza interior para
convertir todo lo negativo y ordinario en una extraordinaria experiencia de vida.
Obviamente no resulta tan fácil, y decirlo es muy diferente a tener que vivirlo.

TOMO PARTICIPACIÓN. ME SUMO A LOS RECLAMOS.

Durante todo este tiempo participé de las reuniones


convocadas por la comisión directiva del barrio suscribiendo las notas de reclamo
contra EMSA que se redactaban a tal fin. En todas ellas participaba activamente el Sr.
Marcial Vera, Jefe de la Delegación de EMSA de Wanda quien es, a su vez, propietario
del lote 4 de este predio. Una de dichas reuniones llevada a cabo en el Camping de
Camioneros (lote 2) contó con la participación del entonces intendente de la ciudad,
Sr. Andrés Cooper, quien se comprometió a trabajar en conjunto con el Sr. Vera a fin
de “dar una solución rápida y eficiente” a este problema; solución que nunca llegó.

Con el paso del tiempo las reuniones comenzaron a


escasear pues el cansancio y la frustración de los propietarios, -al no obtener
respuestas satisfactorias-, fueron más fuertes que su convicción y dejaron de reclamar.
Y fue allí, en ese punto de inflexión, donde retomé yo.

Recabé información y reuní documentación que me


fueron proporcionando mis vecinos Germán Otazú, presidente de la comisión barrial y
propietario del lote 19; “Neco Dos Santos”, encargado del Camping de Camioneros
ubicado en el lote 2, y Juan Manuel Galeano, un joven muy activo, yerno del
propietario del lote 18 y en cuya metalúrgica celebramos un par de reuniones. Gracias
a dicha documentación pude tomar conocimiento del “acuerdo de electrificación”
suscripto por el Jefe Departamental de EMSA de Wanda, Sr. Marcial Vera, y la comisión
directiva del barrio en el año 2014; acuerdo incumplido por parte de EMSA sin dar
explicaciones al respecto. [Describo este acuerdo en mi CD 250535689].

Estando ahora en conocimiento de causa solicité


reuniones con Marcial Vera, dos de las cuales se llevaron a cabo en la delegación de
EMSA local y una de ellas en mi domicilio a la que acudió con su secretario personal y
“brazo derecho”, tal como él lo presentó. Las respuestas del jefe departamental a mi
desesperada situación siempre resultaron imprecisas y ambiguas puesto que ninguna
explicación racional puede explicar y llegar a definir la inoperancia y la actitud de
desidia frente a las necesidades ajenas. De forma lamentable, muchas veces los que
ejercen el poder utilizan solo las verdades que les resultan útiles a sus propósitos.

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Sin quitar valor alguno a mis dichos anteriores, aproveché
la reunión con Vera para transmitirle el deseo de elevar mi caso al Ministro de Energía
de la provincia, Ing. Paolo Quintana, y solicitarle un equipo de energía alternativa en
virtud de la campaña de distribución de paneles solares que el ministro había iniciado
a través del sitio web del propio ministerio. Vera se mostró muy dispuesto a colaborar
ofreciéndose como intermediario. Si bien no cuento con copia de dicha nota, Vera
hace mención a ella en uno de los audios que transcribí en mi CD 250535689. Cabe
mencionar que nunca tuve respuesta alguna a mi solicitud, ni por parte del ministerio
ni de la secretaría de energía.

ENCABEZO MI PROPIA LUCHA.

Entendí a mis vecinos: la manipulación, el menosprecio, el


ninguneo y la intimación corroen el espíritu y la fortaleza del hombre y lo obligan a
rendirse. Sin embargo, hay momentos en nuestra vida que nos reclaman ponernos de
pie y luchar por quienes somos. Y a pesar de que en muchas ocasiones el miedo coloca
una venda en los ojos de las personas y las paraliza, en mi caso aumenta la firme
decisión de triunfar a pesar de tener todos los factores (maquinaria política) en contra.

De este modo, y teniendo en cuenta que me dejaban en


un punto muerto en el que no quería estar, decidí reclamar formalmente mis
derechos. Encontrar al abogado indicado no fue tarea fácil, pero mi persistencia y
perseverancia dieron su fruto. Ahora, con patrocinio letrado, remití mi primera carta
documento a EMSA central.

EMSA: SINÓNIMO DE DESIDIA E IMPUNIDAD

EMSA decidió, en una primera instancia, ignorar por


completo mi CD246314292. Tal vez consideró una gran pérdida de tiempo responder a
un reclamo tan insignificante y, para ellos, fuera de lugar. Por dicho motivo y tras
haber transcurrido más de 20 días de silencio, a instancias de mi abogado presenté una
nota de reclamo ante la oficina de EMSA local con resultado negativo pues, -por orden
expresa del jefe Marcial Vera-, el empleado de mostrador (o secretario) se negó a
recibirla, situación que quedó plasmada en la exposición policial que, acto seguido,
procedí a realizar.

Siguiendo la sugerencia de Vera que me transmitió su


empelado, remití dicha nota a la oficina de EMSA central mediante carta certificada CU
951338959 adjuntando a la misma la exposición policial.

Horas después de enviar la carta, recibí un audio del Sr.


Vera que cito textualmente: [28/12/2023 12:08PM: “Buen día Roxana. ¿Cómo te va?

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Yo mañana estoy en la empresa y de vuelta, sí? Si querés por el tema de la nota que
nosotros salimos hoy a verificar algunas conexiones. Para que te reciba ningún tipo de
drama. Inclusive el secretario está. Yo ahora, me comentó. No hay ningún problema. Si
no estoy yo te puede recibir él también. No hay drama. Pero yo mañana también voy a
estar y en una de esas cuando venís, si estoy yo, espectacular charlamos. mmm, Cómo
era? Igual si no estoy yo, el secretario a partir de las 6 hasta las 13, Sí? ”]. Observación
personal: Nótese las frases que he subrayado: 3 negaciones = 1 afirmación.

Cabe señalar que tanto éste como su segundo audio, -que


no transcribo por honor a la brevedad-, me recordaron “la astucia de un tahúr”.

Y éste es el manoseo al que constantemente estamos


expuestos. “Ellos” –quienes tienen en el poder de sus manos el brindar soluciones-,
toman su carácter y su jactancia de nuestra propia debilidad, pero a la primera señal
de fortaleza de nuestra parte intentan excusarse y justificarse poniendo de manifiesto
su gran cinismo e hipocresía.

Fue recién tras recibir mi carta certificada que EMSA


central procedió a responderme con su CD 066741011. Basta con leer dicha respuesta
para darse cuenta de sus efectos perniciosos. Su discurso rezuma un desprecio
apenas velado. Su vergonzoso uso de la imprecación y su propia obstinación por
ignorar mis necesidades más básicas no atienden a razones.

EMSA recurre a excusas y evasivas con el fin de justificar


sus omisiones y desligarse de sus propias responsabilidades sin que exista razón
fáctica ni jurídica para ello. Todo lo que menciona huele a violación de cualquier
principio ético y expone el terrible símbolo del poder destructor de la impunidad. Sabe
que está actuando, en cierto modo, de forma ilegal, pero con el tiempo y la práctica se
le endurece tanto el pellejo que termina perdiendo la empatía. Las exigencias que me
impone son exorbitantes, y sus vagas justificaciones no son eximentes en la comisión
del delito que, considero, está cometiendo.

No pude responder a esta barbarie de manera inmediata


como me hubiese gustado; no por falta de argumentación sino de recursos
económicos. En su momento remití mi CD 250535689. Jamás respondieron. Dicen que,
a veces, el silencio es más ominoso que las palabras.

LA MAYOR DE LAS IRONÍAS. LO INEXCUSABLE.

Tal como podrán observar en los planos que acompaño,


la “obra de gran envergadura” a la que se refiere EMSA se reduce a la electrificación
de una calle interna de 500 metros (calle única, sin salida, pues converge en el Aº
Tupicuá), sobre la cual se extienden los 20 lotes de terreno que conforman este nuevo

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barrio y que comprenden a 33 familias, toda vez que el lote 1 se sub-divide, a su vez,
en 13 sub-lotes.

Dicha calle interna se encuentra a:

● 84 metros de la Av. Juan A. Negro (ex Ruta 12), totalmente posteada y cableada con
línea de baja tensión.
● 700 metros del Club Social de Wanda, punto de partida de Marcial Vera (en virtud
del convenio suscripto) para “llegar con la línea de 13.2 trifásica hasta camioneros,
más monohilo hasta final del loteo por calle interna”.
● 1000 metros aproximadamente del centro comercial de la ciudad.

● 1500 metros aproximadamente del centro cívico.

● 300 metros aproximadamente (cruzando mi costa de arroyo) de unas instalaciones


de EMSA que, -según comentario extra-oficial de un ejecutivo de la empresa cuyo
nombre reservo por el momento-, cuenta con línea de media tensión.

Por consiguiente, la inexcusable negativa de EMSA a


electrificar un pequeño tramo de 500 metros carece de toda lógica y sustento. Sus
desmentidas no son veraces y sus mentiras son tan descaradas que no hacen más que
generar el aumento de mis dudas y sospechas sobre los verdaderos motivos de tan
renuente negativa. Tal vez resulte necesaria una profunda investigación para objetivar
todo esto.

LA REALIDAD A LA QUE ME ENFRENTO

Resulta imposible conocer este lugar sin enamorarse de


él, pues el monte selvático con sus indescifrables y profundos misterios; el arroyo
Tupicuá con sus aguas de vida en constante movimiento y la alta vibración energética
de su entorno natural lo convierten en un sitio verdaderamente mágico.

Desde que me establecí aquí trabajé arduamente, -


aprovechando cada minuto de luz solar-, talando arbustos a fuerza de machete,
desmalezando, rastrillando, acarreando troncos y ramas a modo de mula, y abriendo
caminos y senderos. Ni el sol abrazador ni las incesantes lluvias presentaban un
obstáculo en mi camino. Nada me detenía ni frenaba mi espíritu.

Tenía un proyecto: abrir mi propio Bar-Restó al que daba


forma mentalmente y visualizaba en todos sus detalles mientras trabajaba en el
monte. Sin embargo, este sueño fue desvaneciéndose, no por falta de interés u
optimismo de mi parte sino por su abrupto contraste con la realidad.

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La falta de energía eléctrica es una pared contra la cual
chocan, irremediablemente, todos los proyectos, subsistiendo sólo como ideas en la
mente.

No se trata sólo de la obstaculización en el avance de las


obras de infraestructura necesarias para iniciar cualquier emprendimiento. La falta de
electricidad interfiere, incluso, con el acceso a internet y, por ende, a la publicidad y
márketing de cualquier espacio y/o producto que se desee promocionar. Si a esto le
sumamos el reto que implica la carga de batería del celular y el costo del paquete de
datos que cobran las empresas de telefonía móvil para acceder a internet, la situación
se complica aún más. Por dicho motivo y ante la imposibilidad de generar mis propios
recursos, me dediqué a buscar trabajo y aún sigo haciéndolo.

Si bien poseo una sólida preparación académica y 30 años


de experiencia en el sector empresarial, no he logrado conseguir empleo, ni siquiera,
para limpiar baños. Soy consciente que mi lugar de origen (Buenos Aires) y mi edad
adulta se aúnan y consolidan en un fuerte motivo de rechazo para la sociedad con la
que interactúo.

Como provengo de la “cultura del trabajo” donde los


únicos beneficios se obtienen a través del esfuerzo, la constancia y el sacrificio, no
poseo planes sociales, ni tengo acceso a bonos ni subvenciones, ni a bolsas de
alimentos. Mis únicos ingresos provienen de los intereses de un pequeño plazo fijo que
mensualmente me envía mi hijo y que administro de manera muy consciente para
intentar cubrir mis necesidades más básicas.

La falta de energía eléctrica, -de manera lenta pero


progresiva-, ha ido diezmando mi patrimonio y dilapidando mis recursos
económicos. Cada año que pasa resulta peor que el anterior, a tal punto que no tuve
otra opción que ir desprendiéndome de mi propio capital. A la venta de mi vehículo
(una SUV Chevrolet Traker 2015 que me acompañó desde Buenos Aires ), le siguieron
otras herramientas y maquinarias en las cuales había ido invirtiendo con el fin de
impulsar la construcción de mi cabaña o bien para facilitarme las tareas en el monte. El
hecho de haber tenido que vender la motosierra implica que ahora debo cortar a
serrucho la leña que necesito para calefaccionarme, especialmente durante terribles
los otoños-invernales cuando las temperaturas descienden por debajo de los 0ºC. Ya
he puesto en venta la moto que adquirí tras vender la Traker y que hoy es el único
medio de transporte que me permite acceder y movilizarme por el centro de la ciudad.

Si un simple corte de energía eléctrica genera


desesperación y caos en un centro urbano, imaginen –por un instante- lo que implica
vivir en medio del monte en pleno aislamiento y soledad careciendo de la misma.

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Hasta hace poco disponía que un grupo electrógeno para
alimentar una bomba y acarrear agua hasta la casa desde el Aº Tupicuá. Sin embargo,
la construcción de la cabaña y los 3 años de uso continuo terminaron dañándolo y hoy
me resulta imposible poder repararlo. De todas maneras, ya me estaba costando
bastante ponerlo en funcionamiento a causa del alto costo del combustible que
conlleva su uso.

Por ende, simples y cotidianas tareas como pegarse un


baño, cocinar, lavar la ropa y la vajilla, se convierten en verdaderos desafíos. Al no
poder poner en marcha la bomba, acarreo el agua en baldes desde Tupicuá (150
metros), especialmente para el baño pues el resto de las tareas las realizo, por lo
general, directamente en el arroyo. Es volver en el tiempo.

No obstante, a pesar de haber aprendido a reunir


fortaleza emocional para alterar mis hábitos, lo que me preocupa hoy son las bajas
temperaturas que se pronostican para este otoño, pues las aguas de Tupicuá, -que de
por sí son frías-, descenderán aún más su temperatura limitándome en mis tareas
cotidianas, principalmente, en mi higiene personal. Ya lo he vivido y en más de una
ocasión. Recuerdo perfectamente el entumecimiento de mis manos y mis pies al punto
de no sentirlos y las filosas agujas de hielo clavándose en mi cabeza, torso y espalda
cada vez que me recorría el agua por el cuerpo. Y, tras haber concluido el baño,
atravesar bajo el frío invernal los 150 metros que me separan del refugio de mi cabaña.

Otro de los desafíos que debo afrontar al carecer de


energía eléctrica, es la falta de acceso al agua potable. La Cooperativa de Agua de
esta ciudad –a la que se le ha solicitado el servicio-, dejó bien claro que no iniciará obra
alguna hasta que el barrio no esté electrificado. Su veredicto fue contundente:
“Primero la luz, luego el agua”.

Por dicho motivo, una de las primeras y principales


acciones que tomé cuando me establecí aquí, fue la de contratar a un par de
trabajadores para cavar un pozo que me permitiera acceder al agua potable de las
napas. Lamentablemente, la piedra existente a los 2.6 metros y la falta de potencia del
grupo electrógeno para poner en marcha un rotopercutor que pudiera romperla,
impidieron su avance, por lo que el agua que necesito para beber y para cocinar la
traigo en bidones desde la Shell ubicada a 1.7 km de mi hogar.

Por su parte las noches se vuelven interminables,


especialmente durante el otoño e invierno cuando la oscuridad se mantiene durante
13 horas o más en el exterior de la cabaña. Debido al alto costo del kerosene
($5.300/L) he debido restringir el uso de este tipo de lámparas sólo para situaciones
extremas. Las velas tampoco son una opción: su fabricación de cebo las vuelve
ineficaces y no valen su precio. Por consiguiente, mi iluminación nocturna se reduce al
uso de una linterna que puedo cargar con energía solar –cuando el clima me lo

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permite-, y que utilizo para recorrer el monte ante una presencia extraña, para
trasladarme por la casa y para cocinar, etc., todo con el arduo trabajo de espantar a
todos los bichitos curiosos que se dejan atraer por la luz y que terminan sobre mi
cuerpo, cabeza o dentro de la comida que estoy preparando.

Mi única barrera de contención contra la inseguridad en


la espesura del monte, -además de mi coraje-, es mi familia canina (Kawa y sus 2
cachorrros: Trueno y Viento), quienes, -como ángeles protectores-, han asumido
voluntariamente y con total responsabilidad la custodia del lugar en todo su perímetro.
Agradezco al universo por el amor y la alegría que le regalan cada día a mi extrema
soledad y silencio, y el poder retribuirles cubriendo todas sus necesidades alimentarias
y de salud a pesar de mi limitado presupuesto.

Mi propia alimentación no es un problema menor. La


falta de energía eléctrica impide la refrigeración de los alimentos y, por ende, su
conservación, por lo que debo prescindir de muchos de ellos. La compra de lácteos
frescos como leche, yogurt, manteca o quesos es un lujo que no me puedo dar pues su
desaprovechamiento es total. Otros alimentos tales como carne, pollo o huevos los
consumo excepcionalmente en virtud de su alto costo. En lo que respecta a las
comidas elaboradas, tienen que ser consumidas en forma inmediata pues, si bien
pueden llegar a conservarse en las noches frescas, terminan degradándose durante las
siguientes horas del día.

La consecuencia de la deficiente alimentación, a nivel


fisible, es mi pérdida de más de 15 kilos de peso. Los huesos de clavícula y costillas
contrastan con mis bíceps los cuales se mantienen firmes a causa del continuo trabajo
manual forzado. Obviamente no es la vida que vine a buscar.

PONGO EN VENTA MI PROPIEDAD

Hace 8 meses decidí poner en venta mi propiedad, no por


haber desistido en mi lucha, sino porque mi statu-quo es un constante estado de
incertidumbre y, como siempre digo: “hay muchas cosas que uno puede sobrellevar en
la vida, pero la incertidumbre es la peor”.

No tengo la certeza de que el rumbo a seguir sea el


correcto, pero dejar de intentarlo es peor que fracasar en el intento de procurar una
vida mejor. Nunca fui de las que se retiran o se rinden; he tenido la suficiente
humildad para pedir colaboración y ayuda pero me he topado con oídos que se
negaron a escuchar. Estoy sola.

Tras haber publicitado la venta (véase: “finca Alquimia en


Google Maps”), se presentaron personas genuinamente interesadas, no sólo por su

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construcción (atípica en la zona) y por su entorno, sino –fundamentalmente-, por su
potencial. Sin embargo, todas ellas desistieron ante el mismo obstáculo: la falta de
electrificación.

Ofrecer la propiedad en alquiler tuvo la misma respuesta


negativa, al igual que ofrecerla en comodato. Todos la rechazan por considerar que la
falta de energía eléctrica genera costos muy altos de mantenimiento y no satisface
las mínimas comodidades. No los culpo: después de todo describen mi propia
realidad.

Por supuesto: No han faltado los oportunistas locales


quienes especulan con mi dimisión y hasta le han puesto una fecha de vencimiento a
mi estadía. Han llegado a ofrecerme valores viles, ínfimamente por debajo de su valor
de mercado.

Esta situación me hace sentir atrapada, impotente. No


puedo vender, ni alquilar, ni ceder en comodato; pero tampoco puedo seguir
subsistiendo en estas precarias condiciones. A veces me siento como un escalador
colgando de un barranco, preocupada por no caer y decidida a encontrar un sitio
seguro por más desgastadas que estén las cuerdas y más flojos los nudos que me
sostienen.

MI ALEGATO FINAL

Llegué a Misiones en busca de una vida tranquila alejada


de los incesantes sobresaltos a los que nos mece la ciudad. Mis expectativas eran
pocas; mis ilusiones, muchas. Invertí en la provincia no sólo el dinero de mis ahorros
sino también mi confianza. Adquirí bienes, contraté los servicios de la mano de obra
local y generé recursos a los comerciantes de la zona y a las empresas proveedoras de
los materiales necesarios para la construcción de mi cabaña: Macovalle, Fixol, Austral,
Cer Maderas, Aserradero Zavala, Yasur…, entre tantos…, tantos otros.

Nunca fui una carga para nadie, ni siquiera lo he sido para


el municipio. Hasta el día de hoy he procurado mantener la accesibilidad y limpieza de
la mi propia calle y me encargo de mis propios residuos domiciliarios, enviando
muchos de ellos a centros de reciclado. Obras públicas y el camión recolector no pasan
por mi domicilio. Jamás me he presentado ante la intendencia a formular reclamos o
efectuar petición alguna. Mostré hospitalidad y generosidad cada vez que tuve la
oportunidad. Brindé ayuda y recursos a quien lo necesitó. Sin embargo, la respuesta
que he recibido a cambio ha sido antagónicamente opuesta a mis acciones:
desprecio y desinterés total hacia mi persona y hacia mis necesidades más básicas.

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La provincia de Misiones, a través de sus organismos e
instituciones, me ha dado la espalda, y lo ha hecho de la peor manera: consciente y
voluntariamente. Todas aquellas personas con grado autoridad, recursos y poder de
decisión para cambiar mi situación llevan sobre sus hombros, -en mayor o menor
medida-, su propia cuota de responsabilidad.

Esas personas han vulnerado y pisoteado mis derechos


más básicos, derechos inalienables, directa e inherentemente relacionados con el de
llevar una vida digna. Todas ellas conocen mi caso; saben que me encuentro en un
estado de precariedad absoluta y marginación total, y que me enfrento diariamente
a una humillante situación de carencia y aberrante discriminación. No obstante, nada
los inmuta.

● La empresa Energía de Misiones SA (EMSA) , única proveedora del servicio eléctrico


en la provincia, anclada en un efímero escaño que le otorga una muy endeble
sensación de impunidad, se consolida como juez y verdugo eludiendo sus propias
responsabilidades: obras de infraestructura a fin de brindar un servicio que resulte
eficiente, y compromiso con el usuario. Su marcado y acentuado despotismo la hace
suponer inmune a los reclamos y/o solicitudes que se le plantean. Ya lo dejó claro
en la única respuesta que se dignó a darme: … “alimentar de energía eléctrica a mi
domicilio y al de algún que otro propietario no es una inversión idónea”, como si
acaso no fuera su trabajo.

● Marcial Vera, Jefe de la Delegación de EMSA de Wanda , traicionó a sus propios


vecinos violando el acuerdo de electrificación suscripto con ellos en el 2014, y es
quien hoy se escuda en terceros a fin de ocultar su inoperancia. El relato sobre el
cual se apoya para no caerse es el de estar sujeto a las obras de electrificación del
Barrio San Franscisco sin las cuales, -según él-, proveer de energía a este predio
resulta imposible. Sin embargo, cuando firmó el acuerdo hace 10 años atrás esas
obras no estaban en los planes de nadie y no existe manera razonable de poder
justificar la falta de electrificación de una simple calle interna de sólo 500 metros de
extensión ubicada tan cerca de las tomas de líneas principales y del centro de la
ciudad, y más teniendo en cuenta que Vera reconoce poseer todos los materiales
necesarios para reanudar la obra, tales como postes, cables, crucetas y demás.

Tal vez las precarias condiciones en las que se encuentra el tendido eléctrico de la
zona no resista nuevas conexiones sin sufrir drásticas caídas de tensión y, por dicho
motivo y de manera subrepticia, Vera pretenda endilgar a otros el problema al que
se enfrenta: su propia procastinación.

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Sin lugar a dudas sus 8 años como concejal, su postulación a la intendencia de
Wanda, su cargo de maestro, chacrero, entre otras tantas funciones, lo distrajeron
de las obligaciones que, -como jefe departamental de EMSA-, debería haber
asumido. Se sabe que acceder y mantener un cargo político no es fácil, y su
propaganda, por cierto, muy costosa.

Tal vez sus compromisos con los ciudadanos de Wanda no perseguían un objetivo
en común, sino un medio para alcanzar sus propios fines. Después de todo él mismo
reconoce en uno de sus audios: “No voy para allá (oficina) …, me estoy dedicando a
mi chacra que es mi garantía en el futuro”.

No obstante, no me corresponde a mí conjeturar si los recursos destinados a obras


de infraestructura eléctrica en la ciudad de Wanda fueron desviados o mal
distribuidos. Cada persona, independientemente de su cargo, siempre tendrá sobre
su cabeza un superior a quien rendir cuentas, y bien sabemos que, a mayor poder,
mayor es la responsabilidad que se asume.

Después de todo, el despilfarro se acaba pagando.

● La Dra. Virginia E. Kukla, Gerente y Presidente de EMSA está muy al tanto de mi


situación y Vera da testimonio de ello. Si recibió información verídica o tergiversada
de parte de su subordinado no la exime de la responsabilidad que conlleva su cargo
pues, como presidente de la empresa, debió haber tomado los recaudos necesarios
para relevar la zona e intentar dar una solución eficiente al problema que se le
estaba planteando. En lugar de eso actuó acorde a la empresa que representa: con
desidia, desinterés y falta de consideración al ciudadano.

Dicen que demasiada confianza puede llevarte a actuar con insensatez, y el accionar
de EMSA –a través de sus representantes-, da prueba de ello.

● El Ing. Paolo Quintana, Ministro de Energía; la Secretaría de Energía y la Sra. Romina


Faccio, Intendente de Wanda, también están al tanto de mi situación, pero nunca se
han interesado en ella. Todos deciden desviar la mirada y apartar los oídos.

Si bien es este caso estoy reclamando y defendiendo mis


derechos, también lo estoy haciendo, -indirectamente-, por todos aquellos misioneros
cuyos reclamos no fueron escuchados y por otros que ni siquiera se animaron a
formularlos por temor al poder político toda vez que, -según se manifiesta
públicamente-, “EMSA está muy ligado a él y prácticamente es los mismo”.

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Tal como expresé en mi segunda carta documento, si
EMSA no está a la altura de sus funciones debe dar un paso al costado pues, -como
única empresa prestadora-, su negativa a proveernos de servicio eléctrico o bien, a
brindar un servicio de calidad, nos deja en un estado de indefensión, vulnerabilidad y
desamparo total, Y si además, -como es mi caso-, carecemos de los recursos
económicos para proveernos de equipos de energía alternativa, pregunto: Cómo
subsistimos?

EMSA dejó claro que este tipo de situaciones no le


interesa a pesar de esforzarse por demostrar lo contrario. La promoción que hace de sí
misma en su sitio web no es otra cosa que “publicidad engañosa”, y la lectura de dicha
declaración causa verdadera repulsión ante tanta hipocresía:

[energiademisiones.com.ar/laempresa/]: “ESTAMOS TRABAJANDO… todos los días del


año, las 24 horas, porque sabemos que la energía es parte de los recursos básicos
para vivir. Quienes formamos parte de Energía de Misiones trabajamos para que la
energía llegue a tu casa… Que puedas cargar el celular, o encender el aire
acondicionado, o tener la comida fresca en la heladera…, es nuestro trabajo”.

Por su parte, Marcial Vera, -con más de 25 años en la


empresa-, también responde con total cinismo e hipocresía mencionando una verdad
de Perogrullo: Cito textualmente a Vera: [22/9/2023: “La energía hace todo, funciona
todo; te hace la vida más fácil, más práctica, más cómoda. Todo”.

En estos últimos 3 años he recorrido un largo camino que


me ha dejado muchas cicatrices. De manera paulatina fui pasando del mundo onírico, -
de mis sueños e ilusiones-, a la cruda realidad. EMSA me ha ido arrebatando todo. El
hermoso paraíso que estaba construyendo está cediendo ante la maleza, del mismo
modo que mi espíritu y fuerza de voluntad están cediendo ante la angustia, la
impotencia y la incertidumbre pues la mayor ironía es vivir prisionero de otro ser
humano. Aunque trato de mantener la sonrisa frente a terceros, internamente me
estoy muriendo.

Cuando uno está al borde del precipicio puede caer


bastante rápido. Espero no sea mi caso. Después de todo es mi futuro, no el de ellos.

DOCUMENTACIÓN QUE PONGO A DISPOSICIÓN

1. Copia simple DNI


2. Copia simple de las escrituras correspondientes a las lotes 12 y 13 de mi propiedad,
bajo los número 75 y 159 respectivamente.
3. Plano de mensura Nº41078 (D.G.C.) con fraccionamiento y loteo (LOTE 43-B)
4. Plano con detalle Servidumbre de electroproducto y zonas de seguridad.

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5. Croquis manual basado en el acuerdo de electrificación propuesto por Marcial Vera
en 2014.
6. Copia simple del acta constitutiva de la comisión directiva barrial a cargo del
convenio de electrificación con EMSA.
7. Convenio de electrificación suscripto en 2014. Se adjunta, además, notas de
reclamos enviadas por la comisión barrial al entonces intendente de Wanda Sr.
Felipe Jelen y al entonces Vice-presidente de Energía.
8. Copia simple de las cartas documento Nº CD246314292 y CD250535689 del
5/11/2023 y 31/1/2024 respectivamente enviadas a EMSA por la suscripta.
9. Copia simple de la nota presentada a EMSA local (con resultado negativo) y remitida
por carta certificada CU951338959 a EMSA central el 26/12/2023. Se adjunta,
además, la correspondiente exposición policial.
10. Copia simple de la carta documento CD 02667741011 enviada por EMSA
central a la suscripta el 2/1/2024.

AMPLIACIÓN DE DOCUMENTACIÓN

Debido al alto costo de las fotocopias (y más aún de las


impresiones), he reducido las mismas a las que consideré más pertinentes para
fundamentar mis dichos. Sin embargo, quedo a disposición para remitir el resto de la
documentación que consideren necesaria, solicitándoles, de ser posible, el envío de la
misma vía WhatsApp o correo electrónico a fin de reducir mis costos. Por su parte, la
utilización de estos medios no sólo me facilitará el envío de fotografías sino, además,
de los mensajes y audios intercambiados con el Jefe Departamental de EMSA local.

CONSTITUYO DOMICILIO ESPECIAL


Desde hace un par de meses, el repentino exceso de
trabajo de mi abogado patrocinante conllevó a que nuestras comunicaciones fueran
menos fluidas y sus respuestas más espaciadas, motivo por el cual decidí seguir
impulsando mi reclamo de manera individual redactando yo misma la segunda carta
documento que envié a EMSA.
Por ende, constituyo nuevo domicilio especial en la
Sucursal de Correo Argentino, sito en Las Margaritas 133, (3376) Wanda, Misiones.
Téngase presente, por favor, para cualquier notificación que deseen remitirme a través
de ese medio.
Los saludo cordialmente.
Atte,

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Andrea Roxana Belmonte
DNI 20.027.163
11-5751-5000

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