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PRELIMINARES
CONSEJOS – TRUCOS Y CURIOSIDADES
BESO
5. Mandamiento
6. Mandamento
Usted Debe Balancear la Cabeza
Balancear la cabeza puede ser dificil de dominar. Es una de
las cosas que debe constantemente recordar hacer...pues no
hacemos eso naturalmente. Pero puede ser un poderoso
refuerzo. Usted puede aumentar el comportamiento deseado
simplemente balanceando la cabeza en forma de
asentimiento, y disminuir el comportamiento no deseado no
balanceando la cabeza. Por ejemplo, si la conversación está
yendo en una dirección que a usted le gusta, usted puede
afirmar, balanceando levemente la cabeza en señal de
aceptación, para asegurar que continúe de esa dirección.
Si la conversación comienza a ir en un dirección equivocada,
usted debe sacar su atención, no balancear su cabeza y
pararla rapidamente.
Entonces, use su habilidad de conversar para llevar la
conversación en una dirección más deseable.
Ella va a adorar que usted balancee la cabeza. Ella se va
animar y quedar más entusiasmada cuando usted balacee la
cabeza en respuesta a lo que ella dice.
Balancear la cabeza le dice a ella que es interesante, que lo
que ella esta diciendo es interesante, que ella tiene su
atención exclusivamente, y que usted es alguien que sabe
concentrarse en otras cosas más allá de usted mismo.
Pruebe una pequeña experiencia. Escuche a alguien sin
balancear la cabeza en señal de aceptación y mire como esa
persona comienza a hablar media confundida y molesta.
Entonces comience a balancear la cabeza escuchando a esa
persona y observe como ella está más entusiasmada y
excitada con la conversación. El poder de balancear la
cabeza lo va a impresionar.
Entonce ahí están. Los 6 Mandamientos del Don Juan de
lenguaje Corporal. Fáciles y simples. ¡Comience hoy mismo a
experimentarlos en la práctica y aproveche los resultados!
Clítoris:
El clítoris es la parte deciciva de la técnica, y existe una
infinidad de formas de excitarlo. Serán descriptas algunas
aqui. Masajear el clítoris con un dedo, el pulgar o el
indicador, de preferencia lubricado con saliva. Haga
movimientos con delicadeza para que no duela. Se puede
colocar el clítoris entre el dedo indicador y el mayor de todos
y hacer movimientos circulares, esta forma es complicada de
ejecutarse, pero también tiene buenos efectos. Besar el
clítoris, levemente, fuertemente, o alternando, son
excelentes maneras de excitar a una mujer.
Pasar la lengua: de las formas de acariciar el clítoris esta es
la mas diversificada. Uno de los movimientos de mayor exito
es el que se hace en forma de ocho, con el centro del ocho
sobre el centro clitoriano. Otra forma es de arriba para abajo,
y de un lado para el otro. Intente siempre alcanzar el clítoris
por la parte de abajo de el, levantando la piel que lo
recubrecon el auxilio suave de las manos o de los lábios, este
punto es el de mayor sensibilidad, y provoca efectos mas
rápidos.
Otro abordaje es comenzar los trabajos con el clítoris
haciendo un mínimo toque con la lengua o con los labios,
cuanto menor mejor, y a partir de ahí, aumentar
progresivamente. Apretar entre los lábios y chuparlos
también causa un buen efecto. Varié siempre la velocidad e
intensidad de los movimientos, hasta encontrar la forma
adecuada.
PROCEDIMIENTOS FINALES
Llegando a la etapa final que son los orgasmos múltiples es
necesario tener en mente una regla básica, cuantas mas
sensaciones la mujer este sintiendo al mismo tiempo, y mas
excitada ella este mejor.
Primera Etapa: Las preliminares
Para la primera parte es necesario emplear un buen tiempo
en las etapas del beso, preferentemente por todo el cuerpo, y
en la excitación de las mamas. La etapa siguiente debe ser
hecha solamente después de que la mujer este con un buen
ímpetu sexual, en el caso que no suceda, la posibilidad de
fracaso es mas alta.
Segunda Etapa: El clítoris
Habiendo concluido la fase anterior, el paso siguiente es el
masaje del clítoris con las manos, se puede pasar directo a
los labios o lengua, pero, comenzando con las manos, la
lengua tendrá su efecto multiplicado. Una analogía para lo
que acontece son situaciones de caliente y frio, o dulce y
salado, ejemplo, se coloca las manos en agua muy fría y
después cambia a agua muy caliente, esta va a parecer
mucho mas caliente de lo que realmente está.
Tercera Etapa: El ano
Para la tercera etapa, que también solo debe ser hecha luego
de obtener resultados con la fase anterior, se puede escoger
entre una de las técnicas arriba descriptas. Por las
experiencias prácticas, la que surte mayor resultado es la de
las bolas tailandesas, también conocida como bolas chinas o
anal beads. Se toman las bolas y se introducen una a una en
la compañera, la mejor posición para esto es la posición de
cuatro, con el pecho hacia abajo. Estando la mujer bien
excitada, su ano estará latiendo, así, se debe colocar cada
bolita efectuando una leve presión, es solo empujar para
introducirlas cuan los músculos se encuentren relajados. En
el caso que sea posible, mantenga el masaje clitoriano
durante esta etapa, esto no es tan difícil como puede parecer.
Luego de haber colocado la ultima bola, pase un tiempo
tirando levemente de la cuerda, sin dejar que ninguna bola
salga, esto causara una sensación muy agradable en su
compañera. Escogiendo la excitación con la lengua, debe
realizarla, juntamente con el masaje del clítoris. Mientras usa
su mano para la introducción anal de un dedo, también se
debe mantener la lengua o los labios en el clítoris.
Observe que para el caso que la opción sean las, o la del
enema, es necesario tener tales accesorios preparados
anticipadamente, para que no haya perdida de tiempo, y con
esto una reducción del ímpetu SEXUAL.
Cuarta Etapa: La vagina
Concluyendo el proceso está la cuarta etapa, se la mujer no
esta bien excitada en ese momento, talvez sea mejor
recomenzar.
La experiencia mostro que óptimos resultados son
alcanzados de la siguiente forma: manténgase la excitación
anal con una de las manos, otra mano pasa a masajear el
clítoris, y los lábios besan la vulva, primero muy levemente, y
a medida que el tempo pase, cada vez mas fuerte, hasta que
llegue el momento de penetrar la vagina con la lengua,
primeramente solo en la entrada y progresivamente lo mas
profundo que fuera posible. Después de un espacio de tiempo
empleado de esta forma, alternar los lábios para el clítoris y
los dedos para la vagina, también ahí se debe primeramente
excitar la entrada y después allí dentro. Procure el punto G,
como fue descripto anteriormente, y pase a masajearla
vigorosamente, se puede aplicar bastante fuerza en esto,
teniendo cuidado para no lastimar con la uña, que
ciertamente hará un corte en la mucosa.
Mantenga este procedimiento, ano, vagina y clítoris, llevando
de vez en cuando una de las manos para las mamas, cola o el
resto del cuerpo, y después volviendo al mismo lugar.
Conclusiones:
El tiempo para que la mujer cominece a tener orgasmos
múltiples puede variar de una a otra, puede ser que no
consiga los objetivos esperados en el primer intento, pero a
medida que el timing de su compañera sea sincronizado, el
proceso se va a volver mucho mas fácil.
Si la mujer nunca uso el punto G, y siendo este debidamente
estimulado, su compañera puede comenzar a tener
reacciones muy fuertes, pudiendo tener una eyaculación. Ya
fueron observadas situaciones en que la mujer tenga quince
minutos de orgasmos en serie intermitentes. Generalmente
ninguna resiste mas de diez, sin caer en un sueño profundo,
completamente exhausta.
El área en rojo indica el punto G. El dedo indicador se
encuentra en la vagina y el otro en el recto.
Tantra es una palabra sánscrita que quiere decir trama o tejido, y que en la traducción a
las lenguas occidentales adquirió el significado de doctrina, en el sentido que entrelaza una
serie de enseñanzas y prácticas sexuales y espirituales.
Los hindúes precedieron hace milenios al pensamiento científico occidental al comprender
que todo el universo, incluyendo el menor átomo, la mas compleja galaxia y,
evidentemente, los seres humanos, se regían por un complejo sistema energético. Porque
mas allá que el tantrismo – que es la filosofía que defiende esta idea – haya sido
sistematizado a partir del siglo IV, sus raíces son muy anteriores y se remontan a cerca de
5 mil años atrás.
Además de esto, entre los principios de la filosofía tántrica hindú esta la concepción de
que, inicialmente, cada ser humano era un todo completo, porque había sido creado
sexualmente andrógeno; pero, habiendo perdido esa condición primordial, sólo
conseguiría recuperar la plenitud encontrando el ser del sexo opuesto que fuese su
correspondiente exacto, tanto en sus características físicas como en sus aspiraciones
espirituales.
El taoísmo chino también es una filosofía milenaria y concuerda con el hinduismo al
considerar el universo como un conjunto energético, compuesto de fuerzas polares de
carácter positivo o negativo cuya complementariedad y equilibrio son necesarios para que
todos los procesos vitales ocurran armoniosamente; y, en particular, el proceso de
intercambio sexual entre los seres humanos.
El todo equilibrado está representado como una esfera y los aspectos opuestos y
complementarios aparecen dentro de ella, cada uno con un color diferente– generalmente
blanco y negro –, símbolo ampliamente conocido en Occidente como el yin-yang.
Las sociedades orientales y occidentales presentan diferencias de orden filosófico, de estilo
de vida, de organización social y otras; pero tal vez una de las más significativas sea la que
está asociada la práctica sexual, que en Occidente esta muy lejos de los principios
tántricos; lo que no significa que no sea posible adoptar algunos de ellos para alcanzar un
erotismo saludable y pleno en cualquier latitud.
La Vertiente hindú
En Oriente no existe el concepto de pecado en relación a la sexualidad, visto que ésta es
considerada una expresión humana como cualquier otra; pero esto no significa que se
banaliza el sexo o que el esta reducido a un acto funcional o mera necesidad biológica. Al
contrario, se otorga al sexo una importancia profunda, tanto que es considerado inclusive
un vehículo de éxtasis místico y de unión con el universo en su totalidad.
Los llamados textos tántricos, que nacieron entre los siglos IX y XIII de la era cristiana,
sólo se tornaron conocidos en Occidente a mediados del siglo XX. Quienes los difundieron
fueron los seguidores del movimiento hippie, los Beatles – con la adopción, por sus
integrantes, de las enseñanzas del gurú Maharashi Mahesh Yoga –, ejemplo que floreció
entre los fans de la banda y, más tarde, entre una multitud de jóvenes que
protagonizaron, en los Estados Unidos y en Europa, la revolución sexual de la década de
1960.
Todo esto fue profundamente difundido por los medios de comunicación del mundo
entero, lo que propició el conocimiento macizo de esa filosofía y su aplicación práctica en
diversos aspectos.
Los llamados textos tántricos, que nacieron entre los siglos IX y XIII de la era cristiana, sólo se tornaron conocidos
en Occidente a mediados del siglo XX.
La práctica del Yoga se destina a elevar la energía vital y purificar el cuerpo, como medio para hacer emerger lo que está
escondido en el inconsciente
Yoga y sexualidad
Hoy, en pleno siglo XXI y ya hace bastante tiempo, el yoga no se limita mas a la India,
su territorio de origen, y su práctica también esta ampliamente difundida en el mundo
entero. Muchos maestros y discípulos occidentales practican yoga sin abandonar sus
hábitos comunes de la vida, visto que les ofrece múltiples recursos para despertar su
potencial interno y tener una visión mas integrada del mundo y de la esfera personal en
que se desarrolla su existencia, tanto en el ámbito domestico como en el profesional o
afectivo.
Los cambios que el yoga genera en el estado energético de los seres humanos hacen
surgir sus facultades positivas y profundizar la autoconciencia. Cuando es practicada
de a dos, la energía se redobla, al recibir y cambiar la propia energía con la que es
generada por el compañero. Además de que, propicia una comunicación y un
equilibrio mayor entre los dos puntos de vista, y , evidentemente, también en materia
sexual. A practicar los ejercicios yoguis, o asanas, las potencias bioenergéticas
emitidas por la pareja constituyen un verdadero alimento físico y mental para los
amantes.
El yoga propone muchos caminos o ramos para ser practicado, de modo que cada persona
puede escoger lo que le es mas confortable. Lo que da origen a todos ellos es el tantra
yoga, y entre los mas conocidos se encuentra uno especialmente apropiado para la
estimulación del sexo tántrico y que puede ser hecho de a dos.
Los cambios que el yoga genera en el estado energético de los seres humanos hacen surgir sus facultades
positivas y profundizar la autoconciencia.
Se conoce como tantra yoga a una práctica muy común en Occidente y la preferida de innumerables parejas, pues
visa la liberación por medio del sexo, meditando. Se utilizan mantras para esto, pero también estímulos
placenteros para los sentidos. El hombre intenta hacer surgir de dentro de si la esencia del principio masculino, y
la mujer, al del femenino.
¿Qué es el Tao?
Son dos los textos filosóficos de la antigua China: el Tao Te Ching, atribuido a Lao Tzu,
un sabio que vivió en el siglo VI antes de la era cristiana, pero probablemente registrado
por escrito por Chuang Tzu y otros discípulos que asumieron sus enseñanzas por cerca
de cuatrocientos años, visto que la versión completa y definitiva coincide con el comienzo
de nuestra era; y el I Ching, o Libro de las Mutaciones, de Confucio, nacido en el mismo siglo
que el maestro citado y que incluye contribuciones tradicionales anteriores.
Estos libros comparten tres principios fundamentales: considerar a la energía como fuente
de vida; impulsar la búsqueda de la harmonía y su visión del universo – incluyendo los seres
humanos – como parte de una realidad única, que no es posible dividir ni separar em partes,
así como el repudio a cualquier categoría o jerarquización que sitúe una cosa, animal o
persona encima de otros.
En el idioma original, la energía es llamada Ch´i y compuesta de dos polos, uno negativo y
otro positivo, llamados, respectivamente, yin y yang. El Tao es el todo que se expresa en la
relación armoniosa de estos principios opuestos y complementarios y en sus permanentes
transformaciones e intercambios, que tienden a la búsqueda del equilibrio. El fluir de la
energía que poseen, que los recorre y va pasando de uno a el otro, es la fuerza de vida que
las personas contienen y que es singular y única en cada individuo, por la combinación de
estos elementos. De manera que cada uno debe recorrer su propio camino, que no es
válido para nadie mas porque es su sentido personal de vida.
En el idioma original, la energía es llamada Ch’i y compuesta de dos polos, uno negativo y otro positivo, llamados,
respectivamente, yin y yang.
Del punto de vista tántrico, esto significa que cada persona y cada pareja tiene su propio
camino sexual y que sus experiencias son válidas solamente para si mesmos. Y no son
transferibles a otros. Esa noción es muy importante, ya que, además de su origen hindú, el
tantrismo también bebe de la fuente china.
Erotismo taoísta
El taoísmo chino insiste en la necesidad de alcanzar la armonía energética en todos los
procesos de la vida, y, fundamentalmente, en el aspecto sexual. Para conseguirla, es
necesaria la condición complementaria y opuesta entre mujer y hombre, cada uno con su
carácter predominante yin y yang, respectivamente. Pero, además de esa imprescindible
premisa, el Tao resalta que ninguno de los dos se subyuga al otro en ningún caso, porque
ambos están presentes tanto en el hombre como en la mujer. Así se expresan en el conocido
símbolo gráfico que representa el yin y el yang: dentro de un círculo o esfera, donde cada
elemento ocupa el mismo espacio.
Mas allá que la representación sea abstracta y geométrica, la verdad es que un simple
ejercicio de imaginación creativa permite asociarla a un hombre y una mujer copulando,
unidos por el centro del cuerpo y con cada una de las partes que lo compone en contacto,
acoplándose perfecta y harmoniosamente.
Esta filosofía trae a la sexualidad algunos conceptos extremadamente complejos y
elaborados, y los tres mas básicos son: primero, que cada hombre debe encontrar el
ritmo y la frecuencia de la eyaculación, de acuerdo con su edad y su estado físico, y con
capacidad suficiente para satisfacer su propia libido y la de su amante; segundo: para los
chinos, la eyaculación no es el momento de placer máximo que se pode obtener del
contacto sexual, y el erotismo es un camino repleto de diversos e refinados placeres; y
tercero: lo mas importante es dar placer a la mujer.
Considerándose la antigüedad del Tao, esta última idea es una verdadera revolución
comparada con el pensamiento que predomino durante siglos en Occidente, defendiendo
que la necesidad sexual femenina era menor o de carácter pasivo en relación a la del hombre.
En la cosmovisión taoísta, existe armonía sexual hasta en los elementos de la naturaleza, que se da
entre sus componentes femeninos, como, por ejemplo, la tierra, y los de carácter masculino, como el
cielo. De ese modo, cuando una pareja de amantes se relaciona sexualmente con armonía, entra en
contacto y se sintoniza con estas energías naturales.
Tratados de alcoba
De origen chino, existen ocho manuales sobre sexo citados en un libro de historia que data de
dos siglos antes de nuestra era, reunidos con el título Arte de la alcoba.
Pero hay muchos otros; las diversas ideas y criterios sexuales de procedencia variada en
Oriente fueron registrados por escrito a fin de ser transmitidos, generación tras generación, a
los amantes. Todos ellos utilizan bellas metáforas y un lenguaje poético de sutileza erótica
poco común.
Así, es posible leer en un texto tántrico escrito hace milenios en la India una referencia al
sexo oral, que lo describe como succionar el “néctar de la luna”, uno de los nombres del flujo
vaginal; afirma que el hombre se nutre de vida al hacerlo, pues recibe la energía del Shakti –
diosa –, siendo elevado a una categoría sublime y divina. Los nombres de las diversas
posiciones en que los cuerpos se colocan durante el coito también son muy poéticos,
generalmente extraídos de la naturaleza.
O Shunga japones, que significa “dibujos primaverales”, contiene, así como los manuales
eróticos chinos, dibujos explícitos de personas haciendo el amor en todo tipo de posiciones y
lugares.
Talvez la cultura china sea la que con mas arte literario contribuyo para el erotismo: el yang,
o principio masculino, e comparado al fuego, volátil y breve en su duración, y el yin,
femenino, al agua, que se mueve lentamente, pero es inagotable como el mar.
Los dos principales textos del tantrismo hindú son el Kama Sutra, escrito entre los siglos III y V, y el
Ananga Ranga, del siglo XVI. Ellos enseñan a los amantes desde juegos preliminares hasta formas de
besar o posiciones para prácticar el coito, y contienen sugerencias destinadas a evitar que la rutina se
instale entre ellos y a mantener siempre viva la energía sexual.
El pene, en muchas ocasiones, es denominado “martillo” o “tallo de jade”, y la vulva, “puerta de jade”
El Tao también encontró formas muy inspiradoras para nombrar a los momentos y las
formas de relación sexual: “explosión de las nubes” es uno de los nombres del orgasmo;
“bambú próximo al altar” es el pene próximo a penetrar la vagina; “pájaros volando sobre
un mar oscuro”, una posición amorosa.
Son incontables los testimonios occidentales sobre la satisfacción sexual y la
comunicación especial que la práctica del sexo tántrico establece entre los amantes, y una
pareja puede reproducir los juegos propuestos por sus tratados amorosos. Sin embargo, lo
mejor de esta filosofía es la importancia que lleva a la búsqueda y el consecuente
descubrimiento de un camino singular para cada individuo o pareja, lo que sugiere usar a
fondo la creatividad para inventar reglas propias en el juego erótico.
Otra cuestión importante es la que se refiere a la salud sexual e psicológica. Muchas parejas
que utilizan las técnicas tántricas afirman que ellas los ayudaron a resolver ciertas
disfunciones o trastornos que perjudicaban la relación.
LA ENERGIA EN EL TANTRA
Puesto que todas las vertientes que confluyen en el tantrismo consideran a los reinos
vegetal, mineral e animal – incluyendo en este último a los seres humanos –, así como el
universo y la naturaleza como las partes y el todo de un complejo sistema energético, las
mismas fuentes afirman que durante la práctica de la sexualidad también se libera y se
intercambia energía.
Estas nociones no son extrañas al pensamiento y a la ciencia occidental, visto que está
absolutamente probado que cada vez que se emprende una acción – cualquiera que sea – se
libera determinada cantidad de energía. Todas las personas poseen dentro de si cargas
energéticas de diversos tipos para responder adecuadamente em cada caso.
Sin embargo, entre la concepción tántrica y la idea que se tiene del sexo en Occidente
existe una diferencia muy relevante, bien como acerca del papel que la energía adquiere
durante el intercambio erótico.
Para el tantra, la meta del contacto sexual no es la eyaculación o el orgasmo, y si el placer
prolongado al máximo, considerándose que con la emisión de semen el hombre pierde gran
parte de su carga. Y también, por el carácter singular que se atribuye a la capacidad sexual
femenina, ella no solo no pierde capacidad energética al desfrutar de muchos y frecuentes
orgasmos, sino que nutre y recarga, con esto la energía masculina.
Otra importante diferencia establecida por el sexo tántrico es que ambos sexos contienen
los dos polos de la energía – positivo e negativo – en diferentes proporciones, como es obvio,
durante sus relaciones eróticas ellos puede manifestar sus aspectos femeninos, y ellas, sus
aspectos masculinos. De ese modo, el juego es altamente gratificante y creativo por su
característica de complementariedad, oposición e intercambio.
La energía erótica es singularmente poderosa y durante el contacto sexual hace que se
perciba una corriente intensa que recorre el cuerpo enteramente, embriagándolo de
sensaciones físicas y emocionales, y cuja máxima expresión es similar a una explosión – con
frecuencia se habla de “descarga”, lo que también está asociado al tema –, que se
experimenta al llegar al clímax de la sensualidad.
La poderosa Kundalini
La energía Kundalini, que acostumbra a ser ilustrada por una serpiente – algo revelador,
visto que ese animal representa al mismo tiempo la sexualidad y la sabiduría –, es la
suprema forma de energía o la esencia del energético; protagoniza las relaciones sexuales
tántricas, elevando todo aquello que es percibido por los sentidos a una experiencia mucho
mas vasta y profunda, que transciende a los compañeros y no habita solamente el cuerpo,
también incluye la esfera espiritual, o sea, un plano superior o mas elevado. Esta
explicación sólo es válida para la forma de comunicación occidental, pues en Oriente no
hay división entre los planos material y espiritual, entre cuerpo y alma.
Doctrinas como el yoga, el tantra, el budismo y el taoísmo, entre otras, concuerdan en
afirmar que la carga psicosexual Kundalini es invisible e inconmensurable y que
permanece adormecida, enroscada en la zona perineal del cuerpo humano; pero, al
despertar, la serpiente desenrolla su cuerpo y comienza a subir, llevada por el fluido de la
espina dorsal, atravesando la columna vertebral, pasando por todos los vértices de
concentración energética del cuerpo, hasta llegar a aquel que está localizado en el
cerebro, para alimentar ese órgano y conducir su actividad. Allí, su última meta, la
Kundalini posibilitará la unión de los principios masculino y femenino, representados en el
hinduismo por el dios Shiva y por la diosa Shakti, respectivamente, y se dará el éxtasis,
coincidiendo con el orgasmo.
El sexo tántrico es accesible a todas las personas cuando adaptado a su estilo de vida y al ritmo de su actividad
sexual. Al practicarlo, se amplían las posibilidades eróticas y las parejas sienten que crecen internamente, ganando
en equilibrio y autoestima, además de disfrutar, sin culpa ni remordimiento, de la fiesta ofrecida por su sensibilidad.
En Occidente está difundida la idea de que el punto clave del amor se encuentra en los genitales; pero, según el
tantra, queda en el centro del esternón, coincidiendo con el chacra cardíaco. Al estimularlo, se percibe el
nacimiento de una corriente de energía impresionante, que parte de la columna vertebral y se extiende a todos los
puntos de sensibilidad erógena del cuerpo.
El trayecto de la energía
Despertar la energía Kundalini es un objetivo tanto de la Kundalini yoga como de la
práctica del sexo tántrico. En el primer caso, el propósito es que la energía se dirija hasta
el chacra coronario, que coincide con el cerebro, para que cuerpo y espíritu – o sea, las
esferas material y espiritual, normalmente opuestas en el ser humano – se fundan y se
produzca, así, una expansión de la conciencia hasta alcanzar la experiencia mística del
éxtasis.
El tantra, a su vez, busca despertarla para que la divinidad masculina Shiva se reúna con la
diosa Shakti - unión que equivale a un generador de energía - y así se disfrute de un clímax d
proporciones tan intensas como insospechadas.
Para esto, las dos filosofías proponen técnicas para desbloquear los nadis, palabras sáncrita
que significa ríos, que son los canales por los cuales la Kundalini circulará cuando haya sido
despertadas, pues la serpiente representativa de esa energía permanece adormecida en su
chakra de origen y enrollada envuelta en el, tres veces y media. Y sólo podrá despertar por
completo cuando atraviece tres importantes nudos que encontrará al subir
Despertar la energía Kundalini es un objetivo tanto de la Kundalini yoga como de la práctica del sexo tántrico
El primer nudo, llamado brama, se encuentra en el chkra base, donde comienza el camino. El
segundo, llamado Vishnu, en el chakra cardíaco, y el tercero o nudo de Shiva, coincide con el
chakra del tercer ojo que queda en la frente.
Las tres corrientes de energía se unen formando un nudo en los chakras mencionados, y
configuran un reino de la naturaleza.
En lo que concierne a la sexualidad, a medida que la conciencia penetra el primero de ellos,
nace una nueva percepción del mundo material por medio de los sentidos, llegándose a un
alto estado de concentración en todos los estímulos. Al penetrar el segundo nudo,
estimulando el chakra umbilical, surge un poder revitalizante que enciende la pasión.
Cuando la Kundalini llega al tercer nudo, situado a la altura del sexto chakra, se encuentra en
el punto exacto en el cual se entrelazan todos los ríos energéticos del cuerpo, o nadis, y
donde también confluyen los tres principales, denominados ida, pingala y shusumna, en la
lengua original. Cuando este se abre, la respiración se equilibra y coloca a las personas más
allá del sentido del tiempo y del espacio real.
Cada chakra está asociado a una divinidad del hinduismo y tiene una representación gráfica característica,
además de estar relacionado con un animal, una flor, una figura geométrica y un color que lo identifica. Además
de esto, a cada uno le corresponde un elemento natural, como fuego, agua, aire, etc, una estación del año y una
letra del alfabeto sáncrito.
Cada chakra tiene una conexión directa con las glándulas orgánicas del cuerpo físico.
La insatisfacción de alguno o varios de esos aspectos crea un desequilibrio entre los chakras,
pues, delante de un deseo frustrado, uno de ellos se bloquea y, por lo tanto, el otro se
sobrecarga para compensar su desvitalización energética, que desarmoniza el conjunto.
O cuarto cuerpo es el mental y contiene las ideas, el raciocinio, el pensamiento, el intelecto y
las creencias. La memoria del pasado o la proyección del futuro también están en ese
plano energético.
Del mismo modo que los chakras deben emitir su energía sin obstrucciones y de forma
harmoniosa para que el segundo cuerpo – energético – nutra correctamente al primero, o
cuerpo físico, es fundamental que entre el tercero y el cuarto cuerpo, emocional y mental,
respectivamente, reine la harmonía. De lo contrario, si las emociones estuviesen en conflicto
con las ideas o las creencias, habrá dolor o insatisfacción.
Con la práctica tántrica, se reestablece el correcto flujo de la carga energética, se restaura
la harmonía y se reequilibra psíquicamente las emociones y las ideas. Cuando la mente
fue moldeada según preconceptos y sentimientos de culpa, el mundo emotivo y espiritual
se ve sometido al dolor; pero el tántra posibilita calmar la mente y relajar el cuerpo para
que la emoción se libere, aumentando la energía vital.
En un plano superior
A los primeros cuatro cuerpos energéticos se suman otros tres, que se encuentran en una
dimensión diferente o mas elevada de la consciencia, motivo por el cual se desarrollan
mas lentamente, siempre que nada impida su surgimiento y que el individuo consiga tener
acceso a ellos. De hecho, deben ser creados en base al equilibrio y salud de los anteriores.
El quinto cuerpo, llamado espiritual, es un plano de percepción. El espíritu nace cuando
reina el equilibrio entre el tercero y el cuarto cuerpo; esto es, cuando hay harmonía entre lo
que una persona siente y lo que piensa. Por medio de la práctica tántrica y del ejercicio de la
meditación el espíritu va abriéndose, dotando a los seres humanos de percepciones y
facultades mas allá de la realidad cotidiana. Ese cuerpo también se revela durante el sueño
por medio de imágenes oníricas y de lenguaje simbólico.
El sexto es el cuerpo cósmico, localizado en una dimensión muy elevada y que puede
permanecer en estado potencial a lo largo de toda la vida, sin que se desarrolle o se
tenga acceso a el. Pero cuando se consigue alcanzarlo, se llega a la unidad con todo lo
que existe en la naturaleza. Desaparece la noción espacio-temporal y el ser humano
vibra en unísono con el universo, en una misma frecuencia.
Por último, el séptimo cuerpo, o nirvánico, es el nivel máximo al cual, según la tradición
oriental, el ser humano puede aspirar espiritualmente, y queda mas allá del yo ordinario. Es
la consciencia infinita, la iluminación y la proyección del alma hasta fundirse con la
eternidad.
El cuerpo cósmico se encuentra en una dimensión muy elevada y puede permanecer en estado potencial durante toda la
vida.
REFINANDO EL EROTISMO
La energía sexual denominada Kundalini, que se libera durante la relación sexual, conducida
por el deseo, recorre los diversos puntos energéticos del cuerpo, o chakras. Cuando
comienza su itinerario en el chakra básico, en sentido ascendente, es una fuerza
impresionante, tan poderosa como salvaje, tal como el instinto sexual que la guía. No
obstante, durante su trayecto rumbo al chakra coronario, se va depurando a medida que
despierta reacciones intensas y al mismo tiempo sutiles, para que hombres y mujeres
experimenten una vivencia inédita y compartida.
Entregarse libremente, dejarse conducir por la Kundalini sin preconceptos y sin objetivos
previos transforma la sexualidad tántrica en una experiencia única, de indescriptible riqueza
sensitiva y de goce sin limites, que todas las personas pueden
disfrutar, cualquier sea el lugar donde vivan y el estilo de vida que tengan.
De hacho, en Occidente, muchas parejas practican sexo tántrico sin que sea necesario
adoptar ninguna religión o doctrina que acompañe o presida sus relaciones eróticas;
simplemente adoptan sus conceptos simples, como concentrarse enteramente en el sexo
mientras lo practican, concederle un tiempo de calidad especial y aplicar todos sus sentidos
al placer, paso a paso hasta donde el los lleve.
En el tantrismo, el cuerpo es considerado un espacio sagrado, un verdadero templo, donde el deseo debe manifestarse libre
y creativamente.
Sin embargo, dar alas a las ansias del cuerpo, eliminar todas las presiones emocionales e
inhibiciones, dejándose llevar lentamente, en profunda conexión con el orden dos sentidos,
sin otra búsqueda concreta sino el placer por el placer en si, es el luminoso camino escogido
en Occidente para enriquecer la sexualidad y por el cual pueden transitar todos aquellos que
lo deseen.
A poderosa carga energética que mueve el instinto sensual está impregnada de una sabiduría
natural que no acepta prisa ni imposiciones, visto que estas limitan e imponen fronteras al
goce. Por lo tanto, dejarla fluir a su propio ritmo, en ondas sucesivas que algunas veces son
lentas y profundas, al paso que en otras ocasiones parecen movidas por una tempestad,
sensibiliza a tal punto las percepciones eróticas que el placer, con cada nuevo contacto,
alcanza puntos mas altos y se recarga constantemente, incrementando la fuente caudalosa
de la vida sexual.
La vivencia erótica plena y ardiente no precisa ser patrimonio exclusivo de una u otra cultura;
basta cada uno dejarse guiar por la innata capacidad del ser humano para usufrutuar el sexo.
No se trata apenas de los genitales y de la respuesta a una necesidad puramente biológica, y si de un verdadero
acto de intercambio de energía femenina y masculina.
El intercambio creativo
El mecanismo interno que habita el cuerpo le inyecta fuerza para enfrentar cada situación
de la vida. Sin embargo, si bien algunas veces no se tiene mucha conciencia de eso, cuando
el cansancio domina o la mente fue invadida por el estrés, la fuerza bloquea y no es posible
canalizarla creativamente en ningún aspecto, y menos aún en cuanto al place sensorial.
Cuando la relación sexual es utilizada como vehículo para eliminar tensiones, puede traer
alivio y relajación, pero una vez alcanzado el clímax la sensación será de vacío. Al paso que la
tención esta puesta a a la plena entrega en el intercambio, concentrada en los vértices de
energía existentes en el cuerpo, actuando sobre ellos para relajarlos con sabias caricias,
toque o masajes, la corriente energética vuelve a circular.
Las técnicas tántricas enseñan a respirar, transformando el toque en sabio masaje y la
caricia espontanea en un acto de verdadera creatividad durante las preliminares del coito.
Es cuando la fuerza erótica interior fluye, permitiendo conducirla fácilmente a los sentidos y
aprovecharla enteramente para obtener el estímulo que se busca. Y, lo mas importante,
después que el estrecho abrazo de los cuerpos conduce al éxtasis, nasce en cada una de
ellas una sensación de profunda paz y de satisfactoria plenitud, y una extraordinaria
comunión entre los amantes.
La práctica del sexo tántrico requiere entrenamiento para aprender a cultivar y conducir la energía personal. En cada
nueva experiencia, las vibraciones energéticas son mayores y mas elevadas, de modo que el ritmo y el tono vital del
hombre y de la mujer crecen no solo en la esfera sexual, sino que amplían sus horizontes e todas sus vivencias.
La energía femenina como motor
Una característica muy importante en el tantra, y que resalta, también, una diferencia
esencial en relación a la concepción de la sexualidad que impera en Occidente, y el papel de
la mujer, una diosa que revela e ilumina. Sin la energía femenina, el hombre seria un espíritu
inmóvil e inactivo. De modo que, lejos de poseer una sexualidad menor o sumisa al deseo
masculino, como durante tantos siglos se considero entre los occidentales, la mujer es
honrada y exaltada porque es vista como una verdadera fuerza motriz de la sexualidad.
La vulva femenina, que em sánscrito se denomina yoni, es venerada por su capacidad de dar
vida y placer sexual; su energía es inagotable y, según el tantra, de ella se nutre el hombre
en cada contacto erótico.
Sin embargo, para que esa noción sea asumida y aplicada por hombres y mujeres de
cualquier latitud, es necesario que la mujer recupere su poder para despertar la propria
sexualidad y elevar la energía de su amante, porque la idea que le fue transmitida, de
acuerdo con la educación represiva que recibió en Occidente, la inhibió de ejercer ese
potencial innato.
Shakti, la diosa que en el hinduismo representa a la poderosa energía femenina, también vive – sin embargo en una
proporción mucho menor – dentro de los hombres, así como en las mujeres habita Shiva, el principio o divinidad de la
energía masculina. El arte del sexo tántrico consiste en saber juntar, en cada genero, las dos polaridades.
Cargas opuestas y complementarias
En el taoismo chino, que comparte con el hinduismo su condición de filosofía básica del sexo
tántrico, se insiste en la necesidad de obtener la conjunción yin y yang. Puede parecer que,
como concepto general, siendo que la mujer representa el yin y el hombre el yang, esto ya
seria suficiente para equilibrar las dos energías. Sin embargo, no es tan simple, visto que
cada hombre y cada mujer contiene, en diferentes proporciones, los dos principios o
aspectos. O sea, mas allá que el hombre sea principalmente yang, la mujer también contiene
una carga de ese tipo; por otro lado, el hombre posee, en parte, el yin preponderante en la
mujer.
En el hombre, el yin aparece en el cultivo de la ternura, de la sensibilidad o de la paciencia,
y en la mujer el yang se manifiesta como entusiasmo, ímpetu e iniciativa. Cuando los
principios opuestos están equilibrados dentro de cada persona, independientemente del
genero, el amante tántrico interno surge sin pretextos.
Este concepto descarta ideas muy difundidas entre los occidentales de que cada género
tiene características uniformes e inflexibles de personalidad y conducta en el plano general
y en el sexual; de modo que nociones como la identificación de un sujeto pasivo o activo en
una relación erótica, o papeles de dominación y sumisión, están ausentes en el tantrismo.
Mas allá que el hombre sea principalmente yang, la mujer también contiene una carga de ese tipo; por otro lado, el
hombre posee, en parte, el yin preponderante en la mujer.
O Tao traza una semejanza entre el conjunto del universo , que seria el macrocosmo, y el
microcosmo particular que cada ser humano representa, pues en el todo universal coexisten
los principios opuestos con su condición complementaria para existir la la armonía cósmica
que permite la vida. El sol, el calor, el verano, el cielo y la luz son masculinos, y son
femeninos aspectos opuestos como la luna, el frio, el invierno, la tierra o la oscuridad. La
energía sexual femenina enciende la mecha del deseo del hombre, cuya excitación es lista,
intensa y volátil como una chama. Tal vez, en razón de eso no sea casualidad que el órgano
masculino en sánscrito es denominado lingam, que significa bastión de luz. Al contrario, el
ardor erótico femenino se cocina lentamente dentro de ella, como el agua en una caldera, lo
que evoca el yoni, o vulva, que es cóncava como una vasija, penetrada por el lingam durante
el coito en su búsqueda por la unión total de las dos energías para alcanzar el éxtasis.
O verdadero sentido que se pode extraer de los textos orientales acerca del equilibrio yin-yang es la manera de
encontrar la perfecta combinación erótica entre la pareja y, al mismo tiempo, cada uno aceptar y dejar fluir su
parte femenina u masculina, para que ambos aprovechen intensamente su sexualidad.
El equilibrio hombre-mujer
En todas las vertientes del tantrismo, el punto máximo a alcanzar por medio del sexo es
el éxtasis, así como en una experiencia mística. Y según esa teoría solo es posible
alcanzar esta vivencia cuando dos personas intercambian y suman su potencia
energética por medio de la práctica sexual, que, a su vez, nutre y recarga sus fuentes
originales de energía.
Es necesario permitir y propiciar que la energía Kundalini de traslade y subo del chakra
básico, por la columna vertebral, hasta el chakra del tercer ojo, lugar del dios Shiva, para
liberarlo, y que después siga hasta el chakra coronario para unirse a Shakti, que reside en
el, y entonces ocurre el gran encuentro cósmico de los principios masculino y femenino.
Cuando eso sucede, sobreviene un placer equivalente al éxtasis que el tantrismo
compara a la iluminación mística.
La armonía entre los dos factores opuestos y complementarios, yin y yang, es esencial para
que esto ocurra. Trasfiriendo esa idea al modo de vida y a las concepciones occidentales, se
trata de comenzar a sentir como se cada uno dos instantes en que el amante tiene placer y se
dispone a dar y recibir sin limites, donde quiera que el juego lleve.
No hay nada mas erótico que estar alerta para recibir el estimulo que alcance los sentidos,
aunque sea tan imperceptible como oír un suspiro, sentir al tacto la temperatura del cuerpo
del amante, ver su rosto alterado por la pasión o cualquier otro indicio que comunique el
placer del compañero, y considerarlos como si fuesen expresiones suyas.
SEXO TÁNTRICO, FIESTA Y RITUAL
Los fundamentos del sexo tántrico ofrecen a los amantes occidentales una inspiración
erótica de gran riqueza, capacidad de reflexión profunda y sensibilidad vital extrema, capaces
de crear un tiempo y un espacio diferente durante la ceremonia sexual, mas allá de la
realidad.
Sea cual fuera el lugar en que se de el contacto entre los amantes, el espacio que realmente
importa es aquel definido y delimitado por los cuerpos vibrando al unísono cuando ocurre el
intercambio de energía sexual. Y lo que ofrece a las relaciones tántricas su carácter mágico y
el cambio en la noción temporal.
Es evidente que el tiempo real transcurre inexorablemente, con su peculiar carácter
irreversible. Sin embargo es bien conocido que ciertos estados mentales pueden hacernos
sentir que un único minuto es eterno o que varias horas pasaron sin que tengamos noción de
eso.
La práctica tántrica puede ser asumida por cualquier persona que se la proponga, durante el
ritual amoroso, alcanzar el mas alto grado de concentración, porque, de ese modo, dentro de
la conciencia se da un cambio que permite ausentarse del tiempo y desacelerar la cadencia
de las horas.
Se trata del tiempo mental que los relojes no controlan, y que también se guía por la
energía erótica liberada tanto consciente como inconscientemente. Cuando se da libertad
al cuerpo y no se tenga una idea preconcebida en la mente acerca de lo que se espera del
contacto sexual, cuando lo que importa es dejarse llevar, el ritmo del placer es un
descontracturado fluir al compás de las sensaciones, entre las cuales los amantes se
sienten fluctuar como en un vaivén parecido a las ondas del mar.
Poco interesa, entonces, un orgasmo o varios, que la explosión ocurra antes o después; se
experimenta una intima comunión física con el compañero sexual y la mente se llena de
lucidez, al comprender, por fin, que no hay limites para el placer.
Para despertar la máxima potencia de la energía sexual y dejar que emerjan deseos y
sensaciones ocultos en las profundidades del ser, el mejor camino es disfrutar de la
sexualidad con el máximo grado de concentración posible. Esto propicia la desaparición de la
autocensura y el aumento de la sensibilidad, que conduce a un erotismo intenso y refinado.
El arte de besar
Mas allá que en Occidente los amantes acostumbren a besarse en los parques, en los
cines o en diferentes lugares públicos, en las culturas orientales el beso es considerado un
gesto de gran carga erótica que solo se práctica en la intimidad.
Uno de los primeros contactos íntimos entre amantes es unir las bocas con un beso. Si al
hacerlo, siguen y ritual y lo desarrollan poco a poco, su ansia aumentará en cada toque y la
comunión entre la mutua energía crecerá junto. El simple hecho de aproximar los labios en
un gesto insinuante, manteniendo cierta distancia durante algunos instantes, anticipa la
pasión.
En la práctica de sexo tántrico se distingues cinco formas de besar, pues el beso es una
clave mágica para despertar la energía. Se comienza con el contacto lento y suave de los
labios, aumentando poco a poco la presión. Después se pasa a lamer externamente las
boca hasta introducir la lengua y explorar todo su interior, recorriendo los laterales y el
paladar; las lenguas se encuentran y se entrelazan, juegan y reconocen su sabor y su
aroma; al hacer esto, la carga eléctrica del deseo es transportada a los genitales, Puesto
que la lengua es un órgano conectado a los centros sexuales del cuerpo. Las mordidas
suaves en los labios son muy sugestivas y la succión intensa hace que las mujeres y
hombres se sientan, con ese estímulo, recorridos por la corriente eléctrica del deseo.
En la práctica de sexo tántrico se distinguen cinco formas de besar, pues el beso es una clave mágica para despertar la
energía.
Los soplidos suaves que hacen cosquillas en la boca, orejas y cuello abren camino a
sensaciones intensas que aumentan aún mas la suprema fuerza de la energía erótica
Kundalini.
Besar y tocar, en un trayecto ascendente, los dedos de los pies, la parte interna de los muslos, el contorno del
ombligo, el plexo solar, los senos, el cuello, el mentón, los parpados cerrados y la frente carga a los dos amantes
de energía. Así, cuando se llega a acariciar el yoni y el lingam, se encienden destellos inesperados de placer.
Cuando las caricias son ofrecidas sin prisa y largamente, como si fuesen una ceremonia
sagrada, es posible tener placer en cada punto del cuerpo, y la persona acariciada recibe la
energía erótica plenamente. La clave de la sensualidad consiste en un juego de lentitud casi
hipnótica, llevado por lo que dicta el propio deseo; las manos paran en un punto preciso y se
quedan quietas en el estomago, en una de las piernas o en cualquier parte del cuerpo,
mientras transmiten un calor intenso por medio de l concentración de su carga sexual.
Esa carga es la que permite “viajar” libremente cuando las palmas o los dedos explorar
áreas mas amplias. Son contactos insinuantes y creativos, que van despertando el deseo en
los dos amantes, y el grado de sensualidad mutua se nutre, aumentando más y más.
Merece una mención a parte la excitación de la región de las orejas, porque allí, al
sentido del tacto se suma el importante estimulo de la audición. Suele ser muy
provocativo besar o
lamer los lóbulos y atrás de la oreja, mientras se emiten suspiros, se sopla o simplemente se
murmura y ronronea. También es muy insinuante rozar las orejas, lo que genera un suave
temblor transmitido a todo el cuerpo por medio de las terminales nerviosas.
El rostro tiene incontables puntos de sensibilidad, desde la raíz del cabello hasta el cuello y la
nuca, que, si son estimulados con besos, suaves mordidas y lamidas, hacen surgir la
sensualidad con sensaciones máximas de placer. La nuca es un área muy sensible: recorrerla
con la punta de la lengua erecta o con dos dedos tensos hasta la raíz del cabello, así como
partir de ella para trazar un trayecto a lo largo de la espina dorsal hasta el inicio de la línea
que divide las nalgas es extremadamente erotizante.
El cuerpo abriga también zonas insospechadas en las cuales habita la posibilidad del placer,
tales como las costillas y, principalmente, los espacios entre ellas, que al ser besados o
recorridos con la punta de la lengua, estimulan el recuerdo de ya haber sentido ese placer, o
sorprender a aquellos que nunca lo experimentaron.
La sorpresa sensual
Todo estímulo que se repite y se torna conocido mantiene su poder erotizante durante un
tiempo mas o menos prolongado. Pero, combinando caricias en diferentes contactos
sexuales entre los amantes a lo largo de sus relaciones, la fuerza de la caricia siempre tendrá
una renovada carga de pasión.
Las manos, la boca o la lengua no son las únicas que pueden trazar sus rutas por el mapa
erógeno que se desea acariciar. Es posible agradar en las mas diversas partes del cuerpo–
pies, codos, mentón –, cuyas diferencias al tacto, como también sus maneras de tocar la
piel, son capaces de crear percepciones inéditas, tan calientes como estremecedoras.
El cabello, la frente o los senos recorriendo el cuerpo de el; las plantas de los pies
actuando como si fuesen las palmas de las manos; el pubis o el pene tocando el pecho o la
espalda generan fuertes sensaciones sensuales y son una verdadera sorpresa para la piel
expectante, pues, de esa manera, cambia el tacto y el ritmo con que se acaricia.
Las manos, la boca o la lengua no son las únicas que pueden trazar sus rutas por el mapa erógeno que se desea acariciar.
El temblor o vibraciones generadas por las caricias en el cuerpo son la expresión de la energía
sexual que entra en movimiento. Según el tantra, hombre y mujer son dos polos energéticos
de cargas opuestas que necesitan uno del otro, porque al estimularse, intercambiando sus
respectivos destellos iniciales, encienden el fuego de la pasión compartida.
La sabana ofrece también muchas posibilidades diversas y sensuales, como pasarla por el
cuerpo entero del amante, o suavemente por la delicada línea entre las nalgas, rozando el
ano, el perineo y los testículos, o impregnándola del aroma sensual de la vulva húmeda.
Hay muchos otros aliados para elevar la carga de la energía erótica, tantos como pueda
dictar la imaginación de la sutil y ardiente Kundalini cuando despierta, incontrolable, en su
trayecto rumbo al éxtasis.
Aumentando el deseo
Un antiguo manual erótico chino sugiere que el amante debe prestar espacial atención a
aquello que se oculta a los ojos y a la parte de la piel que se intenta robar con las manos,
porque es en esos puntos que más se ansia el estímulo: un consejo muy importante para
tener en cuenta antes de comenzar la sesión amorosa.
En la ceremonia sensual, el momento de quitar la ropa tiene un papel muy importante. Los
hombre y mujeres sensibles y sabios en el arte sensual aprenden a incorporar esta etapa
como una mas en los juegos preliminares de la relación sexual.
Aunque antes ya se haya intercambiado besos y caricias, se desea sentir el cuerpo desnudo
del amante; sin embargo, es extremadamente provocativo desnudarlo muy lentamente,
como si fuese un verdadero ritual. Permanecer como espectador o ayudar a otro a librarse
de la ropa ayuda a crear un ambiente de intimidad que va elevando la carga energética
compartida.
Algunas veces acontece que uno de ello quiere hacer de su desnudez un desafío, ya que en
muchas ocasiones la curiosidad se intensifica cuando se hace un inquietante y estimulante
juego de “escondida”, en el cual uno busca y el otro oculta, para aumentar el deseo.
En el tantra una pareja de amantes es una unidad de energía y comunicación de personas que aspiran juntas
al conocimiento personal y del otro, dejándose guiar por la intuición que enciende sabiamente la energía
erótica. No es un objetivo remoto ni precisa de extraños malabarismos mentales o físicos: Todos pueden
aprovechar el sexo tántrico si así lo desean.
La mejor guía en estos casos es la propia intuición ya que ella es quien manda a que se
comience a rozar suavemente, aún vestidos, aquellos puntos eróticos que permanecen
ocultos, dando inicio a una especie de danza sensual cuyo ritmo será hipnótico y vibrante a
medida que las sensaciones se entrelacen; o evolucionará en pequeñas descargas que irán
marcando puntos en el camino ascendente del placer.
El orgasmo tántrico de ella
Conforme se puede leer en los textos tántricos, la mujer contiene mayor energía sexual que el
hombre. Como punto de partida de esta teoría se traza un paralelo entre el hecho biológico
de que ellas tienen prácticamente todos los genitales ocultos dentro del cuerpo, razón por la
cual, durante sus momentos de placer, ellas se conectan más fácilmente con su sensible
mundo interior.
Además de esto, se resalta en diversos textos de origen tántrico la capacidad multiorgásmica
femenina; la posibilidad de encadenar varios orgasmos al mismo tiempo es una singularidad
no compartida por los hombres.
El clítoris, órgano cuya función es dar placer sexual a las mujeres, en el tantra se denomina
“joya de la corona”, porque hace nacer la mecha que enciende el fuego erótico.
Estimularlo manualmente, con la lengua u otro tipo de caricia, es el acto más relevante de la
relación erótica. El cuerpo, al cual se le otorga una consideración sagrada, merece ser bien
conocido y explorado, y este pequeño punto situado en la entrada del yoni tiene una carga
eléctrica que estimula igualmente a hombres y mujeres, cuando es estimulado por la propia
mujer o por el amante.
El clítoris, organo cuya función es dar placer sexual a las mujeres, en el tantra se denomina “joya de la corona”.
Ella siente este pequeño punto sensible tenso, porque él lo despertó primero con leves
caricias de los dedos y después lamiendo con un rítmico y habilidoso movimiento; en cierto
momento, ella siente un intenso orgasmo que parece transformar su cuerpo, situándola fuera
del tiempo y del espacio; la sensaciones la recorren enteramente, como si fuese atravesada
por una descarga eléctrica que, al pasar, toca desde el paladar hasta la punta de los pies, la
espina dorsal y la raíz de los cabellos. Ella es puro éxtasis.
La humedad que emana del sexo femenino durante la estimulación y el orgasmo es
considerada muy beneficiosa, además de erótica, por esto el tantra remienda que el hombre
la absorba y beba, por su alto contenido energético.
El orgasmo tántrico de él
La conducta masculina durante el contacto sexual es claramente un embate; él
acostumbra a buscar la estimulación directa de los puntos precisos y la satisfacción
rápida. Muchas veces, eso es fruto de que la vida cotidiana lo invita a la necesidad de
compensar el estrés que acumula; por eso cree que la eyaculación bajará su nivel de
tensión. No obstante, una vez que ocurre la descarga de semen, el deseo se apaga,
desaparece la excitación que tanto placer da y él acostumbra a quedar sin fuerzas, motivo
por el cual con frecuencia necesita dormirse para recuperarse.
Las técnicas ofrecidas por el tantra para conservar el deseo y la energía erótica durante el
mayor tiempo posible y continuar disfrutando del placer retardando la eyaculación, son
muy simples, y si los hombre de cualquier lugar y cultura se propusiesen practicarla, no
verán ningún inconveniente en eso, al contrario. Como actitud mental, basta encarar el
contacto erótico no como un ejercicio de se orienta a una descarga rápida, y si
concediéndole tiempo y concentración la atención en la sensación gratificante. No se
trata de interrumpir el ritmo habitual o de salir de vacaciones para poder por fin tener un
encuentro sexual realmente satisfactorio, pero de que el tiempo dedicado a disfrutar del
sexo sea un tiempo de calidad.
Atención, concentración y respiración están directamente ligadas a la eyaculación. Por
eso, la respiración rápida y superficial conduce a un orgasmo inminente, veloz y corto. En
sentido opuesto, el control de la respiración, la conexión intensa con cada momento de
placer y de estímulo que la amante ofrece, bien como el control y retardo de la
eyaculación, provocan una especie de orgasmo inverso, como una descarga eléctrica
interna que recorre el cuerpo, desde la región del sacro hasta el cerebro.
Entonces, el deseo, que parecía haber llegado a su punto máximo, crece más aún,
permite disfrutar del encuentro sexual durante mucho tiempo y, cuando finalmente
ocurre la eyaculación, la experiencia es insuperable.
En el tantra, se aconseja eyacular en uno de cada diez o doce contactos sexuales, como
forma de recargar energía de todas las esferas vitales- Sin embargo, de acuerdo con la
práctica y la experiencia personal, cada hombre debe saber cuando será más placentero
y, al mismo tiempo, energizante eyacular.
Acostumbrado a ceder al instinto de eyacular lo más rápido posible, para él puede ser difícil controlar la
eyaculación al principio. No es necesario preocuparse con eso, y si a provechar el clímax como siempre; poco a
poco, él aprenderá a retardar el orgasmo y sentirá su energía recargarse, hasta que, eyaculando, sienta un
placer jamás imaginado.
La mujer y el punto G
En Occidente, la atención sobre el llamado punto G nació en base a investigaciones del
científico alemán Ernest Grafenberg, que afirmó que la pared anterior de la vagina,
aproximadamente a cinto centímetros de profundidad, adentrando el orificio vaginal, hay
una porción de tejido que se reconoce por el tacto por la rugosidad, cuya superficie mide
unos treinta milímetros y es extremadamente rica en terminaciones nerviosas. Su
descubridor - el punto ganó el nombre de la inicial de su apellido - afirmó que su
estimulación provoca en la mujer un intenso orgasmo, comparable al que se experimenta
por la excitación del clítoris.
Aunque es necesario esclarecer que la mayoría de las mujeres no es capaz de notarlo en
su cuerpo, y, por lo tanto, las opiniones en torno de la existencia de este punto de
sensibilidad erótica son controvertidas en el Occidente, el tantra también reconoce su
presencia. Y recomienda acariciarlo con sutiliza, utilizando, preferiblemente, el dedo
medio, porque así se despierta la energía sexual o Kundalini.
El hombre y el punto P
La concepción oriental de que dentro del cuerpo masculino es posible encontrar un punto
P, como el G de las mujeres, que ofrece un gran placer cuando estimularlo, tampoco es
conocido e el Occidente.
El punto P masculino, que coincide con la región de la glándula prostática y está tan repleto de terminaciones
nerviosas como su equivalente en la mujer, es, de acuerdo con las teorías de la sexualidad del tantra un
poderoso emisior de energía sexual que hace vibrar cada poro de la piel.
La noción teórica de la cual se parte en cada caso es diferente, pero la conclusión sobre la
perspectiva del goce sexual, es la misma. La ciencia médica occidental y reconocidos
sexólogos afirman que dentro del canal anal masculino hay una pequeña región de
superficie rugosa que se diferencia de lo tejidos que la cercan. Es posible tocarla penetrando
el recto y tanteando suavemente su pared frontal; se trata, nada más y nada menos, de la
glándula prostática, también conocida como “de la masculinidad”, íntimamente relacionada,
fisiológicamente, con el proceso de producción de semen y de eyaculación.
Después de besarse y acariciarse largamente durante los primeros juegos amorosos, ella
toma la iniciativa y se aventura por un camino hasta entonces inédito entre ellos. Él la siente
acariciar sus testículos lenta y suavemente, lo que eleva la temperatura sensual, que crece
segundo a segundo. Cree que está a punto de eyacular cuando ella, con un dedo
humedecido en saliva, recorre la línea del perineo y después dibuja el contorno del orificio
anal; pero él consigue contenerse. la amante prosigue con el audaz juego que inició y
comienza a penetrar lentamente el recto hasta llegar a esa parte íntima del hombre que él ni
siquiera sospechaba que pudiese excitarlo tanto. Y mientras ella lo estimula, friccionando
delicadamente, él no consigue evitar la explosión.
EL VIAJE ERÓTICO
A pesar de que no siempre tengamos conciencia de eso, todo en el universo se mueve por
la fuerza del deseo. Y evidentemente, en el caso de los seres humanos, su mundo erótico
se moviliza por la fuerza del deseo sexual. Identificar lo que se desea es un recurso
excelente para encontrar satisfacción y conducir la relación sexual hasta alcanzar la
plenitud.
¿Qué despierta la líbido? Sería posible abarcar en pocas palabras la inmensidad de
estímulos generadores de deseo que hombres y mujeres reconocen. Son infinitos en su
variedad: a veces, basta con una mirada o el toque de la piel; en otras ocasiones, la ansia
florece como una exótica flor en el medio del desierto, después de una larga estimulación
con caricias sabias en algún punto recóndito o sensible.
Cuando un hombre está a solas, en semi penumbra de su cuarto, y súbitamente toma
conciencia de su cuerpo, que permanece relajado y quieto, a veces - y, principalmente, si
estuviese esperando a su amante - acostumbra a ser asaltado por la imagen de ella
despidiéndose lentamente como si realizase una ceremonia especialmente destinada a
excitarlo. Siente su piel erizarse mientras si miembro despierta. En vez de huir del deseo,
él puede, deliberadamente, profundizar su visualización yendo tan lejos cuanto su mente
lo lleve: por ejemplo, imaginando que ella lo besa, muerde, viendo la escena en que los
dos se acarician.
O, incluso, la mujer que se excita por el toque casual de la ropa íntima en su piel, o cuando
involuntariamente toca uno de sus senos, a veces siente, dando alas a su fantasía, que es
la mano masculina la que la está acariciando para aumentar su líbido.
Estas imágenes, todos los estímulos que proponga la excitación y su instinto erótico
natural, pueden permanecer en el terreno de la visualización fantasiosa o tornarse
realidad cuando los amantes se encuentran, si ese fuera su deseo. Entonces, guiados por
la ansia y totalmente concentrados en el placer propio y en el del compañero sexual,
llegarán por fin a la playa de destino, donde las calientes olas de máximo placer los
envolverán con su fuerza voluptuosa, emanando dosis intensas de energía incontrolable.
Observandose atentamente en el espejo, identificando cada parte de su cuero, es uno de los ejercicios prácticos iniciales
del tantra.
La “diosa” de la soledad
Antes de masturbarse sola con las técnicas tántricas, se debe invocar al amante,
concentrándose profundamente para sentir su presencia lo más vívidamente posible,
pues eso tiene el papel destacado en el rito. Para las mujeres, el tantra indica una serie
de preliminares relajantes, como un baño, por ejemplo. Después, acostarse sobre una
superficie blanda y acariciar lentamente su cuerpo hasta percibir la energía que surge
con la excitación. Cada caricia y cada gesto deben adquirir un tono suave, sin intentar
acelerar el orgasmo, pero apreciando cada sensación en su máxima intensidad.
Ella tuvo un día lleno; se prometió que al llegar, cuando este sola, buscaría un modo más
gratificante de compensar su deseo. Decide iniciar el rito con una larga ceremonia que
comienza perfumando, con esencias que estimulen sus sentidos - patchuli, sándalo o
cualquier otro aroma intenso -, el agua caliente en la que va a sumergirse. Después, se
recuesta desnuda y deja que su fantasía vuele; a veces visualiza imágenes eróticas y a
veces escenas compartidas con su amante.
Sin pensar, va acariciando todo su cuerpo, incidiendo en las partes donde siente que la
energía se concentra, para despertarla y para que fluya libremente. El resto es simplemente
dejarse llevar y sentir la corriente erótica invadiendo cada punto de la piel hasta llegar al
orgasmo. No obstante, esa no es la única meta; también se siente estimulada por la idea de
conocerse mejor para poder compartir la experiencia más tarde.
Cuando, a veces, se masturba observándose en el espejo, disfruta doblemente; con el placer
que se provoca a si misma y con la imagen de su excitación, que le permite fantasear que son
otras las manos que la masturban.
En el tantra, el hecho de que ella contemple su vulva en el espejo y la acaricie suave y lentamente es muy erótico,
además de instruictivo. Son raras las veces en que la mayoría de las mujeres investiga y conoce bien lo que se
esconde entre sus muslos y los labios que protegen esa área íntima.
Él, a solas
Él se excita demás masturbándose hasta el punto máximo, pero sin descargar su tensión
sexual con la eyaculación, parando bien al límite.
En el caso de los hombres, y puesto que el sentido de la visión es un poderoso
afrodisiaco natural, la simple imagen del pene erecto en sus manos reflejada en el espejo
hace surgir en su mente escenas que lo llevan al instante anterior a la penetración.
Es cuando él decide sentarse en una posición cómoda, con la espalda derecha y apoyada
rítmicamente y, suavizando la presión de su mano en el ligan, comienza a inspirar y
expulsar profunda y rítmicamente el aire, intentando conectarse al máximo en su propia
respiración, sintiendo, mientras ella entra en compás de sus latidos cardíacos, la
pulsación de la Kundalini, que, cómo una corriente eléctrica, la recorre desde el chakra
base, a la altura del os genitales, hasta el chakra del tercer ojo, entre las cejas,
alimentando al dios Shiva, que lucha para salir y juntarse con al diosa, y alcanzar el
máximo placer.
Él comienza a inspirar y expulsar profunda y rítmicamente el aire, intentando concentrarse al máximo en su propia
respiración.
Pero, en vez de ceder al deseo, utiliza técnicas simples, como contraer los músculos del bajo
vientre o pellizcar suavemente el perineo para que la erección sea cada vez más firme y se
mantenga durante un tiempo largo.
Así, puede llegar varias veces al borde de la eyaculación y retroceder un paso o varios, para
después retomar el camino del goce. A medida que domina esta técnica, al masturbarse se
va conociendo, y en su cuerpo se imprime la marca que todo amante tántrico reconoce en si
mismo. Después, esas sensaciones lo guiarán en el encuentro sexual, para ofrecerle a ella y a
si mismo un placer tan prolongado como supremo.
Masturbándose juntos
Antes de iniciar esta ceremonia compartida, el tantra sugiere, para despertar y liberar
energía, relajar el cuerpo.
En el inicio, con los amantes ya desnudos, es beneficioso que inicien una danza juntos o
simplemente hagan aflojamientos físicos acompañados por una música suave, rozando los
cuerpos de forma voluptuosa y rítmica.
Después, sentados frente a frente, deben hacer que la respiración de cada uno alcance el
mismo ritmo. Durante ese tiempo - aproximadamente diez minutos-, sus miradas
permanecerán unidas para que los ojos puedan transmitir al otro lo que sienten.
Si así lo desean, pueden recitar mantras o frases breves juntos, cantar o emitir sonidos y
palabras que favorezcan su conexión. Y, cuando hayan terminando esa preparación previa, en
la posición que prefieran - de pie, sentados de acostados -, comenzarán a acariciar el cuerpo
uno del otro para trasmitir sus energías.
Para eso, el conocimiento adquirido durante las sesiones de masturbación a solas será
valioso, y ayudará a guiar al compañero sexual por el itinerario de su deseo, dejando de lado
el pudor y la desconfianza, facilitando al máximo la comunicación verbal, táctil o de cualquier
otro tipo, siguiendo su propia creatividad.
En Oriente, todas las partes del cuerpo reciben la misma atención e importancia, no hay una más noble que la
otra. Un hombre toma su pene es considerado una acción totalmente natural, y una mujer amoldando sus senos y
ofreciéndolos es algo visto como un gesto generoso de vitalidad.
Si un hombre y una mujer se colocasen juntos frente a un espejo para masturbarse,
también conseguirán conocer los deseos secretos del otro y así podrán tocar la energía
que los cuerpos transmiten.
El cunnilingus es practicado entre los amantes tántricos porque, además del placer que
proporciona, recarga la energía del hombre, chupando, succionando, lamiendo las
secreciones de la vulva y aspirando su aroma, que aumenta el deseo sexual.
En el tantra, ella es educada en la habilidad de la felación para que domine la pericia exacta
que conduzca al hombre hasta el límite, lamiendo, mordisqueando suavemente,
introduciendo sólo el glande en la boca y también el miembro entero, con la sabiduría que
mantiene acceso al fuego del deseo, pero sin llegar al clímax, aumentando aún más la
excitación de él y nutriéndolo con la carga necesaria para refinar y fortalecer, de modo
gradual su potencial erótico.
En la cultura occidental, los amantes que ya alcanzaron un grado de intimidad y confianza
mutua, que consiguen romper limitaciones, saben que con la práctica del sexo oral
alternado, o al mismo tiempo– en el caso que decidan disfrutar del juego popular conocido
como “69” - ocurre que el cambio sutil de energía, se expresa en un intenso placer que
recorre, en forma de corriente erótica, hasta el más profundo rincón de la piel.
El cunnilingus es practicado entre los amantes tántricos porque, además del placer que proporciona, recarga la energía
del hombre, chupando, succionando, lamiendo.
Tanto para el hombre como para la mujer, la estimulación de la región anal con las manos y
la lengua es mucho más excitante, así como la penetración manual, que va tanteando y
abriendo lentamente el canal. Para avanzar un poco más y practicar el coito anal, es preciso
lubricar el estrecho canal con productos especialmente indicados para eso.
Después, el glande puede deslizarse suavemente para adentro, deteniéndose de acuerdo a
la reacción que se produzca. Se no genera incomodidad, puede continuar mientras que sea
despacio hasta que el miembro este completamente introducido. Y entonces, si el recto ya
estuviera adaptado al miembro erecto, se puede dar inicio a los movimientos,
transformándolos en una fricción con ritmo y profunda.
En el sexo tántrico se propicia el intercambio de placer anal entre amantes justamente para despertar
energía y goce, excitando este punto sensible en los dos. Las percepciones eróticas que se experimentan
alcanzan una intensidad poco común, principalmente en el caso de ella, cuando en el mismo momento se
estimula el clítoris.
El orificio anal está cercado de fibras nerviosas muy sensibles, capaces de transmitir
vibraciones placenteras que corren en ondas para todos los centros energéticos del
cuerpo, llegando al cerebro con la fuerza de un ciclón.
Las sensaciones que se despiertan estimulando al mismo tiempo el ano y el clítoris están
entre las más intensas que una mujer puede vivir. Un placer similar se puede ofrecer a él
cuando, recostado de lado o parado, ella se posiciona detrás de él y, mientras estimula el
pene, va lamiendo o rozando la sensible región que cerca el anillo del ano, que se esconde
entre las nalgas y el perineo. Después, si los dos lo desearan pueden pasar la frontera y
ella lo penetrará con un dedo para multiplicar el placer.
El “juego secreto”
Esta misteriosa frase es utilizada en el tantra para designar las relaciones sexuales que
incorporan mas de dos personas. A pesar de que en esta filosofía se privilegia a la pareja y se
atribuye a ella una condición divina - porque la mujer abriga dentro de si la diosa Shakti, y el
hombre, el dios Shiva -, de modo alguno se considera extraña la presencia de terceros en el
encuentro erótico. Al contrario, se afirma que eso favorece el crecimiento del nivel
emocional y sensual de los contactos.
Una vez más, se evidencia que ciertas costumbres transformadas en tabú en el Occidente
son asumidas con naturalidad por la filosofía sexual tántrica. En los tratados eróticos
orientales de varias culturas son nombrados como “juegos secretos” entre un hombre y
varias mujeres, calificándolos de mágicos, pues él nutre y recarga su energía al multiplicar su
contacto con ellas. Esa práctica era, primitivamente, muy difundida entre altas
personalidades, como emperadores y reyes.
Se menciona, inclusive, el “ritual de los cinco sentidos”, que es el encuentro de un hombre
con cinco mujeres. Cada una de ella estimula uno de los sentidos de él, que busca, así,
alcanzar el estado de iluminación mística.
En los tratados eróticos orientales de varias culturas son descritos “juegos secretos” entre un hombre y varias mujeres,
calificándolos como mágicas.
Pero lo habitual y más prácticado es, principalmente, el sexo entre dos mujere y un
hombre, en la llamada ménage a trois. Durante este tipo de relación es importante excitar
las zonas erógenas del cuerpo donde se sitúan los chakras, o sea: genitales, boca, senos,
que él estimula en las dos o ellas acarician entre si, y vuelven varias veces para el cuerpo
del hombre, para nutrirlo con la energía de su Kundalini despertada, siempre retardando
la explosión final hasta que se desee o que ella se torne inevitable.
Evidentemente, también puede ocurrir el encuentro entre una mujer y dos hombres, pues
ella, con su inagotable energía, es capaz de satisfacer a ambos, sobre todo si fuese
doblemente estimulada.
POSICIONES: LAS VARIANTES DEL PLACER
El universo sensual amplia sus horizontes cuando los amantes introducen cambios y
variaciones en las posiciones en que mantienen sus relaciones sexuales. Las fuentes
tántricas también recomiendan eso para garantizar que la energía propia de cada chakra
fluye en todas las direcciones, conducidas y distribuida armoniosamente por la
apasionada Kundalini, que al desenrollarse va adquiriendo mayor sensibilidad erótica.
A veces, basta con cambiar como se posicionan - encima, abajo, cara a cara, de
espaldas... sea porque el propio deseo pide o porque en determinada posición
estimularse más y mejor los puntos de la energía erógena.
Sin embargo, no se trata de practicar complicados y extraños ejercicios acrobáticos, si de
encontrar las posiciones más confortables y, al mismo tiempo, más estimulantes para la
pareja.
Las posiciones descriptas a seguir fueron seleccionadas entre incontables variaciones y
son sugeridas por su capacidad de aumentar y potencializar la energía sexual. Mientras
tanto, no se trate de una regla fija que se deba seguir al pie de la letra, pues es deseable
que quede por cuenta de la imaginación la posibilidad de modificarlas, enriquecerlas,
combinarlas con otras formas lúdicas de invención propia o usarlas en secuencia para
alcanzar el máximo placer.
La gacela
Sentado con las piernas cruzadas y el tronco erecto, él la penetra, tomándola por la cintura
para que ella, acostada, con los muslos encima de él y los pies cruzados atrás de sus nalgas,
acaricie sus senos convergiendo para la línea interna entre los dos, donde el chakra cardíaco
coincide con el punto tántrico del amor, para que emita sus influjos energéticos. Ella también
puede colocar un dedo en la boca y después levantarlo hasta el yoni para acariciar el clítoris.
Este abrazo permite al hombre una penetración profunda y el control del ritmo. En el caso de
ella, totalmente entregada al placer del momento, se deja llevar por la cadencia y contribuye
para aumentar el placer de ambos contrayendo y relajando la vagina en ritmo de su
excitación. Cuando llega el momento del orgasmo, el hombre la aprieta más intensamente y
acompaña las contracciones que se producen en la cintura y en la espalda de ella,
recorriéndola con las manos para aumentar las ondas de placer.
La orquídea
Esta es una de las posiciones eróticas preferidas de los amantes fogosos, por el placer que
ofrece tanto en la penetración vaginal cuando en el coito anal.
Los dos de rodillas, ella de frente, con las piernas bien abiertas, y él atrás, excita el clítoris
con sus dedos mientras la penetra. El ritmo del coito puede ser llevado por los dos o uno por
uno solo, para hacer la Kundalini danzar entre los cuerpos. Cunado ella lleva el ritmo, se
afirma apoyando las manos en algunas superficies, para alejarse y aproximarse a las ganas, y
para que el falo acaricie su yoni con la intensidad y cadencia que desea.
Cuando el coito es anal, el estímulo del clítoris y del punto G, al mismo tiempo, con el pene
lleva a la mujer a un orgasmo extremadamente placentero. Y también ayuda a relajar la
musculatura anal para que él la penetre profundamente, saciando el deseo de los dos en un
intenso orgasmo.
Jade y onix
Para la mujer, esta es una de las posiciones más sensuales. Él se sienta en la posición de
loto, con la espalda erecta y las piernas entrelazadas. Así la recibe en su regazo, abrazando
sus nalgas, mientras ella mueve la vagina sobre el miembro que la penetra intensamente y
enlaza la cintura de él.
Los cuerpos se tocan, las lenguas se encuentran y el deseo crece en ondas voluptuosas. La
mujer, que está en posición dominante, hace movimientos de vaivén, sube y baja sobre el
pene, contrae y relaja la pelvis para dar placer genital a si misma y a su amante.
A medida que la pasión imprime un ritmo más intenso a la copula, hace recordar un cuerpo
a cuerpo en el cual los dos polos de la energía femenina y masculina se encontraron para
proporcionar un placer indescriptibles, lleva los dos a la explosión del orgasmo.
Sol y luna
Él se sienta confortable, acostado en una almohada. Ella se aproxima lentamente,
acomodándose en el de frente, y desciende poco a poco hasta que el pene penetre
totalmente su vagina. Después, apoya los pies para impulsarse para adelante y subir y bajar
pausadamente, hasta arañarla levemente en un gesto de pasión. En este momento, ella
comienza a balancear los senos y la cintura con voluptuosidad, incitándolo a estimular su
clítoris para llevarla al orgasmo.
Mirándose en los ojos, los amantes dan inicio al placentero duelo que los llevará al clímax del
deleite sensual. Esta posición permite, igualmente, la penetración profunda o leve y ofrece a
los dos un placer muy especial, que se traduce en orgasmos intensos y prolongados, que
recargan la energía erótica como promesa de futuros placeres compartidos.
La cascada
Recostada de lado, la mujer lo espera con las piernas abiertas y flexionadas; él también
está de lado, y, afirmándola con la mano el muslo de ella, la penetra suavemente, sin
alcanzar grande profundamente. Las lenguas se encuentran y juegan estimulando el
deseo; ella lo abraza apretando en un gesto apasionado y, de este modo, encuentra la
fuerza para impulsarse y descender pausadamente; juntos van creando la cadencia que de
más placer.
Esta posición es muy sensual, pues permite que el ligam se mueva acariciando el yoni y el
clítoris. Eso lleva a la mujer a alcanzar el clímax y él retarda la eyaculación al máximo. A
veces, los amantes pueden llegar juntos a la descarga energética final del orgasmo en esa
placentera unión sexual.
La ola
Recostado de espalda, con el tronco un poco elevado, él se apoya en un brazo para ser un
espectador ávido, mientras su amante se estira en la dirección contraria y las pubis quedan
unidos trabando energía erótica. las piernas de ella se abren de los dos lados del cuerpo,
con el tronco girado, para que las miradas cambien libremente mensajes de sensualidad.
Después, cuando el deseo crece, la mujer gira la cabeza de lado y descansa sus manos
entre las piernas de él.
La penetración, lenta y voluptuosa, provoca una variedad de sensaciones, pues el pene y la
vagina se refriegan, aproximándose y alejándose, hundiéndose cada vez con más ritmo,
como las olas del mar, y llevando las sensaciones de placer al sentido más profundo. Si él
estimula el ano externo del ano de ella, este placer será aún más intenso.
El tigre
Acostada de espalda, ella eleva las piernas flexionadas hasta apoyar los pies al lado del
cuello del amante.
Él la penetra arrodillado, descansando el peso de su cuerpo en las palmas de las manos, y
marca el ritmo de los embates, más lentos y leves, como un pájaro durante el vuelo, o
intensos y feroces, como un tigre celo.
Aunque la posición no le permita mucha movilidad, ella desliza las manos hasta tocar el ano
de él, tocando suavemente el perineo, y finalmente aferra sus nalgas para atraerlo en el
embate. La penetración es profunda y provoca movimientos inéditos en las paredes de la
vagina. Pero también es especialmente indicada si el pene es fino o cuando la mujer, por
estar con el yoni muy lubricado, expulsarlo de dentro de si, pues ella puede juntar los muslos,
estrechamente la abertura vaginal, para apretar el pene y aumentar la fuerza.
El oso panda
Las energías femeninas y masculinas dialogan en esta posición comunicándose y
trabando su carga de sensualidad. Él se sienta con las piernas extendidas y abiertas para
que ella, con los muslos encima y las piernas dobladas por detrás de él, reciba el pene
Sus manos posan sobre el pecho del amante trasmitiéndole su excitación y las miradas se
cruzan manifestando el ardor que invade cada pedacito de sus cuerpos ansiosos de deseo. Es
ella quien inviste, se aproxima o se aleja incitante, hace movimientos sensuales sobre el
centro del pene y lo aprieta, envolviéndolo con su yoni húmedo y caliente.
Esta posición es buena para regular la velocidad de ritmo de la cópula, pues si él estuviera a
punto de eyacular, ella puede detener el movimiento y relajar la pelvis para controlar y
retardar el orgasmo masculino cuantas veces deseen, para aumentar la potencia sexual
masculina y el placer mutuo.
Enredadera
En esta posición, el hombre está de lado y apoya la cabeza en la almohada. Penetra la
mujer de modo que las piernas de ella quedan levemente inclinadas sobre una de los
muslos de él mientras la otra pierna descansa sobre su vientre, formando una especie de
pinza. Ellos de dejan llevar libremente, porque las manos de los dos alcanzan varios
puntos erógenos de los cuerpo, cruzados como enredadera en un bosque frondoso, y las
caricias van marcando un van marcando un compás complejo, más intenso, que exalta
sus sentidos y transfiere la energía erótica de uno para otro; él lleva sus dedos al vientre y
a los senos de ella, su muslo produce un suave fuerza en el clítoris de ella, que araña
suavemente el hombro y las nalgas de él, al alcance de su mano, y así van estimulando un
al otro hasta llegar al clímax. Esta posición es adecuada para personas ágiles, pues
requiere una buena dosis de fuerza y energía.
Ave fenix
Es ella quien toma la iniciativa y el comando de la ceremonia sexual. Él descansa su cuerpo
de espaldas y apoya la cabeza en la almohada. La amante, de cuclillas y con los muslos bien
abiertos, hace que el falo penetre voluptuosamente su yoni y comienza a cabalgar encima de
él.
Él se siente atraído por el cuerpo tenso de energía erótica de ella, pero ella lo toma,
impidiendo que la toque, para que el deseo aumente hasta límites insospechados. Mientras
tanto, marca el ritmo de los cuerpos, inclinándolo en el ángulo exacto que le permite darse
placer a con el ligam, que la acaricia por dentro.
Cuando viene el orgasmo masculino, la vagina se contrae en el miembro masculino
emitiendo ondas concéntricas de electricidad que lo llevan al éxtasis. Esta es una de las
posiciones más indicadas para hombres con pene pequeño.
Amapola
Acostada de lado, ella deja los brazos para atrás y las manos entrelazadas detrás de la
nuca; flexiona un poco una de las piernas, débilmente, y posiciona las caderas de lado
para facilitar y dejar abierto el camino para su yoni. Él mantiene el cuerpo elevado,
apoyado en las palmas de las manos, y así la penetra, entrando en el cuerpo de ella
suavemente como quien busca el centro de la flor entre los pétalos. Los movimientos son
leves, de modo que esta posición es recomendada cuando la mujer tiene contextura frágil
y el hombre es más fuerte, visto que permite el coito sin que él abandone el peso sobre el
cuerpo femenino. Los amantes quedan libres para las caricias y, sobre todo, él tiene al
alcance los labios y de la lengua los senos y la boca de la mujer. Cuando se alcanza el
ritmo del movimiento, él puede alternar el ritmo de la penetración con suaves
ondulaciones que transmiten a ella su energía sexual, al mismo tiempo que él recibe a ella.
Catarata
Aunque sea muy común, esta posición en que la mujer queda abajo y el hombre arriba, con
las piernas flexionadas a la altura de las rodillas para favorecer la penetración del lingam
pero profundamente en el canal vaginal, tiene más posibilidades del que puede parecer a
primera vista. Y que es posible usar ciertas armas secretas que permiten elevar
intensamente el punto erótico si ella aprovecha la situación para tomar parte activamente, y
no se limita a acompañar el ritmo de él. Acostada sobre la almohada, al mujer tiene dominio
absoluto sobre los músculos de la pelvis y de la vagina, que puede contraer y relajar como
quiera; los genitales del amante también están al alcance de su mano, y ella podrá
estimularlo y excitarlo dando placer a si misma mientras lo lleva al punto crítico del orgasmo,
o retrasar su eyaculación, dejándolo durante el tiempo deseado muy próximo del goce hasta
que ambos deseen ardientemente y no puedan evitar la explosión y derramen sus fluidos
como una catarata.
Viento este
Los dos amantes de acomodan en esta posición; ella queda acostada de lado con las piernas
semiflexionadas a la altura de las rodillas, incitándolo con su espalda y nalgas desnudas; el
hombre coloca exactamente en la misma posición, por detrás, rozándola sensualmente con
todo el cuerpo.
El ligam dentro de la vagina húmeda, las manos de los dos acariciando los senos de ella, la
boca de él besándose y lamiendo dulce y apasionadamente el lóbulo de la oreja y la
sensual región de la nuca, que también está al alcance de los labios de él...
También la penetración sea vaginal, en esta posición es extremadamente excitante porque
permite el contacto de las nalgas de ella con la pubis de él y estimula la “joya de la
corona”. También es adecuada en el caso de los amantes deseen practicar el coito anal.
La garza
Esta posición es muy erótica y especialmente adecuada si el canal vaginal fuese corto, pues
la penetración no es profunda y al mismo tiempo permite el estímulo simultáneo de varias
zonas erógenas. El contacto de los cuerpos, estrechamente unidos, hace circular la corriente
energético-sexual de gran fluidez.
Él se acuesta de espalda y ella, de espalda hacia él, se sienta sobre el pene y después,
doblando las rodillas, se inclina para atrás, acomodando estrechamente sus nalgas al vientre
masculino, mientras las manos de él la toman por la cintura. En seguida, lentamente, sus
manos suben y juegan con los pezones para finalmente descender y estimular el clítoris.
Cuando la intensidad de la pasión lo requiera, ella se levanta y con el movimiento de las
caderas marca el ritmo del coito hasta llegar al punto máximo de cambio de energía que
culmina en el clímax.
El volcán
Esta es la posición ideal para que la energía sexual sea trasmitida de un amante al otro,
pues la parte superior de los cuerpos queda enteramente fundida y las palmas de las
manos en contacto. Ella lo captura con su cuerpo y envuelve el ligam con su húmero
yoni, imponiendo el ritmo que más la estimula, mientras sus senos rozan el pecho de él
y sus pezones se excitan.
Para favorecer la unión, el hombre, situado sobre el cuerpo de ella, mantiene una pierna
flexionada para estimular su clítoris. Por las manos circula una gran energía sexual, que
es una de las claves de esa posición erótica; la otra clave, que también da mucho placer
a los amantes, es el cambio de miradas; es introducir un dedo en la boca del otro y
entrelazar las lenguas, que arden como lava de un volcán en erupción, antes y durante
el éxtasis.
El crisantemo
Él se acuesta de espaldas y apoya la cabeza en la almohada. Ella, mientras tanto, está
acostada boca abajo con la cabeza en la dirección opuesta. Eso no impide que estén unidos
en una ligación intensa por el centro del cuerpo. La mujer dobla una de las piernas,
mostrando la oscura línea interna que divide las nalgas. La mano del hombre se dirige al
muslo de ella para acariciarla y sigue después al área del chakra base, para que el Kundalini
se libere en toda su intensidad. También puede acariciar la región anal y hasta penetrarla
con un dedo para excitar la mujer aún más. Comienza así una penetración diferente, que
estimula, especialmente, la parte inferior de la vagina, provocando infinitas sensaciones.
Esta manera de colocarse permite armonizar la energía sexual de los principios apuestos
femenino y masculino.
Rama y hoja
La mujer se acuesta de espalda con las piernas flexionadas y en las nalgas expuestas; la
cabeza descansa de lado con una de las manos, dispuesta a dejarse llevar por las
sensaciones y disfrutar intensamente. Por detrás, arrodillado, él penetra la vagina mientras
estimula sensualmente el clítoris. La otra mano del hombre desliza ansiosamente por la
espalda de ella y va descendiendo hasta las nalgas en un lento toque, que culmina
introduciendo el dedo en el ano, para que ella sienta la doble penetración, con la misma
cadencia.
Esta posición permite una penetración profunda y suave y cambiar o acelerar el ritmo
hasta llegar al orgasmo. Además, se crea entre los amantes un circulo de cambio de
energía que aumenta la corriente erótica.
El condor
Sentada con una de las piernas estirada y la otra flexionada a la altura de la rodilla, ella
inclina la espalda para atras, con la cabeza suelta por la excitación y los brazoz tensos de los
dos lados del cuerpo, mientras las manos le dan apoyo. Los senos quedan visibles y el
yoni expuesto. Él se coloca de espalda entre las piernas de ella, apoyando un muslo sobre
ella, gira el tronco y la cabeza para que su mirada se encuentre con el deseo de ella. Él
también se afirma con las manos, que al mismo tiempo le da un impulso para penetrarla y
moverse de forma más lenta o más veloz, para que su lingam juegue dentro de los húmedo y
tibio canal vaginal. ÉL domina la situación e impone la cadencia; ella lo incita empujando de
vez en cuando para adelante, hasta que los movimientos elevan la excitación y conducen el
acto sexual a un placer supremo.
Esta es una posición muy erótica adecuada para amantes con cuerpos flexibles.
Mar bravo
El hombre se acuesta flexionando el brazo y apoyándolo en él la cabeza, manteniendo el
tronco levemente erguido; ella se sienta sobre él con las piernas dobladas, mientras as
manos de é la abrazan por la cintura para ayudarla en el movimiento de subida y bajada.
La mujer dirige el juego erótico llevando la punta del glande hasta el clítoris o dejando que
toque y acaricie los labios externos e internos de su yoni para alcanzar el nivel máximo de
excitación y hasta llegar al orgasmo antes que el pene penetre completamente la vagina. Ella
debe guiar sus movimientos a fin de encontrar la posición más confortable para evitar que la
falta de equilibrio energético perjudique el clima de pasión.
En esta posición, el clímax de ella se prolonga y las sensaciones de placer recorren todo su
cuerpo, acompañando al compañero el goce final.
El elefante
En posición fetal, de lado, ella se rinde al abrazo de él, que aprieta sus piernas aún más
contra su cuerpo. El pene desliza lentamente para el oculto canal, que reserva intenso
placer para ambos.
Los juegos eróticos fueron prolongados e incitantes, y la excitaron tanto, que él, después
de acariciarla y de lamerla entera, mojó su dedo con la lubricación de la vulva - el néctar
que recarga la energía sexual masculina - y, luego de esa tibia humedad, lo lleva a la
región que se esconde entre las nalgas y el ano de la mujer, para lubricarla. La intensa
corriente de goce toma todo el cuerpo femenino, que se abre para ser penetrado por atrás.
Él la penetra despacio, cada movimiento es suave y cauteloso para que, paso a paso, el
canal se alargue hasta que, finalmente, cierran todo su lingam. A partir de ese momento,
cada investida genera una fricción que los trasporta a las más elevadas sensaciones.
AUMENTANDO LA POTENCIA SEXUAL
La naturaleza del instinto sexual es tan poderosa que su energía puede desafiar todo
tipo de obstáculos para liberarse y alcanzar el goce. La mayoría de las personas espera
que en cada encuentro sexual su respuesta sea más ardiente o la sensación más
placentera se prolongue al máximo, y también que las relaciones eróticas no tengan
limite. Pero, cuando eso no ocurre, puede generar insatisfacción. Sin embargo, y aunque
parezca complicado, alcanzar ese grado de erotismo es posible cuando se aprenden
pequeños trucos adaptables a la propia sexualidad.
Es parte de la manera de ser y del estilo de vida oriental ejercer un control mental sobre
cada acto cotidiano - uno de ellos es la sexualidad. Desde el punto de vista occidental,
eso puede parecer frio o desapego; sin embargo, lejos de eso, estas actitudes adaptadas
al estilo de vida del Occidente generan una intensidad sensorial mayor.
Encarar la vida, y principalmente el sexo, con profundidad sin que eso perjudique la
dosis adecuada de romanticismo y aventura, haciendo una verdadera inversión en el
juego y en la diversión, es la mejor receta - de acuerdo con el tantra - para hacer
emerger durante el contacto sexual el lado más positivo de la carga energética que
existen en cada individuo.
La única cosa necesaria es una buena dosis de imaginación y fantasía, a la cual se debe
sumar la imprescindible actitud desinhibida que permita trasportar todos los límites de
la curiosidad, aplicando las infinitas posibilidades que la sabiduría ancestral ofrece para
estimular la líbido hasta límites insospechados.
Los orientales recomiendan, además de eso, la práctica de la compresión del pene, lo que
hoy es ampliamente aceptado por los sexólogos occidentales. Consiste en tomar con fuerza
- él o ella -, el pulgar y el indicador, la base del glande. Así se consigue retardar el orgasmo
y prolongar el coito.
Los hombres pueden sentir placer de los orgasmos y eyacular culminando la relación erótica con el pene
flácido. La razón es que los proceso de erección y eyaculación son independientes, lo que es reconocido tanto
en el Oriente como en los modernos medios científicos occidentales.
El papel de ella
Ella puede asumir una actitud activa para que él controle la eyaculación y prolongar el
placer de los dos, visto que sabe reconocer las señales inequívocas que indican que él
está predispuesto a alcanzar el clímax. A veces, por la agitación o por la súbita
aceleración de los movimientos del pene dentro de la vagina, otras veces porque él
tensiona o dobla las piernas, o por diversos indicios que ella aprende a identificar a la
medida que conoce las reacciones de su amante.
Por ejemplo, en muchos hombres, cuando están próximos a la eyaculación, ocurre una
reacción física involuntaria: los testículos suben y se contraen. De modo que , al percibir
eso, ella puede ayudar a retardar el clímax - se ambos estuviesen de acuerdo -, tomando
con las manos los testículos y dándole una leve, suave, pero decidido estirada para
abajo.
Otra forma de intervención femenina para retardar la emisión de semen y tan simples como
directa. La única cosas que la amante tiene que hacer es quedar totalmente quieta, al
mismo tiempo relajando la vagina, sin estimular el falo; después de una pausa, muy
lentamente ella retoma el ritmo del coito, pero evitando presionar el pene con los músculos
de las paredes del canal vaginal.
Los amantes encontrarán la posición mád adecuada para disfrutar de ese coito suave,
pero la que más facilita es aquella en que los dos quedan de lado.
El mito largamente sustentando por hombres y mujeres de que el coito sólo es posible
cuando la erección es firme - lo que crea grandes frustraciones - queda invalidado con
esta técnica, pues es posible no sólo mantener una relación sexual con un pene sin
erección como también eyacular, y el placer puede ser intenso para ambos.
Los amantes encontrarán la posición más adecuada para disfrutar de ese coito suave, pero la que más
facilita es aquella en que los dos quedan de lado.
Cadencia y goce
El modo en que se acomoda y realiza los movimientos más placenteros es esencial para que
durante la penetración la excitación aumenta y, por lo tanto, el momento del clímax será una
experiencia plena.
Cuando se insiste siempre en el mismo compás, desde el inicio de la penetración hasta el
final del coito, se puede llegar a un punto de monotonía, que es una de las principales
enemigas de las relaciones placenteras.
El temperamento energético de los amantes determinará la cadencia; sin embargo hacer
movimientos breves, profundos o fogosos, porque la urgencia de la pasión así lo exige; o
serenos, para que el placer crezca poco a poco.
Él la penetra suavemente, acariciando, antes, con la punta del glande, el clítoris y los
sensibles labios internos; después, introduce una pequeña parte del falo y permanece quieto
hasta que ella, con sus movimientos y la humedad de su vagina, lo invita a entrar más
profundamente.
A partir de ese instante, el ritmo se vuelve más veloz o voluptuoso, cambiando los
movimientos, aproximándose y alejándose para prolongas este instante de goce. El pene
pulsa y procura acariciar las paredes del canal vaginal; la pelvis de la mujer sube y baja, ella
mueve sus caderas sensualmente teniendo como guía el falo; su vagina pulsa apretándolo;
ella para y cambia de posición, para aumentar el placer, y la energía pasa de un cuerpo a otro,
atravesándolos como una corriente caliente y estremecedor. Así continúan varias veces,
hasta que, exhaustos, llegan al clímax. El juego de rotación de las caderas, bien como la de
apretar el pene, contrayendo y relajando los músculos de la pared vagina, permiten a la mujer
controlar y dirigir la cadencia principalmente cuando ella esta arriba.
Los textos tántricos chino comparan el ritmo sexual con la subida de una montaña. La cumbre es la
eyaculación. Pero si la subida es controlada, él llega al placer máximo, u orgasmo, sin eyaculación.La
sensación es idéntica y puede ser experimentada varias veces sin perdida de energía, para continuar
subiendo cada vez más en el placer, hasta qeu se desida alcanzar la cumbre.
Todos los actos y vivencias de los seres humanos son registrados en tres esferas: física,
emocional y mental. La sexualidad no es una excepción. Durante su ejercicio esas esferas
están profundamente implicadas, sin embargo de modo diferente. Quien piensa que el sexo
puede ser aislado o reducido a un fenómeno estrictamente físico, limitado al área genital, se
está engañando.
Es claro que los órganos sexuales son agentes privilegiados del erotismo y que su
estimulación es la que enciende la llama que conduce al placer. A pesar de eso, la esfera
emocional se acostumbra a tener un papel importante en muchos casos. Pero es
incuestionable que, en otros, el acto erótico se limita a la satisfacción física, lo que es
igualmente válido.
En cuanto a la esfera mental, su primera y fundamental implicación en la sexualidad es que
todos las terminales nerviosas estimuladas por los sentidos tienen su base fisiológica en
diversas partes del cerebro, responsable, aún, por la actividad mental. Y son también el punto
de partida de las respuestas a esos estímulos, que provocan sensaciones desagradables o
agradables. En el caso de ala excitación sensual, cuando se percibe un aroma, un sonido, una
imagen excitante o se percibe o aplica una caricia, la sensación vuela del olfato, de la
audición, de la vista o del tacto a las terminales nerviosas del cerebro, y la mente la reenvía
en forma de placer. Es cuando lo mental se transforma en psicológico. Por esa razón, este
proceso que ocurre en una mínimo periodo de tiempo, a pesar de su gran complejidad, no es
registrado conscientemente. Si la mente estuviese anestesiada y carente de sensibilidad, no
habrá excitación física ni placer psicológico.
Además de eso, la psicología intercede no sólo expresando sensibilidad delante de los
estímulos externos que los sentidos reciben; imágenes, recuerdos y escenas imaginadas o
vividas también influencian en el despertar de los sentidos.
En el medio oriental, se realizan ejercicios especialmente destinados a crear un estado de
máxima concentración, para aumentar la líbido y permitir que durante el intercambio sexual
la percepción estimulante sea más nítida. El motivo es que, cuando nada distrae la mente, el
placer puede actuar a las más altas esferas.
A energia do pensamento
En general, en la cultura occidental, se asocian conceptos como concentración y
meditación a extenuantes prácticas espirituales propias de monasterios budistas, alejadas
de los ruidos mundanos y de los intereses materiales. Pero sólo una parte de esa imagen es
verdadera, ya que todos los seres humanos ejercen la concentración y meditan, consciente
o inconscientemente.
La mujer que, cuando sola, recuerda las caricias eróticas que comparte con su amante, se
esta concentrando en imágenes y sensaciones, haciendo un viaje con su imaginación para
dentro de ella misma y del que su piel rememora, llevándola a un inmediato despertar
energético en forma de deseo y percepción placenteras; a veces, esa es la clave para el
placer solitario.
Y los hombres, cuya mente enloquece con una mirada, un gesto o una parte del cuerpo de
una mujer, y automáticamente la imagina desnuda en sus brazos, o intentan visualizar como
será esa misma mirada dominada por la pasión erótica, entonces haciendo lo mismo; sólo
que no fueron ellos que dirigieron la mente; fue el instinto que los llevó a ese punto. Con
frecuencia, después de experiencias como estas, la mayoría de las personas tienen que
“obligarse” a volver a la realidad de la oficina, de la casa, o de cualquier otro lugar en que
estén, como si se despertasen de un sueño.
La mente funciona como un verdadero órgano sexual, recibiendo todos los estímulos sensoriales que el cuerpo
registra: deseo, excitación y orgasmo. Además de eso, actúa como un verdadero y poderoso afrodisíaco cuando
controlada y dirigida, ejerciendo la concentración profunda en todos los gestos de sensualidad realizados en soledad
o acompañado.
Todas las personas pueden practicar la visualización: algunas se ayudan contando los latidos
del corazón o las inspiraciones, cantando una canción de ritmo monótono o repitiendo varias
veces una frase corta.
Cuando el ritmo cardíaco y el respiratorio están en compás, se descubre la intensa calma que
invade todas las partes del cuerpo. Los músculos se sienten relajados, los párpados caen
suavemente, cubriendo los ojos, y desaparecen los pensamientos que distraen o preocupan.
Asimismo, la mente está serena, y al mismo tiempo receptiva, para ser dirigida a aquello que
estimula el deseo.
La danza mágica
Es frecuente comparar el acto sexual, metafórica y poéticamente, con una danza. De
hecho cuando dos cuerpos juegan y se unen durante el coito, hay música, hay ritmo,
movimiento, todo que es característico y propio de la danza. Por otro lado, si quiere tratar
con música convencional o étnica para realizar rituales diversos, a solas, con su
compañero o en grupo, ella es un paradigma de actitud sensual en todas las culturas.
La tradición de danzar remonta a periodos antiquísimos de la humanidad y prácticamente
todas las civilizaciones expresan sus emociones y sus sentimientos de ese modo. Pero en
el tantrismo sugiere, expresamente, esta práctica compartida con el compañero como
parte de la meditación, dinámica o en movimiento.
Sin duda, el motivo es que, estando inmersos en el ritmo, la conciencia se abre y expande,
despierta el erotismo y la sensualidad del cuerpo, y la energía se trasporta enteramente a
los bailarines, expresando vitalidad. Durante la danza ocurre una liberación, los
preconceptos quedan atrás, porque la comunicación con el exterior esta hecha por medio
de gestos, movimientos y contorciones; la sangre hierve y fluye rápidamente y se percibe,
al mismo tiempo que se envían estímulos directos e verdaderos, sin pasar por el filtro de
la racionalidad convencional.
La tradición remonta a periodos antiquísimos y prácticamente todas las civilizaciones expresaban sus emociones y sus
sentimientos de este modo.
El masaje ocupa un lugar privilegiado en el tantra, pues armoniza los aspectos físicos,
mental y psicológicos de los amantes que lo incluyen en sus juegos eróticos, para
despertar e incitar la sensualidad, generando nuevas experiencias sensoriales. Así dice el
más prestigioso tratado de todos los tiempos sobre la sexualidad, el Kama Sutra, que
resalta el papel decisivo de este tipo de caricia para excitar los centros de energía que
estimulan la líbido.
En el Occidente, sin embargo, la mayoría de las veces se piensa en masajes con fines
terapéuticos, dejando de lado sus infinitas posibilidades como fuente de placer.
Cuando las manos u otras partes del cuerpo deslizan voluptuosamente, trazando un
trayecto por el recorrido de l piel suave y tibia, producen erizantes sensaciones de placer
tanto en la persona que acaricia como en la que e acariciada. Y siempre es posible
enriquecer estos juegos siguiendo la imaginación, como , por ejemplo, untando las
palmas de las manos con aceites perfumados o variando la intensidad y la presión,
estímulos que sorprendentes como sugestivos.
Dejar el cuarto a temperatura cerca de 24ºC, con iluminación tenue, con música ambiente, incienso o velas
aromáticas, ayuda a despertar percepciones más estimulantes. Es conveniente saber que no debe recibir masajes
después de comer mucho o de beber alcohol en abundancia.
Para saber de antemano los tipos de variación de ritmo y presión de masaje que serán más sensuales, es posible
experimentar antes en la propia piel y después trasmitir ese conocimiento al otro para obtener el efecto deseado.
Esta práctica es una recomendación habitual en los textos que integran los manuales tántricos.
Las sensaciones son diferentes cuando se hace el masaje con las puntas de los dedos:
en este caso, el efecto es relajante y estimulante al mismo tiempo, y la persona
masajeada se siente tocada por una pluma; el único cuidado que debe tener es de no
provocar cosquillas, para no romper el clima. Otra posibilidad es recorrer la piel en
sentido longitudinal o en círculos, apoyando primero una palma y después la otra, pues
eso causa una sensación impresionante que permite percibir claramente el despertar de
los sentidos. Además de eso, esta forma de tocar es muy gratificante, elimina tensiones
y hace que la energía erótica circule libremente.
El masaje de media presión consiste en “amasar”, apretar y estirar: para amasar
tomamos una porción de piel o músculo y lo pinzamos rítmicamente durante un breve
espacio de tiempo; después, dejamos que descanse y repetimos el movimiento en otra
parte próxima, con cuidado de no interrumpir el contacto en ningún momento. Ya apretar
es ideal para hacer masajes en los muslos y en el tronco; las manos, en ese caso, realizan
un movimiento de torsión tan intenso que, a vece, llegan a provocar estremecimientos de
placer.
Para estirar, basta apoyar las palmas de las manos en una parte del cuerpo y, mientras
una de ellas permanece quieta, la otra de desliza para abajo, arrastrando la piel, parando
siempre antes de llegar al punto erógeno, que no debe ser tocado. Después, hacer el
trayecto inverso, estirando con la misma mano y repitiendo el masaje con la otra.
Haciendo eso con un ritmo rápido, alternando una palma con otra, generándose un
intenso calor que estremece la piel hasta el más profundo y sutil centro de los sentidos.
El masaje profundo despierta una infinidad de percepciones si se realiza con los pulgares
apretando puntualmente las suelas de los pies, las palmas de las manos y rodeándose
las articulaciones; es preciso hacer presión con cuidado, lentamente, y parar si nota
algún punto que genere dolor o incomodidad.
El masaje de percusión consiste en golpear rítmicamente en la piel con el dorso de la
mano; una variable muy placentera es hacer eso con el puño cerrado y bien suelto.
Provoca un placer intenso, principalmente en los glúteos, muslos y pantorrillas, pues de
esos puntos sensibles las sensaciones corren a todo el cuerpo. La percusión puede ser
alternada con pequeños pinzamientos, tan revitalizantes que los orientales los
recomiendan para reanimar amantes cansados, cuando la intensidad del coito los dejó
exahustos y, después de un tiempo, quieren intentar nuevamente
Puede ser muy placentero para los dos si, ella coloca encima del pecho de él una tela de textura suave, como la
seda, y desliza sus manos sobre él; en el instante en que comienzan a sentirse excitados, ella puede apoyar sus
senos en la tela haciendo que sus pezones se toquen con los de él.
De corazón a corazón
Ella debe dibujar círculos con las puntas de los dedos alrededor de los pezones de él, y, de
vez en cuando, pellizcarlos suavemente. Después, con las palmas abiertas, recorrer
sensualmente toda la superficie del tronco hasta la cintura, juguetear un poco con su
ombligo y subir bien lento. Descubrir lo que es más interesante para el hombre en esa área
puede llevar un tiempo, visto que muchos no tienen sensibilidad en los pezones; pero, para
otros, son puntos intensamente erógenos.
Con la mujer ocurre algo muy diferente, pues ellas desde pequeñas conocen las
sensaciones que se despiertan al tocar los senos y los pezones. Con la palma de la mano
untada de aceite aromático, él refriega levemente los senos de ella o aplica lubricante,
dejando las aureolas y el pezón para el final haciendo el masaje muy lentamente. Continúa
apretando los pezones suavemente entre el pulgar y el indicador, estirándolos para fuera y
rozándolos con delicadeza, alternando este movimiento con una presión tenue para
adentro. También puede humedecerlos con saliva y soplarlos hasta que se endurezcan;
ella también siente mucho placer - si el tamaño lo permite - cuando él toma sus senos y ,
aproximándolos, hace que se toquen; o cuando sinuosamente los toca con su pecho.
En este último juego, cuando sus troncos entran en contacto, uno transmite al otro la
energía encerrada en el chakra cardíaco, verdadero núcleo amoroso para los orientales.
Corriente sensual
Lo ideal es que ella se siente en cuclillas sobre el cuerpo del amante acostado boca abajo
mientras las manos de él se deslizan ampliamente por la espalda de ella; a la altura de la
cintura o de los glúteos, él siente el calor de la pelvis y la textura de los pelos púbicos, y
percibe la humedad que invade la vulva. Ella puede, todavía, apretarlo con los muslos para
transmitir proximidad e intimidad, mientras prolonga y desacelera la caricia.
Para estimularla, él recorre con la punta de los dedos toda la extensión de la espina dorsal
rica en sensibles terminaciones nerviosas, y en vez de colocarse encima de ella, se recuesta
de lado. Diseña amplias caricias por la espalda, parando antes de llagar a las nalgas, y con
las palmas de las manos roza levemente la curvatura inferior del abdomen, yendo
principalmente a la zona próxima de la axila, para enviar una corriente erótica a los senos
sobre los cuales ella está apoyada.
Las manos se deslizan por la espalda, a la altura de la cintura o los glúteos, él siente el calor de la pelvis y la textura
de los pelos púbicos, y percibe la humedad que invade su vulva.
Los amantes, en este punto, sienten que la líbido aumentó por la respuesta de calor emitida
por la piel, que parece desear proseguir con el masaje hasta la sensible línea donde
comienzan los muslos. En ese momento, se debe aliviar la presión para producir un efecto
semejante al del movimiento de las alas de una mariposa. En general, el contraste entre la
presión profunda e el inicio y tenue en el fin es irresistiblemente sensual.
Un masaje muy voluptuoso es aquel que se hace con las palmas apoyadas en las caderas y
los pulgares en las nalgas, ejerciendo presión; el efecto se intensifica cuando se aproximan
los glúteos, para que la delicada piel que esconde el ano se toque, sensibilizándose aún más.
La pulsación de la pelvis
Comience descansando la palma de la una mano encima de la pelvis, abarcándola desde la
vulva, y posicionando la otra encima del triangulo cubierto por los pelos púbicos. En la
mujer, no se debe tocar el interior de los labios grandes, y en los hombres se debe evitar la
excitación de los testículos; simplemente se deja la mano quieta. Así, el tacto registra las
pulsaciones emitidas por la pelvis, que es un de los centros energéticos y sexuales más
poderosos. Después, utilizando los dedos medios de cada mano, se masajeo suavemente la
unión entre el muslo y la cadera, la ingle y el inicio de los pelos púbicos, dibujando circulos o
trazando líneas por arriba, en dirección al ombligo.
No hay organo sexual más vigoroso que nuestra mente, ni territorio más extenso que la piel
para ejercer su sensualidad. Por eso, el masaje erótico creativo y cargada con la propia líbido
es el más eficiente afrodicíaco natural del que disponemos.
Cuando el amante esta boca abajo, las manos pueden recorrer toda la pierna con la misma intensidad, pero si
estuviese de espalda, se precisa el pulgar, de la rodilla para arriba, hasta la ingle, liberando una afinidad de
percepciones. Este masaje no debe ser aplicada de la rodilla para abajo porque puede provocar una sensación
dolorosa.
Masajes diferentes
Se masajean las piernas y los pies con un ritmo lento, lubricándolos antes con aceite para
poder deslizar bien las manos en sentido longitudinal, de las nalgas hasta los tobillos. Es
especialmente excitante hacer presión más suave cuando el trayecto es para abajo,
pasando a, ser aplicada en sentido inverso, debe ser más firma, cómo si estirase la piel
para arriba.
El masaje en la parte interna de los muslos es profundamente sensual, principalmente a
medida que las manos se aproximan a la ingle y también cuando se desliza a la parte de
atrás de las rodillas. En esa área se debe hacer un masaje tanto en la parte posterior
como en la anterior, ya que ambas son muy sensibles.
La presión íntima y sugerente al abrazar los tobillos con las manos, como si fuesen envueltos
por una “pulsera”, favorece la irrigación sanguínea, comunicando una sensación de
hormigueo que se percibe en los genitales y despierta las hormonas responsables por el
placer sexual.
Las plantas de los pies están repletas de puntos sensibles fácilmente excitables con la
presión del pulgar, de modo que cualquier toque o masaje en el área es incitante; pero se
debe tocar esa parte del cuerpo con firmeza para no provocar cosquillas.
MASAJES PARA RESOLVER DIFICULTADES
Hace miles de años, las diversas culturas orientales - india, china y japonesa, entre otras-
estudian la acción benéfica del masaje para resolver ciertas dificultades y trastornos que
se interponen al disfrute de un erotismo pleno. Una vez más, el punto de partida es el
bloqueo de los centros energéticos para que la libre circulación de la energía por todo el
cuerpo ayude a resolver o mejorar la sexualidad.
Por eso, cómo es necesario enriquecer e intensificar el contacto sensual, fueron escritos
diversos tratados que presentan, detalladamente, las técnicas más efectivas para resolver
cuestiones como la eyaculación precoz, indiferencia por sexo, tanto en hombre como en
mujeres, o impotencia masculina.
Un aspecto a destacar en estas técnicas es que ellas son perfectamente adaptables a
nuestra sociedad, visto que cualquier persona, siguiendo simples instrucciones, puede
realizarlas de forma natural. Y así es posible beneficiarse del masaje para intensificar la
vida erótica.
Erotismo saludable
Los puntos del cuerpo en que se aplica este masaje están situados debajo de la piel, a poca
profundidad. No es necesario localizar exactamente cada lugar, basta abarcar el área
cercana, ya que el efecto que se obtiene es lo mismo.
La persona que recibe el masaje debe estar completamente desnuda; es importante
recordar que no es aconsejable aplicarlo en mujeres embarazadas o que estén
menstruando, ni en estado febril o si tuviera enfermedades crónicas. Y se debe dejar pasar
dos horas después e comer o beber.
En las técnicas curativas orientales la mano y el pie son una especie de mapa que refleja
todo el cuerpo, puesto que tienen incontables terminaciones nerviosas y sensitivas
conectadas con otras áreas del organismo. Además de eso, en la piel hay puntos
importantes que pueden ser masajeados para resolver trastornos y aumentar la cualidad
de la experiencia sexual.
Aunque cambien el área y lo puntos presionados, la forma de hacer los masajes no es
diferente de las caricias eróticas. El toque más adecuado es la presión; en las más livianas
se utilizan las puntas de los dedos, pasando a toques más energéticos que se emplean
especialmente con los pulgares y la palma de la mano.
Se aplica la energía de las extremidades para el centro del punto, acompañado la
circulación sanguínea, y al masajear músculos se recomienda seguir la trayectoria de las
fibras musculares.
El pinzamiento es hecho pegado a la piel entre los dedos pulgar e indicados, o usando el
pulgar y los otros dedos, apretando el área que se desea. El pinzamiento es más suave, pero
más prolongado.
En al piel hay puntos importantes que pueden ser masajeados para resolver trastornos y aumentar la cualidad de la
experiencia sexual.
La eficacia del masaje depende, en gran medida, de la actitud de la persona que lo aplica. Si ella se concentra en
lo que está haciendo, fuese creativa y no se pone ansiosa para alcanzar objetivos específicos, es muy probable
que no sólo conseguirá resolver la dificultad en cuestión, así también propiciará un juego erótico divertido.
Cuando la mujer recibe un masaje en la zona del hueso del sacro o del cóxis, situado debajo
de la cintura, la respuesta es muy favorable, visto que existen allí diversos puntos conectados
con la sexualidad, sobre todo si, simultáneamente él le da mordidita y acaricia otras partes
del cuerpo, evitando las principales zonas erógenas.
El masaje en los puntos que activan la sexualidad masculina son más eficaces cuando, al aplicarla, se acarician
también las zonas erógenas.
Es muy importante actuar en el punto situado en el centro de las palmas de las manos,
porque él activa la energía de los órganos sexuales.
Además de ser muy eficaz para resolver ciertas dificultades, como la falta de deseo, es muy erótico que ella
fricciones las puntas de los dedos de los pies de él durante aproximadamente dos minutos y después acariciar
lenta y suavemente la base de la nuca de él, dibujando círculos con la punta de los dedos o con las palma de las
manos abiertas.
Ejaculación precoz
Con frecuencia, se piensa que esta disfunción es propia de hombres muy jóvenes, pero la
verdad es que ocurre en todas las edades. Controlar la ansiedad provocada por la relación
sexual es el primer paso. Y si él se entrega confiado a un masaje, es posible que después de
varios intentos consiga ser dueño de la situación y contener o retardar la emisión de semen.
Ante esta circunstancia, si ella combina una presión intensa de distensión en la boca del
estómago y en la región del sacro, podrá ayudarlo bastante. Otra alternativa es tocar el
punto que queda entre la segunda y la tercera vertebra lumbar y presionarlo con los dedos
indicador y medio, sin girarlos.
Este método también sirve para el hombre maduro que se agota con una actividad sexual
frecuente, para que disfrute del coito con más frecuencia, aprendiendo a eyacular una
cantidad de esperma en cada ocasión.
Una buena manera de librarse del miedo provocado por la posibilidad de eyacular antes de
tiempo es no pensar en eso y concentrarse en imágenes agradables y nada eróticas, y
también aplicar el control de la respiración recomendado por los textos tántricos.
calmando su ritmo y tornándola más profunda.
Si ella combina una presión intensa seguida con la distensión en la boca del estómago y en la región sacra,
podrá ayudarlo bastante.