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Coronel VGM (R) Ricardo Martín Jaureguiberry

Colaboraron:
Coronel Ars VGM (R) Sergio Gustavo Schirmer
Teniente Coronel VGM (R) Horacio Enrique Calderón

Introducción

Una faceta poco conocida de la Guerra de Malvinas es la referida a la preparación y despliegue de


los primeros elementos del Ejército Argentino (EA) que participaron de la Operación Rosario, en la
que se recuperaron las Islas. En este caso nos dedicaremos en especial al despliegue del escalón
logístico de esos elementos, el primero en iniciar el movimiento.

Existen fuentes bibliográficas y periodísticas, en algunos casos contradictorias entre sí, pero debido
a que hay escasos documentos de la época que se ocupen del tema, gran parte de lo que aquí
describiremos se basa en el recuerdo de algunos de los que participamos, intentando evitar desvíos
de la verdad histórica.

Situación en marzo de 1982

A fines de marzo de 1982 la Guarnición Militar Sarmiento (Chubut), constituida por el Regimiento
de Infantería 25 (RI 25) comandado por el Teniente Coronel Mohamed Alí Seineldín, el Grupo de
Artillería 9 (GA 9) por el Teniente Coronel Jorge Luis Toccalino y la Compañía de Ingenieros 9
(Ca Ing 9) por el Mayor Oscar Minorini Lima, se encontraba en sus cuarteles habiendo completado
el Período de Instrucción Individual / Subperíodo Básico, de los Soldados Conscriptos de la Clase
(S/C) 1963, restaba dar de baja los últimos S/C 1962 y se iniciaba el Subperiodo Avanzado en el
que se los instruiría para desempeñarse integrados en los roles de combate elementales.

Los jefes con el resto de los de la IXna Brigada de Infantería (Br I IX) habían recibido a principios
de febrero, antes de incorporación de los soldados nuevos, la orientación de su nuevo comandante
el General Brigada Américo Daher con la presencia del Comandante del Vto Cuerpo de Ejército
(Cpo Ej V) General División Osvaldo Jorge García.

En un momento de esa reunión fueron convocados al despacho del comandante el Teniente Coronel
Seineldín y el Mayor Minorini. Allí se les ordenó acelerar e intensificar la instrucción de los S/C
1963 para participar con sus elementos de una posible operación anfibia y/o aeromóvil hacia el 15
de mayo de 1982.

No se les dio ninguna precisión sobre el posible lugar de empleo, en el marco de qué situación ni
otros detalles, y se les exigió la mayor reserva. Entre las actividades ordenadas estaba la evaluación
y posible mejora para el uso de una vieja pista de aviación existente en la Guarnición Militar
Sarmiento. Sin dudas esta orden sorprendió a los Jefes que hacia sus adentros pensaron en algo
vinculado con el reciente conflicto limítrofe con Chile por las islas del canal de Beagle (Diciembre
de 1978), aunque según recuerda el actual Coronel VGM Minorini pensó en Malvinas, aspecto que
comentó a Seineldín.

Con esta premisa regresaron a Sarmiento, fueron incorporados los conscriptos, la mayoría de la Pcia.
de Córdoba, e inmediatamente se dedicaron a una intensa instrucción de los reclutas, realizada casi
en su totalidad en el terreno ejercitando la vida en campaña en campos de Dr. Abait en la margen
norte del Río Senguer.

El 19 de marzo El Teniente Coronel Seineldín recibió la orden secreta del General Daher de iniciar
el planeamiento para la recuperación de Malvinas en la que participaría el RI 25. A partir de ese
momento el Tcnl y el Grl se reunieron en varias oportunidades en Sarmiento, siempre en secreto,
para ajustar los planes. En ese momento, la masa de los oficiales de la Br I IX se encontraban
realizando los reconocimientos estivales en su zona de responsabilidad próxima a la cordillera en
forma conjunta.

Simultáneamente, se comenzaban a recibir noticias periodísticas sobre un conflicto con los


británicos provocado por el desembarco en Puerto Leith en las Islas Georgias del Sur de 41 operarios
a cargo del empresario argentino especializado en negocios con chatarra, Constantino Davidoff.
Desde el buque de carga ARA “Bahía Buen Suceso”, contratado en una función de transporte civil,
para el desarme y retiro de chatarra existente en factorías balleneras abandonadas que se había
gestionado ante el gobierno británico. Esta acción había provocado una reacción no prevista y
desmesurada del Servicio Antártico Británico apostado en Grytviken y del Gobernador de Malvinas
al enviar un grupo de Royal Marines a bordo del HMS Endurance apostado en Malvinas. Estás
noticias provocaron la lógica reacción de la Cancillería Argentina, que además en la época había
intensificado las gestiones para obtener una solución a la cuestión de soberanía por Malvinas en
Naciones Unidas con la consecuente repercusión en la prensa argentina. La inacción hubiera
significado un reconocimiento a la soberanía británica. A partir de allí la situación fue escalando
con el envío de buques de la Armada Argentina (ARA) y con un grupo de Comandos Anfibios; ya
estábamos a un paso del conflicto.

La orden

El 25 de marzo el Tcnl Seineldín participó en Bahía Blanca junto el Cte Br I XI, de la impartición
de la orden para la recuperación de la soberanía de las Islas Malvinas. por parte del Cte Cpo Ej V,
quien había sido designado Comandante de Teatro de Operaciones Malvinas (TOM).

En el Regimiento de Infantería 25
A su regreso a la Guar Mil Sarmiento, después del mediodía del viernes 26 de marzo, procedió a
reunir a los oficiales del RI 25 junto con el My Minorini Lima y el Tcnl Toccalino en el Aula de
Instrucción del RI 25.

De inmediato tomó juramento en forma individual a cada uno de los presentes sobre el
mantenimiento del secreto de la orden que iban a recibir. Una vez cumplida esta formalidad procedió
a descubrir una carta del Instituto Geográfico Militar con las Islas Malvinas, generando un gran
impacto entre los oficiales presentes.

Básicamente se les impuso que el RI 25 con la masa de sus medios y la Ca Ing 9 disminuida
constituirían los únicos elementos del EA que en forma orgánica participarían de la recuperación de
las Islas Malvinas, en la Operación Azul, en las primeras horas del 1ro de abril de 1982.

Para ello:
El Cte Br I IX y parte de su Estado Mayor con J RI 25 y la Compañía C embarcarían con el
componente Naval en Puerto Belgrano, participando del asalto anfibio durante la madrugada.

El resto del RI 25 y la Ca Ing 9 serían transportados por modo aéreo desde Comodoro Rivadavia
durante la mañana, una vez asegurada la pista de Puerto Stanley.

El RI 25 que estaba organizado en tiempo de paz a 2 Compañías de Infantería, Compañía Comando


y Compañía Servicios. Debía reorganizarse a 3 Compañías de Infantería y unificar en una Compañía
Comando y Servicios. Para organizar la Compañía C (Ca C) a órdenes del Tte 1ro Esteban, la Ca
Cdo segregó la Sección Exploración del Subt Roberto Reyes, la Ca A la Sección Aspirantes a
Oficiales de Reserva del Tte Roberto Néstor Estévez y la Ca B la 1ra Sec del Subt Juan José Gómez
Centurión.

La Ca C iniciaría el desplazamiento a Comodoro Rivadavia la madrugada del 28 y de allí a Bahía


Blanca por modo aéreo para embarcar con la flota.
A partir de las 13 horas el RI 25 relevaría a las tropas del Batallón de Infantería de Marina Nº 2
(BIM 2) tomando el control de la capital de la Islas.

Posteriormente la Ca C a órdenes del Tte 1ro Carlos Daniel Esteban debía ocupar y controlar el
istmo y los establecimientos de Darwin y Goose Green en la Isla Soledad, siendo transportados en
buque.

La Ca Ing 9 permanecería de reserva a partir del desembarque en Puerto Stanley y a partir del 4 de
abril debía recuperar y controlar la Isla Gran Malvina, ocupando el establecimiento de Bahía Fox
del Este, en el mismo transporte que la Ca C.

Básicamente debían adoptarse las previsiones para 15 días de víveres, la Dotación Inicial (DI) de
munición más 2 días de combate, combustible para la marcha al puerto de embarque y para los
primeros días en Malvinas, además del equipo de campaña, 10 % de reemplazo de vestuario y
equipo, repuestos, medios de sanidad, etc.

Los Escalones Logísticos de ambos elementos debían iniciar la marcha al día siguiente, 27 de
marzo, a las 14 horas hacia Puerto Deseado, Provincia de Santa Cruz, donde serían embarcados el
28.

Dado el secreto total impuesto, se ordenó que participaríamos en ejercicios en la zona de


responsabilidad de la Br I IX próxima a la frontera con Chile.

Se estableció que los oficiales debían llevar su sable, arma de gran significado simbólico, pero nada
útil para el combate. Indicio de que de acuerdo con las previsiones del planeamiento se esperaba
desatar una crisis con desenlace diplomático exitoso para nuestro país, sin enfrentamiento bélico de
importancia.

Prácticamente la orden fue impartida dos veces dada la sorpresa que causó y la necesidad de que
fuera totalmente comprendida.

Todos los allí presentes sintieron una ola de emoción, sorpresa y lógica incertidumbre al recibir tan
inesperada orden. Eran los elegidos para concretar un viejo anhelo de los argentinos. Los embargaba
una gran felicidad, eran soldados convocados a cumplir con su juramento de defender a la Patria.
Alguno de ellos no regresaría entregando su vida heroicamente en combate.

En la Compañía de Ingenieros 9
El mismo 26 de marzo, a primera hora de la tarde cuando las secciones formadas se aprestaban a
ser presentadas, el My Minorini Lima ordenó que los oficiales nos reuniéramos de inmediato en su
oficina.

Una vez allí cerró la puerta y nos tomó juramento aclarándonos que recibiríamos una orden secreta,
para luego desplegar un mapa de Malvinas obtenido de una revista de actualidad de la época; no
disponía de otro.

Impartió la orden de operaciones, que incluía reorganizar Ca Ing 9 a 130 hombres en 3 Secciones
de Ingenieros. La 1ra a cargo del Tte Eduardo Daniel Sánchez, la 2da del Subt Leandro Luis
Villegas y la 3ra a mis órdenes que, además, continuaría desempeñando el rol de Oficial Logístico,
el Cap Aníbal Medina 2do Jefe de Compañía debía organizar una reducida Plana Mayor.

A la 3ra Sec se integrarían el personal y medios de una disminuida Sección Servicios que incluiría:
cocineros, mecánicos, enfermeros y conductores.
La misión nos imponía que debíamos cumplir tareas que no eran propias del arma de ingenieros y
que permaneceríamos aislados en la Isla Gran Malvina, sujetos a una dependencia total del apoyo
de transporte aéreo y naval que no se había detallado.

Se determinó que el grueso de la compañía debía estar alistado el 31 de marzo para ser transportados
por modo aéreo el 1ro de abril desde Comodoro Rivadavia, los aspectos de detalle se irían
desarrollando e impartiendo en días sucesivos. Salvo para el Elon Log que, a mis órdenes, debía
embarcar el 28 de marzo, solo 2 días después.

Para ello, debía planificar una marcha que evitará centros poblados para que la columna no fuese
observada, encubriendo cual era el objetivo. No se me dieron precisiones sobre cuál sería el buque
de la Armada que debía abordar en Pto. Deseado, aspecto que conocería al arribar al puerto.

No puedo dejar de hacer un alto para resaltar la carga emocional que significó para los oficiales, al
igual que los del RI 25, recibir una orden de una trascendencia única para la Nación y con un
altísimo grado de incertidumbre. Éramos los elegidos para hacer realidad un largo anhelo argentino,
postergado por casi 150 años. Cargábamos sobre nuestros hombros una gran responsabilidad,
debíamos estar al nivel de las circunstancias, aplicando todo lo que habíamos aprendido y para lo
que nos habían preparado durante nuestra vida militar.

La preparación

En el Regimiento de Infantería 25
El Subt Horacio Enrique Calderón que se desempeñaba como Jefe de la Sec Morteros Pesado fue
designado Jefe del Elon Log del RI 25, debido que en la reorganización esa Sec no estaba previsto
que se trasladara a Malvinas, luego en las Islas fue designado Jefe de Sec Morteros 81 mm del
Equipo de Combate Sevillano. Lo acompañaría el Subt Ars Sergio Gustavo Schirmer, Oficial de
Arsenales del RI 25, además se desempeñaba como Jefe del Tren de Combate (elemento de apoyo
logístico inmediato del regimiento en combate).

Sobre estos oficiales que me acompañan en la redacción recayó el mayor peso de la organización
del primer elemento del RI 25 que iniciaría el despliegue hacia la recuperación de Malvinas.

El Tcnl VGM Calderón nos recuerda que en diciembre de 1980 cuando se hizo cargo del RI 25 el
Tcnl Seineldín expresó: "prometo darle a esta Unidad la página de gloria que se merece". Era una
unidad militar sin una gran historia y sin mística cuando se la comparaba con otras con grandes
glorias de la historia argentina, había que hacer una preparación muy sólida que le diera el
basamento existencial en el que se enraizarán los valores, principios y entrenamiento que le
posibilitará estar en condiciones de enfrentar las exigencias del combate.

El Jefe sostuvo tres pilares espirituales que sustentan al hombre en combate: la fe en Dios, que da
a la muerte un sentido trascendente para el soldado, la fe en la Patria, que da sentido a la causa por
la cual se lucha, y la fe en la fuerza espiritual del combatiente, basado en la confianza en uno mismo
y en la tropa que se comanda. Puso como objetivo que, al finalizar la instrucción en el terreno vuelva
el hombre nuevo, el guerrero dispuesto al mayor sacrificio por la Patria.

En la instrucción, el soldado, en una operación ofensiva debía saber tomar y cambiar de posición,
y en las operaciones defensivas construir su pozo de zorro y sostener su sector de responsabilidad.
Él en persona controlaba la evolución de la instrucción.

A los integrantes de las distintas organizaciones se les agregaron a sus roles de combate básicos
roles especiales, tales como: paramédico, especialista en explosivos, especialista en armas
silenciosas, experto en tiro y experto en técnicas de supervivencia. Entrenados por instructores
especialistas llevados de otros elementos.
Todo ello inmerso en un plan de acción educativa sobre la base de principios patrióticos y religiosos,
por considerar que es la armadura del guerrero, la fuerza espiritual, sin la cual el hombre no es nada.

El Regimiento estaba preparado para el desafío operacional que se le imponía. Pero debió
reorganizarse por la formación de la Ca C. Un gran esfuerzo que exigía concretar en poco tiempo
cambios de las cadenas de comando, transferir personal y material, recalcular necesidades logísticas
para la nueva organización y muchas otras tareas. Eso impuso trabajar a destajo, con la exigencia
adicional que en 24 horas partiría todo el material pesado y logístico, quedando sólo con el personal
su equipo individual, las armas portátiles y la dotación inicial de munición.

El Cnl Ars VGM Sergio Gustavo Schirmer nos relata así su experiencia:
En la preparación para el combate del RI 25 no estuvo ausente y en paralelo la preparación de sus
materiales, sin ellos no serían nada. Estaba muy limitada por estar ubicada en medio de la Patagonia,
sin adecuados medios (vehículos, comunicaciones, armamento, etc.), sin acceso a importantes
centros poblados ni potenciales proveedores en la zona, con el solo recurso que da una férrea
formación, inquebrantable fe y voluntad de lucha para alcanzar los objetivos.

En lo relativo a la preparación y alistamiento de las distintas fracciones y de los medios materiales,


el Jefe del Regimiento había impartido una orden de alistamiento permanente desde 1981. Se
planteaban 2 situaciones, diferenciadas por cómo podría verse amenazada la guarnición; y 3 casos,
diferenciados por el material a preparar según la duración prevista de empleo. Alistamientos que
eran practicados al detalle alternativamente cada viernes, bajo su supervisión directa.

En lo que respecta a los medios de Arsenales, en diciembre de 1980, el Jefe de Regimiento


descentralizó la columna de vehículos asignándolos a un grupo transporte por Compañía,
responsabilizándolos de los escalones de mantenimiento básicos para recuperar los vehículos al
estado de servicio necesario para sostener las operaciones, para ese fin, además se le asignaron
mecánicos. Los escalones de mayor nivel los ejecutaba, en apoyo, la Sección Arsenales de la
Compañía Servicios. Así a fines de 1981 el 100% de los vehículos estaba en servicio, los que
participaban y desfilaban en la revista - alistamiento de los viernes.

Con la munición existía otra situación particular. En enero de 1981, se me ordenó hacer una
minuciosa recepción de ese material, debiendo conocer hasta el más mínimo detalle el estado en el
que se encontraba la totalidad de la Unidad. Esa actividad demandó tres meses, debiendo informarle
periódicamente el avance de la tarea y cómo veía la situación general. En resumen, el escenario era
que no había faltantes de importancia, pero se veía un gran desorden al no haber tenido en cuenta
consumir primero la munición más vieja, preservando la más nueva para uso operacional, como
indica la doctrina, conformando la Dotación Inicial (DI) y Días de Abastecimiento (D Ab). Luego
debimos calcular la munición que correspondía al Regimiento en operaciones ofensivas,
considerando así la operación que demanda el mayor consumo. Se dispuso un depósito exclusivo
para la munición no explosiva, en él debía estibar separadamente lo que correspondía a cada
compañía, colocando sucesivamente la Dotación Anual de Munición para Instrucción (DAMI), la
DI y por último 2 D Ab.

Paralelamente, se prepararon depósitos de efectos de Arsenales e Intendencia (vestuario y equipos)


de manera de poder disponerlos en el menor tiempo. Apartados de los lugares habituales de
almacenamiento, para así completar rápidamente los Trenes Logísticos de la Unidad para operar en
el terreno, constituido por el 10% sobre lo necesario para todo el efectivo para reposición y/o
cambio.

El buen resultado de estas medidas se vio reflejado en los Ejercicios Finales de 1981, en Güer Aike,
provincia de Santa Cruz, de los que participaron las Brigadas de Infantería IXna y XIra. A la que
debimos concurrir con la totalidad del material, marchando aproximadamente 2000 km y
ejecutando las operaciones previstas, sin novedad.

Todas estas acciones, aparentemente inconexas, en realidad estaban vinculadas. Una vez recibida
la orden de alistar la Unidad para marchar a Malvinas, nos permitió despreocuparnos del equipo
individual ya previsto en uno de los casos de alistamiento, recalcular la munición y explosivos por
la reorganización del Regimiento y realizar la carga de todo el material en forma ordenada y
previsible, en una larga jornada. Completarla con los demás medios necesarios de Arsenales,
Intendencia y Sanidad por la particularidad de la operación a ejecutar. Realizar los contactos para
recibir los víveres y otros elementos que no se podían conseguir en Sarmiento (pilas, algunos
víveres, el apoyo de otro camión cisterna con combustible del Batallón Logístico 9, etc.) todo en
menos de 24 horas.

Las actividades descriptas contribuyeron a afianzar el espíritu que el Tcnl Seineldín imprimía a sus
hombres, sintiéndonos todos orgullosos de pertenecer al RI 25, una “Unidad Militar” en el sentido
cabal de la palabra; en lo espiritual, en la aptitud para el combate y en lo material.

Los materiales transportados por Elon Log para el RI 25 en breve síntesis fueron:
2 Jeep MB 230 G (BM7 chasis corto)
28 Camiones MB Unimog U416
1 Ambulancia MB Unimog U416
2 Camión MB 1113 Cisterna de combustible (gas oil)
1 Ambulancia Ford F 100
1 Camión taller de 1,5 Ton (U 416)
1 Acoplado Cisterna de combustible de 2.500 Lts (nafta - requisado)
5 Cocinas de campaña con sus accesorios
6 Acoplados aguateros de 1000 litros
2 días de abastecimiento de munición
Explosivos y material pirotécnico
10% del vestuario y equipo de campaña para reemplazos
Herramientas y repuestos para armas y vehículos
15 días de víveres secos
Leña
Medios de sanidad

En la Compañía de Ingenieros 9
Las cosas no eran muy diferentes, se había trabajado duro en la instrucción de la subunidad y el
material se encontraba en buen estado, se habían realizado compras de algunos medios que no eran
provistos, pero que se consideraban necesarios (fundas mimetizadas para cascos, valijines de
transporte de munición metálicos y correas para el transporte, etc.).

Con un fuerte liderazgo del My Minorini Lima, la Compañía tenía un gran espíritu, una
sobresaliente capacitación de los cuadros y soldados, más allá de no haber realizado todos los
períodos de instrucción, y de no disponer todos los medios materiales para ser empeñada.

La reorganización imponía a los oficiales abocarse de inmediato a seleccionar el personal sobre la


base de sus secciones y a preparar e impartir las órdenes con centro de gravedad en el Elon Log, lo
que no se previera luego sería difícil o imposible de obtener.

La mayoría ya tenía alguna experiencia, más allá de las ejercitaciones, por la preparación de la
movilización para la campaña durante el conflicto con Chile por el Canal de Beagle en 1978.

Desde el punto de vista del material se determinó que el Elon Log debía preparar y trasladar:
• 4 Jeep MB 230 G (3 BM7 chasis corto y 1 BM10 chasis largo)
• 2 Camiones MB Unimog U416
• 1 Ambulancia MB Unimog U416
• 1 Cocina de campaña con sus accesorios
• 2 Acoplados aguateros de 1000 litros
• 1 Ametralladora AA 12,7 mm
• Munición y explosivos para 2 días de combate
• Minas AT y AP
• 10% del vestuario y equipo de campaña para reemplazos
• Herramientas y repuestos para armas y vehículos
• 15 días de víveres secos
• Medios de sanidad

Inmediatamente, se seleccionaron los vehículos y sus conductores: 5 suboficiales y 3 soldados


(algunos de ellos aportaron sus recuerdos a este relato).

Se recalculó la munición y explosivos, incluía las minas de dotación, contrariando la orden de no


trasladarlas, y otras necesidades logísticas, y se determinó el combustible necesario previendo que
la autonomía de la mayoría de los vehículos era de 300 km.

Se prepararon las cargas y se estibaron en los vehículos para la marcha y posterior navegación.
Todo esto sin descuidar la preparación del equipo individual.

El resto de la Subunidad se dedicó a preparar personal, equipo, reforzar instrucción, probar


armamento, establecer las coordinaciones para las comunicaciones y un sinnúmero de actividades
necesarias para las operaciones.

Un capítulo aparte merecería la despedida de las familias a las que se debía ocultar hacía adonde
íbamos y sin haber tomado real dimensión de lo que enfrentaban. Ese fin de semana se rompía la
rutina de la Guarnición. Por un lado, la alegría de partir a una gesta, por el otro la tristeza de dejar
a la familia en incertidumbre. Dilemas de soldados. En mi caso no dejé ni una carta a mi esposa e
hijo; distracción imperdonable.

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