Está en la página 1de 10

Rituales Sexuales tántricos

Ritual tántrico representado en esculturas

El tantra no es el inventor del ritual sexual. Hay evidencia


de ellos en muchas sociedades. El día de san Valentín
desciende de los festivales lupercalianos del siglo 1 en
Roma. Se honraba a la diosa del amor Juno. Consistían en
un ritual donde los participantes escribían su nombre en un
papel y las parejas eran seleccionadas al azar. Esta
costumbre evolucionó hasta lo que hoy hacemos de enviar
tarjetas el 14 de febrero., Algo similar sucedía en el
carnaval donde nada esta prohibido en esos días. En la
india hay algo similar en donde existe el día de las plantas;
donde casi nada está prohibido.

El propósito de los rituales sexuales normalmente es


honrar la divinidad para asegurar las cosechas. Las fiestas
dionisiacas dieron origen a las orgías y al hedonismo.
Todos los ritos sexuales son sinónimo de abundancia.
Abundancia de granos, de niños, de confort ( buen clima ).

Cuando una sociedad experimenta la abundancia, se vuelve


más liberal en el aspecto sexual. Se repite desde los
griegos, los romanos, los etruscos e incluso los prósperos
victorianos. Esta liberalidad, se encuentra varias veces en
el antiguo testamento.

En mi experiencia los rituales sexuales es la última


expresión de la inclusión del tantra en una comunidad. No
todos los tántrikas practicas ritos sexuales. El ritual
tántrico es muchas veces incomprendido en su propósito y
en los detalles del mismo. De hecho el ritual sexual fue la
única forma en la que sané mi sentimiento de celos, donde
se escondía muy adentro mi noción de que estaba
separada de Dios.

En el tantra existen dos rituales principales, el maithuna y


la chakra puja. El maithuna es una celebración de los
placeres sensoriales y la chakra puja es una extensión de
los ritos de fertilidad donde la cópula colectiva era
ejecutada en los campos con el fin de promover la fertilidad
no sólo en el humano, sino en los animales y las plantas.

Chakra puja se traduce como fiesta practicada en círculo.


El maithuna y la puja tienen el propósito de transformar la
conciencia y al final iluminarnos. La meta es experimentar
la divinidad, la luz de Dios dentro de nuestros compañeros.

Ambos rituales incluyen 5 pasos o makaras. Los makaras


son 5 aspectos prohibidos por otras doctrinas. El tantra
afronta estas doctrinas directamente haciendo lo
contrario. Incluyen el beber alcohol, comer carne y
pescado, granos afrodisiacos y la relación sexual.

El chakra puja tiene un mal concepto si lo juzgamos con


nuestra perspectiva occidental. Estamos condicionados a
que está bien y que está mal, en específico cuando se trata
de sexo. Las niñas y niños buenos solo hacen cosas
normales, y lo que se sale de esos parámetros se considera
lascivo o sucio.
Pero el propósito de dichos rituales es altamente espiritual.
La puja se lleva a cabo en un grupo de 8 parejas en luna
llena. En la luna llena no es un día en donde por ejemplo se
planten semillas; para la mujer se considera el inicio de la
menstruación como su luna llena. Por lo tanto el hombre no
debe eyacular en una chakra puja. La puja honra a la
fertilidad y el principio femenino o shakti.

En la chakra puja, Las parejas cambiaban de compañero ya


sea al azar o por guía del gurú. Las nuevas parejas se
“casaban” por esa noche. Esto es totalmente diferente al
maithuna en donde el objetivo es una reafirmación de la
relación que tenemos con nuestra pareja.

Prácticamente, compartir con un extraño una noche


significa dejar ir la idea de que nuestra pareja es la única
persona digna de recibir nuestro amor y cuidado. Es más
simple ver la divinidad en mi pareja; más si tenemos hijos
que verla en un extraño. Imagínate si el extraño además es
un perfecto idiota. Pero la meta es ir más allá de las
expectativas que tengo acerca del amor. El propósito de la
puja es experimentar el amor incondicional; no hay otro
propósito.

Las parejas comparten los 5 makaras y consuman su


“matrimonio” con una cópula extremadamente controlada.
No hay casi movimiento.. Toas las parejas están conscientes
de la divinidad de su compañero y se enfocan en la energia
que fluye hacia ellos. El gurú guía a las parejas en varias
posturas y en técnicas de respiración. La meditación
termina cuando las mujer alcanza el orgasmo y el hombre
mantiene su energía al no eyacular y transmutarla hacia
arriba con el fin de transcender su propia conciencia.

La práctica.
Cuando experimenté mi primera puja, el evento me marcó
profundamente en mi conexión espiritual hacia otros.
También la relación con mi pareja tántrica se vio reforzada
ampliamente. Se convirtió en mi mejor amigo, mi
confidente y soporte. Antes de ello yo deseaba con él, algo
más que una relación tántrica. Un día acepté el hecho que
no habría más y mi conflicto terminó.

Invité a mi novio a la puja. Él tenía la mente abierta para ir.


Se había cumplido el primer paso. Un novio que estaba
genuinamente interesado en el Tantra. Yo estaba nerviosa,
nunca había estado en un taller donde el cierre fuera una
chakra puja. No deseaba compartir a mi novio en una
habitación llena de otras mujeres y por lo mismo ver a
hombres que babearan por mí. Hasta ese momento mis
experiencias tántricas eran monógamas y sólo con mi
pareja tántrica.

Discutimos el punto mi novio y yo ampliamente,


Confesamos sentir miedo, ansiedad, excitación; esa gama
de emociones que el sexo trae consigo. Acordamos que en
el puja seguiríamos juntos y que no nos enrollaríamos con
extraños. Aun así yo estaba horrorizada con los
pensamientos de ver a una docena de mujeres jóvenes
pululando alrededor de mi novio. Bellas princesa tántrikas
dejándome a mí tirada en una esquina recogiendo el polvo.

Mi novio deseaba aliviar mi dolor, así que hicimos un


segundo acuerdo . Yo podría decir en cualquier momento
en que estaba de acuerdo que mi novio hiciera y y en que
no estaba de acuerdo.

Finalmente acordamos que cualquiera podía vetar


cualquier práctica que le fuera sugerida al otro. La
comunicación sigue siendo el mejor camino hacia la unidad
con lo absoluto y además es un gran afrodisíaco.
En el taller había unas 40 personas. Los guías nos
dividieron en grupos de 8. Pusieron unas cuantas reglas. La
primera, la ropa era opcional. Segundo, nos animaron a
que hiciéramos el amor en público y no en privado.
Imagínense la inseguridad que nos causó de inmediato esta
desviación de un “comportamiento normal”.

Nuestro grupo llamado Isis, inició 3 días de convivencia.


Hay algo que la desnudez acelera, te permite compartir
más en mucho menos tiempo. Hicimos prácticas juntos de
visualización y respiración. Nos bañábamos en albercas
juntos, tomamos el sol juntos, incluso algunos durmieron el
mismo cuarto que otros. Aun así nadie hacía el amor.
Éramos personas conociéndose unos a otros. Aprendiendo
cosas fundamentales sobre el tantra.

La anticipada chakra puja sería el sábado en la tarde. En


ese momento no sabía adonde se habían ido mi paranoia y
mi miedo. Estaba tranquila y en paz. Me sentí muy cerca
de mi novio a pesar de que no habíamos hecho el amor y no
habíamos tenido un momento a solas. Ninguno había usado
el derecho de veto mutuo; aunque yo me sentía tranquila al
saber que tenia esa posibilidad.

El sábado no preparamos para la celebración. Había dos


requisitos, ir vestidos sensualmente y traer comida para
ofrecer a los demás. Las mujeres nos reunimos y nos
ayudamos a bañarnos, a peinarnos y a vestirnos unas a
otras. La comunión entre mujeres nos hizo ver que no eran
enemigas. Nos preparamos una a otra como divinidades.
Antes del crepúsculo entramos a un cuarto donde los
hombres nos esperaban ya hace rato.

Nos sentamos en círculo tomándonos de las manos y


oramos para sanarnos y transformar nuestra conciencia. Al
centro del círculo había unas rocas. Cada uno tomamos
una, la cual simbolizaba nuestro apegos, resistencias y los
bloqueos que quisiéramos dejar ir. Entonces lanzamos las
rocas en un cajón de arena dejando ir lo que quisiéramos.
Yo no sabía que dejar ir hasta que estuve frente al cajón.
Ahí dije; dejaré huir mi miedo de amar. A pesar de años de
práctica tántrica, había cosas que aún me pesaban.

Cuando todos terminamos este ritual, las rocas fueron


puestas en una hoguera. Parecía que las llamas consumían
las rocas, limpiando los escombros de todo el grupo.

La música inició, comenzamos a compartir los alimentos,


comiendo pequeñas cantidades de cada tazón. Sentí mi
corazón abrirse, lleno de una conexión profunda con el
grupo. Todos me parecían bellos, puros y perfectos para mí.

Con nuestros paladares saciados, era hora del círculo


ritual. Las mujeres salimos del círculo y los hombres
permanecieron sentados. Cada mujer de frente a un
hombre. La música se intensificó. Honrando a cada
hombre, las mujeres bailamos lentamente alrededor del
círculo. Nos convertimos en la encarnación divina. La
madre, la hija, la hermana, la mujer seductora. La energía
de la madre tierra subió por nuestros pies, por nuestra
espalda y hasta nuestro corazón. Con cada inhalación
traíamos a la madre divina y con cada exhalación tocamos
los corazones de los hombres profundamente,

Después los hombres bailaron para las mujeres. La euforia


que experimentábamos se convierto en gozo. ¿Quién no se
deleita viendo a los hombres bailar para las mujeres ? Nos
honraban ahora. Su danza era de deseos, el deseo de tratar
de entender y contener dentro de ellos toda la sensibilidad
y la incertidumbre que son característica de las mujeres.
Ellos eran los maestros y guías, pioneros de la libertad,
guardianes de la integridad. Eran el padre, el hermano, el
hijo. A través de su danza dejamos ir nuestros juicios
liberando todo pensamiento excepto la conciencia de la
divinidad dentro de cada uno de ellos.

Nos reunimos después con nuestro grupo. Era hora del


masaje ritual. Los guías nos dijeron que podíamos hacerlo
con nuestra pareja o con otra persona como se acostumbra
en la chakra puja. Sin una sola palabra mi novio y yo
sabíamos lo que deseábamos. Igual pasó con todo nuestro
grupo. Éramos 8 personas con una sola mente. Haríamos el
ritual juntos como una unidad. Mi corazón explotó lleno de
amor y paz.

Con aceite de masaje ungimos a nuestra familia. Pasaron


por pares. Mientras un hombre y una mujer permanecían
en el piso, otros tres los masajeaban; después de un rato
cambiaban de receptor. Fuimos instruidos de canalizar la
excitación de este ejercicio hacia nuestro corazón
enfocándonos en la divinidad del hombre y la mujer frente
a nosotros. En este momento no había dificultad para
concentrarse, aún con la energía sexual fluyendo a través
de nosotros. Quizás era fácil porque cuando yo veía la cara
de otros sólo veía conciencias dichosas. Cuando masajeaba
no veía sino perfección en cada hombre o mujer de Isis.
Había profundidad en cada uno de ellos, vulnerabilidad,
fuerza y potencial. ¿Porque no observé todo esto antes?
¿Porque perdí el tiempo juzgando, sintiéndome amenazada
o creyendo que era diferente o que estaba separada de mi
novio, de mis amigos, de mis hermanos, de mi familia ?

Mi novio y yo fuimos los últimos en ser masajeados. El


sentir seis pares de manos amorosas manipulando mi
cuerpo me llevó más allá de lo que yo conocía. Me llevó a
un placer profundo. Era como si cada pulgada de mi cuerpo
pudiera alcanzar el orgasmo con ser tocado. Por primera
vez en mi vida, me dejé ir, dejé a mi cuerpo recibir, no puse
barreras. Hilos de lágrimas corrieron por mi cara, había
gozo, alivio y tristeza por todas las veces que no pude dejar
a mi propio ser brillar. ¿Por qué había esperado tanto? ¿
Por qué me encerré en mi miedo tan fuertemente?

Las bellas mujeres de Isis masajearon a mi novio. No supe


adonde se habían ido los celos y las posesividad. No los
hallé. Era como si mi mente completa hubiera cambiado de
contexto. A otro lugar donde esas emociones no tenían
cabida. Todo lo que podía sentir, ver y desear era su
felicidad total. Lo dejé ir, lo dejé libre.

La sensualidad se prolongó por horas después del masaje,


Canalicé toda mi pasión y euforia espiritual hacia mi novio.
Cuando veía a sus ojos mientras hacíamos el amor, sentía
que podía ver a Dios. Podíamos sentir el gozo en la
habitación. Como corrientes de electricidad extendiéndose
en el aire. Hubiera sido muy fácil dar rienda suelta a
nuestra excitación, pero los guías nos recordaron que
subiéramos la pasión hacia el corazón y mantuviéramos
nuestra mente en lo divino. Y esto último, en realidad es la
fuente del placer infinito. Dios es lo que hace al tantra
infinitamente más placentero que al sexo normal o a
cualquier otro tipo de práctica sexual. La puja contenía
todo lo que había practicado anteriormente a un nivel
menor, pero ahora se adicionaba la energía grupal.
Estábamos celebrando una infinita corriente de alegría..

El chakra puja es el único ritual de grupo en el tantra, Su


intención es unir a las personas con el propósito de estar
más concientes de Dios. Cualquier ritual tántrico que no
tenga este objetivo no es tantra. Hay muchos caminos
falsos con el nombre de tantra y que son una excusa para
tener sexo en grupo. No quiero decir que haya algo malo en
el sexo en grupo. Si todos los involucrados son adultos y
están de acuerdo no hay nada malo en ello; pero no
tomemos estos eventos como tantra.

El chakra puja cambió una percepción que tenía acerca del


amor. No solo mis creencias mentales; también mi
experiencia emocional donde supuestamente el amor debe
de limitarse y de poseerse. Me llevo a un contexto de un
amor en eterna expansión. Esto fue lo único que me llevó
mas allá de los celos. La puja desgastó le fuente de los
celos que es donde hombre y mujeres se separan.

Esa noche vi a Dios en mi pareja. Y sé que siempre se


puede confiar en Dios. Ya que sólo miré su divinidad, no
había nada por lo que pelear o de que protegerme. A través
de la percepción de la divinidad, nada nos puede ser
quitado porque en realidad ya lo tenemos todo.

Las personas aprenden cosas diferentes de la puja. Al


siguiente día cuando compartimos la experiencia, un
hombre dijo que su relación con los demás hombres se
transformó porque en vez de desear competir y pelear con
ellos, experimentó el soporte de los demás hombres en los
momentos más íntimos. Una mujer que tenía una imagen
de ella acerca de su persona, compartió que por primera
vez se sentía a gusto con su cuerpo. Otro hombre al que
veíamos como alguien distanciado, admitió que empezaban
a gustarle las demás personas. La puja nos enseña sobre el
amor y la unidad absoluta.

En el tantra he hallado sinergia entre la sexualidad y la


espiritualidad, entre la tradición y la espontaneidad, entre
lo comunal y lo subjetivo. Fue como un pegamento para mí.
Conjuntó lo que parecía piezas irreconciliables. Unió los
contradictorios y disparatados mensajes de la religión, la
filosofía y la literatura, El tantra me guió hacia dentro,
enseñándome que mis más oscuros demonios eran
solamente ilusiones construidas con polvo.

En esencia me convirtió en una persona completamente


diferente.

Tantra Awakening. Valerie Brooks.

También podría gustarte