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Separata Globalización y Realidad Nacional 2020-1
Separata Globalización y Realidad Nacional 2020-1
ESTUDIOS GENERALES
HUMANIDADES
Globalización
y
Realidad Nacional
Coordinador responsable:
Juan Luis Orrego
2020-1
Este material de apoyo académico se reproduce para uso exclusivo de los alumnos de la Universidad de Lima y en
concordancia con lo dispuesto por la legislación sobre los derechos de autor: Decreto Legislativo 822.
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PRESENTACIÓN
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reseñan un panorama de la Guerra Fría (1947-1991), cómo se gestó, la
compleja psicología de la desconfianza entre ambas superpotencias, los
principales escenarios de conflicto (como las guerras de Corea y Vietnam), los
esfuerzos por una “coexistencia pacífica”, su rebrote (entre 1979 y 1985) y su
lento final con la aparición de la perestroika y la caída del Muro de Berlín. El
trabajo de Gabriel García Higueras, profesor del curso, nos introduce en el
mundo de la Unión Soviética con las reformas emprendidas por Mijaíl
Gorbachov a partir de la segunda mitad de la década de los ochenta. El análisis
del profesor García Higueras nos esclarece los objetivos de la perestroika y la
glásnost, y por qué dichos esfuerzos, paradójicamente, llevaron al colapso del
“socialismo real” no solo en la antigua URSS sino también en los países de la
Europa del Este. El largo camino de las mujeres, a través del siglo XX, por
alcanzar sus derechos y conseguir niveles de igualdad es el tema del texto
propuesto por José Núñez, tanto en los países capitalistas del Primer Mundo
como en los del bloque soviético y el Tercer Mundo: la conquista del voto, el rol
de las mujeres en la economía y la lucha por la libertad sexual son, entre otros,
son los puntos que se tratan. Romer Cornejo, por su lado, analiza los cambios
económicos, sociales y políticas que se iniciaron en la República Popular China
a partir de la muerte de Mao Zedong, con el advenimiento al poder del
reformista Deng Xiaoping en 1977. En suma, se trata de un texto muy útil para
comprender el perfil de la China contemporánea. El primer bloque se cierra con
otro aporte de Giddens, que esta vez nos introduce en el complejo mundo del
surgimiento del fundamentalismo religioso, tanto islámico como cristiano, y su
influencia política y social en el mundo que nos ha tocado vivir.
La segunda parte del manual está dedicado al Perú. Se abre con un ensayo de
Nelson Manrique que nos explica las enormes dificultades que tuvo nuestro
país en construir el Estado-nación durante el siglo XIX e inicios del XX. Las
continuidades del Perú colonial, los debates sobre la incorporación del mundo
andino al proyecto republicano y los desafíos del mestizaje son algunos de los
puntos que el profesor Manrique nos ayuda a repensar. Luego vienen tres
interesantes artículos sobre la población y la sociedad peruanas a lo largo del
siglo XX, escritos por los historiadores Augusto Ruiz, Martín Monsalve y
María Isabel Remy. El contenido de cada uno de ellos sigue los criterios
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cronológicos y analíticos en que el curso ha dividido nuestra trayectoria
histórica en el siglo pasado: la República Aristocrática y el Oncenio de Leguía
(1890-1930), la Crisis del Orden Oligárquico (1930-1968) y El Estado
reformista, la década perdida y el estado neoliberal (1968-2000). El crecimiento
demográfico, el impacto de las políticas sanitarias, las consecuencias de la
migración interna, el fenómeno del mestizaje, las transformaciones de las
ciudades y de la cultura urbana serán sólo algunos de los temas que los
alumnos podrán debatir y comprender a lo largo del ciclo 2020-1.
Este material de apoyo académico se hace para uso exclusivo de los alumnos de la
Universidad de Lima y en concordancia con lo dispuesto por la legislación sobre los derechos
de autor: Decreto Legislativo 822.
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CONTENIDO
PRIMERA PARTE
SEGUNDA PARTE
5
PRIMERA PARTE
Este material de apoyo académico se hace para uso exclusivo de los alumnos de la
Universidad de Lima y en concordancia con lo dispuesto por la legislación sobre los derechos
de autor: Decreto Legislativo 822.
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LA GLOBALIZACIÓN
Anthony Giddens
Tal y como sugiere Therborn, los debates actuales se centran mucho más en el
ritmo y la intensidad de la globalización de los últimos treinta años
aproximadamente. Esta idea fundamental de aceleración del proceso de
globalización es la que caracteriza este periodo de tiempo como radicalmente
diferente, y es el sentido del concepto que nos interesa aquí.
Con frecuencia, el proceso de globalización suele presentarse únicamente
como un fenómeno económico. Se da mucha importancia al papel que tienen
las corporaciones multinacionales, cuyas enormes operaciones cruzan las
fronteras de los países, influyendo en los procesos de producción global y en la
distribución internacional del trabajo, Otros apuntan a la integración electrónica
de los mercados financieros y al enorme volumen de los flujos de capital,
ambos elementos de carácter global. Además, otros se centran en el alcance
sin precedentes del comercio mundial, que afecta a una multiplicidad de bienes
y servicios nunca vista hasta ahora. Como veremos, la globalización
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contemporánea se comprende mejor si la contemplamos como una conjunción
de factores políticos, sociales, culturales y económicos.
Elementos de la globalización
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En los países que cuentan con infraestructuras de telecomunicaciones muy
desarrolladas, los hogares y oficinas disponen ahora de múltiples vínculos con
el mundo exterior, entre ellos el teléfono (fijo —de línea terrestre— o móvil), la
televisión digital, por satélite o por cable, el correo electrónico e Internet. Este
último sistema ha resultado ser la herramienta para la comunicación que más
rápidamente ha crecido en la historia: unos 140 millones de personas de todo
el mundo lo estaban utilizando a mediados de 1998. En 2011 se estimaba que
había 2.000 millones conectadas, el 30% de la población mundial (véase el
cuadro 4.5).
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idea de que «la comunidad internacional» tiene la obligación de actuar en
situaciones de crisis para proteger los derechos humanos de personas cuyas
vidas están amenazadas. En el caso de los desastres naturales, tales
intervenciones se manifiestan en forma de ayuda humanitaria y asistencia
técnica. También han aumentado en fechas recientes las llamadas a la
intervención en casos de guerra, conflicto étnico y violación de los derechos
humanos, aunque tales movilizaciones resultan más problemáticas que las
ocasionadas por los desastres naturales.
La explicación de Wallerstein
Con anterioridad a la década de los setenta, los sociólogos tendían a tratar las sociedades
mundiales en términos de Primer, Segundo y Tercer Mundo, en función de la situación de las
empresas capitalistas, la industrialización y la urbanización (Véase el cuadro 4.4). Por tanto, se
pensaba que la solución al desarrollo del Tercer Mundo era incrementar el capitalismo, la
industria o la urbanización. Wallerstein rechazo esta categorización dominante de las
sociedades, argumentando que existe un solo mundo y que todas las sociedades están
interconectadas mediante las relaciones económicas capitalistas. Describió este complejo
entrelazado de las economías como el “sistema mundial moderno”, avanzando así las teorías
de la globalización. Sus principales argumentos sobre cómo surgió este sistema mundial están
descritos en una obra de res volúmenes, El moderno sistema mundial (1974; 1980; 1989), en
que se desarrolla su perspectiva macrosociológica
Los orígenes del sistema mundial moderno se encuentran en la Europa de los siglos XVI y
XVII, cuando el colonialismo permitió que países como Gran Bretaña, Holanda y Francia
explotaran los recursos de los países que colonizaban. Esto les posibilito una acumulación de
capital, que al ser reinvertido en la economía sirvió para que mejoraran aún más la producción.
Esta división global del trabajo creo un grupo de países ricos, pero también empobreció a
muchos otros, dificultando su desarrollo. Wallerstein afirma que el proceso produjo un sistema
mundial constituido por un núcleo central, una semiperiferia y una periferia (véase la figura 4.3).
Y aunque es posible que un determinado país “ascienda” al núcleo central (como ha sido el
caso de algunas sociedades de reciente industrialización) o “descienda” a la semiperiferia o la
periferia, la estructura del sistema mundial moderno permanece constante.
La teoría de Wallerstein intenta explicar por qué los países en vías de desarrollo tienen tantas
dificultades para mejorar su situación, pero también amplia la teoría de Marx de la lucha de
clases sociales a un nivel global. En términos globales, la periferia mundial se convierte en la
clase obrera, mientras que el núcleo forma la clase capitalista explotadora. Según la teoría
marxista, esto significaría que, en la actualidad, sería más probable una futura revolución
socialista en los países en vías de desarrollo que en el núcleo opulento, tal y como predijo
Marx. Esta es una de las razones por la que las ideas de Wallerstein han sido bien recibidas
por los activistas políticos de los movimientos anticapitalistas y antiglobalización.
Puntos críticos
Al estar basada en la obra de Karl Marx y el marxismo, la teoría de los sistemas mundiales se
ha enfrentado a críticas similares a las que afectan a aquel. En primer lugar, esta teoría tiende
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hacer hincapié en la dimensión económica de la vida social y subestima el rol de la cultura a la
hora de explicar el cambio social. Se ha defendido, por ejemplo, que una de las razones por las
que Australia y Nueva Zelanda pudieron abandonar la periferia económica más fácilmente que
otros países fue los estrechos lazos que mantenían con la industrialización británica, lo que
permitió que enraizase ms rápidamente una cultura industrial.
Trascendencia actual
El trabajo de Wallerstein ha sido fundamental para que los sociólogos cobraran conciencia del
carácter interconectado de la economía mundial capitalista moderna y de sus efectos
globalizadores. Por tanto, se debe reconocer su papel entre los primeros que advirtieron del
significado de la globalización, aunque su énfasis en la actividad económica se considere algo
limitado. Su enfoque ha atraído a muchos estudiosos y gracias a su base institucional en el
Centro Fernand Braudel y a una publicación académica dedicada a su difusión –The Journal of
World-Systems Research, fundada en 1995-, el análisis de los sistemas mundiales se ha
convertido en una escuela de investigación bien asentada.
¿Alguna vez ha mantenido una conversación cara a cara con una persona de otro país o se ha
conectado con una página web extranjera? ¿Ha viajado a otras partes del mundo? Si ha
respondido «si» a alguna de estas preguntas, usted ha comprobado los efectos que tiene la
globalización en la interacción social. La globalización, un fenómeno relativamente reciente, ha
transformado la frecuencia y la naturaleza de las interacciones entre personas de diferentes
naciones. El sociólogo histórico Charles Tilly la define en función de estos cambios; según él,
«la globalización significa un aumento en la proyección geográfica de las interacciones sociales
localmente importantes (1995:1-2). Dicho de otra manera, con la globalización, una
proporción mayor de nuestras interacciones implica la intervención, directa o indirecta, de
personas de otros países.
Urry compara la «mirada del turista» con el concepto de la mirada medica de Foucault (que
veremos en el capítulo 11, «Salud, enfermedad y discapacidad»), ya que esta tan organizada
socialmente por especialistas profesionales y es tan sistemática en su aplicación y tan distante
como la mirada médica, pero en este caso se organiza en busca de experiencias «exóticas».
Se trata de experiencias que vulneran nuestras expectativas cotidianas sobre cómo se supone
que ha de desarrollarse la interacción social y la que mantenemos con el medio físico.
Por ejemplo, a los británicos que viajan a Estados Unidos les puede encantar el hecho de que
se conduzca por la derecha, lo cual a su vez puede resultar desconcertante para los
conductores británicos. Las normas de circulación están tan enraizadas que vulnerarlas nos
parece algo extraño y exótico. Imagínese la decepción que sentiría si viajara a otro país y se
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diera cuenta de que es casi igual al municipio en el que ha crecido.
Sin embargo, exceptuando personas buscan experiencias extremas, la mayoría de los turistas
no quiere que sus experiencias sean demasiado exóticas. En Paris, por ejemplo, uno de los
destinos más habituales entre los viajeros jóvenes es la cadena de restaurantes McDonald’s.
Algunos lo hacen para comprobar si es cierta la cita de la película de Quentin Tarantino, Pulp
Fiction, en la que mencionan que como los franceses utilizan el sistema métrico, la típica
hamburguesa de McDonald´s denominada allí «Royale con queso» (lo cual. Dicho sea de paso,
es cierto). Los británicos que viajan al extranjero no suelen resistirse a la tentación de pararse
en pubs y tabernas de estilo inglés o irlandés. La contradicción que supone demandar a un
tiempo cosas exóticas y familiares subyace en el fondo de la mirada del turista.
Esa mirada puede someter a ciertas presiones las interacciones directas que se producen entre
los turistas y los «lugareños». Entre estos últimos los que forman parte de la industria turística
pueden apreciar a los visitantes extranjeros por los beneficios económicos que reportan a los
lugares que visitan. A otros puede que no les gusten los turistas por su actitud exigente o por la
remodelación de los destinos más visitados que suele conllevar su presencia. A veces los
turistas interrogan a los lugareños sobre ciertos aspectos de su vida cotidiana, como son la
comida, el trabajo y los hábitos recreativos; puede que lo hagan para mejorar su comprensión
de otras culturas o para hacer juicios negativos sobre los que no son como ellos. Como ocurre
con la mayor parte de los aspectos de la globalización, el impacto global de estos encuentros
interculturales tiene consecuencias tanto positivas como negativas.
REFLEXIONES CRÍTICAS
¿Alguna vez ha pensado en el impacto que puedan tener sus vacaciones en el extranjero sobre
la sociedad y las personas a las que visita? ¿De qué forma puede perjudicar su viaje y las
infraestructuras necesarias para el turismo a los ecosistemas del país? ¿Cree que los
beneficios culturales que produce el turismo global sobrepasan cualquier daño medioambiental
que pueda causar?
La globalización económica
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factores culturales, políticos económicos tengan el mismo peso como motor de
los procesos globalizadores.
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redes de distribución mundiales se ha convertido en una parte esencial de los
negocios, dentro de un mercado global que cambia rápidamente.
Corporaciones multinacionales
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de mano de obra y procesos de producción que elaboran un producto acabado.
Estas redes engloban todas las actividades de producción fundamentales
formando una «cadena» fuertemente interconectada que abarca desde las
materias primas necesarias para crear el producto hasta su
consumidor final (Gereffi, 1995; Appelbaum y Christerson, 1997). China ha
pasado de ser un país de renta baja a tener una renta media, principalmente a
causa de su papel en la exportación de bienes manufacturados. No obstante,
las actividades más rentables de las cadenas de artículos —la ingeniería, el
diseño y la publicidad— suelen tener como base los países de renta elevada,
mientras que las actividades menos rentables, como la producción industrial, a
menudo se sitúan en países de renta baja, reproduciendo así las
desigualdades globales.
REFLEXIONES CRÍTICAS
¿Cree que la capacidad financiera de las corporaciones multinacionales las dota de más
poder que los gobiernos nacionales? ¿Qué información podría confirmarnos si los
gobiernos mantienen la capacidad de regular las actividades de las corporaciones
multinacionales? ¿Cuál de las teorías que introdujimos en el capítulo 1 puede explicar
mejor el ascenso y creciente poder de las corporaciones transnacionales o
multinacionales?
La globalización política
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Estados Unidos. La primera muñeca se fabricó en Japón en 1959, cuando el país aún estaba
recuperándose de la Segunda Guerra Mundial y los salarios eran bajos. Cuando esto
aumentaron en Japón, Barbie se trasladó a otros países asiáticos de salarios reducidos. Sus
múltiples orígenes pueden enseñarnos mucho hoy día sobre la forma de actuar de las cadenas
globales de artículos.
1. Barbie inicia su vida en Arabia Saudita, donde se extrae el petróleo que una vez refinado
se convertirá en el etileno utilizado para crear su cuerpo de plástico.
3. Estas bolitas se transportan a alguna de las cuatro fábricas asiáticas que manufacturan la
Barbie, dos en el sur de China, una en Indonesia y otra en Malasia. La maquinaria de
inyección del molde plástico que será su cuerpo, la parte más cara de la fabricación de la
fabricación de Barbie, está construida en Estados Unidos, desde donde se transporta
hasta esas fábricas.
4. Una vez moldeado el cuerpo, se le coloca el pelo de nylon producido en Japón. Sus
vestidos se confeccionan en China con algodón chino (la única materia prima que procede
del país donde se fabrican la mayor parte de las Barbie).
Entonces, ¿de dónde procede en realidad la Barbie? El estuche de cartón y celofán que
contiene el conjunto de Barbie «Mi primera fiesta de té» viene etiquetado «Made in China»,
pero, tal como hemos visto, casi ninguno de los materiales que la componen procede en
realidad de aquel país. De los 9,99 dólares del precio de venta al público en Estados Unidos,
solo llegan a China unos 35 centavos, principalmente en forma de salarios pagados a las
11.000 campesinas que la ensamblan en sus dos fábricas. Una vez en Estados Unidos, Mattel
consigue alrededor de un dólar de beneficio por muñeca.
¿Qué pasa con el resto del dinero que se consigue al venderla por 9,99 dólares? Solo se
necesitan 65 centavos para cubrir los costes del plástico, la tela, el nylon y los otros materiales
utilizados en su manufactura. La mayor parte del dinero sirve para pagar la maquinaria y el
equipo, el flete transoceánico y el transporte interno en camiones, la publicidad y la
mercadotecnia, el espacio de suelo que ocupa la tienda y, por supuesto, los beneficios que
reporta a los comercios minoristas. La producción y venta de Barbie nos muestra la eficacia de
los procesos de globalización a la hora de conectar las economías del mundo. Sin embargo,
también sirve para mostrar el desigual impacto de la globalización, que permite que algunos
países se beneficien a costa de otros. Por tanto, no podemos asumir que las cadenas globales
de artículos vayan inevitablemente a promover el desarrollo en todas las sociedades
involucradas en la producción.
REFLEXIONES CRÍTICAS
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perdiendo? ¿Cree que la globalización ayuda al progreso económico de los países en vías de
desarrollo o que, por el contrario, lo entorpece?
Voces escépticas
En los últimos años la globalización ha sido objeto de un debate muy candente.
La mayoría de las personas acepta que están teniendo lugar importantes
transformaciones a su alrededor, pero se discute el hecho de que sea válido
explicarlas a partir de la «globalización». David Heid y otros autores (1999) han
revisado la polémica, dividiendo a sus participantes en tres escuelas de
pensamiento: los hiperglobalizadores, los escépticos y los transformacionistas.
En el cuadro 4.6 se resumen estas tres tendencias, que conviven dentro del
debate sobre la globalización. Observe que los autores citados debajo de cada
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categoría han sido seleccionados porque su obra contiene alguno de los
elementos fundamentales que definen a esa escuela en particular.
a. Los «hiperglobalizadores»
Gran parte de los análisis de la globalización que hace este grupo se centra en
el cambio de papel del Estado-nación, que observa cómo se reduce su poder
para controlar el destino de la nación. Los países, tomados de forma individual,
ya no controlan sus economías, por el enorme crecimiento del comercio
mundial. Los gobiernos nacionales y sus políticos cada vez tienen menos
capacidad para ejercer control sobre problemas que cruzan sus fronteras,
como son los volátiles mercados financieros, los flujos de inversiones, las
amenazas medioambientales o las redes terroristas. Los ciudadanos reconocen
que los políticos sufren limitaciones en su capacidad para enfrentarse a los
problemas y, en consecuencia, pierden fe en las formas de gobierno nacional
existentes.
b. Los «escépticos»
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coordinadora de la actividad económica. Son la fuerza que impulsa, por
ejemplo, muchos acuerdos comerciales y políticas de liberalización económica.
Los escépticos aceptan que puede que ahora haya más contacto entre los
países que en épocas anteriores, pero, para ellos, la economía del mundo
actual no está lo suficientemente integrada como para ser considerada
auténticamente global. Esto se debe a que el grueso de las actividades
comerciales tiene lugar dentro de tres conjuntos regionales: Europa, la zona
asiática del Pacífico y Norteamérica. Los países de la Unión Europea, por
ejemplo, comercian predominantemente entre ellos. Lo mismo puede decirse
de los otros grupos regionales, con lo que se invalida la idea de que exista una
única economía global (Hirst, 1997).
c. Los «transformacionistas»
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y viviendo codo con codo (Sassen, 1991). Según los transformacionistas, la
globalización es un proceso descentrado y reflexivo que se caracteriza por
flujos culturales y vínculos que funcionan de modo multidireccional. Como la
globalización procede de la intersección de numerosas redes globales, no
puede decirse que esté impulsada por una determinada parte del mundo (Heid
et al., 1999).
Evaluación
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Las tres posturas se centran principalmente en el proceso contemporáneo de
globalización acelerada y sus consecuencias para el futuro, aunque tal vez sea
preferible situar el debate en un mareo temporal más prolongado. De esta
forma es posible apreciar el progresivo desarrollo de las sociedades humanas
como un proceso dirigido hacia modelos más globales de relaciones de
interdependencia, a la vez que se reconoce que no era ni es inevitable
(Hopper, 2007). Como señalamos anteriormente, en términos históricos la
globalización ha sido producto tanto de los conflictos, guerras e invasiones
como de la cooperación y los acuerdos entre grupos sociales y sociedades.
Desde 1945, el mundo ha convivido con el inmenso poder destructivo de las
armas atómicas y la perspectiva de un conflicto nuclear entre potencias que
aseguraba la destrucción mutua de los combatientes (y de otras personas). Ese
conflicto probablemente habría detenido el proceso actual de globalización
acelerada y eliminado la mayor parte de esas relaciones interdependientes que
algunos consideran que llevan inevitablemente a una sociedad global. Mientras
la proliferación nuclear continúe manteniendo su actualidad internacional y la
energía nuclear siga siendo considerada por los gobiernos como una solución
al calentamiento global (véase el capítulo 5, «El medio ambiente»), esta
hipótesis no puede ser completamente descartada todavía. Los conflictos
humanos han contribuido de forma importante a la globalización, pero también
tienen el potencial de revertirla.
Hipergiobalizadores Escépticos
Transformacionistas
(Ohmae, 1990, 1995; (Boyer y Drache,
(Sassen,1991;
Albrow, 1997) 1996; Hirst 1997;
Roseriau, 1997)
Hirst y Thompson,
1999)
Bloques comerciales,
Niveles de
¿Qué hay de Una época global un ente político global
interconexión global sin
nuevo? . más débil que en
precedentes
épocas anteriores
Poder de los
Se refuerza o Se reconstituye,
gobiernos Decae o se erosiona
aumenta reestructura
nacionales
Fuerzas
Capitalismo y Gobiernos y Fuerzas combinadas de
impulsoras de la
tecnología mercados la modernidad
globalización
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McDonalds’, Transformación de la
Motivo dominante Interés nacional
Madonna, etc. comunidad política
Como reorganización
Como reordenación Como
Conceptualización de las relaciones
del marco de la acción internacionalización y
de la globalización interregionales y de la
humana regionalización
acción a distancia
Trayectoria
Bloques regionales y Indeterminada:
histórica
olio que de integración y
. Civilización global
civilizaciones fragmentación globales
.
La
La globalización
internacionalización
Planteamiento de El fin del Estado- transforma el poder del
depende del
síntesis nación gobierno y la política.
consentimiento y del
mundial
apoyo de) gobierno
Consecuencias de la globalización
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contactos culturales entre su lugar de nacimiento y su patria de adopción
(Appadurai, 1986). Aunque en el planeta existen alrededor de cinco o seis mil
lenguas, el 98% de ellas son utilizadas por sólo un 10% de la población
mundial. Apenas una docena de idiomas dominan el sistema lingüístico global,
cada una de ellas con más de cien millones de hablantes: árabe, chino, inglés,
francés, alemán, hindi, japonés, malayo, portugués, ruso, español y suajii. Y un
único idioma, el inglés, se ha convertido en la opción preferente de la mayor
parte de personas que hablan una segunda lengua. Son estos «bilingües»
quienes mantienen unido todo el sistema lingüístico global (De Swaan, 2001).
Cada vez es más difícil que las culturas sobrevivan aisladas. Quedan pocos
lugares en la tierra (si es que hay alguno) tan remotos como para estar
inaccesibles a la radio, la televisión, los viajes aéreos —y la multitud de turistas
que los utilizan— o el ordenador. Hace una generación todavía existían tribus
cuya forma de vida permanecía aislada del resto del mundo. En la actualidad
estos pueblos usan machetes u otras herramientas fabricadas en China y otros
centros industriales, visten camisetas y pantalones cortos cosidos en talleres
textiles de República Dominicana o Guatemala y toman medicinas procedentes
de Alemania o Suiza para combatir las enfermedades contraídas mediante el
contacto con forasteros. Las historias de estas personas se transmiten a otras
personas de todo el mundo a través de la televisión por satélite o de Internet, lo
que permite a su vez que la cultura británica o la estadounidense penetre en
hogares de todo el mundo, junto con productos adaptados de Países Bajos
(Gran Hermano) o Suecia (Expedición Robinson, que se convirtió en
Supervivientes).
La explicación de Giddens
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vez, nunca podemos sentirnos completamente seguros, porque el terreno que
atraviesa está repleto de riesgos con graves consecuencias, lo que provoca que
coexistan de forma ambivalente sentimientos ontológicos de seguridad y de ansiedad
existencial (1991b: 139)
Tales relaciones impersonales suponen que nos veamos forzados a «creer» o a tener confianza
en «sistemas abstractos», como puedan ser la producción alimentaria y las instituciones
reguladoras del medio ambiente, o el sistema bancario internacional. De esta manera,
confianza y riesgo se ven estrechamente unidos. Es necesario confiar en las autoridades si
queremos afrontar los riesgos que nos rodean y reaccionar ante ellos con eficacia, pero este
tipo de confianza no se produce automáticamente, sino que es fruto de la reflexión y la
validación.
Para mí, estos rasgos característicos de la modernidad permiten concluir que la modernidad
global es una forma de vida social que muestra discontinuidad con las formas anteriores. Lo
que la globalización de la modernidad señala de múltiples maneras no es el final de las
sociedades modernas o un movimiento que las trasciende (como en la posmodernidad, véase
capítulo 3), sino una nueva fase de la modernidad «tardía» o «alta», que traslada las
tendencias implícitas en la vida moderna a una fase de mayor alcance global.
Puntos críticos
Mis críticos sostienen que tal vez exagero la discontinuidad entre la modernidad y las
sociedades anteriores y que la tradición y los hábitos continúan estructurando las actividades
cotidianas de la gente. En su opinión, el periodo moderno no es tan singular, y las personas
que en el viven no son tan diferentes de las que lo hicieron anteriormente. Otros piensan que
mi narrativa de la modernización globalizadora no concede suficiente importancia a la cuestión
sociológica fundamental del poder, y en concreto del poder que tienen las corporaciones
multinacionales para influir en los gobiernos y promover una forma de globalización que
favorece los intereses de las empresas a costa de los pobres del mundo. El concepto de
«modernidad» básicamente enmascara el poder de las corporaciones capitalistas. Por último,
algunos han argumentado que considero la reflexividad un elemento completamente positivo,
que abre la vida social a mayores oportunidades, aunque también podría provocar un mayor
grado de «anomia», en el sentido descrito por Durkheim, lo que supondría más un problema
que un elemento positivo que deba fomentarse.
Trascendencia actual
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conceptuales a las jóvenes generaciones para que ellas puedan desarrollarlos. Como resulta
evidente por las contribuciones efectuadas por los críticos, mis trabajos sobre modernidad,
reflexividad y relaciones de confianza han provocado un amplio debate sociológico. Espero que
siga siendo así en el futuro y no me cabe duda de que los lectores realizaran sus propias
valoraciones al respecto.
No obstante, puede que sea prematuro concluir por ello que la globalización
vaya a marginar las culturas tradicionales. A medida que Internet se extiende
por todo el mundo, surgen indicios de que resulta compatible de diversas
maneras con los valores culturales tradicionales, y que incluso puede ser un
medio para reforzarlos. El sociólogo británico Roland Robertson (1992) acuñó
el término glocalización (una combinación de globalización y localización) para
expresar este equilibrio de las consecuencias de la globalización. Significa que
las comunidades locales suelen adoptar una actitud muy activa, y no pasiva, a
la hora de modificar y dar forma a los procesos globales para que se ajusten a
sus propias culturas, o que las empresas globales tienen que adaptar sus
productos y servicios tomando en cuenta las condiciones locales. A la vista de
tales circunstancias, podemos concluir que la globalización no conduce
inevitablemente a una cultura uniforme y global, sino que produce diversidad y
flujos multidireccionales de productos culturales por todas las sociedades del
mundo.
Es frecuente que los que saben de música popular distingan al escuchar una canción las
influencias estilísticas que han ayudado a conformarla. Después de todo, cada estilo musical
representa una manera característica de combinar el ritmo, la melodía, la armonía y la letra. Y
aunque no hace falta ser un genio para percibir las diferencias que hay entre el rock, el rhythm
and blues y el folk, por ejemplo, los músicos mezclan con frecuencia varios estilos al hacer
canciones. Identificar los componentes de tales combinaciones puede resultar difícil, pero para
los sociólogos el esfuerzo suele merecer la pena. Lo habitual es que cada grupo surja un estilo
musical diferente, y estudiar cómo se combinan y funden los estilos es una buena forma de
mostrar gráficamente los contactos culturales que existen entre los grupos.
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hasta las Antillas para que trabajaran en las plantaciones de azúcar. Aunque los británicos
intentaron evitar que los esclavos tocaran música tradicional africana, por miedo a que les
sirviera como elemento aglutinante para la revuelta, estos se las arreglaron para mantener viva
la tradición percusiva, a veces integrándola con los estilos musicales europeos impuestos por
sus dueños. En Jamaica, los tambores de uno de los grupos de esclavos, los burru, fueron
abiertamente tolerados por los terratenientes esclavistas porque ayudaban a mantener el ritmo
del trabajo. La esclavitud fue finalmente abolida en Jamaica en 1834, pero la tradición de los
tambores de los burru se mantuvo, incluso cuando muchos de sus hombres abandonaron las
zonas rurales para emigrar a los barrios bajos de Kingston.
Fue en estos arrabales donde comenzó a surgir la nueva religión que habría de ser crucial para
el desarrollo del reggae. En 1930, en África, un hombre llamado Haile Selassie fue coronado
emperador de Etiopia. Mientras los que se oponían en todo el mundo al colonialismo europeo
se alegraron de su acceso al trono, en las Antillas algunas personas comenzaron a pensar que
Selassie era un dios enviado a la tierra para conducir hacia la libertad hacia los oprimidos de
África. Uno de los nombres de Selassie era el de «príncipe Ras Tafari» y los antillanos que lo
adoraban se hicieron llamar «rastafaris». Pronto surgió entre los burru el culto rastafari, y su
música paso a combinar el tipo de percusión de ese grupo con temas bíblicos a la opresión y la
liberación. En la década de 1950, los músicos antillanos comenzaron a mezclar los ritmos y
letras en rastafaris con elementos del jazz y del rhythm and blues de los negros
norteamericanos. Al final, esta combinación produjo el ska y, posteriormente, a finales de los
sesenta, el reggae, que se basa en un ritmo relativamente lento con un bajo marcado y en
historias que hablan de privaciones en las zonas urbanas y del poder de la conciencia social
colectiva. Muchos artistas del reggae, como Bob Marley, lograron el éxito comercial, y hacia los
años setenta este tipo de música se escuchaba por todo el mundo. En las décadas de los
ochenta y los noventa, el reggae se fundió con el hip hop (o rap) para producir nuevos sonidos
(Hebdige, 1997), como los que pueden escucharse en el trabajo de grupos como Wu-Tang
Clan, Shaggy o Sean Paul.
La historia del reggae es, por tanto, la del contacto entre diferentes grupos sociales y la de los
significados –políticos, espirituales y personales- que tales grupos expresan mediante su
música. La globalización ha hecho más intensos estos contactos. Ahora, por ejemplo, un joven
músico escandinavo puede crecer escuchando música producida por hombres y mujeres de los
sótanos del barrio londinense de Notting Hill y, a la vez, estar muy influenciado por las
interpretaciones de los mariachis que se retransmiten en directo vía satélite desde México D.F.
Si el número de contactos entre los grupos es un determinante crucial para el ritmo de la
evolución musical, se puede pronosticar que, con el desarrollo del proceso de globalización,
habrá una autentica profusión de nuevos estilos en los años venideros.
26
Aunque Kuwait sea en muchos aspectos un país «moderno», existen rígidas
normas culturales que tratan de diferente manera a hombres y mujeres. En
general, se espera que las mujeres vistan la ropa tradicional que deja visibles
sólo las manos y la cara y tienen prohibido salir de casa por la noche o ser
vistas en público en cualquier momento en compañía masculina diferente de la
de su esposo u otro pariente.
Una estudiante, Sabiha, explicaba que «Internet es tan popular entre los
jóvenes kuwaitíes porque resulta la manera más efectiva de comunicación
entre ambos sexos» (Wheeler, 2006: 148). En otra entrevista, Buthayna afirma
que «en muchas familias kuwaitíes, las chicas no pueden tener relaciones con
chicos, ni siquiera de amistad, y supongo que por eso acuden a Internet para
hacerlo, resulta un lugar “seguro”. Dado que ninguna de las dos partes conoce
a la otra, tienen más confianza para expresar sus intereses o sus ideas, sin
arruinar su reputación y sin que tenga consecuencias para s-u vida social»
(ibid.: 146). Otras mujeres informaron de que algunos de los chats han
adquirido «mala fama» por permitir conversaciones explicitas y el mero hecho
de visitarlos puede suponer que las jóvenes reciban el calificativo de
«indecentes».
27
REFLEXIONES CRÍTICAS
En nuestra época los individuos tienen muchas más oportunidades que antes
para configurar su propia vida. Hubo un tiempo en el que la tradición y la
costumbre ejercían una acusada influencia en la senda que tomaba la vida de
las personas. Factores como la clase social, el género, el origen étnico e,
incluso, el credo religioso podía cerrarles ciertas vías a los individuos y abrirles
otras. Ser el hijo mayor de un sastre, por ejemplo, probablemente significaba
tener que aprender el oficio del padre y seguir practicándolo durante toda la
vida. La tradición sostenía que. la esfera natural de la mujer era el hogar; su
vida e identidad las definían en gran medida las de su esposo o padre. En
épocas pasadas, la identidad personal de los individuos se formaba en el
contexto de la comunidad en la que nacían. Los valores, formas de vida y ética
predominantes en ella proporcionaban directrices relativamente fijas que las
personas seguían en su existencia.
28
La globalización nos está obligando a vivir de una forma más abierta y
reflexiva. Esto significa que estamos constantemente respondiendo al entorno
cambiante que nos rodea y ajustándonos a él. Incluso las pequeñas opciones
que tomamos en nuestra vida cotidiana —lo que nos ponemos, cómo
empleamos el tiempo libre, de qué manera cuidamos la salud y el cuerpo—
forman parte de un proceso continuado de creación y recreación de nuestra
propia identidad. Podemos concluir de una manera sencilla diciendo que,
actualmente, muchas personas de multitud de países han perdido el sentido
claro de pertenencia y han ganado libertad de elección. Que esto suponga o no
progreso es algo que forma parte del debate continuo sobre las ventajas e
inconvenientes de la globalización.
29
es que, en la actualidad, los temas y los problemas globales han sobrepasado
al sistema internacional basado en el Estado.
Así pues, aunque parezca muy optimista, o incluso irrealista, hablar de ética
global y gobernanza por encima del Estado-nación, quizá estos objetivos no
sean tan fantásticos como pueda parecer a primera vista. Sin duda, la creación
de nuevas reglas y normas y de instituciones reguladoras más efectivas no
resulta inadecuada cuando la interdependencia global y el ritmo acelerado de
cambio nos une a todos más que nunca anteriormente. Lo cierto es que, si nos
fijamos en los fenómenos del terrorismo, los daños al medio ambiente y el
cambio climático, las redes criminales transnacionales, el tráfico de seres
humanos y la crisis financiera internacional, parece que cada vez es más
necesaria una mejor gobernanza global. Quizás el mayor reto para la
humanidad en el siglo XXI sea utilizar los organismos internacionales
existentes y trasladarlos al nivel global para rellenar las lagunas de
gobernanza.
30
ACTIVIDADES SUGERIDAS
31
LA GUERRA FRÍA
Ramón Villares y Ángel Bahamonde
Por guerra fría entendemos una situación de tensión continua que emerge
con fuerza de la inmediata posguerra y que va a enfrentar, en primer lugar, a
dos superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, para extenderse
posteriormente hasta adquirir una dimensión planetaria. En los años
cincuenta ya están perfectamente configurados dos bloques liderados,
respectivamente, por cada una de las potencias, con dos sistemas políticos,
económicos y sociales totalmente opuestos. Más allá de estos dos bloques se
encontraba un conjunto de países, en su mayoría pertenecientes al Tercer
Mundo, autoproclamados "no alineados"; esta denominación hacía referencia
al hecho de que no pertenecían a ninguno de los bloques, pero, en realidad,
sus respuestas siempre estuvieron condicionadas por la evolución global de
la guerra fría. De hecho, el neutralismo puro nunca existió, y la mayoría de los
países que se proclamaban como tales acabaron por aproximarse a alguno de
los dos bloques.
32
esta política bipolar. Así lo señalaba E. P. Thompson en su libro Protesta y
sobrevive.
33
importancia de la industria armamentística en el entramado económico
mundial. La situación de alarma permanente provocó que las exportaciones de
armamento se convirtieran en un negocio de suma importancia para los países
desarrollados. Los gastos militares se incrementaron continuamente en todas
partes, y suponían cada vez un mayor porcentaje del Producto Interior Bruto.
La carrera de armamentos tuvo unas consecuencias especialmente nocivas
para el Tercer Mundo. Mientras los países más ricos podían mantener
perfectamente un elevado gasto militar y un alto nivel de vida —"cañones y
mantequilla"—, los países pobres sustituían inversiones para el desarrollo y
gasto social por gastos militares. Todo ello generó una espiral que ayudó a
incrementar el descontento social en amplias áreas del planeta, el cual
rápidamente era interpretado dentro de la lógica de la guerra fría.
34
vino a llamarse el "campo antiimperialista", es decir, la necesidad de contener
las ambiciones expansivas del imperialismo estadounidense y sus aliados.
Cada uno de los bloques enfrentados creó una institución para cubrir frentes de
distinta naturaleza abiertos durante la guerra fría. Se trata aspectos tales como
el espionaje, la guerra económica, el sabotaje, la guerra ideológica o el
derrocamiento de gobiernos no afines. Los soviéticos crearon el KGB (Komitet
Gosudarstvennoi Bezopasnosti) siglas con que se conoce al Comité de
Seguridad del Estado, que agrupaba a los servicios de seguridad de la Unión
Soviética. Esta institución, heredera de las anteriores GPU y NKYD, se creó
oficialmente en 1954 y dependía directamente del consejo de ministros de la
URSS. En su vertiente interior iba dirigida a combatir las "actividades
antisoviéticas", es decir, todas las disidencias. Su vertiente exterior sobrepasaba
las funciones de vigilancia de las fronteras para desarrollar una variada gama de
actividades en todo el mundo, incluidas las de infiltración o de influencia política
en forma de asesores. En cuanto a la citada CIA (Central Intelligence Agency)
norteamericana, fue fundada en 1947, y su radio de acción responde a las
mismas características que el KGB. Su vasto imperio la convertía en un Estado
dentro del Estado, pues abarcaba desde el mundo radiofónico o editorial hasta el
asesoramiento a gobiernos amigos. Los analistas relacionan a la CIA con
acontecimientos tales como el desembarco en Bahía Cochinos (Cuba) en 1961,
de Santo Domingo en 1965 o los golpes de Suharto en Indonesia en 1965
también, y el de los coroneles griegos en 1967; además se la relaciona con los
derrocamientos de Musaddaq en Irán (1953), el coronel Arbenz en Guatemala
(1954), Diem en Vietnam (1963) y el sabotaje al gobierno de Salvador Allende en
Chile entre 1970 y 1973, entre otros casos. Tanto el KGB corno la CIA dieron
lugar a una literatura de acción y espionaje cuyo máximo exponente ha sido
John Le Carré. Igualmente, el cine se ha inspirado en este tema: desde El tercer
hombre hasta El cuarto protocolo, pasando por algunas de las obras de
suspenso de Hitchcock, como Cortina rasgada. La filmografía del director Costa-
Gavras constituye otro notable ejemplo.
Bien puede decirse que el espíritu de la guerra fría había nacido en 1917. Por
parte soviética, la psicología del acoso procedía de la revolución de octubre de
aquel año. La política de cordón sanitario y la negativa a colaborar en el
desarrollo económico soviético fueron los elementos más significativos. Con la
llegada de Stalin, y el consiguiente viraje nacionalista, la teoría del acoso
exterior fue instrumentalizada en beneficio del poder absoluto de Stalin. A
pesar de que la doctrina del socialismo en un solo país abandonó el ideal de la
revolución mundial, las potencias capitalistas siguieron mostrando su recelo,
desconfianza y oposición al régimen soviético. Cuando terminó la II Guerra
Mundial los soviéticos heredaron esta memoria histórica, y toda su política
exterior estuvo encaminada a evitar cualquier forma de acoso. A ello se unía
una tradición secular, procedente del viejo Imperio zarista, por la que Moscú se
35
sentía con el derecho a influir o intervenir en la cuenca danubiana y en los
Balcanes.
La coalición aliada quedó rota entre 1945 y 1947. Los analistas han destacado
dos situaciones internacionales que colaboraron decisivamente a esta ruptura,
aunque más tarde se sucedieron otros acontecimientos que consolidaron el
enfrentamiento: el asunto iraní y la guerra civil griega. En 1941, Irán fue ocupado
por tropas soviéticas y británicas durante la contienda mundial. Se habían
comprometido a retirarse una vez finalizada la guerra, pero ambos países
intentaron sacar ventajas significativas de su ocupación en el momento de la
paz. Se entremezclan en este conflicto intereses estratégicos y económicos; se
consideraba a Irán como una excelente plataforma para una ulterior influencia
sobre el Próximo Oriente. Además, se trataba de un país muy rico en petróleo.
La estrategia británica se fundamentó en el control del gobierno de Teherán,
cuya debilidad para imponerse en el conjunto del país resultaba evidente. En
este contexto, la posición soviética se fue reforzando a la par que la británica se
debilitaba. El conflicto se resolvió con el apoyo de Estados Unidos, que obligó a
la retirada soviética.
La guerra civil griega entre los partisanos comunistas y los grupos monárquicos
arranca con el final de la II Guerra Mundial. La influencia comunista se fue
ampliando en todo el país hasta 1947 y su triunfo parecía solo cuestión de
tiempo. Los monárquicos recibían su apoyo de Gran Bretaña, mientras que la
guerrilla comunista lo obtenía de Yugoslavia e, indirectamente, de la Unión
Soviética, a través de Bulgaria En 1947 los británicos reconocieron su
incapacidad para resolver la situación. La masiva ayuda económica y militar
estadounidense, unida a los enfrentamientos en el seno del Partido Comunista
entre los partidarios de un comunismo nacional y los prosoviéticos, acabaron
por inclinar la balanza hacia los monárquicos conservadores. La cuestión
griega había interesado tanto a Estados Unidos como a la Unión Soviética, por
el valor estratégico de los estrechos del Bósforo y los Dardanelos, puerta del
Mediterráneo oriental y Turquía.
36
órbita de Moscú. Comenzaba así el enfrentamiento bipolar. La situación quedó
agravada con la crisis alemana de 1947-1948, que aceleró la constitución de
los dos bloques antagónicos. Según los acuerdos de Yalta y Potsdam,
Alemania sería ocupada militarmente y dividida en cuatro zonas regidas por
Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la Unión Soviética; la ciudad de
Berlín, inserta en la zona soviética, quedó dividida también en cuatro zonas de
ocupación. Una comisión de control aliado se encargaría de coordinar la
ocupación. Desde el punto de vista económico, se preservaba la unidad para el
pago de las reparaciones de guerra. A medio plazo se había previsto la
organización de un nuevo Estado alemán de base democrática, una vez
culminada la desaparición del nazismo.
Sin embargo, el proceso fue muy distinto. Los soviéticos fueron organizando
políticamente su zona de ocupación, al igual que hicieron los restantes aliados.
Además, los franceses se mostraban muy recelosos ante la prevista
reunificación alemana. El año 1947 fue el momento clave. Británicos y
estadounidenses integraron económicamente sus zonas, con la oposición
soviética y francesa. La conferencia de Londres, celebrada en 1948 e integrada
por Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia y el Benelux, decidió la creación de
un Estado alemán, llamado República Federal Alemana, y la convocatoria de
una Asamblea Constituyente. En el mes de junio las tres zonas de ocupación
occidentales establecieron un sistema monetario común, diferente al de la zona
soviética. La respuesta soviética fue el bloqueo de la ciudad de Berlín, que duró
hasta octubre de 1949. La zona occidental, a pesar de las dificultades, quedó
abastecida a través de un formidable puente aéreo que Puso de manifiesto la
capacidad logística estadounidense.
Las bases del sistema del bloque occidental en Europa fueron dos: el Plan
Marshall y la OTAN. El Plan Marshall era un sistema de ayuda económica
dirigido a asegurar la reconstrucción de Europa occidental. Aprobado en abril
de 1948, proporcionó en cuatro años cerca de 13.000 millones de dólares, que
se repartieron entre diversos países europeos. El Plan Marshall aseguró el
liderazgo económico de Estados Unidos en su área, facilitó la propia expansión
de la economía norteamericana y fue determinante en los procesos de
integración económica europea. En cuanto a la Alianza del Atlántico Norte
(OTAN), tenía carácter militar y fue constituida en abril de 1949 por Estados
Unidos, Gran Bretaña, Francia, Canadá, Italia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo,
Portugal, Noruega, Dinamarca e Islandia. Estaba dirigida a organizar la defensa
37
colectiva de los países firmantes. Años después se integraron Grecia y Turquía
(1952), la República Federal Alemana (1954) y; finalmente, España (1981).
DE COREA A VIETNAM
38
soviéticas en el norte de Corea, desde Manchuria. El desplome final
japonés supuso la división efectiva del país en dos zonas de ocupación,
separadas por el paralelo 38: al norte los soviéticos, al sur los
estadounidenses. A pesar de que los aliados pretendían la reunificación del
país, el nacimiento de la guerra fría provocó la creación de dos estados
antagónicos dentro de la península coreana. Un nuevo ingrediente de
tensión vino determinado por el triunfo comunista en China, en 1949. Meses
después, el 25 de junio de 1950, el ejército norcoreano —adiestrado y
pertrechado por los soviéticos— atravesó el Paralelo 38 e invadió Corea del
Sur. Hubo que esperar hasta el 7 de julio para que el Consejo de Seguridad
de la ONU, del que estaba ausente la Unión Soviética, como protesta por el
no reconocimiento de la República Popular China, autorizara a Estados
Unidos a comandar una fuerza internacional que auxiliara al gobierno de
Corea del Sur. Estados Unidos interpretó este conflicto como el primer intento
de expansión del comunismo chino en Asia, apoyado por la URSS. La caída de
Corea en manos comunistas supondría, según la teoría del efecto dominó, una
cadena de conquistas que se extendería por todo el este asiático, incluido
Japón.
39
península de Indochina, esto es, el espacio ocupado por los actuales Vietnam,
Laos y Camboya.
Nacido en Annam septentrional en 1890, Ho Chi Minh era hijo de un pequeño funcionario annamita
caído en desgracia por su postura contraria a la potencia ocupante, por lo que pronto se familiarizó
con el discurso anticolonialista. Se trasladó a Europa en 1911, primero a Londres, instalándose luego
en París, donde entró en relación personal y doctrinal con los círculos socialistas. Su pensamiento
anticolonialista fue consolidándose en un ambiente intelectual propicio, editando el periódico El paria.
El impacto de la Revolución Rusa en el seno del socialismo europeo tuvo su plasmación en
Francia en el congreso de Tours de 1921. Ho Chi Minh participó en el congreso fundacional del
Partido Comunista Francés. En 1923 se trasladó a la Rusia soviética, convirtiéndose en agente de
la III Internacional en varios países asiáticos: prime-ro en China, hasta que fue expulsado en 1927;
luego en Siam y en Hong Kong, donde conoció las cárceles británicas. Desde finales de los años
veinte Ho empezó a alimentar y a organizar el anticolonialismo indochino.
La II Guerra Mundial creó las condiciones para afianzar la causa anticolonialista, sobre todo cuando
las autoridades francesas quedaron desplazadas por la ocupación japonesa de Indochina. En 1941
Ho Chi Minh fundó el Vietminh, eficaz plataforma ideológica y de agitación en pro de la
independencia, que agrupaba a sectores comunistas y nacionalistas y que caló hondamente en el
tejido social annamita. En 1945 la rendición japonesa y el inmediato vacío de poder fueron
aprovechados por el Vietminh para proclamar la República Independiente de Vietnam. Al primer
reconocimiento francés de la nueva situación le sucedió el rechazo y la guerra colonial con la
colaboración anglo-norteamericana. Vietnam había dejado de ser una cuestión bilateral entre
ocupante y ocupado para convertirse en espacio principal de la guerra fría. Por eso la aplastante
derrota francesa ante el Vietminh en Dien Biem Phu (1953) no significó el fin del drama vietnamita,
sino la conclusión de un triste preámbulo. Los acuerdos de Ginebra de 1954 no fueron respetados,
Vietnam quedó dividido y la presencia francesa fue sustituida por la presencia norteamericana.
Comenzaban así dos décadas de una guerra terrible que Ho Chi Minh no vio finalizar. Su entereza
y decisión, encerradas en un físico de apariencia frágil, hicieron mella a escala mundial, hasta
convertirse en una especie de mito interpretado en claves del combate de un David oriental y
paciente contra un Goliat desenfrenado. La honda de David estuvo bien servida por soviéticos y
chinos, hecho ilustrativo de la capacidad política de Ho para mantenerse equidistante ante la
controversia chino-soviética. Después de la guerra, y en homenaje al dirigente, Saigón fue
rebautizada como Ciudad Ho Chi Minh.
41
bases para la finalización del conflicto, en un momento en que ya era un hecho
la aproximación diplomática entre Estados Unidos y China Popular, tras la
incorporación de esta última a la ONU en 1971. En París se aprobó el fin de la
intervención militar estadounidense. El desenlace de la guerra quedo decidido;
las tropas de los revolucionarios vietnamitas entraron en Saigón en abril de
1975, a pesar de la resistencia a aceptar los acuerdos que opuso la cúpula
militar survietnamita. Pocos meses después la guerra también acabó en Laos y
Camboya. Estados Unidos había sufrido la mayor derrota militar de su historia.
LA COEXISTENCIA PACÍFICA
A mediados de los años cincuenta la guerra fría entre los dos bloques empieza
a tomar otro cariz. De forma lenta, aunque irreversible, Se va pasando de una
situación de extrema alarma a otra de coexistencia pacífica, que se va a
extender hasta finales de los años setenta. Tanto Estados Unidos como la
Unión Soviética tomaron conciencia de que era preciso convivir con el enemigo
y, por consiguiente, evitar confrontaciones que desembocaran en la guerra
nuclear. Las razones que explican este cambio en la estrategia global de la
guerra fría y en su evolución son variadas. Algunas tienen sus raíces en el
tiempo inmediato de la década de los cincuenta y otras hay que buscarlas en
momentos anteriores.
42
Estados Unidos y la Unión Soviética, así como los dos bloques, entendieron
la necesidad de crear foros internacionales que se plantearan algún tipo de
ordenamiento en la carrera nuclear. De este modo el miedo nuclear estuvo
en la raíz de las primeras conferencias internacionales sobre limitación de
armamentos, conferencias que proliferaron desde mediados de los años
sesenta. La visita de Nikita Jruschov a Estados Unidos en 1959 y la
fracasada cumbre de París de 1960 representaron el símbolo de la
aproximación entre las dos grandes superpotencias. La desaparición de
Stalin en la Unión Soviética, en 1953, y la sustitución de Truman por
Eisenhower, un político más pragmático y realista, en Estados Unidos
colaboraron en este viraje. En el XX Congreso del PCUS, en 1956, el nuevo
líder soviético, Jruschov, condenó los excesos del estalinismo y planteó la
doctrina de la coexistencia pacífica. Estados Unidos comenzó a diseñar en
paralelo una política que sustituyera la respuesta nuclear preventiva.
Harry Truman
Importante político norteamericano que fue presidente de Estados Unidos desde 1945 a 1952.
Procedente de un ambiente de clase media, Truman inició su carrera política en las filas del Partido
Demócrata, y su nombre está asociado a los orígenes de la guerra fría. Senador por el estado de
Misuri en 1934, acompañó a Franklin D. Roosevelt como vicepresidente en las elecciones de 1944,
sucediéndole en la presidencia tras la muerte de este último, en abril de 1945. Una de sus primeras
medidas fue autorizar el bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki, en agosto de 1945. Su
acción política ofrece líneas de continuidad con respecto a la gestión de Roosevelt en lo que
se refiere al intervencionismo en el exterior, aprovechando la posición de preeminencia
indiscutible de Estados Unidos después de la guerra. En marzo de 1947 el presidente
norteamericano hizo pública la denominada doctrina Truman, fundamento de la política
exterior norteamericana en el nuevo clima de la guerra fría: la contención del comunismo y la
prevención de la expansión soviética. Un intervencionismo dirigido a Europa, como espacio
principal, que se concretó inmediatamente en Grecia y Turquía, y que tomó cuerpo económico
en el plan Marshall de junio de 1947, para la ayuda a la reconstrucción de los países
europeos, y textura militar con el nacimiento de la OTAN en abril de 1949. Un cuadro de
alianzas que adquirió el rango de planetario a través de un sistema de pactos de carácter
regional que entremezclaban la ayuda económica y militar. En 1948, en la Conferencia de
Bogotá, había surgido la Organización de Estados Americanos.
44
Soviética exigió el estatuto de ciudad libre, en 1958, en un momento en que la
República Democrática Alemana estaba sufriendo una sangría migratoria hacia
Occidente a través de la ciudad dividida. La crisis culminó con un importante
enfrentamiento político y con la construcción del muro de Berlín en agosto de
1961, hecho que no motivó una intervención occidental.
Mayor tensión provocó la crisis de los misiles en Cuba. Con el apoyo de la CIA
y del Departamento de Estado norteamericano, exiliados cubanos
desembarcaron en Bahía Cochinos con el fin de derrocar a Fidel Castro.
Ocurrió en abril de 1961. A mediados de 1962 los soviéticos comenzaron a
instalar en la isla cohetes de alcance medio que apuntaban hacia el corazón de
Estados Unidos: por primera vez bases nucleares soviéticas estaban sólo a
decenas de kilómetros del territorio estadounidense. La respuesta de los
norteamericanos al descubrir las bases fue tajante; el Consejo de Seguridad
Nacional se planteó tres supuestos diferentes de actuación: el bombardeo, el
desembarco o el bloqueo de la isla, opción por la que finalmente se inclinó el
presidente Kennedy. Las relaciones entre las dos superpotencias llegaron a un
extremo máximo de tensión, y el mundo temió que provocara el holocausto
nuclear. Por fin Jruschov dio marcha atrás y ordenó el regreso de los buques
soviéticos que se dirigían a Cuba con armamento nuclear.
El planeta había estado al borde del abismo, lo que demostraba, una vez más,
la necesidad de un espíritu de conciliación. La búsqueda de un espacio de
entendimiento entre la Unión Soviética y Estados Unidos no admitía retrocesos.
En 1963 se instaló el célebre teléfono rojo entre Washington y Moscú, un
sistema de comunicaciones directas entre los líderes de ambas superpotencias
para buscar salidas negociadas en los momentos de máxima tensión. La
coexistencia pacífica cristalizó en un conjunto de acuerdos bilaterales y de
conferencias internacionales entre las dos superpotencias y entre los dos
bloques, con el fin de establecer el nuevo modus vivendi. Se trataba de
encontrar cauces Para una mayor cooperación económica y técnica, pero, sobre
todo, de regular la carrera armamentística, especialmente en su vertiente
nuclear. El Tratado de Moscú de 1963 prohibió las explosiones nucleares en la
atmósfera; en 1968 se aprobó el Tratado de No Proliferación Nuclear, que
intentaba impedir el acceso a las armas atómicas para nuevos países. También
comenzaron las negociaciones sobre armamento nuclear estratégico en los
acuerdos SALT.
45
En julio de 1973 se inició en Helsinki la Conferencia sobre Seguridad y
Cooperación Europea (CSCE), con la participación de todos los estados
europeos salvo Albania, además de Estados Unidos y Canadá. El espíritu de
Helsinki procuraba crear un foro permanente que fomentara la cooperación y el
entendimiento en todos los ámbitos, así como la promoción de los derechos
humanos. La CSCE creó una serie de organismos estables y reuniones
plenarias que se celebraron en Belgrado (1977-1978), Madrid (1980-1983) y
Viena (1986-1989). Igualmente, en 1973, dieron comienzo las negociaciones
entre la Alianza Atlántica y el Pacto de Varsovia sobre la "reducción mutua y
equilibrada de armamentos"; las negociaciones se extendieron hasta 1988 sin
lograr resultados relevantes.
46
una de las claves, aunque no la única, del recambio político planteado por
Gorbachov desde 1985.
El fin de la guerra fría, en definitiva, es fruto del desplome del sistema soviético,
pero también de otras variables. El sistema de confrontación bipolar en su estado
más puro había entrado en crisis anteriormente, debido al estallido de conflictos
regionales en el área tercermundista que escapaban a la lógica de la guerra fría,
aunque se relacionasen con ella. Además, resultaba imposible mantener
económicamente, ya desde los años ochenta, la costosa carrera armamentística
nuclear. Si en épocas anteriores la carrera de armamentos había constituido un
acicate para el crecimiento económico, ahora amenazaba con bloquear las
economías, aunque, paradójicamente, el desarrollo de la guerra fría había
colaborado decisivamente a la expansión de la revolución científico-técnica.
Añadamos, por último, un elemento de vital importancia en la crisis final de la
47
guerra: nos referimos al incremento del pacifismo y del antimilitarismo en la
opinión pública de ambos bloques, fenómenos que en el caso occidental provocó
el resurgimiento de los movimientos y organizaciones del movimiento por la paz,
que influyó notablemente en la toma de decisiones gubernamentales a este
respecto, sobre todo en aquellos países donde estaban instalados los
euromisiles, como la República Federal Alemana y Holanda.
ACTIVIDADES SUGERIDAS
48
LAS REFORMAS EN LA UNIÓN SOVIÉTICA
HACIA EL FINAL DE LA GUERRA FRÍA
(1985-1991)
49
derecho en el Comité Central. En el desempeño de sus responsabilidades en
calidad de primer secretario, gozó de una sólida reputación de honradez y
energía. En 1978 fue convocado a Moscú para ocupar el puesto de secretario
encargado de agricultura en el Comité Central. Su ascensión meteórica en el
Partido prosiguió al ser elegido miembro del Politburó un año más tarde 3.
Cuando Yuri Andrópov, antiguo jefe del KGB (Comité para la Seguridad del
Estado), asumió el poder en noviembre de 1982, designó a Gorbachov
secretario del Comité Central responsable de la Ideología, cargo que se
consideraba, de manera extraoficial, el segundo en relevancia dentro del
Partido. A la muerte de Andrópov en febrero de 1984, se eligió a Konstantín
Chernenko para sucederlo. Gorbachov se hallaba muy próximo al nuevo
dirigente hasta que, a la muerte de aquél, fue elegido secretario general del
Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética.
Expresión de la nueva orientación política fue el Pleno del Comité Central del
PCUS, en abril de 1985. En el informe presentado, Gorbachov expuso un
panorama crítico de la situación interna de la URSS: estancamiento económico,
dificultades en el abastecimiento y retraso tecnológico creciente. Ante ello,
propuso la aceleración del desarrollo socioeconómico, que requería de una
estrategia económica con miras a intensificar la productividad y la
modernización del aparato productivo. Así también, se mostró dispuesto a
emprender medidas para combatir la corrupción, el anquilosamiento y los
excesos de la burocracia5.
http://www.elpais.com/articulo/internacional/GORBACHOV/_MIJAIL_/URSS/CHERNENKO/_K
ONSTANTIN_/URSS/UNION_SOVIETICA/PCUS/rapida/eleccion/Gorbachov/suceder/Chernenk
o/signo/renovacion/politica/Union/Sovietica/elpepiint/19850312elpepiint_19/Tes)
5 EFE (abril 26), El Comercio, 27 de abril de 1985, sección B, p. 2.
50
Europa, y expresó su confianza en que Estados Unidos respondiera con un
gesto semejante6.
proyecto de programa del PCUS”. El País, 26 de octubre de 1985 en línea Consulta: 23 de
abril de 2008.
http://www.elpais.com/articulo/internacional/UNION_SOVIETICA/PCUS/COMUNISMO/coexist
encia/pacifica/socialismo/tesis/clave/proyecto/programa/PCUS/elpepiint/19851026elpepiint_12/
Tes
8 Ibídem.
51
el informe sostenía que el rumbo estratégico coadyuvaría a la aceleración del
desarrollo socioeconómico del país9.
52
Cabe referir, en este dominio, que el líder de la URSS, durante la aplicación de
las reformas socioeconómicas, estableció una ligazón entre la perestroika y la
herencia ideológica de Lenin y la Revolución de Octubre. Tanto mayor era este
vínculo cuanto que hizo del ideal de “volver a Lenin” uno de los principios
esenciales de su programa.
“Las obras de Lenin y sus ideales del socialismo siguieron siendo para nosotros una
fuente inextinguible de pensamiento dialéctico, creativo, riqueza teórica y sagacidad
política. Su misma imagen es un ejemplo imperecedero de elevada fuerza moral, una
cultura espiritual versátil y una generosa devoción a la causa del pueblo y del
socialismo. Lenin vive en las mentes y corazones de millones de personas. Derribando
todas las barreras levantadas por académicos y dogmáticos, el interés en el legado de
Lenin y la sed de conocerlo mejor en el original crecieron a medida que se acumulaban
los fenómenos negativos en la sociedad.”16
asignado a estos textos, reseñaremos en breve lo tratado en dos de ellos. En el artículo “Sobre
la cooperación” (1923), Lenin refiere que el régimen social cooperativo, en el contexto de la
propiedad social de los medios de producción, se identifica con el desarrollo del socialismo (la
comprensión de la importancia de las cooperativas condujo a Lenin a reconocer que este
camino implicaba un "cambio radical en todos nuestros puntos de vista sobre el socialismo").
En otro artículo –el último que escribió–, titulado “Más vale poco pero bueno” (1923), Lenin
criticaba el funcionamiento del aparato del Estado soviético y reflexionaba sobre la manera de
luchar contra sus deficiencias. Precisamente estos enfoques leninistas se revelaban actuales
en la perestroika, dada la promulgación de la Ley sobre la Empresa Estatal que activaba la vida
de las colectividades laborales; existía también el proyecto de Ley de Cooperativas en la
URSS. En cuanto a la lucha contra la burocracia, halló reflejo en la Ley sobre la participación
del pueblo, disposición que normaba la participación del trabajador en la administración de la
sociedad y del Estado, contribuyendo con ello a la democratización de la vida social.
53
Cierto criterio, ampliamente extendido, sostenía que la perestroika equivalía a
un repliegue hacia las posiciones del capitalismo, entendiendo por ello que las
medidas impulsadas en la URSS pretendían el abandono del régimen socialista
y la introducción de la economía de mercado. Antes, al contrario, lo que se
perseguía era el apartamiento de un modelo rígidamente centralizado –
implantado en los años treinta– que fuera reemplazado por otro
económicamente más eficiente: un socialismo de democracia económica y
política18. La perestroika procuraba superar las debilidades y deficiencias del
modelo vigente y encarnar los ideales originales del socialismo. Además,
conviene recordar que un antecedente a dicha reforma fue planteado en la
década de 1970 con el eurocomunismo, representado por los partidos
comunistas italiano, francés y español, que sostuvo en su programa, junto con
el pluralismo político, la coexistencia de formas públicas y privadas de
propiedad.
Ahora bien, ¿cómo definir la perestroika? ¿Puede ser caracterizada como una
revolución o una reforma? Gorbachov, en el precitado libro y en otros
documentos políticos, postulaba que la perestroika era una segunda revolución.
Según su estimación, el carácter revolucionario de la reestructuración
dimanaba de los cambios radicales a los que se aspiraba en el país con arreglo
al objetivo de conseguir la aceleración del desarrollo socioeconómico y cultural.
Conforme a su visión, eran medidas de “largo alcance, radicales e inflexibles”;
de ahí su carácter revolucionario. Ampliaba sus ideas, apuntando que el
término “revolución desde arriba” podía emplearse en este caso, puesto que el
impulso de la perestroika provino del partido gobernante y de sus líderes; por
consiguiente, no residía en un proceso espontáneo, sino dirigido. Sin embargo,
la utilización de este concepto requería de una observación crítica: la iniciativa
de renovación no alcanzaría el éxito si no consideraba la participación de las
masas. Por ello, añadía que la característica distintiva de la perestroika era
haber sido, de forma paralela, una revolución “desde arriba” y “desde abajo”19.
54
integral. De manera, la aplicación de este concepto no es apropiado al proceso
de cambios desenvuelto en la URSS, en cuya plasmación, de ritmo poco
vigoroso, no se evidenció una modificación radical del sistema político y del
carácter de la propiedad, factores que a la postre serían una de las causas de
su fracaso. Bien es verdad, como hemos anotado, que los cambios promovidos
afectaban la política tradicional del Partido, empero no se cuestionó la
preeminencia de éste ni se pretendió la abolición del monopolio político ejercido
por el PCUS, como tampoco la introducción del pluripartidismo. Éstas serían
conquistas de las fuerzas renovadoras propulsadas en la sociedad soviética
desde fuera del Partido, en un contexto de radicalización de las tendencias
liberalizadoras, como se observará más adelante. Por lo tanto, hemos de definir
la perestroika como el proceso multifacético de reformas en el sistema soviético
entre los años 1985 y 1991. En efecto, la perestroika representó el conjunto de
reformas promovidas por parte del sector progresista de la dirección política –
conformada en una porción relevante por tecnócratas–, con el propósito de
alcanzar transformaciones en el orden económico, cultural y en las instituciones
políticas; directivas que gozaron para su realización, en una primera instancia,
del apoyo de las masas. La revolución política que engendraría fue una
consecuencia del ascenso de las fuerzas democráticas que el espíritu
renovador de la perestroika infundió tanto en la URSS como en los países de la
órbita soviética de Europa del Este.
Entre los años 1985 y 1987, se llevó a efecto la primera etapa de la perestroika,
que se caracterizó por la prioridad asignada a la aceleración de la economía20.
Los sectores más beneficiados por los cambios fueron el cultural y el
informativo; este último, amparado por la notable apertura expresada en los
medios de comunicación.
55
Gorbachov, en el despliegue de la perestroika, buscó afianzarse en el poder y
asegurarse el soporte político de partidarios del programa reformista. Para ello
se decidieron remociones en la cúpula, mediante las que se consiguió separar
a los últimos representantes de la vieja guardia22; aunque no por decisiones
como ésta se consiguió neutralizar plenamente la influencia de los sectores
más ortodoxos23. La resistencia principal a las reformas provenía de la
nomenklatura, término que designaba las listas de puestos de responsabilidad
en la administración estatal y en el Partido y que requerían de la aprobación del
PCUS.
Además de los aspectos ya tratados y para los objetivos del presente estudio,
destacaremos, en síntesis, ciertos hechos de la política soviética en aquel
tiempo que son reveladores de la profunda renovación instaurada.
22 Entre los retiros que adquirieron mayor cobertura en la prensa se hallaba el de Andréi
Gromiko, quien, durante 25 años, condujo la política exterior soviética.
23 EFE (diciembre 19). El Comercio, 20 de diciembre de 1987, sección B, p. 10.
24 La verdad sobre lo ocurrido en Chernóbil tardó en revelarse. La radiactividad contaminó
tierras feraces de Europa Oriental y Occidental, y provocó una protesta unánime. Ante esta
perspectiva, la URSS se vio en la necesidad de proporcionar detalles sobre la tragedia. Un año
después de ocurrida, en junio de 1987, se anunció que la explosión de la estación nuclear (que
dejó treinta y un muertos) había contaminado severamente a por lo menos 27 ciudades y
pueblos que no podrían ser repoblados en un futuro previsible. AP (junio 17), El Comercio, 19
de junio de 1987, sección B, p. 13. Empero la verdadera magnitud de la catástrofe sólo pudo
conocerse después de la desaparición del sistema soviético. La radiactividad causada por la
explosión del reactor nuclear fue 100 veces superior a la que emitieron juntas las bombas
atómicas en Hiroshima y Nagasaki. En cuanto al número de víctimas, algunos científicos
ucranianos sugieren la cifra de 15.000. La zona más afectada fue Bielorrusia, donde la quinta
parte de su territorio se vio seriamente contaminada (400.000 personas fueron trasladadas).
Posteriormente, se detectaron 1.800 casos de cáncer de tiroides atribuidos a Chernóbil. Véase
PEARCE, F.: “Chernobil cierra, el debate sigue abierto”. El Correo de la UNESCO, octubre
2000, pp. 10-14.
56
tecnológica que la distanciaba de los Estados Unidos, debía poner coto a los
excesivos gastos militares (los costes de la carrera armamentista
representaban del 15 al 17% del PNB). Además, se debe subrayar un viraje
significativo en la filosofía de la política exterior de aquel tiempo: el abandono
de la directiva de exportar la revolución al resto del mundo, política que
tradicionalmente signó la estrategia internacional del régimen soviético 25.
2. La apertura de información
25 Fue Evgueni Prímakov uno de los primeros exponentes de este novedoso criterio. Prímakov,
director del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales de Moscú, resumió
esta nueva orientación en el artículo publicado en Pravda que llevó por título “La filosofía de la
nueva política exterior”. Reuter (julio 10). El Comercio, 11 de julio de 1987, sección B, p. 2.
26 AP (junio 25). El Comercio, 26 de junio de 1987, sección B, p. 5.
27 El País, 2 de enero de 1988 en línea Consulta: 16 de abril de 2008
http://www.elpais.com/articulo/internacional/1988/nueva/etapa/perestroika/maximo/dirigente/so
vietico/elpepiint/19880102elpepiint_19/Tes
28 En este aspecto, el fiscal general de la URSS, Alexandr Rekunkov, reveló que en el año
57
Otros temas vedados que comenzaban a ser desvelados, de manera parcial o
integral, fueron: las cosechas de cereales en los años 1981-1985, que se
hallaban por debajo de las previsiones del plan económico; la mortalidad infantil
(rubro en que la Unión Soviética ostentaba el índice más elevado de los países
socialistas europeos); el alto nivel persistente de alcoholismo 29; el SIDA; los
abusos de la psiquiatría; los privilegios del aparato dirigente; las consecuencias
psicológicas desestabilizadoras de la guerra de Afganistán en un sector de la
juventud; etcétera30.
El redactor jefe del diario Pravda, órgano oficial del Partido Comunista, Víktor
Afanásiev, en su discurso de apertura del Sexto Congreso de Periodistas de
Moscú, demandó que cesarán los temas prohibidos en los medios de
comunicación. En esta línea, exigió mayor apertura, crítica y autocrítica,
aunque señaló también que la tarea consistía en criticar de forma constructiva y
responsable, coadyuvando con los cambios de la sociedad y luchando contra
factores antisociales31.
58
Apreciaciones de este carácter eran factibles desde que el nuevo inquilino del
Kremlin anunciara que los partidos comunistas del mundo deberían seguir sus
propias sendas nacionales. De facto, Gorbachov había derogado la doctrina de
“soberanía limitada”, impuesta por Brézhnev, que establecía que, si en algún
país de la esfera de influencia soviética brotaban movimientos hostiles al
socialismo, se justificaba la intervención de las fuerzas del Pacto de Varsovia.
34 SHERLOCK, T.: “Politics and History under Gorbachev”. Problems of Communism, n. º 3-4,
May-August 1988, p. 18.
35 NOVE, A.: Glasnost’ in Action. Cultural Renaissance in Russia. Unwin Hyman, Boston, 1990,
X.
36 Entre aquellas publicaciones periódicas marginales destacaban: Elección, Punto de Vista,
59
ellas de orientación meridianamente definida37. La periodicidad de estas
ediciones fluctuaba, desde el carácter semanal hasta la irregularidad absoluta.
En cuanto al número de páginas, oscilaban entre un par de folios y más de un
centenar38.
“La gente debe conocer la vida con todas sus contradicciones y complejidades. El pueblo
trabajador debe de tener una información completa y confiable de los logros e
inconvenientes, cuáles son los obstáculos en el camino del progreso.” 40
37 Punto de vista representaba una posición de “socialismo con rostro humano” (expresión
acuñada en la “Primavera de Praga”), en tanto que Elección se especializaba en filosofía y
temas religiosos. Un caso excepcional era Express Jronika, que se definía como un “fenómeno
antiperestroika”. Véase BONET, P.: “El monopolio de la ‘glasnost’”. El País, 11 de octubre de
1987 en línea Consulta: 17de marzo de 2008
http://www.elpais.com/articulo/internacional/UNION_SOVIETICA/PERESTROIKA_/_GLASNO
ST/monopolio/glasnost/elpepiint/19871011elpepiint_12/Tes
38 Loc. cit.
39 GORBACHOV, M.: Perestroika. “Nuevo pensamiento para mi país y el mundo”, pp. 71-72.
40 Ibídem, p.72.
41 URSS ‘88. Anuario. Agencia de Prensa Nóvosti, Moscú, 1988.
60
condenara la invasión soviética a Afganistán– y retornar a Moscú. Esta
personalidad científica, figura principal de los disidentes, sostenía que la
condición esencial para lograr un avance económico –objetivo prioritario de la
dirección– era ofrecer mayor apertura en la sociedad. Opinaba que ésta debía
incluir a los movimientos de liberación, la libertad de salida al extranjero y de
retorno al país, así como la libertad de pensamiento religioso y de
información42. A la vez, exhortaba a una amnistía general para los “presos de
conciencia” en la Unión Soviética43.
3. La ampliación de la perestroika
pp. 34-35. En los comienzos de 1988, los medios de comunicación anunciaron que el 60% del
producto industrial de la Unión Soviética quedaba fuera del control estatal. En lugar de los
planificadores centrales, los gerentes de planta asumían la administración de las empresas
sobre la base de la contabilidad de costes y el financiamiento propio. A partir de ese momento,
las empresas se encaminaban hacia la rentabilidad, y las industrias deficitarias quebrarían al
no percibir más el respaldo estatal. Esto se haría posible por los nuevos métodos de gestión,
que permitían la transferencia de las empresas a la autogestión económica y la
autofinanciación, a tenor de la Ley de Empresa Estatal.
47 Los medios de prensa occidentales informaban que existía en la URSS un sentimiento
creciente de que los esfuerzos reformistas de Gorbachov se veían lesionados por la resistencia
y los intereses irreductibles de un sector del Partido y aun del Gobierno (para esta época
Gorbachov había removido a la mayoría de miembros del Politburó; análogamente, autoridades
del Gobierno habían sido sustituidas).
61
políticas innovadoras no estaban consiguiendo los cambios que se
aguardaban, sobre todo en la esfera de las reformas económicas48.
discurso de Mijaíl Gorbachov, Secretario General del CC del PCUS. Resoluciones. Editorial de
la Agencia de Prensa Nóvosti, Moscú, 1988, p. 119.
50 El medio que lo informó fue Soviétskaia Kultura, órgano del Ministerio de Cultura, cuando
señalaba que funcionarios del Partido podrían estar organizando un complot para desbancar a
Gorbachov. Este temor era compartido por intelectuales liberales partidarios de las reformas.
Reuter (abril 30). El Comercio, 1 de mayo de 1988, sección A, p. 1.
51 Especial de The New York Times publicado en El Comercio, 29 de abril de 1988, sección B,
p. 16.
52 UPI (abril 21). El Comercio, 22 de abril de 1988, sección A, p. 1.
62
posiciones estalinistas; de la misma manera, enfatizó la necesidad de remover
a la burocracia y liberar los ideales y valores del socialismo de todo elemento
inhumano53. De hecho, la estructura política y administrativa burocrática y
centralizada representaba una fuerza conservadora y un poderoso óbice a las
reformas.
Entre los meses de junio y julio hubo de celebrarse la XIX Conferencia del
PCUS, que procedió a la reforma del sistema político, con el propósito “de crear
condiciones para desarrollar plenamente la iniciativa de los ciudadanos”. Para
ello la Conferencia juzgaba necesario potenciar las funciones legislativas,
administrativas y de control de los soviets, y que la política del Partido se
aplicara, ante todo, a través de los órganos de representación popular 54.
También se consideró indispensable llevar a efecto la reconstrucción de los
órganos superiores de poder del Estado y se instituyó el Congreso de
Diputados Populares de la URSS como órgano supremo de poder. Éste
resolvería en sus sesiones anuales los problemas constitucionales, políticos y
socioeconómicos más relevantes. Además, establecería el Soviet Supremo de
la URSS –de dos cámaras– con funciones de organismo permanente
legislativo, administrativo y de control; este órgano, por su parte, elegiría al
Presidente del Soviet Supremo.
En otro ámbito, las relaciones del Kremlin con los gobiernos comunistas de
Europa del Este se flexibilizaron significativamente. Esta política procedía de la
visión de Gorbachov que respaldaba el derecho de cada país a escoger su
propio camino hacia el socialismo. Además, algunos gobiernos comunistas, de
conformidad con las reformas introducidas en la URSS, resolvieron
encaminarse por la senda de las reformas, tal como ocurriera en Polonia y
Hungría. En otros países, se rechazó la aplicación de políticas de apertura.
63
tratados START, que limitaban las armas estratégicas. También, a fines de ese
año, Gorbachov anunció en la ONU la reducción unilateral de 500 mil hombres
entre los efectivos del Pacto de Varsovia. En cuanto a la guerra en Afganistán,
en febrero de 1988 el dirigente soviético notició que el 15 de mayo comenzaría
la retirada de las tropas soviéticas del país ocupado.
64
de la nación. Mijaíl Gorbachov resultó electo primer presidente del Soviet
Supremo (obtuvo 95,6% de los votos)58. La elevada votación obtenida era
manifestación fehaciente del consenso en el Partido en torno a su liderazgo.
65
También es verdad que, por motivo de su debilidad económica, la URSS no
podía preservar el control político y militar que ejercía sobre Europa Oriental.
militares, lo que ocasionó la ruina del país. Reuter (julio 3). El Comercio, 4 de julio de 1990,
sección B, p. 2.
63 HOBSBAWM, E.: “El día después del fin de un siglo”. Travesía. Revista de ensayo y política,
política mundial que gozaba de notable aceptación en Occidente. En los Estados Unidos, el
semanario Time lo distinguió como “Hombre de la Década” en su edición del 1 de enero de
1990. Y en mérito a sus esfuerzos por desmantelar la Guerra Fría, se discernió a Gorbachov
con el Premio Nobel de la Paz en 1990.
66
conservadores de su partido. El establecimiento de los cambios requeridos
implicaba una orientación divergente del sistema, en el que un grupo de
funcionarios no estaba dispuesto a perder sus privilegios. A cinco años de
emprendida, la perestroika navegaba por aguas menos apacibles.
En lo que toca a las reformas del sistema político, ciertos hechos merecen ser
evocados. Es de resaltar la trascendencia de los cambios políticos en la
sociedad soviética desde 1985. El modelo estaliniano fue sustituido
paulatinamente por un sistema aquiescente de las elecciones libres, el
pluripartidismo y el respeto a los derechos humanos. El Partido Comunista de
la URSS admitió la participación de otras organizaciones políticas y la
competencia por el poder. Esto supuso el reconocimiento de que nuevas
fuerzas del horizonte político habían enraizado. Asimismo, se abolió el artículo
sexto de la Constitución soviética, según el cual el Partido Comunista era la
fuerza conductora de la sociedad soviética y el núcleo de su sistema político 65.
Con ello, se puso fin al monopolio del PCUS sobre el poder; se trataba del
avance más radical de la perestroika. Un mes después, la fracción opositora
Plataforma Democrática decidió escindirse del PCUS y crear un nuevo
partido66.
65 BONET, Pilar: “El PCUS, presto a abandonar el monopolio del poder” en línea Consulta:
19 de mayo de 2008
http://www.elpais.com/articulo/internacional/UNION_SOVIETICA/PCUS/PCUS/puesto/abando
nar/monopolio/poder/elpepiint/19900204elpepiint_5/Tes
66 DPA (marzo 20). El Comercio, 21 de marzo de 1990, sección B, p. 3.
67 Cfr. “Informe político del Comité Central del PCUS al XXVIII Congreso y tareas del Partido”.
67
soviética eran indicadores de que la perestroika no ofrecía aún resultados
eficaces: en 1990, el déficit global había sido de 8,5% del PIB y los precios se
elevaron en 5%. La explotación petrolera decaía y el empleo había disminuido.
“El país se había hundido en una crisis sistemática. La misma lógica de desarrollo de la
sociedad dictaba la necesidad de cambios profundos en el curso de los cuales surgía un
conglomerado de contradicciones. El descalabro del sistema anterior generó inestabilidad
y caos. No había, en todo caso, cómo llevar fácilmente a cabo las reformas en un país tan
enorme, que durante décadas fue un Estado totalitario con monopolio del poder y en
donde regía la propiedad estatal. El proceso de reforma resultó ser muy dolorosa y tuvo
un serio efecto en la vida de las gentes.”72
68
En tal coyuntura crítica y en vísperas del tratado a suscribirse entre el Gobierno
Central y nueve repúblicas soviéticas, merced al cual se concedería más
poderes a éstas, el 19 de agosto la televisión de Moscú informaba acerca del
relevo de Gorbachov de sus funciones como presidente de la Unión Soviética.
En ese momento, Gorbachov, en compañía de sus familiares, vacacionaba en
Crimea y fue sometido a arresto domiciliario. Los organizadores del plan
golpista, provenientes del sector ortodoxo del Partido, constituyeron un Comité
Estatal de Emergencia, encabezado por el vicepresidente de la URSS:
Guennadi Yanáyev. El Comité declaró que el presidente Gorbachov era
“incapaz de asumir funciones por razones de salud”, y se proclamó el estado
de emergencia por seis meses, estipulando severas medidas de control sobre
la sociedad (prohibió manifestaciones y huelgas, y dispuso el control de los
medios de comunicación). Yanáyev informó que las disposiciones anunciadas
eran provisionales y que no implicaban la renuncia a las reformas. Sin
embargo, en el seno del Comité hubo vacilaciones; éstas se expresaron en la
dirección de las Fuerzas Armadas, el Ejército, el Ministerio del Interior y el
Comité de Seguridad del Estado (KGB). La noticia del golpe de Estado generó
alarma en la comunidad internacional, y en la URSS se hizo un llamamiento a
la resistencia civil. La integridad del Ejército no secundaba al Comité: una
división blindada respaldó a la Federación Rusa. En esa hora crítica, Borís
Yeltsin denunció el “golpe de Estado de derecha, reaccionario y
anticonstitucional”, tildando de “delincuentes” a los golpistas; y dirigió
personalmente la resistencia civil convocando a una huelga general 73. Los
gobiernos del mundo expresaron su preocupación. Verbigracia, el presidente
de los Estados Unidos, George Bush, solicitó que Gorbachov fuera restituido en
su cargo de presidente y no reconoció la autoridad del Comité Estatal de
Emergencia.
69
los ciudadanos. A este propósito, cabe plantear si acaso el pueblo ruso asimiló
de manera más rápida y profunda las enseñanzas de la perestroika que los
propios dirigentes comunistas.
“[…] la conspiración estaba madurando. Hubo justificación más que suficiente para tomar
medidas urgentes con el objeto de defender el orden constitucional. En lugar de acciones
y medidas decisivas, hubo liberalismo e indulgencia. Me culpo por todo esto.” 75
“El comunismo destruye los incentivos para trabajar y dejó a la Unión Soviética con una
clase trabajadora sin ningún sentido de la responsabilidad.”
Y añadió:
70
En lo referente a la política nacional, Gorbachov defendía la conservación del
Estado federal, propugnaba un nuevo tratado de la Unión y amenazó con
renunciar si la URSS se disolvía80. Estaba convencido de que, si no se
preservaba la integración, el país estaría amenazado por un proceso de
erosión social que conduciría a la catástrofe.
71
mensaje presidencial, manifestó también que sentía profundo descontento por
la disolución de la URSS y su transformación en la Comunidad de Estados
Independientes, pero que se comprometía a trabajar para su éxito. Además,
expuso una valoración del camino recorrido desde que en 1985 asumiera el
poder, manifestando el acierto y la “trascendencia histórica” de las reformas
que se emprendieron. Y recordó que ahora se vivía en un “mundo nuevo”:
“La Guerra Fría terminó. La carrera armamentista y la militarización negligente del país,
que distorsionaron nuestra economía, la conciencia social y la moralidad, se han
detenido. La amenaza de una guerra nuclear ha quedado descartada.” 85
ACTIVIDADES SUGERIDAS
72
LA LARGA MARCHA DE LAS MUJERES
José Núñez
A finales de enero de 2015, tras ganar por margen suficiente las elecciones
legislativas en Grecia, la coalición de izquierda radical Syriza, erigida en gran
esperanza del retorno a la socialdemocracia clásica en la eurozona, anunciaba
la constitución de su gabinete ministerial. La sorpresa entre la izquierda
europea fue, sin embargo, mayúscula y la decepción inmediata: ni una sola
mujer figuraba entre los ministros, y el porcentaje femenino entre los
viceministros y secretarios de Estado era inferior al 15 por ciento. En el
programa de la formación apenas figuraban cuestiones como la violencia de
género o la conciliación de la vida familiar y profesional de la mujer.
73
LA CONQUISTA DEL VOTO
Desde finales del siglo XIX, el movimiento sufragista tuvo como motor
fundamental a las mujeres burguesas y de clase media, y centró sus
reivindicaciones en la obtención de plenos derechos de participación política.
Los primeros Estados que reconocieron el sufragio femenino fueron Nueva
Zelanda en 1893, y Australia del Sur en 1902. En Europa fueron los países
nórdicos los adelantados: el Gran Ducado de Finlandia, aún dependiente del
imperio zarista, en 1907, seguida de Noruega en 1913 y Dinamarca en 1915.
La incorporación de la mujer al trabajo en la retaguardia durante la I Guerra
Mundial y su mayor asunción de responsabilidades públicas contribuyó a que,
en el período de entreguerras, el sufragio femenino fuese adoptado por la gran
mayoría de los países europeos entre 1918 y 1939. Sólo Francia hasta el fin de
la II Guerra Mundial, Italia (1946) y Suiza (1971, después de que un
referéndum rechazase la ampliación del sufragio a las mujeres en 1959),
además de Grecia (1930, con restricciones) constituyeron sonadas
excepciones. Norteamérica, los dominios británicos, y buena parte de las
repúblicas sudamericanas, empezando por Uruguay (1927) siguieron la ola.
74
plenamente desde su nacimiento como Estados en 1947 y 1949. A la altura de
2014, y además del caso peculiar del Vaticano, sólo Arabia Saudí, los Emiratos
Árabes Unidos y Líbano contemplaban restricciones legales a la práctica del
sufragio femenino.
Desde 1945, con ritmos desiguales en Europa, América y el resto del mundo,
las mujeres se incorporaron de modo progresivo a la vida política y profesional,
trabajaron fuera del hogar, y reivindicaban sus derechos. El avance de los
movimientos por los derechos humanos y de reivindicaciones específicas,
como la lucha por el fin de la discriminación racial en EE. UU., influyeron en su
desarrollo. El estatus social y político de las mujeres, y los éxitos y visibilidad
de sus reivindicaciones y logros, dependieron de varios factores generales: el
grado de desarrollo económico de sus sociedades, el contexto cultural y
religioso, y su situación social.
CONSUMIDORAS Y PRODUCTORAS
75
matrimonio, también fue cambiando lentamente. La progresiva pérdida de
relevancia del trabajo industrial y la expansión del sector servicios repercutió,
además, de modo favorable en el aumento de la tasa de actividad femenina. En
EE. UU., el porcentaje de las mujeres en la población activa pasó de
representar el 25 por ciento en 1940 al 34 por ciento en 1964. En Francia, en el
año 1968 trabajaban fuera de casa el 44 por ciento de las mujeres, aunque sólo
el 34 por ciento de las que eran madres. En Dinamarca, un 78 por ciento de las
mujeres en 1989 eran activas, en el Reino Unido un 68 por ciento, y en Suecia
un 81 por ciento.
El fin del socialismo real en Europa tras 1989 provocó el efecto contrario.
Mientras la tasa de ocupación femenina aumentaba lenta pero
progresivamente, alcanzando a principios del siglo XXI cuotas superiores al 70
por ciento en Suecia, y del 55 por ciento en la UE, la pérdida de puestos de
trabajo, la incertidumbre económica y la descomposición del sistema estatal de
guarderías llevó a un descenso acusado del porcentaje de mujeres activas en
Europa del Este, que sólo remontó el vuelo a partir de 2005. En Polonia, donde
además se reforzó la tendencia a una recatolización del papel tradicional de la
mujer y se impusieron severas restricciones al aborto en 1993, la tasa
descendió del 50 por ciento, y en la República Checa se situaba en el 55 por
ciento. Durante una década se reforzó la percepción de que las mujeres habían
sido las perdedoras del proceso de democratización en Europa oriental, hasta
que las tasas de actividad se recuperaron en buena parte para las
generaciones más jóvenes, cuyo destino ya no fue tanto el sector industrial
como el sector servicios.
77
LA LUCHA POR LA LIBERTAD SEXUAL E INDIVIDUAL
Tras una intensa campaña de agitación en EE. UU. por parte de significadas
activistas femeninas, como Gloria Steinem, en 1973 el Tribunal Supremo de
aquel país, mediante la sentencia del caso Roe versus Wade, reconoció que el
derecho a la privacidad o intimidad de la mujer amparaba su decisión o no de
interrumpir un embarazo, y/o clasificaba como un derecho fundamental,
derivado de la decimocuarta enmienda de la Constitución estadounidense. Con
ello, las leyes que penalizaban el aborto en los distintos estados de la unión
fueron derogadas. En los años siguientes, tanto la Iglesia católica como varias
organizaciones conservadoras de confesión evangélica desenvolvieron una
intensa campaña publicitaria y presentaron recursos legales contra la decisión,
llegando en algunas manifestaciones a las agresiones físicas y al asesinato
contra médicos que practicaban abortos. Un aspecto fundamental del debate
residía en la definición del momento de la gestación en que se podía considerar
que al feto se le debían reconocer el derecho fundamental a la vida, si la
decisión de la mujer debía ser libre, o si sólo en circunstancias de embarazos
forzados (violación), graves malformaciones congénitas o riesgo para la vida de
la madre se debía autorizar. Las posiciones variaban desde la radical negativa
de las organizaciones confesionales y las Iglesias cristianas a despenalizar
cualquier medida de interrupción, hasta la reivindicación del aborto libre gratuito
y amparado por los sistemas sanitarios públicos. Las posturas intermedias
argumentaban de modo pragmático que los abortos clandestinos siempre
80
existirían, con riesgos sanitarios, creando además una clara desigualdad de
oportunidades entre mujeres con recursos y sin recursos, y una cierta
frecuencia de infanticidios o abandonos infantiles.
A pesar de las diferencias iniciales entre bloque del Este y Occidente, en las
sociedades europeas se impuso desde 1989 una creciente homogeneización
de la gama de modelos familiares y de reproducción. El número de uniones
civiles y de hecho creció y se equiparó en varios países al de matrimonios, al
igual que el porcentaje de hijos nacidos fuera del matrimonio. La línea divisoria
más importante ya no era entre Este y Oeste, sino entre la Europa nórdica y
central y la Europa mediterránea de tradición católica, más Irlanda. En 2007, un
55 por ciento de los niños nacidos en Suecia lo era fuera del matrimonio, frente
a un 18 por ciento en Italia y un 5 por ciento en Grecia. Las formas de
convivencia y de articulación de núcleos familiares se diversificaron, marcadas
por un aumento del individualismo. Las biografías profesionales de hombres y
mujeres tendieron a asemejarse, y la fundación de familias, así como el
momento de la maternidad, a retrasarse y subordinarse no sólo a las
expectativas económicas del contexto, sino también a las opciones
profesionales individuales y a la oferta existente de políticas públicas de
protección de la maternidad.
81
sexual. A partir de sus primeros pasos en la década de 1960, durante los años
setenta se extendieron y diversificaron desde un punto de vista organizativo los
movimientos de homosexuales y lesbianas, cuyas reivindicaciones se centraron
en la derogación de las disposiciones legales que en buena parte del mundo
penalizaban la condición homosexual. Desde que Gran Bretaña despenalizó la
homosexualidad masculina en 1967, a lo largo de las dos décadas siguientes
se derogaron o modificaron en toda Europa occidental las leyes que contenían
cláusulas discriminatorias o penalizadoras contra homosexuales y lesbianas, y
en los años noventa la tendencia se extendió a Latinoamérica, buena parte de
Asia y, en menor medida, África. También se tipificaron los derechos a la
diferencia y al reconocimiento de las personas transexuales (que deciden
cambiar de sexo) e intersexuales (que presentan características fenotípicas de
ambos sexos). Con todo, en el año 2014, según datos de Amnistía
Internacional, la homosexualidad seguía siendo ilegal en ochenta Estados (36
de ellos africanos, además de varios países musulmanes), y en diez de ellos
estaba castigada con la pena de muerte, incluyendo Arabia Saudí o los
Emiratos Árabes. En países como Nigeria o Uganda, las leyes que
criminalizaban las relaciones entre personas del mismo sexo incluso se han
endurecido.
Con todo, a finales del siglo XX, en numerosos Estados africanos y asiáticos
persistían restricciones en sus legislaciones civiles para el disfrute de los
derechos de propiedad de las mujeres, y sólo desde la Conferencia de Pekín
de 1995 países como Bolivia, Malasia, Nepal, la República Dominicana,
Uganda o Tanzania promulgaron leyes que corregían la discriminación vigente.
En Mongolia, hubo que esperar a 1999 para que su Código Civil y de Familia
reconociese la igualdad de los derechos de la mujer a heredar, explotar la tierra
o poseer ganado. Por las mismas fechas, la República de Armenia adoptó una
legislación similar. Pero también en países europeos, como Albania, hasta
1998 no se recogió la igualdad entre hombres y mujeres en su Constitución.
ACTIVIDADES SUGERIDAS
1. Explique tres momentos por los que la mujer debió luchar para el reconocimiento de
sus derechos.
2. Determine dos problemas que la mujer debió resolver en su camino por la igualdad de
género.
3. ¿Cómo se insertó el reconocimiento de los derechos no heterosexuales en las luchas
de las mujeres?
• Lea el texto: “Situación actual de la mujer en el mundo” de José Lattus Olmos (link:
http://www.revistaobgin.cl/app/webroot/files/pdf/v05_n2_020.pdf).
86
LA ERA DE LAS REFORMAS
Romer Cornejo
La Tercera Sesión del XI Congreso del partido, a fines de 1978, es el hito con
el que la historiografía china suele marcar el inicio del amplio proceso de
reformas que ha afectado casi cada aspecto de la sociedad. El planteamiento
básico de esa sesión fue cambiar el centro de gravedad del esfuerzo del
partido del ámbito de la lucha política al del desarrollo económico. El clima de
cambio propició que, en el centro de Beijing, en Xidan, empezaran a aparecer
periódicos murales criticando directamente a Mao y a sus seguidores y
apoyando a Deng. Asimismo, se publicaron una serie de panfletos y revistas
políticas y literarias que expresaban con libertad todo tipo de tendencias,
paralelamente se formaron grupos de discusión sobre derechos humanos y
otros temas, era un movimiento amplio que se llamó del Muro de la
Democracia. La más emblemática de las revistas literarias de ese momento,
Hoy, continuó publicándose fuera del país. En una actitud aparentemente
paradójica, Deng Xiaoping y su grupo catalogaron al movimiento de inaceptable
y por lo tanto de incompatible con las cuatro modernizaciones, la respuesta del
gobierno ocurrió después del viaje de Deng a Estados Unidos del 28 de enero
al 4 de febrero de 1979, y se tradujo en represión y encarcelamientos y
consecuentemente en la salida del país de muchos intelectuales y artistas. La
posición de Deng sobre este movimiento reveló la actitud que asumiría el
liderazgo de la reforma económica frente a las aspiraciones participativas de
algunos grupos de la sociedad china.
87
exportación con la participación de la inversión extranjera. Las reformas se
pueden individualizar por su carácter endógeno y aplicación gradual, espacial y
temporalmente, por el mantenimiento de la rectoría del estado que, aunque
abandonó la planificación central compulsiva y la propiedad de las empresas
como norma, ha mantenido el control del proceso y ha insistido en mantener la
propiedad sobre algunas empresas y apoyar el desarrollo tecnológico propio.
2Uno de los pilares de la reforma fue la aplicación paralela de una estricta política de control
del crecimiento de la población. Este es un tema que no vamos a tratar en este breve ensayo,
para ver su aplicación al inicio de las reformas puede consultarse Botton, Flora y Romer
Cornejo, “La política de un solo hijo en China”, Estudios demográficos y urbanos, vol. 4, núm. 2,
mayo-agosto de 1989.
88
sistema ha tenido varios ajustes. En el plano institucional, la constitución de
1982 aclaró el traslado de las facultades administrativas de la comuna a las
aldeas y cantones, los cuales tomaron también las propiedades de las
comunas y comenzaron a crear pequeñas empresas de cantones y aldeas,
cuyo crecimiento tuvo un gran impacto.
89
gradual y la evaluación continua de los programas y, en consecuencia, el
cambio flexible de políticas, en un marco de planeación a corto, mediano y
largo plazo. Los resultados económicos y sociales de estas reformas son
inéditos en la historia de la humanidad en el sentido de lograr altos y
sostenidos ritmos de crecimiento de la producción, las más elevadas cuotas de
inversión extranjera y de acumulación de reservas, ser uno de los más
importantes exportadores de bienes manufacturados del mundo, así como una
radical transformación de la estructura social en un lapso de 25 años.
90
gobierno apuesta a una solución de largo plazo basada en transformaciones
económicas y movimientos de población.
3Ese cargo ha sido ocupado por: Li Xiannian, julio 1983-abril 1988; Yang Shangkun, abril 1988-
marzo 1993; Jiang Zemin, marzo 1993-marzo 2003; Hu Jin, marzo 2003 (su periodo termina en
2013). El periodo dura cinco años, con una reelección subsiguiente.
91
monumentalismo de Cai Guoqiang, pasando por la deconstrucción del lenguaje
de Xu Bing, hasta el radical cuestionamiento de la relación entre el mercado y
la historia de Ai Weiwei, quien en 1995 dibujó el símbolo de Coca Cola sobre
una urna de la dinastía Han. Algunos artistas han tocado los límites del
realismo usando su propio cuerpo o cadáveres, uno de los más interesantes de
ellos es Xu Zhen en cuya obra 8846 menos 1,86 presenta en una caja en
refrigeración la punta de 1.86 metros que dice haberle cortado al Everest.
92
otros casos hay informes de enfrentamiento de comunidades de minorías
étnicas, sobre todo musulmanas, con chinos han, etcétera. Asimismo, en las
grandes ciudades ha crecido la resistencia civil en contra de los desarrolladores
urbanos que están fuera de la ley.
Los actuales cambios sociales en China no han sido compulsivos, sino que el
poder central cambió la estructura económica y relajó los controles políticos, y
éste fue el marco propicio para que, en un lapso tan corto como 25 años, de las
masas campesinas primero y urbanas después surgiera y se consolidara uno
de los empresariados más dinámicos y complejos del mundo, y además una
rica y creciente clase media urbana y una elite intelectual educada en las
corrientes del pensamiento más avanzadas; y todos ellos conviven en relación
estrecha y dinámica con un estrato de cuadros del partido que está en un
proceso de renovación que implica mayor educación y profesionalización, una
amplia mayoría de campesinos y población urbana de trabajadores fuertemente
orientados a la satisfacción de sus necesidades básicas, y un fluctuante
número de pobres, excluidos todavía del desarrollo. La eficaz política de control
del crecimiento de la población, aplicada desde principios de las reformas,
también ha transformado estructuralmente a las familias y a la población misma
y, sin pretender rebasar esta aproximación esquemática, en la complejidad de
la sociedad china actual hay que considerar también la diversidad étnica y
regional y los amplios movimientos espaciales de la población.
ACTIVIDADES
1. Explique a partir de dos argumentos las reformas emprendidas en el campo económico tras
la muerte de Mao.
2. ¿Cómo se desarrollaron las transformaciones en el sistema político de China considerando
el Partido Comunista a partir de los años ochenta?
3. Identifique y compare tres características de los vídeos que a continuación se le presentan:
93
LOS FUNDAMENTALISMOS
Anthony Giddens
La fuerza del fundamentalismo religioso es otro de los factores que indica que
la secularización no ha triunfado, ni siquiera en el mundo desarrollado. El
término fundamentalismo puede aplicarse a muy diferentes contextos para
describir una estricta observancia de un conjunto de principios o creencias. El
fundamentalismo religioso describe el enfoque que adoptan los grupos
religiosos que demandan la aplicación literal de escrituras o textos
fundamentales y que creen que las doctrinas que emergen de dichas lecturas
deben ser aplicadas a todos los aspectos de la vida social, económica y
política.
Los fundamentalistas religiosos creen que sólo es posible una visión del mundo
y que la suya es la correcta: no hay lugar para la ambigüedad o la multiplicidad
de interpretaciones. Dentro de los movimientos fundamentalistas, el acceso al
significado exacto de las escrituras queda reservado a un conjunto de
«intérpretes» privilegiados, como los sacerdotes, el clero u otros líderes
religiosos. Tal facultad confiere a estos dirigentes una gran autoridad, no sólo
en cuestiones religiosas, sino también en las mundanas. Hay fundamentalistas
religiosos que se han convertido en poderosas figuras políticas dentro de
movimientos de oposición o de partidos políticos mayoritarios, e incluso en
jefes de Estado.
94
aumentado, configurando los contornos tanto de políticas nacionales como
internacionales.
El fundamentalismo islámico
De los primeros sociólogos, puede que sólo Weber hubiera podido sospechar
que un sistema religioso tradicional como el islam podía tener un gran
resurgimiento y convertirse en el protagonista de importantes procesos políticos
a finales del siglo XX; sin embargo, esto es exactamente lo que ocurrió desde
la Revolución Iraní (1978-1979), que acabó con el gobierno monárquico e
introdujo una república islámica con el ayatolá Jomeini a la cabeza. En los
últimos años, el resurgimiento islámico se ha extendido y ha tenido un impacto
notable en otros países, entre ellos Egipto, Siria, Líbano, Argelia, Afganistán y
Nigeria. ¿Qué explica este resurgir a gran escala del islam?
Los chiíes se separaron del cuerpo principal del islam ortodoxo al principio de
su historia y siguen teniendo influencia. El chiismo ha sido la religión oficial de
Irán (antes conocido como Persia) desde el siglo XVI y proporcionó las ideas
que impulsaron la revolución iraní. El origen de los chiíes se remonta al imán
Alí, un líder religioso y político del siglo VII del que se cree que mostró
cualidades de devoción personal a Dios y una virtud sobresaliente entre los
mundanos gobernantes de la época. Los descendientes de Alí llegaron a
considerarse los líderes legítimos del islam, puesto que se creía que
pertenecían a la familia del profeta Mahoma, a diferencia de las dinastías que
ocupaban realmente el poder. Los chiíes creían que finalmente llegaría, a
instituirse el gobierno del legítimo heredero de Mahoma, que derribaría las
tiranías y las injusticias asociadas con los regímenes existentes El heredero de
Mahoma sería un líder directamente guiado por Dios, que gobernaría de
acuerdo con el Corán.
El islam y Occidente
95
Durante la Edad Media hubo una lucha más o menos constante entre la Europa
cristiana y los estados musulmanes, que controlaban grandes áreas de lo que
se convirtió después en España, Grecia, Yugoslavia, Bulgaria y Rumanía. La
mayoría de las tierras conquistadas por los musulmanes fueron retomadas por
los europeos y, de hecho, muchas de sus posesiones en el norte de África
fueron colonizadas cuando el poder de Occidente aumentó en los siglos XVIII y
XIX. Estos reveses fueron catastróficos para la religión y las civilizaciones
musulmanas, que los creyentes islámicos consideraban las mejores y más
avanzadas de cuantas eran posibles, trascendiendo a todas las demás. A
finales del siglo XIX la incapacidad del mundo musulmán para oponerse
eficazmente a la expansión de Occidente desembocó en movimientos
reformistas que trataban de devolver el islam a su fuerza y pureza originales.
Una de las ideas clave era que el islam debía responder al reto de Occidente
afirmando la identidad de sus propias creencias y prácticas (Sutton y Vertigans,
2005).
96
La muerte del ayatolá Jomeini en 1989 supuso un golpe para los elementos
radicales y conservadores de Irán; su sucesor, el ayatolá Alí Jamenei, siguió
contando con la lealtad de los poderosos ulemas (líderes religiosos) iraníes,
pero fue perdiendo aceptación entre el ciudadano medio del país, que se siente
molesto con el régimen represivo y la persistencia de los males sociales. Las
grietas internas de la sociedad iraní, entre los pragmáticos y el resto, afloraron
con bastante claridad a la superficie bajo la presidencia reformista de Mohamed
Jatami (1997-2005), cuya administración se caracterizó por las luchas con los
conservadores, que se las arreglaron para obstaculizar sus intentos de
reformar la sociedad iraní. La elección del profundamente conservador alcalde
de Teherán, Mahmud Ahmadinejad, como presidente en 2005, aligeró la
tensión entre la dirección política y religiosa del país. A pesar de que fue
reelegido en 2009 —entre protestas de fraude electoral— su permanencia en el
poder se ha caracterizado por las tensiones con Occidente, entre otras cosas
por la continuación del programa nuclear iraní. En 2012, por ejemplo, Irán
suspendió todas las ventas de petróleo a compañías francesas y británicas,
adelantándose a la prohibición de importar petróleo iraní de la Unión Europea.
El ministro de Exteriores británico predijo una posible guerra o una nueva
«guerra fría» en la región si Irán desarrollaba armas nucleares.
Aunque se suponía que las ideas que subyacen en la revolución islámica iraní
habían de unir a todo el mundo musulmán contra Occidente, los gobiernos de
los países en los que los chiíes están en minoría no se han mostrado próximos
a dicha revolución. Sin embargo, el fundamentalismo islámico ha recabado
grandes apoyos en la mayoría de esos estados, y diversas formas de
resurgimiento islámico se han visto estimuladas por él.
97
rivalidades y conflictos tendrán lugar entre las grandes culturas y civilizaciones,
que para él forman la base de la identidad y los compromisos de las personas.
En concreto, Huntington sugiere que la religión es el factor que más contribuye
a la diferenciación y la división de las civilizaciones.
Pero los críticos señalan que existen muchas diferencias políticas y culturales
dentro de las civilizaciones y que el pronóstico de un conflicto entre
civilizaciones es improbable y alarmista. Por ejemplo, en 1990 el régimen suní
de Saddam Hussein invadió Kuwait, que también cuenta con una población
mayoritaria suní, y entre 1980 y 1988 Irak e Irán (con mayoría de población
chií) se enfrentaron en un conflicto armado. También puede llegarse a exagerar
fácilmente el número de «conflictos entre civilizaciones» del pasado, ya que
muchos de los conflictos definidos como culturales han estado más
relacionados con el acceso a recursos escasos y con las luchas por el dominio
político y militar (Russett et al., 2000; Chiozza, 2002). En ese tipo de conflictos
es mucho más habitual que se formen alianzas que atraviesan los límites de las
civilizaciones a gran escala.
98
influencia de Occidente y también es un movimiento de reafirmación nacional y
cultural. Resulta cuestionable: que el resurgimiento islámico, incluso en sus
manifestaciones más fundamentalistas (que siguen siendo una pequeña parte),
sólo deba considerarse una renovación de ideas basada en la tradición. Lo que
ha ocurrido es algo más complejo. Se han revivido prácticas y formas de vida
tradicionales, pero combinándolas con intereses netamente relacionados con
los tiempos modernos.
El fundamentalismo cristiano
En los Estados Unidos, tras la creación de la Mayoría Moral fundada por Jerry
Falwell en los setenta, ciertos grupos fundamentalistas se han involucrado cada
vez más en la política nacional, especialmente en el ala conservadora del
Partido Republicano, dando lugar a lo que se ha dado en denominar «Nueva
Derecha Cristiana» (Simpson, 1985; Woodrum, 1988; Kiecolt y Nelson, 1991).
Falwell señaló «cinco grandes problemas que tienen consecuencias e
implicaciones políticas y a los que los estadounidenses con moral deberían
estar dispuestos a enfrentarse: el aborto, la homosexualidad, la pornografía, el
humanismo y la familia fracturada» (en Kepel, 1994). Las organizaciones
religiosas fundamentalistas son una fuerza poderosa en Estados Unidos y han
contribuido a redefinir las políticas y la retórica del Partido Republicano durante
las administraciones de Reagan y de ambos Bush (padre e hijo).
Realmente creo que los paganos y los abortistas y las feministas, y los gays y las lesbianas
que están intentando de forma activa instaurar su modo de vida alternativo, la Unión por las
Libertades Civiles, las Personas a favor del Estilo de Vida Americano [ambas organizaciones
liberales], todos los que han intentado secularizar América. Pongo mi dedo frente a su cara y
digo: «Vosotros colaborasteis en que esto sucediera» (CNN, 2001).
99
Aunque posteriormente pidiera disculpas por estos comentarios, aún provocó
más polémica al afirmar que «Mahoma fue un terrorista. He leído bastante de
autores musulmanes y no musulmanes para decidir que fue un hombre
violento, un hombre de guerra» (BBC, 2002). De nuevo, volvió a disculparse
por estas observaciones, pero demasiado tarde para evitar los disturbios
sectarios entre los hindúes y musulmanes que reaccionaron contra él en
Solapur, India occidental. No sorprende que a estos comentarios siguiera una
condena generalizada de los líderes islámicos de todo el mundo. Otro
predicador fundamentalista cristiano, el pastor Terry Jones de Florida, intentó
organizar una quema de ejemplares del Corán en el aniversario del 11-S en
2010, aunque no llegó a realizarla por presiones del presidente Obama y del
secretario de Defensa. Pero en marzo de 2011, hizo una farsa de juicio y
quemó una copia del Corán frente a un pequeño grupo de seguidores en
Gainesville.
REFLEXIONES CRÍTICAS
Parece que el fundamentalismo religioso ha aumentado durante el periodo de rápida
globalización. ¿Qué relación pueden tener estos dos fenómenos? ¿Qué datos podrían
indicar que la religión fundamentalista no será algo transitorio, sino que puede
convertirse en un rasgo permanente de las sociedades?
Conclusión
100
Uno de los atractivos del fundamentalismo es su capacidad de proporcionar
certezas sobre cómo llevar una vida moral basada en enseñanzas religiosas
claras. Las tradiciones liberales y las perspectivas laicistas carecen de esta
certidumbre, ya que aceptan que el conocimiento es siempre cambiante en
función de los nuevos descubrimientos. Sin embargo, en un mundo cada vez
más cosmopolita, el número de personas de tradiciones y creencias opuestas
que entran en contacto está aumentando (Beck, 2006). Al disminuir la
aceptación incondicional de las ideas tradicionales, todos debemos vivir de una
forma más abierta y reflexiva. Parece evidente que Ja mejor manera de evitar
los conflictos es manteniendo el diálogo y el debate entre las personas de
credos diferentes o sin creencias.
ACTIVIDADES
1. Explique a partir de dos argumentos ¿qué es el fundamentalismo religioso?
2. ¿Qué relación hay entre la «revolución islámica» iraní de 1978-1979 y el
fundamentalismo islámico?
3. Identifique y compare tres características de los fundamentalismos musulmán y
cristiano.
101
SEGUNDA PARTE
Este material de apoyo académico se hace para uso exclusivo de los alumnos de la
Universidad de Lima y en concordancia con lo dispuesto por la legislación sobre los derechos
de autor: Decreto Legislativo 822.
102
IDENTIDAD PERUANA Y PERUANIDAD
Nelson Manrique
103
del 28 de julio de 1846, por el 25 aniversario de la Independencia, pronunciado por
el sacerdote Bartolomé Herrera, uno de los más lúcidos ideólogos conservadores
del siglo XIX. Él sostuvo en su discurso que la expulsión de los españoles por las
fuerzas patriotas debía ser considerada un paréntesis impuesto por Dios en la obra
de unir a la nación bajo el catolicismo y la monarquía; los criollos debían continuar
esa obra de reconstrucción de la identidad nacional, respetando su legado
hispánico, católico y monárquico. El Perú debla ser dirigido por un gobierno fuerte
asentado en Lima, investido por Dios (bendecido por la Iglesia), con el derecho
soberano de dictar leyes para todos, como una aristocracia del conocimiento creada
por natura. El sufragio selectivo debía apartar a los indios del voto, puesto que su
"incapacidad natural" los hacia inelegibles para ciudadanos (Poole, 1997).
Tres años después del discurso de Bartolomé Herrera, el país, hasta entonces
considerado en bancarrota por su imposibilidad de pagar las deudas acumuladas
desde antes de la Independencia, cambió radicalmente su suerte cuando la
exportación del guano de las islas permitió la súbita entrada de ingentes riquezas.
La prosperidad del país creó las bases económicas para la consolidación de este
proyecto político. En el interior, la debilidad del Estado central dio lugar a la
privatización del poder y a la constitución de fuertes poderes locales que se
encargaron de encuadrar a la población indígena a través de la violencia y de la
imposición de relaciones de servidumbre, apoyándose en el racismo antiindígena
colonial. Surgió así el gamonalismo republicano, una especie de feudalismo andino,
que durante más de un siglo bloqueó la incorporación de la población indígena a la
ciudadanía. El racismo antiindígena era compartido por la población
occidentalizada. Algunas décadas después, las elucubraciones del conde Joseph
Arthur de Gobineau (1816-1882), quien en su Essai sur l´inegalíté des races
humaines (1852) sostenía que las diferencias entre los individuos tenían un origen
natural, biológico, fueron entusiastamente asumidas por las élites
latinoamericanas. Este respaldo dio a los prejuicios racistas la legitimidad de los
hechos científicamente comprobados.
Continuidades y Rupturas
104
Otra importante continuidad fue la persistencia de la utilización gratuita de la fuerza
de trabajo indígena. Esta era regulada en la época colonial a través de la mita, que
fue abolida por San Martín y Bolívar. Sin embargo, el servicio gratuito indígena
volvió a ser establecido bajo distintas modalidades en los países andinos en
cuanto se afirmó la República. La más importante en el Perú fue el "servicio a la
República": la obligación de los indígenas de trabajar un número de días al año
gratuitamente en las obras estatales. El Estado central era muy débil y con
frecuencia este trabajo fue usufructuado por los grupos señoriales del interior en
su propio beneficio. Los indios denominaron "República" a este trabajo forzado.
Los municipios usufructuaron también ampliamente esta fuente de trabajo
gratuito.
La última continuidad, por cierto, no la menos importante, fue la del papel central
de la Iglesia en la República, con su gran poder sobre las almas. Pero la base de
su poder material no era solo su ascendiente espiritual. En el Perú ella tenía
ingentes propiedades inmuebles, fruto de donaciones (los bienes de manos
muertas), diezmos, censos y capellanías, que constituían en esencia impuestos
forzados sobre la producción agropecuaria, que se mantuvieron vigentes hasta
mediados del siglo XIX.
105
equiparable a la del antiguo curaca. Este último basaba su legitimidad al interior de
las sociedades originarias en su linaje noble, siendo el cargo hereditario. Los
alcaldes de indios se vieron obligados a buscar nuevas fuentes de legitimidad,
como desempeñar el rol de sacerdotes de los cultos ancestrales (“hechiceros",
para los párrocos encargados de perseguir sus cultos), a fines del siglo XVIII
(Millones 1978), o a buscar esta legitimidad en el reconocimiento de los funcionarios
del aparato estatal, luego de la Independencia. Estos vendieron caro ese
reconocimiento. En la segunda mitad del siglo era ya usual que las autoridades
indígenas tuvieran, como parte de sus funciones, la obligación de ir a laborar por
turnos como sirvientes (pongos, semaneros), a las casas de las autoridades políticas
(prefectos, subprefectos, gobernadores) y eclesiásticas. Asimismo, devinieron en
simples auxiliares gratuitos del Estado, ubicados en el último peldaño de la
estructura de poder. Varios subprefectos recomendaron al poder central “legalizar”
la institución de los alcaldes-vara, pues estos cumplían una importante función
como auxiliares gratuitos de la policía: mientras el Estado centrar no tuviera
fuerzas suficientes para instalar puestos de gendarmería en el interior podía y
debía contar con tan valiosos (y gratuitos) auxiliares (Manrique 1987).
Los problemas que se plantearon desde el inicio a la joven nación no eran solo de
las diferencias económicas abismales ente los habitantes del territorio peruano.
Tampoco se limitaban a las diferencias étnicas existentes entre sociedades que eran
percibidas distintas por su cultura, religión, idiomas, costumbres, etc.; si este fuera el
problema hubiera sido posible construir un Estado multinacional, como los que
abundan en el mundo, Europa incluida. Esta alternativa estuvo excluida desde los
inicios por el racismo colonial que justificaba la dominación de la nueva elite
republicana. El racismo supone algo más profundo que la discriminación étnica; es la
negación de la humanidad del otro, que es considerado biológicamente inferior, por
naturaleza. Si la inferioridad étnica de los indígenas (de la que, obviamente, también
estaban convencidos los criollos) podía ser superada a través de los programas de
“integración del indio a la nación”, su inferioridad biológica —inmutable, por estar
basada en las leyes naturales— solo tenía dos soluciones posibles en el largo
plazo: o el exterminio físico, como se emprendió en muchos países de América a
los que la élite peruana envidiaba, o la regeneración biológica gradual, a través de
la mezcla racial con ejemplares de la raza superior, blanca. De allí que hablar de
proyecto nacional durante el siglo XIX fuera sinónimo de colonización, y esta, de
inmigración blanca. De allí también que surgiera esa ideología que consideraba al
Perú un “país vacío”, que era necesario poblar promoviendo la inmigración,
ideología que subsistió durante el siglo XX en relación con la Amazonía. La
inmigración blanca era imprescindible para asegurar la superación de las taras
raciales de la población no blanca, pero además debería cumplir la función de
asegurar la hegemonía de la fracción europea de la población sobre todo el país.
106
historia europea en la que se inspiraron nuestros ideólogos republicanos, donde la
fundación del Estado estuvo precedida por la creación de las naciones, en el Perú
se fundó el Estado allí donde no había nación. Se sentaron así las bases para ese
desencuentro, que no ha podido superarse hasta ahora, a pesar de los cambios
vividos en los últimos 180 años, entre el Estado y la sociedad.
El Perú tiene fronteras con cinco países vecinos y se enfrentó en guerras contra
cuatro de ellos. De estos conflictos, el más enconado fue la guerra con Chile (1879-
1884), tanto por su duración, cuanto por la forma corno afectó al país, con la
ocupación de la capital y de buena parte del territorio nacional, así como con la
destrucción de su infraestructura productiva. A lo largo de ese conflicto, que
desencadenó una profunda crisis económica, social y política, se logró afirmar una
conciencia nacional en vastos sectores sociales tradicionalmente marginados, como
sucedió con el campesinado de la sierra central, que se movilizó masivamente
contra la ocupación chilena durante la campaña de la Breña (Manrique 1981). Allí
donde no existían las condiciones para la formación de un nacionalismo positivo,
basado en lo que los peruanos tenían en común, surgió una conciencia nacional de
la oposición frente los chilenos. Este proceso pudo abrir la puerta para la
construcción de un nacionalismo positivo, que incorporara a la población indígena a
la ciudadanía. Así lo planteó agudamente Manuel González Prada, quien,
partiendo de denunciar la irresponsabilidad de los conductores nacionales que
llevaron al país al desastre durante la guerra, avanzó hasta señalar que el
problema medular del Perú republicano era la radical distancia existente entre los
postulados democráticos del ideario de los fundadores de la República y la realidad
social vigente. González Prada calificó de gran mentira una “República democrática
(...) en que dos o tres millones de individuos viven fuera de la ley”. Pero, pasada la
emergencia bélica, la clase dominante prefirió retomar a la situación anterior,
reforzándose el gamonalismo y la exclusión de los indios del poder.
107
primera Historia del Perú, quien veía la solución del "problema del indio" en el
mestizaje biológico con razas superiores, europeas. Lorente estaba convencido
de que la superioridad racial europea iba acompañada de una mayor potencia
genésica, que terminaría por blanquear definitivamente al Perú en unas cuantas
generaciones, así que se difundiese el mestizaje biológico. Esta posición sería
retomada y desarrollada a comienzos del siglo XX por el más importante ideólogo
de la República Aristocrática, Francisco García Calderón, que opinaba que los
incas eran una raza conquistadora, posiblemente proveniente da las riberas del
Titicaca, que se había impuesto sobre los indios y que habría recurrido a la
deformación craneana como un medio de control social.
108
mestizos que compartían sus valores y su visión del mundo, la constitución de la
nación pasaba, en unos casos, por la desaparición de los indios: su exterminio
puro y simple —la "vía inglesa"—. Para otros, debía promoverse la inmigración
de individuos de "razas vigorosas", que permitieran superar las taras biológicas
de los indígenas a través del mestizaje biológico. Aun a fines del siglo XIX el
"desarrollo nacional" era sinónimo de inmigración, considerada esta como la
importación de población europea, como lo consigna la Ley de Inmigración de
1893. Para los progresistas, en fin, se trataba de redimir al indio por medio de la
educación. La "redención" del indio consistía en que este dejara de serlo. No
eliminarlo física sino culturalmente. El etnocidio cultural.
109
ACTIVIDADES SUGERIDAS
1. ¿Por qué el autor sostiene que “El Estado precedió a la nación”? Argumente su respuesta.
2. Durante la transición de la Colonia hacia la República, hubo aspectos que permanecieron y
otros que cambiaron. Al respecto, identifique y explique tres continuidades y dos rupturas.
3. ¿Por qué las ideas racistas justificaron el dominio de la élite criolla en el Perú republicano?
110
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
Augusto Ruiz Zevallos
CAMBIOS DEMOGRÁFICOS
El Perú de finales del siglo XIX todavía seguía siendo un terreno dominado por
las enfermedades infecciosas. La tuberculosis era una de las principales
111
causas de muerte en ciudades como Lima, con el 25 por ciento del total de las
defunciones, según una inspección del doctor Emilio Coni realizada en 1901.
Epidemias como el tifus, la malaria, la peste bubónica, la viruela, la disentería,
la tifoidea, el sarampión y la fiebre amarilla atacaron poblaciones de la ciudad
y del campo, especialmente de la costa. En 1887, según reportó el médico
Manuel A. Muñiz, las muertes producidas por infecciones del aparato
digestivo ocupaban el tercer lugar de las causas de la mortalidad en la
capital de la República, después del paludismo y la tuberculosis. En el caso
de los recién nacidos, estas infecciones representaban una alta proporción,
incluso para épocas posteriores. En el cuatrienio de 1918 a 1921 murieron
en total 5.212 niños menores de 1 año por diversos males, siendo la causa
principal la diarrea o enteritis con 2.044 casos, lo que equivale a cerca del
40 por ciento.
La fiebre amarilla, que era endémica en las costas peruanas, en 1919 azotó
las ciudades norteñas de Paita, Sullana y Piura. Meses después la epidemia
se extendió a ciudades de Lambayeque y se sincronizó con otras
enfermedades. Hacia mediados de 1921 la fiebre amarilla se había extendido
desde el sur de Piura hasta el norte del departamento de Ancash. Se estimó
que, entre 1919 y 1921, hubo un total de 15.000 casos, de los cuales murieron
1.500 personas. Según Marcos Cueto, en Catacaos, se dieron
simultáneamente fuertes epidemias de peste bubónica y fiebre amarilla que
fueron acompañadas de casos de viruela, disentería, tifoidea y sarampión. En
Paita, sus 3.000 habitantes estaban expuestos a un severo brote de peste,
mucho mayor que la fiebre amarilla. «Durante varias semanas las muertes por
la peste en Paita llegaron a cinco al día», informa Cueto. Sólo en la costa norte
fueron reportados durante ese periodo 17.843 casos de peste bubónica. En la
sierra Norte también hubo brotes fuertes de esta enfermedad. En Cajamarca
«la, letalidad fue marcada: hasta 1916, 213 de los 351 casos registrados
habían fallecido». Como señaló Marcos Cueto, la peste bubónica, enfermedad
que hizo su ingreso al Perú en 1903, se convirtió en endémica en los
principales puertos del país y en algunas ciudades de la sierra, al menos hasta
1930.
Una epidemia que afectó por igual a los centros poblados de la costa y de la
sierra fue la llamada «gripe española» (España fue el primer país que ventiló
el problema; Estados Unidos —país donde se inició— y el resto de países
involucrados en la I Guerra Mundial impusieron la censura con el fin de no
desmoralizar a sus tropas). Se trataba de una gripe que desencadenaba una
mortal neumonía y fiebres en la mayoría de quienes la contraían. Se calcula
que en dos años murieron 40 millones de personas en el mundo. Aún no
112
sabemos cuántos murieron en el Perú. Pero, ya en enero de 1919, el diario
La Prensa, al informar sobre el movimiento demográfico en Lima del año
anterior, subtitulaba: «El año 1918 ha sido pavoroso para la población: los
estragos producidos por la gripe». En efecto, en los cuadros estadísticos que
reproduce ese diario, se aprecia una desviación de la tendencia central al
descenso de la mortalidad en Lima, además de que un buen porcentaje de
las muertes ocurrió en los meses de noviembre y diciembre, cuando la
«gripe española» empezó a golpear con fuerza a nuestro país. En total
murieron 346 personas víctimas de la gripe en ambos meses, mientras que,
de enero a octubre, en total, habían muerto por el mismo mal tan sólo 50
personas.
113
gallinas, chanchos y cuyes». A veces, como ocurría en el puerto de Paita, los
trabajadores habitaban en casuchas de caña o depósitos de madera de las
compañías, siendo por ello altamente propicias a la propagación de la peste.
Incremento de la población
114
ellas, sectores alimentados por el auge exportador, como la industria de
bienes de consumo y los servicios urbanos, evidenciaron una mayor
demanda de mano de obra. Además, como efecto indirecto de ese auge, el
Estado incrementó el gasto en educación, salud y policía, sectores que
vieron incrementar su volumen de asalariados.
¿Lograban un mejor nivel de vida en las ciudades? Todo parece indicar que, en
efecto, así era. La alimentación en las ciudades era mejor y más diversa que en
el campo, donde la siembra dependía de las posibilidades que ofrecían los
pisos ecológicos, y a veces, como en la puna, era muy poca la variedad de
plantas y animales de los que se podía disponer. Aunque, como veremos
luego, en algunas zonas los campesinos suplieron esta desventaja, comprando
productos en las ciudades, gracias a que se agenciaban con dinero mediante el
trabajo temporal o la venta de sus productos. La vida en la ciudad brindaba una
mejor posibilidad calórica en una época en la que el consumo per cápita de
carne entre obreros y artesanos era más alto que el actual (en una época,
además, en la que las vísceras se arrojaban a los gallinazos o se regalaban a los
menesterosos que merodeaban el camal, como se informaba mes a mes en el
Boletín Municipal al dar cuenta del movimiento de ganado beneficiado en el
Matadero General). Aunque el consumo de carne fue descendiendo lentamente
en los principios del siglo XX, no se trató de una disminución drástica. En 1920 se
beneficiaron 60.251 reses y 69.395 carneros que, en conjunto, en una población
de 223.000 personas en la provincia de Lima, se tradujeron en un promedio de
913 gramos de consumo semanal per cápita, una cifra considerable, que sólo se
115
explica si tomamos en cuenta la alta estima que los trabajadores de esos años
sentían por la carne, lo que incluso podía conducirlos a sacrificar otros consumos.
Como parte del esfuerzo del Estado por erradicar las «enfermedades evitables»
que diezmaban a la población, en 1887 se promulgó el Reglamento General de
Sanidad y, 5 años después, la Ley Orgánica de Municipalidades, que normaba
las atribuciones de los municipios en materia de salud pública, incluyendo las
visitas a domicilios y a instituciones y el dictado de las medidas convenientes para
mejorar el estado de higiene y salubridad. En 1896 fue creado el Instituto de
Vacuna y Seroterapia. En los primeros años del siglo XX, este organismo público
elaboró ingentes cantidades de vacuna antitífica mixta «que se enviaban a todos
los ámbitos de la República» para su aplicación gratuita en diferentes centros.
Las posibilidades sanitarias en este aspecto estuvieron por encima de la
amenaza que representaba el tifus, hasta tal punto que los médicos venían
clamando para que la vacunación contra el tifus fuera declarada obligatoria.
116
obligatorias a las casas. Como informó El Comercio, en total se visitaron 19.174
domicilios, se refaccionaron 645 fincas y se extrajeron 2.395 metros cúbicos de
basura del interior de las viviendas, según informaba el alcalde de Lima al director de
Salubridad.
Las campañas sanitarias dieron resultados positivos. Las cifras de mortalidad por
fiebre tifoidea ocurridas en Lima entre 1903 y 1923 bajaron. En el primer año se
registraron 142 casos, al año siguiente éstos disminuyeron a 117. En 1907 el
número bajó a 84 muertes y, aunque al año siguiente subió a 114, ya no se volvió
a la cifra de 1903. En los años siguientes, la mortalidad por esta enfermedad
siguió bajando, a pesar del repunte de 1913 (con 104 casos) hasta llegar a 71
muertes en 1923.
117
Peloso y Peter Klarén, entre otros, amplios sectores de campesinos de
comunidades indígenas y ciertos colonos pastores de haciendas tradicionales, los
migrantes estacionales y posteriormente proletarios mineros, los enganchados en
las haciendas azucareras y yanaconas y arrendatarios algodoneros, además de
otros sectores laborales, aunque fueron explotados y afrontaron las
consecuencias de los flujos económicos, pudieron experimentar algunos
progresos en su nivel de vida a lo largo del periodo.
La población foránea
En efecto, en los principios del siglo XX hubo empresarios chinos con grandes
capitales que eran, por lo general, importadores de artículos del exterior,
aunque no faltaban los agricultores, ya fueran arrendatarios o propietarios. En
1924 Dora Mayer contabilizó, sólo para el valle de Lima, un total de seis
haciendas de regular dimensión dedicadas básicamente a la caña de azúcar y
al algodón, que empleaban un total de 910 trabajadores. Un caso destacable
fue la sociedad que establecieron Aurelio Pow San Chia y otros chinos
apellidados Chia y Kenchau, que llegó a figurar entre los grupos de poder
económico más importantes del Perú de entonces.
118
de venta al menudeo, que antes eran ocupados sobre todo por inmigrantes
italianos.
119
como arrendatarios y la gran mayoría, el 63 %, al sector del comercio. En 1930
había en total 20.295 japoneses en el Perú, distribuidos en distintas ciudades:
Lima (15.735), El Callao (1.990), La Libertad (749), Junín (575), Ancash (329),
Lambayeque (259), Ica (251), Piura (137) y el resto en Huánuco, Loreto, San
Martín, Moquegua y Puno.
Pero el caso típico del inmigrante italiano en los principios del siglo XX no fue
éste sino el de aquél que luego de trabajar como dependiente de un paisano
ahorraba un pequeño capital y lo invertía en un negocio de venta de abarrotes,
frutas, alimentos preparados y licor, o quizás en un taller de zapatería o
curtiduría. Al igual que la colonia china, la mayoría de italianos se dedicaba a la
venta al por menor de artículos indispensables para las familias, desde
carbonerías hasta pulperías. Sin embargo, como lo muestra el historiador
Bonfiglio, entre 1910 y 1920, se registró un importante ascenso social de los
italianos en Lima, que dependió básicamente de las posibilidades de
diversificación económica por parte de una nueva generación más calificada
(hijos o parientes de inmigrantes llegados en el periodo anterior) que aspiraba a
algo más que a la pulpería.
120
Además de italianos, llegaron cosacos rusos, aunque en reducido número,
para asentarse en los valles del departamento de Ayacucho; polacos,
ingleses y alemanes lo hicieron en mayores cantidades. La migración judía
en los principios del siglo XX no fue muy numerosa, pero importante por el
impacto de sus miembros en la acumulación de capital comercial, además
de los aportes culturales que realizó en el Perú.
LA ESTRUCTURA SOCIAL
La oligarquía
Los cambios incluyeron a la propia elite oligárquica, que, desde el control del
Estado, impulsaba el proceso modernizador. Las fuertes inversiones
realizadas implicaron cambios decisivos en la organización y hasta en la
misma mentalidad de la clase empresarial. En este sentido, ni la clase
dominante ni el periodo en su conjunto fueron «aristocráticos», como señaló
Basadre, sino más bien burgueses, como precisó Alfonso Quiroz, al identificar
los ideales, los orígenes y en suma la experiencia burguesa de la elite que
impulsaba la modernización del país. En efecto, la manera «bastante racional-
capitalista» con que la elite financió y promovió sus negocios la hizo
expandirse hacia distintos sectores agrocomerciales e industriales, y
organizarse en modalidades como los trusts, evidenciando entre 1890 y1930
una alta capacidad para crear y controlar instituciones financieras: unos 10
bancos comerciales, 11 compañías de seguros, 3 cajas de ahorro, 4 secciones
hipotecarias y hasta 40 urbanizadoras; instituciones financieras que estuvieron
concentradas en Lima, aunque algunas abrieron sucursales en provincias.
121
Casa Grande absorbió a la hacienda Roma. A pesar del proceso de
concentración, el tamaño de la elite económica era mucho más grande de lo
que se pensaba cuando se evocaba la imagen de «las 40 familias». Además, si
bien la agricultura para la exportación fue la base de la riqueza de la oligarquía,
también fueron importantes las inversiones inmobiliarias.
122
cristalizó en una serie de políticas con relación a las clases populares que iban
desde la extensión de la educación pública, incluyendo la educación técnico-
laboral, hasta la institucionalización de una serie de festividades como el
carnaval. Desde la Universidad de San Marcos, el Centro Universitario,
controlado por estudiantes integrantes o vinculados a la oligarquía, desarrolló la
«extensión universitaria», una especie de proyección social destinada a mejorar
las condiciones de vida de las clases trabajadoras mediante la educación no
formalizada. Sin embargo, estas políticas estuvieron dirigidas hacia la población
urbana, dejando a un lado a la gran masa indígena, a la que, por el contrario, se
le privó del derecho al voto con la reforma del artículo 38 de la Constitución de
1860. Además, la moderación en el lenguaje con respecto a los plebeyos
urbanos iba de la mano de una actitud autoritaria que descartaba la posibilidad
de que estos sectores tuvieran una injerencia democrática. Esto quedó claro con
el golpe de Estado contra el presidente Billinghurst en 1914, cuyo gobierno logró
fuerte respaldo de «insolentes» sectores del pueblo, según el hacendado Ramón
Aspíllaga, siendo ésta la razón principal por la que el ejército dio el golpe contra
Billinghurst. En suma, había una voluntad de mirar a los sectores populares con
arreglo a criterios modernos, pero en los hechos, las decisiones políticas que
tomaba la oligarquía dejaban fuera a los amplios sectores de trabajadores del
campo y de la ciudad.
Los gamonales
Los gamonales estaban enlazados con los campesinos por relaciones que
combinaban despotismo y paternalismo. Apoyándose en el juez de paz y en la
123
autoridad policial local, demostraban su poder con violencia cuando decidían
una acción a favor de sus intereses, por ejemplo, al desalojar a un colono de la
vivienda y la parcela que se le habían dado como parte de la contraprestación.
Esto no sólo ocurría en las haciendas del sur andino. Según testimonios de
ancianos, recogidos por Karim Apel, que, siendo niños, vivieron en las serranías
de Piura, el cepo y los castigos de los mayordomos estaban a la orden del día y
los perros del amo comían mejor que los colonos. «El hacendado hacía lo que
quería».
La masa campesina
En las haciendas, los gamonales mantenían relaciones casi serviles con los
colonos y sus familias. En algunas de ellas los campesinos tenían la obligación
de trabajar 180 días para el hacendado sin recibir pago alguno, es decir, una
semana en la hacienda y la siguiente en su parcela, corno señalaron Burga y
Flores Galindo. Según los autores, no siempre existía esta división espacial y
cronológica. En las haciendas de la puna, así como en Ancash y en la sierra
Central, los colonos dedicados al pastoreo tenían que encargarse durante el año
del ganado del dueño, además de su pequeño rebaño. Las obligaciones no sólo
eran productivas y debía cumplirlas tanto el colono como su familia entera. Estas
obligaciones podían ser: trabajo agrícola en el ayni, transporte en llamas y
pongaje (trabajo servil) del colono o su mujer, tanto en la casa hacienda como en
las residencias de Cuzco, donde desempeñaban labores de construcción u otra
actividad a la que fuesen asignados. Para esto, el hacendado ejercía su dominio
a través de una cadena de mandos, logrando la obediencia mediante la
amenaza, los latigazos, maltratos y usurpaciones. En el primer eslabón estaba el
administrador, seguido de los mayordomos mestizos para cada una de las
estancias que componían la hacienda. Luego venía el mandón, que era un
indígena designado por el administrador para ordenar el trabajo en una estancia
durante el año. Finalmente, los varayoc o alcaldes de indios y regidores que eran
124
elegidos por los indígenas y que gozaban del reconocimiento del gamonal y el
cura.
En las haciendas del norte la relación entre los gamonales y los campesinos
presentaba matices, dependiendo de la forma en que se realizara el pago de la
renta de la tierra. En el departamento de Cajamarca, por ejemplo, los colonos
eran los campesinos que pagaban (ellos y sus familias) su renta por una
parcela de tierra y derechos de pastoreo mediante los servicios personales y
faenas. Muchos de los colonos de principios del siglo XX habían nacido en la
misma hacienda y por ello su grado de dependencia con el patrón fue mucho
mayor. En estos casos, al igual que en el sur andino, era común que el
trabajo doméstico en la casa hacienda lo realizaran la mujer y los hijos
pequeños de los colonos de manera rotativa. Otro grupo estaba constituido
por los campesinos aparceros, quienes, por lo general, pagaban la renta con
especie y con faenas. Finalmente, había un grupo de arrendatarios, quienes
procedían, por lo general, de las comunidades campesinas y pagaban la renta
por la tierra y derechos de pastoreo en dinero y en faenas. En los principios
del siglo XX, los acuerdos por arrendamiento se incrementaron debido a la
presión demográfica en el interior de las comunidades y al hecho de que la
clase terrateniente ejercía el virtual monopolio de las tierras para pastoreo.
Los arrendatarios, a su vez, establecían acuerdos con otros campesinos, los
subarrendatarios, o también con aparceros, a quienes presionaban para
poder cumplir con la cantidad fija de dinero que había sido acordada con el
patrón de la hacienda. De los tres grupos de campesinos, el que soportaba
las mayores presiones, en términos de obligaciones, era el colono.
Las comunidades indígenas eran una herencia de las comunidades que había
creado el virrey Toledo y que funcionaron para sustentar la explotación
minera mediante el sistema de la mita. Luego, durante el siglo XIX y ya con la
república, sirvieron para recaudar el tributo, hasta que fue abolido por el
presidente Ramón Castilla; aunque se restauró nuevamente en 1867 y 1896,
durante breves periodos, los indígenas habían dejado de tributar como en los
tiempos coloniales. Las comunidades siguieron funcionando básicamente por
el arraigo en la población andina de las prácticas que implicaran la ayuda
mutua. Pero tanto el importante crecimiento poblacional como también la
misma abolición del tributo y el dinamismo económico llevarían a un
predominio de la conducción individual y al reforzamiento de los mecanismos
de herencia, en desmedro del colectivismo que fue más efectivo en las tierras
125
en común. Aunque sobrevivió la reciprocidad interna que las caracterizaba,
junto a una fuerte identidad local-familiar, que se expresaba incluso en las
vestimentas que singularizaban a cada parcialidad, se podría decir que la
modernización, y en particular el mercado, delineó un mayor peso de las
economías familiares, especialmente en las comunidades de la sierra Central,
donde, además, la expansión de las haciendas sobre la tierra de las
comunidades no fue tan marcada durante esos años gracias a la oposición —
incluso armada— de los comuneros, que fue una secuela de la resistencia
nacional durante la campaña de la Breña, analizada por Nelson Manrique. En la
sierra Norte el peso de las comunidades había disminuido desde los tiempos
coloniales, en que se consolidó territorialmente la hacienda de un modo más
marcado que en otras regiones, como el sur, donde desde mediados del siglo XIX
la presencia importante del régimen de hacienda implicó el sometimiento de las
comunidades y la enajenación de parte de sus tierras, estimulada por el
incremento de la demanda de las lanas en el mercado internacional,
especialmente británico. Con todo, el gamonalismo encontró una decidida
resistencia en las comunidades, incluso en el sur, lo que visto a largo plazo
contribuyó a la vigencia de las comunidades como agente protagónico en el
campo e imposibilitó que los hacendados contaran con más tierras y con mano
de obra a sus anchas. La población sometida en las haciendas fue de lejos menor
que la población de las comunidades. En este destino también representó un rol
la acción del Estado en 1919 y en 1924, cuando, bajo la influencia de indigenistas
como Hildebrando Castro Pozo, el gobierno de Leguía les otorgó el
reconocimiento legal que la República desde sus inicios les había denegado.
Entre 1926 y1935 fueron inscritas 411 comunidades, pero ya en 1925 Abelardo
Solís llegó a contabilizar alrededor de 1.500 comunidades.
126
aparecieron mercados dominicales en los pueblos situados al pie de la vía
férrea. Allí los indígenas, a la vez que eran importantes vendedores de lana,
eran también los principales compradores en los tambos de las ciudades. Es
decir, había un mutuo beneficio en la medida en que los indios recibían dinero
para comprar productos que necesitaban, a cambio de aportar la lana necesaria
para los exportadores, sobre todo en el segundo semestre del año, cuando las
haciendas paraban la trasquila de los animales. Esta situación vino funcionando
regularmente en la última década del siglo XIX y en las primeras décadas del
siglo XX, aunque no faltaron años de crisis, determinados por la baja en el
precio de las lanas debida a la reducción de la demanda internacional. En
estos casos, como señala un testimonio de la época, «la indiada está muy
pobre porque no hay negocios comerciales» y eso hace que las tiendas de
abasto entren en paro. Con todo, la tendencia de los campesinos que
comerciaban con lana en ese largo periodo es hacia el incremento de su
consumo y a un relativo mejoramiento de su nivel de vida.
127
desarrollo poblacional de las haciendas azucareras en la costa norte, se
convirtieron en abastecedores de alimentos. En estos casos la articulación
entre la economía campesina y el capitalismo tenía lugar no sólo en el
mercado de trabajo, sino también en el mercado de productos, con el
consiguiente beneficio mutuo.
Ha sido factible entre los historiadores ver el enganche como una relación en la
cual los campesinos asumían un rol pasivo resultado del engaño, sobre todo al
recordar el caso del auge de la exportación de caucho, que, si bien estimuló el
crecimiento de ciudades como Iquitos y proporcionó algunos beneficios para
sectores de la población, también produjo la muerte de miles de indígenas
amazónicos por las infecciones y las condiciones de trabajo. Sin embargo, esta
experiencia no se repitió en otras situaciones. Muchos otros analistas (como
Blanchard, Bauer, Albert, Deere, Peloso) han puesto la mirada en el incentivo
monetario que inducía a que los campesinos empobrecidos de la sierra
migraran, al menos estacionalmente. De acuerdo con Deere, las familias
campesinas más pobres estaban más que deseosas de tomar los adelantos
para resolver emergencias familiares, padrinazgos en fiestas religiosas o el
pago de deudas. Las entrevistas realizadas por la autora indican que, en el
curso de las cuatro primeras décadas del siglo XX, a medida que en la provincia
de Cajamarca se agudizaba la escasez de tierras, una cantidad cada vez mayor
de campesinos migró voluntariamente como parte de una estrategia familiar de
generación de ingresos. El enganche se convirtió cada vez más en el sistema
crediticio de los campesinos, que garantizaba el consumo adelantado del
trabajo realizado. Además, el desarrollo de este sistema tuvo repercusiones en
la monetización de la economía campesina en Cajamarca. En las dos primeras
décadas del siglo XX, el grueso del ingreso salarial obtenido por los trabajadores
estacionales fueron adelantos en efectivo que se gastaron en la sierra.
Posteriormente, cuando el enganche perdió vigencia, los migrantes campesinos
ahorraron dinero y lo invirtieron en su lugar de origen, comprando desde
aguardiente y chancaca hasta cuero, jebe y tintes para sandalias; desde
sombreros de Celendín y bayeta para la confección de ropas hasta arados de
acero y azadones.
128
sin adelantos, atraído por la diferencia entre los salarios de la costa y la sierra,
cuya relación era de siete a uno. Como señala Deere, esta migración
voluntaria, sin duda, fue facilitada por la anterior experiencia de otros
cajamarquinos con el sistema de enganche. El enganche, en suma, fue un
camino irreversible hacia la proletarización. En muchos casos esto se debió a
una elección racional de los trabajadores que empezaron a estimar y a crear
una nueva identidad moderna: es decir, con el transcurrir de los años, los
trabajadores enganchados, al igual que migrantes, se fueron transformando en
proletarios agrícolas.
Finalmente, tenemos a los yanaconas. Otro caso que implicó una migración
movida por la obtención de monedas fue el régimen de yanaconaje que regía
en las haciendas algodoneras del sur de Lima, y especialmente de Ica. Mediante
este sistema, los campesinos estaban obligados a sembrar algodón y a recibir
del patrón herramientas, insumos y préstamos que luego pagarían con intereses,
a cambio de parte de la cosecha por concepto de renta. En los años en que el
negocio atravesaba periodos de alza, el valor del retorno fue muy grande, con lo
cual se beneficiaron los hacendados y los mismos campesinos yanaconas, cuyo
número había subido de 21.000 en 1916 a 41.000 en 1923. Las ganancias
obtenidas fueron reinvertidas en sus propias parcelas, en la sierra, y gastadas en
las festividades que finalmente contribuían a consolidar la unidad de los
comuneros. Se podría decir que gran parte de los campesinos y arrendatarios se
benefició con los ingentes ingresos por las exportaciones algodoneras durante el
periodo, aunque, con el aumento de la oferta de trabajadores, hacia 1910, los
yanaconas perdieron la autonomía que habían tenido con respecto a los
hacendados. Pese a ello, el yanaconaje recuperó parte de sus derechos al
finalizar la década de 1920.
El naciente proletariado
129
una disciplina laboral, recibió la influencia de los movimientos anarquistas y se
organizó en sindicatos para luchar por mejoras en sus condiciones de existencia.
De acuerdo con el Extracto Estadístico del Perú, el número de braceros
dedicados al cultivo, la cosecha y el procesamiento de caña de azúcar fue en
aumento a partir de 1912. En este año eran en total 18.945 hombres dedicados a
estas faenas, mientras que, tres años después, ascendieron a 24.433. En 1919
la cifra de obreros agrícolas en las haciendas azucareras llegó a 26.496,
mientras que en 1925 ésta aumentó a 30.159.
130
En las urbes importantes del país todavía predominaba la producción artesanal
sobre la producción industrial y, en lo que a masa laboral respecta, es
indudable que los trabajadores adscritos al régimen artesanal predominaban
ampliamente sobre el personal que laboraba en fábricas.
La clase media
En los principios del siglo XX, hubo al menos dos tipos de sectores medios.
El más estudiado es el de los pobres de clase media, aquellos que vivían en
cuartos de casas de vecindad «mugrosos e insalubres», en peores
condiciones que las de los callejones donde vivían los artesanos y obreros,
con el fin de proyectar una apariencia decente. Procedentes de familias
criollas o mestizas, generalmente de tez clara, los pobres de la clase media
fueron empleados del Estado o de las casas de comercio que, en su esfuerzo
por distanciarse de las clases laborales y acercarse a la élite, sacrificaron
muchos consumos, como el alimento, y fueron objeto de muchas
observaciones en los principios del siglo XX que finalmente los retrataron como
protagonistas de un gran drama. Siendo su objetivo una imagen de decencia —
ajena a artesanos y obreros— que les abriera las puertas hacia los salones de
la oligarquía, por lo general quedaban expuestos a la acusación de
«huachafería», palabra resignificada. en Lima para describir al arribista cuya
131
actuación es burda y evidente. A la larga, un estilo de vida que exigía un
elevado consumo mantuvo, según Parker, a muchos de ellos en la pobreza y
quizás algunos lograron sus propósitos.
Etnia y clase
Estos tres factores tenían relación con la migración a la ciudad o a los centros
mineros, agroindustriales y petroleros, indicada anteriormente, aunque de
manera diferente. En el caso de los dos primeros, habría que considerar el
hecho de que un indígena que ya no vive principalmente de la actividad en el
campo —que ahora habla castellano y educa a sus hijos en ese idioma, que
tiene una, nueva ubicación laboral, recibe y procesa información novedosa y ha
modificado drásticamente sus expectativas— toma conciencia de que tiene una
condición diferente de la de los campesinos de hacienda o de comunidad y de
132
que está construyendo una nueva identidad que, en el momento del censo,
podría haber encajado en la nomenclatura de mestizo. Otra posibilidad habría
sido la de ubicarse dentro de lo cholo, pero esta identidad aún estaba en
construcción en el imaginario de los sujetos migrantes y es inexistente como
categoría descriptiva en los censos.
Algo similar ocurrió con la población china. Ésta estaba reducida a los pocos
migrantes que llegaron en el periodo y como grupo étnico era escaso, pues la
mayoría de los descendientes de los antiguos culíes, los «injertos», eran mestizos.
Un caso distinto, aunque no en términos numéricos, lo ofrece la población de origen
japonés, que mantuvo con fuerza una tendencia refractaria al mestizaje.
133
En cuanto a la población blanca no se sabe su número exacto para el total
nacional, ya que el censo de 1940, el único que permite dar una idea aproximada
de cómo habrían sido las tendencias en las primeras décadas del siglo XX, no
ofrece datos específicos, al juntar blanca y mestiza dentro de un solo grupo
poblacional. Sin embargo, es posible que se hayan mantenido algunas
tendencias evidenciadas por el censo de 1876, como la distribución equitativa
de blancos en el norte, centro y sur del país, con presencia relativamente mayor
en El Callao, Moquegua, Cajamarca, Arequipa y Lima; y que representaba al
menos un 13 por ciento de la población total del país. Estamos hablando de
varios cientos de miles de personas blancas para los principios del siglo
distribuidas en diversos estratos socioeconómicos, no solamente pudientes.
134
sistema oligárquico. En segundo lugar, porque, como resultado de lo anterior,
en las ciudades los mestizos tenían que realizar oficios manuales y constituían
el grueso del proletariado industrial naciente.
DOMINACIÓN Y RESISTENCIA
135
Como parte de la precariedad y de la vulnerabilidad estructural en que vivía la
mayoría de trabajadores, el clientelismo político fue una característica muy
marcada en las relaciones de autoridad en el país. El clientelismo supone
relaciones particulares entre desiguales, no legales, y por lo tanto no fundadas en
el derecho sino en el favor. En esa relación los patrones políticos (en la ciudad y
en el campo) otorgaban protección y favores a los clientes (los trabajadores) a
cambio de lealtad, sumisión y apoyo político en su lucha contra otros patrones. El
clientelismo, por lo tanto, se opone a la lógica de los movimientos sociales y a la
de la representación.
En el mundo rural esto era notorio sobre todo en aquellas regiones (como el sur
andino y Cajamarca) donde el poder del gamonalismo y de la hacienda tradicional
era muy fuerte. La falta de pago a los arrendamientos de las tierras o el
incumplimiento en el pago de tributos eran la antesala para cobranzas y
embargos por parte del gamonal con uso de la violencia organizada (bandas
armadas que se presentaban en nombre de la fuerza pública). Como explican
varios autores, esto conducía a caer presa de la dominación del gamonal a
cambio de una protección paternalista de la presión estatal o de otros gamonales.
En muchas oportunidades, los hacendados aprovechaban las rivalidades que
había entre las comunidades para ganar su lealtad, brindándoles protección, ya
fuera mediante la fuerza o la manipulación de algunas decisiones en los juzgados
o prefecturas.
Pero no siempre fue así. Aunque es verdad que las sociedades mutualistas
muchas veces fueron alentadas por los patrones, y sus dirigentes manipulaban
con el fin de lograr beneficios personales, también es cierto que éstas
fomentaban la solidaridad, la reciprocidad —forjando ciudadanos con deberes—
136
que, en algunos casos decisivos, apoyaron medidas de lucha, como la que
condujo a Guillermo Billinghurst aun gobierno claramente enfrentado a la
oligarquía, y a la lucha por el abaratamiento de las subsistencias en 1919.
Además, hay que precisar que, así como los artesanos mutualistas en muchas
oportunidades elevaron petitorios y gestionaron beneficios para los
trabajadores, los campesinos desarrollaron una labor de resistencia cotidiana
que implicaba en algunos casos el no pago del tributo y en otros la
desobediencia a las disposiciones prefecturales que favorecían a los
gamonales. En muchas ocasiones hubo violentas revueltas y rebeliones, tanto
en el campo como en la ciudad. Ello ocurría así porque, al lado del componente
fatalista, existían en los sectores laborales actitudes optimistas que, en
resumen, significaban que los sectores populares, tanto rurales como urbanos,
podían ver la posibilidad de dominar sus destinos.
Revuelta y rebelión
Se podría decir que la mayoría de los conflictos sociales del periodo son
mayoritariamente reactivos. Las luchas contra las cargas fiscales de parte de los
campesinos o el enfrentamiento de las comunidades contra la invasión de las
haciendas son los ejemplos más típicos de los movimientos reactivos ocurridos
en el campo. En la ciudad, lo son las protestas contra la implementación de
maquinaria en la fabricación de algunos bienes que se hacían manualmente; los
conflictos, como el de mayo de 1909, entre peruanos y trabajadores chinos, que
eran vistos como competidores en el mercado laboral; y la terca lucha para rebajar
los precios de los alimentos, como la de mayo de 1919. Todos ellos tienen en común
un apego al modo tradicional en que funcionaba la vida social y económica y la
pretensión de restablecer derechos perdidos.
137
Los más importantes movimientos campesinos que realizó la población indígena
fueron la rebelión de Atusparia (Ancash, 1885); las revueltas antifiscales en
Ayacucho, Cuzco y Puno (1896); el levantamiento de Rumi Maqui en Huancané y
Azángaro (1915); y las revueltas indígenas del sur (1920-1923). Eran parte de un
proceso iniciado con la rebelión de Juan Bustamante en Huancané (1867-1868),
que rompe medio siglo de tranquilidad en los Andes.
Un importante ciclo de revueltas rurales (de 1920 a 1923), también llamado por
algunos autores como la «gran sublevación del sur» (Burga y Flores Galindo 1980),
fue protagonizado por indígenas con claros objetivos antifeudales. El historiador
Manuel Burga sostiene que la restauración de la autoridad indígena y la exclusión de
los mistis «era la ambición latente de un sector del campesinado indígena», pero las
fuentes para documentar la presencia de ambos elementos provienen de las
publicaciones de los hacendados, quienes con ello pretendían deslegitimar el
movimiento indígena, señalándolo como fraccionalista y traidor. Pero, al margen de
ello, un elemento importante en este conjunto de rebeliones y revueltas fue la
participación de los colonos de hacienda en las provincias de Espinar, Ayaviri,
Azángaro, Lampa, Canas, Canchis y Chumbivilcas. En todas ellas los colonos
tomaron las haciendas, aunque no interrumpieron los trabajos productivos. Hay que
recordar que los colonos tenían parcelas y ganado de su propiedad y los
hacendados les compraban la lana compulsivamente y a precios caprichosos. Con la
revuelta, los colonos decidieron vender directamente las lanas a los rescatistas de
las casas comerciales posados en las estaciones del ferrocarril. En otras palabras,
los campesinos eran favorables al libre comercio de este producto.
En Lima, ese mismo año, los obreros coronaban con éxito una huelga a favor de
la jornada laboral de ocho horas y de inmediato, en el mes de mayo,
protagonizaron un motín dirigido por el Comité Pro-Abaratamiento de las
Subsistencias, que dejó como saldo cientos de muertos, tiendas de abasto
saqueadas y cuarteles de cañaverales incendiados por las turbas, además de una
política favorable en relación a la producción y consumo de los alimentos.
CONCLUSIÓN
En suma, en este largo periodo que se inicia tras la Guerra del Pacífico se
registra como telón de fondo una tendencia al crecimiento continuo de la
población, resultado a su vez de la participación de amplios sectores laborales
en los beneficios económicos que traía el auge exportador, de una mayor y
mejor urbanización, y de la intensidad de las campañas médicas.
138
Se registran también cambios importantes en la estructura social debidos a la
diversificación de las inversiones económicas y que acentúan la tendencia de la
oligarquía y algunos gamonales hacia la agroexportación. Sin embargo, esta
tendencia no derivó en un despojo dramático de las tierras comunales: la mayoría
de la población campesina del Perú siguió adscrita a una comunidad, lo que
ayuda a entender por qué se registró una fuerte movilización y no una revolución.
Con todo, nuevos actores sociales surgieron con fuerza al iniciarse el siglo XX
obreros petroleros, trabajadores enganchados que se convirtieron en proletarios
agrícolas, obreros de manufacturas modernas. En las ciudades, donde con más
claridad se aprecian los cambios producidos por la modernización, seguía siendo
mayoritario el sector artesanal.
ACTIVIDADES SUGERIDAS
1. Identifique dos aspectos que provocaron la crisis demográfica en la costa hacia fines
del siglo XIX.
2. Identifique dos medidas sanitarias implementadas por el Estado a fines del siglo XIX
que contribuyeron a disminuir la mortalidad de la población.
3. Explique la relación entre el mestizo y el indio en los ámbitos rural y urbano durante la
primera mitad del siglo XX.
139
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
Martín Monsalve
Esta transición fue impulsada en parte por el Estado que, desde Lima, buscó
extender su autoridad sobre el territorio nacional en detrimento de las élites
regionales. Para lograrlo era fundamental crear una infraestructura vial,
educativa y de salud que uniera a la población en torno al Estado. Si bien es
cierto que las bases para esta política estatal se crearon en las primeras
décadas del siglo xx, aquellas se consolidaron y extendieron después de 1930.
El régimen de Benavides reinicia en la década del 1930 la política vial de
Leguía para unir las diferentes regiones con la capital, conectar a los pueblos
de las diferentes regiones en los ámbitos comercial y cultural, y reactivar el
empleo asalariado. Durante este gobierno se terminó la carretera
Panamericana que atraviesa la costa y la carretera Central hasta la localidad
amazónica de Tingo María. Los sucesivos gobiernos continuaran la política vial
y la combinaron con la construcción de aeropuertos en capitales
departamentales y en zonas comerciales estratégicas.
140
emprendió una nueva «ofensiva educativa» bajo la dirección de intelectuales
indigenistas, como ha estudiado Rojas en «La cultura». Precisamente, para
diseñar mejor estas políticas se decidió en 1938 realizar el primer Censo
Nacional de población del siglo XX.
141
En segundo lugar, la relativa expansión de los servicios públicos de salud y
educación colaboró con reducir las tasas de mortalidad infantil y la expansión de
la esperanza de vida al nacer en la sierra. Consecuentemente, se creó una
mayor presión demográfica sobre la tierra cultivable y de pastoreo en la sierra.
Los campesinos ya no podían heredarles a todos sus hijos varones una parcela
de tierra, por lo que el proceso de migración masculina a la costa se aceleró.
No obstante, cabe resaltar que, por un lado, los cambios que se dieron en la
sierra no fueron homogéneos, por lo que un análisis regional del proceso es
indispensable. Por otro lado, se debe subrayar que la inmigración serrana
también se dirigió a la región amazónica del Perú. Este movimiento poblacional
fue básicamente masculino y ocasionó que varios pueblos de la selva fueran
transformados en incipientes ciudades.
142
Este capítulo dará una visión panorámica de las transformaciones
demográficas y sociales del Perú entre 1930 y 1960, tomando como fuente
principal los censos de 1940 y 1961. Para ello es necesario discutir primero el
significado del censo de 1940 como parte de un proyecto del Estado peruano.
Luego analizaremos de forma general los cambios demográficos nacionales
más importantes y los relacionaremos con los cambios en los sectores
sociales, poniendo énfasis en la aparición de una incipiente clase media. Más
tarde estudiaremos, a través de un enfoque regional, el impacto del fenómeno
más importante del periodo, las migraciones internas, en la selva, la sierra y la
costa peruanas. Pondremos atención a la forma en que las migraciones
alteraron los equilibrios de poder entre las ciudades intermedias, los mercados
regionales y las relaciones sociales. Después, examinaremos el caso de Lima
Metropolitana (ciudad de Lima y el Callao) como el centro de transformaciones
sociales del periodo, y los cambios que ocurrieron en la movilidad social.
La expansión del Estado en las décadas de 1920 y 1930 hacía necesario que
los administradores oficiales tuvieran una mejor idea del tamaño y las
necesidades de la población para orientar las políticas públicas eficientemente.
Por ello, el régimen de Benavides acordó en 1938 la elaboración de un Censo
Nacional de Población y Ocupación que habría de llevarse a cabo el 9 de junio
de 1940. La comisión central del censo estuvo bajo la jurisdicción de Ministerio de
Hacienda y su ejecución estuvo a cargo de Alberto Arca Parró, como director del
censo, quien dos años más tarde, analizó los resultados desde la Dirección
Nacional de Estadística. Así, el censo de 1940 y su posterior análisis significaron
una continuidad de las políticas de gobierno. De esta forma, el Censo Nacional
fue planificado durante la administración de Benavides y ejecutado durante la de
Prado. Dado que era el primer censo en sesenta y cuatro años era crucial para su
éxito que la población estuviera informada de su importancia y de sus preguntas.
Para la comisión era vital que el lenguaje utilizado fuera adecuado a lo que
llamaban la «mentalidad nacional». Por ello, a partir de 1938 se hicieron trabajos
de campo para conocer las características de la población antes de elaborar el
censo. Luego se inició una intensa campaña de difusión con el apoyo de dos
instituciones: el ejército y la escuela. Con el objetivo de explicarles a los militares
y maestros su rol se difundieron los folletos como «¿Qué es el censo y para qué
sirve?» y «Los maestros del Perú y el Censo de Población y Ocupación». Los
maestros rurales serían los empadronadores y se pensaba que si se difundía el
censo entre los niños la información llegaría a sus padres. Para lograr este
143
objetivo Arca Parró mandó elaborar folletos como el escrito por José María
Arguedas, quien reelaboró una leyenda inca en la que se calculaba la población
del Tahuantinsuyo. Este folleto contaba la historia de un maestro mestizo de
Apurímac que explicaba a sus estudiantes que el censo era fundamental para
alcanzar el «progreso nacional» y que estas prácticas eran similares a las
organizadas por los incas.
144
un dato significativo: la población peruana creció en aproximadamente en 59,6
% en un lapso de veintiún años, a una tasa de crecimiento anual de 2,25 %. Se
trataba de una importante recuperación poblacional, pero no de una revolución
demográfica, si tenemos en cuenta que cuando añadimos a la población omitida
por ambos censos la tasa de crecimiento, según el Instituto Nacional de
Estadística e Informática (INEI), sería de sólo de un 1,9 %, bastante inferior al
promedio de América Latina (2,5 %) para el mismo período (y por debajo de la
tasa de crecimiento de 1961-1972 de 2,8 %).
146
geográfica, pues toda la población comienza a concentrarse en Lima. Las
inversiones de la elite siguieron concentrándose en plantaciones
agroindustriales, haciendas y rentas, casas comerciales, industria, minería,
empresas urbanizadoras y banca. Pero la diferencia con respecto a los inicios
del siglo xx fue la concentración del poder económico en Lima, donde el 3,5 %
de la población de ciudad podía ser considerado, en 1961, como parte de la
elite económica nacional. Esto contrasta de manera notable con el 1,5 % y el
0,3 % de concentración de las élites económicas en los departamentos de
Loreto y Ayacucho, respectivamente. Entre los factores que aceleraron este
fenómeno se encuentran la expansión del Estado, que menoscabó el poder de
las élites regionales, y la crisis productiva de la hacienda andina.
147
décadas es el incremento en el porcentaje de la PEA dedicado al sector terciario de
la economía para 1961. La mayor parte de este sector estaba compuesta por
aquellos dedicados a prestar servicios profesionales y los que trabajaban en el
sector financiero. A diferencia de en los años cuarenta, a principios de los sesenta
parece estar consolidándose una clase media profesional. Los datos no muestran
que ocurriera un fenómeno similar con una clase media propietaria, ya sea de
pequeños negocios o de tierras. La mayoría de la clase media profesional era aún
parte de una burocracia gubernamental, sobre todo en los departamentos de la
sierra y selva. Sólo en Lima Metropolitana, donde se concentraban el comercio, la
banca y la industria, la proporción de la clase media profesional contratada por el
sector privado fue significativa.
Richard Webb, en su importante trabajo sobre los ingresos en el Perú, sostiene que
sólo el 1 % de la clase media tenía un ingreso mínimo de 70.000 soles y la mayoría de
ellos correspondían a los altos empleados de las empresas privadas ubicadas en la
ciudad de Lima. La mayoría tenía además rentas de casas o pequeñas propiedades
agrícolas y compartía con las clases altas su origen europeo. Conforme nos salirnos
de este grupo, la clase media se vuelve más heterogénea, tanto en términos de
ascendencia como de actividad económica. Así, entre una clase media que obtenía
cerca de 34.000 soles al año podemos encontrar tanto a pequeños propietarios
agrícolas de la sierra como a obreros altamente cualificados, comerciantes y algunos
artesanos. La clasificación de los pobres en términos de ingresos menores a 3.200
soles anuales era complicada, debido a la desigualdad regional en ingresos promedio.
Según Webb el ingreso anual promedio en Lima podía llegar a 19.200 soles (si se
excluían los ingresos a la propiedad), mientras que en la sierra el promedio de ingreso
anual era de 6.600 soles, es decir, mucho menos de lo que podía ganar un alto
empleado del sector privado en Lima. A pesar de ello la capital concentraba el 20 por
ciento de la pobreza rural del país.
En el caso de la pobreza rural la situación era más compleja porque los ingresos
en la economía agraria moderna costeña, así como algunos de los ingresos de
los pequeños agricultores en la sierra crecieron durante la década de 1950. Por
ello, se puede observar en las sierras Sur y Central un proceso de
diferenciación campesina y cierta mejora de los niveles de vida. Sin embargo,
los arrendatarios, las mujeres propietarias de parcelas dedicadas a la
subsistencia y aquellos con menor acceso a la educación primaria sufrieron un
proceso inverso. Así, la desigualdad rural comenzó tener el rostro de una mujer
campesina.
148
Es decir, entre 1930 y1960 se dan dos fenómenos simultáneamente: uno es el de
la formación de una clase media profesional urbana y el otro un complicado
proceso de desigualdad rural. Ambos fenómenos presentan características
heterogéneas que son mejor entendidas a través de un análisis regional.
Debido a las dificultades que plantean las clasificaciones por raza, género y
clase social, la descripción de la distribución espacial de la población es una
forma de estudiar los cambios sociales reflejados en los censos de 1940 y 1961.
La comparación entre ambos censos muestra uno de los puntos de inflexión más
importantes del proceso demográfico peruano de la segunda mitad del siglo XX:
la urbanización de la población. Si bien es cierto que según estos censos la
mayoría de la población aún vivía en áreas rurales (un 64,6 por ciento en 1940 y
un 52,6 por ciento en 1961), la tasa de crecimiento anual del sector urbano
triplicaba a la del rural, lo que se aceleraría en los siguientes años. Otra de las
tendencias del periodo es el crecimiento de la población en las regiones de la
costa y la selva (Amazonía). En ambos censos se muestra que la sierra (Andes)
seguía concentrando la mayor parte de la población, un 65 por ciento de los
pobladores censados en 1940 y un 52 por ciento en 1961. Esta disminución de
13 puntos porcentuales no significaba que la población absoluta de la sierra
hubiera disminuido: por el contrario, se incrementó en más de un millón de
personas. El problema, como se muestra en el siguiente gráfico, es que la tasa de
crecimiento intercensal en los Andes apenas llegaba al 1,2 por ciento, muy por
debajo del crecimiento de la costa y la selva.
149
La región amazónica comienza a crecer, pero la densidad demográfica regional
no superaba 1,2 habitantes por kilómetro cuadrado y su población no
sobrepasaba el 9 por ciento del total nacional. Emblemático fue el departamento
de Madre de Dios que, entre 1940 y 1961, creció en un 200 por ciento. No
obstante, su población sólo representaba el 0,2 por ciento de la población
peruana. Por el contrario, la costa, con un crecimiento similar al de la selva,
comienza a concentrar porcentajes de población cada vez más importantes. La
concentración de la población en el área metropolitana Lima-Callao significaba el
36,6 por ciento y el 47,8 por ciento de la población costeña en los censos de
1940 y 1961 respectivamente. Estos desarrollos desiguales fueron una constante
durante el periodo intercensal entre 1940 y 1961. Por un lado, los departamentos
más poblados, con excepción de Lima, se encontraban en la sierra y eran
predominantemente rurales: ninguno de ellos sobrepasaba el 50 por ciento de la
población urbana en los resultados del censo de 1961. Por otro lado, las
ciudades más importantes se trasladaban hacia la costa para 1961.
Por otra parte, si bien es cierto que la tasa de crecimiento intercensal era mayor en
el área urbana que en la rural, sólo los departamentos de Arequipa, Lambayeque,
Lima, San Martín y Tacna y la Provincia Constitucional del Callao superaban el 50
por ciento de población urbana para 1940. Veintiún años después tan sólo Ica y
Tumbes se añadirían a la lista. De los siete departamentos mencionados, cinco de
ellos (más el Callao) se encuentran en la costa. Sin embargo, es importante
especificar que la definición de centro poblado urbano utilizada en los censos de
1940 y 1961 era bastante flexible e incluía a toda capital de distrito, provincia o
departamento sin tener en cuenta el número de habitantes, a los conglomerados
que contaran con calles, servicios de agua y desagüe o alumbrado (se excluía a
las haciendas, fundos y comunidades de esta definición). Por lo tanto, en los
porcentajes urbanos se incluyen en realidad tanto pueblos como ciudades.
Más de 100.000 1 3
5 0. 0 0 0 -10 0.0 0 0 1 6
30.000- 50.000 4 1
20.000- 30.000 3 13
10.000- 20.000 10 2
1.000-10.000 11 7
Menos de 1.000 2
Para 1961 la mayoría de las ciudades de la sierra y la costa tenían entre 20.000 y
30.000 habitantes; Pucallpa era la única en la selva que se ubicaba en ese rango (la
mayoría de las ciudades de la Amazonía poseían una población menor a los 10.000
habitantes). Otro dato interesante de la comparación es que las ciudades de
Chimbote (13,4 por ciento), Pucallpa (12,2 por ciento) y Tingo María (10,3 por
ciento) tuvieron una tasa de crecimiento mayor al 10 por ciento. En estos casos, el
incremento estuvo ligado a la intervención del Estado, ya fuera a través de
carreteras o proyectos industriales y de desarrollo.
151
Tabla 9. Densidad poblacional en la costa (habitantes/km 2 )
Departamento 1940 1961
Provincia Constitucional
559,9 1452,9
del Callao
La Libertad 15 22,8
Ica 6,6 12
Tumbes 5,5 12
-
Ayacucho 14-1 13,7
152
Los niveles más bajos de densidad poblacional en 1961 se encontraban en la
selva, a pesar de que la población de Madre de Dios (0,2 habitantes/km2) había
crecido en un 200 %, la de Loreto (0,7 habitantes/km2) en un 117 % y la de
Amazonas (3 habitantes/km2) en un 99,9 % de un censo a otro. San Martín (3,2
habitantes/krn2) era el departamento con mayor población y Ucayali, a pesar de
la impresionante tasa de crecimiento anual de la ciudad de Pucallpa, sólo llegaba
a 0,6 habitantes/km2.
153
por lo que se inició un proceso de migración desde la sierra hacia la selva que hizo que la
población de Pucallpa pasara de 2.368 habitantes en 1940 a 26.391 en 1961, lo que
significaba una tasa de crecimiento del 12,2 por ciento. Como señalan Fernando Santos
y Federica Barclay, esta migración trajo consigo una nueva generación de empresarios
que invirtió en la industria maderera, el comercio y el transporte. Esta nueva clase creó
una dinámica económica independiente que convirtió a Pucallpa en un importante centro
económico, lo que rompió el monopolio de Iquitos. La carretera Lima-Pucallpa no fue el
único cambio en las comunicaciones. Gracias a todo ello las grandes firmas importadoras
de Lima, en alianza con nuevas casas comerciales en Iquitos, desafiaron el predominio
de la élite comercial «tradicional», que controlaba el tráfico de mercancías que provenía
de Belén de Pará (Brasil) a través del río Amazonas.
Además de las comunicaciones, el gobierno central utilizó otro medio para romper el
monopolio comercial de la elite de Iquitos: la expansión del crédito a pequeños
comerciantes y propietarios. Para lograr este objetivo se formó en los años cuarenta la
agencia estatal Corporación Peruana del Amazonas (CPA), encargada de la
comercialización de la goma y otros productos regionales. Más adelante, en 1952, la
CPA fue fusionada con el Banco Agrícola en el Banco de Fomento Agropecuario, que
daba préstamos a pequeños productores y apoyaba nuevos cultivos como el arroz.
Todo esto dinamizó la economía regional y atrajo la inmigración andina, lo que hizo que
regiones de la Amazonía experimentaran entre 1940 y 1961 un crecimiento poblacional
porcentual superior a la media nacional (59,6 por ciento). A pesar de este crecimiento, la
Amazonía seguía siendo la menos poblada en el total de la población peruana. Loreto,
que entonces incluía el departamento de Ucayali, era el más poblado y sólo
comprendía el 0,6 por ciento de la población nacional en 1876, el 2,7 por ciento en
1940 y el 3,4 por ciento en 1961. Los resultados de los censos de 1940 y 1961
muestran que la región seguía siendo predominantemente rural; la población
urbana de Loreto pasó de un 32,3 por ciento en 1940 aun 36,8 por ciento en 1960.
Este predominio rural no significó un estancamiento de las ciudades de la selva,
como muestra el siguiente cuadro:
Tabla 11. Crecimiento poblacional de las ciudades de la selva (1940 -1961)
Chachapoyas (Amazonas)
5.145 6.869 1,4
154
La ciudad de Iquitos es la más importante del departamento de Loreto y, en 1940,
la ciudad concentraba al 58,3 por ciento de la población de Loreto. Sin embargo,
entre 1940 y1961, el ritmo de crecimiento de esta ciudad se redujo por el
surgimiento de la ciudad de Pucallpa. A pesar de ello era la única ciudad de la
selva que formaba parte del grupo de 6 ciudades medianas que tenían entre
50.000 y 100.000 habitantes. El flujo migratorio hacia Iquitos no se detuvo luego
de la inauguración de la carretera Lima-Pucallpa, sino que se basó más en los
migrantes provenientes de las zonas rurales de Loreto que los provenientes de las
regiones andinas. Los privilegios arancelarios y de inversión que el gobierno
otorgaría a la región amazónica desde los años sesenta aceleró el crecimiento
poblacional. Este crecimiento demográfico hizo que Iquitos experimentara el
fenómeno de los pueblos jóvenes o barriadas (conjuntos habitacionales de
viviendas precarias que carecen de servicios básicos).
Por otro lado, el desarrollo de las carreteras benefició también al pequeño pueblo
de Tingo María, en Huánuco, que se convirtió en el centro de la carretera hacia la
Amazonía. Uno de ellos es el ya mencionado a Pucallpa y el otro es el que llega al
pueblo de Tocache, en San Martín. El nuevo rol de Tingo María como entrada a la
selva la convirtió de una villa de 668 personas en una ciudad de 5.208 habitantes.
Por su parte, los pueblos del departamento de San Martín fueron los más
beneficiados con la expansión del transporte. Tocache pasó de ser de un caserío a
un pequeño pueblo de poco más de 1.000 habitantes, y Tarapoto, sede del
aeropuerto, pasó en 1961 a ser una pequeña ciudad de 13.907 habitantes. Las
ciudades tradicionales de origen colonial fueron las más perjudicadas por los
cambios en las comunicaciones: Moyobamba, la capital de San Martín, tuvo, por
ejemplo, una tasa de crecimiento negativo, y Chachapoyas, en el departamento
de Amazonas, escasamente llegó a una tasa de crecimiento del 1,4. Es decir en
la Amazonía la acción del gobierno fue determinante en el aumento poblacional
porque alentó la inmigración tanto de población de la sierra como de las áreas
rurales de la Amazonía hacia las ciudades de Iquitos y Pucallpa. Además, la
construcción de carreteras, aeropuertos y la expansión del crédito rompieron
con los monopolios comerciales de la antigua élite regional y favorecieron en
algo a pequeños propietarios y comerciantes.
155
a los algodonales de Cañete, al sur de Lima. La migración hacia la Amazonía
estaba dirigida al sector maderero y a las plantaciones de café, cacao y otros
productos agropecuarios. Uno de los principales efectos de este proceso de
migración temporal fue la monetarización de la sierra. Pero la mayor circulación
de dinero no estuvo acompañada por la creación de un mercado de tierras,
laboral o de crédito por lo que se produjo el estancamiento de la economía
rural. Esto motivó que hacia la segunda mitad de la década de 1950 se
consolidara una migración permanente que tendría como uno de sus destinos
principales la ciudad de Lima.
Pero el proceso de migración hacia Lima no fue lineal, sino que implicaba también
la migración a las capitales provinciales o departamentales. La mayor parte de la
migración a estas ciudades, con la excepción de Arequipa, no estaba ligada a un
proceso de industrialización de la urbe, sino al desarrollo de actividades
comerciales o servicios. En algunos casos los focos de migración no fueron las
capitales departamentales, sino pequeños pueblos que se encontraban en una
posición estratégica para el comercio. Estos poblados experimentaron entre 1940
y 1961 un crecimiento urbano notable e incluso desafiaron la hegemonía de las
capitales departamentales, como fue el caso de Juliaca, en el departamento de
Puno. Sin embargo, hubo otros casos en que las migraciones aumentaron el
número de pobladores, pero no alteraron las formas de interacción social o
económica, por lo que pueden ser calificados, de acuerdo a Héctor Martínez,
corno «pueblos grandes», como por ejemplo Abancay (Apurímac) y Huancavelica,
en el departamento del mismo nombre.
3,3%
Cuzco 40.657 79.857
156
Huaraz 11.054 20.900 3,1
157
Estos cambios en el agro originaron un proceso de diferenciación campesina
en un contexto de crecimiento poblacional. Cajamarca era el departamento
más poblado después de Lima en 1961 y su densidad poblacional había
alcanzado los 22,5 habitantes/km2. Entonces, los cambios en la propiedad de la
tierra bajo una presión demográfica dieron origen a una ola migratoria que no
pudo ser absorbida por la ciudad de Cajamarca, a pesar de su importante
crecimiento. Estas migraciones se dirigieron primero a las ciudades de Chiclayo
(Lambayeque) y Trujillo (La Libertad), para luego dirigirse directamente a la
ciudad de Lima a fines de los años cincuenta.
Hasta los años treinta la mayor parte de inmigrantes provenían de Lima y venían a
trabajar como empleados de las compañías mineras y otras empresas. Los
inmigrantes de origen italiano, chino o japonés preferían establecer casas
comerciales que se dedicaban a traer productos a Lima. A partir de los años
cuarenta, la inmigración proveniente de los pueblos del valle del Mantaro y de los
158
departamentos vecinos, especialmente del sur, fue la que orientó el crecimiento de
Huancayo. Esta nueva ola de inmigrantes fue fundamental para la diversificación
económica que caracterizó a la economía de la ciudad.
Los Andes del sur: dos formas de desarrollo urbano (Arequipa y Juliaca). Entre
1930 y 1960 la sierra Sur del Perú tuvo un importante protagonismo político, lo que
motivó la constante intervención del Estado, aunque no siempre con resultados
positivos para la región. Los departamentos de Arequipa, Cuzco y Puno fueron la
prioridad del gobierno central, relegando así a un segundo plano a los de
Ayacucho, Huancavelica y Apurímac. Una prioridad del gobierno de Benavides fue
completar la infraestructura vial del Perú. Como parte de ello, se terminó el tramo
peruano de la carretera Panamericana y la carretera Central hasta la localidad de
Tingo María. Además de estas grandes vías, el gobierno buscó integrar el sur
andino a Lima. Consecuentemente, entre 1935 y 1940 el 40 por ciento de la
ampliación vial de los Andes se llevó a cabo en la sierra Sur, lo que favoreció a
Arequipa con un incremento de 931 kilómetros en su red de carreteras. Una de las
consecuencias de esta ampliación fue el incremento del número de camiones de
carga y del comercio en la región. Entre 1928 y 1938 el número de camiones
aumentó en más de 5 veces, y en 1940 representaban el 50 por ciento de los
vehículos de la región. El progreso en las comunicaciones y el comercio trajo
consigo un mayor crecimiento poblacional urbano. Éste no era un fenómeno
nuevo para el departamento de Arequipa, puesto que su crecimiento urbano fue
constante desde 1876, tal como lo indica el siguiente cuadro:
Tabla 13. Porcentaje de población urbana en tres departamentos del sur andino
159
venta o alquiler, con lo que surgió una clase de pequeños agricultores. Junto a
este grupo comienza a formarse una clase media profesional compuesta
básicamente por abogados y médicos. Este sector medio profesional y
propietario fue la base de una plataforma política y regional que tendrá una de
sus expresiones más importantes en la creación del Frente Democrático
Nacional, que llevó a la presidencia a José Luis Bustamante y Rivero (1946 -
1948). Años más tarde esos mismos sectores medios serían responsables de la
creación de la Democracia Cristiana.
A pesar de que la población urbana del departamento de Puno tuvo una tasa
de crecimiento anual del 2,7 entre 1940 y 1961, la población rural constituía la
abrumadora mayoría del departamento (87 por ciento en 1940 y 81,9 por ciento
en 1961). Conspicuamente, la ciudad de Juliaca fue uno de los centros urbanos
que experimentó uno de los crecimientos más dramáticos del periodo
analizado. Pasó de ser la pequeña capital de la provincia de San Román en
1940, con una población de apenas 6.035 habitantes, a ser una de las
ciudades comerciales más importantes del Perú en 1961, con una población de
20.351 habitantes y una tasa de crecimiento anual del 6 por ciento. Si bien la
ciudad de Puno, capital del departamento, aún mantenía una población mayor
a la de Juliaca (24.567 habitantes) para 1961, había perdido su importancia
económica y veía desafiada su hegemonía política por la pujante ciudad
comercial.
160
migratorios del departamento son sumamente útiles para entender el proceso
de las migraciones en la sierra Sur. La migración en el Cuzco presentaba a
principios de los años treinta un movimiento pendular. Los migrantes se dirigían
desde las áreas rurales hacia las ciudades del Cuzco, Sicuani (centro ganadero)
y Quillabamba (La Convención) y luego regresaban a sus centros de origen.
Pero, a partir de los años treinta, las familias tendían a establecerse en los
destinos migratorios, especialmente en el valle de La Convención (ceja de
selva), donde los cultivos de cacao, café y frutales comenzaban a convertirse en
una fuente de ingresos importante. Es decir, se trata de una migración de una
zona rural a otra. Esto tal vez explique por qué el porcentaje de la población
urbana del departamento disminuyó de un 36 por ciento en 1876 a tan sólo un
25,2 por ciento en 1940, y-la recuperación no sería total para 1961 (32,4 por
ciento).
161
Tacna 11.025 27.449 4,4
162
Pero la ciudad de la costa que representó las transformaciones del periodo,
tanto en términos poblacionales como económicos y sociales, fue Chimbote,
situada en la costa del departamento de Ancash. A principios de la década de
1940, era un pequeño pueblo de pescadores de alrededor de. 4.000 habitantes.
Para 1961, se había transformado en una ciudad de 59.997 habitantes
provenientes de casi todo el Perú. Chimbote se transformó, en
aproximadamente veinte años, en el puerto pesquero y centro siderúrgico más
importante del país, lo que sólo es comparable a lo experimentado en la ciudad
de Lima durante el mismo periodo. De hecho, la tasa de crecimiento anual de
Chimbote alcanzó el 13,4 por ciento, mientras que la de Lima Metropolitana
sólo llegaba al 5,1 por ciento.
163
La comparación de los censos de 1940 y 1961 permite confirmar que el crecimiento
urbano y el proceso migratorio afectaron a todo el país y no sólo a Lima. Si bien es
cierto que la mayoría de migrantes provenía de los Andes, las migraciones también
ocurrieron en el interior de esa región. Uno de los impulsos migratorios fue el
esfuerzo del Estado por ampliar las vías de comunicación y el comercio interno; otro
fue la combinación del deterioro de la hacienda con una presión poblacional por
acceso a tierras. Las migraciones siguieron generalmente las rutas del comercio. El
crecimiento de nuevas (o antiguas) ciudades comerciales como Huancayo fue la
norma. Junto a ellas, se consolidaron las capitales de los departamentos más
importantes en términos de población y poder económico, como Arequipa. La única
ciudad que tuvo un carácter principalmente industrial fue Chimbote. Las migraciones
generaron una actividad mercantil en el interior del país que se vio reflejada en el
aumento del circulante, que no se vio acompañado por una ampliación del mercado
de tierras y laboral, por lo que las migraciones continuaron, esta vez con destino a
Lima.
164
1951-1956, llegaron a 161.000 migrantes, y la ciudad de Lima llegó a la cifra de
265.700 migrantes entre 1956 y 1961. Para 1940, quince de los veintitrés
distritos Lima se ubicaban en el casco urbano formado por el triángulo Rímac-
Callao-Chorrillos. Los otros ocho se establecieron en la periferia rural de este
núcleo. En 1961 se contaban con siete distritos nuevos, cuatro de ellos eran los
primeros balnearios al sur de Lima. Los otros tres, Breña, Surquillo y San Martín
de Porres, surgen como subdivisiones de distritos ya existentes debido a las
presiones demográficas.
Otro factor que aceleró la formación de barriadas limeñas fue la construcción del
mercado de la Parada en 1945. Muchos de los futuros residentes de las
barriadas trabajarían en actividades comerciales, por lo que buscaban
establecerse cerca del mercado. Así se formó en 1946 la barriada del cerro San
Cosme, producto de la primera invasión violenta de propiedad privada (el cerro
era parte de los terrenos de una hacienda). Al año siguiente, se instalan varias
barriadas en el cerro del Agustino. La otra zona donde comenzaron a construirse
barriadas fue en las márgenes del río Rímac entre Lima y el Callao. Ésta era una
zona cercana a las zonas industriales y que no despertaba el interés de las
compañías urbanizadoras, por lo que el valor del terreno era barato. La más
165
importante fue la «27 de Octubre» que contó con el apoyo del dictador Odría,
con lo que surgió una tradición de clientelismo político en la formación de las
barriadas. Estos lazos políticos fueron fundamentales para la barriada (27 de
octubre era la fecha en que Odría derrocó a Bustamante y Rivero) que
después, junto a otras, sería el primer gran distrito de Lima conformado sólo
por barriadas; luego de la salida del poder del dictador se le cambio de nombre
a San Martín de Porres.
Hacia mediados de los años cincuenta surge otro tipo de barriada que, a la
postre, sería el más importante en Lima, cuya principal característica fue la
invasión de terrenos eriazos de propiedad del Estado. Más adelante este tipo
de barriadas fue cambiando la ciudad de Lima. En un clásico trabajo, José
Matos Mar realizó un censo de las barriadas, sistematizando datos importantes
para 1956, como que existían 56 barriadas en Lima que agrupaban a una
población total de 108.988 habitantes. Otro dato interesante es que, de las 56
barriadas identificadas, 32 fueron creadas bajo los auspicios de Odría, quien
utilizó políticamente la necesidad de vivienda.
T a bl a 1 6. Zo n as de barri adas y pobl aci ón en 1956
Zona Numero de barriadas Población
Absoluta Relativa
Márgenes del río 21 56.230 51,50%
Faldas de los cerros 19 25.725 23,60%
Zona urbana 11 21.523 19,75%
Fuera del área urbana 5 5.510 5,05%
Hasta 1956 sólo un 5,05 por ciento de las barriadas se encontraban fuera del
área urbana y la mayoría se establecía en las márgenes del río Rímac y las
faldas de los cerros. Es decir, hasta 1956 la estructura del triángulo urbano aún
se mantiene y las barriadas aparecían en espacios baldíos dejados por las
constructoras. Además, los datos muestran que sólo el 9,5 por ciento de la
población de Lima vive en barriadas, un porcentaje bajo, en términos relativos, si
se lo compara con el 13,45 por ciento de Arequipa o el 21,4 por ciento de
Chimbote. Pero, la tendencia de las barriadas en las décadas posteriores a 1960
fue establecerse fuera del casco urbano. «Ciudad de Dios», creada en 1954,
marca la pauta de lo que serán procesos posteriores, porque fue la primera gran
barriada creada en los arenales fuera del triángulo urbano. Su núcleo se
estableció en el kilómetro 16 de la carretera a Atocongo en San Juan de
Miraflores. Los pobladores que la fundaron eran de la Asociación de Mutualistas
Obreros Generales La Providencia, y parte de sus miembros de las barriadas de
«Mendocita» y «Mirones» y del recién creado distrito de Surquillo (1949).
Curiosamente, el 52,44 por ciento de sus moradores eran limeños, frente a un
48,2 por ciento de provincianos. Matos Mar afirma que esto se debe a que la
mayor parte de limeños eran menores de 18 años, hijos de familias
provincianas migrantes. Asimismo, Matos Mar señala que el 90 por ciento de la
población era alfabeta, pero sólo el 6,3 por ciento tenía educación secundaria.
Un dato complementario es que el 46 por ciento eran trabajadores eventuales o
166
comerciantes independientes. Una educación incompleta y el trabajo eventual
serían en los próximos años características en las barriadas limeñas.
T a b l a 1 7 . P o b l a c i ó n d e d i s t r i t o s d e L i m a - Cal l a o c o n m a y o r p o rc e nt aj e de «b a rr i a das »
167
San Martín de Porres tiene una importancia urbanística y simbólica por ser el
primer distrito creado en base a barriadas. Sin embargo, a pesar del
crecimiento en términos absolutos de la población que vivía en barriadas en
San Martín de Porres durante 1956-1960, la participación de este distrito en el
porcentaje de la población total que vivía en barriadas en Lima se redujo del
27,01 por ciento al 24,61 por ciento. Al mismo tiempo, se empezaba a
producir una expansión hacia otras zonas de la ciudad como Ate Vitarte,
Lurigancho (que luego será el Cono Este de Lima) y Santiago de Surco y
Pachacamac (luego el Cono Sur). En resumen, entre 1940 y 1961 empieza a
nacer una nueva ciudad de Lima que, en términos espaciales y culturales,
salió del triángulo Rímac-Callao-Chorrillos.
Entre los años treinta y sesenta del siglo XX se abrieron múltiples formas de
diferenciación campesina, que se distinguían de procesos anteriores por estar
basadas en el ingreso exitoso de éstos a los nuevos circuitos mercantiles, en
lugar del acceso privilegiado a tierra gracias a la protección del hacendado.
Consecuentemente, las capas más altas de los pueblos y comunidades de la
sierra estaban compuestas por los migrantes exitosos que regresaban de la
ciudad o de las minas, los que recibían dinero de sus parientes en Lima o
Chimbote, los que consiguieron acceso a los créditos de la banca de fomento y
los nuevos comerciantes o transportistas. Asimismo, el acceso a la educación
escolar, y en algunos casos hasta universitaria, fue otro factor de diferenciación
social, o mejor dicho, generacional. Permitió que muchos jóvenes varones
asumieran cargos en sus pueblos o comunidades, alterando las normas de
prestigio y poder tradicionales. Sin embargo, debido a su exclusión del sistema
educativo, estas posibilidades de ascenso social estaban bloqueadas para gran
parte de las mujeres quechua o aimarahablantes.
168
regionales y fueron estimulados por el crecimiento de las ciudades comerciales
en los Andes y la Amazonía. Huancayo, Juliaca y Pucallpa fueron las que mejor
representaron este proceso. En estos casos la carretera fue crucial para el
desarrollo urbano, pero también lo fue la expansión de la banca de fomento,
que debilitó el monopolio al crédito a las élites tradicionales. Esto permitió el
ascenso de un nuevo grupo social compuesto por descendientes de
campesinos o empleados públicos convertidos en prósperos comerciantes o
por antiguos «camioneros» informales transformados en empresarios
transportistas.
169
ACTIVIDADES SUGERIDAS
1. Los años que corren entre 1930 y 1960 conformaron una época de transición demográfica:
la población aumenta, a la vez que se producen migraciones internas del campo a la
ciudad. Al respecto, elabore un listado de las causas de tales migraciones.
2. Uno de los cambios demográficos más significativos llevados a cabo entre 1930 y 1960 se
produce en la región amazónica. ¿Cuáles fueron y por qué se produjeron?
3. Al referirse a Lima Metropolitana, el autor considera que los cambios demográficos
experimentados por la capital peruana entre 1930 y 1960 constituyen un verdadero
“leviatán urbano”. Explique el porqué de esta calificación.
4. En base al documental del programa Umbrales de TV Perú canal 7 “La otra cara de Lima”
(capítulos sugeridos: 1, 2, 4), responda las siguientes preguntas.
http://www.youtube.com/watch?v=5GKbWGjdFOU
http://www.youtube.com/watch?v=aCi1nupjKJo
http://www.youtube.com/watch?v=n0ayo3PygCo
A. Describa cuáles han sido las transformaciones más radicales ocurridas en la capital a
partir del siglo XX.
B. ¿Cómo se define una “barriada” y cuáles han sido las principales características desde
su formación en la capital?
170
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
María Isabel Remy
La historia del Perú tiene un punto de inflexión entre 1950 y 1960. Desde entonces
poderosos impulsos modernizadores transformaron la sociedad peruana,
poniendo fin al Estado oligárquico montado en el último cuarto del siglo XIX como
una alianza de alta estabilidad entre los grandes y tecnificados terratenientes
agroexportadores propietarios de las plantaciones tropicales de azúcar, algodón y
café, y los tradicionales terratenientes serranos, «los gamonales», señores de
tierras e «indios» en la sierra, productores de lanas de ovino y de alpaca. Los
grandes capitales ingleses y estadounidenses se habían concentrado en las
actividades de servicios (bancos, ferrocarriles) y, sobre todo, en las ricas industrias
extractivas: minería y petróleo. Nadie, desde el bloque de poder, tenía interés en
un pequeño mercado interno, dejado a campesinos y chacareros, que en una
economía con pocos asalariados libres, en que predominaban relaciones de renta
desmonetizada o pago en especie o «bonos», crecía muy poco. Un territorio mal
comunicado; una sociedad mal integrada. El Perú llegaba a la segunda mitad del
siglo XX portando viejas taras.
Pero no fue uno, sino que fueron dos modelos de cambio los que se
desarrollaron en el Perú de la segunda mitad del siglo XX. El primero, orientado
al mercado interior e inspirado en la CEPAL y las políticas de industrialización
por sustitución de importaciones (ISI), se desarrolló entre 1955 y 1980, cuando
se entra, durante una década, en crisis. El segundo, orientado a los mercados
exteriores e inspirado en el Consenso de Washington, se desarrolla en el país
desde 1990 hasta el presente. Entre ambos media no sólo la crisis del primero,
sino el despliegue de uno de los periodos más sangrientos de la historia
nacional, el que inicia en mayo de 1980 con el levantamiento del grupo
Sendero Luminoso contra el Estado peruano.
Los cambios que se desencadenan en la segunda mitad del siglo XX tienen, sin
embargo, antecedentes de la mayor importancia. Esa sociedad tradicional,
aparentemente inmóvil, había venido cambiando. Un tímido ensayo modernizante
en los años veinte había dejado algunos puntos fuertes. Uno, en el espacio rural
andino, había sido el reconocimiento legal de las comunidades indígenas y el inicio
de una política indigenista, lo que abrió dos caminos. El primero, la vía judicial para
reclamar las tierras que en el último gran asalto sobre las propiedades indígenas,
procesado en el último cuarto del siglo XIX, habían terminado formando los
grandes latifundios. El segundo camino abierto fue el del reclamo de la escuela y el
171
desarrollo del bilingüismo, a través de lo cual los indígenas rompían el cerco de
monolingüismo quechua y aimara en el que habían sido encerrados por los
poderes locales, intermediarios con un poder y con un mercado hispanoparlantes.
El bilingüismo, el servicio militar obligatorio y las migraciones temporales a trabajar
en las ciudades o en la selva, configurarían lo que se llamó un proceso de
«cholificación»: una forma de mestizaje o de sincretismo que colaboró a movilizar
la sociedad rural.
Si bien el Perú llegaba tarde, en relación a otros países de América Latina, a los
procesos de modernización y liquidación del Antiguo Régimen, lo hacía con
algunos avances de la mayor relevancia. Ninguno, sin embargo, procesado de
manera significativa entre sus élites económicas. En esta sociedad de poder
oligárquico, los cambios vendrán de sus clases populares y de las nuevas élites
políticas, civiles y militares.
En 1940, el último censo antes del periodo que nos interesa, había sólo una
ciudad de más de 100.000 habitantes, Lima, que representaba el 9 por ciento de
la población. En 1972, el número de grandes ciudades era ya de 9: Lima
representaba el 23 por ciento de la población y, en su conjunto, las 9 ciudades el
33 por ciento. En 2007, poco después de cerrado nuestro periodo de estudio, el
número de grandes ciudades ha subido a 21; Lima representa el 30 por ciento y
el conjunto de grandes ciudades, el 50 por ciento de la población.
172
Dos procesos explican estos cambios: la «explosión demográfica» y las
migraciones a las ciudades.
173
Efectivamente, reduciéndose la mortalidad y manteniéndose una alta fecundidad,
la población crece aceleradamente. El primer efecto de ello es el permanente
déficit en servicios o empleo. La meta es superar el crecimiento demográfico
desde el crecimiento económico (es decir, lograr un crecimiento en el PBI per
cápita). Este desafío casi nunca se ha alcanzado durante toda la segunda mitad
del siglo XX. Sólo en los últimos años, la brecha demográfica, por reducción
sostenida de la fecundidad y porque la reducción de la mortalidad empieza a
llegar a un límite tecnológico, ha empezado a cerrarse. La tasa de fecundidad
pasa de un promedio de 6,85 hijos por mujer en edad fértil en el quinquenio de
1950-1955 a uno de 3,2 en el quinquenio 1995-2000. Como consecuencia, en
medio siglo, la población del Perú se triplicó. Aunque al volver a equilibrarse
nacimiento y mortalidad empieza también a cerrarse lo que se denomina el
«premio demográfico», la etapa posterior a la «explosión demográfica», cuando
la sociedad cuenta con la proporción de personas jóvenes, en edad de trabajar,
más grande y, en general, la población económicamente activa (PEA) supera
ampliamente a la población no activa. En general, se considera un «premio»
porque es el momento más productivo, antes de pasar a una situación de
«envejecimiento» (una creciente población jubilada y pocos nuevos jóvenes).
Infortunadamente, en el Perú el periodo de «explosión» significó un deterioro
creciente de los servicios públicos, particularmente los de educación. La violencia
política de los años ochenta fue protagonizada por estos jóvenes, convertidos, por
la mala calidad de los servicios públicos, más en excedente que en «premio».
174
A diferencia de otros procesos migratorios producidos en el siglo XX, la ola
migratoria que se inicia en los años cincuenta tiene algunas características
particulares. Sus integrantes provienen mayoritariamente de las comunidades
campesinas y no de las élites provincianas, como había sucedido
anteriormente; además, este nuevo proceso implicó como destino a todo el
territorio costeño y no sólo a la capital del país, aunque sin duda Lima fue el
destino preferente.
175
Libertad), ilustra el primer caso. Una ciudad como Azángaro (departamento de
Puno), en la sierra, ilustra el segundo.
Gráficos 10 y 11. Composición de la población económicamente activa en 2007 en Paiján y
Azángaro, respectivamente
176
consumo, la eliminación de los mecanismos de protección arancelaria a la industria
nacional y de promoción, como la banca de fomento o la banca hipotecaria a cargo
del Estado y, en general, el retiro de la actividad económica del Estado. El modelo
es liberal (se le denomina «neoliberal») en la medida en que apuesta por la libre
competencia nacional e internacional, por el libre desarrollo, prácticamente sin
regulaciones, de la iniciativa privada. Su protagonista en la última década del siglo
XX fue Alberto Fujimori, elegido presidente en la peor crisis económica y social del
país, en un momento de extrema violencia política. Esta vez, la alianza que
sustenta el modelo tiene a los sectores empresariales nacionales, pero
trasnacionalizados, a los intereses trasnacionales y cuenta con el soporte de la
banca multilateral. Quedan fuera los empresarios industriales protegidos del
modelo anterior, en disolución, y los gremios de campesinos y obreros, cuyos
derechos económicos y sociales, en la búsqueda de la competitividad
internacional, quedan restringidos. Los sectores populares son incorporados en
calidad de «pobres» a través de políticas asistenciales, pero también en calidad de
«microempresarios» que crean su propio puesto de trabajo aprovechando la
completa desregulación de la sociedad; son lo que se llama el «sector informal».
Entre uno y otro modelo media una década. Los años ochenta están caracterizados
por una profunda crisis asociada a la caída de los precios de las exportaciones y al
incremento de los intereses de la deuda externa, que hace insostenible seguir
manteniendo los altos costos estatales del modelo de sustitución de importaciones y
los subsidios a la industria nacional. Pero esta «crisis de la deuda» que afecta a
toda América Latina se acompaña en el Perú del peor estallido de violencia política
de su historia, que cubre también toda la década. Desde las regiones más pobres
se levanta un grupo de jóvenes, muchos universitarios, dispuestos a utilizar la
muerte como forma de acción y de chantaje político. La acción asesina de Sendero
Luminoso y la acción de las fuerzas armadas y policiales dejaron, a lo largo de la
década, un saldo que se calcula en unos 70.000 muertos, en su mayoría hombres,
quechuaparlantes o hablantes de lenguas nativas de la Amazonía, pobres y rurales.
La enorme violencia desatada contra personas, incluyendo dirigentes populares,
contra ciudades (las ciudades son permanentemente asediadas y dejadas sin
corriente eléctrica) y contra símbolos de poder termina aislando al grupo
subversivo, incapacitándolo para montar alianzas y generando una enorme unidad
en su contra. Su derrota deja el país devastado, que luego Alberto Fujimori puede
reconstruir sin vestigios del viejo populismo.
177
1968) y gobiernos militares (junta militar de gobierno 1962-1963; Gobierno
Revolucionario de las Fuerzas Armadas, presidido por Velasco Alvarado, de 1968
a 1975; gobierno militar presidido por Morales Bermúdez de 1975 a 1980). Serán,
sin embargo, los últimos gobiernos militares del siglo y la primera vez que un
gobierno militar termina convocando un proceso constituyente que inicia la
transición a la democracia: en 1978 el gobierno militar convoca elecciones para
elegir una Asamblea Constituyente; en ella, los avances en términos de derechos
sociales, así como el rol preponderante del Estado en el dinamismo económico,
quedan incorporados en el nuevo pacto constituyente, junto con el reconocimiento
del derecho al voto de los analfabetos (excluidos hasta entonces) y la creación de
un nivel regional de gobierno.
Con un proceso que puede rastrearse desde los años cuarenta, el conflicto en
las zonas rurales se agudizó en las décadas de 1950 y 1960. Desde su
reconocimiento formal en la década de 1920, las comunidades de indígenas de
la sierra habían iniciado acciones legales y hasta negociaciones de compras,
intentando recuperar las tierras que habían sido suyas pero que habían perdido
en manos de las haciendas. Muchas comunidades habían perdido valiosas
porciones de tierras que quedaron reducidas a porciones insuficientes; otras
habían quedado íntegramente incorporadas en latifundios y debían pagar una
renta, en trabajo o en productos, para mantener una parcela de subsistencia. El
«problema de la tierra», el abuso, la renta, el poder local habían sido
denunciados por intelectuales indigenistas y dirigentes campesinos. El conflicto
violento contra el abuso de los hacendados que había caracterizado los primeros
años del siglo había cedido paso, tras la legislación de reconocimiento y con el
apoyo de profesionales indigenistas, a estrategias de recuperación legal. Su éxito,
sin embargo, a mediados del siglo era extremadamente débil, a pesar de que se
hacía sentimiento común en la política la necesidad de que se promulgara una
reforma agraria: el propio presidente Manuel Prado (1956-1962) encargó una
comisión para que estudiara la posibilidad de enfrentar una medida de ese tipo.
Pero serán los campesinos quienes tomen la iniciativa. En los años finales de la
década de 1950 y en la década de 1960 se producen movilizaciones en diversas
zonas del país. Tres características nuevas aparecen en este movimiento
campesino. La primera es que se muestran cambios significativos a nivel
organizativo: los indígenas de hacienda, llamados feudatarios o yanaconas,
obligados a entregar trabajo o productos a cambio de tierras para su subsistencia
–tierras que muchas veces habían sido suyas o de sus cercanos antepasados–,
toman prestada de la experiencia del movimiento minero o de la incipiente
industrialización la forma sindical. La sindicalización campesina se inicia en los
valles tropicales de la vertiente oriental de los Andes y crece en los Andes hasta
el punto de que, en los años sesenta, incluso las propias comunidades de
178
indígenas que reivindicaban tierras asumen la forma sindical y se hacen
reconocer por el Ministerio del Trabajo.
Ambos casos fueron reprimidos por la policía, aunque los campesinos actuaron
en el contexto de un debate político que, en cierto modo, les daba la razón. De
hecho, ante el movimiento campesino de La Convención, la entonces junta militar
de gobierno promulgó en 1963 la Ley de Bases para la Reforma Agraria,
prácticamente dirigida a resolver la situación de conflicto en La Convención. Por
efecto de la ley se formaron las primeras cooperativas.
179
Pero es en julio de 1963 cuando se desata la gran ola de tomas de tierras,
particularmente en el Cuzco (en su zona andina) y en Junín. El 28 de julio de 1963,
día que Fernando Belaúnde, representante de los sectores modernizantes, con un
discurso electoral favorable a una reforma agraria, asume la presidencia, 3.000
campesinos toman las tierras de la hacienda Chinchausuri en el departamento de
Junín. En septiembre de ese mismo año, 2.000 campesinos harán lo mismo en la
hacienda Occotuma en el departamento del Cuzco. Simultáneamente, la
Federación Departamental de Campesinos del Cusco convoca una huelga general
contra el trabajo gratuito. Ambas acciones, las tomas de tierra protagonizadas por
los campesinos comuneros y la «huelga general» —que se radicaliza hasta el
punto de no trabajar nunca más, ni por un salario, para la hacienda y tomar en la
práctica las tierras de subsistencia— minan las bases del latifundio como tradicional
relación desmonetizada de trabajo, amplían la frontera campesina e inician la
incorporación de un amplio sector al mercado, creciendo en ese momento por
industrialización y urbanización. Las tomas de la ciudad del Cuzco, a la que
decenas de miles de campesinos ingresaban ordenadamente para realizar sus
mítines en quechua, acciones colectivas enarbolando la bandera peruana y el uso
de una simbología tradicional mezclada con la simbología del Estado nación,
constituyen acciones afirmativas de un campesinado que rompe con la opresiva
sociedad terrateniente.
180
barriada» como modalidad predominante de asentamiento popular. La ciudad
experimentaba una crisis de crecimiento.
Dado que lo que se necesitaba eran terrenos sin valor económico, las barriadas se
instalan en zonas lejanas o en terrenos de baja calidad. En el caso de Lima los
terrenos eriazos propiedad del Estado en los márgenes de la ciudad serán los más
utilizados. Las formas en que se utilizaron oscilan entre ocupar el terreno y pedir
luego su regularización, comprarlo a un especulador «pirata» —es decir, a alguien
que no es el dueño del terreno pero que forma la asociación de vivienda y negocia
la propiedad del terreno— o, finalmente, participar en algún programa de lotes
delimitados por el Estado. La aplicación de la nueva ley implicó que el Estado
destinara una serie de terrenos eriazos de propiedad estatal para la construcción de
las UPIS. Pero esta iniciativa sólo sacó adelante tres proyectos de vivienda. El
descontento por la lentitud del procedimiento llevó a protestas urbanas, pero la
situación no varió tampoco con el nuevo gobierno, el presidido desde 1963 por el
arquitecto Belaúnde. La presión por la vivienda no resuelta lanza a las familias a
181
invadir los terrenos reservados para las UPIS. Es recién con Belaúnde cuando se
produjeron las invasiones violentas en Lima; en los años anteriores las barriadas
habían sido fruto de ventas clandestinas, estafas u ocupaciones paulatinas y
pacíficas de terrenos baldíos estatales. Con estas invasiones se buscaba presionar
a la autoridad para que urbanizara. Para fines de los sesenta los pobladores ya no
exigen al Estado, sólo ocupan los terrenos y el primero se limita a validarlo siempre
y cuando sean terrenos estatales y en áreas que no generen conflicto con la
actividad privada, en muy pocos casos se realizaron ocupaciones en terrenos
privados.
182
tendencia al alza. A la inversa de la etapa anterior, los gastos en administración
pública y defensa interna y externa decrecieron sustantivamente. Esta
problemática ha sido bien estudiada por Felipe Portocarrero (1991).
183
El periodo de la junta militar de 1962-1963 constituye un breve antecedente a
lo que será el reformismo militar que se inicia en 1968. Se crea por primera
vez un Instituto Nacional de Planificación. Para abordar de forma integral el
problema de la escasez de vivienda se inaugura el Banco de Vivienda. Con
relación a la explotación petrolera, se promulga la Ley Orgánica de la
Empresa Petrolera Fiscal y se sientan las bases para la construcción de la
refinería de La Pampilla en Ventanilla (Lima), que continúa siendo la más
moderna del país.
Pero fuera del eje vial central se hizo poco más. La creciente población colona,
creciente particularmente en la década de 1970, proveniente de orígenes
regionales y étnicos diversos, sin mayores recursos económicos propios, pero
con el empeño de salir de la pobreza de la que provenían, fue poblando
territorios sin servicios públicos y sin comunicaciones internas que no formaran
parte del eje carretero central. Los pueblos fueron creándose como ampliación
de campamentos y una sociedad desorganizada fue apareciendo, con una muy
escasa presencia de instituciones públicas garantes de la seguridad y el orden.
Este proceso de colonización, favorecido por la penetración de la carretera,
generaría importantes conflictos por la titularidad de tierras, de gran envergadura
en la zona de la selva central. Efectivamente, las comunidades nativas, que
184
pierden tierras por las colonizaciones, no habían sido hasta entonces reconocidas
legalmente, como sí lo habían sido las comunidades indígenas de la sierra en los
años veinte; recién con gobierno del general Velasco se reconocen legalmente
las comunidades nativas de la selva y éstas inician el largo proceso de titulación
de propiedades y recuperación de tierras, proceso que no termina en el siglo XX.
Esta corriente, que había tenido entre sus figuras centrales a José María Arguedas,
había logrado durante el gobierno reformista de Bustamante y Rivero (1945-1948)
que se elaborara un proyecto educativo público. Desde entonces se inicia un
aumento sostenido del gasto en educación. En relación a los porcentajes del gasto
público por ministerio, en 1946 el de educación concentró el 16,5 por ciento, en
1960 el 26 por ciento y llegó a su pico en el gobierno de Belaúnde con un 30,1 por
ciento, lo que convirtió al Perú de ese momento en uno de los países con mayor
gasto en educación en América Latina. Si bien en muchos casos no se pudo
superar la baja calidad de los maestros, la expansión de la educación generó
importantes cambios en el mundo rural. Las escuelas primarias pasaron de 4.882 a
19.587 entre 1940 y 1966. Igualmente, los maestros, que en 1948 eran 22.238,
llegaron a los 62.416 en 1966. Los alumnos de primaria pasaron de 1 millón en
1950 a 2 millones en 1965.
185
Este proceso se vio complementado con la apertura de nuevas universidades.
Durante la gestión de Belaúnde las universidades vieron aumentar su número
considerablemente: en 1956 éstas eran seis; para 1968 ya llegaban a 30, varias
de ellas en Lima, pero también en diversas ciudades del país. El número de
alumnos en las universidades pasó de alrededor de 30.000 en 1960 a 185.000 en
1975. La expansión de la clase media y la presión de los nuevos sectores
generaron una fuerte demanda de educación a todos los niveles, que no siempre
pudo ser respondida con una buena calidad. Pasado el auge del gasto público de
los años sesenta, poco a poco el Estado disminuye la inversión en el sector a
pesar de la creciente demanda por la explosión demográfica; poco a poco también
empieza a hacerse evidente que no basta la educación para un sostenido proceso
de movilidad social.
A partir de los años sesenta los trabajadores no agrícolas pasaron a tener más
importancia dado el desarrollo de la industria, la construcción, la explotación
minera, etcétera. La emergencia y movilización de los sindicatos es el reflejo de
estos nuevos sectores y del clima de relativa apertura a las demandas sociales
186
que brindaron los gobiernos de Prado y Belaúnde. Por otro lado, en esta etapa
se hace cada vez más evidente la pérdida de la hegemonía del Partido Aprista
en la filiación de los diferentes sindicatos: la Confederación de Trabajadores del
Perú —bastión del APRA—, organización que aglutinaba a diversos sindicatos,
entró en crisis y desde dentro de ella se fue formando una coalición que, en
1968, volvió a dar vida a la Confederación General de Trabajadores del Perú
(CGTP), que había sido creada en 1929 por José Carlos Mariátegui. Su
gestación coincide con la crisis por la devaluación de la moneda nacional en
1967. Otro sector donde el APRA perdió fuerza fue en su vínculo con el
movimiento campesino, con el que la izquierda naciente logró una importante
relación.
187
evocaron dos cosas que se harían evidentes después: que se trataba de un golpe
de Estado institucional de las fuerzas armadas, no una aventura personal, y que
tenían la voluntad de llevar adelante el programa de transformaciones sociales y
productivas que el gobierno civil y el Congreso no habían sido capaces de
implementar. Una reforma agraria, la nacionalización de los recursos estratégicos y
una definida orientación industrialista traducida en una profundización del
proteccionismo y los subsidios de la década anterior fueron el centro de su
proyecto. El Estado fue concebido como el ente que debía centralizar, gracias a su
propia actividad empresarial, el excedente minero y petrolero que se destinaría a
impulsar el desarrollo industrial, a redistribuir el ingreso creando consumo y a llevar
adelante las grandes obras de ingeniería para el desarrollo. En ese esquema, poco
espacio quedaba para una central preocupación por los servicios y más bien la
promoción social fue vista como producto del impulso a la organización y la
movilización social, de medidas de integración —como el reconocimiento oficial de
la lengua quechua— y de la creciente participación de los trabajadores en el fruto
de su trabajo a través de la comunidad industrial, la comunidad minera o las
cooperativas agrarias, que se creaban al ritmo de la expropiación de tierras por
aplicación de la reforma agraria.
188
de distribuirse las tierras, la reforma agraria opta por mantener unificadas las
haciendas expropiadas, formando grandes empresas cooperativas como las
nuevas propietarias de la tierra. Si bien la reforma tenía un objetivo de justicia social
(la eliminación de un régimen de explotación), el proyecto social y económico del
gobierno era un proyecto industrialista, como lo habían sido los anteriores, y por lo
tanto la reforma agraria debía cumplir el rol de ampliar el mercado interno para la
industria y, sobre todo, no interrumpir el abastecimiento de las industrias con
materias primas y de las ciudades con alimentos, ambos baratos. El gobierno no
confiaba en que una masiva distribución de la tierra asegurara una oferta agrícola
alta, tecnificada, creciente y segura. Su opción fueron las grandes empresas.
Orientada por objetivos nacionales de industrialización, la reforma agraria buscaba
también que los terratenientes expropiados invirtieran los bonos que se les
entregaban en el desarrollo industrial. La banca de fomento del Estado estaba lista
para convertir bonos de reforma en capital fresco para ser invertido.
Los espacios en que las haciendas no habían sido muy importantes quedaron
fuera de los procesos de cambio. Asimismo, tampoco se beneficiaron los
campesinos eventuales que tradicionalmente se enrolaban para realizar trabajos
en las haciendas durante los periodos de alta demanda de mano de obra, como
complemento de su débil economía parcelaria. Sin tierras suficientes para ellos, y
sin ampliación significativa de la frontera agrícola, quedaron empobrecidos y
hasta con oportunidades laborales más recortadas que antes. Éste fue el caso de
la sierra Sur Central, en los departamentos de Ayacucho, Apurímac y
Huancavelica, donde en la década siguiente se desarrollaría la violencia política;
estos sectores representaban la mayoría de la población comunera poco
beneficiada por la reforma.
Para terminar, una medida que acarreó también un proceso de cambios sociales
de la mayor importancia fue el reconocimiento de las comunidades nativas de la
Amazonía, cuya existencia había sido prácticamente negada hasta ese momento
por el Estado peruano. La ley reconoce corno personas jurídicas las comunidades
nativas y abre el mismo proceso que abrió el reconocimiento legal de las
comunidades indígenas en los años treinta: la linderación e inscripción legal de
sus tierras y el desarrollo de acciones legales para recuperar las que les fueron
arrebatadas. Pero los indígenas de la Amazonía van más allá de la ley y no sólo
se organizan en comunidades, sino que éstas se constituyen en las bases de unas
organizaciones por pueblos (asháninka, amuesha, awajún, machiguenga,
etcétera) que se reúnen en una suerte de red, la Asociación Interétnica para el
Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), que abre en el Perú el expediente de
las reivindicaciones de carácter étnico.
189
En estos procesos de cambio en la sociedad rural, la propiedad de la tierra y las
organizaciones campesinas y nativas son posibles porque el gobierno militar
produce cambios significativos en el rol del Estado. Para el investigador Sinesio
López, el velasquismo produjo un proceso de democratización social. Al romper el
dominio oligárquico que había limitado buena parte del intento reformista en
democracia, el Estado se desprivatiza y entra en una relación directa con los
campesinos: reconoce la lengua quechua como lengua oficial; amplía derechos
sindicales, constituyéndose en el régimen que más sindicatos reconoció; y hasta
creó nuevos derechos de participación de los trabajadores en el patrimonio de las
empresas. Simultáneamente, restringió una serie de libertades, particularmente la
de expresión, al confiscar los diarios. Como dictadura, extendió derechos sociales
y limitó derechos civiles.
El Estado creció rápidamente, expandió sus funciones sociales y sobre todo sus
funciones económicas; pero la nueva actividad económica del Estado no bastaba
para financiar el enorme crecimiento del gasto público, por lo que nuevamente
creció el endeudamiento externo, que llegó en 1976 a la cifra de 3.554 millones de
dólares. Velasco apostó por la modernización urbano-industrial y, si bien tuvo que
buscar el equilibrio con el sector agrario, fomentó el desarrollo del primero al
considerarlo el sector moderno y necesario para el desarrollo del mercado interno.
Finalmente, para Sinesio López, el velasquismo contribuyó a la extensión de la
ciudadanía de las clases populares; se trató de un movimiento de democratización
social con dictadura política.
190
una perspectiva nacionalista. Como imagen de ello, el 9 de octubre, seis días
después del golpe de Estado, nacionalizó los yacimientos y la refinería de Talara
(Piura, norte del Perú) de la empresa estadounidense International Petroleum
Company (IPC), con quien el Estado tenía un problema por la propiedad del
subsuelo desde 1922. Esta medida le aseguró un respaldo inicial al régimen,
dado que se veía como una reivindicación por casi todos los sectores sociales y
políticos. Inició con ello una etapa, acorde con la tendencia internacional
impulsada por la OPEP, de una mayor participación de los gobiernos en la
explotación petrolera frente a las compañías trasnacionales.
En 1974, cuando se hace evidente que el sector privado no responde a los estímulos
a la inversión y no se compromete con el crecimiento económico a pesar de ser el
sector más favorecido, el gobierno toma medidas aún más radicales. Promulga una
ley de empresas de propiedad social que otorgaría la gestión de las empresas en
crisis a los trabajadores constituidos en asamblea general (la ley prácticamente no se
aplica) y la medida que marcó la ruptura radical con el empresariado y las clases
medias, y que abrió el espacio para la recuperación del Partido Aprista: la
estatización de los diarios de circulación nacional, entregados a las grandes
organizaciones representativas de sectores sociales (campesinos, obreros, etcétera),
con directores nombrados por el gobierno.
191
consolidación por el impulso a la industrialización desde la década anterior y
gozando de nuevos derechos sociales, mantienen, sin embargo, una relativa
independencia respecto del régimen, cuyas políticas económicas centrales se
orientan a favorecer al sector empresarial. Las organizaciones campesinas,
apoyo importante durante el momento de aplicación de la reforma agraria, no
terminan, de adaptarse a los requerimientos de las nuevas empresas
asociativas, y hasta se desarrollan nuevos movimientos campesinos contra
tres puntos débiles de la reforma: la posibilidad de que una gran hacienda se
fragmente entre varios familiares, consolidando medianas propiedades; la
lentitud en el avance de las expropiaciones, que permite que los propietarios
descapitalicen las haciendas antes de ser adjudicadas; y el rechazo al modelo
asociativo en defensa de la repartición parcelaria.
192
Una función más de la mayor importancia cumplió el SINAMOS: en cada
caserío de los Andes el gobierno nombró un promotor de movilización social.
Estos funcionarios, más allá de sus funciones de organización, constituyeron la
primera presencia del Estado en el campo, sustituyendo al antiguo poder de los
hacendados. El sistema permitió que miles de poblados del interior
establecieran un vínculo con el Estado central que permitiera canalizar quejas
y demandas, organizando, también en las sociedades rurales distantes del
poder, la justicia y el mercado, una agenda nacional.
193
1978 y anunció el retiro de los militares del poder convocando elecciones
generales para julio de 1980.
194
El gigantesco Estado desarrollista era impagable. Los gobiernos democráticos
que sucedieron a los gobiernos militares, sin un nuevo proyecto económico y
social, mantuvieron un aparato público con funciones recortadas por razones
presupuestales, pero sin cambios. Inoperativas, partes de oficinas se cerraban
y el resto se mantenía sin servicios que dar. Los servicios públicos fueron
decayendo en calidad. Un Estado enorme pero residual.
La novedad del fin del gobierno militar vino por un proyecto político: una nueva
Constitución elaborada por una Asamblea Constituyente convocada por
Morales Bermúdez como inicio de la transición democrática. La Constitución,
promulgada en 1979, recogió el espíritu que había animado la política peruana
desde 1965: derechos sociales, rol estratégico del Estado en la economía,
prioridad a las inversiones nacionales. Pero introdujo dos aspectos novedosos.
En primer lugar, en reacción al centralismo militar y en el sentido en que se
habían movilizado los frentes regionales, estableció un nivel de gobierno
regional, que se constituyera en una instancia intermedia entre la presidencia y
las alcaldías. Para ello, establecía un proceso de estructuración de regiones
por adición de los departamentos. La segunda innovación cancelaba la
tradicional exclusión de los campesinos indígenas del derecho al voto,
estableciendo por primera vez en el siglo el voto de las personas analfabetas.
Por primera vez se universalizan derechos políticos en el país. Pero en
sustitución de la promesa del desarrollo, la promesa de la democracia llega
tarde.
El18 de mayo de 1980, el día de las elecciones generales que ponían fin a
más de una década de gobiernos militares, en las que votaban por primera vez
los analfabetos, en aplicación del nuevo mandato constitucional, el Partido
Comunista del Perú Sendero Luminoso inicia la lucha armada tomando por
asalto el pueblo de Chuschi en Ayacucho y destruyendo el material electoral.
Se inicia con ello un periodo de más de una década de violencia que arrasa
con vidas, bienes públicos y propiedades de personas de la más variada
extracción social. Quizá el primer investigador que intuyó el fenómeno que
explica el surgimiento de la violencia fue Carlos Iván Degregori (1989), quien
venía estudiando el departamento de Ayacucho desde fines de los sesenta. Para
este antropólogo peruano debemos entender el surgimiento del Partido
Comunista del Perú Sendero Luminoso (SL) como producto del encuentro de la
élite intelectual provinciana mestiza y una juventud universitaria también
provinciana, andina y mestiza en un entorno adverso; el espacio de este
encuentro fueron universidades provincianas, particularmente la Universidad
Nacional San Cristóbal de Huamanga en Ayacucho. Abimael Guzmán, líder
máximo del movimiento, «gran guía, gran timonel» en los textos senderistas,
había sido profesor de Filosofía y autoridad administrativa de la Universidad de
Huamanga en Ayacucho; la columna que sostuvo la organización y su ejército
estuvo formada por jóvenes universitarios, muchos provenientes del área rural.
Otras universidades nacionales, la del Centro en Huancayo (Junín) o la Daniel
Alcides Carrión de Pasco, proveerán nuevos cuadros durante toda la década
195
cuando diferentes contingentes vayan cayendo en las acciones armadas.
Universidades de Lima fueron centros de reclutamiento también.
El conflicto armado tuvo en los ámbitos rurales más deprimidos de los Andes
un escenario privilegiado. Tanto por razones de estrategia militar como política
los grupos alzados en armas buscaron controlar el campo. Sendero Luminoso,
inspirado en la tradición maoísta, inició una guerra «del campo a la ciudad».
Los grandes espacios de escaso poblamiento y débil presencia policial
ocultaban sus desplazamientos. Pero controlarlos requería de bases de apoyo;
por ello, conquistar políticamente a la población campesina fue uno de sus
objetivos políticos principales.
196
diferenciado a recursos se adhirieron a un discurso que se presentaba como
simple: una sociedad igualitaria, donde impera una justicia vertical y firme, y
conducida por personas «letradas». La primera etapa de la presencia de
Sendero Luminoso en el ámbito rural significaba eliminar cualquier presencia
del Estado que no fuera controlada por el partido: puestos policiales, alcaldes y
regidores, jueces de paz y gobernadores, y hasta presidentes de comunidades
campesinas debían renunciar a sus cargos o abandonar la zona, o serían
asesinados. Muchos lo fueron, junto con comerciantes y medianos
propietarios. Los «juicios populares» con castigo de muerte se hicieron
cotidianos. La enorme violencia tuvo detractores también; cuando el gobierno
de Belaúnde entrega la responsabilidad de la lucha contra la subversión a las
fuerzas armadas, la espiral de violencia se multiplica, la división en las zonas
rurales se exacerba enfrentando grupos a favor y grupos en contra de uno u
otro bando, y recibiendo visitas punitivas de ambos.
La ciudad de Lima fue uno de los espacios de violencia. Muchas de las acciones
subversivas desarrolladas en la zona central de la capital, como el asesinato de
altos funcionarios, oficiales del ejército y empresarios, así como el estallido de
coches bomba, voladura de torres y ataques a centros comerciales y
financieros, se asocian a la alta visibilidad de la capital y la enorme resonancia
de cualquier actividad en ella; no buscaban la captación de la población de los
barrios «consolidados»; buscaban atacar al enemigo y dar publicidad a sus
avances.
197
proselitismo subversivo. Captar una población obrera (el sujeto de la
revolución), rodeando (literalmente) el centro del poder nacional, fue un
objetivo político, además de militarmente estratégico, de los grupos alzados
en armas. Pocas veces, sin embargo, lo lograron y el movimiento sindical,
viviendo sus propias luchas en la crisis y la caída del sector industrial, se
mantuvo al margen.
198
El Perú de inicios de los años noventa era un país devastado. No sólo por un
conflicto armado interno que se había cobrado decenas de miles de vidas y
destruido activos públicos y privados, de todo nivel social, sino también por la
crisis final de un modelo económico y un sistema de relaciones Estado-
sociedad que había empezado a montarse desde la década de 1950, y que se
caracterizaba por políticas de protección industrial y ampliación del mercado
interior, así como por una decisiva intervención del Estado en la economía.
Pero la hiperinflación, que en 1990 llegó al 7.000 por ciento, la grave crisis fiscal
y la quiebra del sector empresarial protegido desde los años cincuenta no eran
el único, acaso ni siquiera el principal, problema del país. A esas condiciones,
comunes a diversos países de la región, el Perú sumaba la devastación
producida por 10 años de conflicto armado interno. En ese contexto las políticas
de ajuste estructural, enarboladas por Fujimori, de privatización, desmontaje del
rol promotor del Estado, eliminación de subsidios, disminución de derechos
laborales y apertura a importaciones y a la inversión masiva de capitales
trasnacionales fue percibida por muchos como parte de un proceso de
«salvación nacional».
199
Comisión de la Verdad y Reconciliación se ubican en esos años. Destruida
buena parte de la infraestructura de servicios y comunicaciones, prácticamente
sin nuevas inversiones ni públicas ni privadas, con un sector minero –crucial
para la generación de divisas– permanentemente atacado por la subversión, la
crisis de las finanzas públicas y la hiperinflación eran factores que se
adicionaban a la devastación completa del país.
200
gobierno a cambio de recursos públicos. Ésta fue la clientela política que se
forjó a partir de la ayuda social.
Todo ello, junto con el mantenimiento del estado de emergencia y del control
político-militar en la mayor parte del país, una legislación de excepción para el
juzgamiento de casos de terrorismo, comandos paramilitares con acciones de
amedrentamiento e incluso asesinatos extrajudiciales a líderes políticos y sociales
(como el del dirigente de la Confederación General de Trabajadores del Perú,
Pedro Huilca), el debilitamiento de instituciones fundamentales como el Tribunal
Constitucional, el control del Poder Judicial y de los organismos electorales, el ya
mencionado cierre temporal del Congreso, la erosión de los gobiernos
municipales (particularmente los provinciales), la desaparición de los gobiernos
regionales y el control absoluto del Congreso (mediante los votos o la «compra»
de congresistas tránsfugas), configuró una década de alto control social, casi sin
oposición política y con una sociedad fragmentada y desmovilizada.
201
petroleros; en el caso del campesinado, las tierras que el proceso de reforma
agraria había entregado a grandes empresas sociales fueron progresivamente
parceladas hasta producir un panorama rural de masivo minifundio y nula
organización; las comunidades campesinas, internamente enfrentadas durante la
década de violencia y fragmentadas en múltiples microorganizaciones para captar
los fondos sociales, tampoco constituyeron espacios de organización autónoma.
La década de la violencia y su prolongación paramilitar con Fujimori significó,
además, la liquidación de la dirigencia social intermedia y local, campesina y
obrera, lo que provocó una grieta profunda, sin puentes, entre las cúpulas
políticas y sociales nacionales y sus bases. En ese contexto, antiguos dirigentes
intermedios son cooptados por el régimen como operadores locales, aportando
su experiencia y sus contactos a nivel popular, o se mantienen como brokers
políticos negociando adhesiones a cambio de beneficios. No sorprende por ello
que en el Perú, a diferencia de en los demás países andinos, nada semejante a
nuevos movimientos sociales se produjera en la década de 1990.
Sin embargo, los últimos años del gobierno de Fujimori fueron cada vez más
convulsionados social, política y económicamente. A fines de la década, una
nueva oleada de concesiones mineras de lo que fuera la empresa estatal
CENTROMIN, en la zona central, dio inicio al boom minero que caracterizaría la
siguiente década. Este nuevo desarrollo acarreó el surgimiento de nuevos
movimientos sociales y organizaciones a favor del medio ambiente, el rechazo
a un modelo de desarrollo basado en la minería y posteriormente la creciente
visibilidad de las reivindicaciones indígenas. Éstos caracterizarán buena parte
de los conflictos del inicio del nuevo milenio.
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desencadenó la salida de Fujimori del país y su renuncia a la presidencia de la
República desde Japón.
ACTIVIDADES SUGERIDAS
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