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UNIDAD1.

LA FILOSOFÍA COMO CIENCIA EN EL MARCO DE LA


INTERDISCIPLINARIEDAD

FILOSOFÍA

Tema: Disciplinas filosóficas


Disciplinas filosóficas

La división de la
filosofía en diversas
disciplinas no está
presente en cada
uno de los sistemas
filosóficos y difiere
en los que es
evidente, por
ejemplo entre
Aristóteles y Hegel.
Generalmente la
división depende
del filósofo que se
trate y de la
concepción que se
tenga de la filosofía;
de esta manera se puede apreciar a lo largo de la historia, diferentes divisiones
que no siempre coinciden. El primer filósofo que ofrece una división clara de las
disciplinas filosóficas es Aristóteles en: Lógica, ética, poética (estética), doctrina
del alma (psicología), Política, Física (filosofía de la naturaleza); pero sobre todas
se encuentra la Filosofía primera o metafísica. Otra división puede ser de acuerdo
a conjuntos de ciencias en: Teóricas, prácticas y productivas. Los estoicos
clasificaron de acuerdo a disciplinas <<metodológicas (lógica)>>, <<teóricas
(física)>> y <<prácticas (ética)>>. Durante el Medievo también se estableció otro
tipo de división de acuerdo al Trivium y al Quadrivium; posteriormente conforme
fueron ganando lugar los saberes productivos y prácticos, la organización del
saber requirió de modificaciones. En el Siglo XVIII Christian Wolff de la siguiente
manera: a) Filosofía teórica <<lógica (formal y material) y metafísica („general y
filosofía primera u ontología‟ y „especial o teología, cosmología y psicología
racional‟)>> b) Filosofía práctica <<ética (principalmente)>>. A fines del siglo XIX,
la división se estableció de la siguiente manera: lógica, ética, gnoseología,
epistemología o teoría del conocimiento, ontología, metafísica, criteriología,
psicología, sociología; y además un conjunto de disciplinas como: filosofía de la
religión, del derecho, de la historia, de la naturaleza, del arte, de la sociedad.
En adelante se muestran algunas de las disciplinas que actualmente integran las
principales ramas de la filosofía:

 Metafísica.

Más allá de la física, esta expresión


proveniente del griego fue asignada por
Andrónico de Rodas al Corpus
Aristotélicum, que reúne un conjunto de
libros que se encontraban localizados
más allá de los libros de física; sin
embargo también la palabra tiene una
acepción que refiere a una reflexión de
segundo orden sobre la física, es decir
sobre el conocimiento del principio de la
naturaleza a partir del cual se puede
explicar el mundo físico. La
problematización de la metafísica está
presente en las obras de Aristóteles,
Plotino, Santo Tomás, Descartes,
Kant, Hegel, Nietzsche y Heidegger,
por nombrar algunos representativos.

Propiamente esta Tradición filosófica


fue iniciada por Platón, expuesta a
través de su “Teoría de las ideas”.
Teoría platónica de las ideas
De acuerdo con Aristóteles, la metafísica se entiende como “filosofía primera” y
como “ciencia del ente”. Como Filosofía primera, es la ciencia teórica que trata de
la substancia (a diferencia de los saberes
prácticos y productivos).

Como ciencia del ente1, elabora la pregunta


por el ser, el concepto fundamental y general
de mayor complejidad, del que se pueda
hacer intelección.

Para Tomás de Aquino, como para la


escolástica, la metafísica tiene una
orientación teológica, su problema principal
consiste en la posibilidad de conocer de

1
En este sentido se puede identificar con la ontología.
alguna manera lo que es Dios, para poder fundamentar la creación y responder
entre otras cuestiones, al problema del mal, del alma, del mundo. Dios es, para
Santo Tomás, La idea principal de todo su sistema; el ser subsistente, o
simplemente el ser mismo. «Ser», se convierte en «existir», a partir de ahí se
explica la creación (problema central para el pensamiento medieval), como un
recibir el ser de otro o un comenzar a existir por otro; Dios crea, es la perfección
del existir, y en él se halla la plenitud o acto puro: actus essendi. Sólo en el ser
subsistente, Dios, cuya esencia es existir, se identifica realmente la esencia y la
existencia; en lo creado, esencia y existencia se distinguen y toda esencia, como
la del hombre, llega a existir sólo por ser creación, por tanto, es un compuesto de
esencia y existencia.

Kant en “Crítica de la razón pura”, trata de responder


a la cuestión de la posibilidad de la metafísica como
ciencia, de lo cual, concluye que los objetos
tradicionales de la metafísica Dios, Alma, Mundo, sólo
son ideas regulativas del pensamiento desde la
perspectiva del conocimiento; y desde el punto de
vista de la razón práctica supuestos del orden moral,
o bien, postulados; es decir, la metafísica no es
posible como ciencia, sin embargo, es necesaria y
constituye una filosofía trascendental, que fortalece la
reflexión crítica sobre la capacidad de la razón
humana.

Nietzsche en “El crepúsculo de los ídolos” realiza una


descalificación global de toda la tradición filosófica de
occidente y, particularmente de la metafísica. En un estilo
aforístico característico de su obra, denuncia lo que él
llama…

Historia de un error.

1. El mundo verdadero, asequible al sabio, al piadoso, al virtuoso, -él vive en


ese mundo, es ese mundo.
(La forma más antigua de la Idea, relativamente inteligente, simple,
convincente. Transcripción de la tesis «yo, Platón, soy la verdad»).
2. El mundo verdadero, inasequible por ahora, pero prometido al sabio, al
piadoso, al virtuoso («al pecador que hace penitencia»).
(Progreso de la Idea: ésta se vuelve más sutil, más capciosa, más inaprensible,
-se convierte en una mujer, se hace cristiana...).
3. El mundo verdadero, inasequible, indemostrable, imprometible, pero ya en
cuanto pensado, un consuelo, una obligación, un imperativo.
(En el fondo, el viejo sol, pero visto a través de la niebla y el escepticismo; la
Idea, sublimizada, pálida, nórdica, königsburguense).
4. El mundo verdadero -¿inasequible? En todo caso, inalcanzado. Y en cuanto
inalcanzado, también desconocido. Por consiguiente, tampoco consolador,
redentor, obligante: ¿a qué podría obligarnos algo desconocido? ...
(Mañana gris. Primer bostezo de la razón. Canto del gallo del positivismo).
5. El «mundo verdadero» -una Idea que ya no sirve para nada, que ya ni
siquiera obliga, -una Idea que se ha vuelto inútil, superflua, por consiguiente
una Idea refutada: ¡eliminémosla! [...]
6. Hemos eliminado el mundo verdadero: ¿qué mundo ha quedado?, ¿Acaso el
aparente?... ¡No!, ¡al eliminar el mundo verdadero hemos eliminado también el
aparente!
(Mediodía; instante de la sombra más corta; final del error más largo; punto
culminante de la humanidad; INCIPIT ZARATHUSTRA [comienza Zaratustra]).
(Crepúsculo de los ídolos, Alianza, Madrid 1973, p. 51-
52).
Martin Heidegger, ha realizado a través de su obra, una
importante reflexión sobre la metafísica, como Ser y
Tiempo, ¿Qué es metafísica?, Introducción a la
metafísica. Más aun su problematización se dirige al
replanteamiento explícito de la pregunta por el ser;
establece la necesidad de la pregunta en la medida en
que el ser ha caído en el olvido. Esta denuncia se debe
a la clara evidencia de haber preguntado durante toda la
historia de la metafísica, sólo por el ente sin más. La
pregunta por el ser es la más extensa y la más profunda,
la más originaria y la más incomparable.

¿Qué pasa con el ser? ¿Se lo puede ver? Vemos el ente: vemos esta tiza. Pero,
¿vemos el ser como los colores, la luz y la oscuridad? ¿O acaso oímos, olemos,
gustamos o tocamos el ser? Oímos la motocicleta, su furia a través de la calle.
Oímos a las gallinas silvestres, que planean por encima del oquedal. Sin embargo,
en sentido propio, sólo oímos el estrépito del traqueteo de los motores; el ruido de
las gallinas salvajes. [...] Tocamos terciopelo o seda: sin más los vemos como
cosas que son de tal o cual manera. Una es tan entitativa como la otra. ¿En qué
reside y en qué consiste el ser? [...]
Una pesada tormenta, que se cierne en la montaña, «es», o lo que significa lo
mismo, «era», en la noche. ¿En qué consiste su ser?
Una lejana cadena de montañas, bajo un gran cielo... Tal cosa «es». ¿En qué
consiste el ser? ¿Cuándo y a quién se le manifiesta? ¿Al viajero, que goza del
paisaje, o al labrador, que a partir de éste y en éste crea su trabajo diario, o al
meteorólogo, que debe dar el boletín con el pronóstico del tiempo? ¿Quién de
ellos capta el ser? Todos y ninguno. ¿O quizá lo que los citados hombres
captan de la cadena de montañas bajo el vasto cielo sólo sean determinados
aspectos del mismo, y no la cadena de montañas en sí misma y tal como «es», es
decir, no capten aquello en lo cual consiste su ser, propiamente dicho ? ¿Quién de
ellos lo captaría? ¿O es contradictorio, contra el sentido del ser, preguntar en
general por lo que es en sí, por detrás de aquellos aspectos? ¿Acaso el ser no se
apoya en éstos?
El portal de una antigua iglesia románica es ente. ¿Cómo y a quién se le revela el
ser? ¿Al conocedor del arte, que en una excursión la examina y fotografía, o al
abad, que en las fiestas sale en procesión con los monjes a través del portal, o a
los niños, que en los días de verano juegan bajo su sombra? ¿Qué pasa con el ser
de este ente?
Un Estado es. ¿En qué consiste su ser? [...] Pero, ¿dónde se encubre el ser?
Dicho en general, ¿se encubre en alguna parte?
Aquella pintura de van Gogh: un par de recios suecos y fuera de eso, nada. La
imagen no representa, en verdad, nada. Sin embargo, uno está en seguida solo
con lo que allí es, como si uno mismo, en la avanzada tarde otoñal, llegara
cansado a la casa, desde el campo, con el pico en la mano, para instalarse junto a
la llama de las últimas patatas que están en el fuego. ¿Qué es aquí lo que es? ¿La
tela? ¿Los trazos del pincel? ¿Las manchas de color?
¿Qué es, en todo lo que acabamos de mencionar, el ser del ente? [...]
Sin embargo, todo lo que hemos citado es; no obstante, cuando queremos
aprehender el ser, siempre ocurre como si asiésemos en el vacío. El ser por el que
aquí preguntamos casi es tanto como la nada, mientras que querríamos resistirnos
y precavernos contra la gravosa exigencia de tener que decir que todo lo que es,
no es.
Pero el ser sigue siendo inhallable, casi tanto como la nada, o, en último término,
exactamente como ella. Luego, la palabra «ser» es, en fin, vacía. No pensamos
con ella en nada que fuera efectivo, captable, real. Su significación es la de un
vapor irreal. A fin de cuentas, Nietzsche habría tenido toda la razón de su parte
cuando denominó a un «concepto supremo», tal como el del «ser», «el último
humo de la realidad evaporada» [...]. ¿Quién quisiera correr tras semejante vapor,
cuyo significado verbal es el nombre de un gran error? «De hecho, hasta ahora,
nada ha tenido un poder de convicción más ingenuo que el error del ser...»
(Heidegger, M. 1972: 71-72).

 Ontología.
Ontología significa “Estudio del ser” o “Teoría del ser”.
En términos generales, se ocupa del ser, en la más
vasta y amplia acepción de la palabra, no de seres en
concreto. En este sentido, define cualquier objeto del
que se ocupe toda disciplina; su pregunta principal es
¿qué es el ser? Ello requiere del planteamiento
explícito de la pregunta. En el término se aprecia
solamente la insinuación indeterminada, de la
indagación temática del ser. También el término se
utiliza para designar una disciplina, de pertenencia al
ámbito de la ocupación neoescolástica o al de la
escolástica fenomenológica y las líneas académicas
marcadas por esta tradición metafísica. El término
aparece hacia el siglo XVII y entra en el vocabulario
filosófico por obra del filósofo racionalista alemán
Christian Wolff.

En memoria del όν (on) ser griego, ontología significa también el tratamiento de


cuestiones acerca del ser que la tradición transmite. De acuerdo con el uso
lingüístico actual, “ontología” equivale a teoría del objeto, en principio, de carácter
formal; en ese aspecto coincide con la antigua ontología (metafísica).

A lo largo de la modernidad, la ontología no ha sido una disciplina aislada, se


engarza con aquello que se entiende por fenomenología en sentido estricto. “Solo
con la fenomenología surge un concepto apto para la investigación. Ontología de
la naturaleza, ontología de la cultura, ontologías materiales: tales son las
disciplinas en las que se pone de relieve, en función de su carácter temático-
categorial, el contenido de objeto de esas regiones” (Heidegger, M. 2008: 18).
Dando pie a las ontologías regionales. De esta manera se tiene el hilo conductor
en el problema disciplinar de la constitución, las condiciones de la génesis, y la
estructura de la consciencia de objetos de uno u otro género. De esta manera, la
ontología se ha servido de la fenomenología para levantar un camino seguro, firme
y adecuado. Sin embargo, este tratamiento objetual le ha impedido llegar al ser,
porque su mirada acusa el carácter de objeto de un ente. Heidegger menciona que
de una trayectoria así, la metafísica se cierra el acceso al ente que es decisivo
para la problemática propia que es el existir, desde el cual y para el cual <<es>> la
filosofía.

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