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LA HORMIGUITA

"Había una vez una hormiguita tan linda, tan hacendosa, que era un encanto".

"Un día que barría la puerta de su casa, encontró un cinco".

Una de sus diarias funciones barrer y limpiar la casa, ser hacendosa. Ahora aparece la casualidad y no el pago por ese trabajo: se encontró un
cinco. Ella es premiada con dinero. El azar sale a su encuentro y le premia.

"De inmediato, pensó: ¿Compraré galletas? No, porque me las como y se me acaban. Entonces compraré confites. No, porque son golosinas. Ya
sé, salió de su casa y se fue a una tienda donde compró coloretes, polvos y perfumes, se lavó su carita, se peinó, se pintó con los coloretes y se
asomó a la ventana de su casa."

Surge en su mente cómo gastar el dinero encontrado. Desecha la comida y hasta las golosinas que pertenecen al "ser" y se inclina por
coquetearse, escoge el "parecer". Otro de los elementos propios asignados a las mujeres. Lucir bellas para los hombres. Hoy dirían algunos y las
mismas mujeres, "unos arreglitos" y acuden a las cirugías. Cambian las técnicas, pero los valores permanecen.

"Como estaba tan bonita, todo el que pasaba se enamoraba de ella".

No sale a la calle siquiera, se asoma a la ventana de su casa a esperar que le llegue el amor. La mujer es de la casa, no debe buscar el amor fuera
de ella. Sumisa, obediente, y receptiva. Hasta ahí se le permite llegar. No más.
"Pasó un toro y le dijo:

-Hormiguita, ¿te quieres casar conmigo?".

-¿Y cómo me enamorarás? -respondió la hormiguita.

- Muuuuuuuu

-¡Ay no que me asustas!

Al rato pasó un perro:

- ¿Hormiguita te quieres casar conmigo?

-Y ¿cómo me enamoras?

-Wau, Wauuuuu.

-¡Ay no, que me asustas!


Poco después pasó un gato y le dijo:

-¿Hormiguita te quieres casar conmigo?

- ¿Y cómo me enamoras?

- Kikirikikíiiiiiiiiiiiiii

- ¡Ay no que me asustas!

Luego llegó un cerdito.

- ¿Hormiguita te quieres casar conmigo?

- ¿Y cómo me enamoras?

-Ño, Ño, Ñooooooo.

- ¡Ay no que me asustas¡


Ya cuando estaba cansada de esperar, vio llegar al ratón Pérez, que le decía, muy quedamente:

- ¿Hormiguita, te quieres casar conmigo?

Tímidamente le preguntó:

- Y, ¿Cómo me enamoras?

-¡Iiiiii!

Inmediatamente la enamoró tan delicadamente, que la hormiguita le dio gustosa su manita y se casaron"

Si bien es cierto la hormiguita es la que acepta al pretendiente, es éste el que hace la propuesta y ella acepta o no. No hay un proceso de
conocimiento. Es algo casi imperioso. La mujer debe casarse y formar un hogar. Ese pareciera ser su destino. Podría pensarse que el paso de los
pretendientes le permite conocerlos y desechar los que no considere aptos y eso es cierto. Nunca se ha prohibido socialmente que una mujer
tenga varios pretendientes, solo que no sea a la vez. Lo cierto es que en muchos casos los noviazgos duran muchos años y no se concretan en
matrimonio y las mujeres corren el riesgo, dentro de ese código imperioso de casarse, de quedar solteronas y eso es mal visto por la sociedad y se
les trata despectivamente.

La hormiguita escoge, al ratón Pérez, un galán, zalamero, y coqueto. Un buen partido, por lo menos en apariencia.
"Quiso la mala suerte que un día fuese la hormiguita sola a misa, después de poner la olla de arroz con leche. Le advirtió al ratón que no menease
la olla con la cuchara chica, sino con el cucharón; pero el ratón Pérez hizo lo contrario y, por su torpeza, se cayó en la olla -como en un pozo- y allí
murió ahogado".

No le duró mucho la felicidad a la mujer y no fue por una decisión de ambos sino por la mala suerte. Sabemos que la suerte no puede ser mala. O
se tiene suerte o no se tiene. Y eso afirma la creencia de que los seres humanos dependen de un destino preestablecido.

La hormiguita cometió dos errores según los códigos sociales vigentes: Primero fue sola a misa. Una esposa siempre debe ir acompañada por su
marido. Esa es la norma y segundo. No debió dejar en manos de su marido una labor que solo ella debía cumplir. Cocinar. Era de esperar que los
hombres, por no ser parte de sus obligaciones cometieran torpezas, así el ratón Pérez se le olvidó la advertencia de su esposa y movió el arroz con
la cucharita pequeña y se ahogó. Es cierto que fue desobediente pero su muerte es más un castigo para la esposa que desacató las normas del
código social.

"Al volver la hormiguita a su casa, nadie respondió sus llamadas. Corrió a la morada de una vecina para que la dejase entrar por el tejado, pero
esta no quiso; entonces entró por la ventana que estaba entreabierta y se fue directamente a la cocina, miró la olla y ¡qué tristeza! vio al ratón
Pérez ahogado en el fondo de ella.

La hormiguita se echó a llorar amargamente."

Aparece el castigo, por la desobediencia. Si se analiza con detenimiento, la más castigada es la hormiguita-mujer. El ratoncito se ahogó y punto,
dejó de sufrir. El escarmiento sugiere que no se debe desobedecer y eso es una norma. Lo cierto es que hay cosas y hechos que demuestran que
la desobediencia no todas las veces es un "pecado" o una falta. No todo en la vida se debe obedecer, no importa de quién venga el mandato. Pero
el código social es generalista en los mandatos morales y preestablecidos. Así la más castigada resultó ser la hormiguita que realmente no incurrió
en ninguna falta.

"La hormiguita, llena de tristeza se sentó en el quicio de su casa y se puso a esperar."

Nuevamente la hormiguita espera, no hace nada por su propia iniciativa. Ahora viene la consolación, todos lloran su desgracia y le dan las
condolencias. Y lo que es peor. Su proyecto de vida llega hasta ahí. Las viudas no deben volverse a casar porque no es bien visto por la sociedad.
Deben llevar luto hasta su muerte. Es otra castración social soslayada y oculta.

"Pasó un pajarito, y le dijo:

-¿Hormiguita por qué lloras?

- Porque el ratón Pérez se cayó en la olla y la hormiguita lo siente y lo llora.

- Pues yo, pajarito, me cortaré el piquito.

-¿Por qué, pajarito - dijo una paloma- te has cortado el pico?

-Porque el ratón Pérez se cayó en la olla, y la hormiguita lo siente y lo llora.


-Pues yo, la paloma, me corto la cola.

-¿Por qué, paloma, te cortaste la cola? -dijo la fuente clara.

-Porque el ratón Pérez se cayó en la olla, y la hormiguita lo siente y lo llora; y el pajarito se cortó su piquito; y la paloma se corta la cola; y yo, la
fuente clara, me pongo a secar.

-¿Por qué lloras fuente clara? -dijo la joven de la cántara.

-Porque el ratón Pérez se ahogó, la hormiguita lo siente y lo llora, el pajarito se cortó el piquito, la paloma se corta la cola; la fuente clara, se puso
a secar.

-Pues yo, que soy infanta, romperé mi cántara porque el ratón Pérez se cayó en la olla y me pongo a llorar."

Hay solidaridad de todos con la hormiguita, pero más que todo por el sufrimiento, por su dolor. Por el acabose todo para ella. El proyecto humano
de la hormiguita-mujer llegó hasta ahí. Pero todos deberíamos saber que eso no es cierto. Fue una triste experiencia, pero la mujer tiene
infinidad de proyectos para su vida, con o sin marido.

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