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COMENTARIO: TEXTO ARGUMENTATIVO

En 1885, Van Gogh realizó una de sus obras más emblemáticas, Los comedores de patatas. En
este óleo plasma la comunicación de las clases más humildes alrededor de una mesa y de unos
solitarios tubérculos. Grotescas caricaturas componen una obra modernamente realista. Su
compromiso con el arte obrero tocaba a su fin, y París comenzaba a tentarle. El holandés reflejó en su
lienzo la miseria más absoluta, lejos de imaginar que un siglo después aquella paupérrima cena
hubiera resultado el mayor de los festines para una parte considerable de la población mundial,
principalmente en África y sur de Asia. 852 millones de personas pasan hambre diariamente. Según
datos de Unicef, 27000 niños menores de cinco años mueren cada día por causas evitables. El hambre
es la primera. Únicamente cinco países destinan el pactado 0,7% de su PIB para ayudarles. España
asigna el 0,42%. Y lo más lamentable: nuestro planeta produce para alimentar al doble de su
población.
Está bien repartir la pesaca, pero mejor enseñar a pescar. Mientras no se invierta en
agricultura poco se conseguirá. Solo los que potencian políticas agrícolas ganan batallas en la lucha
contra el hambre. En el Cuerno de África la sequía y la guerra son males endémicos y al mundo rico le
sobran recursos para arreglarlo. ¿Interesa hacerlo? Es prioritario continuar con la absolución de
deudas. Lo contrario sería asumir un capitalismo salvaje que produce urticaria.
Decía Comte, padre del positivismo, que el único principio absoluto es que todo es relativo. Los
comedores de patatas son, pues, unos privilegiados.

Ignacio Bermúdez de Castro: “Planeta hambriento”, La Voz de Galicia


Tema
La miseria en la que viven sumidos los habitantes del Tercer Mundo y las posibles vías para
solucionarla.
Resumen
Van Gogh reflejaba con una de sus obras la miseria de las clases humildes. Esa misma miseria
sigue hoy presente en el Tercer Mundo. A pesar de que algunos países desarrollados destinan el 0,7% de
su PIB para solventar este problema, eso no supone una solución definitiva, sino un mero arreglo
provisional. La verdadera solución pasa por transformar la sociedad, enseñando a los países pobres a
explotar su materia prima para autoabastecerse.
Estructura
En cuanto a su estructura externa, está formado por tres párrafos.
Con respecto a su estructura interna, el texto organizativamente se articula en torno a cuatro
partes. En la primera parte (desde el principio hasta la línea 5 “a tentarle”) el autor se centra en la
realidad que expone el cuadro de Vang Gogh. En la segunda parte (desde “El holandés reflejó” hasta “al
doble de su población” línea 11) se expone los datos de pobreza en el Tercer Mundo. La tercera parte
(segundo párrafo) propone una solución para que no haya tanta pobreza. Y en la cuarta parte (último
párrafo), a modo de conclusión, se retoma lo dicho al principio del texto.
La organización del contenido refleja que nos encontramos ante un texto cuya tesis aparece al
final, por lo que hemos de decir que su estructura es inductiva o sintetizante, puesto que parte de
ejemplos para llegar finalmente a la idea principal.
Tipología textual
El texto adopta la modalidad expositiva combinada con la argumentativa ya que presenta una
tesis que defiende de forma razonada y que justifica con ejemplos como es la miseria de los países
tercemundistas. A su vez, como ya he señalado, el texto tiene un cierto carácter expositivo, pues ofrece
datos reales y objetivos para defender los argumentos que postula (“852 millones de personas pasan
hambre”).
Las funciones lingüísticas predominantes son la representativa/referencial, la expresiva y la
apelativa. La primera está presente porque el autor argumento su opinión basándose en datos reales que
expone de forma objetiva (“27000 niños menores de cinco años”), la segunda porque el emisor expresa
sus propias ideas analizando el problema (“Y lo más lamentable”), y la tercera porque la intención del
autor es concienciar al lector de la situación de hambruna de los países del Tercer Mundo (“¿Interesa
hacerlo?”)
Con respecto al plano morfosintáctico, abundan los sustantivos abstractos referidos al problema
señalado (“miseria, hambre”) frente a los concretos que ayudan a la descripción de la realidad (“niños”).
En cuanto a los adjetivos, destacan la presencia de adjetivos valorativos como es habitual en textos
argumentativos donde predomina la subjetividad (“grotescas caricaturas, paupérrima cena”), pero
también apreciamos los especificativos para una descripción más concreta (“arte obrero, políticas
agrícolas”). Con respecto a los verbos, condicionado por la objetividad del texto ya que plasma una
realidad vigente en el momento actual, utiliza la tercera persona del singular y del plural del presente de
indicativo (“destinan el pactado 0,7% de su PIB para ayudarles”).
Por otro lado, la modalidad oracional predominante es la enunciativa. Atendiendo a las
oraciones, son extensas debido al carácter explicativo y descriptivo del texto. Predominan las
coordinadas copulativas (“Su compromiso con el arte obrero tocaba a su fin, y París comenzaba a
tentarle”), adversativas (“Está bien repartir la pesca, pero mejor enseñar a pescar”), subordinadas
adjetivas (“que produce urticaria”) y subordinadas sustantivas de infinitivo (“Es prioritario continuar
con la absolución de deudas”) que dan una mayor complejidad al texto.
Con respecto al plano léxico semántico, se utiliza un léxico connotativo debido a la subjetividad
del texto que se percibe también en el uso de adverbios (“únicamente, modernamente”) o expresiones
valorativas (“está bien repartir la pesca”). El registro empleado es accesible, se emplean palabras y
expresiones coloquiales (“capitalismo salvaje que produce urticaria”), con ausencia de tecnicismos,
puesto que se pretende llegar a un receptor amplio. Encontramos siglas (PIB) relacionadas con el tema
expuesto. A lo largo del texto se emplean palabras de la misma familia léxica (“pobreza, paupérrima”) y
del mismo campo semántico (“hambre, miseria”) que aporta unidad temática.
Por último, en el plano pragmático-textual, se puede afirmar que el texto cumple las
propiedades y es acorde con la intención del autor y la situación comunicativa. Es un texto coherente ya
que las ideas desarrolladas se exponen y se organizan siguiendo un orden lógico. La presencia de
pronombres anafóricos que remiten a elementos del propio texto aporta cohesión interna (“el hambre es
la primera”, cuyo pronombre numeral ordinal hace alusión a la causas”; ¿Interesa hacerlo?, donde el
pronombre átono “lo” se refiere a arreglar el problema”), al igual que los marcadores textuales (“pues”).
Como conclusión, teniendo en cuenta toso estos rasgos, podemos decir que se trata de un texto
de carácter expositivo-argumentativo, ya que emplea una serie de argumentos apoyados en datos reales,
que avalan la tesis defendida en el texto. Nos encontramos, por tanto, ante un texto periodístico y, en
concreto, un artículo de opinión.

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