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Domingo 27 de Septiembre
PREPARACIÓN
Queridos hermanos, con gran alegría hoy vamos a entronizar a nuestra patrona maternal la Virgen
del Rosario de Rio Blanco y Paypaya.
Ella es una madre amada que sufre porque toma realmente en su corazón los problemas de nuestra
vida. Es una Madre cercana, que no nos pierde nunca de vista, es una Madre tierna, que nos lleva
de la mano por el camino de cada día.
Con su entronización nos ambientamos como comunidad y ciudad a vivir de su mano esta novena
que nos ayudaran a crecer y a fortalecer nuestra fe, con ese propósito recibámosla cantando con
gran alegría.
AMBIENTACIÓN
Jesús, nos ha enseñado la compasión y la misericordia, y nos ha mostrado el amor sin límites de
nuestro Padre celestial.
ACTO PENITENCIAL
Tú, que has dicho que hay gran fiesta en el cielo por un pecador que se arrepiente.
LITURGIA DE LA PALABRA
San Pablo nos habla de la importancia de la humildad y nos invita a tomar el ejemplo de Cristo
Jesús.
EVANGELIO: (MT 21, 28-32)
Jesús busca nuestro corazón, por eso nos invita a hacer la voluntad de su Padre para estar unidos y
en paz con él.
Por la Iglesia, para que sea lugar de reconciliación, y así se manifieste al mundo el perdón de
Dios. Oremos.
Por el Papa Francisco, nuestro Obispo Daniel, Sacerdotes, Diáconos y consagrados, para que
Dios los guie y fortalezca en su desempeño fiel del ministerio que les confía. Oremos.
Por nuestra patria, para que a la luz de tu Palabra podamos construir una sociedad justa, con
valores humanos y cristianos. Oremos.
Por las familias, para que, a pesar de las contrariedades de la vida, permanezcan unidas en
torno a Cristo y su Iglesia. Oremos.
Por todos nosotros, para que por intercesión de María, aumente nuestra fe para dar un buen
testimonio de Jesús y que la Palabra del Señor nos alimente cada día. Oremos.
LITURGIA DE LA EUCARISTIA
PRESENTACIÓN DE OFRENDAS:
Nuestra obediencia unida a estos dones de pan y vino son la ofrenda para Dios hoy. Él nos
transformará en ejemplo vivo de su amor.
PREFACIO:
En la plegaria eucarística demos gracias a Dios porque por su hijo Jesucristo no vino a condenarnos
sino a salvarnos.
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Creo Señor mío que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo ardientemente recibirte dentro de mi alma; pero, no pudiendo
hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.