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Principios para una estética impedido que se afrontaran de manera eficaz los pro-
blemas en el lugar y en el momento en que se produ-
de la sostenibilidad cen.
Los primeros se enamoraban de las ballenas y pro-
testaban por un bosque destripado por una autopista,
los segundos decretaban el deshielo del casquillo polar
Euforia y disforia: hacia un giro ecológico y la desertización de regiones forestales.
Al fin y al cabo se trataba de dos visiones dialécti-
A menudo, con el uso de determinadas expresiones o cas y complementarias, la primera de las cuales fijaba
palabras se ponen de manifiesto los signos de los cam- preferentemente su atención en períodos cortos de
bios sociales y culturales en curso. A veces no se trata tiempo, en términos inmediatos y visibles, mientras
de simples cuestiones de gusto o de la moda, sino de que la segunda lo hacía en problemas más globales y
cambios de perspectiva respecto de determinadas pro- sutiles, invisibles y alarmantes. Polos extremos desti-
blemáticas. nados a unirse: táctica a corto término y estrategia a
La palabra «sostenibilidad», 1 introducida por pri- largo término. Hoy debemos tener en cuenta los aspec-
mera vez en el campo del medio ambiente por el Infor- tos positivos presentes en las dos actitudes, ambas ne-
me Brutland, de principios de los años setenta, nos pa- cesarias para la elaboración de una estrategia de salva-
rece más actual y pertinente que el término «ecología». guardia ambiental consciente y con posibilidades de
Este último ha sido objeto durante años de malenten- victoria.
didos y mistificaciones; se trata de un término abierto El anhelo, entendido como un acto de compromiso
a una serie de significados disciplinaria y semántica- diario, que transmitimos en el inicio de esta segunda
mente diferenciados, pero a menudo confusos y sobre- era ecológica, consiste en la adquisición de la capaci-
puestos entre sí. dad de superar las «modas verdes» y los aspectos más
Preferimos el aparente tecnicismo del término «sos- accidentales de los problemas, para obtener una visión
tenibilidad» al recalentamiento comunicativo que ha verdaderamente sistemática e interdependiente de las
tergiversado en alguna ocasión el sentido de la palabra soluciones adecuadas para la supervivencia del plane-
«ecología». ta, nuestra única casa.
No se trata de una cuestión de gusto personal, sino
de la premonición de que nos estamos dirigiendo hacia
una nueva situación de prácticas ambientalistas, me- Proyecto y rediseño del mundo:
nos infantil e inmadura que la precedente que ha ca- desmontaje y globalidad
racterizado los años ochenta; es decir, más consciente y
madura. Parece claro que el ecodiseño, el environmentally cons-
De hecho, la aproximación al problema ecológico cious design, el earth friendly design o como queramos
se ha llevado a término durante los primeros años del llamarlo (nosotros utilizaremos la expresión «diseño
debate ambientalista desde dos frentes bien diferencia- sostenible»), constituye una ocasión seria para redise-
dos, con dos aproximaciones culturales casi contra- ñar el panorama de los artefactos del mundo. Es mejor
puestas. Por una parte, estaban los que leían, más o que el que produce y el que diseña, pero también el que
menos conscientemente, la palabra «ecología» de ma- consume, tengan bien claras las oportunidades que
nera eufórica, en clave fuertemente sentimental y sub- ofrece el diseño sostenible para una regeneración de las
jetiva, identificándose de manera directa y proyectiva mercaderías y del consumo del planeta.
en los diferentes problemas. Por otra parte, en cambio, La ecología es la ocasión para el rediseño artificial
estaban aquellos que se distinguían por un comporta- del mundo, que la cultura del diseño, desde el comien-
miento disfórico, nihilista y pesimista, capaz de profe- zo de nuestro siglo, persigue con desesperada obstina-
tizar destinos trágicos para la humanidad. ción.
La auténtica querella surgida entre ecologistas eu-
fóricos y disfóricos, aunque ha tenido la virtud global 1. Adaptamos el término italiano sostenibilita, que signifi-
de sensibilizar y crear debate sobre la urgencia de las ca, según el diccionario Zingarelli, «cualidad de lo que es soste-
problemáticas ambientales, a menudo, sin embargo, ha nible». (N. del T.)
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Principios para una estética de la sostenibilidad
Los movimientos vanguardistas de principios del imperativo ambientalista. No nos fascina tanto la idea
siglo xx sintetizaron dos grandes principios que carac- de la continuidad, bastante improbable, por cierto,
terizan toda la atormentada y fértil historia creativa como la esperanza de que se pueda regenerar un mo-
sucesiva. Dos grandes deseos, fundamento de su poéti- mento de valor proyectivo y metodológico tan rico y
ca, localizables en el futurismo, el cubismo, el neoplas- profundo que sea capaz de presentar valores profun-
ticismo, y transversalmente en toda Europa, desde la dos y legibles.
tradición germánica a la escuela holandesa y a los pri- La estética de la sostenibilidad tiene de esto una
meros movimientos ingleses: son el desmontaje y la necesidad innegable.
globalidad. Desmontaje y globalidad son, pues, palabras clave
Por desmontaje se entiende la capacidad analítica en la praxis del diseño sostenible, sinónimo de simpli-
de deconstruir las visiones estéticas preexistentes para ficación y reciclaje, de sistematicidad y capacidad ho-
reproducir nuevos lenguajes y soluciones sintéticas. La lística: saber descomponer para reconstituir teniendo
capacidad de renunciar al dato académico, a la verdad en cuenta el todo.
preconstituida, a favor de la búsqueda de lenguajes in El diseño sostenible enseña que no existen respues-
progress, de respuestas en las que los propios instru- tas simples a problemas complejos, que es necesario
mentos de investigación y de proyecto son puestos en hacer de la consciència de los límites un recurso y no
discusión. Una habilidad profunda en la operación de una atadura. La capacidad, en un contexto así, de for-
desmontaje, de descomposición semántica para formu- mular visiones y metáforas claras y visibles pero dota-
lar respuestas con nuevos valores de sentido, aun cuan- das de sentido profundo, es una tarea para la cual el
do éstos manifiestan (a veces) la evidencia de las dudas diseñador está cada día más requerido: tan sólo con la
o de la incerteza. capacidad de evocar escenarios de producción y con-
Por globalidad entendemos, en cambio, la voluntad sumo convincentes puede, de hecho, comenzar a cami-
absoluta de aplicar la visión estética a todos los cam- nar aquello que alguien ha definido como una segunda
pos proyectivos posibles, de extender la metodología era ecológica.
operativa a sectores disciplinarios diversos, realizando La ecología no anula, así, nuestra historia; en todo
la utopía de la obra de arte total, la Gesamkunstewerk. caso la cita desesperadamente, necesitando una inyec-
Esto provoca una sed proyectiva insaciable, una aten- ción de fidelidad y renovación: estamos en el fin no
ción hacia todo el conjunto de las mercaderías y de los sólo del siglo, sino del milenio, y nosotros no desea-
materiales, y permite afrontar técnicas y lógicas de pro- mos otra cosa que ser felices portadores de unas condi-
ducción diversas las unas de las otras. ciones de existencia dignas para los otros milenios de
Desmontaje y globalidad han sido principios que la historia. Teodóforos, no Casandras.
han caracterizado la tarea diseñadora de nuestro siglo,
elementos en parte utópicos que, a partir de factores
lingüísticos y estéticos, han sido progresivamente tra- Diseño sostenible: niveles de definición
ducidos en actitudes metodológicas.
Hoy pueden convertirse también —y éste es un La temática ambiental conlleva necesariamente una re-
paso fundamental— en reglas productivas, y no sólo definición de los modelos de relación y diálogo entre
culturales: aproximaciones para resolver las necesida- cultura del diseño y realidad empresarial. La ocasión
des del presente sin comprometer la posibilidad de las la proporciona la convergencia entre las exigencias
generaciones futuras para resolver sus propias necesi- prácticas de la industria, cuyo rol tiende a hacerse más
dades. complejo culturalmente, y la tensión social encarnada
Estamos utilizando claramente una analogía, inclu- por el diseñador, que interviene cada vez más en la de-
so un poco forzada, conscientes de la profunda diver- finición de los procesos productivos.
sidad histórica y cultural que distingue los comienzos El diálogo entre industria y diseño plantea hoy la
de nuestro siglo de nuestros días. Y, no obstante, ejerce pregunta directa del sentido de producir, no sólo, por
una cierta fascinación la idea de que el mensaje (en lo tanto, de «cómo producir», sino también de «por
aquellos tiempos poético por necesidad) de las van- qué producir». La urgencia ecológica se interpone co-
guardias históricas se concrete hoy operativamente en mo una cuña entre los dos actores inalterados de las
un nuevo comportamiento proyectivo, dictado por el políticas materiales del planeta, reclamando a diseña-
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Gíulio Ceppi
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