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CHARLA #3

CUANDO EL NOVIAZGO FRACASA


El amor es algo tan simple, pero también muy complejo. Es algo que nos puede
hacer muy felices, pero indudablemente, también nos puede hacer sufrir. Y es
que hay relaciones tan poco saludables que nos causan más tristeza,
decepciones y dolor que alegría y satisfacción. Sin embargo, por alguna razón
que ni nosotros sabemos, nos aferramos en mantenerlas. Nos empeñamos una
y otra vez en volver a intentarlo, nos agarramos de palabras y actitudes que no
tienen nada que ver con la realidad, mucho menos, con la persona que amamos.
Terminamos tan confundidos y perdidos en la irrealidad, en esa sensación entre
el amor que desearíamos tener y el que realmente estamos viviendo que no
sabemos ni qué hacer.
Es verdad que quien no arriesga, no gana, pero a veces apostar todo por una
relación complicada, definitivamente, no vale la pena. Eso de dar todo sin
esperar nada a cambio, me parece una teoría un tanto conformista, porque
aunque luches por ese amor que sientes si la otra parte no contribuye, terminará
enfriándose. Además, si esa persona te amara de verdad, no dudaría en
demostrártelo, por lo tanto, no tendrías por qué luchar.
Está claro que si un noviazgo fracasa es por qué no tiene las bases adecuadas.
Pero es todavía más doloroso cuando un matrimonio fracasa; sobre todo si hay
niños de por medio.
Me doy cuenta de que la mayoría de las veces que una nueva pareja se forma,
ponen por encima sus sentimientos y deseos antes que la voluntad de Dios para
su vida con respecto a la pareja. Incluso cuando dos personas están orando con
respecto a una relación, pueden estar perfectamente anteponiendo sus propios
deseos a la voluntad de Dios y creen que solo por el hecho de estar orando, Dios
ya está bendiciendo su relación.
Se inician noviazgos demasiado rápido, muchas veces sin una base previa de
amistad profunda. Se declaran sentimientos al mes de haber conocido a una
persona, sin haber estudiado a fondo su carácter, y luego se ora y si todo marcha
aparentemente bien según ellos, muchos ya creen que su noviazgo ya está
bendecido por el hecho de estar orando, y sin embargo pueden estar muy
equivocados.
Muchas veces algunos cristianos/as buscan la voluntad de Dios a ciegas.
Conocen a un chico o chica y enseguida empiezan una relación de noviazgo con
él o ella. Piensan ¿será esta persona Señor? ¿Será esta otra? La voluntad de
Dios no se consigue probando a ver si me va bien con una chica involucrándome
en una relación de pareja precipitada, y luego si no es esta vuelvo a orar y será
la otra… Así lo único que se consigue es dañar corazones…
Dios no revela su voluntad de esa manera. Las oraciones no cambian la voluntad
de Dios. Muchas veces se ora tratando de que Dios bendiga una relación que
quizás nunca fue su propósito que comenzara. Muchas veces se ora para
tranquilizarse a uno mismo de que se están haciendo bien las cosas.
Por supuesto que hay que orar en una relación de pareja, ¡pero hay que orar
mucho antes de comenzarla! Pero muchas veces se ora, después de que por
nuestra propia voluntad hemos iniciado una relación de pareja que quizás no
estaba en los planes de Dios. Los sentimientos y emociones nos traicionan o
quizás el no querer estar solos, y se inician relaciones de pareja sin apenas
conocerse, relaciones sin base (corta edad, inmadurez emocional, sentimientos
de infatuación, no querer sentirse solo/a…).
El romance es algo muy bonito. Pero solo porque es bonito no significa que
podamos disfrutar de él con quien nos parezca y cuando nos parezca. Al igual
que los demás dones que Dios ha creado, el amor romántico también puede ser
usado erróneamente». El sabio Salomón lo declara así: «os conjuro hijas de
Jerusalén, que no despertéis ni hagáis velar el amor, hasta que quiera»
(Cantares 8:4).
Os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, que no despertéis ni hagáis velar al
amor, hasta que quiera. (Cantares 8:4)
Muchas parejas se sienten profundamente enamoradas, pero esos sentimientos
¿están siendo despertados en el tiempo y el propósito de Dios? Recordemos
que no es lo mismo estar enamorado que amar… El enamoramiento es un
sentimiento, el amor es una decisión. El enamoramiento es pasajero, el amor
verdadero permanece para siempre.
Una de las razones por la que muchos noviazgos fracasan es porque establecen
romances sin sabiduría, basados principalmente en las emociones y en la
atracción que sienten por la otra persona. Cuando se está enamorado el cerebro
segrega una serie de sustancias que nos drogan de tal manera que muchas
veces, no se piensa con claridad y se piensa que solo con sentir profundas
emociones eso ya es base suficiente para una relación de pareja. Se ponen esas
emociones por encima de la razón y se obvian muchas señales de alarma que
indican que es una relación abocada al fracaso. Quizás nuestra familia o amigos
las vean, pero nosotros estamos tan enamorados que no vemos que vayamos a
tener un accidente emocional. Muchas veces, la ceguedad es tal que dichas
relaciones acaban en boda… y dichas bodas con grandes posibilidades de
divorcio o al menos de matrimonios muy desgraciados.
A menudo se ven parejas que inician noviazgos con 16, 17 o 18 años. Muchas
de esas relaciones se romperán, otros de esos noviazgos se alargarán tantos
años al no poder casarse todavía que caerán en fornicación, y otros muchos
quizás terminen en bodas precipitadas sin estar preparados para el matrimonio.
En el libro de Eclesiastés la Biblia nos dice que todo tiene su tiempo. Y por
supuesto que el noviazgo también lo tiene. Por mucho que queramos
engañarnos a nosotros mismos a los 16, 17 o 18 años posiblemente no se sabe
lo que es el amor de verdad, ni un noviazgo con propósito… así que mucho
menos se está preparado para el matrimonio. A esos años, la mayoría de las
veces se tienen noviazgos de emoción, sin bases ni principios sólidos para un
matrimonio de éxito.
Muchos se preguntarán ¿pero si estamos enamorados qué hacemos? Si
realmente esa persona es la que Dios tiene para ti, cultivad una amistad sin
involucraros sentimentalmente, y no tengáis miedo porque a su tiempo Dios hará
que todo suceda. El tiempo de Dios siempre es perfecto, pero muchas veces
nosotros estropeamos todo al tratar de adelantar las cosas.
A menudo veo relaciones que se inician prematuramente. Se pueden tener 35
años, y aunque sea una edad óptima para casarse, sin embargo se puede ser
inmaduro emocionalmente y no haberse preocupado por prepararse para el
matrimonio. Muchas personas inician relaciones porque no saben estar solas.
Buscan con desesperación una pareja, se declaran sentimientos al poco tiempo
de haberse conocido, e inician relaciones con la esperanza de que sean
bendecidas por Dios, cuando quizás estén muy lejos de serlo…
En vez de orar y tranquilamente establecer una amistad, o simplemente escuchar
la voz de Dios mientras se espera, se ponen los deseos personales por encima,
y se inicia una relación prematuramente a la vez que se ora. Es decir se hace la
propia voluntad pretendiendo que Dios dé el visto bueno. Pero Dios no actúa así.
La paciencia es importante no sólo para esperar por el tiempo correcto cuando
debes comenzar una relación, sino para permitir que se desarrolle a un paso
saludable. La impaciencia lo apresura todo. Nos incita a ignorar el tiempo y la
atención que requiere una relación de amistad saludable, y a lanzarnos
inmediatamente a la intimidad física y emocional.
En resumen: Asegúrate de que tus emociones estén basadas en la realidad. No
te involucres en una relación precipitadamente. Asegúrate de que conoces lo
que Dios dice sobre lo que verdaderamente importa en un compañero o
compañera y qué es necesario para tener un matrimonio saludable. Aprende a
discernir correctamente sobre tu propia situación y la de la persona en la que
estás interesado. Recibe el consejo de otras personas más sabias que tú y
fórmate leyendo libros sobre noviazgo y matrimonio. Ora mucho antes siquiera
de conocer a una persona para que Dios te de sabiduría respecto a las relaciones
de pareja.
No te dejes llevar por tus sentimientos hasta que primero los hayas puesto a
prueba. El tiempo y la edad correctos para comenzar a dar pasos serios hacia el
matrimonio, van a ser diferentes para cada uno de nosotros y dependerán de
nuestra madurez emocional entre otros aspectos. Pero lo que todos debemos
tener en común, es esperar hasta que la sabiduría predomine por encima de
nuestras emociones. Solo entonces podremos experimentar un noviazgo en el
tiempo correcto, con un propósito definido y con claridad mental.
PUNTOS A TOMAR EN CUENTA SI UNA RELACIÓN TERMINA:
1. No fue solo la culpa de uno, sino de los 2, no cargues con un peso que no
te corresponde porque eso frustra
2. La voluntad de Dios es que vivamos una vida plena, si tal vez no es tu
caso; o elegiste mal, o no te supiste esperar el tiempo de Dios (no culpes
a Dios por tus decisiones) Porque mis pensamientos no son vuestros
pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos--declara el SEÑOR.
(Isaías 55:8)
3. Terminar una relación no es fracasar en el amor, es solo consecuencias
de las malas decisiones; fracasar en el amor seria no darte la oportunidad
de cambiar y de estancarte en un pasado frustrado. (…olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está
delante... Filipenses 3:13)
4. Después de terminar una relación, darse un tiempo de “soledad o sanidad”
de 6 meses a un año, te equilibra las emociones; sin vaciles, ni amigos
con derechos, ni desliz, sino mantener la paz durante un tiempo, te
ayudara a reencontrar tu valor, y si en ese tiempo te encuentras con Cristo
mucho mejor (…porque el que os toca, toca a la niña de su ojo…
Zacarías 2:8)
Lo que NO debes hacer cuando terminas una relación amorosa:
 No llames a tu ex ni revises su perfil de Facebook. Esto solo conseguirá
que te confundas y no logres seguir con tu vida. No tienes que borrarlo si
no quieres, pero te aconsejamos que te mantengas al margen de su vida.
 No caigas en los excesos, aunque muchas veces el alcohol, las fiestas
excesivas y el trasnoche, se pueden ver como una buena opción para salir
de tu tristeza. Solo harán que te distraigas por unas horas, pero no
solucionas el problema de fondo.
 No escribas en un diario sobre el quiebre, y abras un blog al respecto.
Según el estudio realizado por Universidad de Arizona, lo peor que
puedes hacer cuando terminan una relación es escribir sus sentimientos
en un diario. Y no deberías ventilar tu privacidad emocional en Internet.
 No le cuentes a todo el mundo sobre tu cambio de estado amoroso. A
veces es bueno desahogarse, pero contarle tus problemas a todo el
mundo no solucionará nada, y solo hará que tu tema principal de
conversación sea haber terminado.
Lo que SÍ debes hacer
 Enfoca tu tiempo en algo positivo. No pienses en lo que hubiera podido
ser y no fue. Da vuelta la página y empieza a reconstruir tu vida,
realizando las actividades que más te gustan.
 Calma y paciencia, no esperes que el amor desaparezca de un día para
otro, porque posiblemente no sea así. Vive tu dolor con calma y quédate
con los mejores recuerdos de la relación.
 No reprimas tus sentimientos. Por ejemplo, si estás triste y tienes ganas
de llorar, no te aguantes, ya que lo peor que puedes hacer es tratar de
esconder lo que sientes.
 Rodéate de gente que te haga reír y que sólo tengan buenas vibras para
ti.

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