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Resonancia 5

La mutiplicación resonó en mi. Resonó en cada órgano de mi


cuerpo .La sentí en mi memoria, en mis sentidos. La sentí con el
olfato. La sentí en el estremecimiento de mis hombros y con las
manos. Siguió resonando cuando caminé hasta Pacífico a tomar el
bondi que me llevaba a casa, siguió resonando . Ya van dos
semanas, o tres, no sé.
El caso es que algo me envolvió desde el silencio de un padre,
trayéndome al mío con su cigarrillo en la boca. Una bocanada de
humo me llegó a mi cara de nena y pense´”cuando sea grande voy a
fumar”, y recordé otra imagen de una película ( Julia ) donde
Vanesa Redgravee arrojaba su máquina de escribir en una ataque
de ira, y me enredé en el pelo de ese personaje, que era una mujer
que luchaba en un mundo de nazis y guerra, de espionaje y
aventuras. Quería ser una mujer bella, quería ser escritora y tener
ese modo de expresarme. Y colgada de los rizos, vuelta a vuelta
vuelvo al humo que de vueltas y me envuelve, la cara de mi padre
está ahí, pega una enorme pitada y saca humo como una chimenea
azul. Enorme como la que él mismo construyó en Gesell.
Rizo, risomas. El pelo de Vanessa y el humo del cigarrillo de mi
padre, o del padre de Paola…
Vuelvo al silencio de un padre, cualquier padre. Siento miedo,
quiero llenarlo con palabras, a veces sus palabras me hieren, y sólo
algunas de grande, logré comprender lo que expresaban. No sabía
hablar a un niño. El nunca fue niño, no sé. O acaso se puede ser
niño vendiendo golosinas en los trenes , que van apurados hacia
alguna parte. Tan apurados como el humos del cigarrillo, tan
alborotados como los rulos de Vanessa.
Rizomas, resonancias. Rizomas resonantes.
En este silencio de hoja en blanco y teclas gastadas, siento que
quiero compartirlo todo.
Volver a estos sábados únicos del mes en que me deja tanto para
seguir resonando.
LALA GARCIA

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