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El texto es un artículo de opinión de Jaime Rodríguez-Arana para “El confidencial”

sobre los derechos sociales y su no reconocimiento como derechos fundamentales.

Los derechos fundamentales son aquellos derechos humanos reconocidos en la


legislación vigente de un Estado y que están respaldados por medidas de fuerza para
garantizar su cumplimiento.

En la Constitución Española los derechos fundamentales se encuentran en la Sección


primera del capítulo II bajo el título de “Derechos Fundamentales y Libertades
Públicas”. Además, están divididos en dos tipos de derechos: libertades públicas y
derechos “sociales” y se clasifican por importancia; de manera que, los más
“relevantes”, como los derechos fundamentales y las libertades públicas van primero,
seguido de los derechos meramente constitucionales y por último los principios rectores.
El orden de relevancia implica unas garantías de cumplimiento mayores. Los primeros,
derechos fundamentales y Libertades públicas” disfrutan de tres: genéricas,
institucionales y jurisdiccionales

En este último es donde se encuentran los Derechos sociales mentados en el texto. Al no


estar en los grupos más “relevantes” el cumplimiento de estos no está tan controlado
como se puede leer en la línea 7 “su efectividad depende de que se haya dictado la
correspondiente norma de desarrollo y de que existan disponibilidades presupuestarias”.

Bajo mi punto de vista es fundamental entender que los derechos sociales no son
meramente aspiraciones o beneficios adicionales, sino componentes esenciales de una
sociedad justa y equitativa. Argumentar que los derechos sociales deberían tener menos
garantías que los derechos fundamentales es ignorar la interdependencia y la
complementariedad entre estos tipos de derechos. Los derechos sociales, como el
derecho a la educación, al trabajo digno, a la salud y a una vivienda adecuada, son
esenciales para garantizar la dignidad humana y la igualdad de oportunidades. Limitar
sus garantías implica relegar a una parte significativa de la población a condiciones
precarias, perpetuando así la desigualdad y la exclusión social.

Además, los derechos sociales están estrechamente ligados a los derechos


fundamentales, ya que son necesarios para garantizar el ejercicio pleno de estos últimos.
Por ejemplo, ¿cómo puede alguien ejercer plenamente su libertad de expresión si carece
de acceso a una educación de calidad que le permita desarrollar sus capacidades
cognitivas y comunicativas? ¿O cómo puede disfrutar plenamente de su derecho a la
igualdad si enfrenta discriminación en el acceso al trabajo o a la vivienda?

En mi opinión todos los derechos de las personas son igual de importantes entre ellos y
no deberían recibir diferentes garantías dependiendo de lo relevantes o no que puedan
parecer.

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