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Escritos x Felix De Cunto

Buenos Aires
2022
Escritos x Felix De Cunto
Buenos Aires
2022
Nunca están dadas las condiciones

porque aunque reniegue y vea el presente


como una transición,
yo también soy uno más.
sigo bronceando mi piel
con luz artificial,
viajo cansado a la altura de los caños
y gente muerta le da nombre
a las calles que camino.
imagino salidas, busco atajos,
me convenzo de lo que pienso.
lo intento.
pero qué insoportable
es esta sensación
de que la fiesta está siempre
en otro lado.
al llegar al fondo del pasillo
solo unos, solo ceros.
Nunca están dadas las condiciones

porque aunque reniegue y vea el presente


como una transición,
yo también soy uno más.
sigo bronceando mi piel
con luz artificial,
viajo cansado a la altura de los caños
y gente muerta le da nombre
a las calles que camino.
imagino salidas, busco atajos,
me convenzo de lo que pienso.
lo intento.
pero qué insoportable
es esta sensación
de que la fiesta está siempre
en otro lado.
al llegar al fondo del pasillo
solo unos, solo ceros.
Te han visto paseando en tus monoblocks

es cuando del esquema que mapea


su memoria, emerge de un cabezazo
un palacio. en la entrada: una cinta
mecánica patina a una lentitud
escalofriante e hipnotiza. y sobre ella,
de la nada, deslizándote de reversa, estás
otra vez paseando en los monoblocks
de ese recuerdo que te encanta.
cuanto más tiempo se pasa en los jardines
de la cabeza, la velocidad de la vida
se lentifica. hay quienes dicen
que la nostalgia tiene la facultad
de frizar el tiempo en su totalidad, obstruir
el exterior, borronear con el codo
la silueta de los sueños. cuenta
también la historia que hay quienes
de tanto retorcerse sobre sí, el rulo
que han creado los ha envuelto de pies
a cabeza y en su lugar, han quedado
el par de zapatillas gastadas
por excesivas caminatas más la ropa
que vestían ese día, derretida, encima.
00:00

podríamos afirmar que todo éste mal sueño empezó


la vuelta esa allá en el parque atrás de la autopista
cuando del cielo encebollado cayó una gota opaca
que te perforó la mano. fueron tres días sin curita,
de sacarse con cuidado la pelusa adherida a la ampolla
y unos quince más hasta que la superficie rosácea
recuperó la textura y su color original: un #e3a776
rebajado por la anemia, levemente satinado por
los bloques de tiempo expuesto a la luz artificial.
Te han visto paseando en tus monoblocks

es cuando del esquema que mapea


su memoria, emerge de un cabezazo
un palacio. en la entrada: una cinta
mecánica patina a una lentitud
escalofriante e hipnotiza. y sobre ella,
de la nada, deslizándote de reversa, estás
otra vez paseando en los monoblocks
de ese recuerdo que te encanta.
cuanto más tiempo se pasa en los jardines
de la cabeza, la velocidad de la vida
se lentifica. hay quienes dicen
que la nostalgia tiene la facultad
de frizar el tiempo en su totalidad, obstruir
el exterior, borronear con el codo
la silueta de los sueños. cuenta
también la historia que hay quienes
de tanto retorcerse sobre sí, el rulo
que han creado los ha envuelto de pies
a cabeza y en su lugar, han quedado
el par de zapatillas gastadas
por excesivas caminatas más la ropa
que vestían ese día, derretida, encima.
00:00

podríamos afirmar que todo éste mal sueño empezó


la vuelta esa allá en el parque atrás de la autopista
cuando del cielo encebollado cayó una gota opaca
que te perforó la mano. fueron tres días sin curita,
de sacarse con cuidado la pelusa adherida a la ampolla
y unos quince más hasta que la superficie rosácea
recuperó la textura y su color original: un #e3a776
rebajado por la anemia, levemente satinado por
los bloques de tiempo expuesto a la luz artificial.
Neural

un punto. el primero de muchos


que vendrán. un punto hamacándose
libre, panza arriba, sobre su propio
peso y solidez: principales rasgos
de una prematura existencia. donde antes
no había nada ahora hay un punto, uno
solo, cargado con el respeto
que le confiere ser el único, no tener
otro a su alrededor. él mismo
es su paraíso lo que no asegura
que haya emoción. habrá que esperar
(y en la espera de rebote surge el tiempo)
a que una fuerza externa descienda
hiperconsiente, temblorosa,
con la mecánica de una grúa y lo jale
de un lado estirándolo al punto
que a partir de ahora no es más un punto,
es un chicle pálido espigado en los dedos
de un adolescente hiperquinético.

al ceder su redondez, su centro se apelmaza,


y lo que solía ser una unidad
queda dividida en dos: un clon idéntico
separado al nacer, nada de andar
compartiendo pensamientos. cada cual
con lo suyo, cada uno de los componentes
flotando en su respectivo conteiner.
el ciclo se repite por milenios
y al ad infinitum. vertical
y horizontalmente se distribuyen
soledades, luego poblaciones.
el sentido de las cosas emerge aplicado
en lo que se ve y lo que no. todo marcha bien.
todo es normal. todo está bajo control.
vivir nunca fue tan fácil, y así y todo, alguien
Doom

insomne, constante, sin testigos.


pudiste haber sido vos, en una de esas
pudiste haber desarrollado una adaptación
feroz al ambiente reconvertido. un ojo
de más a la altura del corazón, un láser
potente disparado al abrirlo, otra
voz, o porqué no, la pericia emocional
de quien sabe deslizarse a través
de horizontes inestables. pero no, ni vos
ni nadie que presencie ahora el latir amarillo
del semáforo en la autopista abandonada.
hipo de fotones. intermitencia que marca
el ritmo en la noche distópica. el tiempo
que recupera la consciencia y con dos
dedos palpa su muñeca flaca. pero humanos
cero, nada, nadie que absorba los mensajes
oxidándose en los carteles cascoteados.
arandelas a la vera con 80, con 60, con 40
de velocidad máxima: indicios de que supo
haber movimiento, direcciones, líneas
de existencia programada de un punto A
a un punto B. si uno levantase la cabeza
-si primero tuviese una- también vería
allá al fondo como las usinas dejaron
de eyacular al cielo, sus vapores. no más
aviones comerciales perforando nubes
negras, sus turbinas: reduciendo pájaros
papel picado. no más viento, menos
lluvia, la atmósfera justa y propicia
para la formación de la figura hexagonal
que demanda la caída de un copo de nieve
tampoco. solo quietud: una burda y abismal,
una quietud concreta como la que queda contenida
en la bolsa que sostiene la chica triste después
de tirar a su pez favorito al inodoro.
Neural

un punto. el primero de muchos


que vendrán. un punto hamacándose
libre, panza arriba, sobre su propio
peso y solidez: principales rasgos
de una prematura existencia. donde antes
no había nada ahora hay un punto, uno
solo, cargado con el respeto
que le confiere ser el único, no tener
otro a su alrededor. él mismo
es su paraíso lo que no asegura
que haya emoción. habrá que esperar
(y en la espera de rebote surge el tiempo)
a que una fuerza externa descienda
hiperconsiente, temblorosa,
con la mecánica de una grúa y lo jale
de un lado estirándolo al punto
que a partir de ahora no es más un punto,
es un chicle pálido espigado en los dedos
de un adolescente hiperquinético.

al ceder su redondez, su centro se apelmaza,


y lo que solía ser una unidad
queda dividida en dos: un clon idéntico
separado al nacer, nada de andar
compartiendo pensamientos. cada cual
con lo suyo, cada uno de los componentes
flotando en su respectivo conteiner.
el ciclo se repite por milenios
y al ad infinitum. vertical
y horizontalmente se distribuyen
soledades, luego poblaciones.
el sentido de las cosas emerge aplicado
en lo que se ve y lo que no. todo marcha bien.
todo es normal. todo está bajo control.
vivir nunca fue tan fácil, y así y todo, alguien
Doom

insomne, constante, sin testigos.


pudiste haber sido vos, en una de esas
pudiste haber desarrollado una adaptación
feroz al ambiente reconvertido. un ojo
de más a la altura del corazón, un láser
potente disparado al abrirlo, otra
voz, o porqué no, la pericia emocional
de quien sabe deslizarse a través
de horizontes inestables. pero no, ni vos
ni nadie que presencie ahora el latir amarillo
del semáforo en la autopista abandonada.
hipo de fotones. intermitencia que marca
el ritmo en la noche distópica. el tiempo
que recupera la consciencia y con dos
dedos palpa su muñeca flaca. pero humanos
cero, nada, nadie que absorba los mensajes
oxidándose en los carteles cascoteados.
arandelas a la vera con 80, con 60, con 40
de velocidad máxima: indicios de que supo
haber movimiento, direcciones, líneas
de existencia programada de un punto A
a un punto B. si uno levantase la cabeza
-si primero tuviese una- también vería
allá al fondo como las usinas dejaron
de eyacular al cielo, sus vapores. no más
aviones comerciales perforando nubes
negras, sus turbinas: reduciendo pájaros
papel picado. no más viento, menos
lluvia, la atmósfera justa y propicia
para la formación de la figura hexagonal
que demanda la caída de un copo de nieve
tampoco. solo quietud: una burda y abismal,
una quietud concreta como la que queda contenida
en la bolsa que sostiene la chica triste después
de tirar a su pez favorito al inodoro.
La curación

no es momento de pensar en las veces que pudo


-y no lo hizo- haber abrazado a un amigo demasiado
tenso por el ruido que le causa su propia respiración;
o contemplado la luna llena por más de diez minutos
(me refiero a ir tras ella, no esperar a que cruce
la ventana, sino ir recto hacia su desinteresada
luminancia). pero ahora el mundo es otro, uno duro
y sin bordes, voraz como un pitbull reventándose
la trompa contra el tronco de un árbol, muy distinto
al que uno imaginaba en la suave adolescencia.
bajo esa óptica, de lo que tiene que encargarse es
de no pensar. esa es la misión primera. inundar el casco
con frescos pensamientos blancos, para después sí,
trabar la mandíbula, cerrar los ojos, concentrarlo todo
en el lengüetazo azul que sopla y hace soplar
la soldadora* ***** **** * *** * * * **** *** **
***** ** *** *** ***** ****** * 250° C ** ** **
***** *****puestos **** **** *** en la vena* *****
* **de su brazo** * *** * biónico* ***** *** ****
** *** ** * * ***** *** *** * * * ***** * ** *
** ** * *** *** ** ** * ***** ** * ***** ** *** * *
* ** * * * un revestimiento ** ** ** *** * ** * ** **
**** * de chispas** ** **** ** plateadas * **iluminando
*** ***** * ** * a su antojo *** *** ** ** * * * ** *
** * *el sótano ** ** ** *** en el que se oculta*** **
********** ***** ******* ** ******* * *** ***
* ** *** *** *** **** *** *** *** ** ****** ** ***
** **** ** ** ** ** para salir de nuevo a dar batalla.
puede bajar desorientado a la calle,
con olor a quemado, una estela negra
bullendo tras de sí, el cuello sacado
girando como un torno y, PUM, reventar
en asterisco por los aires, como un punto
que escupe los puntos que trae dentro.
La curación

no es momento de pensar en las veces que pudo


-y no lo hizo- haber abrazado a un amigo demasiado
tenso por el ruido que le causa su propia respiración;
o contemplado la luna llena por más de diez minutos
(me refiero a ir tras ella, no esperar a que cruce
la ventana, sino ir recto hacia su desinteresada
luminancia). pero ahora el mundo es otro, uno duro
y sin bordes, voraz como un pitbull reventándose
la trompa contra el tronco de un árbol, muy distinto
al que uno imaginaba en la suave adolescencia.
bajo esa óptica, de lo que tiene que encargarse es
de no pensar. esa es la misión primera. inundar el casco
con frescos pensamientos blancos, para después sí,
trabar la mandíbula, cerrar los ojos, concentrarlo todo
en el lengüetazo azul que sopla y hace soplar
la soldadora* ***** **** * *** * * * **** *** **
***** ** *** *** ***** ****** * 250° C ** ** **
***** *****puestos **** **** *** en la vena* *****
* **de su brazo** * *** * biónico* ***** *** ****
** *** ** * * ***** *** *** * * * ***** * ** *
** ** * *** *** ** ** * ***** ** * ***** ** *** * *
* ** * * * un revestimiento ** ** ** *** * ** * ** **
**** * de chispas** ** **** ** plateadas * **iluminando
*** ***** * ** * a su antojo *** *** ** ** * * * ** *
** * *el sótano ** ** ** *** en el que se oculta*** **
********** ***** ******* ** ******* * *** ***
* ** *** *** *** **** *** *** *** ** ****** ** ***
** **** ** ** ** ** para salir de nuevo a dar batalla.
puede bajar desorientado a la calle,
con olor a quemado, una estela negra
bullendo tras de sí, el cuello sacado
girando como un torno y, PUM, reventar
en asterisco por los aires, como un punto
que escupe los puntos que trae dentro.
Sapiencia

a qué viene esta repentina baja de tensión


que llega y nos adormece. rachas sin conversación
que dejan al descubierto el circuito vivo de nuestros
brazos al pasarnos los salvavidas: una botella
destapada y el gas que se escapa, un frasco, un vaso,
encendedor, tabaco, lillos; un cenicero del tamaño
de un plato con restos de comida fría.
¿a qué viene este apagón? ¿es común quedarse
rebotando unos minutos hacia adentro? ¿me hace mal
pensar estas ideas? ¿está bien reconocerlas? ¿sí?
¿no? ¿maso? de mis certezas, mi favorita es que ninguna
cabeza es en el fondo LA cabeza y que todo para todos
es igual: el silencio que ahora nos embolsa, las risas
que cultivamos con o sin estupefacientes, el amor
que rápido sube, reluce su aleta plateada y regresa
de nuevo a las profundidades inaccesibles. todo pasa
y pasará: este cuarto, estas paredes, los ladrillos
precarios que sostienen el armazón de esta trama
tridimensional: todos todo junto pasando sin esfuerzo
por el horno de los siglos venideros,
perdiendo los bordes, goteando en etapas,
cargando en su electricidad insomne
el ADN de un combustible de difícil extracción.
Por un error 404

por un ERROR 404 sos ahora la persona más vieja


y más joven viva. digamos, el único sobreviviente
que queda al ritmo de tu constelación espiralada.
o esa es la conclusión a la que llegás, una vez
al mes, cuando de las colinas que te encapsulan

(verdes
colinas mentales
elaboradas con residuos
y sobrantes de tus miedos más frescos)

bajás a ver y caminar entre y sobre la devastación


esperando dar y recibir la misma imagen: algo,
alguien detrás de la niebla, un desprendimiento
natural como un primo lejano que -a la par tuya
pero en otro lado- también remueve escombros
con un palo de golf y se ríe para adentro cada vez
que escucha y se emociona con el eco de su voz.
Sapiencia

a qué viene esta repentina baja de tensión


que llega y nos adormece. rachas sin conversación
que dejan al descubierto el circuito vivo de nuestros
brazos al pasarnos los salvavidas: una botella
destapada y el gas que se escapa, un frasco, un vaso,
encendedor, tabaco, lillos; un cenicero del tamaño
de un plato con restos de comida fría.
¿a qué viene este apagón? ¿es común quedarse
rebotando unos minutos hacia adentro? ¿me hace mal
pensar estas ideas? ¿está bien reconocerlas? ¿sí?
¿no? ¿maso? de mis certezas, mi favorita es que ninguna
cabeza es en el fondo LA cabeza y que todo para todos
es igual: el silencio que ahora nos embolsa, las risas
que cultivamos con o sin estupefacientes, el amor
que rápido sube, reluce su aleta plateada y regresa
de nuevo a las profundidades inaccesibles. todo pasa
y pasará: este cuarto, estas paredes, los ladrillos
precarios que sostienen el armazón de esta trama
tridimensional: todos todo junto pasando sin esfuerzo
por el horno de los siglos venideros,
perdiendo los bordes, goteando en etapas,
cargando en su electricidad insomne
el ADN de un combustible de difícil extracción.
Por un error 404

por un ERROR 404 sos ahora la persona más vieja


y más joven viva. digamos, el único sobreviviente
que queda al ritmo de tu constelación espiralada.
o esa es la conclusión a la que llegás, una vez
al mes, cuando de las colinas que te encapsulan

(verdes
colinas mentales
elaboradas con residuos
y sobrantes de tus miedos más frescos)

bajás a ver y caminar entre y sobre la devastación


esperando dar y recibir la misma imagen: algo,
alguien detrás de la niebla, un desprendimiento
natural como un primo lejano que -a la par tuya
pero en otro lado- también remueve escombros
con un palo de golf y se ríe para adentro cada vez
que escucha y se emociona con el eco de su voz.
Disorder

algo así como despertar sin alarma


y dejar de escuchar el ruido del sol
proyectándose sobre la materialidad
de las cosas. fue, dejarla pasar. despertar
al siguiente en la misma posición
en la que estabas y mirarte rápido
las palmas de las manos para constatar
que todavía se está en actividad, que
todavía nadie desenchufó la línea
grisácea que mantiene tensa
la urdimbre de estos pensamientos.
por una milésima de segundos, dudar,
y por dudar, asustarse. obviamente,
no contárselo a nadie.
Bajo el puente

a veces, cuando la glucosa anda en déficit


se cuelga mirando el abdomen del puente.
las partículas ebrias de los días se unifican
en un punto fijo de la arquitectura brutalista
bajo la que vive y algo cercano al entendimiento
crece y lo excita: seguirá sin llegar un mensajero,
piensa, seguirá estallando el mundo en slow motion.
a cada terrible suceso le irán surgiendo otros
de mayor magnitud y qué mierda será de nosotros.
la flasha un toque nomás, después activa.
la carnada en el agua, esperando la señal,
ya viéndose alzar la criatura al cielo, aguarda
a que la noche caiga como una trompada certera.
luego, el clásico escenario con sus componentes:
el que bebe, el que duerme, el que fuma las colillas
que levantó de la vereda: es la hora en que todos
reunidos alrededor del barril prendido amortiguan
la llama con las palmas, tiritan lo justo, mastican
despacio, tragan la pesca del día mientras se lastiman.
Disorder

algo así como despertar sin alarma


y dejar de escuchar el ruido del sol
proyectándose sobre la materialidad
de las cosas. fue, dejarla pasar. despertar
al siguiente en la misma posición
en la que estabas y mirarte rápido
las palmas de las manos para constatar
que todavía se está en actividad, que
todavía nadie desenchufó la línea
grisácea que mantiene tensa
la urdimbre de estos pensamientos.
por una milésima de segundos, dudar,
y por dudar, asustarse. obviamente,
no contárselo a nadie.
Bajo el puente

a veces, cuando la glucosa anda en déficit


se cuelga mirando el abdomen del puente.
las partículas ebrias de los días se unifican
en un punto fijo de la arquitectura brutalista
bajo la que vive y algo cercano al entendimiento
crece y lo excita: seguirá sin llegar un mensajero,
piensa, seguirá estallando el mundo en slow motion.
a cada terrible suceso le irán surgiendo otros
de mayor magnitud y qué mierda será de nosotros.
la flasha un toque nomás, después activa.
la carnada en el agua, esperando la señal,
ya viéndose alzar la criatura al cielo, aguarda
a que la noche caiga como una trompada certera.
luego, el clásico escenario con sus componentes:
el que bebe, el que duerme, el que fuma las colillas
que levantó de la vereda: es la hora en que todos
reunidos alrededor del barril prendido amortiguan
la llama con las palmas, tiritan lo justo, mastican
despacio, tragan la pesca del día mientras se lastiman.
Prosegur

BBVA, piso treinta, contra el vidrio,


en su mano: el rayo flúor transpirando
en la lata de su energizante a medio tomar.
se fueron siete, faltan cinco más enchufado
al pac pac de su frontón mental; por su suerte,
para el próximo cigarro solo 15 min. la labor
hachera de las moles financieras al recortar
la luz o la luz que, cansada de estar viva,
se deja triturar en fetas cada vez más finas.
la tarde desafía la gravedad evaporándose
hacia arriba. los pocos que quedamos pateando
estas cuadras a esta hora de este día que se va
somos los primeros en perder la sombra; así,
hasta que la ola crece y borra del todo los edificios,
las antenas, los aviones dispersos en el cielo.
la E azul gigante de una cochera hace pan y queso
con la oscuridad de la calle pero no muchos autos
deciden mandarse a guardar. la palabra sueño
se agiganta en algún cuarto sin ventilación,
en otros, directamente se la reta a un combate.
el de seguridad, a todo esto, ahí mismo
donde lo dejaron, sigue clavado en su banqueta,
La intemperie

antes de que las calles pierdan sus nombres


y los carteles decapitados resistiendo
en las esquinas. antes de que venga el vendaval
a barrer con ruido de botella el cordón cuneta.
antes, minutos, unos quince, todo este polvo
que no lo deja ver más allá de sus manos
empujando la miseria en un carrito
de supermercado, era menos
que un detalle: pura caspa sobre toscas del baldío.
Prosegur

BBVA, piso treinta, contra el vidrio,


en su mano: el rayo flúor transpirando
en la lata de su energizante a medio tomar.
se fueron siete, faltan cinco más enchufado
al pac pac de su frontón mental; por su suerte,
para el próximo cigarro solo 15 min. la labor
hachera de las moles financieras al recortar
la luz o la luz que, cansada de estar viva,
se deja triturar en fetas cada vez más finas.
la tarde desafía la gravedad evaporándose
hacia arriba. los pocos que quedamos pateando
estas cuadras a esta hora de este día que se va
somos los primeros en perder la sombra; así,
hasta que la ola crece y borra del todo los edificios,
las antenas, los aviones dispersos en el cielo.
la E azul gigante de una cochera hace pan y queso
con la oscuridad de la calle pero no muchos autos
deciden mandarse a guardar. la palabra sueño
se agiganta en algún cuarto sin ventilación,
en otros, directamente se la reta a un combate.
el de seguridad, a todo esto, ahí mismo
donde lo dejaron, sigue clavado en su banqueta,
La intemperie

antes de que las calles pierdan sus nombres


y los carteles decapitados resistiendo
en las esquinas. antes de que venga el vendaval
a barrer con ruido de botella el cordón cuneta.
antes, minutos, unos quince, todo este polvo
que no lo deja ver más allá de sus manos
empujando la miseria en un carrito
de supermercado, era menos
que un detalle: pura caspa sobre toscas del baldío.
Un poema vaporwave

locura locura sería que sin haber andado


nunca en carne y hueso en esos pagos
uno pueda tomar el control de su cabina.
reclinarse así o asá o como le dé la gana
(siempre y cuando las configuraciones
psicomotrices lo permitan ya que
ninguno es idéntico al que tiene al lado
y la lluvia no oxida a todos por igual).
la onda es estar boca arriba, boca abajo
o en fetal, en fin, cómodo, flojo
que al pulsar el plástico de este botón
un pffffffffssssssszzz oculto libere
un aluvión de fragancias oriundas
de algún paraíso lejano. que uno, encima,
además de respirar, estar ahí y aceptar
que la consciencia no es puro
verso; pueda moverse hacia adelante,
de costado o para atrás. y ya que estamos,
R1 + triángulo para despegarse
corte ventosa del suelo y maximizar
el ángulo de visión. fuaaaaaaa que locura
sería tener piernas para sumergirlas
en agua dulce. qué locura un agua pura
y cristalina hecha de vitrales derretidos.
fuaaaa me pasaría la tarde entera viéndome
los pies colorearse y decolorarse por el vaivén
azul que rodea y da silueta a este paraíso
virtual. qué locura esto, qué locura aquello,
qué locura todo menos la parte esa
en que las olas traen en su arcada de bits
bolsas, papeles y envoltorios: mugre que resiste
abrazada al lomo de botellones multicolor.
Episodio eyectado de un viaje subterráneo

ir en otra, como el resto, con la cabeza desanclada


de su soporte natural y la vista perdida en los cables
que se arman y desarman del lado malo de la ventana
y que una falla eléctrica detenga el trayecto
que religiosamente hacés a la altura de los caños.
ni en la estación pasada, ni en la siguiente,
las cuchillas se desenfundan donde tienen ganas
y no hay pasajero que no tome dimensión de lo seguro
y sellado al vacío que estaba. por si acaso,
nadie habla, nadie contesta, nadie suelta las manos
de las costillas de la formación por miedo a perderlas.
al reiniciar la máquina, todo vínculo que el silencio
subterráneo anudaba, se deshace sin cuestionamientos.
allá en la superficie: mensajes empalados
a la antena que me cuelga esperan mi respuesta.
Un poema vaporwave

locura locura sería que sin haber andado


nunca en carne y hueso en esos pagos
uno pueda tomar el control de su cabina.
reclinarse así o asá o como le dé la gana
(siempre y cuando las configuraciones
psicomotrices lo permitan ya que
ninguno es idéntico al que tiene al lado
y la lluvia no oxida a todos por igual).
la onda es estar boca arriba, boca abajo
o en fetal, en fin, cómodo, flojo
que al pulsar el plástico de este botón
un pffffffffssssssszzz oculto libere
un aluvión de fragancias oriundas
de algún paraíso lejano. que uno, encima,
además de respirar, estar ahí y aceptar
que la consciencia no es puro
verso; pueda moverse hacia adelante,
de costado o para atrás. y ya que estamos,
R1 + triángulo para despegarse
corte ventosa del suelo y maximizar
el ángulo de visión. fuaaaaaaa que locura
sería tener piernas para sumergirlas
en agua dulce. qué locura un agua pura
y cristalina hecha de vitrales derretidos.
fuaaaa me pasaría la tarde entera viéndome
los pies colorearse y decolorarse por el vaivén
azul que rodea y da silueta a este paraíso
virtual. qué locura esto, qué locura aquello,
qué locura todo menos la parte esa
en que las olas traen en su arcada de bits
bolsas, papeles y envoltorios: mugre que resiste
abrazada al lomo de botellones multicolor.
Episodio eyectado de un viaje subterráneo

ir en otra, como el resto, con la cabeza desanclada


de su soporte natural y la vista perdida en los cables
que se arman y desarman del lado malo de la ventana
y que una falla eléctrica detenga el trayecto
que religiosamente hacés a la altura de los caños.
ni en la estación pasada, ni en la siguiente,
las cuchillas se desenfundan donde tienen ganas
y no hay pasajero que no tome dimensión de lo seguro
y sellado al vacío que estaba. por si acaso,
nadie habla, nadie contesta, nadie suelta las manos
de las costillas de la formación por miedo a perderlas.
al reiniciar la máquina, todo vínculo que el silencio
subterráneo anudaba, se deshace sin cuestionamientos.
allá en la superficie: mensajes empalados
a la antena que me cuelga esperan mi respuesta.
Genius K640

los dedos de alguien teclean un nombre


y su correspondiente apellido fecha
de nacimiento DNI CUIT país provincia
ciudad barrio dirección código postal
profesión estado civil mail en minúscula
arrroba yahoo punto com punto ar. los ojos
en la cara de ese alguien que no deja
de recibir el lechazo en seco del monitor
sobrecalentado escanean de un vistazo
rápido los datos en los casilleros. se buscan
posibles errores con el objetivo de reducir
al máximo futuros coágulos que obstruyan
el cauce informativo. la seguridad que surge de
la repetición repetición repetición de una tarea
da por finalizado el procedimiento. es cuando
el índice en la mano derecha responde
sin titubeos. presiona ENTER. la barra carga
en su jeringa un líquido verde: 98% 99%
100% y la página pasa a otra cosa. dilatada
por todo lo anterior, la memoria no retiene
un gramo de información pero eso al menos
por hoy, importa poco, por no decir, nada.
Lo postergado

con tus propias manos dijiste pero


no veo la cabaña en el medio del bosque,
ni la montaña nevada detrás. no hay árboles
a la redonda, tampoco estrellas. acá el fuego
no nace de las leñas, es gas coloreado.
acá el cielo todavía sigue duro. colgado
en la etiqueta de un agua mineral, vas de lo que sos
a lo que pudiste ser, de lo que sabés a lo que no
sabés de vos. seguís donde siempre estuviste,
conforme a la fuerza, encerrado en días que pasan
aterradoramente lentos, queriendo lo que todos:
una quietud finita entre tiempo y espacio, un lugar
en el mundo al que nadie ha ido, un campito
donde tu nombre caiga como una fruta pesada
y pesada en la tierra se pudra.
Genius K640

los dedos de alguien teclean un nombre


y su correspondiente apellido fecha
de nacimiento DNI CUIT país provincia
ciudad barrio dirección código postal
profesión estado civil mail en minúscula
arrroba yahoo punto com punto ar. los ojos
en la cara de ese alguien que no deja
de recibir el lechazo en seco del monitor
sobrecalentado escanean de un vistazo
rápido los datos en los casilleros. se buscan
posibles errores con el objetivo de reducir
al máximo futuros coágulos que obstruyan
el cauce informativo. la seguridad que surge de
la repetición repetición repetición de una tarea
da por finalizado el procedimiento. es cuando
el índice en la mano derecha responde
sin titubeos. presiona ENTER. la barra carga
en su jeringa un líquido verde: 98% 99%
100% y la página pasa a otra cosa. dilatada
por todo lo anterior, la memoria no retiene
un gramo de información pero eso al menos
por hoy, importa poco, por no decir, nada.
Lo postergado

con tus propias manos dijiste pero


no veo la cabaña en el medio del bosque,
ni la montaña nevada detrás. no hay árboles
a la redonda, tampoco estrellas. acá el fuego
no nace de las leñas, es gas coloreado.
acá el cielo todavía sigue duro. colgado
en la etiqueta de un agua mineral, vas de lo que sos
a lo que pudiste ser, de lo que sabés a lo que no
sabés de vos. seguís donde siempre estuviste,
conforme a la fuerza, encerrado en días que pasan
aterradoramente lentos, queriendo lo que todos:
una quietud finita entre tiempo y espacio, un lugar
en el mundo al que nadie ha ido, un campito
donde tu nombre caiga como una fruta pesada
y pesada en la tierra se pudra.

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