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(comedia)
OBRA REGISTRADA
ORIGEN: Argentina
Personajes
-Atila
-Ilse
(Ambas, mujeres mayores)
ILSE: Bueno, un rato a cada una. ¡Qué belleza, ese heladerito.! No tenía
ningún defecto
ATILA: Era un poco frío. Demasiado frío.
ILSE: ¿Demasiado frío, el heladrito? sería con vos.
ATILA: Como quieras, no pienso discutir por eso.
ILSE: Mejor que vaya a preparar el té (sale).
ATILA: Sí, para los nervios…¿Sabés? Pienso que estuve mal con
Crisolfa…Mejor, la llamo…(marca el número) ¿Cris? Perdoname si te
contesté mal. Una, a veces, tiene sus momentos. Yo sé que estás harta de
aguantarme, pero aquella vez que me quisiste internar, no te la voy a
perdonar. Acá, la única loca es Ilse, toma como diez pastillas más que yo.
Fue a preparar un té… colagogo…Sí, se me indigestaron las masas del
cumpleaños…No digo que fuera comida en mal estado, pero debe ser el
estado… el estado de una, pero que la comida estaba podrida, no se
puede negar…Calmate, estoy así por Ilse. La convivencia con ella es un
infierno. Hay crueldad mental y castigo psicofísico. No, físico no, pero un
día va a haber. Yo sé que alguna vez voy a estallar…
ILSE: (se asoma) Te estoy escuchando…(Atila deja el teléfono) Nunca voy a
perdonar que me andes infamando con los seres que más quiero.
ATILA: ¿Con los que más querés? Entonces podés quedarte tranquila.
ILSE: Si hablás así cuando estoy cerca, no quiero ni pensar cuando salgo…
ATILA: Tenés razón. Va a ser mejor que salga yo…(intenta salir)
ILSE: Esperá, pongamos mente positiva, Atila, mente positiva; también lo
aprendí en el curso de meditación, vení, sentate… (le hace masajes en el
cuello) Tenés que dejar de envidiarme. Cada una tuvo su cuarto de hora
ATILA: No es cierto que haya quedado para el descarte…
ILSE: Mente positiva, Atila, más se perdió en la inundación
ATILA: La inundación…Esos melones flotando…Todo ese pueblo en
ruinas…
ILSE: Las ruinas también tienen algo especial
ATILA: ¿Lo decís por nosotras?
ILSE: Por mí, no…En cuanto a vos…
ATILA: Yo, ¿qué?
ILSE: Nada, nada, mente positiva. Ahora sí, voy a preparar la valeriana,
para los traumas
ATILA: ¿Traumas, yo? Vos sabés que eso de la fobia al casamiento es puro
cuento…No quisieron casarse porque los espanté…En el fondo, no saben
lo que se perdieron…
ILSE: (Se asoma con una botella)…¡Bueno, acá está!
ATILA: ¿Qué? ¿Alcohol?
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ATILA: ¡Salud! ¡Yo siempre lo dije, no hay nada mejor que la salud…Y la
presión, olvidemos la presión!
ILSE: ¡Salud!, ¡olvidemos los médicos…!
ATILA: La vida es más feliz si olvidamos los médicos.
ILSE: ¡Eso!
ATILA: Y los enfermeros también, pero hay cada enfermero…El de
Cacharinas…
ILSE: No daba más ese enfermero, meta y meta inyección… Mejor olvidar
al enfermero, pero, ¡qué linda la ruta…!
ATILA: Nos estamos mareando. Las chicas decentes, a la ruta no…
ILSE: ¡A la ruta en Cacharinas, sí! A subir a los autos…
ATILA: (imita el ruido de un motor) Rumm….rum…esos viajantes…
ILSE: Rumm..rum, esa noche…
ATILA: Las hermanitas, y una noche, a la aventura…La familia dormía como
un tronco…
ILSE: Papá meta ronquidos…Y nosotras, meta amor…
ATILA: Y las fiestas en el club vecinal…Los bailes que hay que olvidar…Los
bailes, aquellas cumbias, aquellos melódicos…(bailan y luego precipitan,
borrachas)
ILSE: Son malos pensamientos, ya lo sé, pero estoy segura. Nunca hubiera
esperado que vos, con mis dos hermanas… aunque son como yo,
claro…Pero bueno, ahora que estás allá arriba, tan arriba, llevate (por
Atila) la que está acá al lado….
ATILA: ¡Ah, no! ¡Esto es el colmo! (sale a interior)
ILSE: Sí, Fulgencio, ella sería muy feliz por esos pagos, llevala...Ahora, Ful,
te dejo en paz de ultratumba. Yo sé que sos un santo trucho, pero santo al
fin, no te olvides de eso…
ATILA: (entra con una valija). ¡Mirá, acá están tus cosas, y andate!
ILSE: Pero, ¿dónde querés que vaya?
ATILA: Adónde sea, y si te vas vos, al otro mundo, con el retrato y todo,
mucho mejor.
ILSE: ¡Lilita, escúchame!
ATILA: ¡Que te vayas ya!
ILSE: Perdoname, sólo me dejé llevar por el trastorno de tu adulterio…
ATILA: ¿Yo?, ¿relaciones con ese mamarracho?
ILSE: ¿Qué decís? miralo, como sonríe…
ATILA: ¡Engreído, idiota.
ILSE: ¡A veces, no!
ATILA: Idiota, sí. Nunca fue capaz de mirarme
ILSE: Ah, era eso. Entonces decime quién tendría que ser la ofendida.
ATILA: No importa. Te pedí que te fueras
ILSE: ¿Irme? ¿Y por qué yo?
ATILA: Yo lo pedí primero
ILSE: ¿Te olvidás que tengo los mismos derechos?
ATILA: ¡Ilse, no nos vayamos a las manos…!
ILSE: ¿Qué querés insinuar, un hecho sangriento? ¡Sí, sí, eso!
ATILA: ¿Sangriento? No lo pensé, pero puede ser.
ILSE: ¿Qué? ¿Me viste cara de asesina?
ATILA: ¿Asesina, vos? ¡Por supuesto!… y de mí, no te confíes.
ILSE: Sí, ya veo tus ojos resplandecientes de odio. ¡Ay, creo que me va a
dar algo!
ATILA: Eso dejalo para después. ¿Te llevás todo, oíste? (comienza a sacar
ropa de la valija) ¡Todo esto y ésto!
ILSE: ¡No trates así el recuerdo de mi ajuar!…(toma un vestido) Si me
matás de un disgusto quiero que me despidas con esto.
ATILA: Te lo prometo, si te morís ya.
ILSE: Esperá, no nos apuremos. Si querés, te regalo este otro. Miralo, te
quedaría precioso.
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ATILA: ¿Para ir al mercado? ¿Y vos crees que con este trapo de porquería,
me voy a conformar?
ILSE: ¡Pero sí!, vestite, como reina, y esta noche salimos. Ahora…(Se lleva
la valija a interior)
ATILA: ¿Adónde la llevás? Quedamos en que te ibas. ¿Me oíste?
ILSE: (vuelve) Sí, sí, pero antes hay que aclarar algo. (se sienta) Ahora vos,
masajeame un poco.
ATILA: (a regañadientes, lo hace) Este cuello…¡Qué ganas de apretar
fuerte!
ILSE: Mente positiva, Atila, mente positiva. Hay que indagar en el origen
de nuestros enfrentamientos.
ATILA: ¿Indagar? No creo que haya nada que indagar
ILSE: Pensemos, pensemos en actitud meditativa… Vayamos a lo
fundamental. Indagar en nuestros puntos de enfrentamiento.
ATILA: Eso ya lo dijiste.
ILSE: No es lo que dije
ATILA: Palabras más, palabras menos, es lo que dijiste.
ILSE: No me hagas decir las cosas que no dije
ATILA: Es lo mismo, digas lo que digas, siempre decís lo mismo
ILSE: ¿Que yo…?
ATILA: Siempre igual. Te la pasás dando vueltas, para terminar diciendo
nada.
ILSE: ¿Nada? ¿No decías que había dicho algo?
ATILA: Dijiste algo, que es lo mismo que decir nada.
ILSE: ¿Qué dije?, ¿a ver, qué dije?
ATILA: Nada
ILSE: ¡Entonces tenés que escucharme!
ATILA: ¡Ilse, que me está subiendo la la presión…!
ILSE: Dejá la presión para después…
ATILA: ¡Me sube! ¡Las pastillas, Ilse, las patillas…!
ILSE: ¡Dejate de manías y escuchame!
ATILA: ¡Ilse, que me voy, que me voy…!
ILSE: Si, mejor andate vos. Yo estoy bien acá.
ATILA: ¡Oh…! (se desmaya)
ILSE: Descansá, Atila, descansá… ¡que lindo que es esto!… un momento de
calma… yo creo que las cosas deberían ser siempre así, vos calladita y en
paz; no nos olvidemos que dentro de doscientos, días, más o menos, va a
ser Navidad, donde nace…que se yo qué nace, pero hagamos de cuenta
que nace…Nace eso, es decir, todo; todo, que es lo mismo que decir algo
así como…no sé como…Mejor pensá en el carnaval, es más lindo, las
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ILSE: No, no, fue otra cosa, me poseyó como un torbellino interior, caí
sobre la cama. Algo comenzó a rondarme en el sueño, algo así como una
revelación
ATILA: ¿Otra vez Fulgencio?
ILSE: No. No. Me volvieron imágenes de la fiesta
ATILA: ¿Qué fiesta?
ILSE: La de Luna, ¿cuál va a ser?
ATILA: ¡Una pesadilla!
ILSE: Tenés que escuchar…Pude recordar…En un momento de la fiesta, me
dio por hablar…
ATILA: ¿Chismes, vos? …cuando no…
ILSE: ¡No!, hablé con las chicas…Ahí supe que hay un sitio, mejor dicho,
algo por teléfono; no, por teléfono, no; o bueno, sí, hay un lugar en que
vos te describís, y al instante te aparece un candidato…
ATILA: ¿Qué? ¿Vos creíste eso?
ILSE: ¡Cómo no creerlo! ¿No es maravilloso?... ¡el candidato que ande más
cerca!
ATILA: ¿El candidato más cercano? Calculá en otro planeta…
ILSE: ¡Pero no!, ¿por qué no alentar esperanzas?, Pienso que habría que
intentar…Da para todo. Nunca es tarde
ATILA: ¿Da para todo?, ¿no te parecen cuentos?
ILSE: ¿Cuentos, por qué? Todas las chicas están en eso
ATILA: ¿Y nosotras qué tenemos de chicas?
ILSE: ¡Pero sí!, Luna me dijo que siempre hay un roto para un descosido
ATILA: ¿Para descosidas como nosotras? ¿Te parece? Mejor no sigas, que
no quiero entusiasmarme…
ILSE: No, claro, pero, ¿qué cuesta con probar? Quizá sea nuestra
oportunidad..
ATILA: Es que yo…Hace mucho que…Pero, bueno, la verdad es que sí, un
poco me tienta… mírame bien, ¿vos pensás que todavía estoy para eso…?
ILSE: Para eso, para todo. Parecés un papagayo… ¿Qué digo…?, estás
perfecta
ATILA: Lástima que vos, no. ¿Qué digo…? Quizá, si nos retocamos un poco,
onda belleza salvaje…
ILSE: A eso, le llaman make up.
ATILA: Bueno, “meikapearnos” un poco. Decí de una vez cómo se llama
ese sitio…
ILSE: Cómo se llama…como se llama…¡ay, esta memoria!
ATILA: ¿Tuviste una revelación y encima no sabés dónde?
ILSE: Hay revelaciones y revelaciones.
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ILSE: ¿Y ahora?
ATILA: Ahora habrá que elegir uno de esos lugares…A ver decime…
ILSE: Es que…no me entiendo la letra..
ATILA: Si serás bruta, ¿ni tu letra te entendés?
ILSE: Me dictaste ligero…Parece que dice…
ATILA: “Linder, Chinder, Chapping”, al final tengo más memoria que
vos…Pero, no puedo, no alcanzo a ver bien…
ILSE: A ver, dejame a mí…¿dónde están las letras?
ATILA: (toma una lupa) Al final, sos más bruta que yo… apuntá con la lupa,
que yo marco…Sí, acá está…Parece que pide nombre y foto…
ILSE: ¿Hay que poner datos?, ¿no será comprometido para nosotras?
ATILA: Pensemos en nombres de fantasía. Por ejemplo: “Una soñadora y
otra en celo”
ILSE: Me parece que eso…
ATILA: Entonces: “Dos hembras ardientes…”
ILSE: Sí, muy lindo, pero cuando vean las fotos…
ATILA: Sí, estás hecha un escracho, y yo…
ILSE: Bueno, no importa, lo mandamos sin foto.
ATILA: Sí, sí, que quede para la imaginación, sería cuestión de poner “Dos
hembras ardientes buscan amor con caballeros…”
ILSE: ¿Caballeros? Suena muy antiguo. No, nada de vejestorios.
ATILA: Entonces, escribo: “buscan amor con pendejos de 18 a 25 para…”
¿para qué?
ILSE: Para compartir gratos momentos…
ATILA: Mejor dicho: “placeres inconfesables…”
ILSE: No, esperá, borralo…
ATILA: Todavía no escribí…
ILSE: Hay algo que no entiendo… ¿Dijiste “dos hembras ardientes”?
ATILA: ¿Te parece poco?
ILSE: Si, ¿pero, las dos?
ATILA: ¿Y qué? Simplifica las cosas
ILSE: ¡Van a pensar que somos degeneradas!
ATILA: ¡Mejor, mucho más actual!… Que vengan y elijan.
ILSE: ¿Y si ponemos que también aceptamos fines honestos?... ¡O,
digamos que venga lo que venga!, ¡pero dale, escribí!
ATILA: ¿Lo que venga? No vamos a rebajarnos
ILSE: Eso no, pero regalarnos, sí; escribí de una vez.
ATILA: Bueno, sosteneme la lupa
ILSE: Esperá…(va hacia el retrato….Disculpame, Fulgencio, la vida lleva a
tomar decisiones…En plena madurez, vos podrás entender… el
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cuerpo…¡No, qué te voy a hablar del cuerpo!, vos sabrás que todavía estoy
en condiciones de florecer, de volver a florecer…(da vuelta el retrato)
Perdoname desde el más allá…
ATILA: Ya está.
ILSE: ¿ya está?
ATILA: Ya lo mandé. Ahora sólo es cuestión de esperar…
ILSE: Ah, entonces ya vuelvo… (sale a interior)
ATILA: (se maquilla) Y que no tarden mucho...Las cosas que se inventan
ahora…Las cosas que nos perdimos…Pensar que antes sólo era correo
sentimental por cartas… y tantas cartas y tanto correo, para llevarte cada
chasco… Ilse, ¿vos pensás que necesito mucho make up?…Yo creo que ya
estoy bien, pero …parece que tardan en contestar. El problema va a ser si
llaman en avalancha…
ILSE: Ya está. Ya me cambié.
ATILA: Si es la misma bata…
ILSE: ¡La misma, y abajo…! (muestra vestimenta erótica) ¿Qué me decís?
ATILA: No sabía que guardabas eso.
ILSE: Sí que sabías. Siempre me revisás las cosas.
ATILA: Pero nunca pensé que fueras capaz de ponértelo.
ILSE: Lo compré para el día de los enamorados. Insisto: Sólo se trata de
florecer.
ATILA: Y que venga un buen jardinero…
ILSE:¿ Uno? Presiento que van a ser varios
ATILA: Sí, que nos van a dejar plantadas.
ILSE: ¿Cómo se te ocurre?
ATILA: ¡No sé, no sé…estoy entrando a ponerme ansiosa!
ILSE: Volvamos a entonarnos, entones…
ATILA: ¿Qué decís? ¿Alcohol, otra vez…?
ILSE: (extrae de su bolsillo) Alcohol, no. Un porrito.
ATILA: ¿Y eso?
ILSE: Suvenir de las chicas (comienza a encender el cigarro. Comparten)
ATILA: Ilse, nunca te ví fumando…
ILSE: Yo sí, olvídate. Olvidate de nuestro pasado
ATILA: Ah, por eso el encendedor…
ILSE: Por esto y para que puedas prender la cocina para ver si sale gas
ATILA: Ilse… vuelven a aflorar tus bajos instintos…
ILSE: Bajos instintos…(va sintiendo el efecto del porro) Qué liiindo…Pero
hay bajos más bajos que oootros, hay cosas más divertidas que verte
volaar con el gas…Yo veeeo…veo efebooos que disputan mi belleeeza…Me
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ESCENA SIGUIENTE
(Suena el teléfono)
ILSE: (atiende) No, joven, no insista. El puesto ya fue tomado…Quiero decir
que ya pasó un colega suyo…Si, nos hizo muy felices…No, no queremos
conocer a nadie más. Con uno, por ahora es suficiente. Además, en
confidencia, puedo decirle que no es cierto que somos millonarias. En
realidad, no tenemos ni donde caernos muertas (el otro corta)… ¡Grosero,
no tienen ni modales…!
ATILA: (entra del exterior) ¿Quién era?
ILSE: No importa. ¿Dónde fuiste?
ATILA: ¿Donde voy a ir?, a la farmacia.
ILSE: Ah, sí, vitaminas…
ATILA: Vitaminas, claro. ¿Ya le preparaste la vianda?
ILSE: En la cocina, ¡soy la que más colabora!
ATILA: ¿Y te parece que hago poco? (va a interior)
ILSE: ¿Qué decís? Yo soy un canto al trabajo…
ATILA: (vuelve con la vianda) ¿Sí? ¿Quién le preparó la cena?
ILSE: No debería estar muy buena, porque no quiso comer nada.
ATILA: Debe ser por el golpe, cuesta recuperarse
ILSE: Justo con el jarrón le fuiste a dar…
ATILA: Y bueno, cuando una pierde los estribos…
ILSE: Sí, claro; al fin y al cabo, ¿cuánto tenías en la cartera?
ATILA: Unos pocos mangos, pero el sólo hecho de que hubiera intentado
apoderarse de esa pequeña fortuna… el solo hecho de pensar que vino
por interés…Me subleva.
(Se oyen ruidos) ¿Quién golpea?
ILSE: Lo dejé bien dormido…
ATILA: Pero…
ILSE: ¿Te parece que pueda ser él?
ATILA: Querrá la vianda…Yo se la llevo (sale)
(Vuelven a oírse ruidos)
ILSE: ¡Ay, Atila, estos golpes no me gustan nada…! No acompañan la
armonía ni ondas positivas, ninguna alquimia…Pienso que…no, mejor no
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ESCENA SIGUIENTE
ATILA: (en el teléfono) ¡Luna…! Qué suerte que sos vos…Ah…¿entonces se
arregló lo de nosotras con tu mamá? …¡Qué bueno que supo entender…!
Ah…¿Ahora nos hace brujería, ella?… ¡¿ritual de la Marumba?! ¿Ese? ¡No!
Decile que afloje…Ah, ¿qué? ¿puede haber un arreglo?, qué bien, ¿con
castigo en la otra vida? ¿Y yo, no puedo zafar?... ¡Sí, eso, para Ilse, un
doblete! ; sí, castigo en la otra vida y en esta, también…Y ahora, decime
Lu, vos que en ciertas cosas podés darme un consejo… yo quería
preguntarte cuánto aguanta un hombre, cuánto aguanta en…¿vos me
entendes, no?... ¿Vos nunca? ¿Nunca estuviste más de diez
minutos?…¡Hola…! Se cortó.
ILSE: (entra) Con quién hablabas?
ATILA: La nena…
ILSE: ¿No le habrás dicho de la visita de…? ¿cómo es que se llama?
ATILA: Se llama…se llama…quién sabe si ese nombre es cierto.... ¡qué
bárbaras, disfrutando de intimidad con alguien que ni sabemos cómo se
llama…!
ILSE: Eso tiene remedio, habrá que ponerle uno… Algo romántico…Pienso
en esos príncipes, con capa azul…
ATILA: Perfecto…Se lo podría llamar Susedor
ILSE: Su…¿qué?
ATILA: Su seguro servidor, ¿no te parece adecuado?
ILSE: Puede ser, pero para que se vea como yo lo sueño, se necesita una
pequeña inversión…
ATILA: Ah, no. Eso no.
ILSE: Vos, siempre tacaña.
ATILA: Lo que quieras. Sin ropa se lo ve mejor…
ILSE: Siempre pensando en tu dinero. Lo mío, en cambio, es otra cosa…
ATILA: Sí, pensar en mi dinero.
ILSE: No importa…. Yo sé que él, finalmente sabrá entender y nos quedará
eternamente agradecido por haberle brindado un hogar…Ahora, digo yo,
¿no se va a entumecer de estar tanto tiempo atado?
ATILA: Habrá que obligarlo a que haga ejercicio. Bajo control, claro.
ILSE: Yo lo controlo… ¿El fusil del abuelo, dónde está?
ATILA: (esquiva) ¿El fusil del abuelo…?
ILSE: Sí, contestame, el fusil del abuelo, ¿dónde está?
ATILA: ¿Eso? Lo tengo bien escondido
ILSE: ¿Y por qué?
ATILA: Desde que descubrí tus intenciones asesinas
ILSE: No sé de qué intenciones estás hablando
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ESCENA SIGUIENTE:
ILSE: (entra) Atila, Atila, ¿dónde estás?, ya llegó el día de los enamorados.
Vení, que compré chocolate (se oyen los ruidos) ¡No aguanto más este
bochinche! (al teléfono) ¿Hola?, ¿Sinforosa?, ¿qué dice? Soy Ilse, de
Cacharinas, sí, por acá todo bien, bueno, no, más o menos; hay ruidos.
Debe ser porque mi hermana hizo un maleficio con Cachumba. La
Cachumba, sí. Ah, ¿usted misma lo hizo? ¡Qué bonito, la tomaba por
amiga! ¿Cómo pudo hacerse cómplice de un ser como mi hermana?... Ah,
¿ese no es el origen de los ruidos?...Y diga, entonces…Bueno a ver, sí,
concéntrese…la espero, sí, concéntrese, a ver…¿Qué? ¡Un espíritu insano y
celoso! ¿Celoso de mujeres descarriadas? No puede ser…la llamo otro día.
(corta) (al retrato) ¿Así que vos…? (se oye un ruido) ¿Qué contestaste, que
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sí o que no? (se oye otro) Aclaremos: un golpe, sí; dos golpes, no...(suenan
tres) Bueno, me dejás en la duda, pero arreglame el asunto; o, si no, este
querido retrato va a una fogata, ¿oíste? (se escucha un solo ruido) ¡Ah, me
dejás más tranquila!…¡Atila, vení que hay chocolates!
(Entra Atila y la mira fijo, muy seria)
ILSE: Atila, hoy es el día del amor…
ATILA: Me parece que tiene fiebre…
ILSE: Fiebre en el día del amor…
ATILA: Parece asunto serio
ILSE: ¿Qué decís? ¡Vos hacés dramas por todo…!
ATILA: ¿Y vos no te das cuenta de nada? ¿Eh, no te das cuenta?
ILSE: Bueno, sí, algo noté… ¿Probaste con aspirinas?
ATILA: Probé. Está delirando. ¿Quéres verlo?
ILSE: (con miedo) No, no. Prefiero que no.
ATILA: ¿Qué hacemos? Habrá que llamar a un médico.
ILSE: ¿Vos decís, llegar hasta eso?
ATILA: ¿No entendés? Parece grave
ILSE: ¡Y en el día del amor…! qué injusta que es la vida…
ATILA: No es momento para filosofías.
ILSE: Entonces, no queda otra que…
ATILA: ¿Dejarlo libre? Puede declarar…
ILSE: ¿Declarar qué?
ATILA: ¡Ise, hubo secuestro y abusos reiterados!
ILSE: ¡Pero quiso robar!
ATILA: Eso no es un pretexto…Además, pueden rastrear el celular, ¿y si
alguien sabe que venía?
ILSE: ¿Algún tercero? ¡Ay, no me asustes…!
ATILA: Por abuso nos pueden dar quince años
ILSE: Siempre quise que me dieran quince años, pero no así ¿Quince años
a nosotras? ¿Con antecedentes intachables?
ATILA: Eso no importa. Siempre hay una primera vez. Y eso de
intachables…
ILSE: ¡Ay, Fulgencio, ayudame!
ATILA: Me parece que en esto no hay ayuda que valga.
ILSE: ¿Vos qué pensás?
ATILA: Por los síntomas parece peste bubónica
ILSE: ¡Peste bubónica!, ¿vamos a morir como ratas?
ATILA: En nuestra cueva…
ILSE: ¡Y justo eso, se le ocurrió contraer…!
ATILA: De esto no se salva, Ilse… y nosotras, tampoco
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FINAL
2024
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ORIGEN: Argentina
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