Está en la página 1de 85

UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

KALBERMATTER, Juliana Ayalen

2do Año “B”

Básico 2024
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

Jorge Luis Borges


(1899–1986)

LA INTRUSA
(El informe de Brodie, 1970)

DICEN (LO CUAL es improbable) que la historia fue referida por Eduardo, el menor de los Nelson, en el
velorio de Cristian, el mayor, que falleció de muerte natural, hacia mil ochocientos noventa y tantos, en el
partido de Moran. Lo cierto es que alguien la oyó de alguien, en el decurso de esa larga noche perdida, entre
mate y mate, y la repitió a Santiago Dabove, por quien la supe. Años después, volvieron a contármela en
Turdera, donde había acontecido. La segunda versión, algo más prolija, confirmaba en suma la de Santiago,
con las pequeñas variaciones y divergencias que son del caso. La escribo ahora porque en ella se cifra, si no
me engaño, un breve y trágico cristal de la índole de los orilleros antiguos. Lo haré con probidad, pero ya
preveo que cederé a la tentación literaria de acentuar o agregar algún pormenor.
En Turdera los llamaban los Nilsen. El párroco me dijo que su predecesor recordaba, no sin sorpresa,
haber visto en la casa de esa gente una gastada Biblia de tapas negras, con caracteres góticos; en las últimas
páginas entrevió nombres y fechas manuscritas. Era el único libro que había en la casa. La azarosa crónica de
los Nilsen, perdida como todo se perderá. El caserón, que ya no existe, era de ladrillo sin revocar; desde el
zaguán se divisaban un patio de baldosa colorada y otro de tierra. Pocos, por lo demás, entraron ahí; los Nilsen
defendían su soledad. En las habitaciones desmanteladas durmieron en catres; sus lujos eran el caballo, el
apero, la daga de hoja corta, el atuendo rumboso de los sábados y el alcohol pendenciero. Sé que eran altos,
de melena rojiza. Dinamarca o Irlanda, de las que nunca oirían hablar, andaban por la sangre de esos dos
criollos. El barrio los temía a los Colorados; no es imposible que debieran alguna muerte. Hombro a hombro
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

pelearon una vez a la policía. Se dice que el menor tuvo un altercado con Juan Iberra, en el que no llevó la
peor parte, lo cual, según los entendidos, es mucho. Fueron troperos, cuarteadores, cuatreros y alguna vez
tahúres. Tenían fama de avaros, salvo cuando la bebida y el juego los volvían generosos. De sus deudos nada
se sabe ni de dónde vinieron. Eran dueños de una carreta y una yunta de bueyes.
Físicamente diferían del compadraje que dio su apodo forajido a la Costa Brava. Esto, y lo que
ignoramos, ayuda a comprender lo unidos que fueron. Mal quistarse con uno era contar con dos enemigos.
Los Nilsen eran calaveras, pero sus episodios amorosos habían sido hasta entonces de zaguán o de
casa mala. No faltaron, pues, comentarios cuando Cristian llevó a vivir con Juliana Burgos. Es verdad que
ganaba así una sirvienta, pero no es menos cierto que la colmó de horrendas baratijas y que la lucia en las
fiestas. En las pobres fiestas de conventillo, donde la quebrada y el corte estaban prohibidos y donde se
bailaba, todavía, con mucha luz. Juliana era de tez morena y de ojos rasgados, bastaba que alguien la mirara
para que se sonriera. En un barrio modesto, donde el trabajo y el descuido gastan a las mujeres, no era mal
parecida.
Eduardo los acompañaba al principio. Después emprendió un viaje a Arrecifes por no sé qué negocio; a
su vuelta llevó a la casa una muchacha, que había levantado por el camino, y a los pocos días la echó. Se hizo
más hosco; se emborrachaba solo en el almacén y no se daba con nadie. Estaba enamorado de la mujer de
Cristian. El barrio, que tal vez lo supo antes que él, previó con alevosa alegría la rivalidad latente de los
hermanos.
Una noche, al volver tarde de la esquina, Eduardo vio el oscuro de Cristian atado al palenque. En el patio,
el mayor estaba esperándolo con sus mejores pilchas. La mujer iba y venía con el mate en la mano. Cristian le
dijo a Eduardo:
—Yo me voy a una farra en lo de Farias. Ahí la tenes a la Juliana; si la queres, úsala.
El tono era entre mandón y cordial. Eduardo se quedó un tiempo mirándolo; no sabía qué hacer, Cristian
se levantó, se despidió de Eduardo, no de Juliana, que era una cosa, montó a caballo y se fue al trote, sin
apuro.
Desde aquella noche la compartieron. Nadie sabrá los pormenores de esa sórdida unión, que ultrajaba
las decencias del arrabal. El arreglo anduvo bien por unas semanas, pero no podía durar. Entre ellos, los
hermanos no pronunciaban el nombre de Juliana, ni siquiera para llamarla, pero buscaban, y encontraban,
razones para no estar de acuerdo. Discutían la venta de unos cueros, pero lo que discutían era otra cosa.
Cristian solía alzar la voz y Eduardo callaba. Sin saberlo, estaban celándose. En el duro suburbio, un hombre
no decía, ni se decía, que una mujer pudiera importarle, más allá del deseo y la posesión, pero los dos estaban
enamorados. Esto, de algún modo, los humillaba.
Una tarde, en la plaza de Lomas, Eduardo se cruzó con Juan Iberra, que lo felicitó por ese primor que se
había agenciado. Fue entonces, creo, que Eduardo lo injirió. Nadie, delante de él, iba a hacer burla de Cristian.
La mujer atendía a los dos con sumisión bestial; pero no podía ocultar alguna preferencia por el menor,
que no había rechazado la participación, pero que no la había dispuesto.
Un día, le mandaron a la Juliana que sacara dos sillas al primer patio y que no apareciera por ahí, porque
tenían que hablar. Ella esperaba un dialogo largo y se acostó a dormir la siesta, pero al rato la recordaron. Le
hicieron llenar una bolsa con todo lo que tenía, sin olvidar el rosario de vidrio y la crucecita que le había dejado
su madre. Sin explicarle nada la subieron a la carreta y emprendieron un silencioso y tedioso viaje. Había
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

llovido; los caminos estaban muy pesados y serían las cinco de la mañana cuando llegaron a Morón. Ahí la
vendieron a la patrona del prostíbulo. El trato ya estaba hecho; Cristian cobró la suma y la dividió después con
el otro.
En Turdera, los Nilsen, perdidos hasta entonces en la maraña (que también era una rutina) de aquel
monstruoso amor, quisieron reanudar su antigua vida de hombres entre hombres. Volvieron a las trucadas, al
reñidero, a las juergas casuales. Acaso, alguna vez, se creyeron salvados, pero solían incurrir, cada cual por
su lado, en injustificadas o harto justificadas ausencias. Poco antes de fin de año el menor dijo que tenia que
hacer en la Capital. Cristian se fue a Moron; en el palenque de la casa que sabemos reconoció al overo de
Eduardo. Entró; adentro estaba el otro, esperando turno. Parece que Cristian le dijo:
—De seguir así, los vamos a cansar a los caballos. Más vale que la tengamos a mano.
Habló con la patrona, sacó unas monedas del tirador y se la llevaron. La Juliana iba con Cristian; Eduardo
espoleó al overo para no verlos.
Volvieron a lo que ya se ha dicho. La infame solución había fracasado; los dos habían cedido a la
tentación de hacer trampa. Caín andaba por ahí, pero el cariño entre los Nilsen era muy grande —¡quién sabe
que rigores y qué peligros habían compartido!— y prefirieron desahogar su exasperación con ajenos. Con un
desconocido, con los perros, con la Juliana, que había traído la discordia.
El mes de marzo estaba por concluir y el calor no cejaba. Un domingo (los domingos la gente suele
recogerse temprano) Eduardo, que volvía del almacén, vio que Cristian uncía los bueyes. Cristian le dijo:
—Veni; tenemos que dejar unos cueros en lo del Pardo; ya los cargue, aprovechemos la fresca.
El comercio del Pardo quedaba, creo, más al Sur; tomaron por el Camino de las Tropas; después, por un
desvío. El campo iba agrandándose con la noche.
Orillaron un pajonal; Cristian tiró el cigarro que había encendido y dijo sin apuro:
—A trabajar, hermano. Después nos ayudaran los caranchos. Hoy la maté. Que se quede aquí con sus
pilchas. Ya no hará más perjuicios.
Se abrazaron, casi llorando. Ahora los ataba otro vínculo: la mujer tristemente sacrificada y la obligación
de olvidarla.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

 ETAPA DE DIAGNOSTICO

Cristian: _Dale, dale, léeme, esa noticia; aquí no nos escucha nadie.

José: _No sé, mejor cierro con llave. (cierra), pero, sería mejor si mi mamá escucha la
información del texto; habla sobre el virus que afecta la salud de los argentinos.

Cristian: acá no está ella, contame a mí de qué se trata.

José: Es sobre el coronavirus, la actual enfermedad que puede propagarse de persona a


persona a través de las gotículas procedentes de la nariz o la boca que salen despedidas cuando
una persona infectada tose o exhala.

ELEMENTOS DE LA COMUNICACIÓN

REFERENTE

EMISOR MENSAJE RECEPTOR

CANAL CANAL

CÓDIGO

Aquí un ejemplo:

La situación comunicativa se produce entre dos amigos donde uno le dice al


otro:
_ Che, Gabriel, ¿pensaste que sólo faltan diez días para el cumple de Luís y todavía no
juntamos la plata para el regalo?
_ Tenés razón, Javi. Les tenemos que avisar al resto de nuestros amigos para que larguen
también unos mangos. Y, además, le podemos preguntar a sus padres quieren participar.

En este breve diálogo, reconocemos los elementos del circuito de la comunicación


cuyo esquema ya vimos:
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

Emisor: Javier.
Receptor: Gabriel.
Mensaje: lo que le dice: ―¿Pensaste que sólo faltan diez días para el cumple de Luis?
Referente: cumpleaños de Luis.
Código: lingüístico (el idioma castellano).
Canal: oral (ondas sonoras).

 Actividades:
1) Reconociendo los elementos del circuito de la comunicación:

DIÁLOGO FORMAL:
-Camarero: Buenas tardes, señorita ¿en qué puedo servirles?

-Cliente: Buenas tardes ¿puede decirme que tiene la hamburguesa regular?

-Camarero: Por supuesto, tiene 200gr de carne, queso, tocino, rodajas de tomate y salsas.

-Cliente: Excelente. Quiero una, acompañada de una gaseosa.

-Camarero: Muy bien. ¿Querrá algún postre con la comida?

-Cliente: Aún no lo sé. Te diré cuando traigas la hamburguesa.

-Camarero: De acuerdo. En un momento le traeré su pedido.

-Cliente: Muchas gracias.

DIÁLOGO AMISTOSO:
– Alberto: Hola Marta, ¿Cómo estás?

– Marta: ¡Muy bien! ¿vos, cómo estás?

– Alberto: Todo bien. Hace mucho tiempo no te veía.

– Marta: Es cierto, es que estuve viajando, conocí varios países de Asia este último año.

– Alberto: ¡Eso suena muy interesante! ¿Trajiste recuerdos?


UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

– Marta: Sí, traje un llavero de cada país que visité.

2) Ubicar en cada elemento lo que corresponda según los diálogos presentados


anteriormente.

Emisor: ……………………………………………………………………………………………………….……
Receptor: …………………………………………………………………………………………………………….
Mensaje: …………………………………………………………………………………………………………….
Referente: ……………………………………………………………………….…….................................
Código: ……………………………………………………………………………………………………………..

Canal: ………………………………………………………………………………………………………………

3) Reconocer los elementos del circuito de la comunicación de la siguiente historieta:

4) Señalar los elementos de la comunicación en las siguientes situaciones:


a) Doña Carmen se levanta y da los buenos días a su marido.
b) Éste conecta la radio mientras el locutor informa sobre la situación del tráfico.
c) Alicia se dirige a la cama donde duerme María, su hija, y le dice: despierta, que es hora de ir
al colegio.
d) Ana llega a su clase. Hoy escribirán entre todos una carta a unos niños de Bosnia.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

e) Un joven pide información sobre la salida de trenes en una ventanilla de la estación.


f) Una mujer lee en el periódico una oferta de empleo.

5) Qué canal y qué código se utiliza cuando…


- Hablamos por teléfono:
…………………………………………………………………………………..……………….......
Leemos un libro o una revista:
………………………………………………………………………………………………………….
- Enviamos un correo electrónico?:
..............................................................................................................
- Escribimos una nota:
…………………………………………………..……………………….................................
- Un indígena envía señales de humo:
…………………………………………………………………………………………
- María escribe una carta a Juan:
…………………………………………………………………………………………..
- La profesora manda callar con un gesto:
…………………………………………………………………………….

6) Escribir qué código se utiliza en cada caso y el posible mensaje que transmite cada
ícono:

Código:………………………………
Código:………………………………
Mensaje:…………………………….
Mensaje:…………………………….

Código:………………………………
Código:………………………………
Mensaje:…………………………….
Mensaje:…………………………….
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

 LA HISTORIETA

La historieta o cómic es una forma de expresión artística y un medio de


comunicación, que consiste en una serie de dibujos, dotados o no de texto de
acompañamiento, que leídos en secuencia componen un relato o una serie de ellos. Suelen ir
enmarcadas en viñetas, que son recuadros adaptados en forma y estilo al contenido narrativo o
humorístico de la historia.

La historieta es una forma de expresión bastante difundida en la historia de la humanidad,


remontándose a formas pictóricas de representación narrativa como la presente en los
jeroglíficos egipcios, pero adquiere su potencia real mediante el humor político, frecuente en
las sociedades occidentales desde la época del Imperio Romano.

Las viñetas de humor político representaban a los poderosos o a los gobernantes en


situaciones soeces o atrevidas, por lo que a menudo eran anónimas y prácticamente
ilegales. Sin embargo, la invención de la imprenta y de la litografía permitiría su masificación
junto con los periódicos.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

A pesar de que muchos le asignaron durante años un lugar más bien secundario, la
historieta ha sabido sobrevivir a los tiempos y convertirse hoy en el Noveno Arte.

Ha habido grandes y reconocidos cultores de este género, tanto en Europa como en


América, entre los cuales destacan los estadounidenses Will Eisner y Art Spiegelman, los
argentinos Oesterheld, Franquin, Trillo, Breccia y Altuna, o ilustradores contemporáneos como el
escandinavo Jason, el italiano Milo Namara o Guido Crepax, entre muchos otros.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

Los pasos para elaborar una historieta son, en principio, simples, pero metódicos. Como todo
en la vida, hacerlo con maestría requerirá práctica, pero podemos ordenarlos en tres grandes
momentos:

El primer paso, como siempre, es sentarse a pensar en qué


queremos contar y cómo. ¿Qué tipo de historia queremos contar? ¿Con qué tipo
de dibujos queremos contarla? ¿Cuáles y cómo serán los protagonistas, los antagonistas, y
cuál es el guion a seguir? De todo se deben hacer bocetos y practicar hasta dominar cada
personaje.
Una vez sepamos qué hacer, podemos empezar por rotular la hoja, es
decir, organizar las viñetas en la hoja según el estilo de nuestra narrativa. Uno más
convencional requerirá viñeta tras viñeta en una relación de dos o tres por página,
mientras que una más vanguardista puede romper el flujo narrativo o emplear la página
entera. Hecho eso, deberemos añadir en cada viñeta la ilustración que deseamos: contar
lo que ocurre.
Una vez contada la historia, deberemos añadir los detalles mínimos: los
signos que esclarecen la situación, el texto en los bocadillos, el texto de soporte, etc. Es el
momento de revisar que la acción sea lógica y que no haga falta ninguna aclaración para
seguir el hilo narrativo. Entonces podemos añadir texturas y otros aspectos más
decorativos.

Algunas historietas y novelas gráficas célebres son:

 Garfield, tira cómica creada por Jim Davis.


 MAUS, célebre novela gráfica en dos tomos de Art Spiegelman.
 Frank, historieta dibujada por Jim Woodring.
 El eternauta, creada por H. G. Oesterheld y Francisco Solano López.
 X-men, serie de historietas creadas por Stan Lee y Jack Kirby.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

 Akira, manga creado y dibujado por el japonés Katsuhiro Otomo.


UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

ACTIVIDADES:

1- Teniendo en cuenta los ―Elementos de una Historieta‖, completar, según corresponda:


UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

2- Crear una historieta, respetando los conceptos analizados con anterioridad


(VIÑETAS, ILUSTRACIONES, GLOBOS DE TEXTOS, ICONOS Y SIGNOS PROPIOS,
BOCADILLOS, ONOMATOPEYAS).

 Pueden utilizar varias hojas de

carpetas pegadas, o bien, utilizar afiches de colores, (uno, dos, los que quieran); Pueden
dibujar con lápices, fibrones, acrílicos, etc., o pegar dibujos impresos.

 DEBEN PRESENTAR SUS HISTORIETAS EN


CLASES.

 MITOS Y LEYENDAS

 Leer e interpretar los siguientes conceptos:

 RECORTAR Y PEGAR en la carpeta los esquemas conceptuales.


UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

Es la narración de la actuación memorable de personajes extraordinarios en un tiempo


lejano, anterior a la historia, relacionado con el tiempo de la creación del mundo.
El mito es una explicación no tradicional
de los fenómenos de la naturaleza y de nuestros
orígenes, en los cuales se hermana lo religiosos
y lo mágico para explicarlos.
Los mitos forman parte del sistema
religioso de una cultura, en la cual se suele
incluirlos relatos sobre la creación de un pueblo,
el comienzo de su mundo y los hechos extraordinarios que afectaron a sus antepasados. Su
función es otorgar un respaldo narrativo a las creencias fundamentales de la comunidad.

Los personajes de los mitos son siempre dioses o seres superiores a los hombres que
influyen en el destino de estos. Si hay presencia de humanos, generalmente no se les identifica,
sólo se les menciona como un colectivo a no ser que se relacione directamente con los dioses,
como ocurre con la mitología griega. En estos relatos encontramos también que de dichos dioses
nacen semidioses (mitad seres humanos mitad dioses) los que tienen una parte de perfección y
otra de debilidad.

Observa el siguiente esquema conceptual:


UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

Es una narración breve que se transmite de forma oral, cuyo propósito o intención es
explicar los hechos, tradiciones y costumbres de un pueblo de forma sobrenatural o fantástica.
Este tipo de relato se caracteriza por formar parte del folclore y tradiciones de un pueblo
determinado.
Una leyenda es una narración de hechos sobrenaturales, naturales o una mezcla de
ambos que se transmite de generación en generación en forma oral o escrita. Generalmente, el
relato se sitúa de forma imprecisa entre el mito y el suceso verídico, lo que le confiere cierta
singularidad. Se ubica en un tiempo y lugar familiar de los miembros de una comunidad, lo que
aporta cierta verosimilitud al relato. En su proceso de transmisión a través de la tradición oral,
las leyendas experimentan a menudo supresiones, añadidos o modificaciones culturales que dan
origen a todo un mundo lleno de variantes. Las más comunes es la "cristalización" de leyendas
paganas o la adaptación a la visión infantil, cuando el cambio de los tiempos ha reducido las
antiguas cosmovisiones.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

Veamos el siguiente esquema:


UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

La caja de Pandora
Hace mucho, muchísimo tiempo, cuando nuestro mundo se hallaba en la infancia, había un niño
llamado Epimeteo, que nunca había tenido padre ni madre, y para que no estuviera solo, otra niña,
procedente de un lejano país, y que se llamaba Pandora, fue llevada a vivir con él.

La primera cosa que vio Pandora al entrar en la casa en que vivía Epimeteo, fue una gran caja, y
casi inmediatamente después de haber atravesado el umbral, preguntó qué había en ella.

—Mi querida Pandora —contestó Epimeteo —es un secreto. La caja fue dejada aquí, para que estuviese
bien guardada; y yo mismo no sé lo que contiene.

—Pero ¿quién te la dio? —Preguntó Pandora —¿De dónde procede?

—Una persona de aspecto risueño e inteligente la dejó ante la puerta antes de que llegaras tú; y según vi,
apenas podía contener la risa al hacerlo.

—Ya lo conozco,—dijo Pandora pensativa—era Mercurio. Éste fue quien me trajo, y sin duda hizo lo
mismo con la caja. Estoy segura de que es para mí, y probablemente, contiene hermosos trajes y juguetes
o bien una golosina.

—Es posible—contestó Epimeteo alejándose—pero hasta que Mercurio regrese y nos autorice para ello,
no tenemos el derecho de abrirla.

—¡Qué muchacho tan tímido! —murmuró Pandora, cuando el niño salía de la casita. —Me gustaría que
fuese más animoso.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

Y en cuanto Epimeteo se marchó, la niña se quedó mirando el objeto que había despertado su curiosidad.

Las esquinas de la caja aparecían talladas con mucho arte y primor. En los lados había figuras muy
graciosas de hombres, mujeres y lindísimos niños. La cara más bonita de todas había sido esculpida en
alto relieve, en el centro de la tapa. Ninguna otra particularidad se advertía, exceptuando la obscura y lisa
riqueza de la madera pulimentada y el rostro del centro con unas guirnaldas de flores sobre sus cejas.

La caja permanecía bien cerrada y no por una cerradura u otro medio semejante, sino con una
cuerda de oro cuyos dos extremos estaban atados de un modo tan complicado, que, probablemente,
nadie habría logrado deshacer el nudo. Y, sin embargo, precisamente al ver tal dificultad, más deseos
sentía Pandora de examinarlo, a fin de averiguar cómo había sido hecho.

—Creo—se dijo—que ya sabré des-hacerlo y luego atarlo otra vez, y como de ello no ha de resultar
ningún daño…

Ante todo, trató de levantar la caja. Elevó un lado algunos centímetros y la dejó caer, produciendo
algún ruido. Un momento después le pareció oír que dentro se removía algo. Acercó el oído y escuchó.
Sin duda alguna se percibía dentro algo así como murmullos apagados.

Y al retirar la cabeza, sus ojos se clavaron en el nudo de la áurea cuerda.

—No hay duda de que quien hizo este nudo es persona muy ingeniosa, se dijo —pero me parece que lo
podré deshacer.

Entretanto los brillantes resplandores del sol atravesaron la abierta ventana. Pandora se detuvo
para escuchar, pero al mismo tiempo e inadvertidamente, retorció algo el nudo, y con gran sorpresa vio
que la cuerda de oro se había desatado por sí misma, como por magia.

—¡Que cosa tan extraña! —exclamó la niña. —¿Qué dirá Epimeteo? —¿Sabré hacer otra vez el nudo?

Hicieron una o dos tentativas para conseguirlo, pero pronto vio que tal intento era muy superior a
su destreza. Así, pues, nada podía hacer, sino dejar la caja desatada hasta el regreso de Epimeteo.

Entonces la niña pensó que su amigo creería que había mirado el interior de la caja, y no siéndole
posible evitar que así se lo figurara, díjose que lo mejor era justificar tal sospecha satisfaciendo su
curiosidad… No habría podido asegurar si era ilusión o no, pero le parecía que algunas voces murmuraban
dentro de la caja:
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

—¡Déjanos salir, querida Pandora, déjanos salir! ¡Seremos para ti muy buenos compañeros de juego! ¡Oh,
déjanos salir!

—¿Quién será? —pensó Pandora.— Sin duda hay alguien vivo dentro. Sí, seguramente. Voy a dar una
mirada, sólo una y luego volveré a cerrar.

Pero ya es tiempo de que veamos lo que hacía Epimeteo.

Aquella era la primera vez, desde que llegara su compañera de juegos, que había tratado de
divertirse solo, pero como se aburría, decidió interrumpir sus juegos y volver a donde estaba Pandora. En
el momento en que iba a entrar en la casita, la mala niña tenía la mano a punto de levantar la tapa de la
caja, y Epimeteo la vio. Si él la hubiera avisado dando un grito, Pandora, probablemente, habría retirado
la mano de la caja; y tal vez no fuera conocido aún el fatal misterio que guardaba.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

Cuando Pandora levantó la tapa, el aire se obscureció porque una nube negra salió de ella y se
extendió ante el sol, ocultándolo completamente. Luego, durante algunos instantes, se oyó un murmullo
y una serie de gruñidos que pronto se transformaron en un fragor parecido al estampido del trueno…
Pero Pandora, sin hacer caso de ello, acabó de levantar la tapa de la caja y miró a su interior.

Pareció como si una multitud de seres alados pasaran rozándole el rostro, huyendo del encierro, y
en el mismo instante oyó la voz de Epimeteo que exclamaba en tono lastimero, como si experimentara
algún dolor:

—¡Oh, me han picado! ¡Me han picado! ¡Perversa Pandora! ¿Por qué has abierto esa maldita caja?

La niña dejó caer la tapa e incorporándose miró a su alrededor para ver qué le había ocurrido a
Epimeteo. La nube que se había formado obscureció de tal modo la habitación que apenas podía divisarse
lo que en ella había. Pero oyó un desagradable zumbido, como si por allí revolotearan enormes abejorros.
En cuanto sus ojos se hubieron acostumbrado a la imperfecta luz que reinaba, vio un enjambre de feas y
asquerosas figuras provistas de alas de murciélago y armadas de terribles aguijones en sus colas, una de
las cuales fue la que picó a Epimeteo. Pocos instantes después también Pandora empezó a quejarse, pues
sentía no menos dolor y miedo del que experimentara su compañero de juegos, pero sus quejas fueron
más ruidosas que las de Epimeteo. Un repugnante y ruin monstruo se posó en su frente, y la habría
herido tal vez de gravedad, si Epimeteo no lo hubiera impedido.

Ahora, si desea saber el lector quienes eran aquellos feos seres evadidos de La caja en que
estaban prisioneros, le diremos que formaban la familia completa de los males. Había malas Pasiones,
muchas especies de Cuidados, más de ciento cincuenta Dolores y Tristezas, gran número de
Enfermedades y, en fin, más formas de Maldad de lo que es dable imaginar. Entretanto no sólo Pandora,
sino también Epimeteo, habían sido gravemente picados y sufrían mucho, cosa que les parecía tanto más
intolerable, cuanto que era el primer dolor que sentían desde que existía el mundo. Por esta razón
estaban de muy mal humor y muy disgustados uno de otro.

Epimeteo se sentó en un rincón dando la espalda a Pandora y ésta, por su parte, se dejó caer al
suelo, apoyando la cabeza sobre la fatal y abominable caja. Lloraba amargamente como si su corazón
fuera a destrozarse.

De pronto se oyó un golpecito procedente del interior de la caja.

—¿Quién podrá ser? —se preguntó Pandora, levantando la cabeza. En cuanto a Epimeteo, o no había
oído el golpe, o estaba demasiado preocupado para hacer caso de él. Sea como fuere, no contestó.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

—¿Por qué no me hablas? —exclamó Pandora sollozando

Y entonces se oyó nuevamente el golpecito, procedente del interior de la caja. Era tan suave que
parecía como si lo dieran los dedos de un hada.

—¿Quién eres? —preguntó Pandora sintiendo aún cierta curiosidad.

Una vocecita dulce contestó a sus palabras, diciendo:

—¡Levanta la tapa y lo verás!

—No, no—contestó Pandora echándose a llorar de nuevo. —Ya estoy escarmentada de haber abierto la
caja. ¡Ya que estás encerrada, no saldrás!

Y miró a Epimeteo mientras hablaba, solicitando su aprobación a lo que acababa de decir. Pero el
muchacho sólo murmuró que tal prueba de buen inicio era tardía.

—¡Ah! dijo nuevamente la dulce vocecita —obrarás bien dejándome salir. No soy como esos monstruos
que tienen aguijones en la cola. Ven, hermosa Pandora. Estoy segura de que me dejarás salir.

Y había un encanto tal en el tono de aquella voz, que casi era imposible negarse a lo que pedía.
Pandora, al oiría, sentía disiparse su tristeza y Epimeteo, que continuaba en su rincón, volvió la cabeza
mostrando en su aspecto mejor humor que antes.

—Querido Epimeteo—exclamó Pandora, —¿has oído esa vocecita?

—Sí, contestó él, todavía malhumorado—y ¿qué?

—¿Te parece que abra otra vez la caja?

—Obra como quieras —replicó Epimeteo. —Después de lo hecho ya no importa que repitas tu
imprudente acción.

—Podrías hablarme con alguna mayor bondad —murmuró la niña enjugándose los ojos.

—¡Si estás deseando verme!—gritó la vocecita, dirigiéndose a Epimeteo. —Ven, querida Pandora, abre
porque tengo gran prisa por consolarte.

—¡Epimeteo! —exclamó Pandora —Suceda lo que quiera, estoy resuelta a abrir la caja.

—Y, como la tapa parece muy pesada, —dijo el niño atravesando la habitación —yo te ayudaré.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

Y así los dos niños unieron sus fuerzas para abrir nuevamente la caja. Salió de ella un personaje
sonriente, cuyo cuerpo parecía formado con rayos de sol.

Empezó a revolotear por la estancia, iluminando los lugares en que se posaba. Se llegó a
Epimeteo, y tocó ligeramente con uno de sus dedos el lugar donde le había picado el Dolor y en el acto el
niño dejó de sentir sufrimiento alguno. Luego besó a Pandora en la frente y el daño que le causara el Mal
fue también inmediatamente curado.

—¿Quién eres, hermosa criatura?— exclamó Pandora—

—Soy la Esperanza —contestó el brillante ser.

—Tus alas tienen el color del arco iris —añadió la niña. —¡Qué hermosas son!

—Sí, son como el arco iris —dijo la Esperanza —porque aun cuando mi naturaleza es alegre, estoy
formada de lágrimas y de sonrisas.

—¿Querrás quedarte para siempre a nuestro lado? —preguntó Epimeteo.

—No me moveré mientras me necesitéis —contestó la Esperanza sonriendo. —No os abandonaré


mientras viváis en el mundo. Sí, queridos niños, sé que más tarde os será otorgado un don inapreciable.

—¡Oh, dínos cual!

—No me lo preguntéis —repuso la Esperanza poniéndose un dedo en sus rosados labios. —Pero no
desesperéis, aun cuando nunca gozaseis en esta vida de la felicidad que os he anunciado. Creed en mi
promesa, porque es verdadera.

—¡Creemos en ti! —gritaron a coro Epimeteo y Pandora.

Y así lo hicieron, y no solamente ellos, sino que también todo el mundo ha confiado en la Esperanza, que
desde entonces vive en el corazón de los hombres.

Tal es el poético ropaje con que la imaginación griega ha vestido la caída de los progenitores del
linaje humano, que con diversas formas se nos presenta en las tradiciones y mitos de los pueblos

antiguos. FIN
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

Leer el archivo adjunto “LA LEYENDA DEL OTOÑO Y EL LORO”.

 Responde en tu carpeta:

a- ¿En qué lugar geográfico de nuestro país sucede esta historia y a qué pueblo originario
pertenece?
b- ¿Quién es el protagonista?
c- ¿Cómo se describía a los Selk’nam en el texto? ¿Les sería agradable convivir con la
charlatanería de Kamshout?
d- ¿Por qué Kamshout debe ir hacia el norte? ¿Por qué esto marca un antes y un después en
la vida del personaje?
e- ¿Qué sucede, cuando vuelve, con su vínculo con los demás? ¿Con todos le sucede lo
mismo?
f- ¿Qué ocurre finalmente con Kamshout? ¿Qué sucede con la opinión de los demás?
g- Menciona tres razones en tu carpeta para explicar por qué ―Kamshout y el otoño‖ es
una leyenda.
h- Anota en tu carpeta dos hechos extraídos del texto que te ubiquen en el tiempo y en el
espacio en que transcurre la leyenda.
i- Reflexiona: Piensa en qué situaciones cotidianas las personas actúan apartando a otras
por alguna diferencia (física, de personalidad, etcétera).
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

_EL CUENTO REALISTA

El cuento realista es una presentación seria y, a veces, trágica de la realidad. Para


causar la impresión de realidad, describe con minuciosidad el mundo que lo rodea, y el elemento
predilecto es la descripción de la naturaleza o de los personajes.

Antes de entrar de lleno en el significado del término cuento realista, se hace muy
interesante descubrir el origen etimológico de las dos palabras que le dan forma:
-Cuento deriva del latín, exactamente de ―computus‖ que emana, a su vez, del verbo
―computare‖, que es sinónimo de ―contar‖. -Realista, por otro lado, se trata de un neologismo
acuñado por el filósofo alemán Immanuel Kant. Lo creó a partir de la suma de dos componentes:
el adjetivo latino ―real, realis‖, que es sinónimo de ―verdadero‖, y el sufijo griego ―-ismo‖, que se
utiliza como sinónimo de ―doctrina‖ o de ―actividad‖.

De acuerdo a sus características, los cuentos pueden recibir distintas denominaciones.


Se llama cuento realista a aquel cuyas acciones resultan correspondientes con lo que
podría suceder en el mundo real. Los sucesos de los cuentos realistas, de este modo,
son verosímiles.

Los acontecimientos narrados en un cuento realista pueden explicarse de acuerdo a los


criterios de la realidad cotidiana del lector. No ocurre lo mismo con los cuentos fantásticos,
cuya trama se basa en elementos alejados de lo real y propios de la fantasía

“El matadero” de Esteban Echeverría es un ejemplo de cuento realista. En el texto,


el escritor argentino narra una escena que transcurre con un animal en un matadero de Buenos
Aires durante la época de Juan Manuel de Rosas (siglo XIX). Las descripciones de los
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

personajes y del ambiente son precisas y coinciden con el tiempo histórico en la cual se sitúa la
historia.

“Caperucita roja”, en cambio, es un cuento de hadas que no puede calificarse como


realista. Presenta a un lobo que habla y a una anciana que, después de ser engullida por
este animal, sale de sus entrañas con vida. Estas cuestiones están muy alejadas de lo real.

Es importante considerar que un cuenta realista no presenta hechos verídicos, sino


creíbles. Las acciones que Echeverría cuenta en “El matadero” no sucedieron en la realidad,
pero varias de ellas sí podrían haberse desarrollado en la Buenos Aires del siglo XIX.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

El concepto de realismo en literatura tiene diversas aplicaciones. Define un movimiento


específico, pero también un modo de los escritores de trasladar la realidad a la literatura. Los
escritores realistas intentaron encontrar un lenguaje que les permitiera mostrar una imagen
verosímil de la vida cotidiana, sin embellecerla o exagerarla, especialmente de los sectores
medios y bajos de la sociedad. Los textos realistas intentaban estimular una actitud crítica con
respecto a las sociedades que mostraban.
Los escritores realistas apuntan a lograr el mayor parecido posible con la realidad, aunque la
anécdota no haya sucedido y sea pura invención. Para lograr el efecto de verosimilitud los
escritores realistas recurren a la descripción detallada de los espacios, al uso lineal del tiempo, a
la reproducción del lenguaje y las formas de hablar y a los personajes creíbles y cotidianos. Su
concepción de la literatura aspiraba a un arte capaz de representar fielmente la realidad,
empleando un lenguaje preciso, detallista, así como narradores objetivos, desinteresados por el
mundo de las emociones.
Las tendencias realistas sirvieron para mostrar realidades sociales complejas y, en el siglo XX,
tan atravesado por conflictos bélicos de terribles consecuencias, escritores españoles e italianos,
después de la Guerra civil española y de la Segunda Guerra Mundial, se volcaron al realismo para
pintar la vida cotidiana de la gente común en tiempos de pobreza y reconstrucción.

El narrador es quien relata la historia. Para hacerlo puede adoptar diferentes


posiciones y puntos de vista:
NARRADOR EN PRIMERA PERSONA: Cuando relata los hechos que protagonizó, se lo

llama protagonista. Si, en cambio, son sucesos que presenció, es testigo.


NARRADOR EN TERCERA PERSONA: Es el que no participa de la historia. Va a

ser omnisciente, si conoce todo lo que ocurre en la realidad representada, así como lo que
piensan y sienten los personajes. Si por el contrario tiene una visión panorámica de los hechos y
narra manteniéndose a distancia de los personajes va a ser no omnisciente.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

En el cuento realista el autor se propone dar una idea cabal y verdadera del mundo que lo
rodea en todos sus aspectos: material, moral, económico, político y religioso. Por ello, la
realidad hombre en su esencia y existencia, y la descripción del medio en que éste se desarrolla
como individuo o como ser social, es la materia literaria de este tipo de relato.
En el afán de testimoniar la realidad inmediata, las obras resultan a menudo vastos cuadros
sobre la vida, las creencias, el lenguaje y las tradiciones del hombre contemporáneo. En estos
casos, la anécdota se diluye o es solamente un pretexto para la descripción de caracteres y de
costumbres.

La descripción, en los cuentos realistas tradicionales, trata de guiar al lector para que
pueda imaginar un mundo reconocible.

Como recurso de verosimilitud, describe minuciosa y detalladamente el escenario en que


vive el hombre y, en mayor medida que en otras clases de cuentos, incorpora el contorno
humano con el objeto de sugerir una atmósfera o de crear un clima de realidad.
El espacio dilecto es el ámbito de la burguesía urbana y el ambiente rural. En ocasiones,
el autor se detiene en la observación de los aspectos más vulgares de la sociedad con una
intención de denuncia, o para presentar una tesis.
El desarrollo del tiempo de la acción es lineal y cronológico. Con el fin de precisar los
hechos narrados y dotarlos de realismo, las fechas son indicadas con exactitud (meses, años,
días, horas o minutos). Incluso algunos relatos aparecen desarrollados en un momento histórico
determinado. La historia presentada es preferentemente la inmediata o contemporánea al
escritor. En estos casos el plano histórico se conjuga e integra con el plano de la invención. El
ofrecer hitos temporales precisos permite al autor exponer los hechos en orden lógico y sucesivo
y, de este modo, acentuar la verosimilitud de la ficción.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

Como recurso de verosimilitud el narrador realista reproduce el lenguaje de los


personajes: habla local, modismos, formas coloquiales. Es asimismo importante la mayor
inclusión de diálogos como procedimiento para la caracterización de los personajes y su
presentación objetiva.

“Basura”
Luis Fernando Veríssimo

Se encuentran en el área de servicio. Cada uno con su bolsa de basura. Es la primera vez
que se hablan.
- Buenos días...
- Buenos días.
- La señora es del 610
- Y, el señor del 612
- Sí.
- Yo aún no lo conocía personalmente...
- De hecho...
- Disculpe mi atrevimiento, pero he visto su basura...
- ¿Mi qué?
- Su basura.
- Ah...
- Me he dado cuenta que nunca es mucha. Su familia debe ser pequeña...
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

- En realidad sólo soy yo.


- Mmmmmm. Me di cuenta también que usted usa mucha comida enlatada.
- Es que yo tengo que hacer mi propia comida. Y como no sé cocinar.
- Entiendo.
- Y usted también...
- Puede tutearme.
- También perdone mi atrevimiento, pero he visto algunos restos de comida en su basura.
Champiñones, cosas así...
- Es que me gusta mucho cocinar. Hacer platos diferentes. Pero como vivo sola, a veces sobra...
- Usted... ¿Tú no tienes familia?
- Tengo, pero no son de aquí.
- Son de Espírito Santo.
- ¿Cómo lo sabe?
- Veo unos sobres en su basura. De Espírito Santo.
- Claro. Mi madre me escribe todas las semanas.
- ¿Ella es profesora?
- ¡Esto es increíble! ¿Cómo adivinó?
- Por la letra del sobre. Pensé que era letra de profesora.
- Usted no recibe muchas cartas. A juzgar por su basura.
- Así es.
- Pero, el otro día tenía un sobre de telegrama arrugado.
- Así fue.
- ¿Malas noticias?
- Mi padre. Murió.
- Lo siento mucho.
- Él ya estaba viejito. Allá en el Sur. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos.
- ¿Fue por eso que volviste a fumar?
- ¿Cómo es que sabes?
- De un día para otro comenzaron a aparecer paquetes de cigarrillos arrugados en su basura.
- Es cierto. Pero conseguí dejarlo de nuevo.
- Yo, gracias a Dios, nunca fumé.
- Ya lo sé. Pero he visto unos vidriecitos de pastillas en su basura...
- Tranquilizantes. Fue una fase. Ya pasó.
- ¿Peleaste con tu pololo, no es verdad?
- ¿Eso, también lo descubriste en la basura?

- Primero el buqué de flores, con la tarjetita, tirado en la basura. Después, muchos pañuelitos de
papel.
- Es que lloré mucho, pero ya pasó.
- Pero incluso hoy vi unos pañuelitos...
- Es que estoy un poquito resfriada.
- Ah.
- Veo muchos crucigramas en tu basura.
- Claro. Sí. Bien. Me quedo solo en casa. No salgo mucho. Tú me entiendes.
- ¿Polola?
- No.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

- Pero hace unos días tenías una fotografía de una mujer en tu basura. Parecía bonita.
- Estuve limpiando unos cajones. Cosa del pasado.
- No rasgaste la foto. Eso significa que, en el fondo, tú quieres que ella vuelva.
- ¡Tú estás analizando mi basura!
- No puedo negar que tu basura me interesó.
- Qué divertido. Cuando escudriñé tu basura, decidí que quería conocerte. Creo que fue la
poesía.
- ¡No! ¿Viste mis poemas?
- Vi y me gustaron mucho.
- Pero, ¡si son tan malos!
- Si tú creías que eran realmente malos, los habrías rasgado. Y sólo estaban doblados.
- Si yo supiera que los ibas a leer...
- Sólo no los guardé porque, al final, los estaría robando. Si bien que, no sé: ¿la basura de la
persona aún es propiedad de ella?
- Creo que no. Basura es de dominio público.
- Tienes razón. A través de la basura, lo particular se vuelve público. Lo que sobra de nuestra
vida privada se integra con las sobras de los demás. La basura es comunitaria.

Es nuestra parte más social. ¿Esto será así?


- Bueno, ahí estás yendo harto lejos con la basura. Creo que...
- Ayer, en tu basura...
- ¿Qué?
- ¿Me equivoqué o eran cáscaras de camarón?
- Acertaste. Compré unos camarones enormes y los descasqué.
- ¡Me encantan los camarones!
- Los descasqué, pero aún no los comí. Quien sabe, tal vez podamos...
- ¿Cenar juntos?
- Por qué no.
- No quiero darte trabajo.
- No es ningún trabajo.
- Pero vas a ensuciar tu cocina.
- Tonterías. En un instante limpio todo y pongo los restos en la basura.
- ¿En tu basura o en la mía?

FIN
- Una mujer y un hombre ________________________________________.
- Los vecinos _______________________ de lo que cada uno sabe del otro a partir de sus
respectivas_______________________.
- El vecino_____________________________________________________.

conversan le pregunta a la vecina si se encuentran en el basuras


quiere que cenen juntos área de servicio
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

Toda narración se desenvuelve a partir de las acciones que realizan los personajes.
Esas acciones se desarrollan en un tiempo, es decir, la época (pasada, actual, futura) y la
duración que tienen (minutos, horas, días, semanas); y en un espacio, que puede ser un sitio
geográfico real, presentar elementos que refieran a uno existente o que ha existido en la
realidad, u otro imaginario. El tiempo y el espacio conforman el marco de la narración.

Procedían de otras tierras y en el pueblo les llamaban ―la chusma‖. Hacía poco que se
explotaban las minas de las vertientes de Laguna Grande, y aquellas gentes mineras invadieron
el pueblo. Eran en su mayoría familias compuestas de numerosos hijos, y vivían en la parte vieja
del pueblo, en pajares habilitados primariamente: arracimados, chillones, con de pendencieros.
En realidad eran gentes pacíficas, incluso apáticas, resignadas. Excepto el día de paga, en el que
se iban a la taberna del Guayo, a la del Pinto o la de María Antonia Luque, con el dinero fresco, y
donde se emborrachaban y acababan a navajazos.

Ellos, naturalmente, se pasaban el día en los pozos o en el lavadero de la mina. Mientras,


sus mujeres trajinaban afanosamente bajo el sol o o la lluvia, rodeadas de niños de todas las
edades; o porfiaban con el de la tienda para que les fiase el aceite, las patatas o el pan; o
lavaban en el río, a las afueras, en las pozas que se formaban bajo el puente romano; o lloraban
a gritos cuando cualquier calamidad les afligía. Esto último, con bastante frecuencia.

Entre los de ―la chusma‖ había una familia llamada los ―Galgos‖. No eran diferentes a los
otros, excepto, quizá, en que, por lo general, el padre no solía emborracharse. Tenían nueve
hijos, desde los dos hasta los dieciséis años. Los dos mayores, que se llamaban Miguel y Félix,
también empleados en la mina. Luego les seguía Fabián, que era de mi edad.

No sé realmente cómo empezó mi amistad con Fabián. Quizá porque a él también le


gustaba rondar por las tardes, con el sol, por la parte de la tapia trasera del cementerio viejo. O
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

porque amaba los perros vagabundos, o porque también coleccionaba piedras suavizadas por el
río: negras, redondas y lucientes como monedas de un tiempo remoto. El caso es que Fabián y
yo solíamos encontrarnos, al atardecer, junto a la tapia desconchada del cementerio, y que
platicábamos allí tiempo y tiempo. Fabián era un niño muy moreno y pacífico, de pómulos anchos
y de voz lenta, como ululante. Tosía muy a menudo, lo que a mí no me extrañaba, pero un día
una criada de casa de mi abuelo me vio con él y me chilló:

- ¡Ándate con ojo, no te peguen la dolencia..! ¡Que no se entere tu abuelo!

Con esto comprendía que aquella compañía estaba prohibida y que debía mantenerla
oculta.

Aquel invierno se decidió que siguiera en el campo, con el abuelo, lo que me alegraba. En
parte porque no me gustaba ir al colegio, y en parte porque la tierra tiraba de mí de un modo
profundo y misterioso. Mi rara amistad con Fabián continuó, como en el verano. Pero era el caso
que sólo fue una amistad ―de hora de la siesta‖, y que el resto del día nos ignorábamos.

En el pueblo no se comía más pescado que las truchas del río, y algún barbo que otro. Sin
embargo, la víspera de Navidad, llegaban pro el camino alto unos hombres montados en unos
burros y cargados con grandes banastas. Aquel año los vimos llegar entre la nieve. Las criadas
de casa salieron corriendo hacia ellos, con cestas de mimbres, chillando y riendo como tenían por
costumbre para cualquier cosa fuera de lo corriente. Los hombres del camino traían en las
banastas –quién sabía desde dónde- algo insólito y maravilloso en aquellas tierras: pescado
fresco. Sobre todo, lo que maravillaba eran los besugos, en grandes cantidades, de color rojizo
dorado, brillando al sol entre la nieve, en la mañana fría. Yo seguía a las criadas saltando y
gritando como ellas.

Me gustaba oír sus regateos, ver sus manotazos, las bromas y las veras que se llevaban
con aquellos hombres. En aquellas tierras, tan lejanas del mar, el pescado era algo maravilloso. Y
ellos sabían que se gustaba celebrar la Nochebuena cenando besugo asado.

- Hemos vendido el mayor besugo del mundo –dijo entonces uno de los pescadores-. Era
una pieza como de aquí allá. ¿Sabéis a quién? A un minero. A una de esas negras ratas, ha sido.

- ¿A quién? –preguntaron las chicas, extrañadas.

- A uno que llaman el ―Galgo‖ –contestó el otro-. Estaba allí, con todos sus hijos
alrededor. ¡Buen festín tendrán esta noche! Te juro que podría montar en el lomo del besugo a
toda la chiquillería, y aún sobraría la cola.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

- ¡Anda con los ―Galgos‖! –dijo Emiliana, una de las chicas-. ¡Esos muertos de hambre!

Yo me acordé de mi amigo Fabián. Nunca se me hubiera ocurrido, hasta aquel momento,


que podía pasar hambre.

Aquella noche el abuelo invitaba a su mesa al médico del pueblo porque no tenía
parientes y vivía solo. También venía el maestro con su mujer y sus dos hijos. Y en la cocina se
reunían lo menos quince familiares de las chicas.

El médico fue el primero en llegar. Yo le conocía poco y había oído decir a las criadas que
siempre estaba borracho. Era un hombre alto y grueso, de cabello rojizo y dientes negros. Olía
mucho a colonia y vestía un traje muy rozado, aunque se notaba recién sacado del arca, pues
olía a alcanfor. Sus manos eran grandes y brutales y su voz ronca (las criadas decían que del
aguardiente). Todo el tiempo lo pasó quejándose del pueblo, mientras el abuelo le escuchaba
distraído. El maestro y su familia, todos ellos pálidos, delgados y muy tímidos, apenas se atrevían
a decir palabra.

Aún no nos habíamos sentado a la mesa cuando llamaron al médico. Una criada dio el
recado, aguantándose las ganas de reír.

- Señor, que, ¿sabe usted?, unos que les dicen ―los Galgos‖... de la chusma ésa de
mineros, pues señor, que compraron besugo pa cenar, y que al padre le pasa algo, que se
ahoga... ¿sabe usted? Una espina se ha tragado y le ha quedado atravesada en la garganta. Si
podrá ir, dicen, don Amador...

Don Amador, que era el médico, se levantó de mala gana. Le habían estropeado el
aperitivo, y se le notaba lo a regañadientes que se echó la capa por encima. Le seguí hasta la
puerta y vi en el vestíbulo a Fabián, llorando. Su pecho se levantaba, lleno de sollozos.

Me acerqué a él, que al verme me dijo:

- Se ahoga padre, ¿sabes?

Me dio un gran pesar oírle. Les vi perderse en la oscuridad, con su farolillo de tormentas,
y me volví al comedor, con el corazón en un puño.

Pasó mucho rato y el médico no volvía. Yo notaba que el abuelo estaba impaciente. Al fin,
de larga que era la espera, tuvimos que sentarnos a cenar. No sé por qué yo estaba triste, y
parecía que también había tristeza a mi alrededor. Por otra parte, de mi abuelo no se podía decir
que fuese un hombre alegre ni hablador, y del maestro aún se podía esperar menos.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

El médico volvió cuando iban a servir los postres. Estaba muy contento, coloreado y
voceador. Parecía que hubiese bebido. Su alegría resultaba extraña: era como una corriente de
aire que se nos hubiera colado desde alguna parte. Se sentó y comió de todo, con voracidad. Yo
le miraba y sentía un raro malestar. También mi abuelo estaba serio y en silencio, y la mujer del
maestro miraba la punta de sus uñas como con vergüenza. El médico se sirvió varias veces vino
de todas clases y repitió de cuantos platos había. Ya sabíamos que era grosero, pero hasta aquel
momento procuró disimularlo. Comía con la boca llena y parecía que a cada bocado se tragase
toda la tierra. Poco a poco se animaba más y más, y al fin explicó:

- Ha estado bien la cosa. Esos ―Galgos‖... ¡Ja, ja, ja!

Y lo contó. Dijo:

- Estaban allí, todos alrededor, la familia entera, ¡malditos sean! ¡Chusma asquerosa! ¡Así
revienten! ¡Y cómo se reproducen! ¡Tiña y miseria a donde van ellos! Pues estaban así: el
―Galgo‖ con la boca de par en par, amoratado... Yo, en cuanto le vi la espina, me dije: ―Ésta es
buena ocasión‖. Y digo: ―¿Os acordáis que me debéis doscientas cincuenta pesetas?‖ Se
quedaron como el papel. ―Pues hasta que no me las paguéis no saco la espina.‖ ¡Ja, ja!

Aún contó más. Pero yo no le oía. Algo me subía por la garganta, y le pedía permiso al
abuelo para retirarme.

- ¡Ay, pobrecillos! –decía Emiliana-. Con esta noche de nieve salieron los chavales de casa
en casa, a por las pesetas...

Lo contaron los hermanos de Teodosia, la cocinera, que acababan de llegar para la cena,
aun con nieve en los hombros.

- El mala entraña, así lo ha tendido al pobre ―Galgo‖, con la boca abierta como un capazo,
qué sé yo el tiempo...

- ¿Y las han reunido? –preguntó Lucas, el aparcero mayor.

El hermano pequeño de Teodosia asintió:

- Unos y otros... han ido recogiendo...

Salí con una sensación amarga y nueva. Aún se oía la voz de don Amador, contando su
historia.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

Era muy tarde cuando el médico se fue. Se había emborrachado a conciencia y al cruzar el
puente, sobre el río crecido, se tambaleó y cayó al agua. Nadie se enteró ni oyó sus gritos.
Amaneció ahogado, más allá de Valle Tinto, como un tronco derribado, preso entre unas rocas,
bajo las aguas negruzcas y viscosas del Agaro.

¡ATENCIÓN! 

LA CHUSMA – Ana María Matute

1- Responder:

a)-¿A quiénes se denomina ―La Chusma‖ entre la gente del pueblo y para qué han

venido? ¿Qué significa el término ―Chusma‖?


b)-¿De qué manera se va estableciendo la amistad entre el narrador y Fabián, uno de los

Galgos?
c)-¿Por qué motivos esa amistad tiene debe permanecer oculta? ¿Por qué la relación

puede continuar tras el verano?


d)-¿Qué otros modos de denominar a los Galgos aparecen en boca del vendedor de

pescados y una de las empleadas de la casa?


e)-¿Cómo piensan festejar Los Galgos la Nochebuena? ¿Y la familia del narrador?

f)-¿Qué situación interrumpe la cena de Nochebuena en casa del narrador? ¿Qué ha


pasado para que vayan a buscar a Don Amador?
g)-¿Qué cuenta el médico, Don Amador, al regresar, sobre su atención médica al padre

de Fabián?
h)-¿Cómo reacciona el narrador al relato del médico? ¿Qué pide a su Abuelo?

i)-¿De qué se entera el narrador en la cocina?

j)-¿Cómo termina el médico? ¿Por qué podemos suponer que termina así?
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

Un niño huérfano es recogido por un primo de su madre, en cuya casa ve pasar, trabajando y sin
estudiar, de largo su adolescencia. Un día, cinco años después de su llegada, el niño —ya no tan niño—
toma al fin conciencia de lo que ha perdido.

A los trece años se le murió la madre, que era lo último que le quedaba. Al quedar
huérfano ya hacía lo menos tres años que no acudía a la escuela, pues tenía que buscarse el
jornal de un lado para otro. Su único pariente era un primo de su madre, llamado Emeterio Ruiz
Heredia. Emeterio era el alcalde y tenía una casa de dos pisos asomada a la plaza del pueblo,
redonda y rojiza bajo el sol de agosto. Emeterio tenía doscientas cabezas de ganado paciendo
por las laderas de Sagrado, y una hija moza, bordeando los veinte, morena, robusta, riente y
algo necia. Su mujer, flaca y dura como un chopo, no era de buena lengua y sabía mandar.
Emeterio Ruiz no se llevaba bien con aquel primo lejano, y a su viuda, por cumplir, la ayudó
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

buscándole jornales extraordinarios. Luego, al chico, aunque le recogió una vez huérfano, sin
herencia ni oficio, no le miró a derechas, y como él los de su casa.
La primera noche que Lope durmió en casa de Emeterio, lo hizo debajo del granero. Se le
dio cena y un vaso de vino. Al otro día, mientras Emeterio se metía la camisa dentro del
pantalón, apenas apuntando el sol en el canto de los gallos, le llamó por el hueco de la escalera,
espantando a las gallinas que dormían entre los huecos:

—¡Lope!

Lope bajó descalzo, con los ojos pegados de legañas. Estaba poco crecido para sus trece
años y tenía la cabeza grande, rapada.

—Te vas de pastor a Sagrado.

Lope buscó las botas y se las calzó. En la cocina, Francisca, la hija, había calentado
patatas con pimentón. Lope las engulló deprisa, con la cuchara de aluminio goteando a cada
bocado.

—Tú ya conoces el oficio. Creo que anduviste una primavera por las lomas de Santa
Áurea, con las cabras de Aurelio Bernal.

—Sí, señor.

—No irás solo. Por allí anda Roque el Mediano. Iréis juntos.

—Sí, señor.

Francisca le metió una hogaza en el zurrón, un cuartillo de aluminio, sebo de cabra y


cecina.

—Andando —dijo Emeterio Ruiz Heredia.

Lope le miró. Lope tenía los ojos negros y redondos, brillantes.

—¿Qué miras? ¡Arreando!

Lope salió, zurrón al hombro. Antes, recogió el cayado, grueso y brillante por el uso, que
guardaba, como un perro, apoyado en la pared.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

Cuando iba ya trepando por la loma de Sagrado, lo vio don Lorenzo, el maestro. A la
tarde, en la taberna, don Lorenzo fumó un cigarrillo junto a Emeterio, que fue a echarse una
copa de anís.

—He visto a Lope —dijo—. Subía para Sagrado. Lástima de chico.

—Sí —dijo Emeterio, limpiándose los labios con el dorso de la mano—. Va de pastor. Ya
sabe: hay que ganarse el currusco. La vida está mala. El «esgraciado» del Pericote no le dejó ni
una tapia en que apoyarse y reventar.

—Lo malo —dijo don Lorenzo, rascándose la oreja con su uña larga y amarillenta— es que
el chico vale. Si tuviera medios podría sacarse partido de él. Es listo. Muy listo. En la escuela…

Emeterio le cortó, con la mano frente a los ojos:

—¡Bueno, bueno! Yo no digo que no. Pero hay que ganarse el currusco. La vida está peor
cada día que pasa.

Pidió otra de anís. El maestro dijo que sí, con la cabeza. Lope llegó a Sagrado, y voceando
encontró a Roque el Mediano. Roque era algo retrasado y hacía unos quince años que
pastoreaba para Emeterio. Tendría cerca de cincuenta años y no hablaba casi nunca. Durmieron
en el mismo chozo de barro, bajo los robles, aprovechando el abrazo de las raíces. En el chozo
sólo cabían echados y tenía que entrar a gatas, medio arrastrándose. Pero se estaba fresco en el
verano y bastante abrigado en el invierno.

El verano pasó. Luego el otoño y el invierno. Los pastores no bajaban al pueblo, excepto
el día de la fiesta. Cada quince días un zagal les subía la «collera»: pan, cecina, sebo, ajos. A
veces, una bota de vino. Las cumbres de Sagrado eran hermosas, de un azul profundo, terrible,
ciego. El sol, alto y redondo, como una pupila impertérrita, reinaba allí. En la neblina del
amanecer, cuando aún no se oía el zumbar de las moscas ni crujido alguno, Lope solía despertar,
con la techumbre de barro encima de los ojos. Se quedaba quieto un rato, sintiendo en el
costado el cuerpo de Roque el Mediano, como un bulto alentante. Luego, arrastrándose, salía
para el cerradero. En el cielo, cruzados, como estrellas fugitivas, los gritos se perdían, inútiles y
grandes. Sabía Dios hacia qué parte caerían. Como las piedras. Como los años. Un año, dos,
cinco.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

Cinco años más tarde, una vez, Emeterio le mandó llamar, por el zagal. Hizo reconocer a
Lope por el médico, y vio que estaba sano y fuerte, crecido como un árbol.

—¡Vaya roble! —dijo el médico, que era nuevo. Lope enrojeció y no supo qué contestar.

Francisca se había casado y tenía tres hijos pequeños, que jugaban en el portal de la
plaza. Un perro se le acercó, con la lengua colgando. Tal vez le recordaba. Entonces vio a Manuel
Enríquez, el compañero de la escuela que siempre le iba a la zaga. Manuel vestía un traje gris y
llevaba corbata. Pasó a su lado y les saludó con la mano.

Francisca comentó:

—Buena carrera, ése. Su padre lo mandó estudiar y ya va para abogado.

Al llegar a la fuente volvió a encontrarlo. De pronto, quiso llamarle. Pero se le quedó el


grito detenido, como una bola, en la garganta.

—¡Eh! —dijo solamente. O algo parecido.

Manuel se volvió a mirarle, y le conoció. Parecía mentira: le conoció. Sonreía.

—¡Lope! ¡Hombre, Lope…!

¿Quién podía entender lo que decía? ¡Qué acento tan extraño tienen los hombres, qué
raras palabras salen por los oscuros agujeros de sus bocas! Una sangre espesa iba llenándole las
venas, mientras oía a Manuel Enríquez.

Manuel abrió una cajita plana, de color de plata, con los cigarrillos más blancos, más
perfectos que vio en su vida. Manuel se la tendió, sonriendo.

Lope avanzó su mano. Entonces se dio cuenta de que era áspera, gruesa. Como un trozo
de cecina. Los dedos no tenían flexibilidad, no hacían el juego. Qué rara mano la de aquel otro:
una mano fina, con dedos como gusanos grandes, ágiles, blancos, flexibles. Qué mano aquélla,
de color de cera, con las uñas brillantes, pulidas. Qué mano extraña: ni las mujeres la tenían
igual. La mano de Lope rebuscó, torpe. Al fin, cogió el cigarrillo, blanco y frágil, extraño, en sus
dedos amazacotados: inútil, absurdo, en sus dedos. La sangre de Lope se le detuvo entre las
cejas. Tenía una bola de sangre agolpada, quieta, fermentando entre las cejas. Aplastó el
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

cigarrillo con los dedos y se dio media vuelta. No podía detenerse, ni ante la sorpresa de
Manuelito, que seguía llamándole:

—¡Lope! ¡Lope!

Emeterio estaba sentado en el porche, en mangas de camisa, mirando a sus nietos.


Sonreía viendo a su nieto mayor, y descansando de la labor, con la bota de vino al alcance de la
mano. Lope fue directo a Emeterio y vio sus ojos interrogantes y grises.

—Anda, muchacho, vuelve a Sagrado, que ya es hora…

En la plaza había una piedra cuadrada, rojiza. Una de esas piedras grandes como melones
que los muchachos transportan desde alguna pared derruida. Lentamente, Lope la cogió entre
sus manos. Emeterio le miraba, reposado, con una leve curiosidad. Tenía la mano derecha
metida entre la faja y el estómago. Ni siquiera le dio tiempo de sacarla: el golpe sordo, el
salpicar de su propia sangre en el pecho, la muerte y la sorpresa, como dos hermanas, subieron
hasta él así, sin más.

Cuando se lo llevaron esposado, Lope lloraba. Y cuando las mujeres, aullando como lobas,
le querían pegar e iban tras él con los mantos alzados sobre las cabezas, en señal de
indignación, «Dios mío, él, que le había recogido. Dios mío, él, que le hizo hombre. Dios mío, se
habría muerto de hambre si él no lo recoge…», Lope solo lloraba y decía:—Sí, sí, sí…
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

¡ATENCIÓN! 

PECADO DE OMISIÓN – Ana María Matute

1- Responder:

a)-¿Cuál es la ―ayuda‖ que Emeterio Ruíz Heredia brinda a Lope, su pariente huérfano?

b)-¿Qué intenta sugerir el maestro de Lope al alcalde Ruiz Heredia cuando se entera que

Lope marcha a trabajar de pastor en el monte Sagrado?


c)-¿En qué consiste la vida que lleva Lope como pastor?

d)-¿¿Qué intuye Lope, cinco años después, al bajar y encontrarse con su viejo compañero de
escuela? ¿A través de qué indicios?
e)-¿¿Qué hace Lope inmediatamente después de intuir lo que podría haber llegado a ser y no
es? ¿Cómo reaccionan las mujeres a la acción súbita de Lope?
f)-¿¿Qué significa la expresión de origen religioso ―Pecado de Omisión‖? ¿A quién se puede

aplicar en este relato y por qué?


g)-¿¿Cómo se ha comportado Emeterio Ruiz Heredia con Lope en su doble rol de alcalde y de

pariente?
h)-¿¿Qué relaciones y conexiones temáticas, argumentales y de personajes pueden trazarse

entre La Chusma y Pecado de Omisión?

_CUENTO FANTÁSTICO
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

P
¿ odríamos presenciar una lluvia de flores en honor a una persona muy especial?

¿O sufrir una epidemia de insomnio hasta hacer que las personas olviden sus nombres
por la falta de sueño?
S
¿ ería probable que un ser querido vuelva de entre los muertos sólo porque extrañaba?

¿O que una persona muy bella y pura sea elevada a los cielos para compañera de los
ángeles?
Si tu respuesta es no, aún no has conocido el
Cuento Fantástico…
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

“Las cosas tienen vida propia, todo es cuestión de despertarle el ánima”


- Cien años de soledad -

Un cuento es una narración de poca extensión que presenta hechos ficticios. Fantástico,
por su parte, es algo fuera de lo común o vinculado a la fantasía (la imaginación).
En este marco, podemos afirmar que un cuento fantástico es un relato que dispone de
elementos sobrenaturales. La definición, sin embargo, no es demasiado precisa, ya que la mayoría
de los cuentos se basa en situaciones o personajes sobrenaturales y, sin embargo, no todos son
calificados como fantásticos.
Por lo general se considera que un cuento fantástico es aquel basado en algo
extraordinario, que no tiene existencia en el mundo real ni puede explicarse desde la razón. En la
lógica interna del cuento, de todos modos, lo fantástico puede verse como normal.
Un cuento fantástico es una narración literaria que consiste en contar historias que se
alejan de la realidad. Otra forma de definirlo es como un texto que relata una sucesión de
eventos sobrenaturales y extraordinarios que no ocurren en el mundo real, por lo tanto pueden
parecer ilógicos, incoherentes e irracionales; son cuentos que presentan sucesos que parecen
sobrenaturales o inexplicables. Son historias raras, que crean incertidumbre en el lector. Los
hechos son extraños porque suceden en un marco cotidiano y real y de repente sucede algo
inexplicable o sobrenatural.

El libro conocido como “Las mil y una noches”, por citar un caso, es popular por sus
cuentos fantásticos. En “Aladino y la lámpara maravillosa”, por ejemplo, un genio sale de una
lámpara y le cumple todos los deseos a un joven. En “Ali Babá y los cuarenta ladrones”, una cueva
mágica que guarda tesoros se abre y se cierra ante las expresiones “¡Ábrete, Sésamo!” o “¡Ciérrate,
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

Sésamo!”. Estos cuentos son fantásticos ya que, en el mundo real, no existen los genios capaces
de conceder deseos ni los objetos que se desplazan por fórmulas mágicas.

Un cuento fantástico podría incluir el siguiente fragmento: “Desesperado por la muerte de


su hijo, Ringo acudió al chamán del pueblo. El brujo, conmovido, le dio un polvo violeta y le dijo
que lo arroje sobre la tumba de su hijo en la próxima noche de luna llena. Ringo tomó el polvo, se
marchó y tres días después, pudo cumplir las indicaciones del chamán. Pese a su acción, no notó
ningún movimiento y regresó llorando a su hogar. Mientras trataba de descansar en su
habitación, oyó que la puerta se abría: al levantar la vista, vio a su hijo muerto ingresar al
cuarto…”
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

“Los fantasmas andan en bicicleta”


Gabriel García Márquez
Hay un hombre misterioso que a las tres de la madrugada pasea en bicicleta por las
calles de la ciudad. Lo he visto la noche de mi llegada, envuelto en una atmósfera fosforescente
que atribuía a un extraño sistema de alumbrado eléctrico. Pero al día siguiente, un compañero
de hotel me dijo a la hora del desayuno: ―Pues sepa que a usted le ha salido un muerto‖.
Entonces me han relatado la historia del hombre que durante toda su vida estuvo
paseando en bicicleta y que, tal vez como resultado de la velocidad, adquirida en cuarenta años
de continuos ejercicios ciclísticos, había seguido pedaleando después de muerto. Ahora es una
especie de fantasma municipal, amigo de bohemias y trasnochadores, que a nadie infunde
miedo, que ofrece seguridad y confianza a las mujeres que asisten solas a la primera misa. La
ciudad está orgullosa de él por ser el único ciclista metafísico del mundo. No hay nadie que no se
muestre de acuerdo en afirmar que el misterioso hombre que vi hace dos noches es un fantasma
auténtico. Algunas personas lo conocieron en vida. Era un hombrecillo tímido recortado, con
mujer y seis hijos, que tenía un taller de mecánica en el mercado público. Trabajaba de sol a sol,
sin reposo, y a las siete de la noche, se recogía en su covacha. Al año de haberse mudado con
una mujer tan tímida y desabrida como él, cortada a su medida, habían tenido el primer hijo. A
los seis años tenían seis. Y fue entonces cuando el
hombre empezó a penar en vida.
Se cuenta que cuando le nació el sexto hijo, el
hombrecillo comentó: ―La única solución de esto es
una bicicleta‖. Y al día siguiente armó la suya en el
taller y se puso a dar misteriosas vueltas por la ciudad,
en las horas de la madrugada, con la austeridad de un
monje que estuviera cavando su propia sepultura. Fue
una labor indolente, despiadada, que se prolongó por
veinte años hasta esa lúgubre y helada madrugada en
que el hombrecillo tocó a las puertas de su casa y la
mujer lo encontró equilibradamente muerto en la
bicicleta. Para entonces el menor de los hijos había cumplido veinte años. Desde la noche
siguiente empezó a ser fantasma. Y tengo entendido que el concejo municipal rechazó, hace
algunos años, la proposición de uno de sus miembros, mediante la aprobación de la cual se
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

nombraría al ciclista fantasma sereno ad honorem siquiera para que la ciudad derivara algún
beneficio de su nocturna actividad pedalística. La proposición fue rechazada cuando uno de los
miembros de la oposición se puso en pie y dijo que era un irrespeto ese de degradar un
fantasma a la terrestre condición de empleado público.
Después de haberlo pensado con detenimiento, he dicho esto en el hotel:
– Si alguien pudiera persuadir al fantasma de que se inscribiera en un torneo, seguramente
conquistaría el título máximo.
La idea me parecía por lo menos discutible, si se tiene en cuenta que las facultades
extraordinarias, sobrehumanas, del fantasma lo ponen en condiciones de superar al más temible
de sus adversarios. Pero esta proposición, como la del concejal, fue rechazada de plano. Uno de
los presentes me ha dicho: ―Eso nunca. Sería
fraudulento‖. Mi interés por el fantasma ha
hecho nacer la sospecha en la ciudad. Se me
pregunta con acento maléfico: ―¿Qué hubo del
aparecido?‖ Y tengo la impresión de que se
están tomando medidas para evitar que yo logre
ponerme en comunicación directa con el ciclista
nocturno y lo persuada de que se vaya a probar
suerte en los estadios.
Confieso que no tengo el menor interés. Allí, donde se encuentra ahora, es donde debe
estar para toda la vida el ciclista metafísico, dando vueltas en una ciudad que lo quiere y lo
respeta. Y hasta lo necesita, al menos para que le ponga cierta música de ruedas y pedales a las
madrugadas inútiles de esta ciudad aburridora.

FIN

El ahogado más hermoso del mundo


Gabriel García Márquez
(Aracataca, Colombia 1928 - México DF, 2014)

Los primeros niños que vieron el promontorio oscuro y sigiloso que se acercaba por el
mar, se hicieron la ilusión de que era un barco enemigo. Después vieron que no llevaba banderas
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

ni arboladura, y pensaron que fuera una ballena. Pero cuando quedó varado en la playa le
quitaron los matorrales de sargazos, los filamentos de medusas y los restos de cardúmenes y
naufragios que llevaba encima, y sólo entonces descubrieron que era un ahogado.
Habían jugado con él toda la tarde, enterrándolo y desenterrándolo en la arena, cuando
alguien los vio por casualidad y dio la voz de alarma en el pueblo. Los hombres que lo cargaron
hasta la casa más próxima notaron que pesaba más que todos los muertos conocidos, casi tanto
como un caballo, y se dijeron que tal vez había estado demasiado tiempo a la deriva y el agua se
le había metido dentro de los huesos. Cuando lo tendieron en el suelo vieron que había sido
mucho más grande que todos los hombres, pues apenas si cabía en la casa, pero pensaron que
tal vez la facultad de seguir creciendo después de
la muerte estaba en la naturaleza de ciertos
ahogados. Tenía el olor del mar, y sólo la forma
permitía suponer que era el cadáver de un ser
humano, porque su piel estaba revestida de una
coraza de rémora y de lodo. No tuvieron que
limpiarle la cara para saber que era un muerto
ajeno. El pueblo tenía apenas unas veinte casas
de tablas, con patios de piedras sin flores,
desperdigadas en el extremo de un cabo
desértico. La tierra era tan escasa, que las madres andaban siempre con el temor de que el
viento se llevara a los niños, y a los muertos que les iban causando los años tenían que tirarlos
en los acantilados. Pero el mar era manso y pródigo, y todos los hombres cabían en siete botes.
Así que cuando se encontraron el ahogado les bastó con mirarse los unos a los otros para darse
cuenta de que estaban completos.
Aquella noche no salieron a trabajar en el mar. Mientras los hombres averiguaban si no faltaba
alguien en los pueblos vecinos, las mujeres se quedaron cuidando al ahogado. Le quitaron el
lodo con tapones de esparto, le desenredaron del cabello los abrojos submarinos y le rasparon la
rémora con fierros de desescamar pescados. A medida que lo hacían, notaron que su vegetación
era de océanos remotos y de aguas profundas, y que sus ropas estaban en piltrafas, como si
hubiera navegado por entre laberintos de corales. Notaron también que sobrellevaba la muerte
con altivez, pues no tenía el semblante solitario de los otros ahogados del mar, ni tampoco la
catadura sórdida y menesteroso de los ahogados fluviales. Pero solamente cuando acabaron de
limpiarlo tuvieron conciencia de la clase de hombre que era, y entonces se quedaron sin aliento.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

No sólo era el más alto, el más fuerte, el más viril y el mejor armado que habían visto jamás,
sino que todavía cuando lo estaban viendo no les cabía en la imaginación.
No encontraron en el pueblo una cama bastante grande para tenderlo ni una mesa
bastante sólida para velarlo. No le vinieron los pantalones de fiesta de los hombres más altos, ni
las camisas dominicales de los más corpulentos, ni los zapatos del mejor plantado. Fascinadas
por su desproporción y su hermosura, las mujeres decidieron entonces hacerle unos pantalones
con un pedazo de vela cangreja, y una camisa de bramante de novia, para que pudiera continuar
su muerte con dignidad. Mientras cosían sentadas en círculo, contemplando el cadáver entre
puntada y puntada, les parecía que el viento no había sido nunca tan tenaz ni el Caribe había
estado nunca tan ansioso como aquella noche, y suponían que esos cambios tenían algo que ver
con el muerto.
Pensaban que, si aquel hombre magnífico hubiera vivido en el pueblo, su casa habría
tenido las puertas más anchas, el techo más alto y el piso más firme, y el bastidor de su cama
habría sido de cuadernas maestras con pernos de hierro, y su mujer habría sido la más feliz.
Pensaban que habría tenido tanta autoridad que hubiera sacado los peces del mar con sólo
llamarlos por sus nombres, y habría puesto tanto empeño en el trabajo que hubiera hecho brotar
manantiales de entre las piedras más áridas y hubiera podido sembrar flores en los acantilados.
Lo compararon en secreto con sus propios hombres, pensando que no serían capaces de hacer
en toda una vida lo que aquél era capaz de hacer en una noche, y terminaron por repudiarlos en
el fondo de sus corazones como los seres más escuálidos y mezquinos de la tierra. Andaban
extraviadas por esos dédalos de fantasía, cuando la más vieja de las mujeres, que por ser la más
vieja había contemplado al ahogado con menos pasión que compasión, suspiró:
—Tiene cara de llamarse Esteban.
Era verdad. A la mayoría le bastó con mirarlo otra vez para comprender que no podía
tener otro nombre. Las más porfiadas, que eran las más jóvenes, se mantuvieron con la ilusión
de que, al ponerle la ropa, tendido entre flores y con unos zapatos de charol, pudiera llamarse
Lautaro. Pero fue una ilusión vana. El lienzo resultó escaso, los pantalones mal cortados y peor
cosidos le quedaron estrechos, y las fuerzas ocultas de su corazón hacían saltar los botones de la
camisa. Después de la media noche se adelgazaron los silbidos del viento y el mar cayó en el
sopor del miércoles. El silencio acabó con las últimas dudas: era Esteban. Las mujeres que lo
habían vestido, las que lo habían peinado, las que le habían cortado las uñas y raspado la barba
no pudieron reprimir un estremecimiento de compasión cuando tuvieron que resignarse a dejarlo
tirado por los suelos. Fue entonces cuando comprendieron cuánto debió haber sido de infeliz con
aquel cuerpo descomunal, si hasta después de muerto le estorbaba. Lo vieron condenado en
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

vida a pasar de medio lado por las puertas, a descalabrarse con los travesaños, a permanecer de
pie en las visitas sin saber qué hacer con sus tiernas y rosadas manos de buey de mar, mientras
la dueña de casa buscaba la silla más resistente y le suplicaba muerta de miedo siéntese aquí
Esteban, hágame el favor, y él recostado contra las paredes, sonriendo, no se preocupe señora,
así estoy bien, con los talones en carne viva y las espaldas escaldadas de tanto repetir lo mismo
en todas las visitas, no se preocupe señora, así estoy bien, sólo para no pasar vergüenza de
desbaratar la silla, y acaso sin haber sabido nunca que quienes le decían no te vayas Esteban,
espérate siquiera hasta que hierva el café, eran los mismos que después susurraban ya se fue el
bobo grande, qué bueno, ya se fue el tonto hermoso. Esto pensaban las mujeres frente al
cadáver un poco antes del amanecer. Más tarde, cuando le taparon la cara con un pañuelo para
que no le molestara la luz, lo vieron tan muerto para siempre, tan indefenso, tan parecido a sus
hombres, que se les abrieron las primeras grietas de lágrimas en el corazón. Fue una de las más
jóvenes la que empezó a sollozar. Las otras, asentándose entre sí, pasaron de los suspiros a los
lamentos, y mientras más sollozaban más deseos sentían de llorar, porque el ahogado se les iba
volviendo cada vez más Esteban, hasta que lo lloraron tanto que fue el hombre más desvalido de
la tierra, el más manso y el más servicial, el pobre Esteban. Así que cuando los hombres
volvieron con la noticia de que el ahogado no era tampoco de los pueblos vecinos, ellas sintieron
un vacío de júbilo entre las lágrimas. —¡Bendito sea Dios —suspiraron—: es nuestro!
Los hombres creyeron que aquellos aspavientos no eran más que frivolidades de mujer.
Cansados de las tortuosas averiguaciones de la noche, lo único que querían era quitarse de una
vez el estorbo del intruso antes de que prendiera el sol bravo de aquel día árido y sin viento.
Improvisaron unas angarillas con restos de trinquetes y botavaras, y las amarraron con carlingas
de altura, para que resistieran el peso del cuerpo hasta los acantilados. Quisieron encadenarle a
los tobillos un ancla de buque mercante para que fondeara sin tropiezos en los mares más
profundos donde los peces son ciegos y los buzos se mueren de nostalgia, de manera que las
malas corrientes no fueran a devolverlo a la orilla, como había sucedido con otros cuerpos. Pero
mientras más se apresuraban, más cosas se les ocurrían a las mujeres para perder el tiempo.
Andaban como gallinas asustadas picoteando amuletos de mar en los arcones, unas estorbando
aquí porque querían ponerle al ahogado los escapularios del buen viento, otras estorbando allá
para abrocharse una pulsera de orientación, y al cabo de tanto quítate de ahí mujer, ponte
donde no estorbes, mira que casi me haces caer sobre el difunto, a los hombres se les subieron
al hígado las suspicacias y empezaron a rezongar que con qué objeto tanta ferretería de altar
mayor para un forastero, si por muchos estoperoles y calderetas que llevara encima se lo iban a
masticar los tiburones, pero ellas seguían tripotando sus reliquias de pacotilla, llevando y
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

trayendo, tropezando, mientras se les iba en suspiros lo que no se les iba en lágrimas, así que
los hombres terminaron por despotricar que de cuándo acá semejante alboroto por un muerto al
garete, un ahogado de nadie, un fiambre de mierda. Una de las mujeres, mortificada por tanta
insolencia, le quitó entonces al cadáver el pañuelo de la cara, y también los hombres se
quedaron sin aliento.
Era Esteban. No hubo que repetirlo para que lo reconocieran. Si les hubieran dicho Sir
Walter Raleigh, quizás, hasta ellos se habrían impresionado con su acento de gringo, con su
guacamayo en el hombro, con su arcabuz de matar caníbales, pero Esteban solamente podía ser
uno en el mundo, y allí estaba tirado como un sábalo, sin botines, con unos pantalones de
sietemesino y esas uñas rocallosas que sólo podían cortarse a cuchillo. Bastó con que le quitaran
el pañuelo de la cara para darse cuenta de que estaba avergonzado, de que no tenía la culpa de
ser tan grande, ni tan pesado ni tan hermoso, y si hubiera sabido que aquello iba a suceder
habría buscado un lugar más discreto para ahogarse, en serio, me hubiera amarrado yo mismo
un áncora de galón en el cuello y hubiera trastabillado como quien no quiere la cosa en los
acantilados, para no andar ahora estorbando con este muerto de miércoles, como ustedes dicen,
para no molestar a nadie con esta porquería de fiambre que no tiene nada que ver conmigo.
Había tanta verdad en su modo de estar, que, hasta los hombres más suspicaces, los que
sentían amargas las minuciosas noches del mar temiendo que sus mujeres se cansaran de soñar
con ellos para soñar con los ahogados, hasta ésos, y otros más duros, se estremecieron en los
tuétanos con la sinceridad de Esteban.
Fue así como le hicieron los funerales más espléndidos que podían concebirse para un
ahogado expósito. Algunas mujeres que habían ido a buscar flores en los pueblos vecinos
regresaron con otras que no creían lo que les contaban, y éstas se fueron por más flores cuando
vieron al muerto, y llevaron más y más, hasta que hubo tantas flores y tanta gente que apenas si
se podía caminar.
A última hora les dolió devolverlo huérfano a las aguas, y le eligieron un padre y una
madre entre los mejores, y otros se le hicieron hermanos, tíos y primos, así que a través de él
todos los habitantes del pueblo terminaron por ser parientes entre sí. Algunos marineros que
oyeron el llanto a distancia perdieron la certeza del rumbo, y se supo de uno que se hizo amarrar
al palo mayor, recordando antiguas fábulas de sirenas. Mientras se disputaban el privilegio de
llevarlo en hombros por la pendiente escarpada de los acantilados, hombres y mujeres tuvieron
conciencia por primera vez de la desolación de sus calles, la aridez de sus patios, la estrechez de
sus sueños, frente al esplendor y la hermosura de su ahogado. Lo soltaron sin ancla, para que
volviera si quería, y cuando lo quisiera, y todos retuvieron el aliento durante la fracción de siglos
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

que demoró la caída del cuerpo hasta el abismo. No tuvieron necesidad de mirarse los unos a los
otros para darse cuenta de que ya no estaban completos, ni volverían a estarlo jamás. Pero
también sabían que todo sería diferente desde entonces, que sus casas iban a tener las puertas
más anchas, los techos más altos, los pisos más firmes, para que el recuerdo de Esteban pudiera
andar por todas partes sin tropezar con los travesaños, y que nadie se atreviera a susurrar en el
futuro ya murió el bobo grande, qué lástima, ya murió el tonto hermoso, porque ellos iban a
pintar las fachadas de colores alegres para eternizar la memoria de Esteban, y se iban a romper
el espinazo excavando manantiales en las piedras y sembrando flores en los acantilados, para
que los amaneceres de los años venturos los pasajeros de los grandes barcos despertaran
sofocados por un olor de jardines en altamar, y el capitán tuviera que bajar de su alcázar con su
uniforme de gala, con su astrolabio, su estrella polar y su ristra de medallas de guerra, y
señalando el promontorio de rosas en el horizonte del Caribe dijera en catorce idiomas: miren
allá, donde el viento es ahora tan manso que se queda a dormir debajo de las camas, allá, donde
el sol brilla tanto que no saben hacia dónde girar los girasoles, sí, allá, es el pueblo de Esteban.

FIN

_EL CUENTO POLICIAL


UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

 Copiar en sus carpetas, los siguientes conceptos:


UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

“La Historia del Crimen y la Historia de la


Investigación”

“Los Personajes”
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

“La Víctima”

“Los Sospechosos y el Culpable”


UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

“El Enigma en el Relato Policial”


UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

“Algunas pautas generales para la


construcción de relatos policiales con
enigma”:
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

_EL CUENTO POLICIAL

1) Retomamos conceptos de la clase anterior


 El Enigma en el “Cuento Policial”
 “La historia del Crimen y la historia de la Investigación”
 “Los Personajes”
 “La Víctima”
 “Los Sospechosos y el Culpable”
 “El Enigma en el Relato Policial”
 “Algunas pautas generales para la construcción de relatos policiales con
enigma”

2) Ahora te propongo realizar la lectura e interpretación del relato de Rodolfo


Walsh.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

Rodolfo Walsh: “Tres portugueses


bajo un paraguas (sin contar el
muerto).

Antes de empezar a leer es importante empezar poniendo el foco en el título y


para eso se sugieren algunas preguntas: ¿Qué sorprende del título?
¿portugueses? ¿ Tantos bajo un paraguas? ¿Sin c ontar al muerto? ¿De
qué muerto se trata? ¿Por qué un muerto debajo de un paraguas?

1
El primero portugués era alto y flaco. El segundo portugués era bajo y
gordo. El tercer portugués era mediano. El cuarto portugués estaba
muerto.
2
- ¿Quién fue? - preguntó el comisario Jiménez.
- Yo no - dijo el primer portugués.
- Yo tampoco - dijo el segundo portugués.
- Yo menos - dijo el tercer portugués.

3
Daniel Hernández puso los cuatro sombreros sobre el escritorio. El
sombrero del primer portugués estaba mojado adelante.
El sombrero del segundo portugués estaba seco en el medio.
El sombrero del tercer portugués estaba mojado adelante.
El sombrero del cuarto portugués estaba todo mojado.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

4
- ¿Qué hacían en esa esquina? - preguntó el comisario Jiménez.

- Esperábamos un taxi - dijo el primer portugués.


- Llovía muchísimo - dijo el segundo portugués. - ¡Cómo llovía!
- dijo el tercer portugués. El cuarto portugués dormía la muerte dentro
de su grueso sobretodo.
5
- ¿Quién vio lo que pasó? - preguntó Daniel Hernández.
- Yo miraba hacia el norte - dijo el primer portugués.
- Yo miraba hacia el este - dijo el segundo portugués.
- Yo miraba hacia el sur - dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués estaba muerto. Murió mirando hacia el oeste.
- Entonces, ¿qué hicieron? - preguntó el comisario Jiménez.
- Uno maldijo la suerte - dijo el primer portugués.
- Uno cerró el paraguas - dijo el segundo portugués.
- Uno nos trajo corriendo - dijo el tercer portugués.

6
- ¿Quién tenía el paraguas? - preguntó el comisario Jiménez.
- Yo tampoco - dijo el primer portugués.
- Yo soy bajo y gordo - dijo el segundo portugués.
- El paraguas era chico - dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués no dijo nada. Tenía una bala en la nuca.
7
- ¿Quién oyó el tiro? - preguntó Daniel Hernández.
- Yo soy corto de vista - dijo el primer portugués.
- La noche era oscura - dijo el segundo portugués.
- Tronaba y tronaba - dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués estaba borracho de muerte.
8
- ¿Cuándo vieron al muerto? - preguntó el comisario Jiménez.
- Cuando acabó de llover - dijo el primer portugués.
- Cuando acabó de tronar - dijo el segundo portugués.
- Cuando acabó de morir - dijo el tercer portugués.
Cuando acabó de morir.
9
- ¿Qué hicieron entonces? - preguntó Daniel Hernández.
- Yo me saqué el sombrero - dijo el primer portugués.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

- Yo me descubrí - dijo el segundo portugués.


- Mis homenajes al muerto - dijo el tercer portugués.
Los cuatro sombreros sobre la mesa.
10
- Entonces,¿qué hicieron? - preguntó el comisario Jiménez. - Uno maldijo
la suerte - dijo el primer portugués. - Uno cerró el paraguas - dijo el
segundo portugués. - Uno nos trajo corriendo - dijo el tercer portugués.
El muerto estaba muerto.
11
- Usted lo mató - dijo Daniel Hernández.
- ¿Yo, señor? - preguntó el primer portugués.
- No, señor - dijo Daniel Hernández.
- ¿Yo, señor? - preguntó el segundo portugués.
- Sí, señor - dijo Daniel Hernández.
12
- Uno mató, uno murió, los otros dos no vieron nada - dijo Daniel
Hernández.
- Uno miraba al norte, otro al este, otro al sur, el muerto al oeste.
Habían convenido en vigilar cada uno una bocacalle distinta, para tener
más posibilidades de descubrir un taxímetro en una noche tormentosa.
"El paraguas era chico y ustedes eran cuatro. Mientras esperaban, la
lluvia les mojó la parte delantera del sombrero.
"El que miraba al norte y el que miraba al sur no tenían que darse vuelta
para matar al que miraba al oeste. Les bastaba mover el brazo izquierdo
o derecho a un costado. El que miraba al este, en cambio, tenía que darse
vuelta del todo, porque estaba de espaldas a la víctima.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

--- TALLER DE ESCRITURA ---

ESCRIBIR COMO DETECTIVE SOBRE LO NO DICHO EN EL CUENTO.-

En este cuento, te habrás dado cuenta que no hay descripciones de lugares (la
esquina y la comisaría), hay poca información sobre los policías y sobre la vida de los
portugueses. Entonces vas a escribir un relato teniendo como guía lo siguiente:

¿Cómo era esa esquina donde ocurrió el crimen? ¿En qué ciudad o barrio estaba?

¿Qué hacían allí los portugueses? ¿A qué se dedicaban? ¿Cómo se llamaban? ¿Cuál era su
relación, de amistad, negocios, parientes, etc?

Imagina también cual pudo haber sido la motivación del crimen. Y escribe un relato con
estas descripciones
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

_EL PRINCIPITO
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

El principito es una narración corta del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry,


que trata de la historia de un pequeño príncipe, que parte de su asteroide a una travesía por el
universo, en la cual descubre la extraña forma en que los adultos ven la vida y comprende el
valor del amor y la amistad.

El principito es considerado como uno de los mejores libros de todos los tiempos y
un clásico contemporáneo de la literatura universal.

Debido a su estilo sencillo y directo se lo ha considerado un libro para niños; no obstante,


su profundo carácter reflexivo sobre la vida, la sociedad y el amor, lo convierten en una
narración de interés para todos.

Fue publicado en abril de 1943, en Estados Unidos, puesto que, debido a la segunda
guerra mundial, la obra no pudo ser imprimida en Francia.

El libro ha sido traducido a decenas de lenguas y adaptado a diversos formatos, como el


teatro, el cine, la serie animada, el ballet y la ópera.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

“Lo esencial es invisible a los ojos.”

Esta frase se la dice el zorro al principito. Significa que el verdadero valor de las cosas se
escapa a los ojos, pero no al corazón. Es una reflexión sobre aquellas cosas que, a veces, no
somos capaces de ver, pues las observamos con una mirada superficial. No siempre lo más
importante es lo evidente. Esta es una constante en el libro, que nos llama a ver más allá de las
apariencias.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

“Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la


hizo tan importante.”

La frase se la dice el zorro al principito. Significa que las relaciones y los afectos se
cultivan con el tiempo, y que es todo ese tiempo que les dedicamos lo que las hace valiosas para
nosotros. Reflexiona sobre la importancia de dedicar tiempo a las cosas que queremos, y sobre la
responsabilidad de ser constantes en nuestras relaciones, sean de amistad o de amor.

“Si tú vienes, por ejemplo, a las cuatro de la


tarde, desde las tres comenzaré a ser feliz.”

Esta frase se la dice el zorro al principito. Expresa la felicidad que nos produce la amistad
y la forma en que este cariño se muestra en la necesidad imperiosa que sentimos de ver a
alguien querido. Habla también de la importancia de cumplir con las expectativas de las personas
que queremos y de la responsabilidad que asumimos ante ellas.

“Eres responsable para siempre de lo que


has domesticado.”
La frase se la dice el zorro al principito. Significa que cuando se ha cultivado una relación,
de amistad o de amor con otra persona, esto nos convierte en corresponsables del progreso de
esa relación. Nos recuerda que cuando ―hemos domesticado‖ una relación con otra persona, nos
hemos vuelto muy importantes el uno para el otro, y no podemos abandonarnos.

“Solo hay que pedir a cada uno lo que


cada uno puede dar.”
Esta frase se la dice el rey al principito. El rey era incapaz de ordenar algo que no pudiera
ser cumplido. Decía que para ser obedecido solo se debía mandar aquello que los demás
estuvieran dispuestos a hacer. Es una frase que habla sobre la importancia de la bondad en el
poder.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

El Principito

El principito es el personaje principal del relato. Vive en un asteroide, que abandonó para
viajar por el universo en busca de un amigo.

Cuando llega a la Tierra conoce al piloto, al cual le cuenta sus impresiones sobre el mundo
de los adultos, siempre tan ocupados en sus asuntos, y su incapacidad para darle valor a las
cosas que realmente son importantes de la vida.

El principito representa el niño que todos llevamos dentro y los sentimientos de amor,
esperanza e inocencia que alimentan nuestra vida. Su forma de ver el mundo motiva al piloto a
escribir el relato para reencontrarse con el niño que alguna vez fue.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

El piloto

El piloto es el narrador de la historia del principito. Conoce al principito cuando se avería


su avión en medio del desierto del Sahara.

Cuando era un niño quería ser dibujante, pero los adultos lo disuadieron de su propósito.
Encuentra en el principito a un amigo, que entiende sus dibujos y le enseña, con sus historias y
sus actos, el verdadero valor de las cosas. En el piloto se retrata la importancia de seguir
nuestros sueños.

La flor

La flor es el objeto de amor del principito. Pero su relación con ella es difícil. Pese a que la
cuida y la protege con fervor, la flor es orgullosa, melodramática y caprichosa. Su
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

comportamiento confunde al principito a tal punto que decide emprender un viaje a través del
universo para separarse de ella.

Es su recuerdo lo que hace al principito volver a su planeta. Simboliza el amor, que debe
ser cultivado y atendido todos los días.

El zorro

El zorro es el primer amigo que encuentra el principito en su viaje. Le explica al principito


que la amistad es un proceso de domesticación, en que dos personas entablan una relación
única, donde ambas se necesitan mutuamente.

Es él quien enseña al principito el valor de la amistad y quien lo lleva a reflexionar sobre la


relación que había cultivado con su flor, puesto que él la quería.

El cordero y la caja

El principito le pide al piloto que le dibuje un cordero, pero no queda satisfecho con el
resultado. El piloto dibuja una caja y le dice al principito que allí dentro está su cordero. Entonces
el principito admite que era eso lo que quería. Este dibujo representa el poder de la imaginación.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

El elefante dentro de la boa

El narrador cuenta que, cuando era un niño, dibujó un elefante dentro de una boa, pero
los adultos no comprendieron el dibujo, apenas veían un sombrero, así que le aconsejaron que
dejara los dibujos y se dedicara a cosas importantes. Debido a esto, el narrador olvida su carrera
de dibujante y se dedica a la de piloto.

Años más tarde, cuando conoce al principito, le muestra el dibujo y este lo entiende al
instante. Este dibujo simboliza lo engañosas que pueden resultar las apariencias y cómo la
incomprensión de los otros puede motivarnos a tomar decisiones erradas.

El astrónomo

Un astrónomo turco fue el descubridor del asteroide B 612, hogar del principito. Sin
embargo, cuando presentó su descubrimiento en un gran congreso de astrónomos, nadie dio
crédito a su hallazgo debido a su vestimenta.

Años más tarde, volvió a hacer la presentación elegantemente vestido a la europea y, esta
vez, todos aceptaron su descubrimiento.

En este sentido, nos hace reflexionar sobre la exagerada importancia que, en ocasiones,
concedemos a la apariencia de las personas, llevándonos a juzgarlas negativamente, sin
escucharlas y sin verdaderamente conocerlas.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

Los baobabs

Todos los días, el principito limpia de hierbas el suelo de su planeta, previniendo que una
de ellas pueda ser un baobab.

Los baobabs preocupan al principito porque son árboles que pueden llegar a crecer
demasiado, al punto de destruir su pequeño planeta.

La disciplina del principito muestra la importancia del pensamiento preventivo y de atajar


los problemas a tiempo, antes de que sean demasiado grandes.

La serpiente

La serpiente es el primer personaje con que conversa el principito en la Tierra. Es un


personaje sabio, que habla de un modo enigmático. En este sentido, tiene claras resonancias
bíblicas. Será quien envíe al principito de regreso a casa, gracias a su mordida venenosa.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

El rey

El rey es un personaje que dice reinar sobre todo el universo. Pese a su afán de mandar,
es un hombre de buen corazón: solo da órdenes que los demás puedan cumplir.

Como el rey no logra que el principito se quede en su planeta para servirle como súbdito,
lo nombra embajador suyo cuando el principito se va. Representa la absurda necesidad de poder
de los hombres.

El borracho

El borracho es un personaje que bebe para olvidar la vergüenza de beber. Al principito lo


entristece y asombra su actitud. Representa a aquellas personas que, para huir de la realidad, se
refugian en un vicio.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

El hombre de negocios

El hombre de negocios es un personaje demasiado ocupado en sus cuentas como para


atender al principito. Piensa que es rico y que posee todas las estrellas del universo. Es un
símbolo de los adultos que pasan la vida esclavizados por la idea de una posesión ridícula y no
son capaces de reconocer el valor de la vida que están desperdiciando.

El farolero

El farolero es uno de los personajes que más agradan al principito, pues al menos realiza
una tarea útil. Su objetivo es encender un farol de noche que luego debe apagar durante el día.
Pero su planeta gira tan rápido que su trabajo comienza a resultarle extenuante. Representa a
las personas que se entregan irreflexivamente a sus tares, a veces sin reflexionar sobre el
sentido de sus acciones.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

El geógrafo

El geógrafo es un hombre con muchos conocimientos sobre la geografía. Cuando el


principito lo interroga sobre la geografía sobre su propio planeta, descubre que,
paradójicamente, no sabe nada de este.

El geógrafo representa la incapacidad para advertir el valor de lo que está a nuestro


alcance, de nuestra realidad. Es él quien revela al principito la condición efímera de las flores, lo
cual lo entristece mucho.

El vanidoso

El vanidoso es un personaje excéntrico, que vive solo en su planeta, pero que tiene una
enorme necesidad de ser admirado y elogiado por los otros. Es una representación de aquellos
que solo se preocupan de lo que los demás opinan de ellos.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

Antoine de Saint-Exupéry, autor de El principito, nació en Lyon, Francia, en 1900, y


murió en la isla de Riou, Francia también, en 1944. Fue aviador y escritor. Parte de su
experiencia como piloto le sirvió de inspiración para escribir El principito. La mayor parte de su
producción literaria fue escrita durante su exilio en Estados Unidos, país al que fue destinado con
la misión de convencer al gobierno norteamericano de declarar la guerra a Alemania durante la
segunda guerra mundial.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

U.E.G.P N°24 “San José”


2do Año – Div. “B” – Ciclo Básico

Trabajo Práctico Integrador

Criterios de Evaluación:
 Comprensión lectora.
 Respuesta adecuada a cada consigna.
 Fundamentación en las respuestas.
 Creatividad y originalidad en las producciones textuales. Los trabajos iguales se
desaprobarán.
 Responsabilidad en el desarrollo de sus actividades y respeto con sus pares y docentes.
 Usar un vocabulario específico en la resolución de las consignas.
 Escribir las respuestas en forma clara y correcta aplicando las reglas ortográficas. Se
descontará hasta dos puntos por faltas ortográficas.
 Trabajar en parejas.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

 Foliar (enumerar) las hojas de carpeta.


 Defensa oral.

1) Realicen la lectura de la obra.


2) Investiguen los datos biográficos del autor.
3) Elegir un fragmento de un capítulo de la obra “El Principito” que más les haya
llamado la atención y reflexionen sobre el mismo. (Especificar capítulo y número de
página)

4) Describir a través de imágenes y con una breve explicación a quiénes se encontró


el Principito en el planeta Tierra y qué representa cada uno de ellos. (Ejemplo:
Encontró la víbora, que representaba la traición)

5) Realizar una comparación entre los siete planetas que recorrió el protagonista.
6) Exponer la obra leída, a modo de CLASE ESPECIAL en PAREJAS (2 integrantes)
mediante el uso de Maquetas.
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

CLASES ESPECIALES HECHAS POR ESTUDIANTES AÑOS ANTERIORES:


UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO
UEGP N° 24 San José – NIVEL SECUNDARIO

También podría gustarte