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NEOCLASICISMO.

El neoclasicismo será una corriente artística e


ideológica que pondrá de manifiesto la seducción del
hombre por el pasado, su deseo de regresar a lo que ya
no existe y volverlo a revivir; un eterno retorno. El s. XIX
fue un siglo de grandes transformaciones filosóficas,
políticas, sociales y económicas.

Con el impulso de la Ilustración, las tendencias


artísticas también cambiaron con rapidez. Durante la
Revolución Francesa (1789-1799), que seguía modelos
republicanos, y durante el período napoleónico (h. 1815),
que evocaba
los modelos de la época imperial romana, se produjo
un retorno a los ideales de belleza de la Antigüedad
grecorromana.

Es por eso que a este nuevo estilo, que rompía


claramente con el Barroco, se le denominó
“Neoclasicismo”. Con este retorno al pasado, se
pretendía no sólo recuperar un cierto paradigma de
belleza, sino que también aspiraban a imitar los ideales
morales y políticos que fundamentaron aquella época.

Desde un punto de vista formal vemos un predominio


del color sobre el dibujo, el pasado es historia y el
presente vida.

Francisco de Goya.

El estudio del barroco italiano constituye su primer


aprendizaje con su maestro en Zaragoza, José Luxán,
discípulo de Lucas Jordán, y su viaje a Italia. Casa con la
hermana de Francisco Bayeu, importante pintor en la
corte madrileña, lo que le permitirá instalarse en la
Corte, donde trabajará en los cartones para tapices bajo
la dirección de Mengs. En 1785 se convierte en pintor
del rey Carlos III, y en 1799 pintor de cámara de Carlos
IV. Goya se convierte pronto en el retratista de moda,
toda la aristocracia posa para él.

LA EVOLUCIÓN ESTILÍSTICA DE GOYA: de la paleta


colorista (visión optimista de la vida) de sus cartones
para tapices, a las manchas que disuelven las formas, el
predominio de los ocres y del negro (una visión
pesimista de la vida).

Su aprendizaje es lento, constantemente insatisfecho, a


la búsqueda de nuevas fórmulas expresivas. Es un
pintor lleno de contrastes: amable y horrible al mismo
tiempo; realista y febrilmente imaginativo.

Podemos distinguir dos etapas en su vida


artística:

En la primera: el triunfo personal y profesional


determinan una visión optimista de la vida;
predominan los colores puros, rojos y grises; la factura
acabada, el dibujo preciso y continuo y los temas
amables.

En la segunda:

La enfermedad y la sordera (1790) operan un cambio


profundo en su vida personal, el sufrimiento y una
visión patética de la vida se instalan en su obra.
Creciente presencia del color negro, la factura a base de
manchas, el dibujo roto, los temas dramáticos o de una
fantasía sombría.

Temas costumbristas.

En estas obras Goya nos


muestra su perfecta
asimilación del estilo
tardobarroco de Tiépolo y
el academicismo de
inspiración clasicista de
Mengs. Sobresalen los
cartones para la Real
Fábrica de tapices, reflejo
de la vida madrileña: ferias, romerías, juegos…etc.

Destaca en sus composiciones la gracia y el encanto


rococó y la influencia de Velázquez en el tratamiento de
la luz y del paisaje. Son obras de su primera etapa
donde nos ofrece una visión optimista de la vida.
Predominan los colores puros, sin mezcla, como rojos y
grises. El dibujo de trazos precisos y continuos, por los
condicionantes de la fábrica de tapices, y los temas
amables que satisfacen el gusto aristocrático por lo
popular.

Patrióticos-pintura histórica.

Son la vertiente más importante de su obra. Son


auténticas epopeyas de movimiento y dolor, de
hallazgos expresivos y misteriosos efectos de luces y
sombras, adquiriendo, por su contenido, una profunda
dimensión moral y simbólica. Son obras que reflejan su
juicio personal ante los acontecimientos que la guerra
provoca.
Pinturas negras.

Estas pinturas murales fueron realizadas entre 1819 y


1823 para sí mismo en su quinta del sordo. Describen
un mundo desolado y terrible, alucinante.

Desde la enfermedad y la vejez Goya se rodea de seres


monstruosos, dejando en libertad los fantasmas de su
mundo interior y su fantasía plasma representaciones
patéticas, penetrando en un mundo visionario y
alucinante. Son obras de difícil significado que
permiten múltiples interpretaciones. Predomina el
color negro, el no color, matizado sólo por ocres
terrosos.

Con estas pinturas inventa un nuevo lenguaje plástico


que rompe con la tradición. Es romántico al mostrar
pasión, desorden febril, culto a lo tremebundo y
fúnebre. Precede al expresionismo por su tratamiento
del dibujo y las masas, distorsionando las formas para
una comunicación más intensa. Abre las puertas al
surrealismo por su plasmación del mundo onírico.
El impresionismo.

El Impresionismo es un movimiento pictórico que


surge en Francia a finales del S. XIX en contra de las
fórmulas artísticas impuestas por la Academia
Francesa de Bellas Artes, que fijaba los modelos a
seguir y patrocinaba las exposiciones oficiales en el
Salón parisino. El objetivo de los impresionistas era
conseguir una representación del mundo espontánea y
directa.

Es parte del análisis de la realidad. Hasta ahora la


pintura reproducía un escenario en el que ocurría un
acontecimiento que conformaba el mensaje para el
espectador. Ahora, se quiere que la obra reproduzca la
percepción visual del autor en un momento
determinado, la luz y el color real que emana de la
naturaleza en el instante en el que el artista lo
contempla.

Se centrarán en los efectos que produce la luz natural


sobre los objetos y no en la representación exacta de
sus formas ya que la luz tiende a difuminar los
contornos. Ven colores que conforman cosas, y esto es
lo que plasman, formas compuestas por colores que
varían en función de las condiciones atmosféricas y
de la intensidad de la luz. Todo esto hace que elaboren
una serie de un mismo objeto en diferentes
circunstancias atmosféricas y temporales, no les
importa el objeto, sino las variaciones cromáticas que
sufre éste a lo largo del día.

Los impresionistas eliminaron los detalles minuciosos y


tan sólo sugirieron las formas, empleando para ello los
colores primarios (azul, rojo y amarillo) y los
complementarios (naranja, verde y violeta).
Consiguieron ofrecer una ilusión de la realidad
aplicando directamente sobre el lienzo pinceladas de
color cortas y yuxtapuestas.

Claude Monet.

Es uno de los pintores


que más contribuye al
movimiento
impresionista. Nunca
derivó hacia otras
corrientes artísticas,
sino que se mantuvo
fiel al Impresionismo
hasta su muerte. Su
máxima preocupación
es plasmar la vibración
cromático-lumínica en
sus lienzos. La luz
engendra el color y la
forma.
Sus temas preferidos son las marinas, las escenas
fluviales y los paisajes.

Auguste Renoir.

Ofrece una interpretación más


sensual del Impresionismo. Se
pone en relación con los
pintores del S. XVIII que
mostraban la sociedad galante
del Rococó.

En sus creaciones muestra la


alegría de vivir, incluso cuando
los protagonistas son
trabajadores. Siempre son
personajes que se divierten, en
una naturaleza agradable. Trató temas de flores,
escenas dulces de niños y mujeres y sobre todo el
desnudo femenino, que recuerda a Rubens por las
formas gruesas. Renoir posee una vibrante y luminosa
paleta que hace de él un impresionista muy especial.
Edgar Degas.

Es un impresionista más de la
forma que del color. Es un
hábil dibujante, le preocupó
captar el movimiento con
fidelidad, de ahí que
desarrollara temas como las
bailarinas y las carreras de
caballos.

Es un gran observador de la
mujer, capta las posturas más
insólitas, las poses naturales e
instantáneas. Algunas de sus obras son: Clase de danza,
La bebedora de ajenjo, Bailarina en la escena,
Planchadores, Carreras. Cultivó el dibujo en detrimento
del color, por lo que no armonizó bien con el
Impresionismo, y tampoco con las tendencias
conservadoras por sus temas contemporáneos.

Vanguardias.

Referentes históricos: de la Primera Guerra Mundial


(1914-18) a la “Guerra Fría” y el Mundo Bipolar. Sucede
un cambio y comienza la experimentación.
Los acontecimientos históricos de la 1a 1⁄2 del s. XX
provocaron la negación y destrucción de las formas
artísticas tradicionales y todo tipo de convenciones
estéticas.

El fauvismo fue el primer


movimiento de vanguardia. Sus
antecedentes fueron el
impresionismo, el
postimpresionismo…

Existe en estas obras una gran


autonomía del color sobre la
forma. Además, se impone la
visión subjetiva del artista sobre la
realidad objetiva.

Se define por ser una crítica y denuncia social o política,


y por ser una provocación del sistema.

André Derain.

Pintor francés representante de varios movimientos


artísticos de vanguardia a comienzos del siglo XX.
Nació en Chatou, cerca de París, y abandonó los
estudios de ingeniería para dedicarse a la carrera
artística.
En 1905, junto con Maurice de Vlaminck y Henri
Matisse, formó parte de los fauvistas (del francés, fieras
salvajes), llamados así por los colores atrevidos e irreales
que utilizaban y que resultaban bastante chocantes
para los críticos de aquella época. La mayor parte de las
obras de ese periodo son paisajes campestres y
urbanos.

Maurice de Vlaminck.

Pintor fauvista francés, que nació en París. Antes de


convertirse en artista, fue ciclista de competición y
trabajaba como violinista. En
buena medida fue un autodidacta
que atacó los principios de la
pintura académica hasta el punto
de declarar que se sentía
orgulloso de no haber pisado el
Louvre.

Sin embargo, antes de que el


fauvismo se agotara, en 1908 su
obra —básicamente paisajes— se vuelve más suave en
color y composición.

Raoul Dufy.

Tras estudiar en la Escuela de Bellas Artes de su ciudad,


desarrolla un estilo de colores brillantes, influido por
Van Gogh y los impresionistas. Su descubrimiento de
Matisse en 1905 le hace derivar hacia el fauvismo, al que
permanece fiel toda su vida.

La experiencia Fauve representó para numerosos


artistas un periodo de liberación . El escape de las
convenciones del realismo y de los limites de la paleta
convencional. Esto produjo una toma de
conciencia, sobre lo cual se construirían las futuras
carreras: la que
el artista debía dedicarse a su propia visión personal y a
la creación de un mundo que fuera controlado por él
mismo.

El romanticismo.

La Revolución francesa, las guerras napoleónicas


que azotan Europa y la crisis interna de los sistemas
de Antiguo Régimen provocan la pérdida de la fe en
la Razón. Como reacción, aparece una nueva
sensibilidad que se caracteriza por conceder un valor
primordial al sentimiento, la exaltación de las
pasiones, la intuición, la libertad imaginativa y al
individuo. El romanticismo es, ante todo, una
manera de sentir.
LA PINTURA ROMÁNTICA

El Romanticismo se opone al carácter encorsetado de


la pintura académica, rompiendo con las reglas de
composición. Su temática busca la evasión, los lugares
lejanos y las épocas pasadas. Algunas causas como la
guerra de la independencia griega gozan de un gran
predicamento entre los románticos.

Los términos “clásico” y “romántico” son utilizados


como términos críticos al arte de cada época. A
mediados del siglo XVIII, aparece una división entre lo
clásico y lo romántico a
partir de la obras de Burke y
Winckelmann. Los clasicistas
creían que el arte debía
buscar la noble simplicidad
y la sosegada grandeza. Los
románticos, por el contrario,
creían que el arte debe
sustentar emociones.

El término romántico tiene


diferentes interpretaciones:
peyorativas o laudatorias. El término se acuñó a finales
del siglo XVIII para definir una nueva actitud artística
que quería poner de relieve lo local y lo individual
frente al universalismo, y lo emotivo frente a lo racional.
Se propugna la experiencia y romper con el arte
mimético y las copias.
Aunque los historiadores suelen separar los estilos, lo
cierto es que el Romanticismo y el Clasicismo se
combinan.

- La pintura romántica rechaza las convenciones


neoclásicas, las reglas, supone un momento de
renovación técnica y estética de importantes
consecuencias para el futuro:
- Utiliza diferentes técnicas; el óleo, acuarelas,
grabados y litografías.
- La textura comienza a ser valorada en sí misma y
aparecen las superficies rugosas junto con las
formas más sutiles. La pincelada es libre, viva y
llena de expresividad.
- Desaparece la línea frente al color. Se recupera la
potencia sugestiva del color, liberándose las
formas y los límites excesivamente definidos.

La luz es importantísima y se cuidan sus gradaciones


dando un carácter efectista y teatral.
Las composiciones tienden a ser dinámicas, marcadas
por las líneas curvas y los gestos dramáticos. Algunos
autores como Friedrich prefieren esquemas
geométricos más reposados.

Los temas son variados. Se cultiva el paisaje como


recurso para transmitir los estados de ánimo,
dominado por lo infinito de la naturaleza ante la que el
hombre aparece relegado y oprimido. Otros temas son
las revoluciones políticas, los desastres, religiosos,
retratos, lo exótico y fantástico.
En todo caso, predomina una visión subjetiva de la
naturaleza.

Surge el exotismo de la memoria de un misterioso y


glorioso pasado que incluye desde la antigua Grecia
hasta la edad Media, en especial la época gótica. El
gótico es el estilo por excelencia. En la pintura se
recogen arquitecturas góticas, leyendas, momentos
históricos, etc.

Los grandes maestros del romanticismo son Eugéne


Delacroix, William Turner y Friederich.

Delacroix.

Se consagra como el máximo


exponente del romanticismo
con su obra La Matanza de
Quíos, donde reflejaba la
carnicería realizada por las
tropas turcas contra los
griegos. Pero la obra más
notable es el cuadro que
conmemora la Revolución de 1830 y que lleva por título
La Libertad guiando al pueblo.

El romanticismo inglés.

John Constable y William Turner. En los últimos años


del siglo XVIII, Inglaterra aporta su contribución a la
pintura del paisaje romántico a través de las figuras de
John Constable y de William Turner.

John. Los paisajes de Constable transpiran


autenticidad y verdad. Están llenos de manchas de
colores y se preocupa sobre todo por captar los efectos
de la luz y las cambiantes condiciones atmosféricas a
través de una técnica rápida y precisa.

Turner. Su obra expresa la preocupación por el color y


la luz, que utiliza de manera revolucionaria al
representar los medios por los que el color parece
propagarse a través de la atmósfera: niebla, vapor y
humo. Con su obra Lluvia, vapor y velocidad, se
convierte en abanderado de la pintura moderna.
El romanticismo alemán.

Friederich. La representación de la naturaleza alcanza


la expresión más elevada donde el hombre cumple el
insignificante papel de espectador frente a la magnitud
del paisaje.

El cubismo.

Picasso y Braque, iniciadores del cubismo, incluyeron


en su experiencia visual un nuevo código, ajeno a
nuestra cultura. Se trataba del arte tribal procedente
del África negra y de Oceanía; a través de él, los artistas
occidentales se replantearán
la representación de la figura
humana, del espacio y, en
definitiva, de todo cuanto
mereciera la atención de ser
representado.

El cubismo es una titánica


reflexión intelectual y visual
sobre la forma; mediante un
ejercicio intelectual el artista
reduce las formas de la
naturaleza a pura geometría,
presentando simultáneamente al espectador el objeto
bajo diversos puntos de vista. Pese al aspecto de
algunos cuadros cubistas la forma siempre fue
respetada, no cruzando nunca el umbral de lo
abstracto. La simplificación de las formas iniciada por
Cèzanne fue llevada hasta sus extremos.

Los cubistas más destacados fueron Pablo Picasso,


Georges Braque y Juan Gris.

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