Está en la página 1de 18

See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.

net/publication/322137719

Guía Clínica Acoso Escolar (Bullying)

Chapter · November 2017

CITATIONS READS

0 766

3 authors, including:

Francisco R. de la Peña
Instituto Nacional de Psiquiatría
154 PUBLICATIONS 1,261 CITATIONS

SEE PROFILE

All content following this page was uploaded by Francisco R. de la Peña on 31 August 2020.

The user has requested enhancement of the downloaded file.


Compendio,
de guías clínicas
en psiquiatría
fl"-i fi fl'',§ #S5'"d -e ffi il} [-. f,fi$(:. fr: NTffi:ffi

FRANCrsco RAFAEL DE LA prñn oLVERA


Coordinador

\
Dr. Enrique Chiv ez-León
PRESIDENTE

Dr, Aldo Antonio Suárez Mendoza


PRESIDENTE ELECTO

Dra. Claudia Becerra Palars ..


SECRETARIA

Dra. Maúa Martha Palencia Núñez


TESORERA

Dra. Jacqueline Cortés Morelos


VICEPRESIDENTE CENTRO

Dr. José Sergio Viera Niño


VICEPRESIDENTE OCCIDENTE

Dr. Gerardo Francisco Villanueva Bueno


VICEPRESIDENTE NORESTE

Dr. Bernardo Ng Solís


VICEPRESIDENTE NOROESTE

Dra. Sherezada Pool García


VICEPRESIDENTE SUR

Dr. Rafael Medina Dávalos


SECRETARIO DE PUBLICACIONES

@ o.n. 9,ot7 , Francisco Rafael de ia Peña Olvera


@ ¡.n. zot7, APM Ediciones y Convenciones en Psiquiatría
Todos los derechos ¡eservados @
Primera edición, México, 2otT

Publicado por APM Ediciones y Convenciones en Psiquiatría


Periflérico Sur 4,194, Int. 1Og
Col. Jardines del Pedregal
Ciudad dé México o19oo

¡¡BN: 978-607-85 r2-2 1-8

Nlnguna parte de esta publicación puede reproducirse, almacenarse en un sistema


dc recuperación o transmitirse, en ninguna forma ni por ningún medio, sin la
tutorización previa y por escrito del editbr.

Imprero y hecho en México I


Pri¡hd ¿nd mad¿ in Meúco

a
GUíA cLíNIcA

Acoso EscoLA a (au uvrro)


Valeria Melina Angulo Franco'
José Juan Escoto López
Francisco R. de la Peña Olvera

l. Introducción
El acoso escolar (ar), conocido también como bulljting (su término en in-
glés), es un fenómeno complejo, generalizado, con efectos graves concu-
rrentes y a largo plazo sobre la salud de niños y adolescentes. Los factores
que intervienen incluyen desde múltiples características o antecedentes
individuales, interacciones familiares, de pares y maestros, hasta amplias
condiciones socioculturales. Durante las últimas cuatro décadas, este
tema ha adquirido interés en el área de la investigación con trabajos que
estudian su prevalencia, factores asociados, efectos, teorías causales y eva-
luación de programas de intervención y prevención.
La definición de ¡r más aceptada por investigadores y clínicos es Ia de
Dan Olweus, psicólogo noruego a quien se considera el padre de la inves-
tigación en el área del bulfuing, definiéndolo como: "Comportamientos ne-
gativos, desagradables o hirientes, intencionados y repetitivos realizados
por una o más personas, dirigidos en contra de otra que tiene dificultad
para defenderse" (Olweus, 2013). Se ha acordado que las tres caracterls-
ticas que deben estar presentes en el fenómeno'son: 1. Agresión o daño
intencionales. 2. Repetitivo y con tendencia a ser crónico. 3. Desbalance
de poder o fuerza, real o percibido, en la relación interpersonal. Estas
descripciones establecen al bulljting como una forma de violencia, por lo
que se ha empleado el término de abuso por pares para diferenciarlo como
un subtipo de abuso infantil.

' Instituto Nacional de Psiquiatría nrn¿, Ciudad de México.


EPIDEMIOLOGíA
La prevalencia de bulfuing a nivel mundial se ha estimado entre el to y r'l
5oo/o.Un estudio multicéntrico, en el que participaron 4,o países, encontrlr
este rango de prevalencia; reportando una variación importante entre l¿ts
diferentes regiones, posiblemente, debido a factores culturales y/o de nu-
dición (Craig, 2oo9). En México, la frecuencia de escolares implicados st'
ha reportado entre el ts y el 32o/o, según datos de Ia Consulta Infantil y
Juvenil del año 2or2 y de un estudio publicado por Albores-Gallo y cola-
boradores en 2ot t (Consulta Infantil Juvenil, 2012; Albores-Gallo, 2ol l).

RELACIóN CON TRASTORNOS PSIAUIÁTRICOS EN LA !NFANCIA


Algunos estudios transversales y longitudinales señalan cualquiera de las
presentaciones del acoso escolar (aE) (víctima, abusador, víctima-abusa-
dor) como un problema de salud para niños y adolescentes. Se ha demos-
trado su asociación con eI desarrollo de problemas adaptativos, padeci-
mientos psiquiátricos y alteraciones en el comportamiento. Además, se
ha propuesto que estos efectos pueden permanecer hasta Ia vida adulta.
Algunos estudios han identificado las diferentes presentaciones del ar y
su relación con síntomas o diagnósticos psitluiátricos. La gran mayoría de
estas investigaciones se realiza en poblaciones escolares, reportando más
alteraciones en los involucrados en conductas de acoso que en aquellos
sin participación (Juvonen, 2oo3), así como problemas externalizados:
trastorno negativista y desafiante (rrvn) y trastorno disocial (r») en los
abusadores (Menesini, zoog); e internalizados: trastorno depresivo mayor
(ron) y trastornos de ansiedad (ra) en las víctimas (Arseneault,2ooS),
y un mayor número de alteraciones mixtas en los abusadores-víctima
(Reijntjes, 2otr).

2. Fenomenología
EI aB en Ia infancia y en Ia adolescencia se puede presentar de distintas
maneras, inclul,endo formas fisicas, verbales y sociales, llamadas también
relacionales, además del acoso electrónico o cyberbulfuz'zg (Raskauskas,
2011). El ar fisico incluye comportamientos en los que un individuo uti-
l\za el contacto físico (golpes, empujones, patadas) o amenazas significati-
vas cle violencia en contra de su compañero. EI ¡n verbal es aquel en que
intencionalmente y de manera directa se utiliza lenguaje para causar ma-
lestar psicológico a otrorcornpañero con propósito de humillar; intimidar
u otra razón despectiva (por ejemplo, apodos hirientes). El ar, relacional

340
$tias condiciones clínicas

ocurre cuando los individuos utilizan su posiciónen eI grupo o relaciones


interpersonales para causar malestar psicológico a sus compañeros (alie-
narlo de actividades, esparcir rumores). El cjtberbullyingconsiste en el uso
intencionado y repetido de tecnología de la información (redes sociales,
e-mail, mensajes de texto) para humillar, avergonza¡ degradar o afectar
negativamente a otro (Freeman, 2Ag).
Según el papel que juegan dentro de los actos de acoso, se han iden-
tificado subtipos de bullying. Frecuentemente, en la literatura se descri-
ben cuatro subtipos: el abusador o bully, la víctima, eI abusador-víctima
o víctima agresiva y los neutros o menos involucrados (Gumpel, eot4).
Abusador: se trata de aquel sujeto que ejerce cualquiera de los tipos de
abuso sobre sus pares sin tener la experiencia de ser victimizado por sus
compañeros. Se ha reportado que representan del 7 al, tío/o de la pobla-
ción escolar (Gumpel, zooS); generalmente, se caracterizan por tener un
cierto nivel de dominancia fisica o social en comparación con el resto
de sus compañeros e, incluso, un mayor entendimiento o cognición del
entorno social (Sutton, 1999). Víctima: es aquel individuo que se carac-
teriza por ser receptor de abusos sin haber practicado violencia hacia
otros. Corresponden del to al eoo/o de los menores en el ámbito escolar
(Gumpel, 2oo8); proyectan inferioridad {ísica y social, comúnmente se
observan como débiles, temerosos, poco asertivos, con baja autoestima y
retraídos en comparación con sus compañeros (Olweus, lggg). Abusador-
víctima: es el individuo que llega a desempeñar ambos papeles dentro de
la dinámica del er. Frecuentemente se refiere a víctimas que presentan
conductas de provocación agresiva, aunque el grado de involucramiento
en conductas agresoras puede variar (Salmivalli, AOrc); generalmente
conforman un grupo menor que el de las víctimas puras (Gumpel, qooS),
reportado en un 3o/o (Craig 2Oo9). Dentro de las investigaciones, estos
jóvenes se han distinguido por la presencia de agresividad reactiva e im-
pulsividad con una pobre regulación del afecto y control de la conducta
(Schwartz, 2ooo). Neutro: se utiliza para describir al individuo que no
toma un rol activo sustancial en la dinámica del bulfuing. Sin embargo, el
grupo neutro es un grupo amplio y heterogéneo que usualmente incluye
tanto a diferentes tipos de espectadores como a aquellos que verdadera-
mente desconocen las situaciones de abuso en su rnedio (Salmivalli, 1999).
3. Ir{osología (diferencias y similitudes »snn, cIn)
El acoso escolar ha sido poco reconocido dentro de las clasificaciones diag-
nósticas aun dentro de los códigos V del osrr-5 (otras condiciones que pu('-
den requerir atención clínica, problemas relacionales) (are, zorc) o Z en la
crE lo (orvrs, 1992). Los códigos Y o Z incluyen la posibilidad de afectaciórr
por separación de los padres o estrés en la relación de los padres (V0t.zlt)
así como problemas relacionados con la relación entre hermanos (V0t.a).
Aunque existen especificadores para abuso psicológico en la infanci¿r,
no existen otros especificadores para detallar el agresor en la situaciólr
de violencia como en el caso de los adultos (por ejemplo, en el adulto sc
identifica violencia de pareja contra violencia por otro individuo no pare-
ja). Considerando que los menores pasan una gran proporción del tiemp<r
en el ámbito escolaq sería importante que las clasificaciones consideraralr
los problemas que pudieran aparecer particularmente en este entorno.
Considerando al bullyirugcomo un fenómeno adverso primordialmente so-
cial, podrimos clasificarlo en los problemas relacionados con el ambiente
social (Zoo), en forma más específica, con los problemas relacionados con
exclusión y rechazo social (Zao.+); aunque se continúa con la limitante de
que no se especifique en el ámbito escolar.

4. Intervención multimodal
y racionalidad de intervención
Para el manejo de los problemas del bullying es necesario tener un abor-
daje en distintos niveles: comunitario, escolar, mecanismos psicosociales
y políticas escolarés, padres, además de interés y participación propositiva
por parte del clínico. A través de una perspectiva ecológica, se plantea
llevar a cabo intervenciones en niveles progresivos de complejidad. El
clínico involucrado debe ofrecer una psicoeducación sobre el problema
del en', posteriormente orientar a los padres o tutores de forma detallada,
involucrar a la escuela y finalmente a la comunidad.

Etapa o
Psicoeducación
El especialista en salud mental entra al sistema de er cuando los roles han
sido designados y los factores relacionados, así como la psicopatologla,
se han expresado de una manera concreta. Es en este momento cuando
el profesional debe respúnder al potencial de intervenir sobre una gran
cantidad de factores a dichos niveles, como las disposiciones individuales

342
¡ Otras condiciones cllnicas

de los escolares y de sus familias hacia eI papelde víctima o abusador, las


conductas de la familia que intervienen directa o indirectamente en el rol
del menor y las estrategias para frenar el acoso, entre otras.
Se ha estudiado y establecido poco acerca del papel del paidopsiquia-
tra en intervenciones para bulfuing, de esta manera su participación no
se encuentra estandarizada (Freeman, eole). A nuestro conocimiento, el
papel del clínico en relación aI fenómeno de violencia escolar debe incluir
al menos los siguientes aspectos:
1. Conocer los factores de riesgo para identificar a los participantes
del fenómeno de ap. Aunque la investigación de los factores contri-
buyentes se encuentra aún en una etapa inicial en nuestro entorno,
múltiples investigaciones internacionales hacen referencia a este
como un fenómeno multifactorial (Haynie, ZOol; Bowes, 2Oo9).
2. Conocer y compartir sitios de referencia para los involucrados y
sus familias. Las intervenciones psicosociales para los involucrados
incluyen desde terapias que incrementen la autoestima, el sentido
de seguridad y las habilidades sociales; hasta psicoeducación pro-
funda para padres y programas para problemas de tipo conductual
en agresores.
3. Orientar a los padres sobre las medidas en diferentes momentos del
acoso. Cuando se trata de acciones orientadas a detener el involu-
cramiento, diferentes medidas pueden ser eficaces en diferentes mo-
mentos. Una intervención rápida que involucre aI plantel educativo
para frenar el acoso cuando este.comienza suele ser efectiva. Por
otra parte, al tratarse de una situación crónica de acoso, se ha consi-
derado más pertinente estudiar la situación con diligencia y atender
las consecuencias concurrentes. No existen intervenciones univer-
salmente aceptadas para víctimas, abusadores u otros involucrados.
4,. Conocer y divulgar la legislación local en materia de an. La legis-
lación en materia de m/ bulllting un área que ha evolucionado
""
rápidamente en los últimos años y el clínico debe estar informado
acerca de las leyes de convivencia escolar aplicables a su jurisdic-
ción. La responsabilidad de las escuelas de proveer a los estudiantes
un ambiente seguro para el aprendizaje se ha expandido de una
obligación de vigilar a una obligación de proteger.
5. Explicar sobre la necesidad de tratar comorbilidades psiquiátricas,
ya sea que estas se presenten como causa o efecto de la exposición
al acoso. El psiquiatra infantil tiene la responsabilidad de recono-

.Aa
cer las experiencias del paciente como relevantes durante el tr'¡r"
tamiento psicopatológico, dando la contención empática necesari¡r
así como el abordaje adecuado según la entidad diagnóstica. En r.l
abusador se han observado síntomas de trastornos de la condu«:l¡r
disruptiva como el trastorno negativista y desafiante y el disocial;
en la víctima, síntomas de ansiedad y depresión.

INTERVENCIONES PSICOSOC¡ALES

Etapa t
lntervenciones con los padres o tutores
Debido a la influencia de los padres o cuidadores en las actitudes y com-
portamientos de los rriños, los padres juegan un papel crítico en la preven-
ción y atención del bulfuing. Pese a que los padres comprenden lo que es la
violencia escolar y los efbctos negativos que esta puede tener en sus hijos,
existe una tendencia a r:reer que sus hijos están menos implicados que lcr
reportado por los menol'es (Holt, 2oog). Los padres y cuidadores pueden
ayudar a prevenir el bullj,ing y responder de forma efectiva. La identifica-
ción temprana del comportamiento agresivo en los niños pequeños, por
parte de los padres, permite trabajar y extinguir estos comportamientos
antes de que se vuelvan habituales, mediante el fbmento de conductas
prosociales y mediante la resolución efectiva de problemas. Los padres
deben mostrar calidez y compromiso. Tener padres desapegados aumen-
ta la probabilidad de que el niño se involucre como abusador; mientras
que tener padres involucrados reduce esta probabilidad (Espelage, 2ooo).
Los problemas en el entorno familiar pueden aumentar la probabilidad de
bulfuing (Shields, 2oot). Aquellos niños que cuyos padres usan estilos de
crianza basados en lírnites establecidos y que son sensibles a las necesida-
des de los hijos han mostrado ser menos propensos a encontrarse involu-
crados en bullying(Bowes, 2oog). Con frecuencia, los niños son renuentes
a comunicar que están involucrados en el acoso escolar, por lo tanto, Ios
padres y cuidadores deben estar atentos a posibles señales de advertencia
(Kowalski, 2012). Los padres y cuidadores pueden trabajar con otras fa-
rnilias y grupos de interés en la comunidad para promover esfuerzos para
hacer frente al bulhting. Los padres y cuidadores también pueden apoyar a
sus hijos en la toma de posiciones de liderazgo en los esfüerzos escolares
y comunitarios para prevdnir y reducir el bulfuing.
condiciones cllnims
$ras

Etapa z )
lntervenciones a n¡vel escolar
En los últimos años, se han llevado a cabo diversos meta-anáIisis sobre
la eficacia de los programas para la prevención del bulfuing en las es-
cuelas (Espelage, 2Ol2; Farrington, 2oll). Dos tercios de los estudios
se realizaron fuera de los Estados Unidos o Canadá, y un tercio de los
programas se basan en el Programa de Prevención de Ia Intimidación
de Olweus (Limbea 2015). Ttofi y Farrington reportaron en zol I que,
en promedio, los programas se asociaron con la disminución de la per-
petración del bullying en 20 a 23o/o y una disminución del 17 a 2oo/o enla
victimización; sin embargo, los tamaños del efecto fueron pequeños para
los ensayos clínicos aleatorizados. Los elementos de los programas que
han mostrado tener mayor impacto en la disminución de la perpetración
del bultjtingincluyen: capacitación de los padres, inforrrlación para padres,
supervisión en el patio de juego, métodos disciplinarios, manejo en el aula,
capacitación para los maestros, reglas en clase, adoptar una política total
anti-bullyingen la escuela, conferencias escolares y trabajo cooperativo en
grupos donde se les enseña a los maestros cómo facilitar el trabajo entre
|os estudiantes. EI número total de elementos, así como la duración e in-
tensidad del programa, se relacionaron con los efectos sobre la presencia
de buttying y victimización (Farrin gto n, 20 I t).
Los programas que se han destacado sobre otros, ya sea por el tiem-
po que han sido utilizados y/o la efectividad mostrada, son: The Olweus
-Bully
Prevention Program, The Peaceful Schools Project, KiVa National
Anti-butlying Program en Finlandia y los Social-Emotional Learning
Programs. El Olweus Bully Prevention Program fue implementado por
primera vez en Noruega y se centra en la reducción de las situaciones de
butlyingy la prevención de nuevos casos, la mejora del ambiente escolar y
de las relaciones entre pares (Limber,2Ol5). Los elementos del programa
se centran en la reestructuración del entorno escolar para minimizar las
oportunidades y recompensas de las conductas del bullying. En el progra-
ma, los maestros deben mostrar interés por sus estudiantes, establecer
límites firmes y utilizar de forma sistemática consecuencias negativas
no hostiles. Existen varias evaluaciones de este programa, las cuales
han reportado resultados mixtos (Olweus, 2O1O). El Peaceful Schools
Project es un prograrna que se compone de cinco elementos centrales: 1'
Hacer conciencia sobre la dinámica del bulfuing, describiendo la relación
social de1 problema para todos los implicados. 2. Entrenamiento para

345
maestros en técnicas de manejo del aula y técnicas para el manejo del
comportamiento disruptivo desde la perspectiva relacional y no punitiva.
3. Compañeros y adultos mentores ayudan a la, resolución de los pro-
blemas escolares sin culpar a los demás. rfi. Programa Warrior Physical
Education Program, que utiliza la combinación de juegos de rol, relaja-
ción y técnicas de artes marciales para la defensa con el fin de ayudar a
los estudiantes a desarrollar estrategias para protegerse a sí mismos y a
los demás. 5. En eI horario de la escuela se tiene un tiempo de reflexión
de diez minutos, donde maestros y estudiantes hablan sobre el abusador,
Ia víctima y los comportamientos del espectador. Fongay y colaboradores,
en 2OO9, demostraron que las escuelas bajo este programa presentaron
mejor desempeño en los alumnos y redujeron significativamente en las
suspensiones de los alumnos por malos comportamientos. El programa
KiVa, desarrollado en Finlandia abarca primaria y secundaria, y compren-
de un abordaje universal d,e\ bulfuing trabajando con maestros, estudian-
tes, padres, familias y líderes de Ia comunidad. Los maestros utilizan un
instructivo en el aula que se complementa con un juego de computadora
contra el bul$tingpara los niños de primaria y un foro por internet (KiVa
Street) para los estudiantes de secundaria. Estas herramientas proveen
oportunidades para que los estudiantes practiquen las habilidades apren-
didas en las lecciones en distintos escenarios. Kárná y colaboradores, en
20l l, reportaron una disminución significativa en los autoreportes de bu-
llling, autoreportes y reportes de los compañeros en victimización, y un
aumento en las actitudes anti-bul$ting (Kárná, 2Oll). Los programas de
aprendizaje socioemocional buscan que el estudiante aprenda habilidades
para reconocer y manejar las emociones, tomar perspectivas de los demás,
establecer y mantener relaciones positivas y manejar apropiadamente los
conflictos interpersonales (Elias, 1997). En el aprendizaje socioemocional
existen cinco áreas de habilidades: conciencia de uno mismo, conciencia
social, autogestión y organización, resolución de problemas y manejo de
las relaciones. Dentro de cada área hay competencias específicas para eI
funcionamiento social y emocional efectivo, incluyendo el reconocimiento
de emociones, el manejo del estrés, la empatía, la resolución de problemas
y las habilidades para toma de decisiones (Elias e/ al., tosl). Un estudio
encontró que los participantes que recibieron aprendizaje socioemocional
fueron en un 42o/o menos propensos a reportar peleas fisicas después de
seis años de la intervención (Espelage, 2ofi). Cuando el aprendizaje so-
cioemocional se incluyó en el currículo, se demostró una disminución del

346
¡ Otras condiciones cllnicas

560/0 de reportes de victimización por homofo[ia y del 39o/o de reportes


de violencia sexual en comparación con estudiantes sin esta intervención
(Espelage, %ot5 ).

Etapa 3
lntervenciones a nivel comunitario
A pesar de que el bullying sucede en gran medida dentro de la escuela,
este no se detiene en las puertas del plantel, sino que puede ocurrir en
cualquier otra parte de la comunidad. Los estudiantes tienen una proba-
bilidad cuatro veces mayor de ser víctimas de violencia fuera del horario y
del entorno escolar (Snydea 2C,06). Debido a que las horas extraescolares
son relativamente peligrosas, es importante tener intervenciones no solo
a nivel escolar, sino también a nivel comunitario.
La mayoría de las intervenciones de enfoque comunitario están basa-
das en evidencias; sin embargo, estos programas no son comunicados de
forma efectiva (generalizada) a profesionales involucrados (Kerner, 2oo9;
Saul, zooa). Aunque no existen programas comunitarios específicos en
Ia prevención/intervención contra el bullying, la Dra. Asha Goldwever,
investigadora en el comportamiento del Center for Education and Human
Services, recomienda tres programas cuya evaluación puede ser aplicable,
estos programas son: El hermano o hermana mayor de América (The Big
Brothers and Sisters of America), La comunidad que cuida (The commu-
nities That Care), y El tratamiento multidimensional del orfanato (The
Multidimensional Treatment Foster Care).
EI programa Big Brothers and Sisters of America es un proyecto que
consiste en unir adultos voluntarios o mentores con niños vulnerables,
incluyendo, por ejemplo, a quienes viven en hogares monoparentales, ni-
ños en contexto de pobreza, niños que tienen a sus padres en prisión, con
la expectativa de que se desarrolle una relación de apoyo. Este programa
ha mostrado efectos en las relaciones interpersonales y autoestima de
los menores. Durante este programa, Ios jóvenes indicaron que fueron
menos propensos a golpear a otra persona al año de seguimiento. EI pro-
grama mostró también efectos significativos en factores protectores que
incluyeron mejora en el apoyo emocional entre pares y en el desempeño
escolar (Tierney, 1995). Comunities That Care es un programa sistemá-
tico preventivo que otorga herramientas a las comunidades para hacer
frente a problemas de salud del adolescente y a problemas de conducta
por medio de un enfoque basado en la identificación de factores de riesgo
y factores protectores. Este programa está compuesto por cinco pasos
que son: iniciación, organización, desarrollo de un perfil de la comunidad,
creación de un plan e implementación y evaluación del plan. Este progra-
ma mostró reducción en los autoreportes de comportamientos violentos
al año de seguimiento (Hawkins,2olz). El programa Multidimensional
Treatment Foster Care busca otorgar colocaciones fuera del hogar a los
jóvenes provenientes de justicia juvenil, orfanatos y sistemas de salud
mental. La evaluación de este programa mostró que, a los 12 meses des-
pués del inicio del estudio, los niños en el programa fueron encarcelados
60% menos días en comparación al grupo control, el grupo participante
tuvo un menor número de detenciones y mostró un menor uso de drogas
(Kera zooe).

348
a Otras condiciones clfnicas

5. Árbol dedecisiones .
para intervenciones sobre acoso escolar

Psicoeducación
* ldentificación de subtipo
de involucramiento en
bullying (víctima, abusador,
víctima-abusador)
* Evaluación diagnóstica de
comorbilidades psiquiátricas
con multi-informantes y
establecimiento del mejor

ETAPA 1

lntervención con los padres


o tutores 6
Evaluar respuesta de 4 a

B semanas; con respuesta
parcial, pasar a la Etapa 2 EÉ
.u0

.U
C
=u
(o

AJ
:f
o-
ETAPA 2
o
lntervención con la escuela; É.
evaluar respuesta de 4 a
B semanas; con respuesta
parcial, pasar a la Etapa 3

ETAPA 3:
lntervención a ntvel
comunitario; evaluar respuesta
de4aSsemanas;con
respuesta parcial, pasar a la
--.-.-} I

I
laoñt[ruar-EatamÉntol
6. Conclusiones
El m/ bulljting presenta consecuencias serias sobre la salud mental de ni-
ños y adolescentes. Hasta hace poco existía una escasez de conocimiento
acerca de las consecuencias adversas específicas, factores involucrados,
y, por lo tanto, intervenciones basadas en evidencia para contrarrestar
los efectos del bullying. Durante la última década se ha despertado un
interés social de abordar este fenómeno, recientemente, exigiendo una
respuesta por parte de los profesionales en el área de la salud mental.
Los clínicos tienen una responsabilidad de reconocer a los jóvenes afec-
tados e intervenir en eI tratamiento y la prevención de efectos adversos
asociados con el acoso por pares. Sin embargo, existe confusión acerca
del rol que los profesionales de la salud deben tomar en este fenómeno
multifactorial. Se requiere mayor investigación que informe polÍticas pú-
blicas y guías de atención médica para sensibilizar en cuanto a este riesgo
sobre el bienestar infantil. El especialista en salud mental no pude olvidar
que el fenómeno de la violencia infantil es uno de gran complejidad que
involucra factores de riesgo y resiliencia. El abordaje de la violencia debe
incluir un enfoque amplio que integre situaciones como el acoso escolar
dentro de un contexto mayor que involucra ala comunidad y no solo al
ámbito escolar.

350
Bibliografia

ALBoREs-cALro, r. et al. (zot t). El


acoso escolar (bullying) y su asociación
con trastornos psiquiátricos en una muestra de escolares en México.
En Salud Pública Meq 59; 220-227.
AMERTcAN psycHrATRrc ASSocrArroN. (zots). Diagruostic and statisticalmaruual
of mental disorders. Arlington, VA: American Psychiatric Publishing.
ARSENEAULT, u et al. (eoos). Being bullied as an environmentally media-
ted contributing factor to children's internalizing problems: a study
of twins discordant for victimization. En: Arch Pediatr Adolesc Med,
162(2);145-t5o.
BowEs, r. et al. (zoos). School, neighborhood and famiiy factors are asso-
ciated with children's bulfuing involvement: A nationally represen-
tative longitudinal study. En: J Am Acad Child Adolesc Psjtchiatrjt,43;
545-553.
rNsTrruro FEDERAL ELECToRAL. (eoos). Consulta infantil y juvenil. http:/ /
www.ife.org.mxl documentos /DECEYEC/consultalnfantilJuve-
nll2,o t 2, / lnforme_ej ecutivo_consulta eo I e.pdf
cRArc, w. et al. (zoos). A cross-national profile of bullyirug and victimiza-
tion among adolescents in 4,o countries. En: Int J Public Health, S+(z);
276-224.
ELTAS, M. t. et al. (tsoz). Spreading a warm blanket of prevention over all
children: guidelines for selecting substance abuse and related pre-
vention curricula for use in the schools. En: J Prim Prev 1997, t8(1);
4,1-69.
ESrEr-AGE, o. u et al. (zooo). Examining the social context of bullyingbeha-
viors in early adolescence. En: J Counsel Deaelop, TS; 526-333,
ESrEr-AGE, ». t (zotz). BulQtng prevention: A research dialogue with
Dorothy Espelage. En: Prev Res, t9(s); t7-r'9.
ESrET.AGE, o. u (zots). Why are bully prevention programs failing in U.S.
schoolsP En: J Curriculum Pedag, to; tLt-|eT.
EspEr-AGE, ». u et al. (zotS). Clinical trial of second step@ middle-school
program: Impact on aggression & victimization. En: J Applied Deo
Psychol doi: 1O. lO I 6 /.j.appdev.2ol 4. I l.OO7
FARRTNGToN,D.p. etal.(aott). Bull2ingas apredictor of offending, violence
and later life outcome s. En Crim Behav Mental Health, z t (z); 90-98.
FREEMA\ s. w. et al. (zorc). Forensic Aspects and Assessment of School
Bullj'ing. En: Psjtchiatr Clin N Am, 3 5 ; 87 1 -9oo.
FoNAGt p. et al. (zooo). A cluster randomized controlled trial of a child-fo-
cused psychiatric consultation and a school systems-focused inter-
vention to reduce aggression. En: ,./ Child Psjtchol Psychiatry, 5o(5);
607-6 I 6.
GUMrEL, r. r. (zoos). Behavioral disorders in the school: Participant Roles
and sub-roles in three types of school violence. En: ..I Entot Behaa
Disord, t6;145-162.
cuMpEL, 'r. p. et al. (zot+). An trthnographic Study of Participant Roles in
School Bu@ing. E,n Aggr Behaa,40; 214-228.
HAwKTNS, t. ». et al. (eot*). Youth problems behaviors 8 years after imple-
menting the communities that care prevention system: A communi-
ty-randomized trial. En: JAMA Pediatrics, 1 68(2); 122-129.
HAyNrE, ». u et al. (zoot). Bullies, victims, and bully/victims: Distinct
groups of at-risk youth. En: J Early Adolesc,2l;29-49.
HoLT, M. «. et al. (zooo). Parent/child concordance about bullying\nvolve-
ment and family characteristics related to bullying and peer victim-
ization. En: J School Viol, g; 42-63.
JUvoNEN, t. et al. (eoos). Bullytng Anong Young Adolescents: The Strong,
the Weak and the Troubled. En: Pediatrics, ll2; 123l-1237.
xÁnNÁ, e.. et al. (zott). A largescale evaluation of the KiVa antibullying
programme: grades 4-6. En: Child Dea, 82; 3ll-33O.
etal.(zoos).Research dissemination and diffusion: Translation
KERNER, J. p.
within science and society. En:
fi¿s Social Work Prac,lg(5); 519-530.
KERR, D. c. et al. (zoos). Pregnancy rates among juvenile justice girls in
two ncrs of multidimensional treatment foster care. En: J Consul
Clinical Pychol zz (s); 588-5e3.
KowALsKI, x. w. et al. (aow). C1'berbullyinr: Bullying in the digital age. New
York: Wiley/Blackwell.
LrMtsER, s.p. et al. (eots). The Olweus bullyingprevention program: efforts
to address risks associated with suicide and suicide-related behaviors.
En: Touth Suicide and Bullying: Challenges and Strategiesfor Preaention
and Interaention.New York: Oxford University Press.

352
¡Otras condiciones clínlcas

MENESTNT, victimization in adolescence: con-


E. et al. (ZOOO). Bulfuing and
current and stable roles and psychological health symptoms. En:
"I
Genet Prychot, tlo(z); tt5-tss.
oLwEUS, n. (tsos). Bullying at school: I4hatwe kruow andwhatwe can do.
Oxford, UK: Blackwell.
oLwEUS, ». et al. (zo t o). Olweus bully prevention program .En: International
handbook o;fbullying. New York: Routledge.
oLwEUS, o. (zots). School Bulfuing. Development and some Important
Challenges. En: Annu Rea Clin Psychol, g; 7 5t-780.
RASKAUSKAS, t. et al. (eool).Involvement in traditional and electronic bull-
y'ing among adolescents . En: Dev Psychol, 4s; 564-51 b.
RETJNTJEs, d.. et al. (zot t). Prospective linkages between peer victimi zation
and externalizing problems in children: a meta-analysis. En: Aggress
Behaa, 37(3);215-222.
sALMrvALLr, c. (t9os). Participant role approach to school bulll,tng: impli-
cations for interventions. En: J Adolesc, ee; 455-459.
sALMrvALLr, c. (zoto). Bulfuing and the peer group: A review. En: Agress
Violent Behaa, l5; ll2-12O.
sAUL, r. ¡,. et al. (zoos). Research and action for bridging the gap between
prevention research and practice. En: Am J Comruuni$ Pqtchol, +t;
3-4.
scHwARTZ, o. (zooo). Subtypes of victims and aggressors in children's
peer groups. En: J Abnorm Child Psych, eB; t}t-l}e.
sHTELDS, ¡,. et al. (zool). Parental maltreatment and emotion dysregulation
as risk factors for bul$ting and victimization in middle childhood. En:
J Clin Child Pslchol, so; s+94e3.
sNyDER, n. N. ¿/ al. (eooa). Juvenile ffinders and aictims: 9oo6 national re-
port. Washington, DC: U.S. Department of Justice, Office of Justice
Programs, Office of Juvenile Justice and Delinquency Prevention.
http: / /www.ojj dp. govloj statbb /nr2oo6l downloads /NRsoo6.pdf
surro\ t. et al. ( t soo). Social cognition and bullying: Social inadequacy or
skilled manipulationP. En: Br J Deu Psychol t7;4s5-45o.
TTERNEv, t. p. et al. (t ooS). Making a dfference: Aru im,pact stufu of Big Brothers
Big Sisters. Philadelphia, PA: Public /Private Ventures.
woRLD HEALTH oRGANrzArroN. (tOOz). The rc»-to classftcation of merutal and
b e havioura I dis ord e r s : di agno stic cr iteri a
for re s e arch. Geneva.

View publication stats

También podría gustarte