Luis RODRÍGUEZ Cobos El origen de la arquitectura

EL ORIGEN DE LA ARQUITECTURA

THE ORIGIN OF THE ARCHITECTURE

Luis RODRÍGUEZ Cobos1

Resumen
En base a recientes descubrimientos e investigaciones realizados en los campos de la Arqueología y Paleoantropología, el autor
pone en relieve aquellos actos iniciales de los primeros hombres en la Prehistoria que dieron nacimiento al objeto arquitectónicoy
también de aquello que denominamos arquitectura. La segunda parte del artículo es un discurso abierto entorno a los conceptos
de arquitectura, objeto arquitectónico, prehistoria e historia de la arquitectura.

Abstract
On the basis of recent discoveries and researches undertaken in archaeology and paleoanthropology fields, the author highlight
those initial acts of the first men in the pre historic period who gave birth to the architectonic object, and also to what we know
as architecture. The second part of the article is an open discourseabout the concepts of architecture, architectonical object,
Pre-history and History of the Architecture.

Palabras clave:
Origen de la arquitectura; Nacimiento de la Arquitectura; Refugios y cabañas construidos en la Prehistoria; Refugios bajo
roca ocupados por los primeros hombres en la Prehistoria; Concepto de objeto arquitectónico; Concepto de arquitectura.

Key words
Origin of the architecture, birth of the architecture, shelters andcottages built in the Pre-history, shelters under rocks occupied
by the first men in the Pre-history, concept of the architectural object, concept of object.

1
Arquitecto por la Universidad nacional de Ingeniería. Magíster en Antropología por la Universidad Católica del Perú. Candidato a
doctor por la Universidad nacional Mayor de San Marcos

Revista De Arquitectura Vol. 2 - N° 1 / UNIFÉ 17

El origen de la arquitectura Luis RODRÍGUEZ Cobos

1. La organización del espacio en
la prehistoria
En función del tipo de vestigios dejados por los
homínidos los arqueólogos y paleoantropólogos
han podido deducir la manera en que éstos ocupa-
ban el espacio en esas remotas épocas. En sus re-
corridos como nómades, en búsqueda de alimen-
tos y organizados en clanes, instalaban dos tipos de
campamento según el tiempo de estadía en el lu-
gar. Estos campamentos –descritos en detalle por
Arlette Berthelet, Jean Chavaillon y Pascal Picq
en un amplio estudio sobre los Orígenes de la huma-
nidad 2– eran de dos tipos. El primero de ellos, lla-
mado bivouac, era un campamento para una corta
estadía, por tanto efímero. Sus vestigios se caracte-
rizan por ser núcleos muy pobres, en ellos se han
encontrado desechos de piedras talladas, también
fragmentos o esquirlas de piedra, algunos restos de
animales, frecuentemente de un solo animal, como
por ejemplo un gran pescado. El segundo campa-
mento, llamado campo de base, era organizado desde el
punto de vista espacial para una estadía más o menos
larga. Se han encontrado en los lugares de estos cam-
pamentos numerosos útiles o instrumentos fabrica-
dos en piedra, huesos de animales de diferentes espe-
cies, acumulaciones de canto rodado y, lo que nos
interesa, pequeños bloques de piedra que representan
los vestigios de construcciones ligeras.
"El campo de base corresponde a la instalación de un
grupo de homínidos por un tiempo más o menos largo.
Numerosos útiles o herramientas, huesos de diferentes
especies, acumulaciones de canto rodado y pequeños blo-
ques de piedra, representando los únicos vestigios de
construcciones fugaces, así como los trazos de fuego so-
bre canto rodado quemado a partir de 1.3 millones de
años, permiten identificarlo. Los campos de base de
Olduvai (Tanzanie, 1.8 millones de años), pero tam-
bién aquellos de Melka-Kunturé, de Gadeb, de Bodo
(Éthiopie, entre 1.7 y 0.3 millones de años) y de Koobi
Fora (Kenya, 1.3 millones de años) son los más anti-
guos que se han registrado hasta la fecha.
La noción de campo de base es fundamental. Ella inte-
gra una gestión a la vez espacial y temporal del paisaje
(medioambiente) y de sus recursos. Ella supone igual-
mente una organización social nueva basada en las activi-
dades de los miembros del grupo en el interior y en el
exterior de la comunidad, miembros que se dispersan indi-
vidualmente o en grupos más o menos importantes y que se
reencuentran para compartir los alimentos así como las
materias primas necesarias para la construcción de abri-
gos o para la fabricación de herramientas."3
Además de los tipos de campamento es impor-
tante señalar los criterios que tenían para decidir
sobre el lugar de su emplazamiento. El criterio que
destaca en primer lugar es el acceso a una fuente de
agua, en este caso a los ríos y lagos. Sabían que sin
agua peligraba su existencia4. Además en las riveras
de las fuentes de agua había frecuentemente bos-
ques, los cuales eran a la vez protectores y fuente
de alimentos.
En las riberas de los grandes ríos. Una de las ilustracio-
nes de Michel Jacquot para la novela del escritor J.-H.
Rosny Aîné, titulada La guerre du feu, Les Éditions de
la Nouvelle France, 1947, p. 107. La novela cuenta la
historia de los Oulhamr, un clan de la prehistoria. Ellos
vienen de perder el fuego a causa de una batalla contra
un clan enemigo. Y tienen que huir. Sin el fuego se
encuentran en peligro de desaparecer.
El agua atrae también a los animales que requieren
saciar la sed. Los homínidos nunca se hallaron lejos
del agua, en sus largas migraciones siempre lo hi-
cieron siguiendo el curso de los ríos. Otro aspecto
determinante en la elección del lugar era el dispo-

2
COPPENS, Yves, PICQ, Pascal y otros autores, Aux Origines de l’humanité, éd. Fayard, France, 2002, deux volumens.
3
BERTHELET, Arlette, CHAVAILLON, Jean et PICQ, Pascal, Des hominidés et des outils –Les débuts de la préhistoire– Habitats et
cultures chez les australopithèques et les hommes, in COPPENS, Yves, PICQ, Pascal y otros autores, Aux Origines de l’humanité, éd.
Fayard, France, 2002, volumen 1, p. 313.
4
Alguna vez conversando con el urbanista Luis Dorich Torres, frente a una playa limeña, le pregunté sobre cuál era el aspecto central
a tener en cuenta en la fundación de una ciudad. Su respuesta fue rápida y certera, dijo: - «El agua».

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Luis RODRÍGUEZ Cobos El origen de la arquitectura

ner de una cantera donde se pueda encontrar pie-
dras de buena calidad para fabricar los útiles o ins-
trumentos. Un tercer criterio, relacionado directa-
mente con nuestro tema, era la factibilidad de llevar a
cabo un conjunto de actividades relacionadas con la
protección y seguridad del grupo5. Para proteger al
grupo ellos tomaban las siguientes medidas:
a) Se buscaban los llamados refugios o abrigos natu-
rales, tales como cavernas, grutas o cuevas; tam-
bién se consideran en este rubro a los árboles
y por último a las lomas o pequeñas colinas
porque ofrecen áreas en lo alto. Estas últimas,
las lomas y las colinas, como zonas de refugio
presentaban el inconveniente de hallarse relati-
vamente alejadas de las fuentes de agua o de
los ríos. Problema que se tenía que resolver.
b) Se construían abrigos o refugios, utilizando prin-
cipalmente ramas de árboles y piedras. Se supo-
ne que utilizaban también otros materiales como
pieles de animales u hojas de ciertas plantas.
Además de los refugios o abrigos naturales y los
refugios construidos con ramas había dos zonas
adicionales que formaban parte de la organización
del espacio ocupado. Las primeras denominadas
talleres de fabricación de útiles o herramientas de piedra o
también llamadas talleres de tallado; y las segundas
denominadas carnicerías. Es interesante la siguiente
descripción de estas últimas:
"Se las puede reconocer por la presencia de huesos de
grandes animales (hipopótamo, elefante…) asociado a
aquella de diversos útiles o herramientas. Se trata fre-
cuentemente de un animal de gran talla encontrado
muerto. Las esquirlas de basalto, de obsidiana, de silex
cortantes como navajas servían para despedazar y cor-
tar las carnes. Los choppers (tipo de piedra tallada) o
cuchillas desarticulaban los miembros y el resto del cuerpo
del animal. Los choppers fracturaban los gruesos hue-
sos, tanto como las bolas de piedra poliédricas. Una
gran parte de la carne y de la médula es consumida en
el lugar. La parte que puede ser transportada es lleva-
da a lugares más seguros, un árbol o un campamento
mejor protegido.
Los homínidos de principios del Paleolítico practicaban
la caza pequeña y mediana (liebres, puerco espín, antí-
lopes…) y se comportaban a la manera de buitres
respecto a los animales de gran tamaño. Ellos no po-
seían ni la fuerza ni las armas susceptibles de matar
esas presas tan poderosas. La relativa frecuencia de
lugares de carnicería organizados alrededor de los res-
tos de grandes herbívoros supone una cierta abundan-
cia de cuerpos de animales muertos."6
Respecto a la época desde la cual data esta clara y
consciente voluntad de organizar y controlar el lu-
gar o espacio ocupado, utilizar con inteligencia los
recursos del medioambiente, construir pequeñas
cabañas como refugios temporales y utilizar refu-
gios bajo roca (cavernas, grutas, cuevas), se puede
afirmar que remonta a la época de los homínidos
denominados Homo habilis es decir, hace aproxi-
madamente 3 millones de años a.J.C.:
"Privándose gradualmente del abrigo protector de los
árboles y en la medida que conquistan la facultad de ser
bípedos, el Homo habilis y rudolfensis debe concebir
refugios a nivel del suelo. Es el nacimiento del habitat
construido.
Los primeros Homo son nómades. Recorrían las saba-
nas en grupos, compuestos a veces de varias decenas de
individuos, poniendo así sus fuerzas en común para
apropiarse de todas las fuentes de alimento posibles.
Convirtiéndose cada vez más en bípedos y cuando la
sequía se extendía de nuevo, ellos pierden la posibilidad
de refugiarse en los árboles en caso de peligro o simple-
mente para dormir. Al contrario de otros animales,
nuestros ancestros no se habrían contentado con dormir
bajo el sol para descansar. Les fue necesario innovar.
El pensamiento conceptual, ya puesto en obra para la
confección de útiles o herramientas, les ayudará a salir
de aquella situación un poco peligrosa. Ellos utilizan
primero los elementos del paisaje donde se hallan, tales
como los acantilados o los abrigos bajo roca, para pa-
sar la noche. Pero, durante el día, ellos dan toda la
dimensión a su imaginación.
Diversos círculos de piedra, descubiertos principalmente
en Tanzanie, en Kenya y en Éthiopie, sugieren que esos
Homínidos han utilizado esas figuras geométricas sim-
ples para sostener acumulaciones de ramas de árboles
en forma de bóveda, construyendo de ese modo verdade-
ras pequeñas cabañas. Como si ellos hubiesen querido

5
Es en este momento –de la prehistoria– en el cual se puede observar de manera clara que la protección de la propia vida, en los
primeros hombres, guarda estrecha relación con la génesis del objeto arquitectónico. O también: El objeto arquitectónico aparece en la
prehistoria como uno de los medios utilizados por los homínidos para proteger su propia vida. Sobre los conceptos de objeto
arquitectónico y de arquitectura, entre otras nociones, ver la segunda parte del presente artículo. Una de las preguntas que dan estructura
a esa segunda parte es la siguiente: ¿Qué es la arquitectura y en qué se diferencia del objeto arquitectónico?
6
BERTHELET, Arlette, CHAVAILLON, Jean et PICQ, Pascal, Des hominidés et des outils – Les débuts de la préhistoire – Habitats et
cultures chez les australopithèques et les hommes, op. cit. p. 316.

Revista De Arquitectura Vol. 2 - N° 1 / UNIFÉ 19

El origen de la arquitectura
recrear la seguridad que brindan las cimas o partes
más altas de los bosques transponiéndolas a nivel del
suelo."7
El dibujo que sigue a continuación intenta ilustrar
la forma que tenían las pequeñas cabañas o refugios
rudimentarios hechos con ramas. Debido a la calidad del
material de las bóvedas de esos refugios (ramas),
que no han resistido al tiempo transcurrido, sólo se
han encontrado una parte de ellas compuesta por
círculos formados con piedras y que servían para
estructurar el conjunto de ramas evitando así que
éstas resbalen y caigan.
Refugio o abrigo construido con ramas de árboles y
piedras. El dibujo da a entender que en estas primeras
construcciones de los homínidos había un claro criterio
estructural: la presencia de las piedras es para evitar que
las ramas resbalen y el refugio caiga, asimismo forman
un anillo de consolidación de la bóveda. No se han
encontrado restos de las ramas y los otros posibles
materiales con los que se construía la bóveda, pero sí de
aquellos círculos de piedra que rodean el refugio.
Dibujo del libro: COPPENS, Yves, PICQ, Pascal y
otros autores, Aux Origines de l'humanité, éd. Fayard,
France, 2002, volumen 1, p. 302.
El refugio o abrigo construido con ramas de ár-
boles y piedras –y probablemente cubierto con
otros materiales como las pieles de animales o fo-
llaje de plantas– es un detalle en medio del conjun-
to de acciones que ejecutaban los homínidos al mo-
mento de hacer un alto en medio de su recorrido
en busca de alimentos. Había en ellos una reflexión
previa antes de tomar la decisión de establecerse
temporalmente en un lugar. Esa reflexión se halla
ligada a una necesidad de control del medio am-
biente. El agua debería hallarse a proximidad, las
canteras de piedra de buena calidad igualmente y
de ser posible tener al alcance los llamados refu-
7
COPPENS, Yves, BUCHET, Nicolas, DAGNEAUX, Philippe, L’odyssée de l’espèce, éd. EPA Hachette-Livre, France, 2003, p. 62.
20 Revista De Arquitectura Vol. 2 - N° 1 / UNIFÉ
Luis RODRÍGUEZ Cobos
gios bajo roca (cavernas, grutas, cuevas). Utilizan-
do términos contemporáneos se puede decir que
ellos tenían una reflexión previa como aquella de
los urbanistas al momento de estudiar las condi-
ciones geográficas para la creación de una nueva
ciudad. Esa reflexión previa de los homínidos, al
momento de decidir sobre el lugar más adecuado
para acampar, es probablemente la idea más origi-
nal o primera relacionada con ciudad y con la ar-
quitectura. Y si somos rigurosos en el orden crono-
lógico de los pensamientos que componen dicha
reflexión, lo que aparece en primer plano es el tema
del campamento en su conjunto, que en términos de
nuestros días sería el tema de la ciudad. Así, el cam-
pamento de los homínidos se convierte entonces
en la célula más antigua de las ciudades. Y en me-
dio de todo ello –y para mi propia sorpresa– el
objeto arquitectónico aparece en un segundo plano:
como uno de los elementos de la estructura gene-
ral del campamento. A partir de ese momento el
objeto arquitectónico jugará durante la Prehistoria
y la Historia un rol decisivo como objeto que
vehicula mensajes a la posteridad. Y por su natura-
leza de objeto resistente al tiempo y a las variacio-
nes del clima se constituye también en documento
arqueológico de gran valor, en comparación con
otros objetos culturales menos resistentes al tiem-
po. Todas las grandes civilizaciones nos han dejado
sus edificios o los restos de ellos. Tenemos actual-
mente una idea de todos esos pueblos del pasado
gracias, entre otros, el aspecto de sus ciudades.
Los primeros campamentos de los homínidos en-
tonces no son una teoría, son una constatación más
bien muy reciente pues la Prehistoria como disci-
plina es muy joven, tiene aproximadamente un si-
glo de existencia. Y se ha desarrollado últimamen-
te de manera exponencial gracias a nuevos méto-
dos e instrumentos científicos de datación y princi-
palmente por el apasionado interés del homo-
sapiens-sapiens (el hombre actual) por conocer su
propio origen como especie y la naturaleza de su
pensamiento.
"Los más antiguos abrigos construidos por los homínidos
se localizan sobre las riveras lacustres (lago Turkana)
y sobre las orillas de ríos (Awash, Omo, Nil, Vaal).
Más tarde otros homínidos se instalaron sobre las me-
dianas y altas terrazas próximas de los ríos –a veces
sobre pequeñas colinas, más fáciles a defender–, pero el
Luis RODRÍGUEZ Cobos El origen de la arquitectura

alejamiento del agua requerirá una puesta en obra de
soluciones técnicas para transportarla y guardarla.
Ningún vestigio de recipiente nos ha llegado. Las cásca-
ras de calabazas o aquellas de huevos de avestruz, las
carapazas de tortuga y otros confeccionados con la piel
o las vísceras de animales han desaparecido." 8
2. Born in Africa!
De acuerdo a la información científica con la que
contamos hasta la fecha el escenario de los prime-
ros homínidos es el continente africano. Es desde
ahí, desde el África, que partieron a poblar otros
lugares, otros continentes, en un viaje que no duró
sólo miles de años sino millones de años.
"Una gran parte de los paleoantropólogos están de
acuerdo en afirmar que, en el estado actual de sus cono-
cimientos, el África es la cuna de la humanidad. Des-
pués de los inicios del siglo XX, ese continente ha sido el
cuadro de un verdadero 'ataque en busca del hueso'.
Miles de fósiles de pre-humanos y humanos fueron ahí
descubiertos, principalmente en Etiopía, en Tanzania,
en Mozambique, en Kenya y, más recientemente, en el
Chad.
Una buena parte de esos restos son muy antiguos, pero,
por el momento, sólo existen dos esqueletos casi comple-
tos en las colecciones. Aquel de Lucy, una Australo-
pithèque étiophienne que data de 3.2 millones de años,
y aquel del adolecente del lago Kenyan de Turkana, un
Homo erectus antiguo de 1.6 millones de años. La
mayor parte de esos huesos reposan al este del gran Rift
Valley, sugiriendo una muy probable evolución de la
descendencia humana a partir de esa región. Dos des-
cubrimientos realizados en el 2000 y 2001 –Orrorin,
6 millones de años, y Tourmaï, 7 millones de años–
refuerzan el escenario africano."9
"El "Paleolítico antiguo" o "edad de la piedra tallada
antigua" representa el primer piso cultural de los
homínidos. Cubre un largo período que comienza alre-
dedor de 2.7 millones de años y perdura aproximada-
mente hasta 300,000 años. Se caracteriza por la ob-
tención de herramientas de piedra hechas en base a
lajas o bloques acondicionados. […]
Los más antiguos vestigios arqueológicos se enraízan en
África del Este, se trate ya sea de los Oldowayen o,
más tarde, de los Acheuléens. Luego esas dos culturas
evolucionan a la vez en el tiempo y en el espacio. Es así
que las herramientas o útiles abandonados por los
homínidos permiten trazar de nuevo sus recorridos."10
Habiendo nacido nuestros más antiguos antepasa-
dos en el África, podemos afirmar entonces, hasta
la fecha, que somos todos originarios del África.
Incluidos aquellos que exageran su adoración del
nacionalismo y que suelen preguntar a las personas
sobre su origen. Frente a una pregunta sobre sus
orígenes el escritor británico Will Self (de padre
inglés y madre estadounidense) respondió en una
entrevista reciente de la siguiente manera:
"Tengo la doble nacionalidad, pero yo casi siempre he
vivido en Inglaterra, por tanto no tengo nada de esta-
dounidense. Lo único que puedo decir es que me siento
en mi casa cuando voy a los Estados Unidos. Yo no
tengo la antipatía de los europeos por los Estados Unidos.
Hay que tener en la mente que los estadounidenses han
inventado la sociedad del consumo, por tanto en su país
eso es una cosa auténtica, algo verdadero. Una vez que
hemos podido entender eso la cultura estadounidense es
menos repelente, y comenzamos apreciarla. Por otra
parte no me siento inglés tampoco. Yo podría vivir en
cualquier lugar. Encuentro ridículo la fidelidad a un
Estado, o a una cultura nacional."11
El nacionalismo, que según Stefan Zweig constituye
en la cultura europea la "pestilencia de pestilencias"12,
junto a otro de las peores defectos o taras de la
sociedad contemporánea: el racismo, aparecen

8
BERTHELET, Arlette, CHAVAILLON, Jean et PICQ, Pascal, Des hominidés et des outils – Les débuts de la préhistoire – Habitats et
cultures chez les australopithèques et les hommes, op. cit. p. 313.
9
COPPENS, Yves, BUCHET, Nicolas, DAGNEAUX, Philippe, L’odyssée de l’espèce, éd. EPA Hachette-Livre, France, 2003, p. 19. Cabe aquí
señalar que uno de los descubridores de Lucy en 1974 es el paleontólogo y profesor del Collège de France Yves Coppens. «Hasta
el descubrimiento del esqueleto de Lucy, los antropólogos no tenían ninguna prueba tangible de la existencia de aquel modo de locomoción [sobre dos piernas]
en una especie […] antigua de más de dos millones de años. Los huesos de la cadera, las piernas y los pies de Lucy fueron indicadores esenciales sobre ese punto»
Richard Leakey, citado por: PERINO, Jean-Marc, Préhistoire, de Toumaï et Lucy à Ötzi et Homère, éd. MSM, France, 2013, p. 19.
10
COPPENS, Yves, PICQ, Pascal y otros autores, Aux Origines de l’humanité, éd. Fayard, France, 2002, volumen 1, p. 310 y 343.
11
Revista Télérama N° 3395, Francia, febrero del 2015. Entrevista al escritor Will Self realizada por Marine Landrot, fotografías de Maja
Daniels, p. 3-6.
12
«Todos los caballos lívidos del apocalipsis se lanzaron a través de mi existencia, la revolución y el hambre, el envilecimiento de la
moneda y del terror, las epidemias y la emigración; yo vi crecer y difundirse entre las masas las grandes ideologías, el fascismo en
Italia, el nacional-socialismo en Alemania, el bolcheviquismo en Rusia y ante todo, esa pestilencia de pestilencias, el nacionalismo, que
ha envenenado la flor de nuestra cultura europea.» Stefan Zweig, Le monde d’hier, éd. Albin Michel, 1948, p. 11-12. Cita y referencia
bibliográfica tomadas del libro de André Glucksmann: Les deux chemins de la philosophie, éd. Plon, France, 2009, p. 96-97.

Revista De Arquitectura Vol. 2 - N° 1 / UNIFÉ 21

El origen de la arquitectura
ambos, desde la perspectiva del avance científico
sobre el origen del hombre, como creencias cuyo
origen se encuentra en un grave y nocivo descono-
cimiento del progreso cultural alcanzado por el
hombre hasta la fecha, constituyendo de ese modo
dos de los núcleos más persistentes y duros de la
ignorancia contemporánea.
La prehistoria es común a todos, es la historia la que
nos ha separado. Esa historia que es interpretación
interesada de los hechos, escrita bajo orden y des-
crita por los vencedores de las guerras, por los gru-
pos de poder en cada época, cuidando a la vez que
hable a su favor y sea instrumento de dominación,
cubierta de autoelogio sin vergüenza, que no da
valor a la verdad. El hombre de la prehistoria tenía
como territorio todo el planeta. Vivía en Un mundo
sin fronteras.
3. La caverna como objeto arquitectónico
"–[…] Imagina un grupo de hombres que se hallan
en una suerte de habitación subterránea en forma de
caverna, cuyo ingreso se encuentra del lado de la luz.
Los hombres se hallan en esa gruta desde la infancia,
con las piernas y el cuello atados de tal manera que no
pueden desplazarse del lugar y sólo pueden mirar lo que
se encuentra delante de ellos, incapaces de girar la cabe-
za a causa de las ataduras. […]
– Lo imagino, dice él."13
No es casual que Platón utilice como escenario una
caverna para explicar de manera metafórica el des-
cubrimiento del conocimiento y también lo que sig-
nifica la ignorancia. En su famosa Alegoría de la ca-
verna, en donde el conocimiento está representado
por la luz, el filósofo nos muestra cómo nace la
cultura en una persona (un prisionero que escapa a
las cadenas de la ignorancia). Con Platón la caverna
se halla asociada por siempre al nacimiento de la
cultura. Y no sólo en el pensamiento platónico sino
también en la realidad histórica la caverna es parte
integrante del primer universo o universo original
que ha conocido el hombre. A un punto tal que
ella puede ser vista a la vez como un objeto natural y
también –y ésta es la tesis que intentamos demos-
trar– como un objeto cultural, específicamente como
un objeto arquitectónico. Sobre la ocupación de la ca-
verna por parte de los homínidos y principalmente
sobre la época a partir de la cual la utilizan, ya no
13
Parte del párrafo inicial de La alegoría de la caverna de Platón. El texto completo de dicha alegoría se encuentra en el Libro VII de su
obra La República. PLATON, La République, éd. Les Belles-Lettres, Paris, 1948, tome II, p. 121. Traducción: LRC.
14
CHILDE, Gordon V., Los orígenes de la civilización, ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1995, p. 68.
22 Revista De Arquitectura Vol. 2 - N° 1 / UNIFÉ
Luis RODRÍGUEZ Cobos
cabe posible duda. Desde 1936, fecha en que se
publica por primera vez el famoso trabajo del his-
toriador australiano V. Gordon Childe titulado Los
orígenes de la civilización (Man makes himself), el autor
afirmaba lo siguiente:
"Tales son los únicos hechos ciertos que surgen de
un estudio de los restos que realmente dejaron los
"hombres" de principios del pleistoceno y del pre-
pleistoceno. Se desconoce cómo vivían. Se supone que
los hombres más primitivos tendían trampas y ca-
zaban animales salvajes y aves; atrapaban peces y
lagartos, recolectaban frutas silvestres, moluscos y
huevos, y extraían raíces y larvas. También se su-
pone, pero con menos certidumbre, que se hacían
sacos de piel. Algunos se refugiaban, con seguridad
en las cavernas y, otros, deben haber levantado re-
fugios rudimentarios de ramas."14
En la cita precedente lo único que figura como
cierto, o que se afirma, es lo referente a la caverna:
ella fue ocupada por los primeros homínidos. En
lo que respecta al resto: modos de vida, activida-
des, vestimenta, útiles y objetos fabricados en ma-
dera, incluyendo también los llamados refugios rudi-
mentarios con ramas, no se puede decir lo mismo pues,
tal como lo hemos visto, sobre ellos no han queda-
do mayormente vestigios debido al tiempo trans-
currido. La caverna por tanto es una excepción en
ese sentido. Ella se constituye en un documento
importante para el estudio de las primeras formas
de vida del hombre bajo un abrigo o un "techo".
Las prácticas que se realizaban al interior de la ca-
verna han dejado sus huellas, protegidas éstas gra-
cias a la resistencia y abrigo protector que repre-
senta el lugar.
Si bien los llamados abrigos bajo roca (cavernas, gru-
tas, cuevas) en un inicio constituyen una de las po-
sibilidades de refugio, por períodos cortos, de los
primeros homínidos (un refugio en el camino), al
parecer sus ocupaciones más largas fue más tardía,
aproximadamente hace 1 millón de años a.J.C.,
período que coincide con la época en que se inicia
la domesticación del fuego. El fuego les permitió
descubrir los interiores de la caverna, ahuyentar los
animales, crear un ambiente más confortable. El
fuego es también otro elemento pleno de sim-
bolismo y asociado al origen de la cultura y tam-
bién del arte. El fuego en la mitología griega se
Luis RODRÍGUEZ Cobos El origen de la arquitectura

halla en el origen de todas las artes15. Gracias al
fuego fue posible la pintura rupestre.
¿Es posible considerar a una caverna –habitada ésta
por el hombre en la prehistoria– como un objeto
arquitectónico? Frente a esta pregunta es posible
que se levanten voces que dicen: –¡Cómo es posi-
ble que se pueda considerar como arquitectura a
una caverna! Los cavernícolas no tenían ninguna
noción de esa palabra magna, mágica: ¡LA AR-
QUITECTURA! ¡El arte más importante entre
todo lo importante! ¿Cómo alguien puede imagi-
nar que una caverna sea arquitectura? ¿Dónde esta-
mos? ¡A dónde hemos llegado!
Y no sólo voces sino también pensamientos y escritos.
Intentaré en consecuencia demostrar que es posible
considerar a la caverna como un objeto arquitectónico.
Demostración: Si nos hallamos en el bosque en
plena tempestad de nieve, la cual nos impide ver
claramente pero, a pesar de ello, distinguimos a los
lejos el techo de una pequeña cabaña, entonces
podremos decir que en ese paisaje hay un objeto cul-
tural: la cabaña, la cual se halla rodeada de un con-
junto de objetos naturales: la nieve, los árboles, el vien-
to, entre otros. Esta distinción, entre objeto cultural y
objeto natural, es importante en el caso de la caverna.
Si bien, en un inicio, cuando todavía no es habitada
por el hombre, la caverna es sólo un accidente de
tipo geológico, es decir un evento natural, al mo-
mento en que ésta es ocupada por los primeros
hombres ella es objeto de un conjunto de transfor-
maciones o modificaciones, por ejemplo, las par-
tes laterales de la caverna, con todas sus rugosidades
y bajo relieves, se convierten en fondo que sirve
para registrar símbolos y gráficos que en su desa-
rrollo llegarán a ser verdaderas obras de arte; asi-
mismo cuando el hombre logra domesticar el fue-
go16 y lo guarda en la caverna, la temperatura y
humedad interna cambia, además el fuego le per-
mite ingresar a las zonas más profundas; el hom-
bre asimismo realiza una organización del espacio
interno de la caverna, determina zonas para reali-
zar actividades, ubica el fuego en zonas estratégicas
para protegerse de los animales. En suma, la caver-
na es transformada por el hombre de la prehisto-
ria, haciéndola pasar de objeto natural a objeto
cultural. Exactamente de la misma manera en que
transformó una piedra natural o un canto rodado
al tallarlos de distintos modos y convertirlos así en

La caverna de Platón
Interpretación gráfica de la caverna que describe Platón en
el capítulo XVII de su obra La República. Dicho capítulo
contiene lo que se ha venido a denominar: La alegoría de la
caverna. El dibujo, un corte transversal, figura como parte
de las ilustraciones de la última traducción al francés de las
obras completas del gran filósofo griego.
PLATÓN. Euvres complètesm ed. Flammarion, París, 2008,
Annexe 17, p. 2091.
15
El titán Prometeo, amigo de los mortales, roba el fuego a los dioses del Olimpo en el tallo de una cañaheja para luego entregarlo a
los humanos. Por ello es castigado duramente por Zeus quien manda encadenarlo en las cimas nevadas del Cáucaso. Pena que debería
durar para siempre pues Prometeo es inmortal. El castigo es muchísimo más duro y dramático pero lo que cuenta aquí es saber que
con el fuego los hombres adquirieron una gran riqueza, que les permitió desarrollar las artes y las ciencias. Por ello se considera a
Prometeo, en la mitología griega, como protector de la civilización humana. En la Academia de Platón había un altar dedicado en su
honor y los atenienses de aquella época organizaban en su nombre una carrera de antorchas.
16
En pleno pleistoceno, aproximadamente entre 1 y 0.5 millones de años a.J.C.

Revista De Arquitectura Vol. 2 - N° 1 / UNIFÉ 23

El origen de la arquitectura Luis RODRÍGUEZ Cobos

útiles o instrumentos de uso doméstico, de caza,

de defensa o de ataque. Los prehistoriadotes han
convenido en llamar útiles, instrumentos o herramientas
a todo ese conjunto de piedras talladas por el hom-
bre a lo largo de toda la prehistoria, incluyendo
aquellos tallados en otros materiales como la ma-
dera o el hueso. Esos útiles o instrumentos son hasta la
fecha los primeros objetos culturales que el hom-
bre fabricó:
"Los primeros hombres aparecen con los primeros ins-
trumentos de piedra tallada. La coincidencia es casi
muy bella para ser verdadera pero el uso de instrumen-
tos hechos en madera, en piedra y en hueso son parte de
la cultura de los homínidos después de sus orígenes. La
piedra tallada por tanto sólo representa la parte que Después de la tempestad. Óleo sobre tela (19 x 24 cm.)
de Marie Euvrard. Cabañas en el campo consideradas
emergió del conjunto de actividades culturales de las
como objetos culturales, en medio de objetos naturales
comunidades de nuestros ancestros. Ella se inscribe en tales como la nieve, los árboles, las plantas, el viento.
el control consciente y cada vez más eficaz de los paisa- Michel Haar al referirse a la concepción de la metafísica de
jes y de sus recursos. Los instrumentos en piedra talla- Jacques Derrida hace mención a un sistema de oposicio-
da, que dan su nombre a ese largo período de nuestra nes binarias: esencia-apariencia, inteligible-sensible,
historia evolutiva llamada Paleolítico, no son otra cosa alma-cuerpo, intuición-discurso, propio-figurado, que
que el reflejo de esa apropiación creciente al medio am- dependen todas ellas de la oposición binaria:
biente."17 originario-derivado. De acuerdo con ello, en la oposición
binaria natural-cultural la naturaleza es lo originario y
la cultura es lo derivado.
HAAR, Michel, La philosophie française entre
phénoménologie et métaphysique, éd. Presses
Universitaires de France, Paris, 1999, p.5-6.

La piedra tallada, clasificada según su función El origen

de la humanidad se confunde con ella. Es el primer útil
o instrumento que fabricó el hombre, el primer objeto
cultural, por lo menos hasta ahora. El hombre poste-
riormente fabricó muchos otros objetos, entre ellos el
objeto arquitectónico. El cuadro muestra: "Algunos
ejemplos de instrumentos en piedra que sirvieron para
efectuar diversas tareas. Los trabajos efectuados con la
ayuda de esos instrumentos fueron puestos en eviden-
cia gracias a la observación con microscopio de los trazos
de utilización.". Fotografía y comentario entre paréntesis
del libro: Aux Origines de l'humanité, op. cit., p. 304.

17
COPPENS, Yves, PICQ, Pascal y otros autores, Aux Origines de l’humanité, éd. Fayard, France, 2002, volumen 1, p. 300.

24 Revista De Arquitectura Vol. 2 - N° 1 / UNIFÉ

Luis RODRÍGUEZ Cobos El origen de la arquitectura

4. La caverna como arquitectura encontrado una de las primeras reflexiones que

El concepto de arquitectura que proponemos en la
segunda parte del presente artículo18, pone en relie-
ve el aspecto metafísico de la disciplina. La arquitec-
tura se halla asociada al pensamiento y la reflexión
sobre el objeto arquitectónico. Y todo pensamiento y
toda reflexión son inmateriales, son actos de la
mente humana. Sin embargo, estos pensamientos y
reflexiones (entes metafísicos) pueden tener una
expresión en el mundo material o en el mundo de
los objetos. Lo hacen a través de libros, planos,
gráficos, dibujos, entre otros documentos, los cua-
les "guardan" en su seno las representaciones de
aquella actividad que no tiene materia. Así, en el
mundo material la arquitectura –a diferencia del ob-
jeto arquitectónico– está constituida por conjunto de
textos y documentos que contienen los pensamientos y
reflexiones que sobre el objeto arquitectónico ha pro-
ducido el hombre a lo largo de la historia.
Sobre esta base es posible proponer la siguiente
hipótesis: La caverna, considerada ella como uno
de los primeros objetos habitados por el hombre,
podría contener en su interior –principalmente en
sus partes laterales– representaciones gráficas (di-
bujos, esquemas, gráficos, pintura u otros) que ha-
gan alusión a la caverna ella misma. Ello es posible.
Sabemos que el hombre de la prehistoria repre-
sentó en dibujos y en pintura muchos de los entes
de su universo inmediato: los animales, los árboles,
el propio hombre, entre otros. No sería por tanto
raro encontrar entre en medio de esos dibujos y
pinturas alguna representación de la propia caver-
na y también de los refugios que construyeron con
ramas y piedras. La caverna y los refugios construi-
dos también formaron parte de su universo. Se
puede suponer también que los arqueólogos o
paleoantropólogos ya encontraron ese tipo de docu-
mentos gráficos. Queda pendiente esa búsqueda.
Si se lograse encontrar un tal dibujo o pintura que
represente ya sea la cueva, el refugio construido o
un detalle de esos objetos, ello significaría que se ha
sobre el objeto arquitectónico y su habitad ha rea-
lizado el hombre. Ello probablemente abriría ade-
más un nuevo campo en la investigación que se
podría denominar: La prehistoria de la arquitectu-
ra.
Segunda parte: Útiles, instrumentos o
herramientas
I. El valor de verdad de una proposición
Durante la preparación del presente artículo en-
contré por azar una sorprendente equivalencia en-
tre el tríptico musical del grupo británico Pink Floyd
titulado Another Brink in the Wall19y el texto de una
lección inaugural pronunciada por Michel Foucault
en el Collège de France el 2 de diciembre de 1970 y
publicada posteriormente bajo el título: L'ordre du
discours20. Estos dos eventos, revolucionarios, am-
bos de los años setenta, tienen en común el ser do-
cumentos de contestación frente a los modos esta-
blecidos y oficiales del arte y la cultura, específi-
camente de aquello que llamamos la educación, los
códigos de conducta, las formas convencionales
del decir, cantar, escribir, pensar. Corrían en aque-
llos años fuertes vientos de transformación, de cam-
bio radical en todos los ámbitos, que se expresa-
ban en movimientos de distintas orientaciones: pa-
cifistas en el sentido de oponerse a la guerra, revo-
lucionarios que postulaban un cambio estructural
de la sociedad, feministas que luchaban por la igual-
dad de derechos entre mujeres y hombres, existen-
cialistas, artísticos, todos ellos de gran repercusión
internacional. Un gran espíritu de libertad e inno-
vación se había instalado en el pensamiento en una
gran parte del mundo accidental en aquel momen-
to.
El párrafo precedente, nostálgico y conmemorati-
vo, contiene en su esencia dos proposiciones prin-
cipales:
Primera proposición: Se afirma que hay equivalen-
cia entre una composición musical del grupo Pink

18
Ver los conceptos de arquitectura y de objeto arquitectónico, entre otros conceptos, en la segunda parte del presente artículo titulada: Útiles o instrumentos.
Se trata de un conjunto de nociones de base y de reflexiones que fue necesario realizar antes de tocar el tema central: El origen de la arquitectura.
Una suerte de preparación y entrenamiento previos. La preparación del equipaje para el viaje. La siguiente pregunta ilustra el problema que
tuvimos al momento de comenzar el trabajo: ¿Cómo intentar buscar el origen de la arquitectura si no contamos con una idea clara y distinta de lo que
es la arquitectura? En otras palabras ¿Cómo buscar el origen de algo si no sabemos de qué se trata?
19
Las tres partes de Another Brink in the Wall aparecieron el 30 de noviembre de 1979 en el álbum de Pink Floyd titulado The Wall. Luego,
en 1982 el álbum fue objeto de una adaptación cinematográfica (film musical de corto metraje) bajo la dirección de Alan Parker. La
banda sonora del film casi no tiene ningún diálogo. El film conservó el mismo nombre: The wall.
20
FOUCAULT, Michel, L’ordre du discours, éd. Gallimard, France, 2014, 81 p. Existe una traducción al español con el título: El orden del
discurso, Tusquets Editores, Barcelona, 1987.

Revista De Arquitectura Vol. 2 - N° 1 / UNIFÉ 25

El origen de la arquitectura
Floyd y un discurso pronunciado por el filósofo
Michel Foucault;
Segunda proposición: Se afirma que las citadas
manifestaciones culturales, ocurridas en los años 70,
fueron eventos revolucionarios.
Sobre estas dos proposiciones podemos ahora
decir lo siguiente:
a) Representaremos la primera proposición con
la letra "p" y la segunda con la letra "q".
b) Recordemos que una proposición es una ora-
ción o frase, hablada o escrita, que puede ser
verdadera o falsa:
"El lenguaje consiste en palabras que se combinan para
formar oraciones y frases [...] La oración es el mínimo
de palabras que se requiere para expresar una situa-
ción o un hecho, es decir, para comunicar algo sobre
algo. La frase es una composición de oraciones [..] Un
tipo muy importante de oración y de frase es la propo-
sición. Las proposiciones son aquellas oraciones y frases
que tienen una propiedad: pueden ser verdaderas o fal-
sas [...] Las oraciones o frases que no son ni verdade-
ras ni falsas, no son proposiciones [...] las proposiciones
son siempre descripciones de la realidad, descripciones
de cosas, hechos, sucesos que han existido, que existen o
que existirán. La proposición pretende siempre decir
cómo son las cosas, cómo son los sucesos que nos rodean.
Por eso puede ser verdadera o falsa, pues su pretensión
la enfrenta a una doble posibilidad: o bien coincide con
lo que dice o bien no coincide. Cuando coincide, es una
proposición verdadera, y cuando no coincide es una pro-
posición falsa."21
Por tanto las proposiciones p y q pueden ser ver-
daderas o falsas o, una verdadera y la otra falsa.
Cuando se confirma que una proposición es ver-
dadera se puede decir también que dicha proposi-
ción tiene valor de verdad.
c) Un concepto adicional será necesario: aquel
de hipótesis. Una hipótesis es una proposición
cuyo valor de verdad no está demostrado pero
que se puede asumir como cierta con la finali-
dad de estudiar las consecuencias a las cuales
nos puede llevar. Dichas consecuencias serán
también proposiciones.
d) ¿De qué manera es posible verificar si una pro-
posición tiene valor de verdad? Una proposición
tiene valor de verdad cuando hay una evidente
concordancia o correspondencia entre el acto
al que hace referencia (acto ejecutado en la rea-
21
MIRO QUESADA, Francisco, Manual de filosofía, volumen I: Lógica, Lima - Perú, 1961, p. 15-17.
26 Revista De Arquitectura Vol. 2 - N° 1 / UNIFÉ
Luis RODRÍGUEZ Cobos
lidad) y el pensamiento, Por ejemplo, si en es-
tos momentos me hallo escribiendo este artí-
culo y, aparte de ello, pienso que lo estoy ha-
ciendo, entonces la proposición: me hallo escri-
biendo un artículo, es verdadera. Cabe precisar
que esta última proposición podría ser falsa.
Es el caso en que sólo piense que me hallo
escribiendo un artículo pero en la realidad no
lo hago, y también en el caso en el cual me
halle escribiendo pero lo que escribo no es un
artículo. En el presente artículo lo que hace-
mos es proponer un conjunto de proposicio-
nes en relación al origen de la arquitectura.
II. El primer problema que encontramos en
el camino: ¿Qué es la arquitectura?
Son pocos los libros sobre la historia de la arqui-
tectura que se plantean en sus primeras páginas el
problema del origen de la arquitectura. Lo más habi-
tual es encontrar una historia de la arquitectura que
sigue a la letra las etapas o períodos que establece
la Historia como disciplina, es decir se comienza
describiendo monumentos importantes de la lla-
mada Edad Antigua o Antigüedad, entendida ésta
como el período transcurrido desde el descubri-
miento de la escritura hasta el fin del Imperio Ro-
mano de Occidente (de 4 mil años a.J.C. al año
476 d.J.C.). Luego se continúa con los períodos o
edades que siguen: Edades Media, Moderna y
Contemporánea. Se puede afirmar casi con gran
certitud que para los historiadores de la arquitectu-
ra la prehistoria no cuenta. Lo cual puede tener
múltiples interpretaciones. Por ejemplo dar a su-
poner que en ese extenso y muy interesante perío-
do de la humanidad no hubo arquitectura. O que
los abrigos o refugios que construyeron los prime-
ros hombres en aquel momento, utilizando ramas
de árboles, piedras, pieles y huesos de animales, no
son de ninguna forma buenos ejemplos de arqui-
tectura. Es más, no son "arquitectura".
Pensamos que una historia de la arquitectura debe-
ría comenzar explicando el origen de esa actividad
del hombre, así como lo hacen otras disciplinas
igualmente antiguas, como es el caso de la filoso-
fía. Los filósofos al comenzar la historia de su dis-
ciplina no faltan al hecho de explicar su origen. La
filosofía nace, nos dicen, del asombro, de la admi-
ración del orden del universo y que además nace
Luis RODRÍGUEZ Cobos El origen de la arquitectura

en un lugar específico, la Grecia22. Los arquitectos
al parecer eliminan el problema del nacimiento de
la arquitectura y comienzan la historia de la discipli-
na mostrando fotografías de las pirámides de Egip-
to. Enfrentar el problema del origen de la arquitec-
tura nos obliga en este instante –y si queremos con-
tinuar– a responder de manera clara a la siguiente
pregunta: ¿Qué es aquello que llamamos arquitectu-
ra? Este es el primer problema que aparece en el
camino porque ¿cómo poder indagar sobre el ori-
gen de algo si no sabemos de qué se trata?
III. La arquitectura
Cuando se considera a la arquitectura como una dis-
ciplina se la ubica más bien entre las artes. Así, la
definición la más conocida de arquitectura nos dice
que ella es el arte de proyectar y construir edificios. Con
lo cual la arquitectura sería algo más que los edifi-
cios ellos mismos. ¿Qué es aquello representado
por los términos "algo más"? ¿Son acaso los planos
que elaboran los arquitectos o acaso los escritos
sobre la arquitectura? En todo caso, si nos situa-
mos delante de un edificio específico, por ejemplo
frente al Palacio Real de Tebas, en ese instante pre-
ciso: ¿nos hallamos frente a la arquitectura o frente a
un objeto arquitectónico? La respuesta más correcta
sería decir que nos hallamos frente a un objeto arqui-
tectónico. En todo caso estaríamos frente a un ejem-
plo de arquitectura, pero no frente a la arquitectura
ella misma. ¿Es acaso la arquitectura un ente metafí-
sico, por tanto imposible de ver porque no tiene
materia?
Otra definición de arquitectura, muy difundida tam-
bién, es aquella de Charles-Édouard Jeanneret
(1887-1965), más conocido como Le Corbusier:
"La arquitectura es el juego sabio, correcto y magnífico de
los volúmenes reunidos bajo la luz." En esta definición,
que Le Corbusier nos da al inicio de sus proposi-
ciones sobre el volumen23, se puede distinguir clara-
mente que la arquitectura no es solamente un con-
junto de "volúmenes reunidos bajo la luz", sino incluye
también un acto humano: el juego, en este caso un
juego particular caracterizado por ser "sabio, correc-
to y magnífico". En esta definición lecorbusiana en-
contramos nuevamente aquello que ya hemos se-
ñalado, es decir, que la arquitectura sería algo más
que los edificios (volúmenes) ellos mismos.
Tomemos una tercera definición de arquitectura.
Aquella que nos da Victor Hugo en su novela Notre-
Dame de Paris:
"En efecto, después del origen de las cosas hasta el siglo
XV de la era cristiana inclusive, la arquitectura es el
gran libro de la humanidad, la expresión principal del
hombre en sus diversos estados de desarrollo, ya sea
como fuerza, ya sea como inteligencia. […] La arqui-
tectura entonces se desarrolla con el pensamiento huma-
no; ella llega a ser un gigante con mil cabezas y mil
brazos, y fija bajo una forma eterna, visible, palpable,
todo ese simbolismo flotante. Mientras que Dédalo que
es la fuerza, mide, mientras que Orfeo que es la inteli-
gencia, canta, el pilar que es una letra, el arco que es
una sílaba, la pirámide que es una palabra, puestos en
movimiento a la vez por una ley de geometría y por una
ley de poesía, se agrupan, se combinan, se amalgaman,
descienden, ascienden, se yuxtaponen sobre el suelo, se
escalonan en el cielo, hasta que hubieran escrito, bajo el
dictado de la idea general de una época, esos libros
maravillosos que eran también maravillosos edificios: la
pagoda de Eklinga, el Ramseion de Egipto, el templo
de Salomón."24
En la definición de arquitectura del gran poeta fran-
cés ésta aparece como un conjunto de "maravillosos
libros", pero también como un conjunto de "mara-
villosos edificios". Es más, "la arquitectura es el gran libro
de la humanidad, la expresión principal del hombre en sus
diversos estados de desarrollo". Con lo que, nuevamen-
te, en esta tercera definición, verificamos que la ar-
quitectura no está conformada sólo por un con-

22
«Fue la admiración -escribe Aristóteles- lo que inicialmente empujó al hombre a filosofar […] Desde los orígenes griegos de la filosofía hasta nuestros días el hombre
se sigue preguntando por el origen y constitución del universo, por sus sillares básicos, por el orden que reina en él y que le ha merecido el nombre de cosmos […]»
(Êïóìïò en griego significa orden). LÓPEZ-DÓRIGA, Enrique, Lecciones de filosofía, ed. Centro de Investigación de la Universidad del
Pacífico, Lima, 1990, p. 17 y 243. No sólo en el nacimiento de la filosofía el asombro y la admiración fueron decisivos, sino también
a lo largo de su historia. Jeanne Hersch ha escrito una historia de la filosofía poniendo como centro aquella experiencia y estado
particular del espíritu: el asombro. Al inicio de su trabajo ella dice: «Intentaré mostrar, a través de algunos ejemplos escogidos dentro
de más de dos mil años de pensamiento occidental, cómo y a propósito de qué, ciertos hombres han sido sobrecogidos de asombro,
de ese asombro del cual la filosofía ha nacido.» HERSCH, Jeanne, L’étonnement philosophique – Une histoire de la philosophie, éd. Gallimard,
France, 1993, p. 7.
23
«L’architecture est le jeu savant, correct et magnifique des volumes assemblés sous la lumière.» LE CORBUSIER, Vers une architecture, éd. Flammarion,
Paris, 1995, p. 16.
24
HUGO, Victor, Notre-Dame de Paris, éd. France Loisirs, Paris, 1996, libro quinto, capítulo II, p. 219-220.

Revista De Arquitectura Vol. 2 - N° 1 / UNIFÉ 27

El origen de la arquitectura Luis RODRÍGUEZ Cobos

junto de edificios, ella contiene algo que le es adi-
cional. ¿De qué se trata aquello que le es adicional?
En base a estas definiciones se deduce la siguiente
proposición:
La arquitectura está constituida por edificios y otros
elementos adicionales ("algo más"), aditivos, cuya
naturaleza intentamos determinar con cierta preci-
sión.
Es cierto que sólo hemos analizado tres definicio-
nes. Es muy poco. Sin embargo, hay otro proble-
ma más grave que es necesario resolver para po-
der seguir. Se trata de saber qué es una definición. No
intentamos encontrar una nueva definición del tér-
mino definición. Lo que queremos examinar es aquello
que encierra esa idea y cuáles son sus límites. Si nos
referimos exclusivamente al caso de las definicio-
nes que sobre la arquitectura pueda haber, pienso
que cada arquitecto tiene el derecho a tener su pro-
pia definición del término. Y sé, además, que no
estoy muy lejos de la verdad cuando hago esa afir-
mación. Más aún, pienso que cada persona tiene el
derecho de expresar su propia definición del tér-
mino arquitectura. Sobretodo en el caso de una
sociedad que vive en democracia, donde el princi-
pio de libertad de expresión y de libertad en gene-
ral son dos de sus pilares centrales. Claro, será po-
sible constatar que ciertas definiciones podrán te-
ner más valor o más calidad que otras, aunque ello
resulta ser subjetivo, pero lo que cuenta es que en
nuestros días podemos encontrar centenas sino miles
de definiciones del concepto. Alguna vez escuché
alguien decir: –"¡La arquitectura es música congelada!"
Luego llegó el silencio.
Y con frío
Al caminar por el mundo de las de-finiciones
Congeladas en el tiempo
Terminadas y acabadas
Inteligentes e indolentes
Inteligibles o abusivas
Perdidas unas en la tempestad
Encontradas otras en un cuento
– ¿Qué es una definición?
Una definición es un intento de resumir en pocos
términos (en pocas palabras) algo que por lo gene-
ral es sumamente complejo. Definir es un acto del
pensamiento, contradictorio en su esencia, pues en
él se realiza la abstracción gratuita de gran parte de
las propiedades que caracterizan al objeto obser-
vado (objeto "definido"). Es un acto que sustrae,
elimina, pone entre paréntesis, corta, anula, amputa,
arranca, muchísimos aspectos que caracterizan a la
cosa o al acto. Se llega a veces a abstraer tanto que
lo más importante del objeto es eliminado. Y ello
es frecuente. En ciertos casos se abstrae a tal punto
que la "definición" ya no guarda ninguna relación
con el objeto o fenómeno que se quiere "definir".
Sería aquí interesante dar ejemplos de definiciones
que no guardan ninguna relación con el sujeto que
tratan de definir, mas no es el lugar. El mismo ver-
bo definir, que proviene de la palabra latina definire,
etimológicamente se descompone así: de finis, que
quiere decir poner fin o poner límite. Por ello el
término indefinido, indica aquello que no tiene límite.
En suma, frente a los complejos problemas que
plantean los entes materiales e inmateriales del uni-
verso intentar con pocas palabras ponerles límite a
cada uno aparece como un contrasentido. Todas
las definiciones intentan olvidar, intentan no querer
ver (como el avestruz), que están frente a algo que las
sobrepasa, que están frente a interesantes problemas
y que quizás es mejor dejar que las cosas que compo-
nen el universo se presenten a nosotros como pro-
blemas, en lugar de intentar encerrarlas en pequeñas
cajuelas y decir que hemos finalizado con el problema.
Si decidimos poner entre paréntesis todas las defi-
niciones posibles sobre todas las cosas del univer-
so entonces ¿Qué es aquello con lo que debemos
contar al momento de observarlas? Sobre las co-
sas lo que debemos tener son conceptos25 o ideas que
cambian constantemente en el tiempo. El último
concepto que podamos tener sobre algo puede ser
el mejor y más innovador por ser el más reciente.
A continuación intentaremos construir algunos con-
ceptos –Fernando Fuenzalida26 llamaba a los con-

25
Gilles Deleuze y Felix Guattari le dan al concepto el principal lugar de la filosofía: «…la philosophie est l’art de former, d’inventer, de fabriquer des
concepts.» (…la filosofía es el arte de formar, inventar, fabricar conceptos.). DELEUZE, Gilles et GUATTARI, Felix, Qu’est-ce que la
philosophie? (¿Qué es la filosofía ?), Les éditions de minuit, Paris, 1991, p. 8.
«Así como no se puede dibujar sin líneas ni pintar sin colores, tampoco se puede hablar sin palabras ni pensar sin conceptos. […] Los conceptos se llaman también
nociones o ideas.» MOSTERÍN, Jesús y TORRETTI, Roberto, Diccionario de lógica y filosofía de la ciencia, ed. Alianza, Madrid, 2002, tomo 1,
p. 102.
26
Fernando Fuenzalida Vollmar (1936-2011). Antropólogo, escritor y filósofo peruano. En sus cursos de Teoría I y II dictados en el
marco de estudios del posgrado de Antropología de la Pontificia Universidad Católica del Perú (década de los setenta), decía que al

28 Revista De Arquitectura Vol. 2 - N° 1 / UNIFÉ

Luis RODRÍGUEZ Cobos El origen de la arquitectura

ceptos instrumentos que serán necesarios para pensar
nuestro tema– y sin los cuales no sería posible pro-
seguir. Para comenzar: ¿Qué valor le asigno al tér-
mino arquitectura dentro del sistema operacional con el
cual intento ingresar a un estudio sobre el origen
de la arquitectura?
IV. Sistema operacional o instrumental de
campo
A. Arquitectura. Hemos visto que la arquitectura
no podría estar constituida exclusivamente por
el conjunto de objetos arquitectónicos. Puede
ser considerada también como una antigua
disciplina y tener muchísimas definiciones. Para
salvar el problema de multi-valencia, indeter-
minación y disyunción27 que presenta el concep-
to de arquitectura, es necesario intentar resol-
ver dicho problema antes de proseguir. Se trata
entonces de construir un concepto de arqui-
tectura que sea claro y distinto y que se integre
dentro del sistema de ideas que nos sirven
como útiles de trabajo. En ese sentido, la si-
guiente pregunta nos abre un camino, en me-
dio del laberinto: ¿Además de los objetos ar-
quitectónicos qué otros elementos o entes con-
forman el conjunto o universo denominado
arquitectura? Una de las respuestas es la siguien-
te: Además de los edificios la arquitectura esta
compuesta de escritos, gráficos y dibujos, ex-
presados en múltiples soportes: libros, planos,
estelas, monolitos, obeliscos, pinturas murales
y otros. Todos los cuales dependen en su for-
ma y contenido de la época y de la cultura en
las que han sido producidos. Ahora bien, si
retiramos del conjunto o universo arquitectura
a todos los edificios –puesto que estos ya tie-
nen un nombre claro y distinto: aquel de objetos
arquitectónicos– lo que nos queda entonces son
los escritos, gráficos y dibujos, en suma los
textos y documentos28. Por tanto, en base a ese
razonamiento y con la finalidad de contar con
un concepto claro y distinto, consideramos que
la arquitectura es el conjunto textos y documentos
que han sido producidos por el hombre a tra-
vés de su historia y que tienen como tema los
distintos aspectos del objeto arquitectónico. Dichos
aspectos son múltiples, entre los que más des-
tacan se puede citar: la construcción del objeto
arquitectónico, su sentido como objeto, su for-
ma, su aspecto estético, su historicidad, su rol
social, simbólico, entre otros. De esta manera
la idea o noción de arquitectura queda asocia-
da, en el sistema que proponemos, a los textos y
documentos. Con lo cual, además, guardamos co-
herencia con la idea de arquitectura como discipli-
na, con una teoría y una práctica correspondien-
tes. ¿No son acaso un conjunto de actos huma-
nos y un conjunto de textos y documentos los
que conforman el centro de toda disciplina y a
través de los cuales ésta se expresa en la realidad?
Aquí es interesante observar que la práctica de
la arquitectura, ha tenido como finalidad la pro-
ducción de objetos arquitectónicos. Y ello ocu-
rre de esa manera hasta nuestros días. Sin em-
bargo, cabe preguntar: ¿Cuál es la finalidad que
ha tenido históricamente la teoría de la arquitec-
tura? ¿Qué sentido tiene hoy en día la teoría de
la arquitectura? ¿Qué es una teoría de la arquitectu-
ra? Una proposición inicial en relación a estas
preguntas es la siguiente: La teoría de la arquitec-
tura tiene por misión la discusión y reflexión
acerca de los principios que sostienen a la ar-
quitectura a través de la historia y, principal-
mente, es la discusión y reflexión sobre los va-
lores y las ideas –y también sobre las creencias
e ideologías– que se hallan detrás de los edifi-
cios que se construyen en las ciudades hoy en
día. Es esa misión la que da a la teoría de la
arquitectura un carácter social y vigente a la vez.
Considerando que se trata de una antigua dis-
ciplina, comparable a la filosofía o la medici-
na, que cuenta con una gran reserva de docu-

inicio de toda investigación es imprescindible construir un conjunto de conceptos o instrumentos de trabajo adaptados al tema que se quiere
investigar. A este conjunto de conceptos lo denominaba: sistema operacional o también instrumental. Los aportes de Fernando Fuenzalida
a la historia del pensamiento en el Perú y a la civilización Latinoamérica son considerables.
27
El concepto de disyunción en lógica se ocupa de aquellas proposiciones que nos plantean el problema de optar o elegir una
alternativa excluyente. Estas proposiciones se generan cuando no sabemos, con cierta precisión, la naturaleza de una cosa o de un
acto. Un ejemplo de proposición disyuntiva puede ser el siguiente: Él vive en aquella casa de color blanco o en aquella de color azul.
28
La historia como ciencia del conocimiento del pasado se apoya sobre documentos, éstos pueden ser: fósiles, monumentos, monedas,
obras de arte, crónicas, memorias, escritos, dibujos. Ponemos énfasis también en el término texto (del latín textum), porque una gran
parte de las referencias históricas a la arquitectura y al objeto arquitectónico, con las que contamos a la fecha, se han realizado
utilizando el lenguaje escrito. No obstante, la documentación en dibujos y planos es igualmente considerable.

Revista De Arquitectura Vol. 2 - N° 1 / UNIFÉ 29

El origen de la arquitectura
mentación y principalmente de innumerables
monumentos construidos –de todas las épo-
cas y de todas las culturas– el aspecto teórico de
la disciplina aparece como un inmenso traba-
jo que requiere ser realizado, sobretodo si lo
comparamos con la importancia que da la dis-
ciplina al aspecto práctico o de producción de
objetos arquitectónicos nuevos.
B. Objeto arquitectónico. El objeto arquitec-
tónico es un objeto material. La materia de ese
objeto tiene una característica particular: Se trata
de una decantación o de una sedimentación que deja
el hombre en el proceso de realización de su
existencia. A lo largo de su existencia el hom-
bre siempre ha construido ese tipo de objetos
–que denominamos objetos arquitectónicos– con
la finalidad central de proteger su vida frente a
fenómenos de orden climático, frente al peli-
gro que representan los animales, insectos y
otros organismos con vida, y también frente
al peligro que representa el propio hombre.
Los objetos arquitectónicos cumplen la función de
"envoltorios" o "pieles" protectores. Esa es su
esencia. Los materiales con los que han sido
construidos estos envoltorios o pieles han va-
riado según la época y la cultura, pero nunca
han dejado de lado su función principal: la
protección. Esta última se ha mantenido cons-
tante en el tiempo. El objeto arquitectónico es
entonces un objeto históricamente determina-
do. Existe en un tiempo y en un espacio. Apa-
recen en un momento dado y pueden desapa-
recer luego. Su naturaleza es efímera como la
de todos los objetos materiales. Si un objeto
arquitectónico ha sido destruido o ha desapa-
recido de la realidad física, ello no implica una
total desaparición. Metafísicamente sigue exis-
tiendo si logramos encontrar sus trazos y hue-
llas en los textos y documentos, es decir, dentro de
la arquitectura. La arquitectura en este caso apa-
rece como el lugar metafísico de todos los
objetos arquitectónicos que han desaparecido.
El aspecto utilitario del objeto arquitectónico
está relacionado con su esencia. Ese aspecto
lo hallamos presente en con su origen más re-
moto, en la Prehistoria. El aspecto artístico del
objeto arquitectónico es un aspecto comple-
mentario. El surgimiento del arte en la prehis-
toria y su relación con la arquitectura que se
construyó en aquel período es un tema que
queda aquí pendiente.
30 Revista De Arquitectura Vol. 2 - N° 1 / UNIFÉ
Luis RODRÍGUEZ Cobos
C. Historia de la arquitectura. Desde la pers-
pectiva que estamos proponiendo, en la cual
consideramos a la arquitectura como un con-
cepto o noción diferente a la de objeto arquitec-
tónico, la historia de la arquitectura aparece como
una particular interpretación del conjunto de
textos y documentos relacionados con el objeto
arquitectónico. Por tanto pueden haber mu-
chas historias de la arquitectura, dependiendo
cada una del punto de vista del aquel que in-
terpreta esos textos y documentos. Los fósiles
por ejemplo nos dan indicios sobre lo que fue
el objeto arquitectónico en la prehistoria y para
ciencias como la paleoantropología, la paleon-
tología humana y la arqueología esos restos
sirven para estudiar al hombre que habitó en
ese largo período: su forma física, hábitat, cul-
tura, formas de vida. Los hechos del pasado
no cambian, el pasado no cambia, lo que cam-
bia son las diversas interpretaciones del esos
hechos por parte del hombre. Por ello se su-
ceden en el tiempo numerosas interpretacio-
nes de la historia en general y de las historias
particulares, como es el caso de la historia de
la arquitectura. Cada año vemos aparecer nue-
vas versiones de la historia. No hace mucho
existían todavía los historiadores oficiales, lla-
mados también historiógrafos, nombrados por
un monarca o un rey y que se encargaban de
escribir la historia de su tiempo, de su pueblo
y aquella de los otros pueblos, con todo lo
que ello puede suponer. En una entrevista re-
ciente el historiador medievalista Patrick
Boucheron declaró lo siguiente:
"[…] toda novedad en historia no es otra cosa que
la actualización de una pregunta antigua: la histo-
ria ha entrado en la edad de la reflexividad. Aquellos
que pretenden escribirla y enseñarla están, en ade-
lante, obligados a explicitar sus puntos de vista
[…] Mi generación, después de Michel Foucault,
busca en primer lugar hacer la historia de proble-
máticas –a preguntarse por cada época, '¿dónde
está el problema?'– y a preguntarse sobre aquello
que nosotros estamos en tránsito de ser: si nuestro
presente es pasado acumulado, y si eso que llama-
mos Edad media es su capa la más antigua pero
siempre activa, el escribir la historia es otra mane-
ra de decir el hoy día. […] La pregunta que un
historiador debe plantearse a cada instante es: ¿dón-
de ubicar la cámara? ¿Deberíamos mostrar ros-
tros o paisajes, estar lo más cerca del evento tal
Luis RODRÍGUEZ Cobos
como fue vivido o sobrevolarlo de alto, lejos de la
experiencia y de la consciencia de los actores?"29
D. Historia de los objetos arquitectónicos.
Puesto que cada objeto arquitectónico tiene
existencia en un tiempo y en un espacio, nece-
sariamente tenemos que recurrir a la historia
como disciplina para establecer el tipo de nexo
que guarda con la época y con la sociedad que
lo ha producido, intentando encontrar expli-
caciones a su forma, función, sentidos estéti-
co, simbólico u otros. La historia de los obje-
tos arquitectónicos implica una selección re-
presentativa y una presentación cronológica de
ellos, la interpretación o la "lectura" de lo que
"dicen" dichos objetos o monumentos arqui-
tectónicos puede poner énfasis en diversos
aspectos. Se puede poner énfasis en el aspecto
estético o artístico (es el caso más frecuente),
también se puede poner en relieve los valores
culturales y las ideologías de la sociedad que
los construyó, u otros aspectos tales como las
técnicas de construcción, el talento de los ar-
quitectos, la biografía de estos últimos, el va-
lor simbólico del monumento, etc. Esta di-
versidad se debe principalmente al hecho
interpretativo que implica la historia, tal como
se ha señalado. En el caso particular de la his-
toria de los objetos arquitectónicos el acto
interpretativo, que a veces intenta encontrar un
sentido al conjunto de monumentos seleccio-
nados dentro de un proceso histórico, presen-
ta en todos los casos dos problemas: 1) Toda
posible selección de monumentos supone una
discriminación: ¿Por qué un edificio y no otro?
¿Por qué ubicados en tal lugar geográfico y no
en otro? y 2) El problema del interprete. La
interpretación o la "lectura" de lo que "dicen"
las edificaciones seleccionadas implica siem-
pre un punto de vista, una visión del mundo,
una ideología, un conjunto de creencias, una
cosmovisión, una filosofía, por parte del his-
toriador. Punto de vista que en cada caso de-
bería obligatoriamente explicitarse, tal como
lo sugiere Patrick Boucheron.
E. Sobre la relación entre ambas historias. La
historia de la arquitectura debería ser un gran de-
bate abierto sobre los fundamentos y princi-
29
Párrafos de una entrevista reciente al historiador Patrick Boucheron, realizada por Gilles Heuré y Jérôme Bonnet, publicada en la
Revista Télérama, N° 3399, Francia, marzo 2015, p. 4-8.
El origen de la arquitectura
pios así como sobre las creencias e ideologías
que sostienen la disciplina en cada período his-
tórico. Teniendo como base o como punto
de partida lo que se dice en los textos y documen-
tos. Del otro lado, la historia de los objetos arquitec-
tónicos debería ser el estudio de casos específi-
cos de edificios teniendo como meta última
alimentar el debate que se realiza, sobre los
principios y fundamentos, creencias e ideolo-
gías, en el plano de la historia de la arquitectura.
F. Pensamiento arquitectónico. Este es un con-
cepto relacionado con la historia y la filosofía.
Hace referencia al conjunto de pensamientos
que sobre el objeto arquitectónico y la arqui-
tectura ha realizado el hombre a lo largo de su
historia. De todo ese conjunto de pensamien-
tos han llegado hasta nosotros sólo una pe-
queña parte, que conforma lo que hemos de-
nominado: los textos y documentos. Y de éstos
últimos muchos se han perdido a causa de las
guerras, los incendios, la destrucción de ciuda-
des u otros eventos como el incendio de bi-
bliotecas. El pensamiento arquitectónico es quizás
la idea más abstracta con que cuenta la arqui-
tectura como disciplina. En el origen de todo
objeto arquitectónico construido por el hom-
bre encontramos siempre un pensamiento. Y
con frecuencia se trata de un pensamiento de
naturaleza poética, artística.
G. Construcción de un objeto arquitectóni-
co. Se trata de un conjunto de actos humanos
individuales y de grupo dirigidos todos a con-
seguir un objetivo: obtener en la realidad un
objeto físico denominado objeto arquitectónico.
Las técnicas de construcción se hallan directa-
mente relacionadas con la cultura –tomada ésta
en su noción de base, es decir, como los mo-
dos de relación que el hombre establece con
su medio ambiente–. Por tanto, cada sociedad
según su cultura tendrá sus modos específicos
de construir y sus propias técnicas.
Conclusiones
a) Sobre la investigación acerca del origen
de la arquitectura
El querer guardar en la investigación un cierto
rigor en la utilización de conceptos –es decir,
Revista De Arquitectura Vol. 2 - N° 1 / UNIFÉ 31
El origen de la arquitectura
el intento de utilizar conceptos que sean claros
y distintos– nos llevó necesariamente a des-
componer el tema de "la arquitectura" en ge-
neral en dos aspectos: 1) El objeto arquitectónico
(los edificios materiales) y 2) La arquitectura,
entendida ésta como el conjunto de textos y
documentos que conforman la disciplina. Al
momento de ocuparnos del tema central: el
origen de la arquitectura, aparecieron en conse-
cuencia dos planos diferentes de análisis o de
investigación: a) El origen del objeto arquitec-
tónico y b) El origen de la arquitectura.
Sobre el origen de ambos (objeto arquitectó-
nico y arquitectura), la hipótesis central que
hemos intentado demostrar en el presente ar-
tículo es la siguiente: Los primeros objetos ar-
quitectónicos que ha conocido la humanidad re-
montan a la época de la Prehistoria y están
constituidos por los abrigos o refugios construi-
dos por los homínidos utilizando ramas de
árboles y piedras principalmente. Los llama-
dos refugios bajo roca (cavernas, grutas, cuevas)
también se hallan dentro de los primeros ob-
jetos arquitectónicos.
Respecto a la época desde la cual data esta clara
y consciente voluntad de organizar y controlar el
lugar o espacio ocupado, utilizar con inteligencia
los recursos del medioambiente, construir pe-
queñas cabañas como refugios temporales y utili-
zar refugios bajo roca (cavernas, grutas, cuevas), se
puede afirmar que remonta a la época de los
homínidos denominados Homo habilis es decir, hace
aproximadamente 3 millones de años a.J.C
No tenemos conocimiento hasta la fecha de
otros objetos arquitectónicos más antiguos que
aquellos. Respecto a la arquitectura, y de acuer-
do a la noción o concepto que sobre ella he-
mos expuesto y utilizado, podemos decir que
sería factible encontrar vestigios de algún do-
cumento gráfico o dibujo, principalmente en
las cavernas o abrigos bajo roca, que repre-
senten la caverna ella misma o los refugios
construidos con ramas y piedras. Si se logra
encontrar ese tipo de vestigios ello significará
entonces el haber encontrado una de las pri-
mera reflexiones o pensamientos que sobre su
propio habitad tuvieron los primeros hom-
bres en la Prehistoria. Esos documentos gráfi-
cos se sumarían a aquellos con los que conta-
mos actualmente y que forman en su conjun-
to lo que denominamos arquitectura.
32 Revista De Arquitectura Vol. 2 - N° 1 / UNIFÉ
Luis RODRÍGUEZ Cobos
b) Sobre los conceptos de objeto arquitectó-
nico y arquitectura
La oposición hardware-software nos puede ayu-
dar a simplificar los planteamientos que he-
mos expuesto sobre los conceptos de objeto
arquitectónico y arquitectura. En el universo ar-
quitectura, el objeto arquitectónico o el conjunto
de ellos representarían el lado hardware de di-
cho universo, es decir, todo aquello que se puede
ver y tocar. La arquitectura, ella misma, repre-
sentaría el lado software de dicho universo, es
decir, el conjunto de instrucciones de cómo
hacer o proceder, que no tiene existencia física
pero que es posible almacenar o guardar con
la ayuda de un soporte físico que, en el pre-
sente trabajo, hemos denominado textos y do-
cumentos. Así, el conjunto de objetos arquitec-
tónicos constituyen el hardware y la arquitec-
tura es el software. Cabe precisar que la no-
ción de objeto arquitectónico no presenta proble-
mas como instrumento en una investigación
porque se trata de una noción clara y distinta.
Sin embargo la noción de arquitectura, tal como
lo hemos visto, plantea serios problemas como
instrumento de trabajo: en las definiciones que
hemos analizado se presentan problemas de
polivalencia o ambivalencia en una misma no-
ción, con zonas oscuras e indeterminadas. Por
ello, para la realización del presente artículo
hemos construido un concepto de arquitectu-
ra en el cual ésta es el conjunto de textos y docu-
mentos que sobre el objeto arquitectónico se
han producido a través de la historia de la hu-
manidad. Esta idea de asociar el concepto de
arquitectura a la documentación tiene su origen
en los estudios del filósofo español Manuel Cruz,
específicamente en sus planteamientos sobre los
conceptos de filosofar y de filosofía expuestos en su
libro Del pensar y sus objetos. Para Manuel Cruz el
filosofar es el acto, el pensar (histórico, a través de
la historia) y la filosofía son los textos:
"Entiendo que lo específico de la actividad filosófica
es el pensar. […] Por lo mismo, si queremos en-
tender el filosofar debemos ponerlo en relación con lo
que no es él mismo, con su entorno, con la vida, con
aquello que ha provocado el asombro, que ha dado
que pensar. El problema se halla en que, cuando
nos interesamos en el pensar del pasado, no entra-
mos en contacto con la actividad viva del filosofar,
sino con la que he propuesto denominar filosofía,
esto es, con sus textos."30
Luis RODRÍGUEZ Cobos El origen de la arquitectura

En la construcción de un sistema operacional para gando una realidad. Ciertos sesgos ideológi-
la investigación de la arquitectura y de la ciu- cos, consecuencias a-posteriori o simplemen-
dad, tomada esta última como un gran objeto te restos o rezagos de una antropología colonialis-
arquitectónico, un punto de partida importan- ta33 podrían hallarse detrás de aquellas posi-
te puede ser aquella asociación de la noción de bles tesis negacionistas. Los teóricos de dicha
arquitectura –y también de la noción de filoso- "antropología" han querido siempre estable-
fía– con los textos y documentos. El objeto arqui- cer, con fines de dominación, que las llamadas
tectónico ingresa a la arquitectura como un texto y, a por ellos sociedades "primitivas" o "tradicio-
su vez, es desde la arquitectura que se estudia, se nales" o, de manera más despectiva aún, los
observa y se piensa el objeto arquitectónico. Los pueblos o tribus de "salvajes" y de "bárba-
conceptos propuestos por Manuel cruz en el tra- ros", no poseen ni cultura, ni ciencia, ni arqui-
bajo citado y también en su Filosofía de la historia31, tectura, ni música, pues todas éstas son patri-
pueden abrir el escenario para un mejor entendi- monio exclusivo de las llamadas, también por
miento del objeto arquitectónico, la arquitectura ellos, sociedades "desarrolladas", "civilizadas"
y la historia de ambos. o "avanzadas", y donde sólo en ellas es posi-
c) El objeto arquitectónico y la arquitectura ble ver nacer, crecer y desarrollarse las cien-
acompañaron al hombre desde sus orígenes cias, las artes, la cultura, entre ellas la arquitec-
Todo objeto construido por el hombre a lo tura. Los pueblos "primitivos" sólo meritan
largo de su historia y destinado a ser ocupado tener –según aquellos teóricos– "artesanía" en
por él con la finalidad de protegerse de los lugar de arte y "folclor" en lugar de cultura.
animales, de las inclemencias del clima, del Bajo ese telón de fondo puede haber nacido
peligro que representa, para él, el propio hom- la creencia de que en las primeras sociedades
bre, debe ser considerado como un objeto ar- ("primitivas" y "salvajes") no puede haber ar-
quitectónico. Dentro de ellos se incluye aquellos quitectura, ni otras expresiones del arte y de la
que fueron construidos por los homínidos en ciencia. Importantes segmentos ideológicos de
la Prehistoria: los refugios o abrigos construi- esa antropología colonialista quedan aún acti-
dos con ramas de árboles y piedras y también vos y vigentes porque han logrado adaptarse
los refugios bajo roca (cavernas, grutas, cue- a las actuales condiciones. Los términos pue-
vas) ocupados por él. El objeto arquitectóni- blos "del tercer mundo", "subdesarrollados",
co y la arquitectura acompañaron al hombre "en vías de desarrollo", "emergentes" ilustran
desde sus orígenes. Posibles tesis contrarias se dicha adaptación, pero en el fondo –entre las
tendrán que inscribir necesariamente dentro de líneas– esos términos guardan la misma y úni-
un cierto tipo de negacionismo32, pues estarán ne- ca idea.

30
CRUZ, Manuel, Del pensar y sus objetos, ed. Tecnos, Madrid, 1988, p. 12 y 16.
31
CRUZ, Manuel, Filosofía de la historia, ed. Alianza, 2008, 250 p.
32
Así como en el mundo físico o material no se puede concebir una «no-naranja», un «no-lapicero», un «no-hombre» o una «no-mujer»,
de ese mismo modo no se puede concebir tampoco un «no-objeto arquitectónico». «…todo lo que ocurre en el mundo es enteramente
positivo...», afirma Richard M. Gale, citado en: FERRATER MORA, José, Diccionario de filosofía, ed. Ariel, Barcelona, 1994, Tomo III, p. 2518.
33
«La antropología nace y se desarrolla mientras que las grandes potencias europeas conquistan sus imperios en ultra-mar, y ello no es un azar. A través de un
análisis histórico riguroso de la obra de las principales escuelas antropológicas, en su mayoría anglo-sajonas o francesas, del siglo de Lumières hasta nuestros días,
Gérard Leclerc demuestra que la antropología, en tanto que conjunto teórico, es una expresión del imperialismo colonial, mientras que como práctica ella se halla
a su servicio. Esta constatación conduce al autor a plantearse la siguiente pregunta: ¿Qué suerte le reserva a la antropología el proceso de descolonización en curso?»
Comentario del editor, en cobertura, al libro de Gérard Leclerc titulado Anthropologie et colonialisme, éd. Fayard, Paris, 1972, 256 p. Sobre
esta última pregunta el autor dice lo siguiente: «En cuanto a nuestros conceptos, ellos se sitúan con seguridad dentro de un período que es ‘después’ del
colonialismo clásico, pero uno puede vacilar en llamarlo también el período de la descolonización o del neo-colonialismo, de un colonialismo moribundo o de un
colonialismo que «se adapta a las realidades del mundo moderno» (p. 11).

Revista De Arquitectura Vol. 2 - N° 1 / UNIFÉ 33

El origen de la arquitectura Luis RODRÍGUEZ Cobos

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Revistas:
– Revista Télérama N° 3395, Francia, febrero del 2015. Entrevista al escritor Will Self realizada por Marine Landrot, fotografías
de Maja Daniels, p. 3-6.
– Revista Télérama, N° 3399, Francia, marzo 2015. Entrevista al historiador Patrick Boucheron, realizada por Gilles Heuré y
Jérôme Bonnet, p. 4-8.

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