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INTRODUCCIÓN

Galileo Galilei. Nacido en Pisa, Italia, en 1564, Galileo es una figura destacada en
el ámbito científico, un pionero cuyos descubrimientos innovadores alteraron para
siempre nuestra comprensión del cosmos.

En una era en la que la sabiduría convencional a menudo chocaba con la


búsqueda de la verdad, Galileo apuntó valientemente su telescopio hacia los
cielos, desentrañando misterios que habían cautivado la curiosidad humana
durante siglos. Sus agudas observaciones del cielo nocturno no sólo revelaron las
imperfecciones de los cuerpos celestes, sino que también destrozaron creencias
arraigadas, allanando el camino para una nueva era de ilustración científica.

En esta investigación profundizamos en la vida de Galileo Galilei, un erudito,


astrónomo y matemático cuyo legado resuena en los pasillos de los logros
científicos. Frente a la adversidad, el compromiso inquebrantable de Galileo con la
búsqueda del conocimiento no sólo amplió nuestra comprensión del cosmos, sino
que sentó un precedente para la investigación científica que resuena hasta el día
de hoy.
ÍNDICE

Portada ---------------------------------------------------------------------------------------------- 1

Índice ------------------------------------------------------------------------------------------------ 2

Introducción ---------------------------------------------------------------------------------------- 3

Biografia ------------------------------------------------------------------------------------------ 4 – 6

Invención del telescopio ------------------------------------------------------------------------- 7

Observación de la luna -------------------------------------------------------------------------- 8

Investigación del universo ---------------------------------------------------------------------- 9

Conclusión ----------------------------------------------------------------------------------------- 10

Bibliografía ------------------------------------------------------------------------------------------ 11
BIOGRAFÍA DE GALILEO GALILEI

Galileo nació en la ciudad de Pisa, siendo el primogénito de Vicenzo Galilei y


Giuilia Ammannati. Su padre era músico, aunque una serie de dificultades
económicas le obligaron a dedicarse al comercio. No obstante, fue un hombre de
gran cultura y buen intérprete, compositor y teórico de la música, lo cual influyó en
Galileo que fue también amante de esta disciplina.

Fue educado por su familia hasta los diez años. La familia se trasladó a Florencia
y allí la educación de Galileo quedó a cargo de un vecino, Jacobo Borhini, que
consiguió que Galileo recibiera formación religiosa en el Convento de Santa María
de Vallombrosa en Florencia. Este hecho hizo que pensara en iniciar una carrera
eclesiástica, lo cual su padre evitó aprovechando una infección ocular de su hijo
por la que le sacó del Convento. Vicenzo quería que su primogénito fuese médico,
vocación que Galileo nunca sintió. Por ello le matriculó en medicina en la
Universidad de Pisa en 1581. Allí se dio cuenta de que su verdadera pasión eran
las ciencias y abandonó la medicina sin haber obtenido el título. Regresa a
Florencia y allí se dedica al estudio de las matemáticas. Se muestra seguidor de
las teorías de Platón, Pitágoras y Arquímedes y está en contacto con importantes
matemáticos de la época. En 1589 es contratado como profesor de matemáticas
en la Universidad de Pisa. Durante este tiempo realiza estudios y demostraciones
sobre la gravedad, reconstruye la balanza hidrostática de Arquímedes, investiga
sobre las oscilaciones del péndulo e inventa el pulsómetro, aparato que permite
medir el pulso y establecer una escala de tiempo. También inicia investigaciones
sobre lo que denomina una nueva ciencia: la mecánica.

En 1592 se traslada a la Universidad de Padua donde ejerce de profesor de


geometría, mecánica y astronomía. Los años siguientes fueron muy fructíferos
para este gran científico, tanto en lo profesional como en lo personal ya que se
unió a la veneciana Marina Gamba y tuvo tres hijos. Cada vez se alejaba más de
las teorías de Aristóteles y de los métodos científicos que no estuvieran basados
en la observación y en la experimentación.
Retomó sus estudios sobre movimiento, construyó un termoscopio y, gracias a
una especie de rudimentario telescopio construido en Holanda del que tuvo
noticia, construye un perfeccionado telescopio de refracción que aumentaba unas
seis veces (después más) los objetos. Este invento hizo que entre 1609 y 1610
(momento en que regresa a Florencia) pudiera realizar observaciones
astronómicas imposibles hasta la época: las montañas y valles de la luna, las
fases de Venus, los satélites de Júpiter, los anillos de Saturno, las manchas
solares, etc…

Todas estas observaciones le convencieron de la veracidad de la teoría


heliocéntrica postulada anteriormente por Copérnico y que afirmaba que la Tierra
es la que gira alrededor del sol, frente a la geocéntrica, que argumentaba lo
contrario. La Iglesia Católica había adoptado esta última como suya pues
concordaba muy bien con la idea de que el hombre era el centro del universo.

En 1611 es invitado a presentar sus descubrimientos en Roma y si bien el Colegio


Romano confirma la exactitud de las observaciones, no se pronuncian acerca de
las conclusiones.

En Florencia gozaba de una posición económica cómoda y de libertad para


dedicarse plenamente a la ciencia, pero la Inquisición (tribunal eclesiástico) estaba
mucho más presente en esta ciudad que en la República de Venecia, en la que
apenas tenía influencia.

Galileo tenía muchos seguidores (entre ellos el gran científico Johanes Kepler,
coetáneo suyo), pero también muchos detractores. No era fácil aceptar, de
repente, un cambio de modelo tan radical en una sociedad que tenía muy
arraigado el geocentrismo. Desde el mismo año 1611 ya es observado de cerca
por la censura y la Inquisición y tras varios años con problemas que le afectan
científica y personalmente, tiene un periodo de calma con el nombramiento del
Papa Urbano VIII en 1622.
Galileo se confió y en 1632 publicó una obra clave Diálogo sobre los dos
principales sistemas del mundo, en que relata el diálogo entre Simplicio, defensor
del geocentrismo, y Salviati, defensor del sistema copernicano y en clara ventaja
intelectual frente a Simplicio. Esta nueva defensa del heliocentrismo que, le había
prohibido expresamente la Inquisición en 1616, le supone la condena definitiva, a
pesar de que el ya anciano Galileo se retractó públicamente.

Cumplió su injusta condena con arresto domiciliario, acompañado de sus


discípulos (entre ellos Torricelli) y aunque fue progresivamente quedando ciego,
pudo terminar su obra Discurso y demostraciones matemáticas en torno a dos
nuevas ciencias, que sienta las bases de la mecánica moderna y pone fin al
aristotelismo. Hasta su fallecimiento en 1642 no dejó de dedicarse a su gran
pasión, sentando las bases de la ciencia moderna con la introducción del método
experimental, la defensa del sistema heliocéntrico que, con el esfuerzo de los
científicos y sus demostraciones se fue aceptando poco a poco, y sentando
también las bases de la mecánica, que ampliaría Isaac Newton años después.
INVENCIÓN DEL TELESCOPIO

En mayo de 1609, Galileo recibe desde París una carta del francés Jacques
Badovere, uno de sus antiguos alumnos, quien le confirma un rumor insistente: la
existencia de un telescopio que permite ver los objetos lejanos. Construido en
Holanda por el fabricante de lentes Hans Lippershey, este telescopio habría
permitido ya ver estrellas invisibles a simple vista. Con esta única descripción,
Galileo, que ya no da cursos a Cosme II de Médicis, construye su primer
telescopio. Al contrario que el telescopio neerlandés, este no deforma los objetos y
los aumenta 6 veces, o sea, el doble que su oponente. También es el único de la
época que consigue obtener una imagen derecha gracias a la utilización de una
lente divergente en el ocular. Este invento marca un giro en la vida de Galileo.

El 21 de agosto, apenas terminado su segundo telescopio (aumenta ocho o nueve


veces), lo presenta al Senado de Venecia. La demostración tiene lugar en lo alto
del Campanile de la plaza de San Marco. Los espectadores quedan
entusiasmados: ante sus ojos, Murano, situado a 2 km y medio, parece estar a
300 m solamente.

Galileo ofrece su instrumento y cede los derechos a la República de Venecia, muy


interesada por las aplicaciones militares del objeto. En recompensa, es confirmado
de por vida en su puesto de Padua y sus emolumentos se duplican. Se libera por
fin de las dificultades financieras.

Sin embargo, contrario a sus alegaciones, no dominaba la teoría óptica y los


instrumentos fabricados por él son de calidad muy variable. Algunos telescopios
son prácticamente inutilizables (al menos para la observación astronómica). En
abril de 1610, en Bolonia, por ejemplo, la demostración del telescopio es
desastrosa, como así lo informa Martin Horky en una carta a Kepler.

Galileo reconoció en marzo de 1610 que, entre los más de 60 telescopios que
había construido, solamente algunos eran adecuados.
OBSERVACIÓN DE LA LUNA

Durante el otoño de 1610, Galileo continuó desarrollando su telescopio. En


noviembre, fabricó un instrumento que aumentaba veinte veces el tamaño y lo
utilizó para observar el cielo. Rápidamente, observando las fases de la Luna,
descubrió que este astro no era una esfera traslúcida y perfecta como afirmaba la
teoría aristotélica. La física aristotélica, que poseía autoridad en esa época,
distinguía dos mundos:

• el mundo sublunar que comprende la Tierra y todo lo que se encuentra


entre la Tierra y la Luna; en este mundo todo es imperfecto y cambiante;
• el mundo supralunar, que comienza en la Luna y se extiende más allá. En
esta zona, no existen más que formas geométricas perfectas (esferas) y
movimientos regulares inmutables (circulares).

Galileo, por su parte, observó una zona transitoria entre la sombra y la luz, el
terminador, que no era para nada regular, lo que por consiguiente invalidaba la
teoría aristotélica y afirma la existencia de montañas en la Luna. Galileo incluso
estimó su altura en 7000 metros, más que la montaña más alta conocida hasta
entonces. Hay que decir que los medios técnicos de la época ni siquiera permitían
medir con exactitud la altitud de las montañas terrestres. Aun cuando los dibujos
de las fases lunares y los mapas realizados por Galileo tuvieron mayor difusión e
influencia, no era el único que estudiaba la luna. Es posible, por ejemplo, que el
descubrimiento de la libración lunar, que usualmente se le atribuye, en realidad
haya sido descrita antes por Thomas Harriot, bajo influencia de los trabajos
anteriores de William Gilbert.
INVESTIGACIÓN DEL UNIVERSO

En pocas semanas, descubrirá la naturaleza de la Vía láctea, cuenta las estrellas


de la constelación de Orión y constata que ciertas estrellas visibles a simple vista
son, en verdad, cúmulos de estrellas. Galileo observa los anillos de Saturno pero
no los identifica como tales, sino como extraños apéndices (como dos asas). No
será hasta medio siglo más tarde cuando Huygens (1629-1695), utilizando
telescopios más perfectos, pueda observar la verdadera forma de los anillos.
Estudia igualmente las manchas solares.

El 7 de enero de 1610, Galileo hace un descubrimiento capital: percibe tres


estrellas pequeñas en la periferia de Júpiter. Después de varias noches de
observación, descubre que son cuatro y que giran alrededor del planeta. Se trata
de los satélites de Júpiter llamados hoy satélites galileanos: Calixto, Europa,
Ganimedes e Ío. A fin de protegerse de la necesidad y sin duda deseoso de
retornar a Florencia, Galileo llamará a estos satélites por algún tiempo los astros
mediceos I, II, III y IV, en honor de Cosme II de Médicis, su antiguo alumno y gran
duque de Toscana. Galileo no ha dudado entre Cósmica sidera y Medicea sidera.
El juego de palabras entre cósmica y Cosme es evidentemente voluntario y es
solo después de la primera impresión que retiene la segunda denominación (el
nombre actual de estos satélites se debe, sin embargo, al astrónomo Simon
Marius, quien los bautizó de esta manera a sugerencia de Johannes Kepler (1561-
1630), si bien durante dos siglos se empleó la nomenclatura de Galileo).

El 4 de marzo de 1610, Galileo publica en Florencia sus descubrimientos dentro


de El mensajero de las estrellas (Sidereus nuncius), resultado de sus primeras
observaciones estelares.

Para él, Júpiter y sus satélites son un modelo a escala reducida del sistema solar.
Gracias a ellos, piensa poder demostrar que las órbitas de cristal de Aristóteles no
existen y que todos los cuerpos celestes no giran alrededor de la Tierra. Es un
golpe muy duro a los aristotélicos. Así mismo, corrige a ciertos copernicanos que
pretenden afirmar que todos los cuerpos celestes giran alrededor del Sol.
CONCLUSIÓN

En conclusión, la vida y obra de Galileo Galilei sirven como testimonio perdurable


del poder de la curiosidad, el intelecto y la resiliencia humanos. A través de la
lente de su telescopio, Galileo no sólo observó los cuerpos celestes, sino que
también desafió los paradigmas predominantes de su época, alterando para
siempre el curso de la historia científica.

El compromiso inquebrantable de Galileo con la observación empírica y su


defensa del modelo heliocéntrico fueron pasos audaces que sentaron las bases de
la revolución científica. A pesar de enfrentar oposición y persecución, se mantuvo
firme en sus convicciones, declarando que la naturaleza debía entenderse a través
de la experimentación y la razón.

Al reflexionar sobre el legado de Galileo, reconocemos el profundo impacto que


tuvo en nuestra comprensión del universo y la importancia de la investigación
independiente. Su valentía ante la adversidad ha inspirado a generaciones de
científicos a cuestionar, explorar y ampliar los límites del conocimiento.
BIBLIOGRAFÍA

https://es.wikipedia.org/wiki/Galileo_Galilei#El_telescopio_y_sus_consecuencias

https://museovirtual.csic.es/salas/magnetismo/biografias/galileo.htm

https://www.biografiasyvidas.com/monografia/galileo/

https://www.worldhistory.org/trans/es/1-19494/galileo-galilei/

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